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EL ARTE ROMANO
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Hasta los primeros años del siglo XX, el Arte Romano era despreciado a favor del realizado en Grecia,
que conocieron en las colonias de la Magna Grecia durante sus campañas de conquista del Sur de Italia
y afianzaron definitivamente a partir del siglo II a.C., cuando Roma ocupa definitivamente Macedonia y
Grecia. Por ello, se llegó a considerar que el arte romano era una imitación y ampliación del arte
griego, hasta los estudios de la llamada “Escuela de Viena”: donde se consideró la influencia griega y
etrusca, pero destacando su carácter autónomo. Roma unía al sentido estético griego su carácter
utilitario y funcional (tanto en obras públicas de envergadura como acueductos, termas, teatros, etc. ,
como los objetos utilitarios concebidos en serie como vasijas, vajillas, etc.).
La cúspide aristocrática tanto en la etapa republicana como en la imperial seguían el clasicismo griego
mientras que las clases bajas y en provincias primaba lo que se llamaba “arte plebeyo”, en contraste
con el “arte áulico” de claro carácter neoclásico.
Hasta hace medio siglo se consideraba como arte romano tan sólo al que se desarrolló desde el siglo III
a.C. hasta el siglo V d.C., es decir, los últimos dos siglos de la República hasta la caída del Imperio
Romano en el 476 a.C., siendo los tiempos precedentes un periodo gris a la sombra de etruscos y
griegos. Pero los trabajos actuales buscan las raíces de Roma en estratos más primitivos.
A pesar del fuerte centralismo ejercido por Roma sobre sus provincias (Fig.1), que trajo consigo un arte
bastante uniforme, las diferentes tradiciones culturales de cada territorio dio lugar a diferentes focos
con afinidad estilística diferente y diferente cronología, será el llamado “arte romano provincial”.
Fig.1 Mapa con los “límites Imperii” en su máxima expansión, con Trajano (98/117).
TEMA 8. El NACIMIENTO DEL ARTE ROMANO (753-509 a. C.)
1. La Roma de la monarquía.
1.1 Los orígenes de Roma.
En sus orígenes Roma era tan sólo una aldea de pastores situada en el Palatino, una de las colinas
próximas al paso vadeable del río Tíber. El control de este lugar estratégico se remonta al menos al
siglo X a.C. Pero era un origen humilde que no convenía a los romanos y éstos en el siglo IV a.C.
tejieron una historia mítica para sus comienzos, remontándose a los tiempos de la guerra de Troya, de
donde huirían Eneas y su familia junto a algunos compañeros. Tras un largo periplo se asientan en las
Colinas Albanas. Rómulo y Remo, descendientes de Eneas e hijos de Marte, realizaron la fundación
mítica de la ciudad el 21 de abril de 753 a.C., (punto cero de la datación romana).
El periodo monárquico se reparte entre 7 reyes, el
primero Rómulo, Numa Pompilio, Tulo Hostilio, Anco
Marcio, Tarquino Prisco, Servio Tulio y Tarquino el
Soberbio cuyos hechos son una mezcla de historias y
acciones legendarias. Roma se establece sobre las 7
colinas: Capitolio, Palatino, Aventino, Celio, Esquilino,
Viminal y Quirinal. A principios del siglo VI ya era una
ciudad, con casas construidas de mampostería y muralla
de tierra con empalizada. Un canal de drenaje desecó
el pantanoso valle de entre las colinas, donde se
instalarían las construcciones del futuro foro.
En el año 509, tras el despótico reinado de Tarquino el
Soberbio, los romanos le destituyen e instauran la
República: sociedad elitista, presida por dos cónsules
que se elegían cada año entre los miembros del senado.
En el Senado se reunían solo los más ricos, dejando
fuera a los plebeyos. La reacción a los abusos permitió,
en el año 494 a.C., que los tribunos se incorporasen al poder, aunque ello no libró a la República de los
continuos conflictos sociales.
