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POR T Í

(BECAUSE OF YOU)
JULIE CANNON

Traducción Libre By TEAM LGM

13 de diciembre 2014.
SINOPSIS
Barret
Barr ettt y Kelly
Kelly,, dos complet
co mpletas
as extr
extr añas, compartieron una desgar
desgarrado
radora
ra

experiencia donde dependían totalmente la una de la otra para sobrevivir.

Cuando Barrett es rescatada y obligada a dejar atrás a Kelly, ella vuelve

varios
vario s meses más tarde
tarde para liberarla
liber arla de sus captor
captores.
es. Despué
Despuéss de regr esar a

casa, se van
van por caminos separados y tratan de
de recobrar
r ecobrar sus vidas,
vidas, pero las
circunstancias y los sentimientos que no esperaban las vuelven a unir y al mismo

tiempo
tiempo amenazan
amenazan con separarlas.
separar las.

¿Podrá el amor
amo r super
super ar lo s sentimientos
sentimientos de culpa,
culpa, obligación, gr atitu
atitud,
d,

deuda, y responsabilidad?
SINOPSIS
Barret
Barr ettt y Kelly
Kelly,, dos complet
co mpletas
as extr
extr añas, compartieron una desgar
desgarrado
radora
ra

experiencia donde dependían totalmente la una de la otra para sobrevivir.

Cuando Barrett es rescatada y obligada a dejar atrás a Kelly, ella vuelve

varios
vario s meses más tarde
tarde para liberarla
liber arla de sus captor
captores.
es. Despué
Despuéss de regr esar a

casa, se van
van por caminos separados y tratan de
de recobrar
r ecobrar sus vidas,
vidas, pero las
circunstancias y los sentimientos que no esperaban las vuelven a unir y al mismo

tiempo
tiempo amenazan
amenazan con separarlas.
separar las.

¿Podrá el amor
amo r super
super ar lo s sentimientos
sentimientos de culpa,
culpa, obligación, gr atitu
atitud,
d,

deuda, y responsabilidad?
N OTA
OTA DE LA AUT
AU T ORA
Trabajé para una compañía petro
petrolera
lera y de gas durante unos años y uno de

mis compañero s de tr
tr abajo era un hombre
hombr e que había
había sido secuest
secuestrr ado por las

FARC
ARC (Fuerzas Armadas
Arm adas Revolucionari
Revolucio narias
as de Colombia).
Colo mbia). Él estaba
estaba en un viaje de

pesca cuando fue secuestrado y lo mantuvieron cautivo durante nueve meses y

varios
vario s días. Él podía decir el número exacto
exacto de días y horas. No
No era
er a un hombre
oven, el haber sido secuestrado entrado ya en sus mediados sesenta lo afectó

mental y físicamente. Esta no es su historia, que se inició hace muchos años, pero

sus historias ante una reunión de café y panecillos sonaba exactamente igual que

mi investigació
investigación.
n. No somos perfect
per fectos,
os, por lo que cualquier
cualquier infor mación err ónea

acerca de las FARC


FARC,, en Colombia, o la reint
r eintegr
egración
ación como
com o rehenes es mi total

responsabilidad.
Esta
Esta es una obra de ficción pero
per o sucede más veces
veces de lo que podríamos
podrí amos

imaginar.
DEDICATORIA
A todos los
lo s hombres
hombr es y mujeres
mujer es que están
están en esper
esper a de volver a casa y a los
lo s que

nunca
nunca regr esa
esaro
ron.
n.

PRÓLOGO

"No
"No me
m e iré
ir é sin ella!"

Ella luchó contra las manos que le sujetaban


sujetaban los brazos
br azos apretados contra
los costados. El hombre medía más de seis pies de alto y tan fuerte que ella sabía

que tendría
tendría varias cont
co ntusiones
usiones por esos dedos agar rando sus brazos.
br azos. Su
Su

compañero era de igual


ig ual constitución
constitución física, y su nariz tor cida, le decía
decía que él

estaba
estaba acostumbrado
acostumbrado a utilizar la
l a violencia física para conseguir lo que quería.
quería.

"Estamo
"Estamoss aquí para
par a llevarla
llevar la a Usted, señor
señor a. A nadie más ", dijo Nariz Rota
Ro ta a tr
tr avés de sus dientes
apretados.

"No
"No me impor ta.
ta. No
No voy a dejarla"
dejarl a" gritó
gr itó ella, acentuand
acentuandoo sus últimas
últimas

palabras.
Los hombres
hombr es habían
habían llegado en medio de la noche, bajo
bajo el amparo
ampar o de la

oscuridad,
oscuri dad, la cual
cual había sido bor rada con las bengalas y gr anadas
anadas que lanzaro
lanzaronn

en el lugar del cautiverio. Fue arrastrada bajo sus pies antes de que fuera capaz

de ponerse de pie y llevada a empujones


empujones para internarse en la selva. Logr ó darse
dar se
la vuelta
vuelta y encontrar
encontrar los ojos
o jos oscuros
o scuros de la mujer que había
había compartido con ella el

terror
terr or y que ahora
ahor a estaba
estaba desapareciendo
desapareciendo r ápidament
ápidamentee de su vista.

Ella luchó con cada onza de fuerza que le quedaba, dando patadas y

arañazos al hombre que la sujetaba. Su pie hizo contacto con la espinilla,


causando
causando que una ahog
ahogada
ada obscenidad
obscenidad escapara
escapara de los
lo s labios del hombre.
hombr e.

"Déjame ir." Con esas palabras se sacudió y había dado dos pasos en

dirección de la o tra mujer antes


antes de que
que él la agar rar a de nuevo.
nuevo. Sus
Sus ojos
ojo s se
encontrar
encontrar on, el pánico y la desesperació
desesperaciónn en medio del espacio
espacio lleno de humo

entre
entre ellas. Un
Un dolor agudo atravesó su hombr
hombroo y sus rodillas
ro dillas se doblar
doblaron.
on. Gritos
Gr itos
de voces y el sonido de disparos
disparo s se desvanecieron
desvanecieron en la oscuridad,
o scuridad, junto
junto con la

imagen de la desesperada mujer a quien trataba de alcanzar.

CAPÍTULO
CAPÍT ULO UNO
UNO

Bogotá, Colombia
Una
Una solitaria g ota de sudor
sudor se deslizó en un ritmo tor cido entre sus pechos
pechos

en su camino hacia el ombligo. Estaba más caliente que el infierno, incluso con el

chorro
chor ro de aire acondicionado en lo alto. Había
Había vivido en lugar es calientes
calientes antes
antes

por lo que estaba acostumbrada al calor, pero la humedad la estaba matando.


Echando
Echando un vistazo
vistazo alr ededor
ededor de la habitación
habitación no pudo
pudo evitar
evitar emitir un suspiro

exasperado. Ella no debería estar aquí. Podría haber enviado a uno de sus

funcionarios
funcionario s a estas reuniones, pero habían
habían insistido
insistido en que fuera
fuera ella.

Tenía mejores cosas que hacer. Estaba mucho más allá de este jaleo

mundano
mundano sobre
so bre extensiones
extensiones de contrato, horas
hor as de tr
tr abajo, y de lugareños fr ente
ente a

los proveed
pro veedor
ores
es estadounide
estadounidenses.
nses. Ella era la
l a dueña
dueña de esta empresa,
empresa, por el amor
amo r
de Dios. Le pagaba a la gente para lidiar con esta mierda. Para eso tenía aquí a

Debra y James.

Debra Packer, sin embargo, su vice-presidente de Global Digital, apenas y

había empezado a sudar. ¿Cómo hacía eso? En los nueve años que había

conocido a Debra, Barrett nunca la había visto sudar. O en el caso de Debra, la


palabra cor r ecta
ecta sería ´transpirar´.
´transpirar ´. Debra
Debra siempre
siempr e decía: "Las
"Las damas
damas no sudan,
sudan,

transpiran." Debra era impecable, siempre perfecta, peinada y perfumada. Cada

collar hacía juego con sus pendientes, cada pulsera complementaban igualmente
los accesor
accesorios
ios de última moda. A Barret
Barr et le irr itaba
itaba hasta
hasta el demonio que siempre
tuviera que esperar por Debra, quien si hubiera sido igualmente lesbiana como

ella, sería la chica de publicidad para promocionar un lápiz labial para lesbianas.
El cómo habían llegado a ser socias de negocios seguía siendo un misterio

para ella. Barrett trabajaba construyendo su propia empresa de software cuando

Debra prácticamente cayó en su regazo. Ella era la nieta de su vecina, una mujer

que había vivido al lado de ella por años, y Debra había llamado a su puerta un
día, extendiéndole una invitación para cenar. Después de un plato de lasaña y

varios vasos de vino, Barr ett había descubierto que Debra tenía dinero para

invertir y cerebro para que Global Digital fuera una realidad. Durante años, Debra

aprendió el negocio y llegó a ser muy adepta a traer cuentas, todo sin conseguir
una sola arruga en su traje. No era molesto que los hombres en un salón,

obviamente preferían mirar a Debra que a ella. Debra podía pr obablemente

hacerlos comprar una calefacción central simplemente batiendo sus pestañas.

Barrett, sin embargo, estaba con el ánimo por los suelos. Habían estado

sentados en esa habitación mal ventilada durante tres días con cinco hombres, y

ella necesitaba desesperadamente un cambio de escenario y aire fresco. Bogotá


Electric estaba negociando con Global Digital para una nuevo sistema de red de

energía eléctrica para una mejor gestión de la distribución de su fuerza eléctrica

que, en los últimos doce años, había proporcionado electricidad sólo

esporádicamente a la creciente ciudad. Global Digital había sido elegida entre más

de un puñado de empresas en el mundo que podrían arr eglar su problema, y


habían conseguido un permiso especial del Departamento de Estado de EE.UU

para hacer negocios con Bogotá Electric. ¡Qué dolor en el culo había sido ese

proceso.
No podía quedarse quieta por más tiempo. Empujó su silla lejos de la gran
mesa de madera de teca. "Señores, estamos en un punto en que Debra y James

pueden responder a cualquier pregunta adicional que puedan tener ", dijo ella,
poniéndose de pie y asintiendo con la cabeza en dirección de Debra y su director

de información. "Si me disculpan. "Incluso si ellos no lo hacían, ella saldría de allí.

Barrett sabía que su partida era abrupta pero no le importaba. Las

discusiones eran habituales y aburridas, por lo menos para ella, y ella era,
después de todo, la presidenta de la compañía. Podía hacer lo que quisiera y con

frecuencia lo hacía. Su reputación de ser un tiburón en los negocios la precedía, y

estaba claro desde el principio que toda esta semana había sido sólo un machista

uego de poder. No habían discutido nada sustancioso y estaban básicamente en


el mismo lugar que cuando habían comenzado. Qué mierda.

Su coche esperaba en la acera, y ella ni siquiera les dio una segunda

mirada a los mendigos mientras se introducía en el, abrochándose el cinturón, y

diciéndole al conductor para volver a la hotel. Por lo menos allí funcionaba el aire

acondicionado. El Hotel De La Opera era un establecimiento de cinco estrellas

situado en el centro de la capital del país. Era un hotel pintoresco desde el


exterior, pero una vez que se atravesaba la puerta principal y el caro vestíbulo

lleno de mármol, ella podía decir de inmediato que no habían reparado en gastos.

Sus zapatos presionaban con una cadencia apresurada mientras cruzaba

el patio, con los sonidos de voces apagadas en el fondo.

Su habitación era grande, al menos para los estándares Colombianos, con


una cama king-size rodeada de luces suaves, doble lavabo en el baño, una sala

de estar, y un bar bien surtido. Se desnudó y se puso su traje de baño. Las

comodidades del hotel incluían una piscina que Barrett consideraba apenas por
encima de lo estándar, pero ella necesitaba quemar su irritación. Necesitaba unas
cuantas docenas de vueltas y estaba decidida a deslizarse por el agua por al

menos una hora. Había ganado quince libras mientras estaba sentaba detrás de
su escritorio, y estaba persiguiendo tenazmente deshacerse de ellas.

El agua estaba tibia por lo menos, mientras ella nadaba hacia atrás y

adelante, respirando aún con cada brazada. Su mente siempre se aclaraba

cuando estaba en el agua, pero hoy le tomó más tiempo de lo habitual. Ella no
había querido venir a Colombia. Sabía muy poco del país, tan poco como lo que

había buscado en Google en preparación para este contrato.

El cuarto país más gr ande de Sur América, localizado al sureste del Canal

de Panamá, Colombia era más reconocido como una zona peligrosa plagada de
drogas, violencia y pobreza. La frase Él Cartel de Medellínéra un elemento

básico en la noticias de la noche. Ella había consultado a los mejores expertos en

seguridad antes de permitir que cualquiera de su personal entrar a a ese país, y el

hotel les pr opor cionaba una seguridad excepcional, también. Ellos viajaban desde

y hacia la oficina de los clientes en discretos coches blindados.

Respirando con dificultad, sintiendo los brazos sin fuerza, Barr ett salió de la
piscina y se deslizó la bata de felpa gruesa sobr e su traje de baño. Cogió una

toalla y se frotó el cabello, apretando el exceso de agua de sus larg os mechones.

Había estado jugando con la idea de cortarlo mucho más, pero aún no había

hecho una cita. El camarero le trajo una botella de agua, y ella no se molestó en

darle las gracias antes de regr esar a la tumbona, con sus gafas de sol oscuras
cubriendo sus ojos.

Si Aarón pudiera verla ahora la llamaría derrochadora, decadente, niña

mimada, y una variedad de otros adjetivos que ella estaba segura él no tendría
problemas para encontrar. Su hermano era el más ecologista de todos los que ella
había conocido. No poseía un coche, vivía en una casa de dos dormitorios con su

esposa e hija, y con religiosa meticulosidad reciclaba cada cosa, de acuerdo con
el folleto que venía en el contenedor azul. Era un vegetariano estricto, lavaba la

ropa en agua fría, y aborr ecía el exceso de cualquier tipo. Él fruncía el ceño ante

sus viajes de primera clase, pensando que ella debía por lo menos volar en clase

turista. Incluso iba más lejos como para sugerirle que ella realizara sus reuniones
por videoconferencia para ahorrar en el consumo de combustibles para reactores.

El hecho de que ella hiciera cien veces más el dinero que él hizo, no le

molestaba en absoluto. Ella trabajó duro y se ganó cada puto centavo. Podía

hacer lo que le viniera en gana con ello. Así que ella volaba en primer a clase. ¿Y
qué? Ella comía en los mejores restaurantes, qué gran cosa. Y el traje que llevara

hoy ahora estaba tirado en el suelo de su habitación, y probablemente, costaba

más de lo que la camarera ganaba en un año. ¿A quién le importaba? A ella no.

Para ella era todo sobre el trabajo, así como el juego, con más de una fiesta de

pijamas de vez en cuando. Sus relaciones personales eran superficiales y

fugaces. Aparte de su familia, nunca tuvo sentimientos de una manera u otra


sobre cualquier otra persona en su vida.

Aarón le había advertido sobre ése viaje a Colombia. Basada en la

información que él le había dado durante la cena de la pasada semana, él debía

haber buscado por días en la web sobre la información atemorizante en el país.

¿Cómo podían ser tan diferentes aún siendo resultado de los mismo s
padres? Él era alto y delgado, con más de seis pies, mientras que ella medía un

promedio de cinco pies y seis pulgadas, con exclusión del peso adicional, había

logrado mantener su peso de la universidad en ciento veinticinco libras. La única


cosa similar con su hermano mayor, que no fuera el hecho de que a ambos les
gustaba tener sexo con las chicas, era su pelo. Su rubia melena corta

naturalmente ondulada y espesa. Él mantuvo su pelo rizado igualmente muy corto


y práctico.

Finalmente relajada, Barrett se fue de nuevo a su habitación. Eran sólo

poco después de las cuatro de la tarde y estaba inquieta. Se duchó, se puso un

par de pantalones holgados color caqui, una camiseta desgastada y sandalias.


Puso su dinero en efectivo en su bolsillo frontal, su pasaporte en el otro, y sus

gafas de sol sobre su cabeza. Ella sabía lo suficiente como para vestirse

discretamente mientras estuviera en ese país. Cualquier muestra de joyería o

dinero ser ía como un faro para los matones u otra clase de gentuza. Dios, no
podían estas personas, al menos cuidar al turismo que traía dinero a su país? Sin

mirarse en el espejo, abrió la puerta y entró en el pasillo.

El ascensor la llevó al piso inferior, y las puertas de abrieron

silenciosamente. El vestíbulo estaba lleno de huéspedes ingresando, y ella siguió

su camino a través de la multitud rumbo a la puerta principal.

Su guía la estaba esperando y ella empezó a caminar a su lado, bajando


sus gafas de sol de la cabeza y tapándose los ojos. No iba a caminar en esta

ciudad sin un guía. Ella había estudiado un mapa local y sabía dónde iban, pero

de ninguna manera iba a estar en las calles sin algún tipo de protección.

El sol estaba caliente y el aire era espeso. ¿ Qué diablos estoy haciendo? ,

se preguntó. No le podrían impor tar menos las baratijas y la basura local, como
ella le llamaba a las mercancías turísticas típicas, pero sólo estaba haciendo esto

por su familia.

Caminaron durante unos minutos, luego gir aron a la izquierda en la


segunda calle, pasando lo que parecía una oficina de correos. Un aroma
desagradable llenó sus fosas nasales. ¿Dios, qué era ese olor ? Trató de no

vomitar y definitivamente no quería saber. La multitud aumentaba cuanto más se


acercaban al mercado al aire libre, hasta que estuvo codeándose con completos

extraños.

Echó un vistazo, curioseando por los pasillos, escogiendo una baratija aquí,

una chuchería allá. Incluso con su opinión de turista de mierda, ella tenía un librero en su oficina
lleno de artículos auténticos, nativos de los países a los que había

viajado. Un estante contenía una muñeca Geisha japonesa, una jarra de cerveza
de Alemania, un trozo de la Gran Muralla, una abrecartas de piel italiano, y una

pepita de oro desde África.

Hizo malabares con sus paquetes y la botella de agua que acababa de

comprar y se acercó a la última parada en la fila. Un color brillante le llamó la


atención, y supo que podía encontrar lo justo para Aarón. Dos hombres se

empujaron dentro de su espacio.


***

La mayoría de las veces, Barrett agradecía a su madre por insistirle en que

tomara la clase de Español en la escuela secundaria. Por supuesto, había sido

casi veinte años atrás, pero sólo por la pura ventaja que tendría en los nego cios y
en su vida personal que lo mantuvo con fluidez de vez en cuando viendo los

informes financieros en la cadena de televisión de habla hispana Telemundo.

Los vendedores de la calle aquí en Bogotá parecían respetarla y tratarla de

manera diferente que a los turistas que no hacían un intento por hablar su idioma.
Su dialecto era un poco diferente a lo que estaba acostumbrada. La diferencia era

similar a la variación en el tono y la pro nunciación entre el duro acento de Nueva

Yor k y un suave acento sureño. Más de una vez esa tarde, ella negó con la
cabeza frente a un americano idiota que pensaba que si sólo hablaba más fuerte o
más despacio, el vendedor de alguna manera milagr osa entendería el Inglés.

El contenido del último puesto de la calle no la decepcionó. Era más grande


y mejor construida que la mayoría de los otros. Las tres paredes y el techo eran de

metal cor rugado en lugar de la podrida madera contrachapada. Las mesas que

mostraban las mercancías de los vendedores eran de plástico pesado y no

dejaban inclinarse bajo el peso de los bienes amontonados en cada pulgada de la


superficie.

Barrett hojeó los artículos en una mesa de la parte trasera del lugar,

sosteniendo una mesa hecha de tela natural en la que Aarón se interesaría. La

forma era sencilla, pero los colores vivos podrían coincidir con su decoración de la
cocina a la perfección. Colgando de una cadena fina sobre su cabeza, estaba una

placa de mariposas que su sobrina Erin disfrutaría. Mientras que el propietario de

la tienda los envolvía, ella vagó delante de la tienda y seleccionó un pisapapeles

para su asistente de administración, Lori.

Mientras ella estaba poniendo sus compras en una bolsa, alguien la golpeó

por detrás. La ayuda de su guía no llegó porque el resto de las personas lo


mantenían alejado de ella. Además de llevarla a donde quisiera ir, se suponía que

iba a cuidar de ella. Cuándo regresara a la oficina llamaría la agencia que lo había

recomendado y les gritaría por segunda vez que era unos gilipollas. Ella tropezó y

antes de que tuviera la oportunidad de levantarse, unas manos fuertes la

agarraron de los brazos. Iba a decir algo, pero una mano le tapó la boca.
¿Qué carajo? La mano era áspera y apretaba contra su boca, de manera

efectiva para apagar cualquier sonido que pudiera hacer, tanto como su aliento.

Ella se revolvió y logró voltearse hacia la parte trasera del puesto. Se las arregló
para girarse, buscando a su guía en busca de ayuda. Lo miró a los ojos, pero él de
inmediato miró hacia otro lado, girándole la espaldas a ella y al hombre que la

tenía atrapada.
Su corazón se aceleró mientras luchaba contra el hombre, que la apretaba

fuertemente. ¿Qué diablos estaba pasando? Cuanto más luchaba contra el

hombre, él apretaba más, y la mano que cubría su boca amortiguaba su grito de

dolor. La bilis brotó hasta su garganta, amenazando con ahogar la. Se obligó a no
entrar en pánico, pero el ya que no pudiera respirar lo hacía más difícil.

Piensa, piensa, se dijo. Pateó por instinto, r eaccionando su cerebro, y ella

luchó contra su captor. Este pequeño matón no iba a robarle. Dió una patada y

aruñó, logrando avanzar en su escape cuando mordió la mano que estaba sobre
su boca. El hombre gritó y aflojó su agarr e. Tuvo un instante para correr y lo

aprovechó. Después de unos pocos pasos alguien la agarr ó del cabello por detrás,

sacudiendo su cabeza y deteniéndola. Ella dejó escapar un grito mientras era

arrastrada hacia atrás. Aunque clavó los talones en el suelo tratando de

detenerse, el dolor en su cabeza era casi abrumador. Sintió que varios trozos de

cabello le fueron arrancados desde la raíz. Entonces se dio cuenta de lo que


estaba pasando y se congeló. Estaba siendo secuestrada.

***

Decenas de pensamientos pasaron por su cerebro. Los secuestros eran

comunes en Colombia. Las víctimas a menudo nunca eran liberadas, o si lo eran,

sucedía después de varios años en cautiverio. Los rehenes eran mantenidos para
obtener rescate o simplemente asesinados como una muestra de la fuerza, el

poder, el terror, o por las tres cosas. ¿Iban a matarla? ¿Sabían quién era ella, o

había sido sólo una elección al azar? ¿Quién iba a pagar su rescate? ¿Debra?
¿Aarón? ¿Sus padres? ¿A dónde la llevaban?
Otra mano se puso en su boca, esta vez atrapando su lengua entre sus

dientes. Saboreó la sangre, sabiendo que era la suya, la adrenalina cubría


cualquier dolor adicional. Sus brazos fueron llevados a la espalda, y ella sintió algo que se deslizó
sobre sus manos y en las muñecas. Inmediatamente el objeto se

apretó, logrando mantenerla unidas las manos. No se sentía como si fueran unas

esposas, pero logr aron la misma cosa.

La mano se retiró de su boca por un instante antes de que alguien metiera

un trapo en ella. La mordaza de Barrett tenía un sabor desagradable y luchó


contra las ganas de vomitar. Un segundo trapo le envolvió la cabeza, atrapando la

mor daza en la boca. Un hombre sostenía sus brazos mientras que otro ataba la

mor daza firmemente alrededor de su cabeza.

Ambos hombres estaban detrás de ella para que no pudiera ver a sus
atacantes. Unas manos ásperas la sostenían, y el hedor de sus agresores

apestaba a mal aliento y a un terr ible olor corporal. Tragó saliva y trató de
calmarse.

Alguien pateó sus piernas, y ella cayó al suelo con un gemido. Con las

manos atadas a su espalda, Barrett no tenía nada que la detuviera de golpear

sólidamente en la dura tierr a. Luces brillar on detrás de sus ojos, la o scuridad


amenazando con superarla. Un dolor agudo en la nariz y la frente se abrió camino

a través de su sorpresa y concentró su atención en ello. Parpadeó varias veces

para despejarse, pero consiguió poco alivio.

Alguien le agarr ó los pies, y ella comenzó a entrar en pánico de nuevo. Ella
estaba boca abajo pateando y retorciéndose, tratando aún de liberarse. Uno de los

hombres la agarr ó del cabello de nuevo y obligó su cabeza caer hacia atrás,

aislando efectivamente su suministro de aire. Él puso sus rodillas sobre su


espalda, y ella comenzó a desmayarse cuando el hombre la soltó del cabello. Su
cara cayó en la tierra de nuevo. Tenía problemas para obtener suficiente aire en

sus pulmones a través de su nariz ensangrentada. En cambio, aspiró la sangre y


la suciedad antes de que la negrura amenazante le ganara.

***

Barrett sintió como si estuviera en las pro fundidades del agua y poco a poco

estuviera llegando a la superficie. Estaba acostada de lado sobre barro, hojas, y


otra mierda que no podía identificar. Sin moverse revisó sus extremidades,

comenzando con los dedos de su pie izquierdo, pasando por su pierna, torso,

cada brazo, y terminando con los dedos en el pie derecho. Su inventario mental y

la falta de otro dolor sustancial le dijo que nada importante parecía estar roto. Sus manos seguían
atadas tras su espalda, sus pies amarr ados con lo que parecían

unas bandas de sujeción, bandas de plástico utilizadas por las fuerzas policiales
como sustitutos de las esposas regulares. Tenía los dedos entumecidos, pero

todavía era capaz para moverlos.


La mordaza se había retirado de la boca, y un charco de vómito y sangre

estaban a una pulgada de sus labios entreabiertos. Al menos podía respirar,

apenas. No necesitó de un espejo para decirle que el dolor familiarizado en el

centro de su cara er a por la nariz r ota. A juzgar por la cantidad de sangre en el


suelo y el dolo r en el lado izquierdo de su frente, probablemente tuviera un cor te

profundo allí también.

Dos hombres estaban sentados sobre un tronco, a dos metros de distancia,

fumando un cigarrillo. El hombre mayor, supuso, medía más 1.80 de alto y tendría
que pesar por lo menos 140 kilos. Tenía el pelo largo y una barba desaliñada

incluso más larga. Estaba vestido con unifor me militar, un camuflaje eficaz en la

densa selva. Su compañero estaba vestido de manera similar, pero estaba bien
afeitado y era de la mitad de su tamaño. En ese momento no le prestaban ninguna
atención a ella.

Barrett se quedó inmóvil, en parte para detener la explosión en su cabeza y


también para espiar la conversación. Sus voces eran apagadas, pero ella fue

capaz de descifrar algo que le provocó más miedo. Estaban hablando de cuánto

tiempo les llevaría llevarla al campamento principal. Uno de ellos dijo que tres

días, el otro que cuatro o cinco, dependiendo de la rapidez con que pudieran
hacerla viajar.

Ella captó fragmentos de nombres - Manuel, Santiago, y El Coronel. Se

imaginó que habían enviado a conseguir otro tipo, cualquiera que esto significaba,

y algo acerca de una novia para la Libertad. La mayor parte de lo que decían no
tenía sentido, pero entendió lo suficiente como para saber que estaba

profundamente jodida.

El hombre de la barba, parecido a Barba Azul, se rió cuando él dijo algo

sobre el premio que le esperaba cuando regresaran. Él frotó su entrepierna para el

efecto, y su lascivo cacareo hizo que a ella se le revolviera el estómago . El otro

hombre se parecía más a un joven Desi Arnaz y, de los dos, definitivamente era el
que recibía las ór denes y controlaba. Era enjuto y muy moreno, con el pelo atado

tras de su cabeza en una cola de caballo.

Ese pensamiento hizo que le doliera la cabeza a Barrett. Su largo cabello

había sido jalado por lo menos dos veces, y ella maldijo su lo ngitud, que le había

proporcionado a los dos matones que llamó Azul y Desi, la manera perfecta para
reprimir la. Cuando lograr a salir de este lío tenía la intención de cortarlo

completamente.

Cerró su ojo sano y respiró profundamente. Sus costillas le dolían por la


caída o por alguna patada, pero cada respiración le ayudó a despejar la cabeza.
Estaba increíblemente serena. Había sido golpeada, secuestrada y atada, y

estaba casi tan tranquila como si se encontrara sepultada bajo cinco metros de
nieve en el Monte Hood. Las circunstancias eran muy diferentes, pero tal como

ésta experiencia, ella podría muy bien morir antes de que terminara el día.

Azul se acercó a ella, diciéndole a su compinche que era hor a de irse.

Barrett pensó que era prudente no dejarles saber que ella entendía la mayor parte
de lo que dijeron, así que se quedó inmóvil. Él le dio un codazo en la espalda,

indicándole que despertara. Se debatió por un momento si moverse o no, pero

decidió que probablemente la patearía más fuerte si no lo hacía.

Ella ladeó su cabeza y abrió los ojos para encontrar unas botas
desgastadas a centímetros de su rostro. Un movimiento en falso de su parte, y él

podría golpearla fácilmente tirándole unos cuantos dientes. Ella gimió cuando un

nuevo golpe de dolor atravesó de su hombro.

"Dios, ya basta, dame un momento" dijo Barrett sin pensar. Probablemente

no era una buena idea decir exactamente lo que pensaba.

Azul se agachó y cor tó las bandas de sujeción de sus pies, luego la ar rastró
sobre sus pies. Sus rodillas se doblaron, la oscuridad amenazó con cubrirla otra

vez. Agua fría fue salpicada en su cara y alguien le dio una bofetada en la mejilla.

Ella gritó, con voz ronca y sin obstáculos por la mor daza. Azul le dijo que se

callara, y otra salpicadura de agua la golpeó en la cara otra vez. Le dolía la nariz y la frente le picaba
por la fuerza del agua. Forzó sus piernas a moverse.

La cara de Azul estaba frente a ella, su dientes incompletos se mostraban


con or gullo a través de una mirada lasciva. Él le apretó su brazo y le dijo en su

lengua nativa exactamente lo que iba a hacer con ella cuando regresaran al

campamento. Terminó su declaración con un beso descuidado que la hizo vomitar.


Tanto él como Desi se echaron a reír. La amordazaron de nuevo, esta vez
asegurada con cinta adhesiva. Desi la empujó hacia adelante, con Azul liderando

el camino.
CAPÍTULO DOS

Campo Rebelde, en algún lugar de Colombia

Ella se puso de pie antes de que ellos vinieran y la arrastraran. Era una de

las pocas cosas en las que tenía control, por lo menos en esta mañana. Había
aprendido a controlar y a hacer de buena las cosas que otros encontrarían

intrascendentes -como caminar a donde ella quería cuando quería y a cepillar su

pelo cuando quería. Incluso ir al baño cuando ella necesitaba, frente a los demás

cuando la dejaban, lo que se había convertido en una delicia.


Por los últimos ocho meses, o por lo menos el tiempo que Kelly Ryan pensó

que llevaba cautiva, pero no estaba segura, otra persona controlaba sus

movimientos cada minuto de cada día. Se movía cuando le decían, se ponía de

pie cuando le pedían, y comía lo que le daban. Si no lo hacía, y a veces incluso

cuando lo hacía, era desnudada, golpeada, la dejaban sin comer, la ataban a un

árbol, o algo peor.


Ella no había sido la r ehén con más tiempo, o con el menor. Juan Córdoba,

un Diplomático cubano, sostenía el dudoso honor de completar dos años, y

Francois LeCroix, un banquero francés, había sido ar rastrado hacia el campo

cuatro meses atrás apenas con vida. Ella se pasaría por aquí y lo revisaría más

tarde después de que revisara a sus otros pacientes -los rebeldes la mantenían a
ella y a otras siete personas como r ehenes en algún lugar de la selva.

Le dolía la espalda de dormir en el suelo, pero por lo menos no tenía

ninguna pesadilla mientras dormía -ninguna que ella recordara. Cuando había
llegado por primera vez, y durante los meses posteriores, sus sueños, cuando se
le permitió dormir, estaban llenos de imágenes de hombres enmascarados, gr itos,

disparos y sangre. Mucha sangre.


Kelly estaba en su tercera visita a Bogo tá, junto con otras cinco enfermeras

y dos médicos voluntarios en una clínica de una zona rural justo al Este de la

ciudad devastada por la guerra. Su primer viaje a Colombia había sido cuatro años

atrás con unas compañeras de enfermería, e inmediatamente se había enamorado


del país y de su gente. No tenía nada para tratar a sus pacientes, y la atención

médica de cualquier tipo era prácticamente inexistente. Si no se trataba

adecuadamente, algo tan simple como una herida menor podría resultar en la

muerte.
Su equipo estaba a dos días de regresar a casa cuando los rebeldes

atacaron su campamento. Kelly sabía los riesgos desde el simple hecho de venir a

Colombia, pero su trabajo y ver hasta qué punto estas personas los necesitaban,

había alejado cualquier pensamiento de peligro de su mente. Las Fuerzas

Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC, se estableció a pr incipios de los

60ś por el Partido Comunista Colombiano para defender el control de las zonas
comunistas en las áreas rurales. Había leído que era la insurgencia más antigua,

más grande, más capacitada, y la mejor equipada de América Latina, con más de

diez mil combatientes armados y miles de partidarios. Al igual que en la mayoría

de las guerras civiles, los civiles de su equipo a menudo quedaban atrapados en el

medio.
Lentamente estiró los brazos por encima de su cabeza. Su hombro

izquierdo le dolía, un remanente de su encuentro con uno de los guardias que ella

y sus compañeros r ehenes apodaron Hércules. Era grande y corpulento y les


recordó al mítico Héroe gr iego. Varios meses atrás ella no se había movido lo
suficientemente rápido para evitarlo, y cuando él la agarr ó por el brazo, oyó un

estallido. Él silenció su gr ito con una bofetada en su rostro. El dolor era


insopor table, tuvo que decirles a sus compañeros de prisión que deslizaran de

nuevo su hombro a la cavidad.

Con 1.76 metros, Kelly era más alta que algunos de sus captores y, antes

de perder más de 25 kilos, los había superado también. Conservaba su pelo


castaño lo más corto que podía, con la longitud necesaria para mantenerlo limpio y

no quedar atrapada bajo las r amas colgantes cuando se vieran obligados a

marchar a través de la selva. Las costras que dejaron los insectos que se dieron

un festín con ella la noche anterior, estaban rojas y le picaban terr iblemente, pero
había aprendido en su mente la forma de bloquear el escozor constante, al igual

que muchas otras cosas. Recorrió con su dedo torcido sobre la cicatriz decolorada

en su muslo derecho. La primera no había sanado correctamente después de que

se rompió cuando fue secuestrada, y la segunda había sido el r esultado de una

caída contra una roca afilada hacía unos meses. Sus pies estaban desnudos. Los

zapatos que tenía cuando fue capturada se habían desintegrado bajo las duras
condiciones de la selva colombiana, y no había recibido o tro par.

Rápidamente y en silencio siguió la rutina de la mañana de agradecer a

Dios que estaba aún con vida, dando el siguiente paso en el tablero de ajedrez en

su mente, y haciendo ejercicios isométricos. Siempre empezaba con sus pies y

seguía trabajando a través de los principales músculos de su cuerpo hasta su


cabeza, y luego invertía la ruta.

Otros rehenes le habían enseñado que ésa rutina era uno de lo s más

importantes elementos para su sobrevivencia mental, y era cierto. Llenar sus días
con actividades que podrían repetirse, incluso si fueran sólo en su mente, le daba
a Kelly un sentido de control en una vida que estaba completamente fuera de su

control.
Echaba de menos sus caminatas por la mañana. Ella solía levantarse al

amanecer, vestirse para correr, agarrar la cor rea de Needles, y salir por la puerta

en diez minutos. Pensar en su perro y en lo que podría haberle sucedido a él

todavía le causaba dolor. Su mejor amiga, Ariel, siempre le echaba un vistazo


cada vez que ella salía de la ciudad y no podía llevar a su mascota-amigo de

cuatro patas de dos años, con ella. Echaba de menos su presencia constante en

su vida, en más de una ocasión, el perr o larguirucho lamió sus lágr imas cuando

ella perdía a un paciente.


El sol se filtraba a través del grueso de los árboles, los sonidos del

campamento llegaban lentamente a la vida como ella terminó su rutina. Cuando

llegaron a ese lugar hacía varios días, ella y sus compañeros r ehenes habían sido

forzados a eliminar gran parte de la pesada vegetación en los alr ededores de su

nuevo campamento. Le resultaba irónico que tenían que hacer el trabajo que

impidiera a alguien asaltar su campamento y r escatarlos. Ahora había veintiocho


rebeldes en el campamento. El número variaba de tan sólo ocho hasta a veces

cincuenta desplazando su pequeño asentamiento. Ella estaba preocupada por

Juan, el diplomático cubano. El extremo trabajo físico de los últimos días habían

minado más su ya debilitada fuerza. Tenía la esperanza de que hoy sería un día

de descanso, pero había aprendido a nunca dar nada por sentado, incluso el
despertar.

Kelly oyó voces en la distancia, un tipo que sonaba su nariz, y otro que

tosía no muy lejos. Necesitaba hacer pis y se preguntó cuánto tiempo pasaría
antes de que alguien le abrier a o si tendría que ponerse en cuclillas aquí mismo en
campo abierto. Su situación actual como r ehén de las FARC que vivían en la

selva, había eliminado cualquier sentido de pundonor. Por supuesto, el otro


problema era el hecho de que ella tenía una cadena de 1.5 metros asegurando su

tobillo izquierdo.

Todavía los encadenaban a un árbol cada noche, el r uido metálico de los

fuertes eslabones ya no la mantenían despierta. Los guardias nocturnos estaban


encargados de detectar cualquier infiltración en su campamento por parte de las

tropas del gobierno, y con los rehenes asegurados, podrían permanecer centrados

en su tarea.

Kelly vio al guardia que ella había nombrado Opie dirigir se hacia ella y soltó
un suspiro de alivio. De todos los rebeldes, Opie era, con mucho, el más amable

con ella y los otros. Él no era tan insensible y no los humillaba cuando estaba a su

cargo. Lo había nombrado Opie porque le recor daba a Opie Taylor en la seria The
ndy Griffith Show. Él no se parecía en nada a lo que ella había imaginado un terr orista de la
guerrilla. Con su cara de niño y la falta de vello facial, no podría haber tenido más de dieciséis años.

Ella empezó a decir buenos días pero se mo rdió la lengua cuando vio su

expresión. Él estaba furioso, y si ella hablaba sin que le hablaran primero, incluso

a pesar de que él era el mejo r de los matones, ella sería castigada.


Bajando los ojos, se puso de pie en silencio a la espera de alguna

indicación de lo que se esperaba de ella. La incertidumbre era lo más difícil de

tratar. Cada día era como vivir con un miembro maníaco-depresivo de la familia.

Un minuto las cosas estaban tranquilas y serenas, pero al siguiente, gritos y


brutalidad explotaban con muy poca antelación e incluso con menos tiempo para

que las víctimas se prepararan mentalmente.

Opie no dijo nada mientras él se arr odillaba y desbloqueaba el soporte que


rodeaba su tobillo. El metal resonó al chocar contra el suelo, una indicación de su
gran peso. El área donde el metal se frotaba en su tobillo era apenas perceptible.

Su cuerpo había compensado la fricción constante mediante la formación de un


duro callo.

Él gruñó algo que Kelly no fue capaz de entender, y con un pinchazo de su

rifle en su costado, le indicó que se pusiera en movimiento. Tres veces al día er a

obligada a atender a los rebeldes enfermos o heridos en el campamento. No


estaba segura de si los rebeldes habían atacado su clínica y los habían

secuestrado por que la necesitaban a ella y sus suministros médicos o porque

simplemente había estado en el lugar equivocado en el momento equivocado. De

cualquier manera ella era enfermera, y si le gustaba o no, tenía un trabajo que
hacer.

Tenían pocos suministros médicos, y ella se vio obligada a hacer lo que

podía, que no era mucho. Periódicamente unos hombres aparecían en su

campamento con provisiones, que muchas veces incluía vendas, antibióticos,

incluidas las suturas y crema antiséptica. Hoy en día, sus pacientes, como ella de

mala gana les llamaba, consistían en heridos de bala en el pie que cada vez que
las revisaba se infectaba más, un virus grave de disentería que esperaba que no

se extendiera por el campamento de nuevo, y un heridas de cuchillo. Pero la

atención, o la falta de ella, que ella era capaz de proporcionarles a sus

compañeros rehenes, la perturbaba más. Su trabajo era mantenerlos vivos hasta

que los r ebeldes pudieran obtener el rescate y retirarse. No valían nada si ellos
estaban muertos.

Como enfermera, Kelly había hecho un juramento para sanar, y era muy

difícil sentarse a ver con impotencia mientras sus compañeros cautivos sufrían.
Sólo después de que su captores habían sido tratados, le era permitido r evisar a
los otros, y sólo con suministros sobrantes. Cuidadosamente era vigilada para que

no escatimara en tratamiento para los r ebeldes y dar más a sus prisioneros. Como
si pudiera ponerse peor, pensó, mientras cruzaba el campamento.

Tenían suerte si podían contar con un refugio de la lluvia y de los insectos

incesantes que se daban un festín con ellos durante toda la noche. Pero no habían

tenido suerte durante meses. Juan estaba acostado en una colchoneta sucia en el
suelo. Francois era uno de los otros rehenes que por lo menos era capaz de

moverse bajo un gr an árbol, que le ofrecía un poco de refugio del implacable sol

del mediodía.

Después de que atendió a Juan, Opie la pinchó de nuevo en la espalda,


como señal de que las hor as de visita habían terminado. Una oleada de mareo la

cubrió cuando se puso de pie, un efecto directo de ayer haber ingerido pocos

líquidos y absolutamente nada para comer. Ella y los demás eran alimentados sólo

después de que los guardias se habían saciado, y con la escasez de las raciones

de los últimos tiempos, rara vez se desechaban restos de platos. Esta mañana, sin

embargo, ella detectó café y algo que olía mucho a huevos. Tal vez eso explicaba
el alboroto de anoche, cuando varias personas habían llegado a su campamento.

Ella tropezó con una raíz expuesta, cayendo sobr e sus rodillas. Ahogó un

grito cuando un fuerte dolor la quemó a través de la palma de su mano. Se puso

de pie, sacudiéndose las manos sobre las piernas de sus pantalones cor tos,

dejando un rastro de sangre en el camino. Mierda, esto no es bueno. Incluso el más pequeño corte
podría ser peligr oso para la vida en estas condiciones
insalubres.

Entre gestos con la mano y su mal Español, le pidió a Opie si ell a podría

conseguir un poco de agua para lavarse las manos. Odiaba tener que pedirlo todo,
pero sabía las consecuencias si no lo hacía. Él le dio un codazo con la punta de su
r ifle hacia el
el barril
barr il de agua, y ella cruzó con gr atitud
atitud al otro lado del campo.
campo.

Explor
Explor ó el campamento
campamento y, sin nadie que le prestara atención,
atención, tomó la opor
o portu
tunidad
nidad
de examinar cuidadosamente
cuidadosamente sus alreded
alr ededor
ores.
es.

Ella podría cor


co r rer;
rer ; lo había hecho
hecho dos veces antes.
antes. Pero las consecuencias
consecuencias

cuando fue capturada, y sería capturada de nuevo, fueron brutales. La primera vez

fue encontrada en cuestión de minutos y atada a un árbol, por lo que se sentía


como siempre. La
La segunda les tomó
tomó el doble de tiempo
tiempo para
par a encontrar
encontrar la, y el

castigo
castigo fue doblemente
doblemente severo
severo.. La golpearon
golpearo n y le rompiero
ro mpieronn los dedos de ambos

pies. Escapar del campamento era una posibilidad, ser atrapado era una realidad,

y sobrevivir
sobr evivir a otro
o tro castigo de nuevo
nuevo era
er a la única cosa que dudab
dudaba.
a.
CAPÍT
CAPÍT ULO
ULO TRE
T RES
S

Barret
Barr ettt luchaba
luchaba contra el agotamiento
agotamiento que amenazaba
amenazaba con superarla
superar la y

concentrarse más bien en poner un pie frente al otro -apenas. Azul había

deslizado otra serie de bandas de sujeción sobre cada pie, bastante ceñidos y los

conectó
conectó uno con otro.
otr o. Podía
Podía mover sus pies,
pies, per
per o sólo
sól o alreded
alr ededor
or de 20

centímetros. Era su tercer día en la selva, y había estado caminando durante


horas,
hor as, arrast
arr astrando
rando los
l os pies a lo largo
larg o trata
tr atando
ndo de mantenerse
mantenerse en pie. Sus muñecas
muñecas

y tobillos estaban en carne viva por sus ataduras, las llagas abiertas quemabas

por el sudor y por insectos alimentándose. Había perdido sus sandalias cuando

fue secuest
secuestrada,
rada, por lo que sus pies se corta
cor tarr on y sangraban al caminar por las

r aíces y las dur


dur as rocas
ro cas en el suelo agr ietado.
ietado. No
No había comido nada desde
desde el
almuerzo desde
desde el día en que se la llevaron
llevar on y muy
m uy poco para
par a beber. Al menos la

mordaza estaba fuera de su boca. Azul le había arrancado la cinta adhesiva de la

cara esta mañana,


mañana, y Barrett
Barr ett estaba
estaba tan
tan agradec
agr adecida
ida por el aire
air e fresco
fr esco que llenaba
su boca, que apenas se dio cuenta de haber perdido parte de su pelo por el
movimiento.

