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LAPIS NIGER

RAFAEL AGUSTÍ TORRES

HISTORIADOR DEL MUNDO ANTIGUO Y ESPECIALISTA EN ARQUEOLOGÍA CLÁSICA

MIEMBRO DE LA CLASSICAL SOCIETY & SOCIETY OF ANCIENT LITERATURE (UNIVERSITY


OF CAMBRIDGE)
I

INTRODUCCIÓN

El Lapis Niger (lat. piedra negra) es un antiguo santuario ubicado en el Foro Romano,
junto con el Volcanal (un santuario al dios Vulcano con el que se relaciona) constituye
los únicos vestigios que quedan del antiguo Comicio (Comitium), una antigua zona de
asamblea que precedió al Foro y que se cree derivaba de un arcaico lugar de culto
fechado entre los siglos VIII y VII a.C. La losa de mármol negro (siglo I a.C.) y el
moderno cierre de hormigón (principios del siglo XX) del Lapis Niger están por encima
de una subestructura que contiene varios elementos y, entre ellos, un bloque de
piedra (cipo) que muestra una de las más antiguas inscripciones en lengua latina (latín
arcaico) y que se data en el siglo VI a.C. proponiéndose diferentes fechas para este
bloque y que describiremos más adelante con detalle. El monumento de la
superestructura y el santuario pudieron haber sido construidos por Julio Cesar (100-44
a.C.) durante su reorganización del espacio del Foro y del Comicio. Alternativamente,
esto pudo haberse hecho una generación antes por Sila (138-78 a.C.) en el transcurso
de uno de sus proyectos constructivos alrededor de la Curia Hostilia, uno de los
edificios que albergó las reuniones del Senado romano durante la República y que,
según la tradición, fue edificada durante el reinado del tercer rey de Roma, Tulio
Hostilio, en el Foro Romano, después de la destrucción de la ciudad de Alba Longa y la
entrada en el Senado de las grandes familias de esta ciudad ( Tito Livio, Historia
Romana, I, 30). Por su parte, Augusto cubrió el lugar con losas de mármol negro y
rodeándolas de planchas de mármol blanco integrando el lugar dentro del Comicio.

Mencionada en muchas de las inscripciones antiguas del Foro que datan de la época
republicana y los primeros días del Imperio, el significado original del Lapis Niger
resultaba oscuro y misterioso incluso para los romanos posteriores, aunque siempre
constituyó un lugar sagrado y de gran significado para ellos. El Lapis Niger fue
redescubierto el 10 de enero de 1899 por el arqueólogo italiano Giacomo Boni (1859-
1925) y excavado entre 1899 y 1905. Está construido en lo alto de un punto sagrado
que contiene objetos mucho más antiguos que se encontraban a metro y medio por
debajo del actual nivel del suelo. El nombre “lapis niger” pudo haberse referido en
origen al bloque de piedra negra o puede referirse también al posterior pavimento de
mármol negro sobre la superficie. Ubicado en el Comicio, enfrente de la Curia Julia,
esta estructura sobrevivió durante siglos debido a una combinación de trato
reverencial y a las construcciones llevadas a cabo encima de ella durante la época final
de la República y el comienzo del Imperio Romano.
II

HISTORIA
Las interpretaciones que se han dado de este santuario han sido muchas y muy
variadas sin que haya, a día de hoy, un consenso unánime al respecto. Se ha
propuesto que este monumento se remonta a los tiempos de la monarquía romana,
entre los siglos VIII y VI a.C. ya que la inscripción encontrada en el cipo del Lapis Niger
habla de un rey (rex, en concreto aparece la palabra RECEI =regi, rex en latín arcaico)
aunque también se ha propuesto que esta palabra pudiera referirse al rex sacrorum
(también llamado a veces, rex sacrificulus) un alto cargo religioso de principios de la
República reservado a los patricios y nombrado por el Pontifex Maximus, lo que
ubicaría al santuario entre finales del siglo VI y comienzos del siglo V a.C., aunque esta
interpretación no parece muy convincente. Al parecer, en algún momento de la
historia, los propios romanos perdieron el significado original de este santuario, esto
llevó a la existencia de varias historias o tradiciones enfrentadas sobre su origen.
Algunos romanos creían que el Lapis Niger marcaba el lugar de la tumba del primer rey
de Roma, Rómulo, o el lugar donde este fue asesinado por los senadores por culpa de
su gobierno despótico (Festo, De significatione, Liber XII, Lapis Niger en Comitium),
otros lo identificaron con la tumba de Hosto Hostilio, abuelo del rey Tulio Hostilio, o
también con la ubicación donde Faustulo, padre adoptivo de Rómulo, murió en batalla
(Dionisio de Halicarnaso). Otros testimonios nos hablan del lugar donde Rómulo fue
llevado por los dioses (Tito Livio 59 a.C.- 17 d.C.) o, incluso autores que negaban este
santuario como la tumba de Rómulo (Horacio).

