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EDITORIAL 187.262

Ética, deontología y derecho: lógicas diferentes


en una misma dirección

La medicina siempre ha llevado un profundo sentido ético te muy pertinente examinar los contenidos éticos formales
en el corazón. Sin embargo, es bien cierto que en la recta fi- de la reciente legislación sanitaria, tal como hacen Ogando
nal del siglo XX se ha hecho perceptible una creciente sen- Díaz et al1 en ese artículo.
sibilidad ante la dimensión ética de las ciencias de la salud, Mientras la ética se interroga sobre el juicio moral de una
donde se plantean nuevas preguntas a la búsqueda de nue- determinada conducta en sí misma –esto está bien o mal–,
vas respuestas que la bioética, como disciplina humanística, la norma legal o administrativa se ocupa de analizar el mis-
intenta encontrar. mo hecho desde otra perspectiva, la de regular los derechos
Este tradicional sentido ético y deontológico de la medici- de los miembros de una sociedad, llegando a la sanción si
na en Occidente se ha visto acompañado en los últimos fuera necesario. Solemos decir que el Derecho positivo lo
años por la creciente aparición de normativas legales que constituyen las leyes que los ciudadanos de una determina-
regulan la atención sanitaria, haciendo explícitos y exigible da colectividad están obligados a cumplir y tiene como ob-
toda una serie de derechos y obligaciones que la sociedad jeto garantizar una convivencia pacífica, segura y equitati-
considera irrenunciables. En España estamos asistiendo a va. Ética y norma legal caminan en la misma dirección,
un auténtico furor legislativo, fruto de la emulación de 17 pero con objetivos y lógica diferentes. La ley civil (el Dere-
administraciones sanitarias, supuestamente coordinadas en cho) se propone asegurar la convivencia humana en liber-
un Sistema Nacional de Salud, que en su nacimiento tuvo tad e igualdad, de tal modo que el más fuerte o el más as-
la equidad como uno de sus valores emblemáticos y deter- tuto no abuse del débil, y para ello el Estado tiene la
minantes. posibilidad de ejercer la autoridad coercitiva según esta-
El protagonismo que la normativa legal ha adquirido en el blezca la ley. Se puede afirmar que los ciudadanos trasladan
seno de la atención sanitaria ha sumido en la perplejidad a a la autoridad estatal el monopolio de la violencia legítima.
bastantes médicos. A la hora de orientar nuestro compor- Pero esta capacidad de coacción no actúa directamente a
tamiento profesional, donde siempre nos hemos pregunta- partir de un juicio moral, sino a partir de una valoración po-
do: ¿qué me dice la ética? hoy día, en la práctica, muchos se lítica, en el sentido más noble del término, donde se ejerce
preguntan: ¿qué me dice la ley? En este cambio de sintonía la prudencia en la gestión de la «cosa pública». La norma
subyacen algunos malentendidos y fallos conceptuales que legal, si bien parte de premisas éticas, no tiene como obje-
merece la pena explorar. Ética y derecho comparten fines, tivo que el ciudadano alcance la felicidad –la vida buena en
pero se mueven en planos diferentes. Entender bien esto es términos filosóficos–, sino que en la sociedad haya garantí-
decisivo para evitar el deslizamiento hacia la trampa. as para que al ciudadano no se le impida e incluso se le ayu-
Es erróneo pensar que se puede ejercer una buena medici- de a desarrollar sus ideales.
na al ritmo de la legislación, perdiendo de vista que el mo- Entender que hablamos de dos planos diferentes permite
tor de la vida de las personas, y también de la profesión mé- explicar que haya comportamientos éticamente reprocha-
dica, es la ética. Sería algo así como confiar en que el bles sobre los que la ley no se pronuncia necesariamente, y
Reglamento de Fútbol puede garantizar una Liga de cali- que cuando lo hace aplique una lógica diferente de la que
dad, lo cual en realidad depende de que haya jugadores ex- utiliza la ética. Un ejemplo: aceptamos que la mentira es in-
celentes, que se entreguen en el campo de juego en un equi- moral, pero el Derecho no se pronuncia sobre una mentira
po bien conjuntado. Al Reglamento se recurre en casos o a no ser que perjudique probadamente los derechos de otra
jugadas conflictivos y discutidos; aceptamos que es necesa- persona, como sería un caso de fraude; está claro que una
rio, pero como garantía última para evitar abusos, porque cosa es buscar el bien personal (ética) y otra diferente es
los goles los meten equipos con jugadores que se esfuerzan perseguir el bien social (Derecho). Dicho en otras palabras,
por dar lo mejor de sí mismos. lo que puede ser relevante o grave para la ética, no ha de ser
En un artículo de este número de ATENCIÓN PRIMARIA1 se necesariamente regulado, por esta única razón, por el De-
afirma que las normas jurídicas constituyen «las reglas del recho. Podemos decir que, en el ámbito de la ética, respon-
juego sanitario» que deben ser bien conocidas. Podríamos demos ante nuestra conciencia, mientras que en el de la ley
establecer un paralelismo para señalar que, como en cual- civil respondemos ante la autoridad o el juez.
quier deporte, el reglamento es un requisito pero nunca la Volvamos sobre un ejemplo sanitario muy característico: el
clave para obtener resultados de calidad. De ahí que resul- acceso del paciente a su historia clínica. Según la «Ley de

