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TADA

UNIVERSIDAD DE MENDOZA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

LA PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN NIÑECES Y


ADOLESCENCIAS. UNA PROPUESTA DE
INTERVENCIÓN SISTÉMICA

Estudiante: Yoma, Mariel

Directora: Lic. Mondini, María Belén

2022

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
1
HOJA DE EVALUACIÓN

Presidente:

Vocal:

Vocal:

Calificación:

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
2
RESUMEN
La presente investigación definida como “La problemática del
suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de intervención
sistémica” explora diversas dimensiones tales como: el estado actual del
fenómeno en Argentina, los factores de riesgo presentes en la
problemática, los mitos comúnmente manifestados y aceptados por la
sociedad y, por último, los abordajes desde la comprensión sistémica que
incluyen a las familias en el proceso de tratamiento y recuperación de las
niñeces y adolescencias en riesgo.

A partir de un arduo rastreo bibliográfico, se llegó a los siguientes


resultados: respecto del estado actual de la problemática en Argentina, se
sancionaron dos leyes que amparan tanto la salud mental como la
prevención del suicidio (Ley Nº 26.657 – Ley Nº 27.130), sin embargo, la
aplicación de las mismas, en las instituciones, aún se visualiza como un
camino por recorrer. Esto, en tanto al abordaje, como los recursos limitados
e insuficientes además de las prácticas profesionales orientadas al antiguo
paradigma biomédico.

Por otro lado, según la bibliografía consultada, los factores de riesgo


más significativos para la problemática del suicidio en este rango etario son:
el abuso sexual infantil, las violencias y las disfunciones familiares.

Respecto de los mitos observados tanto en comunidades como en


las instituciones de salud, se relata además como estos se vinculan con la
estigmatización de las personas que han sufrido la problemática en alguna
de sus formas. Se ofrece un listado de los mitos más frecuentes y se
recomiendan estrategias que coinciden con la epistemología y
deconstruyen desde el conocimiento científico.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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Por último, desde la perspectiva sistémica se describen las
dinámicas familiares presentes en aquellos sistemas con un miembro en
riesgo de suicidio. Y se presentan tres abordajes que han sido utilizados en
casos de comportamiento suicida en niñeces y adolescencias. Estos son:
Terapia Familiar de Adolescentes con Problemas; Construccionismo Social
y Terapia Breve de Emergencia (TBE).

Palabras clave: problemática del suicidio - niñeces - adolescencias -


factores de riesgo - mitos - abordajes sistémicos.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
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ABSTRACT
The following presentation titled "The problem of suicide in childhood
and adolescence. A Systemic Research Perspective" analyzes the problem
of suicide in childhood and adolescence. N it, various categories were
explored such as: the current state of the phenomenon in Argentina, the risk
factors present in the problem, the myths most commonly manifested and
accepted by society and, finally, approaches are provided from the systemic
understanding that include families in the process of treatment and recovery
of children and adolescents at risk.

From an arduous bibliographic search, the following results were


reached: regarding the current state of the problem in Argentina, two laws
are glimpsed that protect both mental health and suicide prevention (Law
26,657 - Law 27,130). However, the application of the same, in the
institutions, is still seen as a way to go. This, in terms of approach, limited
and insufficient resources and professional practices oriented to the old
biomedical paradigm.

On the other hand, the most significant risk factors in this age range
are: child sexual abuse, violence and family dysfunction.

Regarding the myths, an approach is made from the stigma in mental


health. Observed both in communities and in health institutions, a list of the
most frequent myths is offered and strategies are recommended to dismiss
such fallacies.

Finally, from the systemic perspective, the family dynamics present


in those systems with a member at risk of suicide are described. And three
approaches are described that have proven to be effective in cases of
suicidal behavior in childhood and adolescence. These are: Family Therapy

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for Troubled Adolescents; Social Constructionism and Brief Emergency
Therapy (BET).

Keywords: suicide problems - childhood - adolescence - risk factors -


myths - systemic approaches.

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ÍNDICE

HOJA DE EVALUACIÓN ........................................................................... 2

RESUMEN ................................................................................................. 3

ABSTRACT ................................................................................................ 5

ÍNDICE ....................................................................................................... 7

INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 11

FORMULACIÓN DEL PROBLEMA ............................................. 13

PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN ........................................... 14

OBJETIVOS ................................................................................ 14

JUSTIFICACIÓN ......................................................................... 15

ESTADO DEL ARTE/MARCO TEORICO ................................................ 18

CAPITULO I: “DIMENSIONES DE LA PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO Y


SU ESTADO ACTUAL EN ARGENTINA” ................................................ 23

1.1 APROXIMACIONES TEÓRICAS .......................................... 24

1.2 CONDUCTA SUICIDA........................................................... 27

1.3 MITOS SOBRE EL SUICIDIO ............................................... 33

1.4 ESTIGMA EN SALUD MENTAL ............................................ 36

1.5 MARCO LEGAL EN ARGENTINA ......................................... 41

1.5.1 LEY NACIONAL DE SALUD MENTAL 26.657............... 41

1.5.2 LEY NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO 27.130


.......................................................................................................... 42

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1.5.3 IMPLEMENTACION DE LA LEY 26.657 Y 27.130 ........ 45

CAPÍTULO II: “FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS A LA


PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN NIÑECES Y ADOLESCENCIAS Y SU
INTERRELACIÓN CON EL MODELO ECOSISTEMICO”........................ 51

2.1 NIÑECES Y ADOLESCENCIAS ............................................ 52

2.2 FACTORES DE RIESGO ...................................................... 61

2.2.1 INDIVIDUALES .............................................................. 62

2.2.2 FAMILIARES.................................................................. 66

2.2.3 COMUNITARIOS ........................................................... 67

2.2.4 INSTITUCIONALES ....................................................... 68

2.3 FACTORES PROTECTORES............................................... 70

2.3.1 INDIVIDUALES .............................................................. 70

2.3.2 FAMILIARES.................................................................. 71

2.3.3 SOCIALES ..................................................................... 72

2.3.4 COMUNITARIOS ........................................................... 72

2.3.5 INSTITUCIONALES ....................................................... 73

2.4 PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN CONTEXTOS DE


PANDEMIA ........................................................................................... 75

CAPÍTULO III: “DINÁMICAS FAMILIARES PRESENTES EN LA


PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO. ABORDAJES SISTÉMICOS” ............ 90

3.1 DINÁMICAS FAMILIARES RELACIONADAS A LA


PROBLEMÁTICA.................................................................................. 94

3.1.1 COMUNICACIÓN .......................................................... 98

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3.1.2 DINÁMICA PARENTAL DISFUNCIONAL .................... 102

3.1.3 MANEJO DE LOS CONFLICTOS Y AGRESIÓN ......... 105

3.1.4 DISCIPLINA FAMILIAR Y ESTABLECIMIENTO DE


NORMAS ......................................................................................... 106

3.1.5 DIFICULTADES ECONÓMICAS EN LA FAMILIA ....... 108

3.2 ABORDAJES SISTÉMICOS ................................................ 110

3.2.1TERAPIA FAMILIAR DE ADOLESCENTES CON


PROBLEMAS .................................................................................. 111

3.2.2 CONSTRUCCIONISMO SOCIAL ................................ 114

3.2.3 TERAPIA BREVE DE EMERGENCIA (TBE) ............... 118

3.3 DUELO POR SUICIDIO EN LAS FAMILIAS ....................... 123

3.4 POSVENCIÓN .................................................................... 126

CONCLUSIONES .................................................................................. 133

REFERENCIAS ..................................................................................... 144

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DEDICATORIAS Y AGRADECIMIENTOS
A mi abuelo Darío, la persona más hermosa que conocí, por tu amor
incondicional y tu devoción que me enseñaron de esfuerzo y perseverancia.
Gracias por ayudarme a no bajar los brazos, e ir para adelante como decías
vos, te dedico mi mayor logro al amor más grande que ocupa mi corazón.

A mi abuela hermosa, la persona que más esperó este momento, te


dedico este y todos mis logros, siempre juntas de la mano.

A papá y mamá, gracias por siempre creer en mí, por su confianza y


constancia, sin ellos nada de esto sería posible.

A mis amigas, por estar, por la paciencia, por sus consejos, por todo
el amor.

A mi directora Belén por acompañarme en todo momento, su ayuda,


apoyo y dedicación hicieron de este proceso un espacio de crecimiento y
aprendizaje que me llevo para toda mi carrera profesional.

A toda mi familia y a todas las personas que formaron parte de este


proceso, ¡GRACIAS!

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INTRODUCCIÓN
En el transcurso de este estudio de grado se intenta responder a los
objetivos propuestos en relación a la problemática del suicidio en niñeces
y adolescencias. La presente investigación cuenta con tres capítulos
constituidos a partir de toda la información obtenida a través del rastreo
bibliográfico.

En principio, se expondrá la situación actual del fenómeno del


suicidio en el país. Considerando el marco normativo regulador de las
prácticas de salud mental y la prevención del suicidio. Además, se llevará
a cabo un análisis acerca de la aplicación de las mismas en las instituciones
de salud y en las actuaciones de los/las profesionales de salud.

La nueva Ley de Salud Mental Nacional Nº 26.657 (2010) asegura


el derecho a la protección de la salud de todas las personas, y el pleno goce
de los derechos humanos de aquellos/as con padecimiento mental. Esta
reforma viene a romper con el estigma y discriminación de aquel antiguo
paradigma biomédico, el cual, considera la patología como eje central del
individuo en tratamiento.

Sin embargo, en esta investigación se expone si la misma, luego de


doce años de su promulgación, ha logrado ser implementada.

Luego de esta aproximación, se toman en consideración los mitos


más frecuentes respecto del fenómeno, y su influencia en las niñeces y
adolescencias.

Ahora bien, en el segundo capítulo, se tendrá en cuenta el Modelo


Ecosistemico de Belsky (1980), el cual, surge a partir del Modelo Ecológico
de Bronfenbrenner (1979). En 1980, Belsky retoma este paradigma para el

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análisis del maltrato infantil, denominándolo Modelo Ecológico-
Ecosistemico. Se desarrollan desde este modelo y en profundidad los
factores de riesgo presentes en niñeces y adolescencias y como pueden
contribuir o incrementar la problemática. Además, se describirán también
los factores protectores.

Por otro lado, también en este capítulo, se brindará una actualización


respecto de la problemática luego de la pandemia de COVID-19. La
situación sanitaria que marcó un antes y un después a nivel mundial nos
permite preguntarnos: ¿Qué sucedió con las personas en riesgo suicida
durante el aislamiento por pandemia? ¿Qué ocurrió con los factores de
riesgos y los factores protectores? Y, principalmente, ¿Qué estrategias
utilizó el sistema de salud nacional para hacer frente a la alarmante
demanda sanitaria?

Finalmente, en el último capítulo de esta investigación, se


instrumenta un enfoque sistémico para describir, a partir de diversas
investigaciones, qué características presentan las dinámicas familiares en
casos de niñeces y adolescencias en riesgo suicida. Dicho de otra manera,
qué interacciones en el sistema familiar pueden aumentar la vulnerabilidad
para el comportamiento suicida.

Se brindan en este apartado tres abordajes sistémicos, los mismos,


parten de la Terapia Narrativa y Estructural y sostienen estrategias que
incluyen a las familias tanto en el tratamiento, como en el apoyo y la
psicoeducación del sistema.

Por último, se elabora brevemente la particularidad del duelo por


suicidio y cómo el mismo difiere de cualquier otro duelo por la pérdida de
un ser querido. A partir de esta base, se llevan a cabo las estrategias de

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posvención en el sistema familiar y en los sistemas más próximos también
afectados por un suicidio consumado.

FORMULACIÓN DEL PROBLEMA


El trabajo de investigación se centra en el estudio de la problemática
del suicidio en niñeces y adolescencias desde una perspectiva sistémica.
Incluyendo a las familias como un elemento fundamental en el
acompañamiento de la persona en riesgo de suicidio.

En primer lugar, resulto de interés abordar la temática partiendo


desde la desinformación y los mitos que abundan en la sociedad en relación
a la problemática y como éstos se extienden incluso en las instituciones.
Haciendo un foco de análisis en el país y la situación actual del fenómeno
en Argentina.

Actualmente, se mantienen ciertos mitos con respecto al perfil, la


prevención, el acompañamiento y tratamiento de las personas afectadas
por el fenómeno. Esta desinformación, se acrecienta cuando se trata de
niñeces y adolescencias.

El suicidio representa un problema de salud pública grave y


creciente; la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que cada año
pierden la vida más personas por suicidio que por VIH, paludismo o cáncer
de mama, o incluso por guerras y homicidios. En 2019, se suicidaron más
de 700.000 personas, es decir 1 de cada 100 muertes, esto, ha llevado a la
OMS a elaborar nuevas orientaciones para ayudar a los países a mejorar
la prevención del suicidio y los cuidados (OMS, 2021).

En Argentina una de cada cuatro muertes por causas externas son


suicidios, constituyéndose en la segunda causa de mortalidad entre
adolescencias en el país (UNICEF, 2021).

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Entendiendo el suicidio como un fenómeno multicausal, en el cual,
se interrelacionan distintos factores individuales, psicológicos y sociales,
este trabajo pretende ser abordado desde la psicología sistémica; en
consecuencia, esta comprensión implica resaltar la importancia de los
sistemas, de lo macro a lo micro y de la relación dinámica e interrelacionada
entre ellos. Sosteniendo en esta investigación la relevancia del apoyo
familiar en la prevención del fenómeno, así como también en el
acompañamiento y recuperación.

PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
- ¿Cuál es la situación actual de la problemática del suicidio en Argentina?
- ¿Qué factores de riesgo están presentes en las niñeces y adolescencias
respecto del fenómeno del suicidio?
- ¿Cuáles son los mitos más frecuentes en la sociedad, relacionados a la
problemática del suicidio?
- ¿Cuáles son las propuestas de abordajes sistémicos actuales para
trabajar el fenómeno del suicidio con las familias?

OBJETIVOS
- Describir la situación actual de la problemática del suicidio en Argentina.

-Explicar posibles factores de riesgo presentes en las niñeces y


adolescencias respecto del fenómeno del suicidio.

- Profundizar sobre los mitos más frecuentes en la sociedad relacionados a


la problemática del suicidio.

- Indagar propuestas actuales de abordajes sistémicos para trabajar el


fenómeno del suicidio con las familias.

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JUSTIFICACIÓN
La finalidad del trabajo es el abordaje del fenómeno del suicidio en
niñeces y adolescencias. Abordado desde las redes de contención y apoyo,
así como también la visibilización de la problemática, prevención y
tratamiento correspondiente para la misma.

Plantea como objetivo principal aportar a la sociedad información


respecto del suicidio, sus aproximaciones teóricas, detectar señales de
alerta cuando las niñeces y adolescencias se encuentran en riesgo y cómo
prevenirlo.

Pretende ser un trabajo de concientización acerca del suicidio como


una problemática de salud pública grave y emergente. Teniendo en cuenta,
los datos obtenidos desde la Dirección de Estadísticas e Información en
Salud (DEIS) en el año 2020 hubo 2872 casos de suicidios consumados en
Argentina, de los mismos, 388 fueron en niñeces y adolescencias (DEIS,
2022). Cabe mencionar la importancia de estas estadísticas ya que, como
se verá en el desarrollo de este trabajo, estas cifras respecto de las niñeces
y adolescencias, se han visto en aumento en el transcurso de los últimos
años. En efecto, a partir del año 2020, las estadísticas muestran casos en
edades más tempranas, a partir de los 5 años de edad específicamente. En
concordancia con esto, frente a un suicidio consumado, se estiman
previamente entre 10 a 20 intentos (OPS, 2014). Entonces, es fundamental
que el fenómeno devenga en una problemática de salud pública emergente,
y como tal se tomen las acciones necesarias para las intervenciones de
atención primaria, principalmente en niñeces y adolescencias.

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intervención sistémica. “
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Desde la psicología, este trabajo proporciona una mirada general
acerca de la promoción, prevención y asistencia de niñeces y
adolescencias en riesgo de suicidio. Aporta, en profundidad, un abordaje
de perspectiva sistémica a las familias, respecto de las dinámicas familiares
presentes en estos sistemas cuando se manifiesta una problemática de
suicidio. Además, brinda a las mismas estrategias de afrontamiento
respecto de la problemática, con el objetivo de que estas sean parte de la
solución como son parte del problema, por considerarlo un fenómeno
relacional.

La familia constituye uno de los principales contextos psicosociales


para las niñeces y adolescencias, por consiguiente, la salud mental está
estrechamente relacionada con la vida en familia; las relaciones y los
vínculos emocionales que en ella se producen influyen de manera decisiva
en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y en la conformación de la
personalidad (Musitu et al., 2004; Quilt et al., 2015; Valadez Figueroa et al.,
2019).

Por otro lado, en el rastreo bibliográfico más actualizado acerca de


la dinámica familiar presente en casos de suicidio, se pueden aproximar
ciertos factores repetitivos en múltiples investigaciones. Estos son: la
comunicación no asertiva; las escasas expresiones de afecto; las
dificultades económicas; la inadecuada disciplina familiar y establecimiento
de normas, así como también la dinámica parental disfuncional. Estas
variables constituyen, respecto de las dinámicas familiares, algunos de los
factores de riesgo más significativos en niñeces y adolescencias para la
problemática del suicidio (Ardila Osorio y González, 2019; Cueva, 2021;
Murguía, 2019; Valadez Figueroa et al., 2019; Varela Arias, 2019; Yate
Velásquez, 2020).

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Dicho esto, es fundamental la exploración de las dinámicas
familiares presentes en aquellas familias que presentan un miembro en
riesgo suicida, sobretodo, cuando la problemática afecta a las niñeces y
adolescencias. Tener en cuenta aquellos factores que se interrelacionan en
el sistema familiar propicia información sustancial para el pleno abordaje
del fenómeno.

Por último, se profundiza en la posvención y las respectivas


intervenciones en el sistema familiar luego de un duelo por suicidio. En este
estudio se habla de posvención desde una estrategia de prevención
considerando cómo las mismas reducen el tabú del silencio en el cual
quedan inmersos los sistemas afectados por la problemática. Dando lugar
a la emergencia de pensamientos y sentimientos vinculados al fenómeno
en un marco profesional de privacidad. Esto, a su vez, permite reorganizar
la red social, fortalecer vínculos y reestablecer relaciones a partir de la
pérdida. El priorizar procedimientos preventivos entre las poblaciones
vulnerables, con inclusión de quienes han intentado el suicidio, ha
demostrado ser útil. Como resultado, la intervención posterior a un suicidio
se ha identificado como un componente trascendental para la prevención
del fenómeno; las familias y los/as amigos/as que han perdido a un ser
querido por suicidio también requieren atención y apoyo (OMS, 2014).

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ESTADO DEL ARTE/MARCO TEORICO
Luego de un rastreo bibliográfico, se concluye respecto de la
problemática, que en la actualidad el fenómeno del suicidio en niñeces y
adolescencias cuenta con una investigación ardua, acerca de los factores
de riesgo, los abordajes y tratamientos más frecuentes (Adila Osorio, 2019;
Barcala, 2020; Eguilluz, 2017; Fishman, 1990; Gergen, 2005; Jans, 2018;
Salanueva, 2020; UNICEF, 2021; Valadez Figueroa, 2019), así como
también de los mitos existentes en la cultura en relación al fenómeno, el
perfil y la sintomatología vinculados a la problemática.

Si hablamos de factores de riesgo en niñeces y adolescencias, según


la UNICEF (2021) suelen encontrarse, en esta problemática: la violencia de
género; el abandono familiar; el abuso sexual; ideación suicida; intentos de
suicidio previos; antecedentes de suicidio en familiares; enfermedad física,
mental y pérdidas de familiares.

En efecto, el presente trabajo aspira abordar, desde una perspectiva


sistémica, la psicoeducación a los familiares, el apoyo, acompañamiento y
contención a las personas en riesgo. Además, poder indagar sobre
tratamientos posibles en esta problemática que integren a las familias.

En la psicoeducación de las familias con un miembro en riesgo de


suicidio, la psicología sistémica plantea la comunicación, la relación y el
apoyo familiar como recursos fundamentales para el crecimiento y el
soporte de la persona en momento de crisis (Quito Calle, 2012).

Por otro lado, pudieron observarse en las dinámicas familiares de


los sistemas en los cuales interfería una problemática de suicidio, ciertas
pautas de interacción como, por ejemplo: la comunicación disfuncional, las

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escasas expresiones de afecto, la dinámica parental disfuncional, el
inadecuado establecimiento de normas y disciplina familiar, entre otras.

Cabe destacar acerca del sistema familiar, este, constituye, para las
niñeces y adolescencias, uno de los principales contextos psicosociales.
Su salud mental está estrechamente relacionada con su vida en familia; las
relaciones y los vínculos emocionales que en ella se producen influyen de
manera decisiva en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y, en
consecuencia, en la conformación de su personalidad (Musitu et al., 2004;
Quilt et al., 2015; Nava, 2015; Valadez Figueroa et al., 2019).

Ahora bien, sobre la problemática del suicidio, se suelen escuchar


ciertas opiniones acerca de lo entendido por este fenómeno, es decir,
prejuicios, e ideas culturalmente aceptadas. Pérez Barrero (2005), define
los mitos como criterios culturalmente aceptados y entronizados por la
población que no reflejan la veracidad científica, por el contrario, se trata
de juicios de valor erróneos con respecto al suicidio. Con cada mito se
intentan justificar determinadas actitudes de quienes los sustentan, las
mismas, se convierten en un impedimento para la prevención de esta causa
de muerte.

Algunos de ellos son: “El/la que dice o amenaza con suicidio, no lo


hace”; “El/la que se suicida está atravesando una depresión”; “Las niñeces
no se suicidan”; “Hablar con una persona sobre sus intenciones de
autolesionarse incrementa el peligro”, entre otros (UNICEF, 2021).

Como estos mitos, existen muchos otros, los mismos, se mantienen


actualmente en la sociedad como verdades absolutas incuestionables.
Estos, a su vez, obstaculizan los programas preventivos e información
actualizada acerca de las personas en riesgo suicida, las señales a tener

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en cuenta, la asistencia y contención familiar necesaria para llevar a cabo
un tratamiento.

Geffner y Agrest (2021), en un estudio acerca del estigma percibido


y experimentado, por los usuarios de servicios de salud mental en la Ciudad
de Buenos Aires determinó, a partir de los testimonios de los participantes,
respecto del estigma como uno de los más importantes obstáculos para la
recuperación personal. La defensa frente a las percepciones de estigma se
relaciona de manera dinámica con el proceso de recuperación y parte de
una redefinición de la enfermedad como algo inesencial de la persona. Los
usuarios mencionaron con frecuencia que la ignorancia, la falta de
información propia y ajena sostienen el estigma. Asimismo, destacaron las
consecuencias percibidas en la falta de abordaje de esta dinámica en los
tratamientos.

En Argentina, se sancionó la Ley Nacional de Salud Mental Nº


26.657, en el año 2010, en la cual se reconoció a la salud mental como un
proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos,
culturales, biológicos y psicológicos cuya preservación y mejoramiento
implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de
los derechos humanos y sociales de toda persona (Ley Nacional de Salud
Mental, 2010).

Esta ley viene a romper las estructuras de estigma, discriminación y


tabúes respecto a la salud mental estrictamente. Y primordialmente, la
misma, desplaza el paradigma biomédico por un abordaje interdisciplinario
basado en la salud comunitaria.

Posteriormente, en el año 2015, se decreta la Ley Nacional de


Prevención del Suicidio 27.130, en la cual se establecieron objetivos de

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prevención, asistencia y postvención del suicidio con el objeto de reducir la
incidencia y prevalencia del suicidio.

No obstante, si bien ambas leyes deben velar por la salud mental, la


promoción, prevención y asistencia de la salud en las instituciones, la
adecuación de los servicios y prácticas en salud mental, a los marcos
normativos garantes de Derechos Humanos, se vislumbra aun como un
horizonte a construir. Las instituciones han iniciado el proceso, pero todavía
falta mucho por recorrer. En materia de interdisciplinariedad, los avances
han sido escasos en todos los niveles. Los recursos (materiales y humanos)
disponibles son limitados e insuficientes para responder a las complejas
problemáticas de salud mental en las niñeces y adolescencias, que surgen
en contextos de vulnerabilidad creciente. En cuanto a los hospitales
generales y especializados, en términos generales, los diagnósticos y
tratamientos siguen siendo prácticas de una sola disciplina, a cargo de
psicólogos/as (Barcala et al., 2020).

En su mayoría, continúan Barcala et al. (2020), abordan los


problemas de manera unidisciplinaria, e implementan abordajes e
instrumentos tradicionales como son las terapias psicológicas individuales.
De esta manera, la interacción con otros/as profesionales: psiquiatras,
trabajadores/as sociales, médicos/as clínicos, médicos/as pediatras,
fonoaudiólogos/as, psicopedagogos/as, terapistas ocupacionales entre
otros/as, se restringe a situaciones específicas y se materializa a través de
la interconsulta ocasional.

Consecuentemente, es fundamental repensar las construcciones


sociales existentes respecto de la problemática. En efecto, se identifican
ciertos mitos, los cuales, se extienden aún más cuando hablamos de
niñeces y adolescencias particularmente. El perfil socialmente aceptado

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acerca de las personas en riesgo suicida incluye adultos, con algún
padecimiento mental o necesidad excesiva de atención.

Las creencias y tabúes sobre esta temática excluyen cualquier tipo


de comportamiento similar en niñeces y adolescencias, es decir, como si la
problemática no existiera en este rango etario, y las mismas, no estuvieran
expuestas a ser afectadas por el fenómeno.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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CAPITULO I: “DIMENSIONES DE LA
PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO Y SU ESTADO
ACTUAL EN ARGENTINA”

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INTRODUCCIÓN

En este capítulo se abordarán una serie de conceptualizaciones


principales acerca de la problemática, seleccionadas en virtud de lo que el
trabajo pretende.

Por otro lado, se verán reflejados también en este apartado los mitos
respecto del fenómeno que se manifiestan en la actualidad. Con el fin de
darlos a conocer y desmitificarlos. Aportando una perspectiva que reúna
información actualizada acerca de estas creencias erróneas y su
desacreditación.

Siguiendo con la temática de los mitos, y como estos mismos se


encuentran también en las instituciones, a través de un rastreo bibliográfico
se dará una aproximación acerca de la situación actual del suicidio en
nuestro país y las leyes que articulan la prevención, tratamiento y
posvención del suicidio.