Placa en el Foro indicando algunas de las identificaciones propuestas

Los primeros escritos que se refieren a este lugar lo consideran como un “suggestum”
donde los primeros reyes de Roma hablarían a la multitud y al Senado en el Foro. Los
altares ubicados aquí son comunes en santuarios durante el periodo más antiguo de la
historia de Roma o finales del periodo etrusco. Como hemos visto se menciona el Lapis
Niger de una manera insegura y ambigua por parte de varios historiadores de
principios del periodo imperial, Dionisio de Halicarnaso (60-7 a.C.), Plutarco (46/50 a
120 d.C.), Festus Grammaticus (siglo II d.C.) que no parecen saber cuál de las antiguas
historias sobre el santuario debía creerse. El texto encontrado en el cipo del interior
del santuario no ayudaba en nada a clarificarles el asunto, siendo objeto de
controversia a día de hoy. El descubrimiento de esta inscripción, claramente arcaica, se
acompaña de un debate sobre su datación. El arqueólogo italiano Giacomo Boni y el
lingüista Luigi Ceci (1859-1927) lo vieron como prueba de la autenticidad de las
historias de Livio sobre los orígenes de Roma y lo dataron en el siglo VII a.C. A esta
posición tradicionalista se opusieron los historiadores Barthold Georg Niebuhr (1776-
1831) y Theodor Mommsen (1817-1903) cuyas obras, escritas antes de las
excavaciones en el Foro, eran autoridad en los estudios sobre la antigua Roma y
presentaban una visión hipercrítica que rechazaba los relatos sobre los orígenes de
Roma relegándolos a la categoría de leyendas sin valor histórico alguno.

Ubicación del Lapis Niger en el Foro Romano

La discusión se desarrolló entre los partidarios del tradicionalismo que defendían una
datación comprendida entre los siglos VII y VI a.C. y los críticos que proponían una
fecha comprendida entre los siglos V y IV a.C. Aunque las posiciones hipercríticas
también eran defendidas por Ettore Pais (1856-1939), el asunto tomó rápidamente la
apariencia de una disputa chovinista entre alemanes e italianos. Las investigaciones
posteriores llevadas a cabo entre 1955 y 1960 han permitido localizar elementos del
monumento datados a finales del siglo VI a.C., es decir, de finales del periodo
monárquico.

Plano que indica la estructura superior del santuario con las losas de mármol negro

Lapis Niger contenido de la subestructura (santuario arcaico)


En noviembre de 2008 una intensa lluvia dañó la cubierta de hormigón que había
estado protegiendo el Volcanal y sus monumentos desde los años 50 del siglo pasado,
esto incluye el bloque de piedra inscrita (el mármol y la cubierta de cemento es una
mezcla del mármol negro original y cemento moderno usado para crear y mantener el
mármol antiguo en su lugar) Actualmente una cubierta protege los antiguos restos
hasta que se repare el monumento permitiendo ver al público el suggestum original
por primera vez en 50 años, la naturaleza de las cubiertas y las reparaciones en
desarrollo hacen imposible ver la subestructura del Lapis Niger desde el exterior, pero
se puede acceder a través de una escalera descendente.

