PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL
(A propósito del artículo 339, inciso 1 del “Nuevo
Código Procesal Penal”)
Para lograr entender la problemática de una figura jurídica como es la prescripción de la
acción penal, es importante conocer los extremos de la misma en cuanto a definición, características, marco legal, doctrina y jurisprudencia. De esa manera se podrá dar cuenta si efectivamente existe una problemática o, en todo caso, determinar, proponer y/o establecer una posible solución con la finalidad de materializarlo en la práctica del ejercicio del derecho. En razón a lo expuesto, también es indispensable abarcar algunos temas referentes y relacionados a la prescripción de la acción penal, los cuales se desarrollan a continuación. Poder punitivo El derecho a sancionar o penar es conocido comúnmente como el ius puniendi, del cual el titular es el Estado, siendo el facultado de imponer penas a través de los organismos competentes y en base al Derecho Penal. Al respecto, Heinrich Jescheck, H & Weigend, T. (2014) señalan: “El Derecho penal se basa en el poder punitivo (“ius puniendi”) del Estado que es, por otro lado, una parte del poder coactivo del Estado (…) sin aquél la convivencia humana no sería posible. (…) Por ello, la coerción penal pertenece a las experiencias más tempranas de la Humanidad y el castigo de los delitos era en todas las culturas una de las más viejas funciones de la comunidad”. (p. 16) Sin embargo, el concepto que hoy se tiene acerca del poder coactivo del Estado ha variado en el tiempo. Asimismo, los ya citados autores mencionan: “Anteriormente, el poder punitivo del Estado era concebido de un modo ilimitado sobre la base de su soberanía. En la actualidad, por el contrario, todo Estado debe soportar limitaciones de su autonomía en el terreno jurídico-penal, tanto a través de normas jurídicas de rango superior como también por medio de un poder jurisdiccional supraestatal (todavía hoy en sus comienzos)”. (p. 16) Por tanto, de las glosas citadas anteriormente se entiende que el poder punitivo del Estado es limitado por principios del derecho, tales como el principio de legalidad, proporcionalidad, entre otros. Asimismo, Urquizo Olaechea, J. (2004) detalla: “(…) el Derecho Penal tiene que ser concebido como un instrumento, diseñado por y para el hombre, lo cual significa que el ius puniendi tiene que expresar un perfil antropocentrista, en el que el respeto a la dignidad de la persona esté siempre presente”. (p. 81) De igual manera, se debe respetar el derecho de defensa reconocido constitucionalmente, el cual también forma parte del límite al ius puniendi del Estado estableciendo ciertos presupuestos, requisitos y plazos del proceso penal, respetando así el debido proceso en tanto derecho fundamental de la persona. Prescripción de la acción penal Para comprender la prescripción de la acción penal, es importante entender el concepto general de prescripción. Al respecto, el artículo 139, inciso 13 de la Constitución Política del Perú prescribe: “Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…) 13. La prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada. La amnistía, el indulto, el sobreseimiento definitivo y la prescripción producen los efectos de cosa juzgada”. Ahora bien, la prescripción es una figura jurídica general y no solo está regulada en la constitución. Por el contrario, es en el derecho civil donde se encuentra la base de dicha institución y es la doctrina la que ha logrado distinguir la figura de la prescripción adquisitiva y extintiva, siendo la última de ellas a la que se refiere el presente trabajo. En relación a ello, Berastain Quevedo, C. (2020) menciona: “La prescripción extintiva consiste en el transcurso de un determinado lapso de tiempo que aunado a la falta de ejercicio de un derecho da lugar a la extinción de la acción correspondiente (…)”. (p. 362) Por otro lado, la prescripción en el derecho penal está regulada en el Libro Primero, Título V del Código Penal, referido a la extinción de la acción penal y de la pena. Al respecto, el artículo 78 del texto legal mencionado regula las causales de extinción de la siguiente manera: “La acción penal se extingue: 1. Por muerte del imputado, prescripción, amnistía y el derecho de gracia. (…)”. Acerca del fundamento de la prescripción, Mir Puig, S. (2002), citado por Urquizo