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CRISTOLOGÍA

NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA CRISTOLOGIA EN EL N.T1

En la literatura neotestamentaria la cristología no aparece como un


testimonio monolítico y reducido a un discurso único sobre la persona de
Jesucristo. Antes por el contrario, se compone de una pluralidad de
testimonios en la unidad de fe, que enriquecen nuestras posibilidades de
acceso a Jesucristo.

La cristología del kerigma primitivo

Las características peculiares de la cristología del kerigma primitivo se


pueden resumir así: se trata de una cristología pascual, centrada en la
resurrección y glorificación de Jesús por obra del Padre. Su exaltación es
una acción de Dios sobre Jesús a favor nuestro (Hch. 5, 31) Por eso
mismo, después de la proclamación kerigmática sigue la invitación al
arrepentimiento, a la conversión y al bautismo. Con esta cristología
pascual nació la cristología, pues en ella encontramos la etapa inicial de
un discurso reflejo y organizado sobre el significado de Jesucristo para la
fe cristiana. El hecho de que la cristología del kerigma primitivo sea
pascual significa que el punto de partida de su discurso acerca de Jesús
es el acontecimiento pascual mismo. Y además esta cristología es
esencialmente Soteriológica, es decir, que su discurso sobre Jesús está
centrado en el significado que tiene para la salvación de los hombres.

Más tarde, pero sólo a través de un proceso orgánico la reflexión


evolucionará hacia una cristología “ontológica” donde se extenderá a
Jesús tal como es en sí mismo y a su persona en relación con Dios.

Cristología de la filiación divina

Los interrogantes que la vida y la predicación de Jesús habían suscitado,


recibían una nueva interpretación conduciendo a la confesión de Jesús
como el Hijo de Dios. Aplicado a Jesús a la luz de la experiencia pascual
sobre el misterio de su persona, adquiría un significado referido en
términos propios a la singular relación Padre-Hijo (Fil, 1, 5-11).

Cristología de la “pre-existencia”

Una cristología de esta naturaleza surgió porque la evolución teológica no


se conformó con afirmar la condición divina de Jesús, sino que al indagar
por su origen, se intuyó una nueva verdad: este Jesús pre-existía en Dios,
1
Esquema presentado en: Introducción a la cristología. Jacques Dupuis. Ed. Verbo Divino, Navarra, 1994.
Pág. 93.
desde el cual venía y por el que era enviado. Vino de Dios, con el que pre-
existía desde la eternidad y a través de su misterio pascual volvió a la
gloria de su Padre. Así la resurrección es un retorno a la gloria que tenía
en Dios antes de su encarnación.(Jn 1; Rm 1, 1-4).

CONTROVERSIAS Y FORMACIÓN DEL DOGMA CRISTOLÓGICO

La perspectiva original de la cristología neotestamentaria era funcional: se


preguntaba y establecía qué era Jesús para nosotros. Sin embargo,
mediante el dinamismo de la fe tal perspectiva evolucionó hacia la
ontológica, cuya pregunta se convertía en: ¿quién es Jesús en sí mismo y
en relación con Dios? A esta cuestión se dio respuesta en los concilios de
la era patrística de forma progresiva:

El concilio de Nicea (325) Afirmación de la verdadera divinidad de


Cristo. El hijo es consustancial al Padre, es decir, un sólo Dios con él.

Este concilio confesó en su credo que el hijo de Dios es “engendrado, no


creado, de la misma substancia (homousios) que el Padre”. En respuesta a
la crisis arriana - Arrio afirmaba que “el hijo de Dios salió de la nada” (Ds
130) y que sería “de una substancia distinta de la del Padre” (Ds 126) 2 -
este concilio afirma que la filiación divina, que en el N. T. se atribuye a
Jesucristo debe ser entendida en sentido estricto.

El concilio de Constantinopla (381) Afirmación de la preexistencia de


Cristo.

Conservó la formulación del credo de Nicea y confesó “al hijo único de


Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al
Padre” (Ds 150)3.

El concilio de Efeso (431) Afirmación de la unidad en Cristo

“La herejía Nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la


persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella San Cirilo de Alejandría y
este concilio confesaron que el Verbo, al unirse en su persona a una carne
animada por un Alma racional, se hizo hombre (Ds 250). La humanidad
de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del hijo de Dios que la
ha asumido y hecho suya desde su concepción”4.

