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LENGUA YLITERAl RA
DEPARTAMENTO DE LETRAS
FACULTAD DE HUMANIDADES
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María Teresa Gramuglio
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LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN
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MARIA TERESA GRAMUGLlO
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mias, sociedades, premios, cargos) y de .,..tl'uéC"ión para invocarlo como llave maes
be ser puesto en relación con' las trans tra y. explicación omnicomprensiva de
formaciones sociales que se inician eñ las imágenes de escritor. Aunque como
la Argentina del Centenario.10 No es ne es evidente estas notas deben buena par
cesaría repetir aquí esos datos, pero sr te de su inspiración a las teorías de
subrayar nuevamente que las figuras de Pierre Bourdieu,12 el. paso metodológico
escritor y las representaciones del cam ,~ue proponen es casi inverso: intentar,
po literario se convierten en objetos . no una descripción de estados de cam
frecuentes en el imaginario de los escri po, sino· una lectura de las imágenes de
tares cuando comÍEmza ese proceso: es ''>,.i
'escritor que algunos textos construyen,
entonces. cuando proliferan los textos f. 'poniendo las estrategias discursivas y
que tienen como tema algún aspecto de · las estrategias de escritor 13 en relación
la vida Ii teraria, que designan, con la · de implicación mutua, para seguir en
ficción o con la polémica, los lugares sus articulaciones los modos específicos
del campo y los. puntos de conflicto · y diferenciados' que revisten tanto los
presentes, que proponen representacio conflictos inscriptos en la formulación
nes y que edifican mjtos.~1 Los años que ·,.I del proyecto literario, como 10.S siste
van desde el Centenario hasta la crisis mas de valor que sustentan la conceE
de 1930 en la Argentina se caracterizan .ción acerca de la función de la litera
por un conjunto de transformaciones es
trechamente vinculadas a la moderniza
ción sociopolítica y a los cambios 'urha
U ura .y del escritor. . -
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vez, en lugar de escribir lisa y llanamen que era "castellano, hidalgo y opulen
te un ensayo sobre lo que consideraba to", con lo cual introduce el tópico de
los "males" que aquejaban a la nación, los mitos del linaje, constitutivo de tan
apeló a un género convencional y con tas figuras de escritor en la literatura
ven~i?naJizado -el diario- y const ruy6 argentina.15 Por último, el prologuista
unaparaJio,,;¿híbcrido para introducir a un aclara que el uso del se'ud6nimo no se
personaje ficticio -Gabriel Quiroga- que debe a la cobardía sino a. la modestia
se hace cargo del discurso de ideas. de Gabriel Quiroga, modestia que, visi
Es posible postular, por un lado, que blemente, no se cuenta entre los atribu
El diario... elige ser un ensayo desvia tos de Manuel Gálvez, quien sr insc ribe
do, porque su pacto constitutivo coloca su nombre en la tapa como nombre de
en la base una ficción, la de ese perso autor.
naje, Gabriel Quiroga, que ha escrito uñ La segunda voz, la de Gabriel Quiro
diario; y por el otro, que esa estrategia ga, entra después de esa larga introduc
constructiva lo presenta como un texto ción, en un segundo prólogo titulado
donde, aparentemente, hablan dos voces. Dos palabras y firmado con las iniciales
La . primera de ellas es la de un autor G.Q. Este segundo prólogo, escrito en
real, ¡yIanuel Gálvez, nom bre que figura primera persona, gira en torno de d0s
en la 'ta-a~der'"nb'io 'también'ál" ·····ie· cuestiones centrales: Ulla -quizá la más
d'eJ3;·}ar~i'¡~1:rQdiiG¿J¿¿ • · qu;pre~~ªePa.I··.·· atractiva , pero que aquf resulta late
.diario propiarn(¡nte dicho,e.n la cual. el ral- la idea de que phblicar es perder
\luto r se .. proclam a .si rupleme,nte".~JQ! algo del yo; la otra, el reconocimiento
<:le lo que sé va a leer,
en un sentido de que este libro es un homenaje a la
muYPi6ximo iiJciélactü'á] uso anglosa patria en su centenario, pero un home
jón del término: dice que ha depurado naj e que se calí fica de "duro y cruel".
