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INTRODUCCIÓN

La violencia en el noviazgo, entre las parejas de adolescentes yjóvenes, constituye un grave


problema en la sociedad actual por sus consecuencias nefastas en la salud físic4 psicológica
y sexual de las víctimas. La elevada prevalencia de este tipo de agresiones y su carácter
muchas veces bidireccional exigen actuar de manera decidida mediante la activación de
medidas que, de una u otra forma, contribuyan a reducir la frecuencia del problema y sus
efectos. Para ello resulta fundamental identificar los faaores de riesgo y las variables
relacionadas con este tipo de comportamientos agresivos. En este capítulo se describe el
estudio de uno de los factores vinculados de manera estrecha con diferentes
manifestaciones agresivas y cCInductas antisociales, pero que sólo en fecha reciente ha sido
objeto de investigación en el ámbito de la violencia contra Ia pa§a, por no mencionar ya la
violencia en las relaciones de noviazgo de los adolescentes y jóvenes. Se trata de la
desconexión moral, una variable de tipo socíocogniüvo relacionada con el razonamiento y
el juicio moral que opera mediante la desactivación de los mecanismos autorreguladores de
tipo moral. Esto favorece eI quebrantamiento de las nonnas y la desinhibición de los
impulsos agresivos y las conductas inhumanas. La relación cercana de la desconexión moral
y su papel predictor en las conductas agresivas es evidente en la investigación empÍric4 que
se presenta de manera sinóptica en este capítulo. Los hallazgos presentados destacan la
necesidad de considerar los mecanismos de desconexión moral en la espiral de la violencia.
Es preciso tener en mente la discusión y rnodificación de este tipo de distorsiones
sociomorales en los programas de prevención de la violencia en los entornos educativos y
comunitarios.
l

VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO
La violencia en las parejas jóvenes, habitualmente denominada violencia en el noviazgo
(VN), es un fenómeno menos estudiado que la violencia contra Ia pareja (VCP) en los
adnltos o [a violencia de género" En los úItimos años se ha cornenzado a conceder una
atención creciente a este tipo de agresiones en adolescentes y jóvenes, sobre todo en lo que
se refiere a factores relacionados y de riesgo, prevalenciE etiologí4 evaluación,
consecuencias y prevención.
A pesar de que no existe un consenso general acerca de la definición de este tipo de
violenci4 puede considerarse una entidad en sí misma, con algunos matices diferentes
respecto de la YCP, por ejemplo la bidireccionalidad de las amenazas, las conductas
conuoladoras o las agresiones físicas, emocionales, verbales y sexuales (Jackson, 1999;
Leen eü ol., 201-3; Lewis y Fremouw, ZOOL;, Wolfe, Wekerle, Scott, Straatman y Grasley,
ZAA{- Por otro lado, existen offos factores que pueden conferir cierta especificidad al
contexto en el que ocurre la VN. Por ejemplo, la diferencia física no influye siempre, como
sí en edades ya adultas (Caldwell, Swan y Woodbrown,Tü12); los noviazgos coexisten con
una etapa del desarrollo en el que son distintos el significado (Williams, Connolly, Pepler,
Craig y LaPorte, 2008), el compromiso (Thompson-Hayes y Webb, 2004) y la duración o
estabilidad de las relaciones (Fiapatrick y Sollie, 1999). Ni adolescentes ni jóvenes suelen
tener dependientes económicos, responsabilidades paternales o contractuales (Rodrígtez,
Antuña y Rodríguez,ZAAL) y casi nunca se establecen pautas de dependencia económica de
la mujer hacia el hombre (Castro y Casique, 201-0). En consecuencia, los papeles de agresor
y víctima no están establecidos de manera indefectible (Murphy y Smith, 2010).
Se trata de un grave problema social con notorias repercusiones en [a salud físic4
psicológica y sexual de las víctimas, así como en sus relaciones interpersonales y calidad de
vida. Por lo regular, la \lN se origina de forma insidiosa mediante interacciones que
suponen el aislamiento, actitudes hostiles y humillantes o el control de la otra persona. El
uso reiterado y tolerado de estos comportamientos conduce de manera progresiva a otras
conductas de mayor gravedad, como la violencia física o sexual, con las que al final
coexiste (Ganzílez-Ortega, Echebunia y Corral, 2008).
La prevalencia de la VN va¡ía en gran medida en función de las diferentes fuentes
docurnentales consultadas" En los últimos años, diversas revisiones críticas de tipo narrativo
sobre las agresiones en el noviazgo han puesto de manifiesto tasas de prevalencia muy
dispares en las tres grandes categorías en las que suele encuadrarse esta clase de
comportamientos (es decir, violencia fisica, psicológica y sexua!, tanto etr lo que se refiere
a Ia perpetración como a la victimización (González-Ortega et a1.,2008; Jackson, 1999;
Lewis y Fremouw, 2001; Rey, 2008; Rey-Anacona, 20L3; Rojas-Solís, 201"3; Shore¡
Cornelius y Bell, 2008; Shorey, Stuart y Cornelius,}OLL). Una reciente revisión sistemática
de estudios sobre la prevalencia de la violencia física, psicológica y sexual cometida, y
sufrida en las relaciones de noviazgo de adolescentes y jóvmes (Rubio-Garay, López-
González, Carrasco y Amor, 2AL7) y en la que se analizaron 11"3 estudios con buena calidad
metodológica, ha revelado espectros de prevalencia de la VN también muy amplios entre
uros estudios y otros. Esta, gran variabilidad en las tasas de prevalencia de la YN podría
explicarse por las diversas definiciones operacionales del constructo "violencia en el
noviazgo"; las características específicas de las muestras de estudio (p. ej., pertenencia a
ciertas subpoblaciones); los distintos marcos de prevalencia considerados (p. ej",
prevalencia vital o prevalencia en los úItimos 12 meses); el uso de autoinformes sin
controlar variables como la deseabilidad social; o incluso la toma de consideración de las
personas en un plano individual frente a la pareja como unidad de análisis.
Algunos factores contribuyen especialmente a la permanencia y cronicidad de la VN, como
la presencia de mitos o creencias sobre la relación de pareja y el amor romiántico fu" ej., el
amor [o puede todo, los celos son una muestra de amor, etc.), los estereotipos de género, la
violencia en la propia familia, la mayor antigüedad de la relación y el grado de
compromiso, la minimización y la negación de los comportamientos violentos, así como tra
asunción de las agresiones como forma de solucionar conflictos o como algo "inherente' a
la relación (Díaz-Aguado, 2003; González, 2003; Hird, 2000; O'Keefe, 2005; Shen, Chiu y
Gao, 2012)" En el origen y mantenimiemo de la YN intervienen diferentes variables y
factores de riesgo (sociodemográficos, históricos, clinicos o intrapersonales, interpersonales
y coxtextuales), tanto en lo que se refiere a la violencia cometida como a la violencia
sufrida (Lewis y Fremouw, 2001). En una revisión sistemática sobre YCP (Capaldi,
Knoble, Shortt y Kim, 2012) en la que se incluyeron 58 trabajos con muestras de
adolescentes se consideraron factores de riesgo demográficos, familiares, relacionados con
los pares, psicológicos/conductuales y cognitivos. Estas variables relacionadas y factores de
riesgo pueden aglutinarse en dos grandes categorías {Rubio-Garay, Carrasco, Amor y
López-Gonz{lez, 20I-5): a) interpersonales, que incluyen las variables individuales,
propias de la persona, así como aquéllas de contenido interpersonal que se manifiestan en la
interacción con los otros; y b) situacionales, que se refieren a las variables externas al
individuo que forman parte de su contexto situacional o ambiental (tabla B-1).
. Sexo
. Origen étnico
. Edad
. Estaegias de afrontamiento
' Estilo de apego
'A.utoestima
. Autoeficacia
. Empatía
" Ira
. Hostilidad
. Conductas controladoras y celosas
Interpersonales . Alteraciones psicopatológicas
. Rasgos y alteraciones de la persornlidad
. Habüdades de comunieaeión, relacionales y de solución de problemas
. Satisfacción en la relación de pareja
. Actitudes de aceptación de Ia violenciq actitudes negativas sobre la mujer y estereotipos sobre los
papeles de género
. Anteeedentes de conducta antisocial y agresiones a otras parejas
. Consumo de alcohol y sustancias
" Problernas escolares y rendimiento acadrámico
. Conductás sexuales de riesgo y embarazos no deseados
. Ideación suicida e intentos de suicidio
'Desconexión moral
' Estado socioeconémico
. Lugar de residencia
'Artecedentes de abuso y maltrato en la i¡fancia
. Expmición a la vft¡lencia familiar
. Estructura familiar
Situacionaies . Hábitos de crianza
' Expo*ición a üolerrcia en la comrmidad y la escuela
. Esrrés psicosocial
. Influencia de los pares
. Medios de comunicación y videojuegos
. Apoyo sccial

