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PRESCRIPCION DE LA ACCION PENAL. PLAZO. CONTRABANDO (Arts.

863 y 864 inciso “e” del Código


Aduanero). Figura que prevé varias sanciones y de distinta especie. Pena que debe tomarse en consideración
–a los efectos de la prescripción- en los casos en que resulten imputados por el mismo delito personas físicas
y una persona jurídica. Se establece que el término de la prescripción de la acción es único y que debe
estarse –en estos supuestos, a la pena cualitativamente más gravosa. Art. 62 inciso 2º del Código Penal.
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURIDICAS. Actos interruptores de la prescripción. Ley
penal más benigna: actual art. 67 del Código Penal, modificado por ley 25.990

“Sobre el tema, se ha afirmado que `Cuando las sanciones inflictas son varias y de distinta especie, debe
atenderse para analizar la procedencia del recurso de casación primero a la calidad de las mismas y luego,
una vez definida esta cuestión, al monto de la más gravosa para verificar si ella encuadra en los supuestos
contemplados en el mentado artículo 459 del código de rito. Por ello es que debe considerarse la pena de
prisión prevista para el delito atribuido y no como lo pretende el recurrente la de inhabilitación.´.” (Dr. Riggi,
según su voto)

“En la especie, tratándose del delito de contrabando -artículos 863 y 864 inciso e) del Código Aduanero- las
penalidades que en abstracto prevé el citado cuerpo normativo son, prisión de dos a ocho años (artículo 864);
pérdida de las concesiones, regímenes especiales, privilegios y prerrogativas de los que gozaren los
condenados (artículo 876, apartado 1., inciso d.); inhabilitación especial de seis meses a cinco años para el
ejercicio del comercio (artículo 876, apartado 1., inciso e.); inhabilitación especial perpetua para
desempeñarse como miembro de las fuerzas de seguridad (artículo 876, apartado 1., inciso f.); inhabilitación
absoluta por el doble tiempo que el de la condena para desempeñarse como funcionario o empleado público
(artículo 876, apartado 1., inciso h.); y el retiro de la personería jurídica y, en su caso, la cancelación de la
inscripción en el Registro Público de Comercio, cuando se tratare de personas de existencia ideal (artículo
876, apartado 1., inciso i.).” (Dr. Riggi, según su voto)

“Lo expuesto determinaría a concluir que el plazo que rige la extinción de la acción penal es el que surge de
considerar la pena cualitativamente más grave -la de prisión, conforme la enumeración del artículo 5 del
Código Penal-, de manera tal que el término de la prescripción será el máximo de esa pena: diez años.” (Dr.
Riggi, según su voto)

“Sin perjuicio de lo asentado precedentemente, la cuestión a resolver es precisar el término que habrá de regir
la prescripción de la acción penal frente al delito de contrabando, cuando éste es imputado a una persona
jurídica. En ese orden, no resulta ocioso señalar que en ocasión de expedir nuestro voto en la causa N° 2984
del registro de esta Sala, caratulada “Peugeot Citroën Argentina S.A. s/ rec. de casación” (reg. 715, del
16/11/01) expresamos nuestro criterio en cuanto a “que nuestra legislación positiva en determinados casos y
el régimen aduanero en particular han adoptado firmemente la postura de adjudicar responsabilidad penal a
las personas jurídicas por los delitos que sus representantes, mandatarios, directores o demás personas con
capacidad para obligarlas hubiesen cometido actuando en cuanto tales; y que la jurisprudencia que en
consecuencia de los postulados legales ha emanado de los distintos tribunales de justicia en sus sucesivas
integraciones en modo alguno ha cuestionado la validez o la adecuación constitucional de la solución
establecida por el legislador”. Es decir, hemos adherido al criterio que afirma que en el sistema jurídico penal
argentino, las personas jurídicas son pasibles de ser sancionadas penalmente.” (Dr. Riggi, según su voto)

“Aclarado esto, debe asimismo tenerse en cuenta cuáles son las sanciones pasibles de ser aplicadas a las
personas jurídicas, y en función de ello analizar si el cómputo de la prescripción penal deberá ser realizado
teniendo en cuenta las penas previstas para el ilícito en cuestión o si, en cambio, deberán ser tenidas en
cuenta tan solo aquellas que pudieran ser eventualmente impuestas a las personas jurídicas.” (Dr. Riggi,
según su voto)

“Claro resulta que una persona jurídica nunca podría ser pasible de sufrir una pena privativa de la libertad. De
allí que muchos de los sistemas legales que conciben la responsabilidad penal de las personas jurídicas
prevean catálogos de sanciones especiales para los entes ideales.” (Dr. Riggi, según su voto)

“Podemos entonces afirmar que si bien las personas jurídicas no son pasibles de ser sancionadas con penas
privativas de la libertad, dicha circunstancia no desvirtúa aquella otra que indica -como realidad objetiva y
constatable- que el ilícito de contrabando se encuentra conminado con tal sanción, y que en función de ello es
posible afirmar que el grado de disvalor social atribuido a esa conducta -con la consecuente conmoción que
produce al verificarse su comisión- no se desmerece por la imposibilidad fáctica de aplicar a los entes ideales
el máximo rigor penal.” (Dr. Riggi, según su voto)

“No existe diversa intensidad de reproche para el delito de contrabando según el juicio se dirija a las personas
jurídicas o físicas que hayan coparticipado en su comisión. Así a los individuos se le impondrá, entre otras, la
pena de prisión; en tanto a las sociedades las de comiso, inhabilitaciones, multas, retiro de la personería
jurídica, cancelación de registro público. Todas esas penas derivadas del delito de contrabando, cualquiera
sea el autor al que se encuentren dirigidas, son penas principales y conjuntas.” (Dr. Riggi, según su voto)

“En el caso de figuras penales que contienen penas conjuntas, el término de la prescripción de la acción es
único; es decir, ésta no prescribe separadamente para cada una de las penas posibles, sino en conjunto (ver
C.S.J.N., Fallos 300:715; asimismo, Sebastián Soler, ”Derecho Penal Argentino”, Tomo II, p. 455).” (Dr. Riggi,
según su voto)

“El criterio que en definitiva propondremos, atiende asimismo a la propia redacción de la norma aplicable al
caso, desde que la misma remite al término de la pena prevista para el delito, sin efectuar consideración o
disquisición alguna en torno a la específica posibilidad de aplicar esa sanción en el caso concreto. Es decir, la
prescripción de la acción penal se encuentra estructurada en función de la pena en abstracto, y no de la pena
que en concreto pudiera ser aplicada a quien resultare condenado.” (Dr. Riggi, según su voto)

“Lo expuesto, necesariamente conduce a acordar la razón al recurrente en cuanto indica que el término de la
prescripción, en el caso, se encuentra regido por la pena de prisión, cualitativamente más gravosa, en los
términos del artículo 5º del Código Penal, que la de inhabilitación perpetua considerada por el a quo. De allí
que la cuestión debió ser examinada desde la óptica del artículo 62 inciso 2º del Código Penal, que establece
que el plazo de la prescripción será el del máximo de la pena privativa de la libertad prevista para el delito, la
que en el caso se ubica en los diez años de prisión.” (Dr. Riggi, según su voto)

“La pena principal prevista para el delito de contrabando no puede ser impuesta a una sociedad sino a sus
miembros que son las personas físicas a ella vinculada. Y la aplicación a la persona jurídica de las penas
accesorias son la consecuencia del obrar ilícito de sus representantes, y aún siendo impuestas en sede penal
-según las pautas establecidas en el art. 876 del C.A.-, no pierden por ello su naturaleza meramente
administrativa”.” (Dra. Catucci, según su voto)