1.1 APROXIMACIONES TEÓRICAS


El suicidio representa un problema de salud pública grave y
creciente: la OMS afirma que cada año pierden la vida más personas por
suicidio que por VIH, paludismo o cáncer de mama, o incluso por guerras y
homicidios. En 2019, se suicidaron más de 700.000 personas, es decir 1
de cada 100 muertes, lo que ha llevado a la OMS a elaborar nuevas
orientaciones para ayudar a los países a mejorar la prevención del suicidio
y los cuidados (OMS, 2021).

Datos de UNICEF (2021) lo definen como un fenómeno multicausal


en el cual interactúan factores de orden individual, familiar, social y
comunitario. No se comprende el mismo como una entidad psicopatológica
ni se circunscribe a un padecimiento mental como se cree comúnmente.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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24
Después de llevarse a cabo un diagnóstico de situación sobre la
problemática del suicidio en niñeces y adolescencias en Argentina, se
observó que el mismo representa la segunda causa de muerte entre
adolescencias y jóvenes y durante el año 2016, sobre un total de 3.139
casos, 894 (28,48%) correspondía a estos grupos etarios. En Argentina
hubo 17 suicidios por semana en el año 2016 respecto de estas
poblaciones. Sobre 3.202 casos registrados en el año 2015, 905
correspondieron al grupo de adolescencias y jóvenes (Tinari de Platini et
al., 2018).

Según los datos oficiales de DEIS en el año 2018 se registraron en


el país 3183 defunciones en población de 10 a 19 años, observándose que
los casos se incrementan conforme aumenta la edad: alrededor del 77%
los casos se registran entre los 15 y 19 años. En este grupo etario también
comienza a observarse una mayor carga de mortalidad entre los varones,
situación que se sostiene hasta las edades más avanzadas. La tasa de
mortalidad en adolescencias fue de 4.5 por 10.000 en 2018 para ambos
sexos; la tasa en varones fue de 5.9, duplicando la tasa registrada en
mujeres de 3 por 10.000 habitantes. Es importante resaltar acerca de la
relación varón / mujer y como esta varía según el grupo etario. Si bien, en
ambos grupos los varones están sobrerrepresentados, se registra una
diferencia significativa en el grupo de 15 a 19 años, donde la relación varón
/ mujer es de 2.9; mientras en el grupo de 10 a 14 años la brecha es menor,
con una relación de 1.5 (DEIS, 2019; UNICEF, 2021).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
25
Figura 1: Tasa anual de mortalidad por suicidio por 100.000 habitantes por grupo etario.
Argentina, datos comparativos 2000-2018. Fuente: UNICEF (2021).

Se pone mayor énfasis al año 2018 debido a las investigaciones


exploradas, entre ellas, las más actuales respecto de las tasas de suicidio
finalizan en este año. Sin embargo, este punto se retomará en el capítulo
dos con las aproximaciones estadísticas más actuales en el país acerca del
fenómeno.

El suicidio constituye un fenómeno sumamente complejo, con un


aspecto privado y otro social. El aspecto privado alude al derecho a la
intimidad y el respeto a la situación vivida por el grupo familiar y de
referencia; mientras el aspecto social involucra a todas las instituciones de
la comunidad, que deben acceder a información confiable para fortalecer
las acciones de prevención (UNICEF, 2021).

Es importante realizar ciertas distinciones acerca de todos los


elementos que conlleva la conducta suicida. Los cuales suelen aparecer
como un continuo progresivo, iniciando desde la simple idea de muerte,
hasta la ideación suicida, desde el intento suicida hasta el suicidio

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
26
consumado. Se considera a la conducta suicida como un continuo
progresivo porque al definir todos los elementos que conlleva la misma,
desde este posicionamiento, se facilita la anticipación a cada una de las
situaciones sucesivas y, por consiguiente, la realización de intervenciones
preventivas (Sgaravatti et al., 2021).

La suicidalidad aguda a menudo se desarrolla de forma gradual y


progresiva, con pensamientos y planificación cada vez más intensa
y específica que supera la ambivalencia, de tal manera, la persona
se torna cada vez más determinada a llevarlo a cabo. (Jans et al.,
2018, p. 14)

1.2 CONDUCTA SUICIDA


La conducta suicida se suele describir, en diversas investigaciones,
como un continuo progresivo que inicia por las ideas de muerte, la conducta
autolesiva (con o sin intención de suicidio), la ideación suicida, el intento de
suicidio y el suicidio consumado. Estas, se pueden describir de la siguiente
manera (Jans et al., 2018; Sgaravatti et al., 2021; UNICEF, 2021):

1. Ideas de muerte: según datos de UNICEF (2021) las ideas de


muerte surgen de un proceso donde no siempre la motivación es la muerte,
sino, un llamado a aliviar el sufrimiento psíquico inexpresable en palabras,
que no encuentra interlocutor o una manera rudimentaria y primitiva de
aliviar una tensión inexpresable de otra manera.

Se entiende por idea de muerte al sentimiento de no querer vivir más


para terminar con el padecimiento. A diferencia de la ideación suicida no
hay una idea clara acerca de cómo hacerlo o de ser el propio sujeto el que
terminaría con su vida.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
27
La Clasificación de Columbia para la Evaluación del suicidio (Posner
et al., 2007) brinda las siguientes definiciones:

2. Conducta autolesiva (sin intento suicida): se refiere a una


autolesión no asociada con la intención de morir. La conducta tiene otros
motivos, ya sea aliviar el malestar (lo que a menudo se denomina
automutilación, por ejemplo: cortes superficiales o arañazos, golpes o
quemaduras), o generar cambios en el otro o en el medio ambiente.

Según UNICEF (2021) las autolesiones no suicidas son actos de


violencia autoinfligida que no tienen como finalidad acabar con la propia
existencia. No obstante, en la violencia autoinfligida con intención suicida,
opera una ideación mágica colocada en la muerte como una solución frente
a un sufrimiento sin fin, un dolor vivenciado como “para siempre”.

A su vez, continúa esta investigación, existe otro tipo de conductas


autolesivas que no tienen una intencionalidad racional de causar un daño
o producirse la muerte. Sin embargo, llevan al sujeto, de manera
inconsciente, a exponerse a situaciones donde puede lesionarse o poner
en riesgo su vida. Las cuales son definidas como parasuicidios según
Casullo (2005):

Parasuicidios: son múltiples conductas que incluyen desde gestos


e intentos manipuladores hasta intentos fallidos de terminar con la propia
vida. Se refiere a actos deliberados sin intención fatal, pero, de todas
formas, provocan daños en quien los ejecuta. Dichos actos deben ser poco
habituales, es por eso que no se incluye en este rubro el consumo
problemático.

Siguiendo con la Clasificación de Columbia para la Evaluación del


Suicidio (Posner et al., 2007):

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
28
3. Conducta autolesiva (intento de suicidio incierto): aquí se
desconoce la intención asociada de morir y no se puede inferir. La
lesión o potencial de lesión es clara pero no está claro porque la
persona se comporta de esa manera.
4. Ideación suicida: pensamientos pasivos sobre querer estar
muerto/a o pensamientos activos sobre quitarse la vida, no
acompañados por un comportamiento preparatorio. Los
pensamientos activos ocurren cuando, por ejemplo, el/la consultante
informa al/la profesional que estaba pensando quitarse la vida en
determinado lugar.
5. Acciones preparatorias de una conducta suicida inminente: la
persona toma medidas para hacerse daño, pero se detiene ella
misma o es detenida por otros antes de que el potencial daño haya
comenzado.
6. Intento de suicidio: una conducta potencialmente autolesiva,
asociada con alguna intención de morir como el resultado del acto.
La evidencia de que la persona tenía la intención de quitarse la vida,
al menos hasta cierto punto, puede ser explicita o deducirse de la
conducta o circunstancias. Un intento de suicidio puede resultar o no
en una lesión real.
7. Suicidio consumado: una conducta autolesiva que resultó en
fatalidad, asociada con alguna intención de morir como resultado del
acto.

Años atrás Ringel (1976) sostuvo acerca de las ideas de suicidio,


cuando las mismas, se hacen cada vez más específicas es característico
que se desarrolle el “Síndrome presuicida”. El cual para Warnke (2008) se
caracteriza por: sentimientos de desesperanza, autoreproche, soledad e

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
29
incomprensión; rumiaciones negativas, sentir lastima de uno mismo;
inactividad, retraimiento social; conductas autolesivas; fantasías-planes de
suicidio; disforia; síntomas somáticos, alteraciones del sueño, cansancio, y
pérdida del apetito.

Sin embargo, cuando se ha tomado la decisión de cometer el


suicidio, Jans et al. (2018), plantea que la persona puede estar menos
agitada, parecer más estable, y esto, a su vez, generar una subestimación
del riesgo. Por lo contrario, la presencia de un síndrome presuicida debe
ser un signo de alarma en todos los casos. En niñeces y adolescencias esto
puede ser menos claro debido a la alta frecuencia de suicidios impulsivos
en relación a los/as adultos/as. Por lo tanto, es muy importante considerar
que los intentos de suicidio pueden ocurrir en cualquiera de estas etapas.

Teniendo en cuenta la importancia de la crisis suicida y su


identificación, se describirán específicamente los factores que la
constituyen.

CRISIS SUICIDA

Generalmente el suicidio ocurre en medio de una crisis, la cual tiene


lugar en presencia de determinados factores como la predisposición, un
desencadenante, un facilitador y la disponibilidad de un método para
llevarlo a cabo (Jans et al. 2018).

Es fundamental entender cada uno de estos factores para la


elaboración de intervenciones preventivas. Si bien, los mismos están
presentes en todas las edades, en este trabajo nos abocaremos
específicamente a niñeces y adolescencias.

Jans et al. (2018) los describe de la siguiente manera:

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
30
Predisposición: podría decirse, en términos generales, que muchos de los
casos de suicidios consumados atañen a personas que presentan una
predisposición como, por ejemplo: una enfermedad de salud mental. Sin
embargo, este no es un criterio excluyente para que ocurra un suicidio,
entendiendo la definición del mismo como un fenómeno multicausal, sobre
todo en el caso de niñeces y adolescencias, la predisposición puede estar
o no presente. Existe un gran porcentaje de suicidios consumados por
personas que no presentaban ninguna patología de salud mental.
Desencadenante: la mayoría de los intentos y suicidios consumados
tienen lugar luego de un suceso percibido por las niñeces y adolescencias
como temeroso, en el cual, se sienten infelices o enfadados. Los conflictos
con otras personas (madres, padres, escuela, amigos/as, policía) son
desencadenantes frecuentes. Por ejemplo, las crisis disciplinarias, sobre
todo en adolescencias (cuando son descubiertos haciendo algo indebido,
como robar, y están esperando un castigo), una humillación pública, la
amenaza de separación de su pareja, y la revelación de un abuso sexual.
Generalmente estas situaciones son percibidas con más angustia en las
adolescencias.
Facilitador: existe mayor probabilidad de que las emociones fuertes
generen crisis suicidas si las niñeces y adolescencias están afectadas por
consumos problemáticos. Otros facilitadores incluyen la identificación con
algún/a famoso/a o admirado/a fallecido por un suicidio y por la presencia
de la problemática en la familia o amigos/as.

Oportunidad: necesitan tener acceso a métodos considerados como


aceptables para ellos/as para cometer un suicidio. Ya que, aunque parezca
extraño, las personas tienen una idea clara sobre cómo se quitarían la vida.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
31
Una vez exploradas las concepciones teóricas más importantes
respecto de la problemática, las cuales se plasman en este estudio para
comprender cómo se constituye la conducta suicida. Resulta indispensable,
de aquí en más, tener en cuenta la comprensión sistémica que pretende
distinguir el trabajo de investigación. Para ello se hará un enfoque sobre los
distintos sistemas que se interrelacionan entre sí en un fenómeno tan
complejo como lo es el suicidio, considerando desde las características
individuales hasta los sistemas familiares, sociales, comunitarios e
institucionales.

El capítulo avanzará, desplegando las concepciones culturales


respecto de la problemática, presentes no solo en la opinión popular sino
también en las instituciones que se abocan a la prevención del suicidio. Por
esta razón, es fundamental posicionar el recorrido del apartado hacia la
situación actual del país.

Se busca presentar visiones acerca de lo que se entiende


culturalmente sobre el fenómeno, y la información que se maneja en las
instituciones destinadas a la prevención y tratamiento.

Cuando se habla de la problemática, es frecuente escuchar ciertos


juicios de valor presentes en la sociedad, culturalmente adoptados, en parte
porque constituyen un criterio aceptado sobre lo que se entiende acerca del
fenómeno en general.

Sin embargo, es muy común también observar cómo estas creencias


se expanden hasta las instituciones y los/as trabajadores/as de la salud. Ya
sea por desinformación, escasas capacitaciones, tabúes o que
propiamente el suicidio no se concientiza como un problema de salud
pública emergente.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
32
1.3 MITOS SOBRE EL SUICIDIO
Pérez Barrero (2005) define los mitos como criterios culturalmente
aceptados y entronizados por la población que no reflejan la veracidad
científica ya que, se trata de juicios de valor erróneos con respecto al
suicidio. Con cada mito se intenta justificar determinadas actitudes de
quienes los sustentan, las cuales se convierten en un impedimento para la
prevención de esta causa de muerte.

La existencia de estos mitos se extiende desde el perfil de la persona


en riesgo de suicidio, hasta la prevención, acompañamiento y tratamiento
de los mismos. Según UNICEF (2021) la posibilidad de refutar estas
creencias por evidencia científica constituye una herramienta clave para la
prevención de la problemática. Es fundamental comenzar a divulgar el
criterio científico en las sociedades para que la población tenga más
recursos con los cuales asistir a los individuos en riesgo (Dirección General
de Adicciones y Salud Mental, 2018; OMS/OPS, 2014; Pérez Barrero,
2005).

A continuación, estos autores, describen algunos de los mitos más


escuchados respecto de la problemática junto a su cuestionamiento y la
evidencia científica más actualizada acerca de estas creencias. Con el
objetivo de deconstruir concepciones erróneas que muchas veces dirigen
la intervención. Se describen de la siguiente manera:

1. Mito: “El/la que dice o amenaza con suicidio, no lo hace”.


Se ha demostrado que la mayoría de las personas que cometen suicidio
tuvieron un intento anterior, dieron algún aviso o comunicaron sus
intenciones. Por lo tanto, no se deben minimizar estas advertencias y es
necesario intervenir en todos los casos en que se presente una amenaza,
así como también ante cualquier otro factor de conducta suicida.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
33
2. Mito: “El/la que se suicida está atravesando una depresión”.
Los comportamientos suicidas se han asociado con depresión, consumo
problemático, esquizofrenia y otros trastornos mentales, además de
comportamientos destructivos y agresivos. Sin embargo, esta asociación
no se debe sobrestimar ya que, existen tasas de suicidios muy altas en
poblaciones en las que no había ningún padecimiento mental evidente.
3. Mito: “Hablar con una persona sobre sus intenciones de autolesionarse
incrementa el peligro”
Es indispensable hablar sobre sus intenciones de autolesionarse ya que, el
peligro es inminente cuando éstas se mantienen ocultas. La validación del
estado emocional de la persona y la normalización de la situación generada
por la tensión, son componentes necesarios para reducir la ideación
suicida.
4. Mito: “El suicidio no se puede prevenir porque ocurre por impulso,
sucede sin advertencia”.
Muchas personas dan algún tipo de indicación verbal o conductual acerca
de sus intenciones de hacerse daño, por lo que es necesario destacar la
posibilidad de prevención del suicidio y no estimarlo como un acto
inevitable.
5. Mito: “El/la que intenta suicidarse es un/a cobarde o un/a valiente”.
Es necesario no catalogar la conducta suicida desde una perspectiva moral
obstruyendo el sentido que trae consigo esta problemática. Es preciso
trabajar en contra de estos juicios de valor.
6. Mito: “Las niñeces no se suicidan”.
Aunque no es muy común enterarse acerca de casos de suicidio en este
rango etario, la presencia de la problemática en las niñeces es una realidad.
Es fundamental saber que las mismas a partir de que incorporan el
concepto de muerte y su irreversibilidad, sí pueden cometer suicidio.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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Mariel Yoma
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Cualquier gesto relacionado a la problemática, a cualquier edad, se debe
tomar en serio.
7. Mito: “La tendencia al suicidio es hereditaria”.
No todo suicidio se puede relacionar con la herencia, y los estudios
relacionados son limitados. Si bien, el historial familiar de suicidio es un
factor de riesgo significativo para la problemática, particularmente en
familias en las cuales el fenómeno es visto como una opción frente a los
conflictos. Sin embargo, los antecedentes familiares, no se consideran en
esta investigación un criterio excluyente para que se consume un suicidio,
sino, como un factor de riesgo.
8. Mito: “Las personas con riesgo de suicidio tienen toda la intención de
quitarse la vida”.
Muchas personas mantienen una ambivalencia con respecto al acto
suicida. No siempre la intención de suicidarse es irrevocable y/o
plenamente consciente.
9. Mito: “La mejoría después de una crisis significa que el riesgo de suicidio
ha desaparecido”.
Uno de los momentos más peligrosos es inmediatamente después de la
crisis o cuando la persona está en el hospital después de un intento de
suicidio. La semana después del alta es cuando la persona está
particularmente frágil y en peligro de hacerse daño. Estos autores
consideran que el comportamiento pasado es pronóstico de
comportamiento futuro y, por lo tanto, sigue estando en situación de alto
riesgo, por ello es necesario garantizar un seguimiento centrado en la
persona (Dirección General de Adicciones y Salud Mental, 2018;
OMS/OPS, 2014; Pérez Barrero, 2005; UNICEF, 2021).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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Mariel Yoma
35
1.4 ESTIGMA EN SALUD MENTAL

No es extraño cuando se habla de salud mental o incluso en la


lectura de artículos de pocos años atrás dilucidar términos tales como:
sujetos deprimidos, suicidas, enfermos mentales, entre otros. Son etiquetas
que se difunden en la sociedad y en las instituciones muy comúnmente, las
cuales perjudican aún más la integración de las personas en riesgo,
además de perpetuar las creencias erróneas que se tienen no sólo del
suicidio sino de todo lo que conlleve hablar de salud mental.

La estigmatización es uno de los graves problemas que afectan a


las personas con comportamientos suicidas. Se aconseja no usar
etiquetas como “suicida” y pensar la problemática como algo
transitorio que está atravesando el sujeto, garantizándole la
posibilidad de una mejoría. (UNICEF, 2021, p.46)

Es fundamental en el abordaje del suicidio utilizar una terminología


desvinculada de estigmatizaciones que vulneren aún más al individuo.
Cuando nos referimos a la persona en situación de riesgo bajo el término
de “suicida”, lo posicionamos únicamente en aquel antecedente,
despojándolo de todo aquello que lo identifica como persona
independientemente del suceso. Es importante reconocer al individuo que
está transitando un problema de salud como sujeto de derechos, al cual no
debe rotularse por un diagnóstico y mucho menos un intento de suicidio.

Respecto del estigma percibido propiamente en la problemática del


suicidio, numerosos autores enfatizan en su peligrosidad. Para la persona
que presentó un intento de suicidio, estos rótulos tienden a dificultar su
cuidado y tratamiento. También resaltan como el estigma afecta no solo al
sujeto, sino a todos los familiares, las marcas de tal asociación pueden

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
36
estar directamente vinculadas a nuevos intentos. Estos rótulos pueden
también culminar en otras comorbilidades, como la predisposición al
consumo problemático, o también dificultar el proceso de búsqueda de
ayuda, en el caso de sentirse discriminados/as y marginalizados/as (Buus
et al., 2014; Reynders et al., 2014; Silva et al., 2015).

Las perspectivas bioéticas según Silva et al. (2015), posibilitan


percibir que el hombre contemporáneo no está habituado a la muerte o a
morir. Para la sociedad actual, la finitud y la muerte están estrechamente
asociadas al fracaso, es por ello que esta sociedad no admite la
problemática del suicidio, y los individuos que manifiestan conductas
suicidas son considerados con señales de flaqueza.

La estigmatización, continúan los autores, tiende a intensificarse por


el apoyo mínimo de la sociedad y de las esferas gubernamentales al sujeto
y sus familiares. Consecuentemente, esto contribuye a dificultar el
enfrentamiento de las cuestiones ligadas al suicidio. Como resultado, se
puede percibir el desencadenamiento de nuevos motivos para la tentativa.

Por otro lado, Sudak et al. (2008), apuntan también a cuestiones


preocupantes como el hecho del estigma en la enfermedad mental en sí es
más aceptado que el de la tentativa de suicidio. En ambos casos el estigma
debe ser desvinculado. En efecto, ello puede comprometer aún más a la
condición clínica tanto de la persona con un problema de salud mental
como también al individuo con un intento de suicidio previo.

Geffner y Agrest (2021) en un estudio acerca del estigma percibido


y experimentado por los usuarios de servicios de salud mental en la Ciudad
de Buenos Aires determinó, a partir de los testimonios de los/as
participantes, que el estigma es uno de los más importantes obstáculos

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
37
para la recuperación personal. La defensa frente a las percepciones de
estigma se relaciona con el proceso de recuperación y parte de una
redefinición de la enfermedad como algo inesencial de la persona. Los
usuarios mencionaron con frecuencia acerca de la ignorancia más la
carencia de información propia y ajena sostienen el estigma. Asimismo,
destacaron las consecuencias percibidas en la falta de abordaje de esta
dinámica en los tratamientos.

La discriminación en los/as participantes fue percibida por la


tolerancia fría, la infantilización y el rechazo explícito. Un participante
señaló: “Ignorar a una persona que tiene ese tipo de padecimiento
es maltratarla. Solamente la persona que ignora ya está maltratando,
la ignorancia sobre eso es una forma de castigo”. En línea con esto,
otro participante dijo: “Te tratan con respeto, pero con respeto del
malo. No te acerques, no hables, no…con mucho respeto, pero sin
responsabilidad.” Para otro participante “… (el estigma se siente) en
silencios… que también es una discriminación. Pero no como
ataque, no en forma agresiva o violenta. Sí en forma sutil y muy
poquitita, en grageas. No líquido”. (Geffner y Agrest, 2021, p. 27)

Un participante señaló que la infantilización se percibe a través


situaciones en donde a quienes padecen trastornos mentales “los
tratan como enfermitos”. Según refirieron otros participantes, la
discriminación alcanza a un rechazo explícito a través del “trato
peyorativo”, “hacer hincapié en la patología”, “dejarme de lado por
esto que me pasa”. Incluso, hablar de la experiencia de un
padecimiento mental “es un tabú y produce miedo”, “es como si fuera
un tabú tomar pastillas o haber estado internado en un hospital
psiquiátrico”. (Geffner y Agrest, 2021, p.27)

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
38
Pese a la extensión de esta dinámica, esta investigación fundamenta
acerca de las 21 personas entrevistadas, sólo una había recibido
información alguna de parte de los/las profesionales sobre el estigma
durante su tratamiento, antes de llegar a la institución donde se realizó este
estudio.

Una participante dijo: “En algunos ámbitos, si vos decís que tenés
esta enfermedad ahí si te tratan diferente. Pero yo quiero que me
miren como a cualquier otra persona. Incluso pasa con los
psicólogos. Te pasa todo el tiempo. Prefiero no decir que tengo eso,
porque si no adjudican todos mis problemas a la enfermedad. Por
ejemplo, si vos le decís a un psicólogo que no vivís solo, que no
tenés trabajo y que no estudias, lo entienden y justifican con la
enfermedad. Pero si no dijera nada sobre mi enfermedad mental, se
preguntarían qué pasa, y trabajarían en torno a eso para ayudarme
a superar mis problemas”. (Geffner y Agrest, 2021, p. 27)

Según el artículo referido anteriormente, la recuperación se percibe


como un proceso relacional que incluye: cuestionar la “mirada social”
(estigma) y salir del estancamiento, nuevos aprendizajes y el
reconocimiento y apropiación de las transformaciones y cambios positivos
a partir de los aprendizajes. El análisis de la estigmatización y recuperación
en palabras de los/as “expertos/as por experiencia” puede significar un
avance importante para que la comprensión de estos procesos gane
terreno en la formación y en las prácticas en salud mental en América
Latina.

Respecto a estas vivencias en torno a la salud mental, los usuarios


de hospitales denominados “psiquiátricos” años atrás, padecían la
ideología del individualismo desregulado de todo encuadre colectivo y

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
39
desamparo de las familias, lo cual generó un proceso de desintegración
social, desigualdad e inequidad (Castel, 1997).

Esta ideología tuvo efectos paradojales en la salud pública: por una


parte, la falta de trabajo y el empobrecimiento creciente generó un aumento
en la demanda del sistema de salud mental. Al mismo tiempo, las reformas
estructurales, redujeron la inversión en el sistema público y
descentralizaron su gestión y administración en los estados provinciales,
muchos de ellos con escasos recursos propios. Las respuestas
institucionales resultaron inapropiadas ya que, en lugar de responder a los
problemas de sufrimiento mental con aportes de integración social, las
instituciones públicas generaban más violencia social y respondían a las
nuevas demandas con recetas de medicalización y/o propuestas de
mercantilización de la salud (Barcala et al., 2020).

En base a esta investigación, la problemática de desamparo a


personas con padecimiento mental se vio reflejada puramente en una
publicación del CELS (2008) “Vidas arrasadas”. En la cual se documentaba
la segregación en los asilos psiquiátricos argentinos, un informe sobre
derechos humanos y salud mental en la Argentina. Este trabajo documenta
la violación a los derechos humanos contra 25.000 personas que en el año
2004 estaban aisladas en instituciones psiquiátricas de todo el país. La
visibilización del problema generó un fuerte sentimiento de indignación
social y fue un factor clave para que el problema de la salud mental entrara
en la agenda pública.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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40
1.5 MARCO LEGAL EN ARGENTINA
1.5.1 LEY NACIONAL DE SALUD MENTAL 26.657
La nueva Ley Nacional de Salud Mental 26.657 sancionada en el año
2010 viene a romper las estructuras de estigma, discriminación y tabúes
respecto a la salud mental estrictamente.

Puntualmente en el Artículo 1, propone asegurar el derecho a la


protección de la salud de todas las personas, y el pleno goce de los
derechos humanos de aquellos/as con padecimiento mental que se
encuentran en el territorio nacional, reconocidos en los instrumentos
internacionales de derechos humanos, con jerarquía constitucional, sin
perjuicio de las regulaciones más beneficiosas que para la protección de
estos derechos puedan establecer las provincias y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.