el texto original de elementos que harf por las verdades que encierra, y que se
an dificultosa la lectura, que ha realiza guramente sonará como una nota' discor
do una especie de montaje con los ma dante en medio de los festejos que fa:
teriales del diario de Quiroga, y que ha: celebración suscita. Gabriel Quiroga es
practicado una selección de los mismos, cribe entonces "Yo me resigno a pubIT
ohed.endo a los lectores una versión ex car ••• " y "Yo le ofrezco a mi patria•.. 'r;
purgada de acontecimientos Intimos y pero en la última; frase del prólogo, in
subjetivos (algo asr, fabulemos, como lo mediatamente antes de las iniciales
que Leonard Woolf hizo con el diario de G.Q. con que se lo firma, leemos: "y
Virginia Woolf). En ese prólogo, la voz este fue el primero y el último libro de
de Manuel Gálvez traza una semblanza Gabriel Quiroga". Ante esta ruptura en
y una historia intelectual de Gabriel el nivel de la enunciación, el lector no
Qt.:iroga en la que cualquier lector más puede menos que sobresaltarse y pregun
o menos informado puede reconocer fá tarse "¿quién habla aquf?". Pues este i!
cilmente datos autobiográficos del pro ro discursivo de la frase final resulta
J
pio Gálvez, y que por lo tanto diseñañ en verdad inesperado y enigmático. Re
a GaJ?riel Quiroga como un doble o un capitulando estos desvíos, vemos que, pa
,8.1ter..ego de Gálvez, cuestión' que la crí ra gran sorpresa nuestra, hemos acaba
1 tica Contemporánea señaló de inmedia do por encontrarnos, en los comienzos
I
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too Además, el autor-prologuista-editor
Manuel Gálvez aclara que Gabriel Quiro
gil. no se llama "en realidad" Gabriel'
Quiroga, sino que ese nombre es un seu
de un texto de Galvez, con estrategias
dignas de Borges: un ensayo enmascara
do que tiene como punto de partida
una ficción; un pacto de lectura desvía
dónimo' tomado de un antepasado suyo do que nos instala en el apócrifo: un a~
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tor que escribe. un diario que es el di~ al mismo tiempo que revela la ambigüe
rio de otro; un escritor ficticio que tie dad del pri mer campo literario, Gálvez
ne un nombre (un seudónimo) tomado elimina una parte de sí mismo que sim
\, ¡de sus antepasados; finalmente, un reI~ boliza su colocaci6n todavía indecisa eñ
~ ¡va de voces que torna dudoso el estat~ ese cam po, y procede a instalar, en su
ro del sujeto de la enunciación. lugar, otra figura, la del autor-editor
Pero este escritor no es, en la con Manuel Gálvez, primera de la larga se
cepción de Gálvez, un escritor, pues se rie que irá desfilando en sus textos pos
trata de alguien que no publica, alguien reriores. Aunque con estrategias difereñ
a quien este texto le es arrancado y tes, esta liquidación puede considerarse
\j,)_ que no escribirá un segundo libro: no homóloga a la que se· realiza con el es
~li.J,.·' ~
. ~l'e. g.·Íl.'.\.á..., .. p.or .10. tanto, a constituirse .e.n.
' )~yl: autor . ~t.9~. es en alguien cuyo ~~r::l>,;Sl
critor bohemio Riga, protagonista de El
mal metafísico, que finalmente muere
Q; Se;:::! :(1).Y.l,tlJ:.t.e...~~.i;_Qlll,lQª,".9I!,~"_~':::~!,~, en Nacha Regules. En Gabriel Quiroga
lJ[1j.5lil~cL.~ . . !l:!:!. . . S¿QDj.ynJo.. ,d,Sl..,,~Sl~1Q~~,1.§ En el se condensan, como en Riga, zonas de
discurso de la. voz que firma Manuel rechazo; por eso, simbólicamente, ese
Gálvez, Gabriel Quiroga encarna explíci doble que es Quiroga morirá como escri
tamente la f!gyra-_slel esteta, del dile tor (éste fue su último libro) y el nom
ttante, del I¡fficionado) y en este último bre de Gálvez usurpa su nombre en la
sentido apar~ifsr como un heredero tapa como nombre de autor.
de los escritores"del ochenta: un ama Pero habría que añadir, para ser pre
tem. En su versión tradicional, 'el ama cisos, que no todo' Gabriel Quiroga se rr
teur es, ciertamente, un bel esprit, que quida, pues Quiroga, ¡¡.demás de un ama
confiere un noble prestigio a las let ras teur, es un patriota, y este rasgo que
y que aparentemente desdeña el presti también será retomado por Gálvez en
gio que las letras pueden conferirle a textos posteriores, y reelaborado de ma
él. Pero con .la ,figura del amateur el neras diversas, constituye un caro motI
escritor corre el riesgo de quedar atra vo nacionalista que se manifiesta de mo.