“Explicada mi postura acerca de la imposibilidad de juzgamiento en sede penal de un ente ideal por la
presunta comisión de un contrabando, corresponde establecer que de las dos leyes que rigieron en materia
de prescripción de la acción de la ley penal, resulta por la taxatividad de los actos interruptores, más benigna
la actual traída por la ley 25.990, que modificó el artículo 67 del Código Penal.” (Dra. Catucci, según su voto)

“Tomando como punto de partida la fecha de la comisión de los delitos investigados, el 30 de noviembre de
1998 y 1 de marzo de 1999, atendiendo a que la causa se inició en octubre de 2003 y que el primer llamado a
prestar declaración indagatoria data del 11 de mayo de 2006, se advierte que éste es el único acto interruptor
existente en la especie.” (Dra. Catucci, según su voto)

“Fácil se aprecia que entre esas dos datas no ha transcurrido el máximo previsto como tope superior de la
escala penal indicada en el art. 865 del Código Aduanero. De ello, cabe concluirse en que no se ha operado la
prescripción de la acción penal, toda vez que el espacio temporal que media entre aquéllos no supera el
máximo de pena que el código de fondo prevé -diez años de reclusión o prisión- para los delitos atribuidos a
los encartados (art. 62, inc. 2º, del C.P.).” (Dra. Catucci, según su voto)

