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Los niveles de la justicia sanitaria y la distribución de los recursos

The levels of health justice and the distribution of resources

A. Couceiro

RESUMEN ABSTRACT
El derecho a la asistencia sanitaria es una con- The right to health care is a social achievement of
quista social de los Estados democráticos de derecho. democratic states based on law. In order for this to
Para que esto se haga efectivo de una manera justa se become effective in a just way, it is necessary for many
requiere el concurso de muchos elementos que se ana- elements to come together. This article analyses these
lizan en este artículo en sus diversos momentos: el elements in their different moments: the state as a
Estado como garante de este derecho y limitador de las guarantor of this right and to limit assistance; the
prestaciones; las instituciones sanitarias, gestoras health institutions, direct managers of care, which
directas de la asistencia, que deben combinar la efi- must combine efficiency and equity; and, finally, the
ciencia y la equidad; y por último los profesionales de health professionals, who are in the final instance the
la salud verdaderos distribuidores finales de los recur- real distributors of resources.
sos.
La medicina tradicional siempre dejó fuera de su Traditionally medicine always omitted evaluation
ámbito la evaluación de los factores socioeconómicos. of the socio-economic factors from its sphere. It even
Incluso llegó a considerar que estas cuestiones eran came to consider that these questions were opposed
opuestas al buen ejercicio de la medicina. En la actua- to good medical practice. Today such an assertion is
lidad tal afirmación es insostenible. Para un profesio- unsustainable. For a health professional the path to
nal sanitario el camino hacia la eficiencia pasa por ase- efficiency passes by way of assuring clinical
gurar la efectividad clínica, garantizando de esta mane- effectiveness, in this way guaranteeing both the
ra tanto el bien del paciente como la adecuada distri- patient’s interest and the suitable distribution of
bución de los recursos. resources.
Palabras clave. Justicia sanitaria. Efectividad clí- Key words. Health justice. Clinical effectiveness.
nica. Eficiencia. Limitación de recursos. Empresas sani- Efficiency. Limitation of resources. Health companies.
tarias.

An. Sist. Sanit. Navar. 2006; 29 (Supl. 3): 61-74.

Profesora de Historia y Teoría de la Medicina. Correspondencia:


Universidad Autónoma. Madrid. E-mail: acouceiro@arrakis.es
Este trabajo ha sido realizado dentro del Pro-
yecto de Investigación Referencia HUM2005-
02105/FISO, financiado por el Ministerio de Edu-
cación y Ciencia, con el título de “Racionalidad
axiológica de la práctica tecnocientífica”.

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INTRODUCCIÓN atención sanitaria, entendiendo que esto


La relación clínica ha sufrido más cam- también es necesario en el marco de la lla-
bios en los últimos 50 años que casi duran- mada “justicia sanitaria”. En el tercero
te toda su historia. Es clásico señalar que veremos cómo todo ello se aplica a la
la introducción de nuevas tecnologías ha salud; aunar equidad y eficiencia, y definir
modificado drásticamente las posibilida- cuáles son las prestaciones que forman
des clínicas, y que la recién adquirida auto- parte del paquete básico para todos los
nomía de los pacientes ha obligado a cam- ciudadanos no es tarea fácil, como
biar la forma tradicional de tomar demuestran las experiencias de diversos
decisiones, pues introduce un valor que países, que iniciaron en algún momento un
antes no tenía lugar alguno en el encuentro serio debate social sobre este tema.
médico-paciente. En su ya clásico libro, Cli- Pero todo lo descrito cristaliza en per-
nical Ethics, A. Jonsen, M. Siegler y W. Wins- sonas, y también en instituciones. Por eso
lade introdujeron estos elementos, y algu- hay un cuarto nivel que señala las caracte-
nos otros, al referirse a cómo tomar rísticas peculiares de los hospitales, que
decisiones éticas. Las decisiones o juicios en realidad también son “empresas sanita-
morales en medicina, afirman los autores, rias”, con unos objetivos de eficiencia que
tienen que tener presentes cuatro aspec- cumplir, si bien no son los únicos. Por últi-
tos: las indicaciones para la intervención mo, hay siempre un profesional sanitario
médica, las preferencias del paciente, la que, buscando lo mejor para el paciente,
calidad de vida y los factores socioeconó- tiene que saber distribuir justamente los
micos. Lo interesante es que también seña- recursos de los que dispone, y debe hacer-
lan que lo más importante es tener presen- lo con criterios estrictamente clínicos. Los
tes los dos primeros, y que sólo cuando profesionales son piezas clave del engra-
estos factores son poco relevantes naje social, agentes distribuidores de un
comienzan a tener pesos los otros dos1. bien social, el de la sanidad, que todos
Cuando se analiza lo que ha ocurrido contribuimos a generar y que todos debe-
con la bioética clínica en los años setenta ríamos de recibir en condiciones de equi-
y ochenta se advierte cómo la autonomía dad. Y para apreciarlo en sus múltiples
ha ido buscando su espacio en un mundo facetas es por lo que transitaremos a tra-
en el que sólo se tenía presente la benefi- vés de estos niveles.
cencia entendida de modo paternalista, es
decir, las indicaciones médicas. Los facto- PRIMER NIVEL. LA SOCIEDAD Y EL
res socioeconómicos se encuentran en los PRINCIPIO DE JUSTICIA
debates, pero no tanto en las instituciones
sanitarias, o entre los profesionales. Pero Todas las sociedades tienen sus formas
ya no es así. Si en los ochenta creció la de organización, un conjunto de pautas de
autonomía, en los noventa el debate sobre conducta que definen cómo deben ser las
la justicia se hizo imparable. En este traba- relaciones entre sus miembros. El orden
jo se intenta mostrar la complejidad y la social no viene determinado por la natura-
relevancia de los factores socioeconómi- leza, sino que lo crean las personas. A par-
cos en el ámbito de la relación clínica, y el tir de la modernidad el individuo aparece
gran papel que deben jugar los profesiona- como la clave del orden social y político, y
les en la distribución adecuada de los el único legitimado para crearlo. La idea de
recursos. Para ello transitaremos por un “contrato” o pacto entre todos sus
varios niveles, comenzando por el más miembros, en su condición de libres e igua-
genérico, el social. Es la sociedad la que les, se convierte a partir de ese momento
define en su contrato social el principio de en el modelo de justificación política.
justicia, y señala si los ciudadanos tienen, La tradición liberal se basa en esta
o no tienen, derecho a la asistencia sanita- importante premisa, pues el individuo es
ria. Una vez definido este derecho, hay que quien constituye el punto de partida de
saber lo que cuesta en términos económi- toda actuación política. La tesis de Locke
cos; pasamos al segundo nivel, más empí- es que todos los seres humanos son, por
rico, que evalúa el coste económico de la naturaleza, iguales, sujetos de derechos y

