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WALTER • AL VA SUSANA • MEN ESES

LOS MURALES DE UCUPE


Representación de Dioses o Reyes: U n testimonio de enterramiento
arquitectónico ritual de la Cultura Lambayeque

r Descubrimiento sentaciones decoraban el frente prin-


Hace algunos años, durante reco- cipal de una antigua estructura sacral
nocimientos arqueológicos sistemáti- o palaciega de adobe.
cos en la parte baja del Valle de Zana, Por primera vez los arqueólogos
los autores encontramos las eviden- teníamos la oportunidad de conocer la
cias de un mural polícromo, integrando representación intacta de un discurso
parte de un monumento pre-hispánico iconográfico de esta importante cultu-
ubicado en los predios de la Cooperati- ra regional.
va Ucupe, región de Lambayeque. De otro lado nuestra investigación
Poco tiempo después con un pe- constató que este templo o palacio ha-
queño aporte del Instituto Arqueológi- bía sido intencionalmente cubierto por
co Alemán y la decidida colaboración sus mismos constructores, en un
de los socios de la Cooperativa, logra- enigmático enterramiento de su arqui-
mos desarrollar una temporada de in- tectura sagrada.
vestigaciones de campo que permitió
documentar parte de esta singular edi- Ubicación y
ficación. Características
Las policromías descubiertas con- del Monumento
tenían la impresionante representa- La edificación parcialmente exca-
ción de un conjunto de personajes, vada se localiza en la provincia de Ch¡-
suntuosamente ataviados, probable- clayo, sobre la sección baja y meridio-
mente deidades o dignatarios, defini- nal del valle de Zana, en un paraje de-
damente asignables a la Cultura Lam- sértico de bosque subtropical inme-
bayeque, desarrollada en esta región diato a las actuales tierras de uso agrí-
entre los siglos VIH a XII. Estas repre- cola de la ex cooperativa Ocupe. Su-
•ir

3g

Lám. 4. E! muro chas bandas con diseños geométricos tón que debió sujetar corona y tocado). res, con quienes comparten símiles
decorado. Delante se {Lám.8). Las vestimentas de resaltante sun- vestimentas, tocados y atributos.
aprecian las Los personajes principales, impo- tuosidad cuyos colores concuerdan Los seis colores utilizados (rojo os-
disposiciones de la nentemente ataviados, a primer golpe con la variedad de algodón nativo, con- curo, blanco, anaranjado, rosado, ma-
de vista muestran genéricas similitudes sisten en una especie de camiseta suel- rrón oscuro y negro violáceo), mantie-
cobertura intencional. ta de mangas cortas que llega hasta me- nen una combinación convencional
en dimensionamiento, proporciones,
trato, disposición y ornamentos, brin- dio muslo, orlada con diseños geomé- donde las partes corporales expuestas
dando la engañosa impresión de hiera- tricos y aparentes flequillos colgantes; llevan pigmento anaranjado y tas arre-
ticas imágenes repetidas. prenda característica de los habitantes glos plumarios, brazaletes, tobilleras,
de la costa norte en el antiguo Perú.
En esta aparente similitud, todos lle- etc., color blanco. Otros detalles están
van un alto y suntuoso tocado semicir- En la posición de frente, los brazos tratados en tonos cuidadosamente al-
cular, a manera de penacho abierto permanecen unidos al cuerpo con e! an- ternados.
compuesto por dos filas paralelas de tebrazo abierto en ángulo recto para Considerando la existencia de un
plumas montadas sobre una corona o presentar las manos hacia ambos extre- acceso central y la ubicación de las últi-
tiara de contornos escalonados, me- mos portando vasos y otros objetos ri- mas representaciones de perfil que cie-
diante una sección superior o adita- tuales. rran la composición, el ordenamiento
mento portante. Dos amplias disposi- El rango de nobleza común a todos de las figuras se dispondría de izquier-
ciones curvas de plumas aparecen nue- los personajes, esta expresado también da a derecha (Lám.5 y 6).
vamente, colocadas desde la espalda o por muñequeras y tobilleras y unos col- En esta secuencia, el primer perso-
cerca de los hombros, aparentemente gajos o distintivos trapezoidales que naje {Lám.9), por sus atributos y orna-
sujetos a bases angulares que repiten penden de cada mano. mentos puede estimarse también como
la forma superior de la tiara y brindan la Las piernas están ligeramente sepa- el más importante del conjunto. Es el
inequívoca impresión de representar radas con ios pies volteados y dispues- único que aparece sobre un pedestal,
ates postizas. Los rostros o «másca- tos lateralmente en una discordancia sosteniendo un cebo en la mano dere-
ras», comparten el rasgo clásico de la anatómica común a las representacio- cha y acompañado de un pequeño per-
cultura Lambayeque, es decir el «ojo nes de) arte andino pre-hispánico. sonaje secundario de perfil a manera de
alado», con pupila central y prolonga- Los dos personajes secundarios o asistente o vasallo.
don hacia los extremos superiores en propiamente menores -ubicados al ex- El cetro figurado está constituido
tammút -coma* invenida, así también tremo derecho del mural- aparecen su- por un vastago doble con 4 anillos,
perpuestos de perfil y mirando hacia el abrazaderas o amarras regularmente
tfas tandas Mentes,tesorejeras conjunto. Proporcionalmente ambos dispuestas, rematando en un emblema
a o a a i f «1teateajaaja Jbajo el men- suman la altura normal de ios anterio- que curiosamente repite la forma de la