Causa 10.552 - "Suitis SA s/recurso de casación" – CNCP – SALA III – 24/09/2009


///n la Ciudad de Buenos Aires, a los 24 días del mes de septiembre del año dos mil nueve, reunidos los
integrantes de la Sala Tercera de la Cámara Nacional de Casación Penal, doctores Eduardo Rafael Riggi,
Angela Ester Ledesma y Liliana Elena Catucci, bajo la presidencia del primero de los nombrados, asistidos por
la Prosecretaria de Cámara, Dra. María Jimena Monsalve, con el objeto de dictar sentencia en la causa
10.552 caratulada "Suitis SA s/recurso de casación", con la intervención del representante del Ministerio
Público Fiscal ante esta Cámara, doctor Pedro Narvaiz, los doctores Horacio Galarza de la Cuesta y Guillermo
Vidal Albarracín por la defensa de Suitis SA y la doctora Bettina Maggi, querellante en representación de la
Administración Federal de Ingresos Públicos.//-
Efectuado el sorteo para que los señores jueces emitan su voto, resultó que debía observarse el orden
siguiente: Ledesma, Riggi y Catucci.-
Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
La señora juez Angela Ester Ledesma dijo:
PRIMERO:
Que llega la causa a conocimiento de esta alzada en virtud del recurso de casación interpuesto a fs. 769/777
por la querella contra la resolución de la Sala "B" de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal
Económico de esta ciudad, obrante a fs. 44 que dispuso: "I. CONFIRMAR la resolución recurrida...".-
El recurso de casación fue rechazado a fs. 62, lo que motivó la presentación directa ante esta Cámara (arts.
476 y cc. del CPPN)) a fs. 95/103, queja que fue concedida a fs. 109;; y mantenida a fs. 111. Celebrada la
audiencia que prescribe el artículo 468 del CPPN el día 8 de septiembre del corriente año según constancia
actuarial de fs. 141, la querella acompañó breves notas, quedando la causa en condiciones de ser resuelta.-
Durante el término de oficina se presentó el Sr. Fiscal doctor Pedro Narvaiz a fs. 115 y la defensa a fs.
121/124 a los fines dispuestos en los artículos 465, primera parte y 466 del Código Procesal Penal de la
Nación.-
SEGUNDO:
a. El impugnante encarriló su recurso por la vía que autoriza el artículo 456 del CPPN y sostuvo que se ha
incurrido en un error en cuanto a la interpretación que cabe efectuar del Código Aduanero y del Código
Penal.-
Aclaró que el plazo de prescripción que resulta aplicable al caso surge de la pena prevista en los artículos 887
y 888 del Código Aduanero teniendo en cuenta las sanciones previstas en el artículo 876 de dicho cuerpo
normativo.-
Explicó que el plazo de prescripción debe ser el previsto para la pena más grave del delito de contrabando, es
decir, ocho años en los términos del artículo 865 del CA.-
Agregó que "del mismo modo, y para el supuesto que se considere que las penas del Artículo 876 resultan
accesorias, el plazo de prescripción de la acción penal de la firma imputada debe estar al plazo previsto para
la pena principal, es decir, la pena privativa de libertad (8 años). En este sentido se sostiene que las penas
establecidas en el Artículo 876 del CA son accesorias sin hacer ningún tipo de distinción y, por tanto, siguen la
suerte de la pena principal...Más claramente la interpretación dada por la Cámara sentenciante a la normativa
citada, pasa por alto que lo que el mencionado artículo del Código Aduanero prevé es una sanción aplicada
por el Juez Penal como es el retiro de la personería y la cancelación de la inscripción en el Registro Público
de Comercio respecto del ente ideal, mientras que la multa resulta aplicada por la Aduana" (cfr. fs. 55vta.).
Citó diversos precedentes jurisprudenciales vinculados con la materia traída a estudio.-
Además, refirió que la doctrina sostiene que las penas accesorias son complementarias y subordinadas de
una principal, las cuales proceden de pleno derecho por la comisión del delito aunque el juzgador omita
consignarlas en la sentencia, es decir, se trata de efectos penales de la condena que sólo importan una
consecuencia de la pena principal que prescriben conjuntamente con ésta.-
Concluyó que, aunque se considere que las penas del artículo 876 son conjuntas o accesorias, el plazo de la
prescripción es de 8 años de acuerdo al término de prisión previsto en el artículo 864 del CA.-
Finalmente, hizo reserva del caso federal.-
b. A fs. 115 se presentó el doctor Pedro Narvaiz para ampliar los fundamentos del recurso interpuesto,
señalando que en la sentencia impugnada se ha efectuado una errónea interpretación de los artículos 876 del
Código Aduanero, 62 y 67 del Código Penal.-
Explicó que, según la Corte Suprema de Justicia de la Nación, las sanciones establecidas en el artículo 876
son accesorias a la pena privativa de la libertad, pues en materia de contrabando, la sanción judicial a aplicar
es independiente de la decisión del órgano administrativo.-
Adujo que "teniendo en cuenta que la pena accesoria sigue la suerte de la principal, el plazo de prescripción
de la acción penal para el delito de contrabando debe estar al plazo previsto de la pena principal, que según
surge del artículo 865 del Código Aduanero es de diez años..." (Cfr. fs. 115).-
c. Por su parte, la defensa se presentó a fs. 121/124 propiciando el rechazo de la vía intentada en el
entendimiento de que el retiro de la personería jurídica no es una pena conjunta a la privativa de libertad.-
Señaló que la extraña y novedosa interpretación que sostiene la querella contradice la definición de penas
conjuntas, pues se trata de aquellas que prevén más de una consecuencia por la comisión de determinados
delitos, extremo que no () se da en el caso, pues ambas no podrán aplicarse de manera simultánea.-
Aclaró que "si bien algunas de las penas del artículo 876 resultan accesorias de la pena privativa de libertad,
ello no sucede cuando el sujeto imputado es un ente ideal, pues ello generaría la imposibilidad de aplicarles
una sanción ..." (fs. 123vta.), precisando que si se mantiene el carácter de principal de la pena privativa de
libertad, al ser de cumplimiento imposible, las restantes deberían seguir su suerte y, por ende, no ser
aplicables.-
Refirió que siguiendo el criterio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el precedente "De la Rosa
Vallejos" en punto al carácter accesorio de aquellas sanciones cuya imposición está delegada a la autoridad
administrativa, resulta evidente que el retiro de la personería jurídica es una pena principal.-
Precisó que "resulta evidente que el plazo de prescripción aplicable no puede ser nunca el vinculado a la pena
privativa de libertad que no es aplicable al caso, sino más bien el correspondiente a la inhabilitación perpetua,
o sea, cinco años..." (Cfr. fs. 124)
TERCERO:
a. Interesa puntualizar que la causa 12.052 del registro del Juzgado Nacional en lo Penal Económico 5 de
esta ciudad se inició en octubre de 2003 a raíz del sumario de prevención de la Administración Federal de
Ingresos Públicos, instruido con motivo del informe labrado por la Región Aduanera Rosario por la presunta
utilización del régimen de importación por cuenta y orden de terceros, con el fin de imposibilitar el debido
ejercicio del control que la normativa vigente acuerda a esa administración, evitando así el pago de tributos a
la importación, dado que la empresa que documenta la destinación aduanera -Suitis SA- goza del beneficio de
diferir impuestos (ley 22.021) siendo que el tercero (Ini Textis SA, quien sería el verdadero propietario de la
mercadería importada), carecería de la posibilidad de utilizar dicho beneficio impositivo.-
Según surge de las presentes, el hecho mencionado se encuentra alcanzado por la Resolución ANA 4031/96
y la presunta maniobra se realizó mediante el endoso de los despachos de importación nros.
99001IC00403143Z y 98001IC04201688G por parte de la firma INI Textil SACEI a favor de Suites SA de
fechas 1 de marzo de 1999 y 30 de noviembre de 1998, respectivamente.-
b. Previo a todo, he de puntualizar que un nuevo análisis de la cuestión me lleva a revisar las condiciones de
admisibilidad de la vía intentada, advirtiendo que en el presente caso la decisión que se pretende impugnar ha
sido dictada por la Sala "B" de la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico de esta ciudad, en su
carácter de órgano revisor de las resoluciones emanadas de los magistrados a cargo de la instrucción, por lo
que se encuentra satisfecha la garantía constitucional de la doble instancia.-
Además, el recurrente no ha alegado debidamente la cuestión federal que habilite la intervención de esta
Cámara Nacional de Casación Penal.-
Al respecto, corresponde subrayar que a la pretensión impugnativa deducida, corresponde exigir el
cumplimiento de los mismos requisitos del recurso extraordinario federal, esto es, que nos encontremos ante
una cuestión federal.-
Precisamente, en el precedente "Di Nunzio, Beatriz H." (D.199.XXXIX, causa nro. 107.572C del 3 de mayo de
2005) nuestro más Alto Tribunal sostuvo que "...siempre que se invoquen agravios de naturaleza federal que
habiliten la competencia de esta Corte, por vía extraordinaria en el ámbito de la justicia penal nacional
