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UNIVERSIDAD PRIVADA

DOMINGO SAVIO
Regional - La Paz

MICROECONOMÍA II

Integrantes:
R. Lorena Hoyos R.
Hamil Osvaldo Rojas Ticona
K. Roberto Carlo Fernandez
Daysi Sofía Vega Sánchez
Maria Tose Tapia Tapia
Igor Junior Gutierrez Botello

19 de diciembre de 2021
NORMATIVA BOLIVIANA CON RESPECTO A
LAS ESTRUCTURAS DE MERCADO
1. DEFINICIÓN DE ESTRUCTURA DE MERCADO

Se considera estructura de mercado a los diferentes tipos de compradores y


vendedores relacionados con la compraventa de un determinado producto o
servicio, así como a su poder de negociación. En función del número de
oferentes y consumidores existirá más o menos poder de negociación de
las partes.

Todo mercado está formado por una serie de agentes que intervienen en él
ofertado y demandando productos y/o servicios. Sin embargo, cada uno
tiene unas características propias que lo definen, y es precisamente a estas
condiciones a lo que se denomina estructura de mercado. Una serie de
rasgos que ayudan a identificarlo y diferenciarlo del resto.

Los componentes de esta estructura son, por un lado el número de


consumidores interesados en un cierto producto o servicio y por otro la
cantidad de vendedores que los ofrecen. En función del número de
oferentes y consumidores existirá más o menos poder de negociación de
las partes.

Otros elementos que también componen la estructura de mercado son


la facilidad que existe para entrar o salir, la uniformidad de los productos o
servicios y el grado de diferenciación.

2. TIPOS DE ESTRUCTURAS DE MERCADO

En función de cómo sean los componentes anteriores se puede dar alguno


de los siguientes tipos de estructuras de mercado:
 Competencia perfecta

Es el modelo deseado, pero resulta muy complicado de conseguir.


En un mercado de este tipo hay un gran número de ofertantes y
demandantes sin que ninguno de ellos tenga un poder especial para
influir en los precios.

Los productos o servicios que se ofrecen son bastante homogéneos


entre sí y la información que reciben los consumidores es perfecta, lo
que les permite elegir con mayor conocimiento. Además, los costos
de transacción (aquellos que son necesarios para poder llevar a cabo
el intercambio) son reducidos y no existen barreras a la entrada o
salida de los competidores.

 Competencia imperfecta

La estructura de competencia imperfecta es la más habitual, pero


dentro de ella existen a su vez diferentes subtipos. Se entiende que
la estructura es de competencia imperfecta cuando hay situaciones
de pérdida de eficiencia por tener mucha influencia los consumidores
o los productores en los precios de los bienes.

 Monopolio

Es justamente lo contrario a la competencia perfecta. Es un mercado


con varios compradores pero un solo vendedor, que es el que tiene
todo el poder de negociación y, por tanto, puede imponer los precios
que quiera.

Una estructura de este tipo implica una pérdida de bienestar para los
consumidores, ya que muchos de ellos no pueden acceder a
productos o servicios que necesitan por no poder pagarlos. Además,
las barreras a la entrada impiden también que pueda haber
productos sustitutivos a precio más accesible.

 Oligopolio

Es una situación un poco mejor con respecto a la anterior, pero no


demasiado. Aquí lo que hay es varios ofertantes, pero no los
suficientes como para llegar a una situación de competencia
perfecta. El poder de negociación de los vendedores sigue siendo
superior al de los compradores y suele haber una empresa líder
cuyas decisiones influyen a todas las demás.

 Competencia monopolística

En este modelo hay una gran cantidad de vendedores cada uno con
una pequeña cuota de mercado que obtienen gracias a diferenciarse
entre sí y ofrecer un producto o servicio no homogéneo. Esto iguala
la relación de poder entre oferentes y demandantes, ya que no tienen
que ser precio-aceptantes.

 Monopsonio

Es la situación contraria al monopolio, un mercado en el que


hay muchas empresas ofertantes pero un solo comprador. Lo que
supone que todo el poder de negociación está en manos del
consumidor.