La misma reconoce a la salud mental como un proceso determinado


por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y
psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de
construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y
sociales de toda persona y sostiene que:

En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de salud


mental sobre la base exclusiva de:

- Status político, socioeconómico, pertenencia a un grupo cultural,


racial o religioso.
- Demandas familiares, laborales, falta de conformidad o adecuación
con valores morales, sociales, culturales, políticos o creencias
religiosas prevalecientes en la comunidad donde vive la persona.
- Elección o identidad sexual.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
41
- La mera existencia de antecedentes de tratamiento u hospitalización
(Ley 26.657, 2010, art. 3).

1.5.2 LEY NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO 27.130


En el año 2015 se sancionó la Ley Nacional de Prevención del
Suicidio 27.130 en la cual se establecieron objetivos de prevención,
asistencia y posvención del suicidio con el objeto de reducir la incidencia y
prevalencia del suicidio.

En el Artículo 4 la presente ley plantea los siguientes objetivos:

a) El abordaje coordinado, interdisciplinario e interinstitucional de la


problemática del suicidio;

b) El desarrollo de acciones y estrategias para lograr la sensibilización de


la población;

c) El desarrollo de los servicios asistenciales y la capacitación de los


recursos humanos;

d) La promoción de la creación de redes de apoyo de la sociedad civil a los


fines de prevención, detección de personas en riesgo, su tratamiento y
capacitación (Ley 27.130, 2015).

Con respecto a la promoción de la salud en las adolescencias,


UNICEF (2021) plantea la promoción de los espacios que propicien la
circulación de la palabra, expresiones y deseos de las adolescencias. Se
propone el desarrollo de intervenciones que habiliten, a partir de una
escucha activa, la circulación de la palabra y el despliegue de procesos de
construcción de confianza entre pares y con adultos/as referentes, para que
acompañen las trayectorias de vida de los/as adolescentes y, al mismo

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
42
tiempo, puedan anticiparse e intervenir de manera oportuna ante
situaciones que impacten negativamente en su salud.

Se trata de generar propuestas tendientes a incentivar la


construcción de vínculos saludables, de conocimiento y reconocimiento de
los/as otros/as y de las diferencias, de construcción de sentidos de
pertenencia y lazos de solidaridad (Dirección General de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2017).

Cuando hablamos de niñeces y suicidio resulta de gran complejidad


relacionar el fenómeno con este rango etario. Ya que la creencia popular
es que las niñeces no se suicidan ni tienen contacto con ningún tipo de
riesgo suicida. Pensar en intervenciones adecuadas que puedan propiciar
la promoción, prevención y asistencia de la salud presenta numerosos
obstáculos ya que se cuenta con escasa información acerca de cómo
ayudar a niñeces en riesgo suicida o incluso en la posvención, cuando los
mismos son afectados por un suicidio en la familia.

Existe mucha incertidumbre acerca de qué se debe hacer y cómo


pueden las personas adultas abordar con las niñeces una problemática de
la que casi no se habla. Surgen, entonces, interrogantes acerca de cómo
transmitir esta información y si es correcto o no hablar sobre la
problemática, aparecen los temores en torno a las consecuencias que
puede generar esta interacción y allí es cuando deciden evitar hablar de lo
sucedido.

Sin embargo, García Ormaza (2020) señala la importancia de


introducir a las niñeces en los conceptos de la muerte en general y del
suicidio en particular. A partir de una educación orientada a aumentar la
resiliencia, dando cuenta del efecto preventivo que la promoción de la salud

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
43
y el aprendizaje de habilidades y estrategias de afrontamiento pueden tener
en sujetos vulnerables.

El mismo autor sostiene que el objetivo se define en educar para


promover la satisfacción personal, y colectiva, e incrementar la salud física
y emocional. Se hace necesario conocer las explicaciones, la aceptación y
los abordajes que la muerte, la muerte por suicidio y la enfermedad mental,
entre otras cuestiones, tienen en diferentes contextos y culturas.

Sin embargo, este punto se retomará en el tercer apartado de la


presente investigación, donde se expondrán las diversas intervenciones
diseñadas para niñeces y adolescencias en relación a la problemática, así
como también en la posvención y su abordaje desde la comprensión
sistémica.

Siguiendo con la Ley Nacional de Prevención del Suicidio 27.130, en


el capítulo siete se detalla que, para su ejercicio, la autoridad de aplicación
en coordinación con las áreas respectivas, deberá:

a) Desarrollar programas de capacitación destinados a los


responsables en los ámbitos educativo, laboral, recreativo y en contextos
de encierro, promoviéndose el desarrollo de habilidades en los equipos
institucionales;

b) Desarrollar campañas de concientización sobre factores de riesgo


y generación de factores de protección a través de los medios masivos de
comunicación y otros alternativos;

c) Elaborar recomendaciones a los medios de comunicación sobre


el abordaje responsable de las noticias vinculadas a suicidios y canales de

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
44
ayuda disponibles, en consonancia con las recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud;

d) Habilitar una línea telefónica gratuita de escucha a situaciones


críticas, cuyos operadores estarán debidamente capacitados en la atención
en crisis y riesgo suicida, dotados de la información necesaria referida a
una red;

e) Crear un sistema de registro que contenga información estadística


de los intentos de suicidios, suicidios cometidos, causa de los decesos,
edad, sexo, evolución mensual, modalidad utilizada y todo otro dato de
interés a los fines del mejoramiento de la información estadística, la que
será proporcionada por los sectores dedicados a la problemática del
suicidio, públicos y privados;

f) Los casos de suicidio y las causas de los decesos, deben


notificarse obligatoriamente a la autoridad sanitaria más próxima;

g) Practicar periódicamente la evaluación y monitoreo de las


actividades vinculadas a los objetivos de la presente ley de derivación y
contención (Ley Nacional de Prevención del Suicidio 27.130, 2015).

1.5.3 IMPLEMENTACION DE LA LEY 26.657 Y 27.130


En la actualidad, la aplicación de estas leyes cuenta con diversos
obstáculos, las mismas no se emplean de la misma forma en las distintas
provincias del país, a su vez presentan recursos limitados para poder hacer
frente a las diversas problemáticas que atañen a las niñeces y
adolescencias (Barcala et al., 2020; UNICEF, 2021).

Por ejemplo, en la provincia de Chubut, desde el año 2014, se


comenzó a implementar la Red de Prevención de Suicidio Adolescente

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
45
debido al gran incremento de casos y, luego, a partir de esto, se constituyó
el dispositivo intersectorial integrado por el Centro Especializado en Salud
Integral de Adolescentes (CESIA), el Equipo de Orientación a las
Trayectorias Escolares (EOATE), el servicio de Salud Mental del Hospital
Zonal y el Servicio de Protección de Derechos (SPD).

Con el objetivo de prevenir el suicido en las adolescencias, la Red


despliega acciones de promoción, sensibilización y capacitación sobre la
temática. Destinadas tanto a adolescencias como a diversos actores y
sectores de la comunidad que trabajen o estén en contacto con dicha
población. En este sentido, la problemática, puede ser detectada en
diferentes ámbitos, siendo la escuela uno de los lugares preponderantes,
pero también las sedes barriales, lugares de encuentro, grupos de
amigos/as, etc. Al mismo tiempo, ante la detección de situaciones que
requieran de abordajes específicos, el dispositivo desarrolla planes de
acción en conjunto, para implementarlos de manera unificada y coordinada
(UNICEF, 2021).

Diferentes estudios analizaron la implementación de la Ley de Salud


Mental en la actualidad, luego de doce años de su sanción. Puntualmente,
Barcala et al. (2020), realizo una investigación, durante los años 2016 y
2018, en la cual, se analizaron las modalidades de cuidado que se imparte
a la población de niñeces, adolescencias y jóvenes, su adecuación al nuevo
paradigma y las respuestas institucionales sanitarias a esta problemática.
Se seleccionaron 26 instituciones de salud en seis provincias argentinas
además de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Chubut, La Rioja, Jujuy,
Santa Fe y la Provincia de Buenos Aires), que en gran medida representan
la diversidad socioeconómica y cultural del país.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
46
En la misma se determinó que la adecuación de los servicios y
prácticas de salud mental, a los marcos normativos garantes de Derechos
Humanos se vislumbra aún como un horizonte a construir. Si bien, han
iniciado el proceso, aún falta mucho por recorrer. En materia de
interdisciplinariedad, los avances han sido escasos en todos los niveles,
tanto en los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) como en los
hospitales generales y hospitales especializados. Los recursos materiales
y humanos son insuficientes para cubrir las complejas problemáticas de
salud mental en las niñeces, que surgen en contextos de vulnerabilidad
creciente.

Los diagnósticos y tratamientos, continúa esta investigación, siguen


siendo prácticas de carácter unidisciplinario, a cargo de psicólogos/as. En
su mayoría, abordan los problemas de manera individual e implementan
abordajes e instrumentos tradicionales como son las terapias psicológicas
individuales. De esta manera, la interacción con otros/as profesionales se
restringe a situaciones específicas y se materializa a través de la
interconsulta ocasional.

Existen fuertes desigualdades en la provisión de cuidados entre las


provincias, así como en los diferentes distritos de cada una de ellas. La
dispersión en las ponderaciones respecto de los niveles de especialización
entre las instituciones, e incluso al interior de cada institución, evidencia la
ausencia de implementación de políticas y lineamientos nacionales
directrices que acompañen el cambio paradigmático que propone la ley. Así
como también, la variación entre los efectores de una misma provincia
muestra la debilidad de políticas provinciales y direccionalidades claras al
respecto (Barcala et al., 2020).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
47
Respecto a la Ley 27.130, en la provincia de Mendoza, en el año
2021 se realizaron jornadas de capacitación a los/as profesionales de la
salud. Dirigida por el Ministerio de Salud, Desarrollo social y Deportes. Se
abordaron las temáticas de introducción a la ley y el camino recorrido, las
estadísticas respecto del suicidio, haciendo foco en las adolescencias y
juventudes. Así como también la detección y gestión del riesgo y la
posvención. Con el objetivo de brindar formación básica esencial para la
prevención, asistencia y posvención del suicidio y articular un sistema de
corresponsabilidad, desde la interdisciplina y la intersectorialidad.

Del mismo modo, en el año 2022, se realizaron jornadas destinadas


a docentes, egresados/as, estudiantes avanzados/as de psicología y otras
carreras del área de las Ciencias de la Salud en la provincia. En esta
edición, se abordaron estrategias de prevención comunitaria, la detección
del nivel de riesgo y su gestión, así como también, la posvención como
prevención indicada.

En la provincia de San Juan, existe la Red de Prevención del Suicidio


más antigua del país. En el año 2006, antes de ser sancionada la Ley
27.130, un grupo de psicólogos/as y psiquiatras de la provincia comenzaron
a visualizar casos de suicidios consumados como un problema de salud
pública. Este grupo fue creciendo hasta convertirse en una comisión
interdisciplinaria (Prensa Ministerio de Salud Pública, 2020).

En 2012 elaboró el Programa Provincial de Prevención del Suicidio


que fue aprobado por resolución ministerial. El programa tiene cuatro áreas
de abordaje: asistencia, capacitación, registro y comunicación. Esta
comisión ha participado de investigaciones nacionales, capacitaciones y
diferentes campañas de difusión en redes sociales. Consecuentemente, ha
obtenido importantes logros, entre ellos, el reporte en tiempo real de casos

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
48
de intentos y suicidios consumados, a través del equipo de
colaboradores/as, lo cual, contribuye en la disminución del subregistro,
provee mayor número de acciones de prevención y de promoción que
puedan llevarse a cabo en los diferentes ámbitos comunitarios, como lo son
la salud, la educación, la acción social, entre otros. A su vez, permite la
nominalización y supervisión de los casos de intentos de suicidio y en casos
de suicidios consumados para un adecuado seguimiento (Prensa Ministerio
de Salud Pública, 2020).

Por último y a modo de conclusión, se brindan en este apartado las


líneas de atención a niñeces y adolescencias en riesgo suicida y las
instituciones a las que se pueden asistir en una situación de crisis suicida
o autolesiones en la provincia de Mendoza.

LINEAS DE ATENCIÓN

Línea de Prevención del Suicidio Argentina (011) 5275- 1135 (línea gratuita
desde Capital y Gran Buenos Aires) o 0800- 345- 1335 desde todo el país.

Ante un suicidio en curso o peligro inminente llamar al 911.

Línea de niñeces y adolescencias 102.

INSTITUCIONES EN LA PROVINCIA DE MENDOZA

Hospital Pediátrico Dr. Humberto Notti


Centro de Salud Mental Infanto Juvenil Hospital “Dr. Carlos Pereyra”
Centro Integral Provincial de Atención en Urgencias del Adolescente
(CIPAU)
Dirección de Salud Mental y Adicciones.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
49
Ahora bien, partir del rastreo bibliográfico se puede concluir, respecto
de este primer apartado, una modificación de las pautas de salud mental
en plano nacional. No obstante, respecto a la visibilización de la
problemática, aun hoy es muy complejo acceder a las instituciones en
situaciones de riesgo suicida.

Si bien el país cuenta con un sistema de salud público gratuito tanto


en su atención, como en prestaciones e insumos para toda la población. La
demanda sanitaria en las instituciones excede la capacidad de los recursos
hoy disponibles.

En la actualidad, se divisa una crisis económica muy importante en


el país que impacta llanamente en todo el sistema de salud esto es: salarios
precarizados, recursos escasos y limitados, profesionales de la salud
desbordados/as de demanda, entre otros. Lo cual desencadena múltiples
consecuencias en la prevención, tratamiento y seguimiento del fenómeno
en particular y en la salud mental en general.

Por otro lado, cabe resaltar, en la búsqueda de información acerca


de conceptualizaciones teóricas, tales como las manifestaciones de la
conducta suicida, principalmente en niñeces. La bibliografía fue acotada, e
incluso artículos que proponían el impacto del fenómeno en las niñeces
terminaban por articular con adolescencias.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
50
CAPÍTULO II: “FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS
A LA PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN NIÑECES
Y ADOLESCENCIAS Y SU INTERRELACIÓN CON EL
MODELO ECOSISTEMICO”

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
51
INTRODUCCIÓN

En este apartado se explorarán los conceptos de niñeces y


adolescencias, según diversos autores, con el objetivo de plasmar cada
etapa vital en su interacción con los sistemas.

Se indagan en este capítulo acerca de los factores de riesgo que


pueden predisponer, en las niñeces y adolescencias, la conducta suicida.
El lugar de las familias en esta problemática, así como también una mirada
en relación a los factores protectores.

Por otro lado, se llevará a cabo una actualización del fenómeno en


el país, respecto a la pandemia de COVID-19, y las consecuencias que
pueden apreciarse sobre este suceso.

2.1 NIÑECES Y ADOLESCENCIAS


Para comenzar a investigar las niñeces y adolescencias y su relación
con la problemática del suicidio, es necesario aclarar que en este estudio
se abordaran las niñeces a partir de lo que algunos autores denominan
“infancia tardía”, la cual comprende el periodo de 5 a 9 años y las
adolescencias desde el estadio de los 10 a 19 años.

El estudio se enfocó en estos periodos, debido a que, al ser una


investigación de tipo cualitativa, se debe tener en cuenta la variedad de
información y hallazgos científicos referidos a la problemática del suicidio.
En consecuencia, luego del rastreo bibliográfico, se consideró el material
científico existente respecto del fenómeno en niñeces y adolescencias, el
mismo, suele comenzar a partir de los 5 años. Por lo tanto, no se descarta
la presencia de la problemática en edades más tempranas. Sin embargo,
se debe posicionar la investigación en materia de información que respalde
los objetivos propuestos.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
52
Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE)
etimológicamente el término infancia proviene del latín “infant a” y alude a
la incapacidad de hablar, mientras que los términos “înfâns” o “înfantis”
(infantes) se traducen como seres no hablantes.

En este sentido, es preciso tener en cuenta que cuando se hace


referencia a la infancia se ha hablado en algún momento socio-histórico de
quienes no tienen voz. Esta manera de concebir a los niños ha generado
una fuerte influencia durante largo tiempo en las representaciones ejercidas
por la sociedad acerca de esta etapa de la vida. Siendo posible reconocer
en la actualidad ciertos resabios de este significado etimológico (Pavez
Soto, 2012).

Dentro de los estudios sobre infancia es posible identificar dos


grandes tendencias al momento de su conceptualización, cada una de las
cuales enfatiza aspectos diferentes (Imhoff et al., 2011, como se citó en
Faas, 2021):

- La infancia como fenómeno individual: esta tendencia sostiene este


periodo como una etapa particular en la vida de cada sujeto. Esta, se inicia
con el nacimiento y culmina alrededor de los 12 años cuando empiezan a
aparecer los primeros cambios hormonales, corporales y características
psicológicas propias de la pubertad.

En esa línea, la infancia es comprendida como un período de


crecimiento y desarrollo del cual depende la evolución posterior del
individuo, tanto a nivel motor, como cognitivo, social y afectivo.

Vale señalar, respecto de esta conceptualización, el surgimiento de


un fuerte cuestionamiento por algunos autores. Quienes argumentan que
la misma incita a pensar erróneamente en la idea de una transición fija y

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
53
determinada, llevando a postular límites inexistentes y ambiguos, así como
también a clasificaciones arbitrarias (Faas, 2021).

- La infancia concebida como construcción social y simbólica: esta


tendencia define a las infancias como una construcción social y simbólica
que asume características propias del contexto histórico, político,
económico y cultural en el cual surge. Lo cual se evidencia en el hecho de
que las concepciones en torno a las niñeces han ido cambiando
considerablemente a lo largo del tiempo y en función del lugar o región en
el que se originan. Así, quienes adhieren a esta postura prefieren hablar de
infancias en plural más que de infancia en singular (Imhoff et al., 2011,
como se citó en Faas, 2021).

Desde esta última perspectiva, Beloff (1993) comprende los


términos: niño, niñez, infancia y menores, como construcciones socio-
históricas directamente relacionadas con diversos aspectos: la
organización social y económica de cada región, las pautas de crianza
predominantes en cada época, los intereses sociales y políticos, las
representaciones sociales existentes en determinado contexto, las teorías
pedagógicas imperantes, el desarrollo de la doctrina de los derechos
humanos y de políticas sociales en relación con la infancia, los cambios
políticos, económicos y legales, las luchas sociales y el avance de las
ciencias, entre otros.

En relación a esto, merece la pena subrayar, La Convención


Internacional de los Derechos de los Niños, la Ley Nacional 26.061, y la
Ley Provincial 13.298, las cuales son parte del llamado Paradigma de
Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Jóvenes.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
54
A partir de la sanción de la Convención, pudo apreciarse en
Argentina los primeros quiebres en el Paradigma de Situación
Irregular, el cual representaba la idea de niña/o como menor. La
reforma integral de los diferentes textos normativos que rigen, como
el Código Civil y Comercial de la Nación, introdujeron cambios
significativos a partir de la incorporación del principio de autonomía
progresiva y el interés superior de la niña/ niño. (Simonetti, 2020,
p.76)

Si bien estas modificaciones sustanciales demoraron años en


llevarse a cabo, se ha logrado problematizar el concepto de la minoridad, e
internalizar la idea de sujetos de derechos. Estos principios no solo dejan a
un lado la antigua estructura, vinculada con el paradigma reduccionista de
simplicidad, por el contrario, permiten hablar de un paradigma de la
complejidad. El cual, reconoce el desorden y la incertidumbre como
constitutivos de una realidad compleja y dinámica (Morin y Pakman, 1994).

En consecuencia, en este trabajo de investigación no se usan los


términos “infancia”, “niñez”, “menores de edad” “o niños/as”. En cambio, se
usará la denominación niñeces y adolescencias. Por el motivo de, como
se mencionó anteriormente, la etimología de la palabra infancia, proviene
del latín “infans” que significa sin voz, el que no habla o es incapaz de
hablar.

Se trata entonces, de un concepto vinculado al Sistema de Situación


Irregular, en cual las mismas son objetos, y no sujetos. Asimismo, el
concepto de niñez, hace referencia a una categoría universal y
genérica, homogeneizando a una población diversa e incierta, de
modo que se piensa la niñez como algo abstracto que atraviesa a
todas/os por igual. (Simonetti, 2020, p.76)

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
55
Por consiguiente, el término “niñeces” considera los tiempos y
modos de ser de las mismas, y sus peculiaridades históricas, culturales y
temporales, en relación a sus necesidades y modelos de cada grupo social
(Sarat, 2012).

Esta significación no se percibe como una franja etaria determinada


de manera tajante, vinculada solo de un aspecto. Sino como un proceso
construido socialmente, teniendo en cuenta factores como el territorio, la
familia, y las relaciones con esos espacios (Simonetti, 2020).

Así mismo, el término “adolescencias” en plural establece para Lora


(2014):

Una apuesta por remarcar que existe una diversidad de formas de


vivir la adolescencia y una pluralidad por tanto de adolescentes.
Cada uno con su experiencia y su historia particular, buscando y
encontrando posibles salidas, las mismas que se autorizan desde la
singularidad subjetiva de cada uno.

Hablar de adolescencias, continúa la autora, implica tomar en


cuenta la ausencia de un modelo de adolescente universal, de
adultos con “palabra” como referentes, saber que no hay en el
desenlace de un adolescente, un determinismo psíquico, ni el triunfo
autónomo de una voluntad de poder. Se trata de encontrar
soluciones posibles, a la más delicada de las transiciones. (pp. 308-
309)

Dicho esto, para avanzar con la complejidad de este apartado,


resulta fundamental indagar acerca de las características de estas etapas
desde las transformaciones en virtud de lo psicológico, físico y ambiental.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
56
Para la posterior comprensión acerca del fenómeno en relación a las
niñeces y adolescencias.

Terranova Barrezueta et al. (2020), en relación a ello, describe a las


niñeces como aquel periodo en el que los mismos establecen la empatía
como muestra de la cognición social y disminuyen su egocentrismo.
Aparece entonces la capacidad para comprender los estados mentales de
otros, sus sentimientos e intenciones, además del paso a las operaciones
concretas como la exploración intelectual, vinculada a las formas de
aprendizaje. Este ciclo es considerado de vital importancia, por
consiguiente, desde el contexto social las niñeces necesitan de una o varias
personas significativas para que establezcan significados e intereses como
parte de un aprendizaje. Dentro de un sistema formal como el ámbito
escolar, e informal con sus representaciones en el hogar, barrio o
comunidad.

Conceptualizar a esta etapa, nos sitúa en el ciclo donde las niñeces


desarrollan a nivel físico mayor tamaño, peso, y a nivel de las relaciones
sociales transcienden de la relación con sus padres o figuras de cuidadores
hasta sus pares y figuras de autoridad en el ámbito social. De ello
dependerá su afianzamiento de las relaciones a futuro (Terranova
Barrezueta et al., 2020).

En relación con los procesos cognitivos, aumenta la capacidad de


abstracción, lo cual permite el desarrollo de la lectura y la escritura,
entendiendo ideas que no son tangibles, como el tiempo, la felicidad o la
justicia y el punto de vista del otro. Es la edad del saber y el porqué de todo,
conocer las razones y demás. Interés por los estudios, actividades sociales,
relacionadas con la amistad, el deporte, los juegos, la introyección de las

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
57
reglas, los valores del grupo, búsqueda de la aceptación y acogimiento de
modelos establecidos por el medio familiar y escolar (Cruz, 2015).

En consecuencia, caracterizar a las niñeces y su desarrollo


establece la necesidad de brindar importancia al estudio en el ámbito
familiar, con su inevitable entramado de las condiciones de convivencia:
número de miembros, acciones de cuidados, funcionalidad y escenarios
socioeconómicos, que registran su accionar en el desarrollo social y
cognitivo (Terranova Barrezueta et al., 2020).

Respecto de las adolescencias, las mismas son definidas según la


OMS como la etapa de la vida comprendida entre los 10 y los 19 años de
edad, en ella tiene lugar el empuje de crecimiento puberal y el desarrollo
de las características sexuales secundarias, así como también la
adquisición de nuevas habilidades sociales, cognitivas y emocionales. Esta
fase vital se caracteriza, así, por un ritmo acelerado de múltiples cambios,
incluidos la madurez sexual-reproductiva, la adquisición gradual de la
capacidad para asumir comportamientos y funciones de adultos/as, que
implican nuevas obligaciones, consecuentemente, nuevos conocimientos
teóricos y prácticos (UNICEF, 2014).

Por otro lado, algunas concepciones más antiguas, definen esta


etapa como un proceso en el cual se manifiestan distintos cambios. Este
proceso supone un paso de la niñez a la adultez y refiere no solo a procesos
psicológicos, sino a todo un desarrollo biológico que los subyacen (Quiroga,
1998).

Por su parte, Aberastury (1973), agrega:

Los cambios psicológicos que se producen en este período y que


son el correlato de cambios corporales, llevan a una nueva relación

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
58
con los padres y con el mundo, lo que sólo es posible si se elabora
lenta y dolorosamente el duelo por el cuerpo del niño, por la identidad
infantil y por la relación con los padres de la infancia. (p. 11)

Kaplan (2000) define a las adolescencias como:

“Un duelo de la infancia en la que el adolescente debe perder su


universo de niño, conservando la esencia de este y alcanzando a la vez la
edad adulta” (p. 57).

Por otro lado, las adolescencias pueden ser entendidas según


Nahoul y González Núñez (2014), como una fase de crisis. En
realidad, todas las épocas de la vida son épocas de crisis, todas las
fases del desarrollo implican un crecimiento y una vulnerabilidad
específica, pero en la adolescencia coinciden crisis biológicas,
psicológicas, sociales, emocionales, religiosas, estéticas y otras
más. (p. 1)

Varela Arias (2019) sostiene acerca del ser adolescentes, la


elaboración de un cuestionamiento respecto de sí mismo y su entorno,
explorar posibilidades distintas a lo que se había estado acostumbrado,
¿Quién soy? ¿Quién quiero ser? ¿Qué me gusta y que no?, son preguntas
bastante comunes en esta etapa que trataran de ser resueltas a lo largo de
este proceso.