Olaechea, J. (2010), señala que: “(…) se halla en parte vinculado a la falta de necesidad de la pena tras el transcurso de cierto tiempo [fundamento material], y en parte a las dificultades de prueba que determina el transcurso del tiempo [fundamento procesal]. Este segundo aspecto sólo afecta a la prescripción del delito. En esta puede jugar también un papel la consideración de las expectativas que crea en el sujeto la falta de persecución del hecho durante un determinado plazo”. (p. 276) Asimismo, Bramont Arias, L. (2002) detalla: “La prescripción es un plazo de tiempo establecido en la ley, dentro del cual los órganos jurisdiccionales pueden iniciar el proceso, pero finalizado este plazo de tiempo, ya no se puede perseguir el delito. La prescripción también se puede aplicar con referencia a la ejecución de la pena, consiste en el plazo que establece la ley para exigir el cumplimiento de una pena, luego de haberse impuesto la sentencia respectiva. Cabe anotar que, el plazo de prescripción de la pena es totalmente independiente de la pena dispuesta en la sentencia del proceso. (…) La persecución penal de un delito no es perpetua, todos los delitos de nuestro ordenamiento jurídico prescriben. La definición de prescripción va ligada al tiempo que ha transcurrido desde el momento en que se realizó la conducta típica. Cuando el tiempo transcurrido es igual al máximo legal de la pena prevista para el delito cometido, entonces, se puede decir que ha operado la prescripción ordinaria”. (p. 475) Como se logra apreciar, existe un plazo determinado para que el Estado a través de su poder punitivo interponga sanciones. Por otro lado, cuando este plazo haya vencido estaremos frente a la figura de la prescripción y como tal, sirve como causal para extinguir la acción penal. Dichos plazos están regulados en el artículo 80 del Código Penal, el cual menciona: “La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley para el delito, si es privativa de libertad. (…)”. Ahora bien, la doctrina también ha discutido acerca de la pena fijada por la ley, para efectos de la prescripción, en relación a si se debe entender como pena abstracta o concreta. En razón a dicho conflicto de apreciación, Gracia Martín, L. (1998), citado por Urquizo Olaechea, J. (2010), señala que: “El problema más importante para la apreciación de los efectos extintivos de la prescripción del delito se produce cuando el plazo de prescripción del delito está en función de la duración de la pena [...]. A este respecto, básicamente se defienden en la doctrina dos posibles interpretaciones: Atender a las penas abstractas señaladas en la correspondiente figura de delito. O atender a las penas concretas. Por ello, parece que el único método para determinar sin titubeos el plazo de prescripción, una vez conocida la calificación del delito, es atender únicamente a las penas abstractas señaladas en la figura del delito”. (p. 277) A manera de ejemplo, si Wendy cometió el delito de coacción el año 2000 (el cual está tipificado en el artículo 151 del Código Penal estableciendo una pena no mayor de 2 años), en el año 2002 se entiende que ya prescribió la acción penal por no perseguir el delito. Sin embargo, el transcurso del plazo para la prescripción de la acción penal no está libre de impedimentos, es decir, dicho plazo también se interrumpe o suspende en razón de lo regulado en nuestro ordenamiento jurídico. Respecto de la Interrupción El artículo 83 del Código Penal prescribe: “La prescripción de la acción se interrumpe por las actuaciones del Ministerio Público o de las autoridades judiciales , quedando sin efecto el tiempo transcurrido. Después de la interrupción comienza a correr un nuevo plazo de prescripción, a partir del día siguiente de la última diligencia. Se interrumpe igualmente la prescripción de la acción por la comisión de un nuevo delito doloso. Sin embargo, la acción penal prescribe, en todo caso, cuando el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad al plazo ordinario de prescripción”. El artículo en mención regula la figura de la interrupción de la prescripción de la acción penal, la cual se configura desde el momento en que se realiza alguna actuación del Ministerio Público o del Poder Judicial y tiene como característica que el plazo transcurrido (antes de ocurrida la interrupción) se deja sin efectos, es decir, se