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Semanario Judicial de la Federación

Precedente (Sentencia)

Registro digital: 30398

Asunto: AMPARO DIRECTO Undécima Época Fuente: Gaceta del Semanario


370/2019. Judicial de la Federación, Libro
10, Febrero de 2022, Tomo III,
página 2503
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito

DESPOJO. EL ARTÍCULO 235, FRACCIÓN II, DEL CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE
COLIMA, ABROGADO, QUE PREVÉ ESTE DELITO, VIOLA EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD, EN
SU VERTIENTE DE TAXATIVIDAD.

AMPARO DIRECTO 370/2019. 30 DE ENERO DE 2020. MAYORÍA DE VOTOS. DISIDENTE: JOEL


FERNANDO TINAJERO JIMÉNEZ. PONENTE: JOSÉ DAVID CISNEROS ALCARAZ.
SECRETARIO: JORGE RODRÍGUEZ PÉREZ.

CONSIDERANDO:

VIII. Estudio del asunto.

25. Ante todo, cabe precisar que conforme a lo establecido en el artículo 79, párrafo primero,
fracción III, inciso a), de la Ley de Amparo, este Tribunal Colegiado debe suplir la queja deficiente
en favor del aquí quejoso, pues acude con el carácter de parte sentenciada en el juicio de origen, de
modo que bajo esta perspectiva se examinará el presente asunto.

26. En ese sentido, en suplencia de la queja deficiente, este Tribunal Colegiado advierte que el
precepto por el cual se condena al hoy quejoso por el delito de despojo viola el principio de
taxatividad de la ley penal.

27. Ahora bien, es necesario precisar que el sentido condenatorio de la sentencia definitiva
reclamada se sustenta en el delito de despojo, previsto en la fracción II del artículo 235 del Código
Penal del Estado de Colima que a la letra dicta:

"Artículo 235. Se impondrá prisión de dos a seis años y multa hasta por 80 unidades, al que sin
consentimiento de quien pueda otorgarlo conforme a la ley o engañando a éste:

"I. ...

"II. Ejerza actos de dominio respecto a un inmueble de su propiedad, lesionando derechos de otro."

28. Ahora, cabe indicar que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver los
juicios de amparo directo en revisión 4436/2015 y 2255/2015, en sesión de 7 de marzo de 2016, se
pronunció en torno al principio de taxatividad de la ley penal en los términos que a continuación se
analizarán.

29. Así, de la ejecutoria dictada en el juicio de amparo en revisión 4436/2015, por el citado Pleno del
Máximo Tribunal de este país, se aprecia que la referida determinación de inconstitucionalidad de la

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norma se apoya en las consideraciones siguientes:

"QUINTO. Estudio de fondo. Los agravios son fundados, dado que la norma general impugnada
vulnera el principio de legalidad en su vertiente de taxatividad.

"El principio de taxatividad, cuya vulneración alega la recurrente, ha sido materia de reiterados
pronunciamientos de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los que se ha precisado su
fundamento, definición y alcances, así como la forma de analizar su cumplimiento.

"En la sentencia dictada en la acción de inconstitucionalidad 95/2014, se reseñan los principales


pronunciamientos sobre este tema y se fija el parámetro de control constitucional en que se funda la
decisión de este asunto.

"En el referido precedente quedó establecido que el principio de taxatividad está reconocido en los
artículos 9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos.

"El artículo 9 de la citada Convención establece el principio de legalidad, en los términos siguientes:

"‘Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivas según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable
en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone
la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello.’

"En la interpretación de esa norma convencional, se atendió a lo resuelto por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos en el Caso de Fermín Ramírez Vs. Guatemala, por sentencia
de veinte de junio de dos mil cinco (párrafo 90) y en el Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú, por
sentencia de treinta de mayo de mil novecientos noventa y nueve (párrafo 121), respectivamente,
cuyo contenido es el siguiente:

"‘90. El principio de legalidad constituye uno de los elementos centrales de la persecución penal en
una sociedad democrática. Al establecer que «nadie puede ser condenado por acciones u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable», el
artículo 9 de la Convención obliga a los Estados a definir esas «acciones u omisiones» delictivas en
la forma más clara y precisa que sea posible. Al respecto, la Corte ha establecido:

"‘«... Con respecto al principio de legalidad en el ámbito penal, ... la elaboración de los tipos penales
supone una clara definición de la conducta incriminada, que fije sus elementos y permita deslindarla
de comportamientos no punibles o conductas ilícitas sancionables con medidas no penales.

"‘«En un Estado de Derecho, los principios de legalidad e irretroactividad presiden la actuación de


todos los órganos del Estado, en sus respectivas competencias, particularmente cuando viene al
caso el ejercicio de su poder punitivo.

"‘«En un sistema democrático es preciso extremar las precauciones para que las sanciones penales
se adopten con estricto respeto a los derechos básicos de las personas y previa una cuidadosa
verificación de la efectiva existencia de la conducta ilícita.

"‘«En este sentido, corresponde al Juez penal, en el momento de la aplicación de la ley penal,
atenerse estrictamente a lo dispuesto por ésta y observar la mayor rigurosidad en el adecuamiento
de la conducta de la persona incriminada al tipo penal, de forma tal que no incurra en la
penalización de actos no punibles en el ordenamiento jurídico.’»"

