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Lección Segunda:
REVELACIÓN E INSPIRACIÓN

1. Dios se revela:

La revelación es la manifestación de Dios al hombre. El verbo revelar viene de la


palabra latina re-velare, cuyo significado es quitar el velo que oculta algo,
descubrir una realidad que ha permanecido oculta.

La Sagrada Escritura nos presenta el hecho de la revelación de Dios a lo largo de


la historia humana, convirtiéndola en historia de salvación (Cfr. Hb 1,1). Ella es
una acción libre y gratuita de Dios, un regalo espontáneo del amor de Dios que se
manifiesta a los hombres. El hombre es capaz de recibir esta comunicación
espiritual ya que el mismo Señor lo ha creado con capacidad de conocerlo y
amarlo.

La revelación se convierte así en una elevación sobrenatural del hombre que la


recibe, pues la Palabra de Dios no puede ser recibida como tal sin la gracia de
Dios. Hay entonces dos pasos en la revelación: una invitación y una exigencia de
fe. Dios habla y manifiesta su plan divino y el hombre escucha, acoge y responde.

 La revelación es un acontecimiento salvífico, aceptado y acogido en el corazón


y que ofrece la posibilidad de la salvación.

 En la revelación Cristiana Dios se nos da en Jesucristo para salvación de todos


los que creen.

2. Dios se revela paso a paso:

Dios se revela por etapas, pasos o momentos, dados de manera progresiva para
que el hombre capte más fácilmente su actuar en la historia. A esta manera de
actuar se le conoce como pedagogía divina.

Un primer momento de revelación es la creación, Dios quiere plasmar su obra en


el universo entero y todo cuanto en él se contiene: los planetas, los animales, el
día y la noche, las plantas: “En el principio creó Dios el cielo y la tierra” (Gn.
1,1). La gran obra de Dios es el hombre , creado a imagen y semejanza suya,
“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creo,
macho y hembra los creó” (Gn. 1,27).

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Pero Dios sigue revelándose en el marco de la historia en donde Él se


hace presente; así la historia deja de ser un tiempo como cualquiera y se
convierte en el espacio donde Dios se revela.

El punto culminante de la revelación, llegada la plenitud de los tiempos, es la


Encarnación del Hijo de Dios: “Muchas veces y de muchos modos habló Dios
en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, en estos últimos
tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo” (Hb. 1,1-2).

Jesús revela el rostro paternal y amable de Dios que está cerca de todos los que
sufren, revela el perdón de Dios para los pecadores, nos muestra que no hay que
juzgar, sino que debemos ser comprensivos unos con otros, nos enseña a orar y
desvela completamente el misterio de Dios haciéndolo patente a los hombres en
su propia persona.

“Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha


establecido su alianza para siempre. El Hijo es la palabra definitiva del Padre,
de manera que no habrá ya otra revelación después de El”. (Catecismo de la
Iglesia Católica, 73).

3. La Revelación de Dios hoy:

El catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “por su revelación, Dios


invisible habla a los hombres como amigo, movido por su gran amor y mora con
ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía” (142).

Hoy Dios se sigue revelando y sale a nuestro paso, se revela de manera especial
por medio de la Iglesia, en la Eucaristía que es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y
a través de la Palabra proclamada pidiendo de nosotros una respuesta a esta
manifestación. Se revela también a través de otras personas o de los
acontecimientos lo que el Concilio llama los “signos de los tiempos”.

Contemplamos el actuar de Dios en cada día que nace, durante el mismo y al


ponerse el sol; se revela en el nacimiento de un niño, en la alegría del joven y en
la mirada tierna y serena que dice de la labor cumplida del anciano. Se revela a
muchas personas santas que descubren que su vida proviene de Dios y por ello la
ponen a su servicio.

La Iglesia nos aclara la revelación por medio de dogmas, unas verdades que han
sido declaradas y que “son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo
hacen seguro” (Catecismo de la Iglesia Católica, 89).

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Conclusión:

Dios como buen amigo, no ha guardado secretos para con nosotros, todo
nos lo ha contado, nosotros debemos poner el máximo interés, frecuentando su
palabra, meditándola y poniéndola por obra.

“La Iglesia recomienda insistentemente a todos los fieles la lectura asidua de


la Escritura para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (Flp. 3,8)
pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo” (Catecismo de la Iglesia
Católica, 133).

Si Dios se nos revela diariamente, al hombre corresponde una actitud de acoger la


revelación divina. Se nos exige apertura y docilidad frente a la acción de Dios,
atención para descubrir lo que Él nos va mostrando y decisión para seguir su
voluntad cuando la descubrimos.