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con el mismo valor. Por eso las funciones El Estado “justo” es bien distinto del
básicas del Estado liberal son proteger la que propugnaban los liberales, y además
vida, la seguridad y la propiedad de sus tiene que proteger unos derechos sociales
miembros. Estos son los denominados y económicos que el liberalismo no tiene
derechos civiles y políticos, y éstos son los presentes. No es fácil definir cómo se cons-
únicos que tiene que proteger el Estado. truye una sociedad justa. John Rawls lo
Según las teorías liberales, representadas explicitó a través de su bien conocida teo-
hoy por Robert Nozick o Tristam Engeld- ría de la justicia2. Esa sociedad se cons-
hart, no existe derecho a la asistencia sani- truiría en torno a lo que acordase un grupo
taria. Justicia es sinónimo de autonomía o de individuos racionales, situados en una
de libertad. Cada cual tendrá lo que pueda posición en la que ninguno de ellos sabe
contratar con su dinero. El mercado es el en qué situación social les puede tocar
principio de organización eficiente que vivir. Desde esa posición original –como la
regula la oferta y la demanda, y el Estado denomina Rawls– y bajo el velo de la igno-
no debe intervenir en ello, salvo para limi- rancia –nadie sabe en qué situación le
tarse a asegurar la asistencia en aquello colocará la vida–, se está en condiciones
que pueda repercutir en la salud pública: para definir los principios y normas exigi-
vigilancia de enfermedades infecciosas, bles en la construcción de esa sociedad
medicina preventiva, etc. No debe ir nunca justa. Dichas condiciones, según Rawls,
más allá. son las siguientes:
Pero las expectativas de libertad y pro- -– Principio de libertad: Toda persona
greso que propugnaba el Estado liberal, no tiene igual derecho a un régimen de
sólo no se cumplieron, sino que produje- libertades básicas compatible con un
ron la explotación y miseria de la mayoría régimen similar para los demás.
de la población. Es así que en el siglo XIX -– Principio de igualdad de oportunidades:
aparece la reacción frente al individualis- las desigualdades sociales y económi-
mo liberal y a las consecuencias sociales cas debe estar abiertas a todos en con-
provocadas por el proceso de industriali- diciones de igualdad de oportunidades.
zación. Frente a la libertad individual, esta -– Principio de la diferencia: hay que pro-
nueva tradición propone la igualdad mate- curar el máximo beneficio para los
rial, la necesidad de defender condiciones menos desfavorecidos por la lotería de
sociales y económicas iguales para todas la vida.
las personas. El nuevo Estado social de
derecho incluye en el sistema de derechos Ahora se ve fácilmente que las ideas de
fundamentales no sólo las libertades de Rawls entroncan directamente con el Esta-
los individuos, sino también y sobre todo, do social de derecho, y aún más con el
la preocupación por la igualdad social. Las Estado de bienestar, que tanta influencia
revoluciones sociales dan origen a los ha tenido en los sistemas sanitarios social-
derechos económicos, sociales y culturales, demócratas como los de la mayor parte de
y consideran que la riqueza pública tiene Europa, incluido el español. Desde los fun-
que distribuirse entre los ciudadanos de damentos rawlsianos se encuentra justifi-
modo igual en la cobertura de esos dere- cación para la equidad en la atención sani-
chos, también denominados bienes socia- taria entendida como igualdad de
les primarios. Como respuesta a las exi- oportunidades, y también para primar a
gencias de la justicia social hay que los más desfavorecidos cuando los recur-
convertir en real la igualdad de oportuni- sos son escasos.
dades de los ciudadanos, al tiempo que se Sólo a partir de una concepción de jus-
protege a los más débiles. Desde esta pers- ticia social como ésta puede entenderse
pectiva existe un claro derecho a la asis- un sistema sanitario como el español.
tencia sanitaria. Justicia es ahora sinónimo Recordemos, a modo de ejemplo, la polé-
de equidad, por lo que el Estado debe mica vivida en nuestro país respecto a la
garantizar una asistencia mínima para dispensación del tratamiento a las perso-
todos, y además tiene especial obligación nas con Sida. Los unos, situados en una
de protección de los más desfavorecidos. perspectiva claramente liberal, argumen-