Su camisa, alguna vez blanca, estaba sucia y desgarrada y no tenía un solo


botón. Con sus manos atrapadas detrás de su espalda era incapaz de proteger su

r ostro o su cuerpo de las ramas


r amas que
que colgaban
colg aban sobre
sobr e el camino. Barret
Barr ettt sabía
sabía que

su rostro
ro stro estaba
estaba cubierto
cubierto con
co n cortes, algunos más graves
gr aves que otro
otros,
s, a juzgar
juzgar por la

cantidad de sangre cubriendo su camisa y el pecho casi desnudo. Cuando el


último de sus botones se rindió ante una
una rama
r ama filosa como
co mo una aguja, le hizo un

corte
cor te de
de al menos 2 centímetros
centímetros de largo
lar go,, tant
tantoo Azul como Desi la mir aron
aro n

maliciosamente.

Su boca, ya
ya reseca
r eseca por
por el esfuerzo y la falta de
de agua, se secó aún más
mientr
mientr as los dos
do s hombres
hombr es miraban
mir aban su carne expuesta
expuesta ent
entre
re los pliegues
plieg ues abiertos
abiertos

de su camisa. Ella sabía lo que iba a suceder y sería incapaz de detenerlo. Con

las manos detrás de su espalda y sus pies todavía atados, poco podía hacer para

defenderse. Ella extendió sus pies hasta donde le permitió la soga de plástico y

cuadró
cuadró los hombro
hom bros.
s. Conseguiría darle
darl e al menos darl
darlee una patada
patada al
al primero
prim ero que

se acercara.
Fue Azul,
Azul, el líder de los dos, quien con el brillo en sus ojos y la erección
er ección

mostrándose en sus pantalones, le señaló sus intenciones. Antes de que acortara

la distancia, Desi habló, y Barrett entendió cada palabra.

"¿Qué estás haciendo? El coronel te despellejará vivo si le haces daño ".

"No
"No me impor
im porta
ta.. Ella es mi recompens
recom pensaa por estar
estar arrastrando
ar rastrando el culo una y
otra
otr a vez en esta maldita selva. Tú puedes tenerla después de que termine
termi ne con

ella, "Blue
"Blue le ladró de nuevo
nuevo con la mir
m irada.
ada.

"López,
"López, no lo hagas. Él va a pensar
pensar que ambos la tuvimo
tuvimoss y me castigará
también". Desi estaba suplicando.
suplicando .
"Ent
"Entonces
onces será mejor que también
también consigas algo de ello. "Azul
"Azul se acercó un

paso más pero


per o se detuvo
detuvo cuando
cuando Desi
Desi puso el cañón de su rifle
rifl e entre
entre él y Barr ett.
ett.
"¿Y quién me va a detener, amigo ? "Azul
"Azul se rió
r ió.. "¿Tú?"
"¿Tú?"

Barret
Barr ettt vio
vio que Desi
Desi tragó saliva y en silencio or ó por que él
él tuviera
tuviera el valor
valo r

de mantenerse
mantenerse firme.
fir me.

"Sí, López. Voy a detenerte. No


No ser é castigado solo
sol o por
po r que tú no puedes
mantener tu polla en los pantalones ".

Barret
Barr ettt contuvo
contuvo el aliento mientras lo s dos hombres
hombr es se medían. Si ella no

hubier
hubier a estado
estado tan asustada,
asustada, podr
podría
ía haber apreciado
apr eciado el clásico escenario
escenario del bien

contra el mal,
m al, pero como estaba,
estaba, ella esperaba
esperaba que pelearan y simplemente
simplemente se
mataran uno al otro.

Azul dio un paso atrás, sin apartar sus ojos de ella. No sabía si estaba

aliviada de que
que no iba a ser violada, al menos no en este
este moment
mo mento,
o, o

decepcionada
decepcionada de que
que los
lo s dos hombres
ho mbres no trataro
trataronn de matarse
matarse entr
entr e ellos. Azul
Azul

finalmente se volvió, señalando el final de su amenaza. De ésta amenaza, pensó Barr


Bar r ett.
ett. Ella sabía que
esto era sólo el comienzo.

***

Gritos
Gr itos y silbidos llamar on la atención
atención de Kelly al estar
estar vendando
vendando los pies
con una herida de bala. La infección era peor que cuando ella la había visto esta

mañana,
mañana, y la gangrena
g angrena había aparecido. Esperaba
Esperaba no verse
ver se obligada
oblig ada a amputar
amputar el

miembro como lo había hecho


hecho una vez antes.
antes. En la primer semana de su llegada,

no había tenido
tenido más remedio que quita
quitarr los tres primer
pr imeros
os dedos de la mano
izquierda de uno de sus secuestradores. Ella trató de decirles que era una

enfermera,
enfermer a, no un médico, y cuando
cuando uno de los
lo s rebelde
r ebeldess puso la punta
punta de su rifle

en la sien de otro rehén, ella dejó de intentarlo. De alguna manera Kelly había
logrado
log rado no matar
matar al hombre
ho mbre durante el
el procedimient
pro cedimientoo en sí, y milagro samente
samente él
no murió
mur ió por
po r complicaciones. Desde
Desde esa vez,
vez, se vio obligada
o bligada a tratar cada lesión

o enfermedad que llegaba al campamento.


campamento.
Esta tarde, Opie era su escolta de nuevo, y él escuchó la conmoción

también.
también. Tan pr
pr onto como
com o terminó
term inó de envolver el pie, él la empujó hacia el centro
centro

del campamento.
campamento. La emoción llenó
l lenó el air e espeso, señalando
señalando la llegada de algún

otro grupo
gr upo de rebeldes o de otros
otro s rehenes. Opie le dio un codazo en la espalda
espalda
con el cañón de su arma para
par a que avanz
avanzara
ara más r ápido, y ella tro
tropezó
pezó pero se

enderezó
enderezó antes
antes de que
que cayera al suelo r ocoso
oco so una vez más.

El ruido se hizo más fuerte. La selva se movió, y en cuestión de segundos,

dos de los r ebeldes


ebeldes de su campamento
campamento surgiero
surg ieron,
n, seguidos de cerca
cerca por dos
hombres a los que ella nunca había visto. Pero lo que había entre cada par de

hombres
hombr es hizo que Kelly
Kelly jadeara.

Ellos estaban arrastrando a una mujer en el campamento. Kelly no sabía si

ella estaba muerta, inconsciente, o simplemente agotada. Incluso si estuviera

consciente,
consciente, las ataduras
ataduras alreded
alr ededor
or de sus tobillo
tobilloss no le
l e permitirían
permi tirían mantener
mantener

fácilmente
fácilmente el ritmo
ri tmo de los hombres.
hombr es. Los hombres
hombr es se moviero n al unísono
unísono,, cada
cada
uno sosteniéndola
sosteniéndola del codo,
co do, lo que indicaba
indicaba que
que las manos de la mujer estaban
estaban

atadas detr
detr ás de su espalda.

El pelo largo
lar go cubría el fr ente
ente de la cabeza
cabeza de la mujer, la barbilla r ebotaba
ebotaba

contra su pecho mientras se movían. Fue obvio para Kelly que se trataba de una

mujer, los pechos


pechos estaban
estaban expues
expuestos
tos por la camisa r ota, disipando
disipando cualquier duda
duda
para alguien más. Su pantalones estaban igualmente destrozados, sus pies

desnudos y ensangrentados.

Impr
Impr esionada por otra r ehén femenina
femenina entr
entr ando
ando en el campamento,
campamento, Kelly se
estremeció. A las mujeres no les iba bien en estas circunstancias. Si la falta de
alimentos, las duras condiciones de vida, la tortura, la brutalidad, o la constante

amenaza
amenaza de violación
violació n no las mataba,
mataba, las enfermedades,
enfermedades, el calor, los insectos,
insectos, o
cualquiera
cualquiera de mil cosas,
co sas, lo haría.

Kelly
Kelly se oblig ó a permanece
per manecerr donde estaba,
estaba, cuand
cuandoo todo en su interio
interiorr le

decía que
que fuera hasta la mujer para ayudarla. Ella
Ella era
er a una enfer
enfer mera, una mujer, y

una compañera
compañera rehén
r ehén,, y el orden no impor taba.
taba. Trató de cerr
cerr ar los
lo s ojos,
ojo s, alejar la
imagen de su mente,
mente, pero no pudo.

Trató de no ponerle demasiada atención a la mujer. Había aprendido, de la

manera más difícil,


difícil , que sus captores
captores a menudo
menudo utilizaban
utilizaban a los r ehenes
ehenes unos

contra otros
o tros para diversión,
diversi ón, venganza, o simplement
sim plementee crueldad
cr ueldad.. Demasiada
Demasiada
preocupa
preo cupación
ción por un compañero
compañero r ehén podría
podrí a y sería utilizada
utilizada en su contra
contra en

el futuro.

Varios
ario s meses después de su llegada, había desar
desar rollado
ro llado un tipo de

amistad con un compañero de cautiverio. Jean Paul tenía alrededor de 60 años y

a Kelly le recor
r ecordaba
daba a su padre,
padre, y él a menudo le decía que ella se parecía a su

hija. Jean Paul tenía un sistema inmunológico débil y a menudo estaba enfermo. A
sus captores
captores no les impor taba
taba y lo obligaban
o bligaban a tr
tr abajar junto
junto a los demás cuando
cuando

necesitaban levantar el campamento, levantar uno nuevo en la selva, o caminar

por kilómetros a través de la espesa y húmeda selva caliente. Cuando no estaba

enfermo,
enfermo , pasaban
pasaban tant
tantoo tiempo
tiempo como podían hablando
hablando de libros,
libr os, de historia
histor ia y de

sus familias. Cualqu


Cualquier
ier cosa para dejar de pensar en el lugar donde estaban
estaban..
Un día, cuando Kelly se negó a tratar las heridas de un rebelde que justo el

día antes
antes había violado a un compañe
co mpañerr o de cautive
cautiveri
rio,
o, Jean Paul fue arr astr
astr ado

fuera de su lecho de enfermo y atado a un árbol. Sus muñecas estaban atadas y


enredando
enredando su cabeza, una
una gruesa
gr uesa cuerda
cuerda había sido arro
ar rojada
jada sobre una rama
r ama alta.
alta.
La cuerda fue retirada hasta que él colgaba de la rama con sólo sus dedos de los

pies tocando el suelo. Allí permaneció hasta que Kelly finalmente accedió a ayudar
al hombre. En realidad, permaneció allí durante tres días más, sin comida ni agua,

y Kelly se vio forzada a sentarse a su lado cuando ella no estaba trabajando y

dormir a sus pies. Finalmente los rebeldes lo bajaron, pero no sin antes de que

ella entendiera una valiosa lección.


Los hombres soltaron a la mujer y ella cayó al suelo, aparentemente sin

vida. Sus dos acompañantes fueron recibidos con aplausos, palmadas en la

espalda, y cigarros. Alguien puso una cantimplora de agua en sus manos.

Señalaron y mostraban a su nueva huésped, a la vez que todos hablaban al


mismo tiempo. Kelly había recog ido unas pocas palabras pero no entendía mucho

de lo que se decía, pero a juzgar por el tono y el lenguaje corporal, no sería nada

bueno para la mujer inconsciente. Nunca lo era.

Otros dos guardias, uno de los cuales Francois había llamado Harry por la

película de Clint Eastwood, Harr y el Sucio, recogieron a la mujer y la arrastraron

más cerca de un árbol. Tomando la cadena que ya estaba asegurada alrededor de


su base, sujetó el tobillo de la mujer, asegurándola efectivamente.

Kelly calculó la distancia entre el lugar donde ella estaba parada y la mujer

y juzgó que serían unos diez metros. Por un fugaz momento pensó en escapar de

Opie y correr hacia ella, pero sería inútil. Ella no sería capaz de hacer nada para

ayudarla antes de que Opie la atrapara, y tanto ella como la mujer sufrirían por sus
actitudes espontáneas. Antes de que tuviera la oportunidad de hacer algo

estúpido, el hombre al que todos llamaban El cor onel, salió de su tienda de

campaña.
El coronel era el líder de esta banda de rebeldes, y era estricto y no
toleraba la pereza o la insubordinación. Si los hombres no saltaban cuando él

hablaba, los castigaba casi tan severamente como a los rehenes. Kelly sospechó
que él tenía algún tipo de for mación militar por la forma en que daba las órdenes y

esperaba que fueran obedecidas sin vacilación.

Él era el más alto de todos los hombres que Kelly había visto durante su

cautiverio. Medía más de 1.80 metros y debía pesar por lo menos 120 kilos. Ella lo
sabía. Había estado encima de ella más de una vez. Alejó ese pensamiento

mientras observaba como él se acercó a la encogida mujer.

Él habló con uno de los hombres que habían traído a la mujer, mirando de

uno a otra mientras el hombre hablaba. El Coronel estaba de pie con los pies
abiertos y cuadró los hombros, y por su postura Kelly estaba segura de que podría

golpear, ya sea a uno o ambos hombres.

Ella había estudiado al Coronel -su caminar, sus gestos, sus discursos- y lo

encontró muy transparente si uno sabía qué buscar. Y ella lo hizo. Ella encontraba

a las personas fascinantes y a menudo se sentaba en un centro comercial lleno

viendo como pasaban. Era un juego que su primo Sam y ella habían jugado
cuando su madre los llevaba de compras. Se sentaban y adivinaban la ocupación

de cada persona mientras caminaban, juzgándolos por su ropa, su caminar, y sus

acompañantes. No tenían forma de saber si estaban en lo cor recto, pero era una

forma muy divertida de matar el tiempo.

Las cabezas de los dos hombres golpearon hacia atrás, uno tras otro, y
todo lo que pudo ver Kelly era que el brazo del coronel regresaba a su costado.

Para ser un hombre corpulento era rápido, muy rápido, y más de una vez ella

había estado en el lado receptor de esa rapidez. Algo que los hombres habían
hecho o dejado de hacer había disgustado al líder, y no hizo ningún secreto de
ello.

Ambos hombres limpiaron la sonrisa de sus caras, la sangre de la nariz, y


se cuadrar on en atención. A pesar de que todos hablaban en español, Kelly sabía

que a los dos los hombres les estaban pateando el culo, en sentido figurado y

probablemente literalmente como sería más adelante. El coronel nunca levantó

su voz, pero el mensaje fue claro cuando los dos hombres saludaron, dieron la
vuelta, y se marcharon lejos.

El coronel se volvió y se encontró lo s ojos de Kelly y ella luchó para no

desviar la mir ada. Odiaba ser una cobarde, pero había aprendido en la batalla

cuando luchar y cuando no hacerlo . La mayoría er a de no-luchar.


"Señorita Ryan, por favor, venga aquí." El coronel habló inglés con fluidez, aunque con un fuerte
acento español.
Kelly mantuvo sus ojos en el suelo mientras caminaba a través de la

suciedad y se detuvo frente al hombre. Otro de sus lecciones era no hablar hasta
se le hablara.

"Atienda a esta mujer. Ella es muy valiosa para nosotros. "Él no le dijo nada más, pero emitió algunas
órdenes tanto a Opie y a otro de los guardias que estaba

allí cerca. El guardia corrió en dirección de la comisaría, y El coronel volvió a su

tienda de campaña.
"Sí, señor," murmuró Kelly ya a sus espaldas, y cayó rápidamente sobre

sus rodillas. Removió el pelo que había caído sobre el rostro de la mujer y sintió
el pulso en el cuello. Era débil, pero constante. Con cuidado, Kelly rodó a la mujer

sobre su espalda y comenzó una revisión rápida de su cuerpo por cualquier signo

externo de lesión significativa. Más de una docena de cortes y rasguños en el


torso y extremidades, y cientos de picaduras de insectos que cubrían su piel; la

única herida grave que podía ver que no fuera una nariz rota, obviamente, era un
desagradable corte en la frente.

El guardia regresó con un magro suministro de vendas y antiséptico y dejó


caer la bolsa a sus pies. "Agua, por favor ", pidió ella en español.

El agua en el campamento era relativamente limpia, y ella necesitaba

limpiar las heridas. Opie se trasladó a unos metros de distancia y se sentó en el

tronco de un árbol, con su rifle apuntando en su dirección. El guardia regresó y


arr ojó una cantimplora en el suelo junto ella.

"Todo va a estar bien," susurró Kelly mientras aplicaba el paño frío sobre la r asgada piel de la mujer.
"Mi nombre es Kelly. Soy enfermera, y yo voy a ayudarte lo mejor que pueda. ¿Puedes abrir los
ojos? "Kelly posó su mano en la frente de la mujer. Estaba caliente pero no ardía en fiebre, como lo
estaban a menudo sus

otros pacientes.

"Vamos, abre los ojos y mírame", dijo Kelly. "Tengo que asegurarme de que estás bien. "Metió la
mano en el kit y sacó la botella de antiséptico. El corte en la cabeza de la mujer era profundo y cor ría
casi en línea recta desde el centro hasta

la ceja izquierda. No tenía manera de coser la para cerrarla y sabía que iba a dejar

una cicatriz muy fea. Metió la esquina del trapo en un líquido rojo y, a sabiendas
que el corte le dolería como el demonio, casi se alegró que la mujer estuviera

inconsciente.

Pasaron vario s segundos para que el líquido penetrara en la sangre seca y

en la conciencia de la mujer. Cuando lo hizo fue como una luz que se había
encendido. De inmediato ella abrió los ojos, gritó, y luchó contra sus amarr as.

"Sshh, está bien. Estoy tratando de ayudarte", dijo Kelly en voz baja.

Si la mujer continuaba luchando, podr ía lesionarse más de lo que ya

estaba. Kelly bajó la cabeza para poder mirar más de cerca los ojos de la mujer, y

lo que vio la dejó sin aliento.


CAPÍTULO CUATRO
Dolor abrasador. Esa era la única manera que Barrett podía describirlo. Mil
agujas se encajaban en su piel, una a la vez, y no se detenían. El dolor la sacó de

la oscuridad que misericordiosamente la había cubierto como un manto. Una voz


suave en un idioma que ella reconoció se filtraba en su cerebro. ¿qué estaban

diciendo? Barrett luchó para abrir sus ojos.

"Vamos. Eso es. Abre los ojos". La voz tenía un acento melodioso que le

recordó a Barrett la forma en que su primo Kim hablaba. Suave, rítmica, Sureña.
Ella no podía dejar de obedecer tal petición.

Un rostro bronceado y demacrado la miraba. Un ceño arrugando la frente,

originando una expresión grave. Unos ojos de color azul oscuro la miraron bajo un

pelo castaño y corto . ¿Una mujer? Barrett parpadeó un par de veces más para
aclarar su visión y alejar las telarañas en su cabeza. Era una mujer.

"Bien," dijo la mujer, una pequeña sonrisa asomó a los extremos de la boca.

Por el rabillo de su ojo izquierdo, Barrett vio el movimiento de la mano de la mujer.

"Esto va a doler un poco. Necesito limpiar los cortes y acomodar tu nariz ".

Poco no era la manera en que Barr ett lo describir ía. Era una repetición del

dolor que la había sacado de la oscuridad anterior, y la segunda vez no fue menos
severa que la primera. Ella siseó y las lágrimas se formaron detrás de sus ojos

cerrados cuando oyó el chasquido característico del cartílago nasal que volvía a

su lugar.

"Joder, maldita, ¡Quítame las manos de encima", gritó por el dolor.

"Lo siento, pero no respirarías bien si no la enderezaba. También tienes un


feo corte en la frente. Tengo que limpiarlo o se te va a infectar. Y créeme, eso es

lo último que querrías".

Barrett se concentró en el sonido de la voz de la mujer y trató de bloquear


el dolor. Poco a poco el escozor se disipó y pudo ver de nuevo. La mujer sin duda
podría pasar por Florencia Nightingale (La primera mujer enfermera), o al menos

lo que Barrett pensó como se vería una enfermer a.


"Listo, si podemos mantenerla limpia, yo creo que estarás bien," dijo la

mujer.

Pero, ¿quién era esa mujer y dónde diablos estaba ella?

Barrett recordó de pronto. Bueno, no sabía exactamente  dónde estaba,


pero si estaba en algún lugar en medio de la puta selva. Y recordó cómo había

llegado aquí. Trató de incorporarse, pero sus manos detrás de su espalda lo

hicieron imposible.

"Deja que te ayude." La mujer con el suave acento sur eño la ayudó
a sentarse. "Eso es. ¿Estás mareada? ¿Tienes náuseas? ¿Tienes visión doble? "

Barrett no podía r esponder, el movimiento y las preguntas pesaban en su

cabeza aún más. La negrura amenazó con superarla de nuevo, y ella la combatió.

Por mucho que quería desaparecer en el olvido, tenía que mantenerse despierta y

averiguar una manera de salir del lío en que se había metido. Intentó mover las

manos y ahogó un grito.


"He dicho que quites tus putas manos de encima. No necesito tu ayuda."

Esa era un eufemismo. Lo que necesitaba era que llegaran una docena de Navy

Seals (equipo de fuerzas especiales de la armada de Estados Unidos) a terminar

esta fiesta en este momento.

"Tenemos que limpiar ese corte. Si se infecta, habrá muy poco que pueda
hacer ".

La mujer la miraba con ojos amables. Ojos amables, mi trasero. Ella era

obviamente parte de esta pandilla, y no había manera de que Barrett dejara que la
tocara de nuevo. Incluso si la mataba.
"No, tú no quieres que muera, verdad? Soy inútil para ustedes muerta y un

gran bono si no lo estoy. Bueno, amiga, no te molestes", dijo Barrett desafiante, mientras su cabeza
retumbaba.
"Déjame ver tus manos," dijo la mujer, moviéndose para agacharse detrás

de ella.

Barrett apenas contuvo un gr ito que hizo temblar sus brazos y llegar hasta

su garganta reseca. Una oleada de náuseas amenazó con vaciar su ya de por sí

estómago vacío, pero de alguna manera se las arregló para tragarse la bilis que
aún no habían llegado a su boca. El sudor estalló por su frente y se deslizó en sus

ojos. De repente estaba caliente, muy caliente.

"Te dije que no me toques", dijo Barrett con los dientes apretados.

La mujer regresó frente a ella, y Barrett detectó un parpadeo de algo que no


pudo identificar en esos ojos cansados. Ahora que Barret estaba más centrada,

sintió una necesidad imperiosa de matarla y a cada persona de mierda involucrada


en esto.

La mujer no tuvo la oportunidad de responder antes de que ella se tirara a

sus pies y se empujara en la dirección opuesta. Barrett entendió que el guardia le

gritaba a ella que dejara de hablar. La mujer no miró hacia atrás, sino que tropezó
hacia delante cada vez que el guardia la empujaba. Una sensación de malestar se

apoderó de Barr ett cuando se dio cuenta de que la mujer era una prisionera como

ella.

***
Kelly prácticamente cayó sobr e su manta de dormir. Opie por lo general no

era brusco, pero sospechaba que El Coronel estaba observando y que repartir

disciplina pensó que era apropiado. El Coronel veía todo y sus hombres le temían.
Mientras que la mayoría de los hombres seguían a sus líderes por respeto y
compartían una causa, los hombres del coronel sabían que serían asesinados si

no lo hacían. A menudo los ponía como ejemplo cuando alguno de ellos rompía
una de sus reglas. El castigo era severo, r ápido, e inolvidable.

Opie aseguró la cadena en su tobillo, y ella vio al Cor onel cruzar lentamente

al otro lado del campo hacia la mujer. Un guardia la arr astró de los pies. La mujer

lo miró de reojo mientras él se acercaba. Aunque Kelly sabía lo que iba a suceder,
se sobresaltó cuando él dio una bofetada en el rostro de la mujer. Su cabeza se

tambaleó y ella cayó al suelo.

El guardia que estaba de pie junto a la mujer tiró de ella de nuevo. Su

cabeza se ladeó y sus rodillas se doblaron, pero el guardia la sostuvo en posición


vertical.

"Despierte," gritó El cor onel. "He dicho que despierte! "Esta vez el guardia le ar rojó un vaso con
agua a la cara de la mujer. Ella farfulló y parpadeó varias

veces.
"Usted, señorita Taylor, es una prisionera de las Fuerzas Armadas

Revolucionarios de Colombia. Soy el Coro nel Suárez y este es mi campamento.

Usted hará lo que yo diga, cuando yo lo diga, y tantas veces como lo diga. Si

intenta escapar la vamos a cazar y la atraparemos. Nadie nunca ha escapado de


mí, y usted", señaló con el dedo a la mujer, "no será la pr imera".

El coronel caminó lentamente alrededor de la mujer como si la

inspeccionara cual fuera carne de vacuno. O como un hombre inspecciona a su

siguiente pieza para echar un polvo. Kelly se estremeció ante el pensamiento.


"Estará con nosotros hasta que se pague su rescate. Eso puede ser en

semanas, pueden pasar años, pero si no lo pagan nunca lo dejará. "Él se detuvo

frente a la mujer y la miró directamente a los ojos.


"Usted es una captura maravilloso, señor ita Taylor ", dijo el cor onel en
perfecto Inglés. "Es muy rica, su empresa cuenta con una gran cantidad de dinero, y tiene una familia
que la ama. Será un buen botín. Espero que no sea demasiado

pronto. Es usted una mujer muy hermosa. "El coronel trazó los pechos de la mujer con la culata de su
siempre presente látigo.

El estómago de Kelly se apretó, y ella se sorprendió cuando la mujer


escupió al rostro del coronel. "Vete a la mierda," ella escuchó su respuesta un instante antes de que él
le diera un puñetazo en la boca. Kelly saltó y consiguió
avanzar los pocos centímetros que su amarr e le permitió antes de que sus pies se

detuvieran y cayera sobre su estómago. Cuando el polvo se despejó y Kelly pudo

ver de nuevo, la mujer yacía inmóvil en el suelo, con sangr e goteando de su boca.

CAPÍTULO CINCO

Barrett trató de abrir los ojos. El izquierdo podía obedecer la orden de su

cerebro, pero sólo ligeramente. El derecho se negó a hacer nada. Ese lado de su
rostro palpitaba, y recordó ser golpeada en la cara antes de que se desmayara de

nuevo. La tensión en su cabeza go lpeaba a una cadencia constante.

Escuchó los sonidos a su alrededor. Era casi de noche, y se oían voces

murmurando en la distancia. Después de unos momentos se sintió lo


suficientemente fuerte como para sentarse, lo que no fue fácil con las manos

atadas a la espalda. Una ola de mareos amenazó con someterla de nuevo, y

Barrett respiró profundamente varias veces. Se dio cuenta que sus pies estaban

asegurados a la base del árbol por una cadena. No había guardias cerca, pero el

grosor de los eslabones la detenían de no ir a ninguna parte.


"¿Cómo te sientes?" La voz que reconoció en un principio, llego hasta ella.

Barrett levantó lentamente la cabeza y vio a la mujer sentada a no más de unos

cuantos centímetros de ella.


"Como si hubiera sido arrastrada a través de la selva durante días, pateada,
con puñetazos en la cara, y muerta de hambre. "El tono de Barrett fue cortante.
"Lo siento. Pensé que eras uno de ellos. Sé que intentaste ayudarme, o por lo

menos creo que fuíste tú. Gracias”. Barrett odiaba admitir cuando ella estaba
equivocada, pero esta vez no fue un problema.

"Estaba preocupada. Recibiste una buen golpe del Coronel ".

"¿Así es como le llamas? Es un cerdo. "Barrett recordó la mirada lasciva en su cara cuando él miró
sus pechos expuestos. Valió la pena la bofetada para

quitársela, aunque solo hubiera sido por un momento.

"Necesitas tener cuidado con él."La mujer no estaba de acuerdo o en


desacuerdo con su descripción del líder del campamento. "Él tiene un

temperamento explosivo y un revés igual de rápido ".

Barrett movió su mandíbula varias veces sucesivamente. Era doloroso, pero

no estaba rota. No estaba segura sobre uno de sus dientes. "¿De eso se trataba?"
Ella no lo había visto venir, pero sin duda lo había sentido hasta los dedos de lo s

pies. Barrett miró a la mujer más de cerca. También estaba encadenada a un


árbol, pero sus manos no estaban atadas.

"¿Cuánto tiempo llevas aquí?"

"Mucho tiempo." Eso fue todo lo que dijo la mujer. Eso parecía. Era

demasiado delgada, con el pelo oscuro cortado alrededor de su cabeza, su piel


bronceada por el sol.

"¿Cuánto es mucho tiempo?" La mujer vaciló. "Vamos. Necesito saber lo

que me espera. Incluso si no lo deseo realmente. "Barrett era el tipo de mujer que necesitaba tener
toda la infor mación. Cuanto más era consciente de lo que podría

pasar, menos misterioso le parecía. Ella era una firme cr eyente que si no sabes

cómo prepararte, probablemente todo saldría mal.


"Creo que ha sido alrededor de ocho meses ", respondió la mujer en voz

baja.
¿Ocho meses? Mierda Santa. Barrett trató de no mostrar su sorpresa, pero
no estaba segura de haberlo logrado. "¿No estás segura?"
"¿Qué fecha es hoy?" La mujer parecía optimista.

"No estoy segur a de hoy, pero la última fecha que recuerdo era el quince de

ulio ". Probablemente había pasado un día más o menos, reciente. Barrett

observó cómo el rostro de la mujer decayó. Por un momento, pensó que podría
llorar, pero se recompuso.

"Un año y cinco días, más o menos, " respondió la mujer con voz apagada.

Barrett no supo qué decir. ¿Un año? Santo Dios, ¿cómo podía una persona

sobrevivir en este lugar por tanto tiempo? Las chozas a su alrededor, si se


pudieran llamar así, estaban hechas de palos y madera prensada. Unidas por

cuerdas y ramas parecían como si el viento se las pudiera llevar. La mujer estaba

sentada en un tapete o algo parecido, su único cobijo eran las hojas de los árboles

que colgaban sobre su cabeza. ¿Por qué no había tratado de escapar? Fue la

primer pregunta en la mente de Barr ett.

"¿Cómo te llamas?" preguntó por fin Barrett.


La mujer vaciló como si tratara de recordar. Finalmente dijo: "Kelly Ryan ".

"Soy Barr ett Taylor. ¿Hay otros aquí? "Ella se refería a otros rehenes.

"Sí, somos ocho."

"¿Eres la única norteamericana?" El tamborileo en su cabeza no mostraba

señales de remitir.
Kelly miró a su alrededor. "Sí. Allá hay dos franceses, un español, tres

alemanes, y un japonés. "

"¿Eres la única mujer?"


Kelly asintió.
"¿Todos están retenidos para obtener rescate? "Barr ett recor dó lo que El

Coronel había dicho acerca de por qué ella estaba aquí, antes de que la golpeara
y perdiera el conocimiento.

"De una forma u otra, supongo. Dinero y Poder son lo que buscan, y se

necesita dinero para obtener Poder y Poder para conseguir dinero ".

A riesgo de molestar a Kelly, preguntó: "Entonces, ¿por qué tarda tanto


tiempo?" Vio un breve parpadeo de dolor en el rostro de Kelly antes de que lo

cubriera.

"El dinero, la política, o simplemente negarse a negociar. ¿Quién sabe? Yo

no hablo mucho español, a pesar de que entiendo algunas palabras aquí y allá. No
es como si el Coronel salga y diga por qué. Lo haría quedar mal ante los ojos de

sus hombres. "Kelly miró hacia el suelo, luego de nuevo a ella. "En mi caso, es probable que sea la
falta de dinero. Yo no tengo la cantidad de dinero que

probablemente estén pidiendo, y mi organización de apoyo menos ".


"¿Por qué estabas aquí, en Colombia?"

"Yo estaba haciendo trabajo voluntario en una clínica local. Los rebeldes

entraron y nos tomaron a varios, al menos a los que no mataron de inmediato."

Una ola de dolor cruzó su rostro.


"Eso explica la forma en que me ayudaste cuando llegué. ¿Eres doctora?"

preguntó Barrett.

"Enfermera. Pero ellos esperan que yo sea una doctora". Kelly asintió en

dirección a las voces. "Tengo que tratar todo tipo de heridas de bala. Incluso tuve que amputar tres
dedos una vez".

"¿Dónde están los demás? Los que se llevaron de tu clínica".


"No lo sé. Nos separaron en los primeros días y no los he visto desde

entonces. Nos mueven mucho a diferentes campamentos".


Barrett detectó una nota de cansancio. Las voces a su alrededor se hicieron

más fuertes, y Kelly puso su índice sobr e sus labios para indicarle que se callara.
El guardia que reconoció como Azul venía acompañado de otro hombre que no

conocía. Ambos se detuvieron frente a ellas, Azul mir ó largamente en dirección de

Kelly. A Barrett no le gustó la sensación que crecía en el fondo de su estómago.

"No seas estúpido," dijo en español el otro hombre.


Azul nunca quitó sus ojos de Kelly pero se movió más cerca de ella,

tambaleándose en los últimos pasos. Alargó la mano hacia la hebilla de su

cinturón.

"Eres nuevo aquí y no conoces. El Coronel te va a matar si la tocas. Ella es


su mujer, " advirtió el hombre de nuevo.

Los ojos de Barrett se movieron entre Azul y Kelly. Kelly estaba

sorprendentemente tranquila, y el desvanecimiento de la expresión en su

cara será determinante. Antes de Barrett tuviera la oportunidad de cerrar la brecha

entre ellos, Kelly se puso de pie. Sus pies se prepararon como si estuviera lista

para dar un golpe, con las manos a los lados, su mandíbula apretada en firme
determinación.

"Déjala", gritó Barrett, mientras se tambaleaba sobre sus pies. Azul cruzó la distancia entre ellos en
tres grandes zancadas y le dio una bofetada en la cara.

Barrett se tambaleó hacia atrás y luchó para permanecer de pie mientras escupía

sangre y un diente de su boca.

"Cállate, estúpida puta," Azul gritó en español. "Mira lo que le voy a hacer a ella y sé que haré
contigo exactamente lo mismo, dos veces ".

Barrett no quería ver, pero no podía alejar sus ojos de la escena que se
desarrollaba fr ente a ella. Kelly permanecía desolada, sin siquiera tratar de poner

distancia o disminuirla entre ella y Azul. Él extendió la mano para agarrarla, pero
antes de que ésta se cerrara alrededor del brazo de Kelly, un fuerte chasquido

rompió el aire. Azul gritó y se agarró un lado de la cara.


Kelly dio un brinco, pero no antes de que la sangre de Azul le salpicara la

mejilla. Él cayó de rodillas gritando, y Barr ett miró a su alrededor buscando lo que

había causado su lesión. El Coro nel estaba a su derecha, con un largo látigo en la

mano. La fusta enroscada a sus pies, como si estuviera lista para atacar de nuevo.
Él caminó hacia Azul, que ahora yacía de costado, goteando sangre de entre sus

dedos.

Despacio, paso a paso, el Coronel cerr ó la distancia con una tranquila

calma que asustó a Barrett. Kelly se había movido finalmente y estaba tan lejos de
la escena como sus amarras se lo permitían. El hombre que acompañaba a Azul

se había ido, abandonando a su compañero para encarar su castigo por sí solo.

El cor onel habló por fin en un apagado y suave español. "Levántate". Azul

no se movió. "No me hagas repetirlo." Pasaron varios momentos antes de que

Azul lo hiciera. Se puso de pie, temblando, con la ira ardiendo en sus ojos. "Bájate el pantalón,
"ordenó El Coronel.

Azul reaccionó como si no entendiera la petición, pero Barr ett sí. ¿Qué era

lo que iba a hacer El Coronel? Ella lanzó un rápido vistazo a Kelly y sus ojos se
encontraron. En silencio, Kelly le estaba diciendo que se mantuviera alejada de

esto.

El coronel gritó y, en segundos, decenas de hombres que Barr et asumió

eran otros rebeldes salieron de la selva como hormigas de un agitado hormiguero.


Él emitió unas órdenes y cuatro hombres dieron un paso adelante. Uno agarró a

Azul del cuello, otro le levantó las manos, otro le agarró de las piernas jalándole de sus pantalones,
mientras que el cuarto tomaba unas cuerdas. Una a una las

muñecas y los tobillos de Azul fueron atados a unos árboles. Al final, estaba atado
de pies y manos entre dos árboles. Barrett no pudo dejar de notar que la piel de

Azul, cubierta por la ropa, estaba mucho más pálida que la de los brazos y cara.
Su pene estaba erecto a causa de la adrenalina que corría a través de su cuerpo.

Todo mundo se quedó en silencio, excepto Azul, que lloraba y suplicaba por

su vida. Sin levantar la voz, el Coronel habló a sus hombr es. "Su compañero ha

optado por desobedecer una de las reglas mientras estén bajo mi mando. Será
castigado en una forma acorde con su infracción ".

Barrett contuvo el aliento cuando el Cor onel batió el látigo sobre su cabeza.

Una, dos, tres veces zumbando en el aire, causando el quejido de Azul. El Coronel

se dirigió a sus hombres y habló de nuevo. "Mis reglas son pocas pero sencillas.
El castigo por desobedecerlas es severo. Tú, "dijo, señalando a Blue ", éres una verg üenza para
nuestra Revolución. Tal vez lo vas a pensar la próxima vez que no
puedas controlar tus acciones. "Con un zumbido final, el látigo azotó el pene de Blue, su grito llenó
la luz de la tarde.

***

Kelly vio que algunos hombres instintivamente se agarraron su entrepierna


cuando el látigo conectó dos veces más con la parte más privada de la anatomía

de Azul. El Coronel se alejó sin decir nada. Había dejado claro su punto. ¿Qué

otra cosa había que decir? La treintena de hombres se retiraron, murmurando en


voz baja entre sí. Nadie se volvió para mirar al hombre colgando inconsciente

entre los árboles.


Ella se sentó en el tapete, ligeramente aturdida por la brutalidad del

Coronel. Por meses lo había visto, azotando, golpeando, e incluso matando para

mantener el or den entre su tropas. Esta noche era sólo otro episodio de una larga
lista de lo que había habido antes. Y no ser ía la última.

Echó un vistazo a Barrett. Estaba obviamente molesta, pero no se veía tan


mal. Su rostro tenía esa mirada de incredulidad que vio en su llegada al

campamento la primera vez que fue testigo del temperamento brutal del Coronel.
"¿Estás bien?", Preguntó en voz baja.

"Mejor de lo que él está." Barrett sacudió la cabeza. "Jesús, ya veo lo que quieres decir con no
cruzarse con ese tipo. Aparte de lo obvio, ¿qué hizo? "Barrett indicó con la cabeza en dirección del
hombre inconsciente.

"Él me tocó. O al menos tenía la intención", dijo Kelly. Le dolía ver la

crueldad del castigo aplicado al hombre, a pesar de alegrarse de que se lo

merecía.

"Yo soy propiedad del Coronel," dijo Kelly, añadiendo a su explicación. Ella observó como Barrett
entendía el pleno significado de lo que ella había dicho.

Primero fue comprensión, luego incredulidad, y, por último, el miedo de que ella

también sería violada.


"No pienses en ello." Kelly supo exactamente lo que Barrett estaba

pensando. "Tienes que concentrarte en lo que está pasando ahora, no en lo que

podría pasar". Había aprendido a alejarse del aquí y ahora cada vez que el

Coronel la mandaba llamar.


La primera vez había sido poco después de llegar al campamento. Ella

estaba en una condición similar a la de Barrett -sucia, agotada, y muerta de miedo.

Sabía que tarde o temprano sucedería. Era sólo cuestión de tiempo y por quién. Al

menos había sido el Coronel y no uno o todos los otros guardias. Él se bañaba

con regularidad y no era excesivamente brutal, y que por lo general utilizaba el


cuerpo de ella como un medio para un fin. Todos los hombres en el campamento

sabían que era suya y que nadie iba a tocarla. Kelly pensó que era porque El

coronel no quería contraer sífilis o alguna otra enfermedad más, que por un
sentido de evitárselo a ella.
"Acaso tú…?"
"Te dije que no pensaras en ello." Espetó Kelly porque ciertamente no

quería hablar de ello. Justo en ese momento llegó Opie con su cena, o al menos lo
que los guardias consideraban su cena.

Él arrojó un trozo de pan en su dirección, junto con una cantimplora que

sonaba más vacía que llena, y aterrizó en el suelo delante de ella. Repitiendo la

acción con Barrett, él regresó por donde había venido.


Kelly tomó el pan y lo cor tó en pedacitos. "Será mejor que comas. Podrías

no tener nada más durante días ". Ella mordió el conocido pan duro.

Dado que las manos de Barrett estaban todavía aseguradas a la espalda,

no podía sostener su pan, y Kelly la vió mir arlo, pero Barr et no hizo intento de
alcanzarlo.

"Mira, sé que es difícil, pero confía en mí. Por lo menos trata de comerlo.

Tienes hambre, y lo necesitas para mantener tu fuerza. "Ella tomó otro bocado.

"Pasaron meses antes de que me dejaran las manos al frente. Todavía están

atadas, pero al menos puedo alimentarme yo misma. "Kelly recordó cómo ella

mientras había estado tan hambrienta, comía cualquier cosa que los guardias
lanzaran en su camino, independientemente de donde aterrizaba. A menudo tenía

más tierra y hojarascas en el estómago que comida. Ellos no la dejaban morir de

hambre, pero no iban a hacer mucho más para ayudarla a comer bien.

"¿Meses?" De ninguna manera iba a estar aquí tanto tiempo. Debra

pagaría.
"'Me temo que sí. Al menos lo fue para mí y varios otros. En este momento

ellos no confían en tí, y ya que eres valiosa para ellos, o al menos creen que los

eres, no van a arriesgarse a que te escapes. Me sorprende que no estén a tu


lado." Al principio, Kelly se había visto obligada a sopor tar la humillación de que un guardia, a veces
dos, observaran cada uno de sus movimientos.
"Bueno, tienen razón. Me iré de aquí en la primera oportunidad que pueda".

Barrett miró a su alrededor, observando claramente su potencial ruta de escape.


"Ellos te encontrarán." Kelly no quería que ella experimentara el mismo

castigo que le dieron cuando la encontrar on.

"Yo no tengo que huir. El Coronel estaba en lo cierto. Tengo dinero, mucho.

Todo lo que él tiene que hacer es poner el precio, y estaré en el siguiente vuelo
saliendo de este país de mierda." Barrett habló descaradamente.

"No dejes que ellos te escuchen decir eso."

"¿Por qué no? Eso es lo que quieren, ¿No es así? "

"Porque si creen que lo pueden conseguir, van a tomar el rescate, te


mantendrán, y pedirán más. Van a seguir pidiendo cada vez que tu gente pague, y

nunca saldrás de aquí. "Kelly odiaba ser tan contundente, pero entre más pronto

Barrett conociera las reglas del juego, más pro nto se confor maría y ni ella ni nadie

saldría herido.

“Joder, " dijo Barret simplemente.

"Sí, estás jodida." Kelly odiaba la palabra. "Todos nosotro s lo estamos, y si crees en Dios, ahor a sería
un buen tiempo para r ezar".

Barret levantó la cabeza y miró a Kelly con un desafío en su ojos.


Dos guardias venían en su dirección. Ella había nombrado Bruce a uno de

ellos, por el actor Bruce Lee, ya que el guardia practicaba constantemente

movimientos de karate. Al otro le llamaba Jovencito, porque él no podía mantener

sus manos fuera de su polla.


Ella y sus compañeros de cautiverio nombraron a los guardias para que

pudieran referirse a ellos cuando hablaban. A menudo no se les permitía

conversar, y cuando lo hacían se las arreglaban para compartir la mayor cantidad


de información que podían entre ellos. Cada rehén compartía las propias
experiencias pasadas con los g uardias para ayudar a los otros a no tener que

someterse a lo mismo.
A los rebeldes no les importaba la condición en que estaban los r ehenes.

Ellos no obtenían puntos adicionales por regresar a los r ehenes sanos o enfermos,

así que les proveían lo mínimo para que pudieran sobrevivir. La comida era

escasa, el refugio más aún, y propor cionaban mano de obra gratuita para los
guardias, quienes estaban enojados por ser niñeras glorificadas en lugar

de luchar por la libertad de Colombia. Los soldados y el Cor onel a menudo

volcaban su enojo con ellos sin razón aparente. Habían aprendido las lecciones de

la manera más dura y dolor osa y se unían cuando podían.


Bruce le dijo algo a Barrett que Kelly aprendió que significaba que estaba

llevándola al baño. Barr ett trató de avanzar demasiado rápido y acabó de bruces

en la tierr a. Bruce se rió y, agarrándola de brazo, la arr astró unos dos metros

hacia la selva.

"Él no te hará daño. No trates de huir, " gritó Kelly. Tan pronto como las

palabras salieron de su boca, deseó no haberlas pronunciado.


