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“Hijo, ¿Cómo te fue hoy?


Estrategias para una mejor comunicación entre padres e hijos.

Integrantes:
 Eduardo Cruz Santander
 Ibsen J. Enríquez Zapata
 J. Alonso González Lizama
 Noé Rolando Ramírez Buenfil

Contenidos
● Introducción
● Espacios de comunicación
○ Casa
■ Preámbulo
■ Sugerencias y consejos
■ Actividades recomendadas
○ Escuela
■ Preámbulo
■ Sugerencias y consejos
■ Actividades recomendadas
○ Comunidad
■ Preámbulo
■ Sugerencias y consejos
■ Actividades recomendadas
● Conclusión
Introducción
En el mundo entero todos los padres y las madres estarían fascinados ante la idea de
que existiera un manual o un instructivo donde puedan consultar todas las dudas que les
surgen con respecto a la educación y al trato con sus hijos e hijas, o que al menos les
orienten en la toma de decisiones adecuadas que permitieran cometer la mínima cifra de
errores en ese camino. Pero nada más lejos de la realidad. Los chicos y chicas de entre
9 y 14 años viven una etapa con mucha incertidumbre, caos y constantes cambios,
tantos, que llegan a sentirse completamente perdidos, ni siquiera ellos entienden qué les
ocurre… cada chico o chica es un mundo, totalmente distintos unos de otros, y cada uno
vive sus experiencias de una forma muy concreta, y los padres suelen perderse aún más
en el acompañamiento de estos, pareciera que cada día se alejaran más de ellos en vez
de identificarse y relacionarse mejor con sus hijos.

Los niños deben disponer de ciertas habilidades sociales y emocionales para enfrentar a
la sociedad demandante que día a día señala a los individuos y los juzga muchas veces
sin sentido, deben poseer habilidades que les permitan adquirir la capacidad de
enfrentar conflictos y resolverlos adecuadamente. El tiempo que los padres pasan con
sus hijos es cada vez menor en comparación con generaciones anteriores. Existen
razones que explican este hecho, los papás trabajan más horas fuera de casa, por lo
que los hijos aprovechan este tiempo para conectarse y acceder a medios de
comunicación que difunden o promueven la violencia y los antivalores. El tiempo de
convivencia padre e hijo se encuentra subestimado a la vez que, cuando el niño se
encuentra solo en casa y acude al internet es bombardeado por las redes sociales, y
ante esto los padres suelen utilizar estrategias de disciplina basadas en la violencia, las
cuales son aprendidas por vivencia propia o imitación y son justificadas por la violencia
cultural. En este sentido, el hijo asimila el aprendizaje de que la violencia es una forma
de relacionarse con uno mismo y con los demás. Por esta razón apegándose a una
educación basada en la cultura de la paz, se ha pensado en este documento que se
sabe perfectamente no es la solución a los problemas, sin embargo, sí brinda una visión
concreta, un consejo o una estrategia que permitirá estrechar mejor ese lazo entre padre
e hijo.

En el presente documento se podrá emprender un viaje adentrándose en la reflexión


sobre lo sencillo pero complicado que es educar a los hijos. Encontraremos información
dividida en tres apartados: La casa, la escuela y la comunidad; mismos que nos brindan
recomendaciones y sugerencias que serán de gran ayuda. El objetivo es que los padres
comprendan y valoren la importancia de crecer a un hijo feliz, bien adaptado, y que para
ello existen innumerables consejos y estrategias que aportan todo tipo de información y
asesoramiento. En el marco de la cultura de la paz es imprescindible referir una simple
verdad que a menudo es pasada por alto: los niños desde su nacimiento hasta la edad
adulta necesitan tiempo y atención por parte de sus padres.
Casa: El primer contacto
Cuando hablamos de entablar una comunicación eficaz y efectiva con alguien, es
necesario considerar más allá del mismo diálogo en sí y el primer momento en el que
hablamos con nuestros hijos es el hogar. Toda educación comienza desde ahí y radica
principalmente en esos muros en los que habita la familia.