Otro aspecto que vale la pena recordar es este: como la revelación ha sido obra
del Espíritu Santo, dentro del ambiente en que nos encontremos debemos dar
apertura a la acción de este Santo Espíritu.

LECTURA COMPLEMENTARIA:

Sobre la revelación bíblica.


De la constitución Dogmática “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II.

En la revelación Dios se presenta mediante acontecimientos y palabras. La


plenitud de la revelación es Jesucristo. Depositarios y testigos de la revelación son
los apóstoles, los profetas, la Iglesia total y cada cristiano en particular recibe la
revelación.

Con la revelación todos pueden conocer con seguridad la Verdad. La revelación


es automanifestación de Dios, no la comunicación de verdades abstractas, es una
revelación en la misma historia del hombre. “Dispuso Dios en su sabiduría
revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual
los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el
Espíritu Santo y se hacen partícipes de la naturaleza divina. En consecuencia,
por esta revelación Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su
gran amor (Cfr. Ex 33,11; Jn 15, 14-15) y mora con ellos (Cfr. Bar 3, 38), para
invitarlos a su comunicación y recibirlos en su compañía“.

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Para tener en cuenta y recordar:

 Por amor, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre. De este


modo Él nos da una respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que el
hombre se plantea sobre el sentido y la finalidad de su vida.

 Dios se ha revelado al hombre comunicándole gradualmente su propio Misterio


mediante obras y palabras.

 Más allá del testimonio que Dios da de sí mismo en las cosas creadas, se
manifestó a nuestros primeros padres. Les habló y, después de la caída, les
prometió la salvación y les ofreció su alianza.

 Dios selló con Noé una alianza eterna entre Él y todos los seres vivientes. Esta
alianza durará tanto como dure el mundo.

 Dios eligió a Abraham y selló una alianza con él y su descendencia. De él


formó a su pueblo, al que reveló su ley por medio de Moisés. Lo preparó por los
profetas para acoger la salvación destinada a toda la humanidad.

 Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha


establecido su alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre,
de manera que no habrá ya otra Revelación después de El (Catecismo de la
Iglesia Católica, 68-73).

Escenas del Antiguo Testamento:


Moisés salvado de las
aguas (Ex 1-2).
La alianza, después del diluvio
(Gen 8,20ss.)
La vocación de Moisés (Ex 3,15)

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LA PALABRA DE DIOS INSPIRADA

1. ¿Cómo expresa la Iglesia Católica


que la Escritura es inspirada?

La Iglesia Católica, basada en la seguridad de que la Biblia es Palabra de Dios


inspirada, ha reflexionado durante toda su historia sobre este misterio.

Desde los primeros siglos de la Iglesia, los Santos Padres han considerado estos
escritos como inspirados por el Espíritu Santo en la mente y en el corazón de
quienes los han elaborado. Ellos sostienen que el autor de la Biblia es Dios; que Él
la “inspiró” y nos habló por medio de ella. Por eso aseguran que los escritores de la
Biblia son instrumentos que Dios mismo eligió para que, inspirados por Él,
cumplieran esta labor. San Buenaventura, por ejemplo, enseñó que Dios es el
autor de la Biblia y que, revelándose a los profetas y demás escritores les
transmitía las verdades que luego ellos recopilaban por escrito, formando el libro
Santo de la Biblia.

También los textos del magisterio de la Iglesia definen las Escrituras como
verdadera Palabra de Dios. Así, en los diferentes concilios (Florencia, Trento,
Vaticano I y II) se enseña que Dios es el autor, ya que Él inspiró los libros tanto del
Antiguo como del Nuevo Testamento.

La Iglesia Católica, a través del “dogma” (verdad fija que contiene lo que los fieles
deben creer y aceptar como verdadero con un acto de fe viva, con la seguridad de
que ella no se equivoca por estar asistida por el Espíritu Santo) afirma la
inspiración de la Biblia.

Para nosotros es claro que lo que Dios ha inspirado en las Sagradas Escrituras
fue revelado a personas escogidas por Él. Al llegar la plenitud de los tiempos
Cristo también escogió un grupo de personas para instruirlos en este mensaje y
que ellos lo llevaran por el mundo entero (cfr. Mt 28,19).

La Iglesia con la autoridad que le viene de Cristo, tiene derecho a señalar los libros
que deben ser leídos en las asambleas religiosas y los que no, por no ser
directamente inspirados (es el caso de los apócrifos). Fue así, como poco a poco
fueron definiéndose los libros inspirados por esta autoridad de la Iglesia, ya que
estos por sí mismos muestran su carácter de “sagrados”, según dice la segunda
carta a Timoteo: “Tú que desde niño conoces las sagradas letras, que pueden
darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús”
(2 Tim 3,15).

