Está en la página 1de 25

NOTA DE RELATORIA: Se eliminan los datos relativos a direcciones personales en

garantía de los derechos a la intimidad y seguridad

ACOSO LABORAL-A través del canal radial del tercer distrito de la Estación de Policía
se produjo un posible maltrato contra sus subalternos

CAUSALES DE NULIDAD-No toda irregularidad por probada que se encuentre tornará


ineficaz los actos procesales/CAUSALES DE NULIDAD-Están taxativamente
determinadas en el código disciplinario único

Como lo ha manifestado este despacho, es preciso tener en cuenta que no toda irregularidad,
por probada que se encuentre, tornará ineficaz los actos procesales en los que se presenta la
causal, si no que es necesario que se trate de fallas protuberantes o sustanciales de la
actuación que no puedan subsanarse por ningún otro medio ni admita su convalidación, pues se
requiere que de manera real afecten el derecho a la defensa y el debido proceso, o desconozca
las garantías que para el juzgamiento otorgan la Constitución y la ley.
Las causales de nulidad se encuentran taxativamente establecidas en el artículo 143 de la Ley
734 de 2002, determinándose en ellas como vicio de procedimiento la falta de competencia del
funcionario para proferir el fallo, la violación del derecho de defensa del investigado y la
existencia de irregularidades sustanciales que afectan el debido proceso. En este caso la
apoderada aduce que en el asunto planteado se configura la causal segunda prevista en la
norma, pues considera que hubo un desconocimiento del debido proceso del disciplinado de
parte de la primera instancia.

AUTO DE APERTURA DE INVESTIGACIÓN DISCIPLINARIA-Indebida


notificación/DEBIDO PROCESO-No fue vulnerado en cuanto a la notificación del auto
de apertura

Al revisar el proceso disciplinario se evidencia que este tema fue objeto de solicitud de nulidad
por la defensa en su escrito de descargos, negada por la instancia mediante providencia de 14
de septiembre de 2011, recurrida por el sujeto procesal, y confirmada por el a quo el 29 de
marzo de 2012; en este orden, como quiera que la decisión que se pronuncia sobre la nulidad
solo es susceptible del recurso de reposición, en los términos señalados en artículo 113 de la
Ley 734 de 2002, y éste ya fue resuelto dentro de la oportunidad procesal correspondiente, ello
impide que ésta Sala la analice nuevamente bajo la óptica de la causal de nulidad alegada, por
lo tanto se estudiará como un argumento más del recurso, con miras a establecer sí se presentó
el acto irregular reclamado y admite convalidación.
Así las cosas, para este Despacho es claro que no le asiste razón a la apoderada en señalar
que la notificación del auto de apertura de investigación no se le llevó a cabo en debida forma,
pues como se explicó, ante la imposibilidad de hacerlo personalmente porque el disciplinado no
compareció, fue necesario acudir al mecanismo del edicto que la misma Ley disciplinaria
contempla para esos casos. Por lo tanto, no puede predicarse vulneración del debido proceso
en esa etapa procesal, pues se observa que incluso se le informó al oficial de la diligencia que
se llevaría a cabo el 15 de febrero de 2010, indicándole el número del expediente, precisamente
para que estuviera presente y ejerciera sus derechos de contradicción y defensa, oportunidad
que tuvo durante más de trece (13) meses, contados desde el 2 de febrero de 2010, cuando se
le envió al disciplinado el correo institucional enterándolo del contenido de las decisiones
adoptadas en éste radicado, hasta el 30 de marzo de 2011, fecha en la que se profirió el auto
de cargos, razones suficientes para descartar que se le desconoció al sujeto procesal las bases
fundamentales y las garantías de la instrucción y juzgamiento.
Radicación n°. 161 – 5696

TESTIMONIO-El a quo debió analizar el contexto de éste/ACTIVIDAD PROBATORIA-


Efectuada por la instancia no fue lo suficiente para establecer la responsabilidad del
investigado

Independientemente de que uno de los testigos no haya precisado el nombre exacto del
uniformado, es innegable que en los cargos y en fallo se tuvo en cuenta los resultados de es e
operativo como un hecho indicador de las expresiones que supuestamente empleó por radio el
TC. … en contra de los “subalternos” de la Estación de Policía de Quimbaya, por lo tanto,
considera la Sala, que sí la decisión del a quo se apoyó en la declaración del Patrullero… para
dar por cierta la conducta reprochada al disciplinado, debió analizar el contexto de ese
testimonio, pues allí no señala a los señores… y… como las personas que presenciaron lo
ocurrido en el momento del procedimiento policial ni después.
Estima este despacho que la actividad probatoria realizada por la instancia no fue suficiente,
con miras a establecer la existencia de la falta y la responsabilidad del investigado.

PRUEBA TESTIMONIAL-Falencias en su valoración probatoria/PRUEBA IDÓNEA-Los


simples testimonios recaudados y valorados en forma deficiente no la
constituyen/PRUEBA IDÓNEA-Grabación

Adicionalmente este despacho advierte una falencia en la valoración probatoria de la prueba


testimonial recaudada, pues no se tuvieron en cuenta a favor del disciplinado los testimonios del
Intendente … y del señor …, uniformados que también pertenecían a la Estación de Policía de
Quimbaya, el primero en calidad de Subcomandante y el segundo como Intendente; ninguno
de ellos se refirió al procedimiento policivo y ambos manifestaron no haber escuchado al oficial
investigado dirigirse por radio contra los integrantes de esa Unidad en los términos de
“bandidos” que se le imputa en el auto de cargos, y que indica el testigo …, ni utilizar las otras
expresiones que señalan el quejoso y los uniformados … y ….
Aunado a lo expuesto, esta colegiatura considera que los simples testimonios recaudados y
valorados en forma deficiente, sin haber decretado el de los tres testigos que presenciaron los
hechos, tampoco constituyen la prueba idónea para demostrar la existencia de la falta y la
responsabilidad del investigado, por cuanto sí la “radio” fue el medio que al parecer utilizó el TC
investigado, se debió solicitar la respectiva grabación al Canal del Tercer Distrito de la Estación
de Policía de Quimbaya del 4 de abril de 2009, señalado de manera específica por el quejoso,
con el fin de corroborar sí se dieron esas manifestaciones, los términos empleados, contra
quienes iban dirigidas, y lo más importante efectuar el respectivo cotejo de voz para verificar sí
correspondía a la del oficial encartado, pues aunque en su versión no desconoció haberse
comunicado por radio con quienes participaban en un procedimiento en la plaza de Quimbaya,
precisó no recordar haber acusado a alguien directamente, ni haber utilizado la palabra que el
Agente … refiere en su declaración, ya que no suele emplear el término de “bandidos”, si no lo
que pudo decir es que se iba a investigar el procedimiento, ya que como mínimo debió ser
inmovilizado el vehículo, situación que la comentó con el Comandante de la Región, quien
dispuso realizar una prueba de polígrafo.
…, se considera que además de la grabación que era la prueba idónea, la instancia debió
decretar otros testimonios de los miembros de esa Unidad Policial, incluidos los de las tres (3)
personas que según el PT. Canal presenciaron los hechos, y hasta de algunos ciudadanos,
como quiera que de acuerdo con el fallo las presuntas frases del disciplinado en contra de los
policiales de la Estación dejó en entredicho su imagen y honorabilidad ante la colectividad,
cuando ni siquiera está probado cuáles fueron las palabras que realmente utilizó.

PRUEBA IDÓNEA-Los simples testimonios no demostraron la existencia de la falta


frente al cargo formulado/VALORACIÓN PROBATORIA-El material probatorio
recaudado no fue valorado de acuerdo con los criterios de la sana crítica

2
Radicación n°. 161 – 5696

Para la Sala, los simples testimonios de cargo, que como quedó visto no son uniformes en
cuanto a la descripción de los hechos, las palabras que supuestamente utilizó, a quienes iban
dirigidas, no son suficientes, ni pueden considerarse como la prueba idónea para demostrar la
existencia de la falta frente al cargo formulado y en ese orden determinar la responsabilidad del
investigado, como quiera que el material probatorio recaudado no fue valorado de acuerdo con
los criterios de la sana crítica, en los términos del artículo 141 de la Ley 734 de 2002, ni se tuvo
en cuenta que la misma norma dispone que “en toda decisión motivada debe exponerse
razonadamente el mérito de las pruebas en que ésta se fundamenta”, por lo tanto es claro
concluir, que no existen elementos de juicio que permiten deducir en el grado de certeza que el
Teniente Coronel investigado, incurrió en el comportamiento reprochado por el cual se le
sancionó disciplinariamente, como bien lo señalan los argumentos de la defensa.

3
Radicación n°. 161 – 5696

SALA DISCIPLINARIA

Bogotá D.C., veinticuatro (24) de Julio de dos mil catorce (2014)


Aprobado en Acta de Sala n°. 28
Radicación No.: 161-5696 (IUS-2009-292859)
Disciplinados: CR. JOSÉ MANUEL SARMIENTO NAVAS y TC.
ALVARO NINCO BERMÚDEZ.
Cargos y Entidad: Comandante y Subcomandante de la Policía de
Quindío.
Quejoso: AG. Carlos Alberto Rodríguez Osorio
Fecha de la queja: Septiembre 18 de 2009
Fecha Hechos: Abril 4 de 2009
Asunto: Fallo de Segunda Instancia

P.D. Ponente: Doctora MARÍA EUGENIA CARREÑO GÓMEZ


Con fundamento en la atribución conferida en el numeral 1 del artículo 22 del Decreto
Ley 262 de 2000 y el recurso de apelación interpuesto a través de apoderado por el
disciplinado TC. ALVARO NINCO BERMÚDEZ, en su condición de Subcomandante de
la Policía de Quindío, la Sala Disciplinaria revisa la providencia de 5 de marzo de 2013,
por medio de la cual la Procuraduría Delegada para la Policía Nacional lo declaró
disciplinariamente responsable de la imputación formulada, imponiéndole sanción
consistente en multa de veinte (20) días del salario básico devengado para la época de
los hechos.1

I. ANTECEDENTES

1. De la queja

El Agente Carlos Alberto Rodríguez Osorio Granados, mediante escrito de 14 de


agosto de 2009 formuló queja en contra del Coronel José Manuel Sarmiento Navas,
Comandante de Policía del departamento del Quindío, y del Teniente Coronel Álvaro
Ninco Bermúdez, Subcomandante de esa misma localidad, por presunto acoso laboral.

