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CONTRATO DE TRANSPORTE TERRESTRE-Pretensión

indemnizatoria por accidente de tránsito, a causa de las lesiones permanentes


sufridas por pasajera de bus de servicio público. Aplicación del principio de
reparación integral en el reconocimiento de lucro cesante y la tasación del
daño a la vida de relación. Perturbación funcional de carácter permanente de
órgano de locomoción. (SC22036-2017; 19/12/2017)

DAÑO EMERGENTE-Apreciación probatoria de los documentos


destinados a su acreditación, dentro de proceso de responsabilidad por
accidente de tránsito. Cargo desenfocado ante la falta de ataque sobre los
fundamentos expuestos por el juzgador. (SC22036-2017; 19/12/2017)

LUCRO CESANTE FUTURO-Aplicación del principio de reparación


integral para el reconocimiento del perjuicio material derivado de la pérdida
de capacidad laboral de mujer que sufre secuelas de carácter permanente que
le impiden su movilidad de por vida, en proceso de responsabilidad por
accidente de tránsito. Concreción del grado de eventual pérdida de capacidad
laboral. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente Formal:
Artículos 1613 y 1614 del Código Civil.
Artículo 16 de la Ley 446 de 1998.
PRINCIPIO DE REPARACIÓN INTEGRAL-Alcance. Resarcimiento
tratándose de lesiones corporales. Reiteración de la sentencia de 18 de
diciembre de 2012. Aplicación para el reconocimiento del lucro cesante futuro
y daño a la vida de relación, derivado de la pérdida de capacidad laboral de
mujer que sufre secuelas de carácter permanente que le impiden su movilidad
de por vida, en proceso de responsabilidad por accidente de tránsito.
(SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente Formal:
Artículo 16 de la Ley 446 de 1998.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 18 de diciembre de 2012, rad. 2004-00172-01.

LESION CORPORAL–Aplicación del principio de reparación integral para


su resarcimiento en proceso de responsabilidad civil por accidente de
tránsito. Reiteración de la Sentencia de 18 de diciembre de 2012. (SC22036-
2017; 19/12/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 18 de diciembre de 2012, rad. 2004-00172-01.
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

DAÑO A LA VIDA DE RELACIÓN–Alcance. Perjuicio extrapatrimonial.


Su valoración recae en el arbitrio del juez acorde con las circunstancias
particulares de cada evento. Reiteración de las sentencias de 13 de mayo de
2008, 20 de enero de 2009, 09 de diciembre de 2013 y 06 de mayo de 2016.
Aplicación del principio de reparación integral ante la desatención de la
auténtica magnitud del daño padecido por mujer que sufre secuelas de
carácter permanente que le impiden su movilidad de por vida, en proceso de
responsabilidad por accidente de tránsito. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 16 de la ley 446 de 1998.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 13 de mayo de 2008, rad. 1997-09327-01.
Sentencia SC de 20 de enero de 2009, rad. 199300215-01.
Sentencia SC de 9 de diciembre de 2013, rad. 88001-31-03-001-2002-00099-
01.
Sentencia CSJ SC5885-2016, rad. 54001-31-03-004-2004-00032-01.

PRINCIPIO DE CONGRUENCIA-Causal de casación en los eventos de


ultra, extra, citra petita y cuando el juez se desentiende de los hechos
narrados en las oportunidades previstas en la ley. Cotejo entre lo pedido y lo
decidido debe realizarse tanto en la parte resolutiva como en las motivaciones
que hagan una referencia implícita o explícita sobre las mismas. Reiteración
de la sentencia de 07 de junio de 2005. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente Jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 7 de julio de 2005, rad. 52835-31-03-001-1998-01389-01
Sentencia CSJ SC LXXXV, pág. 62.

INCONGRUENCIA CITRA PETITA-Ante la ausencia de pronunciamiento


expreso en la parte resolutiva sobre la petición de daño emergente dentro de
proceso de responsabilidad por accidente de tránsito. Reproche infundado al
existir pronunciamiento en la parte motiva de la sentencia, como componente
de los perjuicios materiales. (SC22036-2017; 19/12/2017)

PRUEBA DOCUMENTAL DECLARATIVA-Distinción frente a los


documentos dispositivos o constitutivos. Reiteración de la Sentencia de 03 de
septiembre de 2015. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente jurisprudencial:
SC11822-2015, rad. 11001-31-03-024-2009-00429-01.
DE SANTO, VÍCTOR. El Proceso Civil, Tomo II Prueba Documental. Buenos
Aires: Editorial Universidad. 1983, pág. 34 y ss.

DOCUMENTO PRIVADO DE TERCERO-Destinado a acreditar la


concreción económica de daño emergente, que carecen de fecha cierta
anterior a la demanda. Aplicación del artículo 280 del Código de
Procedimiento Civil. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente doctrinal:
Artículo 280 del Código de Procedimiento Civil.

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

PRUEBA DE OFICIO-Decretada para concretar el grado de perturbación


permanente y la pérdida de capacidad laboral de mujer que sufre secuelas de
carácter permanente que le impiden su movilidad de por vida, en proceso de
responsabilidad por accidente de tránsito, al casar parcialmente el fallo acusado.
(SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente Formal:
Artículos 180 y 375 del Código de Procedimiento Civil.

APRECIACIÓN PROBATORIA-La desatención del carácter declarativo de los


documentos aportados para acreditar la concreción económica del daño emergente,
debe formularse como un yerro de derecho y no de hecho. Cargo desenfocado frente
al carácter de documentos emanados de terceros sin ratificación. (SC22036-2017;
19/12/2017)

ENTREMEZCLAMIENTO DE ERRORES–Por denunciar como error de hecho,


la valoración probatoria por desatención del carácter declarativo de los documentos
aportados para acreditar la concreción económica del daño emergente, siendo un
yerro propio de derecho. Aplicación del artículo 374 numeral 3 del Código de
Procedimiento Civil. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 374 numeral 3 del Código de Procedimiento Civil.

ERROR DE DERECHO-Vía adecuada para atacar la valoración probatoria por


desatención del carácter declarativo de documentos emanados de terceros y
proceder a su apreciación. (SC22036-2017; 19/12/2017)

TÉCNICA DE CASACIÓN-Estudio conjunto de los cargos por conexidad respecto


a la indemnización integral frente a la concreción económica del daño soportado por
la demandante dentro de proceso de responsabilidad civil por accidente de tránsito.
(SC22036-2017; 19/12/2017)

TÉRMINO JUDICIAL–De treinta (30) días otorgado por la Sala de Casación Civil
para informar si ha obtenido calificación de pérdida de capacidad laboral o invalidez
por parte de una EPS y si ha estado afiliada en años anteriores al sistema de
seguridad social en proceso ordinario de responsabilidad civil derivada de accidente
de tránsito. (SC22036-2017; 19/12/2017)

TRÁNSITO DE LA LEY-El trámite del recurso de casación se rige por el


Código de Procedimiento Civil por ser el Estatuto Procesal vigente
para la época de interposición del medio extraordinario. Aplicación de los artículos
624 y 625, num. 5º del Código General del Proceso. (SC22036-2017; 19/12/2017)

Fuente formal:
Artículos 624 y 625 numeral 5 del Código General del Proceso.

