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Acto Jurídico,
htegocio Jurídico y
Conftato
@
CRULEY
Primera edición: Junio 2002
Sede en Trujillo:
Ji¡on Pizarro 540, Trujillo (Costado de la Cone
Superior de Justicia)
Telefax:4?16¿10
Celula¡: 843 ,1434
E-mail: grijle¡rujillo@ peru.com
)
INDICE
Introducaón L)
Ce¡fruro Pm¡rcno
La concepción socid del negocio jurídico como
paradigma de los actos de autonomía privada
1 .1.
. Necesidad de abandonat la concepción dásica francesa del acto
C¿riruro Secu.roo
La declaración de voluntad y el obieto dentro
de la estructura del supuesro de hecho negocial
C¡rirulo T¡ncrno
La noción de causa del negocio furidico
3.1. Causa y dpo en la teoría general del negocio jurÍdico. El opo leeal
como firndamenro de la el'icacia jundica del negocio jurídico den-
tro de la orientación abstracta i. tbrmal de los actos de aurono-
mía privada. La upicidad legal v la noción del conrraro mixro 229
2t Las orientaciones neocausalistas eo la doctrina de la causa v ia
incorporación de los morirros a la esrrucrura del negocio lurÍdico 236
3.3. Lz teoría de ia causa como función económica y social en la
coocepción precepciva del negocio jurídico v la onentación
objeriva de la causa 2.r0
C¿piruro Cu¡xro
La doctrina de la inefi.cacia del
negocio jurídico
11
Lv¡npo Teaonoe Cónoov¡
C¿piruro Qunrrro
La teoria gcncral del er¡or del negocio jurídico y su
aplicación dentro del sistema jurídico peruano
72
,/
I¡orce
C¡.rÍruro Se¡c¡o
Comentarios al Libro II del Có.iigo Ciyil sobre el
acto juridico y propuestas de modi-ficación
13
Lz¿noo Tnsoeoe CóRoov¿
BIBLIOGRAFÍA 459
14
Introducción
15
Lz¡npo Teeo¡o¡ Cónoove
t/
Lrz¡noo T¡soeoe Cónoov¡
18
I¡¡rRoouccro¡l
19
Lzenoo Tnaonoe Cónoovn
27
Lz¡noo T¡aoeoe Cónoove
(1) No sólo debido al gran influjo ejercido por el código civil francés en toda
la doctrioa iberoamericana, sino fund.amentahánte por el enorme prestigio d.e los
trat¡distas franceses, que i.nsisten en seguir entendiendo el acto jurídico como una
simple manifestación de voluntad.
24
I¡¡rnoouccióN
26
Ixrnooucclo¡¡
27
Lzc.nDo Teeoeo¡ Cónoove
28
I¡¡rnopucclór.¡
29
LtzrnpoTseoeo¡ Cónpov¿
30
I¡.nr.oouccróN
31
Lz¿noo Tesoeon Cónoove
32
I¡,rnoouccró¡¡
34
Ivrnoouccto¡¡
35
Lzenpo T¡aoeo¡, Cónoovn
41
CmÍruro PruuBno
La concepción social
del negocio furídico como
pmadigma de los actos de
autonomia pnvada
l5
Lzenoo T¡aoepe Cónoove
46
L¡ co¡¡cepcroN socrAl DEL NEGocro ruRjprco
17
L aq,noo Teaoeoe Conoov¡
48
Le co¡¡cepcróN socrAl DEL NECocro luRÍorco
5i
Lrz.rnoo T¡eoeoa Coru:v¡
52
L¿\ CONCEPCIÓN Í)CI.{L DEL NECOCIO
'URÍDICO
j"undico toda declaración de voluntad, sino solamente aquella ürigida
lproducir efectos jurÍdicos, esto es, consecuencias jurídicas, que por
ser jundicas son precisamente iícitas.
Veamos muy brevemente cómo llegan los autores que siguen esta
corriente a precisar el concepto del acto jurídico. Parten, como es
obvio, dei concepto genérico del hecho jurídico, en el sentido que es
un hecho de esa especie todo aquel cuya realización genera
consecuencias jurídicas, siendo ltechos irreleuantes jurídícamente
aquellos a cuya realización el ordenamiento jundico no atribuye
ninguna consecuencia jundica. En este sentido, e] hecho jundico
viene a ser el género respecto del cual el actojurídico no es sino una
de las especies.
lJna vez que se ha hecho la distinción entre hechos jundicos y
hechos jurídicamente irrelevantes, la posicióe tradicional procede a
distinguir entre hechos jurídicos uoluntarios e inuoluntaríos,
entendiéndose por hechos inuoluntarlos aquellos en ios cuaies no
interviene ia conducta voluntaria del hombre, tales como la muerte,
el nacimiento, un terremoto que ocasione pérdidas de vidas humanas
y de bienes, un alulión, la mayoría de edad, etc. Nlientras que los
hechos jurídicos uoluntarios son todos aquellos en ios cuales
interviene la voluntad, en el sentido de conducta voluntaria. La
distinción entre estas dos clases de hechos jurídicos radica en que
en los primeros no interviene una conducta voluntaria y en los
segundos por e1 contrario ios efectos jurídicos nacen como
consecuencia de la realización dá-üni ión¿¡¿ta-voluñiáiiá del
individuo. En 1os invoiuntarios, por el contrario, el efecto jurídico se
at?ibuye a la realización del simple fenómeno o acontecimiento.
En otros términos, al hablar de la intervención o no de la
voluntad, es decir, al plantearse la diferencia entre hechos jurídicos
voluntarios e involuntarios, estamos hablando de acuerdo a la
posición tradicional de la intervención de iavoluntariedad, entendida
como conducta realizada voluntariamente, sin interesar la voluntad
de producir o no algún tipo de efecto o consecuencia jurídica.
Asimismo, una vez precisada Ia d]q"!inc,iQ_n entre hechos jurÍdicos
voiuntarios e involuntarios, la doctrina del acto jurídico procede a
distinguir dentro de los hechos jurídicos voluntarios dos categorÍas:
la de los hechos lícitos v la de los hechos ilícitos. Los hechos
Lz¡noo T¡so¡o¡ Cónpov¡
lr
L.q crr¡¡cEpctt-rN SoctAL DEL ¡iEcccto juRÍDrco
f,f,
Lrz¡npo T¡eoaoA, Conoov¡
56
L¡ co¡¡cercroN socr.AL DEL NEcocto tuRÍD(co
precisión, que g*l maestro peryano fue siempre cntico respecto de las
concepciones tradicionales de los actos de la autonomía privada, pues
no aceptó los postulados de la concepción clásica francesa del acto
jurídico, ni los de la concepción clásica pandectista del negocio
jurídico. Por e1 contrario, optó claramente, por la concepción d.el
negocio juúüco que 1o concibe como un supuesto de hecho, es d.ecir,
por la orientación que toma en cuenta la función organizad.ora d.el
derecho que califica y valora los actos det sujeto que producen
consecuencias j urídicas.
Esta misma crítica de Josn Lrow B¡sq¡nnnÁN respecto del acto
jurídico, ha sido presentada por la doctrina del negocio jurídico,
respecto de su concepción tradicional sobre el mismo negocio
jurídico, pues ésta, a1 igual que la del acto jundico, concibe el negocio
jurÍdico como una declaración de voluntad y.plantea la distinción
entre negocios jurídicos y actos jurídicos voluntarios lícitos que no
son negocios, denominados por general (actos jundicos en sentido
1o
estricto', en que ei efecto jurídico haya sido deseado o no por el
sujeto.
En última instancia, dentro de la iógica de la teona d.er acto
jundico, la calificación de un hecho jurídico voluntario lícito como . ¡
acto junüco o no, dependerá de la intención del autor de la misma
manifestación de voluntad, 1o que implicaría como consecuencia el
otorgar a los simples particulares la potestad de deciür cuándo una
conducta es un acto jurídico y cuándo es un simple hecho juúdico
voluntario lícito. Esto sena inaceptable, pues ello supondría negar
el rol valorativo del ordenamiento juríüco respecto de las conductas
de los particulares.
Ahora bien, toda esta concepción traücional del acto jurídico,
aceptada por nuestro actual Código Civil, como por el anterior, desde
nuestro particular punto de vista adolece de ciertos defectos
fundamentales en la comprensión integral del fenómeno de ja
autonomía privada, olvidándolos y descuidándolos a tal ext¡emo de
llegar a desnaturaJizar el concepto del acto jurídico.
Dicho de otro modo, lq concepción del acto jurídico como toda
deglaración de voiuntad dirig'ida a la producción de efectos jurídicos
deseados por el agente, olvida y no toma en cuenta 1os siguientes
aspectos fundamentales de la noción de la autonomía privada:
LznRoo T¿.soep¡ CóRoove
60
,/
L¡ covcepcróN socrAl DEL NECocro iuRÍDrco
61
)
Lt¿lnpo T¡eo¡oe Cónoov¡
ó1
L.r cowcEpcroN trrAL DEL NECccro luRiDlco
ó3
Lz¡noo Tnso¿,oe Conoov¡
64
L¡ co¡¡crrctoN socl.{L DEL NEcocIo JURÍDfco
65
L lz¡,noo Tesoaoa Cónpovn
66
L¡ co¡¡cercróN socrAL DEL NECocro JunÍorco
(2't El planteamiento
d.e Bnrrl, io estuüaremos más ad.elant€ (pp. g6 y ss.).
68
L.r cor.¡cEpclóN socrAl DEL NECocro runÍprco
)
L Iz¡,Rpo T¡aoeoe Cónpove
70
L¡ cor.¡cErctoN socrAL DEL NEcocto iuRÍDtco
71
Lz¡npo T¡soeoa Conpove
72
Lr coNcepcloN rccrAL DEL NECocto tuRÍDrco
/)
Ltzenoo T¡aoeoe Cónoov¡
recogida por la doctrina del derecho privado (...). Esto tiene especial
importancia en cuanto a los negocios jurídicos y a los delitos, que
son los más importantes de todos ios supuestos de hecho. l,lam-amos,
en consecuencia, su_p-_uestos 4e hecho al conjt4nto de aquellos requisitos
que el ordenamilnlo jurídic:o ,econoce como funáamento de una
coñseéue ncia j urí díca".
81
Lz¡noo T¡so¡o¡ Cónpov¡
_j i
L.c cor.fcerclóN soct.{L DEL NECocto luRÍprco
puede ni se debe decir sólo que "ha acaecido" o que "ha sucedido",
como de cualquier otro hecho que sea solamente tal'.
Qgggg-g!¡qpgs$rémq_den-t¡1ljgipen_qe-r¡lqn!9.Ée-Lprc¡flnpnr_el
gggg.qig jq4{ic.o_es, gomo para todos los Q.emás, un sup_uesto de hecho,
pg-ro uq g,gp_ugq_to__de hecho_ diferente, porque contiene en sí mismo
nonnas jurídicas, tiene un contenido normativo. Aspeitó-qüE-nó
reconoce la mayor parte de la doctrina sobre el negocio jundico, pues
se entiende que el contenido del supuesto de hecho es la declaración
de voluntad dirigrda a la producción de efectos jundicos, o de efectos
prácticos. Sin embargo, la utilidad de esta opinión, minoritaria por
cierto, radica en que nos demuestra que, incluso dentro de una
concepción normativa, referida a que el negocio tiene un contenido de
norrnas jundicas, se acepta también la idea que el negocio juríüco es
un supuesto de hecho, es decir, un hecho previsto en abst¡acto por la
norma jundica, que una vez producido en la realidad produce los efectos
junücos reconocidos por el ordenamiento jurídico.
p¡-!q co-lcepción sobre el negocio jurídico como supuesto de hecho,
que Ia mismá óóncepcióñ normativa acepta,-f&ne el mento de haber
gstablecido con suma claridad que el negocio juríüco no consiste
únicamente en una declaración de voluntad que produce efectos
l"riaicos porque 1o ha¡ querido así los declarantes, sino que elio es
..así por cuanto el derecho atribuye efectos jundicos a la declaración
de voluntad, que conjuntamente con otros elementos, requisitos y
presupuestos, se ajuste a un supuesto de hecho específico o genérico.