El denunciante refiere que el 4 de abril de 2009 en horas de la tarde el Teniente Coronel


Álvaro Ninco Bermúdez, a través del canal radial del tercer distrito de l a Estación de
Policía de Quimbaya, Quindío, manifestó que del comandante para abajo, todos los
policiales eran unos corruptos y que daban la impresión que estuvieran vinculados con
los delincuentes, que se iban a realizar las investigaciones y quien estuviera involucrado
lo dejaría a disposición de la Justicia Penal Militar.

Aduce que posteriormente llegó al municipio de Quimbaya una comisión que pertenecía
a la Regional No. 3 con sede en Pereira – Risaralda, que traían equipos completos de
polígrafo para realizar una prueba de confidencialidad ordenada por el Comando del
Departamento de Policía, la cual era voluntaria. Señala que a los compañeros que
accedieron a ella, les hicieron toda clase de preguntas personales violatorias de la

1 Fols. 551 cuad. ppal. 2

4
Radicación n°. 161 – 5696

intimidad y además algunas relacionadas con el comportamiento del señor Patrullero


Canal Bautista John Jairo. Precisa el quejoso que él no se sometió a la prueba y les
hizo saber a quienes la estaban realizando que sabía que se tomarían represalias en su
contra como un traslado, lo que efectivamente sucedió. Indica que el señor Intendente
Agustín Fuentes Hernández, y los Agentes Gilber Erney Valencia Callejas y Abraham
López Moreno, tampoco autorizaron que se les sometiera al polígrafo.

Agrega que posteriormente el señor Coronel José Manuel Sarmiento Navas mencionó
que había enviado un oficio a la Dirección General solicitando el traslado de los
policiales que no se habían practicado la prueba porque no eran de confianza para él , y
realmente fueron trasladados a diferentes sitios, en su caso al Departamento de Policía
del Cauca.

Afirma que con la amenaza lanzada por el oficial empezó la preocupación en su h ogar,
pues estaba recién llegado a San José del Guaviare en una zona de orden público y le
implicaba volver a afrontar otra crisis en un lugar de iguales condiciones, estima qu e n o
se tuvo en cuenta la unión familiar, su hoja de vida de 19 años en la institución , ni la
enfermedad degenerativa de artrosis que padece en las rodillas. Indica que cuando
llegó al departamento de Policía del Guaviare solicitó traslado para el Quindío pues su
esposa trabaja en la Gobernación de ese departamento, además él necesitaba control
médico porque llevaba tres meses de operado, que se le afectaba su situación
económica porque se le incrementaban sus gastos.

Refiere dos hechos que a su modo de ver encuadran en un maltrato laboral, de acuerdo
con el artículo 2 de la Ley 1010 de 2006; primero porque fue objeto de expresión verbal
ultrajante por parte del Teniente Coronel Álvaro Ninco Bermúdez cuando por medio de
comunicación radial se dirigió a todos los policiales de Quimbaya, manifestando que
eran corruptos y aliados con delincuentes; en segundo lugar, la amenaza de traslado
que recibió para “no laborar en el Departamento de Policía Quindío” y que se hizo
efectiva en tan solo dos meses.

Concluye que la orden de su traslado y la de sus compañeros mencionados deviene de


su negativa de permitir la práctica de la prueba del polígrafo y que por ello denunció el
acoso laboral que constituye la conducta típica disciplinaria que merece la aplicación de
la Ley 1010 de 2006.

2. Actuación procesal previa

La Procuraduría Regional del Quindío, con auto de 18 de agosto de 2009, remitió la


denuncia al Comando de Policía del Quindío, para que se cumpliera previamente con el
procedimiento dispuesto en la Ley 1010 de 2006, sometiéndolo al Comité Bipartito 2.

El Comandante de la Región de Policía No. 3 ubicada en la ciudad de Pereira –


Risaralda, BG. José David Guzmán Patiño, expidió constancia el 14 de septiembre de
2009 sobre la no asistencia de los oficiales Sarmiento Navas y Ninco Bermúdez a la
diligencia de conciliación programada para ese día, y ante la imposibilidad de acuerdo
voluntario entre las partes dispuso la remisión de los documentos a la Procuraduría
General de la Nación 3.

2 Folios 16 y 17 cuad .ppal.1.


3 Folio 27 ídem.

5
Radicación n°. 161 – 5696

La Procuraduría Delegada para la Policía Nacional, con auto del 15 de diciembre de


2009, ordenó la apertura de investigación disciplinaria en contra del Coronel José
Manuel Sarmiento Navas y el Teniente Coronel Álvaro Nin co Bermúdez, por la presunta
conducta de acoso laboral, originadas según el quejoso, por las amenazas proferidas el
4 de abril de ese año de retirar o trasladar de la institución a los Agentes de la Estación
de Policía de Quimbaya que se negaron a someterse a la prueba del polígrafo; en el
mismo proveído se dispuso la práctica de unas diligencias4. Para la notificación de la
decisión a los sujetos procesales se ofició al Director de Recursos Humanos de la
Institución policial5, se envió despacho comisorio al Procurador Provincial de Armen ia 6,
y se fijó edicto el 23 de febrero de 2010 7.

Allegado el material probatorio 8, la Delegada de conocimiento con auto de 30 de marzo


de 2011 formuló cargos contra los dos oficiales investigados9, decisión que fue
notificada personalmente a los sujetos procesales10, quienes presentaron sus
respectivos escritos de descargos dentro del término legal,11 los disciplinados solicitaron
el decreto y práctica de pruebas y la apoderada del TC Álvaro Ninco Bermúdez
interpuso nulidad por no haberse notificado personalmente a su prohijado el auto de
apertura de investigación disciplinaria; con proveído de 14 de septiembre de 2011 la
instancia negó la solicitud de nulidad, determinación que fue recurrida por la defen sa, y
confirmada por el a quo el 29 de marzo de 2012, fecha en la que también se pronunció
sobre las pruebas solicitadas por el investigado José Manuel Sarmiento Navas,
concediendo la mayoría, excepto la relacionada con el recibo de declaración a los
funcionarios de la Regional de Inteligencia que practicaron las pruebas de
confiabilidad12, determinación que se dio a conocer a los sujetos procesales 13. El 28 de
mayo de 2012 la Delegada accedió a la práctica de las pruebas pedidas por la
representante del oficial Bermúdez14.

Para el recaudo probatorio en la etapa de descargos se comisionó a las personerías


Municipales de Yondó – Antioquia y Calarcá – Quindío, a un profesional adscrito a la
Delegada15 y al Procurador Provincial de Puerto Berrio 16. El 28 de noviembre de 2012 el
a quo ordenó correr traslado a las partes para que alegaran de conclusión previo al fallo
por el término de diez (10) días17, decisión que fue comunicada a los sujetos procesales
y notificada por estado fijado el 11 de diciembre de 201218. La apoderada del TC.
Bermúdez presentó el respectivo escrito con sus alegatos el 3 de enero de 201319, el
otro disciplinado guardó silencio.

4 Folios 28 a 32 cuad .ppal.1.


5 Folio 34 ídem.
6 Folio 43 y 47 ídem.
7 Folio 54 ídem.
8 Folios 58 a 200 ídem; f olios 215 a 284 cuad .ppal. 2.
9 Folios 290 a 303 cuad .ppal. 2.
10 Folio 308 y 341 ídem.
11 Folios 316 a 329, 347 a 352, cuad. ppal.2.
12 Folios 387 a 391 cuad. ppal. 2.
13 Folios 392 a 399 cuad. ppal. 2.
14 Folios 407 a 409 ídem.
15 Folio 404, 408 ídem.
16 Folios 470 a 474 ídem.
17 Folios 478 a 479 ídem.
18 Folio 484 ídem
19 Folios 487 a 502 ídem

6
Radicación n°. 161 – 5696

El 5 de marzo de 2013, la dependencia de conocimiento profirió fallo de primera


instancia, absolvió al Coronel José Manuel Sarmiento Navas de la conducta reprochada
por acoso laboral y declaró probado el cargo formulado al Teniente Coronel Álvaro
Ninco Bermúdez, motivo por el cual lo sancionó disciplinariamente con multa de veinte
(20) días del salario básico devengado para la época de los hechos20, decisión que le
fue notificada personalmente a su apoderada21 y mediante edicto número fijado el 8 de
mayo de 2013 y desfijado el 10 del mismo mes y año22. La apoderada del disciplinado
sancionado interpuso recurso de apelación dentro del término legal, en escrito de abril
19 de 200323, el cual fue concedido por el quo en el efecto suspensivo para ante la Sala
Disciplinaria mediante auto de 16 de mayo de 201324.

II. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN DE PRIMERA INSTANCIA

Los argumentos del fallo de instancia en relación con el disciplinado Álvaro Ninco
Bermúdez, se sustentan en los siguientes términos25:

El a quo señala que se trata de establecer si el Teniente Coronel profirió palabras


indebidas en contra de los policiales de la Estación de Quimbaya y si las palabras
expresadas contra los mismos son constitutivas de falta disciplinaria que puedan
ameritar una sanción.

En el análisis del comportamiento atribuido al oficial se citan textualmente por la


instancia apartes de las declaraciones rendidas por el IT. Agustín Fuentes Hernández
(folio 133), AG. Gilber Erney Valencia (folio 140), PT. John Jairo Canal (folio 144), Jairo
Antonio Arenas (folio 253), y Hernando Giraldo Atehortúa (folio 435), para indicar que si
bien algunos de los testigos no presenciaron o escucharon las palabras que el oficial
dirigió a los policiales de la Estación de Quimbaya, cuatro de esas personas incluido el
quejoso señalaron que efectivamente el servidor en términos generales los calificó de
“bandidos”, hecho sucedido el 4 de abril de 2009.