Asunto:
Pretenden los demandantes que se declare civil y solidariamente responsables
persona natural y cooperativa de transportes, con ocasión de pasajera herida con
traumas permanentes y transitorios derivado de accidente de tránsito por exceso
de velocidad, del bus afiliado a la Cooperativa, en que la víctima iba como
pasajera. El Juzgado de primera instancia profirió sentencia inhibitoria, por
considerar indebida la acumulación de pretensiones debido a la invocación

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

simultánea de responsabilidad contractual y extracontractual, que generó falta del


presupuesto procesal de demanda en forma, decisión revocada por el Tribunal, y
en su lugar, declaró responsables, en forma solidaria, a la Cooperativa y a la
persona natural demandada, pero denegó las pretensiones de daño moral de una
de las convocantes que demando por responsabilidad extracontractual. Contra el
pronunciamiento de segunda instancia, la demandante y víctima directa del
accidente, presentó recurso de casación con fundamento en cinco cargos por las
causales de incongruencia y violación directa e indirecta de la norma sustancial.
La Corte casa parcialmente la sentencia por error en la apreciación probatoria de
lucro cesante y daño a la vida de relación, ordenando la práctica de pruebas antes
de dictar el fallo de reemplazo.

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


Magistrado Ponente

SC22036-2017
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01
(Aprobado en sesión de diecinueve de octubre de dos mil diecisiete)

Bogotá, D. C., diecinueve (19) de diciembre de dos mil


diecisiete (2017).

Decídese el recurso de casación formulado por la


demandante Cecilia Hernández Vanegas frente a la
sentencia de 14 de diciembre de 2011, proferida por el
Tribunal Superior de Ibagué, Sala Civil-Familia, en el
proceso ordinario de la recurrente y Gloria Elsa Montoya
Rojas contra Alma Rocío Santos Romero, Cooperativa de
Transportes del Sur del Tolima Ltda. y Seguros Colpatria
S.A.

ANTECEDENTES

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1. Las demandantes pidieron se declare que las


demandadas incumplieron el contrato transporte con
Cecilia Hernández, por el accidente del bus de placas WGY-
636, afiliado a la Cooperativa codemandada, y son
responsables solidarias, en forma contractual y
extracontractual, razón por la que deben pagar a la
afectada, con indexación e intereses, $15.065.213,oo por
daño emergente, $207.200.000,oo por lucro cesante, o en
subsidio el equivalente a 400 salarios mínimos legales
mensuales vigentes al momento del pago, más el
equivalente a 200 y 400 de esos salarios por daño moral y
por daño a la vida de relación, respectivamente; y para
Gloria Elsa Montoya Rojas el equivalente a 200 salarios
mínimos legales mensuales por daño moral.

2. La causa para pedir se resume en que Cecilia


Hernández, entonces con 40 años, iba como pasajera en el
bus ya citado, que por transitar con exceso de velocidad, se
accidentó en la vía situada entre Ataco y Coyaima, suceso
en que aquella quedó herida, al golpearse contra la parte
superior del vehículo.

El golpe sufrido por la víctima le generó una ruptura


de la columna con secuelas permanentes, deformidad física,
perturbación funcional del órgano de soporte, así como una
abertura en su cabeza. Como docente obtenía un salario de
$600.000 mensuales, además de otros ingresos para un
total de $2.500.000,oo que empleaba en alimentación,
vestuario, transporte y gastos, en general, para su familia,
lo que dejó de percibir por el accidente.

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

3. Excepto Alma Rocío Santos Romero, quien guardó


silencio (folio 172 del cuaderno 1), las demandadas se
opusieron a las pretensiones, aceptaron unos hechos y
cuestionaron otros.

Seguros Colpatria formuló como excepciones de mérito


las que denominó: ausencia de los requisitos sustanciales
para la vinculación de Seguros Colpatria como demandada,
ausencia de responsabilidad civil contractual y
extracontractual del asegurador, inexistencia de solidaridad,
inexistencia de la obligación indemnizatoria por ausencia de
los requisitos sobre cuantía de la pérdida, falta de
legitimación en la causa por activa, carencia de prueba del
supuesto perjuicio, tasación excesiva del perjuicio,
enriquecimiento sin causa, imposibilidad jurídica para
reclamar doble indemnización por perjuicios la demandante
con ocasión del accidente de tránsito, así como cualquier
otra que se encuentre probada.

La cooperativa demandada (folio 165 del cuad. 1), a su


vez, adujo las excepciones que tituló: carencia de
presupuestos para la responsabilidad civil extracontractual,
intervención de un elemento extraño que no es imputable al
demandado, caso fortuito porque el hecho fue inevitable por
falta de demarcación del carril, exceso en la cuantía
reclamada, y cualquier otra que se pruebe.

4. Al culminar la primera instancia, el Juzgado


Segundo Civil del Circuito de Ibagué profirió sentencia

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

inhibitoria, por considerar indebida la acumulación de


pretensiones debido a invocación simultánea de
responsabilidad contractual y extracontractual, que generó
falta del presupuesto de demanda en forma.

Fallo que, apelado por la parte actora, revocó el


Tribunal, quien en su lugar, denegó las pretensiones de
Gloria Elsa Montoya Rojas (que eran por daño moral),
declaró responsables, en forma solidaria, a la Cooperativa y
a Alma Rocío Santos Romero del pago de perjuicios
causados a Cecilia Hernández, así: $800.679 por lucro
cesante, $15.000.000 por perjuicio moral, y $15.000.000
por daño a la vida de relación. Condenó a Seguros Colpatria
S.A. a responder por la condena impuesta a la Cooperativa
en los términos de la póliza de seguros y denegó las
excepciones de mérito propuestas por estas últimas.

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

A vuelta de hallar el requisito de demanda en forma,


porque Cecilia Hernández Vanegas impetró una acción de
responsabilidad contractual, mientras Gloria Elsa Montoya
formuló una extracontractual, consideró el ad quem que no
procedía esta última, sobre reclamo por daño moral, dado
que la misma adujo ser madre de crianza de aquella, pero
se quedó sin probar su vínculo afectivo. Accedió a la
súplica contractual de Cecilia, pues encontró probado el
transporte, su incumplimiento y los daños a ésta, que
comprometieron a la transportadora, así como a Alma
Rocío Santos Romero, quien figura en la entidad de

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transporte como propietaria del vehículo y no contestó la


demanda, además de la compañía aseguradora, según con
la póliza contratada.

Ya sobre el tema de la concreción, en relación con el


daño emergente, argumentó que es infundado porque en
los documentos aportados no es posible identificar quién
hizo los pagos derivados de las lesiones, ni si fueron
adicionales a los cubiertos por el SOAT, como tampoco hay
prueba de la naturaleza del gasto de transporte, de los
servicios de la enfermera asistente, o el contrato de
arrendamiento celebrado por la demandante con Edilma
Rincón, ni que obedecieran a las lesiones padecidas por
aquella.

