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Doctora

MARIELA DIAZGRANADOS VISBAL


Juzgado Segundo Civil del Circuito de Santa Marta
E. S. D.

Ref.: Proceso ejecutivo singular de ÁLVARO SALIM ELJACH ZORRO


contra ROSALÍA SOLANO DE LACOUTURE

Rad.: 2015 – 00345

Asunto: Alegatos de conclusión

JESUS GREGORIO ORTEGA SALTARIN, mayor de edad, domiciliado en la ciudad de


Bogotá D.C., identificado con la cédula de ciudadanía número 84.458.565 de Santa Marta
y tarjeta profesional de abogado número 188.908 del Consejo Superior de la Judicatura,
actuando en mi calidad de apoderado del demandante ÁLVARO SALIM ELJACH ZORRO,
en virtud de la sustitución de poder que me ha sido conferida por el doctor ADOLFO
SUÁREZ ELJACH y que obra en el expediente, me dirijo a su despacho respetuosamente y
dentro de la oportunidad procesal correspondiente, para presentar ALEGATOS DE
CONCLUSIÓN en los siguientes términos:

I. PRECISIONES PRELIMINARES

1. El presente proceso es una acción cambiaria y en tal sentido sólo son admisibles
las excepciones de mérito establecidas en el artículo 784 del Código de Comercio:

Si bien el presente proceso se tramita bajo las normas procesales previstas en los
artículos 488 y siguientes del C.P.C. correspondientes al proceso ejecutivo, debe tomarse
en consideración que el título que sirve de base a la ejecución es una letra de cambio que
se reputa como título valor y que, en virtud de su naturaleza, tiene una regulación
especial contenida en los artículos 619 y siguientes del C.Co.

Así las cosas, si bien en virtud de lo previsto en el artículo 793 del C.Co 1. la acción
cambiaria2 se tramita por el procedimiento ejecutivo, debe tomarse en consideración que
dada la especial naturaleza del título valor y la presunción de autenticidad de la que goza,
en el referido proceso el demandado sólo podrá proponer las excepciones taxativamente
contempladas en el artículo 784 del C.Co. que encabeza diciendo:

“Art. 784.- Contra la acción cambiaria SÓLO podrán oponerse las siguientes
excepciones: (…)3” (subrayas, negrillas y mayúsculas fuera del texto)

En tal sentido, aunque al contestar la demanda la señora ROSALÍA SOLANO DE


LACOUTURE realizó una cantidad de afirmaciones infundadas, el juzgado deberá

1
Código de Comercio. “Art. 793.- El cobro de un título-valor dará lugar al procedimiento ejecutivo, sin necesidad del reconocimiento de
firmas.”

2
Código de Comercio. “Art. 780.- La acción cambiaria se ejercitará: 1. En caso de falta de aceptación o de aceptación parcial. 2. En caso
de falta de pago o de pago parcial (…)”

1
limitarse a aquellas que encuadren dentro de los supuestos de hecho de las excepciones
previstas en el artículo 784 del C.Co.

2. Al emitir la sentencia, en virtud del principio de congruencia, el juez debe limitarse


a resolver sobre las pretensiones de la demanda y las excepciones propuestas en la
contestación, sin que le sea dable declarar excepciones de oficio:

En concordancia con lo anterior, el juez debe limitarse a aquellas excepciones previstas en


el artículo 784 del C.Co. y que hubieren efectivamente sido propuestas por la parte
demandada.

El artículo 305 del C.P.C., al referirse a la congruencia de la sentencia, dispone:

“Art. 305.- Congruencias. La sentencia deberá estar en consonancia con los


hechos y las pretensiones aducidas en la demanda y en las demás
oportunidades que este código contempla y con las excepciones que aparezcan
probadas y que hubieren sido alegadas si así lo exige la ley. (….)”

El principio de congruencia tiene aplicación especial en los procesos ejecutivos, pues en


éstos al juez no le es dable declarar de oficio excepciones de mérito diferentes a las
propuestas por el demandado en la contestación de la demanda. Al respecto, el Dr.
Hernán Fabio López Blanco, en su texto “Procedimiento Civil – Parte Especial”, al
referirse a las excepciones perentorias (de mérito) en los procesos ejecutivos, dispone:

“(…) Así, es obligación alegar las excepciones perentorias, pues el juez no las
puede reconocer de oficio si el demandado no las propone; (…)

La razón para que el juez no pueda sin la iniciativa del ejecutado declarar
excepciones perentorias obedece a que si debe acompañarse como anexo
obligatorio de la demanda un documento escrito que se presume auténtico que
contenga una obligación clara, expresa y exigible, de cuyo análisis el juez infiere
la posibilidad de la ejecución, el demandado es notificado y no excepciona, mal
puede el juez, sin que exista ninguna circunstancia procesal que varíe la
situación inicial, dudar de la suficiencia del título ejecutivo (…)”4 (Subrayas y
negrillas por fuera del texto)

En tal sentido, al emitir la sentencia, en virtud del principio de congruencia, el juez debe
(1) verificar si las excepciones propuestas son admisibles en la presente acción cambiaria
de conformidad con lo establecido en el artículo 784 del C.Co., y de esta manera
corroborar que las excepciones propuestas son admisibles, para limitarse a (2) establecer
si la parte ejecutada probó de manera fehaciente las excepciones propuestas y (3)
determinar si con ello, se logró desvirtuar la presunción de autenticidad del título valor
aportado como base del presente proceso ejecutivo, lo cual desde ya anticipo, no ocurrió.

3. La parte demandada no cumplió con la carga de la prueba de sus excepciones:


4
LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio. Procedimiento Civil – Parte Especial. Dupré Editores. Novena Edición 2009. Pg. 485, párrafos
tercero y cuarto.

2
En el proceso no existe prueba legal y oportunamente practicada, incorporada, allegada
y controvertida que demuestre las excepciones propuestas por la parte demandada. El
juzgado debe limitarse a valorar las pruebas practicadas legal y oportunamente que no
son otras que la letra de cambio, los testimonios de Moises Isaac Eljach Zorro y Angélica
Diazgranados Camargo y el interrogatorio de parte de la señora Rosalía Solano de
Lacouture.
II. PETICIONES

Con fundamento en las consideraciones y razonamientos fácticos y jurídicos propuestos


en el presente documento, se solicita al Juzgado Segundo Civil del Circuito de Santa
Marta que acceda a las siguientes pretensiones:

PRIMERA: DECLARAR que NO prosperan las excepciones propuestas por la parte


ejecutada.

SEGUNDA: Como consecuencia de la anterior petición, ACCEDER a las pretensiones de


la demanda y en tal sentido ORDENAR seguir adelante con la ejecución de conformidad
con lo establecido en el literal c) del artículo 510 del C.P.C.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LAS PETICIONES:

1. El título valor que sirve de base a la presente acción cambiaria se presume


auténtico y tal presunción no ha sido desvirtuada:

En virtud de lo establecido en el artículo 252 del C.P.C., la letra de cambio que sirve de
base al presente proceso ejecutivo se presume auténtica tanto en su construcción como
en su contenido. El referido artículo 252 del C.P.C., al referirse a la autenticidad de los
documentos, en su inciso final, dispone:

“Art. 252.- Documento auténtico: (…) Se presumen auténticos los libros de


comercio debidamente registrados y llevados en legal forma, el contenido y las
firmas de pólizas de seguros y recibos de pago de sus primas, certificados, recibos,
bonos y títulos de inversión en establecimientos de crédito y contratos de prenda
con éstos, cartas de crédito, contratos de cuentas corrientes bancarias, extractos del
movimiento de éstas y de cuentas con aquellos establecimientos, recibos de
consignación y comprobantes de créditos, de débitos y de entrega de chequeras,
emitidos por los mismos establecimientos, y los títulos de acciones en sociedades
comerciales y bonos emitidos por éstas, títulos valores, certificados y títulos de
almacenes generales de depósito, y demás documentos privados a los cuales la ley
otorgue tal presunción.” (Subrayas y negrillas fuera del texto)

La presunción de autenticidad de los títulos valores contemplada en el artículo 252 del


C.P.C. guarda relación con lo establecido en el artículo 793 del C.Co. que dispone lo
siguiente:

“Art. 793.- No se requiere reconocimiento de firmas. El cobro de un título-valor dará


lugar al procedimiento ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento de firmas.”
(Subrayas y negrillas fuera del texto)

3
En efecto, en el artículo 793 del C.Co. el legislador estableció de manera clara que para el
cobro de un título valor no es necesaria la diligencia de reconocimiento de firmas a que se
refiere el artículo 489 del C.P.C., pues la ley los presume auténticos y, en tal sentido,
cualquier excepción dirigida a cuestionar la autenticidad del título valor, le corresponde
probarla a la parte que la propone.

En relación con la presunción de autenticidad de los títulos valores y la carga que tiene la
parte demandada de desvirtuar tal presunción de autenticidad, la Sala Civil de la Corte
Suprema de Justicia, en sentencia del 16 de noviembre de 2005, refirió:

“No luce irrazonable u opuesto al orden jurídico, que es como se estructura la vía de
hecho, el criterio esbozado por el tribunal en la providencia de 4 de mayo de 2005
que aquí se cuestiona, toda vez que el mismo tuvo sustento objetivo en
razonamientos que no pueden tildarse de arbitrarios, al decir en síntesis que una de
las características de los títulos valores es la presunción de autenticidad, según
la cual su contenido se presume cierto y las firmas en él impuestas se presumen
auténticas, tal como lo establece el artículo 793 del C. de Co., al decir que 'El
cobro de un título - valor dará lugar al procedimiento ejecutivo, sin necesidad
del reconocimiento de firmas'. Esa presunción tiene alcance general y no
simplemente limitada a determinado asunto o entre determinadas partes; y
como presunción legal que es, admite prueba en contrario, mediante incidente
de tacha de falsedad. Así las cosas, correspondía al demandado desvirtuar la
presunción de autenticidad del título valor (…)”5 (Subrayas y negrillas por fuera
del texto)

Para el caso en concreto, la presunción de autenticidad de la letra de cambio en virtud de


la cual se libró el mandamiento de pago se ha mantenido incólume, en tanto ninguna de
las pruebas legalmente decretadas, practicadas, incorporadas y controvertidas en el
proceso, ha demostrado si quiera de manera somera y mucho menos de manera
fehaciente e indubitable que la letra de cambio no es auténtica. En sentido, es preciso
destacar que la parte demandada ha exhibido una conducta probatoria caracterizada por
la decidía, circunstancia que resulta sospechosa si supuestamente el título tiene una
firma espuria como se ha pretendido hacer ver al despacho.