Sé rompe poi ioñlieuiente definitivamente el dogma falso de qué la
voluntad por sí misma puede ser creadora de efectos jurídicos, de
que 1a voluntad es todopoderosa, omnipotente y de que el
ordenamiento jurídico se debe limitar a reconocerlos. Veremos
también en el presente capítulo, inmediatamente después, 1o que
señala Ia concepción preceptiva del negocio juríüco sobre el negocio
jundico como supuesto d.e hecho.
1.3. La teoría general del contrato frente a la del negocio jurídico. Objeti-
vos -v fundamentos de ambos sistemas. Legitimidad y utilidad del con-
cepto del negocio jurídico frente a Ia categoría contractuil , .
8ó
L,r covcepcróN soctAl DEL NEcocro n;RÍptco
87
Lz¡,noo T¡eoepe Cónoove
88
Le co¡¡crrcroN rccrAL DEL NEcocro JURÍDrco
89
L rzqnpo T¡soeoe Cónoov¡
91
Lrz¡noo T¡eoepe CóRpov¿
94
Le co¡¡cerclóN socrAl DEL NEGocro ruRÍDrco
95
Lz¡,Roo T¡eoao¡ Cónoove
96
L.q coxccncróN scf,rAL DEL NECocto ruRÍorco
97
Lz¡noo Tnaoeon Cónoove
98
L¡ co¡rcErctóN socrAl DEL NFCOCTo lunÍptco
99
Lz¡npo T¡aoepe Conpov¡
100
L-'r corucrpcróN socrAt- DEL NEGocro IURiDrco
101
Lrz¡noo Teeo¡.oe CóRpov¡
102
L..r co¡¡cepctoN socl.-\L DEL NECocro JURíDrco
103
Lzanpo T¿soep¡ Cónoovn
104
L¡ co¡¡cescróN socr,\L DEr- NECocro IURiDrco
105
L rzanoo T-cao¡o¡ Cónoov¿
106
L¡ cor'rcgpcróN rccrAL DEL ñEcocro iuRíDrco
107
Lz¡noo T¡so¡pe Cónpov¡
108
LA CoNCEpCIoN socrAL DEL NECOCIo JURjDrco
109
L zlnoo T¡noeoe, Cónoov¡
110
LA CO¡.¡CEPCION SC.IIAL DEL NECOCIO ¡URíOICO
111
Lzlrrpo T¡ao¡,oe Cónoove
712
L¡ co¡¡cepc¡oN trtAL DEL NEGocro runÍprco
i13
L rz¡¡po T.qsoeoe Cónpove
114
,/
L¡ cor.¡cepcioN soclAL DEL NECOCIO tuRiDtco
115
Lz.rnpo T¡eoepn Cónpov¡
116
L.-r co¡¡cerctoN socrAL DEL NEGocro ruRíDrco
177
L rz.qnpo T.qso¡pe Cónpov¡
118
L,c. coN;crRCtoN g)cr.q.L DEL NEcocro lunÍolco
r19
Lrzenpo T¡so¡or Cónpov¡
120
L¡ coNcepcloN socrAl DEL NECocro JURÍDrco
127
Lrz¡npo T¡sonpe CóRpov¡
t?2
,/
L¡ co¡¡cepctoN ffr.A.L DEI- NECOCTo IunÍorco
L-J
Lzc,nDo T¡no¿oa Cónoove
724
L.r coNcErctoN socrAL DEL NECocro IURÍDrco
r25
L Iz.r,noo T¡soep¡ CóRoov¡
t26
L¡ co¡.icepcróN socrAL DEL NEGocro ruRiDtco
r27
Llzlnoo T¡noape Cónoov¡
t28
L.r coxcelctoN scclAL DEL NEcocro rtrRÍorco
rz9
Lz¡npoT¡so¡p¿ Cónpov¡
130
L¡ co¡¡crpctóN socrAL DEL NEGocto ltrni:tco
131
Lrz.o.npo T¡so¡o,q Cónpov¡
t32
L.r co¡,c¡eclÓN socrAl DEL NECCCIO I..jzuDICO
133
L rz¡¡po T¡aoeo¿ Conpove
134
L,r coNc¡pqroN socrAl DEL NECocro IURiDrco
135
Lzexoo T¿so¡,or Cónpov¡
136
L¡ co¡icErcróN socrAL DEL NEcocto JUzuDfco
137
LIz¡noo T¡so¡oe Cónpove
138
L¡ co¡tcgpctoN soctAL DEL NEGLtio IURíDrco
139
-/
Laqnpo T¡,aoeoe Conpove
l4t.)
L¡ couc¡rcloN trlAL DEL NECocro iuRÍptco
141
Lz.c.nDo T¡soRpe Conpov¡
I42
L¡ con"c¡pcroN sclAL DEL NEcocro IURÍDlco
1.+3
Lzenoo T¡aoapa Cónpov¿
144
L¡ coNcrrcroN socrAL DEL NEcocto JURÍDtco
145
L E¡noo T.q,eo¡pe Cónoov,q
116
CmÍruro Sncusoo
La declanción de voluntad
y el objeto dentro de la
estructura del supuesto
de hecho negocial
717
Lz-rnpo T¡soepa CoRoove
148
L,¡. oecL,rnrctciN pg vc¡LUr.¡tAD y EL oBJETo DEL NECCcto 1unÍotcrr
150
L¡ oecu.,r<,rctóN DE voLUNTAD Y El- oBIETo DEL i\tECC[lo lLRiDtco
151
Lz¡noo T¡aoRo¡. Conoov..\
r52
L¡ oecl¡n¡c¡ó¡i pe voLurr,t¡D y EL oBJETo DEL NEcocro
¡unÍorco
153
Lz¡noo T¡aonoe Conoov¡,
154
L.q necl¡R.rcloN DE voLUNTAD y EL oBlEro DEL NECocro luniorco
155
Lz.qnoo T¡ ao¡pe Cónoova
156
------ . L..r D€cl,ra.rcró¡i oE vor_u¡.¡T¡\D y EL oBIETo DEL NECocto IURÍDrco
7i7
-/
Ltz¡noo T¡so¡o¡ Cónoov¡
158
------------- L¡ necutn rctoN DE voLLnrrAD y EL oBJETo DEL NEcccro iL'RÍDtco
159
LrzA,nDo Teooep¡ Conoove
160
L¡ oÉcun¡cróN DE voLUNnAD y EL oBJETo DEL NEcocIo fuRÍDIco
i61
Lz¡nooT¡soape CóRoov¡
1.62
LA DECL\R\CIÓ¡¡ Oe VOIUVTAD y EL OEJETO DEL NECOCTO ¡JRÍDICO
163
Lz¡npo T¡,soep¿ Cónpova
165
Lz¡noo Te¡onon Cónoov¡
166
L¡ oEcl¡nq,cróN DE VoLUNTAD v EL .-lTETo DEL NEcocro IURÍDtco
r67
Lz¡noo T¡aoeoe Cónoole
168
L¿ oacurucró¡¡ pe volu¡,r¡D y EL oBJETo DEL NEcocro IURiDrco
1.69
)
Lz¡noo Teaoep¡ CoRoov¡
ios incapaces que sólo tienen capacidad para los actos que las leyes
les autorizan otorgar por sí, respecto de los demás: en nuestro
derecho, el caso de ios menores adultos (conf. arts. 55 y 1043).
De otro lado, la ausencia momentánea o circunstancial de
discernimiento en un sujeto capaz, si bien afecta la voluntariedad
del acto realizado en ese estado, requerÍa su demostración
concluyente como causa de anulabilidad de aquéI. Aquí, la presunción
es de capacidad -o sea del pieno desarrollo de la facultad volitiva de
determinación-, en el entender y el querer. Entonces el acto no es
nulo sino anulable (presumimos el conocimiento de la üstinción):
"Son anulables -establece el art. 1045- los actos jurídicos, cuando
sus agentes obraren con una incapacidad accidental, como si por
cualquier causa se hallasen privados de su razón".
En forma mucho más amplia y detallada, SeNtos Cmimvrss nos
seña1a lo siguiente:
"El art. 921 estatuye: "Los actos serán reputados hechos sin
discernimiento, si fueren actos lícitos practicados por menores
impúberes, o actos ilícitos por menores de diez años; como también
los actos de los dementes que no fuesen practicados en intervalos
lúcidos, y los practicados por los que, por cualquier accidente, están
sinuso deraz6n".
Comprende tres causas que pueden enunciarse de la siguiente
forma: a) la inmadurez, por razones de edad; b) la insanidad, por
padecimiento de demencia; y c) la inconsciencia, debido a situación
accidental transitoria.
Esta determinación legal que fija las pautas con precisión en la
medida de lo posible, enrola el sistema del Cóügo dentro de los
considerados rígidos, por oposición a ios catalogados de flexibles.
VÉl,rz se inspiró en Fnerr¡s y en el derqcho romano, como Io demuestra
su nota, apartándose del derecho francés en donde, sin el
establecimiento d.e pautas rígidas, quedó sometida ia cuestión a la
variable de las situaciones particulares de hecho, especialmente en
lo que se refiere a la edad del discernimiento.
En los sistemas rígidos se establece, sin admitir prueba en
contrario en los estados en que ello es posible, cuándo debe reputarse
que la persona tiene discernimiento y cuándo no. Del art- g2l surge
170
L.-r oecurru.rclóN pe vollwr¡D y EL oBIETo DEL NEcocto ItrRÍDICo
17t
Lz¡npo T.¡,ao¡o¡ Conpove
172
L.r oecurnccroN DE voLUNTAD y EL oBJETo DEL NiEcocto juzuDtco
173
Ltzrnpo T¡eo.q,o¡. Cónoov¡
174
r/
L¡ oecr.cR-{croN DE vollrfirAD y EL oBJETo DEL NECocto ruRiDrco
175
Lz¡npo T¿aoepe Cónpov¡
t76
L.r pecuqr<.q,cróN DE voLUNTAD y EL oBlmo DEL NECocio ¡uniorco
177
L¡z¡,npo T¡eo¡pe Cónpove
178
L¡ ogcL{RA.ctoN DE voLUNTAD y EL oBJEro DEL NECoclo yuniorco
179
Ltz.rnpo Trao¡pr Conpove
181
Lrz¡Roo T¡sonoe Cónoov¡
183
L rz¡Rpo T¡so.rpe Cónpove
184
L¿ pecl¡nqcroN DE voLUNTAD y EL oBIETo DEL NECocIo tuRiDrco
185
Lz¡noo Tn¡oeoe Cónoov¿
187
L z¡noo Teso,qo* Córoove
188
L¡ ogculruA,cróru pE votr,rnqD y EL oBJETo DEL NEcocro IJRÍDtco -.-
Cosa üstinta hubiera suceüdo si el cóügo no hubiera legislado
la figura del acto jurídico, sino únicamente la del contrato, al igual
que el Código Civil francés y todos los códigos que han seguido su
modelo. En este supuesto, hubiera sido posible confundir ambas
figuras. No obstante lo cual consideramos que, aun cuando no se
hubiera legislado sobre el acto juríüco, desde un punto de vista
conceptual hubiera sido perfectamente posible siempre distinguir
ambas figuras por las razones antes expuestas.
Debemos determinar también, y ello no es tan claro, si el disenso
dentro del código nacional constituye únicamente un supuesto de
discrepancia o no concordancia entre voluntades declaradas, o
también entre voluntades internas.
Como es sabido, la definición de disenso no se encuentra
positivizada por nuest¡o ordenamiento jrirídico, sin embargo,
podemos determinar su concepto y estructura sobre la base del
concepto de contrato incorporado en nuestro Código Civil, ya que si
el disenso o disentimiento es lo opuesto al consentimi.ento, podremos
determinar su estructura también sobre lo opuesto al concepto del
consentimiento regulado por el código nacional.
Como ;"a lo hemos analizado en el punto anterior, a nuestro
entender el consentimiento (y por ende el contrato) está conformado
únicamente por las voluntades declaradas coincidentes de las partes
contratantes y no por sus respectivas voluntades internas, de forma
tal que 1o que da lugar al nacimiento de obligaciones no es nunca la
llamada voluntad comúr, si¡o las voluntades deciaradas coincidentes
totalmente de las partes contratantes intervinientes en un
determinado contrato.
