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Moutoukias, Z: “Gobierno y sociedad de Tucumán y el Río de la Plata,

1550-1800”

Durante los siglos XVI y XVII se consolidan las principales circunscripciones


administrativas de la región: Tucumán y el Río de la Plata. Estos respondían a
la audiencia de Charcas.

1582:

 Se consolidaba la lenta instalación de los europeos.


 Los asentamientos españoles no pasaban los 100 habitantes, pero igual se
describían como ciudades.
 Para cada ciudad se estimaba el número de “vecinos encomenderos” y de
indios de servicio.
 Los residentes permanentes contaban con dos privilegios: la vecindad, jefes
de familia que tenían la casa poblada en el trazado urbano y formaban parte
de la comunidad política con plenitud de obligación y derechos, y el derecho
a obtener trabajo forzado, o el producto de los naturales.
 Con el apoyo de la corona, los residentes españoles se agruparon en
pueblos, para que se diera la separación residencial de indios y españoles.
Existía la republica de españoles y la republica de indios, es decir, el
conjunto de leyes institucionales para cada grupo.
 Dentro de los españoles, los vecinos constituían un grupo aristocrático, pues
poseían derechos y tenían unas obligaciones que le eran propias.
 La jerarquía se organizaba sobre la base de criterios: los méritos y las
distinciones personales de un individuo o de su antepasado. Dichos méritos
y distinciones nacían de las proezas en la conquista, servicios al monarca,
etc.
 En numerosos textos legales se disponía que la vecindad se reservaba a los
encomenderos o feudatorios. Sin embargo, hay una ley de 1554, que
establecá que el “que tuviera casa poblada, aunque no sea encomendero de
indios, se entienda ser vecino”, o sea elegible para un cargo en el cabildo. La
vecindad aparecía asociada a una posición social.

Charcas y Tucumán.
Cronología:

1545: se descubren los yacimientos de plata en Potosí, lo que modifica la


importancia de Charcas.

1547: La Gasca organiza una contra rebelión que triunfó en 1548. Restauró la
autoridad con la acción de coalición de vecinos feudatorios y no con la
movilización de recursos externos a las facciones enfrentadas.

1548: en 1544 la rebelión de Pizarro toma cuerpo y culmina a comienzos de


1546, con una confrontación militar en las cercanías de Quito, donde fueron
vencidas las tropas del gobernador del Perú Vaca de Castro, y él mismo
ejecutado. La Gasca derrotó y ejecutó a Pizarro.

1550: comenzó la ocupación del Tucumán, los chilenos lo reclaman bajo su


jurisdicción. Hacia fines de la década, los vecinos inician acciones judiciales
para la creación de una gobernación independiente.

1563: se crea la gobernación de Tucumán, y simultáneamente, la Audiencia de


Charcas adquiere un nuevo estatuto.

1565: comienza una nueva serie de fundaciones.

1567: se refuerzan los poderes del virrey del Perú.

Adelantados y lugartenientes:

1566, Aguirre, gobernador de Tucumán, visitó la Costa Paraná-Plata. Circulaba


la idea de crear una gobernación que incluyera al Río de la Plata o de fundar
algún puerto bajo la autoridad de Tucumán, que sirviera para comunicarse
directamente con el Brasil y España.

El centro sudamericano del imperio se conformó por La Plata y Potosí.

En 1536, con la llegada de Pedro de Mendoza, comenzó la colonización de la


región. En un principio, dicha colonización se encuadró en la figura del
adelantado y sus lugartenientes. Se trataba de una dignidad o título recibido
por concesión feudal y asociado al ejercicio de una jefatura militar, de gobierno
y de justicia en nombre del rey, con el fin de realizar la conquista y poblamiento
de una región por descubrir. El acto por el cual el rey transfería las atribuciones
del adelantazgo era la capitulación. En esta quedaban estipulados los términos
de la empresa así como los derechos y obligaciones del beneficiario.

Este sistema existió entre 1536 y 1592. En este tiempo hubo 4 adelantados, y
sólo 3 trataron de ejecutar la capitulación.

Mendoza fue el primer adelantado, en 1536 llegó al Río de la Plata. Regresó a


España en 1537, y dejó a Juan de Ayolas de lugarteniente, quien tenia que
negociar con Diego de Almagro la transferencia del adelantazgo. Al poco
tiempo Diego de Almagro murió, y designó a Irala para sucederlo. En 1541,
Irala movió a los porteños hacia Asunción.

Entre 1541 y 1580 la instalación europea en la región con base en el Paraguay


estuvo marcada por una sucesión de intentos fallidos y otros logrados,
acompañados de conflictos internos, donde se podían establecer “alianzas” con
grupos indígenas, accediendo así a su fuerza de trabajo, se podía controlar su
territorio y crear nuevos recursos sobre los cuales apoyar nuevas instalaciones.