El concilio de Calcedonia (451) Afirmación de la unidad de las dos


naturalezas en Cristo

2
Catecismo de la Iglesia católica Nº 465
3
Ibid Nº 242
4
Ibid Nº 466
En la actualización del misterio de Jesucristo este concilio implica la
distinción entre persona y naturaleza considerando a ambas insertas en
el orden del ser. Los monofisitas afirmaban que la naturaleza humana
había dejado de existir como tal en Cristo al ser asumida por su persona
divina de Hijo de Dios. Enfrentando esta herejía este concilio confesó a
Cristo como verdadero Dios y verdadero hombre, consubstancial con el
Padre según la divinidad y consubstancial con nosotros según la
humanidad. La diferencia de naturalezas no queda suprimida por su
unión, sino que confluyen en un solo sujeto y en una sola persona (Ds
301-302)5.

El concilio de Constantinopla II (553) Reinterpretación de Calcedonia

Este concilio reafirma la unidad de naturalezas en la persona divina de


Jesús: El Hijo eterno de Dios y el hombre Jesús son una sola y misma
persona (Ds 424) Él es uno de la trinidad.

El concilio constantinopolitano III (681) Afirmación de la completa


humanidad de Cristo

Se vuelve después del concilio de Calcedonia al argumento de la distinción


de naturalezas. Los monofisitas afirmaban que en Cristo no había sino
una sola voluntad, la divina. Esto era menoscabar la humanidad de Jesús
como un mero instrumento pasivo de la naturaleza divina. El concilio ha
dicho que la voluntad humana de Cristo “sigue a su voluntad divina sin
hacerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario estando
subordinada a esta voluntad omnipotente” (Ds 556) 6.

SIGNIFICACIÓN DEL DOGMA CRISTOLÓGICO7

La cristología del N. T. fue una interpretación de la persona y del


acontecimiento de Jesucristo hecha por la Iglesia apostólica a la luz de su
experiencia pascual bajo la inspiración del Espíritu Santo. Esta cristología
pertenece al hecho fundante de la revelación y sigue siendo para siempre
la norma última (norma normans) para la fe de la iglesia en el misterio. El
dogma cristológico de la Iglesia es una interpretación ulterior y progresiva
del mismo misterio hecha por la iglesia apostólica bajo la guía del Espíritu
Santo, de la que se hace garante el magisterio de la Iglesia. El dogma
cristológico está constituido por una serie de documentos en los que el
sentido y el significado del misterio revelado reciben ulteriores
elaboraciones y explicaciones que las tendencias reduccionistas de las
herejías cristológicas hicieron necesarias. Tiene el valor normativo que el
magisterio de la Iglesia le atribuye siempre, sin embargo, en relación con
la norma normans de la Escritura está subordinada en cuanto son las

5
Ibid Nº 467
6
Ibid. Nº 475
7
Cfr. DUPUIS, Jacques. Introducción a la cristología. Capítulo 4 Desarrollo histórico y actualidad del dogma
Cristológico. Pág. 125.
Escrituras y no el dogma el hecho fundante de la Iglesia. Como
interpretaciones que son, las formulaciones cristológicas de los concilios
están sujetas a una hermenéutica. Su valor normativo está relacionado
con el testimonio fundante de las Escrituras, especialmente con la
cristología del N. T, del que representan una elaboración ulterior en un
contexto histórico siempre en evolución.

Si las formulaciones cristológicas dogmáticas no son jamás el punto


absoluto de partida, tampoco constituyen nunca la última palabra en la
reflexión de la fe de la Iglesia sobre el misterio de Jesucristo. Son
interpretaciones adicionales que las circunstancias concretas de los
contextos históricos hacen necesarias. Son siempre particulares por
definición, es decir, están siempre determinadas y limitadas en el espacio
y en el tiempo y, por tanto, dependen de un ambiente cultural.

LA POSIBILIDAD DEL ACCESO HISTÓRICO A JESÚS

En el siglo XVll se empieza a diferenciar el Cristo de la fe y el Jesús


histórico. En un primer momento se construyen vidas de Jesús sin el
kerigma (Renan, Reimarus, Weiss y Harnack).