De igual manera, como es en este espacio donde sucederán muchas de las


interacciones entre usted y su hijo, no debería desaprovechar una oportunidad para
hacer de este lugar un sitio acogedor, independientemente de su situación particular. No
se necesita mucho para lograrlo, solamente la voluntad y el esfuerzo para hacer sentir
así a sus miembros; por algo el común dicho “siéntete como en casa”, que hace alusión
a esta idea de la comodidad y confianza que todos tenemos inconscientemente sobre
ese espacio.

“El lugar donde piensen en ti es al que debes regresar y llamar hogar”, es una frase
proveniente de un autor japonés, pero que es perfectamente aplicable universalmente.
Es responsabilidad no solo de los padres sino también de todos quienes integran la
familia de recordar que más allá de lo sanguíneo, político, territorial o genealógico está el
respeto y el amor y es comunicando estos que se logran maravillas.

Es por esto mismo que proponemos un enfoque basado en una cultura de paz. Esto
significa educar con valores, actitudes y comportamientos que rechacen a la violencia y
prevengan conflictos. El diálogo será la principal herramienta que usted use, pues junto
con la negociación la mayoría de los problemas se pueden solucionar; si ha salvado
naciones, debería ser un poco más simple para personas que están unidas por amor.

Los fundamentos de este trabajo se basan en una labor constante que en su mayoría se
realizará desde la convivencia en casa, por eso como padre es necesario valorar esos
momentos y espacios que a primera vista podrían parecer fortuitos, pues terminan
siendo los más vitales para formar vínculos, valores y una relación sana y positiva entre
los miembros de la familia.

En las siguientes páginas podrá leer acerca de sugerencias, consejos y actividades que
pueden ayudarle a crear, fortalecer y alimentar la relación que tiene con sus hijos. Cada
familia tiene distintas situaciones, contextos y circunstancias que abarcan tantos
aspectos que sería interminable mencionarlo, es por eso que los que mejor criterio
tendrán para aplicar estas dinámicas son los padres o tutores, pues algo que le funcione
a usted podría ser diferente para los demás y viceversa. Las actividades están
pensadas para ser un parteaguas, pues existen muchas más que usted podría saber o
idear que seguramente serán perfectas para su situación.

Sugerencias y consejos:
● Una comunicación abierta y honesta:
Esto implica que nuestros hijos tengan la confianza para poder platicarnos lo que deseen
sin temor a ser juzgados, menospreciados, minimizados o violentados por los padres. Es
cierto que primero que nada usted es su padre, pero no olvide que también su hijo
necesita recibir de usted confianza, cariño, comprensión, empatía y reciprocidad. Si no
tiene una relación cercana con él, este sería el primer ámbito a tratar. Desde la manera
en que se dirige hacia ellos, cómo hace los cuestionamientos, las palabras que elige,
hasta las veces que habla con ellos y las palabras de afecto. Haciendo alusión al título,
el decirles “¿Hijo, ¿cómo te fue hoy?” es más importante de lo que parece.

● Te escucho, te entiendo, te comprendo:


Es una continuación de los fundamentos de la comunicación. No es solo escucharlos y
dejarlos hablar, sino también validar sus sentimientos, emociones y preocupaciones.
Como padre tiene un cargo muy importante a su cargo y la gravedad de sus acciones se
reflejan sobre sus hijos. No olvide cuando usted fue niño o adolescente, esa sensación
de ser incomprendido, estar solo, desorientado o desesperado es común no solo por la
edad sino también por no tener a alguien que nos acompañe en los arduos aprendizajes
de crecer. Evite a toda costa descartar las preocupaciones o sentimientos de sus hijos
como algo sin sentido o una “niñería”, pues es el mundo de su hijo y a sus ojos son tan
graves como el pago de los servicios o el trabajo para usted.