Recreación de la superestructura del Lapis Niger

Cubierta moderna del yacimiento del Lapis Niger


III

DESCRIPCIÓN

El Lapis Niger pasó por varias modificaciones a lo largo de su historia, las estructuras
originales fueron sepultadas y recintadas en la época republicana tardía, cubierta de
un pavimento de mármol negro y considerado un “lugar funesto”, a causa de la
profanación del santuario efectuada por los galos durante el saqueo de Roma en el año
390 a.C. Se ha apuntado anteriormente que estas modificaciones pudieron ser llevadas
a cabo por Sila o por Julio César éste último durante su reorganización del Comitium,
posteriormente vendrían las modificaciones realizadas por Augusto en el lugar. Pero,
básicamente, hay dos consagraciones: un santuario tradicional que fue arrasado y,
posteriormente, enterrado bajo lápidas de mármol negro durante el transcurso del
siglo I a.C., dando así al lugar una segunda consagración.

El santuario original.

La versión original del yacimiento, excavado por primera vez en 1899, incluía una
plataforma sobre la cual se hallaba un altar de tufo (toba) “in antis” con un basamento
y un pequeño pedestal entre las aberturas; un cipo prismático con una inscripción
fragmentaria en latín arcaico, una de las inscripciones más antiguas que se conocen
junto a la Fíbula Praenestina – CIL I, 3 - (el texto de la fíbula, de mediados del siglo VII
a.C. está considerado el más antiguo en lengua latina -latín arcaico-, en 2011, tras los
análisis efectuados con microscopía electrónica y microsonda electrónica pasó a
datarse correctamente) y el Vaso de Duenos ( finales del siglo VII a.C.), la inscripción
del Lapis Niger –CIL I, 1 ILS 4913- está fechada a finales del siglo VI a.C. (ca. 510 a.C.).

Fíbula Praenestina
Vaso de Duenos

Inscripción de Duenos

Del altar no subsiste más que la base que pertenece a una estructura no identificada.
Delante del altar hay otros dos basamentos que podrían haber sido agregados por
separado del altar principal. El historiador Marco Verrio Flaco (cuyo trabajo se
conserva sólo en el epítome de Pompeyo Festo) contemporáneo de Augusto, describió
la estatua de un león descansando en cada base: “así como pueden verse hoy en día
custodiando las tumbas”. A veces se alude a esta estructura como el Volcanal ya que
este santuario se hallaba a 5 metros al sudeste del Lapis Niger y seguía existiendo en
tiempos de Augusto. También se añadió, en otro momento, una columna honorífica
que, posiblemente, tuviera una estatua en lo alto. Dionisio de Halicarnaso, de visita en
Roma en la época de Augusto, recuerda la presencia de una estatua de Rómulo en el
Volcanal junto a una inscripción en caracteres “griegos”, la cercanía de este lugar
descrito con respecto al Lapis Niger ha hecho pensar en una reconstrucción más tardía
de la inscripción y del antiguo santuario. Santuarios dedicados a los fundadores de la
ciudad existían también en otras zonas: en Lavinium existía una capilla dedicada a
Eneas deificado, y también las ciudades griegas tenían un “heroon” en el Ágora,
dedicados a los fundadores verdaderos o supuestos. Las excavaciones arqueológicas
(1899-1905) revelaron varias dedicatorias a partir de fragmentos de cerámica griega de
estilo corintio, estatuas y restos de sacrificios de animales alrededor del yacimiento en
una capa de grava deliberadamente colocada allí. Todos estos restos datan de un
periodo comprendido entre los siglos VII y V a.C.

Giacomo Boni en las excavaciones del Lapis Niger (1899-1905)

Reconstrucción de los restos del santuario arcaico


Plano del santuario arcaico (A) altar; (B) pedestal de toba; (C) base de estatua; (D) cipo
con inscripción; (E) estructura no identificada. El pedestal de toba (B) es posible
estuviera adornado por una piedra cónica de color negro, frecuente en las tumbas
etruscas.

Reconstrucción hipotética de la columna y estatua del santuario arcaico del Lapis


Niger.
El segundo santuario.

Los monumentos del primer santuario quedaron ocultos en un momento no


determinado, ya fuera por actos de vandalismo o por elevar el nivel del Foro. El
material de relleno primitivo contenía cenizas, estatuillas de bronce, terracota,
cerámicas fechadas a partir del siglo IV a.C. y elementos de épocas posteriores que
colocarían al nuevo lugar entre los siglos II y I a.C. a más tardar.

