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PROMOCION Y PREVENCION DEL PREESCOLAR

En esta etapa del ciclo vital, el niño comienza a ser más selectivo e
independiente en la satisfacción de sus necesidades. Es un tiempo donde
consolida y expande las habilidades físicas y psicosociales ya establecidas, lo
que le permite iniciar actividades de autocuidado. Por ello reviste de gran
importancia entregar las oportunidades suficientes y seguras para su desarrollo
óptimo.

Riesgos de la etapa
Los riesgos de esta etapa, están definidos o asociados fundamentalmente a la
posibilidad que tiene el niño de desarrollar su independencia.

ALIMENTACIÓN
Riesgos:
El niño es más selectivo e independiente en su alimentación y quiere participar
en la elección y preparación de las comidas corriendo el riesgo de dejarse
influir por la propaganda que lo lleva a elegir alimentos poco nutritivos, con
colorantes y presenvantes poco saludables.
Las comidas rápidas, que hacen uso del juguete para atraer la atención del
niño puede llevarlo a desarrollar un sobrepeso por exceso de grasas e hidratos
de carbono y exceso en la ingesta de bebidas de fantasía o jugo.
La disminución del crecimiento, lo lleva a disminuir sus requerimientos
nutritivos, presentándose la llamada anorexia fisiológica, lo que induce a los
padres a forzar la alimentación o aumentar el premio por la comida o a
reemplazarla ofreciéndole sustitutos poco nutritivos. La negativa del niño de
alimentarse y la insistencia de los padres que éste lo haga puede crear un
clima estresante en el momento de la alimentación.
Al inicio del periodo es frecuente encontrar niños que aún consumen biberones
de leche en la noche, constituyéndose un elemento cariogénico importante.

Acciones:
Se debe estimular en el niño buenos hábitos alimentarios, que asegure el
consumo de frutas o verduras y a consumir pequeñas cantidades de comidas
nutritivas, las que a la vez deben ser atractivas a la vista de los niños. Debe
entender que la comida no debe usarse como soborno, amenaza o
recompensa y en lo posible no reemplazarla.
El momento de la alimentación y las condiciones en que ésta se realiza debe
ofrecer tranquilidad al grupo familiar.
Los horarios y lugares de comidas son importantes de establecer. No es
recomendable que el niño mantenga el hábito de consumir leche antes de
dormir, sin lavarse los dientes.
El uso de azúcar y sal agregadas a las comidas es un hábito adquirido, no
necesario y perjudicial.

ACTIVIDAD
Riesgos:
El niño requiere de la oportunidad para explorar, manipular o desafiar el medio
que lo rodea. La suficiencia e independencia que debiera lograr se retarda o no
se desarrolla cuando los adultos no le ofrecen o brindan oportunidades.
El excesivo control de los adultos puede tornarlos temerosos de actuar por sí
mismos. Factores de alto riesgo para el niño son la timidez, la rabia, la
ociosidad y el retraimiento.
Otro riesgo lo constituyen los accidentes dada la gran autonomía que el niño
alcanza y la motivación permanente por explorar su entorno.
Las altas expectativas que tienen los adultos respecto al desarrollo del niño los
puede llevar a sobre estimular y sobre exigir los logros en relación al lenguaje y
a la autonomía, pudiendo acentuar en el niño conductas no participativas,
regresiones en el lenguaje, tartamudeos, alteraciones del sueño, entre otras.
Algunos niños presentan conductas inadecuadas manifestadas por
exacerbaciones de llanto y agitación motora para conseguir lo que desean,
generándose las llamadas "pataletas".

Acciones:
Estimular la exploración e iniciativa del niño, éste debe tener períodos breves
de compañías junto a sus pares con la supervisión de los adultos.
Tiempo para desarrollar el gusto por realizar y completar actividades. El adulto
debe ofrecer compañía, generar confianza y proporcionar afecto y aprobación.
Asimismo, se fomentará un ambiente libre de riesgos de accidentes por caídas
o consumo de sustancias peligrosas y establecer límites claros y consistentes
para resguardar la seguridad.
Los padres deben tener presente que el crecimiento y desarrollo tiene un ritmo
por lo que no es recomendable apresurar al niño en el logro de actividades de
mayor complejidad, como por ejemplo el lenguaje; no fomentar conductas
inapropiadas, promover el diálogo y establecer claramente las consecuencias
para estas conductas enseñando lo correcto y lo incorrecto, promoviendo el
autocontrol.

HIGIENE
Riesgos:
El niño tiene cambios importantes en las características de su piel que lo hacen
más resistentes a los agentes externos. Por otro lado, el aumento de la
actividad y de la exploración exige una mayor acuciosidad en la higiene del
pequeño, ya que puede estar expuesto a gérmenes que generen infecciones
en zonas lesionadas, apareciendo impétigos.
El niño al acudir solo al baño y realizar su limpieza en forma autónoma se
expone al riesgo de infecciones del aparato génito urinario.
Otro elemento importante de preocupación en relación a este tema, lo
constituye la higiene bucal. Se encuentra en un período crítico del desarrollo
dental donde es imprescindible mantener en buen estado el primer molar
definitivo. Así como el resto de la dentadura de leche.

