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REFLEXIÓN: “El Adulto en Situación de Aprendizaje”

Durante mucho tiempo, al ser humano se le educa para la vida, para


aprender un oficio o para tener un título universitario y una vez que consigue
culminar se le felicita con palabras alentadoras. Sin embargo, algunos
autores consideran que la educación no termina con la niñez y la
adolescencia, sino que continúa a través de toda la vida y llena una
necesidad permanente de los individuos y de allí una de las razones para
justificar la Andragogía, ciencia de la Educación de Adultos, como una
necesidad decisiva para la formación del hombre en cualquier contexto y por
supuesto en el ámbito universitario.
Pero no necesariamente como se plantea la educación universitaria en la
actualidad, proporciona los que se necesita aprender para el día a día, para
la vida personal, para dar respuestas a la sociedad, y mucho menos para el
mundo convulsionado de hoy, por lo que se debe conducir la educación
hacia la formación de ese hombre o mujer para que sea un profesional cuya
vida personal y social sea un continuo aprendizaje, para su mejoramiento
como ser humano y para su desempeño, no como oyente, sino como
intérprete de la Gestión del Conocimiento.
En ese sentido, la Andragogía representa el camino para lograr el
desarrollo exitoso de un proceso de enseñanza y aprendizaje del adulto en el
contexto universitario, diferenciándolo del acto educativo en otros contextos
donde se emplean estrategias basadas en la pedagogía, donde, por
supuesto, se requiere de otros métodos de enseñanza y aprendizaje que
considere los intereses y capacidades de los participantes adultos como
elementos generadores de motivación hacia el aprendizaje continuo, y
asumirla como una actitud de vida que va más allá del hogar, la escuela y la
sociedad.
Por lo anterior, se puede decir que en la actualidad la educación
universitaria, tiene una gran reto, ya que debe gestionar las herramientas,
metodologías, técnicas que respeten los intereses y motivaciones propias de
un individuo psicológica, social y biológicamente maduro, que se centre
fundamentalmente en considerar al hombre como un individuo que se
desarrolla integrado a una comunidad, con características propias, donde el
participante es reconocido como un ente social, cuyos esfuerzos individuales
benefician el conjunto del conglomerado humano como unidad de la
sociedad, el cual tiene capacidad de aprender, desaprender y reaprender
continuamente.
Por este motivo en las orientaciones hacia la construcción de su
aprendizaje, requieren ser acompañados por facilitadores formados de
acuerdo a diseños curriculares y perfiles que contengan la orientación
metodológica para este nivel y que a la vez diseñen y apliquen estrategias
metodológicas adecuadas al momento etáreo, y que por ende conlleven
hacia la participación y autogestión del aprendizaje adulto, ya que en ellos
subyace el compromiso, el interés, la responsabilidad y el conocimiento
experiencial.
Finalmente, resulta importante destacar que el aprendizaje de los adultos
en situación de formación, constituye un encuentro entre adultos, que
aportan con sus vidas, experiencias y su historia, y que, por ende,
necesariamente deberán considerarse y negociar sus necesidades y
expectativas. El éxito entonces dependerá en gran medida del resultado de
este encuentro y de esta negociación.

Margara Pérez
C.I. V- 13.721.976
perez.margara@gmail.com
Fecha: 17/05/2020

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