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2° Parcial de Aspectos É ticos y Legales

de la Profesió n

 Estudiante: Juan Manuel Jalile


 Docentes: Lic. Andrea Romero (titular)
Lic. Evelyn Vallejo (jtp)
 Institución: Fundación “H.A Barceló”
 Carrera: Psicología
 Año de cursada: 2020
 Fecha de entrega: 03/11/2020
1) Leyendo el caso, me parece pensar que los conflictos morales que entran en juego
hacen referencia a la posición de uno como profesional ya que no es nuestro deber
cambiar la opinión del sujeto ni su manera de pensar a la vez que sus decisiones, por el
contario acompañamos al sujeto en su decisión y respetamos su privacidad y su intimidad
ya que es su derecho. Debemos tener en cuenta que el sujeto tuvo la iniciativa de
contarnos sobre su decisión de guardar como secreto su situación médica a su pareja
siendo que es la única persona en la que confía. Lo que podría hacer sería brindarle la
información sanitaria acorde ya que es su derecho a recibirla y a la vez que es de utilidad
tanto para preservar su salud como la de hacerle saber que también preservará así la
salud de su pareja.

2) a la hora de elegir un marco normativo para abordar el caso, me centraría en la Ley N°


25.326 “protección de datos personales” de la Constitución Nacional y también la Ley
26.529 “derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la
salud”.

La ley Nacional 25.326 se encarga de reglamentar la Acción de Habeas Data osea de la


“intimidad”. Buscando resguardar los datos personales de las personas (físicas o
jurídicas) que se obtuvieron en bancos de datos públicos o privados. Preserva los
derechos de los sujetos y la no divulgación y la sanción de quién no cumpla con esto

Como profesional no sería acorde que se comente a otros la situación de Martín debiendo
preservar sus datos e intimidad. Entra en juego lo dicho por el que “no tiene contacto con
su familia y la única persona de confianza es su pareja” surge la pregunta “sí es la única
persona de confianza, ¿por qué no le quiere comentar su situación?”.

La ley Nacional N° 26.529 busca proteger los pacientes en su autonomía y su voluntad,


la información obtenida y la documentación médica necesaria, reconocer el derecho que
tienen los pacientes a la asistencia, un buen trato, la intimidad, confidencialidad, la
información sanitaria y la interconsulta médica, la voluntad del paciente para aceptar o no
el tratamiento propuesto por parte de los profesionales.

Tomaría esta ley ya que preserva sus documentaciones pedidas por su médico en donde
dan el resultado positivo de VIH a la vez que si existiera la necesidad de recurrir a un
tratamiento del tipo que sea dándole la libertad y respetando su derecho a decidir si
seguirlo o no.

3) Teniendo en cuenta las normas deontológicas y Tomando a “Martín” se me ocurre


pensar en un curso de acción que respete dichos instrumentos de la siguiente manera.

Primero, Martín acudió con mucha angustia al enterarse de que su diagnóstico de VIH dio
positivo y con la decisión (destaco esto como algo importante) de no contarle a su pareja
acerca de este diagnóstico.

Frente a esto, tenemos que tener presente que: Martín es un sujeto de derechos, que
abarcan campos como el secreto profesional el cual implica que el profesional tiene
obligación de no revelar información recolectada en la práctica, hablamos de
confidencialidad que recae en el profesional que escucha, implica autonomía, y respeto
de esa subjetividad.
Si decimos que se debe preservar la total integridad del sujeto en todo campo de acción
de la psicología, también se debe mantener la confianza que brinde certeza de que la
práctica continuará.

Se deben respetar los principios bioéticos como la autonomía, justicia y la beneficencia


valorando su capacidad de decidir de manera libre y racional, de esta manera lo plantea la
FePra, cito: “La información que se da a padres y/o demás responsables de menores de
edad o incapaces y a las instituciones que la hubieran requerido, debe realizarse de
manera que no condicione el futuro de los mismos y que no pueda ser utilizada en su
perjuicio.”

Suponiendo qué Martín, conocedor de su cuadro, no tome los recaudos necesarios y las
recomendaciones médicas de cómo cuidarse a sí mismo y a su pareja (que sería un 3°
cercano a él) o que utilice dicha condición para “aprovecharse”, el psicólogo podría acudir
a un “levantamiento del secreto profesional” .Cito textual.

A) “Cuando sea exigido el bien del propio consultante, debido a que éste, por causas de
su estado, presumiblemente pudiera causarse un daño o causarlo a otros.” Que
corresponde al inciso 2.8.1.1.

B) “Cuando se trate de evitar la comisión de un delito o prevenir los daños que pudieran
derivar del mismo”. Que corresponde al inciso 2.8.1.2

C) “Cuando el propio consultante lo autorice o solicite por escrito, quedando a criterio del
profesional actuante la información que se brinde”. Que corresponde al inciso 2.8.1.4

¿Por qué tomo esto? Investigando sobre una duda que tenía sobre sí es o no delito
guardar como secreto una enfermedad venérea, encontré en la Constitución Nacional
Argentina la Ley N° 12.331 titulada “organización de la profilaxis de las enfermedades
venéreas, y a su tratamiento sanitario en todo territorio nacional”. En la que se expresa:

Art. 7: Toda persona que padezca enfermedad venérea en período contagioso, está
obligada a hacerse tratar por un médico, ya privadamente, ya en un establecimiento
público.
Los padres o tutores de un menor que padezca enfermedad venérea, están obligados a
cuidar el tratamiento de su hijo o pupilo.
Art. 18: Será reprimido con la pena establecida en el artículo 202 del Código Penal, quien,
sabiéndose afectado de una enfermedad venérea transmisible, la contagia a otra persona.