Según la autora, las adolescencias podrían ser comparadas con una


montaña rusa que sube y baja. Existen momentos en que encuentran una
estabilidad emocional y en otros no, sin necesidad de tener una razón
aparente; pueden sentirse seguros/as de algo y de repente comenzar a
dudar respecto a cada aspecto de su vida. En la etapa de las niñeces el
sistema parental suele ser el círculo más cercano en el que estos/as se

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
59
desenvuelven, por esta razón, va a ser su centro de atención; sus
problemas y necesidades van a encontrarse, en gran parte, dentro de este
sistema, madres y padres serán figuras idealizadas para ellos.

Sin embargo, continua el documento referido, en las adolescencias


comenzará un fuerte interrogatorio dirigido hacia las figuras parentales,
haciéndolas caer de esta idealización en la que se los tenía anteriormente,
y cuestionándoles respectos a su autoridad. Por ende, este choque
generará en las adolescencias sentimientos de soledad e incomprensión,
que intentaran ser resueltos durante el tránsito de esta etapa.

UNICEF (2021) sostiene respecto de las características propias de


esta etapa vital, las mismas, no son universales ni estáticas. Por el
contrario, varían según el contexto socio-histórico y comunitario en el cual
viven y se socializan, su pertenencia de clase, su identidad de género y
étnica, entre otros factores. Puede afirmarse, de este modo, que las
adolescencias no conforman un grupo homogéneo: existen distintas
posibilidades de ser y, por lo tanto, diversas necesidades en función de la
vinculación de los sujetos en sus contextos.

Por lo tanto, si bien estas etapas se caracterizan por determinados


elementos que constituyen a las niñeces y adolescencias en términos
generales, es decir, los cambios a nivel físico, social y cognitivo. No
obstante, no se puede definir a las mismas en concepciones universales,
por el contrario, se ha podido observar en esta investigación como las
mismas pueden variar significativamente en función de los contextos en los
cuales los individuos se desarrollan.

Uno de los objetivos de este trabajo es dar cuenta de lo que ocurre


en los diferentes sistemas individuales, familiares, comunitarios e

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
60
institucionales con respecto de las niñeces y adolescencias cuando
aparece el comportamiento suicida. Qué factores precipitan estas
conductas y cuáles las previenen.

2.2 FACTORES DE RIESGO


Entendiendo la concepción de los factores de riesgo respecto de la
problemática, se podrían definir como aquellos elementos que actúan
acumulativamente incrementando la vulnerabilidad de una persona al
comportamiento suicida (Corona Miranda et al., 2016).

Los comportamientos suicidas son complejos. Hay múltiples factores


contribuyentes y vías causales, y existe una gama de opciones para
prevenirlos. Generalmente, ninguna causa o situación estresante es
suficiente para explicar un acto de suicidio. Con mayor frecuencia, varios
factores de riesgo actúan acumulativamente para aumentar la
vulnerabilidad de un individuo al comportamiento suicida. Al mismo tiempo,
la presencia de factores de riesgo no necesariamente conduce a un
comportamiento suicida; por ejemplo, no todos los que padecen un
trastorno mental se suicidan (OPS/OMS, 2014).

Según Ferrer Lozano y Martín González (2018), los factores de


riesgo asociados al suicidio, en las niñeces y adolescencias deben
detectarse sobre todo en el medio familiar en el que viven. Por esta razón,
un amplio grupo de expertos/as explica acerca de familias disfuncionales
en las que existen frecuentes discusiones entre el subsistema parental y
demás miembros, se desarrollan conductas suicidas producto del maltrato
físico o psicológico, como variante de la violencia de género (OPS, 2014;
Pérez et al., 2014; Pérez González et al., 2015).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
61
Se trata, entonces, de sustituir la visión reduccionista del riesgo
individual por una perspectiva más abarcativa de las vulnerabilidades, a fin
de articular acciones anticipatorias (UNICEF, 2021).

Teniendo en cuenta el Modelo Ecosistemico de Belsky (1980), los


factores de riesgo vinculados a la problemática pueden clasificarse en
individuales, familiares, comunitarios e institucionales. Como sostiene
UNICEF (2021), este modelo constituye una herramienta de suma utilidad
para analizar los eventos vinculados a las violencias, incluyendo el suicidio,
en tanto permite identificar los factores que operan a nivel del individuo, sus
relaciones cercanas, la comunidad de pertenencia y la sociedad en su
conjunto; facilita el análisis de las múltiples interacciones que generan e
incrementan las vulnerabilidades de forma diferenciada entre los distintos
grupos poblacionales.

Korinfeld (2017) enfatiza en la importancia de atender a la dimensión


social, sanitaria y comunitaria de este problema. Ello representa una vía
privilegiada para tratar lo que es del orden singular, de la vida de cada
sujeto que puede estar atravesando una encrucijada subjetiva.

Se pueden describir a los factores de riesgo de la siguiente manera:

2.2.1 INDIVIDUALES
Se refiere a los problemas de salud (enfermedades crónicas);
enfermedades graves con hospitalización; dolor crónico; la no detección de
problemas de salud mental: depresión, intento de suicidio previo, consumo
problemático; problemas de salud mental no atendidos correctamente;
problemas en el aprendizaje; deserción escolar; bullying; impulsividad;
discapacidad; internación involuntaria; problematización de la identidad

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
62
sexual; desprotección; maltrato; aislamiento y factores socioeconómicos
adversos (Lomba Acevedo, 2013; OPS, 2011; UNICEF, 2021).

Por otro lado, Hernández et al. (2019), añade el concepto de


autoestima en los factores de riesgo individuales. Una autoestima baja
puede ser un factor de riesgo para la aparición de conductas suicidas,
cuando no se puede hacer frente a factores estresantes en el aspecto
social.

Además, los roles estereotipados de género han sido considerados


factores de riesgo para el comportamiento suicida por numerosos autores
(Álvarez Caballero, 2017; Buitrago, 2011; Hidalgo y Martín, 2015; Ortiz
2019, Teplin, 2015; UNICEF, 2021). Los mismos afirman, respecto de los
varones, una tasa más alta de suicidio consumado y con métodos más
letales, mientras que el sexo femenino, cuenta con un índice más alto en
tentativas de suicidio.

En todas las sociedades el sexo es una de las características más


significativas con la que nos presentamos en las relaciones con otras
personas y un potente descriptor alrededor del cual organizamos
nuestra identidad. Vinculado al sexo, el género se construye en los
procesos de interacción social y en las relaciones interpersonales en
los contextos de socialización, en el marco de un contexto
sociocultural. A través de este proceso se crean unas expectativas
diferentes para cada uno de los sexos. Se trata, por tanto, de una
construcción social de la realidad diferenciada para varones y
mujeres. Además, partiendo de estas identidades diferentes y
excluyentes asociadas al sexo, se establecen diferencias
psicológicas y sociales entre ellos, las cuales, justifican la diversidad

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
63
de roles, influyentes de las relaciones y también en la forma de
autopercibirse. (Gimeno et al., 2019, p.85)

Por lo tanto, en la interacción social se transmite una estructura


social, fundamentalmente patriarcal, binaria y esencialista sobre la base de
la diferencia sexual, que refuerza el modelo de masculinidad y feminidad
(Santoro et al., 2018).

Según los datos oficiales de DEIS, en el año 2018 se registraron en


el país 3183 defunciones en población de 10 a 19 años, observándose que
los casos se incrementan conforme aumenta la edad: alrededor del 77%
los casos se registran entre los 15 y 19 años. En este grupo etario también
comienza a observarse una mayor carga de mortalidad entre los varones,
situación que se sostiene hasta las edades más avanzadas. La tasa de
mortalidad en adolescencias fue de 4.5 por 10.000 en 2018 para ambos
sexos; la tasa en varones fue de 5.9, duplicando la tasa registrada en
mujeres de 3 por 10.000 habitantes. Es importante resaltar que la relación
varón / mujer varía según el grupo etario, ya que, si bien en ambos grupos
los varones están sobrerrepresentados, se registra una diferencia
significativa en el grupo de 15 a 19 años, donde la relación varón / mujer es
de 2.9; mientras en el grupo de 10 a 14 años la brecha es menor, con una
relación de 1.5 (DEIS, 2019; UNICEF, 2021). Se pone especial énfasis en
el año 2018, debido a la disponibilidad de numerosas investigaciones
respecto de la problemática en este año. Sin embargo, este punto se
retomará al final del capítulo con las estadísticas más actuales en el país
acerca del fenómeno.

Respecto al mayor porcentaje de intentos graves y suicidios


consumados en la población masculina, sostiene UNICEF (2021), una
relación significativa entre algunas causas del suicidio y las obligaciones

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
64
impuestas por el modelo de masculinidad hegemónico, entendido como un
constructo social que les indica a los varones el rol esperado de ellos en la
sociedad.

Se han analizado los aspectos diferenciales referidos a los roles de


género en las distintas manifestaciones de las violencias, incluyendo al
suicidio, basados en explicaciones culturales relacionadas con el proceso
de socialización de varones y mujeres. Por esta razón, en aproximaciones
generales, mientras que en los niños se estimula el uso de estrategias
agresivas para lidiar con sus problemas reprimiendo la posibilidad de
expresar sus necesidades y reconocer debilidades, a las niñas se las
socializa para que inhiban las muestras de agresividad y les resulte
aceptable depender de otros, por lo cual están más dispuestas a buscar
ayuda (Rodríguez, 2010).

Por otra parte, ciertos atributos identificados como “masculinos”: la


competitividad, poder y violencia, ubican a los varones en una posición de
vulnerabilidad vinculada a las limitaciones para pedir ayuda o transitar una
pérdida, ya sea por una separación o el fallecimiento de un ser querido, o
ante el desplazamiento del lugar de proveedor, cuando queda fuera del
mercado laboral (Carrión et al., 2003).

Pueden encontrarse ejemplos de estas expresiones en un estudio


sobre varones adolescentes escolarizados, quienes dan cuenta de
un mandato de autosuficiencia ligado a “hacer todo solo sin pedir
ayuda”, “no depender ni confiar en nadie”, “ser fuerte”, “ser exitoso”
y “no demostrar sentimientos ni vulnerabilidad”. Asimismo, la
agresividad no es cuestionada entre los varones, sino que constituye
un modo de vincularse instalado en el cotidiano, imponiéndose como
una forma válida de expresar afecto y cristalizada en expresiones

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
65
tales como “un golpe es una caricia a toda velocidad”. (Escobar et
al., 2018, p. 17)

Además, muchos varones no expresan los padecimientos


vinculados con la salud mental, al ser leídos como debilidad, evitan
reconocerlos como un problema, pasando desapercibidos por el entorno y
por ellos mismos (Addis, 2011).

Por otro lado, las poblaciones de lesbianas, gays, bisexuales, trans,


intergénero y queer (LGBTIQ+) han mostrado una prevalencia en esta
problemática. Estas poblaciones se ven afectadas por el estigma y la
discriminación que tiene ejercer una sexualidad o identidad por fuera de un
marco heterocisnormativo, dejando a la persona expuesta a un entorno
social hostil caracterizado por el rechazo y la exclusión. Esto contribuye a
generar problemas salud, consumo problemático, aislamiento social y
conflicto con los pares, lo cual incrementaría los factores de riesgo de
suicidio LGBTIQ+ (UNICEF, 2021).

Es necesario incorporar la perspectiva de género respecto del


abordaje e investigación de problemáticas vinculadas al suicidio y
autolesiones.

Siguiendo con la exploración de factores de riesgo, podrían


describirse a los mismos respecto del sistema familiar de la siguiente
manera:

2.2.2 FAMILIARES
Incluye los conflictos y/o desorganización familiar; antecedentes de
conducta suicida en la familia y familias con desordenes de salud mental
graves y persistentes; abuso sexual, muerte de familiares, divorcio de las
personas adultas responsables, ausencia de los padres, tanto psicológica

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
66
como física; bajo nivel educativo del grupo familiar; aislamiento social o
conducta antisocial; problemas familiares de comunicación; facilidad de
medios que faciliten las autolesiones (medicamentos, armas de fuego, etc),
pobreza, desprotección, violencia de género (Lomba Acevedo, 2013; OPS,
2011).

Respecto a la dinámica familiar Gonzáles et al. (2017), sostiene que


los factores de riesgo asociados a la problemática incluyen: escasas
demostraciones de afecto para con los/as hijos/as, una comunicación
disfuncional en el subsistema madres-padres-hijos/as, la aplicación de
estilos educativos inconsistentes y autoritarios mayormente, con una
distribución desigual de estos roles entre el subsistema parental (madres
con sobrecarga de roles domésticos y educativos de los hijos/as, mientras
los padres asumen responsabilidad económica del hogar), una pobre
estimulación de la socialización, mal manejo de las crisis educativas y poca
adaptabilidad a las mismas.

Cuando hay presencia de violencia de género, cabe aclarar, la


misma no solo es física sino también psicológica, las agresiones verbales
pueden equipararse con las agresiones físicas creando un desajuste
emocional caracterizado por sentimientos de tristeza, rabia, desconfianza,
confusión, culpabilidad y vergüenza, consecuentemente, propiciando la
conducta suicida. La exposición a la violencia es un riesgo elevado, para
manifestar el comportamiento suicida, sobre todo si se da en el ambiente
familiar (Suárez et al., 2018).

2.2.3 COMUNITARIOS
Tiene que ver con el deterioro socioeconómico de la comunidad, falta
de acceso a los servicios relacionados con la salud y la educación,
oportunidades limitadas para estudiar, trabajar o realizar actividades

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
67
extracurriculares (culturales y recreativas); vecindario inseguro; exposición
a agresiones, violencia; guerras, desastres, pandemia, pertenencia a una
minoría discriminada, consumo problemático y comportamiento suicida
aceptado en la comunidad (Lomba Acevedo, 2013; OPS, 2011).

Maroto Vargas (2017) sostiene sobre el abordaje comunitario para


la problemática del suicidio, una estrategia de abordaje prioritaria, lo cual
no implica desconocer la importancia del trabajo clínico e individual, sino
reconocer sus limitaciones. Si a nivel teórico se entiende el suicidio como
parte de una estructura vincular, incluyendo desde los grupos de referencia
más cercanos hasta las estructuras sociales. Es preciso trascender el
abordaje del tema hacia el enfoque comunitario, es decir, pensar en
estrategias de promoción de la salud, que además de anticipar las crisis y
generar espacios de contención y acompañamiento en la vida cotidiana de
las personas, trabaje sobre estrategias orientadas a fortalecer los entornos
y las condiciones para una vida saludable, como una estrategia sostenible
en el tiempo.

2.2.4 INSTITUCIONALES
Se refiere a las violaciones sistemáticas de los derechos
fundamentales de los/as usuarios/as de centros de salud; cárceles y
escuelas desorganizadas con un marcado clima de violencia (Lomba
Acevedo, 2013; OPS, 2011).

Con respecto a los factores de riesgo a nivel institucional, resulta


interesante mencionar la Ley de Salud Mental. A partir de lo expuesto en el
primer capítulo de la presente investigación, la misma tiene como objetivo
sustituir el modelo biomédico que predominaba en nuestro país y que
obstaculizaba, en gran medida, los procedimientos destinados a la salud

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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68
mental. Modelo que aun hoy puede observarse en las instituciones,
complejizando el abordaje interdisciplinario que persigue la ley.
Algunos autores (Campo-Arias y Herazo, 2015; Eguiluz, 2011;
Michel et al., 2017; Reeves, 2017; Silvén-Hagström, 2017; White y
Stoneman, 2012) convergen acerca del modelo biomédico, el mismo,
respecto de los programas de prevención en la conducta suicida es
limitado. Por otro lado, sus resultados no han sido concluyentes, además,
el abordaje centrado en la psicopatología supone una serie de
consecuencias que impiden el bienestar personal, al generar procesos de
estigmatización y discriminación que limitan las posibilidades de cambio de
las personas y dificultan la relación entre consultantes y profesionales,
disminuyendo la efectividad de la intervención.
Campo Arias y Herazo (2015) exponen el concepto de estigma-
discriminación para mostrar que la atribución de diagnósticos de patologías
mentales como causas de la conducta suicida, generan en las personas
procesos de estigmatización y discriminación que interfieren con su
bienestar, puesto que su status social y autoestima se debilitan
produciendo un mayor aislamiento y riesgo de reincidencia.
Pensando en todos los factores de riesgo que pueden precipitar la
problemática del suicidio, y entendiendo la misma como un fenómeno
multicausal en el que intervienen diversos factores individuales, familiares,
sociales e institucionales, es necesario guiar la intervención hacia modelos
sistémicos que incluyan la comprensión de la problemática en profundidad.
Las actividades de prevención del suicidio requieren coordinación y
colaboración entre múltiples sectores de la sociedad, públicos y privados,
incluidos el de la salud y otros, como los de educación, trabajo, agricultura,
comercio, justicia, defensa, así como los responsables de las leyes, la
política y los medios. Estos esfuerzos deben ser integrales y sinérgicos y

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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69
estar integrados, porque ningún abordaje singular es suficiente para la
complejidad de la problemática del suicidio (OPS/OMS, 2014).

2.3 FACTORES PROTECTORES


Una vez explorados los factores de riesgo vinculados a la
problemática del suicidio, resulta fundamental indagar acerca de los
factores protectores, en cualquier caso, el conocimiento de los mismos es
indispensable para diseñar intervenciones orientadas a reducir el riesgo
con objetivos preventivos (Almeida Filho et al, 2009).
Los factores protectores se definen como aquellos rasgos
individuales, familiares, colectivos y sociales que pueden ayudar a disminuir
o neutralizar el riesgo de la conducta suicida en la población (Núñez, 2021).
En relación a los factores de riesgo, se utilizará el modelo eco
sistémico como herramienta para evaluar los factores protectores y/o
contextos favorables presentes en niveles individuales, familiares, sociales,
comunitarios e institucionales. Los mismos se describen por distintos
autores (Corona Miranda et al., 2016; Crestuzzo, 2018; Frey y Cerel, 2015;
Piedrahita et al., 2012; UNICEF, 2014; UNICEF, 2019, UNICEF, 2021) de
la siguiente manera:

2.3.1 INDIVIDUALES
Se refiere a los recursos psíquicos de la persona, como, por ejemplo:
su autoestima, habilidades emocionales, resolución de conflictos,
habilidades sociales; confianza en sí mismo/a, en la propia situación y
logros; búsqueda de ayuda cuando surgen dificultades; búsqueda de
consejo cuando hay que elegir opciones importantes; receptividad hacia las
experiencias y soluciones de otras personas; receptividad hacia
conocimientos nuevos (UNICEF, 2019).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
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2.3.2 FAMILIARES
Las niñeces y adolescencias forman parte de una red vincular,
constituida por su familia y grupo de pares, la misma, conforma los
principales referentes de apoyo. Su efectividad depende de la dinámica de
esta red, es decir, si la misma provee apoyo o violencia. Una red brinda a
la persona recursos y servicios, a partir de ella, se encuentra la compañía
social, el apoyo emocional, la guía cognitiva, los consejos, la regulación
social, la ayuda material, de servicios y el acceso a nuevos contactos
(Maroto Vargas, 2017).

El apoyo familiar, permite que cada uno de los miembros del sistema
sea corresponsable, genera espacios donde las niñeces y adolescencias
pueden expresar sus ideas, sentimientos, y a su vez fortalece que los
mismos sean protagonistas y parte de la solución (Acevedo Alemán, 2019).
Respecto de la problemática, no se debe considerar el intento de
suicidio como un simple impulso individual. La familia da origen a los
procesos básicos a través de los cuales influyen en los procesos de
vinculación e identidad de cada persona, instaurando las individualidades,
las condiciones emocionales (Salazar, 2012). Por lo tanto, se vuelve
prioritario regresar a este núcleo para considerarlo como un elemento social
básico, a partir del cual, mediante su constante interacción, produce crisis
de identidad, razón, unidad y sentido en una correspondencia que posibilita
la integración o disolución, dependencia o independencia, vulnerabilidad o
fortaleza. Dicho de esta manera, en consecuencia, permite adquirir o no los
recursos necesarios para afrontar los problemas (Estrada, 2009).
La familia es la red de apoyo más importante en la vida de las niñeces
y adolescencias, por esta razón, es indispensable su inclusión en el

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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proceso de tratamiento. En vista de ello, este sistema puede favorecer o
limitar los alcances del mismo (Jaimes et al., 2019).

2.3.3 SOCIALES
Tiene que ver con la integración social, la participación en deportes,
clubes y otras actividades; buenas relaciones con los/las compañeros/as;
buenas relaciones con los/las profesores/as y personas adultas; apoyo de
personas relevantes (UNICEF, 2019).
Crestuzzo (2018) puntualiza la relación con los/as amigos/as, como
una fuente de apoyo social importante y significativa en la protección ante
el riesgo de suicidio. Especialmente, porque son relaciones entre iguales,
las cual facilitan los espacios de comunicación y la libertad de expresarse
sin sentirse juzgados/as. Sumado a esto, Frey y Cerel (2015), añaden el
concepto de dialogo abierto, el mismo, frente a la ideación suicida,
disminuye el sentimiento de carga en las personas, genera sentido de
pertenencia en los sistemas y, en consecuencia, aumenta la probabilidad
de buscar ayuda en momentos críticos. Piedrahita et al. (2012), señala la
importancia de la escucha activa, el diálogo, la confianza y la neutralidad
(no juzgar) como factores de protección para la prevención del suicidio.

2.3.4 COMUNITARIOS
Se relaciona a la presencia de factores culturales y
sociodemográficos tales como redes de sostén para las niñeces,
adolescencias y sus familias: escuelas, instituciones; actividades, espacios
amigables de salud para niñeces y adolescencias vinculados con redes de
salud mental.
Talleres participativos: foros, mesas redondas; articulación con
escuelas, clubes, centros de recreación; difusión de recursos culturales,
recreativos y educativos para niñeces y adolescencias.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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Asesorías de Salud Integral en Escuelas Primarias y Secundarias;
implementación y acompañamiento de dispositivos de Educación Sexual
Integral desde nivel inicial; talleres, espacios de encuentro para familias,
docentes, gabinete, asesores/as pedagógicos/as, autoridades escolares
(UNICEF, 2021).

2.3.5 INSTITUCIONALES
Estos factores protectores se conforman por los espacios o políticas
participativas de niñeces y adolescencias: acceso a los sistemas de salud
y educación; detección temprana y acción oportuna respecto a la
problemática; articulación intersectorial; capacitación en factores de riesgo
tanto a los/as profesionales de la salud como a la población en general
(UNICEF, 2021).

Complementariamente al modelo ecosistémico, una mirada que


tiene en cuenta todos aquellos factores que integran este fenómeno es el
árbol de problemas. El cual, se construye a través del armado de una red
explicativo de las principales interacciones entre el problema central, los
factores asociados influyentes en la aparición y progreso de ese problema,
y aquellos identificados como efectos vinculados a su ocurrencia (UNICEF,
2021).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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Figura 2: Árbol de problemas. Fuente: UNICEF (2021).

Por otro lado, si bien el fenómeno del suicidio es una problemática


compleja, contingente, dinámica y multicausal. Tanto la investigación
interdisciplinar como los programas de intervención y políticas públicas se
han centrado, en su mayoría, en un modelo biomédico que comprende la
conducta suicida en términos de los factores de riesgo individuales. En este
sentido, su abordaje se ha enfocado en la identificación y evaluación de

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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psicopatologías (Drake, 2013; Frey y Cerel, 2015; Núñez et al., 2018;
Silvén-Hagström, 2017).

En otras palabras, por lo anteriormente mencionado, se genera en


el proceso de investigación una gran dificultad para el hallazgo de
información actualizada acerca de todos los factores que componen la
problemática. En los diversos estudios observados, se puede dilucidar la
exclusión de condiciones contextuales, en las cuales, las niñeces y
adolescencias se desarrollan.

Pensar en una problemática tan amplia como lo es el suicidio en


términos individualistas, teniendo en cuenta solo factores como la
resiliencia, aspectos de la personalidad o presencia de patologías,
constituye una visión reduccionista acerca del fenómeno. No porque estos
factores sean menos importantes, sino porque no integran la totalidad de
variables que interfieren en una problemática multicausal como lo es el
suicidio.

Es fundamental la comprensión sistémica en el abordaje del


fenómeno del suicidio; esta perspectiva implica resaltar la importancia de
los sistemas, de lo macro a lo micro y de la relación dinámica e
interrelacionada entre ellos. Se trata entonces de un cambio de paradigma,
en consecuencia, ya no se habla de personas con patologías mentales que
presentan cierta conducta suicida producto de su padecimiento. Se habla
de una sociedad y sistemas facilitadores de la estigmatización, aislamiento
y desprotección.

2.4 PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN CONTEXTOS DE PANDEMIA

La OMS estima que se suicida un millón de personas por año y que


esta cifra se incrementará hasta llegar a 1,5 millones a partir de 2020,

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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75
cantidad superior a todas las muertes debidas a guerras y homicidios
(OMS/OPS, 2014).

Siguiendo esta estimación de la OMS cabe preguntarnos ¿Qué


sucedió con la problemática del suicidio en contextos de pandemia? Si en
el año 2014 se estimaba una cifra ya alarmante para el año 2020, no se
puede pasar por alto esta predicción teniendo en cuenta el aislamiento
social, la reducción de factores protectores y el incremento de factores de
riesgo.

Resulta de suma importancia explorar las consecuencias en materia


de salud mental, en estos dos años de pandemia. En los cuales, las
personas se encontraban en contextos de encierro, por tiempo indefinido,
de forma obligatoria. En tiempos donde la incertidumbre, angustia,
desesperación y el miedo se acrecentaban día a día. Además, a todo esto,
se sumaba un escaso acceso al sistema de salud que pudiera contener a
las personas.

La separación de los seres queridos, la pérdida de libertad, la


incertidumbre sobre el estado de la epidemia y el aburrimiento, son algunas
de las consecuencias que pueden conllevar a efectos alarmantes en la
salud mental de las personas.

Entendiendo en este trabajo, la importancia de los factores de riesgo


como de los factores protectores respecto de la problemática, se brindará
una aproximación acerca de la pandemia de COVID-19, haciendo un foco
de análisis en las niñeces y adolescencias, acerca de cómo las mismas se
vieron afectadas a partir de la situación sanitaria en el país. Pretendiendo
explorar las áreas de salud mental y cómo el sistema de salud pudo abordar
la problemática en el confinamiento por pandemia.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
76
Algunas de las medidas sanitarias efectuadas en este periodo,
como, por ejemplo: la permanencia en las casas de forma obligatoria y por
tiempo indeterminado produjo, entre otras cosas, la reducción de factores
protectores y el aumento de los factores de riesgo. Por esta razón, este
análisis se incluye específicamente en este apartado.