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de . Lugones.. Pero la historia -de laS
comoo un amateur y no como un profe transformaciones y desplazamientos del
sional permanece en algunos casos some ideologema de escritor-patriota es un
tido a actitudes y estrategias pre-mo capítulo que la economía de estas notas
de mas (en otros quedará alojado en uñ permite omitir.
lugar sospechoso o margina!), y es por Conviene ahora reiterar la pregunta:
ello que el conflicto con la figura del ¿por qué esa estrategia complicada?
amateur se plantea de modo caracteris ¿Por qué el alter-ego, por qué Gabriel
tico en las etapas de iniciación del es Quiroga? Nombrar el libro es encontrar
critor y en los campos literarios en for se con la exasoer¡¡.ciÓn dióll e.sc.amoteo y
maci6n, donde aún resultan ambiguos de la ambigüedad: el Diario de Gabriel
tanto el estatuto del escritor como el Qulroga de Manuel Gálvez. En el ptólo
de la práctica literaria. 17 go firmado por Manuel Gálvez se lee:
Por todo esto, parece pertinente pr~ " ••. mi condici6n de editor no me res
poner que en la figura de Gabriel Qui ponsabiliza de las ideas del autor. En o
roga Gálvez intenta distanciarse de uñ tra parte sería ridícula esta adverteñ
tipo de escritor, y procede a liQuidarlo; cia, pero en Buenos Aires nunca. esta
"y éste fue el pnmero y el último U de más". La cita no puede dejar de ser
bro de Gabriel QUiroga" es, por cierto, puesta en correlaci6n con la anterior de
una frase que suena a epitafio.Con ella, negaci6n de la cobardía de. Gabriel Q~
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roga CGmo motivo para no firmar su li 1910 hasta la década del 40, Gálvez ha
bro con su propio 'nombre. Pero si esta seguido otorgando centralidad a la figu_
lectura resultara abusivamente maligna, ra del escritor en sus textos, no sólo
se puede señalar que ella revela, por lo construyendo autoimágenes en que se
menos, una preocupación bastante aguda proyecta su subjetividad, sino sobre todo
acerca de lo que se puede o no se pue convirtiendo al escritor en el punto fo
de decir, esto es, de las condiciones de cal que orienta la perspectiva desde la
recepción para un libro como El día cual son percibidos los temas en torno
ño.•• ; es también elocuente en cuanto de los cuales se organizan sus ficciones,
a la imagen negativa que Gálvez presen sean la prostitución y la injusticia so
ta del medio literario porteño, confir cial o el fracaso de las ilusiones de re
mada por numerosos pasajes de sus Me generación moral que produjo en alg~
moñas, en los que deja minuciosamente nos sectores sociales el golpe del 'trein
registradas ingratitudes, insidias y mez tao y es justamente en la nove! a dél
quindades sin cuento; y realiza una ma treinta, en Hombres en soledad, donde
niobra sinuosa: yo, Gálvez, firmo este es posible encontrar, junto a la cons
libro, pero afirmo que no soy responsa trucción de una imagen que temariza
ble de sus ideas, puesto que estas ideas 'uno de los motivos recurrentes caracte
son de otro, maniobra que revela el' ca .rísticos, el de la soledad del escritor;
rácter aún precario de la autoridad de una representación ficcional del campo
un autor que necesita enmascararse literario tal como Gálvez lo concebía,
tras la figura del editor, del que hace esto es, como una construcción imagina
públícos los discursos de otro.18 Final ria cuyo valor de verdad no reside en él
mente cabría agregar que, además de regist ro de los datos reales, sino en lo
remitir a la ambigüedad de la propia que revela acerca del sistema de valo
colocación en un campo también toda res que la sustenta.