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2. Palabra de Dios en lenguaje humano:

La Sagrada Escritura es Palabra de Dios en lenguaje humano. Por ser obra directa
de Dios es perfectamente divina y perfectamente humana por ser escrita por
hombres.
Por eso para la comprensión de la Biblia es indispensable entenderla como
inspirada desde la primera hasta la última página; en cada una de sus enseñanzas
es un mensaje de Dios a la humanidad. Esta Palabra nos quiere comunicar ante
todo el Plan Divino.
“Dios ha inspirado a los autores humanos de los libros sagrados. En la
composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos,
que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando
Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito
todo y sólo lo que Dios quería" (Catec. de la Iglesia Católica, Nro. 106).
Pero volviendo a la persona del inspirado es necesario decir que no
necesariamente debe ser consciente de obrar como tal. En ocasiones parece que
están más ocupados en su actividad normal humana que en la ocupación que Dios
les encomendó al inspirarlo a escribir.

3. Realidad divina y humana de la Biblia

En la Sagrada Escritura, pues, se manifiesta siempre la verdad y la


santidad de Dios, la admirable "condescendencia" de la sabiduría eterna,
"para que conozcamos la inefable benignidad de Dios... Porque las
palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho
semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre
Eterno, tomada la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los
hombres (Dei Verbum, 13).

Tomemos como punto de partida el hecho de que el autor propiamente de la


Biblia es Dios. Lo que hay consignado en ella no fue escrito por voluntad humana,
sino por voluntad divina. Pero, ¿cómo se da esa inspiración en las personas
escogidas por Dios?
Es importante saber que el autor inspirado es un hombre normal que no se aísla
de su comunidad; en su ambiente ve la realidad y posee libertad, razón y voluntad.
Se siente inspirado a plasmar por escrito esa realidad y a leer en ella la acción de
Dios.
Así debemos tener en cuenta que para entender con mayor claridad lo que Dios
nos dice en la Sagrada Escritura, podemos acudir a conocer mejor las

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circunstancias en las que estaba envuelto el autor sagrado.


Técnicamente se llama conocer el “ambiente vital” de la persona que fue
inspirada por Dios. Para eso tratamos de conocer la historia, los
personajes, las épocas, las etapas de la revelación.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice... (transcribimos una parte de él


bastante amplia porque consideramos que debe ser tenida en cuenta):

En la Sagrada Escritura, Dios habla al hombre a la manera de los hombres. Por


tanto, para interpretar bien la Escritura, es preciso estar atento a lo que los autores
humanos quisieron verdaderamente afirmar y a lo que Dios quiso manifestarnos
mediante sus palabras (Nro, 109).

Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las
condiciones de su tiempo y de su cultura, los "géneros literarios" usados en aquella
época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. "Pues la
verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole
histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios" (Nro., 110).

Pero, dado que la Sagrada Escritura es inspirada, hay otro principio de la recta
interpretación, no menos importante que el precedente, y sin el cual la Escritura
sería letra muerta: "La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu
con que fue escrita".

El Concilio Vaticano II señala tres criterios para una interpretación de la Escritura


conforme al Espíritu que la inspiró (Nro., 111).

1. Prestar una gran atención "al contenido y a la unidad de toda la Escritura". En


efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una
en razón de la unidad del designio de Dios, del que Cristo Jesús es el centro y el
corazón, abierto desde su Pascua (Nro. 112).

2. Leer la Escritura en "la Tradición viva de toda la Iglesia ". Según un adagio de los
Padres, "Sacra Scriptura principalius est in corde Ecclesiae quam in materialibus
instrumentis scripta" ("La Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia
que en la materialidad de los libros escritos"). En efecto, la Iglesia encierra en su
Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la
interpretación espiritual de la Escritura (Nro., 113).

3. Estar atento "a la analogía de la fe". Por "analogía de la fe" entendemos la


cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación
(Nro., 114).

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CONCLUSIONES:

 La Biblia es -en todo su contenido- un mensaje de salvación; es el


único libro en el mundo que es pura “Palabra de Dios”. Hay miles de libros
religiosos muy bonitos, con grandes enseñanzas de los santos, pero ninguno
de ellos es palabra de Dios.

 La Biblia es la fuente de la vida espiritual. Así como para vivir necesitamos del
alimento, de igual manera, la vida espiritual necesita ser alimentada por la
Palabra de Dios. Por más actos buenos, rezos, oraciones y lecturas de libros
piadosos, si dejamos a un lado la Sagrada Escritura estamos ignorando lo que
Dios nos quiere transmitir.

 La manera más hermosa por la cual Dios se ha revelado al mundo ha sido por
su Palabra. Desde la creación del mundo ha inspirado a hombres para que la
escribieran. El amor de Dios por los hombres llegó al extremo al encarnarse
esa palabra en Jesucristo. Por eso Jesucristo es el centro de la Biblia.