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taban que ese tratamiento era caro, consu- violentaran su conciencia y libertad, o pudie-
mía una gran parte del presupuesto desti- ran causar perjuicio a los enfermos”4.
nado a sanidad, y además, por el perfil de
nuestros enfermos, se iba a gastar en indi- Si algo muestran estas afirmaciones, tan
viduos adictos a drogas, muy jóvenes, y absolutas como incorrectas, es que la pro-
que no habían contribuido con su trabajo fesión médica ha velado por un principio, el
y sus impuestos a la financiación del siste- de la vida, y lo ha hecho de forma deonto-
ma sanitario que ahora tenía que invertir lógica y sin aceptar ninguna evaluación de
en su tratamiento. En el otro extremo se consecuencias. Y eso es precisamente lo
situaban quienes entendían que éste era que introducen los economistas de la salud
un claro ejemplo para aplicar el principio en el mundo clínico, una evaluación de los
de la diferencia ralwsiano y primar a los costes, de las consecuencias, evaluación
más desfavorecidos pues, entre otras imprescindible en el nuevo marco de la asis-
cosas, los hábitos de consumo de drogas tencia sanitaria. ¿Acaso maximizar las con-
también se adquieren en una sociedad secuencias buenas y buscar el máximo
determinada. beneficio para todos no es justo? Parece
que la respuesta es afirmativa pues no se
Son dos concepciones muy diferentes puede negar que la primera obligación del
de justicia, y a partir de ellas se puede refle- sistema público es el de dar prestaciones
xionar sobre las cuestiones de asistencia eficaces y eficientes5.
sanitaria. Nuestra sociedad ha hecho una Este es un tipo de racionalidad econó-
opción por la segunda, y entiende la justicia mica, que no la única posible, que se ha
como equidad en el sentido de Rawls. Pare- introducido masivamente en el ámbito sani-
cería que teniendo claros los principios ya tario desde que la crisis económica de 1973
queda poco más por resolver en el tema de planteó con toda crudeza la limitación de
la justicia sanitaria. Como veremos, este recursos, y que entiende lo justo como lo
aspecto tan importante es sólo el punto de económicamente óptimo6. Hay que finan-
partida. ciar aquellas actividades que a menor coste
produzcan mayor beneficio, y no son exigi-
bles en justicia prestaciones que tengan
SEGUNDO NIVEL. LA EVALUACIÓN una baja relación coste/beneficio. Pero esto
ECONÓMICA O DE CONSECUENCIAS. plantea un grave problema, que es precisa-
LA EFICIENCIA EN SANIDAD mente lo que señalan con insistencia los clí-
nicos, pues hay muchos ejemplos de distri-
Tradicionalmente la medicina ha sido bución eficiente que benefician a una
privada, costeada directamente por el ciu- mayoría, pero lesionan los intereses de
dadano. En la tradición de nuestra profe- aquellas personas que necesitan un trata-
sión el médico se ha ocupado directa y casi miento cuya eficiencia es baja. Es el caso,
exclusivamente del bienestar del paciente, por ejemplo, de la atención intensiva de los
y los factores económicos no tenían lugar recién nacidos prematuros, o de los estados
en la relación clínica. Este panorama se vegetativos permanentes. Veamos el primer
modifica drásticamente con la introducción ejemplo.
de modelos sanitarios que socializan la
asistencia sanitaria, en los que el clínico se La distribución de recursos técnicos y
ve convertido en distribuidor directo de humanos en los prematuros es relevante
unos recursos públicos3. Pero esta perspec- debido a que la tecnología utilizada es muy
tiva es tan ajena a nuestra tradición que no cara y el resultado dudoso. Se ha demostra-
son extrañas afirmaciones tales como “mi do la eficacia pero no la eficiencia, y por ello
paciente tiene derecho a todo lo que necesi- el interés en la evaluación de los costes7-9.
te, sin reparar en gastos”, o declaraciones Los cuidados neonatales en recién nacidos
institucionales como la del Consejo General cuyo peso es menor de 1.500 g han puesto
de Colegios Médicos, en la que se dice: de manifiesto el beneficio de estos niños en
“también podrán los médicos negarse a cum- condiciones ideales –eficacia–, pero este
plir aquellas órdenes de contenido económi- hecho no está claro en condiciones reales
co, impuestas por la autoridad sanitaria, si –efectividad–, donde la disminución de la

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mortalidad es mucho más clara que la de la dad. De la dificultad que esto entraña nos
morbilidad10-12. Un análisis económico ocuparemos en el siguiente epígrafe.
estricto, aplicando los criterios de
coste/beneficio, coste/efectividad y Y aún hay más. Como acabamos de ver,
coste/utilidad, pone de relieve que los hay ocasiones en las que consideramos
resultados más favorables tienen lugar en el obligatorio dar más a quien más lo necesita,
grupo comprendido entre 1.000 y 1.500 g de aunque esto conlleve un gasto ineficiente
peso, con gran diferencia respecto al de Esto es lo que expresa magníficamente el
1.000-500 g. Además, un mayor incremento tercer principio de Rawls o principio de la
en los costes no produce aumento de la diferencia, que dice que las desigualdades
efectividad13,14, ni tampoco de la eficiencia. positivas sólo pueden justificarse si sirven,
a modo de excepción, para compensar la
Se plantea entonces la siguiente pregun- discriminación negativa que produce la
ta, ¿es correcta la distribución de los bienes “lotería” de la vida en las personas. Y esto
sociales primarios siguiendo exclusivamen- es lo “justo”, siempre que entendamos la
te el criterio de eficiencia?, ¿es ético utilizar justicia al modo de Rawls, como equidad o
el principio de generalización o de máximo imparcialidad.
rendimiento para el mayor número y dejar a
estos niños sin tratamiento? Parece que no, TERCER NIVEL. LA APLICACIÓN A
y que la racionalidad económica tiene que
conjugarse con el principio de justicia. Que
LA SALUD
el criterio de eficiencia –que es el punto de Como ya se ha visto, la conversión de la
vista de los economicistas– y el criterio de asistencia sanitaria en un asunto de justicia
equidad –que es el que mantienen los clíni- distributiva y social se relaciona con los lla-
cos– tienen que ser complementarios15-17. Y mados derechos sociales y culturales. La
es que toda teoría de la justicia, para que distribución de los bienes sociales prima-
sea coherente, tiene que desarrollarse a dos rios no es una cuestión de beneficencia,
niveles distintos, el nivel deontológico o de sino de justicia. Si bien es claro que hay una
los principios y el nivel teleológico o de eva- gestión privada de la salud de cada perso-
luación de consecuencias18,19. Porque si na, y que ésta debe dejarse en manos de la
absolutizamos el momento de los princi- autonomía de los individuos, también lo es
pios, el momento de la equidad, como sue- que cada Estado debe procurar un mínimo
len hacerlo los clínicos, llegaremos a ser de asistencia sanitaria para todos por igual.
ineficientes y por tanto inmorales, ya que Es lo que se conoce como decent minimun,
sin eficiencia no hay justicia. Si por el con- el mínimo decente de prestaciones o paque-
trario, como pretende un tipo de economía te básico, definido en las condiciones reales
utilitarista, sólo se tiene en cuenta el y empíricas, al que se debe poder acceder
momento de la evaluación de las conse- en una absoluta igualdad de oportunidades.
cuencias, distribuiremos los recursos aten-
diendo exclusivamente a la eficiencia y, con No es nada fácil formular criterios jus-
ello, lesionaremos la equidad. Por ejemplo, tos y explícitos que acoten y definan el
la rentabilidad económica puede ir en detri- mínimo decente. En España ese catálogo de
mento de la justicia si sólo se reducen cos- prestaciones es explícito desde el año
tes, y si esto se hace en detrimento de la 199520, pero desde entonces muchas cosas
calidad de la atención. han cambiado: el gasto sanitario, la pobla-
ción cubierta por el sistema, la percepción
Si algo introdujo la economía de la salud de lo que es una “necesidad” sanitaria, el
en el mundo clínico es la necesidad de ser envejecimiento de la población, etc. Todo
eficientes, porque es injusto no optimizar ello ha motivado que en otros países se
los recursos escasos con los que se cuenta. hayan producido debates públicos muy
Pero también apareció otro elemento: si los sólidos, debates que desafortunadamente
recursos son limitados, hay que señalar un no se han producido en España, y que han
mínimo, un paquete básico, una asistencia llevado a la formulación de criterios explíci-
sanitaria básica igual para todos, que cum- tos, y a la revisión del catálogo de presta-
pla con el principio ralwsiano de la igual- ciones21.