Siendo esto así, es claro también que habrá disenso de acuerdo a
nuestro código cuando ias declaraciones de voluntad de las partes
contratantes no sean coincidentes entre sí.
Evidentemente, habrá disenso manifresto cuando las partes
contratantes sean conscientes de que sus declaraciones de voluntad
no son coincidentes entre sí; y habrá üsenso oculto cuando las partes
han creído que sus declaraciones de voluntad coincidían, cuando
realmente no eran coincidentes entre sí, disenso oculto que se produce
por un error sobre la declaración de voluntad de Ia otra parbe.
189
Lz¡noo Teeoepe Cónoov¡
190
L¡ oecL¡,zurcró¡¡ oe vor_u¡¡TAD y EL oBlETo DEL NEcocto runiprco
191
LlzqnDo Te¡o¿p.q CóRoove
192
Le pEcurzulclóru oE vor-L,nnlD y EL oBJmo DEL NECocro IL,RiDlco
del acto juríüco, entre las cuales no está el üsenso, tienen que ser
aplicables a todos los actosjurídicos, sean unilaterales, bilaterales o
plurilaterales.
En este sentid.o, debe quedar claramente establecido que el
disenso no está considerado dentro de ninguno de los supuestos del
arbículo 219 del Código Civil, aplicables al acto jurídico.
¿Existe alguna norrna dentro de nuestro código que establezca
expresamente que la falta de coincidencia de ias voluntades
declaradas da lugar a la nulidad del contrato?
La norma que más se acerca a este sigaificado la constituye el
artÍculo 1359, antes estudiado, que determina que no hay contrato
mientras las partes no estén conformes sobre todas sus
estipulaciones, aunque la üscrepancia sea sqcundaria.
No obstante io cual, en nuestro concepto, esta norma no establece
que será nulo el contrato en el que las partes no hayan coincidido en
sus declaraciones de voluntad, por cuanto lo que el artículo 1359
señala es que para que exista contrato las declaraciones de voluntad
de las partes contratantes deben ser completamente coincidentes.
Evidentemente podría también servirnos como norma para
obtener la nulidad del contrato por disenso e} artículo 1376, también
examinado anteriormente, que señala que la aceptación oportuna
que no sea conforme a la oferta equivale a una contraoferta, ya que
interpretando ¿ fortiori dicha nonna podría señalarse que si la
aceptación oportuna que no es conforme a la oferta equivale a una
contraoferta, no dando lugar al consentimiento, con mayor razón no
habrá contrato cuando ia oferta oporbuna sea completamente üstinta
a la aceptación, aun cuando las partes crean por error haber
coincidido.
Sin embargo, estas dos interpretaciones de estos dos artículos
de la parte general del contrato a nuestro entender no son del todo
convincentes, ya que en ninguno de los dos casos se sanciona
expresamente con nulidad el contrato en el cual no haya
consentimiento por no haber coincidencia entre las declaraciones de
voluntad de las partes contratantes.
A nuestro entender, el disenso puede sancionarse como causal
de nulidad del contrato, bajo la modalidad de una nulidad virtual,
193
Lz¡.noo Teao¿oe Cónpov.c
t94
L¿ pecu¡,n¡cróN pe volurn¿D y EL oBJETo DEL NEGocro ruRíDrco
195
Lz+r.po Teeo¿pe Conoove
196
&**
La oeclezucctoN DE voLLrN{TAD y EL oB,Ero DEL NEcccto lLníorco
t97
L z¡npo T.c.soeo¡ Cónoov¡
198
L¿ oecr¿.n¡ctóN DE voLttNTAD y EL oB]r'ro DEL NEcocro r-rRbtco
L99
Lzrnoo T.q,soeoe Cónoove
200
L¡ oecun¡ctoN DE voLLnvrAD y EL oBJETo DEL NEGocro tuRiDrco
201
L z.rnoo T.qaoeos Conpov¡
202
L¡ oecl¡zuq,cróN DE voLU¡ffAD y EL oBlE-to DEL NEcocIo ruRÍDrco --.--
cas y sociales, han elaborado diversas respuestas que han dado lugar
a su vez a üferentes teorías sobre este aspecto. Estas teorías han sido
mencionadas en varias oportunidades en el presente capítulo.
La primera de ellas es la denomi nad.a ,,teoría uoruntarz,s/o,, que
postula la idea fundamental que en cualquier caso de discrepancia
debe prevalecer la voluntad interna, invalidándose la voluntad
declarada, y produciéndose la nulidad del negocio jurídico. Esta
primera teorÍa ha sido por lo general mal interpretada, al haberse
pretendido señalar que según aquélla ia voluntad interna se
convertiria en elemento negocial, habiendo servido por ello mismo
de soporte para la definición clásica de contrato como (acuerd.o d.e
voluntades". Esta definición lamentabiemente ha tenido mucha
acogida en nuestro medio, a pesar del enorme desarrollo que ha
erperimentado en los últimos años la doctina contractualista.
Sin embargo, debe insistirse sobre este aspecto, ia teoría
voluntarista nunca ha pretendido afrrmar este absurdo jurídico, por
cuanto jamás ha buscado señalar que la voluntad interna sea
elemento negocial, habiénd.ose precisado con total claridad que en
materia de discrepancia debe prevalecer la voluntad interna,
invalidándose la voluntad deciarada y por ende el negocio jundico.
Como reacción a esta primera teoría un sector de los auiores
alemanes crearon y elaboraron ia teoría de ia declaración,
denominada también simplemente "teoría declaracionista". De
acuerdo con esta segunda posición en caso de discrepancia entre
voluntad interna y voluntad declarada, debe prevalecer siempre y
en todos los casos la voluntad manifestada, por ser ésta única el
componente de la estructura negocial.
De esta manera, la doctrina del negocio jurídico üo iugar a la
existencia de dos teorías completamente diferentes y contrapuestas
en sus postulados:lauoluntarista, que considera que aun cuando la
voluntad declarada es el eiemento negocial, debe tenerse presente
la voluntad interna como la que debe dar luz a la voluntad
manifestada y que cualquier discrepancia debe dar lugar a ia nulidad
negocial; y Ia declaracionista, según la cual en ningún caso debe
atenderse a la voluntad interna (salvo para el supuesto de los vicios
de la voluntad) y no admite ningún supuesto de discrepancia por
considerarlos intrascendentes jurídicamente. Ante dos concepciones
203
Lz.rnpo T¡soeo.l Cónoove
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L¡ pEcun¡cloN DE voLUNTAD y EL oBlETo DEL NEcocro IURÍDrco
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LE¡.noo Teeoap¡ Cónoov'r
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L¡ oecuq,nectóN DE voLLn{TAD y EL oBJETo DEL r\¡Ecocro IURiDtco
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Lz¡npo T¡aoeoa Cónpov¿
2A8
L¡ pecl¡nec¡óN p¡ voluvreD y EL oBlETo DEL NEcocto ¡Ji.ÍD
2.12.2. Las diferentes teorías sobre el objeto del negocio jurídico. Del
objeto del contrato al objeto del negocio jurídico. La obligación como objero
deL contrato como expresión de la orientación voluntarista e individualista de
los actos de autonomía pri,-ada
Dentro de todas las teorías formuladas en la doctrina sobre el
objeto, hay algunas que disfrutan de la preferencia de los autores de
los diferentes sistemas jurídicos, destacando entre ellas aquella que
conceptualíza el objeto como 1a relación juríC,,ica obligatoria, pues se
üce que el objeto del contrato es la obligación. Esta teoría como es
fácil de comprobar de inmeüato ha sido elaborada por los autores
que entienden que el objeto es un elemento del contrato, es decir,
dentro del sistema teórico que restringe el ámbito de aplicación del
objeto al campo de los negocios jurídicos bilaterales o piurilaterales
con contenido patrimoniai. Es por esta obvia razón que esta teoría
no ha sido elaborada por los autores que se adhieren a la doctrina
del negociojurídico, sino por los especialistas en la doctrina general
del contrato. Es una teoría nacida dentro del ámbito de la doctrina
general del contrato.
Esta orientación sobre el objeto del contrato como la obligación
es la que prevalece en nuestro medio jurídico, pues la mayor parte
de especialistas aceptan sus postulados, sobre la base de la definición
de objeto del contrato consagrada en el artículo 1403 de nuestro
2r0
L¡ oecr¡ncctó¡¡ oe voluvr¿D y gL oBlEro DEL NEGoclo tuRjDlco
277
L rz¡Rpo Tesoeoa Cónpove
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Le oecLcRAc¡óN DE voLUt¡-rAD y EL oBJETo DEL Ntcocto iuRÍDrco
zr3
Lrz.rnpo T¡aoape Cónpove
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L¡ pecu,rReclós¡ pe voLu¡.rr.cD y EL oBJETo DEL NEGocro IURÍorco
275
L¡zaRoo T¡eo.+o¡, CóRpov.q.
21.6
Le peclen¡cróN oe voluvreD y EL oBJEro DEL NEGocto IURiDtco
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La¡.noo T eaonon Cónoov¡
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L¡ oecLa,RAclóN pE voLu¡neD y EL oBlETo DEL NEcocro ILrRíDrco
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Lz¡noo Teao.qoe CoRoove
no
L¡ ogcuq,necroN DE voLLrr{TAD y EL oBJETo DEL NECocro ¡uniorco
2.12.5. I-a contradicción que existe entre la noción de objeto del artículo
1402 y aquélla del anículo 14A3 del Código Civíl peruano
?21.
L zc,nDo T¿Boep¡. Cónpov¿
?22
Le oecLAR\cróN DE voLLTNTAD y EL oBJETo oel Necoclo pnil
la causa y del propio negocio jurídico, lamentablemente ha tenid.o
una menor infiuencia en el campo del objeto del negocio juríüco, y
con rnayor razón del contrato, debido a que en este último todavía
prevalecen las orientaciones voiuntaristas e ind.ivid.ualistas.
Pareciera que no se le da importancia al tema del objeto o que existe
cierto temor respecto del mismo, pues la mayor parte de espácialistas
le dedican apenas algunas líneas. Ello ha originado qo" s" i*pongan
con mucha fuerzalas dos nociones de objeto voluntaristas que heáos
estudiado y criticado, y que en nuestro concepto han coniribuido a
obscurecer aún más el panorama doctrinario sobre el objeto del
negocio jundico.
Por ello, consideramos de fundamental importancia poner d.e
relieve esta nefasta vinculación entre las dos concepciones de objeto
que hemos analizado y la orientación inüvidpalista y voluntarista
de los actos de autonomía privada. No se puede aceptar la noción de
objeto del contrato, aplicada por aigunos al negocio juríüco, que nos
lleva a confundir la causa con el objeto y que se encuentran en
contradicción con las modernas teorías sobre el negocio juríüco. No
podemos darle a la finalidad jurídica el carácter de objeto por ser
éste el lado jurídico de la causa, menos aún si nuestro actua-l cóügo
Civil, a üferencia del código de 1936, reconoce la causa como elemento
del acto jundico, definiéndola como el fin lícito. Sin embargo esta
expresión tampoco es feliz pues permite entender la causa como la
finaridad o motivación de 1as propias parles o sujetos intervinientes,
permitiendo justificar y legitimar la definición de objeto del contrato
contenida en el artículo 1402 dei Cóügo Civil. Eyidentemente, si
aceptamos la idea que la causa tal como está regulada en el artícuio
140 está referida a las motivaciones determinantes de las partes
que celebran el negocio jurídico, podremos sostener si¡ temor alguno
y justificar también la idea consagrada sobre el objeto del contrato
en el artículo 1402, pues siendo la causa la fi¡alidad que motivó a
las partes a celebrar ei cohtrato, el objeto del mismo sería sin ningún
problema su finalidad juúüca.
