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EL VALOR DE LA RESPONSABILIDAD

Algunos padres pensamos que cuando le damos todo hecho a nuestros


hijos, cuando no le damos responsabilidades ni decisiones que tomar, les
estamos haciendo la vida más fácil y eso les hará más felices.
Incluso si pensamos en niños a los que les pedimos obediencia a nuestras
normas podríamos pensar que también les estamos haciendo la vida más
llevadera al dejarles bien claro qué tienen que hacer, cuándo, y cómo
hacerlo, tipo dictadura.

Pero lo cierto es que nuestros hijos quieren ser protagonistas de su propia


vida, sentirse capaces, útiles y competentes. Y que, en la medida en que se
sienten capaces y protagonistas, tendrán una autoestima más alta. 

Cuando dejamos que nuestros hijos aprendan a ser las cosas por si
mismos, aunque a veces se equivoquen, les estamos diciendo: tú puedes”.
Pero si no dejamos que nuestros hijos se responsabilicen de su vida, les
estamos diciendo: “tú no puedes”, “déjame a mí, que yo sé” o “no confío en
ti”.

Lo que está claro es que los hijos responsables son capaces de tomar
decisiones, de asumir riesgos y de reconocer sus propios errores. En
conclusion, son más autónomos. “la felicidad está muy ligada al sentimiento
de capacidad.
Cuando los niños no saben resolver las cosas por sí mismos, eso va en
contra de su propia felicidad”.

Educar niños responsables es un trabajo amplio y se construye en


forma progresiva, que requiere dedicación.
Para favorecer el sentido de la responsabilidad en los niños es
recomendable empezar formándoles poco a poco en el compromiso,
procurando que desde pequeños los niños se encarguen, dentro de
sus posibilidades de: ordenar su cama, su ropa, su habitación,
bañarse solos, organizar sus materiales de estudio, sus juguetes en su
lugar, ayudar a servir y limpiar la mesa, si tiene una mascota debe
hacerse responsable de ella, atendiendo su alimentación y aseo.
Permitiéndole tomar decisiones.
Tambien
1. Dejando que nuestros hijos tomen decisiones y vivan las consecuencias
de sus actos. Por ejemplo, si no ha realizado la tarea del colegio por mucho
que se lo hayamos recordado, fomenta más su responsabilidad dejando que
viva la consecuencia natural de este olvido (no podrá jugar ni mirar Tv.)
2. Hablar de las consecuencias que pueden tener sus actos si no cumplen
una norma. Por ejemplo, si en casa creemos que no pueden ver la tele hasta
que ordenen el cuarto, explicar esa norma y su consecuencia y dejar que
experimenten la consecuencia si no cumplen dicha norma.
3. Conversar con nuestros hijos sobre sus responsabilidades y dejarles
que se hagan cargo.
4. Permitir que resuelvan sus pequeños problemas, debatiendo con ellos
sobre posibles consecuencias y decirles que estaremos para apoyarles a tomar
la decisión que ellos,crean más acertada. Por ejemplo, si tienen una discusión
con un amigo o hermano y no saben cómo actuar al día siguiente, podríamos
hablar con ellos de las posibles alternativas y apoyarles para que elijan la que
más les satisfaga.
5. Entender que nuestro objetivo educativo es enseñarles a elegir bien y
no obedecer,) y a dejar de estar detrás de ellos, porque lo que queremos es
que decidan ellos mismos.

Se trata de hacer al niños capaces y seguros. No se trata de resolverle los


problemas sino ayudarles a que los resuelvan. No estamos diciendo que dejes al
niño completamente solo o libre, que ya lo resolverá, sino de estar a su lado,
escucharle, averiguar lo que le ocurre, animándole a pensar cómo se le podría ayudar,
llegando a una conclusión en común y siempre diciéndole: “Tú puedes”. 

Si el niño tiene un vínculo de seguridad, va a ser mucho más fácil que se desenvuelva
en pequeños retos del día a día que le corresponden para su edad. No se trata de
enfrentarse a situaciones para las que no están preparados.
Se trata de hacerles seguros para que en la medida de su edad ellos solos se vayan
desenvolviendo. que no sea el padre o la madre el que tenga siempre que estar resolviendo
sus inconvenientes.

Enséñale el valor del autocompromiso. Es determinante en una persona


responsable, ya que siempre se debe tener presente que se debe cumplir con las
demás personas, sin olvidar que con la primera persona que se tiene un deber es
con uno mismo.
La responsabilidad como valor social está ligada al compromiso.

 La responsabilidad garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y


genera confianza y tranquilidad entre las personas. Toda responsabilidad está
estrechamente unida a la obligación y al deber. Ambos conceptos constituyen
los elementos de la responsabilidad.  

