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VALORACIÓN DE LA PROFESIÓN

DOCENTE EN LA SOCIEDAD.

Gabriela Cristel Luciano de la CRUZ.


Maestría en Educación.
Introducción.

Enseñar no es una tarea fácil, la vocación puede ayudar a hacerla más llevadera, pero
muchas veces la misma se va forjando a medida que se lleva a cabo el desempeño de la
actividad profesional. Enseñar no es sólo transmitir unos contenidos, sino educar en
valores. Hay que tener en cuenta las distintas necesidades y capacidades de los alumnos
para hacer de la enseñanza un proceso productivo y cargado de significado.

Como ya dije en esta mencionada publicación, el profesor o profesora se ve influenciado


por muchas miradas (la suya propia, la de los alumnos, la de la sociedad y la de los medios
de comunicación). Esto hace que a veces dicha profesión sea complicada, ya que tiene
sobre sus espaldas una responsabilidad muy grande se le carga de demasiada
responsabilidad en mi opinión.
Valoración de la profesión docente en la sociedad.

Ser educador se ha vuelto poco valorado por la población, las razones rondan en perjuicios
y los hechos: se ve poco prestigioso o de bajo estatus debido a la insuficiente preparación
de los maestros, poco espacio de crecimiento, y al ser considerada mal remunerada;
especialmente cuando se compara con otras profesiones.

Los profesores en ocasiones nos sentimos muy poco valorados, a veces ignorados por los
padres de familia y alumnos, ya que actualmente sienten que ellos son la autoridad, que
tiene la razón e incluso el pagar una colegiatura se sienten con el derecho de agredir a los
profesores, así como no cumplir con el reglamento de la institución.

También es muy importante saber sobre lo que enseñamos y poder transmitirlo a ellos pues
actualmente los alumnos se dan cuenta enseguida si uno sabe o no sabe algo y si no lo
sabe esa relación no se puede establecer e inmediatamente lo externan a sus padres. Por
lo contrario, cuando los alumnos notan que estudias el tema y establecen empatía con ellos
es posible que capte el interés del estudiante y que pueda estimular su curiosidad y después
poder exigirles educadamente.

La exigente es mal vista para algunos padres de familias y alumnos, pero exigir a alguien
es mostrarle que el otro le importa, si no le interesa no lo exige, lo deja que haga lo que
quiera. Si lo exige es porque piensa que tiene capacidad, que puede dar más, que puede
superarse y eso me parece a mí que es un tema que también está un poquito olvidado.

Porque está mal vista la exigencia, los padres no quieren, los alumnos tampoco. Hay etapas
en la vida en que hay que hacer esfuerzos, y el aprendizaje es un esfuerzo muy grande.
Cualquiera que aprendió algo sabe que le costó un trabajo personal, por supuesto
interesado por los profesores, ayudado por los padres, pero es un trabajo que hay que
hacer.

Por otra parte, existen padres y directivos que si valoran nuestro trabajo y son agradecidos
lo cual me da pauta para seguir continuando con mi labor docente y trato de cada día
mejorar y poner de mi parte. Algo importante en el día a día es el ver que a la mayoría de
mis alumnos me aprecian e incluso alumnos que ya están en otros grados me buscan para
saludarme y escucharlos el decir que extrañan mi clase y que yo los comprendo hacen que
alegren mis días a pesar de que algunos padres no valoren nuestra labor.
El solo hecho de trabajar con personas no es nada fácil porque todos tienen una cultura
diferente, su entorno y manera de pensar es distinta y siempre habrá alguien que no esté
de acuerdo con nosotros y está bien no siempre nos darán la razón y eso permite que como
docente crecer.

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