Estatuillas votivas (exvotos) encontradas en el Lapis Niger

Estatuilla en bronce de augur portando un lituus procedente del Lapis Niger


Imagen antigua tomada durante las primeras excavaciones (1899-1905) del santuario
del Lapis Niger, al fondo el arco de Septimio Severo

La segunda etapa (siglo I a.C.), demolida para hacer espacio a un mayor desarrollo del
Foro, es un santuario mucho más simple. Un pavimento de mármol negro fue colocado
encima del lugar original, rodeándolo con un murete o parapeto formado por losas de
mármol blanco colocadas verticalmente, que evidenciaban restos de restauraciones. El
nuevo santuario quedaba afuera de los “Rostra”, la plataforma de los oradores
senatoriales; por debajo estaban los restos datables en el siglo VI a.C.

El Lapis Niger (abajo a la izquierda de los Rostra) en el nuevo Foro


Vista general del yacimiento del Lapis Niger antes de la colocación de la colocación de
la moderna cubierta.

IV

La Inscripción

Una de las piezas fundamentales halladas en el santuario arcaico del Lapis Niger lo
constituye el cipo prismático que contiene la inscripción. Se trata de un cipo hecho de
toba con unas medidas de 47x52 cm. y una altura entre 45 y 61 cm. La inscripción de
este cipo tiene varias características interesantes, la tipografía se asemeja más al
alfabeto griego arcaico que a ningún alfabeto latino conocido, puesto que está
cronológicamente más cercano al préstamo original del alfabeto griego realizado a
través de las colonias griegas de Italia en la Magna Grecia como por ejemplo,
Cumae/Kyma. El alfabeto griego de Cumae fue adoptado por los etruscos y que pudo,
a su vez, ser adoptado por los romanos de la época bien directamente de los etruscos,
bien de las colonias griegas, siendo lo primero lo más probable. La forma de las letras
etrusco-latinas y la escritura bustrofedónica garantizan la gran antigüedad del
monumento, superior y quizá en mucho, al año 500 a.C.
Cipo del Lapis Niger

Lapis Niger cipo


Inscripción del cipo del Lapis Niger

En tiempos republicanos, los romanos ya no entendían ni la escritura ni el lugar, es


posible que Dionisio de Halicarnaso los creyese griegos, si se refiere a este cipo cuando
escribe (II, 54) “Con los despojos dedicó (Rómulo) una cuadriga de bronce a Vulcano y
allí al lado levantó su propia estatua y una estela en que enumeraba sus hazañas en
una inscripción en letras griegas”. Los renglones de la inscripción discurren en sentido
horizontal, por lo que las letras se encuentran acostadas, también la inscripción está
escrita en bustrofedónica (es decir, como los bueyes trazan de un extremo al otro del
campo el surco del arado): se leen de derecha a izquierda en un renglón y de izquierda
a derecha en el siguiente. Muchas de las inscripciones latinas más antiguas están
escritas en este estilo. Sólo las líneas 11 y 12 corren en el mismo sentido. Por otro lado,
la línea “rem hai” o “rem hab” presenta la particularidad de tener los caracteres
invertidos de alto a bajo, esta es una variante del bustrofedon conocida como
“bustrofedon inverso” que consiste en retomar el soporte después de cada línea para
continuar escribiendo la siguiente. El significado de la inscripción es difícil de discernir
puesto que faltan el principio y el final y sólo sobrevive el tercio de una mitad de cada
línea (se ha calculado una pérdida de texto de entre la mitad y las dos terceras partes).
La lectura más inmediata parece dedicar el santuario a un rex (rey) y a lanzar una
maldición a cualquiera que se atreviera a profanar el lugar. El Corpus Inscriptiorum
Latinarum tiene registrada la inscripción del Lapis Niger como CIL I, 1, es decir
encabezando el Corpus que es el repertorio monumental de todas las inscripciones
latinas de época romana clasificadas cronológicamente por el lugar de su
descubrimiento. El CIL clasifica esta inscripción como CIL I, 1, ILS 4913 locus
repertionis: Roma ca. 510 a.C. Hasta que se probó la autenticidad de la Fíbula
Praenestina (ver más arriba), la inscripción del Lapis Niger se consideraba una de las
dos inscripciones latinas más antiguas y tiene una importancia fundamental para el
estudio de la evolución de la lengua latina.

Transcripción.

Se han propuesto diferentes transcripciones del texto, seguidamente ofrecemos una


selección, empezando en caracteres latinos actuales.