,! vía ambiguo, esta estrategia se halla es
trechamente emparentada con un proce En cuanto a lo primero, a la sole
dimiento que opera en la misma direc dad, es fácil ceder a la visión ya cano
ción (que Gálvez dice' haber tomado de nizada que, desde distintos lugares ideo
FlauJ:¡ert) y que utilizará hasta el hartaz lógicos, ha visto en la década del trei:!;
go en sus ficciones: el estilo indirecto ta un páramo cuyo signo más evidente
libre. Con él, el narrador delega en las es el aislamiento y la incomunicación
voces de los personajes el discurso de entre los intelectuales. Títulos famosos
ideas, ,y sobre todo de aquellas ideas se invocan para confi rmar esa imagen:
de crítica social cuya atribución al au El hombre que está solo y espera, La
tor podría resultar poco conveniente pa bahla de silencio y el mismo Hombres
ra la estrategia del escritor. 19 - en soledad. Es aquí donde se torna nec!,:
De modo que Gabriel Qdroga es ape sario proceder a cotejar los daros con
nas el primero de la larga serie de per los discursos literarios y los mitos sedi
sonajes escritores que pueblan los libros mentados sobre ellos: pues basta leer;
de Gálvez, y que van regist rando la sin ir más lejos, en las Memorias de
transformación de aquella figura inicial Gálvez la infatigable actividad gremial
de escritor patriota y amateur. Son es y social que desplegaba por esos años
critores prácticamente todos los perso en el ám bito literario, la cantidad de
najes de El mal metafrsico, es escritor agrupaciones, revistas, editoriales, con
el Monsalvat de Nacha Regules, y es es gresos, cenas, homenajes en que partid
critor Cla..raval, el. protagonista de Hom paba, la vinculación con instituciones a
bres en soledad y El uno y la multitud: las cuales pertenecían otros escritores
Es decir, que en el lapso que va de nacionales y extranjeros, para percibir
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tor fracasado es, en el relato homóni Arlt es, en definitiva, hijo de sus .obras.
mo, el que se liga a camarillas litera En "Yo no tengo la culpa" el traba.
rías, el que se convierte en crítico, él jo textual que se despliega a partir de
que hace polftica con la literatura; el un recurso frecuente en las Aguafuet
escritor fracasado es la eterna prorne tes, el de responder las cartas que los
sa generada por el éx:ito fácil; es fina¡ lectores dirigen al escritor, somete el
mente, el que no produce: el que no es nom bre a todas las presiones imagina
cribe. En está. autobiografía ficticia, el bIes: la superchería de un nombre falsO
escritor fracasado carece de nombre y ("ya sé quién es usted a través de su
, de dtulos; por lo tanto, no puede reem Arlt"), el seudónimo ("0fgame, .usted
plazar su nombre por los títulos de sus no es el señor Roberto Giusti, el conce
jal del Partido Socialista? 11 o más di ree
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, obras: es, en definitiva, un anónimo .
El J1Q,.mbl~ y 10s~JÚ1!.!g§~ aparecen
,- DI fuertemente ligados en la construcción
tamente, en otra carta: "0fgame, ese
Arlt no es Un pseudónimo?"), la cosifi
I de la autoimagen de escritor en los cación ("Cómo se escribe 'eso'?"), ra:
LJextos de Arlt. El nombre sufre una paronomasia ("Tampoco puedo argUlr
transformación significativa en la serie que soy pariente de WilliamHart ••. ") y
de las cuatro pequeñas autobiografías finalmente el extrañamiento, descampo
que Arlt escribió entre 1926 y 1931. El niendo el nombre en sus elementos
nombre 'es también el rema de una de consti tutivos: "y ustedes comprenderán
las Aguafuertes porteñas, "Yo no tengo que no es cosa agradable andar demos
la culpa". Se trata, en este último ca trándole a la gente que una vocal y
so, del apellido, esto es, del nombre tres consonantes pueden ser un apelli
que viene del padre: ArIt. ¿Cómo hacer do". Rareza del nombre: el nombre ex
de ese conjunto malsonante, diffcilmen tranjero, el nombre sospechoso (limas
te pronunciable, un nombre? ¿Cómo de tampoco me agrada que le pongan
mostrar que "una vocal y tres consonañ sambenitos a mi apellido, y le anden
tes" pueden, sin escándalo, llegar a ser buscando tres pies"). Nombre que ap~
un nombre? En otras palabras, ¿cómo rece ligado a una culpa misteriosa que
, \ ~~_ posible, en el m,undo de las letras, se remonta a orfgenes oscuros y sin