En un segundo momento se prescinde de Jesús de Nazareth y todo se


hace desde el kerigma (Bultmann); se afirma que los verdaderos creadores
de la fe son los apóstoles; es necesario quitar el mito de los evangelios
(desmitización) y preguntar qué representa el kerigma en el aquí y ahora
de mi vida (interpretación existencial). Para Bultmann Jesús existió
realmente, pero él no es decisivo para la fe. Lo importante es la respuesta
a la palabra proclamada que interpela existencialmente al hombre. La fe
cae en una gnosis: conocer una doctrina para salvarse. Con Bultmann
surgen los métodos historico-críticos (Formgeschichte), se encontró el Sitz
im Leben que se define como la reconstrucción del ambiente vital
originario de las perícopas.

En un tercer momento se busca de nuevo al Jesús histórico, no


prescindiendo del kerigma sino a partir del kerigma mismo (Kasemann, J.
Jeremias y Schurmann) intentando un acceso a la vida de Jesús y los
comienzos pre-pascuales de la tradición de los ”logia” para buscar la
auténtica intención de Jesús. Con los criterios de autenticidad histórica se
traspasa la frontera de la resurrección y se puede encontrar la “ipsissima
intentio Jesu”; se dice que los evangelios conservan las mismas
intenciones de Jesús, los pasajes contienen los dichos de Jesús recreados
en las comunidades. Hoy se habla de la recuperación de la humanidad de
Jesús como dato necesario para la fe.

A partir de 1980 se ha iniciado una nueva etapa en la búsqueda de Jesús,


es lo que se ha llamado la “Third Quest”. Esta búsqueda ubica a Jesús
como un auténtico judío, es un trabajo interdisciplinar, ecuménico y que
utiliza no sólo los evangelios canónicos como fuentes autorizadas para
encontrar a Jesús, sino algunos de los llamados evangelios apócrifos. Se
preocupan estos investigadores por conocer el ambiente galileo en el que
Jesús actuó y a partir del contexto de la época van elaborando diversas
Imágenes de Jesús. Se destacan en este campo los trabajos de J. D.
Crossan.

LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE JESÚS: SU PREDICACIÓN, OBRAS,


PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN.

Jesús fue una persona de incomparable originalidad con respecto al


judaísmo de su época. Piensa el Reino de Dios no como un juicio severo
sino como una superabundancia de amor por parte de Dios a favor de los
pobres y pecadores. Enseña como un rabí, pero escoge a sus discípulos;
entre los que se encuentran mujeres, niños y pecadores, lo cual es un
descrédito. Vive como un profeta, pero es distinto de ellos; no justifica su
mensaje y su persona con signos externos; su enseñanza la hace con
autoridad. Trata con pecadores, quebranta el sábado y las prescripciones
sobre la pureza, prefiere a los pobres, rechaza la interpretación superficial
y legalista de la ley. Lo más original es su enseñanza de perdón y amor a
los enemigos. Entiende su vida en actitud de obediencia a la misión que le
ha sido confiada. Su mensaje va dirigido a las ovejas perdidas de la casa
de Israel, que eran la mayoría del pueblo: enfermos, pobres económicos,
huérfanos, viudas, pecadores. Esto se convierte en causa de conflicto con
los jefes judíos y desemboca en su condena a muerte por parte de la
autoridad romana.

El contenido de su mensaje es la conversión como condición para entrar


en el Reino de Dios. El Reino es Jesús mismo: él predica con la convicción
de que la soberanía de Dios actúa en su persona y en su actividad. La
decisión que se tome ante él decide el futuro de la persona. Es esto lo que
Jesús quiere revelar con sus parábolas. Pero él no sólo predica sino que
obra a favor de los oprimidos por el mal, el pecado y la enfermedad. Sus
milagros (exorcismos y curación de enfermos) y el perdón de los pecados
(comidas con pecadores) son signos de la presencia del Reino y su
cumplimiento definitivo en su persona. En Jesús se da una perfecta
coherencia entre su persona, lo que predica y lo que hace. Las parábolas
son el lenguaje del Reino; pertenecen al hablar histórico de Jesús. En ellas
Jesús se revela a sí mismo y el sentir de Dios hacia el hombre: Dios es el
que se desborda en compasión por sus hijos, monta en sus hombros la
oveja perdida, come con pecadores y publicanos. Si bien el Reino está ya
presente, su realización plena sólo será en el futuro.