conforme el ordenamiento procesal vigente, estos deben ser tratados previamente por la Cámara Nacional de
Casación Penal."(considerando 13). Más aun, se expresa que "se estarían equiparando las situaciones
reguladas por el art. 14 de la ley 48 (recurso extraordinario federal) y por el art. 6 de la ley 4055 (recurso
extraordinario en el ámbito de la justicia nacional) (...)". Es decir, se exige a la Casación el tratamiento de los
casos federales previa intervención de la Corte.-
De esta manera, conforme lo apunta Daniel Pastor "le exporta también su concepto de sentencia definitiva" y
"los alcances que el concepto de sentencia definitiva tienen a los fines del REF rigen para el recurso de
casación y para el de inconstitucionalidad del CPPN cuando esos medios de impugnación han sido
planteados para que la CNCP se ocupe de una cuestión federal que luego podría ser llevada a decisión final
de la Corte Suprema"(Una dosis de necesaria certidumbre: el concepto de "superior tribunal de la causa" en el
ámbito penal del Poder Judicial de la Nación según una sentencia reciente de la Corte Suprema", El Dial, día
12 de agosto de 2005).-
En definitiva, teniendo en cuenta que se impone a esta Cámara el conocimiento de aquellos casos reservados
a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se debe exigir la motivación y demás recaudos formales
establecidos por la ley 48 desde que interviene como tribunal superior de la causa.-
En tal sentido, Alejandro Carrió señala que "(l)a médula del problema, claro está, radica en que nuestra ley 48
reclama no sólo que esté de por medio la interpretación de alguna cláusula de la Constitución, sino además,
que la decisión sea contra la validez del título, derecho, privilegio o exención que se funda en dicha cláusula y
sea materia de litigio (art. 14, inc. 3?, ley 48)" (Carrió, Alejandro, Garantías constitucionales en el proceso
penal, 4ª Edición, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2000, págs. 483/484)
Y agrega que "(d)ada la existencia de esta norma, que reclama para acceder a la Corte la existencia de una
resolución contraria al derecho, privilegio o título constitucional invocado por el recurrente, fuerza es concluir
que será necesario encontrar primero cuál es el derecho, título o privilegio constitucional en juego, para ver
luego si existe una decisión contraria a la validez del mismo".-
En la especie, los agravios introducidos por el acusador particular no suscitan controversia sobre la
interpretación o alcance de normas constitucionales que configuren el sostenimiento de una cuestión federal.-
Muy por el contrario, sólo ha manifestado su disconformidad con los fundamentos dados en la resolución en
crisis. Sobre el particular, interesa recordar que la doctrina de la arbitrariedad no tiene por objeto corregir
sentencias equivocadas o que el recurrente estime tales según su criterio divergente, sino que atiende sólo a
supuestos en los que se verifica un apartamiento palmario de la solución prevista por la ley o una absoluta
carencia de fundamentación (Fallos 293:344, 274:462; 308:914; 313:62; 315:575), todo lo cual no se advierte
en el caso.-
Es que, el disenso argüido resulta un enfoque disímil respecto del esbozado por los jueces que, en razón de
su naturaleza, resulta ajeno a las materias revisables por esta Cámara de Casación, máxime cuando la
sentencia exhibe fundamentos suficientes con base a las normas que rigen el caso.-
c. Ahora bien, sin perjuicio de ello, y a pesar de que los planteos introducidos son de derecho común, admitida
que fue la vía intentada, en virtud de los fundamentos expuestos en la causa 6349 "Mattera, Miguel Ángel s/
recurso de casación", resuelta el 3 de mayo de 2005, registro 386, considero que la acción penal se encuentra
prescripta y, por tanto, corresponde rechazar la impugnación deducida.-
En efecto, al momento de la ocurrencia de los hechos investigados (30 de noviembre de 1998 y 1 de marzo
de 1999), aún no había entrado en vigor la ley 25.990 que modificó el artículo 67 del CP, circunstancia que
impone determinar si se trata o no de una ley mas benigna que, por imperio constitucional (art. 75 inciso 22,
11.2 DUDH, art. 9 CADH) y legal (art. 2 CP) debe ser aplicada retroactivamente.-
En esta inteligencia, y en estricta aplicación del principio pro homine según el cual debe acudirse siempre a la
norma mas amplia o a la interpretación mas extensiva cuando se trate de reconocer derechos protegidos,
entiendo que la antigua redacción del artículo 67 del CP en orden a que no puede interrumpirse el curso de la
prescripción por actos del procedimiento resulta -sin hesitación alguna- mas beneficiosa, todo lo cual torna
imperiosa la aplicación de la ley penal vigente al momento del hecho.-
Así, teniendo en cuenta que no se puede hablar de "juicio" durante la etapa instructoria, conforme el criterio
sentado en la causa nro. 4949 "Spieguel, Irma Beatriz s/ recurso de casación", reg. 227/04, resuelta el 3 de
mayo de 2004, entiendo que, aún tomando en consideración la imputación más gravosa propuesta por la
querella y el fiscal ante esta Cámara, ha transcurrido el plazo máximo de diez años previsto (artículo 865 del
Código Aduanero), sin que durante dicho período se realizara el juicio oral y público establecido por la
Constitución Nacional, ni se dictara la sentencia que de aquél se deriva (art. 18 y 75 inciso 22 de la CN), toda
vez que los hechos datan de los años 1998 y 1999.-
Además, interesa subrayar que "(a)sí como el proceso debe cesar cuando la acción penal ha prescripto o
cuando el hecho ya ha sido juzgado, debido a que estas circunstancias obstaculizan la constitución o
continuación válida de la relación procesal, también la excesiva duración del proceso penal, en tanto violación
de una garantía básica del acusado, conduce a la ilegitimidad del proceso, es decir, su inadmisibilidad, y por
tanto, a su terminación anticipada e inmediata, único modo aceptable desde el punto de vista jurídico -pero
también lógico e incluso desde la perspectiva del sentido común- de reconocer validez y efectividad al
derecho tratado..." (Pastor, Daniel, "El plazo razonable en el proceso del estado de derecho", Ad Hoc, Buenos
Aires, 2002, pág. 612).-
Teniendo en cuenta que las presentes actuaciones se iniciaron el 20 de octubre de 2003 en relación a un
hecho ocurrido durante los años 1998 y 1999 y que su tramitación ha superado los cinco años, interpreto que
a los fines de no lesionar el derecho fundamental a ser juzgado sin dilaciones indebidas y a la definición de los
procesos en un plazo razonable (regla expresa de la CADH, art. 8.1), resulta adecuado poner fin al ejercicio
de la persecución penal del Estado.-
Dichos lineamientos han sido sentados por este Tribunal a partir de la causa 7789 caratulada "Veltri, Christian
Ariel s/ recurso de casación"[Fallo en extenso: elDial - AA44E2] , registro 1615/07, resuelta el 22 de
noviembre de 2007, y son coincidentes con la doctrina de los precedentes "Kipperband" (Fallos 322:360)[Fallo
en extenso: elDial - AA1037] , "Barra" (Fallos 327:327)[Fallo en extenso: elDial - AA1EAD] y "Egea" (Fallos
327:4815)[Fallo en extenso: elDial - AA2805] y más recientemente, "Cuatrín, Gladys María y otros s/
contrabando -C 146/91 B" [Fallo en extenso: elDial - AA46D9] del 8 de abril de 2008, de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.-
En consecuencia, corresponde rechazar el recurso deducido por la querella, con costas (artículos 18, 75 inc.
22 de la CN, XXVI de la DADDH, 10 y 11.1.de la DUDH, 8.1 de la CADH y 14.1 del PIDCyP, 456 inciso 1º,
470 a contrario sensu, 530, 531 del CPPN).-
Tal es mi voto.-
El señor juez doctor Eduardo Rafael Riggi dijo:
1.- La cuestión a resolver en la presente causa -referida a cuál es la pena que debe tomarse en consideración
a los efectos del artículo 63 inciso 2º del Código Penal, en los casos en que una persona jurídica resulte
imputada del delito de contrabando- guarda sustancial analogía con la que fuera materia de conocimiento y
decisión por parte de esta Sala en la causa nº 9604 caratulada "Kreutzer, Guillermo Oscar s/recurso de
casación" (reg. 1564, del 10/121/08), por lo que corresponde remitirse a lo allí resuelto.-
2.- En ese orden, y tal como lo hiciéramos en dicha oportunidad para un mejor desarrollo de la cuestión,
resulta prudente realizar un breve examen histórico jurídico del instituto de la prescripción. Básicamente la
prescripción en materia penal es una autolimitación que se impone el Estado en sus facultades de
persecución del delito, ya sea dando por terminado un proceso en trámite, o dejando de aplicar una pena
oportunamente impuesta al autor. En el caso de la acción penal, se opera su extinción por el transcurso del
tiempo en las condiciones determinadas por la ley, extremo que sin hacer desaparecer la ilicitud penal del
acto que la originó, libera de sanción a su autor (conf. González, Nicolás E. "Fundamento de la prescripción
penal", ED 29-898). Para justificar este instituto -cuyo primer antecedente cierto parece ser la "Lex Iulia de