Para la Delegada los testimonios son coherentes en cuanto a los factores de tiempo,
modo y lugar, no son contradictorios entre ellos, de donde concluye que efectivamente
el señor TC Ninco Bermúdez, vía radio, les manifestó a los policiales de la mencionada
Estación que eran unos “bandidos”.

El juez de conocimiento señala que la expresión “bandidos” utilizada por el disciplin ado
si bien no puede ser considerada como una injuria porque el sujeto activo debe estar
determinado para que se configure como tal y en este caso no se dirigió contra una
persona en especial sino iba dirigida a los integrantes de una unidad policial, a su modo
de ver el término empleado no es un calificativo acorde con lo establecido por el
ordenamiento jurídico para mantener la disciplina de los miembros de la fuerza pública y
puede resultar mortificante porque a nadie le gusta que le atribuyan ese adjetivo,
comportamiento que el a quo encausa en la descripción típica del numeral 2 del artícu lo
35 de la Ley 1015 de 2006, en virtud del cual son faltas graves: “(…) 2.- Agredir o
someter a malos tratos al público, superiores o subalternos o compañeros”.

20 Folios 523 a 552 cuaderno 2


21 Folio 557 ídem.
22 Folio 558 ídem.
23 Folios 559 a 578 ídem.
24 Folio 580 cuaderno 2.
25 Folios 544 a 552 cuaderno 2

7
Radicación n°. 161 – 5696

Según el fallo, aunque el investigado fungía para la época de los hechos como
Subcomandante del Departamento de Policía del Quindío, su comportamiento en
general con los integrantes de la Estación de Policía de Quimbaya, entre quienes se
encuentra el quejoso AG. Carlos Alberto Rodríguez Osorio, está revestido de ilicitud
sustancial ya que pone en tela de juicio tanto sus aptitudes como actitudes como oficial
para generar confianza y respeto en los miembros de la institución que se encuentran
bajo su mando a fin de mantener y conducir la disciplina.

Señala la instancia que de acuerdo con los testimonios, las palabras que dirigió se
originaron en un procedimiento policivo que no se realizó debidamente, y no le resulta
admisible el proceder del disciplinado porque en su condición de Subcomandante le
exigía tener un mayor dominio de la situación y buscar otras alternativas diferen tes al
uso de calificativos inapropiados, constitutivos de maltrato para superar la presunta
situación de indisciplina de los funcionarios que incumplieron con el trámite en el
operativo.

Aduce que el vocablo “bandido”, según el Diccionario de la real Academia de la Lengu a


Española tiene tres (3) significados: “Fugitivo de la justicia llamado por bando”; “persona
que roba en los despoblados, salteador de caminos”, y “persona perversa, engañadora
o estafadora”, término que para la instancia es in sultante en todas su acepciones.
Considera que las manifestaciones de insulto, de agravio, o expresiones groseras o
amenazantes una vez exteriorizadas afectan la función pública e implican falta de
respeto, porque se quebranta de manera sustancial el deber de tratar con respeto y
dignidad a toda persona, sin distinción del cargo o nivel, valores estableci dos en la
Constitución Política, y que los servidores públicos son los llamados a hacer efectivo y
material ese postulado.

La Delegada como referencia para el caso que nos ocupa, transcribe un párrafo de u n a
decisión de segunda instancia proferida por esta Sala contra el alcalde municipal de
Leticia, por una situación de irrespeto en contra de unos uniformados 26.

Cita textualmente los artículos 25, 26 y 27 de la Ley 1015 de 2006, relacionados en su


orden, con el alcance e importancia de la disciplina, la forma de mantenerla y los
medios para encauzarla, normatividad en la que se sustenta para señalar que el
comportamiento del oficial está revestido de ilicitud sustancial en la medida que para la
época en que ocurrieron los hechos se encontraba ejerciendo las funciones de
Subcomandante, dentro de las cuales tenía el deber de utilizar los medios legítimos
para conservar la disciplina en el evento de que los policiales incumplieran un
procedimiento con un ciudadano.

Para el a quo, el disciplinado quebrantó el deber de diligencia y cuidado en los asu n tos
que debe realizar en ejercicio de sus funciones cuando emitió la palabra de maltrato
“bandidos” para manejar el comportamiento de los policiales pues procedió a agredirlos
verbalmente transgrediendo el deber de tratar con respeto, imparcialidad y rectitud a las
personas con las que tiene relación por razón del servicio.

26 Fallo de segunda instancia de 7 de julio de 2011, DP. MARGARITA LEONOR CABELLO BLANCO,
RAD. 161- 4716 (IUC 014- 145379-2006).

8
Radicación n°. 161 – 5696

En la providencia recurrida se mantuvo la calificación de la falta como grave, atribuida al


oficial en auto de cargos, establecida en el artículo 35 numeral 2 de la Ley 1015/2006,
conducta que se resaltó específicamente así: “Agredir o someter a malos tratos a …
subalternos …”, y la culpabilidad a título de culpa grave, por inobservancia del cuidado
necesario que debe imprimir a sus actuaciones, porque para la instancia, la prudencia
de sus palabras no fue la característica que denota el respeto con el subalterno pues si
bien su intención no fue la de vulnerar el ordenamiento jurídico, ante las posibles falta s
cometidas por sus subalternos, no actuó de forma correcta, porque los maltrató
verbalmente, cuando existen formas legales establecidas para exigir el debido
cumplimiento de las personas a su cargo, según se demostró con la valoración de las
pruebas.

Para la dosificación de la sanción el a quo consideró que la conducta del disciplinado al


maltratar verbalmente a varios de sus subalternos utilizando el calificativo de
“bandidos”, encuadra en lo establecido en el literal k), numeral 1º del artículo 40 de la
Ley 1015/06, disposición que copió y resaltó de la siguiente manera “(…) Eludir la
responsabilidad o endilgarla sin fundamento a un tercero”, pues a su juicio el oficial
aparte de emplear un denominador despectivo les está atribuyendo a los policiales de la
Estación de Quimbaya responsabilidades en forma infundada, sobre una conducta qu e
genera dudas de la comunidad hacia la misma institución, con mayor razón cu an do se
da en un procedimiento policivo, porque es contraproducente a la opinión de la
ciudadanía, para la entidad y sus funcionarios.

Con fundamento en lo expuesto la Delegada le impuso al servidor como sanción multa


de veinte (20) días del salario básico devengado, y aunque advirtió que el oficial no ha
sido sancionado con anterioridad, estimó que la dosificación obedece al hecho de
haberle endilgado responsabilidades penales y disciplinarias sin fundamento alguno a
varios de sus subalternos.

III. RECURSO DE APELACIÓN

1. Petición previa de nulidad.

La apoderada del disciplinado formula una petición previa de nulidad de todo lo actuado
hasta la fecha, con fundamento en la segunda causal del artículo 143 de la Ley 734 de
2002, por cuanto considera que hubo una flagran te violación de los derechos
fundamentales al debido proceso, presunción de inocencia, entre otros, solicitud que
centra en los siguientes aspectos:

1). Indica que el auto de cargos y el fallo contienen conclusiones de responsabilidad


disciplinaria sin soporte probatorio que así lo infiera, que existió una indebida valoración
de las pruebas y se adecuaron a su fin último que se traduce en la sanción.

Cita textualmente el artículo 9 de la Ley 734 de 2002 como la norma aplicable a este
caso, para resaltar la presunción de inocencia del investigado y la falta de tipicidad de la
conducta, de acuerdo con las pruebas decretadas y practicadas en la actuación, las
cuales a su modo de ver ni siquiera alcanzan a generar duda sino que demuestran la
ausencia de responsabilidad de su defendido respecto al comportamiento reprochado
de someter a malos tratos a sus subalternos, que existen versiones disímiles entre los

9
Radicación n°. 161 – 5696

testigos y el ánimo vengativo entre los deponentes para generar perjuicios a como de
lugar a su prohijado.

Estima que la duda se puede predicar respecto de la antijuridicidad y culpabilidad de la


conducta, porque el a quo ni siquiera tiene certeza, sobre los componentes esenciales
del bien jurídicamente tutelado o que pretenda proteger con la imposición de la sanción,
y de la presunta afectación a un deber funcional. Considera que desde el inicio de la
actuación se rompe tajantemente todo principio constitucional porque la investigación se
deriva de un sinnúmero de quejas sin fu ndamento, que fueron encausadas en un
presunto acoso laboral, investigado y archivado en el IUS 2009- 268411, mientras que
con la otra se continúa y se termina sancionando a su poderdante, cuando se trata de
los mismos hechos.

Menciona un referente jurisprudencial 27 y otro doctrinal 28 en relación con la presu n ción


de inocencia para señalar que el fallo es el reflejo y la transcripción de lo expresado en
el pliego de cargos sin ningún sustento probatorio que genere certeza sobre la comisión
de los comportamientos reprochados, uno de ellos sancionado.

Aduce que es evidente la ausencia de descripción y determinación real de la conducta


investigada, la falta de concreción sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar,
que la Delegada se refiere a la tipicidad de la conducta y menciona algunos de los
testigos, pero es contradictoria porque lo absuelve de la parte del cargo relacionado con
proferir expresiones injuriosas y omite consignarlo en la decisión y solamente se limita
a declarar probado el reproche respecto a la vulneración del artículo 35 numeral 2 de la
Ley 1015 de 2006, por el que lo sanciona.

2). El segundo aspecto alegado es la flagrante violación del artículo 163 de la ley 734
de 2002, que concreta en el hecho de contener la decisión de cargos y el fallo, un
confuso, impreciso y vago concepto de violación a las normas disciplinarias, pues
señala que aunque se hizo un escaso análisis de pruebas, se omitió valorarlas de
manera eficiente conforme a las reglas de la sana crítica; estima que el a quo se refiere
a pruebas que guardan relación con los hechos pero no con la condu cta imputada a su
defendido.