Estos factores desempeñarían distintos papeles con respecto a la YN (precipitante,


facilitado¿ mediador/modulador e inhibidor/prCItectCIr)"
Entre las variables persorrales cabe destacar la desconexión moral- Se trata de un factor
de naturaleza cognitiva y social relacionada con el razonamiento v el juicio moral. Esta
v¿riable se ha vinculado de manera consistente con la violencia y la agresión en general en
los adolescentes y jóvenes en ur número significativo de investigaciones (Bandura,
Barbaranelli, Caprara y Pastorelli, L996; Caprara et ü1., 2Ot4; Obentann, 201-1"a, ZOLLb;
Paciello, Fida, Tramontano, Lupinetti y Caprara, 2008; Rubio-Garay, Carrasco y Amor,
2016). No obstante, tales variables permanecen casi inexploradas en el rímbito de las
agresiones de pareja, sea en las relaciones de adultos o en el noviazgo" A continuación se
describe con más detenimiento.
DESCONEXIÓN MORAL Y AGRESIÓN
La teoría social cognitiva postula que las acciones mora,les son el producto de la
interacción recíproca de influencias cognitivas, afectivas y sociales (Bandura, 1986). En
este sentido, una teoría completa de la acción moral debe especificar los mecanismCIs que
llevan a las personas a comportarse de manera incohererite con 1as normas morales
(Bandura, L990, 1-999, 2002). Desde esta perspectiva interaccionist4 [a relación ente
razonarniento rnoral y la acción se halla bajo la rnediación de una serie de mecanismos
autoreguladores que operan de forma anticipatoria a la acción moral y se fundarnentan en
las normas sociales y los valores morales aprendidps (Bandur4 1986, 1990, 2AA2; Bandura
et a1.,1996). A la desactivación voluntaria de estos procesos autorreguladores se la ha
denominado desconexión moral (DM) e implica el empleo selectivo de una serie de
mecanismos psicológicos que favorecen la transgresión de las normas y la desinhibición de
los impulsos agresivos y las conductas inmorales e inhumanas (Bandura, L990, 200?;
White, Bandura y Vero, 2009). Estos mecanismos de desconexión moral (MDM) operan
mediante la reinterpretación de la conducta perjudicial e inhumana; el oscurecimiento o la
minimización del papel del perpetrador del daño; el falseamiento o la distorsión de las
consecuencias de la conducta violentr o inmoral; y la culpabilización y deshumanización de
la víctima @andura et a1.,1996; Osofs§, Bandura y Zimbardo, 2005). En la tabla B-2 se
mrestran la definición y ejemplos de los ocho MDM que propuso Albert Bandura.
l:r

Mecanismo Definición Ejemplos

Un comportamiento perjudicial o dañino s€ ac€pta Atentados te¡rorirta¡ realizados


Jr¡stificadú¡r personal y socialmente al considerarlo al servicio de un por gnJpos exremisus y
moral propósito o valor moral superior, esto es, se utilizan fines fundamentalistas religiosos o
'rvaliosos" para reivindiear medios nocivos polítieos

Mediante un lenguaje aséptico, complejo e intrincado se Denominar "daños colaterales" a


Lengua¡e
eu{errristico
pueden revestir de bondad conductas violentas y las víctimas civiles de una
deslructivas guerrá

La cer:iparación enk"e una conducta perjldiciai a$¡t úir¿


más reprobable puede hacer que }a primera parezca
Comparación
insignificante, benevolente o de mencres ccnsecuencias
ve*taiasa

Las personas pueden atribuir sus acciones inmorales e Desplazar la responsabilidad a


Besplazar*ie*ta inhumanas a las presiones situacionales, sociales o los los zuperiores por los
de !a dictados de los demás encaryados de los campos de
responsatrilidad exterminio nazi en la Segunda
Guerra Mundial