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corona y tiara semi-circular, incluyendo je. Hacia ambos lados de la base caen 5 ma trapezoidal que en la mano anterior Lám. 5. El mural
la disposición de plumas. pares de colgajos en forma de diminu- aparece colgando de la muñeca. Este completo con la
En la tradición andina, estos tipos tas vasijas invertidas y sujetes a 2 lí- definido detalle establecería la presen- representación de la
de objetos estuvieron reservados a los neas arqueadas. Estos detalles no se cia de 2 objetosritualesdiferentes.
sucesión de
individuos de jerarquía política o religio- repiten en las coronas restantes. Sin El tercer personaje (Lám.10) posee
sa, su reiterante caracterización formal, embargo -respecto a los otros persona- una corona muy similar al anterior, de- Dersonacs.
bien podría aquí significar un símbolo jes- su vestimenta, los distintivos que corada con 3 campos y 9 círculos. Los
de la más alta distinción. penden de las muñecas y bases de las soportes de las alas tienen 2 campos y
El bajo pedestal consiste en una aparentes alas postizas, son bastantes una sección simple, la camisa una pe-
banda angosta y alargada, ligeramente sencillos. Finalmente, en la mano iz- chera de borde escalonado y sobre la
depresionada ai centro y dividida en quierda se aprecia un vaso revertido, cintura una franja exornada con volu-
dos mitades pintadas alternamente en asignado a especiales libaciones ritua- tas. Un vaso y los dos distintivos son
blanco y negro. les y casi invariablemente confecciona- portados también de manera semejante
El pequeño personaje de perfil, ubi- do en oro en las representaciones ar- al anterior. De otro lado, es la única ima-
cado a la derecha, aparece sub-dimen- queológicas de este estilo. gen que posee boca dentada y carece
sionado, probablemente para resaltar El segundo personaje (Lám.8) lleva de las líneas que forman los dedos del
su menor posición social, mirando ha- una base plumaria ligeramente elevada pie. El primer caso parece tratarse de un
cia el principal y con una mano extendi- y piano-convexa, con su sección supe- rasgo intencional y el segundo un pro-
da y abierta en sugerente actitud de rior dividida en 3 campos y la inferior blema de conservación u olvido ocasio-
asistencia o servicia Sus atuendos son decorada por 8 pequeños cuadros ali- nal del artista.
una camisa listada simple, un sombrero neados. A los lados aparecen 2 círculos El cuarto personaje (Lám.11) osten-
angular de dos cuerpos, orejeras, tobi- con punto central a manera de botones ta unatiarasin ias disposiciones pluma-
lleras y brazaletes. Es el único que po- o borlones, donde confluyen disposi- rias menores junto a los botones y de-
see ojo de trato naturalista sin la carac- ciones triangulares menores de plu- coración en la sección inferior. Los so-
terística prolongación lateral de las imá- mas. Los soportes de las alas (también portes de las alas se han simplificado a
genes mayores. Volviendo a la repre- con 2 secciones) tienen cuatro campos un solo campo con dos colores. La ca-
sentación principal (Lám.9.), el soporte y cuadros, respectivamente. Decorando misa lleva, en vez de pechera, una lista
plumario central de la tiara tiene dos la camisa, va una pechera listada y al ni- central con cuadros de tonos alternos y
secciones delgadas ligeramente curva- vel de la cintura, una vistosa banda con luego una franja horizontal con volutas
das, la primera dividida por bandas ver- grecas escalonadas. En la mano iz- en blanco y marrón. En ambas manos y
ticales en 5 campos y la segunda con quierda porta un vaso ceremonial y con muñecas porta sendos vasos y distinti-
un diseño en volutas a manera de olea- la derecha sujeta el distintivo o emble- vos.

