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SACRAMENTOS (Y VIDA MORAL)

El sacramento es el acontecimiento de salvación en el que Dios se hace


experimentable para el hombre, aceptando hablar su lenguaje, sumergirse
en su sistema de signos y de símbolos, adoptando de este modo todo lo
que esto implica de aproximativo y de condicionado culturalmente. Es
bastante tradicional en el cristianismo la reflexión sobre la relación entre la
vida moral y la vida litúrgico-sacramental de la persona creyente, o bien
entre cada uno de los sacramentos recibidos por el individuo y el ethos
cristiano en su conjunto; y esto afecta en particular a la ética de la
religiosidad. Pero la urgencia que con más vigor interpela a la teología en
el momento presente no es tanto el valor moral de la vida sacramental,
como más bien el valor sacramental de la vida moral cristiana. La vida
cristiana tiene una dimensión sacramental en sí misma, es decir, evoca en
el plano de los signos y juntamente contribuye a «hacer» el misterio de
salvación en el que se siente plenamente inserta. Esto vale para la vida
de la persona humana considerada en su globalidad. Y no sólo para
aquellos aspectos que se suelen clasificar como pertenecientes al ámbito
de la religión.

El septenario sacramental fue recibido por la Iglesia sólo después de diez


u once siglos de cristianismo, y fue ratificado solemnemente por el
concilio de Trento. Hoy se observa cierta tendencia a integrar los siete
sacramentos en una visión más amplia y orgánica de la
«sacramentalidad» de toda la historia de la salvación en cada una de sus
manifestaciones. En este sentido se habla también de sacramentalidad de
la Iglesia (que tiene la tarea de acoger y prolongar la obra salvífica de
Jesús) y de la existencia cristiana, o de Cristo como « sacramento del
encuentro con Dios» (Schillebeeckx).

Más aún, el sacramento en sentido propio y técnico tiene sentido


solamente en cuanto que ayuda al sujeto que lo recibe y a toda la
asamblea cristiana a adquirir una conciencia más plena de la
sacramentalidad de la Iglesia como pueblo de Dios y de la vida cristiana
del individuo en su conjunto.

En efecto, sería una experiencia religiosa bastante miope la que


restringiese la propia idea de sacramentalidad a los siete sacramentos, o
la que viese estos siete sacramentos como etapas o acontecimientos que
-una tantum o con una periodicidad frecuente- ponen ritmo a la existencia
cristiana, como si se tratase de ritos de paso o de afianzamiento.
Jesús es la plena respuesta de Dios a la invocación humana, la perfecta
revelación por parte de Dios de su amor al hombre y, al mismo tiempo, la
expresión perfecta del culto interior a Dios «en espíritu y en verdad» El
creyente que haya hecho suyo realmente el modelo de Jesús, siente y
actúa en su propia existencia la « responsabilidad sacramental ». es decir,
siente que debe ser él personalmente sacramento del encuentro con Dios
para los demás hombres, vehículo aproximativo y quizás inconsciente de
las intenciones de Dios para con todas aquellas personas con las que se
encuentra a lo largo de su experiencia terrena.

En efecto, los sacramentos, además de ser un don de salvación por parte


de Dios y un acto de culto por parte del creyente, son fuente de vida
cristiana y modelos de espiritualidad: una idea central en la eucología de
los sacramentos es que los fieles sepan manifestar en la vida la gracia
que han recibido, aquello que han llegado a ser en la celebración. Los
aspectos propios de la celebración del sacramento, es decir, la anámnesis
o memoria del acontecimiento de salvación, la epíklesis o invocación del
Espíritu Santo, la doxología y la acción de gracias, son también los
momentos constitutivos de la existencia moral cristiana.

De la misma forma que debería llevarse la vida verdadera en todas sus


dimensiones, junto con los sufrimientos y las esperanzas de todos los
hombres, al momento de la celebración, así también el espíritu de la
celebración y su don específico de gracia deberían llevarse a la vida de
cada uno de los fieles. El don sacramental se ve acompañado
necesariamente de un compromiso y de una misión. Lo que se ha recibido
-incluso por la mediación de la comunidad de los hermanos en oración-
debe ser igualmente dado para la edificación de la comunidad de los
hermanos.

Ver el siguiente link por internet sobre los sacramentos y la moral:

https://prezi.com/aqhzeip_rno6/sacramentos-y-crecimiento-moral/

Realiza un escrito sobre lo leído dando seis puntos clave de la lectura y el


enlace. Presentarlo el día, 01 de Junio de 2020.

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