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Trastornos de la sensación

Se habla de trastorno de la sensación, cuando el sistema sensorial tanto visual, auditivo, etc. tienen problemas en su
funcionamiento, generando pérdidas totales o parciales del sistema.
Las pérdidas totales suelen ser de campos o rasgos concretos (color, forma, etc.) y son extrañas porque para que se
produzca una lesión debe afectar a toda la vía y ambos hemisferios de la corteza primaria.
Estos trastornos pueden ser originados por:
2.1.1 Lesiones orgánicas: Ya sea del órgano sensorial, nervio aferente, o en la zona de proyección primaria del
cerebro, dentro de las cuales podemos mencionar:
Amaurosis: ceguera parcial o total, ocasionada por una lesión en la retina, nervio óptico, o en el cerebro.
Puede ser congénita o adquirida.
Anacusia: pérdida total de la audición (sordera), se puede presentar desde el nacimiento, debido a
infecciones del oído o por enfermedades sistémicas como la diabetes.
Anosmia: pérdida del sentido del olfato, puede ser congénita o adquirida.
Ageusia: pérdida o disminución considerable del gusto, se puede presentar desde el nacimiento así como
también se puede adquirir con el tiempo debido alguna lesión en la mucosa bucal.
Hipoestesia, anestesia, hiperestesia, parestesia: trastornos de la sensibilidad.
Agnosias: Son trastornos en que la persona se vuelve incapaz de identificar o apreciar la identidad o la
naturaleza de los estímulos sensoriales. Normalmente la agnosia se debe a daños cerebrales o enfermedades
neurológicas.
Existen distintos tipos de agnosias dependiendo del  sentido al que afecten. Los más habituales son:

Agnosia Visual: Consiste en la incapacidad de reconocer objetos por la vista, aunque el sujeto que la sufre tiene
intactas su agudeza visual y sus funciones mentales superiores. Quien lo padece puede ver los objetos, pero no puede
reconocerlos. Lissauer (1890) fue uno de los primeros en explorar la agnosia visual y sugirió que la agnosia visual podía
dividirse en dos formas básicas, aperceptivo y asociativa. En el caso aperceptivo, el paciente no consigue identificar un
objeto porque es incapaz de formar una representación estable o perceptor. En el caso asociativo, hay un perceptor
normal, pero no hay ninguna capacidad para atribuir identidad, es una "percepción desprovista de su significado" (Beber,
1968). Dentro de esta categoría se pueden mencionar:

Agnosia espacial: Incapacidad de orientarse, ya que no se reconoce el entorno.

Agnosia de objetos y personas: No se reconocen objetos y personas, aun cuando se puede captar el tamaño, forma u
ordenación categorial (ser humano, animal, casa, etc.) y la ordenación espacial.

Agnosia cromática: No se reconoce el sentido semántico de los colores.

Alexia: Incapacidad para leer y para contar, sumar, numerar, etc.

Agnosia Auditiva: Incapacidad del paciente para reconocer sonidos verbales como no verbales.
Dentro de esta categoría podemos mencionar:

Amusia: Déficit en el reconocimiento y procesamiento de la música.

Somatoagnosia: Incapacidad para reconocer el propio cuerpo.

Autoagnosia: Incapacidad de reconocer partes propias del cuerpo

Agnosia derecha- izquierda: No se reconoce la lateralidad ni en objetos ni en el propio cuerpo.

Anosognosia: No se reconoce falla funcional en el cuerpo como por ejemplo una parálisis.
Para poder diagnosticar la agnosia convenientemente es necesario hacer un examen en profundidad al sujeto para
descartar que este fenómeno esté causado por otro tipo de dolencia como una disfunción sensorial, amnesia o demencia.
Una vez que se ha determinado que el paciente padece algún tipo de agnosia, es necesario determinar correctamente a
qué sentido afecta y en qué medida.

2.2.2 Sinestesia

La sinestesia es una facultad poco común que tienen algunas personas, que consiste en experimentar sensaciones de una
modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra modalidad distinta“.
Sinestesia viene del griego syn (junto) y aisthesis (sensación), por lo tanto significa unión de sensaciones.

Desde la ciencia se entiende que es un trastorno o síndrome neuropsicológico en que la estimulación de un sentido del
paciente es percibida a través de otra modalidad sensorial añadida. Por ejemplo hay quiénes pueden “ver la música”,
“palpar los sabores”, “oler el carácter de una persona” o incluso “experimentar un orgasmo en colores”.