Lado a, oeste: QVOI.HOI.SAKROS.ES.ED.SORD

Lado b, norte: OKAFHAS.RECEI.IO.EVAM.QVOSRE

Lado c, este: M.KALATO.REM.HAB.TOD.IOUXMEN.TA.KAPIA.DOTAV

Lado d, sur: M.I.TERPE.M.QVOI.HA.VELOD.NEQV.IOD.IOVESTOD

En la arista entre el primer y el último lado hay un renglón más, en letras más
pequeñas, que dicen: LOIVQVIOODQO

Johannes Stroux ha intentado interpretar el significado del fragmento superviviente


(Stroux, Johannes 1931, p. 460) así también Georges Dumézil, Robert E. A. Palmer y
Arthur E. Gordon (Gordon, A. E. 1983, p. 79)

Una segunda transcripción propuesta es:

QUOI HONC (…)/(…) SAKROS ES/ED SORD(…)

(…) OKA FHAS/RECEI IO (…)/(…) EVAM/QUOS RE(…)

(…) KALATO/REM HAB (…)/(…) TOD IOUXMEN/TA KAPIAD OTAV(…)

(…) M ITER PE(…)/(…) M QUOI HA VELOD NEQV(…)/(…) IOD IOUESTOD

LOVQVIOD QO(…)

Georges Dumézil propuso la siguiente transcripción:

I a1 quoiho

b 2-3 sakros:es/ed:sord…

II a 4-5 …iaias/recei:/o…

b 6-7 …evam/quos:re…
III a 8-9 …m:kalato/rem:ha…

b 10-11 …od:io:uxmen/takapia:dotau…

IV a 12 … m:i:te: r pe

b 13-14 …m:quoiha/velod:nequ…

c 15 …od:iovestod/

V ioiuquiodpo

La inscripción bustrofedónica del Lapis Niger y una de las transcripciones propuestas

Por otro lado, Arthur E. Gordon propone la siguiente:

qvoiho(.)… (o qvoi ho/…)

sakros:es/ed:sord…

…(..)a(..)as/recei:ic (o io)

…evam/qvos:re…

…m:kalato/rem:hab (o ha/)

…tod:iouxmen/ta:kapia:duo:tavr…
m:iter(..)…

…m:qvoiha/velod:neqv…

…(.)od:iovestod/

loivqviodqo…

Los números romanos representan las cuatro caras del cipo más el borde, fragmentos
de cada cara están marcados con las letras (a,b,c), los números arábigos señalan líneas,
el signo (/) marca el final de una línea. En la lectura de Gordon la “v” de “duo” se lee
inscrita en el interior de la “o”.

Seguidamente presentamos el texto de la inscripción del Lapis Niger, su relación con


elementos del latín clásico y una posible interpretación de esos elementos.

Lapis Niger Latín clásico Interpretación

quoi hoi (o hon) QUI HVNC (locum violaverit) quien viole este lugar

…sakros es SACER EST (SIT) será maldito

ed sorm (o sord) … …

…ia. ias (o oka fhas) … …

regei ic… (o io, o Io) REGI al rey

…evam … …

quos ri… (o re) … …

…m kalato-rem hai (o hab) CALATOREM el heraldo

…o iod (o tod) iouxmen IVMENTA el ganado

ta kapia dotav (o kapiad otav) CAPIAT toman

m ite ria… (o rit, o iter p…) … …

…m (o n) quoi ha- … …

velod nequ… … …

…odiovestod… (o iod iovestod) IVSTO justo

(…loivquiod o loivquiod qo)… … …


Se trataría de una prescripción de carácter religioso, tal vez la prohibición de pasar por
el lugar, y en caso de hacerlo, quedar bajo la consagración de los dioses del
inframundo (SAKROS ESED se podría traducir como SACER SIT), posiblemente existiera
en ese lugar un antiguo sepulcro, quizá ocupado, que no debía ser profanado por
ningún motivo. Es útil mostrar su versión en latín clásico para hacer resaltar las
notables diferencias en particular para la morfología y la fonética:

QUI HUNC (…) SACER SIT (…) REGI

CALATOREM (…) IUMENTA

CAPIAT (…) IUSTO

que se cree pueda ser (parcialmente) completada de la siguiente manera:

QUI HUNC (LOCUM VIOLAVERIT) SACER SIT (…) REGI

CALATOREM (…) IUMENTA CAPIAT (…) IUSTO

cuya traducción al español sería:

“Quien viole este lugar sea maldito (…) al rey

el heraldo (…) llevar el ganado (…) derecho”.