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"‘«121. La Corte entiende que en la elaboración de los tipos penales es preciso utilizar términos
estrictos y unívocos, que acoten claramente las conductas punibles, dando pleno sentido al principio
de legalidad penal. Éste implica una clara definición de la conducta incriminada, que fije sus
elementos y permita deslindarla de comportamientos no punibles o conductas ilícitas sancionables
con medidas no penales. La ambigüedad en la formulación de los tipos penales genera dudas y
abre el campo al arbitrio de la autoridad, particularmente indeseable cuando se trata de establecer
la responsabilidad penal de los individuos y sancionarla con penas que afectan severamente bienes
fundamentales, como la vida o la libertad. Normas como las aplicadas en el caso que nos ocupa,
que no delimitan estrictamente las conductas delictuosas, son violatorias del principio de legalidad
establecido en el artículo 9 de la Convención Americana.»’"

30. En la sentencia de la acción de inconstitucionalidad 95/2014, en lo que aquí interesa, el Alto


Tribunal nota lo siguiente:

a) La garantía de exacta aplicación de la ley en materia penal no se circunscribe a los meros actos
de aplicación, sino que abarca también a la propia ley que se aplica, la que debe quedar redactada
de tal forma que los términos mediante los cuales especifiquen los elementos respectivos sean
claros, precisos y exactos.

b) La autoridad legislativa no puede sustraerse al deber de consignar leyes con expresiones y


conceptos claros, precisos y exactos, al prever las penas y describir las conductas que señala como
típicas.

c) Las leyes deben incluir todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos, para
evitar confusiones en su aplicación o demérito en la defensa del procesado.

31. A su vez, en dicho precedente se retomó lo resuelto por el Pleno del Máximo Tribunal del País
en la diversa acción de inconstitucionalidad 29/2011.

32. En ese fallo se aclara que las normas jurídicas son expresadas mediante enunciados
lingüísticos denominados disposiciones, y se definió el principio de taxatividad como la exigencia de
que los textos en los que se recogen las normas sancionadoras, describan con suficiente precisión
qué conductas están prohibidas y qué sanciones se impondrán a quienes incurran en ellas.

33. Asimismo, el Alto Tribunal explica que comúnmente se entiende al principio de taxatividad como
una de las tres formulaciones del principio de legalidad, el cual abarca también los principios de no
retroactividad y de reserva de ley.

34. Además, reconoce que la precisión de las disposiciones es una cuestión de grado, por ello, lo
que se busca con este tipo de análisis no es validar las normas si y sólo si se detecta la certeza
absoluta de los mensajes del legislador, ya que ello es lógicamente imposible, sino más bien lo que
se pretende es que el grado de imprecisión sea razonable.

35. Es decir, que el precepto sea lo suficientemente claro como para reconocer su validez, en tanto
se considera que el mensaje legislativo cumplió esencialmente su cometido, dirigiéndose al núcleo
esencial de casos regulados por la norma.

36. El otro extremo es la imprecisión excesiva o irrazonable, es decir, un grado de indeterminación


tal que provoque en los destinatarios confusión o incertidumbre por no saber cómo actuar ante la
norma jurídica; la certeza jurídica y la imparcialidad en la aplicación del derecho, se insiste, son los
valores subyacentes al principio de taxatividad.

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37. En relación con el grado de precisión que se exige en las normas penales, en ambas acciones
de inconstitucionalidad, el Tribunal Pleno cita la jurisprudencia 1a./J. 54/2014 (10a.), de la Primera
Sala, cuyo contenido es el siguiente:

"PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU VERTIENTE DE TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL


CONTEXTO EN EL CUAL SE DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES, ASÍ COMO DE SUS
POSIBLES DESTINATARIOS. El artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos consagra el derecho fundamental de exacta aplicación de la ley en materia penal al
establecer que en los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía y aun
por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata. Este derecho fundamental no se limita a ordenar a la autoridad jurisdiccional
que se abstenga de interpretar por simple analogía o mayoría de razón, sino que es extensivo al
creador de la norma. En ese orden, al legislador le es exigible la emisión de normas claras, precisas
y exactas respecto de la conducta reprochable, así como de la consecuencia jurídica por la
comisión de un ilícito; esta descripción no es otra cosa que el tipo penal, el cual debe estar
claramente formulado. Para determinar la tipicidad de una conducta, el intérprete debe tener en
cuenta, como derivación del principio de legalidad, al de taxatividad o exigencia de un contenido
concreto y unívoco en la labor de tipificación de la ley. Es decir, la descripción típica no debe ser de
tal manera vaga, imprecisa, abierta o amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación.
Así, el mandato de taxatividad supone la exigencia de que el grado de determinación de la conducta
típica sea tal, que lo que es objeto de prohibición pueda ser conocido por el destinatario de la
norma. Sin embargo, lo anterior no implica que para salvaguardar el principio de exacta aplicación
de la pena, el legislador deba definir cada vocablo o locución utilizada al redactar algún tipo penal,
toda vez que ello tornaría imposible la función legislativa. Asimismo, a juicio de esta Primera Sala,
es necesario señalar que en la aplicación del principio de taxatividad es imprescindible atender al
contexto en el cual se desenvuelven las normas, así como sus posibles destinatarios. Es decir, la
legislación debe ser precisa para quienes potencialmente pueden verse sujetos a ella. En este
sentido, es posible que los tipos penales contengan conceptos jurídicos indeterminados, términos
técnicos o vocablos propios de un sector o profesión, siempre y cuando los destinatarios de la
norma tengan un conocimiento específico de las pautas de conducta que, por estimarse ilegítimas,
se hallan prohibidas por el ordenamiento. El principio de taxatividad no exige que en una sociedad
compleja, plural y altamente especializada como la de hoy en día, los tipos penales se configuren de
tal manera que todos los gobernados tengan una comprensión absoluta de los mismos,
específicamente tratándose de aquellos respecto de los cuales no pueden ser sujetos activos, ya
que están dirigidos a cierto sector cuyas pautas de conducta son muy específicas, como ocurre con
los tipos penales dirigidos a los miembros de las Fuerzas Armadas."(16)

