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Principales Principios Contractuales: Felipe Osterling Parodi
Principales Principios Contractuales: Felipe Osterling Parodi
Algunos principios se aplican en forma general a todos los contratos y otros son
específicos de cada forma contractual, sin perjuicio de los principios generales del
Derecho aplicables a los contratos.
Sobre esta base analizaremos los que, en nuestra opinión, son los principales principios
contractuales.
De esta manera los elementos a los que antes aludimos se ponen nuevamente de
manifiesto, teniendo en primer lugar a la libertad como elemento esencial del principio
(autodeterminación), luego la intención de los sujetos de obligarse (voluntad interna) y
finalmente la libertad contractual en donde se expresa la voluntad interna (voluntad de
configuración externa, como lo entiende Manuel de la Puente), consiguiendo finalmente
un contrato.
La buena fe es un modelo o arquetipo de conducta social, hay una norma jurídica que
impone a la persona el deber de comportarse de buena fe en el tráfico jurídico.
Como dice Marcelo López Mesa “la vida en sociedad requiere actuaciones
razonables, maduras, responsables, alineadas por el principio cardinal de la buena fe.
Más adelante nos dice que la buena fe es un principio general del derecho,
consistente en un imperativo de conducta honesta, diligente, correcta” [3]
Expresan Morello y Tróccoli [4] que la buena fe, debe acompañar al contrato en cada
una de sus fases y en su variante objetiva significa que el acreedor no debe pretender
más, en el ejercicio de su crédito, ni el deudor puede rehusase a dar menos, en el
cumplimiento de su obligación, de lo que exige el sentido de la probidad, habida
cuenta de la finalidad del contrato”.
Por conducta de buena fe, entiende la doctrina términos como, honestidad, lealtad,
honradez, integridad, fidelidad, rectitud, veracidad, comportamiento leal, cooperación,
información, asesoramiento.
PRINCIPIO DEL EQUILIBRIO CONGRACTUAL
Recuérdese que una perspectiva realista del contrato permite sostener que
este diseña y construye el interés contractual55, pero tal interés no es solo
el del acreedor consistente en la ejecución de la prestación sino, también,
el del deudor en verse liberado de la obligación o en evitar que se agrave
su posición en ella como consecuencia del incumplimiento56. Con todo, si
bien el contrato plasma ambos intereses, debiendo propender como fin
último a la satisfacción del acreedor57, en ningún caso puede amparar una
lesión al interés de deudor, agravando su posición en el vínculo
obligatorio58. Y es que, como hemos indicado en otro sitio59, el interés del
deudor constituye un límite a la protección del interés del acreedor, toda
vez que no puede invocarlo para que este prevalezca en perjuicio de aquel
en el evento que pueda obtener su satisfacción a través de otros medios de
tutela.