elimina dicho plazo y empieza a transcurrir uno nuevo desde el día siguiente. Sin embargo, el último párrafo de la norma citada contiene un plazo extraordinario como excepción. Por tanto, es importante definir y distinguir el plazo ordinario y extraordinario de la prescripción de la acción. Al respecto, Bramont Arias, L. (2004), citado por Urquizo Olaechea, J. (2010), detalla: “En cuanto al plazo, la prescripción puede ser ordinaria o extraordinaria. Es ordinaria en cuanto se remite al límite máximo de la pena conminada en la ley para el delito cometido. Es extraordinaria, cuando a consecuencia de las causales de interrupción previstas en los Arts. 83° y 87° de CP, cuando se opera cronológicamente el plazo, de conformidad con los últimos párrafos de los mencionados Arts. 83° y 87° de CP. Por ejemplo, si la pena conminada para el delito de apropiación ilícita [Art.l88°] es de 4 años como máximo, lo que sería el límite del plazo de prescripción ordinaria para dicho delito, la prescripción extraordinaria se cumpliría al transcurrir un total de 6 años”. (p. 276) Acerca de la Suspensión Por otro lado, la suspensión de la prescripción de la acción penal está regulada en el artículo 84 del Código Penal, el cual menciona: “Si el comienzo o la continuación del proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro procedimiento, se considera en suspenso la prescripción hasta que aquel quede concluido”. Sobre la cuestión que menciona el citado artículo, también Bramont Arias, L. (2004) expresa: “En la suspensión, generalmente la causa que impide el comienzo de un proceso penal es la llamada cuestión previa, que procede cuando se inicia la investigación omitiendo un requisito de procedibilidad explícitamente prevista en la ley [Art.5° del CPP, por ejemplo, el juicio civil de alimentos, en el debido cumplimiento de los deberes de asistencia económica del Art. 149° del CP]; o impide la 'continuación del proceso penal' es la cuestión prejudicial [Art. 6o del CPP] que procede cuando sea necesario determinar en la vía extrapenal la existencia de uno de los elementos constitutivos del delito, por ejemplo, la nulidad del matrimonio, en el delito de bigamia del Art. 133° del CP”. (p. 514) En el mismo sentido, Peña Cabrera, R. (1999) señala: “Entendemos por suspensión de la acción penal aquella paralización que comprende tanto la iniciación o la continuación del plazo legal, significando que el tiempo transcurrido anteriormente no pierde su eficacia. La consecuencia generada es que el Ministerio Público y el Poder Judicial están impedidos de realizar sus "acciones" en tanto no se resuelva este inconveniente. De modo, que el tiempo transcurrido no impide la eficacia de la prescripción precedente”. (p. 678) Ahora bien, es importante evidenciar algunas diferencias de interrupción y suspensión de la prescripción de la acción penal regulados en el Código Penal. En relación a ello, Bramont Arias, L. (2004), citado por Urquizo Olaechea, J. (2010) expresa: “La prescripción de la acción penal puede interrumpirse y suspenderse; la de la pena puede interrumpirse, pero no admite suspensión. La interrupción hace perder todo el tiempo corrido a favor del delincuente y comienzan a prescribir nuevamente, a partir de la misma fecha, la acción penal por el delito anterior y por el nuevo. En cambio, la suspensión consiste solamente en un intervalo que no se computa; cesada la causa de la suspensión, se cuenta el tiempo anterior a ella, si lo hubo, y sigue corriendo el término originario”. (p. 513) Entendido los conceptos de interrupción, suspensión y sus efectos jurídicos, pasaremos a analizar si efectivamente existe una problemática en la actualidad. Análisis de la problemática De lo desarrollado en los párrafos precedentes, se observa que la suspensión es una figura jurídica regulada en el Código Penal (derecho sustantivo). Sin embargo, con la entrada en vigencia del “Nuevo Código Procesal Penal” del 2004, se incorpora una nueva norma en dicho texto legal. Esta norma está contenida en el artículo 339, primer párrafo, del actual Código Procesal Penal (derecho adjetivo), el cual prescribe: “La formalización de la investigación suspenderá el curso de la prescripción de la acción penal (…)”. El artículo en mención refiere una suspensión, sin embargo, dicha figura tiene como presupuesto que haya una “cuestión que deba resolverse en