Es indispensable para esta investigación profundizar acerca del


impacto de la pandemia en nuestro país. Partiendo de uno de los objetivos
principales del estudio, es decir, el conocimiento del estado actual de la
problemática en Argentina. Por consiguiente, no se puede hacer a un lado
un suceso tan importante como lo fue la epidemia de COVID-19 en estos
últimos dos años, a raíz de una pandemia que afectó a toda la población
mundial.

Por otro lado, la exploración de este apartado se verá teniendo en


cuenta los factores de riesgo propios del fenómeno en relación a la
pandemia.

En primer lugar, uno de los tópicos de mayor consideración fue la


situación de las escuelas. Las cuales, permanecieron cerradas por un
periodo de tiempo prolongado, en este contexto, las niñeces y
adolescencias mantuvieron sus clases de forma virtual. Este es un punto
muy importante a considerar, pues bien, la escuela, sobre todo en los
sectores con más carencias y desigualdades, constituye una de las
instituciones estatales, la misma, además de educar, cuida e instala un
espacio de mediación para resolver o atender dificultades de diversas
índoles (Salanueva, 2020).

Según la autora, este sistema se vio sumamente afectado, según el


primer y segundo informe del Observatorio de Adolescentes y Jóvenes del

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos
Aires (OAJ-IIGG-UBA). El mismo, determinó, acerca de la pandemia,
quedaron al descubierto aún más las desigualdades socio-económicas
presentes en el país, las niñeces y adolescencias con un bajo nivel
socioeconómico no tienen a su alcance las herramientas indispensables
para hacer realidad la continuidad escolar.

Rengel Sempértegul et al. (2020), observan respecto de la situación


en pandemia, una disminución de los eventos en los cuales las niñeces
podrían interactuar con otros/as niños/as: parques, fiestas de cumpleaños,
entre otras. Además, por el hecho de no poder asistir a los centros
educativos, se han visto afectadas la socialización y la vinculación entre
pares.

Si la socialización presenta un debilitamiento, continúan los autores,


las niñeces pueden manifestar dificultades en asumir las normas,
tomándolas como fuente de recompensa o evitación de castigos, y por
consiguiente podría obstaculizarse su desenvolvimiento en la sociedad.

La cuarentena ha llevado a la reducción del contacto físico, tomando


en cuenta la búsqueda de contacto social de las niñeces, por el confort
emocional que les proporciona (Papalia y Martorell, 2017). Se pueden
inferir, en consecuencia, dificultades emocionales por el motivo de no poder
relacionarse con sus pares ni tener una interacción que permita un contacto
físico (Rengel Sempértegul et al.,2020).

El aislamiento social, preventivo y obligatorio que afectó a una


población total de 10.381.433 según el Relevamiento realizado en el año
2018 por el Ministerio de Educación de la Nación, acentúa las diferencias
de las niñeces y adolescencias pobres de aquellas que no lo son. Las

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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mismas, resultan más traumáticas y complejas para los/as que están por
ingresar al sistema preescolar, escolar, secundario y terciario, que no
conocen la escuela, a sus maestros/as y profesores/as, y quienes serán
sus compañeros/as. A ello se suma, sobre la transferencia de contenidos
escolares a distancia, el requerimiento de teléfonos celulares, netbooks o
computadoras a las cuales no todos acceden o, en muchos casos, las
familias poseen un celular a compartir con otros familiares (Salanueva,
2020).

Estos son dos factores de riesgo fundamentales que atañen a las


niñeces y adolescencias. Consecuentemente, como pudo verse en la
investigación, un contexto con carencias económicas, un acceso limitado a
las necesidades básicas, como lo son la salud, alimentación, educación,
entre otras, limita y dificulta su calidad de vida. Principalmente, en este
rango etario, en pleno desarrollo.

Si nos preguntamos ¿Qué factores de la pandemia pueden haber


influenciado en la salud mental de las niñeces y adolescencias? Se pueden
destacar: el hacinamiento, estar todos juntos todo el día; el trabajo en casa,
donde las madres y padres estaban, pero no disponibles; la inestabilidad
económica; el tiempo de conexión a redes sin supervisión (Mouezca, 2022);
la falta de escolarización, en el 6% de los hogares hubo abandono escolar
en 2020 (357mil). De estos, el 20% no regresó en 2021 (67mil) (UNICEF,
2021). Menos lugares de esparcimiento (club, centro barrial, centro
religioso); menos recursos de apoyo a la crianza (ONG, fortalecimiento
familiar, grupos de padres); menos lugares de atención psicológica
presencial; menos prestaciones para niñeces y adolescencias con
discapacidad, o enfermedad mental (centros de día, terapias) (Mouezca,
2022).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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El 10% de niñeces y adolescencias realizaron consultas por un
problema de salud mental. El 57% hizo su consulta a un/a médico/a o un/a
médico/a generalista o pediatra, el 56% a un/a psicólogo/a y el 21% a un/a
enfermero/a. El 6% de las adolescencias, y de los/as responsables de las
niñeces, consideraron necesario realizar una consulta de salud mental y no
pudieron hacerla (UNICEF, 2021).

Sobre la salud mental, en contexto de pandemia, puede advertirse


en todas sus dimensiones: el miedo a enfermarse o que un/a familiar se
enferme, el temor o la vivencia de estar perdiendo los ingresos, el
aislamiento y la modificación de las tareas cotidianas y las estrategias
vinculares, lo cual generó y sigue produciendo estragos en la salud mental
de todas las personas, sin embargo, en las niñeces y adolescencias esto
se potenció. El aislamiento social ha generado en la población de
adolescencias y jóvenes no solo los traumas de la subjetividad sino el de la
propia identidad que se construye en conjunto con los pares (Salanueva,
2020).

En el aislamiento prolongado, continua la autora, el núcleo familiar


emerge como único espacio de socialización, lo cual, rigidiza los lazos
sociales y achica el horizonte de posibilidades. En muchos casos,
cercenando la expresión de los miedos y en muchos otros casos,
profundizando violencias que quedan secretizadas y ocultas por el encierro.
Esta afirmación permite ver el caso de los abusos sexuales en niñeces y
adolescencias, los cuáles, con alta frecuencia suelen producirse en
contextos familiares y el encierro obligatorio perpetúa la continuidad de los
mismos.

Las niñeces y adolescencias durante la pandemia encuentran


barreras económicas, simbólicas, geográficas y organizacionales que

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dificultan el acceso a la salud de esta población y mucho más si se
encuentran en situación de pobreza (Salanueva, 2020).

Respecto de la problemática del suicidio, desde la declaración de la


pandemia en marzo de 2020, la OMS viene advirtiendo respecto de los
efectos que se están evidenciando en la salud mental de las personas como
consecuencia de la misma. Estas advertencias incluyen también la
proyección de los efectos a largo plazo, entre los cuales se puede inferir un
aumento de los padecimientos psicosociales en general, y de los casos de
suicidio, en particular. Por ello, la respuesta sanitaria en términos de salud
mental es considerada por este organismo como una prioridad que los
Estados deben asumir (Ministerio de Salud Argentina, 2020).

Remarca el Ministerio de Salud, la importancia que los efectos de la


pandemia tienen no sólo a nivel subjetivo, sino también a nivel colectivo,
dificultando las estrategias que desde la comunidad y los entornos
socioafectivos se puedan implementar. La pandemia cambia los modos de
vinculación y puede conllevar a un deterioro de las redes sociales y de las
dinámicas locales, a raíz de una diversidad de situaciones: desde el
impacto en las condiciones materiales de vida de aquellas comunidades
cuyos medios de producción de la vida se han visto impactados por la
situación, hasta los efectos de la llamada “infodemia”, la cual ha sido
denominada por el Ministerio de Cultura de la Nación como una
sobreabundancia de información en línea o en otros formatos que incluye
los intentos deliberados por difundir información falsa en un periodo de
pandemia como el que se vivió a causa del coronavirus (COVID-19).

Se estima, mientras dure la pandemia y en pospandemia, las


manifestaciones a nivel subjetivo asociadas continuarán en aumento. No
obstante, es importante no interpretar dichas manifestaciones en términos

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
81
psicopatológicos. De hecho, existe consenso entre los/as especialistas en
salud mental en emergencias y desastres, acerca de hacer diagnósticos en
el momento agudo, el mismo, está contraindicado. Como documenta la
OPS-OMS, se estima que luego de un desastre, entre una tercera parte y
la mitad de la población expuesta sufrirá algún tipo de manifestación
psicológica; sin embargo, no todas ellas pueden calificarse como
patológicas. La gran mayoría debe entenderse como manifestaciones
esperables ante situaciones de alta significación o impacto (Ministerio de
Salud Argentina, 2020).

En el contexto de pandemia, la atención remota y, como parte de


ella, las líneas de atención telefónica fueron centrales por las restricciones
en la movilidad. El análisis puntual de una línea telefónica nacional sobre
suicidio en Estados Unidos, reportado en el estudio de Brülhart, reveló que
durante la primera ola los llamados no superaron a los del período
correspondiente de 2019, pero durante las olas siguientes aumentaron por
encima de los niveles prepandemia (Brülhart et al., 2021).

En Argentina, se realizó un estudio descriptivo en cuatro provincias


(Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires [CABA], Córdoba y
Entre Ríos). Se incluyeron seis instituciones sanitarias de carácter público
(tres hospitales neuropsiquiátricos y tres hospitales generales). Se
analizaron las consultas por conducta suicida producidas en julio y octubre
de 2017 a 2020 y febrero de 2017 al 2021. Se incluyeron todas las consultas
efectuadas en los servicios de emergencia en estas instituciones (Bonanno
et al., 2022).

En todo el período se relevaron 452 casos de conducta suicida. Entre


2017 y 2019 hubo 300 casos y en 2020 y 2021, 111, es decir que el 73%
de los casos se dieron en el período previo a 2020. El 52,7% de los casos

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
82
del período de pandemia se registraron durante febrero de 2021. De los
casos relevados, 4 fueron suicidios consumados. El mayor porcentaje de
casos fue de sexo femenino y en ambos períodos resultaron afectadas,
principalmente, mujeres de 20 a 40 años. En los varones, la mediana de
edad mostró una disminución en el segundo período de pandemia.

En esta investigación, los autores determinaron sobre los factores


estresantes más frecuentes: el padecimiento mental, conflictos vinculares
y pérdida de la red vincular. Entendiendo el padecimiento mental como la
presencia de un diagnóstico previo de salud mental; los conflictos
vinculares como la aparición en el registro de algún episodio de
conflictividad con familiares o personas convivientes; y la pérdida de red
vincular, como la muerte o separación de alguien definido/a como
significativo/a por el/la consultante.

En los hospitales generales relevados, el principal factor estresor fue


el de los conflictos vinculares. La literatura señala acerca de los conflictos
en las relaciones, las discusiones o las pérdidas por fallecimiento pueden
causar aflicción y estrés psicológico, por consiguiente, se asocian con un
mayor riesgo de suicidio. En el período de pandemia, se observó un mayor
porcentaje de enfermedad y fallecimiento de familiares como factor estresor
con respecto al período previo, hecho que puede relacionarse con las
dificultades que acarreó la pandemia y las medidas de aislamiento para la
elaboración de duelos, de apoyo social en situaciones de enfermedad y
muerte (Bonanno et al., 2022; Kossigan et al., 2022).

Se pudo observar, en esta investigación, un aumento en las tasas


de consultas en servicios de urgencias por lesiones autoinfligidas. Durante
el período de pandemia analizado (primer año), en comparación con el
período prepandemia, en las instituciones públicas incluidas en el estudio.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
83
Este aumento es estadísticamente significativo únicamente en los
hospitales neuropsiquiátricos, tal vez porque las proporciones fueron
mayores debido a una disminución de las consultas en general, aunque
también puede ser un incremento de lesiones autoinfligidas (Bonanno et
al., 2022).

Cabe señalar sobre el corte julio de 2019 a febrero de 2020 registró


el menor número de casos de todo el período analizado. Ello indicaría,
respecto de las consultas recibidas en los servicios de emergencia de salud
mental, que estos fueron de los casos más graves. La población, al ver
restringida su movilidad, como parte de las medidas preventivas frente al
contagio, desarrolló estrategias para amortiguar otras situaciones que
presuntamente podían esperar.

A su vez, el hecho del aumento más visible en los hospitales


neuropsiquiátricos podría sugerir, consecuentemente, que durante el
primer año de pandemia se produjo un direccionamiento a dichas
instituciones de las consultas por lesiones autoinfligidas. Todo esto
vinculado a mayores barreras de acceso en los hospitales generales,
abocados, durante buena parte de la pandemia, a la atención exclusiva de
casos de COVID-19 (Bonanno et al., 2022).

Respecto a las niñeces y adolescencias y la problemática del suicidio


en el país, no se encuentran investigaciones que respalden los efectos
asociados al aumento o decremento de casos. Si bien, se puede tener una
aproximación acerca del impacto en la salud mental de las mismas,
respecto del fenómeno del suicidio, se cuenta con muy poca información
de este rango etario en tiempos de pandemia.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
84
Lo que si se pueden comparar son las tasas de suicidio registradas
hasta el año 2020 por el DEIS (2022) en el país. Las cuales señalan, en el
año 2020, 2872 suicidios consumados en Argentina, de los mismos, 388
ocurrieron en niñeces y adolescencias. En el rango etario de 5 a 9 años
hubo 2 suicidios consumados, 45 entre adolescencias de 10 a 14 años y
341 casos en el periodo de 15 a 19 años. Predominó ampliamente en las
tasas de suicidio el sexo masculino con 2342 casos, entre ellos 280
suicidios concretados en adolescencias de 10 a 19 años. Mientras el sexo
femenino presentó 506 casos, de los cuales 2 se efectuaron en niñeces de
5 a 9 años y 100 casos en adolescencias de 10 a 19 años.

Sin embargo, puede observarse una disminución de suicidios


consumados respecto del año 2019, según datos de DEIS (2020), en ese
año se registraron 3297 suicidios, ahora bien, 2714 casos corresponden a
los varones y 578 a las mujeres. Cabe mencionar, que, en los años 2017,
2018 y 2019 los casos se reportaron a partir de los 10 años, no obstante,
en el próximo año estadísticamente se registraron casos a partir de los 5
años de edad.

Estas cifras resultan alarmantes, por un lado, por la predominancia


del sexo masculino en los índices de mortalidad. Puede pensarse en los
roles de género anteriormente mencionados, como una de las posibles
causas para la gran predominancia de los varones en las tasas de suicidio,
sin embargo, cabe preguntarnos ¿Con qué otros factores puede
relacionarse este índice tan alto en el sexo masculino?

Respecto de las mujeres puede observarse la mayor cantidad de en


las adolescencias, a diferencia de los varones, que mantienen sus índices
más altos en el rango etario de 20 a 29 años. Esto permite reflexionar

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
85
acerca de qué ocurre con la problemática del suicidio y como la misma
comienza en edades más tempranas según el transcurso de los años.

No se cuenta con investigaciones que respalden lo sucedido con el


fenómeno en el año 2021 pero se puede concluir, según las últimas
actualizaciones, un decremento de casos. Las estadísticas nacionales no
poseen un registro de las conductas autolesivas ni mucho menos de
presencia de ideación suicida de todas las personas que consultan en
hospitales y centros de salud de la totalidad de provincias del país. Estos
aspectos han ido en aumento en los periodos de pandemia (Bonanno et al.,
2022).

Este es un punto a tener en cuenta para futuras investigaciones,


cuando se obtengan los datos exactos de las tasas de suicidio del año 2021
y 2022. Como pudo verse en la investigación referida (Bonanno et al.,
2022), en la segunda ola de pandemia se observó un aumento considerable
de casos de autolesión e ideación en los servicios de emergencia.

Acerca de las tasas de mortalidad por suicidio, sostiene UNICEF


(2021), éstas se incluyen en las estadísticas nacionales dentro de un grupo
denominado “muertes por causas externas”. Este grupo también registra
las lesiones no intencionales, las agresiones, y los eventos de intención no
determinada. En algunas provincias, se observan defunciones por causa
de intención no determinada, las mismas, están sobrerrepresentadas,
constituyéndose en la primera causa de mortalidad por causas externas.
Éste es el caso de la Ciudad de Buenos Aires, donde además se registra
solo un caso de suicidio y un caso de homicidio en la población de
adolescencias; también es la primera causa en la Provincia de Buenos
Aires, mientras, en las provincias de Córdoba, Chaco y Rio Negro la

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
86
mortalidad por causas de intención no determinada ocupa el segundo lugar
dentro de las defunciones por causas externas.

Cabe destacar, respecto del peso relativo de las causas de intención


no determinada, estas, puede estar ocultando casos de suicidios y
homicidios subregistrados. Si bien, las deficiencias de registro se vinculan
a múltiples factores, dentro de los que se destacan: las dificultades de
coordinación entre los circuitos de registro estadístico, los sistemas de
información del registro civil y de la administración de justicia (UNICEF,
2019), al analizar los casos de mortalidad por intención no determinada
varios autores han evidenciado un mayor ocultamiento de defunciones
intencionales (suicidios y homicidios) en relación a las no intencionales
(OPS/OMS, 2017).

Una aproximación a esta limitación de los registros puede


visualizarse al analizar los mecanismos utilizados en las defunciones según
el tipo de causas externas. Si se analiza específicamente la mortalidad por
suicidio, el mecanismo registrado con mayor frecuencia es el ahorcamiento
o sofocación, con el 91.4% de los casos. Al mismo tiempo, este mecanismo
se registró en el 30.2% de las causas de intención no determinada, lo que
plantea la necesidad de mejorar los registros para identificar cuántos de
estos casos corresponden a suicidios no registrados (UNICEF, 2021).

A partir del año 2020, las estadísticas muestran casos en edades


más tempranas, sin embargo, no se cuenta con información acerca de los
factores asociados al incremento de la problemática en niñeces. Teniendo
en cuenta, frente a un suicidio consumado, se estiman previamente entre
10 a 20 intentos (OPS, 2014). Entonces, es fundamental que el fenómeno
devenga en una problemática de salud pública emergente, y como tal se

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
87
tomen las acciones necesarias para las intervenciones de atención
primaria, principalmente en niñeces y adolescencias.

Podría pensarse, según lo analizado en el presente capítulo, qué


factores pueden propiciar el incremento de la problemática en las niñeces
y adolescencias. Respecto a ello, retomando algunas de las
investigaciones incluidas en este apartado, las mismas, consideran acerca
del acrecentamiento de intentos de suicidio en niñeces y adolescencias,
este parece corresponderse con periodos de mayor intensificación de
medidas restrictivas para el control de la pandemia. La sobreexposición a
las pantallas y el uso de las redes sociales han sido señalados como
factores de riesgo para la depresión, ansiedad y el riesgo de suicidio
durante la pandemia por COVID-19 (Hill et al., 2021; Jerónimo et al., 2021,
Yard et al., 2019).

A partir del confinamiento, el núcleo familiar se constituyó como el


único espacio de socialización, rigidizando los lazos sociales. En muchos
casos, perpetuando violencias que quedaron ocultas por el encierro y el
escaso acceso a instituciones que pudieran contener (Salanueva, 2020).

Así mismo, resulta fundamental el análisis de todos estos aspectos


en futuras investigaciones, cuando se cuente con mayor información acerca
del impacto de la pandemia en relación al fenómeno del suicidio.

A modo de conclusión, el abuso sexual infantil, el cual en la mayoría


de los casos sucede en el sistema familiar; las dinámicas familiares que no
proporcionan protección y habilidades para afrontar esta problemática, así
como también la violencia de género, constituyen los factores de riesgo
más significativos para la problemática del suicidio en niñeces y
adolescencias (Cañón Buitrago y Carmona Parra, 2018; Turner et al., 2017;

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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88
UNICEF, 2021). Es indispensable ahondar acerca del fenómeno y su
interrelación con los sistemas familiares, a través de la perspectiva
sistémica. Orientado a la elaboración de intervenciones en los sistemas,
para el acompañamiento de las niñeces y adolescencias afectadas por la
problemática, así como también, la integración de posibles tratamientos
que incluyan a las familias.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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CAPÍTULO III: “DINÁMICAS FAMILIARES
PRESENTES EN LA PROBLEMÁTICA DEL
SUICIDIO. ABORDAJES SISTÉMICOS”

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
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INTRODUCCIÓN

En este capítulo se explorarán las dinámicas familiares presentes en


la problemática del suicidio, puntualmente cuando el fenómeno atañe a las
niñeces y adolescencias. Por otro lado, se observarán los distintos factores
en interacción con el sistema familiar, influyentes en la aparición del
comportamiento suicida o su agravamiento.

Se describirán posibles abordajes integrales de las familias en el


tratamiento de recuperación. Teniendo en cuenta los enfoques aplicados
en la actualidad, desde este encuadre, y su caracterización.

Por último, desde una comprensión sistémica, se abordará la


posvención en las familias y en la comunidad luego de un suceso de
suicidio; el duelo por suicidio y las posibles intervenciones que se deben
llevar a cabo con inmediatez.

Ahora bien, para comenzar a hablar del sistema familiar es necesario


comprender el concepto de familia y su definición.

Salvador Minuchin y Charles Fishman (2004), dos de los autores


más influyentes de la teoría sistémica, la definen de la siguiente manera:

Un grupo natural que en el curso del tiempo ha elaborado pautas de


interacción. Estas constituyen la estructura de la familia, que a su
vez rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define sus
gamas de conducta y facilita su interacción recíproca. (p. 25)

Por otro lado, otras concepciones más actualizadas, la describen


como:

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
91
La familia es el primer grupo social al que pertenecemos. Cada
familia está hecha por un tejido de afectos, valores y sentimientos.
En todas las formas de cultura, la familia fue y es el pilar de formación
de la sociedad. (Vélez, 2007, p.67)

Rodríguez Ceberio y Serebrinsky (2013), agregan a este concepto:

Una matriz de intercambio, se constituye en uno de los pilares


principales de la vida psíquica de las personas. Es la base de la
constitución de un modelo relacional que permite crear otras
relaciones, desde las laborales, de amistad, pareja, hasta la
construcción de una nueva familia. Pautas, normas, funciones,
mandatos, se encarnan en cada uno de sus miembros que, por
oposición o similitud, se identifican con su grupo familiar. (p. 4)

Desde el surgimiento de la Teoría General de los Sistemas la familia


comenzó a ser entendida como un sistema, este cambio paradigmático
entiende a la familia como un conjunto de elementos en interacción
dinámica. El sistema familiar vendría a ser la totalidad de personas,
relaciones, funciones, roles y expectativas relacionados entre sí que
comparten objetivos comunes y forman una unidad frente al medio externo
(Garibay, 2013; Varela Arias, 2019).

A este concepto, Vélez (2007), fundamenta:

La familia se concibe como un todo diferente a la suma de las


individualidades de sus miembros, cuya dinámica se basa en
mecanismos propios y diferentes a los que explican la del sujeto
aislado. La familia es un sistema, en la medida en que está
constituida por una red de relaciones; es natural, porque responde a
necesidades biológicas y psicológicas inherentes a la supervivencia

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
92
humana; y tiene características propias, en cuanto a que no hay
ninguna otra instancia social que hasta ahora haya logrado
reemplazar como fuente de satisfacción de las necesidades
psicoafectivas tempranas de todo ser humano. Como sistema
responde al principio de no sumatividad, en cuanto a que el todo es
mayor y diferente de la suma de sus partes, por lo cual no puede ser
descrita solamente por la adición de los rasgos individuales de sus
miembros. Por lo tanto, la observación de la familia se debe dirigir
hacia la comprensión de sus interacciones y no a la conducta
individual de cada uno de sus miembros. (pp. 67-68)

Comprender a la familia como un sistema conlleva estudiar las


relaciones e interacciones, en las cuales, se lleva a cabo el desarrollo de
los individuos. A partir de sus comportamientos y percepciones sobre los
hechos que les afectan en un tiempo presente y en un lugar concreto. Es
decir, el sistema familiar sería una metáfora de aprendizaje, y su significado
deviene en un ambiente grupal social generado a partir de las relaciones
entre las personas. Este nuevo ambiente, establece una estructura
interaccional iniciada desde una posición asignada por roles, los mismos,
funcionan de manera dinámica entre sus miembros y suelen cambiar,
producto de las influencias generadas por las relaciones con otros entornos
de tipo cultural, político, comunitario y ambiental (López, 2017).

Para la teoría sistémica, el sistema familiar se conforma por un


conjunto de elementos tales como la dinámica familiar, esta, a su vez, se
constituye por diversos elementos como la cohesión, la comunicación, los
roles de los miembros y las normas.

Se entiende por dinámica familiar a un conjunto de rasgos


característicos de la familia como sistema, los cuales, explican las

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
93
regularidades encontradas en la forma cómo el sistema familiar opera,
evalúa o se comporta. Se distingue una dinámica familiar funcional cuando
los objetivos familiares o funciones básicas se cumplen plenamente
(seguridad económica, afectiva, y social) y cuando se obtiene la finalidad
(generar nuevos individuos a la sociedad) en una homeostasis sin tensión,
mediante una comunicación apropiada basada en el respeto de las
relaciones intrafamiliares (Vélez, 2007).

Por otro lado, Viveros et al. (2006), define a la misma como las
condiciones en las que la familia toma conciencia de los mecanismos de
regulación interna y de sus finalidades, transformando de ese mismo modo
sus mecanismos de regulación y tales finalidades.

En este capítulo se describirán las dinámicas familiares que


afectarían a las niñeces y adolescencias en relación la problemática del
suicidio. Resulta fundamental la exploración de esta dinámica para el
entendimiento acerca de qué ocurre en aquellos sistemas familiares ante
la presencia del fenómeno, y cómo se desarrollan e interactúan los
subsistemas.