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Holanda: el informe Dunning variar muchísimo de una persona a otra, y


por ello no permite distinguir entre lo que
Holanda es un país en el que la política
son necesidades básicas y las preferencias,
sanitaria persigue que todos los ciudadanos
algo que es fundamental para el estableci-
tengan acceso a la asistencia sanitaria. En
miento de prioridades justas. En este senti-
1990, el Ministerio de Salud Holandés creó
do el enfoque médico–profesional, que defi-
una comisión presidida por un prestigioso
ne la salud como la ausencia de enfermedad,
cardiólogo, el profesor Dunning, con una
es algo más objetivo. Desde este punto de
tarea fundamental: la de estudiar cómo poner
vista la efectividad de la asistencia se deli-
límites a las nuevas tecnologías y cómo
mita mediante el criterio del peligro para la
enfrentarse a los problemas originados por la
vida y la capacidad de mantener el funcio-
necesidad de limitar la asignación de recur-
namiento biológico normal del individuo, y
sos22. La Comisión fue constituida para res-
así se define la asistencia necesaria en fun-
ponder a estas tres preguntas formuladas
ción de la gravedad de la enfermedad.
por el gobierno holandés, ¿por qué debemos
delimitar las prestaciones?, ¿qué tipo de El tercero es el enfoque de la comuni-
selección debemos de hacer?, y ¿cómo debe- dad, en el que la salud es vista como la posi-
ríamos llevar a cabo esta limitación? bilidad para todo miembro de la comunidad
de participar en la vida social, y viene defi-
Respecto al primer interrogante, esta
nida por un marco normativo que en Holan-
comisión consideró diversas razones como
da se denomina el principio de solidaridad.
el envejecimiento de la población, la rapidez
Desde esta perspectiva comunitaria la asis-
del cambio tecnológico y científico, o la
tencia necesaria incluiría:
influencia de determinados valores cultura-
les –medicalización, consumismo, medicina -– Aquellos servicios que garantizan la
defensiva– sobre la demanda sanitaria. Pero asistencia a los miembros de la comuni-
sobre todo hay una de especial importancia, dad que no pueden cuidar de sí mismos,
la de tomar decisiones explícitas con objeto como residencias asistidas, asistencia a
de proteger a grupos de población desfavo- los disminuidos mentales y asistencia
recidos –ancianos, disminuidos mentales–, geriátrica.
que no pueden cuidar de sí mismos. -– Servicios médicos de urgencia y cuida-
Partieron del presupuesto de que todo dos intensivos, es decir, aquellos enca-
aquel que necesite asistencia sanitaria debe minados a restablecer la capacidad de
poder obtenerla, porque es un bien de la participar en la vida de la comunidad
comunidad, un bien social primario, pero cuando esta capacidad está seriamente
también de que el acceso a ese bien no amenazada.
puede depender de la demanda, sino de las Estos enfoques –individual, profesional
necesidades. Y aquí viene el siempre com- y de la comunidad– no tienen por qué ser
plejo problema de definir qué es salud y, excluyentes, pero pueden entrar en conflic-
consecutivamente, qué es una “necesidad” to, por lo que la comisión señala un orden
de salud. En una línea bien alejada de la jerárquico para dirimir posibles conflictos.
OMS, que la definió como el perfecto bie- El enfoque de la comunidad debe regir
nestar físico, psíquico y social, y más acorde siempre las decisiones de política sanitaria
con la definición del Alma Ata, se entendió la y primar sobre los otros dos. Pero cuando
noción de salud como “la capacidad de fun- en 1991 el Gabinete definió la asistencia
cionar con normalidad”. Claro que este fun- esencial para incluirla en el paquete básico
cionamiento “normal” puede enfocarse ésta comprendía el 95% de los servicios
desde tres puntos de vista: el personal o sanitarios que se prestaban ya en aquel
individual, el de la profesión, y el de la momento, por lo que establecieron unos cri-
comunidad. terios de selección de prestaciones para
El enfoque individual va unido a la auto- delimitar el paquete básico: a) que la asis-
determinación de cada individuo, y se defi- tencia sea necesaria desde el punto de vista
ne como el equilibrio entre lo que una per- de la comunidad, b) que sea efectiva, c) que
sona desea y lo que puede lograr. Esto sea eficiente, y d) que no pueda dejarse a la
significa que la definición de salud puede responsabilidad individual (Tabla 1).

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LOS NIVELES DE LA JUSTICIA SANITARIA Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS

Tabla 1. Recomendaciones de la comisión holandesa para la distribución de los recursos


sanitarios.
1. La elección en la asistencia sanitaria es inevitable y necesaria. El enfoque elegido debe ser
aquel claramente orientado a la comunidad, en el que los derechos individuales y la auto-
nomía profesional estén limitados en interés de la igualdad y la solidaridad en la asistencia
sanitaria.
2. Se recomienda la aplicación de cuatro criterios para definir el paquete básico de salud exi-
gible para toda la población: necesidad desde el punto de vista de la comunidad, efectivi-
dad, eficiencia, y posibilidad de ser -o no- dejada a la responsabilidad individual.
3. Se advierte al gobierno de la necesidad de proteger por ley la calidad de la asistencia para
los disminuidos físicos y mentales, los ancianos mentalmente disminuidos y los pacientes
psiquiátricos, frente a los posibles perjuicios de la competencia regulada.
4. Se aconseja al gobierno que promueva la investigación sobre los costes y beneficios de la
asistencia sanitaria, especialmente de los tipos de asistencia en los que los costes son altos
y los beneficios parecen ser bajos e inciertos.
5. Se recomienda que la introducción de nuevas tecnologías esté sujeta a los mismos requisi-
tos de efectividad y seguridad que los medicamentos.
6. Las listas de espera deben basarse en criterios médicos, hacerse públicas y establecerse
en ellas un plazo crítico de espera.
4. Es necesario que el gobierno estimule un amplio debate público sobre las opciones de la
asistencia sanitaria.