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msm^Mm*». -.
Lám. 6. Reconstrucción aproximada de la estructura sacral o palaciega. El muro más largo corresponde a la sección descubierta y documentada. El muro más corto no
descubierto, al igual que las secciones inferiores.
poco espacio disponible. Los soportes tos, pareciera ser que los emblemas
de las alas llevan en su sección inferior trapezoidales formalmente portados
5 pequeños cuadros, la lista central de por los personajes, representan impor-
la camisa 3 triángulos escalonados y la tantes símbolos de distinción, pues la
franja horizontal 11 cuadros. El par de combinación de figuras geométricas en
vasos y distintivos son también idénti- cada par de ellos no se repiten. Cabe
camente sostenidos, sin embargo los preguntarnos aquí si no nos encontra-
primeros presentan una delgada banda mos ante una especie de «insignias»,
horizontal bajo el borde. La «máscara» que identificando a sus poseedores,
o rostro está decorada con dos líneas especificarían dignidades y rango a
blancas que bajan desde los ojos. manera de la simbología heráldica del
En el sexto personaje la tiara es mundo occidental. Estos emblemas es-
bastante simple y abierta, le faltan los tán divididos en campos o «particio-
«puntos de sujeción» de las plumas y nes», con diseños escalonados sim-
lleva un solo campo y 9 cuadros en la ples, dobles o triangulares y pequeños
sección inferior. La camisa carece de cuadros o círculos, cuyo número o
pechera o lista central y su franja hori- combinación, hipotéticamente podría
zontal presenta 7 cuadros. Vasos y dis- vinculársele a signos convencionales
tintivos son también presentados y de posesión de bienes o mando territo-
portados de idéntica manera al anterior. rial (por ejemplo las figuras escalona-
Los dos últimos personajes -pese a das, frecuentemente referidas en la ico-
encontrarse de perfil- exponen las tia- nografía andina al tema arquitectónico,
ras vistas de frente (Lám.13). El prime- significarían templos o palacios). Sin
ro de ellos, ubicado en la parte superior embargo existe la posibilidad que se
Esta imagen posee el rostro o es ligeramente de menor tamaño, pre- trate estrictamente de objetos de uso y
Lám. 7. Plano de la ex- significado litúrgico.
cavación delante del «máscara» más diferenciada, tratada sentando un tocado y corona simplifi-
en fondo rojo general con «pintura fa- cados, con una sola fila de plumas y sin Los rostros o «máscaras» de los
mural, con las disposi-
cial» en bandas laterales sobre las me- el contorno escalonado. En el segundo personajes 1, 2, 3, 6 (Lám.8) y las dos
ciones de cobertura. jillas y mentón. De otro lado se encuen- el modelo es bastante similar a los 3 úl- últimas de perfil son más o menos de
tra afectada por dos profundas perfora- timos descritos. Por lo demás, ambos esquema semejante, frente a las visi-
ciones realizadas desde la superficie llevan las alas postizas de perfil y un bles variaciones de los de 4 y 5, las di-
con la «baqueta» o sonda metálica adorno trapezoidal colgante en la parte ferencias proporcionales y fisonómi-
usualmente empleada por los excava- posterior. La forma de las camisas y cas se asocian inmediatamente a la es-
dores clandestinos. distintivos portados en la única mano pecial conformación corporal de cada
El quinto personaje (Lám. 12) repite visible, también se asemejan. uno de los personajes, detalle también
la tiara anterior con 3 campos enmarca- Aparte de las significativas varian- aparentemente expresado con delibe-
dos y pequeños cuadros adaptados al tes en los atuendos y detalles descri- ración.

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Lám. 6. Reconstrucción aproximada de la estructura sacral o palaciega. El muro más largo corresponde a la sección descubierta y documentada. El muro más corto no fue
descubierto, al igual que las secciones inferiores.
poco espacio disponible. Los soportes tos, pareciera ser que los emblemas
de las alas llevan en su sección inferior trapezoidales formalmente portados
5 pequeños cuadros, la lista central de por los personajes, representan impor-
la camisa 3 triángulos escalonados y la tantes símbolos de distinción, pues la
franja horizontal 11 cuadros. El par de combinación de figuras geométricas en
vasos y distintivos son también idénti- cada par de ellos no se repiten. Cabe
camente sostenidos, sin embargo los preguntarnos aquí si no nos encontra-
primeros presentan una delgada banda mos ante una especie de «insignias»,
horizontal bajo el borde. La «máscara» que identificando a sus poseedores,
o rostro está decorada con dos líneas especificarían dignidades y rango a
blancas que bajan desde los ojos. manera de la simbología heráldica del
En el sexto personaje la tiara es mundo occidental. Estos emblemas es-
bastante simple y abierta, le faltan los tán divididos en campos o «particio-
«puntos de sujeción» de las plumas y nes», con diseños escalonados sim-
lleva un solo campo y 9 cuadros en la ples, dobles o triangulares y pequeños
sección inferior. La camisa carece de cuadros o círculos, cuyo número o
pechera o lista central y su franja hori- combinación, hipotéticamente podría
zontal presenta 7 cuadros. Vasos y dis- vinculársele a signos convencionales
tintivos son también presentados y de posesión de bienes o mando territo-
portados de idéntica manera al anterior. rial (por ejemplo las figuras escalona-
Si íjfMp$&n Los dos últimos personajes -pese a das, frecuentemente referidas en la ico-
encontrarse de perfil- exponen las tia- nografía andina al tema arquitectónico,
ras vistas de frente (Lám.13). El prime- significarían templos o palacios). Sin
ro de ellos, ubicado en la parte superior embargo existe la posibilidad que se
es ligeramente de menor tamaño, pre- trate estrictamente de objetos de uso y
Lám. 7. Plano de la ex- Esta imagen posee el rostro o
sentando un tocado y corona simplifi- significado litúrgico.
cavación delante del «máscara» más diferenciada, tratada
en fondo rojo general con «pintura fa- cados, con una sola fila de plumas y sin Los rostros o «máscaras» de los
mural, con las disposi- el contorno escalonado. En el segundo
cial» en bandas laterales sobre las me- personajes 1, 2, 3, 6 (Lám.8) y las dos
ciones de cobertura. jillas y mentón. De otro lado se encuen- el modelo es bastante similar a los 3 úl- últimas de perfil son más o menos de
tra afectada por dos profundas perfora- timos descritos. Por lo demás, ambos esquema semejante, frente a las visi-
ciones realizadas desde la superficie llevan las alas postizas de perfil y un bles variaciones de los de 4 y 5, las di-
con la «baqueta» o sonda metálica adorno trapezoidal colgante en la parte ferencias proporcionales y fisonómi-
usuaimente empleada por los excava- posterior. La forma de las camisas y cas se asocian inmediatamente a la es-
dores clandestinos. distintivos portados en la única mano pecial conformación corporal de cada
El quinto personaje (Lám. 12) repite visible, también se asemejan. uno de los personajes, detalle también
la tiara anterior con 3 campos enmarca- Aparte de las significativas varian- aparentemente expresado con delibe-
dos y pequeños cuadros adaptados al tes en los atuendos y detalles descri- ración.