38. En la sentencia emitida en la acción de inconstitucionalidad 95/2014, la Corte destaca que ante
dichas formulaciones del principio de legalidad en materia penal deriva la importancia que la
dogmática jurídico-penal asigna al elemento del delito llamado tipicidad, entendido como la
constatación plena del encuadramiento exacto entre los componentes de una hipótesis delictiva
descrita en la ley y un hecho concreto acontecido y probado en el mundo fáctico.

39. La tipicidad es un presupuesto indispensable del acreditamiento del injusto penal y constituye la
base fundamental del principio de legalidad que rige, con todas sus derivaciones, como pilar de un
sistema de derecho penal en un Estado democrático de derecho.

40. Así, el Máximo Tribunal del País sostiene que del principio de legalidad deriva la formulación de
taxatividad, que exige la formulación de términos precisos del supuesto de hecho de las normas
penales, a partir de dos directrices:

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a) La reducción de vaguedad de los conceptos usados para determinar los comportamientos


penalmente prohibidos; y,

b) La preferencia por el uso descriptivo frente al uso de conceptos valorativos.

41. Lo que no es otra cosa que la exigencia de un contenido concreto y unívoco en la labor de
tipificación de la ley.

42. Es decir, que la descripción típica no debe ser vaga, imprecisa, abierta o amplia, al grado de
permitir la arbitrariedad en su aplicación, pues para garantizar el principio de plenitud hermética en
cuanto a la prohibición de analogía o mayoría de razón en la aplicación de la ley penal, ésta debe
ser exacta, y no sólo porque a la infracción corresponda una sanción, pues sucede que las normas
penales deben cumplir una función motivadora en contra de la realización de delitos, para lo que
resulta imprescindible que las conductas punibles estén descritas con exactitud y claridad, pues no
se puede evitar aquello que no se tiene posibilidad de conocer con certeza.

43. En ese sentido, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación concluye que el principio
de taxatividad supone la exigencia de que el grado de determinación de la conducta típica sea tal,
que lo que es objeto de prohibición pueda ser conocido sin problemas por el destinatario de la
norma.

44. Asimismo, en dicha ejecutoria se afirma que esta exigencia no se circunscribe a los meros actos
de aplicación de encuadrar la conducta en la descripción típica, sino que abarca también a la propia
ley que se aplica, la que debe quedar redactada de forma tal que los términos mediante los cuales
especifiquen los elementos respectivos, sean claros y exactos.

45. El Pleno del Máximo Tribunal afirma que lo anterior implica que al prever las penas la autoridad
legislativa no puede sustraerse del deber de describir las conductas que señalen como
merecedoras de sanción penal, incluyendo todos sus elementos, características, condiciones,
términos y plazos, pues ello es necesario para evitar confusiones en su aplicación, o demérito en la
defensa del procesado.

46. Por tanto, la ley que carezca de tales requisitos de certeza resultará violatoria de la garantía
indicada.

47. Sin embargo, en ese mismo fallo se aclara que el mandato de taxatividad sólo puede obligar al
legislador penal a una determinación suficiente y no a la mayor precisión imaginable; por tanto, no
se puede exigir una determinación máxima.

48. Desde esta perspectiva, la taxatividad tiene un matiz consistente en que los textos legales que
contienen las normas penales, únicamente deben describir con suficiente precisión qué conductas
están prohibidas y qué sanciones se impondrán a quienes incurran en ellas; la exigencia en cuanto
a la claridad y precisión es gradual.

49. También se precisa en el fallo dictado por la Suprema Corte que para analizar el grado de
suficiencia en la claridad y precisión de una expresión, no debe efectuarse teniendo en cuenta
únicamente el texto de la ley, sino que se puede acudir (i) tanto a la gramática, (ii) como en
contraste (u observando) dicha expresión en relación con otras expresiones contenidas en la misma
(u otra) disposición normativa.

50. Incluso, la Primera Sala del Alto Tribunal, dice, ha ido más allá al considerar imprescindible
atender (iii) al contexto en el cual se desenvuelven las normas, (iv) y a sus posibles destinatarios.

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51. Pues bien, en atención a lo resuelto en los reseñados precedentes, la norma que prevea alguna
pena o describa una conducta que deba ser sancionada penalmente resultará inconstitucional por
vulnerar el principio de taxatividad, ante su imprecisión excesiva o irrazonable, en un grado de
indeterminación tal que provoque en los destinatarios confusión o incertidumbre por no saber cómo
actuar ante la norma jurídica.

52. En ese orden de ideas, retomando los elementos reconocidos en los precedentes citados es
factible concluir que la fracción II del artículo 235 del Código Penal para el Estado de Colima no
alcanza el grado de claridad y precisión que exige el principio de taxatividad.