Veamos dos de los ejemplos que se ana- dado que un tercio de la población podría
lizan en el informe, y que son muy clarifica- ser atendida mediante alternativas menos
dores. Según estos criterios se justificaría la costosas. Por último la pregunta es: ¿puede
exclusión de la fecundación in vitro, pues no dejarse a la responsabilidad individual? La
pone en peligro a la comunidad ni interfiere respuesta es que el alojamiento y los costes
con la función normal en nuestra sociedad; de manutención deben dejarse a esa res-
su efectividad no es grande en términos ponsabilidad, salvo cuando el ingreso en la
absolutos, y su eficiencia depende del residencia sea necesario porque se requie-
número de centros que la realizan. Pero, ren cuidados intermedios, o porque el indi-
¿puede dejarse a la responsabilidad indivi- viduo no disponga de capacidad para pagar
dual? La Comisión sostiene que al ser un tra- los costes.
tamiento bastante caro no puede ser paga-
do por la mayoría de la gente, y para hacerlo
accesible para todos debería incluirse en el
La experiencia de Suecia
paquete básico. Otra cuestión es si existen La comisión creada por el Parlamento
argumentos a favor de la solidaridad obliga- sueco utilizó un procedimiento de trabajo
toria con las parejas que desean una fertili- algo distinto a la holandesa. Comenzó en el
zación. La capacidad de tener hijos no es un año 1992, recogiendo mediante encuestas
derecho, y ni los intereses de la comunidad las opiniones, tanto de expertos como de
ni las normas y valores de la sociedad pare- instituciones, que sirvieron para elaborar
ce que justifiquen una solidaridad obligato- un informe preliminar que fue objeto de
ria de este tipo. Por tanto no parece justifi- debate, crítica y evaluación posterior,
cada una solidaridad amplia, y mucho dando así lugar al informe definitivo23.
menos una solidaridad obligatoria, de mane-
ra que la fecundación in vitro no se incluyó Identifica tres principios para priorizar
en el paquete básico. los recursos: el principio de la dignidad
humana, el de la solidaridad y el del
El segundo ejemplo es el de las residen- coste/efectividad. Del primero deducen la
cias para ancianos, y siguiendo los mismos obligación de otorgar los mismos dere-
criterios la comisión sostiene que es nece- chos a los ciudadanos con independencia
saria para la comunidad y que es efectiva, del puesto que ocupen en la comunidad.
aunque su eficiencia debe ser mejorada Del segundo la obligación de dirigir los

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recursos allí donde hay más necesidad, El segundo principio enunciado –princi-
prestando una atención específica a los pio de la lotería– es un criterio de procedi-
grupos que están más desprotegidos y que miento ya que el paciente es atendido en
no pueden ejercer sus derechos, como los función de su orden de llegada –first come,
discapacitados mentales. Y del tercero, first served– sin importar ni tener en cuen-
que en realidad no es un principio sino un ta el tipo de patología. Fue rechazado por-
criterio, deducen la obligación moral de que se consideró que entraba en conflicto
buscar una relación razonable entre el con el principio de la necesidad y de la soli-
coste de la asistencia y su efectividad. daridad, pero se constató que, sorprenden-
temente, una gran parte de la población lo
En este informe también señala los prin- consideraba correcto. Esto hace pensar que
cipios que son claramente rechazados en la la claridad y transparencia que proporciona
priorización de los recursos: el del beneficio este criterio, con el que cada paciente cono-
del mayor número; el principio de la lotería; ce el tiempo de espera que le queda y sabe
y el principio de la demanda. Consiste el pri- que no habrá privilegiados que pasen inde-
mero en priorizar aquel recurso que ofrezca bidamente por delante de otros más anti-
mayor beneficio para el mayor número, es guos, es de gran importancia social.
decir, el que busca la mayor eficiencia para
la mayoría pero no, necesariamente, para Queda por último el principio de la
todos y cada uno. Ésta es la postura clásica- demanda, que señala que los recursos
mente defendida por el utilitarismo, y que deben ser dirigidos a las áreas de mayor
Bentham expresó como la condición o medi- demanda. Para este grupo de trabajo el
da de lo justo. El principio de la generaliza- principio de la demanda debe ser, simple-
ción de Bentham es claramente utilitarista, mente, una guía que oriente las decisiones,
y fue rechazado por este grupo de trabajo ya ya que pueden existir demandas apropia-
que plantea un grave problema, pues hay das y otras que no lo sean, bien porque no
muchos ejemplos de distribución eficiente sean necesidades de salud, o bien porque
que benefician a una mayoría pero lesionan proceden de grupos que ya tiene cubiertas
los intereses de aquellas personas que nece- sus necesidades.
sitan un tratamiento cuya eficiencia es baja. Desde estos presupuestos se llegó a una
Es el caso de la atención intensiva de los clasificación de prioridades (Tabla 2),
recién nacidos prematuros, ya comentado teniendo en cuenta que la idea de prioridad
previamente, o de los estados vegetativos se refiere a cualquier aspecto necesario
permanentes. Cuando se distribuyen los bie- para el tratamiento –preventivo, diagnósti-
nes sociales primarios no basta con perse- co, de enfermería–, y que las necesidades
guir el beneficio de la mayoría (eficiencia) relacionadas con la calidad de vida son tan
sino que hay que buscar el de todos y cada importantes como los aspectos más bioló-
uno de los ciudadanos (equidad), o lo que gicos y, hasta ahora más directamente rela-
también se denomina “eficiencia moral”24. cionados con al salud.

Tabla 2. Niveles de priorización en la atención a la salud.


• Nivel I. Enfermedades agudas graves que ponen en peligro la vida de las perso-
nas; enfermedades crónicas graves; el cuidado de las personas cuyo grado de
autonomía es mínimo; y los cuidados paliativos en los enfermos terminales.
• Nivel II. Incluye la rehabilitación y aquellas actividades preventivas cuyo benefi-
cio esté claramente demostrado.
• Nivel III. Enfermedades, tanto agudas como crónicas, cuya gravedad sea menor
que las ya incluidas en el nivel I.
• Nivel IV. Se introduce este nivel para estudiar, de forma pormenorizada, los casos
límite que no se ajusten a las categorías ya enunciadas.
• Nivel V. Todos aquellos cuidados que no tengan relación directa con lesiones o
enfermedades.