La figura de Jesús, sus palabras y sus acciones iban abiertamente en


contra de la manera como se interpretaba el querer y la voluntad de Dios
expresada en la ley. Por esta razón Jesús provocó una oposición
conflictiva entre él y los jefes políticos y religiosos de su pueblo. Todo
desembocó en un juicio con un doble proceso: - ante el Sanedrín,
representante del poder religioso, que lo consideró como usurpador del
nombre de Dios, irrespetuoso de la ley, falso profeta y pretendido Mesías.
En el fondo de todo esto hay una concepción diversa de Dios entre Jesús y
las autoridades religiosas. Según estos últimos, Dios no actúa como
Jesús, mezclándose con pecadores, pobres e impuros y reinterpretando el
sábado. El Dios de Jesús es gracia y salvación vinculada a su persona.
Jesús desenmascara el abuso de los grupos religiosos que vivían del culto
y habían pervertido la interpretación de la ley de Dios; lo mismo de los
ricos y poderosos quienes cometían injusticias con los pobres y oprimidos
de Israel. - Ante Pilato, representante del poder civil, Jesús representaba
una amenaza contra el orden público que Pilato debía salvaguardar para
conservar su puesto de Procurador. Este lo condena como rebelde a la
cruz, condena para criminales peligrosos y los miembros de clases bajas.
Por su manera de hablar y actuar, Jesús sabía que se encaminaba hacia
su propia muerte. El fiel cumplimiento de la misión desembocaría en el
conflicto, la persecución y la muerte. Su muerte fue la consecuencia lógica
y el culmen de su misión.

Cuando todo parecía haber terminado, los que compartieron la vida con
Jesús dicen haberlo visto vivo. Los evangelistas coinciden en decir que: De
verdad el Señor ha resucitado; Jesús se ha dejado ver, los discípulos se
han encontrado con él y el sepulcro está vacío. El acontecimiento provoca
en los testigos un cambio radical de actitud. La experiencia de la
resurrección que tienen los discípulos es histórica, más no el
acontecimiento mismo. La resurrección trasciende la historia porque
marca el punto inicial de un nuevo modo de ser de Jesús, el comienzo de
la escatología en la historia.

La resurrección es la irrupción máxima del amor de Dios en la historia de


los hombres, interviniendo en ella, resucitando a Jesús muerto. La
resurrección es históricamente el último y definitivo acontecimiento de la
revelación: Ella nos revela quién es Dios y quién es Jesús

En el dato sobre la resurrección, los evangelistas expresan en lenguaje


humano el testimonio histórico de un acontecimiento real que los
sobrepasa. Es el testimonio de una realidad que provoca y exige al mismo
tiempo la fe. Son iluminadoras las siguientes palabras: “La resurrección
de Jesús es un hecho en el que sólo podemos creer: comenzando desde los
primeros testigos hasta nosotros. Pero a favor de esta fe se pueden aducir
razones profundas. La posibilidad de lo histórico llega hasta la
comprobación de esas razones, hasta las apariciones de Jesús y el
sepulcro vacío. Más allá de este limite, queda la apertura de la
disposición, de la buena voluntad, y finalmente de la fe plena y
convencida. Más allá, queda también el misterio de Jesús: misterio que es
aquí densísimo”8.

8
W. TRILLING. Jesús y los problemas de su historicidad. Pag. 191. Citado en el documento: Un esbozo de
la persona e historia de Jesús de Nazaret y su impacto revelativo. Curso de Cristología del profesor Alvaro
Cadavid.
Es precisamente la luz de la Pascua la que ilumina a sus discípulos toda
la vida que compartieron con su Maestro y es ella misma la que les
permite explicitar todo lo que permanecía implícito y oscuro.