53. La disposición en análisis establece:

"Artículo 235. Se impondrá prisión de dos a seis años y multa hasta por 80 unidades, al que sin
consentimiento de quien pueda otorgarlo conforme a la ley o engañando a éste:

"I. ...

"II. Ejerza actos de dominio respecto a un inmueble de su propiedad, lesionando derechos de otro."

54. Atendiendo únicamente a la literalidad de la transcripción, se obtiene que el tipo penal a estudio
se integra con los elementos siguientes:

a) La existencia de una conducta consistente en ejercer actos de dominio (verbo rector del tipo o
conducta que se prohíbe).

b) Realizada respecto de un bien inmueble de su propiedad (el tipo requiere una calidad específica
del sujeto activo: ser propietario del bien inmueble).

c) La acción debe dirigirse a lesionar derechos de otra persona (el tipo exige que un tercero tenga
un derecho, el cual deba ser lesionado).

d) La norma dirige su protección a los derechos de una tercera persona, que a su vez tiende a
tutelar el patrimonio (bien jurídico).

55. De estos elementos resulta necesario determinar si son suficientes para que cualquier persona,
como destinatario de la norma penal, conozca sin confusión ni incertidumbre las conductas que
ameritan la sanción penal por el delito de despojo, que se traduce en dos a seis años de prisión y
multa hasta por ochenta unidades.

56. Luego, es pertinente resaltar que se trata de una norma penal dirigida a cualquier persona, de
manera que en su interpretación debe atenderse al uso general y cotidiano del idioma en el Estado
de Colima.

57. De la lectura del precepto se advierte que la acción debe recaer sobre los derechos de un
tercero.

58. Ahora, la palabra "derecho" que se imprime en el texto normativo a estudio, tiene más de una
acepción, aun constriñéndolo a derechos reales, que son los que se examinan en el fallo reclamado.

59. Sobre los derechos reales existen diversas acepciones, como lo menciona Jorge Alfredo
Domínguez Martínez en su libro Derecho Civil Parte General, Personas, Cosas, Negocio Jurídico e

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Invalidez, sobre el tema de los derechos este autor sostiene lo siguiente:

"El ius utendi, es decir, el derecho de usar la cosa, el ius fruendi o sea el derecho a hacer propios
los frutos producidos por aquélla y el ius abutendi, por el que se entiende el derecho de consumirla
y a disponer de ella, son los caracteres cuyo conjunto integran el derecho de propiedad."

60. En ese sentido, la palabra "derecho" sobre la cual recae la conducta del activo tiene más de una
acepción –y para este caso interesa mencionar simplemente la definición de derechos reales– para
advertir que tiene como referencia un amplio espectro de posibilidades respecto de la actualización
de la lesión que importa al tipo penal.

61. Para lograr identificar el bien jurídico sobre el cual recae la conducta tendrían que plantearse,
cuando menos, las interrogantes:

• ¿Cuál es el derecho lesionado?

• ¿Qué tipo de derecho?

• ¿Derecho de propiedad?

• ¿Derecho de posesión?

62. Lo que evidencia el amplio espectro de derechos sobre los cuales puede recaer la conducta del
agente activo, resultando así especialmente complejo determinar el grado de afectación que debe
producir determinada acción para actualizar tal delito.

63. Esto es, existe una pluralidad de conductas que pueden calificarse como despojo, a la luz de la
fracción II del artículo 235 del Código Penal para el Estado de Colima, pues bastaría que el
propietario de un inmueble ejerciera actos de dominio y un tercero adujera que con ello se lesiona
cualquier prerrogativa para que se actualice la conducta típica.

64. Es cierto que en reiterados precedentes se ha sostenido que la sola vaguedad de un vocablo
empleado en la descripción típica de una norma penal conduce a declarar la inconstitucionalidad de
ésta, por vulneración al principio de legalidad.

65. Sin embargo, según se expuso, ese grado de indeterminación no debe llegar al extremo de
permitir la arbitrariedad en su aplicación. Luego, el solo empleo de un vocablo vago en un tipo penal
no implica su inconstitucionalidad, pero tampoco carece de relevancia.

66. Entonces, debe atenderse a la totalidad de la disposición en que se encuentra tal vocablo y al
contexto en que se aplica, para determinar si es que el grado de indeterminación resulta razonable,
o no, atendiendo al principio de taxatividad.

67. Según se ha demostrado, la norma analizada únicamente establece que la acción debe recaer
en un derecho de otro, vocablo que se cataloga de textura abierta, pues tiene distintas acepciones y
un alto grado de indeterminación, y su indefinición no se reduce al acudir a las diferentes
acepciones ni a su desarrollo en la doctrina jurídica.

68. Incluso, si bien el artículo 236 del Código Penal para el Estado de Colima señala que (las
sanciones se aplicarán aun cuando el derecho a la posesión sea dudoso o esté en litigio),
únicamente establece la posibilidad de que el derecho de posesión sea relativo y no absoluto.

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69. Esto es, clarifica lo que para el tipo penal significa posesión, adoptando esa interpretación y no
una estrictamente civilista, dando la pauta para esclarecer qué debe entenderse como posesión.