Por el contrario si aceptamos la idea que el fin lÍcito al que hace
referencia el artículo 140 es el fin juríüco del mismo negocio jurídico,
es decir, su función o finalidad juríüca, no podremos entender y
menos aún aceptar de modo alguno Ia definición sobre objeto del
contrato contemplada en el artículo 1402 y es por eilo justamente
223
LrzA,nDo Teeonp¡ Cónpov¡
224
L¡ oeculn-rcróN pr volur"r¡D Y EL oBIETo DEL NEGocro ¡.,rniotco
227
CepÍruro Tnncnno
La noción de causa del
negocio furídico
3.1. Causa y tipo en la teoría general del negocio jurídico. El tipo legal
como fundamento de la eficacia jurídica del negocio jurídico dentro
de la orientación abstracta y formal de los actos de autonomía pri-
vada. La tipicidad legal y la noción del contrato mixto
229
Lz¡Roo T¿no¡.o¡ CóRoovn
' En primer lugar, debe destacarse que al hablar del tipo en
materia negocial, se está hablando definitivamente del esquema legal
establecido por un determinado sistema jurídico para la existencia
de determinadas fi.guras de negocios y de contratos. Desde este punto
de vista el tipo negocial no es sino el molde o la estructura formal,
dispuestos por el ordenamiento jurídico para una serie determinada
de figuras de negocios jurídicos. Esta noción de tipo no debe olvidarse,
por cuanto resulta relevante para la comprensión del concepto del
negocio juríüco y de la causa, según veremos más adelante. Debe
recordarse siempre que el tipo es el molde o la estructura formal o el
esquema legal de determinadas ñguras de negocios jurídicos y
contratos.
Por otro lado, no debe perderse de vista también que el concepto
de la tipicidad tuvo una importancia mayúscula en el derecho romano
de Ia época clásica, en el cual no se aceptó la categoría general de
contrato, sino únicamente Ia existencia de un número determinado
de figuras contractuales tÍpicas. Posteriormente con la admisión de
los contratos innominados de la época justinianea se rompió el
tradicional esquema de la tipicidad, aceptándose la fuerza vinculante
de acuerdos de voluntades no previstos específicamente en esquemas
legales específicos. Sin embargo, cabe precisar que la existencia de
estos contratos innominados supuso siempre la existencia de un
esquema legal genérico, es decir, ya no de un tipo legal, sino de un
molde genérico que permitiera justificar la fuerza vinculante de un
gtan número de figuras contractuales. Es así como en el derecho
romano clásico el tipo contractual o tipo legal desempeñó un rol de
márima importancia en la teoría del contrato, pues el tipo legal era
el vehículo üspuesto por el ordenamiento jurídico para dar fuerza
vinculante a determinadas declaraciones de voluntad. La escuela
del derecho natural y la doctrina clásica francesa fueron, por el
contrario, ias que privaron de yalor al tipo legal en materia
contractual, por entender que en virtud de la autonomÍa de la
voluntad y del principio del consensualismo, las partes contratantes
eran libres de celebrar cualquier acuerdo de voluntades, teniendo el
mismo fuerza vincuiante y eficacia juríüca por la sola voluntad de
las partes contratantes.
Este sistema liberal clásico respecto del contrato representa una
concepción individualista, dentro del cual el tipo cumple un rol muy
L¡ NocroN DE cAUSA DEL NEcocro ruRÍDtco
231
L zcnDo T.+sono.q Cónoov.c
23?
L¡ NoclóN DE cAUSA DEL NEc,ocro ruRiDrco
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L Iza,nDo T¡Bo¡pe Cónpov¡
¿34
L¡ ¡¡ocróN DE cAUSA DEL NEcocto ruRÍDrco
2,35
Ltz¡Roo T.laoeoe CóRDov¡
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L¡ ¡¡crró¡¡ DE cAUSA DEL NEcocro ¡unÍorco
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Lz¡noo Taaoape Cónpova
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L.¡, NocróN DE cAUSA oer- Necocto ¡unÍorco
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Ltz¡npo Taeo¡oe Conoov¡
2.r0
I.:e NoCIÓW DE CAUSA DEL NECOCIO IIJRÍDICO
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Lzenpo Teso¿oe Cónoove
a^a
Le Noctór.¡ DE cAUSA oel vecocro ¡unÍorco
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Lrz¡noo T¿aoeoe CóRoov¿
)4A
L¡ Noctót¡ DE cAUSA DEL NECocto ltrRrt¡co
1t-
L zenpo T ¡,soeo.q. CóRoov.l
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L¡ Nccró¡.r DE cAUSA DEL NEGocro luRÍDrco
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Lzenoo Tnsoep¡ Cónoov.q
250
Le ¡¡ocló¡¡ DE cAUsA DEL NEGocro IURÍDIco
3.5. La noción moderna de causa del negocio jurídico como función so-
cialmente digna y legítima, merecedora de tutela legal. lr{otas comu-
nes y diferencias con la noción de causa como función económica y
social de la teoría preceptiva
25t
L rz¡Roo Tnaoeo¡ Conpov.q
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Le ¡.¡ocróN DE cAUSA DEL NEGocro IURÍDrco
253
Lz¡npoT¡ao¡o¡ Cónoov¡
juríücos. Este
sean sufrcientes, por sí mismas, para producir efectos
aspecto fundamental sobre la incapacidad de la simple declaración
de voiuntad para crear consecuencias legales, ha sido no sólo
destacado por las orientaciones objetivas de la causa, sino
implícitamente por la concepción positivista del negocio juríüco que
io caracteriza como vn supuesto de hecho. Esto significa, en
consecuencia, que es gracias a las concepciones objetivas y abstractas
sobre la causa y el negocio jundico que se ha podido establecer que
la simpie declaración de voiuntad no es capaz para producir efectos
juúücos.
Como ya lo hemos mencionado, la voluntad por sí misma es
impotente para crear efectos jurídicos, pues nadie duda que ia
voluntad es capaz de generar efectos iegales sóIo cuando es autorizada
por el sistema jurídico para ello. Es por epta razón que en la
actualidad no se acepta la noción dei negocio junüco como simple
declaración de voluntad productora de efectos junücos, queridos por
el declarante como tales. Y es por ello que con anterioridad dijimos
que las concepciones clásicas del acto y del negocio jundico habían
sido abandonadas por estar constnridas en premisas conceptuales
falsas. Más aún, existe unanimidad en Ia doctrina moderna en que
el negocio juríüco es siempre un supuesto de hecho conformado por
una o más declaraciones de voluntad y otros elementos aücionales,
existiendo debate sobre el contenido del supuesto de hecho, pues
para un sector doctrinario el contenido está conforn'rado únicamente
por las declaraciones de voluntad, mis¡¡ras que para otros se trata
de r:¡r supuesto de hecho con un contenido preceptivo o normativo, y
dentro de los que aceptan la idea del contenido preceptivo, la
discusión gira en torno a si el contenido social debe estar orientado
en todos los casos a una función socialmente útil, o si basta con que
se trate de una función socialmente razonable o ügaa.
La afirmación de que el negocio juríüco es un supuesto de hecho
implica necesariamente la valoración de la conducta voluntaria del
hombre, y en general de los sujetos de derecho, por parte del
ordenamiento jurídico, a fin de establecer si le corresponde ia
categorización de acto o negocio jurídico. Sobre este punto estamos
plenamente de acuerdo con las teorías objetivas sobre la causa: la
causa es la razón justificadora de ia eficacia jurídica del negocio
juúdico (y por ende del contrato). En nuestra opinión, no cabe duda
2,55
Lrz.A,R Do T.laoeo¡ CóRpov¡
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Le NoctóN DE cAUSA DEL NEcocro ILrRÍDrco
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Lz¡eoo T¡,eoroe Cónpove
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L¡zrnoo T¡soep¡ Conoov¡
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L¡ ¡locroN DE cAUSA DEL NECocro fuRÍDrco
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L tz¡npo T¿ao.A,pe Conoovn
económico y social, por entender que ambas nos dan, a pesar de sus
enormes méritos, una visión incompleta del fenómeno causalista.
Evidentemente, existen múltiples negocios que sí cumplen o
están dirigidos a cumplir una función socialmente útil, como sucede
en el contrato de compraventa, de arrendamiento, de suministro, de
mutuo, de sociedad, etc. sin embargo, resulta harto difícil entender
por qué se exige o pueda exigirse este requisito para la totalidad de
los negocios jurídicos y contratos. con una premisa como ésta, es
decir, con la afirmación de que el negocio juríüco, para merecer la
tutela y el reconocimiento legal, requiere necesariamente de una
trascendencia y utilidad social, en nuestro concepto se estaría
limitando en forma excesiva y muy peligrosa la autonomía privada
y su reconocimiento jurídico, entenüda como la potestad que tienen
los parbiculares de vincularse entre sí para la satisfapción de sus
multiples intereses y necesidades.
En suma, resulta imposible aceptar que se deba configurar o
concebir la noción de causa del negocio jurídico como su función
económico social, en el sentido de la construcción de Elrnro Bnrrr.
sería absurdo exigir en todo negocio jurídico necesariamente una
función socialmente útil, con trascendencia social, que responda a
un interés sociai. I'{o nos parece que la causa del negocio (y dei
contrato), tai como se encuentra regulada en los códigos civiles de
los sistemas jurídicos causalistas, pueda ser entendida como la
función socialmente útil, que el negocio jurídico está dirigido a
cumplir. Incluso ia doctrina itaiiana, a pesar que la exposición de
motivos de su código civii nos dice claramente que la causa debe
ser entenüda como ia función socialmente trascendente del negocio,
no mereciendo ia caracterización de negocios jurídicos los que estén
ürigidos a satisfacer la vanidad o el capricho de los particulares, no
está totalmente de acuerdo en concebir Ia causa como la función
económica social, en el sentido de función socialmente útil.
762
L¿ Noclór.¡ DE CAUSA oel ruecocro ¡uRÍorco
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Lzenoo Teaoep¿ Conpovr
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L¡ NocróN DE cAUSA DEL NECocro JURÍDICo
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L¡ Nocro¡v DE cAUSA DEL NEGocro tuRiDtco
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Lz¡.noo T.reo,ro.+ Conpov¡
271
Lz¡noo T¡so¡o,+ Cónpove
recreación, afecto, etc. Pues bien, siendo esto así, no se puede reducir
la protección legal únicamente a ia satisfacción de las necesidades
comunes de los diferentes miembros de una determinada sociedad.
En consecuencia, resulta evidente que la función social del
negocio no debe estar referida únicamente a Ia satisfacción de las
necesidades comunes sino también a la de las diferentes necesidades
de los distintos miembros de una determinada sociedad. Se debe
buscar la protección de los intereses sociales e individuales de los
miembros de una determinada sociedad. . En nuestro concepto, la
noción de función social debe construirse sobre la base de la
solidaridad o interdependencia social por semejanzas como por
diferencias. Deben merecer la protección legal y ser considerados
junücamente vinculantes los actos de la autonomía privada dirigidos
a satisfacer las necesidades comunes de todos los miembros de la
sociedad y las diferentes necesidades de cada uno de los mismos. Se
debe buscar satisfacer ios intereses colectivos como ios intereses
individuales. Pero mucho cuidado, cuando hablamos de los intereses
inüviduales no estamos hablando de cualquier tipo de intereses o
aspiraciones del individuo, sino únicamente de aquellos que sean
considerados individuales, pero socialmente razonables, sociaJmente
dignos, y por ende merecedores de la tutela legal; es decir, no debe
tratarse de cuaiquier necesidad del individuo, sino únicamente de
aquéllas que puedan ser satisfechas por las conductas socialmente
aceptadas de los otros miembros de la sociedad. Si el negocio está
dirigdo al cumplimiento o al logro de una función que satisfaga una
necesidad individual, pero considerada socialmente razonable, digna,
seria, que responde a 1a colaboración entre individuos, o
indispensable para la vida en sociedad, estaremos frente a un negocio
jurídico. Por el contrario, si el negocio está dirigido al cumplimiento
de un interés personal, que no es necesario para la vida en sociedad,
que responde a un interés no serio, un interés absurdo, irracional,
desde el punto de vista de1 criterio social, ya no será un negocio
jundico, sino un acto irrelevante para el derecho. Las funciones
individuales merecen la protección jurídica, pero en cuanto sean
socialmente necesarias para el desarrollo del individuo en su vida
de relación con los otros individuos que conforma¡ una determinada
sociedad. La función social no sóio está referida a toda la sociedad
en su conjunto, sino también a cada individuo en cuanto sea
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Lzenpo T.laoeo¡ Conoova
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L aqnpo T¿so.A.o.{ Cónpov¡
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L¡ NocróN DE CAUSA oEl Necocto ¡unÍotco
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L zenoo Te¡o.qp¿ Cónoov:c
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Le NoctoN DE cAUsA DEL NECocto JURjDrco
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Ltz.c,nDo TA.ao¡p¡ Cósoove
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Le Nocró¡l DE cAUSA DEL NECocro lunÍorco
3.10. Lajustificación del concepto de causa del negocio jurÍdico como fun-
damento del reconocimiento y eficacia jurídica de los actos de auto-
nomía privada. Las concepciones individualistas y formales del ne-
gocio jurídico
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Lzenoo T¡aoep.+ CoRoovr
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L¿, ¡¡ocró¡¡ DE cAUSA oeL Necocro ¡uniorco
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Le Nocró¡¡ DE CAUSA DEL NEGocro iuRÍDrco
3.11. La noción de causa como función jurídica en base a una función so-
cialmente razonable en concordancia con el propósito práctico de los
sujetos dentro del Código Civil peruano
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Lz¡Rpo T¡no¡.oe. Cónoov¡
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CerÍruro Cumro
La doctdna de la
ineficacia del
negocio juríüco
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L arnpo T¡eo,ron Cónoove
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L.r oocrntNe DE L.{ TNEFICACIA DEL NEcocto ftjRÍDlco
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L.q. pocrnw,q DE L{ INEFTcActA DEL NEGocro ruRiDrco
dice que los negocios juríücos nulos nunca producen ios efectos
que en abstracto tenían que haber producido.