Se admite generalmente, que la lectura de las primeras líneas trata de la habitual


maldición dirigida a quien pudiera violar el santuario, se reconoce también, sin
dificultad, algunas palabras latinas: regei (dativo arcaico de rex “rey”), calator
(heraldo), iumentum (bestia de carga), capiat (toman), pero no es posible dar un
sentido cierto a una inscripción tan fragmentaria. Georges Dumézil propuso en 1951
una hipótesis que Pierre Grimal calificó de “brillante”, esta interpretación trataría de la
prohibición absoluta de desenganchar los animales de tiro antes de la llegada al
Comitium, el cual era un lugar sagrado. Los posibles excrementos que los animales
pudieran dejar en el lugar se considerarían una señal de mal augurio, según Dumézil la
palabra “havelod” podría designar “heces” (aluus en latín clásico). Por otro lado otro
investigador, Filippo Coarelli, está más de acuerdo con la interpretación dada por
Festus Grammaticus que indica que el Lapis Niger es un lugar funesto debido a la
muerte de Rómulo (Coarelli, F. 1994, pp. 45-47). Y otra tradición transmitida por
Dionisio de Halicarnaso, dice que el Lapis Niger es el antiguo Volcanal, donde Rómulo
habría sido asesinado, un santuario al aire libre y señalado por una inscripción en
caracteres griegos arcaicos.

Dumézil declinó interpretar las primeras siete líneas con la alegación de que la
inscripción estaba demasiado dañada, al tiempo que reconocía que era una
prohibición bajo amenaza. El intento de Dumézil (Dumézil, Georges 1958, pp. 109-111
y 1959, p. 102) se basa en la asunción de un paralelismo de algunos puntos del texto
fragmentario inscrito en el monumento y en un pasaje de De divinatione (II 36.77) de
Cicerón “Huic simile est, quod nos augures praecipimus, ne iuges auspicium obveniat,
ut iumenta iubeant diiungere”, en ese pasaje, Cicerón discutiendo las precauciones
adoptadas por los augures para evitar auspicios embarazosos, afirma “… a esto se
parece lo que los augures prescriben, para evitar la ocurrencia de los iuges auspicium,
que ellos ordenan liberar del yugo a los animales (que están uncidos)”. “Ellos” denota a
los calatores, esclavos públicos que los augures y otros sacerdotes tenían a su servicio,
y quienes, en el pasaje citado, ejecutan órdenes dirigidas a evitar que los profanos
cometiesen alguna infracción y, que por su acción inconsistente, dejasen sin efecto el
ritual sagrado (Suetonio, Grammatica 12; Servio ad Georgicas I 268; Macrobio
Saturnalia I 16, 9). Incluso aunque sea imposible conectar significativamente con el
resto del texto sería significativo de cómo, en la época de la monarquía romana, el
augurio se consideraba perteneciente al rey. Cicerón, en el mismo tratado, afirma “la
adivinación, así como la sabiduría, era considerada regia” (Cicerón De divinatione I 89).
Los iuges auspicium son definidos así por Pablo el Diácono (Paulus ex Festus s.v. iuges
auspicium p. 226 L2 nd) “Los iuges auspicium acontecen cuando un animal bajo el yugo
se hace excrementos” (iuges auspicium est cum iunctum iumentum stercus fecit).