Las pruebas practicadas en el proceso demostraron que la letra de cambio se entregó


como garantía de préstamos de dinero realizados:

Sin perjuicio del principio de autonomía que rige los títulos valores, en virtud del cual la
obligación contenida en el título es completamente independiente del negocio causal
que dio origen al mismo, resulta importante advertir que las pruebas practicadas en el
proceso, contrario a desvirtuar la presunción de autenticidad del título, demostraron que
(1) existió una relación comercial entre el primer beneficiario del título valor y la familia
Lacouture Solano, en virtud de la cual se les prestó dinero y (2) que la letra de cambio
firmada por la señora Rosalía Solano de Lacouture fue entregada al señor Moisés Isaac
Eljach Zorro por intermedio de la señora Margarita Lacouture Solano, hija de la
demandada para garantizar los referidos préstamos de dinero. Tales elementos de juicio
demostrados en el proceso generan un escenario de corrección y realidad a la operación
comercial materializada en el título valor objeto de la presente ejecución.

5
La sentencia del 16 de noviembre de 2005 proferida por la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, es citada en la sentencia de 1°
de febrero de 2006, M.P. Dr. Francisco Javier Ricaurte Gómez, Rad.: 14473; Corte Suprema de Justicia.

4
Testimonio del señor Moisés Isaac Eljach Zorro:

En testimonio rendido por el señor Moisés Isaac Eljach Zorro, el cual obra a folios 4 y 5 del
cuaderno de pruebas y que no fue tachado de sospechoso por la parte demandada de
conformidad con el artículo 218 del C.P.C., el testigo manifestó:

“(…) en el año 2005 en el Magdalena se presentó un invierno bastante fuerte donde


no podían sacar frutas las fincas de los señores CARLOS LACOUTURE DANGOND y
ROSALÍA SOLANO DE LACOUTURE, a la familia LACOUTURE SOLANO, ellos
tenían varias fincas de banano y palma africana, a raíz d (SIC) este invierno se le
fueron presentando problemas para el pago de los empleados, fue allí cuando la
señora MARGARITA LACOUTURE SOOLANO (SIC), que gerenciaba la finca me
llamó para que negociáramos inicialmente facturas de una empresa que tenían ellos
de nombre COOTRAZOBA, fue allí donde iniciamos las negociaciones, luego me
llamó porque se le estaba presentando un problema con el señor EDUARDO DAVILA
ARMENTA, el cual le había prestado unos dineros y se los estaba cobrando fue allí
donde la señora MARGARITA me dijo que si le podía conseguir unos dineros y yo
llamé a mi hermano y le propuse que si le interesaba el negocio y fue allí cuando el
señor ALVARO ELJACH empezó a darle dinero a la señora ROSALÍA SOLANO DE
LACOUTURE por intermedio de su hija MARGARITA LACOUTURE SOLANO,
cuando la deuda iba bastante alta la señora MARGARITA me pido (SIC) más dinero
yo le dije que en esas condiciones no le podía suministrar más dinero y que
necesitaba un respaldo de la señora ROSALÍA SOLANO DE LACOUTURE, fue allí
donde la señora MARGARITA LACOUTURE me entregó la letra firmada por la
señora ROSALÍA SOLANO DE LACOUTURE (…)”

Del testimonio rendido por el señor Moisés Isaac Eljach Zorro se extrae con claridad que
se realizaron préstamos de dinero para atender necesidades de las empresas de la familia
LACOUTURE SOLANO (empresas de la señora Rosalía Solano de Lacouture y su esposo
Carlos Lacouture Dangond) y que los mismos fueron garantizados con una letra de
cambio suscrita por la señora ROSALÍA SOLANO DE LACOUTURE entregada por
intermedio de su hija Margarita Lacouture. Tal circunstancia permea de buena fe exenta
de culpa la conducta de mi representado, en el sentido que fue la misma hija de la
demandada quien entregó debidamente firmada la letra de cambio.

Testimonio de señora Angélica Patricia Diazgranados Camargo:

En testimonio rendido por la señora Angélica Patricia Diazgranados Camargo, el cual


obra a folios 13 y 14 del cuaderno de pruebas y que no fue tachado de sospechoso por la
parte demandada de conformidad con el artículo 218 del C.P.C., la testigo manifestó:

“1. PREGUNTADO: Dígale al Despacho, usted porque (SIC) conoce a los señores
ÁLVARO y MOISÉS ELJACH. CONTESTÓ: Los conozco porque llegaban a la oficina
donde trabajaba antes y sé que tenían negocios con la señora MARGARITA
LACOUTURE. 2. PREGUNTADO: Aclárele al Despacho en qué oficina trabajaba
usted antes. CONTESTÓ: Trabajaba para una empresa familiar y se manejaban
varias razones sociales, pero tenía el primer contrato directo con la LACU S.A. 3.
PREGUNTADO: Usted ha mencionado que se trataba de una empresa familiar, qué
familia era la dueña de la empresa y qué relación tenía la señora ROSALÍA SOLANO
DE LACOUTURE con la empresa. CONTESTO: El dueño es CARLOS LACOUTURE

5
DANGOND, pues la señora ROSALÍA es la esposa y ella era representante legal
de alguna, pero no recuerdo de cuál. (…) 5. PREGUNTADO: Qué clase de negocios
tenían los señores ALVARO y MOISES ELJACH, con la señora MARGARITA
LACOUTURE, las empresas de la familia LACOUTURE. CONTESTO: Pues, sé que le
prestaban dinero, negociaban facturas, creo que MOISES le vendía ropa a la
señora MARGARITA. (…) 7. PREGUNTADO: De qué cantidades de dinero eran los
préstamos que realizaban los señores MOISES y ALVARO ELJACH, a lo que usted se
ha referido en respuestas anteriores. CONTESTÓ: No puedo precisar que cantidad
de dinero es porque lo recibía directamente la señora MARGARITA, no puedo decir
cuánto era, el señor MOISES llegaba y le entregaba directamente a ella y por tanto
no puedo precisar que cantidad de dinero era. 8. PREGUNTADO: En qué forma le
entregaba el dinero de los préstamos el señor MOISES a la señora MARGARITA.
CONTESTÓ: En efectivo. 9 PREGUNTADO: Dígale al Despacho si alguna vez, usted
se reunió con el señor MOISES ELJACH, para tratar asuntos relacionados con la
deuda de la familia LACOUTURE con los señores ELJACH. CONTESTÓ: Si por orden
de la señora MARGARITA LACOUTURE, que en esos momentos era mi jefe
inmediato me reuní con MOISES ELJACH.” (Subrayas y negrillas fuera del texto)

La declaración de la testigo Angélica Patricia Diazgranados Camargo es concordante con


lo manifestado en su testimonio por el señor Moisés Isaac Eljach Zorro y al igual,
demuestra la existencia y realidad de los préstamos en cuya garantía se entregó la letra
de cambio objeto del presente proceso.

Así las cosas, al no haberse desvirtuado la presunción de autenticidad del título valor que
sirve de base al presente proceso ejecutivo, la autenticidad de la misma se mantiene
incólume, por lo cual resulta procedente dictar sentencia de seguir adelante con la
ejecución.

2. La parte demandada NO probó ninguna de las excepciones propuestas:

La parte demandada no cumplió con la carga procesal de probar las excepciones


propuestas en su escrito radicado el día 18 de junio de 2013, razón por la cual el despacho
debe proceder a dictar sentencia de seguir adelante con la ejecución, conforme lo
dispone el literal c) del artículo 510 del C.P.C.

La parte demandada tenía la carga procesal de probar las excepciones propuestas:

El artículo 177 del C.P.C. le impone a las partes expresamente la carga de probar el
supuesto de hecho de las normas que contienen el efecto jurídico que persiguen, así:

“Art. 177.- Carga de la prueba. Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho
de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen. (…)”
(Subrayas y negrillas por fuera del texto)

De conformidad con el artículo citado, la parte demandada tenía la carga de probar


aquellos hechos en que se fundamentaron las excepciones que propuso y la no
satisfacción de dicha carga conlleva necesariamente a consecuencias jurídicas en
desmedro de sus intereses, que no es otra cosa, que una sentencia en la que se declare
que no prosperan las excepciones propuestas. Así lo ha manifestado la Corte Suprema de
Justicia en su jurisprudencia:

6
“Finalmente, las cargas procesales son aquellas situaciones instituidas por la ley
que comportan o demandan una conducta de realización facultativa,
normalmente establecida en interés del propio sujeto y cuya omisión trae
aparejadas para él consecuencias desfavorables, como la preclusión de una
oportunidad o un derecho procesal e inclusive hasta la pérdida del derecho
sustancial debatido en el proceso.

Como se ve, las cargas procesales se caracterizan porque el sujeto a quien se las
impone la ley conserva la facultad de cumplirlas o no, sin que el Juez o persona
alguna pueda compelerlo coercitivamente a ello, todo lo contrario de lo que sucede
con las obligaciones; de no, tal omisión le puede acarrear consecuencias
desfavorables. Así, por ejemplo, probar los supuestos de hecho para no recibir
una sentencia adversa”6.

De conformidad con lo dispuesto en la sentencia citada, resulta claro que uno de los
rasgos esenciales de la carga probatoria es su carácter potestativo, de manera que, para
el caso en concreto, dependía única y exclusivamente de la parte ejecutada llevar a cabo
los actos necesarios para probar los hechos en los que se fundamentaron sus
excepciones, sin embargo, la parte ejecutada decidió de manera deliberada y a lo largo
de todo el proceso, omitir realizar los actos necesarios para la práctica de las pruebas de
los hechos en que fundamentó sus excepciones.