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LOS NIVELES DE LA JUSTICIA SANITARIA Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS

El Estado de Oregón: la democracia mientos en 17 categorías divididas en tres


participativa grupos: servicios esenciales, servicios
muy importantes y servicios de valor sólo
En 1989 se aprobó en Oregón un decre- para ciertos individuos (Tabla 3).
to sobre Servicios Sanitarios Básicos con
el que se pretendía conseguir que el pre- Simultáneamente se realizó una consul-
supuesto ya limitado del Medicaid atendie- ta a la población de Oregón a través de
se a un mayor número de ciudadanos múltiples reuniones ciudadanas a lo largo
pobres. Como es bien sabido, Medicaid es de todo el Estado, lo que permitió elaborar
un programa financiado por el Gobierno una segunda lista en la que los diversos
Federal para dar asistencia sanitaria a las procedimientos se ordenaban en función
personas que se encuentran por debajo de de su valoración social. La novedad estaba
un cierto nivel de pobreza, en cierta mane- en la participación ciudadana, procedi-
ra similar a la antigua beneficencia de las miento que en principio es correcto, ya
diputaciones de nuestro país. Este progra- que expresaría la voluntad general de los
ma fue introducido por los demócratas en ciudadanos. Cosa bien distinta es que el
1965 junto al Medicare, que proporciona contenido material, aquello que se ha
asistencia sanitaria a los mayores de 65 aprobado, sea criticable desde la justicia,
años. Su significado beneficente sólo se pues con esa relación de prioridades reali-
entiende si tenemos en cuenta que en Esta- zada por los ciudadanos de Oregón se pro-
dos Unidos no existe un reconocimiento ducía la discriminación de ciertas minorías
constitucional del derecho a la protección de pacientes. Pero esta experiencia es,
de la salud, y que todavía hoy se mantiene como mínimo, un ejemplo de la participa-
una gran resistencia a financiar la sanidad ción de la sociedad en la toma de decisio-
mediante impuestos. nes políticas al estilo de lo que hoy se
conoce como democracia participativa.
Aproximadamente el 16% de la pobla-
ción de Oregón se encontraba sin cobertu-
ra sanitaria en el momento de poner en CUARTO NIVEL. LAS “EMPRESAS
marcha esta iniciativa cuyo objetivo era el SANITARIAS”
de universalizar la asistencia sanitaria, Una vez definido el derecho a la asis-
pero sin incrementar el presupuesto. De tencia sanitaria, y explicitado el catálogo
manera que la única alternativa posible de prestaciones que otorga un determina-
era la de reducir el número de prestacio- do sistema de salud, nos adentramos en un
nes a los beneficiarios del mismo25. Para punto no menos importante: las institucio-
decidir las prestaciones a incluir en el nes que prestan dicha asistencia y las per-
paquete básico se realizó una lista de prio- sonas que, por sus conocimientos, van a
ridades calculando la relación coste/bene- distribuir directamente los recursos. Vea-
ficio de cada procedimiento sanitario. Se mos primero qué ha ocurrido en las insti-
consideraron financiables aquellos proce- tuciones sanitarias.
dimientos con mejor relación, y así hasta
Desde que en los años setenta la tecno-
agotar el presupuesto destinado al progra-
logía médica se incorporó a la atención
ma del Medicaid.
sanitaria, los costes sanitarios no han
La lista que se obtuvo llegaba a resulta- hecho más que crecer. A esto hay que
dos difícilmente aceptables. Un ejemplo es sumarle la tradicional ineficiencia de las
que el empaste de las muelas es más ren- instituciones estatales, por lo que no es de
table que operar apendicitis o embarazos extrañar que, a partir de los años ochenta,
ectópicos, y el problema es que éstos últi- se empezara a entender el control del
mos son urgencias médicas, cuya mortali- gasto en el ámbito sanitario como una
dad sin cirugía se acerca al 70%. Por esta necesidad perentoria. Nace así la econo-
razón los miembros de la comisión busca- mía de la salud, y con ella o, a partir de
ron otro procedimiento para elaborar una ella, el nuevo contexto económico en el
nueva clasificación de prioridades, aban- que se desarrolla la actividad médica. Esta
donando el criterio coste/beneficio como disciplina, como ya vimos, pretende intro-
criterio único, y distribuyeron los trata- ducir la racionalidad económica en el

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A. Couceiro

Tabla 3. Comisión del Estado de Oregón. Clasificación de los tratamientos.


SERVICIOS “ESENCIALES”
1. Agudo/fatal. Tratamiento que previene la muerte y cuya recuperación es total, p.e. apendi-
cectomía por apendicitis, tratamiento de las miocarditis.
2. Cuidados de maternidad. Incluyen el cuidado del recién nacido hasta el día 28, p.e. cuida-
dos durante el embarazo, tratamiento de los prematuros.
3. Agudo/fatal. Tratamiento que previene la muerte, sin recuperación total, p.e. terapia médi-
ca para la meningitis bacteriana aguda, reducción de una fractura abierta de una articula-
ción.
4. Cuidados preventivos en la infancia, p.e. inmunizaciones.
5. Crónico / fatal. Tratamiento que alarga la vida y también la calidad, p.e. terapia médica para
el asma bronquial, tratamiento del cáncer de útero.
6. Planificación familiar, p.e. anticonceptivos, vasectomía. Excluye esterilidad.
7. Cuidados paliativos.
8. Cuidados dentales preventivos en adultos y niños, p.e. limpieza dental y aplicación de flúor.
9. Cuidados para adultos con efectividad probada, p.e. mamografías tratamiento y profilaxis
de la tuberculosis primaria.

SERVICIOS MUY IMPORTANTES


10. Agudo/no fatal. Tratamiento que lleva al estado de salud previo, p.e. tratamiento de la vagi-
nitis, tratamiento de la tiroiditis aguda.
11. Crónico / no fatal. Tratamiento único que mejora la calidad de vida, p.e. tratamiento de la
fiebre reumática, láser en la retinopatía diabética.
12. Agudo/no fatal. Tratamiento sin retorno al estado de salud previo, p.e. tratamiento de la
laceración corneal.
13. Crónico/no fatal. Tratamiento repetitivo que mejora la calida de vida, p.e. terapia médica
para la sinusitis crónica, para la migraña o para la psoriasis.