El sentido general de ser responsable significa:

1. Responsabilidad hacia uno mismo


Soy responsable de hacer realidad mis deseos, de mis elecciones y mis actos, de
mi felicidad personal, de elegir los valores según los cuales vivo y de elevar el
grado de mi autoestima.

2. Responsabilidad hacia las tareas a desarrollar


Soy responsable del modo en que distribuyo mi tiempo y realizo mis deberes y
trabajos pendientes.

3. Responsabilidad en el consumo
Soy responsable de mis gastos, de cuidar mis cosas y de elegir los regalos de
Navidad, cumpleaños...

4. Responsabilidad hacia la sociedad


Soy responsable de mi conducta con otras personas: compañeros de trabajo,
familia, amigos y de comunicarme correctamente con los demás.

Para crear un buen vínculo con los niños cuando son pequeños, hay que cogerlos,
hay que mimarlos, decirles lo importante que son para nosotros… creando un
vínculo de seguridad, dotándoles de autonomía para que estén felices, Se trata de
hacerles seguros para que en la medida de su edad ellos solos se vayan
desenvolviendo.. Si tiene un vínculo de seguridad, va a ser mucho más fácil que se
desenvuelva en pequeños retos del día a día que le corresponden para su edad. No se
trata de enfrentarse a situaciones para las que no están preparados.
Se trata de hacerles seguros para que en la medida de su edad ellos solos se vayan
desenvolviendo. que no sea el padre o la madre el que tenga que estar resolviendo la
situación
Todos queremos hijos felices. ¿Qué ideas clave ofrecerías para lograr tan noble
objetivo?
Es muy importante no confundir el término de felicidad. La felicidad es algo muy
complejo pero hablamos de felicidad como sentimiento de capacidad, no se trata de
vivir todo el rato buenas situaciones y estar todo el día dándote cosas. El hacer cosas por los
demás nos ayuda a ser felices. Un niño seguro y autónomo es más probable que sea feliz.
Cuando los niños no saben resolver las cosas por sí mismos, eso va en contra de su propia
felicidad.
Podríamos hablar de cinco claves para que los niños sean felices:

CUENTO: EL PARAGUAS DE BELTRAN

Colgado de una viga de madera, en el interior de un viejo establo abandonado.


Sorprendentemente, a pesar del tiempo transcurrido estaba muy bien conservado.
Era un paraguas antiguo, corriente, negro, con bastón y puño de madera. Estaba
lleno de polvo y llevaba muchos años, sin que nadie lo hubiera abierto.

Un día, Adelina y su padre pasaron por allí, y el paraguas colgado llamó la


atención de la niña.

— ¿De quién será ese paraguas — dijo Adelina, levantando la mano de su padre
hacia allí.

¿Por qué está tan sucio? — dijo la niña.

— Papá, bájalo de ahí  — le rogó.

El padre, alzando el brazo cuanto pudo, con esfuerzo, agarró la parte inferior del
paraguas y lo descolgó.

Padre e hija lo miraron curiosos. 


— Este paraguas es de al menos cien años  — dijo el padre en voz alta.

— ¡Ábrelo papá! — dijo la niña.

— ¿No sabes que da mala suerte abrir los paraguas bajo techado? — dijo el
padre, divertido.

El hombre abrió el paraguas con delicadeza y, entre la polvareda que se levantó,


cayó un papel al suelo.

Adelina fue a recogerlo rápidamente.

— ¡Mira papá! ¡Es una carta! — dijo la niña mientras desdoblaba cuidadosamente
la hoja y, empezó a leer:

Este paraguas es de Beltrán, el carpintero de este pueblo. Si alguien lo quiere,


suyo es; siempre que se comprometa a cuidarlo y usarlo en los días de lluvia.

— Beltrán…ummmm — dijo el padre, pensativo. Nunca he oído ese nombre.

— ¿Nos lo llevamos? Papá, por favor  — le rogó Adelina.  

— Es una gran responsabilidad; si nos lo llevamos a casa sabes a lo que te


comprometes  — contestó su padre.

— Sí, sí, lo sé. Lo cuidaré, no temas.

Y así fue como el paraguas de Beltrán, colgado en una viga de un viejo establo,
pasó al paragüero de una niña que siempre cumplió su promesa y la mantuvo
durante toda su vida, dejándolo de herencia a quien, como ella, lo cuidara y diera
uso en los días de lluvia.

Preguntas acerca del cuento:

1.- ¿Con quién paseaba Adelina?

2. - ¿Qué encontraron en un establo?

3.- ¿Qué había dentro del paraguas?

4. - ¿Qué decía la nota?

5.- ¿Se quedó Adelina con el paraguas?


6.- ¿Te gusto el cuento? Qué has aprendido?

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