otro procedimiento”, tal como se ha desarrollado anteriormente. Entonces, es importante preguntarnos: ¿La formalización de la investigación es una cuestión que deba resolverse en otro procedimiento o es una cuestión que se resuelve en el mismo procedimiento? Pues la respuesta correcta es que se resuelve en el mismo procedimiento. Por tanto, en el artículo 84 del Código Penal y 339 del Código Procesal Penal, encontramos una cierta contradicción entre la norma sustantiva y adjetiva, implicando a que existan distintas interpretaciones de la norma por parte de los organismos competentes. Una segunda pregunta sería: ¿La formalización de la investigación no es una actuación del Ministerio Público o autoridades judiciales como menciona el código penal respecto de la interrupción? En ese razonamiento, muchos estaban de acuerdo que el legislador se equivocó en el artículo 339 del Código Procesal Penal al referir una suspensión y que en realidad debería ser interpretado como una interrupción de acuerdo al artículo 83 del Código Penal. Sin embargo, la consecuencia de una interrupción es que el plazo transcurrido se pierde, por tanto, dicha interpretación también generaba conflictos en el plazo de prescripción de la acción penal. Ante dicha problemática, la Corte Suprema a través del Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ- 116, en su fundamento 26 acuerda: “(…) la literalidad del inciso 1 del artículo 339 del Código Procesal Penal evidencia que regula expresamente una suspensión “sui generis””, diferente a la ya señalada , porque afirma que la Formalización de la Investigación Preparatoria emitida por el Fiscal, como director y coordinador de esta etapa procesal –quien adquiere funciones de las que actualmente goza el Juez de instrucción-, suspende el curso de la prescripción de la acción penal. Con la formulación de la imputación de judicializa el proceso por la comunicación directa entre el Fiscal y el Juez de Investigación preparatoria y culmina la etapa preliminar de investigación practicada por el Fiscal. En consecuencia, queda sin efecto el tiempo que transcurre desde éste acto Fiscal hasta la culminación del proceso con una sentencia o resolución judicial que le ponga fin o en su caso hasta que sea aceptada la solicitud de sobreseimiento del Fiscal ”. Pero allí surge otro problema, si bien es cierto la Corte Suprema estableció que existe una suspensión en el código penal y una suspensión sui generis en el código procesal penal, también mencionó que dicha suspensión sui generis finaliza con la culminación del proceso. Entonces, esta interpretación implicaba que solo con el Acto Fiscal, se suspendía indefinidamente el plazo para que prescriba el delito. Después, buscando dar una solución a lo expresado en el párrafo anterior, la Corte Suprema mediante Acuerdo Plenario N° 3-2012/CJ116, en su fundamento jurídico 5 acuerda: “(…) en adelante debe entenderse que la suspensión de la prescripción en el caso del artículo 339 inciso 1, no podrá prolongarse más allá de un tiempo acumulado equivalente al plazo ordinario de prescripción más una mitad de dicho plazo. (…)”. Para entender dicho razonamiento de la Corte Suprema, propongo un ejemplo: Recordemos el ejemplo de Wendy que en el año 2000 comete el delito de coacción, el cual tiene una pena máxima de 2 años. En el año 2001 se formaliza la investigación preparatoria, por tanto, se suspende el plazo de prescripción (habiendo quedando acumulado 1 año). En base a la lógica de la Corte Suprema, la suspensión finalizará en un tiempo acumulado al plazo ordinario (2 años) más una mitad de dicho plazo (1 año), entonces hasta que finalice la suspensión habrán transcurrido 3 años más 1 año que acumuló antes de la formalización de la investigación, es decir, habrán transcurrido 4 años hasta que culmine la suspensión. Después de los 4 años habiendo finalizado la suspensión se reanuda el plazo de prescripción, por tanto, si acumuló solo 1 año antes de la investigación, le faltaría 1 año más para completar el plazo ordinario. Sin embargo, la Corte Suprema acordó que también se le debería sumar el plazo extraordinario, es decir, otro año más para que prescriba la acción penal. Si sumamos todos los años que han transcurrido desde que se cometió el delito, pasaron 6 años para que pueda prescribir la acción penal, cuando el delito solo tiene una pena máxima de 