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TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN

ANTECEDENTES.

Desde la colonización, los misioneros, cuestionaron el tipo de presencia de


Iglesia que se quería para el continente, en el trato de indígenas, negros,
mestizos, etc. Se recuerdan algunos como Bartolomé de las Casas,
Antonio de Montesinos, etc, los cuales ofrecieron una palabra como
protesta a estas injusticias.

Si nos ubicamos en el siglo pasado, el modelo de producción industrial


implantado en los años 50-60, benefició a las burguesía nacionales y a los
pobladores de las zonas urbanas, marginando inmensas cantidades de
campesinos. La década de los cincuentas, se caracteriza por una idea
económica muy clara basada en el autosustento, es decir, sería un
desarrollo hacia adentro, que mediante la sustitución de importaciones, la
ampliación del mercado interno y la industrialización llevarán un
desarrollo de la industria.

Las políticas desarrollistas eran impulsadas por los países


económicamente poderosos. Este hecho causó grandes movilizaciones
populares en pro de justas reivindicaciones por parte de los marginados,
estas presiones se sintieron muy fuertemente por ejemplo en Argentina,
Brasil y México. El modelo de desarrollo en ese tiempo sintetizó las
aspiraciones de estos pueblos pobres. Se apostó por la ayuda de los países
ricos al desarrollo de los pueblos pobres, sin embargo debido a la
perspectiva economicista y modernizante de los organismos
internacionales, en defensa de sus intereses con los grupos nacionales
dominantes, se dio paso a acrecentar el dominio de los grandes grupos
económicos.

Desarrollismo pasó a ser sinónimo de reformismo y modernización. Al


respecto Gustavo Gutiérrez afirma lo siguiente:

“Es decir, de medidas tímidas, ineficaces a largo plazo, cuando no falsas y


finalmente contraproducentes para lograr una verdadera transformación.
Los países pobres toman conciencia cada vez más clara que su
subdesarrollo no es sino el subproducto del desarrollo de otros países
debido al tipo de relación que mantienen actualmente con ellos”

Las consecuencias que contrae este tipo de modelo para América


Latina le hace modificar todo su panorama. Existe ya una
dependencia económica, social, política y cultural de unos pueblos
con relación a otros. Esta presión provocó la implantación de
regímenes militares dictatoriales, el cual proponía el desarrollo del
capital a través de la represión política.
El término desarrollo se ha introducido recientemente en el
magisterio eclesiástico. Para Gustavo Gutiérrez esta palabra por
vez primera se utilizó en “Mater et Magistra” por Juan XXIII, la
“Pacem in Terris le dedica atención a este fenómeno. De estos
documentos se extrae la necesidad de suprimir toda clase de
injusticias y la necesidad de un desarrollo económico orientado al
servicio del hombre.

A partir de los años 60, la Iglesia experimenta una renovación. Hay un


compromiso con laicos, obispos y sacerdotes quienes estimulan una
acción conjunta para una modernización nacional. El fondo que sustenta
esta acción lo tenemos en las ideas humanistas de J. Mariten, el
personalismo social de E. Mounier, el evolucionismo de T. Chardin, la
reflexión social de H. de Lubac, la teología de los laicos de Y. Congar y el
trabajo de Chenu, sustentaban la práctica de estos cristianos.

Por otro lado el Concilio Vaticano II (1962 – 1965) justificó aun más la
promoción humana. En la introducción a la Gaudim et Spes (GS1 – 11),
apuntó hacia una teología que partiera de la palabra viva de la realidad de
nuestros pueblos y que reflexionara críticamente a la luz de la fe. El
estudio de los dogmas se enriquece, el método que ofrece el Concilio para
el quehacer teológico recupera el sentido histórico, el sentido de proceso
de un pueblo cuya vocación es ser sacramento de salvación.

Pablo VI recibió a bien la propuesta de reunir la Segunda Conferencia


general del Episcopado latinoamericano en 1968 en Medellín. Hay un giro
en nuestra Iglesia particular, pasa de una Iglesia dependiente hacia
Europa a ser una Iglesia con temas y elaboraciones propias, de modo
incipiente. Los temas de Medellín fueron:

 los pobres y la justicia;


 el amor al hermano y la paz en una situación de
violencia institucionalizada;
 unidad de la historia y dimensión política de la fe;

Las comunidades eclesiales de base surgen bajo el espíritu de Medellín.


