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“Sobre el tema, se ha afirmado que `Cuando las sanciones inflictas son varias y de distinta especie, debe
atenderse para analizar la procedencia del recurso de casación primero a la calidad de las mismas y luego,
una vez definida esta cuestión, al monto de la más gravosa para verificar si ella encuadra en los supuestos
contemplados en el mentado artículo 459 del código de rito. Por ello es que debe considerarse la pena de
prisión prevista para el delito atribuido y no como lo pretende el recurrente la de inhabilitación.´.” (Dr. Riggi,
según su voto)
“En la especie, tratándose del delito de contrabando -artículos 863 y 864 inciso e) del Código Aduanero- las
penalidades que en abstracto prevé el citado cuerpo normativo son, prisión de dos a ocho años (artículo 864);
pérdida de las concesiones, regímenes especiales, privilegios y prerrogativas de los que gozaren los
condenados (artículo 876, apartado 1., inciso d.); inhabilitación especial de seis meses a cinco años para el
ejercicio del comercio (artículo 876, apartado 1., inciso e.); inhabilitación especial perpetua para
desempeñarse como miembro de las fuerzas de seguridad (artículo 876, apartado 1., inciso f.); inhabilitación
absoluta por el doble tiempo que el de la condena para desempeñarse como funcionario o empleado público
(artículo 876, apartado 1., inciso h.); y el retiro de la personería jurídica y, en su caso, la cancelación de la
inscripción en el Registro Público de Comercio, cuando se tratare de personas de existencia ideal (artículo
876, apartado 1., inciso i.).” (Dr. Riggi, según su voto)
“Lo expuesto determinaría a concluir que el plazo que rige la extinción de la acción penal es el que surge de
considerar la pena cualitativamente más grave -la de prisión, conforme la enumeración del artículo 5 del
Código Penal-, de manera tal que el término de la prescripción será el máximo de esa pena: diez años.” (Dr.
Riggi, según su voto)
“Sin perjuicio de lo asentado precedentemente, la cuestión a resolver es precisar el término que habrá de regir
la prescripción de la acción penal frente al delito de contrabando, cuando éste es imputado a una persona
jurídica. En ese orden, no resulta ocioso señalar que en ocasión de expedir nuestro voto en la causa N° 2984
del registro de esta Sala, caratulada “Peugeot Citroën Argentina S.A. s/ rec. de casación” (reg. 715, del
16/11/01) expresamos nuestro criterio en cuanto a “que nuestra legislación positiva en determinados casos y
el régimen aduanero en particular han adoptado firmemente la postura de adjudicar responsabilidad penal a
las personas jurídicas por los delitos que sus representantes, mandatarios, directores o demás personas con
capacidad para obligarlas hubiesen cometido actuando en cuanto tales; y que la jurisprudencia que en
consecuencia de los postulados legales ha emanado de los distintos tribunales de justicia en sus sucesivas
integraciones en modo alguno ha cuestionado la validez o la adecuación constitucional de la solución
establecida por el legislador”. Es decir, hemos adherido al criterio que afirma que en el sistema jurídico penal
argentino, las personas jurídicas son pasibles de ser sancionadas penalmente.” (Dr. Riggi, según su voto)
“Aclarado esto, debe asimismo tenerse en cuenta cuáles son las sanciones pasibles de ser aplicadas a las
personas jurídicas, y en función de ello analizar si el cómputo de la prescripción penal deberá ser realizado
teniendo en cuenta las penas previstas para el ilícito en cuestión o si, en cambio, deberán ser tenidas en
cuenta tan solo aquellas que pudieran ser eventualmente impuestas a las personas jurídicas.” (Dr. Riggi,
según su voto)
“Claro resulta que una persona jurídica nunca podría ser pasible de sufrir una pena privativa de la libertad. De
allí que muchos de los sistemas legales que conciben la responsabilidad penal de las personas jurídicas
prevean catálogos de sanciones especiales para los entes ideales.” (Dr. Riggi, según su voto)
“Podemos entonces afirmar que si bien las personas jurídicas no son pasibles de ser sancionadas con penas
privativas de la libertad, dicha circunstancia no desvirtúa aquella otra que indica -como realidad objetiva y