● Educar con valores:


Es importante impartir el respeto hacia los demás, la empatía, la gratitud, la
responsabilidad, la reciprocidad, la cortesía, la moderación, la humildad, y muchos
valores más que se necesitan para la convivencia sana y provechosa en el hogar y la
sociedad. Existen muchas situaciones para poner en práctica los valores, y no
necesariamente se tiene que desviar específicamente para ello, ya sea platicando al
respecto, reflexionando sobre situaciones pasadas o conforme los días y las vivencias
transcurran. Solo se necesita estar consciente de las actitudes y conductas deseables
que quiera inculcar y las mismas situaciones surgirán por su cuenta.

● Congruencia y ejemplo:
Ahora bien, podríamos tratar de enseñar y predicar todas las maravillas del mundo a los
niños, pero si uno empieza por sí mismo no llegará a ningún lado. Los hijos,
especialmente en la etapa que abarca desde los diez hasta los catorce años son
esponjas que absorben todo tipo de conocimiento, tanto para bien como para mal, es por
eso que las conductas negativas que muchos padres tienen se ven reflejadas en ellos.
Tal vez a muchos les es difícil afrontar o abordar los problemas que tienen con sus hijos
porque es enfrentarse a responsabilizarse por los errores o carencias propias; pero si
este es su caso, corríjalos de la manera más pronta posible o haga un esfuerzo
realmente consciente por tratar de disminuirlos. Si sus hijos notan que usted está
cambiando ellos también lo harán. Por otra parte, trate de la manera más atenta posible
mantener su palabra, si miente, desestima lo que prometió o es desleal ellos lo notarán y
afectará negativamente a sus futuras interacciones.

● Tiempo de calidad:
Es entendible que en el mundo actual como adulto nunca dejarán de existir pendientes,
tareas, trabajo, preocupaciones, deudas y miles de ladrones de tiempo que puedan
significar tiempo lejos de sus seres queridos; pero realmente es vital que en la medida
de lo posible dedique un tiempo al día o cuando menos a la semana para pasar tiempo
con sus hijos, hasta la más simple de las conversaciones podría significar algo para
ellos. No es tan simple como un “el que quiere, puede”, pues existen situaciones
particulares para cada familia, pero al menos considere realizar acciones para hacerle
saber a sus hijos que usted está ahí y no es un extraño.

● No sea un extraño:
Lo que nos lleva a nuestro siguiente punto. Es tan importante para usted conocer a su
hijo como lo es para él conocerlo. Muchas veces pasamos esto por alto y olvidamos que
somos algo más que papá o mamá para ellos. No saben todo lo que usted ha vivido,
sean sus experiencias, sus anécdotas o tan elemental como quién es usted, es decir,
hágale saber a sus hijos que usted es una persona, que tiene sueños, aspiraciones,
gustos, preocupaciones, miedos, que siente tanto como ellos y que ambos están
aprendiendo, esa sensación de familiaridad no es automática, aunque probablemente
usted ya lo sepa, no está de más recordarlo.

● Negociar no es perder:
Es común tener una mala concepción de la negociación. Muchas veces se cree que es
admitir la derrota o que es un cuestionamiento a la autoridad de un padre de familia,
cuando es todo lo contrario. La negociación es una manera de abordar situaciones,
evitar y resolver conflictos, completamente libre de violencia. Va de la mano con
explicarse y hacerse entender. Le aseguramos que, si su hijo lo comprende mejor y
entiende las razones detrás de sus decisiones y peticiones, su actitud será mayormente
positiva hacia ellas. Una sugerencia para llevar a cabo este proceso (pero no el único ni
mucho menos infalible) es el siguiente:
1. Observación:
Describa la situación solamente por los hechos, evitando añadir juicios y pensamientos
sobre ellos. “Durante la comida mientras los demás platicaban, estabas viendo videos en
el celular y no conversaste con nosotros”
2. Sentimientos y actitudes:
Explique los sentimientos que esa situación despiertan diciendo “yo me siento…” Es
importante de nuevo, no mezclarlos con juicios y pensamientos. “Yo me siento algo triste
por no poder escucharte o verte hablar con los demás, me siento molesto algunas veces
al verte apartado de los demás”
3. Necesidad:
Aclare la necesidad que está en juego. Sea conciso en explicar qué es lo que espera o
necesita de ellos. “Pienso que necesitamos convivir entre todos, es importante pasar
tiempo juntos pues no siempre comemos juntos”.
4. Petición:
Realice una petición razonable, concreta, realizable y sobre todo formulada con términos
positivos, evite utilizar “no” y sus variantes. “Me gustaría que convivas con nosotros,
¿podrías usar el celular al terminar de comer?”