En una situación así las empresas están muy limitadas a la hora de


crecer y tienen que aplicar una política de precios bajos que puede
hacerles perder rentabilidad.
 Oligpsonio

En contraposición al oligopolio, en una estructura de mercado de


este tipo hay un número reducido de consumidores y un número
elevado de vendedores, recayendo el poder de negociación
principalmente en los consumidores.

3. SEGÚN LOS CONOCIMIENTOS ADQUIRIDOS INDIQUE SI SON


FAVORABLES O NO LA FORMACIÓN DE ALGUNA ESTRUCTURAS DE
MERCADO EN UNA ECONOMÍA

PORQUÉ NECESITAMOS UNA LEY DE LA COMPETENCIA: EL CASO


DE BOLIVIA

La política de la competencia ha sido particularmente desarrollada y


aplicada en los países que han adoptado en sus economías básicamente el
principio de libertad de empresa como un mecanismo jurídico destinado a
defender el mercado como institución.

Sin embargo, la mencionada política se hace difícil en contextos donde no


hay tradición de mercado y las economías son pequeñas, pero que sí es
posible a través de estrategias destinadas a su implementación, que
deberán estar acompañadas por un conjunto de normas legales e
instituciones encaminadas a promover y defender la competencia en los
mercados.

En este entendido, las normas de defensa de la competencia han sido


conceptualizadas como aquellas destinadas a controlar los
comportamientos de los agentes económicos y las estructuras de mercado
que atenten contra la libre competencia y el propio sistema competitivo,
buscando el equilibrio en el mercado y la actuación de los mencionados
agentes.
Bajo este contexto, Bolivia es uno de los pocos países en América Latina
que no cuenta con una Ley de la Competencia que permita regular las
prácticas de los agentes económicos y sancionar las conductas restrictivas
a la libre competencia. Si bien es cierto que existen algunas normas de
defensa de la competencia, sin embargo, las mismas se hallan dispersas, y
en algunos casos resultan insuficientes y eventualmente contradictorias
generando eventualmente confusión en su aplicación.

Entre las pocas normas de defensa de la libre competencia se encuentra la


Constitución Política del Estado de Bolivia que, en su artículo 316,
establece de manera general la prohibición de monopolios y oligopolios
privados, así como cualquier otra forma de asociación o acuerdo de
personas naturales o jurídicas privadas, bolivianas o extranjeras, que
pretendan el control y la exclusividad en la producción y comercialización de
bienes y servicios.

Asimismo, tratándose de los sectores regulados de los servicios públicos


(telecomunicaciones, electricidad, etc.) y financieros existen ciertas
disposiciones defensa de la competencia. Así, por ejemplo, la Ley del
Sistema de Regulación Sectorial de 28 de octubre de 1994, establece que
las empresas o entidades que realicen actividades en los sectores de
servicios públicos adecuaran sus actividades a principios que garanticen la
libre competencia, evitando actos que la impidan, restrinjan o distorsionen,
siendo los respectivos Entes Reguladores Sectoriales los encargados de su
cumplimiento.

Mientras que en los denominados sectores no regulados


(fundamentalmente industria y comercio) se tiene simplemente el Decreto
Supremo 29519 de 16 de abril de 2008 y algunas normas reglamentarias,
que introduce las conductas anticompetitivas absolutas y relativas, así como
figuras novedosas exclusivamente para estos sectores como las ganancias
en eficiencia y la delación compensada, cuya aplicación está cargo de la
Autoridad de Fiscalización de Empresas.
A nuestro juicio estos dos regímenes de defensa de la competencia, uno
para los sectores regulados principalmente de los servicios públicos, y otro
para los sectores de regulados no solamente es ineficiente, y que podría
generar conflictos a momento de su aplicación por las respectivas
autoridades, sino también es insuficiente para regular el comportamiento
anticompetitivo de los agentes económicos y el mercado, el cual, además,
debería estar acorde a las tendencias internacionales que existen sobre la
materia.