LOS TÍTULOS CRISTOLÓGICOS

La originalidad de Jesús que nos permite entrever la fuente de sus


pretensiones y la conciencia de su identidad la encontramos en sus
palabras y en sus acciones. Los títulos no alcanzan a encerrar el misterio
de su persona. Él entiende su misión como la del profeta, rechazado y
perseguido; sin embargo, es mucho más que un profeta. Aunque Israel no
reconoció en Jesús al Mesías político y él no se atribuyó ese título, sí
parece que se concibió a sí mismo y su misión como mesiánica. El único
título que usa Jesús es el de Hijo del hombre con el que indica su
actividad terrestre, su pasión, su gloria y juicio final. Jesús Jamás se
designó a sí mismo como hijo de Dios; fue la comunidad primitiva la que a
partir de la resurrección lo utiliza para designar, la especial relación de
Jesús con Dios y la novedad ontológica presente en Jesús que lo hace
compartir su ser, su acción y su voluntad con Dios mismo. Jesús tiene la
conciencia de ser “el Hijo”, llama a Dios “Abbá” queriendo expresar la
relación personal, inmediata, amorosa, íntima y obedencial con Dios y su
carácter inusitado de Hijo que revela al Padre. La pretensión de Jesús
rebasa lo que expresan los anteriores títulos de origen
veterotestamentario. La fuente última de su pretensión brota de la
experiencia de ser el Hijo y de tener a Dios como “su Padre”. De aquí brota
su actitud ante al ley, su autoridad para interpretarla, sus exigencias de
seguimiento para entrar en el Reino, su acercamiento a los pecadores y
marginados sociales, sus parábolas y milagros, su actitud ante su pasión
y la manera de entender y asumir su muerte, y por último, la respuesta
que Dios da a su vida y a su persona en la resurrección. Jesús es auto
consciente de sí cuando anuncia el Reino en su actuar y enseñanza, en su
pasión y su muerte. Ve su propio ministerio como la intervención decisiva
de Dios y tiene conciencia de ello.

SOTERIOLOGIA

I. VISION ANTROPOLOGICO-RELIGIOSA

El problema de la Salvación es básico en todas las religiones y se ofrecen


como respuesta a cuestiones fundamentales del hombre: el dolor, el
egoísmo, el mal, la muerte en síntesis, al sentido de la vida. La búsqueda y
el afán de salvación, se inscriben pues en el dinamismo del acto religioso,
esta búsqueda se caracteriza a la vez por una unidad y una multiplicidad,
pues en todas las religiones el hombre se vuelve hacia un horizonte que le
trae la paz frente a la insatisfacción de su estado presente cuya limitación
y precariedad rechaza. En este aspecto la búsqueda de salvación, es
unitaria, dado que la condición histórica en que se envuelve su vida, le
parece al menos en algunos momentos inestable y peligrosa; así el hombre
se lanza desde la aspereza de su horizonte existencial hacia otros
horizontes procurándose medios y personas que lo aproximen a ellos
apareciendo así diferentes matices, medios y caminos que lo conducen a
ellos.

Teniendo como base esta visión antropológico-religiosa daremos el paso


hacia una mirada del ideal de la salvación en un primer momento en la
experiencia histórica veterotestamentaria del pueblo hebreo y pasar así al
sentido absoluto y definitivo del ideal de la salvación en el nuevo
testamento.

LA SALVACION EN EL MARCO DE LAS EXPERIENCIAS HISTORICAS


VETEROTESTAMENTARIAS Y EXPECTATIVAS MESIANICAS.

Las situaciones históricas en que se invoca a Dios como salvador abarca


todos los aspectos de la existencia: la guerra y el cautiverio, la enfermedad
y la muerte, el miedo y la angustia, el exilio y la esclavitud. “En el A.T. el
punto de referencia constante en la celebración salvífica y a la vez
fundamento de la esperanza futura es la serie de episodios que
constituyeron el éxodo del pueblo hebreo de Egipto” 9. Como dice Dt. 26,6-
9 “El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con
terribles portentos, con signos y prodigios y nos trajo a este lugar y nos
dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel”.

Pero la idea de salvación va tomando cuerpo, sobre todo después del


exilio en conexión con lo que podemos llamar las expectativas
mesiánicas. Los profetas anuncian la restauración de la unidad del
pueblo, el retorno y la purificación del pueblo; el Mesías sería
precisamente el promotor de esta nueva fase definitiva en la historia de
la Salvación: Is.11,1-10, Jer.31,31-34;Ez.37,21-28, Jerusalén y el
Templo se convierten en símbolos de la promesa y del poder de Dios
que quiere por medio de Israel extender su salvación a toda la tierra en
un reino de justicia y de paz.

LA SALVACION EN EL SENTIDO ABSOLUTO DEL NUEVO


TESTAMENTO: JESUS DE NAZARETH

“En sentido absoluto, salvación es la acción de Dios que por medio de


Jesús de Nazareth, libera al hombre de la situación presente y lo
introduce en una nueva forma de existencia de la que es signo y anticipo
la resurrección”10.