Con el consentimiento informado, lo podría pensar en que el psicólogo comente a Martín


la posibilidad de llevar a cabo una interconsulta con un médico especializado que podrá
brindarle en el caso de ser necesario una medicación o un tratamiento y Martín puede
aceptar o no, siempre y cuando se deje firmado dentro del marco legal. Debe ser así ya
que el consentimiento informado nos muestra el valor del respeto de la subjetividad que
presenta relación con un profesional a la vez que es un acto jurídico por el cual el sujeto
brinda su conformidad o rechazo. El sujeto al aceptar el tratamiento otorga al profesional
el consentimiento de poder optar la mejor forma de cuidar la salud mental y vida del
paciente, conforme a la dignidad humana.
La historia clínica es el documento obligatorio con diseño cronológico y completo en el
que se explicitan las intervenciones realizadas al paciente por profesionales. También
algo importante es que Martín es el titular de la historia clínica y por esto tiene todo el
derecho de solicitar (y se deberá entregarle) copia de la misma que esté autenticada por
la autoridad competente. Los datos de la historia clínica están enmarcados por la ley de
protección de datos personales (25.326) siendo “datos sensibles” que se deben
considerar en 2 aspectos. Uno en relación al honor del paciente y el otro respecto los
aspectos más personales del paciente quien puede decidir qué no se den a conocer.

Frente a todo lo mencionado anteriormente en relación a lo que considero un abordaje


desde el lado que “respete” la deontología y que se aborde desde lo profesional
propiamente dicho, también pienso como lo plantea la consigna desde la “otra cara” que
sería un abordaje no enmarcado en aspectos deontológicos:

Tomando la historia clínica, obraría de forma no profesional al no dejar apuntado en ella la


situación de la enfermedad de Martín, no comentarle sobre los posibles abordajes y/o
tratamientos en una interconsulta, no dejar anotado cada aspecto relevante que nos sirva
como prueba y marco legal tanto a Martín como al psicólogo, mostrar la historia clínica a
otros sujetos así sean profesionales (médicos, otros psicólogos, etc.) siendo que
solamente un juez en alguna ocasión legal la puede solicitar.

En relación al secreto profesional, fue lo que me generó más dudas, una manera de
“violar” este aspecto sería por ejemplo que el psicólogo comente la situación de Martín en
relación a su enfermedad a su pareja y de esta manera estaría faltando al “deber” del
psicólogo de resguardar la información obtenida en su ejercicio con él desprotegiendo la
profesionalidad, o que por ejemplo la novia de Martín acuda al psicólogo con la intención
de que éste le comente sobre las sesiones con Martín y el psicólogo acceda violando así
aquel principio por el cual se expresa que “no debe el psicólogo intervenir en situaciones
que lo obliguen a delatar o revelar lo recopilado como información importante”. O que
envíe esta información a otros colegas (que no formen parte del tratamiento de Martín)
incumpliendo a su obligación de poder garantizar la confidencialidad del almacenamiento
de datos y registros que se suponen están solo “bajo su control”. O en una situación de
legalidad y necesidad de levantar este secreto el psicólogo se niegue a hacerlo.

Posicionándome en el consentimiento informado una cara no profesional del mismo


podría ser que ante un posible daño, el profesional responderá “más allá de la buena fe”
explicando que buscó implementar un tratamiento y la situación de que el tratamiento era
adecuado pero surgió una situación en la que el paciente sufrió algún daño y no hubo un
pacto previo del consentimiento, el psicólogo queda expuesto. Por ejemplo que le
administre técnicas de exploración y evaluación sin antes haber explicado y otorgado a
Martín la posibilidad de aceptar o no.

C) Ahora, si tomo lo visto con respecto a la “ética de las intenciones” y la “ética de las
consecuencias”. Podría decir que basándome en la ética de las consecuencias frente a
una situación en la que Martín ponga en riesgo a terceros (por ejemplo su novia) y bajo un
marco normativo y legal que avale la decisión del profesional, éste podría levantar el
secreto profesional ya que esta ética evalúa si algo es “bueno” según sus resultados y
consecuencias; sí levantar el secreto profesional va a permitir preservar la salud de un
tercero entonces podría hacerlo.

Con respecto a la ética de la intención la cual nos dice que un acto es bueno o malo
según la intención con la que se realizó, desde el consentimiento informado con el que
Martín podría aceptar o rechazar un tratamiento específico frente a su enfermedad siendo
argumentado tanto por el psicólogo como por su médico de cabecera. Otra forma se me
ocurre pensar en que si el profesional comenta a la pareja de Martín sobre la enfermedad
de éste con el fin de que sepa las precauciones que debe tener y los riesgos que puede
correr sería un acto “bueno” desde esa intención.

Citas: Para dejar apuntado la ley 12.331


http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/190000-194999/194957/norma.htm

Nota: las citas textuales las copié tal cual para no modificar lo planteado en un marco
legal y nacional como lo es la constitución y los código creados por la FePra.

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