Actividades recomendadas:
● Calendarizar
Para apoyar en la realización de actividades en familia, puede realizar una agenda o
calendario que indique días o momentos del día en el cual usted pueda pasar tiempo
con sus hijos. Puede ser tan específico o concreto como usted lo desee, y con la
periodicidad que necesite, de preferencia al menos una vez a la semana. Puede ser
dedicar los domingos a una salida, un juego, un deporte o a ver algo juntos.

● Soy espejo, me reflejo


Esta es una actividad de introspección y reflexión, es más que nada una serie de pautas
para llevar a cabo una conversación recurrente que culmine en una evaluación de usted
como padre y un mejor conocimiento en sus hijos como personas.

Puede comenzar preguntando por los gustos de sus hijos correspondientes a música,
colores, ropa, la escuela, juguetes, novedades, televisión y moda, sus sueños,
aspiraciones y opiniones. Mantenga una mente abierta y evite demostrar rechazo o
desagrado, pues ellos deben poder ser vulnerables con usted.

Puede después comentar usted sus gustos sobre los aspectos anteriores y encontrar y
señalar puntos en común. Es importante mencionar lo que pueden compartir, en vez de
criticar o rechazar las diferencias. Demuestre a su hijo que ustedes son más parecidos
de lo que cree y los resultados serán favorables.

Continúe después preguntando acerca de qué cosas les gustaría a sus hijos que fueran
diferentes con respecto a la dinámica del hogar y con usted, qué les agrada, qué les
desagrada y las razones de esto. Puede partir de esos puntos para realizar un análisis y
meditar qué es lo que puede cambiar, mejorar o si algo debe permanecer igual por una
buena razón, y de ser así, explicarla de manera que ellos puedan comprender.

No siempre funcionará esto último a la primera, pero con el tiempo, mientras más natural
y usual sean estas conversaciones, más sencillo y fructífero será el diálogo.

● Armando Vínculos
Esta es una actividad constructiva, el propósito es realizar algo que implique construir
algo juntos. Puede ser armar un rompecabezas, una estructura de bloques, cocinar algo
juntos, escribir o dibujar, todo depende de qué es lo que le agrade a usted, pero
principalmente a su hijo. Si es posible encontrar puntos en común mejor aún, pero no
descarte hacer un pequeño sacrificio para poder explorar gustos que sus hijos tengan.
Mediante esta dinámica pueden enseñarse distintos valores, pero, sobre todo, le hará
saber que está involucrado e interesado en ellos.

Escuela: el segundo hogar.


Mantener una comunicación efectiva con sus hijos sobre su vida escolar es crucial para
su desarrollo académico y emocional. Al hablar regularmente con ellos sobre lo que
sucede en la escuela, puede tener una mejor comprensión de sus necesidades y
desafíos, y ayudarlos a encarar de mejor manera cualquier problema que puedan estar
enfrentando.

Al hablar con sus hijos sobre su día en la escuela, puede identificar tempranamente
problemas como acoso escolar, dificultades académicas o problemas de
comportamiento. Si detecta alguno de estos problemas, podrá abordarlo antes de que se
convierta en un problema más grande y difícil de resolver, o en caso necesario solicitar
apoyo profesional o especializado. Además, al mantener una comunicación efectiva con
sus hijos, está mostrando interés y preocupación por su educación. Esto les ayuda a
sentirse apoyados y valorados, lo que a su vez puede mejorar su autoestima y
motivación.