Varrón al explicar el significado de la Via Sacra, afirma que los augures avanzan a lo
largo de esta vía después de dejar el “arx” usado para inaugurar “ex arce profecti
solent inaugurare” (Varrón, De Lingua latina V 47). Es obvio que mientras avanzaban
por la Via Sacra debían evitar encontrarse con un iuges auspicium. Como la Via Sacra
comienza en el Capitolio y se extiende a lo largo de todo el Foro, en el descenso desde
la colina al Foro el primer cruce con el que se encuentran, esto es, el primer lugar
donde el incidente en cuestión podía ocurrir, fue llamado Vicus Iugarius: Dumézil cree
que su nombre debe entenderse de acuerdo a la prescripción establecida sobre el
tema, de hecho el Comitium, donde se encuentra el Lapis Niger, está muy cerca, al
lado izquierdo de su cruce. Este hecho haría natural que el cipo con la inscripción se
colocara exactamente allí, como una advertencia a los peatones de lo que podía
ocurrir. En apoyo de tal interpretación de la inscripción del Lapis Niger, Dumézil
enfatiza la aparición de la palabra “RECEI” (caso dativo arcaico de “rex”). Las líneas 8-9
pueden leerse como: (el augur o el rex) (…iubet suu)m calatorem ha(ec calare), las
líneas 10-11 podrían ser (…iug)o (o) (…subiugi)o (o) (…iugari)o, iumenta capiat. Esto es:
“que él toma los animales uncidos de debajo del yugo” (con un prefijo de separación
ex o de antes del ablativo), la línea 12 podría, según esto, interpretarse como (… uti
augur/rex ad…)m iter pe(rficiat). Las líneas restantes podrían interpretarse de manera
similar desde el punto de vista de Dumézil: iustum y liquidum son términos técnicos
usados como auspicios cualificados, queriendo significar “regular, tomado
correctamente y favorables” (Dumézil afirma que un uso semejante está atestiguado
tres veces en Plauto). Más aún, la forma original del latín clásico “aluus” –abdomen- y
también –heces-, como se atestigua aún en Catón el Viejo, fue “aulos” que Max
Niedermann reconstruye como “au(e)los”. La “h” en quoi havelod denotaría un hiato
como en “ahen(e)us, “huhuic” (esto es bisílabo huic). Dumézil propone luego la
siguiente interpretación para las líneas 12-16: “…ne, descensa tuc iunctorum
iumentoru)m cui aluo, nequ(eatur –operación religiosa bajo maldición en el infinitivo
pasivo- auspici)o iusto líquido”. El hiato marcado por “h” en la línea 13 requeriría leer
la palabra antecedente como “quoii”, dativo de quoi: quoiei es el dativo antiguo del
pronombre relativo acentuado, pero no puede suponer que en el pronombre
indefinido enclítico el dativo podría haberse reducido pronto a quoii. La “e” en
“anelod” puede verse como una vocal irracional como en numerus de nom-zo: cf.
etrusco Avile. Por lo que se refiere a “loi(u)quod” puede ser una forma arcaica de un
tipo que puede citarse en otras ocasiones, como lucidus y Lucius, fluuidus y fluvius,
lividus y Livius. Michael Grant, en su obra Roman Forum (Grant, Michael 1974, p. 50)
escribe: “La inscripción que se encuentra debajo del mármol negro… claramente
representa un trozo de ley ritual…Las palabras iniciales son traducibles como una
advertencia de que un hombre que dañe, contamine o viole el lugar será maldito. Una
reconstrucción del texto la interpreta como refiriéndose a la mala fortuna que podría
causar si dos cabezas de ganado unidas bajo el yugo, pasaran al tiempo en que sueltan
excremento simultáneamente. La coincidencia sería un augurio peligroso”. Que la
inscripción pudiera contener algunas leyes de un periodo muy temprano es algo que
reconoce también Allen C. Johnson (Johnson, A. C., Coleman-Norton, P. R. & Bourne, F.
C. 1961, p. 5).

Figura de bronce de campesino con bueyes uncidos (Museo Nazionale Etrusco de Villa
Giulia, Roma) siglo V a.C.

En lugar de eso, Palmer sobre la base de un análisis detallado de cada palabra


reconocible, dio la siguiente interpretación de esta inscripción, que él considera
también que es una ley: “Quien quiera (que violase) esta (arboleda), sea maldito. (Que
nadie arroje) desechos (ni lance un cuerpo…). Seamos legales al rey (para sacrificar una
vaca en compensación). (Que pague) una (multa) por cada (ofensa). A quien el rey
(sancione que entregue vacas). (Deja que el rey tenga un …) heraldo. (Que unza) a una
pareja, dos cabezas, estéril … A lo largo de la ruta … (Él) que no (sacrificara) con un
animal joven … en … asamblea legal en la arboleda…” (Palmer , Robert E. A. 1959, p.
51). Esta interpretación la rechaza Georges Dumézil (Dumézil, G. 1970, pp. 1039-1045)
quien encuentra impensable entender “kapia” por (iumentorum) “capita”, de un
hipotético “kape” –caput-, “cabeza”, y “louqus” por “lucus” “arboleda”.