En ellas va creciendo una reflexión sobre sus características, sus notas
como Iglesia. Con estos temas se fue purificando la teología de la
liberación latinoamericana, sus valores iluminaron el camino eclesial y a
la vez vivió la exigencia de un mayor esfuerzo por responder a las
urgencias de los pobres.

En 1979 el Papa Juan Pablo II, inauguró la Conferencia de Puebla, de ella


se resaltan los siguientes puntos:

1. Análisis de la realidad, visión pastoral y discernimiento. Se


utiliza este análisis de la realidad bajo una visión pastoral, como
instrumento para la comprensión de la circunstancia que vive el
pobre.

2. Misión de la Iglesia: evangelización liberadora. Urge una


nueva evangelización liberadora, a ejemplo de Cristo, la cual la
Iglesia participa de esta misión, la Iglesia de modo más urgente,
debería ser la escuela donde se eduquen hombres capaces de
hacer historia. (DP 274)

3. Liberación y reconfiguración de la Iglesia y la sociedad. Los


pastores reunidos en Puebla elevaron su voz para destacar que la
evangelización liberadora estaba en marcha en América Latina.
El documento indica que las comunidades “se han convertido en
focos de evangelización y ofrece sus brazos y corazón a todos los
que se empeñan en la construcción de una sociedad justa y
fraterna en que se respeten los derechos humanos”. (DP 1206 –
1293)

4. Evangelización liberadora y opción por los pobres. El método


no puede ser otro que el de Cristo, que nació, vivió y evangelizó
en la pobreza, solidario con los pobres. Desde esta respuesta la
Iglesia quiere llamarse “Iglesia de los pobres”, en comunión
solidaria con el pobre y su proyecto histórico realiza su quehacer
de evangelización teniendo esta opción como prioritaria.

Con la crisis del modelo desarrollista a finales de la década de los


sesentas, se manifestó el inicio de un pensamiento sociológico que
mostraba las causas del subdesarrollo. La pobreza de las naciones del
Tercer Mundo es el precio que ha de pagarse para que el Primer Mundo
pueda disfrutar en abundancia. Así es en medio de estas circunstancias
como se empezaron a vislumbrar las primeras reflexiones que apuntaban
hacia la teología de la liberación.

Así fue como la Teología de la Liberación se empezó a difundir como apoyo


en la atención a las necesidades pastorales de los pobres. Encuentros,
congresos, revistas teológicas y pastorales, apoyo de obispos como Helder
Cámara, L. Proaño, S. Ruiz, S. Méndez Arceo, Cardenal Arns, Card.
Lorscheider, Card. Eduardo Pironio, quienes ayudaron a conferirle
seriedad y credibilidad a esta nueva reflexión.

También grandes teólogos empezaron a abrir camino en esta materia como


Gustavo Gutiérrez, Juan Luis Segundo, Hugo Assmann, Lucio Gera,
Segundo Galilea, Raimundo Caramuru, etc.

Importantes revistas de América Latina se publicaron como medio de


muchos teólogos que hicieron su reflexión sobre esta materia. En México,
Christus, Servir, Contacto; SIC en Venezuela; Pastoral Popular en Chile;
Páginas de Perú; Revista Eclesiástica Brasileña, Gran Señal, Puebla,
Revista de Pastoral, Perspectiva teológica de Brasil; ECA y Revista
Latinoamericana de Teología de El Salvador; Diálogo Social de Panamá.

Centros de estudios teológicos y pastorales han fomentado en la reflexión


de la Teología de la Liberación como: ICLA, IPLA, OSLAM, ISPAC, INP,
CESEP, CECA, IBRADES y otros más.

El Magisterio ha iluminado este quehacer de América Latina, por ejemplo


la Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi” de Pablo VI del año 1975,
en los números 25 al 39, los dedica para hablar sobre la relación entre
evangelización y liberación. Cabe resaltar también la “Instrucción sobre
algunos aspectos de la Teología de la Liberación” de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, del 6 de agosto de 1984.