Alrededor del lucro cesante anotó el Tribunal que el


concepto de Medicina Legal fijó una incapacidad definitiva
de 45 días, y como secuelas una deformidad «que afecta el
cuerpo de carácter transitorio y perturbación funcional del
órgano osteoarticular (columna vertebral, locomoción) de
carácter permanente», pero sin probarse que estas
«afectaran la capacidad laboral de la demandante en grado
tal que se abra paso una indemnización distinta» a los
citados días.

Y seguidamente lo fijó en $692.250, que indexados a


la fecha de la sentencia son $800.679, por la incapacidad
definitiva -45 días-, y el valor del salario mínimo a la fecha
del accidente -$461.500-, eso por cuanto la certificación
aportada para acreditar ingresos por $600.000 mensuales,

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es de una persona jurídica desconocida, quien además hizo


mención de un contrato sin que se allegaran constancias de
los pagos mensuales (folios 377 y 378 del cuaderno 5).

Para el daño moral, luego de estimar que puede


inferirse una afectación emocional de Cecilia por traumas
de las lesiones, la atención médica recibida y la
perturbación en la locomoción que padeció a consecuencia
de las lesiones, reconoció indemnización por la suma de
$15.000.000.

También halló fundamento para el daño a la vida de


relación, por estar probadas las lesiones del órgano de
locomoción, «y aunque se no conoce la magnitud de la
afectación, es razonable inferir que el desarrollo normal de
sus actividades se ha visto alterado, pues ya no podrán
efectuarse en las condiciones usuales, sino que exigirán un
esfuerzo adicional, por mínimo que sea». Por eso lo
determinó en otra suma igual de $15.000.000.

LA DEMANDA DE CASACIÓN

Los cinco cargos contra la sentencia aludida que


fueron admitidos a trámite, se analizan en orden lógico, al
comienzo el quinto que, apoyado en la causal segunda, se
dilucida delanteramente.

Luego se resolverán en conjunto los otros cargos


tramitados -primero, segundo, tercero y sexto-, todos
montados en la causal primera, dada su conexidad que se

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

arraiga en los distintos componentes de la denominada


indemnización integral, aunque comenzando por los
perjuicios materiales.

CARGO QUINTO

Este reprochó la sentencia en controversia, por


vulneración del artículo 305 del Código de Procedimiento
Civil -incongruencia-, por dejar el fallador de resolver sobre
una condena pedida en la demanda, que fue la pretensión
por dañó emergente, que «brilla por su ausencia en la parte
resolutiva de la sentencia».

Explicó el inconforme que se pidió daño emergente por


$15.065.213, en razón de: transportes a centros de salud y
otras ciudades, pagados a Carlos Restrepo, según recibos
adjuntos; medicinas para recuperación que no se
suministraron por agotarse el tope del Soat; pagos a María
Floripes Caminos, como persona acompañante durante
más de un año; consulta y fisioterapias a la entidad
Fisioterapia y Salud; compra de utensilios y equipamiento
para trasladarse a vivir a Ibagué; arrendamiento de varios
meses pagados a Edilma Rincón, en la ciudad de Ibagué.

Sin embargo, agregó el recurrente, el Tribunal sólo


condenó por lucro cesante, perjuicio moral y daño a la vida
de relación, según comparación que se expuso en el cargo
entre las pretensiones y lo decidido, de donde se evidencia
que desconoció el art. 305 del Código de Procedimiento

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Civil, así como la jurisprudencia de la Corte, lo que, a juicio


del primero, se observa a simple vista.
CONSIDERACIONES

1. Gobernado este recurso por el anterior Código de


Procedimiento Civil, dado que fue interpuesto antes de 1º
de enero de 2016, cuanto comenzó a regir el Código
General del Proceso (arts. 624 y 625, num. 5º) 1, cumple
recordar que la congruencia de la sentencia es principio
cardinal del conjunto de garantías del debido proceso, que
evita el exceso o el defecto de esa decisión respecto del
marco jurídico de lo que compete resolver, previsto en el
artículo 305 del citado estatuto, bajo cuyo tenor el juez
debe sujetar la solución del conflicto a los hechos y las
pretensiones de la demanda o demás oportunidades
autorizadas, así como las defensas frente a esta última, sin
desmedro de lo que ha de resolverse de oficio.

De acuerdo con la jurisprudencia consolidada de esta


corporación, acatar la congruencia implica que debe haber
armonía entre lo pedido y lo resistido, de donde emana que
la causal de casación acusadora de vulnerar tal postulado
-incongruencia-, acontece cuando la sentencia (i) es
excesiva por proveer más de lo pedido -ultra petita partium-,
o por resolver sobre peticiones no formuladas por las partes
(extra petita partium); (ii) es diminuta en el evento en que
deja de pronunciarse sobre peticiones de la demanda o
sobre excepciones formuladas por el demandado o que debe
reconocer de oficio (citra o minima petita partium); (iii) así
1
Artículo 1º del Acuerdo PSAA15-10392 de 2015.

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como también cuando el juez se desentiende de los hechos


narrados en el escrito introductorio o en las otras
oportunidades previstas en la ley, según el ya citado
artículo 305 del estatuto anterior.

También ha puntualizado que la desavenencia entre lo


pedido y lo decidido, referida como es al contenido de la
sentencia, ha de buscarse, por regla general, en la parte
resolutiva de la misma, «pues la causal no autoriza ni puede
autorizar a entrar en el examen de las consideraciones que
han servido al juzgador como motivos determinantes de su
fallo (G.J. LXXXV, p. 62)». Pero por supuesto que esta regla
analítica de cotejo entre lo pedido y lo decidido no conlleva,
que el juez incurra en incongruencia cuando en la parte
resolutiva de su fallo no se hace expresa, detallada o
separada mención de algunas peticiones de la demanda,
porque allí o en la motivación puede haber una referencia
implícita o explícita sobre las mismas 2.

Para el caso que ahora ocupa la atención de la Corte,


en esa última confusión de comparación parece incurrir el
casacionista, pues de su libelo se entiende que por el hecho
de no aparecer una mención expresa sobre el daño
emergente en el acápite decisorio de la sentencia, el
sentenciador de segundo grado cayó en el desatino de
incongruencia por falta de resolución (citra petita), reproche
que es infundado en la medida en que este último sí se
pronunció sobre el daño emergente, como componente de

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SC 07-06-2005, Exp. 528353103001199801389-01.

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los perjuicios materiales, tema que fue argumentado en la


parte motiva de la providencia.

A ese propósito, cual se hizo remembranza en los


antecedentes, afirmó que era infundada súplica tal, porque
los documentos aportados no identificaron quién hizo los
pagos alegados, ni si fueron adicionales a las coberturas del
SOAT, que tampoco hay prueba de la naturaleza de los
gastos en transporte, servicios de enfermera asistente, o de
arrendamiento, contratados por la demandante, como
derivados de las lesiones padecidas por aquella.