Fig.1 Tésera en marfil del área sacra de San Homobono, Roma, h. 570 a.C. Antiquarium Communale, Roma.
Paralelamente, en los depósitos votivos del Foro Boario y al pie del Capitolino, han aparecido
inscripciones en lengua etrusca, demostrando que durante el siglo VI a.C. era el lenguaje que algunas
personas que vivían en Roma hablaban, y participaban también de sus cultos. La tradición conserva el
nombre de vicus tuscus o barrio etrusco que indica y alude a la presencia de una zona etrusca en el
cuerpo urbano de Roma, situada al suroeste de la llamada Roma quadratta, entre el Capitolino y el
Palatino y a poca distancia de la zona sagrada de Sant`Omobono.
La leyenda de la fundación de Roma debe mucho a la aportación de la “disciplina etrusca”. Para
proceder a la fundación de Roma, Rómulo hizo venir desde Etruria a augures especialistas en el rito.
Unos muros de piedra marcan el lugar sagrado elegido y punto central religioso de la ciudad.
La existencia de un cuerpo de augures, formados en tierras etruscas, se convirtió en fundamental para
Roma, tal como refleja la estatuilla hallada en Lapis Niger (antiguo santuario en el Foro Romano, junto
al Comicio):
Estatuilla de Augur, siglo VI a.C. bronce, Lapis Niger, supuesta tumba de Rómulo en el foro. Demuestra
la importancia de los augures para los romanos (Fig2a).
Augur en bronce. Siglo III a.C. Encontrado cerca de Roma. Sus atributos eran un vestuario especial, sin
costuras ni botones, un gorro puntiagudo muy característico y el lituus o cetro con un extremo
curvado, símbolo del poder religioso que heredarían los sacerdotes romanos, dando lugar al báculo
eclesiástico cristiano (Fig.2b).
Fig.2a Estatuilla de Fig.2b Augur en bronce, Fig.2c Augur en cerámica sigillata
augur, bronce, Lapis s. III a.C. Cerca de Roma. romana, taller de Rasinius, h. 15 a.C.
Níger, h. 550 a.C. Musei Vaticani. Tubinga.
Museo del Foro,
Roma.
Otras influencias etruscas: También le deben a Etruria la toga picta o manto púrpura, (que adoptarían
los reyes, senadores y emperadores), la sella curulis o silla plegable, (de marfil y maderas finas que
identifica a la magistratura), los fasces (varas símbolo de la justicia para el apaleamiento público o la
ejecución de la pena de muerte si lleva un hacha), los juegos gladiatorios o el gusto por las carreras de
carros o el espectáculo del triunfo (cortejo ceremonial para celebrar la victoria de los generales en
guerra).
Más influencias etruscas:
-La arquitectura religiosa romana se basa en el modelo etrusco del templo, con triple cella rectangular.
-Adopción del arco de medio punto.
-El mundo funerario etrusco aportó dos géneros: la narración histórica y el retrato.
-El retrato etrusco del siglo V a.C. tenía signos distintivos propios, como la gran atención prestada a un
rostro no idealizado. El mundo romano fue continuador de las formas etruscas. El retrato romano
surge por la necesidad de representar en el Foro a los cónsules romanos lo más fielmente posible. -
Utilizaron el saber de los etruscos en materias como la desecación de zonas pantanosas y el drenaje a
través de sistemas de cloacas. Los romanos adoptarán la domus del mundo etrusco, pero dotándolas
de mayor monumentalidad.
Fig.5 Restos de la cabaña de Rómulo, Palatino. Fig.5b Reconstrucción de la cabaña de Rómulo, sg. F. Coareli.
A mediados del siglo VII a.C se sustituyó por el modelo de casas con habitaciones. En la base del
Palatino se encontraba un templo de madera dedicado a Vesta, de planta circular y columnata de
postes alrededor. Sería un modelo precedente del que se levantaría a poca distancia posteriormente.
Las vírgenes vestales guardaban allí el fuego sagrado.