La responsabilidad ame una acción dañina puede Reducir la responsabilidad


Difusión de la oscurecerse o minimizarse cuando las decisiones se túman personal cuando una agresión
rtspcrasxhi-lidad de manera colectiva o la acción se lIwa a cabo de forma sexual se peryetra de rnanera
grupal gr¡rpal

Mediante Ia inatención selectlva, la negación, el Cuestionar, negar o reducir el


falseamiento o el cuesüonamiento de las consecuencias de daño causado y las nocivas
tr]istr*¡si6n de ias una acción se puede atenrütr o desacreditar el daño o el conses.¡encias en las esferas
conser:uenr:ias perjuicio que ocasiona dicha accién física, psicokígica y sexual en
una vÍctima de abuso sexual

Las víctimas pueden set privadas o despojadas de Considerar a los judíos y otros
cualidades humanas yeonsideradas como objetos o grupos étnicos genéticamente
.:, tr¡:tl,.r,r)r.-. 1:.: entidades subhumanas, de modo que se desactivan las inferiores, unterrnenchefi, por
reaceiures empáticas o vicarias de tipo ernacional que se los nazis en el siglo XX y
producirían por la similitud percibida jusüficar así su exterminio

La culpa de la acción perjudictal se traslada a los otros o Culpar a una víctima de una
Atribución de las circunstancias del entorno y se acusa a las víctimas de üolación por el hecho de ser
culpa provocar o fsrz,ar el comportamiento inmoral o violento mr¡jer o por haber "provocado"
del sujeto causante de la accién aI agresor

Fuente: a partir de Bandura (1990, 1999, 2002) y Bandura ef oI. {1996},


La DM como factor de riesgo y predictor de la conducta antisocial y de diferentes
manifestaciones agresivas se ha puesto en evidencia en varias investigaciones conducidas
en los últimos años, tanto en adolescentes (p. ej., Bandura et aI., 1996; Hymel, Rocke-
Henderson y Bonanno,20A5; Obermann, 201La,2011b) como en adultos (p. ej., McAlister,
Bandura y Owen, 2006; Osofs§ et a1.,2005; South y Wood, 2006; Vollum y Buffington-
Vollum, 2010). Además de su efecto facilitador y predictor sobre la violencia y las
conductas antisociales, la DM también parece ejercer un efecto rnediador entre ciertas
variables personales y situacionales y la violenci4 como en la irritabilidad las y
rumiaciones hostiles (Caprara et aI., 20L4), el rechazo de los pares en la adolescencia
(Fontaine, Fida, Paciello, Tisak y Caprara, zOLZ),los hábitos de crianza en la infancia
temprana (Pelton, Gound, Forehaud y Brody, 2004) o la ira y la hostilidad (Rubio-Garay,
Carrasco y Amor, 2016). Los MDM pueden influir en un amplio espectro de conductas y
actividades, entre ellas: a) la agresión, la conducta antisocial y la delincuencia en niños y
adolescentes(Bandura eta1.,1996; Hyde, ShawyMoilanen,2OL0; Paciello eta1.,2008); b)
el bullying (Hyrnel et al., 2005; Obermann, ZALLa, 2ALLb); c) el ciberacoso (Bauman,
2010; Pornari y Wood, 2010); d) la conducta antisocial en el deporte (Boardley y
Kavussanu, 2009); e) el acoso en las prisiones (South y Wood, 2006); f) el terrorismo
(tsandur4 2üA$; g) la pena de muerte (Haney, 1997; Vollum y Buffington-Yollum, 201"0);
h) la guerra y la justificación de acciones militares (McAlister et a1.,2006); i) la violencia
contra los animales (Vollum, Buffington-Vollum y Longmire, 2004): y j) las agresiones
medioambientales y actividades industriales nocivas (Bandura, 2frA7; White et a1.,2009)"
For otra pffi€, algunos estudios han mostrado diferencias en DM entre hombres y
mujeres, de tal manera que hay üna tendencia mayor en los varones a emplear este üpo de
mecanismos (Bandura et oI., 1996; De Caroli y Sagone, 2AL4; Grussendorf, McAlister,
Sandstróm, Udd y Morrison,20A2; McAlister et a1.,2006; Obermann, 2011b). Esta mayor
propensión de los varones a utilizar los MDM puede ser un elemento interesante para
ayudar a dilucidar las diferencias en agresión entre hombres y mujeres (Obermann, 2011a).
Además, la puesta en marcha de los MDM se produce con mayor frecuencia en los
adolescentes que en los jóvenes y adultos (De Caroli y Sagone, 2AL3,2AL4; Sagone y De
Caroli, 2OL3); esto es, la edad parece ser un elemento importante en cuanto a la
desactivación de los mecanismos y procesos psicológicos de tipo moral que facilitan o
favorecen las conductas agresivas, antisociales y las acciones inhumanas o inmorales. En
este sentido, De Caroli y Sagone {2ALq encontraron que los estudiantes adolescentes
(límites de edad de 1-1 a L8 años) empleaban miás MDM que los jóvenes (lÍmites de edad de
L9 a 34 años) para justificar las propias acciones, sobre todo mecanismos relacionados con
el desplazamiento y difusión de la responsabilidad en el grupo.
La elaboración del instrumento de evaluación denominada Mechonisms of Moral
Disengagement Scale (MMDS; Bandura et a1.,1996) permitió el desarrollo del constructo
DM y su posterior invesügación. En la población española, esta escala se ha empleado en
fecha reciente en algunos estudios en los que se ha encontrado una relación significativa
entre la DM y Ia YN en adolescentes (Carrasco y Rubio-Garay, 201L; Rubio-Garay,
Carrasco y García-Rodríguez, en prensa).
DESCONEXIÓN MORAL, AGRESIÓN Y VIOLENCIA EN EL
NO\ruAZGO: RESULTADOS DE UN ESTUDIO EMPÍRICO
En este apartado se exponen los resultados más relevantes de una investigación con
adolescentes y jóvenes (Rubio-Garay, Arnor y Carrasco, manuscrito en revisión editorial)
cuyo objetivo era profundizar en eI estudio de las relaciones entre la DM y Ia VN en
adolescentes y jóvenes, tras introducir también una medida de agresión general (física y
verbal) y considerar al sexo, la edad y la deseabitidad social como variables de control"