adulteriis", aunque también hay autores que sostienen su presencia en el derecho griego-, se han esbozado
varias teorías: a) aquellas que sostienen que el transcurso del tiempo borra el recuerdo de la alteración
producida en la sociedad por el delito cometido y por lo tanto su castigo carecería del fin ejemplificador y
retributivo, puesto que ya la sociedad no se vería afectada por el litigio; b) las que se apoyan en que si en un
lapso suficientemente largo el delincuente no cometió nuevos delitos, ello significa su regeneración y su
pérdida de peligrosidad, y por ello la pena carecería de fundamento subjetivo; y c) otras más bien de tipo
procesal, que se basan en la dificultad de conseguir pruebas cuya obtención se torna sumamente ardua
cuando ha transcurrido un gran lapso entre el momento del hecho y el de su juzgamiento. Pero en la
legislación revolucionaria francesa aparece otra justificación, (d) que sería la negligencia o falta de interés
demostrado por el Estado en la persecución del delito y el delincuente al establecer como causal interruptiva
los actos de instrucción -que tienden a buscar o reunir los elementos de prueba- y los procesales -que
procuran delatar a la justicia la persona culpable-, de donde se deduce que la prescripción también se
apoyaría en la falta de voluntad punitiva del Estado.-
En nuestra legislación positiva, el primer Código Penal (1886) -basado en el Proyecto Tejedor de 1865-,
acogió esta última postura, estableciendo como causal interruptiva todo acto directo de procedimiento contra
la persona del delincuente (artículo 93). Posteriormente, el Código Penal actualmente en vigencia (1921)
pareció acoger la primera de ellas, estableciendo la extinción de la capacidad persecutoria del Estado por el
sólo transcurso del tiempo, sin condición ninguna y fijando, asimismo, diversos lapsos de prescripción, de
acuerdo a la pena prevista para el delito, como si la mayor conmoción social producida por el ilícito de pena
más grave tardara más en olvidarse. Pero la ley llamada de Fe de erratas (n 11.221 del 21 de septiembre de
1923) introdujo una variante relacionada con la rehabilitación del delincuente, al normar que la prescripción se
vería interrumpida por la comisión de un nuevo delito, variante de tipo subjetivo que parece relacionarse con
el segundo grupo señalado. Y mucho más tarde, en 1949, la Ley 13.569 sancionada el 21 de octubre de ese
año, reformó el artículo 67 del Código Penal en aspectos sustanciales, algunos de ellos introducidos por
primera vez en nuestro sistema legal, como el relativo a la suspensión de la prescripción (que se trataba en el
proyecto Coll-Gómez de 1937). Esta ley desentierra del código de 1886 la interrupción de la prescripción por
actos de procedimiento, pero con la desafortunada frase "secuela de juicio" -que tanto trabajo ha dado a la
doctrina y a la jurisprudencia-, sacada también del proyecto Coll-Gómez. Con estas modificaciones el
legislador parece acoger también como base para la prescripción, la falta de voluntad persecutoria del Estado,
marcando un claro apartamiento de la teoría vigente en 1921, y retornando expresamente a la vertiente de
1886 (conf. Vera Barros, "La prescripción Penal en el Código Penal"; Jofré, "Manual de Procedimientos
Criminal", p. 77 y sgtes., 1914; Vidal, "Cours de Droit Criminel", 5éme, édition p. 830 y sgtes.; Núñez,
"Derecho Penal Argentino", p.167 y sgtes.; Ortolan, "Tratado de Derecho Penal", 1878, p. 380 y sgtes.).-
3.- Sentado lo anterior, debe tenerse en cuenta que el artículo 62 del Código Penal establece que "La acción
penal se prescribirá durante el tiempo fijado a continuación: 1º A los quince años, cuando se tratare de delitos
cuya pena fuere la de reclusión o prisión perpetua; 2º Después de transcurrido el máximo de duración de la
pena señalada para el delito, si se tratare de hechos reprimidos con reclusión o prisión, no pudiendo, en
ningún caso, el término de la prescripción exceder de doce años ni bajar de dos años; 3º A los cinco años,
cuando se tratare de un hecho reprimido únicamente con inhabilitación perpetua; 4º Al año, cuando se tratare
de un hecho reprimido únicamente con inhabilitación temporal; 5º A los dos años, cuando se tratare de hechos
reprimidos con multa".-
La pretensión de la querella recurrente, parte de la premisa que en los casos en que un delito sea reprimido
con diferentes especies de pena (sean conjuntas o alternativas) debe estarse a la cualitativamente más grave,
según el orden de prelación establecido en el artículo 5º del Código Penal. Esa será, entonces, la sanción que
deberá tenerse en cuenta a los fines del artículo 62 del mismo texto legal.-
Sobre el particular, es del caso traer a colación los conceptos que el doctor Guillermo Tragant sostuviera en
ocasión de emitir su voto en la causa nº 6227 caratulada "Demiryi, Eloy y otros s/ rec. de casación", en los que
asentó que "encaminado a responder el planteo de la querella referido a que a los efectos de efectuar el
cómputo de la prescripción debe tomarse la pena mayor prevista para el delito imputado, a su juicio, la
inhabilitación, cabe memorar cuanto lleva dicho esta Sala (mutatis mutandi ‘Frias, Ramiro E. s/rec. de queja’
Reg. 73 del 21/12/93), en el sentido que ‘ese precepto [art. 460 en función del 458 del C.P.P.N.] debe
interpretarse en consonancia con las prescripciones del artículo 34 del mismo ordenamiento, que se refiere,
para determinar la competencia en la hipótesis de un delito reprimido con varias clases de pena, a la
cualitativamente más grave, de manera tal que una adecuada hermenéutica conduce a la conclusión de que
es el orden del artículo 5º del Código Penal el que da la pauta para la habilitación de la instancia en estos
casos. De modo pues que, cuando las sanciones inflictas son varias y de distinta especie, debe atenderse
para analizar la procedencia del recurso de casación primero a la calidad de las mismas y luego, una vez
definida esta cuestión, al monto de la más gravosa para verificar si ella encuadra en los supuestos
contemplados en el mentado artículo 459 del código de rito.’. Por ello es que debe considerarse la pena de
prisión prevista para el delito atribuido y no como lo pretende el recurrente la de inhabilitación." (reg. 524, del
29/5/06).-
En análogo sentido, se afirmó también que "cuando de penas conjuntas se trata, debe tenerse presente que el
mayor término prescriptivo normado en el inc. 3º del art. 62 del Código Penal lo es sólo para los supuestos en
que el hecho esté reprimido únicamente con inhabilitación perpetua; y que siendo ella accesoria a la pena
más grave de multa prevista para el ilícito, el término para prescribir la acción es el que a éste corresponde,
conforme el art. 5 del Código Penal" (conf. Sala IV, causa nº 1526 caratulada "Alegre, Martín Isac y otros s/
recurso de casación", reg. 2323, del 20/12/99).-
En la especie, tratándose del delito de contrabando -artículos 863 y 864 inciso e) del Código Aduanero- las
penalidades que en abstracto prevé el citado cuerpo normativo son, en abstracto, prisión de dos a ocho años
(artículo 864); pérdida de las concesiones, regímenes especiales, privilegios y prerrogativas de los que
gozaren los condenados (artículo 876, apartado 1., inciso d.); inhabilitación especial de seis meses a cinco
años para el ejercicio del comercio (artículo 876, apartado 1., inciso e.); inhabilitación especial perpetua para
desempeñarse como miembro de las fuerzas de seguridad (artículo 876, apartado 1., inciso f.); inhabilitación
absoluta por el doble tiempo que el de la condena para desempeñarse como funcionario o empleado público
(artículo 876, apartado 1., inciso h.); y el retiro de la personería jurídica y, en su caso, la cancelación de la
inscripción en el Registro Público de Comercio, cuando se tratare de personas de existencia ideal (artículo
876, apartado 1., inciso i.).-
Lo expuesto determinaría a concluir que el plazo que rige la extinción de la acción penal es el que surge de
considerar la pena cualitativamente más grave -la de prisión, conforme la enumeración del artículo 5 del
Código Penal-, de manera tal que el término de la prescripción será el máximo de esa pena: diez años.-
4.- Sin perjuicio de lo asentado precedentemente, corresponde analizar el modo en que la doctrina prefijada
es aplicable a las particulares circunstancias que informan las presentes actuaciones en las que, como ya se
dijo, la cuestión a resolver es precisar el término que habrá de regir la prescripción de la acción penal frente al
delito de contrabando, cuando éste es imputado a una persona jurídica.-
En ese orden, no resulta ocioso señalar que en ocasión de expedir nuestro voto en la causa N° 2984 del
registro de esta Sala, caratulada "Peugeot Citroën Argentina S.A. s/ rec. de casación" (reg. 715, del 16/11/01)
expresamos nuestro criterio en cuanto a "que nuestra legislación positiva en determinados casos y el régimen
aduanero en particular han adoptado firmemente la postura de adjudicar responsabilidad penal a las personas