Frente a este escenario, la gran pregunta que nos hacemos es si una Ley
de la Competencia en Bolivia podría tener efectos positivos. En tal sentido,
la evidencia que se cita a través de estudios – en términos generales –
sugieren una serie de beneficios para todos los actores involucrados que se
podrían obtener a través de una ley de esta naturaleza que establezca las
reglas claras para la regulación de las conductas restrictivas a la libre
competencia.

De hecho, para los consumidores implicaría mayor acceso a productos y


servicios al eliminarse las eventuales prácticas restrictivas o abusivas,
permitiendo el ingreso de nuevos productos o servicios a precios
competitivos, asegurando que las empresas produzcan al menor costo
posible.

Por su parte, los mismos agentes económicos competidores se verían


beneficiados con la eliminación de barreras artificiales de entrada que
conlleva a que la estructura empresarial se concentre en pocos
proveedores de productos o servicios. Inclusive para la misma inversión de
empresas nacionales y extranjeras que no están dispuestas a entrar a un
mercado en el cual existan distorsiones y barreras de entrada, y una
reducida legislación destinada a evitar o proteger estas restricciones.

En definitiva, si bien existen temas apremiantes en Bolivia, sin embargo,


esto no significa que se tenga que excluir de la agenda política la necesidad
de contar con una Ley de la Competencia, que establezca las reglas claras
para el mantenimiento y protección de la libre competencia en los
mercados. Por el contrario, los costos de no contar con una Ley son
elevados, en la medida que existen menos oportunidades para los
consumidores, así como restricciones de acceso de nuevas empresas e
inversiones en el mercado

4. ES IMPORTANTE QUE UN ESTADO REGULE LA FORMACIÓN DE


CIERTAS ESTRUCTURAS DE MERCADO? ¿POR QUÉ?

Las normas de defensa de la competencia están destinadas a controlar los


comportamientos de los agentes económicos y las estructuras de mercado
que atenten contra la libre competencia, buscando el equilibrio en el
mercado y la actuación de dichos agentes.

Bolivia es de los pocos países en la región que no cuenta con una Ley de
Competencia que regule las prácticas de los agentes económicos y
sancione las conductas restrictivas a la libre competencia. Si bien es cierto
que existen normas de defensa de la competencia, pero las mismas están
dispersas; resultan insuficientes.

Tratándose de los sectores regulados de los servicios públicos y financieros


existen ciertas normas de defensa de la competencia. Es así que la Ley
Sirese (1994) establece ciertas disposiciones antimonopólicas para los
sectores de servicios públicos. En los sectores no regulados (principalmente
industria y comercio) esta el Decreto Supremo 29519 de abril de 2008 que
introduce las conductas anticompetitivas absolutas y relativas, cuya
aplicación está cargo de la Autoridad de Fiscalización de Empresas.

A nuestro juicio, estos dos regímenes de la competencia, uno para los


sectores regulados, y otro para los no regulados, además de ser
ineficientes, son también insuficientes para regular el comportamiento
anticompetitivo de los agentes económicos y el mercado.

Frente a este escenario, la pregunta que nos hacemos es si una Ley de


Competencia en Bolivia podría tener efectos positivos. En tal sentido,
entendemos que existirían beneficios para todos los actores involucrados ya
que establecerían reglas claras para la regulación de las conductas
restrictivas a la libre competencia.

Para los consumidores implicaría mayor acceso a productos y servicios al


eliminarse las eventuales prácticas restrictivas o abusivas, permitiendo el
ingreso de nuevos productos o servicios a precios competitivos.

En el caso de los que son competidores se verían beneficiados con la


eliminación de barreras artificiales de entrada que conlleva a que la
estructura empresarial se concentre en pocos proveedores. Inclusive para
la inversión de empresas nacionales y extranjeras que no están dispuestas
a entrar a un mercado en el cual existan distorsiones y una reducida
legislación destinada a evitar o proteger estas restricciones.

Si bien existen temas apremiantes en Bolivia, esto no significa que se


excluya la necesidad de una Ley de Competencia. Por el contrario, los
costos de no contar con una son altos, en la medida que existen menos
oportunidades para el consumidor, así como restricciones de acceso de
otras empresas e inversiones en el mercado.

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