METODOLOGÍA
El protocolo se llevó a cabo can 424 persoñas (6l.Lolo mujeres y 38.9olo hombres) con una
edad promedio de 18.8 años (DT = 2.69) procedentes de diferentes certros educativos
españoles. Los límites de edad fluc{uaron entre 15 y 25 años, con 99.8olo de nacionalidad
española. El 57.1o/o correspondió a estudiantes de enseñanzas medias y el 42.9o/a a
universitarios.
Con un cuesüonarío elaborado ad hoc se obtuvieron datos sociodemográficos y de la
relación de pareja. Además, se recabaron datCIs sobre:

r Desconexión moral. El constructo "desconexión moral" se evaluó con la Escala de


Mecanismos de Desconexión Moral (EMDM; Bandura et aI., 1996, versión
española; Rubio-Garay, Arnor y Carrasco,ZüLT). La versión española se integra con
32 elementos con una escala de respuesta de tipo Likert con cinco opciones y
permite obtener una puntración global de desconexión moral y tres puntuaciones
parciales a partir de la combinación de los ocho MDM que describió Albert Bandura:
a) desconexión por despersonalizacién (deshumanizacián y atribución de culpa); b)
desconexión por irresponsabilidad (comparación ventajosa, desplazamiento de la
responsabilidad y difusión de la responsabilidad); y
c) desconexión por
racionalización (iustificación moral, lenguaje eufemístico y
distorsión de las
consecuencias).
r Agresién. La agresión se evaluó con el Cuestionario de Agresión (AQ; Buss y Perry,
L992, versión en español de Andreu, Peña y Grañ4 2A0!} Consiste en un
cuestionario de 29 reactivos con una escala de respuesta de Likert de cinco puntos y
está estructurado en cuaüo subescalas: agresión ffsica, agresién verbal, ira y
hostilidad.
o Violencia en eI noviazgo. La violencia comeüda en las relaciones de noviazgo se
evaluó con el Inventario de Conflicto en las Relaciones de Noviazgo de los
Adolescentes (CADRI; Wolfe et al.,}AOL, versión en español de Fern¿ández-Fuefies,
Fuertes y Pulido, 2006). El instrumerto consta de dos escalas de 25 reactivos cada
una, con modalidad de respuesta de tipo Likert con cuato opciones que miden la
violencia cometida y la violencia sufrida. Se estructura en cinco subescalas: violencia
ffsica, verbal-emocional, sexual, relacional y irmenazas.
. Deseabilidad social. La tendencia a distorsionar voluntariamente la imagen de uno
mismo por la necesidad de "disirnulaf o "quedar bien- se evalué con la Escala de
Deseabilidad Social (SDS; Crowne y Marlowe, L960, versión en español de Ferrando
y Chico" 2000). Esta escala está compuesta por 33 reactivos con formato de respuesta
verdadero/falso.