9
MORALLI, C.. “SALVACION”· Nuevo diccionario de teología Vol.II. Madrid: cristiandad, 1990. pág.
1590
10
Idem.
De esta manera el anuncio apostólico se convierte fundamentalmente en
Evangelio de Salvación (Ef.1,13), en fuerza de Dios para salvar a todo el
que cree (Rm.1,16), los creyentes saben que el mensaje de salvación ya ha
llegado y que están salvados en la vida de Jesús (Hch.13,26.Rm.5,10.
Hch.4,12). Estos creyentes también esperan la manifestación final del
salvador(Hb.9,20), es decir, aparece entonces un Reino presentado como
trascendente y con una connotación marcadamente escatológica.

Pablo ve en la salvación una autocomunicación de Dios hacia el hombre,


no sólo es manifestación sino una realización, no simplemente una
información sino una obra que tiene un autor principal y único: Dios.
Para Pablo la muerte y la resurrección de Jesús constituyen el centro de la
soteriología porque ve en el acontecimiento pascual la creación de la
condición salvada del hombre y además porque Cristo muerto y resucitado
plantea al hombre las cuestiones más centrales sobre su existir: su
actitud ante el pecado, ante sí mismo y sobre todo su existir de cara a
Dios y en Dios mismo (Gál.2,19-20, 2Cor.5,14-15, Fil.3,7-11,Rm.8,31-39 y
Ef.2,4-7). “Particularmente este último aspecto de la vida de Cristo
glorioso participada por el hombre de la fe es sin lugar a dudas la forma
más radical y global de afrontar la existencia humana”. 11 En esta
descripción soteriológica aparece un aspecto fundamental: La salvación se
vincula a un reconocimiento, a la aceptación y a la confesión llevada a
cabo por la fe: el Señorío de Cristo. Jesús es presentado como Señor
partiendo del acontecimiento pascual como concepción unitaria, es el
reconocimiento en lo interno y externo de nuestra vida de que EL es el
sentido, El es nuestra vida (Rm.10,9; 7,9). De aquí se desprende la
relación del amor de Dios al acontecimiento pascual en dos facetas: a) El
Amor es motivo de solidaridad como presupuesto necesario de salvación;
el Hijo comparte la suerte y los destinos humanos, del hombre pecador
mas concretamente (Gál.4,4-7,2,20) b) La muerte y la resurrección de
Jesús son prueba, signo del amor de Dios y aún su establecimiento. No se
trata de palabras sino de acciones personales de Dios orientadas hacia el
hombre (Rm.5,5 ss)

II. LOS MODELOS SOTERIOLOGICOS

REFLEXION DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES PRIMITIVAS PARA


DESVELAR EL SIGNIFICADO TRASCENDENTE DE LA MUERTE DE
CRISTO.

1.LA MUERTE VIOLENTA, DESTINO COMUN DE LO S PROFETAS 12

11
PASTOR RAMOS,. Federico. La Salvación en la muerte y resurrección de Cristo. Estella : Verbo Divino,
1991. p. 101
12
BOFF, Leonardo. Pasión de Cristo y sufrimiento humano. EN: Jesucristo y la liberación del hombre.
Madrid : Ediciones cristiandad. 1981 p. 368-369
Interpretación de la muerte de Jesús a la luz del destino de los profetas
(Lc.11,49;13,14;1Tes.3,14; Hch.13,51) Jesús ha sido asesinado como ha
ocurrido siempre en Israel. La muerte de Jesús revela el rechazo de Israel
y su falta de conversión.

Este es el MODELO DE SACRIFICIO EXPIATORIO que leyó la


comunidad primitiva y que encuentra su afirmación no en que Cristo haya
muerto en la Cruz para apagar la ira divina, sino que Cristo es Sacrificio
aunque no hubiera sido inmolado, ni hubiera derramado su sangre. La
actualización de este modelo se presenta en que la entrega histórica puede
tener la sangre y la muerte; pero por ser manifestación y plasmación del
sacrificio interior, en cuanto proyecto de vivir dejándose guiar por Dios. Es
salir de sí mismo y abandonarse en el otro, así Cristo fue el Sacrificio por
excelencia pues realizó de forma radical el ser para los otros, no fue sólo
sacrificio su muerte, sino toda su vida, ya que toda ella fue entrega” 13.