3. Otra circunstancia que considera violatoria del derecho a la defensa y contradicción ,


se relaciona con la falta de notificación en debida forma a su poderdante del auto de
apertura de investigación, que le impidió estar presente en la práctica de pruebas
adelantadas previamente a la formulación de cargos; manifiesta que no se llevaron a
cabo todas las diligencias tendientes a dar a conocer la decisión personalmente, que no
se tuvo en cuenta que en el mismo despacho se adelantaba otra investigación en su
contra, en donde reposaba la información necesaria que le permitía comparecer, y se
recurrió al edicto, cuando éste debe tener un carácter excepcional y supletorio.

Estima que la persona debe gozar de todas las garantías y privilegios para que pueda
ser vencida en una causa determinada, previo el recaudo de sus propias
manifestaciones acerca de las conductas cuestionadas dentro de cualquier actuación
que se le siga, resaltando que cuando se oculta la acusación, se esconden las pruebas,
se desconocen los recursos, se le niegan las nulidades reclamadas, no se notifican las
aperturas de indagación y de investigación, es evidente la violación al derecho de

27 Sentencia T-581 de 1992 de la Corte Constitucional.


28 Régimen disciplinario de los servidores públicos, Oscar Humberto Marmolejo. Ed. Leyer 2004, pág.41.

10
Radicación n°. 161 – 5696

defensa, razones que invoca la apoderada para que esta instancia reconsidere la
declaratoria de nulidad que fue descartada por el a quo.

2. Otros argumentos en los que se funda el recurso.

La defensa sustenta el recurso de alzada con las mismas narraciones, argumentos y


análisis presentados en los escritos de descargos y alegatos de conclusión, piezas
procesales que solicita se consideren como complemento de su impugnación.

Manifiesta que en el fallo se emite una decisión infundada, no probada, injusta y


desmedida, en la que abiertamente se toma partido y se critica de manera subjetiva
presuntos hechos que no se demostraron, apartándose del deber de imparcialidad y
objetividad, al haberse escasamente valorado el material probatorio.

Expresa que en los hechos narrados inicialmente en la queja y traídos a colación en el


pliego de cargos no existe situación o circunstancia de tiempo, modo y lugar que
demuestre la comisión de una conducta reprochable hacia su defendido; que el
procedimiento descrito por el quejoso es ajustado a derecho y a las reglas policiales, en
el que hubo un desinterés y desidia de parte de algunos uniformados para obtener la
captura de alias “Pinina”. Agrega que el señor Carlos Rodriguez quien interpuso la
queja, no dependía jerárquica ni funcionalmente del investigado, ni fue su subalterno
inmediato, y su traslado no obedeció a órdenes que hubiese dado el implicado porque
existe la Resolución 4581 de 2008 relacionada con el sistema de ubicación laboral, y en
cuanto a las agresiones o posibles malos tratos a los subalternos, las declaraciones que
tuvo en cuenta el a quo para sancionar no llevan a la certeza de la comisión de la falta
ni demuestran lo acontecido sobre el actuar de su prohijado.

Aduce que lo sustancial de su apelación debe enfocarse en la relación hecho –


derecho, desde la óptica de lo que el investigado realmente realizó para determinar sí
constituye falta disciplinaria. Señala que se le enrostra que posiblemente el 4 de abril de
2009 agredió o sometió a malos tratos a subalternos, con ocasión de un procedimiento
que se realizó ese día, pero no se explica cómo a su cliente se le absolvió por la
instancia de las presuntas palabras u ofensas que en principio configuraban el cargo
contemplado en la ley disciplinaria consistente en “proferir expresiones injuriosas o
calumniosas” y a la vez permanezcan esas palabras, que no se sabe a ciencia cierta
cuáles fueron, para sustentar la decisión de la otra parte del cargo, cuando las pruebas
convergen en demostrar una gran duda entre lo que allí se depone y la realidad fáctica
de lo acontecido.

La defensa fundamenta su alzada argumentando que el cargo en el que se sustentó la


sanción no constituye falta disciplinaria, por no ser típico, ni sustancialmente ilícito por
no haberse afectado el deber funcional de manera real y efectiva, lo que se traduce en
la ausencia de culpabilidad de su defendido.

Señala que no basta con demostrar la existencia de la falta sino además la


concurrencia de los requisitos de procedibilidad de la actuación, la inexistencia de
causales de ausencia de responsabilidad y la substancialidad de la ilicitud que afecte
el deber funcional de manera injustificada; agrega que en el presente caso no se
encuentra probada la tipicidad de la conducta, porque no es suficiente enunciar el
contenido de algunos artículos de la Carta Política y de la ley disciplinaria como lo
acostumbra el juez de conocimiento sino que es necesario demostrar probatoria y
fácticamente que perturbó la función pública.

11
Radicación n°. 161 – 5696

Menciona lo señalado por algunos tratadistas en el tema de la ilicitud sustancial 29, para
resaltar que el a quo no advirtió la ausencia de tipicidad y por ende de ilicitud sustancial,
aspectos que considera no fueron valorados por el a quo, porque de hacerlo hubiese
conllevado al archivo definitivo del proceso como lo dispone el artículo 73 de la Ley 734
de 2002, tal como ocurrió en la investigación radicada con el IUS 2009-268411 que
cursaba por los mismos hechos y descripción fáctica.

La defensa es reiterativa con la falta de asertividad de la primera instancia en el análisis


y valoración probatoria; en la aparente tipicidad del hecho que no existe y en la
ausencia de ilicitud sustancial. Aduce cuatro razones para descartar el incumplimiento
del deber funcional, el que orienta la determinación de la antijuridicidad de las
conductas que se reprochan por la ley disciplinaria; agrega que no es el
desconocimiento formal el que origina la falta sino la infracción que atente contra el
buen funcionamiento del Estado y sus fines, análisis en el que trae a colación lo qu e al
respecto expresa el doctor Alejandro Ordóñez Maldonado en su obra “Justicia
Disciplinaria – De la ilicitud sustancial a lo sustancial de la ilicitud”, con el fin de pedir la
absolución de su defendido.

Manifiesta que nunca intervino en su prohijado la voluntad para orientar o encaminar su


conducta a vulnerar las normas disciplinarias o los reglamentos, que no existe
responsabilidad respecto a su actuar, ni intención en contravenir los deberes, vién dose
afectado por las imputaciones deshonrosas, injustas y fuera de la realidad en las que se
le involucra sin soporte probatorio que permita inferir con certeza su incursión en las
conductas por las que se le sanciona; considera injusta e inmotivada la decisión de
multa a un oficial con una excelente y sobresaliente trayectoria quien ha prestado sus
servicios a la institución por más de 25 años, en forma recta, honrada y legal.

De manera puntual se refiere al testimonio rendido por el señor Intendente Hernando


Giraldo Atehortua, en relación con los hechos ocurridos en la estación de Quimbaya y a
su respuesta de no haber escuchado ninguna comunicación, cuando se le interrogó
sobre las presuntas agresiones del oficial realizadas por radio, con lo que quiere
significar la defensa que la instancia no efectuó un juicioso estudio en la valoración de
este testimonio.

Precisa que es reprochable desde todo punto de vista la flagrante violación del debido
proceso que comporta el fallo de primera instancia en los aspectos que motivaron la
solicitud de nulidad de lo actuado; aduce que el juez disciplinario no analizó y valoró los
elementos de convicción de los hechos materia de investigación y la responsabilidad del
disciplinado al emitir la sanción, pues las pruebas no demuestran más allá de una du da
razonable sobre la comisión de la conducta, en cambio dan certeza que ese
comportamiento no se le puede atribuir.

A su modo de ver la valoración probatoria se basó en supuestos y conjeturas


meramente circunstanciales y adecuaciones subjetivas carentes de certeza o verdad
real.

Las razones principales que invoca la defensa para pedir la absolución del investigado
las sintetiza así:

29 Cita a los doctores Gómez Pavajeau, Esiquio Manuel Sánchez Herrera.

12
Radicación n°. 161 – 5696

• Vulneración manifiesta del derecho fundamental al debido proceso constitucional,


por desconocimiento del principio de inocencia del disciplinado.

Estima que se le desconoció ésta garantía a su prohijado, porque en el proceso no obra


prueba que conduzca a la certeza de la existencia y/o de la culpabilidad respecto de los
hechos investigados. Manifiesta que las declaracion es y pruebas documentales
acopiadas por la Delegada no concluyen la realidad de los datos descritos en la queja y
mucho menos demuestran la responsabilidad del encartado. Indica que a su cliente se
le sancionó de manera prejuiciosa y temeraria, con el dicho de algunos testigos que
seguramente están involucrados en conductas que distan de la disciplina policial y qu e
sólo dejan ver un ánimo revanchista y dañoso en las expresiones falsas que profieren ,
cuyas versiones no cuentan con la suficiente información fidedigna sobre la
participación y culpabilidad de su defendido, por el contrario arrojan serias dudas sobre
la existencia de los hechos por los que se sancionó a su poderdante.

• Violación del debido proceso por indebida valoración probatoria.

Sostiene que el a quo incurrió en graves errores de apreciación probatoria, que


determinó el sentido sancionatorio del fallo, vulnerando el derecho fundamental que
tenía el investigado para que se resolviera el asunto conforme a los resultados
probatorios, previo juicio de valor que de manera razonable y lógica debía efectuar el
operador disciplinario de las declaraciones y documentos que reposan en el expediente.