70. Así, el concepto "posesión" descrito en el artículo 236 del Código Penal para el Estado de
Colima, se relaciona con el artículo 235 del citado ordenamiento, solamente en los supuestos en
que sea aplicable, pues de otro modo implica perfeccionar la norma al introducir un concepto que
resulta determinante para actualizar el tipo penal, como lo es la posesión.

71. En efecto, el hecho de que en el artículo 236 del ordenamiento citado se fije un criterio
interpretativo relacionado con la actualización de la posesión en el delito de despojo, no tiene como
consecuencia lógica el esclarecimiento del vocablo "derechos", previsto en la fracción II del artículo
235 del Código Penal para el Estado de Colima.

72. Ello es así, pues atendiendo su contenido textual, se observa la intención del legislador para fijar
los alcances y protección del derecho de posesión, pero en modo alguno da claridad a la expresión
"derechos de otro", toda vez que no existe un indicio para afirmar indubitablemente que la frase
"derecho a la posesión" contenida en el artículo 236 del referido código, corresponda a los
"derechos de otro" que se prevé en la fracción II del artículo 235 del Código Penal para el Estado de
Colima, al ser tópicos diversos.

73. Esto es, abordan temas que, si bien pueden relacionarse, lo cierto es que de igual manera cabe
la posibilidad que no sea de esa manera, pues ambas expresiones, para su entendimiento, tendrían
que complementarse para darle coherencia a la norma, circunstancia que se encuentra vedada en
el derecho penal, toda vez que implica introducir un elemento al tipo penal que no se encontraba
previsto.

74. Así, cambiaría el sentido de la oración o sintagma, inclusive limitando a ese supuesto y dejando
de lado alguna otra hipótesis.

75. Inclusive, la norma a estudio, al establecer la frase "derechos de otro", lo hace de manera plural;
en cambio, el artículo 236 utiliza la expresión "el derecho a la posesión", esto es, habla en singular.

76. Lo anterior evidencia que no existe concordancia en género y número, pues el primer supuesto
habla de una pluralidad de derechos que, en su caso, pueden verse afectados por el actuar del
agente activo del delito; en cambio, el segundo supuesto únicamente hace referencia a una sola
posibilidad, discrepancia que de acuerdo con la sintaxis de la norma, en modo alguno hace posible
relacionar de manera ineludible un supuesto con el otro atento a la relación lógica del sintagma.

77. Por otro lado, la primera parte del tipo penal tampoco brinda la certeza de qué se trata el
vocablo "derechos", pues solamente se encamina a describir la conducta que se prohíbe, a saber,
ejercer actos de dominio respecto a un inmueble de su propiedad.

78. Dicho de otra forma, la acción que debe desplegar el activo es ejercer actos de dominio; sin
embargo, esa acción no dilucida cuál es el bien jurídico tutelado (derechos).

79. Esto es, la expresión de la norma que hace alusión a los actos de dominio se relaciona con la
conducta desplegada por el actor, mas no con el bien jurídico que protege el tipo penal de la
eventual lesión, elemento necesario para advertir la finalidad del tipo penal.

80. De ahí que la norma penal, en razón de su impacto, es necesario que cuente con los elementos
mínimos indispensables para que las y los destinatarios entiendan claramente su contenido y
alcance y, a la vez, evitar confusiones en su aplicación en sede judicial penal, por lo que tal

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incertidumbre actualiza la violación al principio de taxatividad.

81. Así, las únicas precisiones adicionales que contiene la norma en estudio son insuficientes para
limitar, razonablemente, el conjunto de bienes jurídicos sobre los que recae la acción, por lo que
existe diversidad de opciones que pueden actualizar ese tipo penal y que amerita la respuesta
punitiva del Estado.

82. En efecto, el enunciado normativo es abierto al grado que en cada caso la autoridad ministerial
o judicial es quien califica o incorpora un contenido al enunciado, según su arbitrio, cuál es el
derecho a que se refiere sobre el que recae la conducta para tipificarlo como despojo, lo que sin
duda genera incertidumbre y confusión en los destinatarios de la norma.

83. Sobre una cuestión similar a la planteada en este asunto, en relación con el delito de injuria
regulado en un Código de Justicia Militar, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió un
pronunciamiento que ilustra las razones por las que este tipo de descripciones típicas resultan
contrarias al principio de legalidad.

84. En el Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela (párrafo 56), el Tribunal Interamericano sostiene lo
siguiente:

"56. En el presente caso, la Corte observa que el tipo penal del artículo 505 del Código Orgánico de
Justicia Militar no establece los elementos que constituyen la injuria, ofensa o menosprecio, ni
especifica si es relevante que el sujeto activo impute o no hechos que atenten al honor o si una
mera opinión ofensiva o menospreciante, sin imputación de hechos ilícitos, por ejemplo, basta para
la imputación del delito. Es decir, dicho artículo responde a una descripción que es vaga y ambigua
y que no delimita claramente cuál es el ámbito típico de la conducta delictiva, lo cual podría llevar a
interpretaciones amplias que permitirían que determinadas conductas sean penalizadas
indebidamente a través del tipo penal de injuria. La ambigüedad en la formulación de este tipo penal
genera dudas y abre el campo al arbitrio de la autoridad, particularmente indeseable cuando se trata
de establecer la responsabilidad penal de los individuos y sancionar su conducta con penas que
afectan severamente bienes fundamentales, como la libertad. Además, dicho artículo se limita a
prever la pena a imponerse, sin tomar en cuenta el dolo específico de causar descrédito, lesionar la
buena fama o el prestigio, o inferir perjuicio al sujeto pasivo. Al no especificar el dolo requerido,
dicha ley permite que la subjetividad del ofendido determine la existencia de un delito, aun cuando
el sujeto activo no hubiera tenido la voluntad de injuriar, ofender o menospreciar al sujeto pasivo.
Esta afirmación adquiere mayor contundencia cuando, de acuerdo a lo expuesto por el propio perito
propuesto por el Estado en la audiencia pública del presente caso, en Venezuela ‘no existe una
definición legal de lo que es honor militar’."