Importa también resaltar a nivel del Magisterio latinoamericano Medellín


(1968), Puebla (1979), como también los pronunciamientos pontificios,
episcopales a favor y la defensa del pobre.

FORMAS DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

Las formas de la teología de la liberación son áreas que se complementan


mutuamente, no se oponen sino que se enriquecen. Las áreas son:
profesional, pastoral y popular. Cada una de ella son tipos de reflexión
teológica, las cuales se procesan de modo integral. Al reflexionar en cada
una de estas instancias se tiene lo siguiente: a) Teología de la liberación
profesional. b) Teología de la liberación pastoral. c) Teología de la
liberación popular.

¿Qué es lo que unifica esos tres planos de reflexión teológico-liberadora?


Es una misma inspiración de fondo: una fe transformadora de la historia.
La distinción entre esos varios tipos de teología está en la lógica, y más
concretamente en el lenguaje. Es claro que la teología popular se hace en
términos del lenguaje corriente con su grado de espontaneidad, mientras
que la teología profesional adopta un lenguaje más convencional y serio.
La teología profesional se expresa de un modo más sofisticado. La teología
pastoral saca sus recursos tanto de la base como de la teología
profesional.

El teólogo de la liberación está ligado a una comunidad concreta,


insertado en ella, de manera que su trabajo no se reduce a producir
teología en los centros de reflexión, sino que se le puede encontrar
acompañando a un barrio, o trabajando en sectores marginales. También
suele encontrarse en encuentros con el Pueblo de Dios, en un retiro
espiritual, en un encuentro diocesano, encuentros pastorales, etc. Por
último se hayan teólogos leyendo, investigando y preparando sus cursos,
escribiendo artículos y libros, este es el momento teórico y científico.
El siguiente esquema visualiza los tres planos de elaboración de la teología
de la liberación mencionados y del cómo se relacionan entre sí.

DIMENSIONES DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

T. L. Profesional T. L. Pastoral T. L. Popular


Descripción Más elaborada y Más orgánica con Más sencilla y
rigurosa relación a la espontánea
praxis.
Lógica Científica, Lógica de la Lógica de la
metódica y acción: profética, vida
dinámica concreta,
propulsora.
Método Mediación socio- Ver, juzgar y Confrontación
analítica, obrar. Evangelio y
hermenéutica y vida
práctica
Lugar Institutos Institutos Círculos
teológicos y pastorales, bíblicos, C.E.B.
seminarios. centros de y otros.
formación.
Congresos Asambleas Cursos de
Momentos teológicos eclesiales entrenamiento
Privilegiados
Productores Teólogos de Pastores y Participantes
profesión agentes de las C.E.B.
pastorales con sus
coordinadores.
Producción Conferencias, Discursos, Comentarios,
oral aulas, asesorías Evangelio celebraciones
Producción Libros,artículos, Documentos Itinerarios,
escrita reflexiones. pastorales, varios. mapas.

¿CÓMO SE HACE TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN?

Antes de hacer teología es necesario hacer la experiencia de la liberación,


vivir el compromiso de la fe a favor de los oprimidos. Importa tener un
conocimiento directo de la realidad de la opresión liberación a través de
un compromiso solidario con los pobres. La teología siempre es un acto
segundo siendo el primero la fe, “que obra por la caridad”. (Gal 5,6) La
teología viene después porque se enfatiza la práctica liberadora.
La acción de ver, se le denomina como momento socio-analítico. Aquí el
punto de partida es la opresión como infraestructura. Los pobres son
grandes cantidades de gente en forma creciente. Se entiende por pobreza
como fruto de la propia organización económica de la sociedad que nos
explota, trabajadores, y a otros excluye que son los subempleados,
desempleados y demás marginados.

a. El análisis socio-analítico.

Se permite un acercamiento a la situación de la pobreza. La


situación de los oprimidos no se tomará desde la acción de los
opresores, sino también de la forma en como reaccionan a la
opresión, resisten y luchan por liberarse. En cuanto a la relación
con la teoría marxista se sirve de ella a partir del pobre. La
Teología de la Liberación emplea el marxismo de modo
instrumental, así como también contribuyen la economía,
sociología, antropología, etc. La Teología de la Liberación es la
liberación del oprimido, el pobre sometido a la discriminación. Es
importante escuchar la voz del mismo oprimido. El teólogo de la
liberación no se queda sólo con la voz de los peritos sino que
también articula en su trabajo la sabiduría popular.

b. Elemento hermenéutico.