3.1 DINÁMICAS FAMILIARES RELACIONADAS A LA PROBLEMÁTICA


La familia constituye, para las niñeces y adolescencias, uno de los
principales contextos psicosociales. Su salud mental está estrechamente
relacionada con su vida en familia; las relaciones y los vínculos
emocionales que en ella se producen influyen de manera decisiva en su
desarrollo físico, cognitivo, emocional y, en consecuencia, en la
conformación de su personalidad (Musitu et al., 2004; Quilt et al., 2015;
Valadez Figueroa et al., 2019).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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94
Charles Fishman (1990) afirma, respecto de los sistemas familiares
en los cuales se presenta la problemática del suicidio, puntualmente en
adolescencias, suelen acontecer ciertos patrones en su dinámica. Estos
podrían describirse de la siguiente manera:

- Triangulación: se caracteriza por contradicciones básicas en las


directivas que reciben las adolescencias. La vida del hogar está marcada
por lealtades dividas que fuerzan a los/as hijos/as a tomar partido por uno
de sus padres, esto, les provoca una profunda tensión. Este patrón debilita
su autoestima debido al sentimiento de culpa de estar hiriendo a uno de
sus padres. A su vez, disminuye su sensación de seguridad a partir del
mensaje transmitido, el mismo, indica el mundo como un lugar inseguro.

Vivir en una constante triangulación en la cual abunda el rechazo y


la culpa produce, en efecto, un contexto social percibido como amenazante.

- El sistema prematuramente desligado: en estas familias la


desvinculación prematura de las adolescencias se ha producido por haber
juzgado desacertadamente la edad emocional de las adolescencias,
tratándolas como personas adultas. Por consecuencia, no se sienten
liberados/as, sino, expulsados/as. Esta expulsión genera una situación muy
peligrosa de desorganización en el sistema, a su vez, sentimientos de
confusión, inadecuación y debilitamiento de la autoestima.

Cuando las adolescencias enfrentan dificultades en el contexto


social externo, no recurren a su familia, dado que esta representa
desvalorización y rechazo. Por consiguiente, quedan expuestas a la
valorización del grupo de pares o de otros factores externos. No obstante,
al carecer de apoyo familiar comienza a constituirse, en muchos casos, una
situación de vulnerabilidad que puede producir el comportamiento suicida.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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95
- La familia perfecta: se refiere a sistemas extremadamente rígidos,
los cuales no cambian sus dinámicas para adaptarse a los nuevos
requerimientos determinados por el desarrollo de los miembros. Esto se ve
reflejado en aquellas familias que insisten en la perfección. Estos sistemas
son extremadamente opresivos y crean un umbral para el cambio
sumamente amplio. El comportamiento suicida de las adolescencias se
puede interpretar, en estos casos, como un intento desesperado de
producir un cambio.

Por otro lado, en el rastreo bibliográfico más actualizado acerca de


la dinámica familiar presente en casos de suicidio, se pueden aproximar
ciertos factores repetitivos en múltiples investigaciones. Estos son: la
comunicación no asertiva; las escasas expresiones de afecto; las
dificultades económicas; la inadecuada disciplina familiar y establecimiento
de normas, así como también la dinámica parental disfuncional constituyen
en niñeces y adolescencias de los factores más significativos en la
problemática del suicidio, respecto de la dinámica familiar (Ardila Osorio y
González, 2019; Cueva, 2021; Murguía, 2019; Valadez Figueroa et al,
2019; Varela Arias, 2019; Yate Velásquez, 2020).

Los comportamientos suicidas en niñeces suelen manifestarse a


través de conductas tales como: dejar de jugar, preferir estar solo/a,
presentar problemas de sueño, descenso en el rendimiento escolar y
dificultades de concentración. El comportamiento suicida en niñeces puede
tener varios mensajes: desesperanza, depresión, odio, frustración y
desesperación, los cuales, si permanecen por un largo tiempo, en
ambientes de tensión influyen significativamente en el estado emocional de
los mismos. Consecuentemente, puede llevar a pensar en la muerte, vista

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
96
como una respuesta real frente a una situación específica (Yate Velásquez,
2020).

Por otro lado, desde una perspectiva sistémica (Lalueza y Crespo,


2003), sostienen respecto a la etapa de la adolescencia, esta, no conforma
solo un proceso vivido por las mismas, por el contrario, es una transición
que afecta y debe afrontar todo el sistema familiar.

Durante este periodo, continúa esta investigación, las relaciones


entre los miembros de la familia cambian, se presenta una amenaza a la
unidad de la familia y al funcionamiento del hogar. Se transforman las
interacciones originando un nuevo sistema de relaciones demandante de
negociaciones y reacomodos. Ante esta situación, la familia tiene dos
tareas, por un lado, ajustar el rol a la nueva situación para mantener la
organización, el equilibrio y la continuidad del sistema familiar y, por otro
lado, facilitar el proceso de las adolescencias. Esto es fundamental, debido
a que el conflicto entre madres-padres e hijos/as resulta inevitable en este
ciclo.

A causa de los cambios propios de su desarrollo, la conducta de las


adolescencias es frecuentemente percibida como inestable, impulsiva y
vulnerable. En este proceso están en juego distintas ansiedades, tanto en
las adolescencias como en sus madres-padres, afectando colateralmente
a los demás miembros del sistema familiar, actuando como estresores
cotidianos forjando un ambiente y dinámica que puede dar origen al
comportamiento suicida. Es esperable la inestabilidad de este periodo,
esta, a su vez, puede aumentar con la inestabilidad del ambiente familiar
(Lalueza y Crespo, 2003; Valadez Figueroa et al., 2019).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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García Peña (2015), señala respecto de la familia, cuando es
disfuncional, es decir, cuando en la misma se presenta una ruptura y
ausencia de comunicación entre madres y padres, existen discrepancias de
estos en la crianza de los/as hijos/as. La crianza es inapropiada e ineficaz,
la norma es frágil, llegando a instancias como la agresión física, en la cual,
se violentan los derechos que cada integrante tiene dentro de la familia.
Esta disfuncionalidad se encuentra directamente asociada al intento de
suicidio y al suicidio consumado. Además, se ha observado en las personas
que crecieron en un ambiente de disfuncionalidad familiar mayor
propensión y vulnerabilidad a presentar un comportamiento suicida.

Sin embargo, no es la estructura de la familia la que se pone en duda


cuando la relacionamos con el comportamiento suicida, por el contrario, se
debe evaluar la calidad de las relaciones familiares para disminuir los
riesgos del comportamiento suicida en niñeces y adolescencias (Yate,
2020).

Respecto de la dinámica familiar, en las investigaciones exploradas


(Ardila Osorio y González, 2019; Cueva, 2021; Murguía, 2019; Valadez
Figueroa et al., 2019; Varela Arias, 2019; Yate Velásquez, 2020) se puede
concluir, en los sistemas familiares en los cuales se manifiesta la
problemática del suicidio, respecto de niñeces y adolescencias, suelen
existir determinados factores que actúan como causantes o agravantes del
fenómeno. Los mismas, se describirán a continuación:

3.1.1 COMUNICACIÓN
En toda comunicación hay dos aspectos importantes, mediante los
cuales, las niñeces y adolescencias obtienen reconocimiento, atención,
afecto y amor. El primero es relativo a la comunicación establecida
mediante el contacto físico, este, es el primer espacio vital de interacción;

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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98
los abrazos, los besos, los toques ocasionales con cariño, tomarse de la
mano o del brazo son expresiones saludables de comunicación y dinámica
familiar (Valadez Figueroa et al., 2019).

El segundo aspecto es la valoración expresada por medio de los


comportamientos cotidianos. Con respecto a esto, la valoración debe
provenir de personas percibidas como importantes por las niñeces y
adolescencias. De lo contrario, podrían experimentar reacciones
psicológicas negativas como la soledad y el aislamiento, además de
propiciar el distanciamiento y la confusión en cuanto a su papel dentro del
ámbito familiar (Eguiluz, 2007; Valadez Figueroa et al., 2019).

La comunicación disfuncional se manifiesta en las niñeces y


adolescencias a partir de un malestar psicológico, el cual influye
negativamente en el clima familiar. La ausencia o inapropiada
comunicación en la familia se considera un factor de alto riesgo para la
ideación suicida y para el estado afectivo, el mismo, se expresa en las
niñeces y adolescencias a partir del sentimiento de que su familia estaría
mejor si estuviera muerto/a. Incrementándose en la presencia del
pensamiento y el deseo de terminar con su vida (Valadez Figueroa et al.,
2019).

La comunicación es uno de los principios esenciales para la creación


del vínculo, a su vez, es considerada una necesidad continua del ser
humano. Sin embargo, cuando es disfuncional se dificultan los procesos de
solución de conflictos y se impide el fortalecimiento del vínculo en la familia,
siendo este un proceso psicológico fundamental que afecta el desarrollo
humano a lo largo de la vida (Ardila Osorio y González, 2019).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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La comunicación constituye la base para el establecimiento de los
vínculos entre los miembros del sistema familiar. Cuando un/a integrante
de la familia se siente rechazado/a, no escuchado/a, ni apoyado/a (Viveros
et al., 2006) deviene en baja autoestima, autoeficacia, autoconcepto y
autoimagen generando dificultades en el desarrollo de las relaciones
sociales y obstaculizando un acercamiento asertivo y empático entre los/as
integrantes de la familia. Además, en caso de llevar a cabo un intento de
suicidio, la resignificación exitosa se torna lenta y poco suficiente (Ardila
Osorio y González, 2019).

Estos elementos se describen dentro de los factores de riesgo


individuales para la problemática del suicidio. Cabe mencionar, en
consecuencia, la importancia de la comunicación en el sistema familiar y
las consecuencias que de ella se desprenden, cuando es disfuncional, en
el desarrollo de las niñeces y adolescencias.

Una investigación realizada a adolescencias con ideación suicida en


Ecuador, determinó en la mayoría de los casos la existencia de un diálogo
entre madres-padres e hijos/as. Sin embargo, esta interacción contaba con
ciertas características, en efecto, esta no implicaba una relación de
confianza entre ellos/as, refiriéndose a la tranquilidad y libertad de poder
hablar de los problemas personales con las figuras parentales a fin de
encontrar una guía o apoyo. Lo cual resulta necesario especialmente en las
niñeces y adolescencias. No obstante, en otros casos con un porcentaje
menor, se observó una nula comunicación con las figuras parentales
(Varela Arias, 2019).

Calderón (2020) respalda, en los sistemas familiares con un


miembro manifestante de comportamiento suicida, en algunos casos, hay
escasa interacción, por el hecho de que no saben de qué conversar con

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
100
sus familiares. En suma, cuando se presenta la oportunidad de mantener
una conversación no se tocan temas personales, sino más bien
superficiales y generales. Ceballos Tamayo (2017), agrega sobre este
concepto acerca de estos sistemas, no existen prácticas de escucha ni de
dialogo incorporadas a su cotidianidad y, por el contrario, se acude a las
discusiones y reproches para manifestar sus pensamientos o sentimientos.
No fomentan espacios de confianza, a las niñeces y adolescencias, para
expresar sus emociones.

Por otro lado, respecto a las expresiones de afecto, las últimas


investigaciones sostienen: en el sistema familiar, suele haber privación
afectiva, no hay presencia de demostraciones de afecto ni físicas ni
emocionales por parte de las personas adultas responsables hacia los/as
hijos/as (Ardila Osorio y González, 2019).

La expresión de cariño entre los miembros de una familia puede


fortalecer los vínculos y por ende generar relaciones más cercanas, sin
embargo, puede observarse en los sistemas familiares donde interfiere una
problemática de suicidio, un subsistema parental no demostrativo de
expresiones de cariño, por el contrario, si lo hacen no es muy común. A su
vez, en la mayor parte de los casos existe violencia hacia los/as hijos/as
(Varela Arias, 2019).

Estas manifestaciones de madres-padres, continúa la autora antes


referida, son percibidas por las niñeces y adolescencias bajo el sentimiento
de rechazo e indiferencia. Esto mismo, produce una sensación de soledad
y desamparo, pudiendo provocar e incrementar los pensamientos suicidas.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
101
3.1.2 DINÁMICA PARENTAL DISFUNCIONAL
Definiendo la parentalidad como aquella capacidad de madres y
padres de responder a las necesidades de los/as hijos/as. La manera en la
cual los mismos ejercen su rol de madres-padres y nutren emocional y
relacionalmente a los/as hijos/as con mayor o menor éxito (Linares, 2012).

Para Minuchin et al. (2004), las niñeces van a aprender aquí sobre
la interacción; la autoridad; los conflictos; la comunicación de emociones,
necesidades; sobre lo correcto y lo incorrecto. En consecuencia, el
resultado dependerá de las respuestas de las figuras parentales frente a
sus necesidades.

En la relación de pareja se pueden presentar varias circunstancias.


Por un lado, la aceptación mutua y, por otro lado, los intentos de moldear a
la pareja como se cree que el otro debería ser. Esto, lleva al
desconocimiento del proceso de individuación e identidad y, por ende, a la
descalificación de la otra persona, por el solo hecho de no ajustarse o no
responder al ideal fijado. Estas formas de relación suelen ser determinantes
en el surgimiento de la violencia. La reiteración de los comportamientos, de
pautas transaccionales violentas se hacen cada vez más frecuentes y, por
lo tanto, difíciles de modificar (Valadez Figueroa et al., 2019).

Pueden observarse contradicciones propias de la triangulación a


partir de un patrón dado en la pareja, el cual, consiste en entrelazar
sentimientos, motivaciones y conductas. Las mismas, aunque no sean
explícitas, refuerzan negativamente y generan estados de tensión
generadores de enfrentamientos entre los miembros de la familia. Dejando
en cada uno de ellos sentimientos nocivos de rencor, odio, desamor,
inseguridad. Los mismo, pasan a sustituir, en gran medida, las expresiones
de afecto. Así, la dinámica de la pareja afecta a las niñeces y

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
102
adolescencias. Debido a estos conflictos, pueden verse obligados/as a
tomar partido por alguno de los padres, sufriendo con ambivalencia la culpa
posterior (Fishman, 1990; Lalueza y Crespo, 2003; Valadez Figueroa et al.,
2005; Valadez Figueroa et al., 2019).

En los sistemas familiares, en los cuales, se presenta un miembro


con conductas suicidas suele visualizarse un patrón de relación violenta
entre madres-padres, se manifiestan agresiones físicas y psicológicas.

Reiteradas investigaciones concluyen, en un gran porcentaje de


casos, estas familias sufren violencia de género y a partir de estas vivencias
las niñeces y adolescencias desarrollan formas de evadir tales situaciones
y protegerse de ellas. Proporcionando, a causa de esto, un deterioro
significativo en su salud mental, así como también generando o
incrementando ideaciones suicidas (Ardila Osorio y González, 2019;
Valadez Figueroa et al., 2019; Varela Arias, 2019).

Participantes de diversos estudios expresaron, ante las situaciones


de violencia en la familia, las niñeces y adolescencias, buscaban
esconderse en lugares donde se sintieran a salvo, como por ejemplo en su
habitación. Como búsqueda de una solución manifestaron comenzar a
desear conscientemente una enfermedad letal y, a causa de ella, provocar
una reacción en el sistema parental acerca de las agresiones. Por
consecuente, estas presiones negativas desembocaron en un
padecimiento psicológico (Valadez Figueroa et al., 2019).

Por otro lado, respecto del reconocimiento y la valoración de madre-


padres, las niñeces y adolescencias, en estas dinámicas, no suelen
sentirse plenamente reconocidas ni aceptadas. Este sentimiento es uno de
los principales factores desencadenantes de las conductas suicidas en este

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
103
rango etario, el haber sentido y/o vivenciado algún tipo de abuso o rechazo
por parte de las personas adultas responsables (Varela Arias, 2019).

Siguiendo con estas investigaciones, la percepción de niñeces y


adolescencias respecto a la dinámica parental manifiestan que no es
común observar expresiones de cariño entre madres-padres, ni de forma
verbal o física. No suele haber apoyo entre ellos, esto relacionado en
cuanto a la toma de decisiones y a las situaciones individuales enfrenta por
cada uno (Burgos et al., 2017; Varela Arias, 2019). En efecto, como se
mencionó anteriormente, esta dinámica de triangulación contribuye a la
percepción de las niñeces y adolescencias de un contexto social
amenazante (Fishman, 1990).

Es fundamental, para la crianza de los hijos/as, el manejo de los


conflictos. Consecuentemente, partir de lo que observen se conformará el
posterior aprendizaje de las formas de relacionarse y hacer frente a sus
propios conflictos (Minuchin et al., 2004).

En los estudios explorados se encontró, respecto de los conflictos


de la pareja, estos se dan generalmente por temas económicos, celos y por
discordancias en las formas de pensar. Además, la principal forma de
manejo de los conflictos, como se dijo anteriormente, son los gritos, insultos
y golpes (Ardila Osorio y González, 2019; Valadez Figueroa et al., 2019;
Varela Arias, 2019; Yate, 2020)

Finalmente, a partir de los resultados obtenidos, se evidencia la


existencia de una conyugalidad disarmónica y una parentalidad deteriorada
en la mayoría de los casos. Tomando en cuenta la teoría de Linares (2007)
este puede ser un factor de riesgo para la presencia de conductas
problemáticas en niñeces y adolescencias, en este caso las de riesgo

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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suicida. Este fracaso va a afectar en la construcción de la personalidad y la
identidad de los/as hijos/as, al fin y al cabo, es desde estas experiencias de
relaciones conflictivas entre el subsistema parental y entre madres-padres
e hijos/as, que aprenderán sobre sí mismos/as y sobre el mundo. En las
investigaciones analizadas, la mayoría de los/as entrevistados/as
presentan una imagen negativa sobre sí mismos/as y sobre su entorno, lo
cual constituye una de las principales características en todas las
conductas de riesgo suicida (Varela Arias, 2019).

3.1.3 MANEJO DE LOS CONFLICTOS Y AGRESIÓN


En esta dimensión suele existir una falla en el vínculo emocional, lo
cual genera la percepción en los/as hijos/as del rechazo parental y
hostilidad. Esta apreciación obtenida por las niñeces y adolescencias
respecto de su entorno, tiene repercusiones en sus conductas y en su
salud. En este sentido, no sólo es importante el entorno en sí mismo sino
la relación perceptual que se forma entre las mismas y su ambiente
(Valadez Figueroa et al., 2019).

En las experiencias con el sistema familiar, continúan las autoras,


las mismas van construyendo patrones de comportamiento estrechamente
ligados a un tipo particular de respuesta emocional; vivencias en relación a
los datos obtenidos. En efecto, respecto de estas dinámicas familiares,
los/as hacen sentir básicamente como no aceptados/as.

Las interacciones conflictivas con su familia, la percepción de las


niñeces y adolescencias de estrategias paternas basadas en la crítica, la
ausencia de canales de comunicación de emociones, el castigo
disciplinario, incluso físico, las llevan a percibir su existencia como base del
conflicto en la familia. A causa de esto, experimenten la sensación de no

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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ser comprendidos/as por sus madres-padres, sentirse inútiles o un estorbo
para el sistema (Beck et al., 2010).

Cuando en la dinámica familiar se resuelven los conflictos a través


de la rabia, la agresividad, los gritos, incluso por medio del maltrato
psicológico y físico, ello puede influir en los/as integrantes de la familia en
alguna conducta suicida (Valadez Figueroa et al., 2005). Este tipo de
comportamiento puede acontecer en momentos de crisis vitales, alrededor
de problemas en la relación con otras personas y en circunstancias donde
hay alejamiento en el ámbito familiar y social. Ante estas crisis la familia
debe activar sus recursos para potenciar lo positivo; pero como no todas
las familias saben cómo hacerlo, las crisis se convierten fácilmente en
factores de riesgo (Ardila Osorio y González, 2019; Restrepo et al., 2016).

3.1.4 DISCIPLINA FAMILIAR Y ESTABLECIMIENTO DE NORMAS


La disciplina se define como un conjunto de normas, estrategias y
mecanismos establecidos por la familia para la convivencia y el
funcionamiento adecuado del sistema familiar. Se organiza de acuerdo con
el sexo, la edad y las diferentes formas de poder, establecidas entre sus
integrantes. Las normas disciplinares sirven como guía para la conducta,
valores familiares y sociales que cada miembro del grupo familiar debe
asumir, determina los límites que no se deben transgredir, a su vez,
proporcionan una base para predecir y anticipar la conducta de los otros
(Yubero et al., 2016).

No solo implica el conjunto de normas y la aplicación de sanciones


cuando la regla es transgredida. Por el contrario, es importante considerarla
además como parte del mundo interno de la persona, un hábito en donde
cada individuo logra su autodominio para actuar libre y responsablemente
sin perjudicar al otro. Los estilos y pautas de madres-padres para el

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
106
mantenimiento u observación de las normas son esenciales, así como su
priorización (Hernández y Alejandre-García, 2015).

Las expresiones de hostilidad, comportamientos agresivos e


inconsistencia en su aplicación son fuente de conflicto entre las personas
adultas responsables e hijos/as. Esto, en momentos críticos, puede tener
un peso definitivo para el comportamiento suicida. La percepción que los/as
hijos/as tienen de los estilos educativos ejercidos por el subsistema
parental sobre ellos/as influye en aspectos generales como su salud
mental, su ajuste personal, social y comportamental, así como en aspectos
más concretos como, por ejemplo: el autoconcepto y el consumo
problemático (Hernández y Alejandre-García, 2015; Musitu et al., 2004).

De acuerdo con lo referido por las adolescencias, casi la totalidad de


los procedimientos de disciplina empleados por madres-padres contienen
elementos de afirmación del poder (Hoffman, 1984). La afirmación de poder
consiste en el uso de la fuerza física, en la eliminación de privilegios o en
las amenazas de hacerlo, es decir, en la disciplina del poder de la fuerza,
basadas primordialmente en el miedo al castigo (Valadez Figueroa et
al.,2019).

Se pudo explorar, en los estudios más actuales respecto de la


problemática y la dinámica familiar existente, en la mayoría de los casos,
suelen predominar formas de disciplina basadas en la violencia física,
amenazas, hostilidad y agresión (Burgos et al., 2017; Calderón, 2020;
Valadez Figueroa et al., 2019; Varela Arias, 2019).

El clima emocional reflejado en discusiones y peleas; el maltrato


físico y psicológico manifestado a partir del rechazo o humillaciones; así
como las normas incoherentes pueden llevar a las niñeces y adolescencias

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
107
a la expresión de señales de conductas traducidas en cambios
comportamentales. Ellos devienen en: malos hábitos alimenticios, de
sueño, de ánimo y dificultades de concentración desencadenante de un
motivo para manifestar un comportamiento suicida exteriorizado en
preocupación por la muerte, notas de despedidas, intentos de suicidio y
suicidios consumados (Yate, 2020).

Hay una relación entre los estilos parentales y los pensamientos


suicidas en niñeces y adolescencias (Pérez et al., 2013). Se ha encontrado
evidencia respecto de estos sistemas familiares, los cuales afirman que,
con frecuencia, los padres ejercen una disciplina incongruente, inflexible,
con faltas de normas y vigilancia inadecuada (Burgos et al., 2017).

A modo de conclusión, dentro de esta categoría, el estilo parental


que predomina es el autoritario en los cuales, suele haber uso excesivo del
castigo utilizando, en muchos casos, la violencia física y psicológica.
También pudieron observarse tipos de disciplinas inconsistentes y/o
ambivalentes, en las mismas, el sistema parental no posee acuerdos
respecto de las decisiones y normas establecidas para con los/as hijos/as.
Mientras uno de los padres provee ciertos permisos el/a otro/a no y
viceversa. Sin embargo, también pudo observarse un estilo de disciplina
demasiado severa, en donde prevalecen las agresiones y el uso de la
crítica como control conductual (Valadez Figueroa, 2019).

3.1.5 DIFICULTADES ECONÓMICAS EN LA FAMILIA


En esta dimensión se visualizan las complejidades en torno a la
situación económica que atañen a las familias y las consecuencias
repercutidas en niñeces y adolescencias.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
108
Por un lado, los conflictos cotidianos entre madres-padres
relacionados a esta problemática impactan, a su vez, en otras temáticas
como lo son la disminución de la capacidad de cubrir el rubro de atención
médica de sus miembros, la no satisfacción de necesidades básicas y la
incorporación temprana al trabajo remunerado de las adolescencias, entre
otras (Valadez Figueroa et al., 2019).

Siendo este uno de los principales factores generadores de


conflictos en el sistema parental. Se encontró evidencia avaladora de la
exposición a desventajas socioeconómicas o educativas como un
agravante a la susceptibilidad de las niñeces y especialmente de las
adolescencias en el comportamiento suicida (Murguía, 2019; Valadez
Figueroa, 2019).

Si bien, la familia se reconoce como un sistema con dinámicas


propias que permite a sus integrantes adaptarse a cambios en diferentes
situaciones en los diversos entornos en los cuales se desenvuelven. Este
equilibrio dinámico puede ser alterado por falta de capacidades sociales,
educativas, culturales o económicas, convirtiéndose en un ambiente de
riesgo para niñeces y adolescencias. Se consideran a estas adversidades,
un factor de riesgo para la presencia del comportamiento suicida. Por otro
lado, el estrés cotidiano y los conflictos familiares de las dificultades
económicas propicia problemas de aprendizaje en resolución de conflictos.
A su vez, la falta de apoyo para poder enfrentar estos eventos vitales
estresantes, puede originar conductas suicidas y enfermedades de salud
mental (Garciandía, 2013; Yate, 2020).

Teniendo en cuenta todos aquellos factores presentes en las


dinámicas familiares de sistemas, en los cuales, se presenta la
problemática del suicidio. Resulta fundamental comenzar a explorar

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
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posibles abordajes sistémicos, integradores de todos aquellos sistemas
comprendidos a lo largo de este trabajo de investigación. Considerando a
las familias como parte de su tratamiento y recuperación.

3.2 ABORDAJES SISTÉMICOS


Como se mencionó anteriormente, en el imaginario social, el suicidio
tiende a ser pensado como un acto individual y, en algún punto, la definición
de la OMS en tanto acto deliberado refuerza esta imagen. No obstante, la
OMS también afirma que ningún factor es suficiente para explicar por qué
se suicida una persona; el comportamiento suicida es un fenómeno
complejo afectado por varios factores: personales, sociales, psicológicos,
culturales, biológicos y ambientales (OMS, 2014). En este sentido, si bien
los padecimientos mentales suelen ser uno de los factores considerados,
no obstante, los comportamientos suicidas no responden linealmente a una
única causa. La asociación socialmente naturalizada entre padecimientos
mentales severos y suicidio tiende a invisibilizar la relación entre el contexto
social y esta problemática (DNSMyA, 2018; UNICEF, 2021).

