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TEXTO I: Rafael Spregelburg.

Charla TEDx

¿Por qué necesitaríamos que nos mientan? Pregunta Spregelburg en su primer momento
de actuación frente al TEDx. Y esa pregunta, que en su forma retórica esta poniendo en
evidencia una necesidad, viene a echar luz sobre aspectos que luego va a desarrollar
como necesarios para pensar un Nuevo Teatro.
En su primer paradigma habla de mentir y de Teatro como una misma relación, frente a
un auditorio que es mundialmente conocido por ir en busca de nuevas ideas para pensar
el mundo. Ese contexto de nuevas ideas, en donde diferentes referentes de distintos
temas exponen en una versión coloquial sus más profundos descubrimientos en los
campos a los que pertenecen, permite la incursión del Teatro.
El contexto siempre define el discurso, dirá Serrano en futuros textos. Spregelburg ante
ese contexto, pone al Teatro en la categoría de necesidad. Desde ese punto, ya
quedamos todos expectantes a lo que seguirá después.
El se asume como mentiroso, un mentiroso que avisa. Separando teatro de política. La
humorada no es casual, deja entreveer la crisis de la democracia, la ficcionalización de
las elecciones. ¿Será quien gana la presidencia de una nación, quien encarne el deseo y
la voluntad representativa de su pueblo? ¿Existirán otros poderes metiendo la cuchara a
la hora de armar unas elecciones en Latinoamerica? Dejo estas reflexiones para otro
momento, hoy nos convoca hablar de teatro y desde allí, hablar del mundo.

Seguimos.

La cosa menos importante del mundo: el teatro. En realidad, de algo más general, la
representación.
Ese territorio conflictivo, en el que quienes nos dedicamos al teatro creemos tener la
postestad de la representación, y no vemos que no somos los dueños de la
representación, sino sus servidores.

“ HAGA LO QUE HAGA, ESTOY REPRESENTANDO.”


La representación como algo involuntario, como la creación del significante,
independientemente de la voluntad de decir o no. Un hombre, ante un auditorio
hablando de teatro es necesariamente una representación. Reprensenta en su acción, en
su discurso. Representa a la esfera del teatro Argentino, a los hacedores teatrales de Bs
As., representa a un hombre del teatro, representa a un artista en un contexto de
divulgadores.
Spregelburg, no es es él en si mismo. Es otra cosa, un sentido que desplaza lo que
verdaderamente es, y lo pone en el lugar de otra cosa.

Quiebre. Spregrelburg en realidad no quiere hablar del Fin del Mundo. Cae todo su
discurso anterior, nos dejamos ir hacia esos nuevos rumbos que propone.

¿Hay un nuevo teatro?.


Hay un nuevo teatro afirma, y pone en evidencia un problema en relación a la
representación: nos gusta ir al teatro para que nos mientan. Pero las historias han
quedado anacrónicas.
Esto no se debe tanto a las artes en si, sino a algo que aqueja al mundo en general: el
reduccionismo.
La división entre ciencia newtoneana o la nueva ciencia, la “mal llamada teoría del
caos”, expone el orador.
Esto me recuerda a una frase que escuche alguna vez, y que desde entonces me
acompaña en lo más hondos sentimientos.
“Nos encanta creer que la vida tiene un principio ordenado que explica algo, y en
realidad todos es un caos bobo y accidental manejado por nadie”
Ya volveremos a esta frase en otro momento, seguimos con la charla Tedx:

¿Por qué necesitamos que nos mientan? Dice que percibimos , no solo como pensamos,
sino como vemos. ¿Y como vemos? La Gestalt tiene la respuesta. Vemos según lo que
conocemos.
Pero más allá del mundo de los significantes, aparece el mundos del sentido.
Donde las preguntas comienzas a ser preguntas desde la duda, no desde la respuesta.

La clave de un nuevo teatro, no está en el sentido, sino en el significante.


En la imposibilidad de abordar el sentido, y que estamos destinados a contar las
historias desde los significados. Entonces, ante esta barrera, podemos pensar en un
nuevo teatro.
Un teatro que nos lleve por lugares conocidos, para perdernos en lo conocido.
Por supuesto, nuestro cerebro siempre buscará volver a encausar todo en lo que conoce.
Porque es esa su función. Spreglburg habla de la gente que no está en sus cabales
porque ve signos en la realidad. Y ¿acaso no lo hacemos todos?. ¿No ponemos
significado a cosas creyendo que son parte de un sentido más profundo?

Pero ahora bien, en su parte final, nos explica por fin el fin del mundo.
Si todo lo queremos poseer desde el pensamiento, si a todos lo llenamos de significados,
achicando cada vez más el sentido de la incertidumbre, entonces será el fin del mundo.
Porque ya no podremos representar nada.

El nuevo teatro, según entiendo, es la posibilidad colectiva de la incertidumbre. De


saber que en el mundo del caos, del sentido que se nos escapa como arena entre los
dedos, existe un momento: la representación, en donde podremos hacer hipótesis de
sentido. Sin esperar la respuesta, pero con la certeza de que en la duda, en la
incertidumbre, en la acción colectiva de representar el vacío contemporáneo, radica el
verdadero valor.
TEXTO II: Dramaturgia y narrativa: una frontera en el cielo. Mauricio Kartun.