En esta instancia se trata de mirar los elementos analizados a la luz del


mensaje de Dios. La relectura de la Biblia se hace en clave del pobre, la
hermenéutica liberadora lee la Sagrada Escritura como un libro de vida, el
mensaje se actualiza llevándolo a la experiencia del pobre.

c. La mediación práctica.

La Teología de la Liberación lleva a la acción, una acción por la justicia,


obra del amor, a la conversión, a la renovación de la Iglesia, a la
transformación de la sociedad. Esta acción es emprendida desde un nivel
tanto profesional, pastoral o popular.

Por la acción se toman en cuenta los siguientes elementos: La


determinación de lo que es históricamente viable para no caer en utopías
o en piadosas intenciones. Privilegiar el diálogo, persuasión, resistencia
pacífica, lucha ética evangélica. Articulación del Pueblo de Dios conotras
fuerzas presentes en la sociedad. El discurso de la acción que levanta el
pueblo y lo lleva a la ejecución.

“En este tercer momento se necesita más saber en la práctica que


en la teoría. Más que la razón analítica actúan la sabiduría y la
prudencia. En ello los sencillos llevan frecuentemente la delantera
a los doctores”.
Este método de solidaridad con los pobres contiene los siguientes
fundamentos.

 Motivación teológica: Dios es siempre dador y defensor de la


vida, alguien que esté amenazado, cuenta con el auxilio y
presencia de Dios (Ex 3,7-9). El culto que agrada a Dios está
acompañado por la justicia hacia el oprimido. (Is 1,10-17)

 Motivación cristológica: La opción por Cristo fue siempre por


los pobres y los consideró como primeros destinatarios de su
mensaje. (Lc 7,21-22)

 Motivación escatológica: La caridad de Jesús es puntual, lo


que cuenta para nuestra salvación es nuestra actitud ante el
marginado, en la caridad el creyente será examinado. (Mt 25,31-
46)

 Motivación apostólica: En un principio la Iglesia siempre se ha


preocupado por los pobres. Los apóstoles y seguidores ponían
todo en común, la sugerencia era que los pobres no fueran
nunca olvidados. (Gal 2,10)

 Motivación eclesiológica: Los obispos en América Latina


hicieron una necesidad de conversión de la Iglesia hacia los
pobres con el propósito de su liberación integral.

¿QUIÉNES SON LOS POBRES?

En torno a la Teología de la liberación se distinguen dos sentidos de


pobre. El pobre socio-económico, quien es aquel que carece o está privado
delos medios necesarios para la subsistencia.

El pobre evangélico quien es el que está al servicio de Dios y a los demás,


está disponible para Dios en la realización del mundo. El pobre evangélico
es solidario con los pobres y se identifica con ellos como lo hizo Jesús.
Lucha por la liberación y la justicia aunque no sea pobre socio-económico.
El pobre evangélico sería una respuesta a una vocación particular.

El término pobreza designa, en primera instancia, la pobreza material, o


sea, la carencia de bienes económicos necesarios para vivir
decorosamente. Desde este punto de vista, la pobreza es vista como algo
degradante para el hombre porque no lo promueve hacia su realización
como persona en la satisfacción de sus necesidades básicas; ubicamos a
la pobreza en un nivel infrahumano.
La fe en el pobre y en todo oprimido justamente lo que la teología de la
liberación procura explicitar:

 la imagen de Dios desfigurada:


 el Hijo de Dios hecho siervo paciente y rechazado;
 El memorial del Nazareno, pobre y perseguido;
 el sacramento del Señor y juez de la historia.

Para la Iglesia el pobre no es tan sólo un ser de necesidades y un obrero, o


un oprimido social y agente histórico. El pobre es un gran potencial de
evangelización ( DP 1147) y una persona para la vida eterna.