'f~erse un_Jl~.? El conflicto de prosapia: " ••. opto por acostumbrarme a
ArIt, simbolizado, en el trabajo con el mi 'apellido y cavilar,' a veces, quién
nombre, se despega totalmente de la fue el primer Arlt de una aldea de Ger
preocupación patriótica de raíz naciona mania o de Prusia, y me digo: ¡Qué bar
lista y produce un asombroso desvío de baridad habrá hecho ese antepasado añ
·Ia postulaCión de cualquier, función p.Q cestral ' para que lo llamaran Arlt!" "J;:Q,
blica que legitime el trabajo del escri ',dos estos ,juegos con, el nombre. colo
tor por apelación a' otra' esfera, sea bán-at"'e~critor baj.o el estatuto ~e la
apostolado mor"l o eficacia polftica.,.La lsospecha..,.JY lo conylerten -en una figura
construcción de la imagen ,en Arlt ins dt!t!esx('en alguien a quien de antemano
cribe una figura desacralizada y laica-;- se le adjudica "cualquier barbaridad",
una figura .sospechosa que' elude, ade en alguien que, como los delincuentes,
más, la apelación al pasado que está: usaría alias y nombres falsos.
en la base de los mitos más frecuentes Oetras de la serie de catástrofes
en torno a la figura de escritor en la acarreadas por el nombre, late, en "Yo
literatura argentina: ni pasado nacional no tengo la culpa", la pregtir. ta escondi
ni pasado familiar, detrás de esta figu da: ¿quién es ese Arlt? ¿quién es' éste
ra no hay tradición, no hay linaje, no que firma las Aguafuertes porteñas? 22
hay, antepasados ni padres, y el escritor Las cuatro pequeñas autobiograffas que
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ArIt escribió entre 1926 y 1931 pueden miento característico de Arlt, y que po
ser leídas, desde la perspectiva del üa drfamos reconstruir parafraseando su 1"6
bajo con el nombre, como una secueñ gica .retorcida: "Quisiera escribir nove
cia de respuesta· a esa pregunta (auñ las que fueran panorámicos lienzos ce
que son mucho más que eso, pues acu mo las de Flaubert. Pero para escribir
mulan cantidad de motivos arltianos). bien,hacen falta tiempo y dinero. Sin
La primera es de 1926, y en ella se embargo, a quienes tienen tiempo y di
lee: "Me llamo Roberto Godofredo Chris . nero no les interesa la li teratura, y a
tophersen Arlt". Es el año de publica los que escriben bien apenas si los leen
ción de El juguete rabioso, y se sabe correctos miembros de sus familias". Si
que no le resultó fácil a ArIt encontrar en lo más inmediato el "escribo mal"
editor para este primer libro. En la se remite a los conocidos déficits de la
gunda, de 1927, el nombre se acorta y formación literaria de Arlt, a lo preca
desaparece el Godofredo: "Me llamo a
rio de sus capitales cultural y social,
Roberto Christophersen Arlt"; no se la necesidad imperiosa de legitimar una
menciona El juguete, ya publicado, y se colocación que no halla sustento en t ra
anuncia una novela futura, Los siete lo diciones, saberes y linajes prestigiosoS;
cos. En la de 1929, el nombre es expul el reverso de esa afirmación inscribe
sado del texto, y en su lugar apareceñ en la autoimagen de Arlt, como un os
los tftulos y la jactancia: "A los veinti curo objeto del deseo, siempre presente
dós años esc ribí El juguete rabiosó..•. Ac por su ausencia, el fantasma de un li··
tualmente tengo casi terminada la nove bro otro, de un libro imposible: una no
la Los siete locos. Me sobran edito vela perfecta como las de Flaubert o
res. >l. En la de 1931, ni nombre ni títu "una novela amable como una nube son
lo, desplazados ambos por la obra coñ rosada". 23 Pero ese libro imposible, ¿es
vertida en cantidad: "Obra realizada: "3 el libro que no se puede o no se quiere
novelas, 20 volúmenes de impresiones escribir?· Tensión indecidible y pregunta
porteñas en el diario El mlIDoo" y un sin respuesta en un proyecto literario
signo de reconocimiento: "Premio Muni que, por otro lado, exige libros con "la
cipal". En el transcurso de la .. secueñ violencia de un cross a la mandíbula" y
cia los títulos han desplazado "al no [ji que instala la escena de la escritura
bre, el escritor se nombra por la obra-; entre los ruidos de las "redacciones es
y la obra se valida por la cantidad. Es,' trepitosas" y de "un edificio social que
acaso, una manera de confirmar aquella, se desmorona".24 .