2. EL MESIAS CRUCIFICADO14

Nace de una perspectiva apologética para fortalecer la fe de las primitivas


comunidades y para responder las objeciones de los judíos. Se quiere
mostrar que el camino de Cristo se ajusta a las Escrituras y como camino
querido por Dios y lleno de sentido. Bajo esta luz se elaboraron las
llamadas profecías de la muerte y resurrección de Cristo
(Mc.8,31;9,31;10,33) que los evangelistas ponen en labios de Jesús. Son
narraciones postpascuales que representan un intento teológico que da
sentido a la muerte de Cristo y que la sitúan en el plan de Dios. Estas
profecías están contenidas bajo la luz iluminadora de la resurrección.

ESTE ES EL MODELO SOTERIOLÓGICO DE REDENCIÓN Y RESCATE


de aquí se entendió la muerte de Cristo como el precio que Dios exigió y
que fue pagada para librar a los hombres prisioneros de Satán, es como si
Cristo hubiera pagado el rescate de la esclavitud donde el hombre es mero
espectador. La constante de este modelo es asumir a Cristo que nos liberó
realmente del cautiverio de la vida; a partir de una nueva experiencia de
Dios y de una nueva praxis, se mostró un hombre libre y liberador. Con
su muerte violenta sufrió y pagó el precio de esta libertad que reclamó
para sí en nombre de Dios. Así entonces la redención es peregrinar a
través de la historia en un proceso permanente de superación y liberación
de los mecanismos de opresión que acompañan siempre la vida” 15.

3. LA MUERTE COMO EXPIACION Y SACRIFICIO. Rm.3,25-2616

La muerte de Cristo suele interpretarse como muerte por nuestros


pecados y como expiación por el pecado del mundo. Aparece esta lectura

13
Ibid. 393-396
14
Ibid. 369-370
15
Ibid. 397-398
16
Ibid. 371-375
en judíos convertidos, es una tradición de carácter litúrgico-eucarístico.
La formulación: CRISTO FUE SACRIFICIO DE PROPICIACION
MEDIANTE LA MUERTE (SANGRE). Su teología se apoya en: a) Is. 52,13-
53,12) asociada con el sufrimiento expiatorio del Siervo de Yahvé que la
comunidad primitiva aplicó a la pasión y muerte de Jesús pero no lo hizo
inmediatamente según el testimonio de los escritos. (Hch.8,32; Mc.15,28)
b) la muerte de los justos que no murieron por sus pecados personales
sino que murieron como sustitución y sacrificio expiatorio por el pueblo.
Su muerte no está en el sin sentido, sino que estaba al servicio del perdón
de Dios (2Mac.6,28.7) Hacia los años 40 los cristianos que conocían tal
teología aplicaron esas ideas a la muerte de Jesús en un contexto
originario: La Eucaristía. Los textos eucarísticos: (1Cor.11,24;Lc.22,18-
20;Mc.14,22;Mt.26,26). La muerte de Jesús se sitúa en la línea de los
mártires de la fe y de los inocentes: es redentora, expiatoria y sacrificial,
obtiene el perdón de los pecados e inaugura una nueva alianza de Dios
con su pueblo, la Iglesia.

Con las palabras de la cena “ESTO ES MI CUERPO (YO)”, se quiere


expresar la constante de la vida de Jesús que vivió para nosotros, se
entregó continuamente; como Dios estaba presente en el de forma
salvadora. Así también su muerte. Las dos asociaciones teológicas
concluyen que por la muerte expiatoria de Cristo, Dios perdona el pecado
de los hombres, quita el obstáculo a la salvación e interviene
salvíficamente estableciendo una nueva alianza en la sangre de Jesús. La
muerte ratificó la actitud terrena de Jesús.

ESTE ES EL MODELO DE SATISFACCIÓN SUSTITUTIVA, con la lectura


primitiva que lo que repara la ofensa no es ni la encarnación, ni la vida de
Jesús, sino su muerte en la Cruz, porque ella expía y repara la ofensa. La
afirmación cristológica: Cristo fue el hombre a quien Dios concedió abrirse
a los absoluto de forma que pudiera identificarse con EL. Estaba abierto a
todos y a todo. No tenía pecado, es decir no se replegaba sobre sí mismo.
Sólo el pudo cumplir las exigencias de la apertura ontológica del hombre.
Dios se encarnó en Jesús no solamente para divinizar al hombre, sino
también para hominizarlo y humanizarlo, quitándole la carga de
inhumanidad proveniente de su pecado histórico”17.