Según la apoderada, los yerros que advierte en la providencia guardan relación con: (1)
el principio integral de apreciación de la prueba (artículo 141, inc.1º de la Ley 734 de
2002), porque no se cotejaron los testimonios unos con otros en el momento de
valorarlos ni se tuvieron en cuenta los documentos que desde el punto de vista
probatorio demostraban la ausencia de responsabilidad del encartado, en especial la
ilógica comisión de maltrato o agresión; (2) los postulados de la sana crítica, pues no
basta con enunciar que se aplicaron sino indicar a cuál de ellos se acudió en la
valoración probatoria; (3) falso juicio de identidad de las pruebas, porque se deformó el
contenido del hecho que resulta de dichas probanzas, por cuanto los testigos de cargo
Gilbert Erney Valencia, John Jairo Canal y Jairo Antonio Arenas, refieren diferentes
palabras como clases de maltrato o agresión, “bandidos, corruptos, delincuentes”, sin
saber a ciencia cierta cuál de las tres expresiones encuadra en el comportamiento
censurado, y aún así el fallo se basó en deducciones que no se desprenden de esas
declaraciones, tergiversando su contenido material, derivando de manera subjetiva y
sin sustento la existencia del hecho que no es real frente a lo imputado y sancionado.

Para la defensa, se dejó de valorar por el a quo las declaraciones de los señores
Agustín Fuentes Hernández y Hernando Giraldo Atehortua, de las que se colige la
ausencia de tipicidad y responsabilidad de su representado en la conducta endilgada;
de manera textual cita lo afirmado por estos testigos cuando se les interrogó acerca de
las expresiones que al parecer dio el oficial investigado por radio, quienes refirieron no
haber escuchado ningún maltrato, respuesta que acoge el apoderado por ser cierta,
bajo juramento, con un contenido de veracidad y realidad fáctica, circunstancial y
probatorio, por ser funcionarios policiales que trabajaban en la misma estación de los
otros declarantes. Agrega que la carga de la prueba recae sobre el operador
disciplinario quien debe estimar cuáles considera útiles, conducentes y pertinentes para
buscar la verdad real de las cosas, actividad que a su modo de ver realizó de manera
deficiente y escasa el a quo, en contra de su protegido. Estima que ante la duda sobre
las presuntas expresiones del coronel Ninco, ésta debió resolverse a favor del

13
Radicación n°. 161 – 5696

investigado y no como sucedió para afectar a su defendido, sin probar la existencia de


la conducta.

Respecto al cargo formulado aduce que de acuerdo con la descripción típica contendida
en el artículo 35 numeral 2 de la Ley 1015 de 2006, en el fallo no se determina qué
conductas realmente cometió su poderdante, sí fue una agresión o un sometimiento a
malos tratos o las dos, y sí las dirigió hacia el público, los superiores, subalternos o
compañeros, lo que dificulta una adecuada defensa conforme a lo enrostrado y
convierte el cargo en anfibológico porque genera confusión sobre el objeto de la
conducta y el sujeto pasivo de la misma, relegado a lo que la instancia quiso endilgar,
con un análisis y probanzas valoradas de manera subjetiva, que adecuó
circunstancialmente en desmedro de los principios y derechos que atañen a todo
investigado.

Con fundamento en los anteriores argumentos la apoderada del disciplinado solicita se


exonere de responsabilidad y se absuelva a su defendido del cargo formulado, se
concedan las nulidades deprecadas y se proceda al archivo definitivo de la
investigación.

IV. CONSIDERACIONES DE LA SALA DISCIPLINARIA


1. Competencia

La Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación es competente para


revisar, por vía de apelación, la providencia de 5 de marz0 de 2013, proferida por la
Procuraduría Delegada para la Policía Nacional, teniendo en cuenta la naturaleza del
asunto y la calidad del servidor público investigado, con fundamento en los numerales 1
del artículo 22 y 19 inciso tercero del artículo 7 del Decreto 262 de 2000.

2. Temas a abordar

Para seguir un orden metodológico y coherente en el estudio del presente asunto, la


Sala se ocupará inicialmente de evaluar las presuntas irregularidades que invoca la
defensa como causales de nulidad y sus efectos, como quiera que las plantea en el
presente recurso; en el evento de no prosperar se hará una síntesis de las demás
alegaciones presentadas, la transcripción de la imputación fáctica y jurídica objeto del
cargo frente al análisis probatorio en que se sustentó la decisión y la valoración de las
demás pruebas, siendo este el tema central de discusión, en orden a establecer
objetivamente la existencia o no de la falta disciplinaria y la responsabilidad del
disciplinado.

3. De la solicitud de nulidad.

Como lo ha manifestado este despacho, es preciso tener en cuenta que no toda


irregularidad, por probada que se encuentre, tornará ineficaz los actos procesales en los
que se presenta la causal, si no que es necesario que se trate de fallas protuberantes o
sustanciales de la actuación que no puedan subsanarse por ningún otro medio ni
admita su convalidación, pues se requiere que de manera real afecten el derecho a la
defensa y el debido proceso, o desconozca las garantías que para el ju zgamiento
otorgan la Constitución y la ley.

14
Radicación n°. 161 – 5696

Las causales de nulidad se encuentran taxativamente establecidas en el artículo 143


de la Ley 734 de 2002, determinándose en ellas como vicio de procedimiento la falta de
competencia del funcionario para proferir el fallo, la violación del derecho de defensa del
investigado y la existencia de irregularidades sustanciales que afectan el debido
proceso. En este caso la apoderada aduce que en el asunto planteado se configura la
causal segunda prevista en la norma, pues considera que hubo un desconocimiento del
debido proceso del disciplinado de parte de la primera instancia.

3.1 Análisis de los argumentos fácticos y jurídicos en los que se sustenta la


petición de nulidad.

Los supuestos fácticos invocados para obtener la declaratoria de nulidad se pueden


agrupar de la siguiente manera:

3.1.1. Indebida valoración de las pruebas en el auto de cargos y el fallo.

Observa este despacho que el aspecto probatorio es el tema central de la defensa,


tanto para encauzar su petición de nulidad como para sustentar su recurso de alzada
tendiente a obtener la absolución de su prohijado.

Advierte la Sala, que todos los planteamientos y alegaciones que expone el recurrente
en su escrito relacionados con la presunción de inocencia, la falta de tipicidad de la
conducta, la ausencia de ilicitud sustancial y de culpabilidad de su defendido, la duda
sobre la existencia de la falta, el confuso, impreciso y vago concepto de violación a las
normas disciplinarias30, tienen que ver con la valoración de la prueba en la que se
sustentó la decisión, que de acuerdo con lo señalado por la apoderada no se hizo de
manera eficiente, completa, conforme a las reglas de la sana crítica, porque al parecer
se incurrió en yerros en el momento de apreciarlas, se deformó el contenido del hecho
que resulta de las probanzas y algunas de ellas presuntamente no guardan relación con
la conducta imputada.

Teniendo en cuenta que los fundamentos de hecho en el que la apoderada sustenta la


causal no tienen la connotación para producir el efecto de una nulidad, ya que con ellos
no se vulneró el debido proceso del investigado, y como quiera que se trata es de una
cuestión de análisis probatorio, los argumentos invocados se estudiarán por este
despacho en un acápite especial como parte del recurso.

3.1.2. Indebida notificación del auto de apertura de investigación disciplinaria.

Al revisar el proceso disciplinario se evidencia que este tema fue objeto de solicitud de
nulidad por la defensa en su escrito de descargos, negada por la instancia mediante
providencia de 14 de septiembre de 2011 31, recurrida por el sujeto procesal, y
confirmada por el a quo el 29 de marzo de 2012 32; en este orden, como quiera que la
decisión que se pronuncia sobre la nulidad solo es susceptible del recurso de
reposición, en lo términos señalados en artículo 113 de la Ley 734 de 2002, y éste ya
fue resuelto dentro de la oportunidad procesal correspondiente, ello impide que ésta

30 Este argumento si bien lo aduce cuando invoca como causal de nulidad, la f lagrante violación del
artículo 163 de la ley 734 de 2002, en la explicación que da lo relaciona directamente con la valoración
probatoria.
31 Folios 354 a 357 cuaderno 2.
32 Folios 402 a 404 cuaderno 2.

15
Radicación n°. 161 – 5696

Sala la analice nuevamente bajo la óptica de la causal de nulidad alegada, por lo tanto
se estudiará como un argumento más del recurso, con miras a establecer sí se presentó
el acto irregular reclamado y admite convalidación.

Del examen de la actuación encuentra la Sala que el 15 de diciembre de 2009 se


profirió el auto de apertura de investigación disciplinaria en contra del Coronel Manuel
Sarmiento Navas y del Teniente Coronel Álvaro Ninco Bermúdez, en sus condiciones
de Comandante y Subcomandante del departamento de Policía del Quindío 33; mediante
oficio 000026 de 14 de enero de 2010, la secretaria de la Delegada para la Policía
Nacional, envió comunicación al señor Coronel Jorge Hernando Nieto Rojas, Director de
Recursos Humanos de la Policía Nacional, en el que informó la decisión adoptada y le
solicitó: “1. COMUNICAR por la vía más expedita a los encartados de conformidad con
la ubicación laboral actual y REMITIR copia de las citadas comunicaciones con destino
al expediente de la referencia. 2. No obstante lo anterior, INFORMAR a este despacho
ubicación laboral actual de los encartados, para efecto de las comunicaciones y
notificaciones de ley. 3. INFORMAR últimas direcciones residenciales que registran en
las hojas de vida”34. En respuesta a esa petición, con oficio de 22 de enero de 2010, el
Jefe de Grupo Administración Hojas de Vida, Dirección de Talento Humano de la Policía
Nacional, señaló que el TC. Álvaro Ninco Bermúdez residía en la ciudad de Armenia y
laboraba en el Departamento de Policía de Quindío35.