Ahora, si bien la carga de la prueba reviste un carácter facultativo, el hecho de que la


parte ejecutada haya decidido no cumplirla, ineludiblemente conlleva a que el juzgado
deba proferir sentencia en su contra sin recibir sus pruebas, declarando imprósperas las
excepciones y ordenando seguir adelante con la ejecución. Así lo ha sostenido la Corte
Constitucional al referir:

“[…] la carga funciona, diríamos , à double face, por un lado el litigante tiene la
facultad de contestar, de probar, de alegar; en ese sentido es una conducta de
realización facultativa; pero tiene al mismo tiempo algo así como el riesgo de
no contestar, de no probar, de no alegar. El riesgo consiste en que, SI NO LO
HACE OPORTUNAMENTE, SE FALLA EN EL JUICIO SIN ESCUCHAR SUS
DEFENSAS, SIN RECIBIR SUS PRUEBAS O SIN SABER SUS CONCLUSIONES.
Así configurada, la carga es un imperativo del propio interés.”7 (Subrayas,
negrillas y mayúsculas fuera del texto)

Si bien es cierto que existe un deber del juez de velar porque no se restrinja de manera
desproporcionada algún derecho constitucional, y que por ello se admite el concepto de
la carga dinámica de la prueba, es claro que ello es excepcional y se manifiesta solo
cuando la exigencia de la prueba sea irrazonable y contraria a los derechos
fundamentales de la parte sobre la cual recae la carga de la prueba, lo cual en el presente
caso no ocurrió, razón por la cual el despacho debe proceder a emitir el fallo de
conformidad con las pruebas legalmente decretadas, practicadas, incorporadas y
controvertidas en el EXTENSO PERIODO PROBATORIO que tuvo el proceso.

6
Sala de Casación Civil, M.P. Dr. Horacio Montoya Gil, auto del 17 de septiembre de 1985, que resolvió una reposición, Gaceta Judicial
TOMO CLXXX – No. 2419, Bogotá, Colombia, Año de 1985, pág. 427.

7
Couture, Eduardo J., Fundamentos del Derecho Procesal Civil en Corte Constitucional, Sentencia C-086 de 2016, Demanda de
inconstitucionalidad contra el artículo 167 (parcial) de la ley 1564 de 2012, “por medio de la cual se expide el Código General del
Proceso y se dictan otras disposiciones”, Exp. D-10902. M.P. Jorge Iván Palacio.

7
En efecto, la Corte Constitucional se ha referido en su jurisprudencia a que las partes
deben actuar con diligencia, so pena de atenerse a las consecuencias adversas que su
inactividad les genere. Veamos:

“Una de las principales cargas procesales cuando se acude a la administración de


justicia, en general, y a la jurisdicción civil, en particular, es la concerniente a la
prueba de los hechos que se alegan. La carga de la prueba es un elemento
característico de los sistemas procesales de tendencia dispositiva. Se conoce como
principio “onus probandi”, el cual indica que por regla general corresponde a
cada parte acreditar los hechos que invoca, tanto los que sirven de base para la
demanda como los que sustentan las excepciones, de tal manera que deben
asumir las consecuencias negativas en caso de no hacerlo. (…)

Esta institución pretende que quien concurre a un proceso en calidad de parte


asuma un rol activo y no se limite a refugiarse en la diligencia del juez ni se
beneficie de las dificultades probatorias o mala fortuna de su contraparte. En
otras palabras, “las partes en el proceso deben cumplir con el deber de
diligencia en lo que pretenden probar. Ninguna debe obrar con inercia porque
ello causa que las consecuencias adversas de la decisión sean deducidas en su
contra.”8 (Subrayas y negrillas fuera del texto)

Así las cosas, el hecho de que la parte ejecutada no hubiere cumplido con la carga de probar los
hechos en los que fundamentó sus excepciones, debe llevar a la inexorable e inevitable
consecuencia, de que el despacho dicte sentencia en la que declare imprósperas las excepciones
propuestas y ordene seguir adelante con la ejecución, pues favorecer la inactividad de la parte
demanda en el presente proceso, sería vulnerar el debido proceso de la parte demandante que
gozó del mismo término probatorio para la práctica de sus pruebas.

Finalmente, cabe destacar que la desidia probatoria de la parte interesada resulta inexplicable e
inentendible, pues si fuese cierto, como se ha pretendido hacer ver en el proceso, que la letra de
cambio es falsa, por qué razón no se gestionó la práctica de la prueba pericial grafológica
decretada por el despacho. ¿Acaso la parte demandada tiene algún elemento que esconder
respecto de la rúbrica de la letra de cambio y del documento que se allegó extemporáneamente
al proceso?

El periodo probatorio del presente proceso fue SUFICIENTEMENTE EXTENSO y EXCEDIÓ DE


MANERA EXAGERADA el contemplado en la ley y el decretado por el despacho:

En el presente proceso, a través de auto proferido el día 4 de abril de 2014, se abrió el


proceso a pruebas por el término de TREINTA (30) DÍAS. (Ver folio 97 del cuaderno
principal)

Posteriormente, estando el periodo probatorio SUFICIENTEMENTE VENCIDO, mediante


auto del 9 de julio de 2015 el despacho en “aras de garantizar el derecho de defensa y de
contradicción de las partes” amplió el término probatorio por VEINTE (20) DÍAS más (Ver
folio 237 del cuaderno principal).

Finalmente, el despacho cerró el término probatorio y corrió traslado para alegar de


conclusión mediante auto del 23 de enero de 2017. (Ver folio 253 del cuaderno principal)

8
Corte Constitucional, Sentencia C-086 de 2016, Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 167 (parcial) de la ley 1564 de
2012, “por medio de la cual se expide el Código General del Proceso y se dictan otras disposiciones”, Exp. D-10902. M.P. Jorge Iván
Palacio.

8
Lo anterior significa que, de conformidad con lo dispuesto por el despacho, el periodo
probatorio decretado debió durar CINCUENTA (50) DÍAS; sin embargo, desde la fecha en
que se abrió a pruebas el proceso hasta la fecha en que se cerró el periodo probatorio
transcurrieron más de MIL (1.000) DÍAS, es decir más de VEINTE (20) VECES el periodo
probatorio decretado por el despacho.

Así las cosas, resulta evidente que la parte demandada contó con tiempo suficiente para
que se practicara y recaudara las pruebas tendientes a probar los supuestos hechos en
que se fundamentaron sus excepciones, por lo cual no existe excusa ni razón alguna que
justifique el incumplimiento de la carga probatoria por parte de la demandada.

Las pruebas practicadas en el presente proceso y con fundamento en las cuales el


juez debe proferir la sentencia:

Desde el día 4 de abril de 2014 hasta el día 23 de enero de 2017, en el proceso se


practicaron, incorporaron y controvirtieron las siguientes cuatro pruebas:

 Testimoniales: (1) Testimonio del señor Moises Isaac Eljach Zorro (Ver folios 4 y 5
del cuaderno de pruebas); (2) Testimonio de la señora Angélica Patricia Diaz
Granados (Ver folios 13 y 14 del cuaderno de pruebas);

 Interrogatorio de parte: (3) Interrogatorio de parte de la demandada Rosalía


Solano de Lacouture (Ver folios 11 y 12 del cuaderno de pruebas); y,

 Documentales: (4) Letra de cambio aportada con la demanda suscrita por la


señora Rosalía Solano de Lacouture (Ver folio 6 del cuaderno principal).

Así las cosas, el juez debe fundamentar su decisión en las referidas pruebas por ser éstas
las legalmente practicadas, incorporadas y controvertidas en el proceso.

Lo anterior, con fundamento en las siguientes normas:

Artículo 174 del C.P.C.:

“Art. 174.-Necesidad de la prueba. Toda decisión judicial debe fundarse en las


pruebas regular y oportunamente allegadas al proceso.” (Subrayas por fuera del
texto)

Artículo 183 del C.P.C.:

“Art. 183.- Oportunidades probatorias. Para que sean apreciadas por el juez las
pruebas deberán solicitarse, practicarse e incorporarse al proceso dentro de los
términos y oportunidades señalados para ello en este código. (…)” (Subrayas por
fuera del texto)

Artículos 118 y 119 del C.P.C.:

“Artículo 118.-Perentoriedad de los términos y oportunidades procesales. Los


términos y oportunidades señalados en este código para la realización de los actos

9
procesales de las partes y los auxiliares de la justicia, son perentorios e
improrrogables, salvo disposición en contrario.

Artículo 119.-Términos señalados por el juez. A falta de término legal para un acto,
el juez señalará el que estime necesario para su realización de acuerdo con las
circunstancias, y podrá prorrogarlo por una sola vez, siempre que considere justa la
causa invocada y que la solicitud se formule antes del vencimiento.”

Artículo 29 de la Constitución Nacional:

“ARTICULO   29.-  El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones


judiciales y administrativas.

Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le
imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las
formas propias de cada juicio. (…)
Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente
culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un
abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un
debido proceso público sin dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a
controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia condenatoria,
y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho.

Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso.”
(Subrayas por fuera del texto)

En efecto, de conformidad con lo dispuesto en los artículos citados, la valoración de


cualquier prueba diferente a las oportunamente practicadas, incorporadas y
controvertidas en el proceso, constituiría una clara y flagrante vulneración del debido
proceso y del derecho de defensa.