Recuerde que no solo se trata de hablar, sino también de escuchar. Asegúrese de darles
la oportunidad de expresar sus sentimientos y preocupaciones, y de responder con
empatía y comprensión. Escuche activamente sus puntos de vista y trate de involucrarse
en su educación de manera significativa, además de que está comprobado por diversos
estudios que los hábitos se transmiten de padres a hijos, así que no solo estaría
ayudando a sus hijos, si no también posiblemente a sus nietos y próximas generaciones

Es importante que enseñe a resolver los conflictos de manera pacífica y asertiva, sin
recurrir a la violencia o la agresión. Puede hablar con él sobre la importancia de
escuchar a los demás, tratar de entender su punto de vista, ser empático y encontrar
soluciones juntos. Tener una buena comunicación con sus hijos sobre su vida escolar es
vital para ayudarlos a enfrentar desafíos y apoyar su desarrollo académico y emocional.
Hable con ellos regularmente, escuche activamente y demuestre interés en su
educación. Verá cómo esta comunicación puede marcar una gran diferencia en su vida.

Sugerencias y consejos:
● Fomente la comunicación abierta y honesta con su hijo:

Es importante establecer una comunicación abierta y sincera con su hijo. Hable con él
sobre sus preocupaciones, inquietudes y expectativas en cuanto a su educación y vida
escolar. Como se mencionó anteriormente el uso de una comunicación activa (hablar,
pero también escuchar) generará un ambiente de confianza que afianzará sus lazos a la
larga.

● Dedique tiempo para estar presente en la vida escolar de su hijo:

Asista a las reuniones de padres y maestros, eventos escolares y actividades


extracurriculares en las que participe su hijo. De esta manera, podrá estar al tanto de su
progreso académico y emocional, y brindarle apoyo en lo que necesite. Un aspecto
sumamente importante también será la manera en la que se dirige a los docentes y
autoridades escolares, recuerde que sus hijos tienen muy en cuenta sus actitudes hacia
los demás, si no está de acuerdo con algo, busque un espacio adecuado para platicar al
respecto con los maestros y juntos llegar a un acuerdo, fomente el respeto hacia la
educación y sus participantes.

● Promueva valores de respeto y tolerancia en su hogar:

Enseñe a su hijo a valorar y respetar a los demás, independientemente de su origen


étnico, cultural, religioso o de género. Fomente la tolerancia y el diálogo constructivo
como formas de resolver conflictos. No solamente a sus pares si no también con sus
maestros, directivos y otro personal en la escuela.

● Involucrarse en proyectos y actividades que promuevan la cultura de la paz:

La participación en proyectos escolares y comunitarios que fomenten la cultura de la paz


puede ser una excelente forma de involucrar a su hijo en esta temática y de mejorar su
compromiso social. Entre estas actividades pueden encontrarse también participar en
ceremonias cívicas, formar parte de algún equipo o comité, promover alguna campaña
de valores, higiene o similares, entre muchas otras. Recuerde también preguntarle sobre
el tema e involucrarse de acuerdo a las necesidades de su hijo, ellos irán dando la
pauta.
● Sea un modelo a seguir:
Recuerde que sus acciones tienen un gran impacto en la vida y desarrollo de su hijo.
Como se mencionó anteriormente y no se puede dejar de hacer énfasis, si desea que su
hijo adopte una cultura de paz, es importante que se esfuerce por ser un modelo a
seguir en su hogar y en su comunidad.

