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Cómo citar este artículo/Citation: González de Ávila, M. Copyright: © 2018 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
(2018). Ciencia y paraciencia en la imagen: Alexander Tsiaras, distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución
Anatomical Travelogue/The Visual MD. Arbor, 194 (790): a486. Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
https://doi.org/10.3989/arbor.2018.790n4011
RESUMEN: La creación de imágenes científicas es uno de los ABSTRACT: The creation of scientific images is one of the most
ámbitos más activos dentro de la cultura visual. Este artículo active areas within visual culture. This article aims to describe
describe, en su primera parte, las cuatro dimensiones princi- the four main dimensions of the scientific image (the cognitive,
pales de la imagen científica (las dimensiones cognitiva, cons- constructive, pragmatic and esthetic dimensions) in order
tructiva, pragmática y estética), para poner el énfasis al final de to emphasize the present convergence of science and art.
su descripción en la presente convergencia de la ciencia y del The second part discusses a well-known case of the current
arte. En su segunda parte analiza un conocido caso de imagen parascientific image in which, through a specific combination
paracientífica actual, donde a través de una específica combina- of these four dimensions a great many, both epistemic and
ción de dichas cuatro dimensiones comparecen ejemplarmente political, contemporary obsessions emerge.
buen número de las obsesiones a la vez epistémicas y políticas
de la contemporaneidad.
PALABRAS CLAVE: Imagen científica; cognitivismo; constructivismo; KEYWORDS: Scientific image; cognitivism; constructivism;
pragmatismo; estética; régimen de verdad; red; biopolítica. pragmatism; aesthetic; regime of truth; network; biopolitics.
1. LA IMAGEN CIENTÍFICA: NECESIDAD Y ahí que buena parte de las investigaciones sobre la
ARBITRARIEDAD imagen científica desplieguen los vigentes puntos de
El lector medio podría estar más interesado en la vista del cognitivismo, del constructivismo y del prag-
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imagen y en sus seducciones estéticas que en la teo- matismo sobre la representación visual (Casanueva y
ría de la ciencia, y este artículo empezará ofreciéndole Bolaños, 2009; Image et science, 1993).
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astrofísica: las informaciones empíricas recogidas por morización de una hipótesis o de una teoría visualiza-
sondas y telescopios son exhaustivamente compa- da. De ahí que se diga también que el juicio estético
radas, sintetizadas y formateadas a través de instru- ayuda a establecer la racionalidad de una propuesta
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mentos y procedimientos tecnológicos que las cargan científica (Changeux, 2002). Igualmente, la intuición
de teoría, hasta que surgen esas bellas imágenes di- sensible estimulada por la imagen permite desarro-
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En principio, en el marco de la actividad científica croscópicas o microscópicas, iconos sintéticos o virtua-
tal desconfianza hacia las seducciones sensibles de la les, hologramas, grafos y diagramas admirables demás
imagen quizá se juzgue un poco excesiva, e incluso de veraces. Con ello no hará sino acentuarse la actual
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un tanto iconoclasta, en la más acendrada acepción convergencia del arte y de la ciencia -piénsese en el
de esa antigua y siempre vigente palabra. Pues es auge de las prácticas bioartísticas- que, en sus mejores
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cierto que, entre los criterios metateóricos según los ejemplos, no aspira a ser fusión sin residuos, ni confu-
cuales han sido evaluadas las teorías científicas des- sión sin justificaciones, de dos regímenes de discurso a
de la modernidad, como por ejemplo su coherencia buen seguro social y pragmáticamente diferentes, sino
y consistencia internas, o su economía intelectual, se elaboración conjunta de un mismo universo simbólico
cuenta también el de… la armonía y el equilibrio de bajo el que subyace, según las hipótesis de un realismo
su despliegue (McAllister, 1996). Se diría que poco moderado, un mismo universo material.
puede hacerse al respecto: por mucha desconfianza
Pero la convergencia de lo artístico con lo científico
que provoque el esteticismo en la ciencia, en nues-
puede también, en sus manifestaciones más inquie-
tros días se afirma corrientemente que la belleza de
tantes, prescindir de la prudencia epistemológica para
una teoría, concepto sin duda difícil de definir -si no
crear, gracias a la tecnología, un estetizado universo
indefinible-, es uno de los objetos intencionales del
hiperreal en el que se instiga al espectador a recono-
pensamiento, y uno de los catalizadores de la labor
cer alguna verdad última indisociable de una última
del investigador. No parece haber edificio científico
forma de fantasía, según quién fabrique dicho univer-
que no proceda también de la vivencia, por parte de
so, para qué y en qué circunstancias. Ese es el envés
su arquitecto, de una euforia creativa, y que no la sus-
oscuro de la luminosa faz de la imagen científica cuan-
cite a su vez en su contemplador o utilizador. Y huelga
do su fascinante poder de convicción racional y de se-
decir que, por muy intersemióticas que sean, no cabe
ducción estética se pone al servicio no de la ciencia,
justificar las imágenes que en el presente refuerzan,
sino del discurso de la vulgarización del conocimiento,
gracias a las nuevas tecnologías, los supuestos de la
en ocasiones no muy distinto de un publicismo entre-
astronomía, las hipótesis de la física o los teoremas
verado de política.