Dos factores favorecían la formación de facciones y la competencia o los


conflictos entre ellas: la dificultad de establecer nuevos dominios y la lentitud
con la cual se organizaba la explotación de algún bien primario exportable
generador de rentas. Estas tensiones entorpecían aún más la extensión de la
dominación española.

Sería la segunda generación de conquistadores, hombres nacidos en la tierra,


como Garay, la que completaría la instalación de los principales centros de
gobernación.

En 1569, se capituló el cuarto adelantazgo con Ortiz de Zárate, quien murió en


1578. Según sus términos en el testamento, quien se casara con su hija
mestiza heredaría el adelantazgo.

Juan Torres de Vera y Aragón fue quien lo heredó. Era un oidor de la Audiencia
de Charcas. En su nombre gobernaron lugartenientes, como Garay, quien
fundó Buenos Aires en 1580.

Torres de Vera y Aragón se hizo directamente cargo de la gobernación en


1587, pero sólo permaneció un año. Nuevamente dejó lugartenientes.
La audiencia de Charcas utilizó en su contra este hecho así como su mismo
matrimonio con una heredera local, cosa que los oidores tenían prohibido. El
tribunal anuló la transmisión del oficio de gobernador y autorizó a los cabildos a
elegir uno. El primero fue Hernandarias en 1592.

Gobernadores y cabildos

La estructura de la autoridad jurídica, militar y política estaba constituida por el


gobernador, los responsables de las finanzas del rey, y el cabildo.

Gobernadores: a partir del siglo XVII casi siempre eran nombrados por el rey.
En general designaban a un lugarteniente en las ciudades en las que no
residían. Su mandato duraba 5 años, con casos en los que se extendía a 10
años o se acortaba a 3. El ejercicio del gobierno político estaba vinculado a sus
funciones judiciales: máxima autoridad de la justicia civil y criminal, juez de la
primera instancia en asuntos de cierta gravedad y tribunal de apelación en los
procesos instruidos por los alcaldes del cabildo.

La Real Hacienda: estaba estrictamente separada del resto de los organismos.


Era la administración de las finanzas del rey. Estaba a cargo de oficiales
especiales, los oficiales de Real Hacienda, generalmente un contador y un
tesorero. Todos gozaban de real autonomía.

Cabildo: estaba constituido por una estructura de base: los alcaldes ordinarios
y los regidores, secundados por un grupo de funcionarios especiales. Los
alcaldes eran 2 en todo ámbito hispánico, el alcalde de primero y segundo voto.
Los regidores eran 6, y los funcionarios especiales, entre 6 y 8. Formaban un
cuerpo de unas 12 a 16 personas. Un cuerpo colegiado oligárquico.

Habían dos funciones más, que iban más allá del ámbito administrativo local: el
alférdez real y el alguacil mayor.

El alférdez llevaba el estandarte real en ceremonias y acciones militares. El


término designaba antiguamente al caudillo y lugarteniente local. Su presencia
expresa la sujeción al rey como señor de la ciudad y su comarca.

El alguacil mayor estaba encargado de ejecutar las decisiones de justicia y era


el jefe de la cárcel local.
A ambos cargos los nombraba el rey, la audiencia o el gobernador.

Todos estos oficios constituían el cuerpo capitular, y participaban todos en sus


deliberaciones, con voz y voto.

También estaban el alcalde de la Santa Hermandad y dos procuradores: el de


los vecinos ante el cabildo, y el de la ciudad ante la corte.

Surgía un sector comercializado de las economías comarcales, lo que unía las


ciudades entre sí. Con este sistema, surgían nuevas oportunidades, las cuales
fueron aprovechadas por algunos miembros de la comunidad de vecinos,
quienes aumentaron sus riquezas y poder.

Cada vez que alguien quería ascender socialmente, debía acceder a algún
cargo en cualquier ámbito. Así, se formaba un grupo de alianzas por sangre,
lealtad, etc. Una oligarquía, que controlaban los asuntos políticos, explotación
de recursos, entre otros.

La venta de oficios aparece a partir de 1581. Se vendían cargos como se


concedían feudos. Se trataba de cargos que no intervenían en la
administración de la justicia. Las ventas se llevaban a cabo en un remate
público, generalmente en Potosí o en La Plata.

Durante el siglo XVII, los contadores o tesoreros intervenían en actividades


comerciales y ocupaban una posición central con el contrabando.
Inspeccionaban navíos autorizados o ilegales. Eran árbitros de una vida
mercantil marcada por la inseguridad jurídica en la medida en que los negocios
legales eran los menos.