Las excepciones propuestas por la parte demandada y que no fueron probadas:

A continuación, me permito realizar un análisis de las excepciones propuestas por la


parte demandada y las cuales no fueron probadas y en consecuencia expongo las razones
por las cuales deben declararse imprósperas en la sentencia. En relación con las
excepciones, resulta oportuno destacar que todas ellas giraron en torno a la supuesta
falsedad del título valor, falsedad que no fue demostrada en el proceso, lo cual tiene
como directa consecuencia el fracaso que los medios exceptivos, pues se edificaron sobre
la falsa premisa de un título valor supuestamente falso:

i. Respecto de la excepción denominada “EXCEPCIÓN DE FONDO FALSEDAD


MATERIAL E IDEOLÓGICA EN EL TÍTULO VALOR QUE SIRVE DE BASE A LA
EJECUCIÓN EN EL PRESENTE PROCESO Y FRAUDE PROCESAL:

La parte demandada sustenta la presente excepción en el numeral primero del artículo


784 del C.Co., que dispone:

“ARTÍCULO 784. EXCEPCIONES DE LA ACCIÓN CAMBIARIA. Contra la acción


cambiaria sólo podrán oponerse las siguientes excepciones:

10
1) Las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quien suscribió
el título; (…)”

Tomando en consideración la restricción existente en relación con la proposición de


excepciones en el presente proceso por tratarse de una acción cambiaria y que el
numeral 1° del artículo 784 del C.Co., en el que la demandada sustentó su excepción, se
refiere a que la parte demandada no suscribió el título, la presente excepción queda
desvirtuada si se toma en consideración que en el proceso no se practicaron,
incorporaron y controvirtieron pruebas que demuestren fehaciente e indudablemente
que la demandada no fue quien suscribió el título.

Debe recordarse que las únicas pruebas practicadas en el presente proceso fueron los
testimonios de los señores Moisés Isaac Eljach Zorro y Angélica Patricia Diazgranados
Camargo, el interrogatorio de parte de la señora Rosalía Solano de Lacouture y la prueba
documental de la letra de cambio. Ninguna de las referidas pruebas demuestra si quiera
de manera sumaria que la letra de cambio no fue suscrita por la demanda, con lo cual el
título valor conserva su presunción de autenticidad y la referida pretensión está llamada
a ser declarada impróspera.

La parte demandada ha aceptado expresamente que las pruebas practicadas no son


idóneas ni conducentes para demostrar la falsedad del título:

Debe advertirse que incluso la misma parte demandada a través de su apoderado aceptó
y confesó expresamente a lo largo del proceso que ni los testimonios, ni los documentos,
ni el interrogatorio de parte de la demandada eran pruebas idóneas y conducentes para
la prueba de la falsedad de la letra.

Así, por ejemplo, en el planteamiento de la misma excepción primera, en el texto de la


contestación de la demanda, la parte ejecutada a través de su apoderado reconoció la
presunción de autenticidad de la letra y dispuso:

“Ergo, se solicita al despacho declare probada la presente excepción una vez sea
desvirtuada en legal forma la presunción de autenticidad con que cuenta el
título valor, mediante los medios de prueba solicitados, especialmente la prueba
grafológica que se deberá practicar a la demandada.”

Tal situación no ocurrió, pues como se ha expresado precedentemente, la parte


demandada no cumplió con su carga de desvirtuar la presunción de autenticidad del
título valor, dado que por desidia, negligencia y falta de voluntad no acometió sus cargas
procesales para la práctica del dictamen grafológico, muy a pesar de que el periodo
probatorio se postergó por un término VEINTE (20) VECES MAYOR al decretado por el
despacho, y que supuestamente, en su dicho, la falsedad de la letra de cambio era
incuestionable.

En adición a lo anterior, la demanda a través de su apoderado, en memorial que obra a


folios 89 y 90 del cuaderno principal, manifestó:

“El tema de la prueba y la discusión jurídica se circunscribió desde el inicio, a que la


parte demandada no signó el documento que se presentó como base para la
ejecución (…)

11
En este orden de ideas solicito a la señora juez que rechace de plano las pruebas
testimoniales y el interrogatorio de partes, solicitadas por el apoderado de la
demandante (…)

(…) en punto de autenticidad del título valor, se requiere TARIFA LEGAL


PROBATORIA que no es otra que el respectivo cotejo pericial de la firma o del
manuscrito o un dictamen sobre las posibles adulteraciones (…)”

Resulta extraño entonces que teniendo tan claro que solo con el dictamen pericial se
podía probar la falsedad del título, la parte demandada no llevara a cabo acción alguna
para la práctica de la prueba. Contrario a ello, a pesar de que la parte demandada a través
de su apoderado fue supremamente activa en todas las etapas del proceso, presentando
los recursos, descorriendo los traslados, asistiendo a la práctica de las pruebas y demás
actuaciones procesales, con desidia, desinterés y de manera deliberada haya decidido no
llevar a cabo las cargas procesales para la práctica de la prueba grafológica.

Existen indicios graves que demuestran que la parte demandada no tuvo interés en la
práctica de la prueba pericial ni el traslado del documento obrante en fiscalía:

La sana crítica indica que una persona a quién se le demanda en un proceso ejecutivo,
que propone casi que exclusivamente excepciones de falsedad del título valor (4
excepciones de 5), que se le embargan sus bienes, que manifiesta no conocer a los
demandados y no haber recibido un centavo de ellos, ante una situación de estas le asiste
urgencia y es diligente en llevar a cabo los actos procesales y probatorios tendientes a
demostrar la falsedad alegada, pues así, lograría el desembargo de sus bienes y pasar el
trago amargo del que manifiesta estar siendo víctima. En otra palabras, apelando a la
sana crítica de la señora Juez, el suscrito se pregunta: ¿A qué ha obedecido la conducta
probatoria desidiosa y negligente de la demandada para demostrar la supuesta falsedad
de la letra de cambio, si afirma sin ambages que la letra es falsa?

Sin embargo, en el presente caso la parte demandada no actuó de esa manera, por el
contrario, no mostró el más mínimo interés en llevar a cabo las cargas procesales para
practicar las pruebas.

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 249 del Código de Procedimiento Civil


establece:

“Art. 249.- La conducta de las partes como indicio. El juez podrá deducir indicios
de la conducta procesal de las partes.”

En el presente proceso, la conducta procesal de la parte demandada ha generado


suficientes indicios que permiten concluir que a la parte demanda, no le interesaba llevar
a cabo ninguna actuación tendiente a practicar las pruebas para la prueba de la falsedad,
no le interesaba que sus familiares asistieran al proceso a declarar ni le interesaba a ella
misma contar su versión de los hechos.

Algunos de esos indicios son los siguientes:

12
a. La parte demandada solicitó la prejudicialidad del proceso civil. Según la sana
crítica a qué persona que la han demandado con un documento supuestamente
falso y le han embargado sus bienes le interesa que el proceso se suspenda hasta
que se decida un proceso penal que todos sabemos que dura varios años.

b. Los oficios para la práctica del dictamen pericial y para la solicitud del documento
en fiscalía, se elaboraron por el Juzgado Quinto Civil del Circuito los días 1 y 6 de
octubre de 2014 (Ver folios 19, 20, 21 y 23 del cuaderno de pruebas), así incluso lo
reconoció el despacho en auto del 1 de septiembre de 2015 que obra a folio 327
del cuaderno principal en el que indicó:

“(…) debe precisarse que el motivo esgrimido por esta judicatura para
ordenar el decreto de esas pruebas es el consistente en que no medió
culpa de la parte interesada toda vez que no se observaba en el dossier
que se hubieren elaborado los oficios. Examinado nuevamente la
actuación se detecta que en el cuaderno de pruebas reposan los oficios
un dirigido a la Fiscalía 18 Seccional y el otro a Medicina Legal,
circunstancia que apareja el que se desestime el argumento planteado
por lo que sería del caso, sin más elucubraciones recovar la decisión
aludida (…)”

Sin embargo, la parte demanda solo los retiró hasta el 23 de septiembre de 2015
(Ver folios 238 y 239), es decir, habiendo transcurrido más de QUINIENTOS (500)
DÍAS de periodo probatorio. Es importante anotar que los oficios fueron retirados
como consecuencia de que esta parte solicitó al despacho que cerrara el periodo
probatorio por estar vencido.

c. Mediante auto del 9 de julio de 2015 el despacho amplió el término probatorio por
VEINTE (20) DÍAS más bajo el argumento de preservar el derecho a la defensa de
la demandada. Sin embargo, transcurrieron más de QUINIENTOS SESENTA (560)
DÍAS más hasta el 23 de enero de 2017 -fecha en la que el despacho cerró el
periodo probatorio-, sin que hasta la fecha la parte demandada practicara las
pruebas.

d. Cuando se citó a declarar a Margarita Lacouture Solano (hija de la demandada); al


señor Carlos Alberto Lacouture Solano (hijo de la demandada), al señor Carlos
Hernando Valencia Lacouture (nieto de la demandada) y a la señora Sarah
Valencia Lacouture (nieta de la demandada), la parte demandada a través de su
apoderado allegó un memorial en el que se opuso a tales citaciones alegando un
supuesto derecho a guardar silencio inoperable e inexistente (Ver folios 24 a 36
del cuaderno de pruebas). La pregunta es, de acuerdo con la sana crítica, a qué
persona demandada con un documento supuestamente falso no le interesaría
que sus familiares declararan y contaran que su madre o abuela no conoce a los
demandantes y que todo es un montaje, como lo pretendió hacer ver la parte
demandada.

13
Incluso, la misma demandada intentó eludir el interrogatorio de parte bajo el
mismo argumento de su derecho a guardar silencio. (Ver folios 11 y 12 del
cuaderno de pruebas)

e. Incluso, al preguntársele sobre en el interrogatorio de parte qué le había dicho su


hija Margarita Lacouture en relación con la letra de cambio objeto del proceso, la
demandada contestó “No estoy obligada a responder porque se trata de mi hija con
la cual tengo un parentesco en primer grado”. Qué conversaciones sobre la deuda y
sobre la letra de cambio habría podido tener la demandada con su hija Margarita
Lacouture, a quién se ha señalado como la persona que entregó la letra, que la
demanda no quisiera contestar?

Todos estos indicios conllevan a concluir de conformidad con la sana crítica que a la
demandada no le interesaba llevar a cabo actos procesales tendientes a probar la
supuesta falsedad, pues es sabido que las personas en estas circunstancias y más
apoderadas por un abogado tan pro activo en todas las fases del proceso, lo primero que
hacen es practicar las pruebas que demuestran las falsedad y están completamente
dispuestas y abiertas a contar su versión de los hechos.