Muy cerca de allí estaba la residencia y sede oficial de la monarquía, según la historiografía mítica
romana había sido construida por el rey Numa Pompilio, sucesor de Rómulo. El edificio constaba de 2
estancias paralelas sin porche columnado común a ambas, al fondo un patio trapezoidal realizado con
paredes de barro. Una vez eliminada la monarquía, la Regia sirvió como sede del pontifex Maximus, y
en un lateral del patio se construyeron habitaciones convertidas en santuarios a Marte y Ops, cuyos
elementos de culto, (la lanza de Marte, los escudos de los sacerdotes salios etc.) se guardaban allí.
Además, aquí se custodiaban los archivos de los sacerdotes, el calendario y los anales de la ciudad
(Annales fastti maximi).
El espacio político se encontraba a los pies del Capitolio, lo que requirió obras de drenaje y apertura de
espacios donde erigir edificios de carácter político: la pendiente del monte acogía a las primeras
asambleas de ciudadanos en el comitium, una gran esplanada circular rodeada de varias gradas que
también acogía espectáculos. Al lado del comitium se erigía la Curia Hostilia (nombre que alude al
tercer rey de Roma, Tulo Hostilio), como lugar de reunión del senado (Fig.6).
Los magistrados elegidos por las curias ayudaban al gobierno del rey, haciendo cumplir las leyes y
organizando un espacio público, el ager romanus antiquus, limitado al entorno de las 7 colinas
(Capitolio, Palatino, Aventino, Celio, Esquilino, Quirinal y Viminal) y tierras aledañas. No sería hasta el
Gobierno del 4º rey, Anco Marcio, cuando el territorio urbano se extiende hasta la desembocadura del
Tíber, convirtiéndose Roma en una incipiente ciudad estado arcaica, que controlaba el tráfico
comercial entre el Lacio y Etruria.
El espacio sagrado de la Roma inicial estaba en la cumbre principal del Capitolio que pronto se
convertiría en ciudadela de la ciudad y sede de diversos cultos. El templo más prestigioso fue el Templo
Júpiter Óptimus Máximus:
Templo de Júpiter Optimus Maximus. Siglo VI a.C. Tenía más de 3000 m. cuadrados, pero hoy solo se
conservan los cimientos. Es un templo itálico de tradición etrusca y planta casi cuadrada con un bosque
de columnas que preceden a la triple cella donde se rendía culto a la tríada capitolina: Júpiter, Juno y
Minerva. Las obras fueron realmente concluidas por Tarquinio el Soberbio y su inauguración, en el 509,
coincidió con la expulsión del monarca y comienzo de la república (Fig.7).
Las diversas restauraciones del edificio (varios incendios) se hicieron siempre
respetando las dimensiones y el aspecto del viejo templo tarquinio, cuyo
prestigio fue tal que las ciudades fundadas por Roma habían de contar con un
conjunto similar en cada una de ellas, también denominados Capitolios.
En las procesiones triunfales, desde los inicios con Rómulo, los generales
victoriosos desfilaban hasta el Capitolio donde rendían homenaje a Júpiter
Optimus Maximus)
Servio Tulio, además de continuar la construcción del Templo de Júpiter Capitolino, y el Santuario de
Diana en el Aventino, construye el Santuario de Fortuna y Mater Mutua en el Foro Boario, junto al río
Tíber y la Isla Tiberina. Al pie del Capitolio, en su lado sur, se hallaron fragmentos de cerámica que
datan de finales del Bronce Medio y tardío (1150-900 a.C.) lo cual da testimonio de la existencia en
esta zona de un hábitat protohistórico, antes de la fecha tradicional para la fundación de Roma.
El nombre de Servio Tulio se une también a la reestructuración del Foro Boario, un emporio o espacio
de mercado. En esta zona se construyeron en el 2º tercio del siglo VI a.C. dos templos gemelos de los
que se ha escavado uno mientras el otro aún permanece debajo de la Iglesia de Sant´Omobono.
Las fuentes históricas los designa como templos de Fortuna y de Mater Matuta, ambos precedidos por
un altar, una cella grande y única, con 4 columnas in antis (Fig.9).