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Lám. 8. Dibujo reconstructivo completo de toda la secuencia de personajes representados en el mural.

Los colores parecen tener cierta


connotación simbólica (tiaras, másca-
ras, insignias), en otros casos podrían
deberse a problemas estéticos de al-
ternancia cromática. Este criterio es
también aplicable a la cenefa que bor-
dea la composición mural total y las
bandas que forman los paneles. En el
primer caso se trata de una sucesión
continua de volutas escalonadas; en el
segundo, escalones dobles con un
triángulo central rematados en doble
voluta, ambos recuerdan diseños texti-
les frecuentemente enmarcados.
En resumen las observaciones ge-
nerales anotadas permiten establecer
con aceptable certeza la presencia fi-
gurada de personajes intencionalmen-
te individualizados y objetivamente
identificables. Bajo esta perspectiva ^ itiiuaiu
debemos iniciar cualquier aproxima-
ción interpretativa sobre la composi-
ción temática del mural.

Hipótesis interpretativa
Las figuras representadas en el
mural, pertenecen al estilo clásico de la
cultura Lambayeque, una definida tra- ra efigie relíevada de la deidad. podrían suponer distintas deidades, fi- Lám. 9. Dibujo
dición de la costa norte, cristalizada al- En un tercer grupo de muestras, guraciones de una misma divinidad o reconstructivo del
rededor de los años 850 a 1100 d.c. y aparecen símbolos aislados o la faz del personajes identificables de la alta je- primer y más
circunscrita a un territorio comprendi- mismo personaje. Indudablemente se rarquía imperante.
do entre ios valles de Jequetepeque trata de elementos convencionaiizados importante de los
Las argumentaciones manejables
por el Sur y Olmos por el Norte. pero referidos al tema, plasmados en para decidir cualquiera de estas inter- personajes.
Las extraordinarias manifestacio- las máscaras metálicas funerarias y pretaciones resultan tentativas mien-
nes de esta cultura (cerámica, orfe- objetos artísticos diversos que algunas tras no conozcamos la composición to-
brería, o arquitectura) hasta hace veces aluden al tocado, forma de los tal de las pictografías que incluyen mu-
algunos años venian siendo incluidas ojos, atributos, etc., en combinación ros laterales y otros subyacentes aún
en la época Chimú. Sin embrago, los con otros seres o animales mitológi- no descubiertos (Lám.6).
estudios recientes, comprueban que cos. Nos encontramos así explícita- indudablemente las posibilidades
se trata de una cultura regional propia, mente frente a una figuración de alta técnicas del lienzo mural, han permiti-
generada en la mezcla de elementos valoración y especial contenido icono- do un mejor despliegue composicional,
Mochica y Huari. Sus expresiones ico- gráfico para la cultura Lambayeque, cu- así por primera vez en el tema Lamba-
nográficas fundamentalmente repre- yo significado es aún desconocido. yeque las «alas» aparecen desplega-
sentadas en cerámica y orfebrería, alu- En el Mural descubierto, los perso- das y excelentemente reproducidas, re-
den como reiterante motivo principal, najes asumen las características de es- sultando a todas luces aditamentos
un personaje mitológico de ojos «ala- te tema general, en tal sentido no supo- postizos sobre un soporte similar al del
dos» o almendrados, nariz en forma nen excepcionalidad estilística. Su ex- tocado emplumado y difiriendo de las
de pico de ave y tocado semilunar, re- traordinario potencial documental radi- representaciones mitológicas mochi-
presentado total o parcialmente. Un tí- ca en el conjunto y variantes de cada cas naturallstamente tratadas, de otro
pico ejemplo del primer caso es el Cu- uno de los personajes presentados co- lado, aparentemente ninguno de ellos
chillo o Tumi de lllimo o Batán Grande, mo individuos diferenciables en la uni- posee caracteres sobrehumanos. Ob-
una de las obras maestras de la orfe- dad temática. servaciones que parecieran aproximar-
brería pre-hispánica andina. El otro ca- Antes de este hallazgo se pensó en nos por hoy a la idea de personajes con
so constituyen los peculiares ceramios una sola deidad con cambios de trato atributos simbólicos.
globulares de base pedestal, asa pos- formal, sin embargo pareciera existir Toda investigación sobre la Arqueo-
terior y gollete troncocónico, con la ca- aquí un grupo de imágenes que bien logía de lambayeque Inevitablemente