De modo que es innecesario entrar en más


discusiones para hallar el revés del cargo.

CARGO PRIMERO

Fundado en la causal primera, el recurrente acusó la


sentencia por violación indirecta, por falta de aplicación de
los artículos 1613, 1614, 1615 y 2356 del C.C., 187, 241,
251 y 252 del C.P.C. y 16 de la ley 446 de 1998, a causa de
errores de hecho en la apreciación de las pruebas,
circunscritos «a los daños en la vida de relación», pues «dejó
de apreciar nueve medios de convicción...».

En la reseña de esas pruebas se refirió la censura al


informe del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, de 8 de agosto de 2011, que desfiguró el
sentenciador, porque lo citó, pero no lo aplicó en el daño a
la vida de relación, pese a aceptar que se probó la

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afectación del órgano de locomoción, que alteró su vida


normal por un esfuerzo adicional, y así sólo fijó la suma de
$15.000.000.
En ese dictamen se ratificó la incapacidad médico-
legal de 45 días, y como secuelas «deformidad física que
afecta el cuerpo de carácter transitorio y perturbación
funcional del órgano osteoarticular (columna vertebral,
locomotor) de carácter permanente», concepto que, para el
censor, no fue tenido en cuenta por el Tribunal, pues no
valoró que la incapacidad es permanente y llevó a alterar la
vida normal de la víctima, que tendrá que hacer un
esfuerzo adicional, porque quedó atada a una silla de
ruedas, que conlleva en su cotidianidad a ilimitadas
privaciones, tropiezos, obstáculos de movilidad, en el
tiempo, en la forma de relacionarse con su pareja, con sus
amistades y con el entorno, dolores permanentes, pues no
puede salir libremente, practicar deportes, trabajar como
profesora, entre otras cosas.

Relacionó el casacionista los informes médico-legales


de 15 de enero, 1º de febrero, 12 de marzo y 17 de abril de
2008, así como el de 7 de junio de 2011, anteriores al ya
citado, que muestran la evolución de las lesiones y secuelas
que se iban determinado en las etapas del tratamiento,
incluyendo una cirugía, a que fue sometida la actora, todos
los cuales revelan similares conclusiones a la del informe
antes comentado. Allí se determinó que sufrió una fractura
del cuerpo vertebral de L-1, con compromiso del 20% del
canal vertebral, que asistió a los exámenes con ayuda para
adoptar la posición de pie (ortostática), porque fue en silla

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de ruedas, con el tronco inmovilizado por un corsé plástico,


cicatrices, marcha lenta, disminución de la fuerza en los
miembros inferiores, entre otras cosas.

Elementos que permiten ver el error de hecho evidente


del Tribunal, al desconocerlos, pues demuestran la
gravedad de las lesiones y las secuelas permanentes, por
las que los profesionales de Medicina Legal le dijeron a la
demandante «que no le daban más días de incapacidad por
cuanto la lesión que ella tenía era una deformidad física, la
cual le afecta el cuerpo de carácter permanente...», de
manera que fue errada también la conclusión en cuanto a
que «no se conoce la magnitud de la afectación», pues son
claros los efectos en ámbitos personal, familiar y social.

Así mismo, invocó el desconocimiento de estos


documentos: la historia clínica de Asotrauma, de 8 de
enero de 2008, la historia clínica del Hospital San Roque de
Coyaima, y la historia clínica de «Asotrauma».

Pruebas que, concluyó, dejaron de ser apreciadas por


el fallador, quien «pasó por alto que al afectarse la vida de
relación de una persona esta se ve forzada a llevar una
existencia» más complicada o exigente, pues su calidad de
vida se ve reducida, con más dificultades y menos
posibilidades. El Tribunal determinó que hubo daño a la
vida de relación, pero desconoció la jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia, que cita e invoca, en cuanto a
que esas afectaciones a la esfera exterior de la persona,
deben indemnizarse «dentro del concepto de reparación

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integral, hecho que no realizó en este caso por cuanto el ad


quem, no valoró el experticio médico legal, ni el conjunto de
pruebas o tergiversó su contenido».
CARGO SEGUNDO

Aquí la censura se basó en la causal primera, por vía


indirecta, por falta de aplicación de los artículos 1613,
1614, 1615 y 2356 del C.C., 187, 241, 251 y 252 del C.P.C.
y 16 de la ley 446 de 1998, a causa de «error de hecho» en
la apreciación de «las pruebas del proceso», circunscritas al
«daño emergente», por dejar de valorar o por cercenar tres
medios de convicción, que denunció así:

a) Error de hecho «derivado de falso raciocinio por


desfiguración de la prueba» sobre el daño emergente, que
cuando es económico se refiere a bienes que han salido del
patrimonio de la víctima, porque para el sentenciador no se
probó que el arriendo de vivienda fuera por las lesiones,
pese que en la historia clínica (folios 10, 12 y 16) se
especifica que la demandante antes del accidente vivía en la
vereda El Descanso, del Líbano (Tol.), no en Ibagué.

b) Error fáctico de falso raciocinio «por cercenamiento


del informe policial del accidente... visto a folio 47», donde se
lee que la lesionada es residente en la Inspección de
Convenio (Líbano), de manera que por las lesiones debió
contratar un arrendamiento en Ibagué para su tratamiento.

c) Yerro de hecho por la preterición de las pruebas de


folios 59 a 87, pues dijo el Tribunal que con los

16
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

documentos no era posible identificar quién asumió esos


pagos, o que los gastos eran por fuera del Soat. Así, aquel
no tuvo en cuenta las condiciones a que fue sometida la
demandante, ni los gastos según originales de facturas,
certificaciones y constancias en los folios citados, que por
ser «meramente declarativos provenientes de terceros
respecto de los que la parte demandada no solicitó su
ratificación, son susceptibles de apreciarse como fueron
presentados», conforme a los arts. 277, num. 2º, del Código
de Procedimiento Civil (art. 27 de la ley 794 de 2003).

Precisó que los gastos provienen: (i) de transporte a


varios centros hospitalarios (Federico Lleras Acosta,
Asotrauma y otros), a otras ciudades, según recibos
desconocidos por sumas pagadas a Carlos Restrepo, por
prestación de servicios desde enero de 2008 hasta la fecha
de la demanda; (ii) de haber contratado a la persona como
enfermera acompañante en momentos de convalecencia de
la cirugías; (iii) pago de consultas y fisioterapias a la
entidad Fisioterapia y Salud; (iv) traslado de sus
pertenencias de Convenio a Ibagué; (v) gasto adicional de
seis cánones mensuales de arrendamiento desde 12 de
enero de 2008, por una casa en el barrio Jardín.

