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Sigmund Freud: el psicoanálisis

La vida de Freud (1856-1939)

Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia (ahora Pribor,


República Checa). En 1990, la ciudad cambió el nombre de su Plaza Stalin
por el de Plaza Freud y, en 2006, la casa donde nació fue restaurada y
convertida en museo.
El padre de Freud tenía un negocio no muy próspero de lanas. Cuando éste
fra- casó en Moravia, la familia se mudó a Leipzig (Alemania) y más adelante,
cuando Freud tenía cuatro años, a Viena. Allí vivió casi 80 años de su vida.
Cuando Freud nació, su padre tenía 40 años y su madre, que era su tercera
es- posa, tan sólo 20. El padre era estricto y autoritario. De adulto, Freud
recordaba la hostilidad, el odio y la ira que había sentido contra su padre en
su niñez. Escribió que, ya desde los dos años, él había sentido que era
superior a su progenitor.
La madre de Freud era esbelta y atractiva. Se comportaba con su
primogénito de forma protectora y amorosa. Freud sentía un apasionado
apego sexual por ella, situación que prepararía el escenario para su posterior
concepción del complejo de Edipo. Como veremos, gran parte de la teoría de
Freud refleja las experiencias de su niñez y, por lo tanto, cabe decir que es
de índole autobiográfica.
La vida sexual de Freud
Resulta paradójico que Freud, que insistía tanto en la importancia del sexo en
la vida emocional, experimentara tantos conflictos sexuales personales. Su
actitud hacia el sexo era negativa. Escribió sobre los peligros que entrañaba,
incluso en el caso de personas que no fueran neuróticas, y les recomendaba
sobreponerse a lo que llamaba una necesidad animal. Escribió que el acto
sexual era degradante porque contami- naba la mente y el cuerpo. Al
parecer, él abandonó su vida sexual a los 41 años y escribió a un amigo que
“la excitación sexual no le sirve de nada a alguien como yo Durante su
matrimonio había sido impotente ocasionalmente y a veces había optado por
la abstención porque odiaba los condones y el coito interrumpido, que eran
los dos métodos de control natal en su época.
instintos
En el sistema freudiano, representaciones mentales de los estímulos
internos, como el hambre, que impulsan a una persona a emprender
determinadas acciones, Tipos de instintos ,Freud agrupó los instintos en dos
categorías: instintos de vida y de muerte. Los instintos de vida tienen por
objeto la supervivencia del individuo y de la especie porque tratan de cubrir
las necesidades de alimento, agua, aire y sexo. Se orientan al crecimiento y
desarrollo.

Los niveles de la personalidad


En su concepción original, Freud dividió la personalidad en tres niveles: el
consciente, el preconsciente y el inconsciente. El consciente, como él definió
el término, corresponde a su significado común y corriente e incluye todas
aquellas sensaciones y experiencias de las cuales tenemos conciencia en un
momento dado. Por ejemplo, mientras usted lee estas palabras tal vez esté
consciente de lo que siente al tomar su pluma y ver la página, así como ante
la idea que está tratando de entender y un perro que ladra a lo lejos.
El yo
Casi todos los niños aprenden que no pueden quitarle la comida a otros a no
ser que estén dispuestos afrontar las consecuencias, que deben posponer el
placer que obtienen al liberar las tensiones anales hasta que llegan al baño o
que no pueden dar rienda suelta a todos sus impulsos sexuales y agresivos.

El superyó́
El ello y el yo no constituyen la imagen completa de la naturaleza humana
que planteara Freud. Existe un tercer conjunto de fuerzas un potente grupo
de dictados o creencias que son inconscientes en gran medida que
adquirimos en la niñez.
ello
Según Freud, el aspecto de la personalidad aliado a los instintos; como
fuente de la energía psíquica, el ello opera en razón del principio del placer.
principio del placer
Principio que dice que el ello opera para evitar el dolor y aumentar el
máximo.
Ansiedad, Según Freud, sentimiento de miedo y temor que
no tiene una causa evidente; la ansiedad ante la realidad es un miedo
a peligros tangibles, mecanismos de defensa
Estrategias empleadas por el yo para defenderse de la ansiedad que
provocan los conflictos de la
vida diaria. Incluyen la negación o la distorsión de la realidad.

Etapas psicosexuales del desarrollo de la personalidad


etapas psicosexuales
del desarrollo
Según Freud, la etapa oral, la anal, la fálica y la genital por las que pasan
todos los niños. En ellas, la gratificación de los instintos del ello depende de
la estimulación de las zonas correspondientes del cuerpo.
Freud pensaba que todas las conductas son defensivas, pero que no todos
empleamos las mismas defensas de igual manera. Los mismos impulsos del
ello nos mueven a todos, pero la naturaleza del yo y la del superyó no son
universales. Si bien estas estructuras de la personalidad cumplen iguales
funciones para todos, su contenido varía de una persona a otra. Son
diferentes porque se forman en razón de la experiencia y no hay dos sujetos
que tengan exactamente las mismas experiencias, ni siquiera los vástagos
criados en el mismo hogar. Así pues, una parte de nuestra personalidad se
forma en razón de las relaciones únicas que tenemos de niños con distintas
personas y objetos. Desarrollamos un conjunto personal de atributos del
carácter, un patrón congruente de conducta que nos define a cada uno como
individuo.

La etapa oral
El infante se encuentra en un estado de dependencia de la madre, quienes
se convierten en el objeto primario de su libido.
La etapa anal

En el primer año de vida del infante, la sociedad personificada por los padre
tiende a ser deferente con sus necesidades, ajustándose a sus exigencias y
esperando ajustes relativamente pequeños a cambio. La situación se
modifica enormemente hacia los 18 meses de edad, cuando le imponen al
niño otra exigencia: el control de esfínteres.

La etapa fálica

Otra serie de problemas se presenta entre el cuarto y quinto año de vida,


cuando el punto focal del placer cambia del ano a los genitales. El niño
vuelve a afrontar la batalla entre el impulso del ello y las exigencias de la
sociedad, reflejadas en las expectativas de sus padres.

complejo de Edipo

Durante la etapa fálica (entre los cuatro y cinco años de edad), el deseo
inconsciente que el niño siente por su madre, acompañado por el deseo de
reemplazar o destruir a su padre.

El periodo de latencia

Las tempestades y tensiones de la etapa oral, la anal y la fálica del desarrollo


psi- cosexual son la amalgama que servirá para dar forma a la mayor parte
de la personalidad adulta. Las tres estructuras básicas de la personalidad el
ello, el yo y el superyó están formadas alrededor de los cinco años y la
relación entre ellas se está consolidando.

Por fortuna, como un descanso que le vendrá bien al niño y a sus padres, los
siguientes cinco o seis años son tranquilos. El periodo de latencia no es una
etapa psicosexual del desarrollo. El instinto sexual está latente y,
temporalmente, se sublima en las actividades escolares, las aficiones y los
deportes y en cultivar amistades con personas del mismo sexo.

La etapa genital

Este periodo, la última etapa psicosexual del desarrollo, se inicia en la


pubertad. El cuerpo está madurando fisiológicamente y, si no se han
presentado fijaciones importantes en una etapa anterior del desarrollo, la
persona podrá llevar una vida normal.

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