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Altisent R.
EDITORIALES Ética, deontología y derecho: lógicas diferentes en una misma dirección

Autonomía del Paciente»2 (vigente en España desde mayo médica». Lo cual no debe confundirse con la prudencia de
de 2003), el paciente tiene el derecho de acceder a la infor- actuar preventivamente ante una potencial reclamación le-
mación que contiene su historia clínica, con dos excepcio- gal, pero siempre manteniendo en primera línea el benefi-
nes teóricamente muy concretas: a) la información que ata- cio del paciente.
ñe a terceras personas, y b) las observaciones subjetivas que En este mapa conceptual nos falta colocar la deontología,
el profesional desea mantener reservadas. Esta norma in- que se sitúa en el intermedio de la senda que camina entre
tenta abordar y resolver una cuestión ética ya muy trillada la ética y el derecho, allí donde comienza el camino de la
en el campo académico de la bioética. La autonomía de la normativa. Hay poderosas razones sociales que justifican la
persona fundamenta el derecho a disponer de la informa- conveniencia de un código de ética y deontología médica y
ción de su historia clínica, pero este derecho tiene unos lí- de los colegios profesionales que les dan soporte. En sínte-
mites que están definidos por el derecho a la confidenciali- sis se puede afirmar que la profesión médica se autoexige
dad de otras personas que de algún modo se vean un código de conducta que va más allá de la ley y que la so-
involucradas, por ejemplo, porque hayan podido aportar ciedad concede a la corporación colegial competencias de
datos relevantes para la asistencia del paciente. También autorregulación disciplinaria. Este pacto obtiene su legiti-
puede ser el propio médico, autor de la historia clínica, midad social en la medida que una profesión médica inde-
quien desee mantener reservadas algunas de sus observa- pendiente del poder ofrece mayores garantías para una me-
ciones escritas, en la medida que –claro está– se hayan ge- dicina de excelencia, no sometida a las veleidades de otros
nerado por el bien del paciente. intereses.
A partir de esta norma jurídica que regula la documenta- Estamos precisamente en un momento histórico en el que
ción clínica, puede surgir la tentación legalista de quien no se hace más visible el beneficio social de una deontología
haya asumido un adecuado compromiso ético en su profe- exigente, si estamos atentos a los síntomas de indigestión
sión, que le llevaría a la elaboración de unas historias clíni- por una legislación sanitaria cada vez más profusa y deta-
cas empobrecidas intelectual y humanamente, movido por llista. Se puede producir una situación que, paradójicamen-
una instintiva tendencia a evitar complicaciones ante un te, lejos de contribuir al bienestar, puede tener como efecto
eventual acceso de los pacientes a su contenido. La exten- secundario el abandono del paciente en la dureza de la le-
sión de esta actitud supondría la muerte lenta de la historia tra, cuando se prescinde de los valores éticos, que deben
clínica tradicional, que se acabaría convirtiendo en una constituir el espíritu inspirador de la ley.
compilación de datos analíticos y resultados cuantitativos Hay que prevenir a las nuevas generaciones profesionales
(cifras de presión arterial, informes de pruebas comple- ante el riesgo que se percibe de bulimia de leyes, junto con
mentarias, etc.) sin el matiz de la descripción, el relato y la una auténtica anorexia para la ética y la deontología médi-
interpretación de lo que acontece con la salud de aquel pa- ca. Para ello es decisivo entender sus respectivas lógicas y lo
ciente que se acerca confiado a su médico o a su enferme- que podemos esperar de cada una de ellas.
ra, al dejar de transcribirse informaciones procedentes de
un familiar que tantas veces son decisivas para cuidar la sa- Rogelio Altisent
lud del enfermo, o dejar de esquematizar un diagnóstico di- Centro de Salud Actur Sur. Zaragoza. Instituto Aragonés de Ciencias
ferencial que por sus connotaciones podrían ofender al pa- de la Salud. Universidad de Zaragoza. España.

ciente.
Ésta es la trampa: la medicina defensiva que pone la prio- Bibliografía
ridad en los intereses del profesional por encima del bien 1. Ogando Díaz B, García Pérez C, García Pérez MA, Giménez
del paciente. Así lo define el Código de Ética y Deontolo- Vázquez AM. Contenidos éticos formales en la reciente legisla-
ción sanitaria. Aten Primaria. 2007;35:39:267-72.
gía Médica en su artículo 18.2: «El médico no debe indicar 2. Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la auto-
exploraciones o tratamientos que no tienen otro fin que su nomía del paciente y derechos y obligaciones en materia de in-
protección. La medicina defensiva es contraria a la ética formación y documentación clínica.

226 | Aten Primaria. 2007;39(5):225-6 |

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