Kelly esperó ansiosamente a Bruce volver con Barr ett. Sabía que sería

castigada por hablar, pero ella quería ofr ecerle apoyo a Barrett, por mínimo que

fuera. La mirada en el rostro de Bruce cuando él regr esó confirmó sus sospechas.

Después de asegurar a Barrett al árbol, Bruce se acercó a Kelly y la levantó

sobre sus pies. Barrett no podía oír lo que estaban diciendo, pero en cuestión de
minutos ambos hombres habían atado a Kelly, quedando cara a cara con el

hombre inconsciente entre los árboles. Le ataron una cuerda alrededor de la

cintura de Kelly, enlazándola eficazmente con la del hombre. Su pelvis fue


presionada contra el pene ensangrentado del hombre, y Barrett sintió que el
estomago se le revolvía. Envolvieron otra soga a su cuello, sujetando su cara

contra la del hombre.


Kelly apenas había luchado y ahora estaba en silencio y sin moverse. Esta

vez, cuando los hombres hablaron, Barr ett oyó y entendió cada palabra.

"Eso te enseñará a no hablar lo que no debes, perra. ¿Qué se siente tener

tu coño junto a la polla ensangrentada de López? Tú éres la culpable de todo


esto." El hombre gritó en la cara de Kelly, con un Inglés mocho, per o

comprensible.

"Hey, idiota", gritó Barrett, agradecida de recordar decirlo en Inglés y no evidenciar el hecho de que
hablaba español. Él se dio la vuelta, obviamente no

esperaba que Barrett le hablara.

"Barrett, cállate," dijo Kelly, con voz amortiguada.


"No, no voy a callarme." Ella mantuvo sus ojos en el hombre. "Sí, idiota.

¿Crees que eso te hace un gr an hombre? No eres más que un pedazo de mierda
y sólo puedes excitarte con un mujer que está atada".

"Cállate, Barrett."

"Sí, es cierto, gr andote. Te estoy hablando a tí."A pesar de que sus manos

estaban atadas a su espalda, ella movía la cabeza para apuntar hacia él. El dolor
del movimiento de r epente la atacó, y ella ahogó un gemido. ¿Sería posible que

sus costillas estuvieran rotas? Ella apretó los dientes."No puedes entender ni una palabra de lo que
estoy diciendo, estúpido, pero sabes exactamente lo que quiero
decir. La gente de tu clase siempre entiende".

Ella esperaba el golpe cuando llegó.

CAPÍTULO SEIS
Kelly apenas podía respirar. No importaba si ella volvía la cara de un lado a

otro, todavía estaba a centímetros del pelo grasiento y sucio del hombre. Le tenía
sin cuidado que el olor del cuerpo, la sangre y los fluidos corporales llenaran las

ventanas de su nariz. La sangre del hombre estaba empezando a filtrarse en su


ropa. Ella quería vomitar pero se obligó a no hacerlo. No había luchado contra

Bruce y su matón compañero. Pelear sólo empeor aría las cosas.

Barrett gruñó.

"¿Barrett?" Cuando no le respondió, Kelly repitió su nombre.


Esta vez, ella respondió con un gemido.

"Barrett, por favor, háblame. ¿Estás bien? "

Otro gemido. "Me duele la cabeza."

"Claro que te duele. Bruce pega muy fuerte".


"No me digas."

Kelly sintió que Barrett se movió, después dijo, "Oh, Dios mío."

"Te dije que te callaras. Eres demasiado obstinada para escucharme, y mira

a dónde te ha llevado. "Ella estaba atada exactamente igual que Kelly, con Azul

intercalado entre ellos. Barrett estaba amordazada y vomitó. Tenía muy poco en el

estómago por lo que eran mayormente las puras arcadas.


"¿Por qué hacen esto?" preguntó Barret en voz baja.

Kelly volvió la cabeza lo mejor que pudo para asegurarse de que nadie

estuviera escuchando. "Porque hablé contigo sin su permiso. "

"¿Qué?"

Kelly no podía ver a Barr ett pero escuchó el asombro en su voz. "No
podemos hablar a menos que nos hablen primero. Una de los r eglas del Coronel".

"¿Entonces por qué lo hiciste?"

"Porque necesitaba que supieras que no debes intentar escapar. No lo


intentes, Barrett. Ellos te encontrarán y te castigarán severamente. Harán un
ejemplo de tí como lo hicieron con este tipo. "Sabía que era cierto, todos los

cautivos lo sabían.
"Malditos sean.", Dijo Barrett.

"Sí, él también."

"Tengo que salir de aquí. Puedo conseguirlo. Estoy en muy buena forma,

tengo buen sentido de la orientación, y- "


"¿Estás loca? apenas puedes ver, es probable que tengas una conmoción

cerebral, no has comido en días, y, en caso de que lo hayas olvidado, estás

colgada de un árbol como un trofeo de matanza. Sin mencionar que apenas

puedes caminar ".


"No me hables como si fuera una estúpida. Y no me digas lo que puedo o

no puedo hacer ".

"Esto no se trata solo de tí."

"Sí, esto se trata de mí. Tú puedes quedarte quieta y dejar que éstas

personas controlen tu destino, pero yo no voy a pudrirme y morir en este lugar

olvidado de Dios ".


"Si tratas de escapar, no sólo serás castigada, sino que a nosotros

también".

"Déjame adivinar, otra de las reglas del Coronel. "Había más que un poco

de sarcasmo en su tono.

"Barrett, sólo te estoy diciendo lo que va a pasar y te pido que no lo hagas".


"No me importa. No voy a poner en peligro mi opor tunidad de libertad por

nadie más."Podrían haber pasado minutos u horas antes de que ninguna de las

dos hablara de nuevo.


"¿Hasta cuándo nos tendrán aquí?", preguntó Barrett. "Mis brazos se están adormeciendo ".
"Probablemente toda la noche."

***
"¿Cómo lo haces?", Preguntó Barrett.

Kelly no tenía idea de cuánto tiempo habían estado enlazadas a este tipo.

El tiempo había perdido significado. La oscuridad llegó, y supuso que habían

pasado varias horas.


"Se aprende a bloquearlo. No pensar sobre ello. Te desligas de lo que está

pasando. Es un mecanismo de supervivencia. Lo aprenderás. Tendrás que

hacerlo o no lo lograrás. "

"¿En qué lugar piensas cuando lo haces?"


"En cualquier lugar menos aquí. A veces es una cena con amigos, y es

como si yo estuviera de verdad sentada a la mesa con ello s ".

"¿De qué hablan?"

El sonido de la voz de Barr ett era extrañamente reconfortante.

"Nada, en r ealidad. Ya sabes, cosas de chicas".

"¿Como qué?"
"Trabajo, novios, novias, maridos. Somos perras, nos compadecemos,

reímos, y a veces llor áramos. Puede ser pizza, cerveza, y helado o alitas, cerveza,

y helado. Una vez que tuvimos lasaña, cerveza, y helado, pero no era lo mismo ".

"Veo un patrón", dijo Barrett rotundamente. "Háblame de tu trabajo. Creo que dijiste que eres
enfermera? "

"Sí, en el Hospital Brookhaven de Denver. Estaba en pediatría".


“¿Denver? No suenas como si fueras de Denver ".

"No lo soy", respondió Kelly. "Nací y me crié en Alabama ".

"¿Cómo terminaste en Denver?"


"Es una larga historia."
"No es como si estuviéramos presionadas por el tiempo aquí". Esto era

realmente extraño, pensó Barrett. Aquí estaban en medio de lo que sólo podía ser
descrito como un pesadilla, y estaban hablando de cosas como lo hacían dos

personas en su primera cita.

"En otra ocasión", dijo Kelly, cerrando efectivamente ese tema.

"Está bien." Barrett regr esó de nuevo al tema or iginal. "¿Cuánto tiempo estuviste en ... lo siento,
¿dónde dijiste que estabas? "

"Brookhaven. Estuve allí por seis años. Pero antes de cumpliera nueve,
estuve en St. Michaels, cr uzando la ciudad ".

"¿Por qué el cambio?"

Kelly sabía que esta conversación era ridícula, pero mantenía su mente

alejada del tipo muerto frente a ella. "Me mudé," dijo simplemente. "Compré una casa al otro lado de
la ciudad, y el cambio me estaba matando. Hay más en la vida

que conducir más de una hora para llegar al trabajo. Por suerte puedo conseguir

trabajo casi en cualquier lugar ".

"Incluso en medio de la selva," Dijo Barrett. "Lo siento", añadió Barrett rápidamente. "Bien,
regresando a tu cena con amigas, quién está sentada a tu
izquierda? "

"Ariel. Ella es mi mejor amiga y mi peor enemiga ".

"¿Cómo es eso?"

"Ella me sostiene cuando estoy deprimida, me rescata cuando estoy en

problemas, y me patea el trasero cuando soy una perr a ".


"Cuéntame de alguna vez que haya hecho eso".

"Yo sé lo que estás haciendo, Barr ett." Kelly mantuvo su voz baja.

"Entonces sigue hablando. Necesito alejar mi mente de esto, así que por
favor continúa".
"Mi novio me dejó esperando en el altar. La iglesia estaba llena, la sala de
recepción decorada, y una cena formal para ochenta personas estaba esperando.

Yo estaba en la parte posterior de la iglesia con mis cuatro damas de honor


esperando impaciente, mientras que el padrino buscaba al hombre que había

prometido amarme por el resto de su vida. Cuando regresó solo, traía un mensaje

de Charles diciendo que lo sentía y que podía quedarme con el anillo ".

"Qué idiota."
"Ariel estuvo allí a mi lado durante semanas. Ella tomó una licencia para

ausentarse de su trabajo y vino a quedarse conmigo. Yo no sé qué habría hecho

sin ella. "Por lo general le lastimaba pensar en ello, ahora era sólo un mal

recuerdo. Hasta nunca, él era un imbécil, pensó.


"¿Cuándo te rescató?"

"Cuando casi fui arrestada."

"¿Arrestada? Realmente quisiste decir que te rescató. Tienes que contarme

éso, " dijo Barrett, y Kelly le contó el resto de la historia.

"Fue cuando estábamos en la universidad. Yo er a joven, tonta e ingenua y

me encontraba en una bulliciosa fiesta en un parque. De ese tipo de cosas que se


te van de la manos y una cosa llevó a la otra y... bueno... digamos que la luna

estaba brillando en más lugares que solamente en el cielo ".

"Dime."

"No, ya he dicho suficiente, muchas gracias. Ariel nunca dejó que lo

olvidara".
"Como debería una mejor amiga."

"Es curioso, ella se adhiere a la misma filosofía ".

"Y supongo que pensaste que no necesitarías que te patearan el trasero".


"No. Sin duda, no", dijo Kelly con confianza.
"Estoy esperando pacientemente éste cuento, lo cual es difícil porque

normalmente no soy una persona paciente ".


"Y éres bastante mal hablada ".

"Lo siento, la fuerza de la costumbre."

"¿Alguna vez te metes en problemas?"

"Nop."
"Mentira".

Barrett logr ó involuntariamente reír un poco. Toda esta situación era

demasiado extraña para las palabras. Estaban literalmente colgadas con un

rebelde colombiano muerto entre ellas, y estaban bromeando como un par de


mujeres sin una preocupación en el mundo. Era interesante, pensó Kelly, cómo la

mente reacciona a situaciones de estrés. Humor negro, así se le llamaba.

"Touché. Alguien me dijo una vez que era un mecanismo de defensa. Que

estoy compensando la falta de confianza o autoestima ".

"Wow, no la ví venir."

"Bueno, como has dicho, una mierda. Ahora, ésa historia de la patada en el
culo ".

***

Barrett no podía sentir sus manos ni sus pies cuando se despertó. El

costado le dolía, y el latido sor do en la cabeza le recordaba que todavía estaba

allí. Se despertó de golpe e inmediatamente recordó dónde estaba. Su estómago


amenazó con vomitar otra vez, pero ella se contuvo. Tenía que salir de aquí.

"¿Kelly?", Susurró. "Kelly," repitió, cuando la mujer no se movió. "Kelly, despierta. Jesús, que no
estés muerta. "Barrett se atragantó con la última palabra.

"No lo estoy, pero éste tipo sí"


Una abrumadora sensación de alivio mezclada con repulsión inundó a
Barrett. "¿Cómo estás?" Qué pregunta estúpida, pensó ella.

"Estoy bien. ¿Pudiste dormir? "


"Un poco", r espondió Barr ett.

Kelly debía haber oído la culpa en su voz porque le dijo: "No me sorprende.

Has pasado por muchas cosas ".

"No necesito tu compasión."


"No es lástima. Es preocupación y atención por otro ser humano, una

acción con la que obviamente no estás familiarizada".

"He estado cuidando de mí misma por más años de los que puedo contar, y

no tengo intención de parar ahora ".


Antes de que Kelly pudiera decir otra cosa, un guardia que Barrett no

reconoció salió de la selva hacia ellas, con un cuchillo muy grande en la mano. Su

estómago se apretó. ¿Iba a liberarlas o a hacer algo más con el?

El guardia se detuvo frente a ellas, se estiró y cortó la cuerda alrededor de

su cintura y la que sostenía los brazos de Kelly por encima de su cabeza. Ella

cayó al suelo hecho un ovillo. Repitió el mismo movimiento con el hombre muerto,
quien aterr izó sobre Kelly. Finalmente cor tó sus cuerdas, y de alguna manera ella

se las arregló para no caer sobre los dos y aterrizó con fuerza en el suelo.

Luces brillantes parpadeaban en sus ojos, y tomó unos momentos para que

su cabeza se aclarara. Cuando lo hizo, vio a Kelly luchando para r odar al muerto

de encima. Cuando por fin lo logró, rodó tan lejos de él como pudo y vomitó.
***

Kelly vomitó hasta que su estómago amenazaba con vaciarse, junto con la

exigua cena de la última noche. Limpiándose la boca con el dorso de su mano


temblorosa, se arrastró hacia su petate y se derrumbó. Estaba exhausta, tanto
mental como físicamente. No había manera de que pudiera haber dormido en la

posición que se encontraba. Cubierta de sangre y orina del guardia, había tenido
que soportar el festín de los moscos en su piel pegajosa toda la noche. Había

sentido cada respiración de él y supo el momento en respiró por última vez. Cerró

los ojos.

El agua salpicó su rostro, y Kelly levantó la mano para proteger sus ojos del
sol. Bruce estaba de pie sobre ella. Ella trató de sentarse y lo logró antes de que él perdiera la
paciencia.
"Sí, señor?", Preguntó Kelly de la forma que le habían enseñado. No es que

entendiera completamente lo que él le dijera, pero había captado lo esencial

bastante rápido. Bruce le hizo un gesto para que ella agar ra al guardia muerto y lo

siguiera.
Los ojos del hombre estaban abiertos, mirando a la nada, y Kelly mantuvo

su atención en cualquier lugar, menos en lo que quedaba de su pene. Sujetándolo


por las muñecas ella caminó, arrastrando al hombre centímetro a centímetro

agonizante. Era pesado, y el calor y la humedad ya habían comenzado la rápida

decadencia de su cuerpo.

Pensamientos locos rebotaban en su cerebro mientras ponía un pie delante


del otro. ¿Qué pasó con mi coche? ¿Qué pasó con Needleś? ¿Ariel se la habría

llevado? ¿Quién estaba haciendo los pagos de mi casa? ¿Quién tenía mis cosas?

¿Suzanne se habrá llevado mi colección de DVDs de Star Wars?¿Qué pasó con

las perlas que mi abuela me regaló? Oh, Dios, ¿qué habrán pensado cuando
abrieron el cajón del medio de mi mesita de noche?

Casi choca con la espalda de Bruce, que se había parado frente a ella. Él

señaló una pala, y estaba claro que ella cavaría una tumba para su camarada
muerto. Ella estudió la zona, agradecida por la lluvia que habían tenido días atrás.
El suelo estaba blando, y cuando el primero golpe de la pala se hundió en el tierr a,

ella se desligó de nuevo.


Ella estaba cavando una tumba para su mascota, la tortuga Clifford, que

había muerto la noche anterior mientras ella estaba durmiendo. Ella tenía ocho

años y su primo Sam, tres años mayor, la estaba ayudando. Su madre le había

dado a Kelly una caja de zapatos y un viejo paño de cocina y estaba de pie junto a
ella brindándole apoyo. Su madre siempre había estado a su lado para todo. Si no

estuviera sosteniendo una tortuga muerta en una caja, estaría sentada en la orilla

de su sofá como cada dos noches en la semana, viendo su juego de softbol. Ella

siempre podía contar con su madre.


Su trabajo terminó, se tambaleó hacia atrás en la zona del campamento.

Estaba exhausta, y lo único que podía hacer era trastabillar hasta su petate. No le

importaba donde estaba Barrett o si estaba bien. En ese momento ella tenía que

cuidar de sí misma, y era la primera vez que pudiera recordar, que no se

preocuparía por nadie más.

***
Barrett estaba agradecido de que había sido ella la que tenía que arrastrar

a Azul. Dios sabe lo que habría tenido que hacer. ¿Por qué había venido a este

País olvidado de Dios?

Un guardia que Barrett nunca había visto antes le arrojó una cantimplora,

un pedazo de pan, y lo que parecía sospechosamente a una pierna de pollo a


unos metros delante de ella. Él repitió el movimiento y más alimentos aterr izaron al

lado del gr illete que sostenía a Kelly todos los días.

Sus manos estaban libres y Barr ett agarr ó las tres piezas delante de ella
y de inmediato arrancó un trozo de pan y se lo metió en la boca. Ella tragó
prácticamente en vez de masticar. Aparte del pan de ayer, era todo lo que había

tenido para comer desde que toda esta pesadilla comenzó. ¿Cuánto había
pasado, una semana? ¿Seis días? Sí, eran seis días. ¿O eran siete? A diferencia

de Kelly, ella no debía perder de vista el número de días. Su exigente naturaleza

no lo permitiría de otra manera.

Rápidamente terminó su exigua comida y buscó a Kelly. Ella sintió una


momentánea punzada de culpa, pero en esta situación era śálvese quien pueda´,

por así decirlo. Kelly podía haber aceptado su destino y esperar tranquila hasta

que fuera puesta en libertad, pero Barrett ciertamente no. Tenía que permanecer

despierta y alerta a cualquier oportunidad de escapar. Se deslizó hasta donde su


cadena le permitió y se estiró, pero estaba aún varios centímetros de distancia de

la pieza de pan. Miró a su alrededor por algo que usar para agarr ar la comida,

pero antes de que encontrar a cualquier cosa oyó un ruido detrás ella.

Kelly se tambaleó entrando en el campamento, y lo que vió Barrett hizo que

su estómago se apretara. Su cara, brazos y piernas estaban cubiertas de tierr a,

con la sangr e de Azul oscureciendo sus pantalones cor tos. Un corte en su pierna
estaba en carne viva, y su rostro era pálido. Pero estaba viva.

El guardia aseguró a Kelly a la cadena de nuevo y regresó unos minutos

después con un cubo de agua. Primero, Kelly lavó con avidez sus manos y rostro,

luego sus brazos y piernas desnudas. Cuando sus extremidades estaban limpias,

se quitó la ropa y se echó agua encima.


Barrett observaba a Kelly, quien indiferente por su desnudez, fregaba la

sangre primero de sus pantalones cor tos, luego de la camisa. Sus pezones

estaban duros por el esfuerzo y sus pechos eran perfectos.


Kelly levantó la vista y la atrapó mirando fijamente. Barrett sintió un rubor
subiendo hasta su cuello. Se sentía como una mirona, pero no pudo alejar la

mirada. Cuando Kelly le dió la espalda, Barrett inhaló bruscamente. Su espalda


estaba cubierta de un mosaico de cicatrices pálidas por el látigo.

La ira se elevó en su garganta y Barrett abrió la boca para decir algo. Se

detuvo. ¿Qué iba a decir? "¿Cómo te hiciste éso?" "Lamento que te hayan azotado." Realmente no
había nada que pudiera decir. Se estremeció ante el

maltrato que Kelly debió tener que soportar. Era casi inimaginable.

CAPÍTULO SIETE
Kelly no se había movido y Barrett tenía miedo de que estuviera muerta.

Después de comer el escaso alimento, Kelly se había acostado de lado,

acurrucada en posición fetal, y no se había movido. Habían sido hace horas. O al

menos eso pensaba Barrett. La selva era tan espesa que no dejaba pasar mucho
la luz, pero lo mejor que podía decir era que el sol había recorrido el cielo y la

humedad había bajado un poco.


Barrett estudió a Kelly para detectar cualquier signo de que aún respiraba.

Creyó detectar un liger o movimiento en los hombros y la espalda, pero no podía

estar segura. No quería despertarla, obviamente necesitaba dormir desde la

prueba de ayer por la noche y esta mañana. Ella misma había dormido la siesta
por intervalos a lo largo del día, pero ahora estaba despierta y no tenía idea de si

su compañera de celda, por así decirlo, estaba viva o muerta.

La ansiedad se apoderó de ella y se puso de pie rápidamente. Superando

los mareos, luchó contra la oscuridad que amenazaba con superarla de nuevo. Se
dobló por la cintura, preparándose con las manos en las rodillas, y respiró

profundamente, obligándose a no ser débil. Ella nunca permitía que su cuerpo

anulara su mente y no tenía intención de empezar ahora.


La oscuridad menguó y Barrett lentamente se levantó, arqueó la espalda, y
estiró sus brazos sobre su cabeza, con un dolor en sus costillas. Estaba tiesa de

estar sentada demasiado tiempo en una misma posición y necesitaba permanecer


fuerte si tenía la intención de escapar. Estar sentada todo el día embotaba sus

sentidos y debilitaba su cuerpo, y éso podría r esultar fatal.

Más de una vez utilizó el árbol al que estaba encadenada en busca de

apoyo, durante sus ejercicios. Debía estar más débil de lo que pensó y se
comprometió a repetir esta actividad al menos tres veces al día. Los guardias que

eran sus compañeros inseparables la miraron con recelo, pero r ápidamente se

aburrieron y reanudaron su juego de cartas.

Respirando pesadamente levantó la vista y encontró los ojos abiertos de


Kelly. Barrett no sabía cuánto tiempo había estado observando, y una oleada de

alivio la inundó al saber que Kelly estaba viva.

"Buenas tardes", dijo Barrett, moviéndose tan cerca de Kelly como sus

amarras le permitieron.

"¿Cuánto tiempo dormí?" Kelly se sentó lentamente, apoyando sus brazos

detrás de ella. Parpadeó varias veces y pasó una mano por su cara.
"La mayor parte del día."

Kelly estiró las piernas, se inclinó hacia delante, y masajeó sus pantorrillas,

luego sus muslos, y, finalmente, la parte baja de la espalda. "Dios, me siento como una mierda. Lo
qué es sorprendente porque no creo que me pueda sentir peor de

lo que... "Sus palabras murieron. Obviamente, no tenía necesidad de verbalizar

por lo que había pasado. "Cómo estás?"


"Estoy bien. Sólo aburrida y cansada de que Mutt y Jeff estén allí

mirándome de reojo" dijo Barrett, refir iéndose a los dos guardias sentados a una docena de metros
de distancia.

"El grande de la camisa azul lo llamamos Bruce, y al otro Jovencito. "Le


contó a Barr ett por qué los habían nombrado así y de dónde venían.

"Yo hice lo mismo. El tipo con el que estábamos... "Barrett vaciló, sin querer hacer referencia
exactamente de cómo lo habían conocido. "Lo llamé Azul por la
barba de pirata. El otro que me arrastró aquí me recordó al joven Desi Arnaz de la

serie I Love Lucy ".

"Entiendo porque", dijo Kelly, asintiendo con la cabeza.

"¿A quién más tenemos como nuestros nuevos amigos?", preguntó Barrett,

haciendo referencia los otros guardias.


"Muchos de ellos entran y salen, pero los que son constantes son Hércules,

por su apariencia cuando lo veas; Jack Sparr ow, porque trenza su barba

desaliñada, y Harry el Sucio, por que tiene el arma más grande. Pensamos que lo

adquirió de uno de los campamentos que asaltaron porque todo el mundo tiene
rifles o ametralladoras ".

"¿Ametralladoras?", Preguntó Barrett. Azul y Desi tenían cada uno un arma


AR-15 colgada del hombro con clips adicionales escondido en los bolsillo s de sus

pantalones de camuflaje.

"Sí. Ya sabes, del tipo que puedes disparar una docena de balas con un

solo tirón del gatillo ".


"Los tipos que me trajeron tenían AR-15, y uno de ellos una 9 milímetros".

“Conoces de armas", dijo Kelly, en una combinación de afirmación y

pregunta.

"Tengo unas cuantas." En realidad Barrett tenía más de unos cuantas, pero
no le hacía ningún bien tenerlas en casa encerr adas en su gabinete de armas.

Pasaron varios minutos antes de que Barrett sintiera el cosquilleo de llenar

el vacío. Siempre había estado cómoda con el silencio y, a menudo lo utilizaba


para tomar ventaja en los negocios. Mucha gente no podía mantener su boca
cerrada y, a menudo golpeteaba con los dedos durante ese tiempo.

"Entonces, ¿qué haces todo el día? Estoy aburrida hasta la muerte". En


realidad, todavía estaba en el bor de y desorientada, pero nunca lo admitiría. Ella

nunca admitió ninguna debilidad o el hecho de que no estuviera completamente en

control.

"Por lo general nos tienen trabajando alrededor del campamento. Mano de


obra gratuita, sabes? "Barrett asintió y ella continuó. "Yo examino a cualquiera que lo necesita,
reunimos leña para el fuego, lavamos platos, la ropa, ese tipo de
cosas".

"¿Qué pasa con los otros? ¿Dónde están? "Barrett no había a los otros

rehenes de los que Kelly le habló.

"Si todavía están aquí, probablemente estén del otro lado del campamento.
A veces nos dejan estar juntos, pero la mayor parte del tiempo nos separan".

"¿Por qué?"
"Por deporte, porque están aburr idos, por joder nuestras mentes, y porque

pueden", dijo Kelly sin entusiasmo. "Tuvimos un profesor de sociología aquí por unos pocos meses,
y él nos dijo que el aislamiento era una de las mejores formas

psicológicas de tortura. Los larg os períodos de soledad te hacen perder la

esperanza y la voluntad de luchar. Te hace mucho más controlable. Somos seres


humanos y necesitamos el contacto humano, especialmente en una situación

como esta. Cuando estamos todos juntos no nos sentimos tan solos. Algo así
como estamos juntos en esto y juntos podremos sobrevivir ".

"Dijiste si todavía estuvieran aquí? Y si no, habrán pagado su rescate?"

"Tal vez para algunos, supongo. Algunos son vendidos a otras facciones
extremistas".

"¿Vendidos?" Barrett trató de mantener su voz firme. "¿Vendidos por qué?"


"Por armas de fuego, municiones, incluso por otros rehenes, quién sabe.

Somos uno de los productos básicos. Algo que se compra y se vende".


***

Barrett se despertó ante los sonidos de gritos y órdenes. Todavía estaba

oscuro, y sus guardianes estaban corriendo alertando a los otros. De lo que pudo

comprender, se estaba reagrupando para salir y esperaban desbaratar el


campamento. Fue entonces cuando Barrett vió a los otros rehenes. Los siete

hombres le recor daron las imágenes que mostraban los campos nazis cuando

fueron liberados. Estaban tan delgados que Barr ett no supo cómo eran capaces

de estar de pie, y mucho menos llevar las pesadas cajas de municiones en sus
hombros. Nunca levantaron la mirada, nunca la miraron, pero en silencio seguían

las órdenes de los guardias.

"¿Qué está pasando?", Preguntó a Kelly, que se levantaba y cogía el sucio

petate en que había estado durmiendo.

"Nos vamos."

"¿A dónde?"
"¿Importa éso?"

"¿No hará éso más difícil para encontrarnos?"

Kelly dejó de moverse y la mir ó con ojos tristes y desesperanzados. "¿No

es ése el punto? "

Anduvieron a través de la selva tan espesa, que se vieron obligados a


caminar en fila india. El guardia que Kelly llamaba Hércules, giraba su machete

entre la maleza con muy poco esfuerzo. Incluso con Hércules abriéndose paso,

ramas y enredaderas colgaban todavía en su camino. Las manos de Barr ett fueron
atadas a la espalda de nuevo, y ella tenía que aferrarse a la pesada cadena unida
por el grillete atado alrededor de su tobillo izquierdo.

Se detuvieron una vez durante la mañana y otra por la tarde, y Barrett


rápidamente se dio cuenta de que no era por el bienestar de los r ehenes.

Jovencito les compartió a cada uno un trago de la cantimplora, y debido a que sus

manos aún estaban atadas, la mayor parte del agua se deslizó por su boca y

cuello.
Cuando reanudaron la marcha, si los rehenes no podían mantener el paso,

con los cuchillos o el cañón de las armas los obligaban a continuar. Rastros de

sangre en el sendero le confirmaron a Barrett que alguien había sido herido, era

algo más que uno o dos rasguños de las ramas colgantes. Cuándo la sangre
seguía después de estar caminando varias horas, supo que era grave. Kelly iba

frente a ella, pero debido a la gruesa selva Barrett apenas podía verla, por lo que

no podía decir si ella era la perjudicada.

En el tercer y cuarto día había llovido, una lluvia fuerte que caía a plomo

sobre ellos como bofetadas. Los guardias se cubrían con ponchos (abrigo tipo

cobija) pero Barrett y los otros r ehenes no e inmediatamente estuvieron calados


hasta los huesos. Ellos se hundían en el barr o a veces hasta las rodillas,

deteniéndose con mayor frecuencia. No tenían con qué guarecerse de la lluvia

cuando comían o dormían, pero Barrett estaba demasiado cansada para

preocuparse.

Por la noche los juntaban a todos y encadenaban entre sí, tan apretados
que apenas podían moverse. Estaban atados espalda con espalda o cara a cara,

con sus brazos alrededor del otro como si se estuvieran abrazando. Escapar era

imposible. El único punto positivo era que en varias ocasiones Barr ett fue
asegurada cerca de Kelly. Era la quinta noche después de levantar el
campamento cuando por fin pudieron hablar una con otra.

"¿Estás bien?", Preguntó Kelly, la lluvia ahogaba sus voces.


"No tengo ni idea. Sólo pongo un pie delante del otro con la esperanza de

no caer. "Barrett nunca había estado tan agotada. "¿Cuánto tiempo tarda ésto?"

"Varía. A veces es sólo un día o dos y a veces más tiempo. Una vez

estuvimos en movimiento durante dos semanas”. Kelly bostezó.


"Dos semanas!" No podía hacer esto durante dos semanas, y dudaba que

el hombre atado a su espalda pudiera tampoco.

"¿Pudiste escuchar a dónde vamos? "En algún momento de los últimos

días, Kelly se habían dado cuenta de que Barret entendida el español mejor que
ella.

"No. Están quejándose acerca del clima, de la comida, y del Coronel, " dijo Barrett sarcásticamente.
Kelly no r espondió durante varios minutos, y Barr ett

pensó que se había quedado dormida. Ellas estaban cara a cara, y era lo más
cerca que nunca había estado del rostro de Kelly.

Un cúmulo de pecas estaba uniformemente esparcido por su nariz y por

encima de sus mejillas. Una pequeña cicatriz justo debajo de su labio y líneas de

fatiga alrededor de ojos y boca, eran las únicas imperfecciones en un cara que de
otra manera estuviera suave. Kelly debió sentir su mirada porque abrió los ojos.

Eran oscuros y penetrantes, pero claros. Esta cercanía le dejaba ver unas

liger as manchas de color es que formaban un anillo justo fuera de sus pupilas. Las

cejas naturales formando un arco perfecto, justo por encima de las largas y
gr uesas pestañas. La nariz de Kelly estaba perfectamente recta, en contraste

directo con la suya, que había sido rota una vez en la escuela secundaria y otra

vez cuando la secuestrar on. Labios carnosos y exuberantes se abrían a pocos


centímetros de los de ella, acariciándola con su suave aliento.
hí estaba de nuevo! Esa chispa que había sentido cuando le había
permitido a Kelly revisar sus muñecas. Esa que le hizo acelerar el pulso, sólo que
esta vez la chispa no desapareció. Barrett sintió el tirón de la respiración de Kelly.

 Dios mío, ¿qué está pasando?


"¿Qué?", Preguntó Kelly.

"Aquí estoy, durmiendo junto a una hermosa mujer por la noche, y no puedo
hacer nada. Quien lo diría". Estaba sorprendida de que su humor no la hubiera

abandonado por completo.

"Ve a dormir", dijo Kelly, aparentemente sin molestarse por ese comentario.

"necesitamos estar descansadas por la mañana”.


***

A la mañana siguiente, y todas las mañanas durante los siguientes cuatro

días, se despertaron y caminaron a través de la selva. Desde aquella noche bajo

la lluvia no había tenido un momento a solas con Barr ett. Los guardias debían

haberse dado cuenta, porque las mantenían separadas siempre que podían y las

castigaban si aún pensaban que estaban tratando de comunicarse entre ellas.


Barrett todavía no había aprendido a mantener la boca cerrada, y los guardias

parecían disfrutar presionándola.

Este traslado era una agonía para Kelly, pero había desarrollado la

capacidad de ir mentalmente a cualquier lado casi automáticamente. Era una

cuestión de supervivencia, y ella sabía todo acerca de eso. Finalmente, después


de lo que pensó que eran nueve días de caminata, limpiaron un claro de la selva y

acamparon.

Un día, no mucho tiempo después de eso, el Cor onel la mandó llamar.


Estaban limpiando un área para almacenar suministros adicionales cuando Kelly lo
vio caminar en su dirección. Ella sabía lo que quería. Siempre lo supo.

No era la primer a vez que él había venido a buscarla desde que Barret
llegó, pero era la primer a vez Barr ett lo vería. Despacio, se acercó más, con la

esperanza de llegar a Barrett antes de que dijera nada.

"No hagas nada estúpido," dijo Kelly, su voz era apenas un susurro. "Puedo manejar esto."

Barrett se volvió hacia ella y vio que el Cor onel ya estaba a su lado
izquierdo. El desafío llenó sus ojos. Kelly sabía que Barrett no escucharía. "Barrett, por favor, no ".

Barrett enderezó los hombros y se puso Kelly y el Coronel. Kelly vió el

rostro de él lleno de rabia, y oró en silencio.

"No," dijo Barrett con calma.


El Coronel observó fríamente a Barr ett como si sopesara las capacidades

de una oponente. Cuatro de sus hombres estaban a cinco metros de ellos y

podrían estar a su lado en cuestión de segundos. Kelly sabía que él no necesitaba

su ayuda. Su látigo estaba en su mano derecha, y para cualquier observador

casual parecería que no estaba listo para usarlo. Pero Kelly sabía lo contrario.

"¿En serio?", Respondió él con voz suave. "¿Eres voluntaria para ocupar su lugar? "
Barrett no respondió.

"¿Por qué estás tan interesada en su bienestar? "Él apuntó con la cabeza

hacia Kelly.

"Sólo déjala en paz."

"Interesante." El coronel se frotó la barbilla. "Es curioso, no dijiste nada las otras veces que la tuve.
Oh sí, es correcto, estabas encadenada a un árbol,"
añadió, como si acabara de recordarlo. Mientras que sus hombres sólo sabían

cómo infligir castigos físicos, el Cor onel obviamente tenía experiencia en abuso

psicológico también.
Kelly estaba detrás de Barrett y aunque no podía ver su cara, pudo ver
como su espalda se tensaba y apretaba los puños. "Barrett, por favor."

"Sí, Barr ett, por favor." El Coronel la imitó con sarcasmo.


Barrett se abalanzó sobre él antes de que Kelly supiera lo que estaba

sucediendo. Las muñecas de Barrett seguían atadas, pero fue capaz de darle un

cabezazo antes de que los guardias la alejaran.

"¡Perra!" gritó el Coro nel, levantando su látigo. La sangre brotó de un corte sobre su ojo derecho, y
él lo limpió con el dorso de su mano.

"No," gritó Kelly, y dio un paso frente a él. "Ella no sabe lo que está haciendo. Sólo ha estado aquí
unas pocas semanas. Por favor, Coro nel, haré lo

que sea. "rogó Kelly, con ganas de vomitar.


"No me impor ta cuánto tiempo ha estado aquí o lo mucho que valga, para el

caso. "Con Barrett sometida él volvió su atención a Kelly y la miró de reojo. "Y sí, harás cualquier
cosa por mí." Él gritó algunas órdenes y Barrett fue arrastrada
lejos.

"Kelly! Kelly! "Gritó Barrett antes de que Hércules la golpeara en la sien con su rifle.

Kelly no mir ó hacia atrás cuando los gritos cesaron y no levantó la vista

cuando el Coronel llegó por ella.


CAPÍTULO OCHO

Estaba oscuro, muy oscuro , y Barrett no podía r espirar. Intentó moverse,

pero sus pies golpeaban contra algo duro. Lo mismo podía decirse de sus codos y

su cabeza. Estaba completamente desorientada. No podía ver nada pero tocó

todo a su alrededor y se imaginó que estaba en una especie de caja de madera


más pequeña que ella. Pensando que estaba enterrada viva, comenzó a entrar en

pánico.

Arañó y golpeó la madera frente a su cara. Era sólida y no cedía. Le dió una
patada, pero con su cuerpo fuertemente atascado en ese espacio no tenía
ninguna fuerza a pesar de sus esfuerzos. Abrió la boca en busca de aire,
mareada, y pensó que su corazón se le saldría del pecho. Tenía que salir. Todo se

le cerr aba, y su cuerpo luchaba con todas sus fuerzas.


Trató de gritar, pero ningún sonido salió de su boca. Era como si se hubiera

quedado ciega y muda. Ese pensamiento agrandó su nivel de pánico, y luchó más

fuerte contra su ataúd. Oyó un chasquido y luego sintió un dolor insoportable en su

mano izquierda, pero no fue suficiente para que dejara de intentar escapar.
Barrett no supo si pasaro n minutos, horas o días cuando por fin se

derrumbó por el agotamiento. Le dolía cada hueso y músculo de su cuerpo, pero

su mente se negaba a cerrarse. Ella sintió otra ola de pánico y se oblig ó a no

pensar en nada excepto donde estaba y en el dolor de su mano. Recordó lo que


Kelly le dijo acerca de pensar en otras cosas.

Pensó en su casa. Era la casa de sus sueños y la había diseñado ella

misma, cuidadosamente elaborada durante tres años. Alguien más hizo la mayor

parte del trabajo, pero ella había puesto cientos de horas de sudor, también. Se

tranquilizó cuando recordó la vista desde la ventana de su sala de estar.

Barrett vivía justo al norte de San Francisco, en un pequeño pueblo llamado


Princetown. La pequeña ciudad -pintoresca, con unas pocas tiendas para turistas,

restaurantes, y alquileres de barcos- no era nada especial, pero era el hogar.

Su casa se asentaba en un acre de prístina propiedad frente al mar, con

vista al Océano Pacífico desde el patio. Era toda de vidrio y cromo y

absolutamente impresionante. Se había enamorado inmediatamente de los planos


de la planta cuando su arquitecto se los presentó. En la planta baja, el dormitorio

principal estaba separado de una oficina y otras dos habitaciones por la cocina, un

comedor, y el cuarto de lavandería. El interior era brillante, decorado con líneas


elegantes y modernas que hacían juego con el armazón de la casa. Cinco metros
separan los techos del suelo, dando a la habitación una altura adicional que

añadía una sensación de amplitud. Ella podía ver el mar desde todas las
habitaciones y acceder a él desde la planta baja.

Barrett imaginó la sensación de la brisa y el olor del mar cuando abría las

puertas francesas que conducían al patio. Bajando un pequeño tramo de

escaleras, podía estar de pie sobre la ar ena blanca y suave, a pocos metros de las
olas.

Mentalmente se dirigió a través de cada habitación, revisó cada armar io, y

abrió todas las puertas. Detalló lo que estaba en sus gabinetes de cocina y en su

garaje y reor ganizó las sillas de la cubierta alrededor de la piscina. Pulió el


pasamanos en las escaleras, limpió del polvo las persianas en las ventanas, barrió

el porche delantero, y reconstruyó la parte trasera tabla por tabla.

Cuando abrió los ojos, detectó un haz de luz que venía de algún lugar cerca

de sus rodillas. Se centró en eso y poco a poco se hacía más brillante. Al mismo

tiempo, los sonidos familiar es del campamento volviendo a la vida. Era de

mañana! Debía ser de mañana! Esta vez su corazón comenzó a acelerarse, no


debía entrar en pánico, debía esperar que fuera liberada pronto.

***

Kelly ya estaba despierta cuando los primeros rayos del nuevo día

iluminaron el cielo. No había dormido en toda la noche, preocupada porque Barr ett

estaba aún en la caja por sexto día.


Cuando recorrió el campamento realizando las funciones asignadas, trató

de acercarse a ella, pero cada vez que se encaminaba en esa dirección uno de lo s

guardias la detenía. El pensamiento del cuerpo alto de Barret, encerrada en ese


espacio caliente, la hacía sentir mareada.
¿Por qué lo hizo? Kelly se preguntó más veces de las que podía contar.

¿Por qué se arriesgaría una casi desconocida para protegerla a ella,


especialmente sabiendo las consecuencias? ¿Ella hubiera hecho lo mismo si los

papeles estuvieran invertidos?

Pero era el aislamiento lo más difícil. A pesar de que ella entendía algo de

lo que decían los guardias, los días pasaron sin que ninguna persona hablara con
ella. Se quedó sola durante horas, a veces días sin nada que hacer y nada en que

ocupar su mente. Ella había aprendido a orar, a meditar y llevar su mente a

cualquier lugar donde quisiera. Era doloroso cuando regresaba al presente, pero

por esos pocos momentos, el simple viaje a otro lugar, ella estaba en paz.
Acababa de terminar su desayuno cuando un sonido de forcejeo detrás de

ella hizo que se volteara. Su estómago dio un vuelco y parecía detenerse en su

garganta. Barrett estaba entre Hércules y Bruce, tambaleándose bajo el peso de

sus propios pasos. Kelly se puso de pie y luego volvió a sentarse con la misma

rapidez. No habría sido capaz de corr er hacia Barr ett de todos modos, su sujeción

de sólo cinco metros de largo se lo impedía. Pero ella estaba viva. "Gracias, Dios", murmuró.
Los dos guardias caminaron delante de Kelly, y cuando lo hicieron, Barr ett

abrió los ojos y la mir ó. Tenía los ojo s vidriosos, su piel pálida, y era evidente que había perdido
peso. Estaba desnuda, una de las formas favoritas de tortura de los

guardias. Quítate la ropa y éres completamente vulnerable. No éres nada.

Barrett sostuvo la mirada de Kelly por el tiempo que pudo antes de que los

guardias continuaran con su trayectoria, alejándola de Kelly. En ese momento


Kelly trató de transmitirle a Barrett su fuerza y asegurarle que estaba bien.

No fue sino hasta dos semanas después de que vio a Barret de nuevo.

Estaba apilando troncos para la hoguera. Kelly inhaló bruscamente. Barrett estaba
delgada y demacrada, y sostenía su mano izquierda contra su pecho. Su pelo
estaba enredado y cojeaba, su ropa sucia y colgando de su cuerpo. Sus pies

estaban desnudos y sus pantalones desgarrados. Una y otra vez acumulaba cada
tronco, apilando cuidadosamente la madera en pequeñas y ordenadas filas.

Cuando no se movía lo suficientemente rápido o apilaba la madera exactamente

como su guardia lo quería, él le daba una palmada en la espalda con un

interruptor. Ella nunca levantó la cabeza o levantó su mirada para ver lo que
estaba alrededor de ella, su fuerza estaba minada, su espíritu abatido.

Finalmente se le permitió a Kelly hablar con Barrett una vez al día, bajo la

cuidadosa vigilancia de un guardia. Ella no se ar riesgaba a más castigo y sólo

preguntaba las cuestiones relativas a su condición. Esperaba que la expresión de


sus ojos le transmitiera su preocupación y apoyo.

Unos días más tarde se les permitió construir un pequeño r efugio, que

consistía en ramas y hojas y se mantenía unido con mucho de oración. La

estructura los mantendría algo abrigadas de las lluvias de otoño que venían ahora

con más frecuencia. Esa noche finalmente tuvieron la oportunidad de hablar.

Estaban aseguradas, como de costumbre, a algún objeto inamovible, pero a


menos de metro y medio de distancia una de otra.

"Barrett," Kelly susurr ó después que estaban solas. "¿Estás bien?"

"He estado mejor."

"Abre los ojos, deja que los revise. "Kelly necesitaba verlos, saber si eran claros o todavía estaban
nebulosos.

"En un minuto. Estoy en una cama tamaño g rande en el piso quince del
Hotel Ritz, con el Arco Triunfo fuera en mi ventana. No viste el cartel de ńo

molestarén la pomo de la puerta? "

Kelly se sintió aliviada de que la mente de Barrett estuviera clara y no


hubiera sufrido ningún daño cerebral significativo debido a todo ese tiempo
encerrada en esa caja. "Lo siento, pero no hablo francés. "Ella cerró los ojos y se obligó a imaginar
el panorama. Nunca se había alojado en ningún Hotel Ritz, ni

estando en Estados Unidos, y mucho menos en París. "Qué otras cosas ves? "
"Hay un árbol de Navidad iluminado con luces parpadeantes. "Ella se rió

entre dientes. "Pero yo dudo que los franceses aprecien la referencia ".