La demandada aceptó que la letra es auténtica al plantear una supuesta falsedad


ideológica:

Adicional a lo anterior, vale la pena advertir que al denominar la excepción FALSEDAD


IDEOLÓGICA la parte demandada aceptó que la letra de cambio era auténtica, pues la
falsedad IDEOLÓGICA sólo se predica de documentos auténticos. Al respecto, la Corte
Constitucional en sentencia C-673 de 2009, al referirse a la falsedad ideológica dispuso:

“La falsedad ideológica en documentos se presenta cuando en un escrito genuino se


insertan declaraciones contrarias a la verdad, es decir, cuando siendo el documento
verdadero en su forma y origen (auténtico), contiene afirmaciones falsas sobre la
existencia histórica de un acto o un hecho, o sus modalidades, bien porque se los hace
aparecer como verdaderos no habiendo ocurrido, o cuando habiendo acontecido de
determinada manera, son presentados de una diferente.9”

La jurisprudencia de las altas cortes es unánime en determinar que la falsedad ideológica


solo se predica de documentos auténticos en su forma y origen, por lo cual, resulta un
contrasentido que la parte demandada afirme que existe falsedad ideológica al mismo
tiempo que alega falsedad material.

Pero además de lo anterior, la parte demandada no probó que el contenido de la letra no


fuera cierto, por lo cual la excepción no está llamada a prosperar desde ninguna
perspectiva.

ii. Respecto de la excepción denominada “EXCEPCIÓN DE FONDO,


DENOMINADA INEXISTENCIA DE TITULO VALOR APTO – POR CARENCIA
DEL ELEMENTO ESENCIAL – LA FIRMA DEL CREADOR”

9
Corte Constitucional. Sentencia C-673 de 2009.

14
Esta excepción la sustenta la parte demandada en que el documento no es título valor, en
virtud de que no fue la demandada la que firmó la letra de cambio.

En relación con que la demandada no firmó la letra, me remito a lo expuesto en el análisis


de la excepción anterior, relativo a que no se practicó ninguna prueba en el proceso que
demuestre si quiera de manera sumaria que no fue la demandada la que suscribió la letra
de cambio.

Ya se manifestó precedentemente que la forma para demostrar la supuesta falsedad era


el dictamen pericial grafológico que por desidia y desinterés no quiso practicar la parte
demandada. En relación con este aspecto, es oportuno destacar que la práctica del
dictamen pericial ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE dependía de la demandada, por lo cual,
su omisión en la gestión de la prueba simplemente ratifica la falaz argumentación que se
ha propuesta como defensa en el presente asunto.

Al respecto, la Corte Suprema de Justicia manifestó en sentencia del 28 de junio de 2016,


con ponencia del magistrado José Francisco Acuña Viscaya, lo siguiente:

“(…) dicha posibilidad jurídica deviene inane, si se tiene en cuenta que la manera de
establecer si los documentos fueron suscritos por la Jefe Asuntos Jurídicos de la
Dirección De Sanidad de la Policía Nacional y por el médico de la Junta Médica
Laboral, es a través de un dictamen grafológico, prueba que en este caso
concreto se torne inconducente, por cuanto los legajos sobre los cuales deben
hacerse los cotejos respectivos de las grafías son fotocopias, tornando así la
imposibilidad de dar unas conclusiones llenas de certeza en el estudio científico (…)”

Al no haberse practicado el dictamen pericial por decisión voluntaria y desinteresada de


la parte demandada de llevar a cabo las cargas procesales para ello, resulta evidente que
no existe prueba que demuestre la excepción.
La excepción es una falacia de la parte demandada:

Además de todo lo anterior, la excepción es una falacia pues una cosa es que el título
valor no contenga la firma de quien lo crea y otra es que a quien se demanda argumente
que no es su firma.

El título valor tiene la firma de la señora Rosalía Solano de Lacouture, la cual se reputa
auténtica pues no se probó lo contrario.

iii. Respecto de la excepción denominada “COBRO DE LO NO DEBIDO – DOLO


DEL DEMANDANTE”:

El demandante sustenta la excepción planteada en el numeral 12 del artículo 734 del C.


Co. que dispone que la parte demandada podrá proponer como excepciones “Las
derivadas del negocio jurídico que dio origen a la creación o transferencia del título, contra el
demandante que haya sido parte en el respectivo negocio o contra cualquier otro
demandante que no sea tenedor de buena fe exenta de culpa”, argumentando que la
demandada no recibió el dinero y pretendiendo de manera absurda trasladar la carga de
la prueba a mi representado.

15
En relación con la anterior excepción, resulta importante advertir determinados aspectos
que resultan importantes para verificar que la presente excepción está llamada a no
prosperar. Veamos:

La carga de la prueba de la excepción le corresponde a la parte demandada:

Al plantear la excepción de cobro de lo no debido, le corresponde a la parte demandada


demostrarlo. Al respecto, la Corte Constitucional en sentencia T – 310 de 2009 a través
de la cual revocó una sentencia que declaró próspera una excepción denominada “falta
de entrega de los dineros” en una acción cambiaria, dispuso lo siguiente:

Es evidente que la prosperidad de la excepción fundada en el negocio causal


o subyacente tiene efectos directos en la distribución de la carga probatoria
en el proceso ejecutivo: si el deudor opta por hacer oponibles asuntos
propios del negocio subyacente, le corresponderá probar (i)  las
características particulares del mismo; y  (ii)  las consecuencias jurídicas
que, en razón a su grado de importancia, tienen el estatus suficiente
para afectar el carácter autónomo y la exigibilidad propia del derecho de
crédito incorporado en un título valor. Como se indicó en el fundamento
jurídico 15 de esta decisión, los principios de los títulos valores están dirigidos
a garantizar la seguridad jurídica, la certeza sobre la existencia y exigibilidad
de la obligación y la posibilidad que el crédito incorporado sea susceptible de
tráfico mercantil con la simple entrega material del título y el cumplimiento
de la ley de circulación.  En consecuencia, si el deudor pretende negar la
exigibilidad de la obligación cambiaria, deberá demostrar
fehacientemente que la literalidad del título se ve afectada por las
particularidades del negocio subyacente.   Así, toda la carga de la prueba
se impone exclusivamente al deudor, al ejecutado que propone la
excepción.” (Subrayas y negrillas fuera del texto)

Así las cosas, resulta completamente desatinado que la parte demandada, con el
argumento de que se trata de una negación indefinida, pretenda trasladar la carga de la
prueba a mi representado, pues ello es querer librarse de su deber procesal si desea que
le prosperen las excepciones.

En contra de mi representado no se pueden proponer excepciones del negocio causal


por ser un endosatario de buena fe exenta de culpa:

En virtud del principio de autonomía que rige el título valor y que se encuentra regulado
en el artículo 627 del Código de Comercio que dispone que “Todo suscriptor de un título
valor se obligará autónomamente” y que “las circunstancias que invaliden la obligación de
alguno o algunos de los signatarios no afectará las obligaciones de los demás”, en contra de
mi representado no se pueden proponer excepciones del negocio causal.

Lo anterior, pues uno es el negocio causal celebrado entre la deudora y el señor Moisés
Isaac Eljach Zorro, y otro negocio autónomo es el celebrado entre el señor Moisés Isaac
Eljach Zorro y mi representado y que dio origen al endoso.

16
En tal sentido, cualquier situación que afecte el negocio causal que dio lugar a la
expedición de la letra de cambio a favor del señor Moisés Isaac Eljach Zorro no afecta el
derecho de crédito que le asiste a mi representado.

Al respecto, la Corte Constitucional en sentencia T- 310 de 2009 manifestó:

“Por último, el principio de autonomía versa sobre el ejercicio


independiente del derecho incorporado en el título valor, por parte de
su tenedor legítimo.  Ello implica (i)  la posibilidad de transmitir el título
a través del mecanismo de endoso; y  (ii)  el carácter autónomo del
derecho que recibe el endosatario por parte de ese tenedor. Sobre la
materia, la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil prevé que “…[e]n
definitiva, las dos notas características y esenciales de los títulos en sus
distintas formas son: el título sirve para transferir el crédito
incorporado, es decir para hacer adquirir el derecho
del  ‘tradens’ al  ‘accipiens’ con eficacia respecto a los terceros y
particularmente respecto al deudor.  En los títulos se sustituye la
notificación propia de la cesión ordinaria por la tradición del documento
– sola o acompañada del endoso o de la inscripción –, y el título tiene la
particular de hacer adquirir al   accipiens de buena fe el derecho
incorporado, aunque no perteneciese al cedente.  Este segundo carácter
se suele expresar con la fórmula de atribución  “al poseedor de un derecho
autónomo frente al emitente”. En el conflicto de intereses entre el deudor o
emitente y el adquirente de buena fe, la ley favorece a este último con base
en el principio de derecho: ‘quien emite un título forma un aparato que
genera la apariencia de su obligación; las exigencias de la circulación
determinan que el riesgo de esta conducta pese sobre sus hombros.”
(Subrayas y negrillas fuera del texto)

Así las cosas, no puede pretender la parte demandada argumentar que mi representado
está cobrando lo no debido sobre la base de que supuestamente no recibió el dinero,
pues incluso, si ello hubiere sido así, en virtud del principio de autonomía, por ser mi
representado un tenedor autónomo a la relación entre la deudora y el primer beneficiario
del título -en virtud del endoso-, a mi representado no le afectarían las deficiencias del
negocio causal.

En el proceso ha quedado probado que mi representado actuó de buena fe exenta de


culpa y la parte demandada no probó el dolo alegado:

Por un lado, la parte demandada no cumplió con la carga de la prueba en relación con el
dolo que pretende endilgarle a mi representado. La parte demandada se limitó a
manifestar en su proposición de excepciones que por ser hermano del endosatario el
demandante carecía de buena fe. Olvidó la parte demandada, que como se expuso en el
acápite precedente, le correspondía probar los elementos de su excepción.

En el proceso ha quedado demostrado que mi representado obró de buena fe exenta de


culpa, pues no se limitó a su convencimiento de estar obrando bajo el amparo de la ley,
sino que llevó a cabo acciones necesarias para comprobar la existencia de la obligación.