Significado Bíblico de la pobreza. La pobreza es para la Sagrada


Escritura una situación escandalosa, contraria a la voluntad de Dios. En
el Antiguo Testamento se usan varias expresiones para referirse al pobre,
tal es el caso de “ébyon”, sería el que desea, el mendigo, aquel que le falta
algo y lo espera de otro. También encontramos la expresión “dal”, el débil,
el flaco. De igual forma hayamos el término “anaw”, que desde un punto
de vista religioso es entendido como el humilde ante Dios. En el Nuevo
Testamento, se utiliza la palabra “ptojós” para referirse al pobre; el que no
tiene lo necesario para subsistir, el que está obligado a mendigar. Estas
expresiones indican una protesta clara frente a esas realidades del mundo
bíblico, no son palabras que se refieren únicamente a una descripción,
sino que toman una posición frente al que sufre.

Los profetas denuncian todo tipo de abuso, toda forma de mantener a los
pobres en esta situación o de crear nuevos pobres. Algunos ejemplos:

 condena de explotación Os 12,8


 acumulación de tierra Miq 2,1-3; Hab 2,5-6
 violencia de las clases dominantes 2Re 23,30.35; Am 4,1
 la esclavitud Neh 5,1-5
 funcionarios abusivos Jer 5,28

En el Nuevo Testamento se condena la injusticia de los ricos hacia los


pobres:
 Lc 18,18 – 26
 Sant 2,5 – 9

La enseñanza bíblica no se queda únicamente con la denuncia sino que


también, propone medidas positivas para impedir la acumulación de la
riqueza a favor de los pobres. Ejemplo de ello lo tenemos en el
Deuteronomio.

“Cuando siegues la mies en tu campo, si dejas en él olvidada


una gavilla, no volverás a buscarla. Será para el forastero, el
huérfano y la viuda, a fin de que Yahveh tu Dios te bendiga en
todas tus obras”. Dt 24,19
El diezmo trienal será no será llevado al templo sino que será para el
forastero, el huérfano y la viuda.

“Cada tres años apartarás todos los diezmos de tus cosechas


deese año y los depositarás a tus puertas. Vendrán así el levita –
ya que no tiene parte ni heredad contigo – el forastero, el
huérfano y la viuda que viven en tus ciudades, y comerán hasta
hartarse. Y Yahveh tu Dios te bendecirá en todas tus obras”. Dt
14, 28-29.

El repudio de la pobreza en la Biblia lo podemos entender desde tres ejes.


En primer lugar la pobreza contradice el sentido mismo de la religión
mosaica. Moisés saca al pueblo de la esclavitud de Egipto, para llevarlo a
mejores condiciones, la misión de Moisés es netamente liberadora para
suprimir el estado de servidumbre en que se encontraba el Israel cautivo.

El culto a Yavé junto con la posesión de la tierra están unidos con la


misma alianza. En la concepción de Israel está el rechazo a la explotación
del hombre por el hombre. Dios es el único dueño de todo, el Señor que no
permitirá que Israel vuelva a caer a su antigua situación de esclavitud.

Si lo anterior no es aceptado por el pueblo de la primera alianza, es


porque va contra el mandato del Génesis: “Y dijo Dios: “Hagamos al ser
humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra”.(Gen1,26); como
también la otra cita del relato yavista: “Tomó, pues, Yahveh Dios al
hombre y le dejó en el jardín del Edén, para que lo labrase y cuidase”.
(Gen 2,15) El hombre no se realiza sino transformando la naturaleza y
entrando consecuentemente en relación con los otros hombres, sólo así el
hombre llega a una plena conciencia de sí mismo, como libertad creadora
que se conquista ella misma en el trabajo.

Resumiendo esta sección se afirma “que oprimir al pobre es atentar contra


Dios mismo, conocer a Dios es obrar la justicia entre los hombres”. La
existencia de la pobreza refleja una ruptura de solidaridad entre los
hombres en comunión con Dios. La pobreza es expresión de pecado, de
una negación al amor gratuito de Dios.

El Misterio del Hijo de Dios de muerte y resurrección sellan nuestra


libertad. La pobreza es un acto de amor y de liberación, tiene un acto
redentor. La pobreza cristiana no puede tener sentido sino como un
compromiso de solidaridad con los pobres, con aquellos que sufren
miseria e injusticia. La pobreza cristiana, es solidaria con los pobres y es
protesta contra la pobreza. La comunidad de bienes en la Iglesia en su
inicio, era movida por una actitud de unidad, puesto que lo tenían todo en
común.
A la luz de estos comentarios que hace el P: Gustavo Gutiérrez, se
entiende que el pobre es el oprimido, el marginado por la sociedad que
busca otros intereses, el proletario que busca y lucha por sus derechos.
La opción por el oprimido es la opción contra el opresor. La solidaridad
con los menos puede dar lugar en nuestro contexto a un discurso
teológico sobre la pobreza.