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esta línea dinástica que concluye con
un diluvio seguido del históricamente
reconocido «interregnum» y la poste-
rior conquista del sureño Estado Chi-
ma
La mención de monumentos y
asentamientos arqueológicamente ve-
rificables y señales morfo-geológicas
de la probable inundación catastrófica
que evidentemente constituyó el más
devastador de los eventos del niño co-
nocido hasta la fecha en los últimos
2,000 años.
De otro lado se puede reconocer
que esta versión legendaria se adecúa
mas a un relato, desposeído de los in-
gredientes míticos sobrenaturales que
caracterizan a otras leyendas andinas
(origen de los Incas, Pachacamac, etc.).
Los personajes son obviamente huma-
nos, a tal punto que se alude la estrata-
gema de ocultar la muerte natural de
Naymlap (citada líneas arriba) y la de su
hijo Cium: «y auiendo vivido y señorea-
do muchos años este Cium, se metió
en una bobeda soterriza, y allí se dejo
morir ( y todo a fin de aue a su posteri-
dad tuviesen por inmortal y divina)»
(Cabello de Balboa 1586).
Volviendo a nuestra preliminar in-
terpretación del mural, donde por pri-
mera vez tenemos la oportunidad de
comparar una serie de personajes ata-
viados con los más completos distinti-
Lám. 10. El tercer debe tomar en cuenta la rica tradición que luego ocuparían posiciones de vos de dignidad reconocibles en la Ico-
personaje en la oral recogida por los cronistas españo- otros territorios de la región al igual que nografía Lambayeque y presentados en
les, especialmente Miguel Cabello de sus descendientes. una formalizada y rígida visión frontal
secuencia del mural.
Balboa (1586), el párroco Modesto Ru- Según el relato, después de reinar que nos recuerda una suerte de «retra-
bí ños y Andrade (1782) y las innumera- «le vino eltiempode su muerte y por- tos oficiales», cabe plantearnos (con
bles fuentes documentales coloniales que no entendiesen sus vasallos que relación a las fuentes citadas) como hi-
tempranas recientemente estudiadas tenía la muerte jurisdicción sobre él, lo pótesis tentativa la posibilidad de que
(H. Brüning, M. Rostworwski, J. Zeva- sepultaron escondidamente en el mis- estuvieran aquí representados:
llos, Ramírez-Horton) que proveen de mo aposento donde auia vivido y publi- Una importante sucesión genealó-
extraordinarias referencias mitológicas, caron por toda ta tierra que él (por su gica de monarcas lambayecanos vincu-
detalladas genealogías y asentamien- misma virtud) auia tomado alas y se lados de algún modo a este cenital rela-
tos, remontados incluso a algunos si- auia desaparecido». to regional en sus diversas versiones
glos antes de la Conquista. Este detalle y la referencia posterior ¿Acaso el mismo Naimlap y su corte o
En este contexto destaca la presen- de Ruviños, que asigna a la palabra descendencia inmediata?.
cia del mítico héroe civilizado llamado Ñamla el significado de «ave (o gallina) Como hemos visto el primer perso-
Nailamp o Ñaimlap, un legendario per- de el agua», podría encontrar relación naje es el único evidentemente singula-
sonaje que aparece citado por primera con los atributos ornitomorfos, frecuen- rizado por ciertos atributos (fig. 9). La
vez y en su más completa versión en la temente caracterizados en el tema cen- tiara (con «oleaje») y el pedestal apare-
«Miscelánea Antartica» de Cabello de tral de la iconografía Lambayeque. cen también en la efigie del Tumi y po-
Balboa (1586). La leyenda refiere su ori- La leyenda y sus protagonistas pa- drían referirse en cierto modo al tema
gen foráneo y arribo a las costas lamba- recen tener razonable fundamento his- náutico de la leyenda (probable simbo-
yecanas en una numerosa flota de bal- tórico aunque resultara discutible el ori- lización de la balsa). El emblemático
sas, desembarcando a la boca de un río gen y naturaleza de algunos sucesos, bastón reiteraría su carácter de realeza
llamado Faquisllanga (identificado por es plausible una base y existencia real, y el pequeño vasallo con la mano ex-
Brüning como uno de los brazos del río argumentada por: tendida en actitud deferente y ofrenda-
Lambayeque), donde se establece para la minuciosa relación de personajes toria a su derecha, nos evoca a «Fonga
dar inicio a una labor civilizadora. La de- con auténticos nombres indígenas y es- Sigde que tenía a cargo de derramar
tallada relación de sus acompañantes, pecíficas funciones cortesanas, refle- polvo de conchas marinas en la tierra
provee valiosa información sobre las jando un refinamiento de costumbres, que su señor auia de pisar». Los perso-
refinadas costumbres y naturaleza de mantenidas por los caciques locales in- najes restantes solo están diferencia-
esta primera corte del reino de Lamba- cluso hasta la colonia. dos por sus distintivos y fisonomías,
yeque. Con 40 Oficiales, mencionaste La detallada y coherente sucesión expresando aparentemente similar ran-
ocho de sus más allegados servidores genealógica de hasta 11 soberanos de go en un ordenamiento que podría su-