17
En efecto, en testimonio rendido por la señora Angélica Diazgranados Camargo, al
preguntársele por qué conocía al señor Álvaro Eljach, contestó:

“Los conozco porque llegaban a la oficina donde trabajaba antes y sé que


tenían negocios con la señor Margarita Lacouture”

A su vez, el señor Moisés Isaac Eljach en su testimonio manifestó lo siguiente:

“(…) ante esto (los incumplimientos) nos reunimos (él y mi representado) en varias
ocasiones para tratar de evitar estas demandas, varias veces con la señora
MARGARITA LACOUTURE lo cual tranquilizaba a ALVARO ELJACH manifestándole
que cual era su preocupación si él tenía una letra firmada por la madre de esta
señora ROSALIA SOLANO DE LACOUTURE, otra vez nos reunimos con el señor
FRANCISCO LACOUTURE SOLANO, la señora MARGARITA LACOUTURE
SOLANO, ALVARO ELJACH y mi persona en la oficina del señor FANCISCO
LACOUTURE y este le prometió que iba a hablar con su papá el señor CARLOS
LACOUTURE DANCOND, e inclusive le prometió tierras (…)”

Es decir, el señor Álvaro Eljach reforzó su convencimiento con asistencia a reuniones con
varios miembros de la familia LACOUTURE SOLANO, con los cuales el señor Moisés
Eljach había celebrado el negocio que fue garantizado con la letra de su madre la señora
ROSALÍA SOLANO DE LACOUTURE. En ninguna de esas reuniones esas personas
negaron la existencia del negocio o refirieron la falsedad de la letra, lo cual llevó al mi
representado a un estadio de buena fe exenta de culpa.

En el proceso quedó probado que el señor Moisés Eljach entregó los dineros objeto
del negocio causal:

Adicional a todo lo anterior, como se refirió en el numeral primero de los presente


fundamentos, con los testimonios del señor Moisés Eljach y Angélica Diazgranados
Camargo en el proceso se probó que el señor Moisés Eljach entregó el dinero objeto del
negocio causal, lo cual termina de corroborar que la presente excepción no fue probada y
está llamada al fracaso.

De cualquier manera, resulta importante advertir que ni si quiera exista necesidad de que
el aceptante de una letra de cambio reciba dinero para que se entienda válido el negocio,
pues por tratarse de un título valor bajo la modalidad de orden, su misma naturaleza
implica que pueden intervenir tres sujetos, GIRADOR, GIRADO y BENEFICIARIO. En tal
sentido, puede que el GIRADOR, realice un negocio con el BENEFICIARIO de la letra de
cambio en el que el beneficiario le presente plata, y que en virtud de tal negocio el
GIRADOR ordene al GIRADO a pagar y este acepte. Así las cosas, el hecho de que la
señora Rosalía Solano no hubiere recibido directamente y en sus manos el dinero, no
tiene relevancia en el presente proceso.

iv. Respecto de la excepción denominada “TACHA DE FALSEDAD DEL TÍTULO


VALOR (LETRA DE CAMBIO) PRESENTADO PARA EL RECAUDO:

En relación con la presente excepción me remito a lo indicado respecto de las


excepciones (i) y (ii), pues la misma tiene fundamento en que la demandada no firmó la
letra de cambio

18
Me permito reiterar que en el proceso no se practicó ninguna prueba que demuestre si
quiera sumariamente la supuesta falsedad de letra.

v. Respecto de la excepción denominada “LA NO PRESENTACIÓN PARA EL


PAGO DE LA LETRA DE CAMBIO A DÍA CIERTO DETERMINADO PARA EL
PAGO – CADUCIDAD DE LA ACCIÓN CAMBIARIA (LETRA DE CAMBIO)”:

A través de esta excepción la parte demandada manifiesta que la letra de cambio no se


presentó para el pago dentro de los 8 días siguientes a su vencimiento y que la
consecuencia jurídica de ello es la caducidad de la acción cambiaria.

La parte demandada comete un craso error jurídico al alegar la caducidad respecto de


una acción cambiaria de DIRECTA como lo es la acción cambiaria instaurada por el señor
Álvaro Eljach contra la señora Rosalía Solano de Lacouture, desconociendo que la
caducidad solo procede respecto de las acciones cambiarias DE REGRESO.

La caducidad no opera frente a la acción cambiaria DIRECTA:

Lo primero sobre lo cual debe hacerse claridad es que existen dos clases de acciones
cambiarias, (1) la acción cambiaria DIRECTA y (2) la acción cambiaria DE REGRESO.

Al respecto el artículo 781 del C.Co., establece:

“La acción cambiaria es DIRECTA cuando se ejercita contra el aceptante


de una orden o el otorgante de una promesa cambiaria o sus avalistas, y DE
REGRESO cuando se ejercita contra cualquier otro obligado.” (Subrayas,
mayúsculas y negrillas fuera del texto)

La letra de cambio es un título valor bajo la modalidad de orden. En efecto, el artículo 671
del C.Co. dispone que la letra de cambio deberá contener “la orden incondicional de pagar
una suma determinada de dinero”.

Para el caso en concreto, la obligada cambiaria que aceptó dicha orden fue la señora
Rosalía Solano de Lacouture y, en tal sentido, la acción cambiaria que se ejercita en su
contra es una acción cambiaria DIRECTA.

La caducidad solo opera frente acciones cambiarias de REGRESO:

Habiendo quedado claro que estamos ante una acción cambiaria DIRECTA, resulta
evidente que la parte demandada no puede pretender beneficiarse del artículo 787 del
C.Co. que dispone:

“La acción cambiaria de regreso del último tenedor del título caducará (…)”

Lo anterior, es una situación ampliamente aceptada por la doctrina y la jurisprudencia nacional.


En efecto, al referirse a las figuras de la prescripción y caducidad de la acción cambiaria el Dr.
JOSÉ ALBERTO GAITAN MARTÍNEZ en su libro Lecciones sobre Títulos Valores, establece:

19
“La prescripción afecta a todas las acciones cambiarias tanto las que están en
cabeza del tenedor, como las que corresponden al obligado que paga y quiere repetir
lo que pagó contra los obligados anteriores. Por el contrario la caducidad tan solo
afecta las acciones cambiarias de regreso.” (Subrayas y negrillas fuera del texto)

En tal sentido, resulta evidente que en el presente caso no procede la declaratoria de caducidad y
en tal sentido la excepción esta llamada al fracaso.

Conclusión:

Como se ha expuesto en detalle en los acápites anteriores, la parte demandada no probó ninguna
de sus excepciones por lo cual el despacho debe proceder a dictar sentencia de seguir adelante
con la ejecución.

IV. EL DESPACHO DEBE ABSTENERSE DE VALORAR CUALQUIER PRUEBA QUE NO


HAYA SIDO PRACTICADA, INCORPORADA, ALLEGADA Y CONTROVERTIDA
DENTRO DEL PERIODO PROBATORIO:

Hemos tenido conocimiento que, tras el cierre del periodo probatorio, la parte
demandada ahora sí, tardíamente y fuera de la oportunidad procesal prevista por el
legislador, decidió realizar las gestiones correspondientes para que la Fiscalía 18
Seccional remitiera al despacho el documento denominado “Informe Investigador de
Laboratorio -FPJ 13- bajo la referencia Solicitud de Análisis Oficio No. 015946 del
23/07/2013”, elaborado por el patrullero Ludwin Davian Leon R.

El hecho de que el referido documento hubiere sido radicado dos (2) días después del
cierre del periodo probatorio, luego de que la parte demandada se enterara de ello, sólo
demuestra que efectivamente existió desidia, desinterés y negligencia de la parte
demandada, pues en un plazo de dos días logró hacer lo que no quiso llevar a cabo
durante más de MIL (1.000) días de periodo probatorio.

LA PRUEBA NO FUE PRACTICADA NI RECAUDADA LEGALMENTE

El despacho debe abstenerse de valorar el referido documento en tanto no se trata


de una prueba practicada, incorporada, allegada y controvertida en el periodo
probatorio dispuesto en el presente proceso:

Como se refirió en el numeral segundo del acápite relativo a los fundamentos jurídicos de
las peticiones, en virtud del derecho fundamental al DEBIDO PROCESO y al DERECHO
DE DEFENSA, en concordancia con el principio constitucional de SEGURIDAD JURÍDICA,
el despacho debe limitarse a valorar las pruebas legalmente practicadas, incorporadas,
allegadas y controvertidas en el EXTENSO PERIODO PROBATORIO dispuesto por el
despacho en el presente proceso.

Fundamentos normativos y constitucionales por los cuales la prueba no puede ser


valorada:

Las normas del Código de Procedimiento Civil y las de la Constitución Nacional son claras
en determinar que el juez sólo podrá valorar las pruebas legal y oportunamente
practicadas, incorporadas, allegadas y controvertidas en el proceso. Veamos:

20
Artículo 174 del C.P.C.:

“Art. 174.-Necesidad de la prueba. Toda decisión judicial debe fundarse en las


pruebas regular y oportunamente allegadas al proceso.” (Subrayas por fuera del
texto)

El documento al que se ha hecho referencia no fue regular y oportunamente allegado al


proceso, en efecto, el periodo probatorio se cerró el 23 de enero de 2017 y tal documento
se allegó el día 25 de enero de 2017, fecha para la cual el despacho ya había decidido
precluir la oportunidad probatoria por encontrarse SUFICIENTEMENTE VENCIDO.

Artículo 183 del C.P.C.:

“Art. 183.- Oportunidades probatorias. Para que sean apreciadas por el juez las
pruebas deberán solicitarse, practicarse e incorporarse al proceso dentro de los
términos y oportunidades señalados para ello en este código. (…)” (Subrayas y
negrillas por fuera del texto)

La ley expresamente dispone que el juez solo podrá apreciar y valorar pruebas
practicadas e incorporadas dentro de los términos y oportunidades probatorias, lo cual
no es el caso del referido documento.