 La Sagrada Escritura ha sido inspirada por Dios a los escritores, por eso en la
Biblia encontramos lo que Dios nos quiere decir. Estos libros no son sólo
historias o relatos muy antiguos, no son únicamente poemas ni cantos; son la
Palabra de Dios.

 Como la Biblia es Palabra de Dios en lenguaje humano, es importante conocer


mucho del mundo en el que se escribió la Sagrada Escritura.

Acércate a la Palabra de Dios:

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para arguir, para corregir
y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y
preparado para toda obra buena (2Tm 3,16-17).

Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por
medio de los Profetas... (Heb 1,1).

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Demos gracias a Dios por la Creación.

Ora con la Palabra...

Dios Padre es el Creador. Éste es sin duda el primer rostro que percibimos de
Dios. Desde el momento en que entramos al mundo, entramos en contacto con la
paternidad divina que “crea”. Una creación que es fruto del amor inmenso de Dios
Padre.

La creación invita a un reconocimiento del poder divino y a una continua alabanza


que se dirija a Dios Padre. La creación invita a la contemplación, a la oración, a la
acción de gracias. Así pues, puedes entrar ahora en contacto con Dios Padre que
te ha creado y que ha creado un mundo maravilloso para ti.

Te dejamos unos textos bíblicos que hablan de la obra creada. Léelos con
detenimiento, en actitud de oración y contemplación.

Génesis 1,1-2,4ª
Génesis 2,4b-18
Salmo 8
Salmo 67
Salmo 100
Job 38 – 39 (capítulos)
Eclesiástico 42,15 –43,33

NUESTRO DEBER DE HIJOS FRENTE


A LA CREACIÓN DE DIOS PADRE:

Simplemente te dejo algunas palabras que deben encontrar eco en tu reflexión:

 Contemplar
 Trabajar
 Descansar
 Perfeccionar la obra creadora de Dios
 Contemplar en mí propia vida la grandeza de Dios
 Reconocer la “imagen y semejanza” de Dios en mí y en los hermanos.

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Cuestionario:

Nombre:

Confronta lo aprendido...

Responde a las siguientes preguntas:

- ¿Toda la revelación se dio en el Antiguo Testamento?

- ¿De qué medios se vale Dios para revelarse?

- ¿La creación es una forma de Dios revelarse?

- ¿Quién es la plenitud de la revelación?

- ¿Es necesaria la acción del Espíritu Santo para que se dé la revelación?

- ¿Dios se sigue revelando hoy?

En el siguiente ejercicio encontrarás algunas frases o enunciados


incompletos, elige entre las palabras posibles la que veas más adecuada.

1. El -------------------de la Biblia es Dios.


(autor, escritor).

2. La Iglesia ---------------- que Dios inspiró la Sagrada Escritura.


(duda, confiesa).

3. La Biblia, como Palabra de Dios está -------------------- del error.


(sometida, preservada).

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4. El mensaje de Dios en la Escritura es para ------------------------------.


(los católicos, la humanidad).

5. La Escritura es Palabra de Dios en lenguaje ----------------------------.


(divino, humano).

7. En la inspiración Dios ---------------------------------- la inteligencia del hombre.


(ilumina, elimina).

8. El inspirado es un hombre ----------------------------- de la comunidad.


(aislado, miembro).

9. Para los católicos, la Biblia es ------------------------------ a cualquier otro libro


religioso.
(parecido, superior).

10. La Palabra de Dios -------------------------- ser fuente de la vida cristiana.


(debe, puede).

Lee con atención los siguientes enunciados y, según lo que sabes, señala si
cada uno es falso o verdadero.

1. En la inspiración Dios obliga al escritor y le quita su libertad. F. V.


2. La narración de la Biblia es toda historia de salvación. F. V.
3. El culmen de la Historia de la salvación se encuentra en Cristo. F. V.
4. La Palabra de Dios fue escrita por una sola persona. F. V.
5. Hay partes en la Biblia, de las cuales se duda que sea
Palabra de Dios. F. V.
6. Los escritores de la Biblia tenían que ser conscientes de
lo que estaban haciendo. F. V.
7. Un cristiano auténtico puede vivir separado de la Palabra
de Dios. F. V.
8. El mensaje de la Escritura sólo tuvo validez en los tiempos
en que fue escrita. F. V.
9. Dios en su Palabra manifiesta su voluntad de que todos los
hombres se salven. F. V.
10. El cristiano que sea consciente que la Biblia es Palabra de
Dios se debe esmerar por practicarla y dar testimonio de ella. F. V.

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