El 26 de enero de 2010 la mencionada secretaria de la Delegada envía por correo


especial el oficio No. 000231 a la Procuradora Provincial de Armenia, en el que le
informa que por auto proferido el 19 de ese mes y año, el Despacho la comisionó por el
término de cinco (5) días para “NOTIFICAR” personalmente a los disciplinados en el
departamento de Policía de Quindío, ubicado en la Avenida Centenario Calle 2 Norte en
la ciudad de Armenia36; el 2 de febrero de 2010 la mencionada Procuraduría a través
del telegrama No. 0075 le solicita al Teniente Coronel Luís Enrique Roa Merchán,
Comandante del departamento de Policía del Quindío indique en dónde pueden ser
localizados los investigados, escrito en el que aparece referenciado el número del
expediente y el despacho que tenía a cargo las diligencias37; el 4 de febrero de 2010 el
Intendente Jaime Alberto Escudero, Jefe (E) Área Talento Humano de Armenia, le
respondió a la Procuraduría Provincial comisionada, que el TC. Álvaro Ninco Bermú dez
cumplió traslado a la Dirección Administrativa y Financiera de la Policía Nacional y que
los requerimientos se le podían enviar a la carrera 59 No. 26-21 CAN piso 2 en Bogotá
o a su correo institucional 38, anexo a esa información el Intendente Escudero remitió
constancia del correo electrónico de 2 de febrero de 2010 enviado a las 5:41 p. m., a
DIRAF JEFAT; DIRAF SUDAF-JEFAT; en el Asunto se detalla: “Entregar al señor TC.
ALVARO NINCO BERMÚDEZ”, como datos adjuntos: “Oficio 014 26110.pdf; TELEGRAMA
0075 020210.pdf”, y en el texto del mensaje se consignó: “DE MANERA ATENTA Y
RESPETUOSA ME PERMITO ENVIAR A ESA DIRECCIÓN COPIA OFICIO 014 DE FECHA
26/01/2010 EMANADO DE LA PROCURADURÍA REGIONAL DE NARIÑO, CON EL FIN DE
QUE MI CORONEL QUEDE ENTERADO DE LAS DILIGENCIAS QUE SE VAN A SURTIR, EL
PRÓXIMO 15 DE FEBRERO DE 2010 CON EL SEÑOR IT. AGUSTÍN FUERTES HERNÁNDEZ
ADSCRITO AL DEPARTAMENTO DE POLICIA DE NARIÑO. DE IGUAL MANERA LE ENVÍO

33 Folios 28 a 32 cuaderno 1.
34 Folios 34 y 35 ídem.
35 Folio 64 ídem.
36 Folio 42 y 43 ídem.
37 Folio 50 ídem.
38 Folio 51 ídem.

16
Radicación n°. 161 – 5696

EL TELEGRAMA 0075 DE FECHA 02/02/2010, DONDE SOLICITAN LA UBICACIÓN DE MI


CORONEL ALVARO NINCO BERMÚDEZ (…)”39.

El anterior análisis probatorio nos permite colegir que la primera instancia realizó las
diligencias necesarias para localizar al disciplinado Ninco Bermúdez con el fin de
notificarle personalmente la providencia que dispuso el inicio de la investigación
disciplinaria en su contra. Según se observa, para el 23 de febrero de 2010 cuando se
produjo la notificación por edicto, había transcurrido un mes y 9 días desde que la
secretaria de la Delegada envió el escrito a la Dirección de Recursos Humanos de la
Policía en la ciudad de Bogotá (14 de enero de ese año) para que le comunicara la
decisión, y veintiún días, contados a partir de 2 de febrero de 2010, cuando el Jefe (E)
de la oficina del Área de Talento Humano de Armenia le dio a conocer al oficial a través
del correo institucional, el contenido del telegrama 0075 proferido en esa fecha por la
Procuradora Provincial de Armenia, y del oficio de 26 de enero de ese año emanado de
la Procuraduría Provincial de Nariño, enterándolo de la diligencia que se llevaría a cabo
el 15 de febrero de la mencionada anualidad, plazo que para esta Sala es más que
prudencial y suficiente, enmarcado dentro de los parámetros señalados en el artículo
107 de la Ley 734 de 2002 para la notificación por este medio supletorio, teniendo en
cuenta que la norma consagra: “Sí vencido el término de ocho días a partir del envío de la
citación, no comparece el citado, en la Secretaría se fijará edicto por el término de tres (3) días
para notificar la providencia”, como en efecto se hizo40.

Así las cosas, para este Despacho es claro que no le asiste razón a la apoderada en
señalar que la notificación del auto de apertura de investigación no se le llevó a cabo en
debida forma, pues como se explicó, ante la imposibilidad de hacerlo personalmente
porque el disciplinado no compareció, fue necesario acudir al mecanismo del edicto que
la misma Ley disciplinaria contempla para esos casos. Por lo tanto, no puede predicarse
vulneración del debido proceso en esa etapa procesal, pues se observa que incluso se
le informó al oficial de la diligencia que se llevaría a cabo el 15 de febrero de 2010,
indicándole el número del expediente, precisamente para que estuviera presente y
ejerciera sus derechos de contradicción y defensa, oportunidad que tuvo durante más
de trece (13) meses, contados desde el 2 de febrero de 2010, cuando se le envió al
disciplinado el correo institucional enterándolo del contenido de las decisiones
adoptadas en éste radicado, hasta el 30 de marzo de 2011, fecha en la que se profirió
el auto de cargos, razones suficientes para descartar que se le desconoció al sujeto
procesal las bases fundamentales y las garantías de la instrucción y juzgamiento.

Teniendo en cuenta que ninguno de los planteamientos esgrimidos por la defensa como
causales de nulidad tienen la connotación para declarar la invalidez de la actuación a la
luz de previsto en el artículo 143 de la Ley 734 de 2002, la Sala negará por
improcedente la solicitud deprecada, y a continuación se referirá a los demás
argumentos del recurso, en especial a la valoración probatoria que es el tema central de
discusión.

4. ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN JURÍDICA DEL SEÑOR ALVARO NINCO


BERMÚDEZ.

4.1. Análisis de los argumentos en los que se sustenta el recurso.

39 Folio 52 cuaderno 1.
40 Folio 54 ídem.

17
Radicación n°. 161 – 5696

4.1.1 Investigación por los mismos hechos.

Estima este despacho que es necesario en primer orden examinar sí le asiste razón a la
defensa cuando señala que la investigación se deriva de un sinnúmero de qu ejas, qu e
fueron encausadas en un presunto acoso laboral, investigado y archivado en el IUS
2009-268411, por lo tanto se determinará si se trata de los mismos hechos.

A la presente actuación se arrimó por esta Sala, la decisión proferida el 15 de febrero


de 2012 por la Procuraduría Delegada para la Policía Nacional en el radicado 2009-
268411, providencia de la que se puede extraer la siguiente información 41:

Esas diligencias se iniciaron con fundamento en la queja instaurada por el Agente


GILBER ERNEY VALENCIA CALLEJAS, en contra del Coronel José Manuel Sarmiento
Navas y del Teniente Coronel Álvaro Ninco Bermúdez, en su con dición de Comandante
y Subcomandante de la Estación de Policía Quindío, por presunto acoso laboral.

De acuerdo con lo descrito en el acápite de Hechos y Antecedentes, observa este


despacho que el quejoso VALENCIA en su escrito de 7 de julio de 2009 relata la misma
versión de los hechos como los presenta en su denuncia de 14 de agosto de 2009 el
Agente CARLOS ALBERTO RODRÍGUEZ OSORIO, en cuanto a las situaciones
acaecidas al parecer a raíz de un procedimiento realizado el 4 de abril de 2009 en el
municipio de Quimbaya por el Patrullero Canal Bautista John Jairo, relacionadas con las
presuntas manifestaciones que en forma amenazante profirió el TC. Ninco Bermúdez,
por medio de comunicación de radio de la Policía, en el sentido que “del Comandante
para abajo, todos los policías de Quimbaya eran unos corruptos y daba la impresión de que
estuvieran vinculados con los delincuentes, que iba a realizar una investigación y que el que
tuviera que ver lo iba a dejar a disposición de la Justicia Penal Militar ”; la prueba del polígrafo
ordenada por el Comando de Policía Quindío; los traslados de que fueron objeto los
denunciantes y otros compañeros supuestamente por haberse negado a realizar esa
prueba.

En las diligencias radicadas con el IUS 2009-268411, se examinaron las situaciones


descritas por el señor Gilber Erney Valencia bajo la óptica de un posible acoso laboral a
la luz de lo contemplado en el artículo 2º de la Ley 1010 de 2006, pues de acuerdo con
los señalamientos de su queja, fue objeto de expresión verbal ultrajante por parte del
Teniente Coronel ALVARO NINCO BERMÚDEZ cuando el oficial por medio de
comunicación de radio se dirigió a todos los policiales de la Estación de Quimbaya
manifestando que eran unos corruptos y aliados de los delincuentes, y por la supuesta
amenaza de traslado para no laborar en el Departamento de Policía Quindío, la cual se
hizo efectiva en tan solo dos meses.

La Delegada en esa oportunidad se pronunció, con fundamento en los elementos


probatorios recaudados, sobre la prueba del polígrafo practicada al personal policial
adscrito a la Estación de Policía Quimbaya, ordenada por el Coronel JOSÉ MANUEL
SARMIENTO NAVAS, la que encontró fundada en razones de confiabilidad, y como u n
mecanismo preventivo para combatir la corrupción; de igual modo determinó que no se
dio la situación de amenaza de despido por el hecho de haber sido trasladado el
quejoso, planteamientos que llevaron a ese despacho a desestimar la presencia de un
posible acoso laboral atribuible a los investigados SARMIENTO NAVAS y NINCO

41 Folios 583 a 594 cuaderno 2.

18
Radicación n°. 161 – 5696

BERMÚDEZ; en ese orden dispuso la terminación de procedimiento y el archivo


definitivo de las diligencias a favor de los dos oficiales.