Si pensamos en abordajes integrales de toda esta multiplicidad de


factores emergentes de la problemática, resulta apropiado posicionarnos
desde aquellos que puedan tener en cuenta los diversos factores
involucrados. En efecto, este es el objetivo principal de este trabajo de
investigación. Si bien, a lo largo del estudio, se pudieron explorar todas las
complejidades relacionadas al fenómeno, ello no debe quedar plasmado
solo desde una visión teórica, sino, constituir la integración de todas sus
aristas en las perspectivas de abordaje.

En este apartado se visualizarán tres abordajes sistémicos,


partiendo por la Terapia Familiar de Adolescentes con Problemas de
Charles Fishman (1990), en el cual se podrá explorar un tratamiento que

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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110
incluye a las familias y las intervenciones del/la psicólogo/a para aquellas
dinámicas antes descriptas.

Por otro lado, y teniendo en cuenta los abordajes más actuales, se


tendrá en cuenta el encuadre del Construccionismo de Gergen (2006), el
mismo, constituye una perspectiva con estrategias de intervención basadas
en la Terapia Narrativa para niñeces y adolescencias en riesgo de suicidio.

Por último, la Terapia Breve de Emergencia (TBE) de Eguiluz et al.


(2014), también basada en principios de la Terapia Narrativa de White y
Epston (1993). La TBE, como se verá a en los párrafos siguientes, se centra
en un modelo más reciente de atención inmediata para tratar casos de
emergencia psicológica.

3.2.1TERAPIA FAMILIAR DE ADOLESCENTES CON PROBLEMAS


Fishman (1990), a partir de la Terapia Familiar, postula
intervenciones estratégicas para adolescencias en riesgo suicida y el
sistema familiar. Describe principios generales respecto del sistema
familiar, en los cuales, desarrolla su abordaje de la siguiente manera:

- Cambiar la estructura y la comunicación afectiva: aquí sostiene,


como labor del/la terapeuta, respecto del sistema familiar, ocuparse no sólo
de los aspectos organizativos de la estructura, sino también de lo que
procede de esa estructura, es decir, empatía, calidez y comunicación
afectiva. Una vez abordados estos aspectos, la terapia debe orientarse a
ayudar a las adolescencias a reforzar el sentimiento de valoración y perdón
en el sistema. Concederles no sólo la tolerancia sino también la voz.

- Modular el sistema impulsivo: en este principio, el autor afirma la


respuesta impulsiva como una reacción habitual en estos sistemas. La
misma, es esperada y recompensada. En estas familias, no se espera que

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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nadie tolere nada y mucho menos el sufrimiento. Se plantea en este
encuadre, el comportamiento suicida impulsivo de las adolescencias como
respuesta a una cultura de complacencia inmediata, la negativa a posponer
y la incapacidad de tolerar la contrariedad o el dolor. El/la terapeuta debe
examinar el contexto familiar y si el mismo no está ejerciendo una tensión
imposible de modular. Se debe explorar, en el sistema parental, si existe
consumo problemático, dificultades económicas o el padecimiento de una
enfermedad en alguno de los miembros.

- Ayudar a la familia a evitar la vulnerabilidad en las


adolescencias: según el autor, tras un intento de suicidio, las familias
suelen volverse excesivamente protectoras hacia las adolescencias. Esto
se manifiesta cuando en el sistema familiar, se ocultan las tensiones y
problemas cotidianos, generando, en las adolescencias una situación de
vulnerabilidad. A su vez, esta complejidad puede agravarse cuando se
propicia en un sistema marcado por la evitación del conflicto, como suele
ocurrir.

La función del/la terapeuta consiste en modular el sentimiento de


culpa experimentado por madres-padres. Si la familia insiste en contemplar
a las adolescencias como seres vulnerables y frágiles, no se podrá
intervenir en ninguno de los aspectos claves. En consecuencia, los padres
habrán de proteger y no estimular a los/as hijos/as con lo cual reforzarán
las mismas dificultades que contribuyeron a crear el problema. Este
proceso implica tratar de reorganizar el sistema y reabrir la comunicación.
Se requiere, en estos casos, un profundo análisis de la comunicación
generada en torno al hecho, con atención terapéutica a la estructuración de
alternativas.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
112
Ahora bien, en casos de sistemas inamovibles, como lo son aquellos,
en los cuales, pese a la terapia familiar son emocionalmente inaccesibles y
no están dispuestos a estructurar alternativas. En cambio, no comprenden
la problemática, le restan importancia o reaccionan estigmatizando a los/as
hijos/as como “enfermos/as” o “suicidas”. El/la terapeuta no debe permitir
esta desvalorización por parte de las personas adultas responsables, por
lo contrario, su tarea es conectarse con las adolescencias y con otros
recursos externos útiles.

- Tomar en cuenta el contexto más amplio: este principio toma en


cuenta los sistemas de desarrollo de las adolescencias, más allá del
sistema familiar.

Las adolescencias viven en un contexto más amplio, el mismo,


también puede ejercer una gran influencia sobre las conductas suicidas,
como, por ejemplo: el consumo problemático, el bullying, entre otras. En
estos casos el/la terapeuta debe transmitirles esto al familiar. En algunos
casos, la familia, no ejerce un control total de la vida de las adolescencias.
Posicionar a la familia como el único factor responsable por el
comportamiento suicida de los/as hijos/as no sirve, sino, para congelar la
situación originando una rigidez y temor. Ello, a su vez, puede generar en
la familia menos predisposición a encarar los conflictos.

- Actuar como cuerda salvavidas: en este apartado, el autor hace


referencia a aquellos casos en los cuales la situación familiar es tan mala,
y, por consiguiente, el/la terapeuta es el/la único/a que mantiene a flote a
las adolescencias en riesgo. La función del/la terapeuta aquí consiste en
brindar a las adolescencias una valoración positiva. Sin embargo, es de
esperar, con el transcurso del tiempo, que la misma repercuta dentro de la

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
113
familia y la terapia se encamine hacia la incorporación del subsistema
parental al proceso de valoración y apoyo necesario.

- Enseñar la finalidad: en este último principio, el autor plantea la


noción de distanciamiento evolutivo, uno de los conceptos centrales en la
terapia familiar. La idea se constituye a partir de la adquisición, de las
adolescencias, hacia una comprensión introspectiva de su sí mismo
independiente y la responsabilidad de ello. Es decir, facilitar la experiencia
de asumir la realidad existencial de soledad, mortalidad y vulnerabilidad.
Esto no quiere decir que las mismas deban llevar a cabo esta experiencia
en un encuadre individual junto con el/la terapeuta, por lo contrario, en este
paso el sistema familiar debe apoyar a las adolescencias brindando aliento
y empatía. La terapia pone el acento en la lucha y superación de este
desafío, con ayuda. No obstante, este principio solo debe llevarse a cabo
una vez desestimada la posibilidad de una autolesión o intento de suicidio
(Fishman, 1990).

3.2.2 CONSTRUCCIONISMO SOCIAL


El construccionismo social surge a partir de los postulados teóricos
de Kenneth Gergen (2006), quien concibe las relaciones sociales como el
foco de estudio para el entendimiento de lo humano. Este autor comprende
los estados mentales a partir de una confluencia de procesos de acción
colaborativa. En efecto, el significado de lo que somos y hacemos emerge
y depende de marcos referenciales de inteligibilidad, así como también, de
contextos espacio-temporales de relación (Gergen, 2009).

En esta línea, la significación se entiende como un proceso


relacional a partir del diálogo y la interacción humana. Estos, se definen
como el punto de partida para la atribución de significado. Esta noción se
fundamenta, por un lado, en la hermenéutica de Paul Ricoeur, quien

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
114
desarrolla una interpretación hermenéutica de la persona como un sujeto
de acción, en donde el significado solo se entiende en la relación con el
otro. Entendido este como acción y en acción gracias al diálogo, a la
comunicación y a la narración; es el yo en relación con el tú, para conformar
un nosotros (Rojas Cordero, 2013).

Por otro lado, en los postulados de Kenneth Gergen (1996), afirma,


respecto de la comprensión del significado, que su alcance se obtiene
gracias a la pragmática social. Puesto que la significación proviene de la
función cumplida por el lenguaje dentro de las pautas de relación.

El autor refiere acerca de las palabras o los textos en sí mismos,


estos, no llevan significado ni logran comunicar. Sólo parecen generar
significado en virtud del lugar ocupado en el ámbito de la interacción
humana.

Este modelo entiende la problemática del suicidio a partir de


perspectivas narrativas, colaborativas y generativas. Se aborda
considerando el fenómeno desde la complejidad del sujeto en su contexto
relacional, cultural e histórico. Así como su capacidad de co-construir
significados y formas de relación que le brinden bienestar y valor a la vida.

Según este paradigma, tanto la salud mental, como el suicido, los


factores de riesgo y de protección, deben ser vistos en relación a los
significados y vínculos construidos alrededor de los entramados sociales.
Estos mismos, son parte las niñeces y adolescencias, lo cual exige, a su
vez, el uso de estrategias proveedoras de co-construcción de narrativas
generativas orientadas a la vida (Gómez y González, 2021).

Ahora bien, para el abordaje de la problemática en niñeces y


adolescencias, es fundamental la comprensión de las interacciones de las

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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115
niñeces y adolescencias. En ellas, cada persona aporta a su realidad y, en
el sistema relacional, se debe construir una realidad nueva y alterna para
iniciar la transacción. Por la tanto, no existe una sola realidad. El
conocimiento se construye y reconstruye en adaptación a las experiencias
y las vivencias cotidianas de las niñeces y adolescencias (Kisnerman,
1998)

Se plantea como eje central el conocimiento, entendido como el


repertorio con el cual es manejado el mundo, este, se construye a través
de la acción y cada conocimiento nuevo está integrado al conocimiento
anterior (Acevedo Alemán et al., 2018).

En relación a este abordaje, se realizó un estudio a estudiantes


universitarios/as en Colombia, en el cual, se emplearon técnicas para
fomentar la conversación en términos narrativos. A partir de ello, se pudo
conocer, no solo, los significados construidos por los/as estudiantes, sino
también, como situaron los significados de sus experiencias relacionales en
el marco de metas narrativas. Con una intención generativa de base, los/as
mismos/as contaron su propia historia y comprendieron su experiencia en
el contexto de sus relaciones interpersonales. Identificando, co-
construyendo argumentos de identidad alternos y reconociendo los
propósitos, valores, creencias, esperanzas, principios y compromisos que
han construido para su vida. Con el objetivo de identificar narrativas que
pudieran aportar a los factores protectores del riesgo suicida pensadas para
el abordaje terapéutico (Gómez y González, 2021).

Esta investigación, concluyó la importancia de emplear la


conversación narrativa para comprender y abordar la conducta suicida.
Esta, permite profundizar en la experiencia de vida de las personas,
conocer sus sistemas de creencias y valores, así como el sentido que le

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
116
atribuyen a su deseo de morir. Con el propósito de crear conjuntamente
una mirada sistémica facilitadora de nuevas posibilidades para significar y
narrar la historia de vida.

Por otro lado, Acevedo Alemán et al. (2018), sostiene en el abordaje


de niñeces y adolescencias la aplicación del enfoque de la siguiente
manera:

- Generar nuevas investigaciones: las cuales amplíen el conocimiento


de la temática desde distintas miradas disciplinares.
- Generar escenarios apropiados: que permitan a las niñeces obtener
un correcto desarrollo bio-psico-social.
- Promover la reconstrucción de los tejidos familiares: los cuales
contribuyan al desarrollo adecuado de las niñeces y adolescencias.
- Implementar líneas de acción: para fomentar cambios de rutina
dentro de los grupos familiares, orientados a la recuperación de los
valores sociales y familiares.
- Generar nuevos proyectos de intervención: con el objetivo de
atender la magnitud del propio problema.
- Desarrollar estrategias de recreación: donde las familias puedan
mejorar la comunicación y las relaciones dentro del sistema familiar.
- Generar una cultura de respeto: principalmente por parte de los
medios de comunicación, es decir, abordar con ética la problemática.
- Involucrar a las instituciones educativas: de manera que puedan
generar talleres de superación y motivación personal.
- Generar estabilidad emocional en las niñeces y adolescencias: a
partir de la creación de programas promotores de actividades de interés
para las mismas.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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- Crear grupos de autoayuda en las escuelas: con un propósito de
identificación de características de riesgo en sus compañeros/as. De
esta manera, podrían ser ellos/as quienes brinden, en un primer
momento, apoyo emocional. Posteriormente abordado con un/a
profesional.
- Propiciar espacios dedicados a la expresión: en el cual se puedan
manifestar ideas, sentimientos o sensaciones que permitan a las
niñeces y adolescencias expresar sus intereses y emociones.

Por último y a modo de conclusión, respecto del construccionismo


social como abordaje de la problemática. Es importante resaltar como el
mismo permite crear un clima adecuado para conversar abiertamente sobre
experiencias individuales o colectivas de violencias sin re-traumatizar. Esta
perspectiva, facilita la recolección de relatos alternativos sobre las
experiencias negativas, demostrando acerca de las técnicas narrativas una
alternativa factible para el abordaje de los comportamientos autolesivos. Su
fortaleza radica en permitir la recuperación de las personas respecto del
estigma vinculado a la problemática. Este paradigma, facilita a las niñeces
y adolescencias, alejarse de aquella discriminación paralizante, para
acercarse al despliegue de sus recursos personales (Gómez y González,
2021).

3.2.3 TERAPIA BREVE DE EMERGENCIA (TBE)


Por otro lado, Eguiluz y Vilchis (2017), ofrecen un modelo de
intervención de emergencia psicológica en una Universidad de México. En
este abordaje, se despliegan estrategias de intervención basadas en la
Terapia Narrativa, desde un enfoque de aplicación completamente
diferente al que suele predominar, actualmente, en Centros de Salud y
Hospitales Públicos, al menos en Argentina.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
118
El mismo se divide en tres fases: la fase de entrenamiento, seguida
por la fase de evaluación-trabajo clínico, finalizando por la etapa de
supervisión.

La fase de entrenamiento se caracteriza por la capacitación de


profesionales recién egresados/as de la Licenciatura en Psicología. A partir
es un curso gratuito, con la única condición de presentar 40 horas de
servicio de atención durante un semestre, a razón de dos horas por
semana.

En la segunda fase de trabajo clínico, los/as terapeutas reciben a


tres consultantes por hora, los cuales no necesitan hacer cita ni esperar
mucho tiempo para ser atendidos/as. Como la metodología de trabajo
comienza a las 9 horas y termina a las 19 horas, al final del día, pueden
atenderse alrededor de 30 solicitantes.

Y, por último, en la tercera fase, los/as terapeutas asisten a la


supervisión de sus casos una vez por semana. Esta estrategia es
recomendada para recibir otro punto de vista sobre el caso, obtener
información sobre otra posible estrategia aplicable, o porque el caso tratado
les ha causado intranquilidad, preocupación, o emociones negativas
encontradas.

Esta terapia posibilita el encuentro de los/as consultantes con un/a


profesional de salud mental en un momento elegido por ellos/as. No hay
burocracia, ni procesos de admisión, no hay lista de espera, ni demoras.
No hay una evaluación formal, ni un proceso de diagnóstico formal, solo
una hora de terapia enfocada a las necesidades expresas del/la solicitante
(Slive et al., 2008).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
119
Ahora bien, la TBE (Eguiluz y Vilchis, 2017) consiste en nueve
pasos, los mismos, se describirán a continuación a modo de exploración de
este abordaje:

1. Descubrir con el/la consultante la forma de explicar lo que le pasa:


esta estrategia consiste en la formulación de preguntas claves, a partir de
las cuales, se puede ayudar al/la consultante a repensar lo pensado. Con
el objetivo de dar cuenta de su manera de construir el mundo en el que
participa, y como este se vincula con su historia personal, con el
aprendizaje adquirido de sus padres, y con una forma catastrofista de
evaluar los sucesos.

2. Identificar, por medio de preguntas, las excepciones: se refiere al


proceso de buscar, en la historia del/la solicitante, y con su ayuda,
soluciones intentadas que hayan funcionado en otro momento o reducido
la gravedad del problema.

3. Ayudar al/la consultante a cambiar la forma de ver los problemas:


uno de los objetivos de la terapia es la búsqueda, junto con el/la solicitante,
de interpretaciones menos dolorosas de la realidad. White y Stoneman
(2002, citado en Eguiluz y Vilchis, 2017), hablan de cómo hay personas que
narran y se aferran a historias saturadas de problemas, y estas, a su vez,
los/las llevan a pensar que la vida no tiene sentido. Sin embargo, a través
de la terapia se puede ir construyendo con el/la entrevistado/a historias
alternativas más saludables.

4. Ejecución de ejercicios o tareas para practicar en casa: los mismos


tienen función de mejorar el estado de ánimo, favorecer la aparición de
sentimientos positivos y mejorar la calidad de vida. En este modelo se
procura dejar tareas o ejercicios con el objetivo de generar un beneficio, y

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
120
este, se prolongue por más tiempo. Incluso la realización del seguimiento
luego de los de tres meses, tiene la intención no solo de investigar, sino de
dar cuenta si el efecto de la terapia breve se mantiene en el tiempo.

5. Llevar un diario de positividad: se le pide al/la consultante durante tres


días de la semana, escribir por solo diez minutos, las cosas interesantes en
las cuales participó durante esos días. Algo nuevo conocido y/o aprendido,
si se hizo de alguna amistad nueva o una antigua amistad a la que le llamó
o visitó, alguna actividad realizada en la cual se sintió exitoso/a. Describir
si tuvo alguna emoción positiva con intenciones de recrearla.

6. Practicar el optimismo y la esperanza: esta estrategia puede ser una


buena receta para mejorar el sentido de la vida de los/as solicitantes.
Seligman (2003, citado en Eguiluz y Vilchis 2017), sostiene un proceso de
recuperación más rápido cuando las personas mantienen pensamientos
positivos y esperanzadores.

7. Realizar actividades para fluir: Csikszenmihalyi (2010, citado en


Eguiluz y Vilchis, 2017), señala acerca del significado de vivir y como este
se relaciona con experimentar a través del hacer, del sentir y del pensar.
Este autor le llamó fluir a esa sensación generada cuando realizamos
alguna actividad que requiera esfuerzo, concentración y un alto nivel de
destreza para su ejecución, pero no sobrepasa la capacidad del ejecutor.
La persona puede pasar una buena cantidad de tiempo en ello, sin sentir el
cansancio y disfrutando del proceso.

8. Invertir en las relaciones sociales: se refiere a la práctica de la


amabilidad y generosidad para mejorar las relaciones sociales. Ya sea
ayudando a quien lo necesite o estando dispuesto a compartir lo que se
tiene, puede ser el tiempo, los conocimientos o algún objeto material. Para

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
121
Lyubomirsky (2014, citado en Eguiluz y Vilchis, 2017), realizar acciones de
este tipo nos hace sentir bien y mejora nuestro bienestar subjetivo.

9. Descubrir cuáles son las fortalezas con las que ya cuenta: se vincula
al proceso de descubrir las fortalezas de/la consultante, y como esto ayuda
mucho a incrementar su bienestar. En consecuencia, ello puede ser el
equivalente de encontrar un poco de luz en la oscuridad de su vida.

Una vez plasmado este modelo de abordaje, resulta fundamental


aclarar el contexto de esta investigación. La misma, se realizó en la Ciudad
de Naucalpan en México, esta se caracteriza por ser una población de
bajos recursos, en la cual los/as solicitantes acudían previamente a
consulta clínica de Terapia Familiar Sistémica. En este estudio pudo
observarse como a los/as consultantes no parecía interesarles
comprometerse con conversaciones terapéuticas de largo plazo. Eran
personas o familias que acudían a terapia porque se los había solicitado la
escuela donde estaba inscrito/a su hijo/a, buscando encontrar una solución
rápida, para resolver sus problemas. Pero mostraban poco interés en la
autoexploración, la reconstrucción de la personalidad o en proyectos a
largo plazo, eran personas sencillas, obreros, trabajadoras de servicio
doméstico, docentes, amas de casa, e incluso algunos/as profesionistas. A
causa de esto, se decide llevar a cabo la TBE como un programa breve que
permitía una atención de 27 solicitantes por día (Eguiluz y Vilchis, 2017).

No es de menor importancia mencionar esto, teniendo en cuenta la


gran demanda de salud mental en Argentina. Por un lado, los/as usuarios
de Hospitales y Centros de Salud públicos permanecen largos periodos de
tiempo sin ser atendidos/as, esperando por un turno, el cual, con frecuencia
se otorga en plazos muy lejanos a los requeridos. Y, por otro lado, en casos

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
122
donde se precisan terapias breves que respondan a demandas de
urgencia.

En consecuencia, un modelo de esta magnitud seria de mucha


ayuda en el país, sobre todo en aquellas poblaciones caracterizadas por la
falta de recursos, instituciones desbordadas por complejas problemáticas
de salud que no reciben ningún tipo de abordaje o el mismo, resulta muy
limitado.

Este punto podría ser de suma importancia para futuras


investigaciones en Argentina, respecto del fenómeno puntualmente y otras
urgencias psicologías recibidas en el Hospital.

Finalmente, considerando en este trabajo de investigación el


abordaje de la problemática del suicidio en todas sus aristas, resulta
fundamental explorar también la posvención en las familias.

Por esta razón, en el siguiente apartado, se hará una aproximación


general acerca de los procesos vividos por los sistemas familiares luego de
un suicidio consumado y las intervenciones terapéuticas que deben llevarse
a cabo a corto plazo. Es esencial explorar acerca del duelo por suicidio en
el sistema familiar y su caracterización.

3.3 DUELO POR SUICIDIO EN LAS FAMILIAS


Previo a la exploración de las intervenciones en estos contextos, es
fundamental considerar la importancia del duelo por suicidio en el sistema
familiar y lo que ocurre en aquellas familias luego de un suceso de esta
magnitud. Teniendo en cuenta las dinámicas familiares y los procesos
esperados respecto del duelo por la muerte de un ser querido, es esencial
delimitar su diferenciación cuando esta pérdida es acontecida por un
suicidio.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
123
La familia, como se mencionó anteriormente, es un sistema en
equilibrio dinámico, el cual le permite adaptarse a los cambios generados
por diferentes circunstancias. Ello le posibilita evolucionar conforme se
modifica el panorama generacional de sus miembros y los ciclos vitales. Sin
embargo, la muerte siempre introduce un desequilibrio en el sistema
familiar desembocando la necesidad de un ajuste de funciones y roles que
afecten su organización y estructura (Garciandía, 2013).

Respecto del concepto de muerte, agrega este artículo, es una de


las situaciones más complejas que afectan al ser humano. La misma, tiene
implicaciones biológicas (a las personas en duelo les duele el cuerpo),
psicológicas (sienten un dolor psíquico insoportable), familiar (el dolor de
las personas experimentado por las personas amadas les afecta) y
espiritual (duele, como se suele decir, el alma). La pérdida de un ser querido
es un fenómeno que atraviesa el tiempo desde el pasado al futuro y puede
generar alteraciones fisiológicas en los/as familiares durante el proceso de
duelo.

La muerte es un acontecimiento que siempre irrumpe en la vida


familiar de una manera determinante; pero de todas las muertes, el suicidio
pone en cuestión, con mucha más intensidad, la funcionalidad de una
familia e incrementa el riesgo de dificultades para la elaboración del duelo.
Las familias en las cuales ha ocurrido un suicidio están expuestas a una
mayor probabilidad de desestructuración, desorganización y expresiones
patológicas en sus miembros (Zuñiga, 2020).

El duelo por suicidio reúne una serie de circunstancias únicas no


existentes en otros tipos de duelo. Es una muerte autoinfligida, con
frecuencia, inexplicable para sus allegados/as además de repentina o

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
124
inesperada. Todo ello genera una serie de alteraciones físicas y a nivel de
pensamientos, emociones y comportamientos (Montserrat el al., 2019).

Cuando ocurre un suicidio, la familia deviene en el sistema más


afectado por la problemática, esta tiende a presentar fisuras en su
estructura, especialmente si se han presentado intentos previos. Se
producen emociones en los miembros tales como angustia, decepción,
rabia, agotamiento, en todos los momentos de la cotidianidad, así como
rechazo por parte de otros parientes y discusiones sobre quien tiene la
responsabilidad o culpa (Zuñiga, 2020).

Sin embargo, continua este artículo, para conocer los efectos de este
hecho en la familia, se hace preciso determinar la etapa del ciclo vital de la
persona fallecida. En tal sentido, el impacto de la muerte por suicidio en
un/a niño/a es diferente a la de un/a adolescente, de un padre, madre,
abuelo/a, tío/a, adulto/a joven, o de un hombre o mujer maduros. Todas
tienen sentidos y significados distintos para cada miembro, para la familia
como totalidad, y para cada subsistema (pareja, parental, filial, fraternal).

Por lo tanto, debido a las implicaciones vinculadas al suicidio en el


entorno familiar y social cercano, este generalmente constituye un tema
tabú para las familias y amigos/as de la persona que consumó un suicidio.
Este tipo de acontecimientos genera un juicio, en el entorno, sobre los/as
allegados/as y el/a fallecido/a. Todo esto permite afirmar al suicidio como
un fenómeno de difícil elaboración, por cuanto sucede de una manera
repentina, inesperada, que interpela a sus seres queridos de muchas
maneras y socialmente es inaceptable en la mayoría de las culturas. Es
vivido en la familia como un verdadero ataque a su equilibrio, afectando su
estructura y organización (Kizza et al., 2019).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
125
Ante estas situaciones, la familia tiende a proyectar una imagen
positiva de la persona que consumó un suicidio y a intentar exonerarse de
la culpa, asumiendo conductas perjudiciales para el afrontamiento
emocional necesario para este tipo de pérdidas. En efecto, se sumergen en
un duelo complicado, negativo, y muchas veces cargado de rabia, lo cual
resulta desfavorable para la salud mental (Zuñiga, 2020).

A partir de esto, continua la autora, surge la necesidad de dar apoyo


a las familias en duelos asociados al suicidio, y desde allí se despliega el
hecho de reconocer cuál es el abordaje que se debe brindar a estas
familias. Sin duda, el tratamiento al sistema familiar, es un problema
concerniente a la salud pública y específicamente a la atención primaria en
salud, enfocada a la promoción de la salud mental en los/as allegados/as
atravesados/as por este duelo. Y sobre esta base se desarrollan las
intervenciones de posvención a continuación.