Kelly sonrió. "Probablemente no. ¿Qué más? ", preguntó, tanto para ayudar

su propia mente y por que le gustaba el sonido de la voz de Barr ett.

"Es una noche suave y la ventana está abierta. Hay una brisa que sopla las
cortinas un poco, y el cielo está claro. Escucho el tráfico, pero no mucho. Tú sabes

cómo es en París, los conductores tocando la bocina y maldiciendo entre sí. Usan

las dos manos como herramienta de comunicación cuando en realidad deberían

tenerlas sobre el volante”.


Los ojos de Kelly estaban cerr ados, pero escuchó la sonrisa en la voz de

Barrett. "¿Por qué estás ahí?”


"Negocios. Siempre negocios".

Esta vez oyó la resignación en la declaración de Barrett. "¿Alguna vez fuíste

allí por placer?”

"No."
"Por qué no?"

"Porque yo trabajo."

Kelly pensó que era una respuesta extraña, pero estaba reacia a

desaparecer su virtual fantasía. "¿Qué piensas cuando miras el Arco del Triunfo?”
"Que tuve suerte de levantarme de la cama, sin despertar a la mujer con la

que había pasado varias horas".

Kelly no se sorprendió ante el comentario de Barrett. Sabía que Barrett era


lesbiana, y aunque ella no era del mismo equipo, no le molestaba. "¿Lo haces a
menudo? "Kelly abrió ojos queriendo ver el rostro de Barrett mientras contestaba.

"¿Qué? ¿Dormir con mujeres? Tanto como me sea posible ".


"No, escaparte a hurtadillas", preguntó Kelly, sin incomo darse por su

comentario.

"Yo no invito a una mujer a mi habitación", dijo Barrett, con total naturalidad.

"¿Así puedes escaparte?"


"Sí." Barrett ni siquiera vaciló.

"Escaparse no suena como una palabra que se deba utilizar después de

pasar la noche con alguien. A menos que no haya sido un buen momento ".

"Estuvo bien. Simplemente no soy de las del día-siguiente".


"¿Nunca?"

"Nunca."

"Y, ¿qué más puedes ver por la ventana? " preguntó Kelly, de repente

incómoda por la conversación acerca de la vida sexual de Barrett.

Pero Barrett ya estaba dormida.

CAPÍTULO NUEVE
Dos semanas más tarde, el Coronel se acercó a Barrett. "Levántate" le

ordenó.

Ella se tomó su tiempo y, finalmente, estuvo ojo a ojo con él. El Coronel le

arr ojó un periódico enrollado, y Barr ett lo cogió con su mano sana, justo antes que

cayera al suelo.
"Ábrelo."

Ella lo hizo y vio que estaba en español. "¿Qué quiere que haga, leérselo? "

Los ojos del Coronel brillaban con furia, y dio un paso hacia ella. Estaba tan
cerca que Barrett sintió su aliento en la cara. Él olía a Old Spice.
"Sosténlo," ladró él. "Bajo tu barbilla y con la portada".

El dió un paso atrás, y cuando lo hizo, ella leyó la fecha. Noviembre 12. O
Dios, había estado cautiva cuatro meses. Tratando de no mostrar que sabía leer

español, hizo lo que le habían or denado y volvió la vista hacia él, notando la

cámara fotográfica en su mano. Tomó varias fotos, luego se acercó y le dio un

revés con fuerza a través de su rostro. Ella se tambaleó hacia atrás varios
centímetros, agar rando el periódico como si fuera un salvavidas. Saboreó la

sangre.

El coronel tomó una foto más, arrancó el papel de sus manos, y luego se

alejó.
Las piernas de Barr ett finalmente cedieron y se deslizó al suelo, con un

trozo de papel todavía en la mano. "¿Qué carajo fue eso? ", preguntó ella a través de su ya hinchado
labio.

"Prueba de vida."
"¿Qué significa eso?"

"Prueba de vida. Las imágenes muestran que todavía estás viva, por la

fecha del periódico. Lo van a liberar de alguna manera, y se lo harán llegar a tu

familia o a quienquiera con el que vayan a negociar por tí".

 Negociar por mí. Las palabras sonaron en los oídos de Barrett. ¿O fue el
revés que le propinó el Coronel? Le sonó como si fuera un pedazo de su

propiedad, y tal cual se lo dijo a Kelly.

"Pero eso es lo que eres. Son dueños de tí y te venderán al mejor postor ".
"Jesús, Kelly, gracias por las palabras de aliento. "Su cabeza estaba

comenzando a latir con fuerza y sintió náuseas.

"¿Sabes qué, Barrett? Necesitas dejar de pensar en tí misma. No eres la


única aquí, sabes. Todos hemos estado aquí mucho más tiempo que tú y sufrido
mucho más que tú, y no nos hemos revolcado en la autocompasión. No todo se

trata de tí. "


Las palabras de Kelly sorprendieron a Barrett. Habían venido de la nada,

pero ella era lo suficientemente inteligente como para saber que debía mantener

su boca cerrada esta vez.

****
Las semanas pasaban muy lentamente y Barrett estaba aburrida de no

tener actividad. Estaba acostumbrada a estar en constante movimiento, ya sea

asistiendo a las reuniones, negociando ofer tas, o investigando como motivar a su

personal para avanzar juntos. Nada la había preparado para las horas y horas con
absolutamente nada que hacer. La única difer encia entre hoy, ayer, y hacía

dieciocho días era quien tenía el último contagio de malaria, hongo s en los pies, o

una variedad de otras enfermedades parasitarias debilitantes. Su mano no había

sanado correctamente y le dolía como el demonio. Con los suministros médicos

limitados, cualquier dolencia que tuviera uno de ellos, sólo era cuestión de tiempo

antes de que todos la tuvieran.


Los mosquitos eran lo peor. Nada los mantenía a raya, y no tenían

ninguna protección contra las picaduras constantes desde los pequeños

bastardos. Barrett tenía una reacción de comezón y, a menudo era incapaz de

dejar de rascarse. Tendría cicatrices cuando saliera de aquí….si salía.

La conversación con los rehenes era limitada, pero podían jugar a los
naipes. Kelly se las había arr eglado para crear una baraja completa de cartas de

las cajas descartadas de cigarrillo. Jovencito le había dado una pluma, y ella meticulosamente plasmó
el número y las figuras de cada naipe en la cubierta.

Incluso fue más lejos como para dibujar los reyes, reinas, y los jacks con todo
detalle.
Barrett estudió a Kelly a través del juego. Sostenía sus tarjetas como si

fueran los boletos ganadores de la lotería, con una mirada de concentración y


dureza en su cara que Barrett no veía a menudo.

Durante esos meses encontró que Kelly era la persona más preocupada y

caritativa que había conocido. Era obvio que cuidaba más a sus compañeros

rehenes de lo que se cuidaba a sí misma. En más de una ocasión, Barrett vió que
se desprendía de una parte o de la totalidad de su comida para alguno que lo

necesitara más. Cuando tenía la posibilidad de dormir bajo una cubierta, le daba el

lugar a otra persona. Sacrificaba su propio sueño -tan necesario, para velar por

alguien con fiebre.


¿Por qué alguien haría eso? a través de una planificación cuidadosa, actos

valientes, y aprovechando las oportunidades, había construido una vida que ella

controlaba y nunca se daba por vencida. ¿Pero no era así para la mayoría de la

gente? Sus vidas seguras, cuidadosamente construidas, la mantenían lejos del

lado más sór dido de la vida. Pero gente como Kelly y la organización en la que

trabajaba voluntariamente estaban inmersas en otra vida. No podía entender cómo


ellos podían arriesgarlo todo -para qué? Para Barrett nada valía la pena.

"¿Barrett?"

"Sí, disculpa.¿ Qué me dijiste? " Kelly la mir aba expectante.

"He dicho que es tu turno."

"Oh sí, claro", respondió Barr ett, y se centró de nuevo en el juego frente a ella.
Opie y Kong interrumpieron en su círculo y le hicieron un gesto para que los

siguiera. "Yo paso, muchachos," bromeó Barrett, y asentó las improvisadas cartas en el suelo.

Barrett siguió a Kong a través del campamento con Opie detrás de ellos.
Cuando se hizo evidente que se dirigían a la casa de campaña del Coronel,
Barrett se puso tensa.

"Coronel," gritó Opie en español.


"Adelante". Opie levantó la solapa para mostrarle la entrada y Barrett cruzó.

Estaba oscuro dentro de la carpa, la oscura tela diseñada para ocultar a

distancia. Barrett parpadeó varias veces mientras sus ojos se acostumbraron a la

poca luz.
"Siéntate," El Coronel le ordenó, y señaló el suelo.

Él jugueteó con algo parecido a una caja cerca de ellos, y Barrett reconoció

que era un radio de onda corta. ¿ Qué demonios? Él empujó el micrófono delante de la boca de
Barrett.

"Se le dirán cuatro preguntas que sólo usted sabe la respuesta. Conteste

sólo la pregunta y nada Más. Si hace algo que no sea exactamente lo que yo digo,
la señorita Ryan será castigada.¿ Lo entiende? "

Barrett asintió. "Soy Barr ett Taylor ". La radio crujió unos pocos segundos
antes de oír una voz.

"Sra. Taylor, usted no me conoce, pero soy Robert Graves, y represento a

su familia. Para verificar mi identidad y asegurarle de que estoy de su lado, voy a

decir dos cosas que sólo usted y su familia conocen. En primer lugar, cuando
usted tenía ocho años, dejó una nota para disculparse con el hada de los dientes

porque usted ingirió accidentalmente su diente y ya no lo tenía para ponerlo bajo

su almohada. En segundo lugar, a los trece años, se sentaba en su dormitorio y

simulaba que era una ejecutiva. Usted dibujó unos números en una caja de
zapatos que utilizaba como un teléfono. Sra. Taylor," la radio crujió, "¿entiende lo que dije? "

El Coronel presionó la llave del lado del micrófono y asintió con la cabeza

para que ella respondiera.


"Sí." Su voz temblaba. ¿Qué diablos estaba pasando aquí? ¿Quién era
este tipo en el otro extremo de la línea? Su salvavidas.

"Tengo cuatro preguntas que hacerle." El cor onel asintió de nuevo.


"Está bien, adelante." Este debía ser otro ejercicio de prueba de vida. Este tipo, cuál era su nombre,
¿Graves? Él debía estar negociando su liberación, y tenía

que establecer que ella era quien estaba ante la radio y no alguien más fingiendo

ser ella. Sería rescatada pronto!

"Número uno. ¿Qué hicieron Usted y su mejor amiga, en la acera frente a

su casa? "
"Pusimos un puesto de limonada." Ella podía verse a sí misma y a Suzy

sentadas pacientemente detrás de una mesa de juego con una jarra de limonada

que su madre les hizo.

"Número dos. ¿Qué hicieron Usted y su hermano, camino a la escuela, que


si sus padres se hubieran enterado habrían estado en problemas? "

"Cruzamos la Avenida 43 en medio de la calle en vez de ir al semáforo para


el paso de peatones ". Ella todavía tenía sueños acerca de no ser capaz de

atravesar esa calle.

"Número tres. ¿Qué sucedió una tarde de lluvia que hizo que su madre

llamara a su maestro? "


"Se me cayó en el agua un informe en el que había estado trabajando y se

arr uinó. "Ella recor daba estar tan angustiada que había llorado en los br azos de su madre.

"Número cuatro. ¿Qué hacía su familia de vez en cuando los domingos por

la tarde? "
"Íbamos al aeropuerto, a la terminal de salida, y veíamos los aviones

despegar y aterrizar ".

"Gracias, señorita Taylor. Su familia le envía su amor y- "


El Coronel apagó la radio y la miró con ojos fríos y calculadores. "Si usted
ha dicho algo que pudiera conducirlo a nosotros, lo sabré, y la señorita Ryan

pagará el precio ".


"No hice nada. Ya me ha escuchó. Respondí las preguntas que me

hicieron. Yo no tenía idea de lo que iban a pr eguntar. No había manera de que

pudiera decir nada en ningún tipo de código. Además, no tengo ni idea donde

estamos. "A pesar de que pudiera hacer algo para salir de aquí, no quería que le pasara nada a Kelly.
El Coronel la mir ó fijamente, y Barr ett se obligó a mantener su expresión

neutral y los ojos fijos en los de él. Le pareció una eternidad antes de que él

hiciera un gesto hacia Opie y se le permitiera salir.

La mente de Barrett estaba acelerada. Habían pasado cuarenta y un días


desde que su foto fue tomada sosteniendo el periódico. ¿Qué significaba? ¿Era

ésta la primera vez en contactar por radio? ¿La segunda? ¿La octava? ¿Era lo

último antes de que el dinero se pagara y fuera puesta en libertad? Odiaba no

saber lo que estaba pasando. El sentimiento de impotencia era abrumador y muy,

muy desalentador.

Más tarde esa noche, Barr ett y Kelly finalmente estaban solas, y ella le
contó a Kelly sobre el contacto de radio.

"Esa es una buena señal, Barr ett. Eso significa que están en

comunicación".

"¿Y qué pasa cuando se detiene la co municación?”

Kelly no respondió y Barrett supo que no era necesaria la respuesta.


Barrett tomó su bastón. Ciento treinta y dos. Así era como muchas muescas

fueron talladas en un bastón que había encontrado mientras recolectaban leña en

su último campamento. Ella talló cada una con una piedra afilada para indicar el
final de otro largo día en cautiverio.
***

Barrett se despertó con el sonido de gr itos, disparos y explosiones.


Destellos de luz la cegaron, mientras iluminaban el cielo de la noche. Estaban bajo

algún tipo de ataque. Dos hombres se precipitaron hacia ella, llevando unos

grandes rifles semiautomáticos y vistiendo gafas de visión nocturna. Ella se

tambaleó sobre sus pies, dispuesta a luchar si tenía que hacerlo.


"¿Barrett Taylor ?" Preguntó uno de los hombres.

Barrett se quedó atónita. El hombre la llamó por su nombre. Por un

momento, no estaba segura de si había oído bien. Él repitió. Finalmente, ella

asintió con la cabeza. "Su hermano Aarón nos envió. Dijo que le dijéramos que
Windjammer está enterr ado en el patio trasero, en el tercer poste de la puerta.

Tenemos que darnos pr isa”.

Esto no podía ser. Estaba siendo rescatada. El rescatador era real. Le

había dicho algo que sólo tres personas en el mundo sabían. Aarón estaba con

ella cuando enterró su perico, y esta era su señal de que ella fuera con los

hombres. El otro hombre cortó la cadena de sus pies, sacudiéndola de la


impresión de ser r escatada. Comenzaron a moverse. Barr ett oyó a Kelly gritar su

nombre.

"Kelly, que está bien, son de ver dad. Mi hermano las envió. "Ella estaba

emocionada y aterrada al mismo tiempo. Estaba siendo rescatada y la pesadilla

estaba terminando. Se iba a casa. Pero no había terminado todavía. Todavía


necesitan salir de aquí, y no sería fácil.

"Corten cadenas", dijo Barrett, apuntando a Kelly.

"Sólo estamos aquí por usted, señorita Taylor. Vámonos”.


Barrett se quedó inmóvil, el hombre tiraba de su brazo para conseguir que
se moviera. "¿Qué?"

"Nuestra misión es rescatarla a Usted, a nadie más. Vamos", repitió él.


Esto no podía estar sucediendo, pensó Barrett. ¿Ella era la única a quien

iban a rescatar? Había media docena de prisioneros en este campamento. No

podían simplemente dejarlos. Ellos serían torturados, o algo peor.

"¿Qué pasa con los otros? Tienen que llevarlos también". Barrett estaba
demasiado perpleja para imaginarse por qué habían venido sólo por ella.

"Vamos." La voz era fuerte y la orden era firme. Barrett luchó a través del dolor que le quemaba,
miró por encima y señaló a Kelly.

"No me iré sin ella!"

Ella luchó contra las manos que sujetaban sus brazos apretados contra los

costados. El hombre medía más de 1.80 metros y era tan fuerte que ella sabía que
tendría varias contusiones de sus dedos agar rando sus brazos. Su compañero

estaba igualmente fuerte, y su nariz torcida, mostraba que él estaba acostumbrado


a demasiada violencia física para conseguir lo que querían.

"Estamos aquí por usted, señora. Por nadie más ", dijo el hombre de la

nariz rota, con los dientes apretados.

"No me impor ta. No voy a dejarla" ella gr itó, acentuando sus últimas pocas
palabras.

Los hombres habían llegado en medio de la noche bajo el amparo de la

oscuridad que las bengalas y las granadas que habían lanzado para bor rar su

refugio. Fue arrastrada por sus pies antes de que fuera capaz de levantarse y
lleva a empujones a la selva. Logró darse la vuelta y encontrar los ojos oscuros de

la mujer que había compartido el terr or con ella y que ahora desaparecía

rápidamente de su vista.
Ella luchó con cada onza de fuerza en ella, con patadas y arañazos al
hombre que la sujetaba. Su pie hizo contacto con la espinilla del hombre,

causándole un ahogado grito de obscenidad que escapó de sus labios.


"Déjame" Ella se sacudió libre con esas palabras y había dado dos pasos

en dirección de la mujer antes de que él la agar rara de nuevo. Sus ojos se

encontrar on, pánico y desesperación llenaron el espacio humeante entre ellas. Un

dolor agudo atravesó su hombro, y sus rodillas se doblaro n. Gritos de voces y el


sonido de los disparos se desvanecieron en la oscuridad, junto con la imagen de la

mujer desesperada por llegar a ella.

***

Kelly tosió cuando el humo y los productos químicos quemaron su garganta.


Los guardias seguían disparando salvajemente, a pesar de que Barrett y su

equipo de r escate ya no estaban a la vista. Barrett y sus salvador es. Las cuatro

palabras hicieron eco en su cerebro mientras la conmoción y la confusión

continuaban. El coronel gritaba órdenes, y él y ocho hombres desaparecieron en la

selva en dirección donde habían visto por última vez a Barrett.

Los guardias se reunieron con el resto de los rehenes y los llevaron al


centro del campamento. Kelly hizo rápidamente un conteo, y con excepción de

Barrett, todo el mundo seguía allí. Se miraban conmocionados y confusos, pero

afortunadamente ninguno había sido herido. Varios de los guardias no tuvieron

tanta suerte, y Jovencito la arrastró a través del campamento para el primer

hombre herido.
"Siéntate," gritó Jovencito, y le pateó las piernas para tumbarla. Las botas de él estaban a centímetros
de su cara y Kelly esperaba que la pateara. En vez de

ello, sintió la punta de su fusil apretarse contra su sien. Ella oró porque él pudiera apretar el gatillo.

***
Se movieron r ápido. Muy rápido. Incluso con uno de sus salvadores
apoyándola y tirando de ella todo el camino, Barrett luchó para mantener el ritmo.

Había tres de ellos, vestidos con unifor me de camuflaje, con mochilas y armas
largas. Un hombre iba delante, otro detrás, y otro prácticamente la llevaba

arrastrándola por la selva.

Sabía sin que le dijeran, que tenía que estar en silencio, y ella se mo rdió el

labio para no gritar cuando tropezaba, lo que sucedía a cada paso. El hombre a su
lado le abrió el costado izquierdo de su camisa. El dolor en su hombro era como

un atizador caliente, casi tumbándola de rodillas.

"Lo siento, Sra. Taylor," susurró. "No tenemos tiempo para detenernos en este momento, pero tengo
que hacer algo con esto”.

Usando sus dientes, arrancó la orilla de un paquete blanco, que sacó de

uno de sus muchos bolsillos. Él vació el polvo blanco en una gasa que había
sacado de su mochila.

"Esto va a picarle", dijo un instante antes de que apretara contra la herida en su hombro. Esta vez sus
rodillas se debilitaron, y el hombr e la atrapó antes de

que cayera.
"Respire, respire", dijo varias veces en voz baja, en su oído izquierdo.

Barrett hizo lo que le dijo, y la oscuridad que amenazaba con superarla,

disminuyó junto con algo del dolor. Apenas había sentido el pinchazo del disparo
en el brazo. Él envolvió con presteza un trozo de tela alrededor de su hombro,

atrapando eficazmente su brazo contra su pecho. Trató de no pensar en lo cerca


que había llegado de ser asesinada. Ahora bien, sólo si la infección en su hombro

no la mataba.

Barrett estuvo a punto de decir que no podía ir más lejos cuando se


detuvieron. Uno de los hombres vigilaba y otro consultaba su mapa y una brújula,

mientras que el que la curaba le entregó una barra energética y le dijo que la
comiera. Él rebuscó en su mochila y sacó un par de pantalones como los que

llevaba, un par de calcetines, y unas botas militares.


"Te ayudaré a ponerlos" dijo entregándoselos. "Te protegerán de la

intemperie, no se puede ir muy lejos sin calzado decente”. Tres minutos más tarde

estaban en movimiento de nuevo, el hombre revisaba su brújula cada pocos

minutos.
Su recorrido era lento ya que tenían que ir con cautela para minimizar

cualquier rastro que pudieran dejar atrás. Más de una vez Barr ett oyó el golpeteo

familiar, whack, whack, de los machetes cortando la selva, y ella y su equipo de

rescate desaparecían más profundamente en la selva y quedaban fuera de la


vista.

Cuando por fin se detuvieron a descansar, el equipo de rescate, que se

identificaron como Marcos, Sam, y Trevor, le explicaron cómo su hermano Aarón

se puso en contacto con su agencia para rescatarla. Habían estado en su

búsqueda por semanas antes de que interceptaran una de las pruebas de vida de

las llamadas de radio y fueron capaces de seguir la señal.


"Tenemos que volver", dijo Barrett. "No puedo dejar a Kelly allí. Ustedes no saben lo que le harán a
ella. "La voz de Barrett no sonaba como si fuera suya. Era suplicante y desesperada. No le importaba.
"Lamento mucho no poder r egresar", dijo Mark suavemente.

"¿Entonces por qué la dejas? Hay ocho rehenes más. ¿Por qué no los

rescataste a todos ello s’" Ella repitió la cuestión de que no podía dejarla sola.

"Nuestras órdenes eran nada más por tí."


Barrett lo interrumpió antes de que él pudiera continuar. "¿Y en verdad vas

a dejarlos? Tú los viste. Viste a Kelly. ¿Cómo puedes hacer éso? "Ella estaba

incrédula.
"Sólo trajimos suministros para usted. Si los hubiéramos tomado, habrían
disminuido sustancialmente nuestras probabilidades de sacarla. Todos podr íamos

haber muerto”.
Barrett entendió las palabras, pero no podía oír las sobre el golpeteo en su

cabeza. Ella no podía quitarse de encima la imagen de Kelly llamándola por su

nombre, tratando de alcanzarla. La expresión en el rostro de Kelly cuando se vio

obligada a dejarla atrás, quemaba en su cerebro.


***

Kelly apretó los dientes mientras limpiaba las heridas en sus pies. Después

de que Barrett fuera rescatada, se habían mudado de campamento tres veces, sin

permanecer en un lugar por más de unos pocos días. El movimiento constante los
había afectado a todos ellos, especialmente a los ya debilitados.

Habían pasado dos semanas desde que Barrett se había ido, y ellos eran

castigados casi todos los días. Juan Cardoba había muerto dos días antes, en el

trayecto a este campamento, y Kelly había suplicado al Coronel que llevara su

cuerpo para un entierr o apropiado. Él sólo consintió cuando Kelly le dijo que ella lo cargaría. Eso
sólo había durado unas pocas horas, hasta que finalmente ella se

derrumbó y se vio obligada a dejarlo atrás.

Estaba exhausta. No sabía cuánto tiempo pasaría antes de que se


movieran de nuevo, y ella tenía que dormir cuando tuviera oportunidad. Pero no

podía.

Pensaba en Barrett constantemente, preguntándose si había sobrevivido.

Había sido herida, y la imagen del cuerpo de Barrett retrocediendo era algo que
nunca olvidaría. ¿Dónde estaba ahora? ¿Fuera de la selva? ¿Perdida? ¿Muerta?

¿Cómo la habían encontrado esos hombres? ¿Quiénes eran? ¿Quién los

contrató? ¿Regresarían por los demás? ¿Regresarían por ella?


***
Barrett oyó el whop, whop, whop de un helicóptero, uno grande. "Ese es

nuestro raite, " dijo Mark, apuntando al cielo. Habían estado en la selva durante días, y Barrett estaba
tan cansada que apenas podía levantar la cabeza. Se
habían detenido a la orilla de un claro, y era lo único que podía hacer para

mantenerse en pie. Su hombro palpitaba y su visión se volvía borrosa si se movía

demasiado rápido, pero no creía que su herida estuviera infectada. No podía estar,

para todas las inyecciones de penicilina que Trevor le había dado.

La radio en la mano de Mark crujió, y él dijo algo que Barr ett no pudo oír.
Unos minutos más tarde, un helicóptero caído del cielo, pintado en diferentes

tonos de verde selva y se mantuvo apenas por encima del suelo.

"Vamos," gritó Trevor por encima del ruido de los rotores.

Los pies de Barrett apenas tocaban el suelo mientras los dos hombres
prácticamente la llevaban a través del campo. La puerta del helicóptero estaba

abierta, y otro hombre con rastros de fatiga, estaba detrás de una enorme
ametralladora, moviendo el cañón a la izquierda y a la derecha, en busca de

cualquier señal de problemas. Los hombres levantaron a Barrett hacia el

helicóptero, la siguieron dentro, y en segundos estuvieron en el aire.

CAPÍTULO DIEZ
Alguien insistía en llamarla por su nombre, y ella deseaba que acabara de

cerrar la puta boca. Estaba oscuro, la cabeza le latía con fuerza, y quería volver a

dormir. Sentía como si su cuerpo estuviera nadando en una niebla gr uesa y ella

trataba, sin éxito, de salir a la superficie.


"¿Barrett? ¿Barrett? ¿Puedes oírme?" La voz era vagamente familiar.

"Barrett, abre los ojos."

"Cállate." El dolor recorrió su cabeza cuando trató de levantar el brazo. No podía moverlo.
"Vamos, Barr ett. Abre los ojos. Estás en Panamá. Estás a salvo. Abre tus
ojos ".

Ella los abrió un poco, la luz perfor ó su cabeza como un picahielo. "Apaga
la maldita luz." Su voz era ronca y débil. Oyó un clic, y el golpeteo detrás de sus párpados disminuyó
un poco. Los abrió de nuevo, esta vez más.

Sin mover la cabeza, vio las decoraciones familiares de una habitación de

hospital. Las grandes lámparas sobre su cabeza, la cortina colgando del techo, el

pitido y el siseo de las máquinas. "¿Dónde estoy?”

"En el Centro Médico de Paitilla, en Panamá. Te trajimos aquí directamente


desde Colombia”.

Finalmente, el rostro de la voz se movió para que pudiera verlo. Era Aarón.

"¿Aarón?" Se sentía confundida y aturdida al mismo tiempo.

"Sí, señora. El primero y el único. ¿Cómo te sientes? "


"Como si me hubiera caído de ese helicóptero. ¿Panamá? "Barrett no

estaba segura de haber oído bien.


"Sí. Panamá cuenta con algunos de las mejores instalaciones médicas en

América del Sur. Estás en buenas manos aquí. Estás a salvo".

"¿Qué pasó?"

"Te dispararon y llegaste bastante mal cuando te trajeron aquí. Te llevaron


directo a cirugía y sacaron la bala de tu hombro. Limpiaron tus cortes y rasguños,

restablecieron los cortes en tus dedos, y te remendaron, " dijo él con la mayor

naturalidad.

"¿Cuánto tiempo he estado aquí?"


"Cuatro días".

¿Cuatro días? Tenía que levantarse. Tenía que volver y traer a Kelly y a los

demás. Ella trató de incor porarse, pero las estrellas le nublaron la vista y la
negrura la cubrió.
"Hey, tómalo con calma. ¿Dónde crees que vas? "

"Tengo que traer a Kelly y a los otros." Arr astró las últimas palabras.
"No estás en condiciones para ir a ninguna parte ahora mismo. Tienes que

descansar para que podamos llevarte a casa. Mamá y papá regresarán en unos

minutos. Bajaron para conseguir algo de comer. "Su hermano mir ó su reloj.

"Estamos felices de que estés bien. El médico dijo que tu pronóstico es bueno.
Estuvo complicado por un momento, pero una vez que tuvieron la infección bajo

control, fue el punto decisivo".

Barrett quería decir algo, pero no podía recordar que era, o incluso

cómo formar las palabras. La máquina a su izquierda sonaba con una cadencia
constante, y Barrett dejó que la acogiera. Lo último que recordaba antes de

sucumbir a la oscuridad era el r ostro de Kelly mientras se acercaba a ella.

***

"Sólo una pregunta más, Sra. Taylor ".

"Eso dijo Usted hace cuatro preguntas atrás" dijo Barrett bruscamente.

Estaba cansada, necesitaba hacer pis, y lo más importante, necesitaba salir de


esta habitación. El personal del hospital era excepcional y había hecho todo para

hacerla sentir cómoda. No era culpa de ellos que Barret estuviera inquieta

después de tres días.

El investigador de la Embajada de los Estados Unidos hizo su pregunta y,

finalmente salió, llevando al embajador y a otros dos con él. Aarón se sentó
pacientemente en una silla a los pies de su cama.

"¿Qué encontró Lori?", Preguntó Barrett antes de que la puerta se cerrara

detrás de los hombres. Ella no necesitaba explicar. Aarón sabía lo que quería
decir.
"Hablaremos de esto más tarde. Necesitas descansar ".

"No. Voy a descansar después de que me digas. Sé que Lori tiene algo ".
"Si te digo, ¿Prometes descansar? "

“Bien. "Barrett consintió a sus estúpidos términos. "¿Qué?" Él parecía perplejo. "Ya dije que iba a
descansar, así que dime."

"Kelly Ann Ryan. Nació el 3 de julio, 1981. Los padres Robert y Fran viven

en Birmingham, Alabama, donde Kelly creció. "Aarón gir ó la siguiente hoja de

papel en su mano. "Graduada con las mejores notas de su MSRN de la


Universidad de Alabama, se trasladó a Denver, y ha sido enfermera desde

2002. Estuvo en el Hospital Brookhaven durante seis años y después se ofreció

con voluntaria en las Misiones Medicas por siete años, haciendo ocho viajes a

lugares como Guatemala, Honduras, Chile, y por supuesto a Colombia. "


Caray, pensó Barrett. ¿Qué tipo de persona se pone intencionalmente a sí

misma en peligro?
"Divorciada de Max Thomas hace seis años después de dieciocho meses

de matrimonio. Su crédito es excelente, o al menos lo era antes de que fuera

secuestrada y no pudiera pagar sus facturas. Su casa está en ejecución de una

hipoteca y su coche ha sido embargado. Ella lo obtuvo el 29 de junio del año


pasado y se han hecho tres demandas de rescate, pero no se ha pagado ningún

dinero".

"¿Dónde está mi teléfono?"

¿Para qué? ", Preguntó Aarón.


"Tengo que llamar a Lori y que ella-"

"No."

"Aarón-"
"Lo prometiste, Barrett." Aarón sonaba igual que cuando eran niños.
"Sólo una cosa."

"No."
Pensó en discutir con él pero decidió descansar, y entonces él de buena

gana le daría el teléfono.

"Está bien, tienes razón." La mirada en el r ostro de Aarón no tenía precio.

Ella rara vez, si acaso, cedía tan fácilmente. "¿Por qué no bajas y tomas un poco de café, y yo tomaré
una siesta hasta que vuelvas. "Ella ya estaba maquinando

algo antes de que la puerta se cerrara trás él.


***

Era como una escena sacada de la película Castaway cuando el personaje

principal volvía a la civilización. Una docena de personas se arremolinaban

alrededor de la habitación del hotel, y la mesa del banquete estaba rebosante de


alimentos. Barrett no estaba interesada en ninguna de las dos cosas y luchó para

mantener la calma. ¿Acaso no se daban cuenta de que ella había sido un rehén – 
por cuánto tiempo- siete meses? Necesitaba que todas estas personas se fueran

al demonio fuera de su habitación y le dieran un poco de paz.

Todos ellos habían llegado una vez que se enteraron que había sido dada

de alta del hospital. Además de sus padres y Aarón, Debra había llevado a todo su
personal, quienes habían acorralado a Mark, a Trevor y a Sam la mayor parte de

la tarde y los bombardeaban por más detalles sobre otras misiones que habían

completado. Ella todavía estaba en Panamá, pero en una habitación del Hotel

Trump Ocean Club International Tower, ubicado en el paseo marítimo del área de
Punta Pacifica de la Ciudad de Panamá.

Su habitación estaba en el piso 43, junto a la de sus padres y al otro lado la

de Aarón. Sus padres habían insistió en que viniera aquí desde el hospital, tres
días atrás, para descansar y continuar recuperando sus fuerzas antes del largo
viaje de regr eso a San Francisco. No quería discutir con ellos, ella había

consentido pero ahora deseó estar de vuelta en su propia casa y fuera de la


vigilancia asfixiante de su familia.

Ella nunca dudó que la amaban, sobre todo ahora después de lo que Aarón

había pasado por rescatarla. Debía haber costado una pequeña fortuna, que él

alegremente le informó que su Empresa había pagado. El hecho de que todos


ellos habían salido con vida de las noticias globales, y entre los sabuesos de la

prensa, los paparazzi, y las personas en la habitación, ella había tenido suficiente.

"Un poco abrumador, ¿no es así?" Aarón preguntó mientras se paraba a su

lado. "Todo el mundo está tan feliz de verte."


Barrett asintió, tratando de encontrar las palabras adecuadas. ´Mándalos al

diablo’ no sería corr ecto. Tampoco Śí, yo pude salir, pero dejé atrás a los demás.

¿Qué pasa con ellos?Ásí que ella simplemente asintió con la cabeza y dio un

sorbo a su vaso de agua con hielo. Esa fue una de las primeras cosas que había

querido. Un vaso de agua con hielo. Ella no había tenido nada frío para beber ni

nada caliente para comer en meses, y había comenzado con la bebida más pura
del mundo. Se las arreglaría para la comida caliente unos días más tarde.

Mirando a su alrededor, Barrett se sintió desconectada de todo el mundo y

de todo. El psiquiatra que había volado con sus padres desde los Estados Unidos

era un experto en el trauma mental y los efectos psicoló gicos de los r ehenes.

Habían hablado brevemente antes de que Barr ett se diera cuenta que no
necesitaba un psiquiatra, sólo un poco de tiempo para sí misma, por sí misma,

para reencontrarse con su vida. Se lo dijo al médico, quien declaró que era una

reacción normal, pero que ella debía verlo por lo menos durante unos meses para
ayudarle a rehacer de nuevo su vida. Ella le dijo que todo eso era una mierda,
pagó su factura, y le dijo que regresara a casa. Ahora bien, ojalá pudiera hacer lo

mismo con todos los demás.


Su madre se deslizó por la habitación, la sonrisa en su rostro sin vacilación.

De hecho era la misma sonr isa que había tenido la primera vez que la vio Barret

en la habitación del hospital hacía una semana.

"Barrett, querida, ¿cómo lo llevas? Te ves un poco cansada".


Su madre siempre pensaba que ella parecía un poco cansada. La

preocupación constante de su madre por su salud, irritaba a Barrett, pero ella le

dio un poco de respiro. No todos los días una hija era secuestrada, retenida para

pedir rescate, rescatada por mercenarios pagados, y r egresada a su casa. Ah, y


¿cómo podría olvidar que recibió un disparo? Como si la fea cicatriz delante de su

hombro izquierdo o la cicatriz de su frente no se lo recordaría. Su recuerdo podría

haber sido peor. Podría haber r egresado de nuevo en una caja.

"Estoy un poco cansada", dijo Barrett, obviamente, sorprendiendo a su

madre. Barrett nunca había admitido estar cansada, incluso cuando ella estaba

absolutamente agotada. No era totalmente una mentira. Estaba cansada -cansada


de todas estas personas. Su madre reaccionó como Barrett sabía que lo haría, y

en pocos minutos la habitación estaba vacía, a excepción de su familia.

"Ven siéntate, Barrett," dijo su madre, tocando el cojín del sofá junto a ella.

Barrett apartó la vista del Canal de Panamá, y de espaldas a la ventana

para mirar sus padres. Ginny y Howard estaban en sus sesenta y algo y ahora si
se les notaba un poco. Su madre había envejecido significativamente desde que

Barrett la había visto la ultima vez, y su padre había perdido la mayor parte de su

pelo y unos buenas veinte libras. Ella misma había perdido cuarenta y tres libras, y
la restricción de su cautiverio fue evidente. Su pelo estaba muy corto, su piel
oscura por el sol, y sus ojos alerta y atentos a todo lo que la rodeaba. Dios, qué

retrato de familia haría esto, pensó.


"Voy a recostarme un buen rato. Despiértame cuando sea el momento de

la cena”. Después de unos cuantos abrazos y de ĺo que necesites´, su familia se fue. Por fin estaba
sola.

Se quitó la ropa y se duchó. Incluso después de su regreso y de haber sido

aseada y desinfectada de pies a cabeza, ella todavía se sentía sucia y mugr ienta.

Estaba anémica debido a la mala nutrición, tenía un molesto hongo en sus pies, su
hombro le dolía, y su muñeca todavía estaba en un cabestrillo, pero fuera de eso

estaba sana.

Lo primero que había hecho cuando por fin fue capaz de ducharse por sí

misma, fue afeitar sus piernas. Ese simple acto no fue fácil con el br azo izquierdo
todavía inútil, pero hizo un mundo de diferencia de cómo se sentía. Había tenido

un corte de pelo decente en el salón de la planta baja y compró algo de ropa que
se ajustaba. Ella había insistido en recortar su pelo al minuto en que salió del

hospital. Nunca más lo tendría tan largo, como para ser utilizado de nuevo para

agarrarla o arrastrarla a ningún lugar.

Envuelta en una bata de felpa gruesa con el logotipo del hotel bordado a la
altura de su seno izquierdo, Barrett se sentó en una silla afelpada que había

acomodado frente al gran ventanal. Después de meses en la selva caliente y

húmeda, encontró maravilloso el aire acondicionado. Le dio un sorbo a su té

helado e hizo un balance de su situación.


Los médicos le habían dicho que, salvo cualquier complicación, ella debía

tener una recuperación completa. Aparte de la cicatriz de la cir ugía para extraer la

bala, su nariz ligeramente torcida, y la cicatriz en la fr ente del corte que había
sufrido mientras era secuestrada, ella no tendría más efectos físicos de su terrible
experiencia. La pérdida de peso no era tan mala, pero ella tendría que poner de su

parte para recuperar diez de las cuarenta libras que había perdido. Los puntos y
las barr as que sujetaban su mano reconstruida, parecían el juego de constructor

de un niño, pero eso también se eliminaría. Considerándolo todo, ella se

consideraba con mucha, mucha suerte.

Cerrando los ojos y apoyando la cabeza hacia atrás para descansar en la


silla, dejó sus pensamientos a la deriva hacia Kelly. En realidad no tenía que

derivar tan lejos, ya que Kelly siempre estaba en su mente. ¿Qué le habría

sucedido una vez que el coronel volvió con las manos vacías? ¿Habría volcado su

ira y frustración en ella? Él había sabido, como las únicas mujeres en el


campamento, que ellas habían hecho lazos, y él había usado ese hecho contra

una de ellas cada vez que le daba la gana. Estaba segura que lo haría ahora.

El tink, tink, tink  del hielo contra el vidrio atrajo su atención, y Barrett vio que le temblaba la mano.
Le sucedía cada vez que pensaba en Kelly y en los otros. El
psiquiatra había hablado con ella sobre el Síndro me de Sobreviviente, a menudo

llamado Síndrome de Strés Post-Traumático o Trastorno de Estrés Postraumático

(PTSD).

Él le había dicho que ella podría experimentar síntomas de ansiedad,


depresión, retraimiento social, dificultad para dormir, y pesadillas. Él le advirtió

acerca de la posibilidad de recordar y cómo ella podría sentirse culpable por haber

sido rescatada cuando muchos otros se quedaron atrás.

Ella había escuchado a medias porque las palabras se aplicaban a alguien


más. Ella no tenía trastorno de estrés postraumático, por Dios Santo. Ella nunca

había dejado que su subconsciente gobernara su mente consciente, y no iba a

empezar ahora.
Claro, ella se sentía mal de que Kelly y los o tros no estuvieran con ella hoy,
pero tenía que volver a su vida. Muchas cosas habían pasado sin ella. Su negocio

estaba sufriendo, ya que habían perdido a varios de los principales contratos a


renovar. Ella había perdido demasiado y tenía que controlar se.

CAPÍTULO ONCE

La mera idea de la comida hizo a Kelly querer vomitar. Apenas había

comido en una semana y estaba enferma todo el tiempo. Probablemente había


cogido algún parásito del agua, los mo squitos, o Dios sabía de qué otra cosa.

Estaba demasiado caliente en este campamento, la humedad era sofocante. Todo

el mundo estaba apático, e incluso los guardias no parecían estar prestando tanta

atención a ellos como en el pasado. Por lo menos los castigos por el escape de
Barrett se habían detenido.

Durante las primeras semanas después del atrevido rescate en la

medianoche, los rehenes habían sido desnudados y obligados a estar de pie

durante horas en el calor, la humedad, y caminando en la lluvia. Cuando uno de

ellos finalmente se derrumbaba por el agotamiento, otro era castigado. Kelly no

estaba exenta del castigo y de hecho recibía más. No se le permitió atender a


sus compañeros r ehenes, y cuando el Coronel mandaba por ella, no la tocaba,

pero la atormentaba durante horas hablando de cómo había re-capturado,

torturado, y finalmente matado a Barrett.

Kelly se negó a creer sus cuentos, y cada vez que él empezaba, ella

pensaba en otra cosa. Construyó una nueva casa, ladrillo por ladrillo, decoró todas
las habitaciones, sembró un jardín en su patio, e hizo barbacoas con los nuevos

vecinos. Regresaba a su trabajo prestando atención superior a sus pacientes y

pasaba tiempo con sus amigos en las montañas.


Trataba de no pensar en Barrett y en lo que estaba haciendo. Se negó a
creer que había sido capturada y asesinada. Su rescate fue muy bien ejecutado,

sus rescatistas bastante bien armados y entrenados como para haber fracasado
en las profundidades de la selva.

Un día, por puro aburrimiento, Kelly había pedido a Barrett que le

describiera su casa, su oficina, y una típica semana de trabajo. Le encantaba

escuchar a Barrett hablar y estaba fascinada por su vida. Era muy diferente de la
suya. Sabía que Barrett era rica pero eso no era lo que hacía a Barrett interesante;

era su visión de la vida. Cuando hablaba, Kelly no podía evitar descubrir sus

diferencias.

A Kelly no importa el dinero o las cosas. Ella nació para dar, para cuidar de
los demás. Mientras que ella era desinteresada, Barrett sólo miraba por ella

misma. Kelly necesitaba a las personas y tener una conexión, pero Barrett prefería

estar sola. Kelly prefería negociar y aceptar para evitar una discusión o

confrontación; Barr ett luchaba por lo que quería.

¿Estaría sentada detrás de su escritorio, gobernando el mundo de los

negocios? ¿O sentada en su patio trasero mirando las olas estrellarse en las


rocas? ¿O conduciendo por la costa de la Carr etera del Pacífico, con la capota

baja de su BMW, el pelo soplando por el viento? ¿Estaría cenando en un

restaurante de la mejor clase? ¿Estaría sola?

A ella no le importaba que Barrett fuera lesbiana. Incluso cuando fueron

obligadas a desnudarse delante de la otra, ella no se había sentido incómoda.


Barrett no hizo referencia a ninguna mujer en especial, y Kelly supuso que Barrett

era superficial en sus relaciones con las mujeres. Una noche le había preguntado

acerca de ello.
"¿Alguna vez tuviste una novia permanente?”
"No. ¿Y tú? "

"Por supuesto que no." La pregunta sorprendió un poco a Kelly. "No soy gay." Ella esperaba que no
hubiera sonado a la defensiva.
"Eso está bien", dijo Barrett. "No te lo reprocharé. "

"Gracias a Dios. Estoy tan aliviada. Nosotros los heterosexuales siempre

nos preocupamos por cómo reaccionará la gente cuando decimos éso. Por suerte

no he perdido ningún amigo a causa de ello".

"Eres una verdadera sabelotodo ¿no es así? "


Kelly había escuchado la burla en la voz de Barr ett. “Solía serlo, pero te

pregunté acerca de tí".

"Y yo te respondí."

Dios, obtener información de Barrett estaba demostrando ser difícil. "Por


qué no?"

“¿Por qué no, ¿qué?"


"Barrett", dijo Kelly, burlándose de ella. "¿No te gusta hablar de tí misma, verdad? "

"Por supuesto que sí. Soy una exitosa mujer de negocios, o al menos eso

espero todavía serlo . Y al igual que cualquier persona en mi posición, he sido

entrevistada en innumerables ocasiones. Siempre contesto a cualquier pregunta


que me hagan".

"Dudo que alguien te haya preguntado por qué nunca has tenido una novia

estable ".