Actividades recomendadas:
● "¡A la escuela con todo!"
Una actividad que puede hacer con sus hijos para tener un control de lo que llevan a la
escuela es crear juntos una lista de verificación de lo que necesitan llevar cada día. Esta
lista puede incluir cosas como libros, libretas, lápices, estuche, lunch, etc. Pueden hacer
la lista en una hoja de papel y decorarla juntos, o incluso pueden hacerla en forma de
cartel para colgarla en un lugar visible en la casa. Cada día antes de ir a dormir o de ir a
la escuela, pueden revisar juntos la lista para asegurarse de que todo lo necesario está
en la mochila. Esta actividad no solo les ayudará a estar más organizados y preparados
para la escuela, sino que también fomentará la responsabilidad y el trabajo en equipo
entre usted y sus hijos. Además, les dará la oportunidad de tener conversaciones sobre
lo que necesitan para la escuela y cómo pueden ayudarse mutuamente para asegurarse
de que estén listos para el día escolar.
● “A platicar al parque”
Mostrar interés sobre la vida escolar de nuestros hijos debe ser un tema abordado
cotidianamente y con naturalidad, puede ser en espacios donde se esté dando una
convivencia en familia, como la hora de la comida o algún paseo al parque. Puede
hacerle preguntas generales para romper el hielo, por ejemplo: ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué
aprendiste hoy en la escuela? ¿Cuál fue tu materia favorita hoy? ¿Qué tema viste? entre
muchas otras. Es importante recalcar que no es necesario que sean únicamente
académicas las preguntas, también si su hijo muestra interés por compartir algún otro
aspecto de su vida en la escuela, debe escucharlo y no desestimar los intereses de su
hijo, claro que siempre tener en cuenta no centrarse únicamente en un aspecto. Si se
llegara a resistir es importante que con paciencia vaya acercándose, puede iniciar
platicando sobre su día y su trabajo, hacer a los pequeños, parte de su mundo.
● “Nos vemos en la escuela”
Es común que a medida que nuestros hijos crecen pensemos que ya no necesitan que
participemos tan activamente en su vida escolar, pero esto no podría estar más alejado
de la realidad, al menos durante su desarrollo nuestros hijos buscan validación,
aceptación y apoyo, y lo buscarán en otro lugar si no pueden recibirlo de nosotros, por lo
tanto, una estrategia para ser ese espacio seguro, es formar parte de la vida escolar de
su hijo, no tiene que ser todos los días, pero sí habitual, hágale sentir que está ahí para
ellos, no como un vigilante, si no como un protector. Asista a la escuela a buscarlos,
aunque ya se puedan ir solos a casa, de vez en cuando, les alegrará verle llegar por
ellos, asocie la visita con algo positivo, como tomar un raspado, helado, o algo por el
estilo. Platique con los docentes sobre el desempeño de sus hijos, tome un enfoque de
guía e invite a reflexionar a sus hijos sobre ello, encuentre un punto medio y asertivo, no
sea demasiado severo, pero tampoco permisivo. Busque que ellos mismos quieran
mejorar, a su paso.

La comunidad: Somos seres sociales

El ser humano siempre está en una búsqueda constante, de ser aceptado y vivir en
armonía con otras personas, es en estas relaciones donde va forma a su carácter
donde va adquiriendo su sentido de pertenencia social, es decir, va adoptando las ideas,
costumbres y tradiciones que caracterizan a la sociedad donde se desenvuelve, pero
hay que tomar en cuenta que las sociedades no son estáticas; a través del tiempo van
adoptando ideas de influencia exterior, por lo tanto, para ciertas actitudes y valores que
hoy se dan por sentado, en otros tiempos eran mal vistos.

Es en esta sociedad cambiante donde debemos estar atentos a las relaciones y


acciones de los hijos en la calle, tener la certeza que sus relaciones forman parte de una
sana convivencia, alejados de los conflictos en una cultura de paz.

Los hijos establecen patrones de conducta dependiendo de las situaciones y normas en


las cuales están integrados, se adaptan o asumen actitudes que a su parecer son
adecuadas y que les permiten sentirse parte de un grupo, de la misma manera, algunas
conductas y actitudes de carácter personal pueden ser mal vistas y ser apartados o
rechazados; provocando en ellos sentimientos de inseguridad, frustración, y que muchas
veces llegan a iniciar rencillas provocando conflictos posteriores.