Por el contrario, el negocio anulable nace con vida y produciendo
todos sus efectosjurídicos, pero por haber nacido con un vicio en
su conformación tiene un doble destino alternativo y excluyente:
o es confirmado, es decir, subsanado por la parte afectada por la
causal, en cuyo caso seguirá produciendo normalmente todos sus
efectos juríücos, o es alternativamente declarado judicialmente
nulo, en cuyo caso ia sentencia que declara la nulidad opera
retroactivamente a la fecha de celebración del negocio anulable.
La acción de nulidad puede interponerla no sóio cualquiera de
las partes, sino cualquier tercero, siempre que acredite legítimo
interés económico o moral. Incluso puede interponerla el
lVlinisterio Público al cumplir su rol de défensor de la iegalidad.
Por el contrario, la acción de anulabilidad, cuyo objetivo es que
se declare la nulidad del negocio anulable, só}o puede
interponerla la parte perjuücada por la causal en cuyo beneficio
1a iey establece dicha acción. Más aún ia nuiidad puede también
ser deciarada de oficio por el juez cuando resulte manifiesta.
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L,c DocrRrf¡e DE Lq INEFICACTA DEL NEGocro IURÍDtco
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Le pocrzuN¡ DE LA. tNEFIcActA DEL NEcocto pRiDtco
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4.6. Las diferencias entre nulidad y anulabiüdad dentro del Código Civil
peruano
3i9
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Lz¡nooTesonpe CóRpov¡
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L¡ oocrnrN¡ DE Lq, TNEFTcACTA DEL NEGOCTo runÍplco
tir, debe estar en el comercio de los hombres (ya que no son trans-
misibles los bienes de dominio público) y debe estar determinada o
ser determinable en cuanto a su especie y cantidad.
c. Asimismo, cuando la prestación consiste en un hecho personal
dei deudor, sea positivo o negativo, este hecho debe a su vez reunir
ios cuatro requisitos. siguientes: debe ser un hecho física y/o
jurídicamente posible; el hecho prometido debe ser lícito en el
sentido estricto; debe ser personal del deudor por regla general;
y por último, eI hecho prometido debe representar un interés
para el acreedor, patrimonial o moral.
d Como se podrá observar fácilmente, mientras eI artículo 140 del
Código Civil señala que el objeto deberá ser fisicayjurídicamente
posible, el inciso 3 del artículo 219 dispone que el acto jurídico
es nulo cuando su objeto es física o jurÍdicamente imposible o
cuando sea indeterminable . En otros términos, el código exige
que eI objeto del acto jurídico deba ser fisica y/o jurídicamente
posible y determinable. Y estas dos condiciones o requisitos de
1a posibilidad y de Ia determinabilidad, como ya Io hemos visto
anteriormente, no son sino condiciones que deben reunir las
prestaciones, bien sea que consistan en la transrrisión de un
derecho real o en la ejecución de un hecho personal del deudor.
Siendo esto así, la conclusión lógica es que el nuevo Código Civil
ha incorporado la noción de objeto del acto jundico entendido
como la prestación prometida, esto es, como el comportamiento
que deberá realizar una de las partes frente a la otra. De no ser
así, el código no hubiera exigido para la validez del acto juúüco
que el objeto cumpliera con los requisitos de la posibilidad y
determinabilidad, que son requisitos que según la doctrina se
aplican a las prestaciones debidas.
En consecuencia, el inciso 3 contiene una causal de nulidad por
ausencia de cierbos requisitos que son de aplicación ai objeto del
acto jurídico, 1o cual es correcto conceptualmente hablando, pues el
objeto entendido como prestación debe reunir determinados
requisitos para que el actojurídico sea válido.
335
Lz¡noo T¡eoepn CóRoov¡
artículo 140 que señala que para la validez del acto jurídico se
requiere un fin ilícito.
Pues bien, en este caso, y al igual que con la causal anteriormente
estudiada, para poder determinar el alcance de esta nueva causal
de nulidad, deberemos conocer a ciencia cierta cuál es el concepto de
nfin" incorporado en el Código Civil vigente.
Como el Código Civil no contiene una definición de fin, que
tampoco hubiera podido estar presente, tenemos que recurrir a la
doctrina para conocer el significado de dicha expresión, y
observaremos que la palabra "fin" en derecho civil, específrcamente
en materia de actos jurídicos y de contratos, está vinculada
necesariamente al concepto de causa. ¿Qué cosa señala la doctrina
de la causa respecto a la naturaleza de este elemento dei acto juríüco?
La doctrina causalista no da una respuesta uniforme para determinar
el significado de la causa como elemento del acto junüco, pues existen
una serie de teorÍas que pretenden explicar la naturalezajurídica
de dicho elemento, según la diversidad de sistemas causalistas
existentes. Siendo esto así, tendremos que analizar brevemente cada
una de las üferentes teorías sobre la causa que se han elaborado en
ios distintos sistemas causalistas. Estas teorías pueden ser
agrupadas en cuatro grandes rubros.
Dentro del primero que podríamos calificar deteorías subjetiuas,
encontramos, en primer lugar, la teoría ciásica de la causa, todavía
vigente en la actualidad en Francia, y que fuera elaborada por los
primeros comentaristas del Cóügo Civil francés. Sin embargo, está
totalmente dejada de lado en la actualidad en el resto de los países
con sistemas jurídicos causalistas. Según esta teoría clásica la causa
es el fin inmediato y ürecto por el cual el deudor asume su obligación,
tratándose siempre del mismo fin, según se esté frente a un contrato
sinalagmático, a un contrato real y/q a un contrato a título gratuito.
En otras palabras, según esta primera teoúa sobre la causa, aun
cuando ella es un móvilo motivo, se trata de un móvil abstracto, que
es siempre idéntico en todos los contratos de una misma naturaleza,
a üferencia del motivo en sentido estricto, que es distinto en cada
tipo de contrato, según sean üstintas las partes contratantes.
La segunda teona subjetiva elaborada por Josserand, en base a
los repertorios de 1a jurisprudencia francesa de su época y
336
L¡ pocrzuN¡ DE Lq TNEFIcACTA DEL NEcocro ruRÍDrco
ello de un fin objetivo que no deberá estar viciado por ningún motivo
ilícito, en el inciso 4 del artículo 219 sanciona con nulidad
únicamente el acto jurídico cuyo frn sea ilícito, de forma tal que al
código sólo ie interesaría el aspecto subjetivo de la causa, pues si
se hubiera tomado en cuenta su aspecto objetivo, se habría
establecido como una causal aücional de nulidad la del acto juríüco
que no tuviera fin.
Sin embargo, en nuestra opinión, el código puede ser
correctamente interpretado, en forma doctrinaria, en el sentido de
que para la validez dei acto jurídico no sólo se requiere de un fin,
que además deba ser lícito, sino que la causai de nulidad por ausencia
de frn podrÍa deducirse perfectamente como un caso más de nulidad
virtual, por contraposición al inciso 3 del artícuio 140, pues si para
la validez del acto jurídico se requiere de un frn lícito, será nulo el
acto junüco que no tenga un fin lícito. En otras palabras, sólo por
nulidad virtual o tácita podremos llegar a la conclusión de que es
nulo e1 acto jurídico que no tenga un fin o causa.
En nuestro concepto, sin embargo, hubiera sido preferible que
el Código Civil utilizara el término *causa" y no el de "fin lícito".
Es así como, de acuerdo a la exposición realizada ahí, la causal
de nuiidad por fin iiícito, contemplada en el artículo 219, deberá
entenderse como de aquel negocio juríüco cuya causa, en su aspecto
subjetivo sea ilícita, por contravenir las normas imperativas, el or-
den público o a las buenas costumbres. Se trata, pues, de una causal
de nulidad por ausencia del requisito de la licitud, aplicabie al frn,
que constituye uno de los elementos del acto jurídico, según nuestro
Cóügo Civil. Sin embargo, debemos reiterarlo, esto no significa que
el Cóügo Civil peruano haya optado por Ia posición neocausalista,
por cuanto somos de la opinión que Ia noción de causa consagrada
legalmente en é1 puede y debe entenderse dentro de las concepcio-
nes unitarias, señalando que la causa es un único elemento con un
aspecto objetivo y un aspecto subjetivo. Desde el punto de vista obje-
tivo, la causa -tal como debe entenderse en nuestro sistema jurÍü-
co- será la función jurídica en base a una función socialment e razo-
nable y ügna. Desde el punto de vista subjetivo, la causa será el
propósito práctico de las partes integrado por los motivos comunes y
determinantes de 1a celebración del negocio jurídico. La nulidad por
ilicitud en e1 aspecto subjetivo se encuentra consagrada en el inciso
339
LtzlR.Do T¡Boep¡ Cónoov¡
340
Le pocrRrNa DE LA, rNEFrcAcrA DEL NEcocro IURiDrco
Según el inciso 7 del artículo 219 el acto jurídico será nulo cuando
la ley 1o declare nulo. Este inciso hace referencia a los supuestos de
nulidades textuales o expresas. La doctrina, según es conocido,
üstingue dos tipos de nulidad: nulidades expresas y nulidades tácitas
o virtuales. Las expresas son aquellas que vienen dispuestas
(11)
Recuérdese también lo examinado sobre 1a formalidad del negocio jurídico
en el presente capÍtulo al comentar lo relacionado a la estructura del negociojurÍdico.
J4l
Lz¡nnoT¡soepa CoRoov¡
1,ta
L¡ oocrn¡¡¡¿ DE L{ rNERc.{cL{ DEL NEGoclo runÍprco
-/
Lz¡n oo T.q,eo¡pe CóRpova
344
L¡ pocrRrNn DE Ll rNEFrcAcrA DEL NEGocro tuRÍDrco
que las partes han querido celebrar realmente, sólo que ocuitándolo
a los terceros bajo la fachada del acto simulado o aparente.
Como es evidente, en las hipótesis de simulación relativa, el acto
simulado es nulo por ser aparente, al no corresponder a la voluntad
real de las partes, mientras que el acto disimulado es válido por ser
verdadero y corresponder a ia verdadera voluntad de las partes, pero
siempre y cuando concurran sus requisitos de sustancia y forma y
no se perjudique el derecho de tercero, según 1o establece claramente
el artículo 191 del Código Civil: "Cuando las partes han querido
concluir un acto distinto del aparente, tiene efecto entre ellas el acto
ocultado, siempre que concurran los requisitos de sustancia y forma
y no perjudique el derecho de tercen,.