jurídicas por los delitos que sus representantes, mandatarios, directores o demás personas con capacidad
para obligarlas hubiesen cometido actuando en cuanto tales; y que la jurisprudencia que en consecuencia de
los postulados legales ha emanado de los distintos tribunales de justicia en sus sucesivas integraciones en
modo alguno ha cuestionado la validez o la adecuación constitucional de la solución establecida por el
legislador". Es decir, hemos adherido al criterio que afirma que en el sistema jurídico penal argentino, las
personas jurídicas son pasibles de ser sancionadas penalmente.-
La conceptualización que expusiéramos en esa ocasión, producto de un detenido análisis de la doctrina y
legislación -tanto nacional como extranjera-, así como también de la jurisprudencia imperante en nuestro
medio jurídico sobre el particular, en nada se ve conmovida por el reciente pronunciamiento dictado por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación in re "Fly Machine" [Fallo en extenso: elDial - AA3534], desde que el
voto mayoritario se limitó a rechazar, por falta de fundamentación suficiente, el recurso extraordinario
deducido contra la sentencia de la Sala I de esta Cámara, que declarara la incapacidad penal de las personas
jurídicas, sin expedirse (como sí lo hizo la minoría) sobre el fondo de la cuestión.-
5.- Aclarado lo anterior, debe asimismo tenerse en cuenta cuáles son las sanciones pasibles de ser aplicadas
a las personas jurídicas, y en función de ello analizar si el cómputo de la prescripción penal deberá ser
realizado teniendo en cuenta las penas previstas para el ilícito en cuestión o si, en cambio, deberán ser
tenidas en cuenta tan solo aquellas que pudieran ser eventualmente impuestas a las personas jurídicas.-
Claro resulta que una persona jurídica nunca podría ser pasible de sufrir una pena privativa de la libertad. De
allí que muchos de los sistemas legales que conciben la responsabilidad penal de las personas jurídicas
prevean catálogos de sanciones especiales para los entes ideales.-
A título ilustrativo, podemos citar el caso del nuevo Código Penal francés (aprobado por ley nº 92.683 el
22/7/92), en el que se ha declarado penalmente responsables a las personas jurídicas (artículo 121-1),
conteniendo una rigurosa regulación de las penas aplicables (artículos 131-37 y siguientes), entre las que
enumera la multa, la disolución, la prohibición de actividades profesionales, el cierre definitivo, la vigilancia
judicial, la exclusión de los mercados públicos, la prohibición de gestionar ahorro ajeno, la prohibición de
emitir cheques, la confiscación y la publicación de la sentencia (conf. en relación a todo esto, Miguel Bajo
Fernández, "La responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Derecho Administrativo español", en
"Responsabilidad penal de las empresas y sus órganos y responsabilidad por el producto", J.M. Bosch Editor,
Barcelona, 1996, pág. 18).-
Por su parte, en el Reino de España encontramos que el Código Penal de 1995 -sancionado por la Ley
Orgánica 10/1995, del 23 de noviembre, y cuya entrada en vigor se produjo el 24 de mayo de 1996- prevé en
su artículo 129 que "1. El juez o tribunal, en los supuestos previstos en este Código, y sin perjuicio de lo
establecido en el artículo 31 del mismo, previa audiencia del ministerio fiscal y de los titulares o de sus
representantes legales podrá imponer, motivadamente, las siguientes consecuencias: a) Clausura de la
empresa, sus locales o establecimientos, con carácter temporal o definitivo. La clausura temporal no podrá
exceder de cinco años. b)Disolución de la sociedad, asociación o fundación. c) Suspensión de las actividades
de la sociedad, empresa, fundación o asociación por un plazo que no podrá exceder de cinco años.
d)Prohibición de realizar en el futuro actividades, operaciones mercantiles o negocios de la clase de aquellos
en cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. Esta prohibición podrá tener carácter
temporal o definitivo. Si tuviere carácter temporal, el plazo de prohibición no podrá exceder de cinco años. e)
La intervención de la empresa para salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores por el
tiempo necesario y sin que exceda de un plazo máximo de cinco años.".-
En nuestro sistema jurídico, son numerosas las disposiciones que establecen la responsabilidad penal de las
personas jurídicas, pudiendo citarse el caso de la ley 20.974, de identificación del potencial humano de la
Nación, cuyo artículo 40 establece que será reprimida con multa "...a) La persona física o colectiva que
estando obligada a proporcionar datos que le solicite el Registro Nacional de las Personas no lo hiciere o lo
falseare...".-
Por su parte, la ley 24.192, de prevención y represión de violencia en espectáculos deportivos, que en su
artículo 11 prevé la pena de multa accesoria en aquellos supuestos en que el delito de que se trate hubiera
sido cometido por un director o administrador de un club deportivo, dirigente, miembro de comisiones
directivas o subcomisiones, en ejercicio u ocasión de sus funciones. Establece además la norma citada, que la
entidad deportiva "será responsable en forma solidaria de la pena pecuniaria que correspondiere".-
El Régimen Penal Cambiario (ley 19.359) prevé la sanción de multa, suspensión o cancelación de la
autorización para operar o intermediar en cambios e inhabilitación para actuar como importador, exportador,
corredor de cambios o en instituciones autorizadas para operar cambios.-
Por su parte, la ley de Abastecimiento (20.680), establece en su artículo 5 el siguiente catálogo de sanciones
"...a) Multa de doscientos diecisiete mil cuarenta pesos ($ 217.040) a doscientos diecisiete millones cuarenta
mil pesos ($ 217.040.000). Este último límite podrá aumentarse hasta alcanzar el triple de la ganancia
obtenida en infracción; b) Arresto de hasta noventa (90) días; c) Clausura del establecimiento por un plazo de
hasta noventa (90) días. Durante la clausura y otro tiempo igual no podrá transferirse el fondo de comercio ni
los bienes afectados; d) Inhabilitación de hasta dos (2) años a los infractores para el uso o renovación de
créditos que otorguen las entidades sujetas a la Ley de Entidades Financieras; e) Comiso de las mercaderías
y productos objeto de la infracción; f) Inhabilitación especial de uno (1) a cinco (5) años para ejercer el
comercio y la función pública; g) Suspensión de hasta cinco (5) años en los registros de proveedores del
Estado, pudiendo igualmente disponerse por el mismo la rescisión de los contratos hayan o no tenido principio
de ejecución; h) Publicación de la sentencia condenatoria, a costa del infractor; i) Suspensión del uso de
patentes y marcas por un lapso de hasta tres (3) años; j) En caso de que los hechos adquieran por su
naturaleza o por sus consecuencias especial gravedad, en lugar de la pena establecida en el inciso b se
aplicará la de prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años.". Ello se complementa con cuanto al respecto se
establece en el artículo 8, en el sentido que "Cuando las infracciones que se penan en esta Ley hubieren sido
cometidas en beneficio de una persona jurídica, asociación o sociedad, se le dará carácter de parte, sin
perjuicio de la responsabilidad personal de los autores. En los casos de condena a una persona jurídica,
asociación o sociedad se podrá imponer como sanción complementaria la pérdida de la personería y la
caducidad de las prerrogativas que se le hubiesen acordado...".-
Por lo demás, nuestro análisis sobre el particular sería incompleto si no mencionáramos que en el
Anteproyecto de Reforma del Código Penal elaborado por la Comisión para la elaboración del proyecto de ley
de reforma y actualización integral del Código Penal (Res. M.J. y D.H. Nº 303/04 Y Nº 136/05), se prevé la
incorporación al Código Penal de una cláusula que atribuye capacidad penal a las personas jurídicas, las que
en caso de ser condenadas serán sancionadas con las penas previstas en el artículo 68, a saber: "Articulo
68.- Sanciones. Las sanciones para las personas jurídicas son las siguientes: a) multa, cuyo importe será
fijado conforme la magnitud del daño causado y el patrimonio de la entidad, hasta un máximo equivalente al
treinta y tres porciento (33%) del patrimonio neto de la entidad de conformidad con las normas de contabilidad
aplicables; b) cancelación de la personería jurídica; c) suspensión, total o parcial de actividades que en ningún
caso podrá exceder de tres (3) años; d) clausura total o parcial del establecimiento que en ningún caso podrá
exceder de tres (3) años; e) pérdida o suspensión de beneficios estatales; f)publicación de la sentencia
condenatoria a su costa; g) prestaciones obligatorias vinculadas con el daño producido; h) comiso; i)
intervención judicial de la empresa para salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores
por un plazo que en ningún caso podrá exceder de tres(3) años; j) auditoría periódica; k) suspensión del uso
de patentes y marcas por un plazo de hasta tres (3) años; l) suspensión de hasta tres (3) años en los registros