La elección del lugar fue significativa: con ellos se alude a Fortuna, la
divinidad protectora de Servio, y se señala la creciente importancia
comercial de Roma; además, Mater Matuta era una deidad asociada
a la navegación muy apreciada por los marineros y los comerciantes
extranjeros que frecuentaban el puerto fluvial. Los intercambios
comerciales que se llevaban a cabo entre romanos, griegos, etruscos,
fenicios y cartagineses estaban bajo la protección de estas dos
divinidades, en una especie de santuario internacional, tal como
existía en Pyrgi, el puerto de Caere.
Fig.9 Planimetría del área sacra de Sant’Omobono, Roma. A, templo de Fortuna, B, templo de
Mater Matuta; C, templo arcaico ; D, altares; E, exvoto.
Entre los hallazgos del santuario destacan los restos de la decoración arquitectónica de los templos
(acróteras de volutas coronando el frontón, fragmentos de animales feroces echados sobre las patas
traseras, colocados en marrón, azul, rojo, blanco y negro). también se encontraron dos fragmentos de
estatuas de terracota, una figura de Hércules reconocible por su leonté o piel de león atada sobre los
hombros. De la segunda estatua fue recuperada una vestidura que envuelve las piernas, con el pie
izquierdo hacia adelante, una mano derecha cerrada y una cabeza femenina que lleva un casco
(probablemente Minerva, asociada a Heracles en la iconografía griega). Son obras realizadas por
artistas etruscos de categoría, como los que acompañaron a Servio Tulio, para emprender su plan de
obras públicas, alrededor de 570 a.C. (Fig.10).
El templo, claramente relacionado con el poder real de origen etrusco,
fue arrasado en los primeros años de la República y no fue reconstruido
hasta inicios del siglo IV a.C., cuando los romanos conquistaron Veyes y
Camilo, el general vencedor, expuso en este recinto los tesoros allí
saqueados.
El uso del ladrillo cocido y la teja elaborados con moldes ya se conocía en Etruria, pero su empleo
sistemático en Roma para levantar muros con argamasa y piedra habrá de esperar a los últimos años
de la República y las obras de César. Con su fabricación en serie se generaliza el opus testaceum, hecha
exclusivamente de ladrillo y mortero, para edificios más grandes y resistentes propios de la
arquitectura bajo imperial (Fig.18). En barro cocido también se hacen otros elementos como tejas,
acróteras o frisos decorativos que, fabricados en serie, suelen llevar estampado el sello del fabricante e
incluso el del emperador del momento (son los bolli laterici o sellos estampados) Fig.19.
Fig.18 Edificio en “Opus latericium”, siglo IV. Aula Regia Fig.19a Piezas latericias varias, Fig.19b “Bolli laterici”, Museo de Villa Adriana, Tívoli.
de Augusta Traverorum, Tréveris, Alemania. Museo Arqueológico de Lisboa.
3.3 Aparejos romanos.
Dentro de la obra general de construcción en opus caementicium, generalizado desde el siglo II a.C.
cabe diferenciar las siguientes técnicas:
Opus quadratum: bloques pétreos regulares formando el
paramento con un núcleo de piedra triturada (caementum).
Gracias al uso del hormigón , verdadero esqueleto de los
edificios, estos pueden llegar a una altura de hasta 50 metros,
como el anfiteatro Flavio de Roma, el puente de Alcántara en
Cáceres, la Porta Nigra de Tréveris (Fig.20).
Fig.20 Ejemplo de Opus quadratum, Porta
Nigra, siglo IV d.C. Augusta Treverorum,
actual Tréveris
Opus incertum: Descrito por Vitruvio, son pequeños bloques piramidales colocados con la base hacia el
exterior y la parte estrecha incrustada en la masa intermedia. Así se va levantando el muro y esto da
una obra sólida, resistente e impermeable. Esta técnica se conoce desde el siglo II a.C. (Fig.21).