Como se podrá comprender, el acto ocultado o acto disimulado
por ser verdadero en principio es válido, pbro siempre y cuando
concurran sus requisitos de sustancia y forma, es decir, siempre y
cuando concurran todos los aspectos de su estructura, Y €s por eso
que el arlículo 191 precisa que "tiene efecto entre eilas'. Pues bien,
la causal de anulabilidad contemplada en el tercer inciso del artículo
219 hace referencia al acto disimulado en los supuestos de simulación
relativa, cuando ei mismo, reuniendo todos sus requisitos de
sustancia y forma, perjudica sin embargo el derecho de tercero. Esto
significa en consecuencia que esta causal de anuiabilidad sólo está
referida a1 acto disimuiado u ocultado, no al acto simulado, el cual
es nulo por no corresponder a la voluntad reai de las partes. Pero se
refiere al acto disimulado solamente cuando el rrismo perjuüca el
derecho de tercero, en cuyo caso será anulable. Si el acto disimulado
carece de algún requisito de sustancia o formalidad, como cualquier
otro acto jurídico celebrado verdaderamente, será nulo por falta de
un aspecto de su estructura. Por lo tanto, la causal de anulabilidad
que estamos comentando, solamente se refrere al supuesto en el cual
el acto üsimulado perjudique el derecho de tercero
Finalmente, tenemos el cuarto y último inciso, referido a1
concepto de nulidad textual o expresa, por cuanto, como ya
examinamos anteriormente, no existe la posibilidad de una
anulabilidad tácita o virtual.
345
Lzenoo T.reonos Cónpove
4.10.EI negocio jurídico en fraude a la ley dentro del Código Civil peruano.
La causa fraudulenta como un supuesto de causa ilícita sancionada con
nulidad. Diferencias entre negocio fraudulento y negocio simulado
v6
L¡ oocrRlNe DE r.r rNEFrcAcrA DEL NEGocro ¡uúprco
3+/
Lz¡noo T¡soeoe Conpov¿
v8
L¿ oocrn¡ru¡ DE L4, rNEFrcAcrA DEL NEcocro ¡.lnÍorco
349
LtzqnDo Tleoep¡ Cónpov¡
350
La oocrzuruR DE L{ rNEFrcActA DEL NEcocto ¡.lniprco
351
Lrzc.RDo T¡soeor Cónoovn
352
L¿ oocrzuNe DE LA TNEFTcACTA DEL NECocro runÍorco
353
Lzq,noo T¡,no¡o.q CóRDov¡
354
L¡ oocrniN¡ DE L\ INEFICAcTA DEL NEcocro runÍorco
355
L¡zq,npo Teeoap¡ CóRoov¡
356
C¡pÍruro Qurxro
La teoría general del error del
negocio jurídico y su dplicación
dentto del sistema juríüco peruano
5.1. Los vicios de la voluntad dentro de la teoúa general del negocio jurí-
dico y Ia problemática de la doctrina del error en los diversos siste-
mas jurídicos
358
L¡ reonÍe cENER{L DEL ERRoR DEL NEGocro IURÍDrco
359
Lz¡npo T¡aoepe Conoove
361
Lz¡npoT¡noeoe Conoov¿
362
Le reonÍa cENER{L DEL ERRoR oel mcocro pniotco
(20) Exxrccnnus I l{tpp I W orr, Tlatado de Derecho Ciu il, Tomo II, \¡olumen II,
Bosch, Barcelona, 1954, p. 212.
363
Lzenoo T¡eo¡o¡ Cóxpove
36+
L¡ raonÍ¡ GENERA,L DEL ERRoR DEL NEcocro Juzuprco
365
Lz.rnpo T¡sonoe CóRpovR
367
L rz.rtpo T¡soep¡ Conpov¡
(26t VDetR¡,vÍnsz,Fernando,TeoríaGeneraldelActoJurídico,CvltwalCuzco,
Lima, 1986, pp. 423-426.
368
Le rron͡ cENE&{L DEL ERRoR DEL NEcocto JURiDrco
(2?) l6mv¡¡\¡N
Luc.r os T¡N¡, Juan, Negocio Jurídico, Librena Studium, Lima,
1987, p. 340.
370
L¡ reoú¡ cENE&AL DEL ERRoR DEL NEcocro ruRÍDrco
377
Lz¡RpoT¡no¡oe Cónpov¡
eI contrato, esto es que sea nulo, mientras que en el otro caso, tai
falta de concordancia sóio dará lugar a la aplicación de las reglas
sobre el error, que es sancionado únicamente con la anulabilidad, o
sea que el contrato se ha formado, aunque después pueda declararse
su inefrcacia. Como se podrá observar, hasta este momento, Du le
Pu'¡¡rrs no hace sino plantear la existencia de las dos posiciones
teóricas sobre ei disenso, esto es, aquélla que considera que el üsenso
es un caso de discordancia entre dos declaraciones de voluntad y la
otra que sostiene que el disenso se presenta cuando no coinciden las
voluntades internas de ambas partes contratantes. Acto seguido,
Dr Le PurNrr, desarrolla la primera posición señalando que no hay
duda que la teona de la declaración es muy atractiva. Si lo que un
contratante sabe de la voluntad del otro contratante es lo que éste
expresa meüante su declaración, parece lógico que lo qrue hay que
apreciar para saber si existe coincidencia de voluntades es el
contenido de cada deciaración, por lo cual si existe coincidencia en
las decla¡aciones, esto es, si el aceptante está declarando, como
declaración conjunta suya y del oferente, lo mismo que éste declaró
en su oferta, aunque por error ellas no traduzcan las respectivas
voluntades de los contratantes, debe considerarse que se ha formado
el consentimiento. Cabe agregar que la aplicación de esta teoría
soluciona una multitud de problemas. Sóio es necesario analizar las
declaraciones para establecer la coincidencia de ellas, sin entrar en
el tereno tan complejo de la voluntad interna de cada parte, cuyo
verdadero sentido es muchas veces muy dificil de conocer.
Esta posición teórica que Dr I¿ Pu¡Nrs califica de decla¡acionista
es Ia que comparte ia moderna doctrina italiana y alemana, a la
cual se adhieren Stot-Ft, Mnssnmo, E¡r¡rsccsnus y LunmNr.i, que ya
examináramos anteriormente, pues para todos ellos el üsenso es
producto de un error sobre la declaración ajena, que determina la no
formación del consentimiento por la'no coincidencia entre las dos o
más d.eclaraciones de voluntad de las partes contratantes; posición
que es la que nosotros seguimos, según 1o hemos mencionado
anteriormente. Posteriormente, continuando con su planteamiento,
este autor desarrolla la posición que él sostiene y que está basada
en ia teoría voluntarista. En este sentido el autor nos dice que debe
tenerse presente que, como se ha visto, ei consentimiento tiene dos
lados. Un lado interno que está constituid.o por las voluntad.es
3/¿
L¿ reonÍ¡ GENERAL DEL ERRoR DEL NECocro JURÍDlco
373
,/
Lz.c,nDo Teao¿o¡ Cónpove
J/4
Le reonÍ¡ cENERAL DEL ERRoR oel rutcocro ¡unÍurco
375
Lrzenoo T.cgoeoe CóRoov¡
376
L¡ reonÍ¡ cENERAL DEL ERRoR DEL NEcocto IURiDrco
J/>
,/
Lz¡noo Tesoao¡ Cónoov¡
(31) f,¿sa¡6
r Bn¡vo, Federico de, EI Negocio Jurídico, Civitas, IVfad¡id, 1985,
p.122.
(32) Punrrrn v L*,'.er,i.e, j--172.
Estudios del Contrato Prtuado, T. I, pp. 17
380
L¡ reonÍ.q, GENERAL DEL ERRoR DEL NEcocto JURÍDrco
381
)
Lz¡npo T¡ao¡pe Cónoove
383
Llz¡npo T¡.¡o¿pe Cónoove
38,1
Le reon.í¡, cENE&AL DEL ERRoR DEL NEGocro runÍprco
385
Lv¡npo T¡ao¿o¡ Cónpova
386
L¡ rgoú¡ cENERc.L DEL ERRoR DEL NEGocro IURÍDIco
(34)
ilInssrNno, Doctrina general del contrato, T. I, p. 131
(35 )
Sroru, Teoría del negocio juridico, pp.182-183.
389
Lz¡noo Tesonp¡ Conoov¡
391
Lz¡noo TA,eo¿oe Cónpove
393
Lz,lnDo T.lso¡oe Cónpove
"En orden, pues, a ias razones lógicas en apoyo del artículo 1433,
es fácil aclarar o explicar su inconsistencia. Dar importancia, en
c¡mbio, a ia existencia "i¡r re" de la deciaración no querida para fingir
un consentimiento no prestado es quizá efecto del equívoco de haber
creído que dicha expresión latina se expresa en italiano con la formula
"de hecho" en vez de "en realidad', lo cual considero inconcebible en
un jurista: en cuanto al consentimiento no se ocupa de la
circunstancia por otra parte, innegable de que la parte haya hablado
o escrito, sino que se preocupa de confirmar si Io habÍa ücho o escrito
validamente o no, es decir, si las palabras se corresponden o no con
eI querer interno. Por consiguiente, es extraño cómo no ha sido puesto
de relieve que ei mero hecho de la declaración no implica nada, ya
que por sí carece de valor en tanto no sirva para manifestar la
intención del sujeto. Si así no fuese, debería afirmarse en principio
el absurdo de que de cualquier negocio nulo por defecto Ee voluntad
pueda nacer la confianza en su validez, y debería deducirse la
consecuencia de que siendo tal confianza ügna de tutela es necesario
dar cuerpo y ropaje a las ilusiones ajenas. Es ciaro, en cambio, que
de la existencia misma del negocio jurídico brota una consideración
que hay que tener presente, y es que si el consentimiento no se ha
prestado, el acto no puede producir efecto alguno favorable o
perjudicial, ya que no ha sido válidamente concluido".
Si se observa bien, la opinión de Srolrr está basada en la teona
voluntarista,ya que según dicho autor la mera declaración no implica
nada, pues carece de valor en tanto no sirva para manifestar la
intención del sujeto.
En otras palabras, según Sromt, al caso de discrepancia entre
voluntad interna y voluntad declarada consecuencia de un error
obstativo debe aplicarse necesariamente la teoría voluntarista,
debiendo ser la sanción aplicable la nulidad y no la anuiabilidad.
Mnssncro sostiene una posicién semejante, ya que nos dice
textualmente lo siguiente: "Ahora bien, que, por razones de tutela
de Ia buena fe y de la confianza, el nuevo iegislador en lugar de
relacionar con el error que recae sobre ia declaración el efecto de la
nulidad de la d.eclaración (y, consiguientemente, dei contrato, como
por Ia violencia absoiuta) haya equiparado en el tratamiento jurídico
este error al error-motivo, haciendo derivar del error obstativo la
simple anulabilidad del contrato (como resulta de la remisión que
L¡ reoni¡ GENER{L DEL ERRoR DEL NEc€cto ruRiDfco
395
L¡z¡noo Tesoeo¿ Cónoove
396
Le rronia GENERAL DEL ERRoR DEL NEcocro pnÍntco
398
L¡ r¡onÍ¡ cENERAL DEL ERRoR oeL ¡.¡¡coclo pnÍprco
399
L IzA,nDo T¡so¡p¡ CóRoov¡
5.7.1.Introducción \
Como es sabido, el código de 1936 no üstinguió en forma expresa
entre el error obstativo y el error dirimente, como 1o hace el cóügo
vigente.
Sin embargo, ello no fue obstáculo para que la doctrina nacionai
üstinguiera nítidamente las dos clases de error.
El principio fundamental de que el error es causa de anulación
del acto jurídico estuvo contemplado en el artículo 1079 de dicho
código, cuyo texto señalaba que es anulabie el actojurídico cuando
la declaración de voluntad emane de error sustancial.