de proveedores del Estado.". Merece asimismo destacarse que al regular la extinción de la acción penal, en el
citado documento no se hubiera previsto el término que habrá de regir el curso de la prescripción para esta
clase de sanciones (ver artículo 57).-
6.- Concentrando nuestro análisis sobre la cuestión a decidir y teniendo en cuenta todo lo precedente,
podemos entonces afirmar que si bien las personas jurídicas no son pasibles de ser sancionadas con penas
privativas de la libertad, dicha circunstancia no desvirtúa aquella otra que indica -como realidad objetiva y
constatable- que el ilícito de contrabando se encuentra conminado con tal sanción, y que en función de ello es
posible afirmar que el grado de disvalor social atribuido a esa conducta -con la consecuente conmoción que
produce al verificarse su comisión- no se desmerece por la imposibilidad fáctica de aplicar a los entes ideales
el máximo rigor penal.-
Con acierto, se ha dicho que "Existen penas del orden jurídico penal que siendo las más graves, resultan
fácticamente inaplicables a las sociedades, asociaciones o entes colectivos. No cabe discusión que las penas
de prisión o reclusión se encuentran entre ellas pues es inimaginable el enclaustramiento de una persona de
existencia ideal. Sentada entonces la imposibilidad de aplicación de determinadas penas a las personas
jurídicas, se comprende que cuando la ley penal aduanera las sanciona -en casos de delito de contrabando-
con penas diferentes a las que corresponderían a las personas físicas, no es porque su conducta parezca
menos reprochable o el hecho -en cuanto a ellas hace- haya producido un menor agravio al sentimiento de
seguridad jurídica, sino tan sólo por lo dicho: la imposibilidad del enclaustramiento de un ente ideal a título de
prisión. En síntesis, no existe diversa intensidad de reproche para el delito de contrabando según el juicio se
dirija a las personas jurídicas o físicas que hayan coparticipado en su comisión. Así a los individuos se le
impondrá, entre otras, la pena de prisión; en tanto a las sociedades las de comiso, inhabilitaciones, multas,
retiro de la personería jurídica, cancelación de registro público. Todas esas penas derivadas del delito de
contrabando, cualquiera sea el autor al que se encuentren dirigidas, son penas principales y conjuntas
(Aftalion, ‘Tratado de Derecho Penal Especial’, tomo IV, p.341; Núñez, Tratado de Derecho Penal, Parte
General, p. 325)." (conf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico, Sala III, causa "Asociación
de Cooperativas Argentinas s/contrabando", rta. 15/10/84).-
Se concluyó en el precedente citado, que "...cuando, como en el caso de autos, se imputan los mismos
hechos ilícitos a una persona jurídica y a otras personas físicas -todas ellas procesadas existiendo idéntica
gravedad y grado de participación– , la prescripción de la acción solo puede producirse luego de un único
lapso de tiempo -sin diferenciación según el carácter físico o ideal de las personas–, independientemente de
las penas que a cada uno pudieran corresponderle en una eventual sentencia condenatoria. Parece ser esta
la única interpretación lógica del instituto. No puede pretenderse que subsisten los efectos morales y sociales
de un delito de contrabando respecto de la autoría atribuible a personas físicas, y sostener al mismo tiempo
que dichos vestigios han desaparecido en cuanto hace a la coparticipación que en el mismo hecho tuvo una
persona jurídica. Ello implicaría una grave incongruencia y una violación del principio de igualdad ante la ley
(art. 16 C.N.).".-
No puede dejar de atenderse que en el caso de figuras penales que contienen penas conjuntas, el término de
la prescripción de la acción es único; es decir, ésta no prescribe separadamente para cada una de las penas
posibles, sino en conjunto (ver C.S.J.N., Fallos 300:715; asimismo, Sebastián Soler, "Derecho Penal
Argentino", Tomo II, p. 455).-
El criterio que en definitiva propondremos, atiende asimismo a la propia redacción de la norma aplicable al
caso, desde que la misma remite al término de la pena prevista para el delito, sin efectuar consideración o
disquisición alguna en torno a la específica posibilidad de aplicar esa sanción en el caso concreto. Es decir, la
prescripción de la acción penal se encuentra estructurada en función de la pena en abstracto, y no de la pena
que en concreto pudiera ser aplicada a quien resultare condenado.-
No está de más recordar que la primera regla de interpretación de las leyes es dar pleno efecto a la intención
del legislador y que la primera fuente para determinar esa voluntad es la letra de la ley, pautas que no deben
ser sustituidas por el criterio propio de los jueces so color de hermenéutica, y menos aún cuando la ley no
exige esfuerzo para su inteligencia, por lo que, en principio, debe ser aplicada directamente con prescindencia
de las consideraciones que excedan las circunstancias del caso expresamente contempladas en ellas (Fallos:
311:1042; 313:1007; 316:1247; 319:2617; 320:61; 321:1434; 323:620; 324:1740; 325:1525, y 326:756).-
Lo expuesto, necesariamente conduce a acordar la razón al recurrente en cuanto indica que el término de la
prescripción, en el caso, se encuentra regido por la pena de prisión, cualitativamente más gravosa, en los
términos del artículo 5º del Código Penal, que la de inhabilitación perpetua considerada por el a quo. De allí
que la cuestión debió ser examinada desde la óptica del artículo 62 inciso 2º del Código Penal, que establece
que el plazo de la prescripción será el del máximo de la pena privativa de la libertad prevista para el delito, la
que en el caso se ubica en los diez años de prisión.-
7.- Abona la postura que venimos defendiendo, lo dispuesto por el artículo 890 del Código Aduanero, en
cuanto establece que "la extinción de las acciones para imponer y para hacer efectivas las penas por los
delitos aduaneros, se rige por las disposiciones del Código Penal", es decir, que la propia ley penal aduanera
remite a las disposiciones generales del Código Penal en lo que a la extinción de las acciones y las penas se
refiere. De allí que -en materia de prescripción- el dispositivo legal a tener en cuenta es el contenido en el
artículo 62 del código sustantivo.-
Recordemos en tal sentido que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido también que por
amplias que sean las facultades judiciales en orden a la aplicación e interpretación del derecho, el principio de
separación de los poderes, fundamental en el sistema republicano de gobierno adoptado por la Constitución
Nacional, no consiente a los jueces el poder de prescindir de lo dispuesto expresamente por la ley respecto
del caso, so color de su posible injusticia o desacierto (Fallos 249:425; 250:17; 263:460).-
Ahora bien, confrontando las penalidades que eventualmente pudieran ser impuestas a una persona jurídica
en sede jurisdiccional, con cuanto al respecto establece el antes citado artículo 62 del Código Penal,
advertimos que para la penalidad más grave que eventualmente y en concreto pudiera serle aplicada a los
entes ideales -esto es, el retiro de la personería jurídica y la cancelación de la inscripción en el Registro
Público de Comercio (artículo 876, apartado 1., inciso i.)-, no se encuentra previsto ningún término específico
para la prescripción.-
Lógicamente, resultaría absurdo concluir que por tal circunstancia, la acción penal por el delito de
contrabando no prescribiría nunca cuando el mismo hubiera sido cometido por entes ideales. Y tampoco
puede sostenerse válidamente que el legislador hubiere omitido establecer una regla específica sobre la
materia vinculada con la prescripción de la acción penal por los delitos cometidos por personas jurídicas,
cuando paralelamente estableció que esos sujetos de derecho son pasibles de ser sancionados con ese
específico catalogo de sanciones.-
Ha señalado reiteradamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que "la inconsecuencia o falta de
previsión del legislador no se suponen y por ende, se reconoce como principio que las leyes han de
interpretarse siempre evitando conferirles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las
unas por las otras y adoptando como verdadero el que las concilie y las deje a todas con valor y efecto"
(Fallos: 300:1080; 315:727; 320:1090). También ha señalado el Alto Tribunal que "es regla en la interpretación
de las leyes dar pleno efecto a la intención del legislador, computando la totalidad de sus preceptos de
manera que se compadezcan con el resto del ordenamiento jurídico y con los principios y garantías de la
Constitución Nacional" (Fallos: 310:937); y que "la interpretación de las leyes debe practicarse teniendo en
cuenta su contexto general y los fines que las informan", comprendiendo ello "no sólo la armonización de sus
preceptos sino también su conexión con las demás normas que integran el ordenamiento jurídico" (Fallos:
287:79).-
Lo expuesto, insistimos, necesariamente conduce a receptar la hermenéutica que venimos realizando de los