85. Con base en lo expuesto, se concluye que en la fracción II del artículo 235 del Código Penal
para el Estado de Colima no está debidamente definida la conducta típica para establecer los límites
en los que puede operar la manifestación más drástica del Estado, el ius puniendi, dado que implica
la privación de la libertad –eventualmente– de una persona. No está debidamente definido cuál es el
bien jurídico sobre el que recae la acción del delito.

86. Además, ello impide que los destinatarios de la norma (cualquier persona) puedan saber con
razonable precisión cuál es la conducta que, en su interacción con cualquier persona, será
sancionada penalmente, por considerarse un despojo.

87. Así las cosas, como se destacó en la mencionada ejecutoria del Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, la dogmática jurídico-penal asigna relevancia al elemento del delito relativo a
la tipicidad, entendida como la constatación plena del encuadramiento exacto entre los

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componentes de una hipótesis delictiva descrita en la ley y un hecho concreto acontecido y probado
en el mundo fáctico.

88. Por tanto, la tipicidad es un presupuesto indispensable del acreditamiento del injusto penal y
constituye la base fundamental del principio de legalidad que rige, con todas sus derivaciones, como
pilar de un sistema de derecho penal en un Estado democrático de derecho.

89. Entre las vertientes del principio de legalidad se encuentra comprendida la taxatividad, la cual
exige un contenido concreto y unívoco en la labor de tipificación de la ley.

90. Es decir, que la descripción típica no debe ser vaga, imprecisa, abierta o amplia al grado de
permitir la arbitrariedad, pues para respetar el principio de exacta aplicación de la ley penal, también
es necesario que la ley penal esté redactada por el legislador de forma suficientemente clara y
precisa.

91. Lo anterior, conforme a lo establecido en la tesis de jurisprudencia de la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro y texto siguientes:

"PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU VERTIENTE DE TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL


CONTEXTO EN EL CUAL SE DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES, ASÍ COMO DE SUS
POSIBLES DESTINATARIOS. El artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, consagra el derecho fundamental de exacta aplicación de la ley en materia penal al
establecer que en los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía y aun
por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata. Este derecho fundamental no se limita a ordenar a la autoridad jurisdiccional
que se abstenga de interpretar por simple analogía o mayoría de razón, sino que es extensivo al
creador de la norma. En ese orden, al legislador le es exigible la emisión de normas claras, precisas
y exactas respecto de la conducta reprochable, así como de la consecuencia jurídica por la
comisión de un ilícito; esta descripción no es otra cosa que el tipo penal, el cual debe estar
claramente formulado. Para determinar la tipicidad de una conducta, el intérprete debe tener en
cuenta, como derivación del principio de legalidad, al de taxatividad o exigencia de un contenido
concreto y unívoco en la labor de tipificación de la ley. Es decir, la descripción típica no debe ser de
tal manera vaga, imprecisa, abierta o amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación.
Así, el mandato de taxatividad supone la exigencia de que el grado de determinación de la conducta
típica sea tal, que lo que es objeto de prohibición pueda ser conocido por el destinatario de la
norma. Sin embargo, lo anterior no implica que para salvaguardar el principio de exacta aplicación
de la pena, el legislador deba definir cada vocablo o locución utilizada al redactar algún tipo penal,
toda vez que ello tornaría imposible la función legislativa. Asimismo, a juicio de esta Primera Sala,
es necesario señalar que en la aplicación del principio de taxatividad es imprescindible atender al
contexto en el cual se desenvuelven las normas, así como sus posibles destinatarios. Es decir, la
legislación debe ser precisa para quienes potencialmente pueden verse sujetos a ella. En este
sentido, es posible que los tipos penales contengan conceptos jurídicos indeterminados, términos
técnicos o vocablos propios de un sector o profesión, siempre y cuando los destinatarios de la
norma tengan un conocimiento específico de las pautas de conducta que, por estimarse ilegítimas,
se hallan prohibidas por el ordenamiento. El principio de taxatividad no exige que en una sociedad
compleja, plural y altamente especializada como la de hoy en día, los tipos penales se configuren de
tal manera que todos los gobernados tengan una comprensión absoluta de los mismos,
específicamente tratándose de aquellos respecto de los cuales no pueden ser sujetos activos, ya
que están dirigidos a cierto sector cuyas pautas de conducta son muy específicas, como ocurre con
los tipos penales dirigidos a los miembros de las Fuerzas Armadas."(17)

92. Sin que sea óbice a lo anterior que la Sala responsable precise que el elemento del tipo penal,

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consistente en que se lesionen derechos de otro, se relaciona con los derechos de posesión y de
propiedad de la víctima del delito, pues al interpretar la norma para dilucidar cuál es el derecho a
que se refiere el texto legal, infringe las reglas de exacta aplicación de la ley penal, toda vez que se
arroga facultades legislativas, cuando ello escapa de sus atribuciones al ir más allá de la norma y
especificar o particularizar los derechos que protege el precepto en estudio.