"Tienes razón allí. Pero yo te salvaré de tener que preguntarlo otra vez.
Estoy demasiado ocupada. Completamente dedicada a construir mi empresa

durante tanto tiempo como puedo recordar. Tener una novia estable toma tiempo,

esfuerzo y compr omiso. Yo tengo muy poco de lo primero, estoy demasiado


cansada para lo segundo, y no hago lo tercero. Por lo tanto ... no hay novia
estable ".

Barrett afirmó su posición de manera sucinta que Kelly tuvo que pensar en
ello por unos pocos segundos. "Así que tú-"

"Yo mantengo la luz encendida, nunca paso la noche, y me aseguro de que

la dama conozca las reglas. ¿Qué hay de tí? ¿Tienes un novio estable esperando

por tí? "


"No. Estoy en una especie de intermedio, como se dice. "Para ella, sin

embargo, el intermedio había sido cada vez más y más largo. Cuanto más se

citaba con alguien, menos chispa sentía, hasta que había llegado al punto que

estaba considerando seriamente quedarse sola el resto de su vida.


"No puedo creer que una chica guapa como tú no tenga a los chicos en fila

esperando su turno".

Kelly no pudo evitar r eírse. "No siempre fuí hermosa, "ella replicó en broma.

"Yo er a un poco pesada y muy cerebrito. Ahora, sin embargo, supongo que sería

descrita como delgada, con ese fresco r esplandor exterior, y mis habilidades

sociales definitivamente han mejorado ", agregó.


"Bueno, se me ocurre pensar que eres increíblemente bonita. Si alguna vez

necesitas una cita, sólo llámame. Yo estaría orgullosa de ser tu acompañante".

Kelly se había reído, con un cosquilleo en su estómago por la invitación.

¿Estaría Barrett escoltando a alguien esta noche? ¿Estarían intercambiando una

conversación íntima sobre la luz de las velas y un buen vino? ¿Estaría planeando
seducirla y escapar? ¿Seguiría adelante con su vida como si esta pesadilla nunca

hubiera sucedido? ¿Habría cambiado por esa experiencia? ¿Alguna vez pensaría

en ella?
***
"¿Qué?" preguntó Barrett demasiado bruscamente. Todo el mundo

alrededor de la mesa estaba mirándola con expectación.


"Vamos a tomar un breve descanso," dijo Debra a nadie en particular, y sin

embargo todo el mundo inmediatamente saltó, prácticamente apretándose unos a

otros para salir de la habitación y dejando a Barrett y a Debra solas.

"No me mires así, Debra." Barrett empujó su silla hacia atrás de la


mesa de conferencias.

"¿Y cómo te estoy mirando?"

Barrett no respondió, pero hizo una pregunta por su cuenta. "¿Qué quieres,

Debra? Obviamente tienes algo en mente ".


"Quiero que me digas qué está pasando contigo. Has estado de vuelta al

trabajo durante un mes, y no creo que estés lista".

"Bueno, estás equivocada."

"No, Barrett. No lo cr eo. No puedes quedarte quieta, no te enfocas, no

puedes seguir una conversación, y te miras como una mierda".

"Caray, gracias, Debra. Con amigos como tú, ¿quién necesita enemigos en
el negocio? "

"Sabes que tengo razón", dijo Debra, rellenando su vaso de la jarra en el

aparador detrás de ella.

"No te pago para psicoanalizarme", espetó Barr ett con irr itación, incluso si las palabras de Debra
estaban bastante cerca de la verdad. Gracias a Dios no lo

hizo saber acerca de sus pesadillas y el abrumador sentimiento de culpa porque


ella estaba aquí y Kelly y los demás no lo estaban. Ella estaba a salvo, durmiendo

en una cama cómoda y tenía agua caliente con solo abrir la llave del agua y

comida más que suficiente para comer. Por el contrario, sus compañeros rehenes
dormían en el duro suelo, se bañaban usando una tazón, y comían sobras de
comida si tenían suerte.

"No me pagas en absoluto, es por eso que soy la única persona que no
tiene nada que perder por decirte la realidad de la vida. Todos los demás andan

de puntillas a tu alrededor, con miedo a decir las cosas equivocadas. "Debra cruzó la habitación y se
sentó en la silla a su lado. Volteó las sillas para quedar una

frente a la otra, con sus r odillas casi tocándose. Su voz era suave.

"Estoy preocupada por ti. Te miras peor ahora que cuando regresaste a

casa. Ni siquiera puedo empezar a comprender o imaginar lo que pasaste. Está


muy bien para ti que estés un poco sacudida por el caso- "

Barrett se levantó disparada de su silla. "Yo no estoy un poco sacudida,

distraída, o cualquier otra palabra que puedas desenterrar para describir lo que

piensas que está pasando conmigo. No hay nada malo en mí. Ahora trae a los
otros de vuelta aquí o tendré mejor es cosas que hacer”.

Más tarde esa noche y sola en su casa, con un vaso medio lleno de whisky
en la mano, Barrett observaba un partido de béisbol. No tenía idea de quien

estaba jugando y r ealmente no le importaba, pero la cadencia del monólogo de la

emisora era algo calmante. Ella solía amar el silencio después de un largo día.

Llegaba a casa después de la cena o de una reunión de negocios y dos pulgadas


de su licor favorito la ayudaba a relajarse. Si hubiera estado con alguien se habría

desnudado, duchado, y quedarse en la cama hasta que su alarma sonara a las

cinco. Cada mañana, ella comenzaba su día con una carrera en la playa, dos

tazas de café, y un batido de proteína de fresa camino al trabajo. Ahora, el silencio er a ensordecedor.
No podía conseguir calmar su mente. Estaba en un constante estado de

ansiedad y cada sonido la hacía saltar, lo que la irritaba hasta el infierno. Nunca lo admitiría ante ella,
pero Debra tenía razón. No podía concentrarse y tenía la

capacidad de atención de un niño de dos años. No podía quedarse quieta, no


tenía apetito en absoluto, y había intentado, sin éxito, perderse en el sexo. Por

otra parte, algunos días apenas podía arrastrarse fuera de la cama, estaba
apática, y no tenía interés en nada en absoluto.

Pero la culpa de haber dejado a Kelly y a los otros atrás, le pesaba más.

Había leído todo sobre la culpa del sobreviviente y las teorías del trastorno de

estrés postraumático y se negaba a admitir que podría estar sufriendo de la


mismo. Hacerlo significaría que ella no era tan fuerte como era antes, que ya no

era más capaz de cuidar de sí misma, que tenía que depender de alguien para

ayudarse a pasar por ésto.

Por mucho que se negara a admitirlo, su cautiverio la había cambiado y


no le gustaba lo que veía.

***

La pesadilla no terminaría. Por mucho que intentaba despertar, sus ojos no

se abrían. Barrett sabía que estaba soñando, pero no podía detener la escena que

se desarrollaba en su subconsciente. Era la misma que se desarrollaba

continuamente cada noche. El humo y los disparos nublaban todo, pero lo único
que podía ver claramente era a Kelly tratando de alcanzarla.

Por último, el pitido de su alarma interrumpió la escena, y se tambaleó

desnuda en el cuarto de baño. Todavía estaba oscuro afuera, y ella no quería

encender la luz pero abrió las puertas de la ducha y entró. Abrió la perilla del agua fría y se deslizó
hasta el suelo mientras el chor ro caía enfriando sus sensibles

terminaciones nerviosas.
Pasaron varios minutos antes de que Barrett se recompusiera y se levantó.

Sus piernas todavía estaban débiles, y sus manos temblaban tanto por el agua fría

como por sus nervios deshilachados. Lavó su pelo y trató de no pensar. Bañó su
cuerpo e intentó fuertemente de no pensar. Pero incapaz de levantar su hombro
por la, sólo hasta la mitad, constantemente le recordaba su terr ible experiencia.

Por supuesto los puntos en los dedos de su mano izquierda no se podían quitar
sino hasta pocos meses más, y ése recuerdo público g eneraba más preguntas.

Veinte minutos más tarde ya estaba vestida y salía por la puerta, con el maletín

colgado sobre su hombro sano.

Barrett evitó tanto como pudo a Debra las siguientes semanas, para evitar
otro enfrentamiento en honor a la verdad. Se ocupó de revisar propuestas, hacer

llamadas telefónicas, y hacer visitas a los clientes. En el trabajo se rodeaba de

personas que desafiaban su mente, obligándola a concentrarse. Ella evitó a su

familia como tanto como le era posible.


Aarón le pidió una noche, cuando él la sorprendió al recogerla en su oficina

y acudir ambos a la casa de sus padres para la cena. La noche estaba fresca, y su

madre sir vió la cena en el patio con vistas al campo de go lf detrás de su casa. Ella

y Aarón estaban solos en el patio.

"Estoy preocupado por tí, Barrett."

"No lo estés. No hay nada de qué preocuparse. Estoy bien. "Ella recitó toda su respuestas bien
practicada.

"Mierda".
Barrett se volvió y mir ó a su hermano menor, alzando las cejas. Ella no

podía recordar una palabrota que saliera de su boca.

"Me has oído bien. Eso debería darte una idea de lo preocupado que

estoy". Él levantó la mano. "No, no me des el discurso de yo-estoy-muy bien , porque sé que no lo
estás. Mamá y papá pueden comprarte éso, y la gente de tu

oficina, pero  yo no.


"A riesgo de hacerte enojar, necesitas ver a alguien. Te miras como una

mierda. Los círculos bajo tus ojos no se deben al exceso de trabajo, le gritas a
todo el mundo, y si te conozco, estás jodiendo a todo el mundo tratando de

escapar. Necesitas ayuda profesional para salir de esto porque estás haciendo un
trabajo de mierda por tu cuenta. Sé que eres ferozmente independiente y te niegas

a dejar que nadie te ayude, pero esto se trata del resto de tu vida, no de algún

acuerdo de negocios. Y a diferencia de uno de tus negocios famosos, si jodes éste

nunca te podrás recuperar”.


Barrett se quedó atónita. No sólo había maldecido varias veces durante su

breve discurso, vio pasión en sus ojos normalmente tranquilos. Ella amaba a su

hermano, incluso cuando él sobrepasaba los límites en su vida.

Estaba en lo cierto. Ella se veía muy mal, No estaba durmiendo, y cuando


se iba a la cama era tomando no-se-que que utilizaba para tratar de escapar. Por

tan sólo unos pocos minutos necesitaba olvidar la imagen de Kelly buscándola,

escuchar los suaves gemidos de pasión en vez de la voz de Kelly llamándola. Tan

sólo por unos minutos.

Había funcionado en el principio. Ella podría perderse en el momento, en

las curvas de un cuerpo femenino, en la sensación de una piel suave de mujer, el


olor de su excitación, su sabor. Pero últimamente, entre más lo intentaba, más

fallaba, y más su vida se salía de control.

"Yo sé lo que tengo que hacer", dijo en voz baja. La idea se había estado

formando en su mente durante los últimos días, y estaba lista para entrar en

acción.
"Sabes que haré todo lo que pueda para ayudarte. "Él se acercó y le apretó

la mano. "Sólo dilo."

"¿Cuál es el nombre de la agencia que contrataste para rescatarme? "


"¿Qué?" Un gesto de confusión arrugó su frente ancha.
"La empresa que contrataste para que me sacaras de Colombia. ¿Quiénes

son? "
La comprensión se mostró en el rostro de su hermano. "Eso no es de lo que

estaba hablando, y lo sabes. "

"Yo sé que tengo que tratar de sacar a los otros. No puedo sentarme aquí,

comer buena comida, tomar una ducha cuando yo quiera, ir a donde yo quiera
cuando quiera, mientras los otros son golpeados, muertos de hambre, y

encadenados a un árbol. "Barrett bajó voz para que sus padres no escucharan.

"Tengo que hacer esto, Aarón, y voy a hacerlo bien con el mismo grupo de tipos o buscaré por mi
cuenta”.

Por primer a vez en meses Barrett se sintió en control de su vida. Haría

todo lo que pudiera, gastaría cada centavo que tenía para rescatar a Kelly y a los
demás. Tenía que hacerlo. No podía ser la única que volviera a casa.

CAPÍTULO DOCE
Barrett se paseaba nervio samente. Se había despertado esta mañana más

borde que nunca. Sentía que algo estaba ocurriendo y había estado esperando

todo el día para que el teléfono sonara. Miró su reloj demasiadas veces como para

contarlas, cada vez a sólo minutos de la última vez.


Dieciocho días atrás había recibido la llamada informándole que Trevor y su

equipo finalmente habían descubierto indicios de los rebeldes. Habían estado en

la selva noventa y cuatro días.

Trevor no había sido muy receptivo con su oferta cuando ella había hablado
con él, pocos meses atrás.

"Necesito que vuelvas y los saques de allí ".


"Sra. Taylor, la probabilidad de que los rebeldes estén en algún lugar cerca de la ubicación donde la
sacamos a Usted, son nulas. Ellos probablemente se
movieron después de su partida".
"No me importa", dijo Barrett con fuerza. A menudo utilizaba esta misma frase en el curso de su
trabajo, negociando contratos, haciendo demandas a su
gente, pero eso no era nada en comparación con su insistencia en este tema.
"Sra. Taylor, esto no es una buen idea”.
Barrett ignoró el dolor palpitante en su hombro. "¿Cuál es su tarifa?"
"Sra. Taylor- "
"Lo sé, Trevor. Sé que tomará semanas, tal vez meses para encontrarlos.
Será costoso. Ya sé todo eso y yo no me importa. Te quiero a tí y a tu equipo para este trabajo, y voy a
agar el costo que sea”. Por primera vez en su vida el dinero no importaba. Ellos habían acordado
una tarifa y había estado esperando desde
entonces.
Ella no pudo evitar ver su reloj de nuevo. ¿Si habían topado con
problemas? Por favor, Dios, permite que la traigan. Brincó cuando su teléfono celular sonó.

"Taylor".

"Paquete asegurado."

El alivio que Barrett nunca había experimentado inundó su cuerpo,


haciendo que sus rodillas se debilitaran. Ella tropezó con la silla y cayó en ella.

"Cinco paquetes en camino".

"Gracias." Un tono de marcar fue su respuesta.

No podía moverse. Su pulso estaba acelerado y se sentía mareada. Aún no

había terminado, pero Trevor y su equipo ya tenían a Kelly y a otros cuatro.


"Lori", gritó y saltó de la silla con más energía de la que había tenido en semanas. "Necesito el avión
y lo necesita ahora. "Había tenido un jet privado en espera por semanas, esperando por esta llamada.
Su maleta estaba lista y en el

maletero. Salió cor riendo por la puerta con una sola cosa en su mente: una
oración silenciosa porque todos llegaran a salvo.
***
El vuelo a Panamá duró una vida. El avión era lo suficientemente grande

como para que Barr ett pudiera caminar, pero no lo suficientemente grande como
para dar más de once pasos en cualquier dirección. Paseaba nerviosamente,

perdiendo la cuenta del número de veces que volvía sobre sus pasos. El

sobrecargo había dejado hace mucho de ofrecerle algo para comer, beber, o leer.

El tiempo parecía detenerse, y Barrett luchó contra los ataques de pánico que
amenazaban con abrumarla.

Un millar de diferentes pensamientos corrieron a través de su cabeza.

¿Kelly estaba lastimada? ¿Había sido herida en el rescate? ¿Qué había pasado

con los demás? Trevor había dicho que cinco rehenes estaban en ruta. ¿Qué pasó
con los otros? Incluyendo a Kelly, eran ocho cuando ella se fue. Ella oró porque no

fuera demasiado tarde.

Su avión aterrizó en Panamá, y Barrett estaba fuera de su asiento antes de

que se hubiera detenido en la terminal privada. Luchó contra el impulso de

empujar al sobrecargo fuera del camino y abrir la puerta ella misma, y volar por las

escaleras hacia la pista. Un asistente uniformado sostenía una puerta abierta para
ella, y apenas sintió el cambio de la humedad afuera por el aire acondicionado frío

del interior en el área privada.

El avión de Kelly, un transporte médico, aún no había llegado, y Barrett se

quedó pegada a la ventana, mirando la vacía pista de aterrizaje reservada para

aviones privados. Trevor había usado dos helicópteros para volar con los r ehenes
a una pequeña pista de aterrizaje en la que el avión de transporte estaba

esperando. No estaba equipado para ser un transporte completamente médico,

pero con un médico, dos enfermeras y tres técnicos médicos de emergencia a


bordo, era más que una unidad móvil. Los asistentes médicos administrarían
cualquier atención inmediata que se necesitara con el fin de estabilizar a los

pacientes hasta que llegaran a un hospital en Panamá.


Un avión ligeramente más grande que el que Barr ett utilizó, aterrizó y r odó

hacia el hangar. Estaba tan nerviosa que difícilmente se podía mantener quieta.

Respiró profundamente varias veces para mantenerse calmada mientras la

puerta del avión se abría y varios personales médicos descendían. Quería ser la
primera en llegar al avión pero sabía que su presencia podría r etrasar la atención

médica inmediata para alguien que lo necesitara. En cambio, en pocos pasos salió

al calor abrasador y bajo el sol de mediodía.

Dos hombres llevaban una camilla hacia las escaleras, y la ansiedad de


Barrett se intensificó. Los sobrecargos presionaban una barr a amarilla a la cabeza

de la camilla, y las patas desplegadas y acomodadas en su lugar. Barrett avanzó

cuando el paciente inmóvil fue llevado más cerca. Un suspiro, mezclado con un

poco de alivio y ansiedad continua, pasó por sus labios, pero no reconoció al

hombre. Estaba pálido, pero r espiraba, y ella agradeció con una plegaria antes de

que lo llevaran a la ambulancia que lo esperaba.


Uno a uno, los otros rehenes rescatados descendieron los escalones.

Algunos se apoyaban en el brazo de los ayudantes mientras que otros estaban en

condiciones de bajar los doce escalones por su cuenta. Todos parecían estar en

shock o desconcertados por lo que estaba pasando y a dónde iban. Cada paso

que daban fuera del avión y a la luz de la tarde, Barrett sostenía el aliento hasta
que reconocía que la persona que salía no era Kelly. Saludó con un gesto a cada

uno antes de que los ayudaran a entrar en la ambulancia.

 Dios Mío, ¿qué estaba tomando tanto tiempo? ¿Por qué no había sido Kelly
la primera en salir? No podría estar gravemente herida o hubiera sido uno de los
primeros en salir del avión. ¿Estaría muerta? ¿Estaban esperando hasta que

todos los sobrevivientes salieran antes de sacar los cuerpos?


Finalmente, cuando Barrett pensó que no podía estar allí un momento más,

una sombra asomó por detrás de la pequeña puerta. Las rodillas de Barr ett

comenzaron a ceder cuando reconoció a Kelly dando el primer paso a la escalera.

Su ojos se encontraron y se quedaron mirando, y Barr ett comenzó a respirar de


nuevo. Incluso desde esa distancia Barrett podía ver que los ojos de Kelly eran

claros y estaba centrada en ella.

Una alegría abrumadora y el alivio inundaron todos los nervios y la

integridad física de su cuerpo. Kelly estaba a salvo. Kelly estaba viva. Kelly estaba en casa. Barrett
ahogó un grito de asombro. La culpa, el reproche y la

responsabilidad reemplazaron al instante su euforia.


"Oh, Dios mío, llegué demasiado tarde," susurró Barrett. Kelly estaba

embarazada.
CAPÍTULO TRECE

Kelly estaba un poco tambaleante en las escaler as, y antes de que hubiera

dado tres pasos, Barr ett estaba frente a ella, ofreciéndole una mano firme. Era

fuerte, cálida, y real. Kelly aún no estaba segura de si esto no era sólo un sueño.
Se habían movilizado tantas veces después de que Barrett fue rescatada, y varias

veces los guardias les habían jugado un truco cruel diciéndoles que estaban

siendo puestos en libertad. Pero esto no era otra manipulación. Barrett estaba de

pie frente a ella, tan fuerte y real como Kelly la r ecordaba, y por un instante se
olvidó.

Atrás quedaba el dolor, las noches de insomnio, y el hambre interminable.

Había desaparecido la sensación de impotencia y desesperación que había


sentido cuando Barrett desapareció entre la selva. Había desaparecido la soledad
desolada que amenazaba con tragársela en la negra noche de la selva. Atrás

quedaron las dudas y los temores de que nunca volvería a casa. En ese instante,
en ese momento, Barrett estaba aquí.

Kelly vio al instante que Barrett lo sabía. El único y más evidente

recordatorio de que ella había estado cautiva -a merced de otros, dependiendo de

otros por cada desecho de comida, de refugio, y cada vez que tomara aliento. El
recordatorio estaría con ella para siempre. Nunca sería capaz de olvidar.

Los brazos de Barret estaban de repente alrededor de ella y Kelly dejó de

pensar. Barrett estaba aquí. Ella era libre. Estaba a salvo.

El cuerpo de Kelly se aflojó en completo agotamiento y alivio, y Barrett la


sostuvo en sus brazos antes de que cayera. Kelly instintivamente se abrazó de los

hombros de Barrett y enterr ó la cara en su cuello.

"Está bien. Te tengo”.

La voz de Barr ett era suave y tranquilizante, una voz que Kelly pensó que

no volvería a escuchar de nuevo. Ella apretó su abrazo, nunca la dejaría ir.

"Está bien," repitió Barrett. "Estás a salvo. No voy a dejar que nada te pase.
Lo prometo. Nunca nadie te hará daño de nuevo”.

Barrett se la llevó a la ambulancia que esperaba y la depositó suavemente

en la camilla. Kelly no quería dejar ir la mujer en la que no había dejado de pensar

desde que fue rescatada hace meses. Pensó que nunca la tocaría de nuevo o

escucharía su profunda voz, a no ser en sus sueños.


Barrett agarró sus manos y soltó lo s brazos de alrededor de su cuello. Kelly

comenzó a entrar en pánico de que ella desapareciera de nuevo, y Barr ett apretó

sus manos.
"No voy a ninguna parte", dijo ella, su voz calmó los nervios de punta de
Kelly. "Pero tienes que dejar mi mano para que los paramédicos te revisen antes

de ir al hospital”.
Kelly asintió, dándose cuenta que todavía no había dicho una sola palabra

desde que bajó del avión y vió a Barrett.

"Gracias por regresar por nosotros." Le sorprendió que su voz fuera fuerte y no daba ningún indicio
de la confusión que había experimentando. Ella estaba

fuera de la selva por primera vez en más de dos años. Pisando tierr a firme, por así

decirlo, y muy pro nto tendría un techo sobre su cabeza.


"Siento haber tardado tanto," dijo Barrett, con el rostro desdibujado.

"Estamos a salvo. Eso es todo lo que importa”. Barrett estaba aquí ahora.

Barrett negó con la cabeza. "Tomó demasiado tiempo".

El paramédico más cercano a Kelly habló. "Su presión arterial, frecuencia


cardiaca, y pulso son buenos. Tiene un poco de traqueteo en sus pulmones, pero

nada de qué preocuparse. Ahora, vamos a llevarla dentro para ir camino al


hospital”.

La expresión debió haber expresado sus pensamientos, debido a que el

oven la mir ó a ella, luego a Barrett, luego de nuevo a Kelly. "Y la Sra. Taylor vendrá con nosotros”.

Kelly se relajó y no soltó la mano de Barrett durante todo el trayecto hasta el


hospital.

***

"Sra. Ryan, soy el Doctor Martin. Sabemos que ha pasado por muchas

cosas, y vamos a cuidar bien de usted”.


El médico se volvió y habló con Barr ett. "Sra. Taylor, que bueno verla con

tan buen aspecto. "Su voz era cálida. "Mucho mejor que la última vez que la ví.

¿Cómo está el hombro ? "


"Un poco duro de vez en cuando, pero bastante bien ".
Los latidos del cor azón de Kelly se aceleraron, y el monitor hizo bip bip en

respuesta. Ella nunca olvidaría la imágen de Barrett cayendo hacia atrás por la
fuerza de la bala golpeándola.

El Dr. Martin miró la máquina delatora. "Como estaba diciendo, vamos a

cuidar bien de usted. Le diremos todo lo que vamos a hacer antes de hacerlo.

¿Está bien? "


Kelly asintió pero no hizo contacto visual. Ella había soportado muchos

meses de seguir estrictas órdenes de no hacerlo.

"Si se siente incómoda o asustada en lo más mínimo, hágamelo saber y nos

detendremos. No vamos a hacer nada que usted no quiera que hagamos ".
"El Dr. Martin estaba de servicio cuando yo ingresé. Cuando me enteré de

que venías en camino, le pedí que fuera él quien te revisara. "El comentario de

Barrett explicaba todo.

"Aquí Jackie,", le indicó a una enfermera en bata color púrpura que estaba

de pie junto a él, "te ayudará a sacar te esa ropa. ¿Cree que puede ayudar, o en su caso ella puede
retirarla en retazos? "

Le tomó un momento a Kelly para darse cuenta que le hacían una pregunta.

Durante meses simplemente le habían dicho qué hacer.


"Yo puedo hacer eso", dijo Kelly, recordando todas las otras veces que se

había despojado de la ropa frente a completos extraños. Pero de repente se sintió

muy tímida delante de Barrett, lo que no tenía absolutamente ningún sentido.

Barrett la había visto desnuda decenas de veces, pero esto era diferente. Kelly
miró a Barr ett, agradecida cuando ella se dió la vuelta, ofreciendo intimidad.

Kelly fue r evisada, pinchada, radiografiada, y habían hecho ocho

extracciones de sangre antes de que el Dr. Martin preguntara en voz baja, de


espaldas a Barr ett, "¿Cuánto tiempo tiene? "
Kelly apreció su diplomacia y tacto y contestó tranquilamente. "Cerca

de cuatro meses, pero no estoy segura ".


"He llamado a una mujer obstetra, "dijo, con voz suave y comprensiva. "La Dra. Foster podrá
ayudarle en todo lo que necesite. Mientras tanto, Jackie la

ayudará a asearse un poco. Estoy seguro de que le gustaría una ducha, pero eso

tendrá que esperar hasta que pueda subir a su habitación”.

Ella trató de no estremecerse mientras Jackie experimentadamente

limpiaba la capa superior de mugre y suciedad mientras que Barr ett esperaba
afuera. Ella siguió diciéndose a sí misma que esto no era un sueño, que estaba a

salvo. Quería desesperadamente cepillarse los dientes, pero sabía que también

tendría que esperar.

Por fin Kelly fue vestida con una bata de hospital, y la enfermera Jackie se
deslizó para abrir la puerta, permitiendo que Barr ett entrara. Kelly sonrió.

"Probablemente huelo sólo un poco mejor, pero sé que me siento mucho mejor".
Barrett no se acercó a la cama. "Sé exactamente lo que quieres decir. Todo

lo que yo quería hacer er a lavarme los dientes”.

Barrett finalmente sonrió, el pulso de Kelly se aceleró y su estómago hizo

saltó un poco. No tuvo oportunidad de decir nada antes que una mujer en sus
cuarenta con el pelo largo color negro azabache entrara en la habitación. Kelly

inmediatamente buscó la mano de Barrett, bajando la mir ada y poniéndose r ígida

por la costumbre.

"Señorita Ryan, soy la Doctora Marilyn Foster. ¿Cómo se siente? "


Barrett le apretó la mano. "Un poco abrumada ", admitió Kelly, mirando a la Dra y luego a su regazo.

"No puedo ni imaginarlo", dijo ella, sin lástima en su voz.

La Dra. se acercó, y el repunte en el monitor cardíaco saltó y permaneció


alto. Barrett apretó de nuevo su mano.
"Está bien", dijo Barrett en voz baja.

Ella agarr ó la mano de Barrett y trató de calmarse.


"¿Quiere hablar en privado?" La Dra. Foster preguntó para que sólo Kelly

pudiera oír la.

"¿Sra. Ryan?"

Kelly intentó no estremecerse al oír su nombre, esperando el impacto.


Una voz familiar alivió su miedo. "Está bien, Kelly. Estás a salvo aquí”.

Tentativamente levantó la cabeza, todavía insegura de que todo esto era

real. Dios, cuando iba a dejar de preguntarse si ella estaba a salvo? El rostro de

Barrett le confirmó que lo estaba. Ella asintió con la cabeza. Barrett la hacía sentir segura. Se había
colgado de ella tanto literalmente como en sentido figurado,

desde que bajó del avión. Pero esto era diferente. Ella sabía que no tenía nada de
qué avergonzarse pero no quería que Barr ett fuera parte de esto, que la viera así.

Por lo menos no ahora mismo. Ella asintió con la cabeza.


"Sra. Taylor, ¿podría por favor disculparnos por unos minutos?”

Barrett la miró expectante, y Kelly volvió a asentir. "Estaré bien."

Barrett parecía estar so pesando sus opciones antes de aceptar salir. "Voy a

llamar a tus padres y decirles que estás a salvo y podrás hablar con ellos tan
pronto como puedas”.

Por un instante, Kelly tuvo miedo que Barrett le dijera a sus padres que

estaba embarazada, pero luego se dio cuenta de que Barrett sabía que eso era

algo que ella tenía que hacer.


"Eso sería genial."

La puerta se cerr ó detrás de Barrett, y la Dra. Foster dejó el portapapeles

en la mesa junto a ella.


"¿Qué tiempo tienes?"
"Cuatro meses, creo", respondió ella vacilante. "Después de un mes o algo así mi período fue
irregular. Nunca imaginé que estaría embarazada ".

"¿Quieres contarme al r especto?"


Ella se arriesgó a mirar a la Dra., cuyos ojos eran cálidos y comprensivos.

Kelly tomó la oportunidad y comenzó por el principio.

Cuarenta minutos más tarde, la Dra. Foster, dijo, "Antes de que vayamos

más lejos, déjame ver con lo que estamos tratando. "Ella se movió hacia la

máquina de ecografía junto a la cama y levantó el vestido de Kelly, exponiendo su


redondeado vientre. Kelly se estremeció.

"Lo siento." La Dra. Foster rápidamente retiró su mano, su voz llena de

preocupación.

Kelly arr iesgó otra mir ada y dijo, avergonzada, "No, yo lo siento. Es sólo un
hábito que tendré que r omper. Adelante. "De repente se dió cuenta de que era la

primera vez que le había dado permiso a alguien para hacer algo.
El gel estaba frío, y la Dra. Foster expertamente movió la varita sobre su

estómago. Ajustó las perillas y se concentró en la pantalla. "Bastante bien, creo.

Por lo que veo, yo dir ía que estás más cerca de los cinco que de los cuatro meses,

pero no voy a objetar por una semana o dos”.


Kelly sólo asintió con la cabeza, apenas escuchando las palabras. A pesar

de que sabía que estaba embarazada, escuchar la confirmación oficialmente lo

hacía real.

"¿Quiere tener a este bebé?"


La pregunta contundente sorprendió a Kelly. "No sé", respondió con

honestidad. "Hasta hace una hora no pensé que tenía una elección. "Ella fr unció el ceño y contó
mentalmente. "¿Es demasiado tarde?"

"Si decide poner fin puedo ayudarla con eso. "La Dra. Foster no respondió
su pregunta, pero Kelly era enfermera y sabía de la dificultad de un aborto con

tanto tiempo.
"¿Cuánto tiempo tengo para decidir?" Se obligó a preguntar.

"No mucho. Sabe tan bien como yo de los riesgos y la disponibilidad entre

más tiempo pase. "Ajustó un poco más las perillas y apretó un botón en la

pantalla. Un trozo de papel se deslizó por una ranura al lado de la máquina. Kelly
supo que era una imagen del bebé. De su bebé. La Dra. Foster no se la mostró,

pero en vez de ello dijo, "Si quiere ésto va a estar en su charola. "Ella clipsó la foto detrás de unos
papeles en su charola y volvió toda su atención a Kelly.

"Si lo desea, puedo hacer lo s arreglos para que alguien charle con usted

acerca de sus opciones. No habrá presión de una manera o de otra. Sólo

información”.
Kelly asintió de nuevo, incapaz de encontrar su voz.

***
Barrett colgó y deslizó su teléfono de nuevo en el bolsillo. Los padres de

Kelly estaban eufóricos, por decir lo menos, y Barrett envió el avión que había

fletado para recogerlos. Estarían aquí mañana por la tarde.

"¿Ella estará bien?"


La pregunta del Dr. Martin vino detrás de ella. Barrett se dio la vuelta y

suspiró. "Yo espero que sí. Ella ha pasado por muchas cosas ".

"Y se enfrenta a mucho más", respondió él.

Barrett sabía exactamente a lo que él estaba refiriéndose. De ninguna


manera había esperado que Kelly estuviera embarazada, pero de nuevo nunca

había pensado realmente en ese tipo de cosas. Desde su regreso, Barrett se

había dado cuenta que nunca había pensado acerca de nadie.


"Sí, lo hace. Pero ella es fuerte " dijo Barrett automáticamente. Kelly era emocionalmente fuerte, pero
ahora que había estado bajo la presión constante de

su cautiverio, ¿cómo iba a adaptarse? Y ahora tenía un hijo. El hijo del Coronel. Al
menos ella pensó que era del Coronel. Por el bienestar de Kelly, esperaba que lo

fuera.

"Entre," dijo Kelly cuando ella llamó a la puerta. Kelly había sido trasladada a una habitación en el
séptimo piso, y Barrett no pudo verla hasta que las

enfermeras consiguieron acomodarla. Empujó la puerta y entró.

Kelly estaba sentada en la cama, con una vía intravenosa goteando algo
amarillo en la aguja hacia la parte superior de su mano izquierda. Su cabello

estaba mojado, sus mejillas sonrojadas. La cama de hospital con sus sábanas

blancas y las correspondientes luces fluor escentes hacían que Kelly pareciera

pequeña y asustada.
"Hola," dijo Kelly tentativamente.

"Hola," respondió Barrett, no muy segura de lo que debía decir.


Afortunadamente Kelly lo hizo.

"Esta es la primer opor tunidad que tengo para agradecerte".

Barrett se acercó más. "No hay necesidad. Tuve la suerte de salir, y yo

estaba decidida a hacer todo lo que tuviera que hacer para que salieran tú y los
otros. Sólo lamento que haya tomado tanto tiempo”. Y para mí saber qué es lo que

o debía hacer. Barr ett continuó castigándose a sí misma por no haberlo pensado antes.
"¿Cómo están los demás?", Preguntó Kelly.

La pregunta no sorprendió a Barrett. Incluso ahora, después de que


estaban a salvo, Kelly estaba preocupada por los demás. "No estoy segura. He

estado especialmente concentrada en tí". Barrett estaba un tanto avergonzada por no haber pensando
en ellos. "Voy a averiguar."

"Espera," dijo Kelly, mientras ella se volvía para salir de la habitación. "No tienes que hacerlo. Estoy
segura que están recibiendo el mejor cuidado posible.
Siéntate. Me estás poniendo nerviosa".

"Ya somos dos." Barrett acercó la silla a la cama. "¿Cómo te sientes? "
"No estoy segura."

"¿Necesitas algo? ¿Quieres que llame a la enfermera? "Barr ett preguntó

rápidamente.

"No, no necesito nada. Sólo no estoy segura de cómo me siento. Yo sé que


estoy fuera de la selva y segura, pero es casi surr ealista. He soñado con esto

muchas veces y dejado de soñar. Nunca pensé que iba a ver este día ".

Barrett había experimentado esa sensación también. Era casi como una

forma de disociación -real, pero no con la certeza de que fuera realmente real.
Kelly había estado cautiva mucho, mucho más tiempo, así que lo que ella

experimentaba tenía que ser diez veces peor.

"Estoy embarazada."

Barrett se sentía peor que nunca. "No sé qué decir. Dios, Kelly. Lamento no

haber llegado a ti cuanto antes ".

"No lo estés." Kelly sacudió la cabeza enfáticamente. "Hiciste lo que


pudiste, y tienes que creerlo".

La mente de Barr ett sabía eso, pero su corazón y su alma no.

"El doctor dijo que tengo que decidir qué es lo que quiero hacer. "

Lo de hacer en la declaración de Kelly era claro, incluso para alguien como

Barrett, quien no tenía el mínimo conocimiento acerca de estar embarazada. No


sabía si debía preguntar, hacer un comentario, o no decir nada en absoluto. Pero

tenía que decir algo. Kelly estaba mirándola con expectación.

"¿Qué quieres hacer?" Esa era la respuesta más segura con la que podía
lidiar.
"No lo sé. Me temo que este niño constantemente me r ecor dará de..."Ella

no necesitaba terminar la frase. Ambas sabían a lo que ella se refería. "Pero es un niño", dijo Kelly,
poniendo las manos sobre su vientre. "Mi hijo. No sabe la for ma en que fue creado, así que por qué
debería ser castigado por ello? "

"¿Qué dirán tus padres?" Barrett sabía que la familia de Kelly era muy
cerrada y ultra conservadora. ¿Cómo reaccionarían a la noticia?

El rostro de Kelly perdió todo el color. "No creo que vayan a tomarlo muy

bien”.

Barrett no estaba segura de que ella lo estuviera tomando tan bien. Ella

había tenido más conversaciones incómodas y difíciles desde que tenía uso de
razón, pero ésta era la peor. "¿Cómo es eso?”

"Ellos creen que el sexo fuera del matrimo nio es un pecado y un niño

creado fuera del matrimonio es un bastardo, independientemente de las

circunstancias”.

Barrett no pudo evitar acobardarse y deseaba mantener su o pinión para

sí misma. "Sin duda, bajo las circunstancias van a pensar de manera diferente. Tú eres su hija y fuíste
violada. "Barrett incluso odiaba decir la palabra.
"Tal vez.", Respondió Kelly sin entusiasmo, como si tratara de convencerse

a sí misma.

"Son tus padres y te aman. Cuando los conocí ellos estaban enfermos de

preocupación por ti. Todo lo que querían era que volvieras a casa. Y aquí estás.

¿Cómo pueden no estar agradecidos por ello, cualesquiera que sean las
circunstancias? "Barrett no esperaba una respuesta.

"¿Tú los conociste?"

Barrett le contó a Kelly acerca de su visita a sus padres poco después de


que ella habían regresado a los Estados Unidos. Cuando el taxi se había parado
enfrente de una gran casa estilo rancho, ante un buen cuidado césped, Barrett le
había dado al conductor un billete de veinte dólares y le dijo que le daría otros cien si la esperaba.
Su mano temblaba mientras tocaba ante la puerta principal. Ellos no la
esperaban, pero sabía que sería bienvenida. La puerta se abrió, y una más
antigua versión de Kelly se quedó expectante en el otro lado.
"¿Sí?"
"¿Sra. Ryan? Soy Barrett Taylor. Yo estaba con su hija en Colombia”.
Una frágil mano se disparó a la boca de la mujer, ahogando un grito de
asombro. "Tú eras la que se escapó”.
 La noticia de que ella había sido rescatada había causado un frenesí ante
los medios. Agradecidamente Aarón y Debra habían manejado todo eso, y sin
embargo, ella aún tenía que hacer frente a las hordas de medios de comunicación
que querían hablar con ella. "Sí, señora. ¿Puedo entrar? "
"Oh, Dios mío, ¿dónde están mis modales?”La puerta se abrió rápidamente
 Barrett entró. "Roberto! Robert, ven aquí rápido. "La señora Ryan
hizo un gesto a Barrett hacia la sala de estar.
Sus zapatos hicieron clic en el laminado piso de madera mientras Barrett 
cruzaba la gran habitación.
"¿Qué pasa, Fran?" Un hombre con los ojos de Kelly se apresuró a la sala.
"Robert, esta es... lo siento. Olvidé su nombre”.
Barrett dio un paso adelante, con la mano extendida en señal de saludo.
"Sr. Ryan, soy Barrett Taylor”.
Un destello de reconocimiento pasó por su rostro y luego fue reemplazado
con confusión. Él miró a su mujer y luego a ella.
"Ella fue la que rescataron. Ella estuvo con Kelly”.
 El rostro del hombre perdió todo el color y comenzó a balancearse.
"Tal vez deberíamos sentarnos," dijo ella, indicando un sofá y dos
sillas.
 No esperó a que estuvieran sentados antes de decir: "La última vez que vi a
 Kelly estaba bien. Un poco delgada, pero estaba sana y fuerte. Considerando
todas las cosas, ella se conservaba bastante bien".
"¿Estaba ..." El padre de Kelly vaciló.
"Ella tenía los diez dedos, en manos y pies ", dijo Barrett, sintiendo el aumento de la tensión en la
habitación. "Y todo lo demás. "Una familiar punzada de dolor se disparó en su estómago cuando
recordó las cicatrices en la espalda de Kelly.
"No voy a mentirles, Sr. y Sra. Ryan, es difícil. Pero su hija es inteligente y fuerte y sabe lo que debe
hacer. "sabe qué hacer para sobrevivir, pensó Barrett.
"Ella ayuda a los otros cautivos. Ella me ayudó cuando llegué por primera vez. Ella salvó la vida de
algunos rehenes con sus cuidados. "Barrett esperó mientras los padres de Kelly se abrazaron y se
tomaron de las manos. "Ellos no la maltratan tanto como lo hacen con los otros. "Los padres de Kelly
alidecieron. Caray, no era lo correcto decir eso. Ella nunca fue buena con la auto-censura.
"Nos alegramos por usted, Srita. Taylor. Que fuera capaz de salir, "Dijo el Sr. Ryan.
"Sr. y señora Ryan, por favor créanme. Hice todo lo que pude para traerla
con nosotros. Lo siento mucho "la voz de Barrett se quebró con las palabras.
 La madre de Kelly se acercó y puso su mano fría en la pierna de Barrett. "yo ví su historia en las
noticias ".
"Los hombres que me rescataron sólo me podían llevar a mí. Les rogué que
tomaran a Kelly y a los otros, pero entonces yo fui herida y... " la explicación de Barrett se desvaneció.
¿Qué podía decir? cualquier cosa sólo sonaba como una
excusa.
"Sabíamos que hizo todo lo que podía".
 No, no lo hice y nunca me perdonaré yo misma.
"¿Cómo le está yendo?" preguntó el padre de Kelly.
Su pregunta sorprendió a Barrett. Esto no era por ella. Esto era sobre Kelly,
su hija. Habían estado viviendo con el miedo de no saber si su hija estaba viva o muerta. Sin saber
cuándo o si alguna vez sería puesta en libertad. Y lo que ellos se imaginaban que podría estar
sucediéndole tenía que ser insoportable.
"Estoy bien, gracias. Hablaba de ustedes todo el tiempo. "Barrett cambió el tema. No quería centrarse
en sí misma. Ella estaba libre. ¿Por qué más estaba
allí?
Barrett procedió a contarles a los padres de Kelly algunos de los cuentos
de infancia que había compartido durante las horas que pasaron juntas. La señora
 Ryan sirvió té helado, y después de una hora o poco más, Barrett se levantó para marcharse.
"Muchas gracias por venir," dijo el Sr. Ryan, agarrando su mano entre las suyas. Eran ásperas y
callosas de años en la línea de ensamble. "Y gracias por hablarnos de Kelly. Muchos de nuestros
amigos no lo hacen. Yo supongo que
tienen miedo de mencionar su nombre. Como si no hablar de ella de alguna
manera hará que nos olvidemos de ella y dónde está. "Su voz tenía rabia ahora.
"Robert", dijo la señora Ryan, poniendo la mano sobre su brazo. Él
inmediatamente respondió, y Barrett se preguntaba cómo algo así ocurría entre
dos personas. Ella nunca había compartido ningún pensamiento-como dos
ersonas podían estar tan en sintonía una de la otra. Sus padres habían estado
casados durante más de cuarenta años, pero ella sintió más amor en esta casa en
este momento que todo lo que había sentido en su propia casa mientras crecía.
 Los padres de Kelly tenían algo muy especial y habían pasado los genes
cuidadores a su hija.
"Sí, gracias, Barrett. Significó mucho para nosotros. El hecho de saber
donde está Kelly y lo que está haciendo es reconfortante. Podemos centrarnos en
lo que sabemos, y no en lo que estamos imaginando”.
 La señora Ryan se puso de puntillas y acercó a Barrett, abrazándola de
manera tan apretada que tenía problemas para respirar. Supuso que era su
manera de estar cerca de Kelly. La señora Ryan dio un paso atrás y la besó en la
mejilla.
"Cuida de tí, Barrett. Lo que te pasó no puede ser fácil de recuperarse".
 La señora Ryan parecía ver justo a través de la mierda y las bravuconadas
de Barrett y sus pesadillas. Eso la hizo sentir muy incómoda.
"Sí, señora, lo haré", respondió ella, y se dio cuenta de que hablaba en serio. Necesitaba hacer esto
or Kelly y por los padres de Kelly, quienes lo
necesitaban, también.
Kelly jugó con la orilla de la sábana. La culpabilidad de Barrett se duplicó al
verla tan desolada cuando ella debía estar celebrando. "Los llamé una vez que me dieron la noticia de
que te habían encontrado. Ellos estaban eufóricos. Estarán
aquí mañana por la mañana. No pueden esperar a verte. "Ella no vió la necesidad

de decirle que había enviado un avión por ellos.

"Supongo que necesito hablar con ellos" dijo Kelly, con poco entusiasmo.

Barrett se puso de pie. El teléfono estaba en la mesa fuera del alcance de

Kelly, y se lo acercó. "Te voy a dar un poco de privacidad. "Kelly le tomó la mano.