En 1618 se crea la “Aduana seca de Córdoba”, y comienza a funcionar en


1622. Tenía como objetivo controlar el tráfico que se desarrollaba entre la
región minera del Alto Perú y el Atlántico a través del Río de la Plata.

La actitud contra el contrabando era fundamental para el entrelazamiento de la


administración con las oligarquías locales. Todos los oficiales intervenían para
controlar el tráfico semiclandestino para imponerse como mediador.

La compra de cargos, la participación de agentes de la monarquía en la vida


económica, el temprano acceso de los terratenientes-comerciantes a toda clase
de oficios, eran fenómenos que pueden interpretarse como la pérdida
progresiva del poder de la corona.

En 1700, España entra en un complicado sistema de alianzas y conflictos.

Este sistema se consolida con la muerte del Rey Carlos II. En su testamento
intentó contrarrestar las negociaciones que buscaban dividir el imperio español.
Los franceses no querían renunciar a la constitución de un conglomerado de
reinos borbónicos, por lo tanto se pusieron en marcha coaliciones que se
enfrentarían hasta 1713. España-Francia y Holanda-Inglaterra, Austria y
posteriormente Portugal.

Esta confrontación favoreció a la coalición Francia-España, aunque en el medio


del camino se quedaron sin pretendiente legítimo. En 1713, consagraron al
nieto de Luis XIV, Felipe V como titular de la corona de Castilla y Aragón.

En la región del Río de la Plata, se vivían rivalidades entre jesuitas y luso-


brasileños. Los descubrimientos de oro en Minas Gerais aumentaron las
necesidades y los recursos de los luso-brasileños.

El sucesor de Felipe V, Fernando VI, hizo cambios en las alianzas. En primer


lugar, se casó con Barbara de Braganza, hija y hermana de los reyes de
Portugal. Luego ella inició una aproximación para eliminar las tensiones, se
debían resolver los problemas fronterizos en el Río de la Plata.

Se firma el tratado de Permuta, en 1750, el cual contempla la devolución de la


Colonia a España a cambio de un vasto territorio situado al este del río
Uruguay y al norte del Ibicuy.

El problema era que dentro del territorio que debía transferirse a la Corona
portuguesa habían unos 10.000 indígenas de 7 pueblos de las misiones
jesuíticas. Estos comenzaron, primero, una resistencia que se fue convirtiendo
en rebelión abierta. Así se inició la Guerra Guaranítica, que comenzó en 1754 y
finalizó en 1756.

El tratado de Permutas cayó por varias razones. Entre ellas, el tema de los
agentes cargados, quienes conspiraban en contra del mismo.
La política de neutralidad estaba llevada a cabo por el trío Carbajal, Rávago y
el marqués de la Ensenada. Todos ellos estaban a la cabeza de redes de
clientes y afines que constituían el único elemento de la acción política.

Una posición en la corte atraía demandas de favores, y sus beneficiarios


quedaban en posición de deuda, por lo tanto dispuestos a movilizarse tanto
para satisfacer otras demandas de favores, y para apoyar políticamente.

En 1759, se produjo la sucesión de Fernando VI por su hermano Carlos III. Se


produjo el abandono de la política de neutralidad y el retorno al anterior sistema
de alianzas con el consecuente acercamiento a Francia, en guerra con
Inglaterra desde 1756.

El Barón de Rosemberg, resumía los reproches de la corte francesa que


circulaban en la Corte de Madrid, donde se sospechaba querer relegar a
España.

El funcionamiento de las instituciones estatales, suponía la articulación de una


multiplicidad de actores, cada uno de los cuales intervenía con sus propios
objetivos, pero realizando los de la institución.

Guerra y diplomacia marcaban las alternativas de las relaciones entre cortes


europeas. En sus relaciones recíprocas, estas cortes no actuaban como si
compitieran con riquezas reproducibles sino como conjuntos que se disputaban
cantidades fijas de recursos territoriales e influencia política.

Para ampliar sus propios recursos, cada una de sus cortes sólo podía contar
con la guerra o la alianza dinástica La noción de equilibrio europeo que se tuvo
en el siglo nació del agotamiento cíclico al cual conducía el refinado y terrible
arte de la guerra aristocrática.

La guerra también constituía un gasto más importante de los recursos fiscales


disponibles para la corona, y a través de la fiscalidad se tocaba el conjunto del
edificio social.

A medida que las repetidas crisis fiscales del siglo XVIII nacidas de la guerra se
iban haciendo más graves, las tentativas por aumentar los márgenes fiscales
de la corona afectaban a una parte importante de juegos sociales.

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