Como se podrá observar, existe una primera diferencia entre lo
establecido en el código de 1936 y el cóügo actual, ya que mientras
el primero califica al error que causa la anulación del acto jurídico
de sustancial, el segundo lo denomina error esencial. Sin embargo,
se trata únicamente de una üferencia de terminología, por cuanto
es sabido de ambos conceptos significan exactamente lo mismo. No
obstante io cual existe una segunda diferencia que sí es de orden
conceptual, ya que ei código de 1936 no exigía como Io hace el actual,
que el error fuera conocible por la otra parte. En otras palabras,
para el código de 1936 el error era causa de anulación del actojurÍdico
cuando hubiera sido esencial; entendiéndose por esencial que eI error
hubiera estado expresamente establecido por la ley para ser causa
de anulación del acto jurÍüco.
400
L¡ reonÍ¡ cENERAL DEL ERRoR DEL NEcocro ¡unÍorco
{01
L¡zc.nDo T¡eoao¿ Cónoove
402
Le rroRÍa cENERAL DEL ERRoR DEL NEcocro ¡uniotco
{04
L¡ reonÍ¿ cENER\L DEL ERRoR DEL NEGocro pnÍorco
5.7.3. Conclusión
Finalmente, y a manera de conclusión, debemos señalar que el
Código Civil de 1984 no ha hecho sino perfeccionar el sistema del
error contemplado en el Código Civil de 1936, por las siguientes
razones:
1. Ha definido en forma más completa 1os diversos tipos de errores
esenciales.
2, Ha conside¡ado en forma expresa supuestos de errores esenciales
no consideradas dentro de1 código de 1936.
3. Ha asinrilado la frgura del error obstativo a la del error ürimente
en forma más técnica y precisa
Sin embargo, el código de 1936 a nuestro entender era mejor en
el siguiente aspecto: no cometló el yerro de establecer que el error
referido a la identidad del acto, del objeto o de la otra parte, tengan
que ser necesariamente supuestos de error obstativo.
5.8. El tratamiento legal del error dentro del Código Civil peruano de 1852
5.8.1 . Introducción
{05
-/
Lz¡nooT¡eonpa Cónpov¡
Así, por ejemplo, el afiículo 1454 del Código Civil chileno, que será
objeto de estuüo detaliado posteriormente, nos dice refiriéndose al error
in substantiay aletor in qualitate que el emor de hecho vicia asimis-
mo el consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del obje-
to sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree, como
si por alguna de las partes se supone que el objeto es una bara de
plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante.
como se podrá observar, el código civil chileno no sóro está
inspirado en el código civii francés, sino principalmente en la
doctrina francesa elaborada sobre el código galo, ya que es prod.ucto
de esta doctrina y de la jurispnrdencia francesa, la figura del ercor
in qualitate.
Esta misma influencia se aprecia en el código civil peruano de
1936, en su artículo 1080, cuando se refiere al error que recae sobre
alguna de las cualidades esenciales del objeto principal de la
deciaración.
A su vez, la figura de| error in persona, contemplada
expresamente en la segunda parte del artículo 1110 del código ciül
francés, ha sido recogida también en el artículo 145ó del cóügo civil
chileno, que será estudiado también posteriormente, pero que nos
señaia en forma bastante semejante ai código francés que el error
acerca de la persona con quien se tiene intención de contratar no
vicia el consentirniento, salvo que la consideración de esta persona
sea la causa principal del contrato. El mismo texto ha sido
reproducido por el artículo 1512 del Cóügo Civil colombiano.
Esta influencia del Cóügo Civil francés y de su doctrina, se nota
también en forma bastante clara respecto aI error in persona en eI
artículo 1081 del Código Civil peruano de 1936, estudiado
anteriormente, y que nos señala erpresamente, con terminología
similar a la francesa, que se considera igualmente error sustancial
el que se refi.ere a la persona cuando la consideración a ella hubiese
sido el motivo principal del acto.
De esta manera, se observará también que la doctrina francesa
respecto aI error in persona ha ejercido u¡a influencia notable en los
códigos civiles latinoamericanos. Esta influencia conceptual, aun
cuando no de redacción, se nota también en alguna medida en el
Código Civii argentino que será estudiado posteriormente.
Lz¡npo T.lsoap¡ Conpove
410
La rronÍ¡ cENERAL DEL ERRoR DEL NECocro juRÍDtco
5.8.4. Conclusión
Podemos concluir señalando que ei Cóügo Civil peruano de 1852,
en 1o relativo al error, estuvo fundamentalmente influenciado por el
111
Lzrnoo T¡soepn Cóeoova
5.9.l.Introducción
Como es sabido, el Cóügo Civii chileno, elaborado por Andrés
Beilo, fue aprobado el 14 de diciembre de 1855. Dicho código, a
diferencia del Código Civil peruano de 1936 y del Cóügo Civil de
1984, no ha incorporado en su texto un articulado completo sobre la
teoría general del acto junüco, limitándose únicamente en su Libro
Cuarto deücado a "Las obligaciones en general y los lontratos' a
tener un Título Segundo, denominado "De los actos y declaraciones
de voluntad". En otras palabras, a pesar que el código chileno no
contempla la frgura de1 acto junüco, tampoco la desconoce.
Llama la atención que el código chileno se refiera a los actos y
declaraciones de voluntad como conceptos sinónimos, por cuanto esta
sinonimia es propia no de la teorÍa francesa del acto jurÍdico, sino de
la teoría alemana del negocio jurídico, que en un primer momento
de su desarrollo conceptuai identificó ei concepto de negocio juríüco
con el de la declaración de voluntad.
En este sentido, el artículo 1445 de ücho cóügo nos señala
textualmente lo siguiente:
472
L¿ r¡onÍ¡ GE\¡ERAL DEL ERRoR oel N¡cccro runÍotco
5.9.2. Ln figura del error como vicio de la voluntad dentro det código
Civil chileno
414
L¡ reonin cENERAL DEL ERRoR DEL NEcocro iL.RÍDrco
115
Lz¡npoT¡aoeoa Cónoove
41.6
Ll r¡onl,r CENER\L DEL ERRoR oel Necccto ¡unbtco
+17
Lzq,npo T¡so¡pa Conoove
418
L¡ reonÍ¡ cENE&\L DEL ERRoR DEL NEcocIo runÍotco
5.9.3. Conclusión
5.10.1. Introducción
419
Lzqnoo T¿soepe Cónpov¡
5.10.2. El error como vicio de la voluntad dentro del Código Civil argentino
ral
Lz¿noo T¡ao¡oe CóRoove
^14
en el Código Civil colombiano, y üscrepando por el contrario con 1o
dispuesto en el Código Civil de 1984 peruano que señala
textuaimente en su artículo 208 que el error in personar¿ es
necesariamente un supuesto de error obstativo. Consiguientemente,
tanto respecto aI enor in negotio como i¿ persono.rrl el Cóügo Civil
argentino señala claramente que no se trata en ninguno de los dos
casos de supuestos de disenso o de error-obstáculo. haciéndose énfasis
en que en ambos casos se trata de figuras de error esencial que
producen la anulabilidad del negocio jurÍdico.
Por su parte, el artículo 926 del código argentino nos dice
expresamente que: "el error sobre Ia causa principal del acto, o sobre
la cualidad de la cosa que se ha tenido en mira vicia Ia manifestación
de ia voluntad, y deja sirr efecto lo que en el acto se hubiere üspuesto'.
Este artículo 926 está señalando que ü caso más d.e error
"t,
esencial el relativo a las cualidades esenciales de la cosa, es decir, el
error in qualitate respecto al objeto del acto juríüco.
De este artÍculo es necesario señalar las siguientes consecuencias:
1. En primer lugar, debe mencionarse que el código argentino sobre
la base de este artÍculo no contempla erpresamente el error in.
substantia como un supuesto de error esencial, refrriéndose eso
sÍ en forma bastante clara al error sobre las cualidades esenciales
del objeto.
2. Sin embargo, en 10 relativo al error sobre las cualidades d.el objeto,
el cóügo argentino al igrral que el chiJ.eno, el colombiano y el
peruano de 1936, no señala tampoco por qué teoría sobre las
cualidades esenciales del objeto se ha optado, a diferencia de io
establecido en el Cóügo Civil peruano de 1984, que en este
punto sigue al Código Civil italiano de L942.
3. Del mismo modo, en 1o que respecta af error in qualitate, ei Código i
5.11. Conclusiones
428
L¡ r¡onÍ¡ cENERAL DEL ERRoR DEL NEcocro ¡uniorco
429
CpÍruro Snxro
Comentarios al Ubro II del
Código Civil sobre el acto juríüco y
propuestas de modific ación
+.f I
Ltzenoo T,caoeoe Cónoov¡
TITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
A1a
corvrENrARrG; AL Lr¡no II DEL Acro JuRÍDrco y pnoeussres DE MoDrFrcAcróN
- -
en forma oral o escr¡ta, a través de cualquier medio directo, manual,
mecánico, electrónico u otro análogo. Es tácita cuando la voluntad se
infiere indubitablemente de una actitud o de circunstancias de compor-
tamiento que revelan su existencia y contenido.
No puede considerarse que existe manifestación tácita cuando la
ley exige declaración expresa o cuando el sujeto formula protesta o
declaración en contrario.
Se considera que falta la manifestación de voluntad:
1. cuando el sujeto la emite privado de discernimiento por una causa
pasajera.
2. cuando se emite con propósito no vinculante,
3. cuando se emite bajo violencia física sobre.el sujeto.
Son irrelevantes las reservas mentales y las tntenctones no
declaradas.
+JJ
Lz¡npo T¡soeo¡ CóRoova
13.1
CoMENrARros AL Lrsno II oel Acro JunÍDIco y Pnopu¡sr¡s oE MootRc¡ctóN
- -
Ei Artículo Primero de Ia propuesta está inspirado en el artículo
168 del Código Civil actual y recoge al igual que este último, pero en
forma bastante clara que no admite duda algua, el principio
declaracionista en materia de interpretación del acto juríüco. Como
es sabido, en materia de negocio jurídico (y por ende en el ámbito de
nuestro acto jurídico ) existen dos grandes orientaciones conceptuales
sobre la relación entre la voluntad y la declaración: a) el t¡oluntarismo,
que dispone que cualquier tipo de discrepancia entre ambas
voluntades debe ser causal de nulidad, pues io fundamental en
materia negocial es que los sujetos regulen sus propios intereses
entre sí sobre la base de su voluntad interna, siendo ésta 1o único
importante, al ser la declaración sólo el vehículo a través de1 cual
debe erpresarse la voluntad interna o voluntad real del sujeto; y b)
el declaracionismo, que a diferencia del voluntarismo, no le da ningún
valor a ia voluntad interna de los sujetos, con'siderando que lo único
imporlante y relevante jurídicamente son sus voluntades decla¡adas,
por cuanto el ordenamiento jurídico sólo puede proteger las
autorregulaciones de intereses privados, cuando las mismas ¡esulten
de voluntades declaradas o manifestadas. Estas dos orientaciones,
a ia vez que representan posiciones principistas en materia negocial,
en el sentido de iluminar toda una orientación u otra sobre la
naturaleza del negocio jurídico, han sido utilizadas no sólo para
eiaborar y resolver problemas de üscrepancia entre voluntad interna
y voluntad declarada, específicamente los supuestos de la reserva
mental, simulación, declaración hecha en broma y del error obstativo
o error en la declaración, sino también para establecer pautas o
sistemas de interpretación del negocio juríüco, entre otros problemas
fundamentales de la teorÍa general del negocio jurídico.
En tal sentido, la posición voiuntarista de la interpretación
sostiene que por ser ia voluntad interna lo fundamental en materia
negocial, al momento de interpretar un negocio debe buscarse
determinar la voluntad interna del sujeto o los sujetos que hubieren
celebrado el negocio jurídico, lo que significa en ultima instancia
que interpretar un negocio es conocer la voluntad interna de los
sujetos, a fin de poder entender las voluntades declaradas. Para esta
primera orientación, sólo la voluntad interna puede indicarnos el
sentido que debe atribuÍrsele a la voluntad declarada, de manera
tal que cuando exista duda sobre el sentido de esta última voluntad
135
Lz.qnoo T¡sosp.r Cóeoov¡
436
CoMEr{rARros AL Lrsno II DEL Acro funÍorco y Pnopu¡sr¡s oe MoorRc,lcróN
- -
Al respecto, hemos considerado siempre, desde nuestra posición
particular sobre la teoría general del negocio jurídico, que el
declaracionismo, entendido de manera moderada sin extremismos,
es la posición conceptual que nos permite exami¡ary entender mejor
el problema del negocio jurÍdico, pues en nuestro concepto no cabe
duda alguna que en esencia el negocio jurídico es voluntad declarada
y propósito práctico evidenciado, en razón que únicamente lo
declarado es lo que produce los efectosjurídicos, que son concedidos
justamente por el ordenamiento jurídico a ias declaraciones de
voluntad privadas que cumplan con los requisitos establecidos por
la ley para la validez de los negocios juríücos (negocio jurídico que
nuestro código ha preferido seguir denominando acto jurÍüco por
razones de tradición jurÍdica). Por ello hay unanimidad en aceptar
el criterio declaracionista en materia de inte.rpretación del negocio
jurídico, tal como sucede con el artículo 168 del actual Código Ciyil,
según se ha indicado líneas arriba.