RELACIONES ENTRE LOS MECANISIUOS DE DESCONEXIÓN


MORAL CON LA AGRESIÓN Y LA VIOLENCIA EN EL
NOVIAZGO
Los análisis de correlaciones mostraron vínculos directos y significativos entre los MDM
(despersonalizaciór¡, irresponsabilidad y racionalización) y las puntuaciones globales en
agresión {r = A.44,p < 0.001; r = 0.42,p < 0.001-; r = 0"54, p < 0.001-); agresión física (r =
0.49,p<0.00L;r=0.36,p<0.001-;r=0.55,p<0.001)yagresiónverbal(r=0.30"p<
0,001; r = 0.31", p < 0.001; r = 0.42, p < CI"00$, respectivamente. Sin embargo, las
relaciones entre los mecanÍsmos de desconexión por despersonalizacién,
irresponsabilidad y racionaliz.ación con la puntuación global en YN {r = 0.1"2,p < 0.05; r
= 0.18, p < 0.001; r = 0.13, p < 0.001) fueron de menor magnitud respecto del caso de la
agresión general. Además, sólo el mecanismo desconexién por irresponsabilidad (r =
fr.LZ, p < 0.05; r = 0.15, p < 0.001) se relacionó en grado significativo con la violencia
física y la violencia verbal-emocional en eI noviazgo.
Por su parte, la deseabilidad social y la edad estuvieron inversamente relacionadas con la
puntuaciónglobalenagresión(r=-0"52,p<0-001;r=-0.33,p<0.001).Losmecanismos
de desconexión por despersonalización, irresponsabilidad y racionalización también se
relacionarondemanerainversaconlaedad(r=-A.24,p<0.001;r=-0.28,p<0.001;r=
-0.40,p<0.0üL)yladeseabilidadsocial(r=-A.25,p<0"001;r=-O.23,p<ü.0ü1;r=
-0.32, p < 0.001), respectivamente. La deseabilidad social se relacionó de forma negaüva
con la puntuación global en VN (r = -0"32, p < ()"001)" Sin embargo, las relaciones entre la
edad y las dimensiones de YN no fueron significatívas.
Por último, los hombres presentaror una mayor puntuación que las mujeres en agresión
física y verbal, así como en los tres MDM, en particular en desconexión moral ¡lor
racionalizacién. Además, las mujeres obtuvieron puntuaciones más altas que los varones
en VN, aunque las diferencias fueron de pequeña magnitud.