Por otra parte, es en la calle donde exploran sus gustos, preferencias y sensaciones con
personas fuera de su círculo familiar y escolar, el cual los lleva a establecer posturas
sociales, que asumen como parte de su carácter y de acción ante la vida.

Es por tal motivo que se sugieren ciertas acciones para una mejor interacción de padres
e hijos en ámbito social, en el contexto de una sana convivencia en la comunidad.

Sugerencias y consejos:
● Comunicación afectiva:
Es importante conocer los gustos y preferencias de sus hijos, así como que ellos
reconozcan los apegos y preferencias de los padres, los cuales son producto de la
época y circunstancias vividas, en el entendimiento de que muchas veces somos presos
de las modas e influencias sociales, con ello propiciar un acercamiento a los intereses
tanto de los padres como de los hijos, y no un rechazo con las palabras “en mi
época…” , “que feo es eso que traes…”, “eso está pasado de moda…”, y así
sucesivamente.

● Saber con quién juegan los hijos:

Conocer a los amigos de los hijos en el contexto de la comunidad, es decir, con quién
juega y se relaciona fuera de la escuela y de la familia. Muchas veces los hijos juegan en
el parque, en las canchas o con vecinos de su comunidad y no siempre son de la misma
edad o incluso provienen de diferentes estratos sociales, esto nos lleva a que la
interacción de nuestros hijos no es conducida por intereses propios de la edad,
encontrándose en situaciones que pueden condicionar la forma de interactuar con las
personas, tomando actitudes que no son siempre favorecedoras a la formación como
individuo social, afectando su desarrollo emocional y conductual, de aquí la frase “dime
con quién andas y te diré quién eres”.

● Jugando unidos

Tener una relación de convivencia, más cercana fuera de la imposición, o del régimen de
obediencia. Resulta más favorecedor para el desarrollo emocional de los hijos cuando
en ciertos momentos dejamos la exigencia y nos involucramos como parte de sus juegos
y gustos, mostramos interés por conocer la percepción que tienen de la comunidad, por
ejemplo; su equipo preferido, que música considera buena, su juego favorito, entre otros.

Actividades recomendadas:
● · “Mi música, tu música"

Primero, presentaremos a nuestro hijo dos o tres de nuestras canciones favoritas,


explicándole por qué nos gustan, a qué época pertenecen y los recuerdos que nos
evocan. Compartiremos anécdotas personales relacionadas con esos temas cuando
estaban de moda.

A continuación, escucharemos una canción que recuerde que su abuelo u otro familiar
escuchaba. Luego, le pediremos que nos muestre qué canción le gusta y cuál recuerda
de cuando era más joven. También exploraremos su gusto musical actual, qué
canciones son populares entre sus amigos y cuál considera la mejor. Este ejercicio
también se puede aplicar a películas o series de televisión para descubrir juntos
nuestros gustos y preferencias.
● “Dime con quien andas”
Para esta actividad se le pide a su hijo que le conteste preguntas acerca de sus
compañeros o amigos y cuál es la percepción que tiene de ellos mediante un juego o
dinámica de su preferencia. Entre las cuestiones que usted puede averiguar o preguntar
están:
1.- ¿A quiénes consideras amigos?
2.- ¿Quién es tu mejor amigo? ¿por qué?
3.- ¿Quiénes no te agradan? ¿por qué?
4.- ¿Sabes dónde viven tus amigos?

Cabe mencionar que se debe evitar preguntar directamente pues puede percibirse como
un interrogatorio o algo negativo. Una sugerencia de dinámica es la siguiente:
Entre los miembros de la familia, se realiza un círculo, en el cual, por turnos con una
rítmica, se mencionarán elementos de una categoría escogida por uno de los
integrantes.
La rítmica es silábica y se presenta con el siguiente ritmo y cadencia:
“Caricaturas (aplauso), presenta (aplauso), nombres de (aplauso), por ejemplo
(aplauso), [categoría] (aplauso), [ejemplos con un aplauso entre cada elemento]”.
Por ejemplo, si la categoría fueran animales, se dirían distintos tipos de animales como
elementos

● “Vamos a dar un rol”


Invite a su hijo y a sus amigos a ir de visita a algún lugar que sea de su agrado, puede
ser un parque, ir a ver un juego, ir al cine o incluso en su casa viendo una película o
jugar con ellos en el parque donde usted desempeñe un rol igual al de ellos.