93. Esto es, describe o incorpora un elemento del delito sin que la propia norma lo haga. De ahí que
la sola interpretación de la norma redunde en un indebido actuar de la autoridad responsable.

94. Estas consideraciones quedan reflejadas en el mapa conceptual siguiente:

Ver mapa conceptual

95. De todo lo anterior se colige que la autoridad responsable, al hacer el juicio de tipicidad para
encuadrar los hechos examinados en la disposición legal que tipifica la conducta, no está en
condiciones de complementar el predicado de esa norma jurídica, pues tal proceder da pauta para
considerar que no se limita a hacer ese juicio de tipicidad, sino que adiciona la norma legal de que
se trata.

96. Ese modo de proceder viola el artículo 14, párrafo tercero, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, el cual establece:

"...

"En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aun por mayoría
de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se
trata."

97. Por todo lo expuesto, este tribunal determina que la fracción II del artículo 235 del Código Penal
para el Estado de Colima debe considerarse violatoria del principio de taxatividad.

98. Al haberse concluido que la disposición impugnada transgrede el principio de taxatividad, ello es
suficiente para conceder la protección constitucional solicitada.

99. Ello es así, pues la sentencia condenatoria reclamada se torna contraria a derecho, porque con
base en el mencionado dispositivo legal el tribunal responsable hace el juicio de tipicidad, acogiendo
la acusación del Ministerio Público.

IX. Directrices.

100. En consecuencia, procede conceder el amparo y la protección de la Justicia Federal de


manera lisa y llana; por tanto, para restituir al quejoso ********** en el pleno goce de la garantía de
exacta aplicación de la ley penal que fue violada, acorde con lo establecido en los numerales 74,
fracción V y 77, fracción I, de la Ley de Amparo, la responsable ordenadora, con la inmediatez que
el caso requiere, debe absolver al quejoso.

101. Con base en lo anteriormente considerado, resulta innecesario emprender el estudio de los
conceptos de violación, ya que atendiendo al principio de mayor beneficio, cualquiera que fuera el
resultado de su estudio no mejoraría lo ya alcanzado.

102. Son aplicables las jurisprudencias 3, II.3o. J/5 y V.2o. J/7, sustentadas por la extinta Tercera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por el Tercer Tribunal Colegiado del Segundo

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Circuito y por el Segundo Tribunal Colegiado del Quinto Circuito, respectivamente, estas últimas
que se comparten por este Tribunal Colegiado y establecen.

"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, ESTUDIO INNECESARIO DE LOS. Si al examinar los conceptos


de violación invocados en la demanda de amparo resulta fundado uno de éstos y el mismo es
suficiente para otorgar al peticionario de garantías la protección y el amparo de la Justicia Federal,
resulta innecesario el estudio de los demás motivos de queja."(18)

"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. ESTUDIO INNECESARIO DE LOS. Habiendo resultado fundado y


suficiente para otorgar el amparo solicitado, uno de los conceptos de violación, resulta innecesario
el estudio de los demás conceptos de violación vertidos en la demanda de amparo."(19)

"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. CUÁNDO SU ESTUDIO ES INNECESARIO. Si al considerarse


fundado un concepto de violación ello trae como consecuencia la concesión del amparo, es
innecesario analizar los restantes, ya que cualquiera que fuera el resultado de ese estudio, en nada
variaría el sentido de la sentencia."(20)

103. Similares consideraciones adoptó este tribunal al resolver el amparo directo penal **********,
resuelto en sesión de 12 de abril de 2018.

X. Alegatos del Ministerio Público.

104. Debe señalarse que el juicio de amparo constituye un proceso que debe regirse por las
formalidades esenciales del procedimiento.

105. Así pues, el Alto Tribunal ha dispuesto de manera genérica que las referidas formalidades se
traducen en: 1) La notificación del inicio del procedimiento y sus consecuencias; 2) La oportunidad
de ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque la defensa; 3) La oportunidad de alegar; y, 4)
El dictado de una resolución que dirima las cuestiones debatidas.

106. En estos términos, es dable concluir que la oportunidad de alegar constituye una formalidad
esencial del procedimiento que debe ser respetada en todo acto privativo, cuyo origen sea un juicio.

107. En este orden de ideas, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de la
jurisprudencia P./J. 26/2018 (10a.), de rubro: "ALEGATOS EN EL JUICIO DE AMPARO DIRECTO.
SI BIEN LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO DEBEN ESTUDIARLOS, NO
NECESARIAMENTE DEBEN PLASMAR ALGUNA CONSIDERACIÓN AL RESPECTO EN LA
SENTENCIA."(21), ha establecido que la garantía de debido proceso consagrada en el artículo 14
constitucional, consiste en otorgar al gobernado la oportunidad de defensa previamente al acto
privativo, y su debido respeto impone a las autoridades, entre otras obligaciones, la de que en el
juicio se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento.

108. En esa tesitura, en el caso, la garantía del debido proceso se cumple con brindar al quejoso la
oportunidad de formular opiniones o conclusiones lógicas respecto a la promoción del juicio de
amparo y el correlativo deber del tribunal de estudiar sus manifestaciones, sin que ello pueda
traducirse en la obligación de un pronunciamiento expreso en la sentencia.