CARGO TERCERO

En este, apoyado en la causal primera, se censuró al


Tribunal por violación indirecta, por falta de aplicación, de
los artículos 1613, 1614, 1615 y 2356 del C.C., 187, 241,
251 y 252 del C.P.C. y 16 de la ley 446 de 1998, debido a

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

errores de hecho en la apreciación de las pruebas, que se


circunscriben «al lucro cesante», porque «desdibujó o
deformó» este medio de convicción:
El informe final de 8 de agosto de 2011, del Instituto
Nacional de Medicina Legal, cuyo contenido deformó el
sentenciador de segunda instancia al determinar el lucro
cesante, porque de aquel acogió solo una incapacidad
definitiva de 45 días, al estimar que no había prueba de
cómo las secuelas permanentes afectaron su capacidad
laboral, en lo cual erró por no tener en cuenta «todos los
factores indispensables para obtener un resultado correcto»,
como el probable tiempo de vida productiva, según el Dane,
valor del ingreso mensual, que arrojarían $228.280.000.

En el caso, siguió el recurrente, es hecho cierto que


las lesiones, cicatrices, disfunciones orgánicas,
discapacidades y secuelas, generaron daños irreparables,
que deben repararse en forma integral, pero que el Tribunal
omitió porque «no valoró el experticio de medicina legal de la
incapacidad permanente», pues sentó que la afectación era
«perturbación funcional del órgano osteoarticular columna
vertebral, locomotor de carácter permanente».

Al haberse ignorado la prueba existente, así como


jurisprudencia sobre el lucro cesante que cita, la
conclusión fue contraevidente, y si lo hubiera auscultado,
habría sido distinta la decisión. El estado de la actora es
permanecer en una silla de ruedas, sin independencia, vida
social, ni trabajar como profesora.

18
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

CARGO SEXTO

Se acusó aquí la sentencia con fundamento en la


causal primera, del quebranto indirecto de los artículos
1613, 1614, 1615 y 2356 del C.C., 187, 241, 251 y 252 del
C.P.C. y 16 de la ley 446 de 1998, debido a errores de
hecho «en la apreciación del escrito contentivo de la
demanda y del dictamen pericial de medicina legal», para
establecer los perjuicios.

Seguidamente, tras aludir al lucro cesante, elemento


integrante del daño que se refiere a la utilidad dejada de
percibir, y a los daños morales, especificó que el perjuicio a
la vida de relación o fisiológico, «no trata de indemnizar el
dolor de la víctima ni resarcir las consecuencias
patrimoniales», sino para una compensación integral, y va
más allá de las lesiones corporales, porque la persona
queda con restricciones para relacionarse con los demás y
«con las cosas del mundo», y se priva de la alegría de vivir.

Dentro de ese marco, expuso que hubo desfiguración


del dictamen médico legal, de 8 de agosto de 2011, al no
tener por probada «la incapacidad permanente por partidura
del órgano de locomoción», medio de prueba que está
debidamente fundamentado, y optó el Tribunal por el
cómodo camino de no otorgarle fuerza demostrativa para el
«el monto pretendido en la demanda».

19
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

En eso hubo el error de hecho, agregó el censor,


porque el «concepto pericial está suficientemente
fundamentado al determinar la incapacidad permanente»,
pero la corporación consideró que «no estaba debidamente
fundamentado cuando en verdad sí lo está...»

CONSIDERACIONES

1. Cumple deslindar, antes de adentrarse en los


aspectos propios de la acusación, que el juicio de
responsabilidad por el contrato de transporte, que sólo fue
a favor de una de las demandantes, es ajeno al recurso
extraordinario. Esto porque el Tribunal dedujo esa
declaración contra la empresa transportadora y los otros
demandados involucrados, con base en las pruebas que
valoró en torno al referido negocio jurídico de acarreo, así
como su incumplimiento, debido a las lesiones que sufrió
Cecilia Hernández Vanegas durante el trayecto respectivo.

Esos puntos, definidos en la sentencia de segunda


instancia son intocables ahora, en la medida que no son
objeto de cuestionamiento, pues los cargos son frente a la
concreción económica del daño soportado por aquella, a
cuya resolución corresponde proveer, mediante el examen
unido de los cargos involucrados cuya conexidad puede
verse, acorde con lo ya esbozado, en temas relativos a los
componentes de la reclamada reparación integral.

20
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

2. En el tópico del daño emergente, circunscrito a los


rubros específicos que reclamó la parte actora,
controvertido en el cargo segundo, cabe recordar que el
Tribunal consideró improcedente su tasación, con base en
que los documentos aportados no permitían identificar
quién hizo los pagos allí declarados, ni si fueron por encima
de los cancelados por el SOAT, y en general, por no estar
acreditado que los gastos por enfermera asistente,
arrendamiento, mudanza, arrendamiento y enseres,
surgieran de las lesiones que tuvo la demandante.

Frente a esa reflexión el recurrente, con invocación de


error de hecho, expresó que aquel no tuvo en cuenta las
condiciones a que se vio sujeta la demandante, que los
documentos son facturas, constancias y certificaciones de
gastos, que por ser «meramente declarativos provenientes
de terceros», sin discusión de la parte contraria, debieron
apreciarse como fueron presentados.

Tal forma de cuestionamiento parece más propia del


error de derecho, en tanto que pretende mostrar una falla
de valoración probatoria por supuesta desatención del
carácter declarativo de los documentos en mención, esto es,
como si el sentenciador de segunda instancia hubiese
repudiado la prueba que surgía de esos instrumentos por
desconocer dicha naturaleza, no obstante que el recurrente
montó su cargo en el error de hecho, lo cual genera
confusión en la vía elegida, que peca contra la técnica del
recurso de casación que, entre otras reglas previstas en el
precepto 374, numeral 3, del anterior Código de

21
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

Procedimiento Civil, reclama que la exposición de los


fundamentos de cada acusación se haga «en forma clara y
precisa».

Con todo, si se prescinde de ese problema, la verdad


es que los argumentos expuestos no desvirtúan la
presunción de acierto en la valoración de tales medios
probativos, por parte del juez ad quem, que como se anotó,
fundó su raciocinio sobre el particular en otros puntos.
Así, de cara a las razones que la demandante enrostra al
fallo, es pertinente apuntar que no muestran de manera
fehaciente un yerro estridente del juzgador de segundo
grado, que es como se requiere demostrar el error de hecho
en casación, puesto que, por una parte, son desenfocados,
y por la otra, esos elementos, por sí solos, no comprueban
la relación de conexidad entre los traumatismos de salud
por el accidente y la necesaria causación de esos gastos, ni
su erogación por la demandante.

2.1. Sobre el primer planteamiento, el desenfoque


del ataque radica en que la censura cuestiona al juez de
segunda instancia por unas razones que este no manifestó,
comoquiera que nunca dejó de valorar los citados medios
de persuasión bajo la razón de tratarse de documentos
emanados de terceros sin ratificación.