2 años. Ahora bien, el ejemplo anterior es de un delito con una pena máxima de 2 años, imaginemos otros delitos que tienen una pena máxima de 10, 15 años o más, el problema se agrava y la prescriptibilidad de los delitos se imposibilita. Ante ello, el 19 de abril de 2017 la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema emite Casación 442-2015 Del Santa, intentando reducir el plazo razonable indicando que la prescripción se dará cuando acabe el plazo de la suspensión, en su fundamento 13: “(…) el cómputo de los plazos de prescripción de la acción penal, en los casos de suspensión por Formalización de investigación preparatoria, no es ilimitado sino por un periodo equivalente a un plazo ordinario más la mitad, por lo que la acción penal prescribirá indefectiblemente cuando haya culminado dicho plazo (…)”. Sin embargo, aún en el intento de redimir el problema este sigue existiendo, pues de igual forma los años se terminan duplicando y las críticas siguen abundando. Por lo tanto, sí existe una problemática en la actualidad en cuanto a la interpretación de la suspensión de la prescripción de la acción penal por la formalización de la investigación preparatoria, porque sigue suscitándose el problema de la “imprescriptibilidad de los delitos”. En consecuencia, a continuación, daré a conocer mi posición respecto a la suspensión de la acción penal. Posición del autor La Corte Suprema indica que hay dos tipos de suspensión, y la regulada en el artículo 339 inciso 1 del Código Procesal Penal se refiere a una suspensión sui generis, sin embargo, en esencia los efectos son de una suspensión propiamente dicha, es decir, se paraliza el plazo de prescripción por el transcurso del plazo de la suspensión, sea o no sui generis (por la formalización de la investigación). En ese sentido, también se debe respetar la naturaleza de la suspensión, la cual tiene su base y fundamento en el artículo 84 del Código Penal. Es decir, si la suspensión del mencionado artículo se origina por una cuestión a resolverse en otro procedimiento y culmina cuando se resuelve dicha cuestión; de igual manera, si la suspensión sui generis se origina cuando se formaliza la investigación preparatoria, esta debería culminar al finalizar dicha etapa. De esa manera se evitaría aplazar tanto tiempo la prescripción de la acción penal. ¿Qué pasa después del transcurso de la pena máxima más su mitad desde la formalización de la investigación preparatoria? La formalización de la investigación preparatoria suspende (suspensión sui generis) el plazo de la prescripción de la acción penal, conforme lo estipulado en el artículo 339, inciso 1 del Código Procesal Penal. Ahora, en el Acuerdo Plenario N° 3-2012/CJ116 quedó establecido que la suspensión sui generis no podía pasar del plazo ordinario (pena máxima) más su mitad. Por tanto, después del transcurso de la pena máxima más su mitad, desde la formalización de la investigación preparatoria, finaliza la suspensión sui generis. Asimismo, de acuerdo a la Casación 442-2015 Del Santa, se estableció que cuando culmina la suspensión sui generis la acción penal prescribirá indefectiblemente. En conclusión, lo que pasaría es que habiendo transcurrido la pena máxima más su mitad de la suspensión, la acción penal prescribe de acuerdo al tratamiento de la Corte suprema. REFERENCIAS: Berastain Quevedo, C. (2020). Prescripción Adquisitiva. En: Muro Rojo, M & Torres Carrasco, M. (Coord.) Código Civil Comentado. Tomo V. (4ta ed.) Lima: Gaceta Jurídica Bramont Arias, L. (2002). Manual de Derecho Penal. Parte General. (2da ed.) Lima: San Marcos Bramont Arias, L. (2004). Derecho penal peruano (Visión histórica). Parte General. Lima: Unifé Urquizo Olaechea, J. (2004). Prohibición de analogía in malam partem. En: Castillo Alva, J. (Coord.) Código Penal Comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica Urquizo Olaechea, J. (2010). Código Penal. Tomo I. Lima: Moreno S.A. Heinrich Jescheck, H & Weigend, T. (2014). Tratado de Derecho Penal. Parte General. Volumen I. (5ta ed.). Perú: Pacífico Editores S.A.C. Peña Cabrera, R. (1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio Programático de la parte general. (3ra ed.) Lima: Grijley Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ16 Acuerdo Plenario N° 3-2012/CJ16 Casación N° 442-2015 Del Santa
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