3.4 POSVENCIÓN
Se entiende a la posvención como un dispositivo que permite
repensar, acompañar y diagramar acciones, junto con los involucrados/as
niñeces, adolescencias y adultos/as, sobre los efectos posibles producidos
por un suicidio en un medio determinado, ya sea una familia, escuela, club
o comunidad. Las intervenciones apuntan a reestructurar y fortalecer los
lazos afectivos conmovidos por la pérdida y, al mismo tiempo, facilitan
realizar un diagnóstico de situación e identificar signos de mayor
vulnerabilidad en la red inmediata para intervenir de manera oportuna,
articulando con aquellos efectores que puedan garantizar un abordaje
específico y adecuado (UNICEF, 2021).

En este estudio se habla de posvención desde una estrategia de


prevención considerando como las mismas reducen el tabú del silencio en

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
126
el cual quedan inmersos los sistemas afectados por la problemática. Dando
lugar, por consiguiente, a la emergencia de pensamientos y sentimientos
vinculados al fenómeno en un marco profesional de privacidad. Esto, a su
vez, permite reorganizar la red social, fortalecer vínculos y reestablecer
relaciones a partir de la pérdida. El priorizar procedimientos preventivos
entre las poblaciones vulnerables, con inclusión de quienes han intentado
el suicidio, ha demostrado ser útil. Como resultado, la intervención posterior
a un suicidio se ha identificado como un componente importante de la
prevención del suicidio; las familias y los/as amigos/as que han perdido a
un ser querido por suicidio también requieren atención y apoyo (OMS,
2014).

Desde una visión integral UNICEF (2021), recomienda incluir la


implementación, a la brevedad, de intervenciones de posvención tanto a
nivel individual como grupal y sociocomunitario.

Según guías provinciales e internacionales, se debe considerar


intervenir a partir de las 48 a 72 horas posteriores al evento, en un plazo de
hasta dos meses, y mantener un seguimiento de dos años como mínimo
(OPS/OMS, 2018, como se citó en UNICEF, 2021).

Es fundamental implementar, desde el momento de la asistencia de


la emergencia, intervenciones de contención, orientación, asistencia en
cuidados psicológicos de emergencia y tratamiento, de ser necesario, con
seguimiento de los/as familiares, compañeros/as de estudio y/o trabajo,
vecinos/as, referentes afectivos/as, etc. A través de dispositivos de salud y
comunitarios. En ningún momento, éstos/as deben ser considerados como
responsables directos o indirectos del acto suicida.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
127
La Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de
Buenos Aires (2017), indica como lo más indicado a trabajar en la
problemática, es el abordaje con los grupos de pares en todos los ámbitos
donde estaba inserta la persona que consumó un suicidio, familia,
amigos/as, pareja/s y compañeros/as en espacios educativos, recreativos,
deportivos, culturales, laborales, comunitarios, etc.

Este abordaje permite visualizar si en alguna situación en particular


es pertinente dar intervención a la red de salud. La instancia de intervención
propiciada por esta estrategia constituye un proceso constituido por
tiempos necesarios a la hora de producir sentidos, significaciones y
registrar la pérdida.

Esta investigación propone un nuevo desafío: por un lado, la


intervención inmediata atendiendo la particularidad del caso y por el otro,
la reflexión y objetivación del análisis de la situación en tanto, si bien se
expresa de una persona en particular, también nos habla de los sistemas
que interactúan en la problemática. Es decir, las familias; las comunidades
e instituciones. De esta manera se posibilita el trabajo de duelo y ayuda a
dilucidar la conflictividad detrás del hecho. Ocultarlo o negar el evento no
sólo no ayuda a superarlo, por lo contrario, es perjudicial para todo el
contexto (DNSMyA, Programa Nacional de Salud Integral en la
Adolescencia (PNSIA), 2019, como se citó en UNICEF, 2021).

Desde esta perspectiva, la intervención deja de estar del lado de los


efectos de una muerte para pasar a ubicarse en una modalidad de abordaje
de los conflictos humanos, antes de que éstos pasen a ser insoportables y
su solución, única y final (Martínez, 2017).

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
128
Ahora bien, respecto del tratamiento, UNICEF (2021) postula la
implementación de dispositivos individuales y grupales garantes de una
escucha activa, incluyendo la focalización de los recursos psíquicos,
grupales y sociales que se disponen. Con el objetivo de potenciar en cada
sujeto la capacidad de una observación interna discriminada que funcione
como orientadora y ordenadora de la confusión padecida en ese momento.
Esta acción de focalización, necesaria desde los primeros tiempos de
ocurrido el evento, da lugar a un trabajo de catarsis propuesto para
exteriorizar la angustia y reducir la tensión interna. Como resultado
beneficia la visualización de aquellos aspectos del sujeto, y del sistema que
impiden orientarse y enfrentar la situación, y favorece el reconocimiento de
los aspectos negativos a revertir en el futuro.

Se sugiere la implementación, a nivel individual y grupal, de


actividades expresivas escritas y/o habladas, artísticas y/o lúdicas. Como,
por ejemplo: grafitis, murales, talleres espacios de reflexión, lluvia de ideas,
arteterapia, entre otras. Estas favorecen la contención emocional y la
comunicación grupal, a su vez, facilitan el trabajo de reflexión personal, el
reconocimiento y la expresión de emociones y sentimientos compartidos
por los sistemas. La redefinición de las situaciones vividas y el
fortalecimiento de los sujetos y las comunidades en situaciones de crisis.
Es fundamental la inclusión en estos espacios de forma voluntaria y
garantizar el derecho a la participación de las niñeces y adolescencias.

Las propuestas en estas instancias no necesariamente deben


apuntar a confrontar a los/as participantes directamente con el suicidio y la
muerte, lo cual no significa obturar o silenciar estos temas si emergen
durante la actividad, sino todo lo contrario. Se trata de promover la reflexión

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
129
y la expresión a partir de intervenciones que pueden abordar diversos
contenidos, desde un enfoque integral de promoción de la salud.

Estos espacios habilitan procesos de fortalecimiento del lazo social


y, al mismo tiempo, se posicionan como espacios privilegiados para la
identificación de signos de mayor vulnerabilidad en los sistemas. En efecto,
permite intervenir de manera oportuna y garantizar el seguimiento de estas
situaciones (UNICEF, 2021).

Por otro lado, Martínez (2017), agrega la autopsia verbal, también


llamada autopsia psicológica, como una estrategia oportuna para la
problemática. La misma consiste en un instrumento de recolección de
información que indaga y analiza las causas y circunstancias de muerte de
una persona, a partir de la reconstrucción y caracterización de su historia
de vida. Enfatizando aspectos como estilo de vida, personalidad, estrés
reciente, enfermedad mental y comunicación de ideas de muerte.

Según el autor, para su aplicación se deben realizar entrevistas


semidirigidas a familiares y personas cercanas a la persona fallecida y la
revisión de documentos tales como la historia clínica, los certificados y las
actas de defunción. El suicidio fragmenta la historia y volver a unirla es
fundamental, y por tal sentido este método se configura como un
instrumento de posvención facilitador de la asistencia al sistema familiar.
En consecuencia, estas intervenciones, componen el entramado social y
realizan un relevamiento de la situación del hogar, identificando a los/as
afectados/as que presenten signos de mayor vulnerabilidad y promoviendo
su acceso a los dispositivos de salud adecuados.

Con frecuencia, suele pensarse en el sistema familiar, como el único


afectado en una muerte por suicidio, sin embargo, cuando esta

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
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problemática atraviesa a una familia, también lo hace en toda la comunidad
en la cual la persona se encontraba inserta. Todos aquellos sistemas son
afectados por la pérdida. Por lo tanto, cuando estos no reciben la ayuda y
apoyo necesarios para su proceso de duelo, se desencadenan una serie
de consecuencias como las antes mencionadas.

Los sistemas se encuentran inmersos en el silencio y en la


desinformación vivenciada actualmente respecto del fenómeno. Afloran
diversas emociones como el enojo, la angustia, y principalmente la culpa.
Respecto de esta última, si no es abordada a tiempo culmina en un duelo
negativo, no elaborado, y a su vez estas emociones pueden desencadenar,
con el tiempo, en padecimiento mental y/o comportamiento suicida.

Se puede concluir en la lectura de este apartado, la caracterización


de los sistemas familiares interferidos por la problemática del suicidio en
niñeces y adolescencias. Las mismas, suelen ser familias desligadas con
estilos autoritarios, limites rígidos e inflexibles. La importancia de la
identificación de estas dinámicas puede brindar a la sociedad, al campo de
la psicología y a la comunidad científica, estrategias de prevención,
psicoeducación a las familias y la elaboración de nuevos abordajes
concernientes de todas las aristas expuestas en este trabajo.

Por otro lado, acerca de los estilos de abordaje expuestos en este


capítulo, se pudo visualizar modelos integrales respecto de los sistemas
vinculados a las niñeces y adolescencias. La aproximación a todos ellos
brinda tratamientos fundamentados en el modelo ecosistemico (Belsky,
1980).

Por último, teniendo en cuenta las intervenciones de posvención en


relación a todo lo expuesto en este trabajo de investigación, resulta

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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fundamental un modelo de tratamiento aplicable con inmediatez en las
familias y en la comunidad, así como también su seguimiento posterior.
Respecto al duelo por suicidio, considerando al mismo en su diferenciación
a cualquier otro duelo, es esencial prestar la debida atención requerida de
todos estos sistemas. En efecto, intervenir a la brevedad, esto es, a partir
de las 48 horas de ocurrido el suicidio, puede ayudar a prevenir la
problemática en el sistema familiar y las personas allegadas.

Por ende, las acciones de posvención, también facilitan las


estrategias preventivas. Es por esto, la insistencia desde este trabajo de
investigación de que la problemática devenga en un problema de salud
pública emergente y como tal se tomen las acciones necesarias con el
cuidado y la relevancia que requiere un fenómeno tan importante como lo
es el suicidio.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
132
CONCLUSIONES
Este trabajo de investigación atravesó cuatro objetivos específicos,
entre ellos: brindar una descripción sobre la situación actual del fenómeno
del suicidio en niñeces y adolescencias en Argentina; explicar posibles
factores de riesgo que puedan influir en niñeces y adolescencias respecto
al riesgo de suicidio o incluso agravar la problemática; profundizar sobre
los mitos más frecuentes en la sociedad relacionados a la problemática del
suicidio; y, por último, indagar propuestas actuales de abordajes sistémicos
para trabajar el fenómeno del suicidio con las familias.

En este apartado se hará una síntesis respecto de estos objetivos y


si pudieron ser cumplidos o no.

En primer lugar, en concordancia con el primer objetivo, es decir, la


situación actual de la problemática en Argentina, se pudo fundamentar una
modificación de las pautas de salud mental en plano nacional. No obstante,
respecto de los derechos que intenta sostener en defensa de los usuarios
de salud mental, aún hoy es muy complejo el acceso a las instituciones en
situaciones de riesgo suicida.

Un aspecto positivo, a nivel mundial, es la articulación de leyes y


regulaciones en salud mental. En principio, se observa un enfoque
interdisciplinario e intersectorial que contempla asegurar la protección de la
salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos
humanos de aquellas con padecimiento mental. Estas normativas proveen
el acceso gratuito a la salud pública, tanto en atención sanitaria como en
prestaciones e insumos. En vista de ello, este modelo representativo de
Argentina impulsa un cambio de paradigma enfocado en los derechos,
dejando atrás aquel paradigma psiquiátrico y biologicista. Puesto que, en

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
133
otros países, incluso en Latinoamérica, es casi imposible acceder de forma
gratuita a los sistemas de salud, ello representa un paso muy importante y
esperanzador para la salud mental en Argentina y su implementación en
las instituciones.

Sin embargo, la atención y los recursos disponibles en las


instituciones públicas son escasos. Los/as profesionales deben asistir a
los/as consultantes según la prioridad de urgencia de los/as mismos/as.
Tanto en los Hospitales Generales, Centros de Salud y Hospitales
Especializados, los/as usuarios/as acceden a una primera consulta de
admisión, en consecuencia, el/la profesional de salud evaluará su condición
y estado de riesgo para poder asignarle un turno, posicionándose en una
lista de espera.

En la investigación y elaboración del primer capítulo la información


fue acotada, primordialmente en las aproximaciones teóricas del suicidio,
se presentó una dificultad en el hallazgo de conceptualizaciones
actualizadas acerca de la conducta suicida y todas sus manifestaciones.
Las mismas, en las diversas investigaciones analizadas, se aprecian como
un conocimiento general que la población y la comunidad científica ya
poseen. Una creencia completamente errada, por lo contrario, pudo
observarse a través de los múltiples estudios realizados en los últimos
años, como los/as propios/as profesionales de la salud contaban con gran
desinformación respecto de la problemática.

Esto nos permite observar lo que sucede en el país a nivel general.


Parecería insuficiente el conocimiento existente acerca del fenómeno, en
consecuencia, esto genera una dificultad respecto de la detección e
intervenciones que se pueden realizar como amigos/as, familiares o

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
134
conocidos/as de alguien atravesando por esta situación, invalidados/as por
el desconocimiento de la problemática.

Lo mismo sucedió y en un nivel mucho más alarmante en la


búsqueda de instituciones a las cuales se pueda acudir en caso de riesgo
de autolesión. Propiamente en la provincia de Mendoza, fue muy complejo
hallar información sobre las instituciones prestadoras de atención para esta
problemática concretamente. Dejando entrever las dificultades que aún hoy
se presentan en salud mental. Si bien, el país transita una crisis económica
reflejada ampliamente en el sistema de salud, con salarios precarizados,
recursos materiales y humanos insuficientes, para cubrir las complejas
problemáticas de salud. Esta situación se agrava ampliamente en salud
mental, y en la problemática del suicidio específicamente, la misma,
actualmente se distingue como un fenómeno del cual poco o nada se habla.

Fue de suma importancia tener en consideración el marco normativo


vigente en el país, para comenzar a debatir acerca del estigma en esta
disciplina. Desde la reforma de la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657,
se pretende dejar de lado el antiguo paradigma biomédico predominante
en las prácticas de salud. Entonces, partiendo de esta base, se pudo
destacar en esta investigación, el comienzo de la estigmatización y los
mitos existentes en la sociedad respecto de la problemática, dando pie al
tercer objetivo de este trabajo el cual pretendía profundizar sobre los mitos
más frecuentes en la sociedad relacionados a la problemática del suicidio.

Para este objetivo se tuvo en cuenta el antiguo paradigma


biologicista y su estrecha relación con los mitos que prevalecen aun hoy en
la sociedad respecto de la problemática como de la salud mental en
general. Los mismos atravesados por la ley de salud mental y focalizados
en el estigma que generan. El propósito de el mismo, fue dar a conocer

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
135
propiamente la discriminación y el aislamiento que padecen los usuarios de
salud mental. Como se observó en aquella investigación de Geffner y
Agrest (2021), en la cual, diversos consultantes prestaban testimonio no
solo de su lugar en la sociedad a partir de un diagnostico sino también del
trato de los profesionales de la salud respecto de este rotulo. La
estigmatización es uno de los graves problemas que afectan a las personas
con comportamientos suicida, en efecto, el uso de etiquetas tales como
“suicidas”; “enfermos mentales” o “sujetos deprimidos”, entre otras, se
difunden tanto en la sociedad como en las instituciones muy comúnmente
y perjudican aún más la integración de las personas en riesgo, además de
perpetuar los mitos existentes no sólo del suicidio sino de todo lo que
conlleve hablar de salud mental.

Como sostiene UNICEF (2021) la posibilidad de refutar estas


creencias por evidencia científica constituye una herramienta clave para la
prevención de la problemática. Por ello, comenzar a divulgar el criterio
científico en las sociedades es indispensable para que la población tenga
más recursos con los cuales asistir a los individuos en riesgo.

Para el desarrollo del tercer objetivo fue necesario plasmar el


estigma en salud mental que se vive en nuestro país, debido a que esta es
la principal consecuencia de los prejuicios circulantes acerca de la salud
mental y la problemática del suicidio. En concordancia con esto, en el
desarrollo de este apartado pudo observarse como uno de los mitos
descriptos: “las niñeces no se suicidan” se contradice con el objeto de este
trabajo de investigación, es decir, la investigación y concientización de la
problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Ahora bien, el hecho
de que uno de los grandes mitos concebidos respecto del fenómeno
sostenga que la problemática no afecta a las niñeces nos da una idea de lo

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
136
que se conceptualiza respecto del fenómeno, y, a su vez, el estado de
desinformación y desconocimiento acerca de la problemática en nuestra
sociedad.

Se trata entonces de empezar a cuestionar la mirada social y salir


del estancamiento, en efecto, como afirman Geffner y Agrest (2021) el
análisis de la estigmatización y la recuperación en palabras de los/as los
profesionales de la salud puede significar un avance importante para que
la comprensión de estos procesos gane terreno en la formación y en las
prácticas de salud mental.

Hablamos de un sistema de salud que hasta hace muy pocos años


proporcionaba intervenciones, tratamientos y medicalización centradas
únicamente en la patología del individuo. Este individuo, a su vez,
posicionado como sujeto portador de una enfermedad a tratar, dejando de
lado, todos los sistemas en interacción en los cuales se desarrollaba. Y
principalmente sus derechos.

En consecuencia, este paradigma aún prevalece en las instituciones,


si bien, como se mencionó anteriormente, existen modificaciones, la
escasez de recursos disponibles, promueve estas prácticas antiguas. En
efecto, no es posible un trabajo interdisciplinario si los/as profesionales de
salud se encuentran desbordados de demanda sanitaria en las
instituciones, y, por consiguiente, no hay turnos disponibles, para otras
disciplinas que permitan el trabajo en equipo. Principalmente, debido a esta
creciente demanda y la falta de recursos existen dificultades varias para
acceder al sistema de salud pública.

Considerando la modalidad de atención presente en el país, esta es,


priorizar la emergencia, es decir, el orden de gravedad del/la consultante.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
137
Cabe preguntarnos, respecto de la problemática ¿Qué sucede en términos
de atención y tratamiento en aquellos casos de un/a solicitante que acude
al hospital o a un centro de salud por ideación suicida? Como pudo verse,
en las investigaciones analizadas, no existe un registro de estos casos, sino
únicamente de suicidios consumados.

A causa de esto, es fundamental comenzar a pensar en estas


intervenciones. Es muy probable, en un caso de ideación suicida, que el/la
consultante deba esperar mucho tiempo para recibir atención sanitaria, y
esto, agravar aún más su situación. Es aquí, cuando volvemos a la Ley de
Prevención del Suicidio N º 27.130 y la relevancia de su implementación en
todas las instituciones.

Propiamente, el hecho de que su aplicación dependa de numerosas


políticas que garanticen, entre otras cuestiones, recursos, capacitaciones,
protocolos de atención, sistemas de registros, campañas de
concientización, entre otras, genera muchos de los factores de riesgo
vinculados a la problemática. Esto es el silencio, la creciente
desinformación en todos los sistemas, y, en consecuencia, la propagación
de los mitos existentes respecto del fenómeno, generadores de abordajes
limitados.

Por otro lado, en la revisión de los diversos artículos acerca del


fenómeno en niñeces y adolescencias se pudo dilucidar ardua información
cuando el rango etario analizado eran adolescencias. No obstante, esto no
sucedió en niñeces. Incluso en artículos que prometían abordar este rango
etario, terminaban por articular adolescencias y adultez.

Ahora bien, partiendo desde el segundo objetivo, el cual se abocaba


por la búsqueda de factores de riesgos en niñeces y adolescencias,

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
138
respecto de la problemática, se pudo concluir que entre los agravantes más
significativos se encuentran: el abuso sexual infantil, el cual en la mayoría
de los casos sucede en el sistema familiar; las dinámicas familiares que no
proporcionan protección y habilidades para afrontar esta problemática, así
como también la violencia de género (Cañón Buitrago y Carmona Parra,
2018; Turner et al., 2017; UNICEF, 2021).

Para la exploración de este objetivo y en concordancia con el estado


actual de la problemática en Argentina, también se hizo un análisis acerca
del fenómeno luego de dos años de pandemia en el país. En consecuencia,
se concluyó, a partir del confinamiento, modificaciones en el sistema
familiar. El mismo, se constituyó como el único espacio de socialización,
rigidizando los lazos sociales. Y, en muchos casos, perpetuando violencias
ocultas por el encierro y el escaso acceso a instituciones que pudieran
contener (Salanueva, 2020).

A nivel institucional, en tiempos de COVID- 19, el cierre de las


escuelas, la falta de conectividad, en gran parte de la población, contribuyó
en casos de deserción escolar. Los hospitales colapsados y restringidos
únicamente a la atención por casos de COVID- 19, obstaculizaron las
consultas por riesgo de suicidio y de salud mental en general. Por último,
la reducción de espacios de esparcimiento a los cuales las niñeces y
adolescencias pudieran asistir, se consideraron variables trascendentales
para la disminución de factores protectores, y, en consecuencia, un
aumento de factores de riesgo propiciados por la situación sanitaria
(Mouezca, 2022; Salanueva, 2020; UNICEF, 2021).

Así mismo, resulta fundamental el análisis de todos estos aspectos


en futuras investigaciones, cuando se cuente con mayor información acerca
del impacto de la pandemia en relación al fenómeno del suicidio.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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139
Para terminar, respecto del último objetivo, el cual se basó en
indagar abordajes actuales, desde la perspectiva sistémica, para trabajar
la problemática del suicidio en las familias, este fue uno de los propósitos
que más dificultad presentó respecto del hallazgo de encuadres para
niñeces y adolescencias. En la exploración de modelos de tratamientos
sistémicos para la problemática, estos fueron muy limitados, principalmente
si el rango etario buscado eran niñeces.

En efecto, se definieron tres abordajes sistémicos. Por un lado, la


Terapia Familiar de Adolescentes con Problemas de Fishman (1990), con
el fin de representar un tratamiento que incluyera el sistema familiar en su
pleno abordaje. El mismo, cumplió con el objetivo propuesto al plasmar, por
un lado, lo que sucede en el sistema familiar cuando se manifiesta una
problemática de suicidio, y por otro lado al incluir a las familias en el modelo
de intervención. Sin embargo, este enfoque no hace mucho hincapié en el
resto de los sistemas también afectados por la problemática, como por
ejemplo el comunitario e institucional.

Por otro lado, desde el Construccionismo Social de Gergen (2006),


se tienen en cuenta diversos sistemas que interaccionan con el fenómeno,
como lo son los sistemas familiares, sociales e institucionales. Desde una
perspectiva que considera la problemática a partir de la complejidad del
sujeto en su contexto relacional, cultural e histórico. Así como su capacidad
de co-construir significados y formas de relación que le brinden bienestar y
valor a la vida. No obstante, la aplicación de este modelo no supone
estrategias consistentes acerca de cómo intervenir con las niñeces y
adolescencias. Como pudo observarse en el tercer capítulo, las propuestas
propiciadas por el mismo suponen más bien objetivos a tener en cuenta
para futuras investigaciones. Cabe preguntarnos ¿Cómo podría delimitarse

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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140
para conocer su efectividad en el proceso de tratamiento o en la creación
de una nueva narrativa para las personas que han transitado este espacio?

Ahora bien, la TBE constituye un modelo de tratamiento sumamente


diferente y actualizado. Se consideró este encuadre, más allá de la
problemática, por su eficacia en poblaciones de bajos recursos. Pensado
desde la gran demanda de salud mental en el país, este tipo de enfoques
probablemente beneficiarían a las instituciones, actualmente desbordadas
de demanda sanitaria. Lo cual, constituye también un punto muy importante
a tener en cuenta para futuras investigaciones.

A pesar de ello, este enfoque se centra en el trabajo con juventudes


y adultez. Cabe preguntarnos ¿Qué sucede con la atención de estas
personas luego de la consulta? ¿Se las deriva a algún espacio de
continuidad? De acuerdo a como se presenta en el artículo referido, este
modelo propone estrategias para tratamientos individuales, sin hacer
mucho énfasis en otros sistemas también afectados por la problemática y
su intervención. Si bien, responde justamente a casos de emergencia
psicológica, y facilita un mayor acceso a la salud. Específicamente en
niñeces y adolescencias resultaría limitado debido a la necesidad de las
mismas de una comprensión que incluya a todos aquellos sistemas que les
afectan.

Sin embargo, el objeto de estas consideraciones no es mostrar las


falencias de los mismos, por el contrario, estas herramientas tal vez
necesiten de actualizaciones para el alcance de formulaciones que
integren, además de los factores individuales y familiares, algunos de los
otros sistemas mencionados en este trabajo igualmente involucrados en la
problemática. Se trata entonces de ampliar la mirada sobre la salud, y que

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
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141
esta lleve consigo, más allá de modelos de psicoterapia, intervenciones
comunitarias e institucionales.

A partir de un extenso rastreo bibliográfico, por el momento, no se


pudo hallar un tratamiento que tenga en cuenta la multicausalidad de la
problemática. A pesar de su definición, la cual incluye una multiplicidad de
factores que constituyen el suicidio, en efecto, los modelos de abordaje
dejan de lado gran parte de ellos.

Por consiguiente, si un abordaje tiene en cuenta el sistema familiar,


se aboca puramente a este dejando de lado todos los demás sistemas. No
obstante, si consideran todos aquellos sistemas no ofrecen propuestas
concretas para llevar a cabo su implementación. O, en el mayor de los
casos, se centran en tratamientos individuales respondiendo al malestar
subjetivo presente en el/la solicitante que llega a consulta.

Este estudio se centró en el modelo ecosistemico para todo su


análisis y uno de los objetivos principales fue el de encontrar líneas de
abordaje que respondieran a estos propósitos. Sin embargo, el hecho de
que este no se cumpla también responde a una problemática percibida en
todo el avance de la investigación. En efecto, las practicas desligadas de
las influencias contextuales o las comprensiones acotadas respecto a un
abordaje pleno que las integre.

En resumen, traer a consideración estas limitaciones lleva consigo


la intención de contribuir a futuras investigaciones que consideren un
encuadre integral tanto desde lo teórico como lo práctico. Para una
problemática tan amplia como lo es el suicidio es fundamental tener en
cuenta un trabajo intersectorial que aborde los distintos niveles de
intervención de acuerdo a cada caso.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


intervención sistémica. “
Mariel Yoma
142
Ahora bien, a partir de la bibliografía consultada se pudo responder
a los objetivos propuestos y estos, a su vez, aportaron ardua información
respecto de la problemática y su estado actual en el país. Resultó de gran
satisfacción, en lo personal, colaborar en la concientización de un
fenómeno tan importante como lo es el suicidio.

“La problemática del suicidio en niñeces y adolescencias. Una propuesta de


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