Artículos 118 y 119 del C.P.C.:

“Artículo 118.-Perentoriedad de los términos y oportunidades procesales. Los


términos y oportunidades señalados en este código para la realización de los
actos procesales de las partes y los auxiliares de la justicia, son perentorios e
improrrogables, salvo disposición en contrario.

Artículo 119.-Términos señalados por el juez. A falta de término legal para un


acto, el juez señalará el que estime necesario para su realización de acuerdo
con las circunstancias, y podrá prorrogarlo por una sola vez, siempre que
considere justa la causa invocada y que la solicitud se formule antes del
vencimiento.” (Subrayas y negrillas por fuera del texto)

El término probatorio fijado por el despacho el cual se extendió VEINTE (20) VECES el
periodo inicial decretado y su prórroga, feneció el día 23 de enero de 2017, sin que la
parte demandada se opusiera a ello a través de los recursos correspondientes. Así las
cosas, la parte demandada estuvo de acuerdo con las pruebas que estaban practicadas y
al despacho no le está permitido prorrogar dicho término de nuevo, pues la ley establece
que solo se podrá prorrogar por UNA VEZ y ello ya sucedió.

Artículo 29 de la Constitución Nacional:

“ARTICULO   29.-  El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones


judiciales y administrativas.

Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le
imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las
formas propias de cada juicio. (…)

21
Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente
culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un
abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un
debido proceso público sin dilaciones injustificadas; a presentar pruebas y a
controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia
condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho.

Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido


proceso.” (Subrayas y negrillas por fuera del texto)

Así las cosas, el despacho debe atenerse al debido proceso y abstenerse de valorar una
prueba que ni siquiera ha sido controvertida por la parte a la que represento. Valorarla
constituiría una flagrante vulneración de los derechos fundamentales de mi
representada.

Fundamentos jurisprudenciales por los cuales la prueba no puede ser valorada:

La jurisprudencia nacional de las altas cortes ha sido unánime en determinar que sólo
tendrán valor probatorio aquellas pruebas que hubieren sido legalmente practicadas,
incorporadas, allegadas y controvertidas en el proceso.

Tal postura constituye uno de los principios generales del derecho, pues resulta palmario
que un operador judicial no puede tomar una decisión a favor o en contra de una de las
partes intervinientes en el proceso con base en pruebas que no hubieren sido legamente
practicadas y controvertidas, pues ello no solo va en contravía del derecho fundamental
al DEBIDO PROCESO, sino también del DERECHO A LA DEFENSA.

En tal sentido, las partes deben tener la oportunidad de (i) contrainterrogar a los testigos
de la contraparte, (ii) de solicitar la ratificación de los documentos declarativos emanados
de terceros, (iii) de tachar de falso los documentos, (iv) de solicitar aclaraciones y
complementaciones y/o objetar por error grave los dictámenes periciales y, en general,
de llevar a cabo la contradicción de todas las pruebas.

Lo anterior permite concluir que la práctica de las pruebas en el proceso no se agota con
que el testigo declare, con que se aporten los documentos, con que se aporten los
dictámenes y demás, sino que ello requiere que se sigan los procedimientos que ofrecen
garantías a los derechos de cada una de las partes intervinientes en el proceso.

Jurisprudencia de la Corte Constitucional:

A modo de ejemplo, la corte constitucional en sentencia T-274 de 2012, con ponencia del
magistrado Juan Carlos Henao Pérez, manifestó en relación con las pruebas periciales:

“La prueba pericial tendrá valor probatorio y, por consiguiente, podrá ser
apreciada por el juez solamente si corresponde a un acto procesal que
fue sometido al principio de contradicción y fue regular y legalmente
practicado en el proceso, conforme a las reglas previstas en la ley para el
efecto. Dicho de otro modo, si el dictamen pericial no ha sido decretado por
un juez, o no ha sido controvertido en el proceso, carece de mérito

22
probatorio y no puede ser valorado judicialmente porque no es una
prueba legalmente practicada.” (Subrayas y negrillas fuera del texto)

Lo referido por la Corte Constitucional en la sentencia citada, permite observar con


claridad uno de los presupuestos del valor de las pruebas, en el sentido que el juez no
puede valorar las pruebas que no hubieren sido legal y regularmente practicadas y
controvertidas en el proceso.

Para el caso en concreto el informe radicado el día 25 de enero de 2017 no es una prueba
legalmente practicada en tanto no fue incorporada y allegada dentro del término
probatorio y en consecuencia no fue controvertida.

En concordancia con lo anterior, la Corte Constitucional en Sentencia de Unificación SU


159 de 2002 con ponencia del magistrado Manuel José Cepeda, manifestó:

“Respecto de la existencia de una vía de hecho por defecto procedimental, el


punto a estudiar es si el juzgador desconoció los derechos del procesado al
dejar de practicar unas pruebas solicitadas por su defensor.   La
respuesta es negativa porque durante el proceso ordinario el imputado
tuvo todas las posibilidades para exigir el cumplimiento de su solicitud o
alegar ésta supuesta irregularidad, pero, sin embargo, decidió adoptar
una actitud pasiva que el mismo juez reprochó en su momento.”

Lo manifestado por la Corte Constitucional en la sentencia de unificación citada,


encuadra perfectamente en el presente proceso, pues resulta importante tomar en
consideración que la prueba no se practicó como consecuencia de la actitud pasiva,
negligente y desinteresada de la parte demandada. En consecuencia, el juez no debe
tener ninguna clase de consideración, pues ello equivaldría a premiar la estrategia desleal
que asumió la parte demandada actuando de manera negligente, desinteresada y con
desidia, pretendiendo sorprender en último minuto a la parte a la que represento.

La prueba no se practicó oportunamente por desinterés, negligencia y desidia de la


parte interesada:

Como se ha expuesto a lo largo del presente escrito, la parte demandada no mostró


ningún interés en las pruebas relacionadas con la falsedad de la letra. Tanto así, que
como quedó expuesto en acápites precedentes la parte demandante, no retiró ni tramitó
los oficios oportunamente y a pesar de que el término probatorio se EXTENDIÓ
SUFICIENTEMENTE por MAS DE MIL (1.000) DÍAS, la parte demandada
deliberadamente no cumplió con su carga probatoria.

Así las cosas, la valoración de la prueba aportada tardía y extemporáneamente, no solo


vulnera el debido proceso, sino que sería premiar la desidia y el desinterés de la parte
demandada en relación con la práctica de las pruebas.

LA PRUEBA NO RESULTA IDONEA Y NO DEMUESTRA LA FALSEDAD DE LA LETRA

A pesar de que los argumentos expuestos precedentemente resultan suficientes para el


despacho se abstenga de valorar la prueba, debe advertirse que además, el informe

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radicado el día 25 de enero de 2017 no es prueba idónea ni conducente para demostrar la
falsedad alegada por la parte demandada, pues no tiene el carácter de dictamen pericial
y está plagada de inconsistencias, falencias y errores graves que permiten inferir que las
conclusiones a las que llegó el patrullero no son fundamentadas y, en tal sentido, no son
confiables, contundentes ni sólidas.

La prueba no cumple con los presupuestos de un dictamen pericial:

Como se expuso precedentemente, la prueba idónea para demostrar la falsedad es un


dictamen pericial que cumpla con los requerimientos legales, técnicos y que llega a
conclusiones sólidas después de un estudio juicioso.

El informe rendido por el patrullero Ludwin Davian León R. no puede considerarse un


dictamen pericial. En efecto, lo anterior lo aceptó el mismo despacho mediante auto del
3 de junio de 2014, notificado por estado del 5 junio del mismo año que obra a folios 113 a
115 del cuaderno principal, en el que al referirse al informe manifestó (ver folio 114 del
cuaderno principal):

“(…) pues se repite, el “dictamen grafológico” carece de esta categoría,


puesto que según el tenor del mencionado oficio de la Fiscalía se trata de una
orden de la Delegada Fiscal sin ningún rastro que se haya pasado de la etapa
de indagación a la imputación y mucho menos al juicio oral, para poder
predicar que sea una prueba en el sentido de la palabra y entonces fuera
viable su traslado (…)”

En adición a lo anterior, debe considerarse que el artículo 237 del C.P.C. al referirse a la
práctica de la prueba pericial dispone:

“Práctica de la prueba. En la práctica de la peritación se procederá así: (…)

2. Los peritos examinarán conjuntamente las personas o cosas objeto del dictamen
y realizarán personalmente los experimentos e investigaciones que consideren
necesarios, sin perjuicio de que puedan utilizar auxiliares o solicitar por su cuenta el
concurso de otros técnicos, bajo su dirección y responsabilidad; en todo caso
expondrán su concepto sobre los puntos materia del dictamen. (…)

4. El juez, las partes y los apoderados podrán hacer a los peritos las observaciones
que estimen convenientes y presenciar los exámenes y experimentos, pero no
intervenir en ellos ni en las deliberaciones. (…)

6. El dictamen debe ser claro, preciso y detallado; en él se explicarán los


exámenes, experimentos e investigaciones efectuados, lo mismo que los
fundamentos técnicos, científicos o artísticos de las conclusiones.”

En el presente caso el patrullero dejó constancia en su informe que no tomó


directamente las muestras manuscriturales sino que las recibió anexas a la solicitud. Al
manifestar en el punto 3 del informe, relativo a la “Descripción clara y precisa de los
elementos materiales probatorios y evidencia física examinados” lo siguiente:

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“Se recibe solicitud mediante formato solicitud de análisis FPJ12, por parte del señor
YESISON FERNÁNDEZ MANJARRES Funcionario de Policía Judicial Sijin Mesan,
anexo se recibe; Un sobre con once folios tamaño oficio de muestras
manuscriturales (…)”

Adicionalmente, a la parte a la que represento nunca se le informó sobre la fecha en que


se iban a llevar a cabo las supuestas muestras manuscriturales ni le dieron la oportunidad
de presenciar los exámenes y experimentos.

El informe no es claro, preciso ni detallado como se explicará a continuación.