"Por favor, quédate", dijo Kelly, con una mezcla de esperanza y miedo en
su rostro.

Barrett se sorprendió de la fuerza del agarre de Kelly. "Por supuesto que lo

haré si lo deseas". Kelly sólo asintió mientras marcaba el número.


A pesar de que había pedido a Barrett que se quedara, Kelly se sintió sola.

Durante meses había soñado con escuchar las voces de sus padres de nuevo. El
suave acento sureño de su madre y el buen carácter bromista de su padre que le

habían impedido volverse loca más una vez. Pero ella luchó para encontrar algo

qué decir. ¿Qué podía decir? "Hola, Mamá y papá. Estoy en casa y estoy

embarazada. "Esa era una bomba que no estaba interesada en dejar caer,
especialmente cuando no había decidido qué hacer.
Tal vez sería más fácil si les dijer a por teléfono. Esto les daría una

opor tunidad de acostumbrarse antes de que llegaran mañana y evitar la mirada de


reproche que sabía iba a estar en sus rostros. Si sólo Barrett tuviera razón y la

felicidad de que ella estaba en casa sobrepasara el hecho de que ella estaba "con un hijo", como ellos
pudieran decir. Pero ella conocía a sus padres, y esto no iba a ser fácil.

Su mano estaba temblando tanto que casi no podía colgar el teléfono. No

les había dicho. Apenas había sido capaz a decir nada sobre su parloteo

emocionado y sus preguntas. Su padre se había apresurado al otro teléfono e


interr umpió varias veces a su madre. No podía creer que ninguno de ellos se diera

cuenta de que ella apenas había hablado.

"¿Puedo traerte algo?" Barr ett preguntó.

La voz de Barrett calmó su pulso acelerado. "No." Ella negó con la cabeza.
"Estoy bien. Sólo un poco abrumada con todo lo del día. "Ese era un eufemismo.

Ella se había negado a creer que estaba siendo rescatada hasta que vio a Barrett
esperándola en la pista. Ella y los otros rehenes habían sido trasladados de un

campamento a otro, cambiando de guardias tantas veces. Una vez, sólo por el

puro gusto de hacerlo, los guardias les habían dicho que su rescate había sido

pagado y estaban llevándolo a casa. Cuando se hizo evidente que no era más que
una broma cruel, Kelly se había negado a derrumbarse y a llorar como los demás.

"Entiendo".

"¿Cómo pasaste por ésto?"

"Tiempo," contestó Barret rápidamente. "Eso, y que me negaba a apagar


las luces, por miedo a despertarme y encontrar que todo fuera un sueño. Es

abrumador, Kelly. No dejes que nadie te diga lo contrario”.

A Kelly le gustaba el hecho de que Barrett le confiriera poder. Había pasado


mucho tiempo desde que había sentido el control sobre cualquier cosa en su vida.
"Una psicóloga estará aquí en pocos minutos para hablar contigo. Todo

depende de tí. Ella no te obligará a hacer nada que tú no quieras ".


"¿Cómo sabes que será una mujer? ", preguntó.

"Porque es la misma persona que habló conmig o cuando yo salí ".

"¿Y qué hablaste con ella?"

"Nada al principio."
La respuesta de Barrett la sor prendió. Barr ett le había dado la impresión de

que era lo suficientemente fuerte como para resistir cualquier cosa y que no iba a

necesitar ninguna ayudar para reajustarse. "¿Qué te hizo cambiar de opinión? "

Los ojos de Barr ett buscaron su rostro, como si estuviera tratando de decidir
si podía confiar a Kelly su historia o la gravedad de la verdad. Prácticamente podía

sentir que Barrett juzgaba su fuerza.

"Dime, Barrett. Quiero saber. Necesito saber qué esperar ".

"Las pesadillas. Los recuerdos. Los ataques de pánico cuando estaba sola.

La ataques de pánico cuando estaba con una multitud. Los ataques de pánico

cuando alguien se movía demasiado cerca de mí o tro pezaba conmigo en el


ascensor”.

Las palabras de Barrett eran suaves, pero su descripción era cortante. Kelly

tenía la idea errónea de que ella simplemente volaría a casa e ir ía a trabajar al día siguiente. Ella no
estaba regr esando de unas vacaciones o ni siquiera de otra

misión médica. Ella no sabía a dónde estaba volviendo. Todo era diferente. Todo

había cambiado. Ella había cambiado, y la vida que crecía dentro de ella, era el
mayor ajuste que tendría que hacer.

"¿Qué voy a decirle a todo el mundo? ¿Sobre el bebé? ", Dijo Kelly a

Barrett en confusión aparente.


"¿A todos, quienes?"
"A mis amigos, mis compañeros de trabajo, a las mujeres en la tienda de

comestibles cuando pregunten. "Kelly sabía que eran preguntas estúpidas y no


tenían ningún peso en su decisión de mantener el bebé.

"Tus amigos no necesitarán una explicación, probablemente no vas a

regresar al trabajo por algunos meses, y en cuanto a los completos extraños que

pregunten, diles que... “Barrett ladeó la cabeza del modo que Kelly había
aprendido que lo hacía cuando ella estaba pensando algo rudo. "Los extraños

hacen comentarios y preguntas a las mujeres embarazadas? "

"Sí, lo hacen. Para algunas personas, las mujeres embarazadas son un

blanco legítimo para iniciar una conversación. Como si fueran ahora parte del
club." Kelly nunca había sentido la necesidad de hablar con una mujer

embarazada más que por cortesía, pero lo había visto pasar con varios de sus

amigos.

Barrett asintió. "Diles lo que quieras. Diles la verdad o haz algo o

simplemente diles que no es de su incumbencia. Porque no es de su

incumbencia".
La voz de Barr ett era firme y fuerte cuando dijo las últimas palabras, lo que

le dio la fuerza necesaria a Kelly.

CAPÍTULO CATORCE

El liger o toque en la puerta sobresaltó a Barrett. Había estado observando a

Kelly tan intensamente que ella parpadeó un par de veces para orientarse. Kelly le
había pedido que se quedara hasta que ella se durmiera, e incluso después de

que su respiración se había vuelto profunda, Barrett no podía r etirarse. Una de las

enfermeras le había traído una manta ligera, pero ella no durmió. No podía.
Recordó sus primeros días en el hospital. Cada vez que alguien se
acercaba, ella empezaba a entrar en pánico, pensando que la habían amordazado

y la arrastrarían de nuevo. Ella despertaba en estado de pánico, temiendo que


fuera un sueño. Su respiración era rápida y superficial, su sangre le latía en la

cabeza, y la opr esión en su pecho era aplastante. Pasaban minutos, a veces hasta

una hora, para que su organismo volviera a la nor malidad. Esperaba que un rostro

familiar pudiera despejar ese temor de Kelly.


Los toques se repitieron, la puerta se abrió, y la madre de Kelly apareció,

seguida por su padre. Se quedaron en la puerta, pareciendo inseguros de entrar.

Barrett miró a Kelly, que todavía estaba dormida, y corrió hacia la puerta.

"Ella está durmiendo."


"No queremos despertarla, simplemente no pudimos esperar más para

verla" dijo la Sra. Ryan, frotándose las manos con nerviosismo.

"Por supuesto." Barrett entendió. Ella había tenido la misma sensación

apenas veinticuatro horas atrás. No podía siquiera imaginar por lo que habían

pasado los padres de Kelly. Ella se hizo a un lado y ellos entraron en la habitación

sin hacer ruido.


Tentativamente se acercaron a la cama de Kelly, uno a cada lado. La

señora Ryan extendió la mano y tomó la mano de Kelly, y su padre rápidamente la

siguió con un beso en su frente. Kelly se despertó con un sobresalto y empujó a su

padre inclinado sobre ella. Él saltó hacia atrás como si lo hubieran golpeado.

Barrett se acercó a su línea de visión.


"Kelly, tus padres están aquí", dijo en voz baja. Barrett vio la mirada de

pánico desvanecerse para ser r eemplazada con la comprensión y la claridad de

que las personas a su lado no er an ninguna amenaza. Sin embargo, su reacción


claramente había sacudido a sus padres.
"Mamá, papá," dijo Kelly, mir ando de uno a otro. "Estoy tan contenta de que estén aquí. "Kelly se
inclinó e inmediatamente se vió envuelta en los brazos de sus padres. Barrett en silencio se deslizó
fuera de la habitación.

La fragancia familiar del perfume de su madre y la loción de afeitar de su

padre era reconfortante y tranquilizadora. Kelly se r elajó y simplemente disfrutó el


momento. Cuando sus padres finalmente la soltaron y dieron un paso atrás, ella

esperaba ver a Barrett sentada en la silla a los pies de su cama. Había estado allí

cada vez que ella se despertó varias veces durante la noche. O por lo que pensó

que había sido la noche pero no estaba segura. Todavía se estaba ajustando al

rápido cambio de los eventos.


"Estás tan delgada", dijo su madre, llamando la atención de Kelly de vuelta a sus padres.

"No es un programa de pérdida de peso que pudiera r ecomendar a nadie ",

dijo en broma, repentinamente nerviosa. Su madre estaba mirándola demasiado

cerca. Ella no estaba preparada para esto. Jaló la sábana y la manta un poco más

arr iba de su pecho.

"¿Cómo estás, papá?", Preguntó, con la esperanza de cambiar de tema.


"Te ves cansado ".

"No pudimos dor mir no un poco anoche, después que la señora Taylor nos

llamó. Estábamos tan excitados y había tanta gente a quien llamar. Mientras
estuviste fuera tu amiga Ariel llamaba a menudo para saber de nosotros y ver lo

que estábamos haciendo, así que tuvimos que llamarle primero ".
"Y no queríamos tener al piloto esperando ", agregó su madre.

"¿El piloto?" Kelly estaba confundida. El piloto de un avión comercial sin

duda no esperaría por un pasajero.


"Sí, el piloto del avión. La Sra. Taylor dijo que él estaría esperando por

nosotros en el aeropuerto cuando estuviéramos listos para salir".


Kelly negó con la cabeza, no entendía de lo que su madre estaba hablando

antes de su explicación. "¿De qué estás hablando?”


"El avión que la Sra. Taylor envió para nosotros" dijo su padre, como si

fuera lo más natural del mundo.

"¿Ella les envió un avión?"

"Sí. Dijo que no quería que tuviéramos que esperar un vuelo r egular, por lo
que había uno esperando por nosotros”.

Kelly esta todavía un poco confundida, pero comenzaba a tener sentido.

Barrett debió haber fletado un avión para que sus padres volaran aquí. ¿Estaba

aquí de nuevo? ¿Panamá? ¿Cuándo iba ella a ir a casa?


"La Sra. Taylor nos dijo que tienes una infección intestinal y algunas otras

cosas que no entendí. Si los otros resultados de las pruebas están bien, puedes

volver a casa”.

Kelly sólo pudo asentir con alivio. Los médicos no les habían dicho que

estaba embarazada. "Es bueno saberlo, mamá. Estoy lista para irme a casa”. Ella

mintió, pero sabía que era lo que querían oír sus padres. Ella no sabía lo que
quería hacer. Barrett le había dicho que podía sentirse un poco desconectada,

como si no perteneciera a ningún lugar por un tiempo. Ella sólo necesitaba unos

pocos días para ordenar su cabeza y averiguar lo que iba a hacer.

"Vendrás a casa con nosotros, donde podremos cuidar de ti como debe ser,

" dijo su madre, ahuecando su mejilla. “Necesitas un poco de alimento sólido y


amor, y estarás como nueva de nuevo. Todo el mundo no puede esperar a

verte..."

Mientras la voz de su madre se convertía en ruido de fondo, la mente de


Kelly se aceleraba. No quería ir a la casa de sus padres. No podía. Ahora no.
Especialmente no ahora. ¿Y cómo iba a decirles que estaba embarazada?

Momentos antes, cuando permaneció despierta, había decidió no interrumpir este


embarazo. Aún no había decidido si se quedaría con el bebé o lo daría en

adopción. Ella tuvo tiempo de darse cuenta de eso.

"Sólo por unos días, mamá." Kelly respondió con tanta fuerza como pudo

reunir. "Cuanto más pronto vuelva a mi vida normal, mejor voy a estar. "De
ninguna manera sería capaz de permanecer bajo la vigilante mirada de

desaprobación de sus padres por mucho tiempo.

Se volvió hacia su madre. "¿qué pasó con mis cosas? ¿Mi coche? ¿Mi

casa? “Sin su ingr eso para pagar su hipoteca y el préstamo del coche, ¿habían
sido embargados? ¿Dónde estaban todas sus cosas - sus libros y el jarrón de

cristal antiguo que había recogido en una venta de garaje y que terminó valiendo

una fortuna?

Sus padres se mirar on el uno al otro, luego rápidamente volvieron a ella.

¿Qué había sido eso?

"¿Mamá?"
"Todo está como lo dejaste, Kelly. Cuando parecía que sería momentáneo

antes que tú... “su madre se estremeció, como si tratara de encontrar las palabras

correctas, "hicimos los arr eglos para que un servicio cuidara tu casa. "

"Pero, ¿quién pagó por ello? ¿Quién pagó la hipoteca cada mes? ¿Y la

cuenta de mi coche? "Algo estaba pasando, pero ella no podía imaginar qué. Era
como si sus padres estuvieran tratando de esconderle algo. "¿Papá?"

"No te preocupes por eso ahora, querida ", dijo su padre, tomando su mano.

"Tu madre tiene razón. Debes pasar algún tiempo con nosotros, hasta que te
recuperes antes de volver a tu casa. ¿Quién va a cuidar de ti si te vas a casa
ahora?"

Obviamente, algo pasaba con su casa y sus cosas, pero de repente estaba
muy cansada y no tenía fuerza para presionar sobre el tema. Había pasado mucho

tiempo desde que ella presionara para algo, y se sentía reacia a hacerlo. Sus

padres eran de carácter fuerte y no era un buen lugar para empezar en su confusa

condición.
"Mis amigos. Sarah y su esposo Steve viven al otro lado de la calle. Sarah

se queda en casa con sus hijos, y hemos llegado a ser muy buenos amigo s. "Ellos

realmente no eran muy buenos amigos, pero una pequeña mentirilla blanca que la

alejaría de la atenta mirada de sus padres, valía la pena.


"Vamos a tomar las cosas día a día, podemos? ", dijo su padre, mir ándola

directamente con esa expresión que Kelly sabía era su última palabra.

***

Barrett se apoyó contra la fría pared del hospital, su cabeza contra la dura

superficie, y cerró los ojos. Había salido unos minutos para dar a Kelly y a sus

padres un poco de privacidad, y se sintió de repente muy cansada.


Por un momento, ella era la que estaba en esa cama de hospital tratando

de dar sentido al mundo que enfrentaba. Había estado en cautiverio por sólo un

corto período de tiempo en comparación con Kelly, y sabía que Kelly pasó por

muchos meses difíciles. Más aún porque estaba embarazada.

Una punzada de culpa casi golpeó Barr ett hasta sus rodillas. Si solo hubiera
sabido lo que tenía que hacer antes, si sólo hubiera llamado a Trevor unas

semanas antes, si sólo la hubiera podido rescatar más pronto... los śi solo´ 

corrían en tropel a través de su cerebro.


"¿Barrett?"
Barret
Barr ettt abrió
abrió los ojos
o jos y vio la cara familiar de su psicólog a, la Dr.
Dr. Grace
Gr ace

Hinton. Barrett había llamado a la Dra. Hinton tan pronto como supo que Kelly
estaba viva y había volado hasta aquí tan pronto como Kelly hubo llegado.

"¿Cómo
"¿Cómo te va?"
va?" pr
pr eguntó
eguntó la
l a Dra. Su
Su expresión era
er a benevola,
benevola, pero sus ojos
ojo s

delataban su preocupación.

Barrett se apartó de la pared. "Estoy bien." Trató de mentir de manera


convincente.

"¿Lo estás?

Bueno, tal vez no tan convincente. "Lo estaré. "Se corrigió. “Tan pronto

como Kelly
Kelly esté lista
lista para irse,
i rse, r egrese
egr ese a casa y se asiente".
asiente".
La Dra.
Dra. Hinton
Hinton la mir ó críticamente,
críticamente, y Barret
Barr ettt luchó
luchó contra el impulso
im pulso de

escaparse. Desde sus primeras visitas la Dra. Hinton siempre pudo ver a través de

su caos. Incluso a pesar de que iba en contra de todo lo que se había enseñado a

sí misma, Barr ett


ett se encontró
encontró abriendose a la mujer, a diferencia del hombre
hombr e que

sus padres habían enviado.

"Tú sabes que ella


ell a nunca podr á asentarse". La Dr
Dr a. Hinton
Hinton cautelosamente
hizo hincapié en las últimas palabras.

"Lo
"Lo sé. Pero ella tiene familia y amigo s que la aman, y tendrá
tendrá todo lo
l o que

necesita
necesita para estar bien. Me
Me aseguraré
asegur aré de ello, "dijo, decidida a hacerlo.

"Tú no tienes la culpa,


cul pa, Barrett
Barr ett."
."

Ella se presionó enfadada, en una réplica automática, no sin antes de que


la Dra. Hinton viera su reacción.

"No te hagas parte


par te de esto,
esto, Barr
Bar r ett.
ett. No
No se trata de tí. No hiciste nada malo.
malo .

Todo lo contrario,
contrar io, si no fuera por tí, Kelly
Kelly todavía
todavía estaría
estaría allá ".
"Lo
"Lo sé." Barr
Barrett
ett no ocult
o cultóó la
l a frust
fr ustració
raciónn en su voz, ni siquiera
siquiera estaba
estaba segura de quererlo.
querer lo.
"¿Lo sabes?"

Barrett
Barr ett suspiró,
suspir ó, r epentinamente
epentinamente aún más cansada. Desde el día en
queTrevor y su equipo habían pisado el suelo en Colombia, constantemente

estuvo
estuvo luchando
luchando por mantener
mantener sus emociones arr
ar r aigadas, que
que no era
er a propio
pro pio de

ella, en absoluto. Tenía que tener cuidado. Barrett respiró hondo.

"Sí, lo sé. Pero voy a hacer todo lo que pueda para ayudar a Kelly”.
La Dra. Hinton
Hinton la mir
mi r ó durante
dur ante un buen rato. "Está
"Está bien", dijo finalmente,
finalm ente,

cambiando su mirada de penetrante a preocupada. "Pero recuerda que tienes que

cuidarte tú, también. Esto puede traerte viejos recuerdos, y necesitas estar

preparada".
Demasiado
Demasiado tarde, pensó
pensó Barret
Barr ett,
t, pero
pero no lo dijo.

***

El golpeteo en la puerta fue un alivio. Kelly amaba a sus padres, pero la

estaban asfixiando y necesitaba hacerlos retroceder un poco. Se sentía culpable

por pensar así, sabiendo que tenían haber estado muy preocupados. Se

comprometió
compr ometió a tratar de ser paciente
paciente con ellos.
"Adelante." La puerta se abrió, y sintió una oleada de alivio cuando Barrett asomó la cabeza.

"No quisiera interrumpir, pero la Dra. Hinton está aquí”.

Le tomó
tomó un momento a Kelly
Kelly reconocer
r econocer el nombre.
nombr e. Había
Había sido vista por
por una

docena de médicos desde que llegó aquí. Entonces recordó. La Dra. Hinton era la

psiquiatra de la que Barrett le había hablado.


"Puede entrar."

Barret
Barr ettt abrió más la puerta, y una bajita
bajita y for nida mujer entró.
entró . Su
Su pelo

estaba
estaba recogido
recog ido en un moño, y parecía haber
haber dormido
dor mido con
co n la ropa
r opa puesta.
puesta. No
parecía nada una psiquiatra y sí mucho a una abuela. Tal vez era algo bueno.
Barrett presentó a la Dra. Hinton, y Kelly se dio cuenta que Barrett omitió el

tipo de médico que era cuando


cuando r epitió
epitió la present
pr esentación
ación a sus padres. Ella lo
agradec
agr adeció,
ió, no quer
quer ía empezar esto con sus padres en este
este moment
mom ento,
o, si es que

nunca.

"Usted no es lo que yo esperaba," dijo Kelly, después de que Barrett llevó a sus padres a la cafetería
para cenar algo,
alg o, dándoles a ellas la opor
o portu
tunidad
nidad de
de

hablar en privado. Fue


Fue recompensad
r ecompensadoo con
co n una risa cálida y una sonrisa

profunda
pro fundament
mentee cariñosa.
car iñosa.
"Y ¿qué esperaba?"

"A un psquiatra tenso, supongo. Alguno de ésos o del tipo sensiblero que

habla sobre el Zen y la paz interi


interior
or ".

"¿Cómo
"¿Cómo sabe que
que no soy así?"
"Porque Barret
Barr ettt no tolerar ía eso ", respondió
r espondió Kelly,
Kelly, a pesar de que

realmente no tenía una idea muy clara de lo que Barrett podría aguantar.
"Una observación muy astuta." La Dra. Hinton asintió como sopesando la

validez de su comentario
comentario.. "¿Qué
"¿Qué otra cosa
co sa Barrett
Barr ett no dijo de mí?”

"No creo que esté aquí para hablar acerca de lo que dijo Barrett, " contestó Kelly, su respuesta tal vez
un poco demasiado dura.

"No, no específicamente, pero ella es una parte muy importante del por qué
Usted
Usted está aquí
aquí y por qué estoy yo aquí ".

"¿Va a decirme que podemos hablar de lo que yo quiera? “preguntó Kelly.


"No."

"¿Va a preguntarme cómo lo estoy llevando? "

"No."
"¿Voy a observar manchas de tinta y decirle lo que yo veo? "

"No, no a menos que quiera"


"¿Entonces
"¿Entonces por
po r qué está aquí?"
aquí?"

"Porque Barret
Barr ettt me pidió que viniera."
viniera."
"¿Por qué?" Dios, esto estaba empezando a sentirse como el juego de las

veinte preguntas, pero Kelly no podía detenerse.

"Sé lo que me dijo. Usted tendría que preguntarle ".

"Una
"Una especie de confidencialidad
confi dencialidad entre médico-cl
médi co-cliente?
iente? "Kelly
"Kelly se dio cuenta que
que estaba siendo un
poco beliger ante
ante y se obligó
oblig ó a calmarse.

"De ningún mo do. Usted


Usted sabe por
po r qué estoy aquí, Sr a. Ryan.
Ryan. No
No estaba
sorprendida
sor prendida cuando
cuando llegué".

Kelly apreció
apreci ó la
l a honestidad de la Dra. Hinton
Hinton y sus r espuestas directas. Ella

no había ret
r etrr ocedido y ni siquiera
si quiera se había movido de donde estaba
estaba junto
junto a su

cama. Ni siquiera se había acercado a saludar con la mano. Kelly señaló la silla al
lado de la cama. "Por favor, siéntese y llámeme Kelly”.

***
"Lo siento, ¿qué dijo?" Barrett no tenía idea de lo que la madre de Kelly

había dicho.

"Dije que estoy


estoy pr eocupada por Kelly.
Kelly. Ella
Ella no se ve bien. Es
Es pura
pur a piel y

huesos, no tiene energ


energía,
ía, y su piel está fría”.
Barrett contuvo las palabras de enojo que vinieron a su mente. "Ella ha

pasado por mucho. Las condiciones de vida no eran tan buenas, y no siempre

tenía
tenía suficiente
suficiente para comer.
com er. El agua era siempre
siempr e un riesgo,
riesg o, y los
lo s mosquit
mo squitos
os

llevaban todo tipo de enfermedades. "Barrett supo que probablemente decía


demasiado,
demasiado, pero
per o le molesta
mo lestaba
ba que los padres de Kelly parecían esperar que ella

se viera exacta
exactament
mentee de la misma manera que salió de Colombia tal como habia

entrado.
"Sí, supongo que tienes razón," dijo la Sra. Ryan, no demasiado
convincente.

"Sólo recuerden que Kelly está viva y libre. "¿Por qué tenía que decirles
éso? "El resto llevará
llevar á un tiempo
tiempo en tomar su lugar. Se
Se pondrá más fuerte
fuer te todos
todos los días, y con la
comida adecuada,
adecuada, y mucho de todo, ir á ganando peso”.

Barrett se preguntó si Kelly había dicho a sus padres sobre el bebé. No

habían dicho
dicho nada, y ciertamente
ciertamente no era el lugar para darles
dar les la noticia. Quizás
Quizás

Kelly había decidido no tenerlo y no necesitaba discutir puesto que ya no estaría

allí en breves
br eves días.
"Sólo queremos que vuelva a casa con nosotros ", dijo el Sr. Ryan. "Pero ella no quiere. Dijo que se
quedaría
quedaría unos días, per
per o fue inflexible sobre
sobr e volver a su casa y luego
luego a trabajar. "Él
"Él negó con la
cabeza, obviamente no estaba de acuerdo con los planes de su hija.

"Ella nos necesita", dijo su madre, y Barrett tuvo la impresión de que estaba tratando para conseguir
la ayuda de Barrett. De ninguna manera la iba a poner en

el medio de eso.
"Sé que
que Kelly
Kelly está
está emocionada
emocio nada de
de verlos
verlo s y agradecid
agr adecidaa por querer ayudarla,
ayudarla,

pero tal vez ella sólo quiere volver a su vida lo más rápido que pueda. Ya saben,
volver a la
l a rutina de
de ir a trabajar todos los
lo s días, ir a la tienda,
tienda, ver a sus amigos ".

¡ Qué montón de mierda, pensó Barrett. En el caso de Kelly no era más que

pura mierda. No había nada normal después de lo que había pasado. No sería
nada normal cuando
cuando sus amigos
amig os y compañeros
compañero s de trabajo anduvieran de puntillas
puntillas

en torno al tema queri


queriendo
endo saber cada detalle
detalle hor ripilant
ri pilante.
e. Cuando
Cuando su familia

nunca
nunca lo mencionara,
mencionar a, pensand
pensandoo que si no lo nombraban
nombr aban,, no habría ocurri
ocur rido
do

r ealmente.
ealmente. Como
Como si ella y Kelly pudieran olvidar jamás.

"Pero ella es nuestra niña. Nos necesita”. Su madre casi gimió, repitiendo,
retorciéndose las manos.

Lo que era, pensó Barr ett pero no lo dijo, era


er a que ellos necesitaban
necesitaban a Kelly
Kelly,,
no al revés. "Sr. y Sra. Ryan, voy a asegurarme de que Kelly tenga todo lo que
necesite para salir de esto. Y ella lo va a conseguir. "Barrett puso una de sus

manos sobre cada uno de los padres de Kelly. "Yo sé que no es lo que quieren oír, pero Kelly tiene
que hacer esto a su manera, y tal vez no sea lo que ustedes
piensan que ella debe hacer, incluyendo el mudarse de nuevo con ustedes. Sé

que sólo quieren lo mejor para ella y quieren cuidarla, pero al final eso podría no

ser lo mejor para ella”.

Barrett no tenía ni idea cuando se convirtió en filosofa o incluso de donde

salieron las palabras. La Dra. Hinton debió haberlas canalizado a través de ella. A
Barrett realmente no le importaba, pero se preocupaba por ayudar a Kelly a llegar

donde tenía que estar, donde quiera que fuese.

La Dra. Hinton entró en el comedor y llamó la atención de Barrett. "¿Por qué

no vuelven y ven a Kelly unos minutos más ", dijo Barrett, volviendo su atención a los padres de
Kelly. "Voy a pasar un poco más tarde para llevarlos al hotel, se

podrán registrar y conseguir un poco de descanso".

Los padres de Kelly no r econocieron a la Drs. Hinton al pasar a su lado. La

Dra. Hinton se sentó en la silla a su izquierda.


"Te ves muy escurridiza."

"Sus padres son-"

"Los típicos padres, con ganas de llevar a su niña a casa y protegerla de


experimentar el dolor más cruel del mundo? "

Barrett se rió entre dientes, la tensión en su cuerpo se relajó. "Maldita sea,


eres buena ", dijo, br omeando.

"Es por eso que sacaste mi trasero fuera de la cama en la oscura media

noche de este día, me pusiste en una lata, y me hiciste que volara para cruzar
medio mundo. Lo menos que puedes hacer es comprarme una taza de café, y no

del café de la cafetería. Vi una cafetería Peteś a media cuadra. "La Dra. Hinton se levantó. "Tú pagas."
Barrett se levantó, sabiendo que había hecho lo correcto al llamar a la Dra.

Hinton. Por mucho que quería preguntar cómo fue la conversación, sabía que la
Dra. Hinton no le diría, y lo más importante, ella no quería invadir la privacidad de Kelly. Sintiéndose
casi normal, fuera lo que fuese, Barr ett le extendió su brazo.

"Con una oferta como ésa, ¿cómo una chica podría negarse?"

Dos tazas de café y una hora después, Barrett puso a los padres de Kelly

en un taxi, y ella y la Dra. Hinton subieron a otro para ir al hotel.

Se tardó más de lo normal debido al tráfico de la hora punta que era un


elemento básico de la vida en cualquier gran ciudad. Una ola de agotamiento la

golpeó mientras deslizaba su tarjeta de acceso en la ranura de la puerta de su

habitación de hotel. Una vez allí, dejó caer la tarjeta en el escritorio, vació sus

bolsillos, y abrió la puerta minibar. Alcanzó una cerveza, cambiando de idea en el


último segundo y sacó una Coca-Cola y un licor de cereza del estante

perfectamente organizado.
El hotel había llenado amablemente el cubo de hielo, y dejó caer tres

cubitos en un vaso, vaciando el licor y añadiendo un toque de Coca-Cola.

Quitandose los zapatos, mientras caminaba a través de la habitación, la alfombra

gruesa acarició sus pies cansados. Las cortinas estaban abiertas, ofreciéndole

una vista del Canal de Panamá en la distancia. Se sentó en un lado de la silla y puso sus pies sobre la
mesita frente a ella.

Barrett tomó un sorbo de su bebida, una vez, luego otra y luego otra,
sintiendo el cálido liquido deslizandose por su garganta. Estiró su cuello de lado a

lado y luego del frente hacia atrás, contando hasta diez en cada movimiento

tratando de aliviar los músculos tensos. Necesitaba un masaje, pero no tenía la


energía para llamar a recepción y agendar uno.

Ella había estado en el hospital desde Kelly llegó el dia de ayer y todo el día
de hoy, lidiando con sus padres y la doctora Hinton, y ahor a eran cerca de la diez

treinta. En resumen había estado levantada casi cuarenta horas y no era para
menos estar cansada. La fatiga tiraba de cada musculo, sin embargo, su cerebro

continuaba funcionando a toda velocidad.

Barrett volvió a llenar su copa camino al baño y abrió los grifos en la

bañera. Agregó algunas de las perlas perfumadas que encontró en un contenedor


al lado de la bañera, y el aire se llenó con la fresca fragancia de la manzanilla. Tal vez un cálido y
relajante baño frenaría sus pensamientos lo suficiente como para
darle sueño. Unas pocas hor as podian funcionar, siempre lo hacian. Rara vez

necesitaba más de cinco o seis horas de sueño por noche, y últimamente habían

sido como cuatro a seis horas.

Dejando su ropa en una pila por el lavamanos, Barrett agarró su cóctel y


caminó hasta la bañera, con la baldosa fría bajo sus pies. Ni siquiera trató de

reprimir un suspiro de placer, se deslizó en la tibia, y fragante agua. Dejó que los
chorros de agua cayeran y se echó hacia atrás, con la cabeza sobre una

almohada que proporcionó el hotel. Cerró los ojos y sintió la tensión alejarse de su

cuerpo.

Fragmentos de los últimos días cruzaron a través de su mente como un


caleidoscopio, cada uno transfor mándose en el otro. Primero fue la llamada

telefónica de Trevor, despues las millas que recorrio en el avion para llegar aquí.

La espera fue lo peor, y su pulso latió un poco más r ápido al recordar el

abrumador sentido de alivio cuando Kelly había pisado fuera del avión. Cuando vio
a Kelly bajo las sábanas blancas, el pelo mojado despues del baño. Cuando Kelly

le sonrió. Cuándo Kelly tomó su mano y no dejó que se fuera incluso cuando

dormía. El temor en los ojos de Kelly cuando le dijo que estaba embarazada.
Una mirada de emociones se estrelló a través de Barr ett mientras luchaba
por mantener la compostura. Las lágrimas se arremolinaban tras sus ojos y sus

manos comenzaro n a temblar. De pronto se sentó y envolvió sus brazos alrededor


de sus rodillas. El agua se movía a la par cuando Barr ett se sacudió de un lado a

otro, con lágrimas en el rostro.

El estridente ruido de su teléfono la sobresaltó. Se frotó la cara con las

manos y miró a su alrededor, recordando que lo había dejado en la repisa detrás


de ella.

"Barrett Taylor," dijo ella, después de aclararse la garganta de cualquier

resto de emocion. Se tensó al escuchar la voz en el otro extremo. "Voy para allá".

***
Barrett corrió por el pasillo, patinando hasta detenerse frente a la puerta de

Kelly. Una enfermera en un apretado unifor me blanco se apresuró a salir de detrás

de un escritorio lleno de pila de cartas y documentos. Una bandeja de comida con

restos de la cena de alguien estaba en precario equilibrio en la parte superior de

un bote de basura cercano.

"Sra. Taylor, soy Peggy Stone. Yo la llamé”.


Barrett tenía que entrar en la habitacion de Kelly, y la última cosa que

quería hacer era charlar con alguna enfermera.

"Tengo que hablar con usted antes de que entre", añadió, tocando el brazo

de Barrett cuando ella no se detuvo.

Barrett se obligó respirar profundamente y tratar de controlar se. "Gracias


por llamarme ", dijo con calma, pero todavía ansiosa por ver a Kelly.

La enfermera asintió. "Se despertó desorientada. Ella entró en pánico y

empezó a quitarse las intravenosas, por supuesto causó que la sangre fluyera de
su brazo, lo que la enfadó aún más ".
Barrett asintió a su vez. "Bueno."

"No podíamos conseguir que se calmara. Ella se retorcía y golpeaba el


equipo, y tuvimos miedo de que pudiera lastimarse más de lo que ya lo había

hecho. "La enfermera palideció.

"¿Qué? ¿Qué pasó? "Barrett estaba luchando con el impulso de empujar a

la enfermera fuera del camino y ver por sí misma.


"Tuvimos que atarla."

" ¿Tuvo qué? ¿No tiene ni idea por lo que ella ha pasado? "Barrett apretó

los dientes con rabia. "Ella fue una rehen durante meses, encadenada a un árbol y atada como a un
animal. Por amor de Dios, ella debió volverse loca".

Barrett pasó las manos por el pelo, molesta más de lo que ya estaba. Ella

sufría por Kelly y lo que debía haber pasado, por lo que seguía pasando. "¡Fuera de mi camino." Casi
gruñó.

"Ella está sedada en este mo mento. El Dr.- "

Barrett no esperó a escuchar lo que la enfermera le estaba diciendo, giró a

lado de ella y empujó la puerta.


La luz en la pared por encima de la cama de Kelly estaba encendida, difusa

en lo que de otra manera seria una cruda luz de habitacion de hospital. Kelly yacía

inmóvil en la cama, las sabanas metidas cuidadosamente a su alrededor. Barrett


se congeló cuando vio las amarr as de cuero alrededor de las muñecas y los

tobillos de Kelly.
"Oh, Kelly," susurr ó ella, y se obligó a moverse. Se detuvo al lado de la

cama, apoyando su mano ligeramente sobre la de Kelly. Hacía frío, y en un

momento de pánico Barrett pensó que estaba muerta. El pitido del monitor del
corazón se filtró en su cerebro, recordándole que Kelly simplemente estaba

sedada. Si el ligero movimiento arriba y abajo de su pecho era alguna indicación,


solamente sedada no er a el caso.
"Kelly. Soy Barrett. Estoy aquí, " dijo acariciando suavemente la mano de
Kelly. "Estoy aquí y no te dejaré de nuevo. La cadencia normal de la maquina del corazón farfulló de
nuevo y el propio corazon de Barr ett dio un vuelco.

"Kelly, está bien. Estás bien. Tú estás aquí en Panamá y estoy justo a tu lado. Sólo duerme un poco
más y te sentirás mucho mejor cuando despiertes". El

monitor reanudó lentamente los pitidos rítmicos, pero otros más r ápidos venía de

la máquina por debajo de ella.

Con el ceño fr uncido, Barr ett siguió las pistas de la máquina, debajo de las

sábanas donde terminaban, pegadas al estomago de Kelly. Ella no sabía nada


acerca de embarazos o bebés, pero de lo que podría deducir, estaba

monitoreando el latido del corazón del bebé. Barrett observó el pico de la línea

amarilla y oscilaba mucho más rápido que la linea verde de Kelly. Recordaba

escuchar en alguna parte que un latido del corazón fetal era casi el doble del latido de un adulto
normal.

"Tu bebé está bien, Kelly. Te puedo decir que su latido del corazón es

fuerte, y como no hay ninguna alarma, creo que eso es bueno. Pero yo qué sé?
Apenas sé cómo sostener a un bebé, y mucho menos a uno que se supone que

debe estar en una pequeña incubadora”.

Sabiendo que no tenía permiso, aún así Barrett desató la muñeca izquierda

que sostenía a Kelly a la cama. La deslizó por debajo de la mano de Kelly y la dejó

caer debajo de la cama, el tintineo del metal chocó contra el suelo reverberando
en la habitación. Ella hizo lo mismo con el otro antes de deslizar la silla más cerca de la cama y
tomar la mano de Kelly entre las suyas mientras se sentaba. Se puso
lo más cómoda que pudo, apoyando los antebrazos en las sábanas blancas, y

acomodandose para una larga espera.


Barrett se volvió cuando un rayo de luz se derr amó en la habitación al otro
lado de la cama de Kelly. Era una enfermera que no había visto antes, y la

expresión veterana le dijo a Barrett que tendría una batalla para permanecer en la
habitación de Kelly.

"Va en contra de las reglas que usted esté aquí. Las horas de visita ya

terminaron, " dijo la mujer, su tono haciendo eco de sus palabras.

"Me llamaron hace un par de hor as."


"Sí. Estoy consciente del episodio de la señor ita Ryan".

Barrett casi podía oír el tsk, tsk  que ésta enfermera estaba obviamente

pensando.

"¿Episodio? ¿Usted lo llama episodio? Ella se despertó, no sabía dónde


estaba, y su reacción después de lo que ella pasó era perfectamente normal".

Barrett supo el momento exacto en que la enfermera vio las muñecas sin ataduras

de Kelly, y ella se le adelantó.

"Sí, yo las quité. Ella no necesita estar amarrada. Está sedada, muy

fuertemente si sus signos vitales son alguna indicación. Ciertamente no irá a

ningún lugar, y van a pasar hor as antes de que abra los ojos. "Barrett se negaba a que esta enfermer a
o cualquier otra persona ataran a Kelly de nuevo. Tendrían

que amarrarla a ella primero".


“Órdenes del médico ", dijo la enfermera, buscando alrededor de la

habitación por las ataduras.

El monitor del corazón de Kelly farfulló de nuevo, pero la enfermera, en su

intención de encontrar las ataduras, no pareció darse cuenta. Kelly sabía lo que
estaba pasando a su alrededor. Barrett había leído que los pacientes sedados o

en estado de coma a veces podían oír. La calma en los latidos del cor azón de

Kelly anteriormente, lo demostraba.


"Mira, enfermera-" Barrett entrecerró los ojos para leer la etiqueta con el nombre clavado en la
pulcra bata verde, "Samuels. Yo no voy a ir a ningún lado.

Me voy a sentar aquí al lado de Kelly hasta que se despierte. y cuando ella lo
haga, va a ver una cara amable y no tendrá otro episodio. "Barrett frunció el ceño.

"Ahora nos va a dejar en paz, o usted y al menos tres tipos muy gr andes tendrán

que echarme de este hospital porque yo no voy a dejarla".

El ceño de la enfermera Samuels se profundizó, pero no dijo nada mientras


comprobaba la intravenosa de Kelly y luego salió de la habitación.

Barrett apretó la mano de Kelly y el monitor se ralentizó. Ella sonrió. "Es

cierto, Kelly. Ya se fue. Debieras haberla visto a la amargada. Por las líneas de

expresión en su cara, no cr eo que haya sonreído en treinta años. Pero se lo dije,


¿no? Ella es puro ladrido. Me recuerda a la enfermera Ratched en la película con

Jack Nicholson. Ya sabes , One flew over the Cockooś nest (Alguien voló sobre el

nido del Cockoo). Probablemente ¨se llevó un susto de muerte conmigo y ahor a
les estará diciendo a las demás enfermer as que hay una mujer loca en la

habitación 722. “Barrett se rió entre dientes. "Estoy de acuerdo con eso. Lo que sea necesario”.

Barrett sintió que Kelly le dio un apretón en la mano, pero no estaba segura.
Probablemente era su imaginacion. pero entonces lo sintió otra vez ... "Sé que

estás asustada. Muchas cosas han cambiado desde que te fuiste. Y tú has

cambiado más que nada. Sé que yo lo hice. En realidad, me tomó un tiempo para

darme cuenta de eso. Pensé que podría regresar a mi vida como si fuera el día en

que me llevar on. "Y ella lo había intentado.


Barrett había estado ansiosa por volver al trabajo y había aparecido en su

oficina al segundo día de su regr eso a los Estados Unidos.

 La reacción en la cara de todo el mundo le dijo que no la esperaban. La


recepcionista era nueva y casi no lo dejaba pasar las puertas dobles de su oficina.
Georgia, la mujer del departamento de marketing quien ocupaba el primer cubículo
detrás de las puertas, tuvo que mirar dos veces cuando Barrett entró, y luego
apresuradamente tomó el teléfono. Debra se atragantó con su café cuando ella
asomó la cabeza en su oficina para saludar.
"¡Mierda!", Exclamó, tosiendo con la boca llena de café sobre los
documentos en su escritorio delante de ella. "Barrett, qué haces aquí?"
fanosamente limpió el líquido.
Barrett estaba un poco molesta. ¿Por qué no iban a esperarla? Era su
compañía. ¿Pensaban que nunca iba a volver? Ella habia estado fuera el tiempo
suficiente. Sólo Dios sabía en qué condiciones financieras estaban y todo lo que
iba a tener que suavizar con sus clientes.
 Debra rodeó su escritorio y la envolvió en un abrazo de oso. Barrett trató de
no estar tan rígida en respuesta. Desde su captura, ella daba un respingo cada
vez que alguien la tocaba y odiaba las multitudes incluso más de lo habitual.
Grandes atributos que tener como directora general de una importante empresa
de tecnología.
"¿Estás segura de que debes estar de vuelta tan pronto? Por qué no te
tomas un poco de tiempo, relájate, vuelve a la rutina con calma ", le dijo Debra después de que Barrett 
se apartó de su abrazo acogedor.
"He tenido un montón de tiempo. Pasé los últimos siete meses sin hacer
nada, más que mirar la suciedad bajo de mi trasero. Estoy aburrida hasta la
muerte, y tengo que volver al trabajo ".
"Pero-"
"Pero nada," dijo Barrett bruscamente. Ella suavizó su tono. "Sé que están preocupados por mí, pero
no hay necesidad. Estoy bien, y estoy lista para trabajar de nuevo. Ahora, mi oficina está en el mismo
lugar, o la convertiste en un sala de yoga mientras yo no estaba? "
Cuando terminó de contarle a Kelly sobre su primer día en el trabajo, la
espalda le dolía y su pie derecho estaba entumecido. Ella había exagerado

algunas partes, aderezado más de una o dos, y mentido completamente sobre


otras. Ella quería que Kelly estuviera tranquila, y decirle exactamente lo que había

ocurrido el primer día absolutamente no lo logr aría.

Barrett se puso de pie, con las manos en la parte inferior de su espalda, y

se arqueó hacia atrás. Ahogó un gemido cuando se dobló por la cintura durante
diez segundos, a izquierda y derecha, repitiendo el movimiento unas cuantas

veces. El sonido del monitor fetal se aceleró al unísono con el de Kelly.

"Oye, está bien, Kelly", dijo Barrett, moviendose hacia el otro lado de la

cama. "Todavía estoy aquí. Sólo estoy estirandome un poco y mi pie se me


durmió. "Ella acarició el antebrazo de Kelly varias veces. "Recuerdas la vez que estuvimos sentadas
durante horas, y después nos levantamos y me caí de
bruces? La misma situación, pero esta vez me aferré al respaldo de la silla para no

repetir esa pequeña zambullida. Esa vez, probablemente me habría abierto la


cabeza en lugar de casi ahogarme en ese charco de barro". En el momento en

que terminó de recordar su pasado, los dos latidos se ralentizaron.