Kartun nos lleva a una cartografía teatral, a poner territorio a lo que apenas podemos
describir: el teatro.
Y como toda cartografía, genera lindes y fronteras para señalar donde empieza un
territorio y donde termina otro. Asi queda configurado el espacio del texto teatral.
Vecino de la narrativa y el espacio escénico. En uno, conviven las palabras. En el otro,
los cuerpos y los materiales. En el medio el texto teatral se convierte en territorio
híbrido que escribe para ser representado. Con la única intención, de hacerse invisible
para aparecer. Como dice Heidegger: “se devela a medida que se desaparece”. (Hago
analogía con el Ser, porque al igual que Kartun, me permito la relativización de las
grandes definiciones)
Pero en ese territorio del texto teatral, Kartún habla de la diáspora. En donde el texto ha
sido desplazado por otros movimientos estéticos teatrales que prescinden de él. Las arte
performaticas o del cuerpo, apenas requieren de un soporte de palabras para ser. El
territorio del texto teatral se ha vuelto yermo en la actualidad.
El teatro ya no tiene la potestad que otrora luciera, sobre el contar la historias en
movimiento. Ahora la tecnología con el cine y la televisión tienen las mismas
capacidades, aumentadas por los brillos del porvenir técnico en rutilante technicolor.
Quienes habitan el texto teatral, son los judío errante de esta historia.

Sin embargo, el texto teatral, tiene en su espíritu un germen de rebeldía. Es un territorio


que desobedece leyes y banderas. A su territorio vecino, gigante y acaparador: la
literatura, le hace la que te recontra. Se queda lo que la literatura descarta el diálogo. Lo
que la literatura describe, el texto teatral pone a vivir con un soplo vital cual dios
antiguo.
El texto teatral elabora un camino desde la palabra hasta la escena. Genera un camino en
el que diluye pasando a convertirse en escena misma. El dramaturgo entonces, se
convierte en una versión metamorfoseada en la que encarna otras pieles en el mismo
arte de escribir.

Pero existe un territorio mayor que anida a todos los espacios antes nombrados: la
representación. Volvemos a los contenidos de Spregelburg. A la idea de la mentira.
La mentira ahora no como una forma de ver el mundo, de buscar una sentido.
Sino con una idea clara: colonizar la consciencia de quien mira.
Aquí entra la idea del espectador como territorio último de la cartografía teatral. Pero
Kartun nos habla de que la cabeza del espectador, donde sucede la verdadera
materialidad no existe en nuestro espacio terrenal. Es el cielo.
Esto que sostiene es el fin último, en donde lo teatral pone en marcha todas las
artimañanas para colarse un espacio en la cabeza del otro, haciendo movimiento de
pluma fugaces y el espectador en su carácter más humano de homínido reunido en un
fogón escuchando historias, permite que la magia suceda: accede al sentido de la
representación teatral.

A esto, Kartun le llama el cielo.

Pero como ya sabemos, “ese cielo que todos conocemos, no es cielo, ni es azul. Lástima
grande que tanta belleza no sea verdad”
TEXTO III: LA PRODUCCIÓN DE SENTIDO. Manuel Montañez Serrano

Montañez parte de una distinción entre significado y sentido.

Sostiene que el significado es: “lo inferido, lo que está continuamente transformándose.
El significado es la digitalización (reducción discreta) de sentidos particulares que
impide que otros sujetos puedan inferir otros sentidos distintos, o, al menos, intenta que
no lleguen a cristalizarse.”

En cambio entiende por sentido, un mundo mucho más basto. Menos establecido por
estructuras, pero si producido por diferentes contextos: gramatical, psíquico, situacional,
y el socioeconómico-histórico-cultural.
Entiende, a su modo sistemático de analizarlo, que a cada uno de los contextos le sucede
una operación que permite la construcción del sentido en una u otra forma.
No quisiera repetir acá lo que el texto tan elocuentemente indica y explica sobre cada
uno de los contextos y como ejercen influencia en la forma de inferir un sentido u otro.

Pero me quedo pensando en relación al siguiente pasaje: “Todas las inferencias


efectuadas han de resultar coherentes, esto es como si fuesen obligatoriamente
necesarias. Vamos como si hubiera una fuerza que nos lleva a emitir uno y no otro
sentido. Y, de algún modo así es: el ser humano emite sentidos subjetivos pero no
caprichosos, como si hubiera algo que nos lleva a emitir uno u otro sentido. Ese algo,
esa fuerza que nos impele a realizar una u otra interpretación no es otra que la que
emana de la cultura hologramática de cada uno, la cual se nutre de la cultura
compatibilizada y las compatibilizas realidades socioculturales.”

Entiendo entonces, que si bien el sentido es creativo, subjetivo y en construcción, aun


esta inscripto en los aspectos de la cultura que nos circunda, no como un contexto, sino
como un todo que nos envuelve y nos atraviesa.
Y eso se ve traslúcido en las categorías de las cosas, como pequeños recorridos
personales que hacemos sobre las cosas, sobre las palabras y sobre el sentido del mundo
que nos rodea.
Mi comprensión de este texto esta relacionado a desentrañar la estructura que hay detrás
de cada significante: un sentido que está siendo construido. ¿Por quienes? ¿Para que?
¿Bajo que “metáforas muertas”? .
Cada acto de comunicación, engloba complejos procesos que generan infinidad de
sentidos, en el emisor, y en el receptor. Estos sentidos, a su vez están sujetos a
determinados contextos, y están inmersos en tal o cual cultura.
De esta manera, el análisis de los discursos, siempre está determinada en una red que la
sostiene, como una superestructura que da forma al contenido inmerso en ella. Este es el
comienzo de un análisis, que a lo largo de los siguientes autores, comenzara a tomar
profundidad de análisis, pudiendo ampliar este texto en relación a las otras lecturas.
TEXTO IV:

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