Opus reticulatum: es la variante más conocida que se emplea por su valor estético y su facilidad de
construcción. Las piedras son regulares y se incrustan a modo de red de forma oblicua. Se utiliza este
sistema hasta el siglo II (Fig.22).
Opus mixtum: Es la mezcla de varios tipos de aparejos y sillares
formando bandas de colores. Fue empleado desde finales de la
República hasta la etapa Alto imperial. Cuando se hallan
entreveradas con hiladas de ladrillo se llama opus vittatum
(veteado, proporcionado por el ladrillo) Fig.23.
coronando la obra coma lo que permitía que ardiesen en los asedios romanos.
Fig.23 “Opus Mixtum”; reticulatum y
vittatum.
La terminología también puede aludir a la zona geográfica
donde se diseñó, como:
Opus gallicum (Galia): sistema de construcción de las fortalezas galas, formado por muros de tierra y
piedra armados longitudinal y transversalmente, por postes de madera, además de un parapeto de
este material coronando la obra, Lo que permitía que ardiesen en los asedios romanos.
Fig.24 Opus africanum, Capitolio de Dugga,
Fig.24 Opus gallicum. en Túnez
Asimismo, el opus africanum alude a este origen, siendo también conocido en el sur de Italia y Sicilia;
consiste en una disposición de grandes bloques en forma de cadenas que arman un muro de piedras
más o menos regulares, muy utilizado en los siglos I y II de nuestra Era (Fig.24).
Todas estas técnicas y materiales se acompañaron de un buen sistema de andamios, cimbras (para la
construcción de arcos y bóvedas) y todo tipo de maquinarias
elevadoras como por ejemplo la maius tympanum o grúa de tambor
detallada en la tumba de los Haterii, familia de constructores del
siglo II.
Opus Tectorium pictórico: se usa el estuco como base de un acabado con pintura que se aplica cuando
la última capa de estuco aún está húmeda. Normalmente en la técnica de la encáustica los pigmentos
son desleídos en cera caliente para una mejor conservación del brillo y el color (Fig.28).
Opus tesellatum (opus musivum), de Tesella=cubo, dado:
se denomina a cualquier superficie totalmente recubierta con
un mosaico, formado por un tapiz de piezas cúbicas dispuestas
formando motivos decorativos.
Pueden estar hechas con terracota, pasta vítrea y mármoles de
colores (Fig.29).
Otros ejemplos muestran el estuco labrado mediante el uso de estampillas, como en los techos de la
biblioteca de la Villa de Adriano en Tívoli, que permiten esconder el burdo aspecto del hormigón con el
que se han fabricado las cubiertas (Fig.32).
Fig.32 Estuco impreso, siglo II d.C. Fig.33 Opus signinum, siglo I a.C.
Villa Adriana, Tívoli Pompeya
En el caso de los suelos también se emplean materiales y técnicas diferentes además de las losas
tradicionales.
Opus signinum: El color rojizo viene de los ladrillos machacados utilizados en la mezcla de argamasa de
cal y arena. Usa teselas sueltas que forman el signum o dibujo, normalmente geométrico (Fig.33).
Opus sectile: otra variante de mosaico compuesta por piezas de mármol recortadas y ajustadas
milimétricamente, para formar motivos decorativos como en una obra de marquetería (Fig.34).
Opus spicatum: los materiales, ladrillos o piedras planas, se disponen en zig-zag, Realizado con ladrillos
o piedras planas colocadas inclinadas y dispuestas de modo obligó (Fig.35).
El conocimiento de los materiales, sus lugares de procedencia y las posibilidades de su uso en la
arquitectura es un campo que ha experimentado un gran impulso en los últimos años de la
investigación, consiguiendo con ello nuevos datos no sólo en las formas de explotación en las canteras,
sino también en lo que se refiere a sus medios de transporte y las rutas empleadas, las herramientas
utilizadas en su trabajo y, por último, su destino final, con su repercusiones artísticas a la hora de
estudiar los monumentos romanos (Fig.36).