Las lágrimas llenaron los ojos de Barr ett cuando mir ó las cicatrices en las

muñecas de Kelly. Eran de color rojo y feas, y unos callos se habían formado en
algunos lugares. Su estómago se apretó por lo que Kelly había pasado. Ella había

estado bajo la custodia brutal del Coronel por mucho tiempo antes de que Barrett

llegara, y Kelly y los otros debieron haber sufrido enormemente a causa de su

rescate.
Barrett estaba destinada a sentir culpa cada vez que pensara en Kelly y en

los otros. A veces la culpa y la vergüenza la abrumaban plenamente que

encontraba dificil mirar a Kelly. No solamente ella había sido rescatada y los otros no, sino que
habían sido castigados porque ella consiguió escapar. Era casi como
si Barrett tuviera dos cosas en contra de ella.
Tres cosas y estoy fuera. ¿Pero fuera de qué? Barrett no lo sabía.
CAPÍTULO QUINCE

Kelly luchaba por llegar a la superficie. No sabía dónde estaba, pero

instintivamente sabía que tenía que llegar a la superficie, rompiendo con todo lo

que la detenía. Con un último empujón de fuerza abrió los ojos.


Los azulejos de espuma de polietireno en el techo estaban blancos y

sucios. El pánico la golpeó cuando se dio cuenta donde estaba y lo que había

sucedido la noche anterior. Al menos pensaba que había sido la última noche. Su

ojos se movían alrededor y cayeron sobr e Barrett sentada en una silla junto a la
cama, con la cabeza hacia atrás, los ojos cerr ados. Parecía de todo menos

tranquila. Un ceño arrugaba su frente y sus labios estaban apretados. Barrett

obviamente no estaba soñando con algo agradable. Kelly se movió un poco y los

ojos de Barr ett se abrieron de golpe, la preocupación reemplazando el ceño

fruncido.

"Hey," dijo Barrett, parándose cerca de la cama. Barrett puso una mano en
su frente. "Cómo te sientes?"

"Un poco aturdida." Se dio cuenta por primera vez que la otra mano de

Barrett sostenía la de ella. Le gustaba la sensacion de fortaleza y calma que le

proporcionaba.

"¿Qué pasó?" Recuerdos y escenas de los acontecimientos de la noche


anterior, rebotaban en su mente con una mala retrospectiva. No podía obtener

control sobre lo que realmente ocurrió.

"Te despertaste y estabas desorientada. Tú, eh... "


Los ojos de Barrett miraron a todos lados menos a ella. La Barrett que ella
conocía nunca tuvo ningún problema mirando a nadie a los ojo s y había sido

castigada por ello en más de una ocasión en el campamento.


"¿Qué es, Barrett? Qué pasó? "Kelly se sintió más fuerte, con la cabeza

clara a cada minuto que pasaba.

"Por lo que me contaron, debiste tener unos recuerdos de algun tipo.

Estabas atacando y luchando con todo el que trataba de ayudarte ".


"Yo no dañé a nadie, ¿verdad?" Se sentiría terrible si lo habría hecho.

"No, pero ellos te ataron y... bueno, tuvieron que sedarte después. "Barrett habló casi como si ella lo
hubiera hecho.

Kelly se mir ó las manos y los pies. "¿Quién me los quitó?"

"Yo lo hice." Esta vez Barret la miró directamente a los ojos, su voz fuerte.

"¿Por qué?"
"Por no los necesitas más”. Kelly detectó algo más detrás de la declaración

de Barrett, pero no se sentía capaz de tratar el tema en este momento.


"Gracias." Kelly pensó que una palabra sonaba poco convincente, pero era

todo lo que era capaz de hacer. Miró las líneas verdes y amarillas danzando en las

máquinas al lado de su cama.

"Creo que es del bebé", dijo Barrett. "Está conectado a tu estómago con esas cosas pegajosas ".
Kelly sólo podía mirar la línea amarilla, ya que rebotaba a través de la

pequeña pantalla. Mi bebé. Ese es el latido del corazón de mi bebé . Una

sensación de maravilla llenó a Kelly al tiempo que las lágr imas se agolpaban tras

de sus ojos.
"Bastante impresionante, ¿no es así?"

"Sí, lo es." Kelly continuó observando la evidencia de la vida que crecía

dentro de ella. El nudo en la garganta era muy fuerte, y pasaron varios minutos
antes de que pudiera decir nada.
"¿Por qué estás aquí?" Ella echó un vistazo al r eloj en la pared por encima de los pies de su cama.
Eran casi las ocho de la mañana. Entonces se dio cuenta

de que el sol asomaba a través de las cortinas y oía lo s ruidos fuera de su puerta.
"Sólo haciendote compañía," respondio Barr ett, otra vez apenas sin

mirarla.

"Te vas a ir al infierno por mentir de esa manera, sabes. "Los efectos de la sedación se estaban
desgastando rápidamente. Kelly finalmente se sintió como si

pudiera enlazar una o dos frases juntas.

El rostro de Barrett finalmente se relajó pero ella no soltó la mano.

"Entonces será un infierno de fiesta porque toda la gente divertida va a estar ahí ".
Kelly sonrió, luego se puso seria r ápidamente cuando volvió su atención a

la zigzagueante línea amarilla. Se suponía que eso simbolizaba a un bebé sano?

Qué irónico.

"¿Qué voy a decirle a mis padres? Sobre el bebé ", añadió cuando la

expresión de Barr ett le dijo que no tenía idea a qué se estaba refiriendo.

"¿Qué dijo la Dra. Hinton?"


"Te lo pregunto a tí," dijo Kelly rápidamente. Obviamente, no era esa la

respuesta que Barrett quería.

"Aparte de que estás embarazada, no creo necesario que les diga nada "
dijo Barrett con cautela.

"¿Qué quieres decir?" Era su turno de no entender.


"Quiero decir, no necesitan los detalles. Cualquiera puede darse cuenta. "

¿Es que lo que todo el mundo pensaría cuando mir aran su vientre? que un

bebé concebido bajo violencia crecía en su interior? ¿Serían capaces de pensar


en ninguna otra cosa aparte de imaginar lo que pasó con ella? ¿Ella debería?

¿Podría ella?
Barrett se movió y se sentó en el borde de la cama, todavía sosteniendo su

mano. "Caray. No quise molestarte. Yo no soy buena en estas cosas".


"Yo tampoco he tenido mucha experiencia con ello. "Kelly habló con un

toque de sarcasmo.

"Quiero decir que no sé qué decir, cómo ofrecer consuelo. Qué quieres que

diga o que quieres que haga. Yo no tengo muchos amigos cercanos, y estoy fuera
de mi elemento aquí. Mi hermano solía burlarse de mí todo el tiempo sobre eso.

Supongo que no nací con el gen del cuidado”.

Kelly vio la vergüenza en cara de Barrett. "¿Qué hace él ahora?" preguntó

ella, con la esperanza de cambiar el estado de ánimo.


"Anda de puntillas con todo."

"Y te vuelve loca." Kelly había aprendido que Barr ett era una persona

directo-al-punto.

"Sí. Pero lo entiendo. En realidad, me tomó varias sesiones con la Dra.

Hinton antes de que pudiera aceptar que ésa era su manera de hacer frente a

todo".
"Te gusta la Dra. Hinton, ¿no?"

"No."

La respuesta de Barrett la sor prendió.

"Yo la respeto. Escucho lo que ella dice, y luego pienso en ello y saco mis

propias conclusiones, que ella valida rápidamente, por cierto. No me gusta porque
ella me hace sentir incómoda, me empuja fuera de mi zona de como didad, y

me obliga a poner mis sentimientos en palabras. Y no en cualquier palabra.

Descriptivas, palabras específicas. Dios, ella es peor que mi primer a profesora de


Inglés, la señorita Crowley”.
Barrett volvió a sonreír, y Kelly sintió aligerar el estado de ánimo un poco.

"Y odiabas a la señorita Crowley también?”


"No. Tuve un gr an enamoramiento por ella. Yo habría hecho cualquier cosa

para ella, incluso si eso significaba avergonzarme cada vez que tenía que leer una

de sus asignaciones en frente de la clase ".

"¿Y qué piensas de ella ahora? "Kelly estaba realmente curiosa.


"La vi en nuestra reunion de los diez años, la cual, por cierto, me juré que

nunca iria y juro que nunca iré a otra", dijo Barrett rotundamente. "De todos modos, ella estaba tan
sensual como yo la recordaba. Era su primer año de

enseñanza, y era sólo ocho años mayor que yo. Eso es un gran diferencia cuando

tienes catorce y ella tiene veintidós, pero no cuando tienes veintisiete y ella treinta y cinco”. Barrett
levantó las cejas un momento, como Gr oucho Marx y sonrió, la

tristeza desapareció de su rostro.

"¿No lo hiciste?" Kelly realmente quería saber.

"Yo no digo chismes," Barr ett respondió con aire de suficiencia, usando sus dedos para imitar cerrar
sus labios.

Kelly rió por primera vez en mucho tiempo, y se sentía bien. "¿Y ella lo
hizo?" Antes de que Barrett tuviera la oportunidad de responder, la puerta se abrió y los padres de
Kelly entraron.
Su madre llegó primero y se inclinó para darle un beso en la mejilla. Su

padre la siguió, y Barrett se apartó de la cama. Por alguna razón Kelly sintió una

extraña sensación de pérdida cuando lo hizo.

"¿Cómo te sientes esta mañana?" preguntó su madre.

"¿Para qué son todos esos?" Su padre señaló los dos monitores sobre la
cabecera de su cama.

"Solo estan haciendo el seguimiento de algunas cosas. "Kelly esperaba que


pudiera desviar la conversación hacia temas más segur os. No estaba lista para
decirle a sus padres y al ver el dolor en sus ojos, la pena que estaría allí cada vez que la miraran. Ni
siquiera había decidido qué iba a hacer con el bebé. Lo último

que necesitaba era tratar de responder una docena de preguntas a las que ella
misma no tenía respuestas. Cuando vio que su padre se inclinaba y leía la letra

pequeña en la pantalla, se preparó.

***

"¿Qué es esto, Kelly?"

Su madre se enderezó y buscó entre las sábanas, mirándolo. "¿De qué


estás hablando, Robert?"

"¿Qué es exactamente  lo que está monitoreando ésto? ", agregó su padre.

Él lo sabía. Podía verlo en sus ojos. No había que ser científico, por Dios

Santo. Si las palabras bebé Ryan (KellY Ryan) que se desplazaban a lo largo de la parte inferior de la
pantalla no desaparecían, su estómago se vaciaría tan pronto

como se pusiera de pie. Miró entre sus padres, luego a Barrett.

"Es un monitor fetal. Estoy embarazada. Creemos que tengo cinco meses a

lo sumo".
"¿Creen?", Dijo su padre, y Kelly detectó la ira en su voz.

"Sí. El médico está basado en el tamaño del bebé ", dijo ella rápidamente.

Sintió como si tuviera diecisiete años y ella misma se hubiera buscado


“problemas", una frase que su padre todavía utilizaba. Su madre estaba

asombrada dándose cuenta, porque se quedó sin aliento y puso una de sus
manos sobr e su boca y la otra en su pecho.

"¿Qué vas a hacer con eso?"

La forma en que su padre mencionó la palabra éso´ le dijo a Kelly todo lo


que necesitaba saber. Sabía que esto iba a suceder. Esperaba que no sucedier a

pero sucedió. Miró a su padres, luego Barrett, y de nuevo a sus padres.


"Lo tendré."

El jadeo de su madre le dijo a Kelly lo que pensaba de su decisión. El ceño


fruncido de su padre era igual de fuerte. Antes de que ninguno de ellos tuviera la

opor tunidad de decir nada, ella tomó la ofensiva.

"Sé que están sor prendidos por esta noticia, pero francamente no puedo

creerlo. Estuve de rehén por más de dos años de unos aspirantes a soldados
enojados, aburridos y sádicos. Cuando no nos tenían muriendo de hambre o

golpeandonos fuerte con un palo sólo por el gusto de hacerlo o nos hacían

caminar por días sin detenernos o nos amarr aban a un árbol como Jesús, ¿qué

les parece que iba a pasar? "Kelly sabía que probablemente estaba exagerando,
pero estaba enojada. Esos eran sus padres, las dos personas en el mundo que

debían apoyarla no importara qué, sobre todo bajo estas circunstancias.

"No nos hables de esa manera," gritó su padre, su rostro casi tan color ado como su camisa. "Somos
tus padres y nos debes respeto".
"Y yo soy su hija, y se suponen que me aman sin importar qué ".

"¿Por qué no nos tomamos un respiro por un minuto? "Barrett dio un paso

hacia la cama, levantando su mano en señal de paz. "Todos ustedes han pasado

por muchas cosas, y los últimos días han sido algo que nadie debería tener que
hacer frente. Todo el mundo está con los nervios de punta".

"Usted quédese fuera de ésto" gruño el padre. "Si no hubiera esperado tanto tiempo para volver por
ella, esto nunca habría sucedido ".
"¡Papá" dijo Kelly, asustada por la la ir a en el tono de su voz y la mirada de asombro en la cara de
Barrett.

"Tiene razón, Sr. Ryan," dijo Barrett, con voz calmada, casi indiferente. "yo debí haber vuelto por
Kelly antes. De hecho, nunca debí haber salido sin ella. Y no

es que les importe, pero esto me perseguirá el r esto de mi vida. Tengo más dinero
del que yo pueda llegar a gastar en mi vida, y puedo comprar lo que quiera, pero
la única cosa que no puedo comprar es la paz mental. No es mi culpa que Kelly

esté embarazada, pero si es mi culpa que ella tuviera que permanecer en ese
infierno más tiempo que yo. Eso es algo que no puedo cambiar, y voy a pasar el

resto de mi vida compensándola por ello".

El único sonido en la habitación era el llanto silencioso de la madre y el

pitido de los dos latidos. Kelly se quedó atónita. No tenía idea de que Barrett
sentiera de esa manera. La reacción de sus padres, aunque la esperaba, no era el

fin del mundo. Ellos tendrían que aceptar su decisión y dar la bienvenida a su nieto

o no. Si ella y su bebé no eran bienvenidos en su mesa, se establecería por

cuenta propia. Pero las palabras de Barr ett calaron en lo más profundo, y le
extendió su mano cuando sus padres salieron de la habitación sin decir palabra.

***

"No es tu culpa, Barrett."

"Lo que tu padre dijo es cierto. Si te hubiera buscado antes- "

"Detente en este momento", dijo Kelly, sin tratar de mantener la ira bajo

control. "Mi padre no tenía derecho de decir eso."


Barrett se acercó a la ventana, girándose más de espaldas a Kelly. "Él sólo

dijo lo que piensan todos".

"No todos están pensando eso" dijo Kelly desesperadamente. Barrett se

estaba cerrando, sin permitrle entrar.

"No importa."
Kelly tiró de las sábanas y empezó a salir de la cama. Barrett debió

escucharla porque se dio la vuelta.

"¿Qué estás haciendo? Vuelve a la cama. "Barrett metió las sábanas


alrededor ella.
"Barrett", dijo, pero un golpe en la puerta fue seguido por el Dr. Martin

asomando la cabeza.
"¿Puedo entrar?", Preguntó. No era realmente una pregunta, porque él ya

estaba en la habitación antes de que ella tuviera la oportunidad de responder.

"¿Cómo se sientes esta mañana?" Miró las señales dobles en el monitor.

"Bien," mintió Kelly, y la forma en que el Dr. Martin la miró demostraba que él también sabía.
"Ya quiero irme a casa," dijo ella, sorprendiéndose a sí misma. Quería

quedarse aquí, donde estaba a salvo y el mundo quedaba fuera, pero ella quería ir

a casa.

"Creo que necesita unos días más. Haremos algunas pruebas más y usted
está anémica. La Dra. Foster quiere verla un par de veces más antes de darla de

alta ".

"¿Qué día es hoy?", Preguntó a Barrett.

"Martes".

"Quiero salir de aquí el viernes por la mañana. Tengo que volver a mi vida.

Quiero poner mis finanzas en orden y averiguar si necesito encontrar un nuevo


trabajo ".

"Kelly, no tienes que preocuparte por nada de eso en este momento " dijo

Barrett.

"Sí, tengo que hacerlo. No soy independiente y rica como tú. Tengo que

trabajar ", dijo bruscamente.


"¿Qué tal un acuerdo?" Barrett se volvió al Dr. Martin. "¿Qué tal si Kelly sale mañana, pero nos
alojamos en el Hotel Trump por unos días más? Ella podría

volver para cualquier prueba más que necesite pero empezaría a aclimatarse al

mundo ".
"Eso podría funcionar", dijo el Dr. Martin con cautela.
"Yo quier o ir a casa." Sabía que sonaba como una niña petulante pero

no podía pensar con claridad suficiente para encontrar otro argumento a favor de
su caso.

"No tienes pasaporte," dijo Barrett simplemente. "Podemos ir a la embajada el Lunes y empezar los
trámites. Tomará unos días para conseguir que lo emitan,

y mientras tanto podrás hacerte las pruebas y descansar. "

Kelly ni siquiera había pensado en cómo había que salir del país. Jesús,

pensó, no tenía absolutamente ninguna forma de identificación. Y ni tarjetas de


crédito, por escaso que fuera su límite de crédito. Probablemente estaba en ceros

ahora.

"No me puedo permitir eso", dijo ella con tristeza. Un hotel sonaba mejor

que alojarse en esta sala monótona, pero no tenía forma de pagar por ello, tenía
que quedarse aquí le gustara o no.

"Yo me encargo de todo. Todo lo que tienes que hacer es centrarte en


ponerte bien. "

Kelly iba a oponerse, entonces lo pensó mejor. Barrett había orquestado su

rescate, y lo menos que podía hacer era ser agradecida. Miró a Barrett y al Dr.

Martin. Necesitaba hablar con él sobre el seguimiento de su cuidado cuando


llegara de vuelta a casa de todos modos. "Está bien, pero sólo hasta que obtenga mi pasaporte.
Después me iré a casa. "Ella contuvo el aliento, insegura de la

reacción.
La última vez que había exigido algo, los resultados fueron oscuros y

dolorosos. Para su auto-preservación, su mente cambiaba automáticamente a otro

lugar. Allí el viento era cálido, el cielo clar o y azul, y la risa de los amigos llenaban el aire. El toque
en su brazo fue suave, como la de un amigo o un amante, no era
difícil y doloroso, con la intención de infligir dolor.
"Kelly, soy Barr ett." La voz suave derivó alrededor de los bordes de su
mente como si buscara una forma de entrar. Su nombre fue repetido r epitió otra

vez y ella se centró.


"Si los medicos te permiten volar, saldremos tan pronto como recibas tu

pasaporte. No debe tomar mucho tiempo.".

Justo en ese momento, la Dra. Hinton entró.

CAPÍT ULO DIECISÉIS


Barrett observó que Kelly luchaba para mantener el control. Estaban en el

asiento trasero del coche que Barrett había rentado para llevarlas hasta el hotel, y

los ojos de Kelly se fijaban en todas partes. Barrett recor dó cómo se había sentido

ella la primera vez que se aventuró en una calle. Estaba aterrorizada de que fuera
secuestrada de nuevo y no se relajó hasta que puso doble llave a la puerta de la

habitación del hotel, una vez entró. Puso su mano sobre la de Kelly. Estaban

temblando.

"Estará bien. Sólo toma tiempo ".

"Suenas como la Dra. Hinton."

Barrett no pudo evitar sonreír. "Sólo repitiendo lo que ella me dijo por lo
menos ocho docena de veces ".

"Y es así, o todo es sólo mentira?"

Barrett se rió entre dientes. "Un poco de ambos, supongo. Pero se pondrá

mejor ".

"¿Alguna vez se irá?" Kelly se mantuvo mirando al frente.


Barrett no sabía si debía decirle a Kelly la verdad o mentirle. La primera

podría darle esperanza, la otra solo desesperanza.

"Hazlo por mí." Kelly alejó su atencion de la calle llena de gente y miró a Barrett.
"Está bien, no cien por ciento, pero yo diría que por lo menos un noventa ".
La expresión de Kelly no cambió, y el nudo en el estómago de Barrett se

apretó un poco más.


"La Dra. Hinton dijo que podía verla tanto como lo necesitara ".

"Eso va a ser de utilidad."

"Cuando le dije que no podía pagarle, al menos no de inmediato, ella dijo

que todo estaba pagado. "


Barrett esperó por el resto.

"¿Tú hiciste eso?"

"¿Eso importa?", Preguntó Barr ett, tratando de evadir la pregunta.

"Sí."
"Pues sí, le dije que me enviara las facturas. Es lo menos que puedo

hacer". Sin duda era lo más mínimo, pero debía ser más.

"Gracias", dijo Kelly en voz baja cuando el coche se detuvo en la entrada

circular del hotel.

Mientras esperaban el ascensor que las llevaría a sus habitaciones, Barrett

sintió que el miedo de Kelly crecía a medida que más personas se unían a ellas.
No creía que Kelly era consciente que se acercaba un paso más a ella, mientras

una nueva persona llegaba. Como Kelly dudaba en subirse al ascensor con otras

personas, Barrett les indicó que siguieran adelante sin ellas. "Vamos a coger el siguiente. "Les tomó
otros dos ascensores antes de que fueran solas a su piso.

Kelly se miró en el espejo de la puerta del ascensor por primera vez desde

el día en que había dejado los Estados Unidos hacia su nefasta misión médica. Su
piel tenía una palidez inusual, lo que acentúaba los círculos oscuros bajo los ojos.

Estaba delgada, casi hasta el punto de verse anoréxica, su embarazo acentúado

por su delgadez. Su pelo estaba opaco y sin vida, y los hongos en sus pies
estaban finalmente empezando a desaparecer. Necesitaba una manicura, un corte
de pelo profesional, y veinte libras más de peso. Lo que ella quería era un baño

caliente, una hamburguesa y una cerveza fría. Podía tener sólo uno de los tres, la
hamburguesa podría esperar hasta que su cuerpo estuviera preparado para ello y

la cerveza hasta después del bebé. El nutricionista le había advertido acerca de

comer nada mas comida blanda al principio e introducir lentamente un alimento a

la vez. Su cuerpo no estaba listo para reanudar sus hábitos alimenticios normales,
sin rebelarse.

"Dios, me veo como si estuviera muerta. Y por favor, no me digas que he

pasado por mucho. Si escucho esa frase una vez más, me voy a ahogar en ella".

Barrett se rió. "Bien por tí. Yo cr eo que te ves muy bien ".
La respuesta de Barrett la sor prendió. "¿Bien por mí? "

Las puertas se abrieron y Barrett hizo un gesto para dirigir se a la izquierda

del pasillo. "Sí, bien por tí. Es genial escucharte luchar de nuevo".

Kelly pensó acerca del comentario de Barrett. Se sentía segura con Barrett

y confiaba en ella. Con los demás... bueno, no es que luchar de nuevo fuera una

lección que había tenido que aprender de la manera difícil, y probablemente sería
igualmente difícil desaprenderlo.

"Me siento segura contigo," dijo ella, sor prendiéndose a sí misma. Barr ett

debió haberse sorprendido también, porque sus pasos vacilaron y Kelly casi

tropezó con ella.

"Nunca haré nada para cambiar eso, Kelly. Tengo la intención de hacer
todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que nunca sientas miedo de

nuevo ".

La seriedad en la mirada de Barr ett se vio ensombrecida por la tristeza y


otra cosa que no pudo precisar. Llegaron a una puerta antes de que lo
descubriera. Barrett sacó su llave-tarjeta del bolsillo y la deslizó por la delgada

ranura encima del manillar de la puerta. La luz destelló en verde, y Barrett giró la
palanca y abrió la puerta.

***

La habitación era excelente. Kelly caminó por el vestíbulo y entró en la gran

sala principal. Nunca había visto una habitación de hotel tan extravagante, y
ciertamente ella no pertenecía a ésto.

"Barrett, esto es demasiado. No puedo aceptarlo. "

"Kelly, por favor, déjame hacer esto por tí. "Barrett caminado un poco más

lejos en la habitación. "Todo lo que importa es que estés segura y cómo da".
Kelly no volvio a pr otestar cuando Barrett le mostró dónde estaba todo en la

habitación. "Esta puerta conecta a mi habitación, y tus padres están un piso más abajo. Puedo tratar de
conseguir una al otro lado para ellos si lo deseas".

"No, están bien allá", dijo. Lo último que necesitaba era que su sentencia se filtrara por debajo de la
puerta. Se acercó al gran ventanal con vista al Canal de

Panamá. La vista era impresionante y se sintió un poco mareada. Tomó la parte


posterior de una de las sillas de patio para mantener el equilibrio.

Barrett llegó y se detuvo a su lado, y de inmediato se sintió tranquila.

"Gracias".
"No tienes que agradecerme, Kelly."

"Sí, tengo. Tú me rescatas, envías un avión para mis padres, después la


Dra. Hinton, y ahora esto. "Indicó la habitacion de hotel. "No sé cómo puedo agradecerte, o pagarte.
"Ella ya había abordado el tema de pagarle a Barrett por todo lo que había hecho, y Barr ett
inmediatamente se negaba. Por el rabillo del
ojo, Kelly vio a Barr ett girarse hacia ella.

"Por favor, mírame, Kelly."


Poco a poco se volvió y encontró la expresión preocupada de Barr ett.
"Tú no me debes nada."

"Yo te debo todo", dijo ella, y eso era el meollo del asunto. Sin Barrett, ella todavía estaría en la selva
y traerpia a su bebé en ese infierno. Le debía a Barrett
más que el dinero. Ella le debía su vida, la de su bebé, y su cordura. Le debía la

opor tunidad de respirar aire fresco, controlar su propia vida, y no estar

encadenada a un árbol como un animal. Le debía a Barrett en formas que ella

nunca sería capaz de comenzar a contar.

"Si no hubiera sido yo, alguien más te habría rescatado ".


"No, Barr ett. Tú eras mi única oportunidad, y yo nunca voy a olvidar ese

hecho. Porque mi bebé nacerá en un hospital y estará rodeada por personas que

la amen ".

Kelly sintió el malestar de Barrett cuando ella mencionó al bebé. "Está bien
hablar de ello. Es el elefante en la habitación, por así decirlo ".

"¿Es una niña?" Kelly vio un destello de chispas a través de los ojos de
Barrett.

"Sí. La Dra. Foster lo confirmó esta mañana, antes de dar el alta" La

sensación que había recorrido a Kelly ante la noticia de que era una niña fue

indescriptible. Cada instinto maternal había golpeado muy dentro, y ella estaba
más segura que nunca de tener este bebé y criarla en una casa llena de amor.

Algún día, de alguna manera, ella le explicaría a su hija cómo llegó a ser

concebida. Pero hasta entonces ella tenía cosas más importantes con que lidiar.

"¿Definitivamente has decidido tenerla? ", preguntó Barrett expectante.


"Sí." Ella movió sus manos de la silla para cubrir instintivamente su

creciente barriga. "Amo a mis padres y siempre querr ía tener su aprobación, pero soy una mujer
adulta, y tomo mis propias decisiones, ya sea que les guste o no. Y,

obviamente, a ellos no les gusta ésta". Su corazón se rompió un poco ante la idea de que su hija
podría no tener un relación con sus abuelos, pero pr efería eso a
exponerla a sus creencias equivocadas. Un golpe en la puerta interrumpió el hilo

de su pensamiento.
"Yo abriré", dijo Barrett, dejándola sola en el patio. Kelly inmediatamente sintió el vacío creado por
su ausencia. Había llegado a depender de Barrett para

ayudarla a través de su confuso, y a menudo aterrador laberinto de su regr eso.

Barrett la había guiado por momentos muy difíciles, y esas veces Kelly fue

abrumada por su generosidad. Pero er a lo menos que Kelly podría hacer.

"Kelly, cariño, Barrett nos dijo que ibas a estar aquí hoy ", dijo su madre detrás de ella. "¿Cómo te
sientes?", preguntó secamente.

"Un poco cansada. Estaré mejor ahora que salí del hospital. No sé cómo
ellos esperan que uno pueda descansar con todo el mundo entrando y saliendo y

revisando todo el tiempo. “Era una pequeña charla, sin consecuencia alguna, pero

mejor hablar de nada a no hablar en absoluto.

"Lo sé. ¿No son maravillosas estas habitaciones? La nuestra es una suite.

Yo nunca he estado en un hotel tan bonito, y mucho menos en uno tan agradable

como este. "Su madre estaba prácticamente entusiasmada. Su padre, por otro
lado, no había dicho nada y apenas si entró en la habitación. Era como si él

pudiera captar algo que hizo.

"Y Barrett está pagando por todo ", agr egó en voz baja.
"Sí, mamá, lo sé. Es muy generoso de su parte”.

Ahora su padre dio un paso adelante. "Es lo menos que podía hacer
después de dejarte atrás con esos hombres-"

"Papá, eso no es justo. Ella no me dejó. No tenía otra opción "¿Por qué no

podían ver eso? Buscó a Barr ett para ver si había oído las palabras crueles de su
padre. Ella no estaba en la habitación, pero la puerta de la habitación contigua

estaba abierta. Debió haberse ido a su habitación cuando llegaron sus padres. Al
menos esperaban que eso hubiera sucedido.

"Papá, te quiero mucho, pero no voy a permitir que hables de Barr et de esa
manera. Pareces olvidar que ella también estaba en manos de la misma gente que

yo y sopor tó las mismas condiciones sádicas que nos hicieron a todos nosotros.

Ocho de nosotros estábamos allí y sólo cinco salimos. No he escuchado a ninguna

de las otras familias culparla por no venir más pronto. Están agradecido que sus
seres queridos estén vivos. Ella hizo lo que pudo, cuando pudo. Y estoy muy feliz

de que lo haya hecho. Si no tienes nada bueno que decir sobre ella, entonces no

es necesario decir nada en absoluto. Porque si lo haces, no volveré a dirigirte la

palabra".
***

Barrett cerró la puerta contigua. No necesitaba escuchar nada más después

de lo que dijo el padre de Kelly sobre dejárla atrás. Allí estaba otra vez,

golpeandola justo entre los ojos. ¿Algún día dejaría de rasgar sus entrañas?

¿Podría dejar de pensar en ello cada minuto? ¿Su vida volvería a ser normal?

¿Qué demonios era normal ahora? Ella no tenía ni puta idea.


Barrett declinó la invitación de Kelly a unirse a ella y a sus padres para la

cena y pasó el resto de la noche paseando en su habitación. Ella quería estar con

Kelly, pero sabía que necesitaba tiempo a solas con sus padres. Después de estar

zigzageando por los canales de television por enésima vez, se fue a la cama,

apagó la luz, y esperó poder dormir un poco.


El grito despertó a Barrett. Salió disparada de la cama y corrió a través del

cuarto y atravesó la puerta de al lado de recor dar que llevaba sólo un par de

calzoncillos. Con excepción de un pequeño haz de luz procedente del cuarto de


baño, todas las luces estaban apagadas en la habitación de Kelly. Barrett
parpadeó un par de veces para dejar que sus ojos se adaptaran. Kelly estaba

revolviendose en su cama, y Barr ett se apresuró hasta ella.


"Kelly, soy Barrett. Despierta. Estás a salvo". La cama se hundió bajo su

peso cuando ella se sentó y cogió a Kelly, tirando de ella para sentarla. Tenía los

ojos bien cerrados y Barrett se aferró a sus manos. Estaban frías y temblando.

"Kelly, despierta. Es sólo un sueño. Estás a salvo. Estás en el hotel aquí en


Panamá. Yo estoy aquí, despier ta. Estás bien. "Después de que Barrett repitió las palabr as
tranquilizadoras varias veces, Kelly finalmente dejó de temblar y
parpadeó rápidamente a medida que abrió los ojos. Incluso a pesar de que

estaban abiertos, estaban vidriosos. Todo el cuerpo de Kelly empezó a temblar de

nuevo, y Barr ett la tomó en sus brazos.

"Shh." Barrett se deslizó hacia atrás y se apoyó contra la cabecera, tirando de Kelly con ella. Envolvió
sus brazos alrededor de los hombros de Kelly y la

sostuvo cerca. "Shh, shh, está bien. Te tengo. Nada va a pasarte. Estás a salvo, y nada volverá a a
pasarte de nuevo. "Kelly se movió y apoyó la cabeza en el

hombro de Barrett. Su brazo rozó a través del estómago de Barrett, y se acurrucó

cerca.
Barrett habló de nada y de todo, y cuanto más hablaba Kelly se ponía más

tranquila. Barrett era consciente de su desnudez, pero Kelly estaba perdida en un

sueño profundo. Barrett ligeramente acarició los cálidos brazos de Kelly,

demasiado delgados y dejó vagar sus pensamientos.

Había pasado mucho tiempo desde que había sostenido a una mujer de
esta manera. Ella frunció el ceño cuando se dió cuenta de que nunca había

sostenido a una mujer así. Ella sostenía a una mujer como un preludio al sexo, y

como un requisito post-coital, pero nunca para consolar la o ahuyentar un mal


sueño. Era una nueva y agradable experiencia. A pesar de dejarla ansiosa por
escapar, era extrañamente satisfactoria.
Kelly se movió y se acurrucó más cerca, su mano ro zó un pezón desnudo.

Una sacudida de deseo se disparó a través del cuerpo de Barrett de la cabeza a


los pies, y de repente sintió algo muy cálido. ¿Qué carajo? Esto no era una

situación sexual forzada por la imaginación, así que ¿por qué estaba reaccionando

de ésa manera? No era como si ella no hubiera tenido sexo en mucho tiempo.

La noche antes de que ella recibiera la llamada de que Kelly y los otros
habían sido rescatados, había pasado muchas horas en los brazos de una

hermosa rubia tratando de olvidar. Los orgasmos habían sido superficiales, pero la

sensación no era nada comparado con esto. Palabras como alegría y paz vinieron a su mente.
Palabras como deseo y pasión también, y Barrett las alejó. Eran completamente inapropiadas, y
Barrett no haría nada que arriesgara lo que ella

tenía con Kelly, lo que le debía a Kelly.

Cerró los ojos, repentinamente muy cansada.

***

Kelly estaba finalmente cálida. Quería r egresar al capullo que la rodeaba.

Se sentía a salvo y segura. Su mente estaba tranquila, con la cabeza clara. Se


sintió fr esca y relajada. No quería abrir los ojos y poner fin a este momento. Podía

quedarse en este lugar para siempre. Pero su vejiga anuló su cerebro, y tuvo que

moverse. Ella abrió los ojos, parpadeando un par de veces, y al instante se


despertó.

Su cabeza descansaba sobre algo suave, moviéndose arriba y abajo en


rítmico movimiento. Un aire suave ligeramente acariciaba su cara. La piel frente a

ella estaba desnuda, bronceada, y femenina. La curva de un pecho empezaba

donde terminaban sus dedos.


Un vago recuerdo de la noche anterior le hacía cosquillas en su mente,

luego se hizo evidente. Ella estaba en el hotel, en la habitación al lado de Barrett y había tenido una
pesadilla. Recordó la suave voz de Barrett. Estos debían ser los
brazos de Barr ett a su alrededor, reconfortándola. La presencia de Barrett la

calmaba, la salvaba de sí misma.


"Lo siento por esto", dijo Barr ett, sorprendiéndola.

Kelly no sabía que estaba despierta. "¿Por qué?" Su voz era ronca con el

sueño.

La respiración de Barrett se aceleró. "Me desperté y te oí y no me detuve


a vestirme. Quise volver a mi habitación, pero en vez de eso me debí haber

quedado dor mida".

"Yo soy la que debería decir lo siento- por despertarte ".

"Te diré algo", dijo Barr ett, su voz retumbaba bajo su oreja. "Vamos a comprometernos a no
sentirnos culpables por nada de esto ".

"Trato hecho", dijo Kelly, deseando que la Madre Naturaleza no estuviera


llamando a su vejiga, así ella y Barr ett podrían permanecer en esta posición

siempre. Desafortunadamente no tenía opción y comenzó a desenredarse de los


brazos de Barrett. Trató de no mirar, pero no pudo evitarlo mientras su mir ada se

desviaba al pecho desnudo de Barr ett. Sin pensarlo, tocó la cicatriz en su hombro.

Barrett soltó un aliento agudo.

"Tenía tanto miedo de que te hubieran asesinado." Esta vez la voz de Kelly
reflejaba el miedo que acababa de mencionar.

"Casi lo hicieron." La voz de Barrett era r onca.

"Yo..."

Barrett cubrió su mano con las suyas. "Pero no lo hicieron, y eso es todo lo
que importa."

Los ojos de Barrett estaban oscuros y serios, y Kelly no podía leer

lo que había detrás de ellos. Estudió la mano de Barrett cubriendo las suyas. Las
llagas de sus muñecas ya no estaban, reemplazadas por una piel suave. Las
suyas, sin embargo , eran carnosas y callosas y probablemente quedarían

marcadas para siempre. Se sintió cohibida y retiró su mano de debajo de la de


Barrett, y cuando lo hizo, sin darse cuenta se deslizó sobre su pecho. El pezón de

Barrett al instante se puso duro y Kelly se apartó. "Lo siento" murmuró ella, mientras prácticamente
corrió hacia el baño, pero, antes de cerr ar la puerta tras

ella, vio la desnudez de Barr ett reflejada en el espejo sobre el lavabo.

Kelly se inclinó sobre el lavabo, mareada por el esfuerzo. Su corazón

estaba latiendo tan rápido como si acabara de correr una milla completa sin parar.
Dios, estaba tan cansada y débil. Sus manos temblaban mientras se despojaba de

la pijama que su madre le había comprado. Se puso de pie desnuda delante del

espejo. Si pensaba que el verse a sí misma en el espejo del ascensor ayer era

impactante, esto era mucho, mucho peor.


No era más que piel y huesos, como su abuela diría. Había perdido todo el

tono muscular, lo cual era so rprendente, ya que ella y sus compañeros r ehenes
habían sido utilzados como fuerza de trabajo. En sus anteriores misiones médicas

había visto los efectos del hambre, y ahora ella era una de las estadísticas.

Poniendose de lado, deslizó las manos sobre el redondeado vientre. Una vida

estaba creciendo dentro de ella, una completamente inesperada, pero de ella no


obstante.

¿Cómo sería su hija? ¿Tendría el pelo suave y liso, ojos oscuros y

enojados? ¿Sería amable y gentil o cr uel y sin corazón? ¿Utilizaría su

conocimiento para el bien o el mal? ¿Nacería sana? Mirando su reflejo en el


espejo Kelly no podía dejar de preguntarse si nacería en absoluto. Completamente

abrumada por lo que veía frente a ella, se deslizó hasta el suelo y llor ó.

Barrett rápidamente se levantó de la cama, fue a su propia habitación, y se


puso una camiseta. Después de cepillar sus dientes no estaba segura de si debía
volver a la habitación de Kelly. Si lo hacía, estaría sobrepasando sus límites,

inmiscuyéndose en la vida de Kelly, aprovechándose de la situación? ¿O es que


Kelly la necesitaba? Insegura de qué hacer, decidió jugar en el medio y sólo rondó

cerca de la puerta que separaba sus habitaciones. Si Kelly la necesitaba, ella

estaría allí, y si no, no se sentiría incómoda.

Después de varios minutos la preocupacion de Barrett aumentó. No


escuchaba la ducha o cualquier ruido procedente de la habitación de Kelly.

"¿Kelly?" Barrett llamó mientras entraba a la habitación. La llamó de nuevo.

De pie en el medio de la habitación, ladeó la cabeza y escuchó el llanto suave

proveniente de detrás de la puerta del baño. Barrett tocó."Kelly, ¿estás bien?"


Cuando ella no contestó, Barrett trató con la perilla. No estaba cerrada con llave y

se abrió fácilmente. Kelly estaba recargada contra la pared, con lo s brazos

envueltos alrededor de sus piernas. Su cara enterr ada en las rodillas, y sus

hombros moviéndose mientras sollozaba. Barrett se arrodilló a su lado.

"Kelly. ¿Qué pasa? ", Preguntó ella en voz baja, con ganas de acercarse,

pero con miedo de hacerlo. Pasaron varios momentos antes de que ella
contestara.

"Nada. Estoy bien. "No sonaba muy convincente.

"Es por eso que estás sentada en el piso del baño, completamente desnuda

y llorando? “Barrett se avergonzó. ¿Por qué había dicho eso? Definitivamente esto

no era divertido. Pero por alguna razón su pregunta hizo que Kelly sonriera, y un
ligero alivio la llenó.

"No, normalmente estoy en el patio. Pero hice una excepcion esta vez".

"¿No está congelado tu trasero?"


Esta vez Kelly se r ió más fuerte. Una risa corta y tranquila, pero era una
risa. "Ahora que lo dices."

"Entonces levántate. ¿Estabas tratando de tomar una ducha? "Kelly asintió,


y Barrett la ayudó a ponerse de pie. "Bien. Puedo ayudarte con eso."

Asegurandose que Kelly estaba bien, Barr ett abrió la puerta de la ducha y giró la

llave del grifo. Ajustó la temperatura y extendió su mano para ayudar a Kelly a

entrar.
"¿Estás bien?", Preguntó antes de alejarse.

"Sí, gr acias."

Barrett cerró la puerta. Quería darle a Kelly su privacidad, pero tampoco

quería dejarla sola. Necesitaba asegurarse de que estaba bien y se quedó. La


espalda de Kelly daba hacia ella, el agua deslizándose sobre su piel llena de

cicatrices. Un rayo de dolor se deslizó a través de Barrett cuando vio que muchas

de las cicatrices estaban frescas. Podía contar fácilmente sus costillas.

Barrett puso la toalla de felpa azul próxima a la puerta de la ducha y de

mala gana salió de la habitación.

CAPÍTULO DIECISIETE
Seis días más tarde Kelly abrochó el cinturón de su asiento en el avión que

Barrett había fletado para volver a casa. Trató de convencer a Barrett de que era

capaz de tomar un vuelo comercial, pero Barrett había insistido y ella finalmente

accedió. El despegue fue suave y casi silencioso mientras el avión ascendía, con

destino a Denver.
La semana entera en el hospital y los cuatro días en el hotel habían sido

borrosas, marcadas por más pesadillas y las tensas visitas de sus padres. Ellos no

mencionaron al bebé o sus planes cuando regresara a casa, todos prefirieron


tener conversaciones sin importancia. Ella confirmó su decisión de no interrumpir
su embarazo con las revisiones del Dr. Foster y tuvo varias sesiones con la Dra.

Hinton. Ella no estaba ni cerca de donde tenía que estar mentalmente o


físicamente, pero necesitaba familiarizarse con su entorno. Había insistido en

volver a casa.

Barrett estaba sentada en el asiento frente a ella, con la mirada centrada en

la pequeña ventana. Había estado a su lado casi cada minuto. Le insistió en que le
dejara comprar unos cuantos conjuntos de ropa hasta que fuera capaz de ir de

compras por su cuenta, con su propio dinero. Y ésa era otra cosa que tenía que

averiguar.

¿Aún tenía un trabajo? ¿Estaría capacitada para volver a trabajar? Estaba


demasiado débil para hacer algo más que caminar de arriba a abajo en el lobby

del hotel. Poco a poco había progresado hasta hacer ocho vueltas, pero eso

ciertamente no era suficiente para el extenuante trabajo de enfermería. Ah, y no

podía olvidarse de que el bebé le consumiría su tiempo y energía en unos pocos

meses.

Kelly recordó la conversación de dos días atrás con respecto a su casa. No


podía recor dar cómo empezó la conversación, pero no pasó mucho tiempo antes

de que Barrett le confesara que ella había pagado su hipoteca.

"¿Hiciste qué?"
"Kelly, tengo mucho dinero, y tú no tenías que preocuparte acerca de dónde
irías a vivir cuando regresaras a casa ", dijo Barret con total naturalidad.
"Pero eso es demasiado."
"No te preocupes por eso"
"No es tu responsabilidad", dijo Kelly, la ira empezaba a hervir. Finalmente se dio por vencida,
sabiendo que sus argumentos no cambiarían nada.
Kelly odiaba deberle a nadie, especialmente cuando se trataba de dinero.
Era suficientemente malo deberle al banco, pero nadie sabía que no estaba en

condiciones de pagar en efectivo por una casa. Excepto, por supuesto, Barrett,
quien le explicó cómo había descubierto que tenía su hipoteca y lo fácil que fue

entrar al banco y llenar un cheque por el saldo. No tuvo tanta suerte cuando se

trató del coche. El banco había recogido de nuevo el coche después de cuatro

meses, por falta de pago. A ellos no les importaba que Kelly no pudiera hacer el
pago -sólo que ella lo hizo.

Barret tenía los ojos cerrados, y Kelly tuvo la oportunidad de estudiarla.

Parecía un poco marimacho, y con el pelo mucho más corto de lo que estaba

cuando estuvo en el campamento, ella lo apartaba fácilmente. Ella era,


obviamente, una mujer de negocios exitosa, la for ma en que tomaba el control y

las cosas que esperaba se hicieran cuando las pedía. Llenaba cualquier

habitación con su confianza y carisma que, incluso en su condición debilitada,

Kelly encontró sorprendentemente atractiva.

La cicatriz en su frente era notable, y Kelly se sentía mal de no haber sido

capaz de hacer más para evitarla. Era todo lo que pudo hacer para evitar que se
infectara. Barr ett le contó de la cirugía para arreglar su mano y reparar el daño

que la bala le había infligido en su hombro.

Kelly sabía que Barr ett se culpaba a sí misma por dejarla atrás. No lo hizo,

pero no podía log rar que Barr ett cambiara de modo de pensar. Si los papeles

estuvieran invertidos, se suponía que sentiría lo mismo. Como fuera, le debía su


vida a Barrett, y eso superaba cualquier cosa y todo lo demás. Dios, las dos er an

un desastre, pero considerándolo, las cosas podrían haber sido mucho peor.