constatable- que el ilícito de contrabando se encuentra conminado con tal sanción, y que en función de ello es
posible afirmar que el grado de disvalor social atribuido a esa conducta -con la consecuente conmoción que
produce al verificarse su comisión- no se desmerece por la imposibilidad fáctica de aplicar a los entes ideales
el máximo rigor penal.” (Dr. Riggi, según su voto)
“No existe diversa intensidad de reproche para el delito de contrabando según el juicio se dirija a las personas
jurídicas o físicas que hayan coparticipado en su comisión. Así a los individuos se le impondrá, entre otras, la
pena de prisión; en tanto a las sociedades las de comiso, inhabilitaciones, multas, retiro de la personería
jurídica, cancelación de registro público. Todas esas penas derivadas del delito de contrabando, cualquiera
sea el autor al que se encuentren dirigidas, son penas principales y conjuntas.” (Dr. Riggi, según su voto)
“En el caso de figuras penales que contienen penas conjuntas, el término de la prescripción de la acción es
único; es decir, ésta no prescribe separadamente para cada una de las penas posibles, sino en conjunto (ver
C.S.J.N., Fallos 300:715; asimismo, Sebastián Soler, ”Derecho Penal Argentino”, Tomo II, p. 455).” (Dr. Riggi,
según su voto)
“El criterio que en definitiva propondremos, atiende asimismo a la propia redacción de la norma aplicable al
caso, desde que la misma remite al término de la pena prevista para el delito, sin efectuar consideración o
disquisición alguna en torno a la específica posibilidad de aplicar esa sanción en el caso concreto. Es decir, la
prescripción de la acción penal se encuentra estructurada en función de la pena en abstracto, y no de la pena
que en concreto pudiera ser aplicada a quien resultare condenado.” (Dr. Riggi, según su voto)
“Lo expuesto, necesariamente conduce a acordar la razón al recurrente en cuanto indica que el término de la
prescripción, en el caso, se encuentra regido por la pena de prisión, cualitativamente más gravosa, en los
términos del artículo 5º del Código Penal, que la de inhabilitación perpetua considerada por el a quo. De allí
que la cuestión debió ser examinada desde la óptica del artículo 62 inciso 2º del Código Penal, que establece
que el plazo de la prescripción será el del máximo de la pena privativa de la libertad prevista para el delito, la
que en el caso se ubica en los diez años de prisión.” (Dr. Riggi, según su voto)
“La pena principal prevista para el delito de contrabando no puede ser impuesta a una sociedad sino a sus
miembros que son las personas físicas a ella vinculada. Y la aplicación a la persona jurídica de las penas
accesorias son la consecuencia del obrar ilícito de sus representantes, y aún siendo impuestas en sede penal
-según las pautas establecidas en el art. 876 del C.A.-, no pierden por ello su naturaleza meramente
administrativa”.” (Dra. Catucci, según su voto)
“Explicada mi postura acerca de la imposibilidad de juzgamiento en sede penal de un ente ideal por la
presunta comisión de un contrabando, corresponde establecer que de las dos leyes que rigieron en materia
de prescripción de la acción de la ley penal, resulta por la taxatividad de los actos interruptores, más benigna
la actual traída por la ley 25.990, que modificó el artículo 67 del Código Penal.” (Dra. Catucci, según su voto)
“Tomando como punto de partida la fecha de la comisión de los delitos investigados, el 30 de noviembre de
1998 y 1 de marzo de 1999, atendiendo a que la causa se inició en octubre de 2003 y que el primer llamado a
prestar declaración indagatoria data del 11 de mayo de 2006, se advierte que éste es el único acto interruptor
existente en la especie.” (Dra. Catucci, según su voto)
“Fácil se aprecia que entre esas dos datas no ha transcurrido el máximo previsto como tope superior de la
escala penal indicada en el art. 865 del Código Aduanero. De ello, cabe concluirse en que no se ha operado la
prescripción de la acción penal, toda vez que el espacio temporal que media entre aquéllos no supera el
máximo de pena que el código de fondo prevé -diez años de reclusión o prisión- para los delitos atribuidos a
los encartados (art. 62, inc. 2º, del C.P.).” (Dra. Catucci, según su voto)