La elucidación toral del Tribunal, es necesario repetir


aquí, radicó en que los documentos no permitían ver quién
hizo los pagos, ni si fueron por fuera de lo que cubrió el
SOAT, ni su relación de causalidad con las lesiones. Y ese

22
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

discernimiento, en términos reales, se quedó sin cuestionar


por el recurrente, quien da a entender que no fueron
valorados, pese a ser de carácter declarativo emanados de
terceros, planteamiento este que es ajeno al texto
argumentativo del sentenciador.

Sin que sobre agregar que en el libelo extraordinario


tampoco se explicó en forma alguna por el recurrente, por
qué los documentos son meramente declarativos, por
oposición a los de carácter dispositivo, que son distintos,
como ha especificado la Corte, de recordar que estos
últimos, vale decir, «los documentos dispositivos o
constitutivos son aquellos cuyo contenido está dado por
actos de voluntad encaminados a producir efectos jurídicos
sustanciales (v. gr.: contratos, testamentos, donaciones,
etc.), los cuales, posteriormente, han sido identificados con
los que "constituyen, modifican o extinguen relaciones
jurídicas: un contrato, una letra de cambio, etc." en tanto los
informativos o puramente declarativos "se limitan a dejar
constancia de una determinada situación de hecho" 3»
(SC11822-2015, Rad. No. 11001-31-03-024-2009-00429-
01).

Carencia de precisión impugnativa que, además de


incumplir con la carga argumentativa propia de la
casación, también dificulta la labor de escrutinio,
examinado que varios de los documentos en mención, son
de naturaleza dispositiva porque contienen verdaderos

3
DE SANTO, VÍCTOR. El Proceso Civil, Tomo II Prueba Documental. Buenos
Aires: Editorial Universidad. 1983, pág. 34 y ss.

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

negocios jurídicos o declaraciones de voluntad dirigidas a


generar efectos jurídicos, como por ejemplo, el contrato de
arrendamiento (folio 58 del cuaderno 1), algunas facturas
de venta (folios siguientes).
Referente a otros instrumentos que en concreto
exhorta la parte recurrente, como la historia clínica y el
informe policial del accidente, la circunstancia de haberse
anotado en los mismos que a esa sazón la afectada residía
en lugar distinto de Ibagué, no constituyen prueba
fidedigna de los gastos de trasteo y arrendamiento por
causa de la lesiones.

2.2. Aparte de lo anterior, mal podría cuestionarse


la argumentación del sentenciador por defecto de hecho, en
lo relativo a la documentación referida, con que se
pretendió acreditar el daño emergente, si en buenas
cuentas la parte actora no aportó ningún otro medio de
convicción para verificar que en verdad debió realizar todos
esos gastos que aquí aduce, como consecuencia de las
lesiones.

Tanto menos de considerar que dichos documentos, a


más de lo anotado, siendo privados y emanados de
terceros, carecen de fecha cierta anterior a la demanda, a
términos del artículo 280 del anterior Código de
Procedimiento Civil.

3. Ya por el lucro cesante, punto de la sentencia


cuestionado en el cargo tercero, rememórase que el
Tribunal dijo acoger los conceptos técnicos de Medicina

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

Legal que dieron cuenta de una incapacidad definitiva de


45 días, y como secuelas una deformidad «que afecta el
cuerpo de carácter transitorio y perturbación funcional del
órgano osteoarticular (columna vertebral, locomoción) de
carácter permanente». Aunque, agregó el sentenciador, no
fue probado que dichas secuelas «afectaran la capacidad
laboral de la demandante en grado tal que se abra paso una
indemnización distinta» a los días de incapacidad, que
fueron los únicos que tomó para fijar el aludido rubro
indemnizatorio en $692.250 -$800.679 indexados a la
fecha de la sentencia, con base en el salario mínimo legal.

Esto último porque estimó que una certificación para


acreditar ingresos mensuales de $600.000, no podía
tenerse en cuenta, debido a carencia de identificación y de
constancias de pagos mensuales.

Se ve, pues, que si bien el Tribunal se esforzó en la


labor para dimensionar el daño y su reparación, con las
pruebas de oficio que decretó, de todos modos se quedó
corto en pos de una justa evaluación del lucro cesante, con
lo cual terminó por vulnerar las normas invocadas, en
particular los artículos 1613, 1614 del Código Civil y 16 de
la ley 446 de 1998, en la aplicación del principio de
reparación integral, pues a la vista saltaba que la secuela
remarcada por él mismo, consistía en «perturbación
funcional del órgano osteoarticular (columna vertebral,
locomoción) de carácter permanente», esto es, que la víctima
quedó con un trastorno en la movilidad, de por vida.

25
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

Debe tenerse presente que en aplicación cabal del


principio de reparación integral, es necesario ordenar que
al afectado por daños en su persona o en sus bienes, se le
restituya en su integridad o lo más cerca posible al estado
anterior, es decir, que se ponga «al sujeto perjudicado en
una situación lo más parecida posible a aquélla en la que se
encontraría de no haber ocurrido el daño», y por eso,
acreditada la responsabilidad civil, el juez «tendrá que
cuantificar el monto de la indemnización en concreto, esto es
que habrá de tomar en consideración todas las
circunstancias específicas en que tuvo lugar el daño, su
intensidad, si se trata de daños irrogados a las personas o a
las cosas, y la forma adecuada de resarcir el perjuicio» (CSJ
SC, 18 dic. 2012, Rad. 2004-00172-01).

Agregó en esa ocasión, la Corte, que en tratándose de


lesiones corporales,

... el resarcimiento debe estar dirigido a restablecer los bienes


no patrimoniales pero con secuelas económicas que se hayan
visto afectados, tales como la vida, la salud, la integridad
física y psicológica, y el desarrollo espiritual y sensitivo de la
persona; para lo cual la víctima tiene derecho a que el
responsable asuma los gastos de especialistas, enfermería,
cirugía, medicamentos y, en general, todo lo que resulte
necesario para su cabal curación y rehabilitación.

En estos eventos, para que la indemnización sea completa, se


deben tener en cuenta las condiciones particulares en que se
halla el damnificado y la magnitud del daño resarcible tal
como se encuentre al momento de dictar sentencia y no
simplemente en la fecha en que se produjo el menoscabo, toda
vez que es factible que entre uno y otro instante la
materialización del perjuicio sufra alguna variación o que sus
efectos se extiendan en el tiempo.

26
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

Lo anterior por cuanto los efectos de los daños a la salud, por


lo general, no son inmutables sino que pueden aumentar o
disminuir su intensidad. Luego, si esa especie de perjuicio es
susceptible de variación en el tiempo, entonces la valoración
que el juez haga de ella no puede limitarse a como se
manifestó al momento de su causación, sino que debe tener
en consideración todas las consecuencias directas que
alcancen a preverse al momento de dictar sentencia.

El fallador no apreció en la dimensión que


corresponde la consecuencia física padecida por la
demandante, porque a pesar de tener que ver con un
esencial órgano de la vida humana, como es el de
locomoción, se conformó con afirmar que no fue probada la
afectación de «la capacidad laboral de la demandante en
grado tal que se abra paso una indemnización distinta» a los
antedichos días de incapacidad, como se transcribió.

