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A continuación, veremos más sobre los medicamentos corticoides, sus riesgos y beneficios
para la salud de nuestros mejores amigos.
Los corticoides pueden ser recetados por vía oral (pastillas), aplicación tópica (pomadas y
cremas), inhalaciones e inyecciones. La forma de aplicación debe ser la recomendada por el
veterinario, y depende de qué enfermedad se desea tratar.
Enfermedades reumáticas.
Conjuntivitis alérgicas.
Trasplantes de órganos.
En dosis moderadas para tratamientos cortos los corticoides pueden generar las siguientes
reacciones:
Tendencia al sobrepeso.
Cambios de humor.
Cicatrización lenta.
También se han detectado efectos secundarios graves derivados del uso prolongado de
medicamentos corticoides en perros. Los daños pueden llegar a ser crónicos, lo que afectará al
animal durante toda su vida, pues requerirá un tratamiento permanente.
Los corticoides reducen la producción y liberación de moco gástrico, motivo por el que
eliminan la principal camada protectora de las paredes estomacales. Por otro lado, aumentan
la segregación de ácido clorhídrico, por lo que favorece la aparición de gastritis y úlceras.
Muchas mascotas han desarrollado problemas en la fijación del calcio, lo que ha supuesto
que sus huesos sean más vulnerables cara a enfermedades degenerativas, como displasia y
artrosis. También se mostraron más propensos a fracturas y traumas por el desgaste de su
masa ósea.
Hipertensión arterial.