DESCONEXIÓN MORAL COMO PREDICTOR DE LA


AGRESIÓN Y LA VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO
Desconexión moral y agresión. Los modelos de regresión analizados, incluidos los tres
MDM como predictores, y el sexo, la edad y la deseabilidad social como variables de
control, fueron estadísticamente significativos para predecir las puntuaciones en las
dimensiones de agresión estudiadas: F(6, 4L7j = 60.03, p = 0.000 en la puntuación global
en agresión; F(6, 4LT) = 48.94,p = 0.000 en agresión física; y F(6, 4L7) = 23.39, p = 0.000
en agresión verbal. En concreto, el mecanismo desconexién por racionalizacién predijo
significativamente la varianza en agresión (puntuación global), agresión física y agresión
verbal; el mecanismo desconexión por despersonalización anticipó la puntuación global
en agresión y la agresión física; y el mecanismo desconexién por irresponsabilidad tan
sólo predijo la purttuación global en agresión.
Además, cabe destacar la capacidad predictiva de las variables sexo, edad y deseabilidad
social sobre las dimensiones de agresión. De rnanera específica, ser varón rnás joven y tener
una baja puntuación en términos de deseabilidad social predijeron el35a/o de la yarianza en
agresión global. Por último, el mecanismo desconexión por racionaHzación fue el mejor
predictor de la agresión, tanto en varone§ como en mujeres.
Desconexión moral y violencia en el noüazgo. Con respecto a Ia YN, los tres modelos
de regresión lineal múltiple analizados, considerados los tres MDM como predictores, y el
sexo, la edad y la deseabilidad social como variables de control, también resultaron
significativos en la predicción de las dimensiones de VN estudiadas: F (6, 4L7) = L4.55, p =
0.000 en violencia cometida; F (6, 417) = 7.26, p = 0.000 en violencia física; y F (6, 417) =
L4.74, p = 0.000 en violencia verbal-emocional. El mecanismo desconexión por
irresponsabilidad fue el único que predijo la violencia verbal-emocional, pero ningún
MDM la violencia física. Además, el sexo y la deseabilidad social anticiparon la VN; en
concreto, ser mujer y tener una baja puntuación en deseabilidad social predijeron el L4a/a de
la varianza de la puntuación global en YN"
PAPEL DE LA DESCoNExIÓN MoRAL EN LA AGRESIÓN y
LA VIOLENCIA EN EL NOVIAZGO
Los hallazgos del estudio descrito han evidenciado una sólida relación entre los diferentes
MDM (despersonalizacién, imesponsabilidad y racionatrizacién) con Ia agresión física y
verbal, en la líuea de investigaciones precedentes que han vinculado de manera consistente
el constructo DM con la agresión y Ia violencia en adolescentes y jóvenes, tanto de manera
presencial (Bandura et a1.,1996; Hyde et a1.,2üL0; Paciello et a1.,2008; Pelton et al.,2OA4)
como de forma virtual o ciberagresión (Pornari y Wood, 20LO). Además, otros trabajos han
puesto de manifiesto la estrecha relación de la DM con el bullying (Hymel et al"n 2005;
Obermann, 201-1-a, 20I-1b) que incluye diferentes tipos de agresión verbal, física y
relacional.
Por otro lado, los distintos componentes de la DM predicen la agresión en general o la
agresión física y verbal en diferentes grados. En este sentido, el factor desconexión por
racionalización predijo la agresión global y la agresión física y verbal. Este mecanismo se
caracteriza por legitimar las agresiones al reducir al rnínimo o distorsionar las
consecuencias de las acciones, o bien al justificarlas por la primacía de una meta o incluso
un valor superior. Por su parte, el factor desconexión por deshumanización, esto es, tra
deshumanización y la atribución de culpa a la víctima anticipó de forma notable la agresión
física y la agresión en general; y la desconexión por irresponsabilidad, es decir, la
desactivación de los rnecanismos cognltivos de tipo rnoral relacionados con la
responsabilidad por las propias acciones, predijo solo la puntuación total del Cuestionario
de Agresión. Todos estos hallazgos no hacen sino apoyar la sólida relación entre la DM y la
condu«a agresiva (véase el metaanálisis de Gini, Pozzoly y Hymel, 2AL4, e invitan a
conceder una mayor atención a las distorsiones cognitivas que operan en el razonamiento
moral de las personas propensas a la agresión y la violencia. En definitiva, los adolescentes
que despliegan más MDM tienen una mayor probabilidad de rumiaciones y pensamientos
de venganza, so¡l más irritables, con más inclinaciones hacia la agresión física y verbal y
suelen verse envueltos más a menudo en episodios violentos (Obermann, 2011b).
Con respecto aI papel de la DM sobre la VN, se ha encontrado una relación menos
consistente en comp¿ración con la agresión en general, con un poder predictivo menor de
los MDI\{ sobre la VN que sobre la agresión. Es posible que este menor poder predictlvo
esté relacionado, al menos en los adolescentes, corl la mayor independencia de la VN de los
mecanismos de control sociomoral" De forma sorprendente, los MDIvI predijeron la
violencia verbal-emocional pero no la violencia fisica. Sin embargo, si se considera la
violencia como una dimensión global, la desconexión por racionalización fue el mejor