Significa entonces que aunque existe similitud en cuanto a los hechos denunciados por
los señores VALENCIA y RODRÍGUEZ respecto al disciplinado NINCO BERMÚDEZ,
sin embargo en el radicado 2009-268411 no existió un pronunciamiento específico de la
Delegada en torno a las manifestaciones que presuntamente dirigió por radio el oficial
en contra de los uniformados de la Estación de Policía de Quimbaya, esto fue el objeto
de la imputación en las presentes diligencias distinguidas con el IUS 292859,
comportamiento que para la instancia transcendió desde dos puntos de vista: (i) un
posible maltrato contra sus subalternos y (ii) la presunta incursión en una expresión
injuriosa contra los mismos, reproches que se enmarcaron en las conductas previstas
como falta disciplinaria en los numerales 2 y 3 de la Ley 1015 de 2006, en cambio,
recordemos que las situaciones descritas en el expediente 2009-268411 fueron
analizadas desde la óptica de un acoso laboral de conformidad con la Ley 1010 de
2006. Ahora, aparece acreditado que al proferir el fallo en el IUS 292859, la instancia
descartó la presencia de la segunda parte del cargo, al considerar que no se trataba de
una manifestación injuriosa, y en esto coincide con la decisión adoptada en el radicado
IUS 268411.

En consecuencia para este despacho no son de recibo los argumentos de la defensa n i


lo que afirma el encartado en su versión, pues no es cierto que el a quo lo haya
investigado y juzgado dos veces por un mismo hecho, y tampoco se trata de decisiones
contradictorias, porque cada una guarda su identidad y sobre esa base en las dos tuvo
oportunidad de defenderse.

4.1.2. IMPUTACIÓN FÁCTICA Y JURÍDICA FORMULADA AL TC. ALVARO NINCO


BERMÚDEZ. (Subcomandante del Departamento de Policía de Quindío).

Con auto de 30 de marzo de 2011, el cargo al disciplinado se le formuló en los


siguientes términos: (folio 300 cuaderno 2)

Se le endilga al Teniente Coronel ÁLVARO NINCO BERMÚDEZ, identificado con la


cédula de ciudadanía No. 80383357, que en su condición de Subcomandante del
Departamento de Policía del Quindío, el 4 de abril de 2009, al parecer hizo
manifestaciones verbales mediante radio, en contra del personal uniformado de la
Estación de Policía de Quimbaya – Quindío, de quienes se refirió con términos no
apropiados, indicando que todo el personal que prestaba sus servicios en esa unidad
eran unos “bandidos”. Manifestación con la cual, de acuerdo con la queja presentada
por el Agente CARLOS ALBERTO RODRÍGUEZ OSORIO, pudo incurrir en un maltrato
contra sus subalternos e incurrir en una expresión injuriosa contra los mismos, toda vez
que en sentir de dicho policial, tales expresiones atentaron contra su honra, ya que él se
encontraba adscrito a esa Estación de Policía para la época de los hechos.

En el fallo la instancia estimó que no se daban los presupuestos para mantener la


última parte de la imputación, porque las palabras que empleó el oficial no tenían la
connotación de una expresión injuriosa al no haberlas dirigido contra una persona
determinada. Por consiguiente la conducta que finalmente el a quo catalogó como
irregular, consistió en el posible maltrato que el oficial dirigió hacia los policiales de la
Estación de Policía de Quimbaya – Quindío, prevista como falta en el artículo 35
numeral 2 de la ley 1015 de 2006.

19
Radicación n°. 161 – 5696

La conducta fue calificada en el auto de cargos provisionalmente como una falta grave,
apreciación que se mantuvo en el fallo; en cuanto a la forma de culpabilidad en la
imputación se consideró que el comportamiento del oficial figura como descuidado e
imprudente en el trato que se debe dar a los uniformados, valoración que en la decisión
de instancia se le concretó a título de culpa grave, por inobservancia del cuidado
necesario que debía imprimir a sus actuaciones, y la imprudencia en sus palabras.

4.1.3 Problema jurídico central de las imputaciones fácticas.

El problema jurídico central de la imputación fáctica, por la que se encontró


disciplinariamente responsable al apelante tiene que ver con la supuesta agresión o
sometimiento a malos tratos en que incurrió el disciplinado respecto a sus subalternos
de la Estación de Policía de Quimbaya – Quindío, al referirse a ellos, a través de radio,
en términos de “bandidos”, según la instancia. Por lo tanto, la valoración probatoria
respectiva se dirigirá a determinar sí se encuentra demostrada la ocurrencia de los
hechos, la existencia objetiva de la falta endilgada a la luz de las disposiciones
normativas citadas como infringidas por la primera instancia, la configuración de los
elementos de tipicidad, ilicitud sustancial y culpabilidad, indispensables para atribuir
responsabilidad, de acuerdo con las alegaciones de la defensa.

4.1.4 Análisis fáctico y probatorio.

En primer orden se examinará por esta colegiatura los testimonios que sustentan fáctica
y jurídicamente la conducta motivo de reproche al disciplinado, confrontados entre sí y
con los rendidos por otras personas, a efectos de establecer sí en el grado de certeza
conducen a demostrar objetivamente la existencia de la falta disciplinaria, a la luz de las
disposiciones normativas citadas como infringidas, y, sí pueden ser consideradas como
un medio de prueba suficiente e idóneo para endilgarle responsabilidad al encartado.

El cargo endilgado se sustentó en las declaraciones rendidas por los Agentes Gilber
Erney Valencia Callejas (folios 140 a 141) y Jairo Antonio Arenas Álvarez (folios 253 a
255), y en la del Patrullero John Jairo Canal Bautista (folios 145 a 146); según la
instancia, éstas personas fueron contestes en señalar que el 4 de abril de 2009, a raíz
de un operativo de requisa que le fue cuestionado al Patrullero Canal Bautista, el
Teniente Coronel Ninco Bermúdez hizo manifestaciones por radio indicando qu e todos
los policías de la Estación de Quimbaya eran unos “bandidos”, testimonios que encontró
concordantes con el dicho del quejoso quien señaló que se había sentido agredido por
ser miembro de la unidad policial a la que se había referido el oficial en términos
soeces. (Folio 301 cuaderno 2).

En el fallo se transcribió y resaltó parte de las declaraciones rendidas por los tres
uniformados citados en precedencia y de otros dos testigos, así:

La respuesta del Agente Gilber Erney Valencia Callejas quien señaló:

“… el señor ALVARO NINCO BERMÚDEZ Subcomandante del Departamento de Policía del


Quindío, por medio de radio, en forma amenazante manifestó que del Comandante para abajo
todos los policías de Quimbaya eran unos corruptos y daba la impresión que estuvieran
vinculados con los delincuentes, que iba a realizar una investigación y que el que tuviera que
ver lo pondría a disposición de la justicia penal militar”. (Folio 140).

20
Radicación n°. 161 – 5696

El testimonio del PT. John Jairo Canal:

“ … Que él iba a informar a los jefes de ese caso, luego de unos minutos llegó mi Capitán
LÓPEZ TOBO, Comandante de Distrito manifestando la misma situación, que por qué lo
habíamos dejado ir, y que iba a informar a mi Coronel ÁLVARO NINCO, el cual salió minutos
después por la radio diciendo que todos los policías de la estación éramos unos bandidos,
desde el auxiliar más nuevo hasta el más antiguo” . (Folio 144).

La declaración del señor Jairo Antonio Arenas cuando expresó:

“… Para la fecha el señor Teniente Coronel NINCO, dijo por la radio interna de la Policía que
nosotros éramos unos delincuentes, esto lo dijo en contra del personal que laboraba en la
estación de policía de Quimbaya”. (Folio 253).

La Delegada también hizo alusión en su decisión a los siguientes testimonios:

Del Intendente Agustín Fuentes Hernández, quien señaló en relación con los hechos
objeto de investigación:

“Referente a las manifestaciones de expresiones dadas por el señor coronel Álvaro Ninco
Bermúdez como subcomandante en ciertas ocasiones cuando yo lo escuché por radio era
cuando hacía los programas donde nos daba las consignas referentes al aumento de la
operatividad y el trabajo sobre prevención, para prevenir los delitos de mayor impacto, esto es
muy normal en los comandos del departamento ya que de manera constante nos está exigiendo
mejores resultados”. (Folio 133).

La respuesta del señor Hernando Giraldo Atehortúa quien manifestó:

“… Nunca escuché esa comunicación, igualmente los señores coroneles por radio salían muy
poco ya que ellos trabajaban por otro canal y si de pronto lo hicieron, lo hicieron un día que yo
no estaba trabajando… Nunca escuché agresiones o maltratos porque los señores coroneles
mantienen en Armenia y nosotros trabajamos en Quimbaya.”

La instancia para proferir el fallo sancionatorio se basó en los testimonios de los


señores Gilber Erney Valencia, John Jairo Canal y Jairo Antonio Arenas, junto con lo
expuesto en la queja por el Agente Rodríguez, declaraciones que según advierte este
despacho, difieren entre sí en los aspectos que a continuación se detallan :

• En cuanto a la expresión que supuestamente utilizó el investigado.

En la imputación fáctica al investigado se le cuestionó haberse dirigido a los policiales


de la Estación de Quimbaya, en términos de “bandidos”, expresión a la que no se
refieren todos los testigos, como se resaltará por este despacho en cada caso.

Según el señor Gilber Erney Valencia el investigado a través de la radi o, “en forma
amenazante manifestó que del Comandante para abajo todos los policiales de
Quimbaya eran unos corruptos y daba la impresión que estuvieran vinculados con
delincuentes…”.

El señor John Jairo Canal señala que el disciplinado “salió minutos después por la radio
diciendo que todos los policías de la estación éramos unos bandidos, desde el auxiliar
más nuevo hasta el más antiguo...”

21
Radicación n°. 161 – 5696

El señor Jairo Antonio Arenas manifestó que “el señor Teniente Coronel NINCO, dijo
por la radio interna de la Policía que nosotros éramos unos delincuentes”.

El quejoso Carlos Alberto Rodríguez Osorio, denunció que el disciplinado “por medio de
comunicación por radio se dirigió a todos los policiales de Quimbaya, manifestando que
éramos corruptos y aliados con delincuentes”.

De acuerdo con lo expuesto, en síntesis el único testigo que señaló que el investigado
utilizó la expresión “bandidos” en los términos indicados en el auto de cargos, fue el
patrullero John Jairo Canal, y en este orden la Sala no encuentra acertado el
planteamiento del a quo respecto a la coincidencia en el dicho de los declarantes, en los
que apoyó su decisión.