CONCLUSIÓN

Después de analizar los principales elementos materiales encontrados en el Lapis


Niger, las traducciones e interpretaciones de la inscripción del cipo y teniendo en
cuenta las referencias de la historiografía antigua, creo que la explicación del santuario
puede encontrarse en una combinación de todos estos elementos. Indudablemente
este lugar levantado durante el siglo VI (sin poder precisar la fecha exacta y quizá en el
sitio de un anterior lugar de culto) estaba relacionado con la figura de un personaje
relevante de la historia arcaica de Roma o, incluso, con la propia fundación de la
ciudad. Esta relación pudo ser de tipo físico (tumba, cenotafio, heroon), pero, además,
con una relación desde el punto de vista legal y religioso de la ciudad (Comitium), esto
lo hacía un lugar especialmente sagrado y esta condición debía de hacerse conocer a la
población de la ciudad y también a todo aquel ajeno a ella, era necesario pues, ponerlo
por escrito para evitar profanar de cualquier modo un lugar tan sagrado, y una
profanación de este lugar bien podría ser debida a los motivos expuestos por Dumézil
en su interpretación del texto del cipo. Por tanto el santuario de la Lapis Niger tenía
una relevancia especial por estar relacionada con algún importante personaje de los
primeros días de Roma y por ser un centro relevante en lo religioso y lo social de
aquellos tiempos. Si este lugar sagrado fue violado por los galos en 390 a.C. lo convirtió
en un lugar “infausto” esta condición de lugar infausto vendría dada por su propia
sacralidad. El color negro del mármol empleado siglos después durante sus reformas
indicaría esta naturaleza infausta y, al mismo tiempo, una señal del carácter tan
especial del lugar, para que todos recordaran en la ciudad la naturaleza del sitio, un
lugar otrora sacro y después desacralizado pero con una presencia y un recuerdo muy
significativos en el pueblo romano, había sido violado pero su importancia y
simbolismo seguían siendo tales que el lugar fue mantenido durante siglos, no se le
hicieron reformas desde los comienzos del siglo IV hasta mediados/finales del siglo I a.
C., pero tampoco fue destruido. Las investigaciones actuales apuntan a esta dirección,
el Lapis Niger era un lugar asociado a un importante personaje relacionado con la
fundación de Roma y el texto del cipo es un edicto que amenaza con graves
repercusiones a quien violase este santuario. El texto es también de gran importancia
como evidencia arqueológica de que realmente hubo reyes en Roma. Muchos
historiadores escépticos dudaban de que el “periodo monárquico” citado por las
fuentes clásicas hubiese existido realmente. El RECEI de la inscripción evidencia que
hubo en la Roma arcaica algún tipo de monarquía. De todas formas algunas partes del
yacimiento del Lapis Niger permanecen aún sin excavar y son todavía varias las
preguntas sin respuesta que este fascinante lugar todavía tiene, desgraciadamente el
texto de la inscripción no está completo, queda determinar todavía si hubo aquí una
tumba o no, o si la columna que supuestamente pudiera soportar una estatua
pertenece al mismo momento de la construcción del santuario arcaico o fue colocada
después. Si la fecha del cipo es más o menos correcta, el CIL la data en 510 a.C., como
también Filippo Coarelli (Coarelli, F. 1994, PP. 45-47) pero otros investigadores le dan
fechas diferentes, entre 560-550 a.C., no posterior al siglo V a.C. (Hülsen, Christian
1906) o incluso de comienzos del siglo IV a.C. (Ernout, Alfred, 1916, p. 5), podríamos
pensar en el nombre concreto de algún rey de Roma, pero esto es suponer sin base
suficiente. Sin embargo, cuando el caminante recorra esta zona del Foro, no debe
olvidar que allí, a poca profundidad del pavimento actual, se encuentra el lugar que, en
su momento, fue considerado uno de los más sagrados de la antigua Roma, y que este
lugar todavía nos promete muchas sorpresas.

Lapis Niger
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