109. Asimismo, indica el Alto Tribunal, en atención al caso concreto, el órgano jurisdiccional debe
determinar si plasma en la resolución el estudio de los alegatos formulados por las partes.

110. Lo anterior, a fin de hacer coherente y consistente el sentido de considerar a los alegatos como
una formalidad esencial del procedimiento, por lo que es pertinente ocuparse de su contenido, sin

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que ello pueda traducirse en una obligación de un pronunciamiento expreso en la sentencia, en


tanto que no todo ejercicio analítico que realiza un órgano jurisdiccional respecto del estudio de las
constancias debe reflejarse forzosamente en una consideración.

111. En esas condiciones, este órgano de control constitucional estima innecesario emitir
pronunciamiento expreso respecto de los alegatos expresados por el Ministerio Público adscrito a
este tribunal, en tanto que éstos no implican el análisis de una causa de improcedencia, alguna
incidencia o cambio en el estudio del presente asunto.

XI. Decisión.

112. Por lo expuesto y fundado, con apoyo, además, en lo establecido en los artículos 103 y 107,
fracciones III, inciso a) y VI, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 33, 73, 75,
79, fracción III, inciso a), 173, apartado A, fracciones VIII y XXII, y 183 a 189 de la Ley de Amparo,
así como los diversos 35, 37 y 41 fracción V, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, se resuelve:

ÚNICO.—La Justicia de la Unión ampara y protege al quejoso ********** contra el acto que reclama
de la Segunda Sala Penal y Especializada en la Impartición de Justicia para Adolescentes del
Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Colima, con sede en esta ciudad capital, consistente en
la sentencia de 29 de marzo de 2019, dictada en el toca penal **********, conforme a las directrices
de fondo precisadas en el apartado IX de esta ejecutoria.

Notifíquese; en términos de los artículos 192 y 258 de la Ley de Amparo vigente, requiérase el
cumplimiento a la autoridad responsable, con apercibimiento de la multa mínima de cien Unidades
de Medida y Actualización, que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía fijó en términos de lo
dispuesto en el artículo segundo transitorio del decreto por el que declaran reformadas y
adicionadas diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en
materia de desindexación del salario mínimo, en la cantidad de ochenta y cuatro pesos con
cuarenta y nueve centavos por Unidad de Medida y Actualización; publíquese; anótese en el libro de
gobierno; dese de baja en la estadística de este tribunal; con testimonio de esta resolución
devuélvanse los autos al lugar de su procedencia y, en su oportunidad, archívese este expediente.

Así, por mayoría de votos, lo resuelven los Magistrados integrantes del Tribunal Colegiado del
Trigésimo Segundo Circuito Martín Ángel Rubio Padilla y José David Cisneros Alcaraz, el
Magistrado Joel Fernando Tinajero Jiménez vota en contra, siendo presidente el primero y ponente
el segundo de los nombrados.

En términos de lo previsto en los artículos 16, 68 y 113, fracción I, de la Ley Federal de


Transparencia y Acceso a la Información Pública, en esta versión pública se suprime la información
considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos
normativos.

Nota: Las ejecutorias relativas a las acciones de inconstitucionalidad 95/2014 y 29/2011 citadas en
esta sentencia, aparecen publicadas en el Semanario Judicial de la Federación del viernes 2 de
octubre de 2015 a las 11:30 horas y en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, Libros 23, Tomo I, octubre de 2015, página 749 y XXV, Tomo 1, octubre de 2013, página 15,
con números de registro digital: 25864 y 24667, respectivamente.

Las tesis de jurisprudencia 1a./J. 54/2014 (10a.) y P./J. 26/2018 (10a.) citadas en esta sentencia,
también aparecen publicadas en el Semanario Judicial de la Federación de los viernes 4 de julio de
2014 a las 8:05 horas y 9 de noviembre de 2018 a las 10:20 horas, respectivamente.

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________________
16. Décima Época, con número de registro digital: 2006867, publicada en la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Libro 8, Tomo I, julio de 2014, tesis 1a./J. 54/2014 (10a.), página 131.

17. Décima Época, número de registro digital: 2006867, publicada en la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Libro 8, Tomo I, julio de 2014, tesis 1a./J. 54/2014 (10a.), página 131.

18. Séptima Época, con número de registro digital: 387680. Instancia: Tercera Sala. Tipo de Tesis:
Jurisprudencia. Fuente: Informe de 1982, Parte II. Materia: Común. Tesis: 3, página 8.

19. Octava Época, con número de registro digital: 220006. Instancia: Tribunales Colegiados de
Circuito. Tipo de Tesis: Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo IX,
marzo de 1992. Materia: Común. Tesis: II.3o. J/5, página 89.

20. Octava Época, con número de registro digital: 223103. Instancia: Tribunales Colegiados de
Circuito. Tipo de Tesis: Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo VII, abril
de 1991. Materia: Común. Tesis: V.2o. J/7, página 86.

21. Décima Época, con número de registro digital: 2018276. Instancia: Pleno. Tipo de Tesis:
Jurisprudencia. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 60, Tomo I,
noviembre de 2018. Materia: Común. Tesis: P./J. 26/2018 (10a.), página 5.

Esta sentencia se publicó el viernes 25 de febrero de 2022 a las 10:27 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.

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