Entender el declaracionismo de manera moderada, significa que
no se puede aceptar totaimente ia premisa original de esta
orientación, en el sentido que ningún caso de üscrepancia pueda
causar la nulidad del negocio, sino admiti¡ como premisa
fundamental que lo único relevante en el ámbito negocial es io
declarado o manifestado y que sólo en algunas circunstancias
excepcionales, pueda atenderse a lo querido internamente para
invalidar el negocio cuando exista discrepancia con lo manifestado.
En este úItimo aspecto nos adherimos al criterio de la confianza como
principio moderador y regulador de las soluciones exageradas a las
que nos conduce el declaracionismo. Criterio de la confianza, que en
el ámbito de la interpretación del negocio, nos conduce al principio o
criterio de la buena fe, según se examinará posteriormente al
comentar el Artículo Tercero del presente proyecto.
Por las razones expuestas anteriormente, hemos considerado
conveniente mantener el principio declaracionista del actual Código
Civil consagrado en su artículo 168, y es por ello que el artículo del
proyecto que estamos comentando inicia su enunciado, señalando
como 1o hace el artículo 168 que: nEl acto jurídico debe ser
interpretado de acuerdo con lo que se haya expresado en eI...". Sin
embargo, se ha considerado conveniente agregar la siguiente frase:
141
Lz¿noo Teao.+pR CoRpovn
lla
C9N1ENTART9S AL L¡3no II DEL ACro IURÍD¡6O y PRorUesr.+s DE MoDrFrcACróN
-
de precisar que el proyecto ha optado claramente por- el
declaracionismo, atenuado por el principio de la con{ianza, sino
también aI deseo de establecer que Ia reserva mental es en principio
inelevante jurídicamente, dejando en todo caso al intérprete y al
juez en la posibilidad de darle a esta figura trascendencia jurídica,
en la medida en que la reserva hubiere sido conocida por un tercero
o por ei destinatario de la declaración de voluntad, pues consideramos
que este supuesto no puede ser materia de regulación expresa, sino
en todo caso solución que se desprenda del sentido de las norrnas
legales sobre el acto jurídico, interpretadas sobre la base que la
orientación adoptada sobre el negocio jurídico y sus diversos
problemas, es el deciaracionismo debidamente atenuado por el
principio de confianza.
Artículo Segundo
"Para determinar el propósito evidenciado del sujeto o los sujetos
se deberá tomar en cuenta su compoftamiento total, aun el posterior
a la celebración del acto jurídico".
439
Lz¡noo T.qsoaoe CóRoova
Artículo Tercero
"El acta jurídico debe ser interpretado de acuerdo al principio
de la buena fe".
Artículo Cuarto
"Al interpretar el acto jurídico se deberá atender a /os usos sociales
cuando las círcunstancias así lo exijan,.
40
(6p1s¡rAzuos AL Lrsno II DEL Acro JunÍotco y PRopuEsrAs DE lvfoD(FIcAclóN
- -
Este artículo de la propuesta constituye también una novedad
respecto del articulado del actual Código Civil. Como es sabido, una
de las circunstancias que forman parte del contexlo dentro del cual
se emiten las declaraciones de voluntad, lo constituyen los usos so-
ciales aplicables a determinados negocios jurÍdicos, razón por la cual
se ha considerado conveniente señalar dentro de una regla iegal que
los usos sociales también constituyen un criterio para interpretar
determinados negocios juríücos. Como resulta evidente, este crite-
rio es imprescindible dentro de un sistema objetivo de interpreta-
ción dei negocio que responda a una orientación declaracionista.
Demás está señalar, que existe unanimidad en la doctrina, sobre la
necesidad de utilizar los usos sociales para interpretar algunos ne-
gocios jundicos.
Debe distinguirse los usos sociales del qomportamiento de ios
sujetos, aun cuando los dos criterios tienen como común denorninador,
el que son circunstancias que forman parte del contexto dentro del
cual se emiten ias declaraciones de voluntades. Ambas clases de
circunstancias son completamente necesarias dentro de un sistema
declaracionista de interpretación del negocio juríüco.
Finalmente debe agregarse que la bondad de esta norma de la
propuesta, se justifica también si se tiene en cuenta que en la mayor
parte de negocios juríücos que se celebran en el ámbito de las
operaciones comerciales, los usos sociales juegan un rol fundamental
en la determinación del sentido de las declaraciones de voluntad de
los sujetos.
Artículo Quínto
jurídicos se interpretan las unas por
"Las cláusulas de los actos
medio de las otras, atribuyéndose a las dudosas e/ sentido que
resulte delconiunto".
441
Lz¡noo T,qeo¿p.a, Cónnov¡
Artículo Serto
"Las expresiones que tengan varios sentidos deben entenderse
en el más adecuado a la naturaleza del acto,.
.r.t3
Lrz¿RDo TaBo¡,oa Cónoov¡
Artículo Sétimo
"El acto jurídico o cada una de sus cláusulas deben interpretarse
en el sentido en que puedan tener algún efecto jurídico y no en
aquel según el cual no tendrían ninguno,.
- -
6.4. Comentarios y propuestas de modificación a las normas sobre nuli-
dad del acto jurídico contenidas en el Título IX del Libro II del Códi-
go Civil peruano
jurídico es nulo:
"Artículo Primero.- El acto
1. Cuando falta la man¡festación de voluntad del suieto, según lo
dispuesto en el artículo ...
2. Cuando sea s¡mulado,
ó. cuando su finalidad sea ¡líc¡ta.
4. Cuando se haya celebrado por suieto absolutamente incapaz, salvo
lo dispuesto en el artículo 1358.
Cuando su objeto sea fís¡ca o jurídicamente imposible o cuando
sea indeterminable.
6. Cuando no revista la formalidad prescrita baio sanción de nulidad.
7. Cuando la ley lo declara nulo.
i,l=
L¡zcnDo T¡aoeoe Cónoov.q.
u6
CoNrENrAzuos AL L¡eno II oel Acro Juniotco v Pnopuesr¡s DE MoDtFIcAcIÓN
- -
el acto disimulado que perlnanece oculto a ios terceros. Por todo ello,
la referencia que hace el cóügo actual a la simulación absoluta como
causal de nulidad se ha corregido adecuadamente, refiriendo esta
causai de nulidad a todo supuesto de simuiación, claro está
refiriéndose siempre al acto simulado.
Con relación al tercer inciso, se ha cambiado el término "fin" y
en su reemplazo se utiliza el de "finalidad", por ser más claro y hacer
referencia más adecuada al concepto de causa del acto jurídico, que
se ha introducido en la estructura del acto juríüco, según el cóügo
actual, con el término de fin, conforme se ha explicado al detalle al
comentar nuestra propuesta de articulado sobre la interpretación
del acto jurídico. Y como resulta evidente, y así 1o ha demostrado la
doctrina moderna, más precisa y adecuada resulta la denominación
de finalidad. No obstante, tampoco debemos limitarnos a utilizar
únicamente 1a denominación de "finaiidad", lor cuanto una
comprensión adecuada del fenómeno causalista implica tener en
cuenta el propósito y la naturaleza particular de cada negociojurídico,
en base a la finalidad concreta y particular del o los sujetos al celebrar
un negocio jurídico. Todo esto significa en última instancia que no
podemos limitar nuestro conocimiento y apreciación del concepto y
utilidad de la causa, limitándonos a su simple identificación con Ia
noción de frnalidad, pues deben darse al intérprete otras ideas que
ie permitan una apreciación adecuada de este elemento fundamental
del negocio jurídico. Por otro lado, en el cuarto inciso dei texto de
nuestra propuesta, referido al supuesto de incapacidad absoiuta,
hemos dejado de lado la expresión "cuando se haya practicado"
utiüzada por el código actual, para utilizar en su reemplazo el terrrino
técnico y reconocido desde siempre de "celebral5>' por cuanto los actos
juríücos y contratos no se practican, sino se celebran.
Del mismo modo, en el quinto inciso de nuestra propuesta hemos
reemplazado el término forma por ei de "formalidad", por razones
evidentes, pues se entiende que toda declaración de voluntad tiene
una forma, pero solamente algUnas deben expresarse en una
determinada formalidad, supuesto que se presenta en el caso de ios
actos jurídicos y contratos solemnes o formales.
como se podrá observar, hasta este momento nuestro aporte a
este artícuio 219 del cóügo actual ha consistido fundamentalmente
M7
Lzenpo T,ceo¡pe CóRoove
448
C9MENTART9S AL L¡3no II DEL ACro JunÍorco y Pnopu¡sr.rs oE lvfoprgc¡cróN
- -
como violencia fisica, no es un vicio de la voluntad que determine Ia
anuiabiiidad, sino que se trata de un supuesto de ausencia de
manifestación de voluntad por no haber voluntad de declarar -en
realidad no existe voluntad de ninguna clase-, razón por la cual la
sanción legal debe ser la nulidad y no la anulabilidad. No debe
olüdarse que en la propuesta al artículo 141 del código actual, hemos
considerado expresamente que en los casos de violencia fisica no
existe manifestación de voluntad, siendo por ello la sanción
correspondiente la nulidad, en concordancia con 1o establecido en el
primer inciso del artícujo 219, comentado anteriormente.
El segundo inciso de la propuesta modifica ia redacción del cóügo
actual que üspone que el acto es anulable por incapacidad relativa
del agente, habiendo por nuestra parte considerado más ciaro el
señalar que el acto será anulable "cuando se haya celebrado por sujeto
relativamente incapaz".
Con relación al cuarto inciso de la propuesta, el mismo recoge
literalmente el cuarto inciso del artículo 227 sobre anulabilidad
expresa o textual. Sin embargo, respecto del tercer inciso de la
propuesta, que se basa en ei tercer inciso del artículo actual, hemos
variado 1a redacción de este inciso con relación a la fórmula original
del código. La redacción actual dice textualmente que el acto será
anulable por simulación "cuando el acto real que lo contiene
perjudica el derecho de tercero',. En nuestra opinión esta redacción
es poco feliz, siendo bastante obscura, razón por la cual hemos
considerado oportuno moüfrcarla. Con esta redacción se señala con
bastante claridad que lo que se está regulando es ei supuesto de Ia
simulación relativa y respecto de ésta al negocio disimuiado, cuando
perjudica el derecho de tercero.
4.19
Lrz¡npo T¡soap¡ Cónoova
65. Comentarios y propuestas a las nonnas sobre simulación del acto jurí-
dico contenidas en el Título VI del Libro II del Código Civil peruano
450
CorvrENTARros AL LIano II DEL Acro IuRÍDrco y PRopuEsrAs DE f{se1¡¡6rq¡6¡
- -
6.5.2. Propuesta normativa sobre simulación del acto jurídico
Artíc u I o*g
u n do. - E n la s i m u I ació n ab so I uta se ce le b ra u n acto j u rídi co
no exisüendo propósito realde los sujetos para que surta efectos.
451
Lzenoo T¡ao¡p¡ Cónpore
452
(6¡1E¡¡¡¿,Rros AL Lrsno II DEL Acro JURÍDrco y PRopuESrAs DE ¡vfoDrFrcAcróN
- -
Este artículo representa una novedad respecto del código actual,
que no hacía referencia al supuesto regulado en este artículo.
VICIOS DE LA VOLUNTAD
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Lz¡RooTesoepe Cónoove
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