Las personas con sinestesia tienen experiencias perceptivas involuntarias


(Colores, sabores, etc.) Cuando están implicadas en actividades perceptivas o cognitivas, que en sujetos no sinéstetas no
provocarían respuesta alguna.
El primer dato científico sobre la sinestesia fue descrito por Francis Galton (1880) quien observó que un pequeño
porcentaje de personas poseían la peculiar capacidad de experimentar la estimulación sensorial en un sentido de manera
multimodal, en dos o incluso más canales sensoriales.
Se conocen diferentes tipos de sinestesias. Según la Clasificación Americana de Sinestesia habría un total de 48 tipos.
De estos hay algunos que se dan en mayor porcentaje, como por ejemplo la sinestesia grafema-color o sonido-olor.

Características de la Sinestesia

Es un fenómeno estable en el tiempo, no obstante, estudios recientes apuntan que la sinestesia no es un fenómeno tan
estable como se había pensado. En un análisis de un cuestionario, por más de 300 personas con sinestesia de habla
inglesa, se encontró que un 30%, informaban de que sus experiencias sinestesicas se habían modificado a los largo del
tiempo de este subgrupo un 32% informo que el concurrente experimentado había cambiado en su intensidad y un 24%
que habían cambiado cualitativamente.

Las percepciones sinestesicas son idiosincrásicas. Aunque los colores que un sinestesico percibe para un conjunto de letras
y números permanece estable a lo largo del tiempo, su conjunto de colores es totalmente distinto al del otro sinestesico
que también vea colores para letras y números.
Las percepciones sinestesicas son involuntarias, automáticas y difícil de suprimir. Esto es, las personas que tienen estas
experiencias no pueden reprimirlas, simplemente ocurren.
También son genéricas.
Es decir, cuando experimentan formas al probar distintos sabores, estas son muy generales, como líneas, espirales o
texturas suaves, etc., pero no experimentan la sensación de estar tocando una vaca o viendo un castillo.

Otra característica de la sinestesia es que es memorable. Es común encontrar que las personas sinestesicas recuerden la
percepción secundaria de forma más clara que la primaria.
2.2.3 Funcionales

SÍNDROME SOMÁTICO FUNCIONAL

Se refiere a diversos síndromes superpuestos que se caracterizan mayormente por síntomas, sufrimiento y discapacidad,
y, en menor medida, por anomalías específicas de las enfermedades de estructura o función. Incluyen, entre otras, el
síndrome del intestino irritable, la fibromialgia el síndrome de fatiga crónica, el trastorno de estrés post-traumático y el
síndrome de las piernas inquietas. Médicos de numerosas especialidades reciben con frecuencia visitas de pacientes con
estos síntomas somáticos que generan angustia e incapacidad en busca de rótulos diagnósticos de su enfermedad.
Muchos síndromes somáticos funcionales tienen importantes implicancias socioculturales y económicas.
Epidemiología y economía En su mayoría los pacientes con síndromes funcionales son mujeres (75%–90%). Si bien el IBS y
la FM ocurren con frecuencia en la población general (10% y 3%, respectivamente).
Los estudios basados en la comunidad han detectado una baja prevalencia de CFS entre los adultos (0,2% a 0,4%).
Las tasas de CFS son más altas en grupos minoritarios y en personas con un nivel educativo y ocupacional más bajo.
Prevalencia de PTSD es también baja en la población general (~0,5%), pero puede aumentar en forma drástica (a más del
10%) luego de desastres naturales y provocados por el hombre.

Los veteranos estadounidenses de guerras en el exterior han demostrado mayores tasas de PTSD (~3%), generalmente con
CFS comórbido (~5%). La prevalencia de PTSD aumenta en forma monotónica con el estrés relacionado con la guerra,
mientras que la prevalencia de CFS sólo aumenta en el extremo inferior del espectro de estrés.
Los estudios epidemiológicos sugieren que el 7%–10% de la población general de los Estados Unidos y del Norte de
Europa tiene RLS. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, estiman que el CFS representa un gasto de $9 mil
millones por año en los Estados Unidos debido a la pérdida de productividad. Por el contrario, el costo directo anual del
IBS es superior a los $40 mil millones por año. Por lo tanto, los trastornos funcionales le cuestan a la sociedad enormes
sumas de dinero cada año y más de la mitad de dicha suma está relacionada con servicios de atención médica.
Fisiopatología Gran cantidad de estudios en la población general indican que los trastornos funcionales tienen factores
genéticos y ambientales que se superponen.