ALGUNOS TEMAS CLAVES EN LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

El Reino: El proyecto de Dios en la historia y en la eternidad. El Reino


significa la liberación total y global de la creación, finalmente purificado de
todo cuanto lo oprime, transfigurado por la presencia de Dios. El concepto
de Reino está muy relacionado con el quehacer de la teología de la
liberación; así lo manifiesta Puebla:

“Surgen dos elementos complementarios e inseparables: la liberación


de todas las esclavitudes del pecado personal y social, de todo lo que
desvía al hombre y ala sociedad y tiene su fuente en el egoísmo, en el
misterio de la iniquidad, y la liberación de todas las esclavitudes del
pecado personal y social, de todo lo que desvía al hombre en
sociedad y tiene su fuente en egoísmo, en el misterio de la iniquidad,
y la liberación para el crecimiento progresivo en el ser por la
comunión con Dios y con los hombres, que culmina en la perfecta
comunión del cielo, donde Dios es todo en todos y no habrá más
lágrimas”.

El Reino siempre está presente realizándose bajo la acción de Dios. El


Reino está presente donde se realiza la justicia, la fraternidad y la
reconciliación. La Iglesia por consiguiente es señal, instrumento
privilegiado para la realización del Reino ya que ella es servidora de él.

La Iglesia, señal e instrumento de liberación. La mejor manera de


evangelizar a los pobres es brindándoles el espacio que les corresponde
dentro de la Iglesia, así también ella será lo que en definitiva debe ser, la
Iglesia de los pobres. La Iglesia tiene continuar lo que el Concilio quiso
indicarle, la relación de fieles que viven en completa relación de
participación, amor y servicio. La Iglesia de comunión donde todos
pertenecemos a una sola familia, un solo rebaño y un solo pastor. En
América Latina viene funcionando como experiencia propia, las
Comunidades Eclesiales de Base (CEB), lo cual ha permitido una reflexión
más directa del Mensaje de Dios para propiciar una experiencia y
crecimiento de la fe como comunidad a través de pequeñas células que
comparten y se esfuerzan por vivir la Palabra de Dios.

Estas comunidades facilitan la buena marcha en la acción eclesial para


surjan servicios, ministerios que son necesarios en la comunidad
cristiana. Una Iglesia que empiece a perfilarse así, posibilita enormemente
la lectura de los signos de Dios en su Reino y así irse encausando a una
liberación integración.

TENTACIONES DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

a) Descuido de las raíces místicas porque es desde la fe, el contacto con


Dios donde se fortalecen los compromisos por el sufriente.

b) Ponderar la dimensión política en detrimento de otras dimensiones del


hombre como el diálogo, la reconciliación, el ocio, las riquezas
espirituales, el arte, etc.

c) Subordinación del discurso de la fe, al discurso político-social,


presentando una visión de lucha de clases desatendiendo lo específico
del quehacer del creyente.

d) Absolutización de la teología de la liberación obviando los otros campos


de posible reflexión teológica como la mujer, los indígenas, el negro,
etc.

e) Acentuación excesiva a rupturas más que a procesos de continuidad en


la acción pastoral.

f) Negligencia en la profundización del diálogo con las cuestionantes del


mundo actual.

g) Falta de iniciativa en los teólogos de la liberación en hacerse


comprender en su trabajo retrasando el proceso de conversión de la
Iglesia de los pobres.

Bibliografía

BOFF, L y BOFF, C. ¿Cómo hacer teología de la liberación? Ediciones


Paulinas, Colombia, 1986,117.

ELLACURÍA, I y SOBRINO, J. Mysterium Liberationis I. Ed. Trotta,


Valladolid, 1994, 642.

GUTIERREZ, G. Teología de la liberación. Ediciones Sígueme, Salamanca,


1990, 352.

Condensó: Alvaro Cadavid Duque:

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