SERVICIOS QUE SON DE VALOR PARA ALGUNOS CIUDADANOS


14. Agudo/no fatal. Tratamiento que facilita la recuperación de afecciones de gravedad limita-
da, p.e. tratamiento de la conjuntivitis aguda.
15. Infertilidad, p.e. fecundación in vitro.
16. Cuidados preventivos para adultos, de menor efectividad , p.e. sigmoidoscopia en meno-
res de 40 años.
17. Tratamiento que comporta mínimas o ninguna mejora en la calidad de vida, p.e. terapia
médica por verrugas causadas por virus.

campo sanitario, que hasta ese momento generalmente con fines lucrativos, y con la
había sido gestionado sólo por los médi- consiguiente responsabilidad. Cierto que
cos a través de su compromiso personal las empresas sanitarias son muy peculia-
con los pacientes, lo cual les otorgaba una res. Una de sus características diferencia-
visión beneficente e individual, pero no la les más importante es que su prestación
perspectiva colectiva o de justicia a la que de servicios no tiene fines lucrativos. La
apunta el nuevo contexto. segunda es que presta un servicio –la con-
Hoy no cabe duda de que las organiza- secución o mantenimiento de la salud–
ciones que prestan atención sanitaria son que es un bien de consumo, pero también
empresas. Se entiende como tal una orga- un bien público. Todas las empresas tienen
nización económica, integrada por el capi- un bien interno principal que las legitima
tal y el trabajo como factores de produc- socialmente, y en el caso de las organiza-
ción, dedicada a actividades industriales, ciones sanitarias ese bien es satisfacer las
mercantiles o de prestación de servicios, necesidades de los pacientes en orden a

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LOS NIVELES DE LA JUSTICIA SANITARIA Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS

mejorar su salud, pero también en orden a gasto; si se establecen incentivos de tipo


conseguir el alivio del dolor, o el acompa- económico proporcionales al porcentaje
ñamiento en su muerte, que también son de ahorro o gasto realizado, es posible que
fines implícitos de la actividad médica26. se pierda la relación de confianza en la que
se ha basado la relación clínica tradicional,
Dichos objetivos o bienes internos tie- y que al mismo tiempo se perviertan los
nen que conseguirse en empresas eficien- fines de la medicina. Lo que debe gratifi-
tes, que optimicen sus recursos, porque carse e incentivarse es la eficiencia en la
hacerlo así es una obligación de justicia27. buena práctica y gestión sanitaria, pero no
Para corregir la falta de eficiencia tradicio- el mero ahorro que aboca en una mercan-
nal en las empresas públicas los econo- tilización de la medicina29.
mistas de la salud apuestan por mercados
mixtos competitivos en las prestaciones En este escenario es importante recu-
sanitarias públicas, mediante un sistema perar la idea de que la empresa sanitaria
de gestión de los centros públicos seme- es un “sujeto moral”, con una responsabili-
jante al que emplea la empresa privada. Lo dad social, y que en ella hay que integrar
que habrá que ver es cómo se pueden elementos diversos, como el respeto de
generar formas organizativas en los hospi- los valores de las personas que la integran,
tales y centros de salud que sean compati- la provisión de unos servicios para conse-
bles con el objetivo de la eficiencia, y guir el bien interno que legitima su activi-
cómo generar al mismo tiempo un cambio dad, y la gestión adecuada de sus recur-
de actitudes y de mentalidad capaz de con- sos. Los problemas éticos aparecen
figurar entre los profesionales una cultura cuando las organizaciones sanitarias olvi-
de la eficiencia28. dan el fin que los legitima, y convierten los
medios –la racionalidad económica– en el
Ahora bien, la nueva cultura de la ges- principal fin de su actividad. La gestión no
tión tiene aspectos positivos, como los ya es sino un medio para lograr unos fines, y
mencionados, y también negativos. Si se si hay diversas formas de medicina gestio-
centra, como está ocurriendo en la mayo- nada, habrá que optar por aquella que sea
ría de los casos, en una mera reducción de capaz de conjugar racionalidad económica
costes, y no se tiene presente que hay un y justicia30.
mínimo de calidad que no puede ser reba-
jado, la empresa sanitaria se volverá un El análisis de los valores que guían las
puro mercantilismo. La rentabilidad eco- decisiones de gestión que afectan al cuida-
nómica no puede ir en detrimento de la do del paciente, es lo que se conoce hoy
justicia, y éste es uno de los mayores peli- como ética de las organizaciones sanita-
gros que acecha en estos momentos a la rias, más centrada en lo corporativo y
mayor parte de los sistemas sanitarios estructural, en los procedimientos, proto-
públicos, y mucho más a los de los países colos y procesos31. Aquellas que, dentro
en vías de desarrollo, donde la confluencia del marco ético y jurídico que las legitima,
de factores tales como la ausencia de un son capaces de utilizar los medios econó-
Estado fuerte y regulador, la inestabilidad micos de los que disponen de manera que
financiera, la ineficiencia administrativa, o conjugen su bien interno –prestar una asis-
la ausencia de una ciudadanía capaz de tencia sanitaria de calidad– con su propia
exigir sus derechos, está haciendo del supervivencia como organización. Aque-
derecho a la salud de muchos ciudadanos llas que saben hacerlo aplicando estrate-
un negocio lucrativo para unos pocos. gias de gestión moderna en la búsqueda de
la eficiencia, sin caer en la trampa de con-
Tampoco podemos olvidar que el abor- vertir a los profesionales en controladores
daje meramente economicista está gene- del gasto, con el consiguiente problema
rando una gran desmoralización en los ético derivado de un claro conflicto de
profesionales, y puede destruir valores éti- intereses.
cos de gran importancia en la sanidad. Si
los sanitarios se ven abocados al llamado Ahora bien, gestión sanitaria y práctica
managed care, convertidos en meros ges- profesional no son actividades necesaria-
tores de recursos y controladores del mente contrapuestas, sino que deben de

An. Sist. Sanit. Navar. 2006 Vol. 29, Suplemento 3 71


A. Couceiro

verse como complementarias32. El clínico que llamaríamos la eficiencia técnica34.