Análisis multivariados han revelado vías comunes de varios rasgos latentes incluidos dolor, fatiga, sueño no reparador,
ansiedad y depresión que son compartidos por los trastornos funcionales.
Características clínicas Los síndromes funcionales tienen un alto grado de similitud y concurrencia. En general, la misma
persona reunirá los criterios diagnósticos para varios síndromes somáticos funcionales.
Se ha informado una superposición significativa entre la FM y el CFS, así como entre la FM y el IBS. El rótulo diagnóstico
dado a un paciente determinado puede no sólo estar fuertemente influido por los síntomas del paciente sino también por
la especialidad del médico. Prácticamente todos los síndromes funcionales se asocian con dolor/rigidez, fatiga, sueño no
reparador y angustia emocional.
Es frecuente la presencia de hipersensibilidad generalizada a estímulos térmicos, mecánicos, químicos y eléctricos.
Criterios de diagnóstico Para el diagnóstico de CFS, un paciente debe reunir los siguientes criterios de los Centros de
Control y Prevención de Enfermedades:

La fatiga se prolonga durante al menos 6 meses


La fatiga es de nueva aparición o definitiva
La fatiga no es el resultado de una enfermedad orgánica ni del esfuerzo continuo
La fatiga no se alivia con reposo
La fatiga provoca una reducción importante de las actividades ocupacionales, educativas, sociales y personales
previas
Cuatro o más de los siguientes síntomas, presentes en forma concurrente durante >6 meses: disminución de la
memoria o concentración, dolor de garganta, ganglios linfáticos cervicales o axilares sensibles, dolor muscular,
dolor en varias articulaciones, nuevos dolores de cabeza, sueño no reparador o aumento de dolor y fatiga luego
de esfuerzos El PTSD se caracteriza por:
Rememoración de un evento estresante, ya sea en un flashback y/o en sueños
Sensación de volver a experimentar el evento estresante
Fuerte intento por evitar situaciones que generan el recuerdo del evento estresante
Marcados síntomas de ansiedad y aumento de la excitación
Amnesia parcial sobre ciertos aspectos del evento estresante
Sensación de entumecimiento Para el diagnóstico de RLS deben estar presentes los siguientes síntomas:
Deseo de mover las extremidades, por lo general asociado con parestesia o disestesia
Síntomas exacerbados por el descanso y aliviados por la actividad
Inquietud motora
Empeoramiento nocturno de los síntomas El diagnóstico de IBS requiere de la presencia de dolor o malestar
abdominal recurrente al menos 3 días por mes en los últimos 3 meses asociado a dos o más de los siguientes:
Mejora con la defecación
Aparición asociada con un cambio en la frecuencia de las heces
Aparición asociada con un cambio en la forma (aspecto) de las heces Para los criterios de diagnóstico de la FM,
remítase a la hoja de datos sobre Fibromialgia. Diagnóstico y tratamiento Si bien los trastornos funcionales
demuestran una superposición significativa de síntomas, su diagnóstico depende mayormente de la queja y
disfunción predominante del paciente. Por ejemplo, la diarrea y la constipación alternadas sugerirán IBS; el dolor
generalizado crónico, FM y la fatiga incapacitante, CFS.

La patogénesis compartida de la mayoría de los trastornos funcionales deriva en enfoques similares de


tratamiento concentrados en el dolor, la fatiga, el sueño no reparador y los sentimientos negativos. Existen
buenas evidencias de tratamientos efectivos de los trastornos funcionales, en particular, el ejercicio progresivo y
la terapia cognitivo-conductual, lo cual resalta las similitudes entre los síndromes funcionales. En general, los
fundamentos terapéuticos de estos tratamientos buscan mejorar la función integral y aliviar los síntomas
específicos de la enfermedad. El efecto de los tratamientos farmacológicos que apuntan en forma primaria a
anomalías en el procesamiento del dolor central o periférico es variable en los diferentes síndromes funcionales,
y sus mejores efectos se observaron en el IBS y la FM, y con menor efectividad en muchos otros trastornos
funcionales.

Por el contrario, el tratamiento con antidepresivos o medicamentos anticonvulsivos parece ser generalmente
efectivo para la mayoría de los síndromes funcionales. Además, los agonistas de la dopamina pueden
desempeñar un rol importante en el tratamiento de RLS. Tomado en su conjunto, el estado actual de la evidencia
parece respaldar un enfoque equilibrado para el manejo de los desórdenes funcionales, con tratamientos
específicos para los órganos y tratamientos cognitivo-conductuales, cada uno con sus propios méritos en el
tratamiento de síndromes únicos. Aún no se ha establecido la eficacia clínica de los enfoques cognitivo-
conductuales para el tratamiento de síndromes superpuestos.

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