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7 Puntos claves para no perder la paciencia con los hijos

Dentro de todo lo maravilloso que implica educar un hijo, también surgen momentos difíciles
que nos retan a nosotros los adultos y ponen a prueba nuestra formación como padres. Por
eso, de un momento de descontrol emocional y falta de paciencia, pueden salir palabras y
actos desafortunados que afectan tanto a los hijos como a los padres.

“Al corregir hay que dominar la ira, o por lo menos dominarla. Mantener sereno el espíritu,
evitar la dureza o el desprecio en la mirada, y las palabras hirientes”, señala el autor Javier
Abad Gómez en uno de sus escritos. Y es que el cansancio, el estrés, los problemas, el
desconocimiento de la labor educativa, las limitaciones del carácter; son algunos de los
factores que nos hacen vulnerables a los padres.

Por eso es importante cultivar la paciencia, la cual provee el autodominio cuando no se puede
controlar una situación determinada. Así que por el bien de los hijos y de los padres, se debe
evitar perder la paciencia, las siguientes tácticas nos ayudan en este propósito:

1. Sé paciente contigo mismo


Para ser paciente con los demás, primero hay que ser paciente uno mismo. Esto implica
aprender a auto-regularse, es decir, a respirar profundo y actuar de manera calmada y
respetuosa.

2. Firmeza pero no violencia


Una autoridad asertiva es aquella que siempre parte del respeto; sin gritos, palmadas ni malas
palabras. La firmeza es la facultad que tenemos los padres para lograr una respuesta
adecuada por parte de los hijos. Un tono serio al emitir una orden y sostenerse en la decisión
tomada, son algunos ejemplos.

3. Señala el comportamiento, no la persona


Es diferente decir: “eres muy desordenado” a decir “tu habitación está desordenada”. Cuando
continuamente se le señalan las faltas a los hijos de forma negativa, ellos terminan aceptando
ese comportamiento como parte de su personalidad sin la necesidad de cambiar ese mal
hábito.

4. Los hijos saben cuando sus padres han perdido los estribos
Saben que pueden desestabilizarlos y así logran su objetivo. “Cuanto más lenta y plácidamente
nos expliquemos, mayor atención captaremos”. Sugieren Pedro García Aguado y Francisco
Castaño, escritores del libro «Aprender a Educar» en entrevista con ABC Familia. Los autores
también aconsejan no perseguir nunca al niño por la casa gritándole, sino situarnos delante de
él y explicarle lo que esperamos de él.

5. Tratar de reducir la tensión


Un momento acalorado puede finalizar muy mal si no se ejerce el autocontrol que se necesita
en ese instante. Por eso existen técnicas que ayudan a bajar la tensión como por ejemplo
frenar la conversación, contar hasta diez y respirar profundo, tomar asiento y bajarse a la
estatura del niño para lograr un contacto visual. En el caso de los hijos adolescentes, es
importante analizar la situación, bajar el tono de voz y “saber escuchar” su estado de ánimo.
Los chicos a esta edad, les cuesta expresar adecuadamente sus emociones, de ahí que los
padres debamos ser más maduros que ellos, no “igualarnos” a su comportamiento y así lograr
captar sus emociones.

6. Identifica un acto caprichoso de uno real


A algunos padres les cuesta apartarse al ritmo de aprendizaje, especialmente en la infancia.
Por ejemplo, es normal que un niño de dos años se tarde para comer o para ir al baño. Sin
embargo, también hay momentos que no quieren comer y se vuelven juguetones. Así que
identificar cuándo es real y cuándo es capricho, es fundamental para saber cómo actuar.

7. Cambia por ellos y para ellos


El amor paternal es tan poderoso que puede ser el impulsor de un cambio importante en la
personalidad, haciendo que las limitaciones se conviertan en fortalezas. Si este es tu caso, no
dudes en comenzar cuanto antes a trabajar en este buen propósito, ¡verás maravillosos
resultados en tu vida y en la de tu familia!

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