Acciones:
l baño debe consolidarse como un hábito durante el período. Se debe velar por
el cumplimiento del aseo corporal mediante el baño diario, el que debe ser
supervisado por un adulto, hasta que el niño adquiera autonomía total.
Mantener la higiene de la piel puede asegurar la indemnidad de ella para que
cumpla su tarea de protección y de defensa frente a los agentes externos que
la puedan amenazar como bacterias, hongos y otros.
La importancia de enseñar al niño y a la niña cuidados en el aseo genital,
favorece fundamentalmente la ausencia de infecciones urinarias.
El mayor desarrollo de piel y mucosas permiten que estas sean más resistentes
al uso de jabones y otros productos de aseo.
La vigilancia del lavado de dientes, aprendido en etapas anteriores, debe de
orientarse a la prevención de caries, la que debe de acompañarse de visitas
periódicas al odontólogo.

SUEÑO
Riesgos:
A esta edad, el tiempo total de sueño suele ser 2 horas y media más largo que
el adulto. La presencia de manera constante de siestas diurnas nos debe
alertar sobre la existencia de algún proceso patológico, ya que la siesta
desaparece alrededor de los a dos años y medio a tres años.
El pre- escolar es una persona que está centrada principalmente en los
estímulos externos. Por su estilo de pensamiento y muchas veces por la sobre
estimulación de la actividad televisiva, el juego, los cuentos y la propia actividad
del día, llegada la hora de dormir, ofrece resistencia al sueño.
La duración media de la latencia del sueño suele ser de alrededor de 15
minutos lo que demuestra un estado importante de alerta y vigilancia.
A los 3- 4 años el niño puede presentar terrores nocturnos: llora asustado y
desorientado, agitado, en la primera mitad de la noche. Esta situación se
presenta en fase profunda de sueño, lo que impide que el niño tome conciencia
de lo que sucede o que lo recuerde posteriormente.
Otro problema de sueño a esta edad es la enuresis, que se produce en fase
profunda del sueño, haciendo que el niño no se percate del deseo de orinar,
realizándolo en la cama, mientras duerme.
No es infrecuente que el niño inicie su sueño en la cama de los padres o migre
hacia ella en medio de la noche, lo que puede ser un factor de riesgo para la
calidad de sueño del niño y de los padres.
También puede que continúe usando un elemento para dormir como chupete,
pañal o "tuto".

Acciones:
• Para facilitar el sueño se debe disminuir en forma progresiva la actividad, los
estímulos externos, mantener un ambiente de tranquilidad previo al
acostarse, estableciendo "ritos" que faciliten la conciliación del sueño, tales
como, la colocación del pijama, un baño, momentos de afectividad, etc.
• Importante es fomentar que el niño se duerma en su cama y si despierta a
medianoche, es recomendable que el adulto lo acompañe en su dormitorio.
• Si el niño presenta temor a la presencia dentro de su pieza de personajes
producto de su imaginación, los adultos procurarán ayudarlo a verificar su
inexistencia, hasta que quede tranquilo.
• Si migra con frecuencia a la cama de los padres, este debe ser devuelto a su
cama todas las veces que sea necesario.
• Recordar que una decoración exagerada del dormitorio estimulará al niño a
no dormir.
• Si presenta terror nocturno, se deberá sostener suavemente al niño para que
no se produzca daño en la agitación, sin intentar despertarlo, ya que está
profundamente dormido a pesar de que pueda presentar sus ojos abiertos.
En pocos momentos se calmará y continuará durmiendo. Se hace necesario
identificar cuáles pueden ser los desencadenantes de esta alteración del
sueño.

Frente a la enuresis, los padres deben comprender que se trata de un


problema involuntario por lo que no se debe culpar, ridiculizar o exponer al niño
frente a los demás por lo sucedido. Este problema de sueño está relacionado
con múltiples factores que van desde los físicos y hormonales hasta los
psicológicos, sin embargo, se debe tener presente que en la medida que el
niño madura el problema pasará.
En todo caso si esta situación persiste a los 6 años se recomienda consultar al
neurólogo. Conviene restringir la ingesta de líquidos un par de horas antes de ir
a dormir y hacer que el niño orine antes de ir a la cama y si el caso lo requiere,
que orine a media noche, pero en ningún caso dormido, se le deberá despertar
para que haga consciente el acto de orinar.
El uso del "Tuto" o chupete puede ayudar a que el niño duerma tranquilo. Es
conveniente ayudar al niño para que se desprenda paulatinamente de ello y
comprenda que se usa solo para dormir y que en cualquier momento este
puede ser remplazado o simplemente no estar.

Para que los padres o cuidadores del menor tengan la posibilidad de supervisar
los avances en el desarrollo del preescolar, se han diseñado pautas de
evaluación relacionadas con las áreas más relevantes de su desarrollo. Estas
son: peso y talla, alimentación, sueño, socialización e higiene que incluye
cuidado dental y control de esfínteres. Se incluyen, además, algunas
actividades didácticas a ser desarrolladas por los niños a modo de
autoevaluación, relacionadas con algunas de las áreas de desarrollo y
parámetros de las pautas para padres o cuidadores.
Cabe destacar que las pautas para la evaluación o autoevaluación, no
reemplazan la atención médica o de un profesional de la salud y no tienen
como finalidad evaluar la acción del niño o del adulto responsable del menor.
Fueron diseñados como un medio interactivo destinado a orientar hacia el
cuidado o autocuidado a partir del reconocimiento de las dificultades que podría
manifestar el niño según la etapa del ciclo vital en la que se encuentra.
Permiten, además, orientar hacia la búsqueda de ayuda profesional y fomentar
estilos de vida saludables.

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