preceptos legales aplicables al caso, y en virtud de ella concluir que el término de prescripción de la acción
penal para las personas jurídicas es -al igual que para las personas físicas- el que surge de considerar la
pena más grave con la que se conmina el delito de que se trate, tratándose en el caso de la pena de prisión.-
Siendo ello así, y atendiendo a que conforme surge de las alegaciones de las partes y del resolutorio del
señor juez de primera instancia que los delitos imputados habrían sido cometidos el 30 de noviembre de 1998
y el 1 de marzo de 1999 y -habiéndose iniciado el trámite de las actuaciones de prevención por la
Administración Federal de Ingresos Públicos el 22 de octubre de 2003- se produjo el llamado a prestar
declaración indagatoria el 11 de mayo de 2006, resulta evidente que entre los actos señalados en primer y
último término no ha transcurrido el lapso necesario para que en estos autos se operase la prescripción de la
acción penal, conforme a cuanto lo reseñáramos precedentemente.-
Por las razones expuestas, en definitiva, conceptuamos que corresponde hacer lugar al recurso de casación
de la querella, sin costas, y casar la resolución impugnada, dejándola sin efecto en todo cuanto dispone.-
Tal es nuestro voto.-
La señora juez doctora Liliana Elena Catucci dijo:
Al resolver en la causa caratulada: "Fly Machine s/rec. de casación" (c. nº 4951, Reg. Nº 6368, rta. el 28 de
noviembre de 2003), la Sala I que integré tuvo oportunidad de abordar este tema. Se dijo en esa oportunidad,
después de efectuar un pormenorizado análisis de las sucesivas leyes que rigen la materia, que "juzgadas en
sede penal las personas físicas -en su carácter de órganos representantes del ente ideal- por la posible
intervención en un delito aduanero, y dictado contra ellas el fallo que las condena a una pena privativa de la
libertad, la posterior imposición de las penas accesorias que señalan los arts. 876, especialmente la del inciso
"i", 887 y 888 implica, sin más, la facultad administrativa otorgada por la ley al juez penal que previamente -en
un juicio penal- ha resuelto la situación procesal de los representantes del órgano colectivo.-
Es este precisamente el caso donde se ha utilizado el régimen de importación por cuenta y orden de terceros,
con el fin de imposibilitar el debido ejercicio del control que la normativa vigente acuerda a esa administración,
evitando así el pago de tributos a la importación.-
Esta circunstancia de ningún modo debe confundirse con el juzgamiento en sede penal de un ente ideal por la
presunta comisión de un contrabando, toda vez que la pena principal prevista para ese delito no puede ser
impuesta a una sociedad sino a sus miembros que son las personas físicas a ella vinculada. Y la aplicación a
la persona jurídica de las accesorias ut supra mencionadas son la consecuencia del obrar ilícito de sus
representantes, y aún siendo impuestas en sede penal -según las pautas establecidas en el art. 876 del C.A.-,
no pierden por ello su naturaleza meramente administrativa".-
"El criterio aquí apuntado, referente en definitiva a la irresponsabilidad penal de la persona jurídica no
obstante la doble jurisdicción (confr. Edwards, Carlos Enrique, ‘Régimen penal y procesal penal aduanero’,
Ed. Astrea, Bs. As., 1995), es el que ha receptado la doctrina antes citada, en la que se enrola esta Sala. En
igual sentido puede verse lo sostenido por esta Cámara in re: ‘Villalba, Jorge Edgardo y otros s/ recurso de
casación’, Sala IV, Causa nº 3319, Registro nº 4802, resuelta el 14 de abril de 2003)".-
"No puede dejar de mencionarse que sobre este punto en debate la Corte Suprema de Justicia de la Nación
ha establecido pacíficamente que ‘en el régimen de la ley 21.898 existen dos géneros de ilicitudes, agrupados
en las infracciones y los delitos aduaneros;; los últimos no pueden ser considerados al mismo tiempo delitos e
infracción, basándose en la distinción de las penas y sanciones que la ley prevé para los mismos. De tal
manera, las sanciones del art. 196, a aplicar por la autoridad administrativa, son accesorias de la privativa de
la libertad, a aplicar por los jueces, y en consecuencia dependientes de la existencia de ésta’. Ello es así,
pues ‘la atribución de competencia a la Administración Nacional de Aduanas para la aplicación de las
sanciones....., no responde a su jurisdicción en cuestiones de infracción aduanera, sino a su facultad
administrativa de imponer ciertas consecuencias accesorias de la condena penal’ (Fallos 305:246 y 254)".-
"En la misma inteligencia y más recientemente, el Alto Tribunal, en Fallos: 323:637, ha sostenido que ‘del
ordenamiento aduanero -arts. 876, apartado 1 y 1026- surge que las citadas sanciones son accesorias de la
pena privativa de libertad, toda vez que en materia de contrabando la sanción judicial a aplicar es
independiente de la decisión del órgano administrativo’ (en similar sentido, confr. Fallos C.S.J.N.: 321:2926).
El citado precedente continúa diciendo que ‘ello es así, ya que el otorgamiento de la atribución de funciones
jurisdiccionales a la autoridad aduanera depende de la ley, sin más limitaciones que las que surgen de los
principios, garantías y derechos que la Constitución Nacional establece y consagra’. Por lo tanto, una vez más
el precedente de la Corte Suprema mantiene la doctrina de la doble jurisdicción en materia de contrabando,
anteriormente sentada en el fallo ‘De La Rosa Vallejos’, en lo que respecta a la aplicación en sede
administrativa -A.N.A.- de las sanciones accesorias a las penas de prisión -de carácter principal- previamente
impuestas en sede judicial" ("Collazo Pérez, Ricardo y otro s/recurso de casación", Reg. Nº 7565, causa Nº
5907, rta. el 8/4/05).-
Explicada la postura de la suscripta acerca de la imposibilidad de juzgamiento en sede penal de un ente ideal
por la presunta comisión de un contrabando, he de adentrarme en la cuestión a estudio que no es otra que la
posible prescripción de la acción penal.-
La extinción de la acción penal es de orden público y se produce de pleno derecho por el transcurso del plazo
pertinente, de tal suerte que debe ser declarada de oficio, por cualquier tribunal, en cualquier estado de la
causa y en forma previa a cualquier decisión sobre el fondo (cfr. causa nro. 6855 "Waissbein, Edgardo J. y
otros s/ recurso de casación", rta. el 1/06/06, reg. Nº 8943).-
Corresponde establecer que de las dos leyes que rigieron en materia de prescripción de la acción de la ley
penal, resulta por la taxatividad de los actos interruptores, más benigna la actual traída por la ley 25.990, que
modificó el artículo 67 del Código Penal. En ese sentido se ha expedido la Sala I en numerosos precedentes
(Confr. "Lanata, Jorge E. s/ recurso de casación", causa nº 7165, reg. Nº 9211, rta. el 21/7/06, entre muchas
otros).-
Además, es de resaltar que tanto la actual como la anterior redacción del artículo 67 del Código Penal (ley
25.990) establecen que la prescripción se interrumpe con el primer llamado a indagatoria, uno de los puntos
centrales del debate. Es por ello que en el caso a estudio la situación de los imputados -directores- no variaría
aún cuando se le aplicase la ley anterior puesto que tan sólo se la ha llamado a prestar declaración
indagatoria, acto en relación al cual ambas disposiciones legales coinciden en asignarle el correspondiente
carácter interruptivo.-
Tomando como punto de partida la fecha de la comisión de los delitos investigados, el 30 de noviembre de
1998 y 1 de marzo de 1999, atendiendo a que la causa (nº 12.052 del Juzgado Nacional en lo Penal
Económico nº 5) se inició en octubre de 2003 y que el primer llamado a prestar declaración indagatoria data
del 11 de mayo de 2006, se advierte que éste es el único acto interruptor existente en la especie (cfr. fs. 14).-
Fácil se aprecia que entre esas dos datas no ha transcurrido el máximo previsto como tope superior de la
escala penal indicada en el art. 865 del Código Aduanero. De ello, cabe concluirse en que -en el sub examine-
no se ha operado la prescripción de la acción penal, toda vez que el espacio temporal que media entre
aquéllos no supera el máximo de pena que el código de fondo prevé -diez años de reclusión o prisión- para
los delitos atribuidos a los encartados (art. 62, inc. 2º, del C.P.).-
Es decir que la conclusión anticipada en la instancia anterior no se encuentra ajustada a derecho.-
Por los fundamentos aquí expuestos, adhiero a la solución propiciada por el voto del doctor Riggi.-
Por ello, en mérito al acuerdo que antecede el Tribunal, RESUELVE:
HACER LUGAR al recurso de casación deducido por la querella, sin costas, y CASAR la resolución
impugnada, dejándola sin efecto en todo cuanto dispone (artículos 456, 470, 530 y cc. del CPPN).-
Regístrese, hágase saber y devuélvanse las actuaciones al tribunal de origen, sirviendo lo proveído de atenta
nota de envío.-
Fdo: Dr. Eduardo R. Riggi – Dra. Angela E. Ledesma – Dra. Liliana Elena Catucci.//-
Ante mi: María Jimena Monsalve, Prosecretaria de Cámara
Citar: elDial.com - AA5934

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