(en el caso final de una corte). Las
«alas» figuradas aludirían tanto al ori-
gen totémico como ei (fraguado) viaje
final al cielo («auia tomado alas, y se
auia desaparecido»), así los sucesores
mantendrían el uso de estos emblemas
simbólicos en señal de su ascendiente.
Una dinastía local del valle de Zana,
descendiente de un «principal».
Un dignatario vigente en ei momen-
to y lugar (primer personaje) y su im-
portante ascendencia, entre la que po-
dría figurar alguno de los citados en la
leyenda. Consideramos esta posibili-
dad al observar que ciertos rostros o
«máscaras» aparentan expresar mayor
adustez y edad.
Refuerzan este juego de hipótesis
la persistencia temporal del relato y la
extremada importancia brindada por
los antiguos lambayecanos a las suce-
siones dinásticas de sus caciques o ré-
gulos donde radicó la esencia de la or-
ganización socio-política, al punto que
«la historia de los señores de Lambaye-
que, es quizás después de la de los in-
cas la que mejor se conoce». (Rostwo-
rowski 1961-43).
Al margen, dejamos en pie tam-
bién la alternativa final de «divinida-
des» o transfiguraciones de una divi-
nidad; pues en todo caso serían per-
sonajes de una «monarquía sagrada»
devenidos en semi-divinos. Recorde- bayeque, (cerámica, oro, textiles), co- junto, sin embargo resulta difícil esta- Lám. 11. El cuarto
mos que aún en vida del legendario brarían así sentido por ejemplo, las va- blecer con exactitud el orden de apli- personaje afectado por
Naymlap se veneraba un ídolo hecho riantes en la «pintura facial» de másca- cación de las capas pictóricas. Por es- sonda de los
a su semejanza. ras funerarias y ceramios y otras sim- casas superposiciones podríamos de-
saqueadores.
El escenario geográfico de la leyen- bolizaciones (tocados, pedestal, alas, ducir que los tonos claros debieron
da y dominios inmediatos de la dinastía insignias, decoración de vestimentas, preceder al fondo general y color ne-
principal, constituye la zona de los va- etc.). Solamente un estudio sistemático gro-violáceo que separa las áreas de
lles de Lambayeque y La Leche, donde permitirá ordenar el aún subestimado distinto trato y completa el delineado
se encuentran también los más conspi- lenguaje iconográfico lambayeque por final de las figuras.
cuos exponentes de arquitectura co- ahora ei presente articulo preliminar Como huellas del posible sistema
munal de la época, con monumentales pretende plantear las ilimitadas posibili- de aplicación quedan estrías muy fi-
construcciones piramidales de adobe dades interpretativas sugeridas por es- nas e irregulares, sugiriendo el uso de
(Chotuna-Túcume-Batán Grande). te registro arqueológico. pequeñas motas, hisopos o pinceles
En el valle de Zana no existen com- de algodón. En el zócalo y piso inme-
plejos comparables, salvo estructuras Técnicas, colores, diato se observan chorreaduras y
menores aisladas, asociadas a esta cul- documentación manchas de pintura (Lám.6).
tura y su sistema de inigación interva- La composición pictórica fue plas- Considerando razonables variacio-
lles que aparentemente lo incluyeron mada directamente en la superficie ali- nes en el trazo y diseño de cada una
como territorio adyacente. En semejan- sada de una delgada capa de barro de las imágenes, probablemente fue-
te contexto la representación mural amarillento y fino arenoso (2-3 mm.), ron pintadas en una secuencia similar
aparecería como una manifestación colocada sobre un enlucido arcilloso a la descrita (por ejemplo, las más cui-
más o menos periférica al área nuclear de color semejante, conteniendo anti- dadosamente logradas se encuentran
de la cultura lambayeque, explicable plástico vegetal intencionalmente adi- cerca al acceso central). La cenefa en-
por la necesidad de exponer aquí, gráfi- cionado (hojas de faique) (5-8 mm.). marcante se ejecutó de manera conti-
ca y objetivamente, una corte o suce- Ambas capas descansan en el rebo- nua y finalmente, las bandas separa-
sión del poder central. que arcilloso marrón que uniformizó el doras de los paneles, de arriba hacia
De resultar ciertas nuestras presun- muro. abajo (al juzgar la disposición de los
ciones, el mural plantea la posibilidad La superficie muestra algunas lí- diseños interiores). Los colores em-
de dar la clave para identificar en el fu- neas previas de incisión suave, apa- pleados, de acuerdo al diccionario
turo «divinidades» o personajes históri- rentemente ejecutadas para bocetar Munsell, corresponderían a rojo oscu-
cos cuyos emblemas, rasgos o efigies ciertos rasgos (o remarcarlos) y guiar ro (10 R, entre 5/8-^1/8), blanco, ana-
aparecen aisladamente en diversos ex- los trazos finales. El predominante co- ranjado ocre (7.5 y R, entre 6/6-5/8),
ponentes iconográficos del estilo Lam- lor rojo sirve de fondo visual al con- Rosado (10 R: 6/6), Marrón oscuro (2.5
bios de nivel en pisos, sin embargo (Donnan 1980-83). Estas posibilidades emplazó el ancho y bajo muro supe-