Es importante construir desde antes esa relación con sus hijos y sus amigos para que
exista esa confianza de convivir en un espacio. Si no se tiene, nunca es tarde para
comenzar a realizarlo. Mientras usted se muestre con disposición y pueda demostrarles
a sus hijos que tiene buenas intenciones usted seguramente tendrá resultados positivos,
mas no desista si no es así.

Durante la convivencia no sea inquisitivo y trate de dejar que se desenvuelvan y


relacionen con la mayor libertad posible, aproveche el momento para aprender de sus
hijos, involúcrese en los juegos y actividades, interésese por lo que ellos comenten y
sobre todo muéstrese abierto para hacer cosas diferentes.
Conclusión
En la actualidad necesitamos una educación enfocada también en lo humano, que hace
que los ciudadanos sean actores, libres, responsables de sus acciones diarias y críticos
con las injusticias que se viven en el mundo. Esa educación busca la cultura de la paz,
porque promueve valores, actitudes y comportamientos que respetan la diversidad y
promueven la práctica de la no violencia.

Lo que se pretende con este documento presentado es lograr que el niño crezca en un
ambiente sano, donde la relación y la comunicación con sus padres sea el motivo y
estímulo que le permita desarrollarse íntegramente, sentirse fuerte y seguro de que las
decisiones que tome sean orientadas a un futuro que lejos de ser incierto vaya
encaminado a un logro de sus objetivos, metas y sueños. Fomentar la cultura de la paz
también es fomentar la convivencia entre padres e hijos, es recuperar y fortalecer los
valores que se han perdido o se han olvidado con la vida acelerada que hoy prevalece
en la sociedad, es recuperar el tiempo y mejor aún, aprovecharlo al máximo
satisfaciendo las necesidades de los hijos que deben ser las mismas de los padres.

Al final, si los niños crecen en un entorno familiar, escolar y social pacífico, feliz,
armónico y estable, por lo menos, en uno de estos tres, ellos mismos podrán ser
agentes de la paz.
La contribución que los padres de familia tienen en el desarrollo de sus hijos resulta
decisiva para que los chicos sean dueños de ellos mismos; capaces de entender la
realidad en la que viven; de participar con sus acciones diarias en mejorar el
entendimiento entre las personas, resolver problemas asertivamente.

Es importante el papel de los padres para que los niños adquieran y refuercen su
individualidad desde una perspectiva colectiva, fortalezcan sus valores, conozcan y
reconozcan sus sentimientos y necesidades, porque ellos son actores creativos,
reflexivos y los padres son quienes los impulsan y respaldan. Finalmente, no resta más
que recordar a los padres que los hijos, aunque se puedan sentir perdidos, no dejan de
intentar comprenderse a sí mismos, y ahí es donde tienen una oportunidad para
ayudarles a entender mejor qué les ocurre. Lo más valioso en la vida es el tiempo, este
no perdona, no regresa, por esta razón los padres deben recordar cuando tenían la edad
de sus hijos, cómo los trataban los adultos de su alrededor, cómo les hubiese gustado
que lo hicieran y de ahí tomar la decisión de cambiar y mejorar el trato con sus hijos o
hijas.

En resumen, el tiempo de la familia, en la casa, en la escuela y en la sociedad misma,


debe ser un momento feliz y agradable. Un momento en el que nuestros hijos se sientan
importantes y tan queridos que cuando lleguen a la edad adulta todo esto les haga
adquirir una seguridad en sí mismos que será su mejor arma para luchar con la parte
más difícil de la vida…la vida misma.

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