El informe rendido por el patrullero Ludwin Davian Leon R. está plagado de


inconsistencias, falencias y errores graves que afectan su solidez y credibilidad:

En relación con los dictámenes periciales, la Corte Suprema de Justicia en sentencia del
28 de junio de 2016, con ponencia del magistrado José Francisco Acuña Vizcaya y citando
jurisprudencia internacional, manifestó:

“(…) la manera de establecer si los documentos fueron suscritos por la Jefe


Asuntos Jurídicos de la Dirección De Sanidad de la Policía Nacional y por el médico
de la Junta Médica Laboral, es a través de un dictamen grafológico, prueba que
en este caso concreto se torne inconducente, por cuanto los legajos sobre los cuales
deben hacerse los cotejos respectivos de las grafías son fotocopias, tornando así la
imposibilidad de dar unas conclusiones llenas de certeza en el estudio científico,
sobre este aspecto la jurisprudencia del Tribunal Supremo Español considera:

“…la prueba pericial caligráfica ha sido admitida sin reticencias en los


procedimientos judiciales, siempre que su práctica se ajuste a las reglas de la
técnica grafológica que parte del análisis comparativo entre dos cuerpos de
escritura considerando sus trazos, direcciones de los rasgos, inclinaciones de
las letras y sobre todo la intensidad de la presión del objeto utilizado para
imprimir las letras sobre el papel en el que se escribe. Esta especial consideración
de la intensidad de los trazos en las diversas zonas de su recurrido, no se puede
realizar en las fotocopias por no reflejar este aspecto tan importante para la
precisión de la pericia”.10

La sentencia de la Corte Suprema dispone de manera clara que la prueba pericial


caligráfica solo podrá ser admitida si su práctica se ajusta a las reglas de la técnica
grafológica.

El informe no cumple con la técnica grafológica:

Tal y como consta en el informe elaborado por el perito en Documentos Cuestionados y


Grafología, Documentología y Dactiloscopia, doctor Oscar Fajardo Guzmán y que se
adjunta a los presentes alegatos, el informe del patrullero Ludwin Davian León R. está
plagado de falencias y graves errores que inciden necesariamente en sus conclusiones y
que permiten inferir que sus conclusiones no son sólidas, confiables y fiables.

Algunos de los crasos y graves errores advertidos por el perito Oscar Fajardo Guzmán,
son los siguientes:
10
STS 1105/1998

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1. El patrullero no puede ser considerado perito en tanto demuestra en su escrito la falta
de idoneidad técnico-científica representada por los siguientes aspectos: (a) el
patrullero no utiliza en debida forma el lenguaje técnico grafológico; (b) el patrullero
no demostró su idoneidad representada por los estudios técnicos y experiencia en
materia grafológica; (c) el patrullero no cumplió de manera completa el encargo
realizado por la fiscalía y (d) el patrullero no siguió los protocolos establecidos por los
manuales de grafología elaborados por la Fiscalía General de la Nación, el Instituto
Colombiano de Medicina Legal, la Policía Nacional y el entonces Departamento
Administrativo de Seguridad.

2. A pesar de que los manuales de grafología que se anexan disponen que para la toma
de muestras manuscriturales se debe “identificar plenamente al amunense solicitando
el documento de identidad y realizar cotejo con su impresión dactilar, para darle certeza
al servidor de policía judicial asignado de que se trata de la misma persona” (Ver punto
6.2.1 del Manual para la toma de muestras manuscriturales elaborado por la Fiscalía
General de la Nación, anexo), en el informe el patrullero se limita a manifestar en el
punto 3.2 que el material indubitado consiste en “muestras manuscriturales tomadas
a la señora ROSALÍA DE LACOUTURE”. Lo anterior denota que el patrullero no
verificó plenamente ni cotejo las huellas dactilares de la persona a la que le tomó las
muestras, pues la persona demandada en el presente proceso es Rosalía Magdalena
Solano de Lacouture. En tal sentido no existe certeza sobre a quién se le tomaron las
muestras.

3. En la página 6 del informe el patrullero refirió que “se presentaron diferencias en los
caracteres numéricos pertenecientes al número de cédula de la señora CARMEN VAN
LENDEN”, situación que demuestra que el perito o analizó documentos que no fueron
manuscritos por la señora Rosalía Solano de Lacouture o copió y pegó el análisis de
otro informe y no realizó un análisis propio para el caso.

4. El manual anexo (Ver punto 6.2.1 del Manual para la toma de muestras
manuscriturales elaborado por la Fiscalía General de la Nación, anexo), dispone que
“en caso de que el documento dubitado contenga cifras, proceder a indicarle al
amanuense que realice diferentes operaciones matemáticas para identificar formas
de los números y otras características”, sin embargo, según las imágenes contenidas
en el informe del patrullero, a la persona a la que se le tomaron las muestras se le
indicó que escribiera el número de cédula y no se utilizó la técnica correcta para la
recolección de las muestras.

5. El manual indica que “El servidor de Policía judicial no debe mostrar al amanuense los
escritos cuestionados”, sin embargo, la señora Rosalía Solano de Lacouture confesó
en el interrogatorio de parte “yo acudí al CTI, donde me hicieron unas pruebas
grafológicas de mi letra y donde por primera vez conocí la letra de cambio objeto de este
proceso”. La confesión de la demandada resulta relevante pues resulta muy extraño
que la demandada hubiere acudido al CTI cuando el funcionario que rindió el informe
ni el patrullero que realizó de la solicitud son funcionarios del CTI, lo que pone en
duda lo dicho por la demandada. Pero además, si asistió, las muestras
manuscriturales incurrieron en un error garrafal al mostrarle el material dubitado, lo
cual vicia de inmediato las pruebas, pues como lo indicó el perito Oscar Fajardo

26
Guzmán, ello afecta la espontaneidad y hace más fácil que la amanuense disfrace su
trazo al realizar las pruebas.

6. El patrullero incurrió en contradicciones al identificar el material indubitado, pues en


el punto 3 del informe manifiesta que recibió las muestras manuscriturales como
anexo de la solicitud al referir “Se recibe solicitud mediante formato solicitud de análisis
FPJ12, por parte del señor YESISON FERNÁNDEZ MANJARRES Funcionario de Policía
Judicial Sijin Mesan, anexo se recibe; Un sobre con once folios tamaño oficio de muestras
manuscriturales”, luego en el punto 8 del informe refiere que él tomó las muestras. A
su vez en el punto 3.2 del informe refiere que el material indubitado son “once folios
tamaño oficio de muestras manuscriturales tomadas a la señora ROSALIA DE
LACOUTURE” y finalmente en otra parte del informe habla de que analizó material
extra proceso que no identificó como material indubitado.

7. En el manual se establece que para la toma de muestras, se debe indicarle al


amanuense que “elabore una autobiografía, (edad, estudios, enfermedades,
profesión) o hacerle un dictado del texto de una revista o periódico, teniendo la
precaución de no realizar sugerencias sobre el tipo de letra o tamaño a utilizar”, sin
embargo, en las fotos del informe solo se observa que al que se le tomaron las
muestras solo se le indicó firmar Rosalía Solano de Lacouture y el número de cédula.

8. El manual indica que se debe “obtener por lo menos un folio de la mano menos diestra
(menos hábil)” para el caso en concreto el informe no deja constancia de ello.

En conclusión, el informe contiene una gran cantidad de errores y falencias técnicas que
interfieren directamente en el resultado del análisis y en las conclusiones según lo
manifestó el perito Oscar Fajardo Guzmán, en tal sentido, lo anterior constituye una
razón más para que el despacho se abstenga de valorar el informe radicado el día 25 de
enero de 2017, pues el mismo no es prueba y mucho menos idónea, sólida, confiable o
que conduzca a probar la falsedad.

El informe es prueba ilegalmente decretada:

Resulta contradictorio que el despacho en su momento hubiere reconocido


expresamente que tal informe no tiene la condición de prueba y que sin embargo hubiere
ordenado de oficio obtener copias auténticas del mismo. Ello fue una forma indirecta de
traslado de una prueba que no era susceptible de traslado, en tal sentido se trata de una
prueba ilegalmente decretada lo que también conlleva a que no pueda ser valorada.

En relación con la prueba ilegal la Corte Constitucional ha dispuesto:

“Ha dispuesto una distinción entre la prueba ilegal, entendida como aquella que
afecta el debido proceso desde el punto de vista procesal formal
(incompatibilidad con las formas propias de cada juicio), y la prueba
inconstitucional, que es aquella que transgrede igualmente el debido proceso, pero
desde una perspectiva sustancial, en tanto es obtenida vulnerando derechos
fundamentales.”

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En el presente caso el decreto de la prueba fue ilegal, pues a pesar de que el despacho
reconoció que se trataba de un simple elemento material probatorio que no tenía la
calidad de prueba y que en consecuencia no podía trasladarla de conformidad con lo
establecido en el artículo 185 del C.P.C., de incongruentemente decidió en efecto
trasladarla de oficio, decisión que no se recurrió por cuanto en contra de la misma no
procedía recurso alguno por tratarse de prueba de oficio.

Así las cosas, resulta palmario que la prueba fue decretada en contravía del artículo 185
del C.P.C. y de la jurisprudencia nacional que establece que en etapa de investigación
preliminar en asuntos penales no se practican pruebas sino que se recaudan elementos
materiales probatorios que no son susceptibles de traslado, por lo cual es evidente que
fue una prueba decretada ilegalmente.

V. ANEXOS

No obstante que para esta parte resulta claro que se encuentra precluido el periodo
probatorio, se anexa como sustento de las alegaciones el informe rendido por el experto
en Documentos Cuestionados, Grafología, Documentología y Dactiloscopia Oscar
Fajardo Guzmán a través del cual se detallan los errores contenidos en el informe
elaborado por el patrullero Ludwin Davial Leon R.

Lo anterior, sin perjuicio del derecho de contradicción el cual como se indicó no ha sido
ejercido por esta parte en relación con dicho documento, el cual me reservo.

Atentamente,

JESUS GREGORIO ORTEGA SALTARIN


C.C. No.: 84.458.565 de Santa Marta
T.P. No.: 188.908 del C. S. de la Judicatura

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