III. COMO INTERPRETAR Y HABLAR HOY DE SALVACION 18

Desde el Vaticano II se han desarrollado estas características


soteriológicas:1. El uso del término en el Concilio 2. La subjetividad de la
redención frente a la objetividad 3.El cambio producido en la reflexión
teológica: * el término que en la teología anterior aludía a la situación del
hombre en estado de ultratumba hoy hace referencia a todas las
expresiones de la vida, *la salvación no entendida como un estado

17
Ibid. 398-402
18
10 Síntesis extraída del Nuevo Diccionario de Teología. Parte III. Madrid : Ediciones cristiandad, 1990 .
pgs.-1572-1613
definitivo sino en su expresión histórica, * el hombre salvado del absurdo,
del fracaso, de la frustración radical, del aislamiento. En la medida en que
encuentra sentido y da plenitud. Estas serán las dimensiones de la
salvación hoy.

a)PLENITUD DE VIDA19: plenitud de la propia existencia, realización de


una auténtica existencia completa. Significa poseer la vida según la
capacidad receptiva del momento. No es llegar a la posesión integral de la
vida, pero si cabe una plenitud momentánea e histórica, así la comunidad
cristiana cree en la promesa de Dios anunciada por Cristo y he aquí que
positivamente da una respuesta a la pregunta de si existe salvación para
el hombre. No es un simple anuncio verbal de la vida futura, sino que son
realizaciones concretas que hacen plausible la expectativa humana y
ofrecen fundamento a la esperanza. La fe ofrece el ambiente para verificar
y experimentar anticipaciones vitales sobre el futuro de la salvación 20; b)
PLENITUD DE IDENTIFICACION21: la salvación como plenitud, realización
definitiva de sí mismo, la salvación como don de ser hombres, como un
horizonte del camino humano. Este es un don conocido mediante la
experiencia histórica de Jesús conservada en la memoria eclesial de su
glorificación por el Padre, don acogido mediante la comunión con los
hermanos como promesa del futuro que su amor nos ha preparado 22; c)
PLENITUD DE COMUNION23: la salvación es una realidad de comunión de
los hombres con Dios y entre sí, porque radica en una comunión de amor.
Es la salvación como carácter de don, las promesas que la vida trae
consigo aparecen como ofrecimientos de amor y reclaman respuestas
libres. La historia en su totalidad es un conjunto de dones como reflejo de
un amor que justifica la vida y hace posible la esperanza 24, d) PLENITUD
DE LIBERTAD25: trabajada en las teologías en contexto.. El relieve de la
salvación se centra en encontrar las condiciones necesarias para soportar
en forma auténticamente humana las situaciones de opresión y de sentar
las premisas para superar situaciones alienantes, la salvación no es
proyección fantástica, es un acontecer histórico y posee concreción de lo
vivido “La comunidad de los creyentes solo podrá construir un sacramento
de salvación si es lugar de contraste y de verificación de los proyectos de
vida que la humanidad en su conjunto y cada hombre como individuo van
inscribiendo en la trama de la historia para la realización de ese Reino de
Dios por el que murió Cristo 26, e) PLENITUD DE SENTIDO27: La salvación
como redescubrimiento del sentido de la vida hasta convertirse el cristiano
en profeta que proclama que la vida no es absurda. El presente es lugar
de salvación y espacio de vida eterna. Estamos ya salvados, no sólo

19
Ibid. P.1608
20
Ibid. P. 1612
21
Ibid.1609
22
Ibid. 1612
23
Idem.
24
Ibid. 1612
25
Ibid. 1610
26
Ibid. 1613
27
Ibid. 1611
poseemos garantía de salvación. Decir que el presente merece el futuro o
que en esta vida se adquiere el derecho a un futuro es inadecuado, es un
esquema jurídico moral. “Toda realización histórica amplía la esperanza
del hombre y le permite trascender continuamente su presente” 28.

“La salvación que Cristo nos ha traído incluye también la liberación del
mal, la superación de situaciones históricas que impiden al hombre acoger
y desarrollar plenamente su realidad personal en una comunión con todos
los hermanos de fe”29.

La salvación como la seguridad de caminar, como la posibilidad de


alcanzar la propia identidad. No como una totalidad definitiva sino solo
como un camino hacia la totalidad. “En el hombre la salvación no consiste
en ser rescatado de la finitud, sino en una finitud rescatada”30.

28
Ibid. 1613
29
Ibid. 1611.
30
Idem.

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