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La construcción de lo común en la escuela, implica trabajar , no desde la

homogeneidad de nuestros docentes y alumnos, sino desde las diferencias que


cada uno de nosotros portamos,  si reflexionamos acerca de las historias de vida
de Pilar, Fanucha ,Franco y Alejandro, todos recibieron algún rótulo o fueron
objetos de burlas: “nada de pintura” nada de esto nada de aquello”, “tenía
vergüenza por no hablar en castellano”, “el dueño me pide que vaya con un a
niñera”, “en el jardín me pegaban, me decían chino, chino, mi vieja me sacó de la
escuela” ,    situación que continúa pasando en la actualidad en las diferentes
escuelas, lo común es escuchar por los pasillos y más aún en las aulas: “el
morochito aquel”, “tengo unos rubiecitos bien perfumados”, “éste debería estar en
una escuela especial”. Padres que reciben, “cuánto lo siento pero es un ADD”,
pues estamos enmarcados en la cultura de un sujeto normalizado, el más fuerte, el
más inteligente, el más alto, y eso gesta la diferencia, este alumno no es como
éste, y ahí se nos plantean dilemas tales como lo que tiene que ser lo común es la
etiqueta en cada alumno o una escuela como espacio posible de la construcción
de lo común, un proyecto educativo que nos incluya a todos, ello se convierte en
un desafío, la de pensar como docentes, alumnos y demás actores sociales, en 
una realidad diferente, pensar en común un proyecto para todos. Liliana Piana.

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