de las matemáticas únicamente en términos de lógi-
ca formal o de argumentación natural, ya que lógica
y argumentación son lenguajes estrictos, dotados de 4. UN CASO LÍMITE: ALEXANDER TSIARAS,
ANATOMICAL TRAVELOGUE/THE VISUAL MD
una semántica y una sintaxis explícitas que el “len-
guaje de las imágenes” no posee en grado equivalen- Así por ejemplo sucede en las obras de Alexander
te. Vale más confesar de entrada que en las imáge- Tsiaras, un muy reputado artista, tecnólogo y divulga-
nes científicas prospera el demonio de la seducción dor en el ámbito de la medicina, que hacen las veces
estética. Y también, por qué no decirlo, el genio de de crisol donde se funden, mezclando las cuatro men-
la historia del arte: quienes las componen disponen cionadas dimensiones esenciales de la imagen cientí-
de una formidable iconoteca universal al alcance de fica con ciertos buenos propósitos didácticos e higie-
unos cuantos “clics” de ordenador, de modo que la nistas, los imaginarios a la vez epistémicos y políticos
filiación interartística de las imágenes científicas, tan de la contemporaneidad.
llamativa al menos como su densidad intersemióti-
ca, se percibe apenas se exploran sus más populares 4.1. El pictoricismo anatómico
muestras del momento.
Alexander Tsiaras y su equipo recurren a una com-
Resultaría comprometido erigirse en censor de tal binación de todas las técnicas de imaginería médica
situación de la imagen científica. En nuestro universo hoy disponibles (la ecografía, la resonancia magné-
social dominado por la información y abierto a la ne- tica, el escáner o tomografía computerizada, la me-
gociación, la ciencia, como se dijo, necesita asimismo dicina nuclear, la nanofotografía, etc.) para montar
convencer de su justeza, y las imágenes nacieron dota- modelos de simulación de las estructuras del cuerpo
das de un suplemento de seducción capaz de benefi- humano, y para presentarlos al espectador bajo una
ciar al error o a la falsedad no menos que a la verdad, apariencia impactante. Esos simulacros anatómicos y
a la manipulación no menos que a la comunicación fisiológicos están destinados a un amplio abanico de
-suponiendo que sea posible distinguir entre una y usos sociales, y en primer lugar a la difusión del cono-
otra, cosa de que la semiótica duda-. La comunidad cimiento médico o a la preparación de intervenciones
científica parece por tanto tener derecho a producir quirúrgicas. He aquí algunas muestras de su trabajo
imágenes sugerentes y convincentes, fotografías, ma- (véanse figuras 1 y 2).
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Figura 1. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The Visual Figura 2. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The Visual
MD©, El esqueleto revelado MD©, Familia
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de legitimidad cultural. Se trata, además, de prepa- científicos, su realismo intrínseco -al que cede el juicio
rar el terreno, gracias a la impresión estética causada ontológico del espectador-, y termina por modificar
por la imagen, para los juicios ontológico, cognitivo y mediante ellos no solo la manera de concebir el or-
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pragmático que aspira a promover en el espectador el ganismo, sino también algunas de nuestras prácticas
entero proceso de producción icónica puesto a punto relacionadas con él, nuestra pragmática social del
por Tsiaras y su equipo.