predictor, seguido por la desconcxiér pür irresponsabilidad y la desconexión por
deshumanizacién-
Por úlümo, hay que destacar la relación inversa de la deseabilidad social con la DM, la
agresión y la VN. La deseabilidad social es un constructo que nCI debe perderse de vista
cuando se evalúa Ia violencia interpersonal (saunders, 1991; Shorey et a1.,2008), puesto
que en este tipo de evaluaciones suele aparecer la necesidad imperiosa de quedar bien con
el evaluador o no causarle una mala impresión (Ferrando y Chico, 2000). Por ello, es muy
frecuente que los sujetos que puntúan de manera elevada en deseabilidad social lo hagan de
forma baja en agresión, no necesari¿rmente por teiler menos inclinaciones agresivas sino
porque es poslble que no sean muy sinceros en sus respuestas" Del mismo modo, no resulta
sorprendente la relación inversa de la deseabilidad social con un constructo relacionado de
forma tan estrecha con la agresión como la DM. En este sentido, los individuos que nCI
distorsionan de rnodo voluntario su autoimagen o no necesitan congraciarse con los demás
tienden a puntuar de forma más elevada en DM, tal vez porque la elevada deseabilidad
social ennuscara las verdaderas puntuaciones en DM. Estos resultados sugieren la
necesidad de establecer un adecuado control de la variable deseabilidad social en este tipo
de investigaciones.
CONCLUSIONES
Tal y como se ha observado, la puesta en marcha de determinados procesos J¡ mecanismos
sociocognitivos que distorsionan el razonamiento moral parecen desempeñar un papel
relevante sotrre las actitudes y comportamientos violentos" Estos mecanismos de
desconexién moral pueden tener una función muy importante, sobre todo en la
adolescencia, etapa evolutiva en la que se afianza Ia vertiente moral de la personalidad
rnediante la ínternalización de normas sociales y valores morales. La desactivación de los
procesos autorreguladores e inhibidores de la conducta agresiva e inmoral'no suele
producirse de manera instantánea, sfuro que se trata de un proceso gradual en el que se
observa un debilitamiento general de las autosanciones morales y al final se aceptan y
justifican comportamientos aberrartes (Bandura, L990, 2A02). Una correcta identificación
de este tipo de mecanismos, que junto con otros factores emocionales, clínicos y
contextuales subyacen a la mayor pafie de los comportamientos violentos, parece necesaria
para evitar, en la medida de io posible, que tales distorsiones morales formen parte de los
procesCIs de razonamiento moral habitual de los adclescentes" En este sentído, se ha
indicado que la eliminación de la autocensura moral mediante el empleo de MDM es una
manera de reducir la disonancia cognitiva y la desagradable experiencia de conflicto moral
cuando se realizan determinadas acciones antisociales (Azzi, 2011,; Bandur4 2üA2; De
Caroli y Sagone, 2AL4).
En consonancia con lo anterior, la evaluación de la DM mediante una herrarnienta fiable
y válida parece necesaria para la detección de distorsiones sociomorales en jóvenes. Esta
detección hará posible la prevención de comportamientos agresivos futuros. Además, la
inclusión de componentes específicos sobre desconexión moral puede resultar de interés en
el diseño e implementación de programas de prevención primaria y secundaria de la
violencia en la población adolescente (es decir, prevención del bullying, el ciberacoso, la
violencia en el noviazgo), en especial er entornos educativos. Para ello es aconsejable
induir en este tipo de programas elementos referentes al conocimiento, observación e
identificación de los diferentes MDM y su influencia en eI razonamiento moral y la
violencia. EI trabajo cognitivo basado eu Ia discusión y modificación de las distorsiones
morales identificadas debe ser un componente de la intervención que complemente a otros
componentes de tipo cogniüvo-emocional como los orientados a la prornoción de la
empatía.
La DM constituye un constrtrcto psicológico de gran interés por su estrecha relación con
el razonamiento moral y desempeña una función muy relevante (facilitadora o mediadora)
en las conductas violentas o antisociales. La evaluación de los diferentes MDM en la
población adolescente puede ayudar a identificar a individuos con actitudes y proclividad a
la violencia, tanto en el ¡ímbito de las relaciones con los pares como en sus relaciones de
pareja.
Por último, deben mencionarse algunos aspectos relativos a futuras investigaciones en
este círculo de investigación. En primer lugar, es interesante indagar sobre las relaciones
entre empatía y DM, dada la comunidad sustanüva entre algunos MDM, como la
desconexión por deshumanización y la propia empatía hacia los demás. En segundo lugar,
reviste interés investigar si la DM se encuentra más relacionada con las agresiones
instrumentales o "en frío" en comp;Iración con las agresiones emocionales o reactivas. Las
primeras requieren ciefta elaboración cognitiva de lo que cabría esperar de un nexo más
estrecho con eI conjunto de distorsiones cognitivas de üpo sociomoral que constituyen Ia
DM.
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