nuestras limitadas observaciones ac- guardarían concordancia con la posi- rior de adobes unidos con gruesas ca-
tuales no permiten establecer adecua- ble representación de una corte, suce- pas arcillosas, que varía entre 1.20 a
das correlaciones arquitectónicas en sión o ascendencia dinástica en la fa- 1.50 mts. de ancho y 4 a 5 hiladas su-
términos de posibles remodelaciones chada del edificio menor, como un os- perpuestas. Desde su límite norte se
o procesos constructivos. tensible emblema de poder y suntuo- adicionaron hasta 5 «sellos», interca-
De manera general ios pisos enlu- sidad. lados de arcilla amarillenta y barro gris
cidos del frontis principal, salvo un oscuro, aparentemente preparados en
notorio revestimiento en la banqueta Cobertura de la el lugar y colocados como empastes
delantera inferior (fig.17), presentan Edificación: Un horizontales. Considerando el declive
escasas evidencias de uso. testimonio de actual es razonable suponer la desa-
Considerando su buena conserva- enterramiento parición de muros de contención en la
ción y decoración final, la totalidad de arquitectónico sección delantera.
la estructura debió llevar un sistema El cuidadoso registro arqueológi- El rellena generalizado consiste en
de protección por techumbres de caña co nos permitió comprobar que ia edi- tierra marrón grumosa y granular, pro-
y barro. Las columnas del muro princi- ficación había sido especial y pianifi- cedente de los campos de cultivo y co-
pal (Lám.15), indudablemente sirvie- cadamente cubierta por sus mismos locada ligeramente húmeda (incluso
ron para este fin. De otro lado, existe la constructores, en un acontecimiento sobre el mural); ocasionales inclusio
impresión que el frontis (y quizás la ejecutado inmediatamente después de nes arcillosas presentan improntas de
estructura) están en función directa de haber cumplido por relativo tiempo las mantas utilizadas para su transpor
la composición pictórica, indicando en sus Inherentes funciones, hecho que te. Los rellenos sobre el recinto supe-
cierto modo que fueron originalmente posibilitó la extraordinaria conserva- rior son más uniformes y sueltos, de-
planificados para contenerla. Los mu- ción de su arquitectura y decoración mostrando ia intención de llenar espa-
ros examinados no denotan retoques mural. Las coberturas sobrepasaron cios de manera rápida y sin objeto de
o capas pictóricas superpuestas. así, ligeramente la cabecera de los protección.
Frecuentemente las grandes y al- muros superiores en ia construcción La construcción original y «cober
tas edificaciones piramidales de ia original (Lám.2). Este intencional y tura» están ejecutadas con adobes
época Lambayeque (el modelo típica planificado proceso estuvo adecuado plano-rectangulares alargados (0.55 x
de estas pirámides truncas, consiste a las características arquitectónicas 0.23 x 0.10 mts.), identificados con la
en un juego de grandes plataformas generales. En el sector delantero al fase media de la arquitectura Lamba
escalonadas de planta cuadrangular o mural los depósitos de relleno y ele- yeque.
rectangular conectadas por rampas mentos constructivos sueltos están En casi la totalidad de ellos se ob
centrales o circunferenciales) parecen contenidos alternativamente por an- servan variados signos o señales eje
asociarse a actividades rituales de chos muros rústicos con mortero o cutadas sobre una de las caras duran
gran relevancia pública, por consi- paramentos simples de adobe. Estas te su confección, que podrían signifi
guiente, edificios menores adscritos disposiciones verticales de «enterra- car «marcas de fabricante», identifica-
podrían destinarse a estructuras pala- miento» avanzaron progresivamente torias de cuerpos de obreros en su tri-
ciego-administrativos. Esta deducción con un sensible juego de niveles de buto de trabajo corporativo, como han
hipotética encontraría cierto asidero afuera hacia los muros y de abajo ha- sido sugeridas para la arquitectura
en el emplazamiento y prolija decora- cia arriba, combinándose horizontal- Mochica o también señales rituales in-
ción, no reportada sobre el último ni- mente en un ordenamiento estabili- herentes a la naturaleza del edificio.
vel de las estructuras monumentales. zante (ver Láms. 2,4,7). En Úcupe hemos detectado cerca de
Podemos citar como ejemplos pareci- Los rellenos inferiores fueron cu- 20 variantes como improntas dactila-
dos la denominada «Huaca Gloria» en biertos por una capa horizontal endu- res, bandas cruzadas dobles o sim-
ei complejo Chotuna y una plataforma recida de textura arenosa a manera de ples, círculos, líneas onduladas, im-
baja de la pirámide Chornancap, ads- «sello», que debió uniformizar la su- presiones dentadas, etc., resaltando
critas ambas a una edificación mayor perficie ya considerablemente eleva- algunas de extraordinaria singularidad
y ornamentadas con frisos y murales da. Sobre ésta y paralelo al frontis se como un «ojo alado» no conocido an