no es gestor ni controlador del gasto, pero También hay que señalar como causa de
sí es distribuidor de recursos, y también ineficiencia la fascinación por la tecnolo-
por eso tiene un papel clave en las organi- gía, que en no pocas ocasiones se introdu-
zaciones sanitarias. ce sin haber probado suficientemente sus
ventajas sobre otros métodos de coste
QUINTO NIVEL. EL CLÍNICO COMO notablemente inferior.
DISTRIBUIDOR DE LOS RECURSOS Por último hay un punto especialmente
Nadie pone en cuestión que los profe- sensible: los criterios de selección para la
sionales deben poseer competencia técni- admisión de pacientes. No es extraño que
ca en el empleo de conocimientos y habili- en las admisiones de los ingresos, por
dades para el diagnóstico y tratamiento de ejemplo en una UCI, se mezclen estimacio-
los pacientes, y conseguir con ello una nes y deseos personales que no tienen un
efectividad en el abordaje de los proble- claro fundamento clínico. Supongamos un
mas de salud de sus pacientes. ¿Pero qué paciente con patología crónica degenerati-
pasa con la gestión de los recursos? Lo va que en su fase terminal sufre un episo-
cierto es que los clínicos utilizan cada día dio agudo, y supongamos que el internista
sus valores, sus conocimientos, y las reco- afirma que existe una remota posibilidad
mendaciones, guías y protocolos, a la hora de revertir ese episodio, para lo cual nece-
de ejercer el juicio sobre la prelación de sita el ingreso del paciente en la UCI. Dicho
tratamientos y pacientes. El clínico se ingreso puede depender de muchos facto-
debe limitar a establecer prioridades con res: la insistencia del internista, el medico
criterios clínicos, de manera que cuanto que esté ese día de guardia en la UCI, la
más se trabaje la forma en que se toman presión de los familiares, etc. Pero para
estas decisiones y el fundamento en el que que dicho ingreso fuese “justo” no debería
se basan, más se logrará el objetivo de una de depender de nada de eso, sino de cri-
buena gestión. Dicho de otra forma, para el terios clínicos estrictos.
clínico el camino hacia la eficiencia pasa Siguiendo con el ejemplo, sabemos que
por asegurar la consecución de la efectivi- en ese tipo de unidades deben ingresar
dad clínica33. pacientes que cumplan las siguientes
En la realidad esto no es fácil, pues si características: existencia de una amenaza
bien la eficacia de las intervenciones es un vital con posibilidades razonables de recu-
conocimiento de validez universal, su peración, necesidad de monitorización por
puesta en práctica en las condiciones el alto riesgo de complicaciones vitales, y
empíricas para obtener la efectividad es consentimiento expreso o presunto del
extremadamente variable de unos servi- paciente para ese ingreso. Por tanto que-
cios a otros. Rutinas de trabajo, protocolos dan fuera dos tipos de pacientes: los enfer-
“heredados” y no suficientemente contras- mos que, requiriendo monitorización, ten-
tados, toma de decisiones “intuitivas” o gan bajo riesgo de complicaciones y
poco fundamentadas, contribuyen a ello. puedan ser atendidos en un área de hospi-
Todavía sigue siendo difícil para muchos talización general, y los que no tengan pro-
profesionales admitir que las decisiones babilidades razonables de recuperación,
clínicas se toman siempre en un entorno con lo que su ingreso en UCI sólo serviría
de probabilidades, y que la “intuición” no para retrasar su muerte35. Es casi seguro
proporciona información adecuada sobre que nuestro enfermo pertenece a uno de
la efectividad de los tratamientos que se los dos grupos, y que su ingreso en UCI no
proponen a los pacientes. le reportaría beneficios ni a él, ni a toda la
sociedad en su conjunto, pues se estarían
Otras veces el problema no estriba ni gestionando de forma incorrecta los recur-
en la dudosa fundamentación del juicio clí- sos que otro ciudadano puede necesitar.
nico, ni en la variabilidad clínica de su apli-
cación, sino en la dificultad que entraña en De esta forma, a través de la efectivi-
algunas especialidades saber cómo medir dad clínica, los profesionales nos converti-
el resultado de la asistencia al paciente, lo mos en gestores, y además en buenos ges-

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LOS NIVELES DE LA JUSTICIA SANITARIA Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS

tores, porque proporcionamos los recur- intensive care resources. Med J Aust 1987;
sos disponibles a quien realmente se 146: 78-81
puede beneficiar de ellos, y aprendemos a 10. BUDETTI P, MCMANUS P, BARRAND N. The costs
cuestionarnos nuestra práctica clínica pre- and Effectiveness of Neonatal Intensive
ocupándonos cada día sobre su efectivi- Care. Office of Technology Assesment, U.S
dad. Congress, 1981.
11. SINCLAIR J, TORRANCE G, BOYLE M. Evaluation
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El derecho a la asistencia sanitaria no 12. U S Congress, Office of Technology Asses-
es algo dado por naturaleza, sino un logro, ment. Neonatal Intensive Care for low birth-
una conquista social del Estado de dere- weight infants: costs and effectiveness.
cho. Para que ese derecho se haga efecti- Washington DC: OTA, 1987.
vo, y en condiciones de equidad, se requie- 13. WALKER D, FELDMAN A, VOHR R. Cost-Benefit
ren muchos elementos: inversión Analysis of neonatal Intensive care for
presupuestaria, evaluación de los costes, infants weighing less than 1000 grs. at birth.
definición del paquete básico de prestacio- Pediatrics 1984; 74: 20-25.
nes, etc. Todo ello es responsabilidad de la 14. BOYLE M. Economic Evaluation of Neonatal
sociedad, y por tanto ya le viene dado al Intensive care of very low birth weight
clínico. Pero hay un nivel tan fundamental infants. N Engl J Med 1983; 308: 1330-1337.
como los anteriores, el de las instituciones
15. MOONEY G. The demand for effectiveness,
sanitarias y el de los profesionales. Es efficiency and equity of Heath Care. Theor
importante que los clínicos perciban que Med 1989; 10: 195-205.
son piezas fundamentales para el manteni-
miento de este derecho, y que pueden y 16. MOONEY G. Cost-benefit analysis and medical
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deben hacerlo sin entrar en un conflicto de
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