La ausencia valorativa de tan nociva secuela para la


integridad corporal de la demandante, fue trascendente sin
lugar a titubeos, comoquiera que la dejó fuera de
resarcimiento alguno, pues lo tasado en el lucro cesante
fue únicamente para los 45 días de incapacidad definitiva,
que son independientes de la perturbación funcional que
subsistió para el futuro.

Y desde luego que la falta de elementos de juicio para


determinar el grado de la afectación de la víctima por la
perturbación funcional referida, no excusa la decisión
proferida, porque para esos menesteres el juzgador podía
acudir a pruebas de oficio, que por cierto decretó para la
determinación de los daños.

27
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

De donde emana que ante la contundente e


indiscutible prueba del daño físico perenne de la actora,
aflora la necesidad de casar el fallo impugnado, aunque en
procura de tasarlo en su efectiva extensión, es forzoso
decretar pruebas de oficio antes de proferirse la sentencia
sustitutiva.

4. En cuanto al daño a la vida de relación -a veces


denominado perjuicio fisiológico-, cuya determinación se
cuestionó en los cargos primero y sexto, respectivamente, el
Tribunal fijó como reparación la cifra ya anotada
($15.000.000), por estar probadas las lesiones del órgano
de locomoción, y agregó que «aunque no se conoce la
magnitud de la afectación, es razonable inferir que el
desarrollo normal de sus actividades se ha visto alterado,
pues ya no podrán efectuarse en las condiciones usuales,
sino que exigirán un esfuerzo adicional, por mínimo que sea».

Esta Corte retomó el concepto del daño a la vida de


relación, que había esbozado en los años sesenta, como
una especie de los perjuicios extrapatrimonales, distinto del
detrimento moral, en la sentencia de 13 de mayo de 2008
(Rad. 1997-09327-01), pues se trata de un menoscabo que
se evidencia en los sufrimientos por la relación externa de
la persona, debido a «disminución o deterioro de la calidad
de vida de la víctima, en la pérdida o dificultad de establecer
contacto o relacionarse con las personas y cosas, en orden a
disfrutar de una existencia corriente, como también en la
privación que padece el afectado para desplegar las más

28
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

elementales conductas que en forma cotidiana o habitual


marcan su realidad», que por eso queda limitado a tener
una vida en condiciones más exigentes que los demás,
como enfrentar barreras que antes no tenía, conforme a lo
cual actividades muy simples se tornan complejas o
difíciles. Por eso mismo, «recalca la Corte, la calidad de
vida se ve reducida, al paso que las posibilidades, opciones,
proyectos y aspiraciones desaparecen definitivamente o su
nivel de dificultad aumenta considerablemente. Es así como
de un momento a otro la víctima encontrará
injustificadamente en su camino obstáculos, preocupaciones
y vicisitudes que antes no tenía, lo que cierra o entorpece su
acceso a la cultura, al placer, a la comunicación, al
entretenimiento, a la ciencia, al desarrollo y, en fin, a todo lo
que supone una existencia normal, con las correlativas
insatisfacciones, frustraciones y profundo malestar (ibídem).

En fallo de 20 de enero de 2009 4, con fundamento en


recensión del anterior, expresó que el quebranto a la vida
de relación tenía las siguientes particularidades:

... a) su naturaleza es de carácter extrapatrimonial, ya que


incide o se proyecta sobre intereses, derechos o bienes cuya
apreciación es inasible, porque no es posible realizar una
tasación que repare en términos absolutos su intensidad; b)
se proyecta sobre la esfera externa del individuo; c) en el
desenvolvimiento de la víctima en su entorno personal,
familiar o social se revela en los impedimentos, exigencias,
dificultades, privaciones, vicisitudes, limitaciones o
alteraciones, temporales o definitivas que debe soportar y que
no son de contenido económico; d) pueden originarse tanto en
lesiones de tipo físico, corporal o psíquico, como en la

4
SC 20-01-2009, Exp. 199300215-01.

29
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

afectación de otros bienes intangibles de la personalidad o


derechos fundamentales; e) recae en la víctima directa de la
lesión o en los terceros que también resulten afectados, según
los pormenores de cada caso, por ejemplo, el cónyuge,
compañero (a) permanente, parientes cercanos, amigos; f) su
indemnización está enderezada a suavizar, en cuanto sea
posible, las consecuencias negativas del mismo; g) es un
daño autónomo reflejado “en la afectación de la vida social
no patrimonial de la persona”, sin que comprenda, excluya o
descarte otra especie de daño -material e inmaterial- de
alcance y contenido disímil, como tampoco pueda confundirse
con ellos.

Por manera que, en consonancia con la citada


jurisprudencia, luego reiterada5, se ha considerado que el
daño a la vida de relación es un perjuicio de naturaleza
extrapatrimonial, distinto del perjuicio moral, pues tiene
carácter especial y con una entidad jurídica propia, porque
no se refiere propiamente al dolor físico y moral que
experimentan las personas por desmedros producidos en
su salud, o por lesión o ausencia de los seres queridos, sino
a la afectación emocional que, como consecuencia del daño
sufrido en el cuerpo o en la salud, o en otros bienes
intangibles de la personalidad o derechos fundamentales,
causados la víctima directa o a terceras personas allegadas
a la misma, genera la pérdida de acciones que hacen más
agradable la existencia de los seres humanos, como las
actividades placenteras, lúdicas, recreativas, deportivas,
entre otras.

La valoración de de ese daño, ha sentado así mismo la


doctrina jurisprudencial citada, dada su estirpe

5
Entre otras decisiones, SC 09-12-2013, Rad. 88001-31-03-001-2002-
00099-01; SC5885-2016, Rad. 54001-31-03-004-2004-00032-01.

30
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

extrapatrimonial, es propia del prudente arbitrio del juez


(arbitrium iudicis), acorde con las circunstancias
particulares de cada evento, y desde esa particular óptica
puede considerarse, en línea de principio, que su adopción
en las instancias sólo puede cuestionarse en casación
cuando la determinación se separa de los elementos de
juicio correspondientes. Amén de que en todo caso, la
cavilación ponderada alrededor de ese estimativo, requiere
de una plataforma fáctico-probatoria que permita ver la
realidad ontológica del daño y su grado de afección de la
persona involucrada.

En este asunto, aunque el juzgador de segundo grado


efectuó la labor pertinente para la determinación de tan
especial daño, lo cierto es que incurrió en desatino porque
se fundó, es cierto, en el daño permanente en la vida y la
salud de víctima, pero sin una concreción del desmedro
real que comprendió, como se vio al despachar el cargo
relacionado con el lucro cesante, además de la incapacidad
definitiva de 45 días, «deformidad física que afecta el cuerpo
de carácter transitorio y perturbación funcional del órgano
osteoarticular (columna vertebral, locomotor) de carácter
permanente», es decir, que va a tener problemas de
movilidad durante toda su existencia.