• Tampoco hay precisión en los testigos de cargo, sobre las personas contra quienes
el oficial investigado supuestamente se dirigió en los términos de “bandidos”.

El señor Valencia indica que se refirió “del Comandante para abajo”; según el Patrullero
Canal “desde el auxiliar más nuevo hasta el más antiguo”; el señor Arenas indica que
señaló que “nosotros éramos…”, y el señor Rodríguez, quejoso en estas diligencias,
precisó que “se dirigió a todos los policiales de Quimbaya”.

• Los cuatro testigos refieren como antecedente de las presuntas manifestaciones del
Coronel Ninco Bermúdez, un procedimiento que se llevó a cabo el 4 de abril de 2009, y
aunque el quejoso y el señor Valencia coinciden en el nombre del Patrullero Canal
Bautista como la persona encargada del operativo, y esto lo confirma el dicho del propio
uniformado, no corresponde con lo declarado por el señor Jairo Arenas pues manifestó
que fue el Patrullero Galeano quien participó en la requisa al vehículo.

Independientemente de que uno de los testigos no haya precisado el nombre exacto del
uniformado, es innegable que en los cargos y en fallo se tuvo en cuenta los resultados
de ese operativo como un hecho indicador de las expresiones que supuestamente
empleó por radio el TC. Bermúdez en contra de los “subalternos” de la Estación de
Policía de Quimbaya, por lo tanto, considera la Sala, que sí la decisión del a quo se
apoyó en la declaración del Patrullero Canal Bautista para dar por cierta la conducta
reprochada al disciplinado, debió analizar el contexto de ese testimonio, pues allí no
señala a los señores Rodríguez, Valencia y Arenas como las personas que
presenciaron lo ocurrido en el momento del procedimiento policial ni después.

Estima este despacho que la actividad probatoria realizada por la instancia no fue
suficiente, con miras a establecer la existencia de la falta y la responsabilidad del
investigado.

El uniformado Canal Bautista, describe que el procedimiento lo realizó con su


“compañera de patrulla”, a quien no identificó, pero tampoco se indagó al respecto por
el operador disciplinario para llamarla a declarar con el fin de verificar la ocurrencia de
los hechos. El declarante también refirió que después que dejaron ir el vehículo, al lugar
llegaron el Teniente Walteros Sterling y luego de unos minutos el Capitán López
Tobo, Comandante de Distrito, quienes le reprocharon la actuación al uniformado, el
último de ellos manifestó que iba a informar al Coronel ÁLVARO NINCO, “…el cual salió
minutos después por la radio diciendo que todos los policías de la estación éramos
unos bandidos, desde el auxiliar más nuevo hasta el más antiguo” (Folio 144); con
fundamento en lo expuesto, sin lugar a dudas el testimonio de los dos oficiales y de la

22
Radicación n°. 161 – 5696

compañera del patrullero que participó en el operativo eran importantes para comprobar
o desvirtuar el comportamiento reprochado al servidor, sin embargo, esta prueba no se
recaudó.
• Adicionalmente este despacho advierte una falencia en la valoración probatoria de la
prueba testimonial recaudada, pues no se tuvieron en cuenta a favor del disciplinado los
testimonios del Intendente Agustín Fuentes Hernández y del señor Hernando Giraldo
Atehortúa, uniformados que también pertenecían a la Estación de Policía de Quimbaya ,
el primero en calidad de Subcomandante y el segundo como Intendente; ninguno de
ellos se refirió al procedimiento policivo y ambos manifestaron no haber escuchado al
oficial investigado dirigirse por radio contra los integrantes de esa Unidad en los
términos de “bandidos” que se le imputa en el auto de cargos, y que indica el testigo
John Jairo Canal, ni utilizar las otras expresiones que señalan el quejoso y los
uniformados Valencia y Arenas.

4.1.5. Aunado a lo expuesto, esta colegiatura considera que los simples testimonios
recaudados y valorados en forma deficiente, sin haber decretado el de los tres testigos
que presenciaron los hechos, tampoco constituyen la prueba idónea para demostrar la
existencia de la falta y la responsabilidad del investigado, por cuanto sí la “radio” fue el
medio que al parecer utilizó el TC. NINCO BERMÚDEZ, se debió solicitar la respectiva
grabación al Canal del Tercer Distrito de la Estación de Policía de Quimbaya del 4 de
abril de 2009, señalado de manera específica por el quejoso, con el fin de corroborar sí
se dieron esas manifestaciones, los términos empleados, contra quienes iban dirigida s,
y lo más importante efectuar el respectivo cotejo de voz para verificar sí correspondía a
la del oficial encartado, pues aunque en su versión no desconoció haberse comunicado
por radio con quienes participaban en un procedimiento en la plaza de Quimbaya,
precisó no recordar haber acusado a alguien directamente, ni haber utilizado la palabra
que el Agente Rodríguez refiere en su declaración, ya que no suele emplear el término
de “bandidos”, si no lo que pudo decir es que se iba a investigar el procedimiento, ya
que como mínimo debió ser inmovilizado el vehículo, situación que la comentó con el
Comandante de la Región, quien dispuso realizar una prueba de polígrafo.

Aunado a lo expuesto, se debe tener en cuenta que de acuerdo con el dicho del
implicado, nunca tuvo la oportunidad de tratar al señor Agente Carlos Alberto
Rodríguez, quejoso en las presentes diligencias, ni dependía jerárquicamente del
investigado, ni hubo una relación profesional directa con él, se pregunta entonces la
Sala, cómo hizo el uniformado para identificar que la voz que presuntamente escuchó
por radio correspondía a la del oficial y no a otra persona?; por qué no hay prueba que
otros integrantes de la Estación hayan escuchado las supuestas palabras que contra
ellos dirigió el oficial, en contra “del comandante hacia abajo”, si no únicamente el señor
Gilber Erney Valencia Callejas, quien denunció primero en los mismos términos en el
radicado IUS 2009-268411, el Patrullero Canal Bautista, quien tuvo que ver con el
procedimiento cuestionado, y el señor Arenas Álvarez quien no tiene claro el nombre
del uniformado que participó en ese operativo, en cambio se pasa por alto las
declaraciones del Subcomandante de esa Unidad y de Intendente Agustín Fuen tes,
quienes no escucharon nada, se considera que además de la grabación que era la
prueba idónea, la instancia debió decretar otros testimonios de los miembros de esa
Unidad Policial, incluidos los de las tres (3) personas que según el PT. Canal
presenciaron los hechos, y hasta de algunos ciudadanos, como quiera que de acu erdo
con el fallo las presuntas frases del disciplinado en contra de los policiales de la
Estación dejó en entredicho su imagen y honorabilidad ante la colectividad, cu an do n i
siquiera está probado cuáles fueron las palabras que realmente utilizó.

23
Radicación n°. 161 – 5696

Para la Sala, los simples testimonios de cargo, que como quedó visto no son uniformes
en cuanto a la descripción de los hechos, las palabras que supuestamente utilizó, a
quiénes iban dirigidas, no son suficientes, ni pueden considerarse como la prueba
idónea para demostrar la existencia de la falta frente al cargo formulado y en ese orden
determinar la responsabilidad del investigado, como quiera que el material probatorio
recaudado no fue valorado de acuerdo con los criterios de la sana crítica, en los
términos del artículo 141 de la Ley 734 de 2002, ni se tuvo en cuenta que la misma
norma dispone que “en toda decisión motivada debe exponerse razonadamente el
mérito de las pruebas en que ésta se fundamenta”, por lo tanto es claro concluir, que no
existen elementos de juicio que permiten deducir en el grado de certeza que el Teniente
Coronel ÁLVARO NINCO BÉRMUDEZ, incurrió en el comportamiento reprochado por el
cual se le sancionó disciplinariamente, como bien lo señalan los argumentos de la
defensa.

En mérito de lo expuesto, la Sala Disciplinaria

RESUELVE

PRIMERO. DENEGAR, por improcedente, la solicitud de nulidad invocada por la


apoderada del señor ÁLVARO NINCO BERMÚDEZ, en su escrito de recurso de
apelación, conforme a los argumentos expuestos en la parte motiva de la presente
decisión.

SEGUNDO. REVOCAR el ordinal segundo de la parte resolutiva de la providen cia de


5 de marzo de 2013, proferida por la Procuraduría Delegada para la Policía Nacional,
en virtud del cual se le impuso sanción consistente en MULTA de veinte (20) días de
salario básico devengado para la época de los hechos, al señor ÁLVARO NINCO
BERMÚDEZ, identificado con la Cédula de Ciudadanía No.80.383.357, en su condición
de Subcomandante del Departamento de Policía de Quindío, y en su lugar,
ABSOLVERLO del cargo formulado.

TERCERO. NOTIFICAR el contenido de la presente decisión a la apoderada y al


disciplinado, de conformidad con lo establecido en los artículos 101 y siguientes de la
Ley 734 de 2002, advirtiéndoles que contra la misma no procede recurso alguno.

Para efectos de la notificación de esta providencia, la apoderada del disciplinado


registra como dirección la Calle XXXX, y el investigado la carrera XXXX.

CUARTO. Comunicar al quejoso la presente decisión, advirtiendo que no procede


recurso alguno.

QUINTO. Remitir al SIRI copia del presente fallo, por la Procuraduría Delegada para
la Policía Nacional, para la desanotación de la sanción.

24
Radicación n°. 161 – 5696

SEXTO. INFORMAR, por la Procuraduría Delegada para la Policía Nacional, la


decisión de segunda instancia a la División de Registro y Control de la Procuraduría
General de la Nación.

SÉPTIMO. DEVOLVER el proceso a la citada dependencia, previos los registros y las


anotaciones correspondientes.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

JUAN CARLOS NOVOA BUENDIA


Procurador Primero Delegado
Presidente

MARIA EUGENIA CARREÑO GÓMEZ


Procuradora Segunda Delegada

Proyectó: MHGC
Expediente n.° 161 – 5696 (IUS 2009 – 292859).

25

También podría gustarte