"prepotencia de trabajo" que Arlt prq Los ruidos y el vértigo de la urgen
clamaba .' en el prólogo de Los lanzalla cia. de la producción minan al mismo
mas, ·c9n la exigencia vertiginosa de tiempo las tradicionales imágenes sacra
"un libro tras otro"; prepotencia que es lizadas de la literatura y del escritor:
en definitiva potencia: "sí, un libro tras El aguafuerte "La inutilidad de los li
otro, y que los eunucos bufen", UfilCO bros", además de descalificar el mundo
capital con que ingresa al mundo litera de la cultura al que se intenta acceder,
río. . - proponiendo en su lugar la reivindica
En esa afirmación prepotente que es ción de un saber no libresco, introduce
el prólogo de Los lanzallamas se inscri la figura del escritor como un "opera
be otro conflicto. Es el célebre "Se dI rio que escribe para ganarse el puche
ce de mí que escribo mal", conflicto ro" y reescribe la tensión entre "ritmo
que es enunciado en el texto apelando de producción" y "belleza". La práctica
a esa estrategia deceptiva que hemos de la escritura, finalmente, se convierte
aprendido a reconocer como un proce~ en una lucha contra el tiempo y el es
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", '::,
o
personaje novelesco que su pertenencia a rano y B. Sarlo, cito
la literatura y al arte". En "ovela de
los orígenes y orígenes de la novela, Ma 11. Viala señala, como advertencia metodológl
drid, Taurus, 1973, p¡g. 151. ca, la necesidad de examinar los datos
históricos, los discursos sedimentados so
3. Hago una extensión poco ortodoxa de la n~ bre ellos y las imágenes del mito que se
ción de estructura de sentimientos de Ral deben reconocer y analizar.
mond Williams para caracterizar estas
construcciones. Cf. Raymond Williams, 12. Pi erre Bourdieu, "Campo intelectual y pr~
Marxis ..o. .y Hteratura, .Barcelona, Peníns.'!. yecto creador", en Problemas del estructu
la, 1980, pp. 150-158. r.!isBo, México, Siglo XXI, 1967. Ca"p;
del poder y ea ..po intelectual, Bs. As.,
4. Cf. Fredric Jamason, ··The Polítical Uncos rolios Ediciones, 1983.
~0 La
cious, Cornell University Press, 1981,
pp. 87-88 Y 115-119. i noción de . estrategias de escritor d!
V signa el conjunto de operaciones -dIscur,
5. En Alain Viala, Nalssance de l'icrivaln, sivas y no discursiv.ás- que 1.os escn to - ~
8. Cf. Tulio Halperín Donghi, Los.··mundos de 18. Nada de esto queda en 1930, cuando Gálvez
José Hernández', Buenos Aires, Sudamerica comienza a publicar su serie Este pueblo
. na, 1985. necesita ••• en La ~ación, donde se vuelve
a introducir una auto imagen de escritor
9. Véase la escena que analizan C. Altamira . patriota en una inflexión atravesada por
no y B. Sarlo en "Una vida ejemplar: lá" nuevos componentes ideológicos y forma
estrategia de Recuerdos de Provincia". [~ les.
sayos argentinos, Buenos Aires, Centro
Editor de América Latina, 1983. p. 38. 19. G¡lvez publicó Macha Regules en el perta
dico socialista La vanguardia. Cuando sé
10. Al respecto, véase "La Argentina del Cen le reprocharon las ideas a'narquistas y
tenario: campo· intelectual, vida literá" meximalistas que proli feran en algunos 'p!
ria y temas ideológicos" y "La fundació;;- sajes de esa novela, pudo aducir, como
de la literatura argentina", en C. Altami cuenta en sus l'Ie""rios, que no era él
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