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Lám.15. Huellas de
las columnas en la
cabecera del muro
decorado que
soportaron el
techo.

Lám.16. Sección
lateral del mural
aún no
descubierto.

teriormente en construcciones de la adobes posiblemente fragmentados manera cuidadosa y en poco tiempo


época y que recuerda una importante durante su transporte o que bien po- por gente de la misma época, con la
simbolización del culto regional. Inva- drían corresponder a alguna estructu- intención de su ocultamiento total y
riablemente la superficie marcada mi- ra desmontada. Los adobes para las como consecuencia final de un desco-
ra hacia arriba (Lám. 18). estructuras originales poseen una me- nocido suceso. ¿Acaso la muerte del
Por su composición arenosa poco jor composición y acabado. La mayo- gobernante local dueño del palacio?
resistente, rústico acabado y conser- ría son de color marrón oscuro, sólo Al respecto debemos recordar que las
vación de aristas, en apariencia algu- excepcionalmente se observan algu- antiguas tradiciones históricas refie-
nos adobes fueron confeccionados nos de color amarillento claro. ren este tipo de entierros rituales de
expresamente para cobertura, de igual Indudablemente nos encontramos edificios palaciegos o sacraies, aso-
modo parece que ciertas marcas espe- frente a un singular proceso de ente- ciados a sucesos fúnebres importan-
cificas se asocian a este proceso (por rramiento arquitectónico definitivo y tes, «y este palacio procuraron sepul-
ejemplo se observó relativa concen- sin reutilización inmediata o posterior. tarlo sus subcesores...» «... reodándo-
tración y repetición de «círculos» y «lí- Todo parece indicar que después de lo de un promontorio de tierra tan
neas onduladas» en secciones de di- un relativamente corto uso, el edificio grande, que bastó a encubrirlo y a for-
cha cobertura). Se emplearon también decorado con murales fue cubierto de marse de uno y otro material, una emi-

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Lám. 17. Sección del
vano inferior con
decoración aún
desconocida.

formaban l ú -
delas
disposiciones
arquitectoni

nente huaca, que con el tiempo y las práctica aparenta haberse instituciona- el ceremonialismo.
lluvias se consolidó como si fuese te- lizado a lo largo de toda la tradición an- En Úcupe estaríamos develando
rreno virgen y no manoseado» (Rubi- dina prehispánica. una singular estructura sacral o pala-
ños y Andrade 1782.- Compare tam- El entierro intencional de edificacio- ciego-administrativa, íntegramente se-
bién Cabello de Balboa 1586). Las nes ha sido reportado también en otros pultada por sus mismos constructores
coincidencias con el aspecto de mon- yacimientos arqueológicos, como Ko- que podría significar evidencia arqueo-
tículo de Úcupe, antes de su excava- tosh (Terada 1972). Batán Grande (Shi- lógica de viejos usos y tradiciones his-
ción, resultan sorprendentes. mada 1972). Sin embargo estos «ente- tóricas regionales.
En otros casos, implícitamente se rramientos» sucesivos, en algunos ca- Nuevas investigaciones permitirán
asigna la construcción de grandes mo- sos aparecerían como coberturas re- aproximarnos a las interrogantes surgi-
numentos a monarcas determinados, modela torias para dar lugar a nuevas das en torno a este importante Monu-
sugiriendo que cada uno de ellos edifi- disposiciones arquitectónicas asocia- mento que podría esclarecer vitales
caba su propio templo o palacio. Esta bles a probables cambios formales en aspectos de la Cultura Lambayeque.

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