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INTRODUCCION
El cambio es una constante con la que lidiamos cada día. Factores como los avances
tecnológicos, las habilidades de las nuevas generaciones, las necesidades cambiantes de los
consumidores, las reglas de juego de la competencia, la influencia de variables globales en
los mercados locales, y las variables ambientales, hacen que los líderes empresariales estén
atentos a desarrollar acciones que les permitan hacer frente a nuevas realidades.
Como parte de los retos a los cuales se enfrentan las empresas están los nuevos
competidores, la necesidad de renovación y optimización de procesos, el desarrollo de
nuevas competencias personales y organizacionales, la lectura oportuna de la incidencia de
las variables sociales y políticas, el rediseño del modelo de negocios, la excelencia de las
operaciones, clientes cada vez más exigentes, colaboradores que buscan un mayor desarrollo
en el sitio de trabajo, búsqueda de nuevos mercados, renovación de productos y/o servicios.
El papel de los líderes es el de crear el ambiente propicio para responder de manera ágil y
efectiva a estas condiciones que, de una forma u otra, nos desafían a transformarnos.
DESARROLLO
El líder debe crear espacios para el desarrollo de las personas; fomentar una cultura de
respeto y confianza son elementos básicos para el desarrollo de la innovación. El rol del líder
es el de crear el ambiente apropiado.
De esta forma, liderar hacia la innovación es un proceso que se inicia con la estrategia
organizacional y concluye con la gestión del cambio y transformación cultural, donde se
implementan el conjunto de políticas, medidas y acciones que deben adoptarse para lograr el
tránsito del estado actual al estado deseado.
Existen diferentes tipos de liderazgo en el entorno de laboral, y cada uno de ellos con
sus ventajas y desventajas. En el mundo de las organizaciones raramente existen recetas que
sirvan para todos los trabajos, las empresas y los equipos por igual, dado que lo que funciona
y lo que no depende en gran parte del contexto. Sin embargo, conocer estos tipos de
liderazgo ayuda a orientarse en estos temas.
Así pues, como todo depende del contexto en el que nos encontremos, si queremos
exprimir al máximo la posibilidad de tener a un buen líder o lideresa al frente de un equipo u
organización, en primer lugar es necesario conocer los tipos de liderazgo, ya que no existe
uno que sea claramente superior a los demás.
Es importante entender que el estilo o tipo de liderazgo que ejercen los supervisores o
los altos cargos en la empresa, siempre tendrá consecuencias en los trabajadores, aunque no
nos demos cuenta o confundamos estos efectos con la personalidad intrínseca de cada
persona. Tener claro esto es muy importante, ya que los líderes son agentes que, por
su poder de decisión, se encuentran en una posición privilegiada a la hora de influir sobre los
demás, para bien o para mal.
Que llevemos muchos años en la misma organización y siempre hayamos visto a las
mismas personas comportándose del mismo modo no significa que este rango de conductas
no puede ser modificado: variando el tipo de liderazgo pueden aflorar dinámicas de trabajo y
de relación muy diferentes, y en este cambio de mentalidad participará gran parte de la
organización.
Han sido muchos los investigadores que han prestado atención a este fenómeno y son
muchas las teorías que hablan sobre ello. A continuación, os presentamos los tipos de
liderazgo más habituales.
1. Liderazgo laissez-faire
2. Liderazgo autocrático
El liderazgo autocrático permite que los supervisores tomen decisiones y fijen las
directrices sin la participación del grupo. El líder concentra todo el poder y nadie desafía sus
decisiones. Es un ejercicio de liderazgo unidireccional, lo único que tienen que hacer los
subordinados es obedecer las directrices que marca el líder.
3. Liderazgo democrático
Los líderes transformadores emplean niveles altos de comunicación para conseguir los
objetivos y aportan una visión de cambio que consiguen transmitir a los empleados. Apuestan
por generar una visión compartida y transversal acerca de lo que debe ser la empresa en la
que se trabaja.
CONCLUSIÓN
Uno no se nace necesariamente siendo líder, por ello, se deben usar estilos de
liderazgo dependiendo de la situación, y lo más importante, realizar estudios o mediciones
que permitan revisar el grado de ambiente laboral, tomando medidas basadas en la escucha
atenta de las necesidades de los empleados o personal, sin que ello comprometa el logro de
objetivos, ni que se negocie el interés colectivo o el prestigio de una organización.
Ejercer liderazgo nunca será sencillo, tampoco generar un ambiente agradable para la
totalidad, pues cada individuo posee intereses distintos y simplemente con atender, al menos
para el caso de una institución educativa, las necesidades de algunos y postergar las de
otros, genera inconformidad, por lo que ambiente positivo absoluto es imposible. No obstante,
generar mayorías que se sumen a los proyectos institucionales, bajo un ambiente de reglas
claras y justas, coadyuvará sin duda alguna al logro de objetivos que a largo plazo redundará
en beneficios de todos los integrantes de la organización.
Referencias bibliográficas
Delgado Torres, N. A., Delgado Torres, D. (2003). El Líder y el liderazgo: Reflexiones. Revista
Interamericana de Bibliotecología. 26(2):75-88. Disponible
en: http://www.redalyc.org/pdf/1790/Resumenes/Abstract_179018081005_2.pdf. Fecha de
consulta: 20 de marzo de 2019.
Goleman, D. (2005a) Liderazgo que obtiene resultados. Harvard Business School Publishing
Corporation. 724 Pp. [En línea]. Disponible en:http://pg.uane.edu.mx/pluginfile.php/31654/