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a un tiempo de lo verbal y de lo visual (y también de lo te que la dimensión constructiva de la imagen científica
musical, etc.), generando una gran diversidad de textos es el requisito previo a su poder para guiar la conduc-
en distintos formatos y de voces en off o autoriales, una ta de los receptores, y que las virtualidades cognitivas
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especie de líquido amniótico -la metáfora biológica es y los valores estéticos de Anatomical Travelogue/The
aquí doblemente oportuna- donde flotan tan impactan- Visual MD actúan también como un refuerzo de esta
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Ahora bien, aunque la puesta en escena figurativa fundirse con él, el discurso de la biotecnología que
de la corporalidad en Anatomical Travelogue/The Vi- hoy impulsa a la vez la economía y los imaginarios
sual MD es materialista y mecanicista, en su construc- sociales. El marco teórico de Anatomical Travelogue/
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ción interdiscursiva el materialismo y el mecanicismo The Visual MD, el que determina decisivamente sus
intervienen como punto de partida para la búsqueda a producciones visuales trascendiendo sus connotacio-
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cara descubierta de una teología del cuerpo-máquina. nes religiosas, es el de un cientificismo biotecnológico
En efecto, Tsiaras no pierde ocasión de aludir abierta- que, recurriendo a la química y a la física, redescubre
mente a la “milagrosa” perfección de nuestro organis- y redescribe el cuerpo-máquina como un circuito ce-
mo, las palabras “divino” o “divinidad” tampoco lo in- rrado de átomos, de flujos y de fuerzas (véanse figuras
timidan, y además suele imbricar en sus animaciones 6 y 7), y que abstrae de él un modelo de humanidad
y documentales bandas sonoras de música religiosa. según el patrón fantaseado de una red autoorganiza-
La sustancia extensa mecánicamente organizada del da y autosuficiente, uno de los ideologemas básicos
hombre se anima así con la insinuación mítica, si por de la modernidad técnica (la de los ferrocarriles, las
mito entendemos el discurso que procura conciliar los carreteras, el urbanismo, etc.), devenida sobremoder-
opuestos y resolver la tensión entre las antinomias nidad tecnológica (la de las telecomunicaciones, la ci-
(Lévi-Strauss, 1964), del “soplo sobrenatural” o de lo bernética, la informática, etc.) (Musso, 2013).
“sagrado” que moraría misteriosamente en las pro- La visualización del cuerpo como red de redes trae
fundidades de sus engranajes. aparejada la transferencia simbólica del derecho de
enunciar lo que el hombre es, y sobre todo lo que
4.5. Biopolítica del cuerpo-red
pueda llegar a ser en el futuro, desde el filósofo, e in-
Como es lógico, la materia mecánica sobre la que cluso desde el médico, hasta el ingeniero. La imagen
Tsiaras nos invita paradójicamente a apoyar nuestras de la retícula orgánica opera como mediación entre la
creencias espiritualistas ha desarrollado un grado de tecnología y el cuerpo, y normaliza y hace aceptable
complejidad muy superior al que tuvo originalmente percibir en nuestro ser material un soporte para todas
en el aparato epistémico de la modernidad filosófica. las transubstanciaciones y transfiguraciones que la
Ello se explica porque el discurso médico del que se tecnociencia conciba. En otras palabras, lo que apunta
nutren principalmente las obras de Tsiaras está al ser- en las representaciones, y quizá pronto presentacio-
vicio de otro muy cercano pero que no llega a con- nes del cuerpo humano2 creadas por Alexander Tsia-
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ras y su equipo, más allá tanto del humanismo clásico Figura 8. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The
como de la primitiva analogía racionalista del cuerpo Visual MD©, Inhalar
con una máquina pensante, es un imaginario posible
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para una poshumanidad -aceptemos el término- en la
que se encarne sin traumatismos psicológicos ni mo-
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Figura 10. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The gilancia profiláctica y moral. Las intervenciones de Tsia-
Visual MD©, Reposo ras no dejan demasiado lugar a dudas: según el autor,
la complejidad estructural y funcional del cuerpo-red,
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de la sustancia extensa, por muy manipulada genética
y cibernéticamente que pueda llegar a estar, siempre
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repetición de los prefijos no hace aquí sino enfatizar Figura 11. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The
convenientemente la artificiosidad del entero proce- Visual MD©, En la cabeza
so-. Al espectador se lo convence de que, gracias a los
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constructos icónicos de Anatomical Travelogue/The Vi-
sual MD, su competencia cognitiva alcanza máximos,
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que seducirán con unas formas, colores y ritmos visua- Tsiaras no es únicamente perceptiva ni estética, sino
les que el espectador está de antemano condicionado pragmática. En efecto, por obra de otro impensado
para admirar, porque emanan de los principios de per- desvío del proyecto Anatomical Travelogue/The Visual
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cepción y de evaluación de una estética socialmente MD, y sin duda contra la voluntad de sus impulsores,
media. Aunque, por efecto de una inversión dialéctica muchas de sus imágenes de cuerpos-red abiertos en
fácil de prever, algunos de esos iconos parezcan des-
Ciencia y paraciencia en la imagen: Alexander Tsiaras, Anatomical Travelogue/The Visual MD
Figura 13. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The Figura 14. A. Tsiaras, Anatomical Travelogue/The
Visual MD©, El sistema respiratorio Visual MD©, Embarazo
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Figura 15. Fernando Vicente, Interiores (cortesía Figura 16. Ángeles Agrela, La joven de la perla
del autor). (Vermeer) (cortesía de Galería Magda Bellotti).
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