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8 frases que no puedes decir a un niño

Muchos padres, de forma ocasional, dicen a sus hijos frases que


pueden lastimarlos, enfadarlos o, incluso, avergonzarlos. Como padres
debemos considerar cuáles son los errores más comunes que se cometen,
esos que se hacen casi sin querer, así como las frases que deben y pueden
evitarse por el bien de los más pequeños.
 
Frases innecesarias que pueden dañar a un niño
 ¡Déjame en paz!
De vez en cuando los padres suelen decir esta frase y puede entenderse si su
hijo es muy inquieto. Sin embargo, si dices regularmente a un niño: “Estoy
ocupado” o “No tengo tiempo ahora”, el niño terminará por no hablar de nada
con sus propios padres.
Desde una edad temprana los niños se acostumbran al hecho de que los
padres tienen tiempo para ellos, de manera que tómate tiempo para estar con
tus hijos y, en el caso de que el niño tenga que realizar alguna tarea, sé
realista: un niño apenas puede sentarse de manera tranquila durante una hora,
así que no esperes que se comporte siempre a la perfección.
 Eres tan … 
Cuando los padres ponen etiquetas al niño, deberían saber que esto no hará
que cambie a mejor. A veces los niños escuchan cómo hablamos de ellos con
otras personas: “Ella es muy tímida/ él es muy antipático…”. Los niños
pequeños creen sin reservas en las palabras de sus padres, incluso si estas
palabras son sobre ellos mismos. Por lo tanto, las etiquetas negativas que los
padres cuelgan a un niño pueden tener consecuencias muy negativas.
 Deja de llorar
Hay muchas frases similares que los padres dicen a sus hijos: “No estés triste”,
“No seas un niño”, etc. Pero para los niños llorar es bastante normal,
especialmente en edades tempranas, ya que no siempre pueden expresar sus
sentimientos con palabras. Prohibir a un niño sentir algo no es la mejor forma
de actuar. El niño entiende que sus sentimientos están equivocados y que el
llanto, la tristeza o el miedo son malos, cuando en ningún caso es así.
Debemos enseñar a los más pequeños a expresar sus sentimientos y a
empatizar con los demás. Como resultado, ellos aprenderán poco a poco
cuáles son sus emociones concretas y llorarán menos.
 ¿Por qué no puedes ser igual a tu hermana/o?
Los padres pueden pensar que es una buena idea dar el ejemplo a un hijo de
su hermano o hermana, pero las comparaciones generalmente solo dan el
efecto opuesto.
Los niños se desarrollan a su propio ritmo y cada niño tiene sus propias
características individuales. Cuando comparas a un niño con otro, estás
contradiciendo este hecho.
Además, comparar a un niño con otra persona no ayuda a cambiar su
comportamiento. Cuando presionas a un niño para que haga algo que todavía
no está preparado o que no le gusta hacer, puedes avergonzarlo y mermar su
autoconfianza.
 ¿Cómo no puedes saber eso?
Al igual que la comparación, el ridículo por no saber algo produce en los niños
un daño que los padres no son capaces de ver. Es normal que un niño no
pueda saber algo, por eso siempre está en constante aprendizaje.
Si el niño repite el mismo error una y otra vez, la frase “¿Cómo puedes no
saber esto?” no ayudará ni y le apoyará. En cambio, puedes explicar al niño
específicamente el por qué está equivocado: “Creo que es mejor hacerlo…”.
Igual de ineficaz es la frase: “No puedo creer que lo hayas hecho”. Al
escucharla con demasiada frecuencia, el niño recibirá una señal de que está
trayendo problemas a sus padres y que no puede hacer nada bien.
 ¡Para o ya verás luego!
Si los padres, molestos por el comportamiento del niño recurren a amenazas
para calmarlo, deben saber que esto no tendrá el efecto deseado. Cuanto más
joven es el niño más tiempo necesita para darse cuenta de su mal
comportamiento. Los psicólogos afirman que un niño de dos años repite sus
errores el 80% de las veces, independientemente del castigo que usen los
padres.
Una manera más eficaz de disciplinar a un niño es encontrar maneras más
constructivas, tales como, por ejemplo, cambiar la atención del niño a otra
actividad, algo mucho más efectivo que las amenazas.
 ¡Date prisa!
Cuando vamos con mucha prisa a menudo decimos a nuestros hijos esa frase.
Si todos los días regañamos al niño por ser lento, podría llegar a culpabilizarse
por ello. Esto solo va a empeorar su estado emocional y no le motivará para
realizar su trabajo de una manera más rápida.
 ¡Bien hecho!
¿Qué de malo puede tener alabar lo que hace nuestro hijo? Si alabamos al
niño por todo lo que hace, incluidas las cosas más insignificantes, dejará de
responder, sobre todo en cuanto a sus responsabilidades se refiera.
Trucos para felicitar a un niño de manera adecuada
 Elogie a su hijo solo por los logros que requieran que él haga un esfuerzo real.
 Sé específico en tu elogio. En lugar de la frase “bien hecho” di, “has pintando
muy bien el dibujo”.
 Elogia las acciones del niño y no al niño: “Gracias por leer en voz baja mientras
terminaba de escuchar las noticias”.

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