Ya se anotó que para ese fallador, «no se conoce la


magnitud de la afectación», aunque de las secuelas se podía
inferir que se alteran las actividades de su vida normal,
pues le «exigirán un esfuerzo adicional, por mínimo que sea».

31
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

De ese modo, aunque el sentenciador efectuó un juicio


para tasar el quantum concreto que amerita la
indemnización del perjuicio a la vida de relación, de todas
maneras lo hizo sin atender la auténtica magnitud del daño
padecido por la demandante, precisamente porque, anotó,
no se conocía. En otras palabras, el estudio para
determinar el monto indemnizatorio por este concepto, se
fundó en una clara indeterminación probatoria, y por ese
camino no puede considerarse que el pronunciamiento
obedeció a criterios ponderados de reparación integral,
como mandan las reglas establecidas sobre la materia,
como las prevista en el artículo 16 de la ley 446 de 1998 y
la jurisprudencia arriba citada.

Yerro de análisis similar al que aconteció en la


apreciación de la misma prueba para la tasación del lucro
cesante, pues en ambos casos el Tribunal estimó que era
indiscutible la existencia del daño corporal de la citada
interesada, pero en el terreno de la cuantificación se basó
en unos criterios indefinidos que al cabo le impidieron
hacerlo de una manera apropiada.

De ahí que debe prosperar este otro cargo.

5. Por otra parte, debe precisarse que en el cargo


sexto hay imprecisión relacionada con los aspectos de la
sentencia recurrida que pretende atacar el recurrente, pues
en un primer aparte de dicha imputación, como se consignó
en el resumen que del mismo se hizo, pareciera referirse a

32
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

varios perjuicios, como el lucro cesante, perjuicios morales


y daño a la vida de relación.

Sin embargo, bien examinado ese segmento acusador


-cargo sexto-, el recurrente apenas menciona esos factores
de indemnización, sin una tarea de enfrentamiento a la
sentencia por estos aspectos, pues su razonamiento, en
buenas cuentas, termina por circunscribirse a la
inconformidad contra la tasación del daño a la vida de
relación, que es una de las réplicas prósperas en casación.

6. Conclusión de todo lo anotado es que, como sale


avante el recurso de casación en cuanto a los puntos del
lucro cesante y del daño a la vida de relación, hay lugar a
quebrar parcialmente el fallo en cuestión, aunque antes de
proferirse fallo de sustitución deben decretarse pruebas de
oficio, de acuerdo con los artículos 180, 375 y concordantes
del Código de Procedimiento Civil, tendientes a concretar el
grado de la perturbación permanente diagnosticada a la
afectada, relacionada básicamente con el grado de eventual
pérdida de capacidad laboral, por las lesiones padecidas en
el accidente de tránsito origen de este litigio, historia clínica
y demás aspectos conexos sobre seguridad social.

Por el éxito parcial del remedio extraordinario, no


habrá condena en costas por el mismo.

DECISIÓN

33
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

Con base en lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República de Colombia y por autoridad de la
ley, casa parcialmente la sentencia de fecha y procedencia
anotadas, y en sede de instancia, antes de emitir el fallo de
reemplazo, decreta las siguientes pruebas:

1. Requerir a la demandante Cecilia Hernández


Vanegas, para que en el término de treinta (30) días hábiles,
informe a esta Corte, con los anexos que fuesen necesarios,
los siguientes aspectos:

1.1. Si ha obtenido calificación de pérdida de


capacidad laboral o invalidez por parte de una Entidad
Promotora de Salud - EPS, o de las Juntas Regional y
Nacional de Calificación de Invalidez, por razón del
accidente que dio origen a este proceso, de 8 de enero de
2008. En caso positivo, suministrar la información
completa, así como remitir toda la documentación sobre el
particular, en original o copia auténtica, o informará a qué
entidad debe solicitarse.

1.2. Informar si ha estado afiliada en años


anteriores al sistema de seguridad social, en salud y
pensión, cuál es su Entidad Promotora de Salud, y cuál es
su estado actual en seguridad social (salud y pensión).
Allegará toda la documentación que sea pertinente, en
original o copia autenticada, o informará a qué entidad debe
solicitarse.

34
Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

La Secretaría de la Corte remitirá telegrama a la citada


demandante y su actual apoderado(a) judicial, para
enterarlos de este requerimiento, a la última dirección que
tengan registrada.

2. Por secretaría ofíciese a los Ministerios de Trabajo y


de Salud, así como a las demás entidades públicas que
hagan parte de la dirección o coordinación del sistema de
seguridad social en salud y en pensión, si fuese necesario,
para que en el término de treinta (30) días informen:

2.1. Si la demandante ha estado afiliada en salud y


pensión, antes y después de 1º de enero de 2008 y hasta el
presente, en caso positivo, los ingresos base de cotización.

2.2. Cuál es el estado actual de la demandante en


seguridad social.

2.3. Si la misma persona ha sido evaluada por


alguna entidad del sistema de seguridad social, para efectos
de calificar su pérdida de capacidad laboral, por razón del
accidente origen de este proceso, de 8 de enero de 2008, y
en caso positivo, remitir copia auténtica de la
documentación correspondiente.

2.4. Si la accionante recibe pensión de algún tipo, o


ha cotizado para esos efectos, y cuál es su historia laboral
en materia pensional.

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Radicación n° 73001-31-03-002-2009-00114-01

3. Una vez se obtenga la información anterior, si no se


hubiese efectuado calificación de la pérdida de capacidad
laboral de la demandante, de acuerdo con el artículo 41 de
la ley 100 de 1993 -precepto modificado por varios
ordenamientos posteriores-, y demás disposiciones vigentes
aplicables, ordenar que la Entidad Promotora de Salud a
que se encuentre afiliada, en el término de treinta (30) días,
rendir un concepto sobre la pérdida de capacidad laboral de
dicha interesada, por el accidente que originó este proceso,
de 8 de enero de 2008.

La demandante deberá prestar la colaboración para


que la EPS pueda rendir el concepto aludido.

4. Ordenar a las entidades: Hospital San Roque de


Coyaima (Tolima), Instituto de Traumatología y Cirugía
Plástica - Asotrauma Ltda. y Clínica Tolima S.A., que en el
término de treinta (30) días, remitan transcripción legible
-mecanográfica o tipográfica- de cada una de las historias
clínicas de la demandante, por razón del accidente de
tránsito de 8 de enero de 2008.

5. Ofíciese a la Asociación Instituto Salem de Ibagué,


con NIT 900.129.382-9, para que acorde con las
constancias que obran a folios 53 y 57 del cuaderno 1, en el
término de treinta (30) días, se sirva remitir copia de
constancia de los pagos realizados a la demandante Cecilia
Hernández Vanegas, con inclusión de lo relativo a los
aportes de seguridad social de la misma.

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6. El magistrado ponente podrá ordenar las demás


pruebas que considere necesarias para el desarrollo de lo
que aquí decidido.

Notifíquese.

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de la Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ALVARO FERNANDO GARCIA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

(Ausencia justificada)
ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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