Barrett abrió los ojos y vió su mirada fija en ella. Observó como los ojos de
Barrett se tornaban del desenfoque a más oscuros y luego penetrantes. Quería
ahogarse en esos ojos y dejar que se fuera todo el dolo r del mundo. Incluso

cuando estaban cautivas, Barrett había sido la fuerza estabilizadora en su vida. No


había conectado con ninguno de los otros rehenes en el campamento como lo

hizo con Barrett. Como ahora. Algo respecto a Barrett la había alcanzado

inexplicablemente entonces, y la atracción sin duda estaba aquí ahora.

"Es mi turno de preguntar cómo lo estás llevando".


"Estoy bien. No soy la única que ha sido r escatada".

"Pero estuviste mucho tiempo. Revivir éso no puede dejar de afectarte".

"Suenas como la Dra. Hinton." Barrett frunció el ceño.

Barrett estaba obviamente incómoda hablando de su experiencia. "Ella no


divulga ninguna confidencia entre médico y paciente. A pesar de que todavía no

estoy segura a donde llevará, puedo leerte bastante bien. Nosotras no pasamos a

través de lo que hicimos juntas y sin compartir un enlace. Nosotras dependiamos

una de la otra, y eso mo cambiará ahora que estamos afuera. "Kelly se sorprendió de sus palabras.
Realmente nunca pensó en ello de esa manera, pero una vez

que las palabras salieron de su boca, ella las creyó.

Los ojos de Barr ett se estrecharon como si se miraran dentro de su alma.

Debía sentirse incomoda, pero en vez de eso se sentía confiada -que ella podía
contar con Barrett para cualquier cosa y ella haría lo mismo por ella. Le debía a

Barrett más que sólo su vida, y estaba agradecida por siempre.

"Sólo han pasado unos meses desde que regresaste a casa ", añadió Kelly.

"De hecho son casi seis, y g racias por tu preocupación, pero estoy bien. "El tono de Barrett le dijo
que el tema estaba cerrado. "Esto no es sobre mí, Kelly, es acerca de tí".

"Yo espero que seamos amigas, por lo menos. Después de todo, es tanto
acerca de tí como de mí.Los amigos se dan y toman uno del otro ".

Barrett sonr ió. "Tienes razón. Estoy dando y tú estás tomando. Así que a
acostumbrarse a ello".

***
El avión ro deó el Aeropuerto Internacional de Denver y los nervios de Kelly

estaban sobrecargados. Estaba yendo a casa, a un lugar que, en más de una

ocasión, había pensado que nunca volvería a ver de nuevo.

Las familiares Montañas Rocosas se miraban por la ventana, la nieve


cubría todos los picos. El cielo estaba despejado y se mir aba igual que Kelly lo

había imaginado cuando cerraba los ojos y se veía a sí misma allí.

"Gracias por hacer los arr eglos." Estaban llegando a la terminal ejecutiva, donde el acceso era
estrictamente controlado. Lo último que quería o necesitaba

era hacer frente a la multitud de amigos bienintencionados y a los medios de

comunicación en la búsqueda de la historia. Barrett sonrió y sólo asintió con la


cabeza.

Durante la mayor parte del vuelo Barrett había estado relajada y


conversadora. Ella se había vuelto más tranquila e introspectiva cuanto más se

acercaban a su destino final. Barrett le dijo que tenía la intención de permanecer

en Denver por unos días para ayudarle a instalarse, y que tenía algunos negocios

que atender mientras estuviera aquí. Kelly no estaba segura de que la segunda
razón fuera cierta, pero no dijo nada. Ella siempre había odiado los

enfrentamientos y realmente los odiaba ahora.

Ya fuera porque estaban en la terminal ejecutiva o por los contactos de

Barrett, que fueron llevadas a través de Aduanas en un tiempo récord y a los


quince minutos estaba sentada junto a Barrett en la parte trasera de una limusina

negra, camino a casa.

Debió haberse quedado dormida porque lo siguiente que supo fue que
Barrett la despertó. Estaba cálida y cómoda, la almohada era suave. Cuando luchó
por abrir los ojos se dio cuenta de que su almohada era Barr ett. ¿Cuándo se

deslizó y se acurr ucó contra Barr ett? Cada vez que se quedaba dormida con
Barrett cerca, ella despertaba, ya sea en sus brazos o tan cerca de ella que podría

estar en su regazo. ¿Qué estaba pasando con eso?

Ayer cuando habló con la Dra. Hinton, se lo mencionó. Después de

hablarlo, Kelly llegó a la conclusión de que se sentía segura con Barr ett y su
reacción era natural. La Dra. Hinton le había asegurado que con el tiempo se

sentiría segura de nuevo por su cuenta. Intelectualmente tenía sentido, pero Kelly

siempre había sido impaciente con las cosas que tomaban tiempo.

Sintió que Barr ett se tensaba. Y en un segundo escuchó una maldicion.


"¿Qué es?" Kelly se sentó y Barrett señaló la ventana. Ahora fue el turno de Kelly de maldecir.
"Maldita sea. Le dije específicamente a mis padres que no dijer a a nadie que llegaba hoy a casa."
Sabía que sonaba tan aterr orizada como se

sentía.

Al frente de su casa colgaba un letrero que decía: BIENVENIDA A CASA,

KELLY! Las letras er an de al menos tres pies de alto y pintadas de color verde
brillante sobre papel blanco. Unos globos flanqueaban ambos lados y se izaban

majestuosamente desde su buzón de correo en la acera. Los coches estaban

estacionados en ambos lados de la calle frente a su casa, hasta donde podía ver.
Ella gimió y se recostó en la parte posterior del asiento. "Oh, Dios."

"Tiene que haber una docena de coches aquí" comentó Barrett, con el ceño
arrugando su frente.

"Por lo menos". Kelly estaba a la vez molesta y asustada.

"¿No te advirtió la Dra. Hinton que volvieras poco a poco de nuevo a tu


vida? ", Barrett le indicó al conductor que se detuviera y estacionara en doble fila algunas casas antes
de la de Kelly.
"Por supuesto que lo hizo. Se lo dijo a mi padres también. Obviamente no la
escucharon más de lo que me escuchan a mí. Mi mamá debió haber llamado a

Ariel y formaron todo ésto. Maldita sea ", dijo Kelly, a falta de algo mejor.
Barrett le tomó la mano. "No tienes que hacer esto, lo sabes. Te puedo

llevar a un hotel, y podrás volver cuando todo el mundo se haya ido ".

Barrett estaba ofreciendole una vía de escape, y quería saltar sobre ella.

No quería enfrentar a sus amigos. Ella apenas estaba lista para poder hablar sin
permiso y desde luego no era capaz de formar ni una charla agr adable en este

momento. No tenía ni idea de lo que estaba pasando en el mundo, se había

perdido por completo la elección presidencial, y nunca había oído hablar del

teléfono de Barrett, el iPhone 5, o del xBox One, que ella había visto anoche en un
comercial de TV. Y definitivamente no quería hablar de su cautiverio, de sus

captores, o de su bebé. Ella sólo llegaría a enfrentarse con todo eso ella misma.

Se volvió a Barrett. "¿Te quedarías conmigo?”

"Por supuesto", dijo Barrett sin vacilación.

"Tú no sabes cómo son mis amigos".

"No, pero te conozco a tí. Prometo " dijo Barr ett, sonriendo, haciendo una X
en su pecho con su dedo, "no alejarme de tu lado hasta que me eches ".

***

Todas estas personas necesitaban irse al infierno fuera de aquí, pensó

Barrett. No tenían idea de lo que estaban haciendo a Kelly. Pero ella lo hizo, y se

esforzaba por encontrar una manera para llegar a todos. Kelly era bombardeada
con buenos deseos y bienvenidas a casa. Cuando cualquiera se acercaba, Kelly

daba un paso más cerca de ella. Muchas veces Barrett desvió preguntas sobre

ella o su rescate y dirigió la conversación a unos temas más seguros y menos


amenazantes.
Las sombras bajo los ojos de Kelly estaban más oscuras que hacía una

hora. Después de tres horas estaba obviamente agotada.


Barrett le susurró al oído. "¿Quieres que les pida a todos que se vayan? "

Kelly se limitó a asentir. "Ya vuelvo. "Barrett se alejó de Kelly por primera vez desde que habían
llegado y se apresuró a regresar con una copa de champán y

una cuchara.

Tocando ligeramente el cristal para llamar la atención, Barret dijo: "Señoras

y señores”. Otro par de toques en la copa. "Damas y caballeros. En nombre de


todo el mundo, estoy segura de que todos estamos encantados del regreso de

Kelly a casa y sabemos que ella está agotada. Así que, antes de que todos

empecemos a retirarnos en pocos minutos, pro pongo que todos levantemos

nuestras copas en un último brindis para celebrar que Kelly está de vuelta con
nosotros, donde pertenece. "Barrett levantó la copa más alto y todo el mundo la

imitó. Afortunadamente, todo el mundo entendió la indirecta y empezaron a


despedirse. Ella no podría haberlo dejado más claro, que era hora de que todo el

mundo se fuera. Todos, excepto Ariel, la mujer que Kelly había presentado como

su mejor amiga, captaron la indirecta.

Barrett no estaba segura de si le agradaba Ariel. En más de una ocasión la


captó murmurando, y Barr ett no quería saber si ella le estaba diciendo a los otros

que se fueran al diablo o estaba contribuyendo al tema del embarazo de Kelly. Ella

era buena leyendo el lenguaje cor poral y, por desgracia, para Kelly, Barrett

sospechaba que era esto último.


"Kelly, ven siéntate", dijo Ariel, acariciando el sofá junto a ella. "Te ves agotada”.

 No jodas, Sherlock, pensó Barrett. ¿Dónde estabas hace dos horas?
Kelly prácticamente cayó en el sofá, el cuero no hizo ruido. Se quitó los
zapatos y puso los pies sobre la mesa delante de ella. Luego recargó su cabeza
hacia atrás y dejó escapar un largo suspiro.

"Estoy tan contenta de que estés en casa, Kel. Te extrañé mucho". Ariel
balbuceó algunas cosas, y Barrett supuso que eso hacían las amigas. Ella nunca

había tenído a nadie cerca, así que realmente no sabía. Pero entonces, Ariel dijo

algo que acaparó su atención.

"Las salidas no eran lo mismo sin tí. Siempre éramos uno menos y un
número impar cuando montabamos los paseos en la feria de este año. David

preguntaba por tí todo el tiempo. "Barrett reconoció el tono de Ariel. Por lo general era acompañado
con un guiño y un movimiento de cabeza.

Barrett se quedó anonadada. Kelly acababa de ser liberada, rehén en una

selva infestada de insectos por un grupo de matones, y su amiga le decía que un

tipo estaba preguntando por ella? ¿Cómo que preguntando por ella?


"Ariel, agradezco el pensamiento, pero la última cosa que puedo hacer es

reanudar mi vida como si nunca me hubiera ido".


"Lo sabemos, Kel. Sólo pensamos que necesitas volver a montar el caballo , como se dice", dijo Ariel
con toda seriedad.
"¿Y cuál caballo es ése? ¿El que atacó nuestra clínica, disparó y mató a

una decena de personas que sólo trataban de ayudar a los demás? ¿O el que me

arr astró del pelo a través de la selva? ¿O el que me golpeó sólo porque estaba
aburrido, o el que me ató a un hombre moribundo que tenía su pene destrozado

sólo porque se atrevió a mirarme -a la mujer del Coronel? ¿Es ése, Ariel? ¿O al
que ellos llamaban El Coronel? Él era el semental de la manada y, obviamente el

fértil. Así que perdóname, Ariel, si no puedo imaginar en cuál se supone que debo

volver, como tan elocuentemente lo pones".


Barrett se sorpr endió casi tanto como Ariel. Se contuvo para no gritar "Eso

es, chica," y hacerle un gesto de choca ésos cinco. Las mejillas de Kelly estaban coloradas y sus
orejas rojas de ira. Si Barrett no lo supiera mejor, juraría que salía vapor de las orejas de Kelly. Ni
siquiera podía describir la expresión de Ariel.

"Jesucristo, Kel. No necesitas tratarme como una gilipollas. "Ariel sonó un tanto molesta. "Yo sólo
estaba tratando de ayudar. Y, además, nos enteramos de
que estabas planeando tener un aborto”.

Kelly palideció y Barrett sostuvo el aliento.

"¿Dónde has oído eso?" Kelly preguntó con calma. Con demasiada calma, pensó Barrett.

"De tu madre." Ariel o bviamente, no tenía ni pizca del estado mental de

Kelly. "Cuando me llamó para decirme cuando regresabas a casa".


"¿Qué más te dijo?"

"Sólo que no hacen abortos en Panamá, pero que ibas a tenerlo con uno de

los médicos del hospital que lo hacen. "

Ariel era o terr iblemente ingenua o tenía un motivo ulterior, o simplemente


era una completa idiota y la forma en que Kelly la estaba mirando parecía que

estaba tratando de averiguar cuál se ajustaba a la descripcion. Barrett observó a


Kelly que luchaba para mantener la compostura. ¿Por qué sería que su madre

diría una cosa así? ¿Para obligarla a cambiar de opinion? Kelly le había

comentado acerca de su conversación con sus padres y cómo no habían cesado

tratando de conseguir que abortara el bebé. Barrett se había sorprendido. Ella


nunca habría esperado ése tipo de comportamiento de los Sres. Ryan que ella

había conocido y de los que Kelly le había hablado durante su cautiverio. Pero

entonces, ¿qué sabía ella sobre la dinámica familiar?

"Para que conste, Ariel, no voy a tener un aborto, no impor ta lo mucho que
mis padres lo quieran. Este es un niño que crece dentro de mí, un niño inocente,

y yo no voy a combinar una tragedia con otra. Me quedo con este bebé, y

cualquier persona que sólo puede verlo como un niño producto de la violación no
estará en mi vida, no importa quiénes sean ".
"Por supuesto, Kelly. Tú sabes que yo siempre he sido pro-elección.

Especialmente en un caso como éste”.


Barrett hizo una mueca. ¿Podría Ariel hacer ésto peor? Dios, esperaba que

no, por el bien de Kelly. Kelly se puso de pie, con una expresión de dolor e

incredulidad en su rostro que Barr ett no había visto nunca.

"Adiós Ariel," dijo Kelly, saliendo de la habitación sin mirar atrás, y Barrett se contuvo para no
golpear con la puerta el culo de Ariel al salir.

Barrett encontró a Kelly sentada en la cama en el dormitorio principal.


Sombras azules llenaban el cuarto dominada por una gran cama extra grande

flanqueada por mesitas de noche a juego. Un tocador en la pared adyacente y una

mecedora metida en un rincón de la esquina, completaban el mobiliario.

"Esto no era lo que esperaba”


La voz de Kelly era tranquila y Barrett tenía que esforzarse para o írla.

"Estas personas eran mis amigos, o al menos yo pensaba que lo eran.


Estas personas... "Vaciló como si buscara el adjetivo correcto. "No sé qué quieren de mí. Y mis
padres... "
La voz de Kelly se quebró, y Barrett cruzó la habitación y se sentó a su

lado. Ella no tenía ni idea de qué decir o hacer para ayudarla, y dijo. "Lo siento mucho, Kelly. Debí
haberlo visto venir".

"¿Cómo se supones que sabrías que mis padres harían esto? Ni yo pensé

que lo harían. Supongo que muchas cosas han cambiado ", dijo ella, claramente

abatida.
Otra muesca del "nunca debí haberla dejado" golpeó a Barrett,

derrotándola. Se estaba volviendo casi demasiado grande para manejarlo. Unas

pocas ocasiones más como ésta, y no tardaría en convertirse en un club.


"Gracias por traerme a casa, Barrett ", dijo Kelly. Pero Barrett oyó la palabra no dicha "por fin".

 Paralizada era la primera palabra que Kelly podía pensar para describir


cómo se sentía. Herida, sorprendida, decepcionada y traicionada por los otros que

flotaban a su alrededor. Barrett había mantenido su palabra sobre todo, pero por
otra parte ella confiaba en Barrett. Ella no era responsable de este fiasco, y no

debía tomarlo para sí. Tratando de deshacerse de su estado de ánimo, Kelly se

levantó.

"Te pediría que te quedaras a cenar, pero probablemente no tenga nada


comestible en mi cocina. Necesito ir a la tienda y comprar algunos alimentos

básicos para los próximos días " dijo, empezando a hacer una lista mental de lo

que necesitaría. Uyy, absolutamente todo, desde huevos hasta un nuevo cepillo

de dientes.
Ella le había pedido a Barrett que se detuviera en su banco para conseguir

un poco de dinero en efectivo y una nueva tarjeta de débito y crédito. La tarjeta de

débito no fue ningún problema, pero la de crédito se canceló debido a su saldo

vencido. Su crédito debía estar en el caño, ahora. Barrett le dijo que podía decirle

a un abogado que revisara cualquier mala deuda. Kelly había argumentado que no

podía hacer eso, pero Barrett insistió, citando los numerosos abogados que ella
tenía en su empresa fr ente a ninguno por el lado de Kelly.

"Tú debes tener la mayoría de los alimentos básicos y lo s ingredientes para

arr eglar un par de cenas. Yo encontré un servicio para comprar y puse unas cosas

usto en tu refrigerador y en el gabinete, " añadió Barrett, probablemente debido a la expresión de


Kelly. "Después mañana ir emos por tu coche ".

"¿Un coche?" Ella debió escuchar mal a Barrett porque, seguramente no


iba a comprar le un coche? Pero entonces ella había pagado por su casa, por lo

que qué eran diez mil más?

"El tuyo fue embargado y yo no pude recuperarlo . "


La generosidad de Barrett estaba empezando a sentirse incómoda. Ella
sabía que Barr ett se sentía culpable por haber sido obligada a dejarla atrás, y no

necesitaba tener un Doctorado como la Dra. Hinton para llegar a la conclusión de


que estaba tratando de compensarla por ese hecho. Pero la única persona que

culpaba a Barrett era la misma Barrett. Ella, a su vez, le debía la vida a Barrett, y una manera de que
pudiera pagarle era aceptar gentilmente lo que Barrett

pensaba que tenía para o frecer. Dios, er a confuso.

"Voy a comprar mi propio coche, Barrett. No. "Ella levantó su mano cuando

Barrett comenzó a objetar. "Voy a comprar mi propio auto. "Hizo hincapié en cada palabra. Cómo
tendría que pagar por ello era otro asunto. Sin comprobantes de

ingresos no sería capaz de conseguir un préstamo. Tenía que echar mano de sus
ahorros, lo que no quería hacer, pero no tenía otra opción.

"Está bien", dijo Barrett. "Como tú quieras”.

Kelly escuchó el dolor en a voz de Barrett. "Lo siento." Puso su mano en el brazo de Barrett. "Yo no
quiero sonar tan grosera. Pero esto es algo que yo tengo que hacer. "Eso pareció suavizar sus duras
palabras, y Barr ett asintió.

"Entiendo." Barrett se puso de pie y se dirigió hacia la puerta.


"Probablemente estás agotada. Debo irme".

Kelly no quería dejar ir a Barrett pero necesitaba un poco de tiempo para sí

misma y para reencontrarse con su casa, sus cosas, a sí misma. "¿Vendrás a


tomar un café en la mañana? ", preguntó Kelly siguiendo a Barr ett por el pasillo hacia la parte
delantera puerta.
"No me lo perdería."

Mariposas bailaban en el estómago de Kelly.

Barrett abrió la puerta para salir, y el final de la tarde la enmarcó en la

puerta. La forma en que el sol reflejaba hacía parecer que cada partícula de luz

solar restante se centraba en el r ostro de Barrett. Barrett era absolutamente


impresionante. La garganta de Kelly se secó y sus rodillas de repente se
debilitaron. Ella nunca había visto a Barrett de esta manera y sin duda nunca
había utilizado esa palabra para describir a alguien. Especialmente una mujer.

Pero encajaba en Barrett perfectamente.


Kelly se acercó, cerrando la distancia entre ellas, y la abrazó. Habían caído

en el hábito de abrazarse cuando se separaban. Había sido una reacción natural

para ella abrazar a Barrett cuando bajó del avión en Panamá, y Barrett había

devuelto el gesto la primera vez que salió de la habitación en el hospital. Kelly


nunca abrazó a sus amigas cuando se separaban, pero se sentía natural con

Barrett. Y si la intensidad de los abrazos de Barrett eran una indicación, a ella no

parecian molestarle tampoco.

No quería dejar ir a Barrett. No se cansaba nunca de sentise viva en sus


brazos. Después de que Barrett fue rescatada, Kelly había soñado con el

momento en que la viera de nuevo. Cuando estuvo en sus brazos después de

bajar del avión, se perdió en la sensación de alivio abrumador. Afortunadamente

consiguió la oportunidad de repetirlo a menudo. De mala gana ella se apartó.

"Si necesitas algo, llámame." Habían comprado un teléfono celular para

Kelly, y el número de Barrett era el primer o en la marcación rápida.


"Lo haré."

Barrett estrechó sus manos y le preguntó: "¿Estás segura que vas a estar

bien?"

"No, pero lo estaré", respondió ella, claramente sorprendiendo a Barrett por abrazarla de nuevo.
"Ahor a vete." Kelly le dio la vuelta hacia la calle. "Tu trabajo aquí ya terminó. El desayuno es a las
ocho. No llegues tarde o tus huevos se

enfriarán".

Kelly dio un ligero empujón a Barrett, quien se encaminó por la acera hacia
su coche.

***
Kelly cerr ó la puerta antes de que cambiara de opinión y le pidiera a Barr ett

que se quedara. Barrett la hizo sentirse segura, y ella disfrutaba de su compañía.


Ahora que estaban lejos de la vigilancia y el escrutinio constante de sus captores y

eran capaces de hablar libremente como la gente normal, tenía una idea de la

personalidad de Barrett. Era inteligente, pero tenía una buena dosis de sentido

común. Era autoritaria y enégica, pero podría ser suave y cariñosa.


Cuando estaban en Panamá en espera de su pasaporte, dieron un paseo

caminando y llegaron a un parque cercano. Era cerca del medio día, y algunas

mamás empujaban a los niños en los columpios mientras un anciano lanzaba una

pelota a su perro. Estaban sentadas en una de los bancas cuando el perro trotó y
la pelota mojada de tenis cayó sobre el regazo de Barrett.

"Eyy, niña, ¿qué es esto?", Preguntó, frotando la cabeza del Border Collie y alrededor de sus oídos.
"¿Quieres jugar? ¿Eso eso? "Se puso de pie y lanzó la pelota, y el perro se fue tras ella. La trajo de
vuelta hacia Barrett y la miró
expectante.
"Parece que tienes una nueva amiga."
"Sí, y es muy graciosa", dijo Barrett, frotando al perro detrás de las orejas y lanzando la pelota de
nuevo.
"Éres un imán para las chicas. Vienen directo a tí".
"Sí, bueno, ya sabes los perros y los niños son buenos jueces por
naturaleza". Barrett lanzó la pelota a su izquierda y el perro se fue, pero esta vez la cogió para
llevarla a su amo. Barrett se rió entre dientes. "Obviamente he perdido mi magnetismo animal".
"Oh, dudo que alguna vez lo pierdas," dijo Kelly, disfrutando por primera vez en mucho, mucho
tiempo. Sentada en un banco del parque, el sol calentaba su
cara junto a una encantadora e inteligente mujer, que era más de lo que alguna
vez había imaginado que haría de nuevo. Pero aquí estaba sentada al lado de la
mujer que había hecho todo esto posible. Una repentina abrumadora gratitud hizo
que abarzara a Barrett.
"Hey," dijo Barrett, obviamente sorprendida. "No es que me queje, pero esto por qué es?”
"Porque darte las gracias no sería suficiente”.
Kelly cerró la puerta principal y su casa estaba de repente muy vacía. Por

supuesto que lo estaría, se dijo. Hace unas horas treinta personas estaban aquí, y

ahora estaba sólo ella. Se detuvo. Si contaba a partir del día que se fue para

aquella misión médica, habían sido más que dos años desde había estado
completamente sola. El pensamiento la sorprendió. Había estado con su equipo

médico, luego con sus captores, despues el personal del hospital, y con Barrett en

la habitación de al lado en el hotel en Panamá.

Sus pasos resonaban en lo que se había vuelto de repente una casa


claustrofóbica. Durante una de sus sesiones, la Dra. Hinton le dijo que era

probable que tuviera algunas dificultades en el regreso a su vida. Podría sentirse

completamente indefensa o experimentar la sobrecarga sensorial y nada entre una

cosa y otra. Podría sentirse entumecida o ansiosa. Después de tener cada minuto

de su vida bajo el control de otra persona sin esa dirección, sin tener ahora quién

le diga qué hacer y cuándo hacerlo, ella podr ía sentirse como si se estuviera
ahogando en el vacío.

Needle, necesitaba conseguir a su perro Needle. Ariel había dicho que

estaba en su casa y se la traería mañana. Dejando su ansiedad a un lado, Kelly

vagó a través de su casa. Ella había comprado la casa de una sola planta como

una inversión, cuando la vivienda del mercado se derrumbó hacía varios años. Se
sintió culpable al cosechar el beneficio por la desgracia de alguien, pero finalmente lo superó. Lo
que fue lamentable es que antes que el pro pietario anterior se fuera,

había destrozado el lugar. No tenía ningún aparato, cada pared tenía al menos

tres or ificios en la hoja de yeso, y cada grifo estaba roto. Los baños estaban
obstruídos con Dios sabía qué, y la puerta del garaje estaba fuera de los rieles. El
patio estaba destruído por igual con malas hierbas que rozaban su trasero

mientras ella caminaba. Pero después de varios meses, de varios miles de


dólares, y también de muchos dolores musculares y ampollas para contar,

finalmente quedó casi como ella quería. Todo lo que quedaba era el cuarto

dormitorio que ahora servía como eventual cuarto de cachivaches.El dormitorio

dos era la habitación de invitados, el número tres la oficina, pero su orgullo y


alegría era su dormitorio.

El gran dosel de la cama king-size asentada en medio del enorme cuarto.

La colcha había costado mucho más de lo nunca soñó que podía permitir se, pero

Kelly se había enamorado en el minuto que la vio. Había pintado las paredes en
distintos tonos de azul, y las almohadas completaban el aspecto. Quería una

sensacion cálida y agradable en este cuarto, un espacio donde pudiera anidarse,

acurrucarse y hacer el amor. Todavía podía ver la huella en la cama donde Barr ett

se había sentado a su lado. Ella no había dicho mucho, pero le había agradado el

sólo tener a Barrett aquí. Podría acostumbrarse tener a Barrett a su alrededor. Era

fácil estar con ella. No sentía ninguna presión por ser algo que no er a, una
sobreviviente de un terr ible calvario, una mujer que intentaba recuperar su vida.

Barrett comprendía que ella era una entre un puñado de personas que habían

compartido esa experiencia desgarradora.

¿Cómo sería si hubiera conocido a Barr ett bajo diferentes circunstancias?

Difícilmente se hubieran conocido. Por Dios, vivían a cientos de kilómetros de


distancia. No se movían en los mismos negocios o círculos sociales. Se preguntó

cómo serían las amistades de Barr ett. ¿Eran dueños de negocios exitosos como

ella? ¿Vivían cerca de ella o estaban repartidos por todo el mundo? ¿Todas eran
lesbianas o tenía amistades hetero? Esas fueron sólo algunas de las preguntas
que flotaban en su cabeza mientras lavaba unas cuantas ropas y los platos. Ella y

Barrett había estado juntas durante meses en la selva, pero cuando podían hablar
los temas no iban más de la línea de supervivencia – no charlaban de la barbacoa

del último fin de semana.

El zumbido de la secadora la sacudió de sus pensamientos, y llenó la cesta

con ropa de abrigo. Se volvió al sofá y empezó a acomodar los calcetines en


pares. De repente dejó caer un par como si estuvieran en llamas, sus manos

temblaban incontrolablemente. Su corazón se aceleró y no podía respirar. Se

tambaleó sobre sus pies, la canasta de la ropa cayó al piso. Se agarr ó del

respaldo de una silla cercana para sostenerse. Instantaneamente, la habitación la


asfixiaba. Ella tenía que salir.

***

Barrett no podía dormir. El hotel era agradable, tranquilo y muy parecido a

los cientos en que se había quedado antes. Diferentes colores, diferentes

direcciones, pero una habitación de hotel era lo mismo que cualquiera otra. A

veces pensaba en su recámara cuando estaba en un lugar extraño. Así que ¿por
qué no podía dormir?

Una leve luz desde el estacionamiento pasaba a través de las cortinas. Se

recostó de espaldas con las manos detrás de su cabeza. El ventilador de techo

estaba bajo, sus anchas aspas giraban en silencio sobre su cabeza. Kelly tenía un

ventilador de techo sobre su cama. ¿Estaría viéndolo gir ar o estaría durmiendo?


¿Hubo alguien más viendolo gir ar en la oscuridad? ¿Alguien aparte de Kelly que

sintiera la brisa fr ía en sus cuerpos desnudos? ¿Alguien que yaciera bajo el

ventilador y corriera sus manos sobr e su piel suave? ¿Trazara la curva de su


pecho, el arco de su espalda, la húmeda calidez de ella? Alguien que la hubiera
besado sin parar hasta que ella gr itara su nombre en la oscuridad. ¿Alguien que la

habría llevado a la cresta de la pasión y la sostuvo mientras ella vivía el clímax?


Santo Dios! Barrett se quitó la sábana y prácticamente saltó de la cama.

Abrió más las cortinas, iluminando la habitación lo suficiente para encontrar la

botella abierta de Crown Royal en el minibar. Sus manos temblaban ligeramente

mientras vertía el contenido en un vaso y añadía un toque de Coca-Cola. Usando


su dedo para agitarlo s, ella miró por la ventana.

¿Qué demonios estaba haciendo ella teniendo fantasías acerca de Kelly?

Ella apenas estaba comenzando a recuperarse y regresando a su vida. Y era

hetero. Oh, y embarazada. Ella no tenía absolutamente por qué estar pensando en
ella como algo más que no fuera una amiga. Qué lío. Por el amor de Dios.

Necesitaba que examinaran su cabeza si ella estaba pensando ésas cosas.

Pero ¿qué iba a hacer ahora? No podía dejar de pensar en algo así.

Pretender que nunca pensó en alguien desnudo. Cómo se sentiría la piel de Kelly

bajo sus dedos, el sabor de su lengua, los pequeños sonidos que hacía,

sus gemidos de éxtasis, el sor prendente aliento cuando entrara por primera vez en
esos rincones privados. Barrett no podía dejar imaginar el sonido de la voz de

Kelly susurrando su nombre, rogando por la liberación.

"Oh, Dios, ¿qué estoy haciendo?" preguntó a la noche. Repitió la

pregunta una y otra vez mientras paseaba por la pequeña habitación. "Contrólate, Barrett," dijo con
fuerza, cambiando su enfoque. "Ella no necesita esto de tí. "En realidad ella podría nombrar al menos
una docena de cosas que tenía que hacer

por Kelly.

Kelly estaba en casa y camino a su recuperación. Tenía un lugar seguro


para vivir, alimento para comer, y mañana tendría un transporte confiable. Barret

había hablado con la jefe de enfermeras, donde Kelly trabajaba antes de que fuera
secuestrada, y la mujer había garantizado que Kelly tendría un trabajo al regresar

cuando estuviera lista. Barrett le había pedido que mantuvieran esa conversación
confidencial, y la mujer había aceptado fácilmente. Los honorarios de la Dra.

Hinton fueron pagados, y Barr ett tuvo cuidado de pagar la factura del hospital

antes de dejar Panamá. Su abogado manejaría cualquier problema de crédito y

facturas vencidas. ¿Qué más podía hacer por ella?


Tenía que irse a casa y volver al trabajo. Debra había llamado varias veces

con temas relacionados con el trabajo y cada vez intentaba que Barrett le dijera

dónde estaba y qué estaba haciendo. Cuándo ella recibió la llamada de Trevor dos

semanas atrás, ella había salido de la oficina sin apenas mirar. Una vez que se
hubo calmado un poco, había llamado a Debra para decirle que estaría fuera por

un tiempo.

"¿Fuera para qué?" Preguntó Debra en su no-tan-sutil manera.


"Tengo que hacer algo."
"¿Cómo qué?" Como Barrett no contestó, ella dijo: "¿Qué estás haciendo, Barrett? ¿Dónde estás y con
quién? ¿Está viviendo con otra pelirroja? Dios, eso
espero. Necesitas un buen polvo. No has sido tú misma desde que volviste. Estás
lejana en las reuniones, incluso cuando te molestas en aparecer. No sé cuántas
veces he descubierto tu mirada fija en la nada. Y francamente, dejaste tu
capacidad de tomar decisiones, tu sentido del humor, y la cortesía detrás en esa
selva. Has sido una completa bruja, un dolor en el culo, y una despistada desde
que volviste. Ahora, yo no puedo saber por lo que pasaste mientras estuviste
fuera", dijo Debra, apenas deteniéndose para tomar un respiro, "pero muchas personas se vieron
afectadas por tu secuestro también aquí en casa, y nos
merecemos más de lo que nos puedas dar".
Debra había estado en lo cierto. Ella era una persona completamente
diferente antes. Sólo se había ido por siete meses, ¿pero podía ese cor to tiempo

cambiar completamente a una persona? Ella no lo esperaba. Nada le afectaba


realmente. Ella era pragmática y, cuando se enfrentaba a algo feo, simplemente lo

abordaba y seguía adelante. Fin del problema. Estaba orgullosa de su descripción,

pero lo había dejado atrás en la selva, también? Había perdido su punto y no le

importaba.
Llamó a Debra cuando entró a su habitación, y cuando fue recibida con la

misma pregunta"¿Dónde estás y qué estás haciendo", finalmente se lo dijo.


"¿Hiciste qué?"
"Contraté a los mismos mercenarios que me rescataron para volver por los
otros ".
"Jesús, Barrett, yo no tenía ni idea. ¿Por qué no me lo dijiste? "La voz de Debra se había suavizado
sustancialmente.
"Porque apenas puedo sostenerme yo misma. No podía hacer frente a todo
el mundo que me preguntaba todos los días si yo había oído nada. "Esa era la verdad, por Dios. Cada
vez que su teléfono sonaba su corazón saltaba
rácticamente fuera de su pecho, y eso después de que ella lo había mirado por
horas mendigando que sonara.
"Entonces, ¿cómo lo llevan?"
Barrett la puso al corriente de los otros cuatro rehenes, dejando lo de Kelly
ara el final. Cuando terminó de hablar, se dio cuenta que Debra era una de un
uñado de gente que sabía lo que había hecho. Pero ella no estaba ahí por la
fama o la notoriedad. Ella estaba alí para sacar a Kelly.
Por lo tanto, ahora que la misión estaba cumplida, qué seguía después?
Sería mejor que se diera cuenta muy pronto porque estaba aburrida de sí misma

con la misma pregunta. Su vida había siempre se trató de contestar preguntas,


resolver dificultades, problemas complejos, y poner el caos en or den. Ahora Kelly

estaba fuera y ella podría volver a su vida normal. Sin embargo, estaba más
inestable que nunca antes.

***

Era tarde cuando Kelly caminó hasta la acera a la puerta principal. Su

ataque de pánico sela había expulsado de la casa, en una abrumadora necesidad


de correr. Ella sabía lo que estaba sucediendo y por qué, pero era impotente para

detenerlo. En el momento en que estaba al final del siguiente bloque, había

comenzado a disminuir. Nunca había experimentado nada igual, y no quería

sentirlo de nuevo. Era inquietante sentirse tan fuera de a sí misma de esa manera.
Después de todo lo que había atravesado en el campamento, nunca se había

sentido como lo hizo hace una hora. Sus manos todavía temblaban ligeramente

mientras deslizaba la llave en la cerradura.

Vaciló antes de cruzar el umbral, temerosa de que al entrar tuviera otro

ataque. Los ataques de pánico podían desencadenarse por una situación, un

pensamiento o por ninguna razón en absoluto. Ella no podía vivir así, con miedo
de que algo la pusiera en modo huída o pelea. La mente sobre la materia, diría su

madre. Ella creía que podías pensar en estar enfermo y rezar por una buena

salud. Cuadrando los hombros, Kelly respiró profundamente y entró.

Cuando apagó la luz en la mesita de noche, Kelly recordó el comentario de

Barrett acerca de dormir con las luces encdendidas. Se sentó en la cama, tirando
de la colcha hasta ponerla debajo de su barbilla. Las sábanas eran suaves y olían

a fresco. Después de varios minutos Kelly encontró que la frase "El silencio er a ensordecedor" era
verdad. No había tratado de conciliar el sueño por completo

desde antes de irse para Colombia. La selva siempre estaba viva, incluso en la
noche. Durante el día los gr itos y el parloteo de los monos eran sus compañeros
constantes. Por la noche, sin embargo, otras criaturas rondaban invisibles en la

oscuridad. Más de una noche, los gruñidos y los susurr os de las hojas la habían
mantenido despierta.

Los números en el r eloj daban las dos treinta y tres. ¿Qué estaría haciendo

Barrett? Qué pregunta más estúpida, pensó. Por supuesto que estaría durmiendo,

igual que ella debería estar haciendo. Ella sospechaba que Barr ett dormía
desnuda, la imagen bajo su cabeza del pecho desnudo de Barrett en el hotel en

Panamá le vino a la mente. No sabía cuánto tiempo había estado en los brazos de

Barrett, pero no tuvo ninguna prisa por moverse. Barrett estaba cálida, incluso el

subir y bajar de sus pechos atrajo su atención. Kelly se preguntó si eran tan
suaves como parecían. Recordó cómo el pezón de Barr ett se endureció cuando su

aliento accidentalmente sopló sobre la punta. ¿Así era todo?

Sus propios pezones eran sensibles también. Al menos solían serlo. Con

vacilación ahuecó sus pechos. Desde que había perdido tal cantidad de peso

eran mucho más pequeños, los cubría fácilmente con las manos. Sus pulgares

rozaron sus pezones y nada pasó. No sintió nada. Ni el conocido hormigueo entre
sus piernas, ni la presión en su ingle, ni la tensión empezando a formarse.

"Mierda," dijo ella, dejando caer sus manos sobre la cama. ¿Qué estaba

haciendo? Su primera noche en casa y ella estaba... ¿qué? ¿Qué estaba

haciendo? ¿Ver si todavía podía sentir algo? Si podía hacerse a sí misma...?

¿Acaso Barrett...?
¿Por qué estaba pensando en Barrett de esta manera? Ella no era lesbiana.

Nunca le habían atraído las mujeres. No tenía miedo de ducharse en el gimnasio y

no creía que cada lesbiana quisiera una aventura con ella. Lástima que no podía
decir lo mismo de los hombres que conoció.
¿Cómo era hacer el amor a una mujer? Tendría que ser bastante

impresionante, si eso es lo que te encendía. Todo el mundo era diferente, pero


una mujer conocía el cuerpo de una mujer. Que la hacía sentir bien, cuánto, cuán

duro y por cuánto tiempo. ¿Cómo era Barr ett como amante? ¿Sería una

romántica? ¿Iba directo al punto o disfrutaba tranquilamente de la experiencia?

¿Era de las de una y ya o de varias mujeres? ¿Ella lo hacía primero? ¿Estaba


arr iba? Ella no tenía ninguna experiencia directa pero podía imaginar lo que

hacían las lesbianas debajo de las sábanas. Las herramientas eran diferentes,

pero los fundamentos eran básicamente lo mismo.

Una oleada de calor r ecorrió su cuerpo, colocándos en la boca de su


estómago. Respiró hondo y se abanicó con las manos para refr escarse. Cuando lo

hizo, su camiseta se pegó a sus pezones. Estaban duros, la sensación familiar de

desmayo. Era demasiado. Ella no podía lidiar con esto ahora mismo.

Ni siquiera podía empezar a pensar sobre el sexo. ¿Por qué siquiera estaba

perdiendo el tiempo en tales pensamientos? Había sido golpeada, muerta de

hambre, aislada y tratada brutalmente. Estaba abrumada por los acontecimientos


de las últimas dos semanas. Estaba completamente fuera de su vida. Estaba aquí,

pero se sentía como una observadora de su propia vida. En la Jerarquía de

Necesidades de Maslow, estaba definitivamente en la par te inferior. Necesitaba

alimentos, agua, seguridad, estabilidad, vivienda, y liberarse del miedo. ¿Barrett

era su estabilidad, seguridad y la libertad del miedo? ¿Ella era la g allina o el


huevo? ¿Barrett le podía dar lo que necesitaba? Sin duda era responsable por

ponerla enla posicón de conseguirlo.

"Ugh," dijo en voz alta. "No puedo lidiar con esto." Dios, era una frase que había utilizado docenas de
veces en los últimos pocos días. Sabía que tenía que
hacerlo, ¿pero cuando iba a estar lista? ¿Alguna vez estaría lista para hacer frente
a cualquier cosa?

CAPÍT ULO DIECIOCHO


Kelly se mantuvo fiel a su palabra al siguiente día y negoció su propio

acuerdo para un coche. Barrett intentó ayudar en varias o casiones, pero Kelly

había insistido. Lo hizo, sin embargo , la dejó comprar el almuerzo.

Kelly le dio instrucciones, y en quince minutos estaban buscando una


plaza de aparcamiento cerca de un pintoresco centro comercial.

"Hay una fabuloso tiendita de sandwiches que hace su propio pan ", dijo

Kelly, saliendo del coche. Señaló a la acera cruzando la calle. "Tienen este pan de grano con miel que
es delicioso. Ariel y yo solíamos venir aquí los sábados si yo

no estaba trabajando, almor zábamos y nos sentabamos a ver a la gente durante

horas. Podíamos tomar un café y encontrar una solución para la paz del mundo o
un plan de cómo encontrar una cita para esa noche ".

"Debe haber sido para ella. No puedo imaginar que tuvieras alguna
dificultad para conseguir una cita, por cualquier razón ", dijo Barr ett, mientras caminaban hacia el
centro comercial, con Kelly a su izquierda.
"La mayoría de las veces era para ella. Pero no por la razón que dijiste. Yo

no salía mucho, pero si le preguntas a Ariel ella te dirá que no tuve ninguna cita

en absoluto ".
"¿Por qué iba a decir eso?" preguntó Barrett, dando un paso a su derecha y

por fuera de la acera para permitir que una mujer pasara entre ellas. Incluso
aunque no había mucho espacio en la acera para la mujer y Kelly, Kelly se movió

rápidamente para que Barrett estuviera entre ella y la mujer. No respondío hasta

que la mujer pasó, e incluso luego la miró por encima del hombro.
"Trabajaba mucho, voluntariamente, y trabajaba en mi casa. Yo prefería

quedarme sola en casa que tratar de hacer una pequeña charla estúpida con un
tipo que era aburrido como el infierno. Prefiero estar conmigo que hacer eso ".

Barrett tropezó y se contuvo antes que quedara como una tonta. ¿Acaso
Kelly dijo lo que ella pensaba que dijo? ¿Era su for ma de salir?

"¿Estás bien?", Preguntó Kelly, cuando agarró el brazo de Barrett.

 Ni en un millón de años. "Sí, no me fijé por donde piso. "Mentira número dos.
Un coche que se acercaba desaceleró y Kelly se congeló. Barrett movió a
Kelly a su izquierda, por lo que su cuerpo estaba entre Kelly y el coche. Puso su

brazo alrededor del hombro de Kelly. "Está bien. Sólo están girando”.

Empezaron a caminar de nuevo y Kelly iba silenciosa. Barrett sabía que la

reacción de Kelly era normal, pero no obstante, todavía le dolía. Dejó caer el brazo
del hombro de Kelly y lo puso sobre su codo.

"Creo que mencionaste alguna vez que habías estado casada. "Mentira

número tres. Kelly nunca lo había mencionado, pero Barrett estaba tratando de

alejar de su mente el miedo de la calle.

"Sí, hace mucho tiempo."

"¿Qué pasó?" Cuando Aarón le dijo a Barrett acerca del matrimonio fallido
de Kelly justo después de que Barrett había sido rescatada, no había

proporcionado ningún detalle. Tenía curiosidad y quería una distracción para Kelly.

"No lo sé. Simplemente no funcionó. Creo que me casé por que era lo que

tenía que hacer. Ya sabes, ir a escuela, crecer, casarse, vivir felices para siempre.

Incluso tenía una casa con cerca blanca".


Barrett vio que Kelly comenzaba a relajarse y incluso a so nreír.

"Max era bueno conmigo, pero después de unos meses empecé a darme

cuenta que no era para mí. Pasé los siguientes meses tratando realmente de que
funcionara, pero nosotro s finalmente decidimos dejarlo todo. Él y yo todavía
somos cercanos. ¿Crees que eso es raro? ", preguntó, mirando seriamente a

Barrett.
"Supongo que depende de por qué te divorciaste y cómo terminó todo entre

ustedes. Pero ¿qué sé yo? Sin embargo, sé que nunca pudiste tener muchos

amigos”. No lo sabía, pero sonaba como si fuera lo corr ecto a decir.

"Supongo." Kelly no sonaba como si estuviera segura de sí misma. "Ariel piensa que es simplemente
extraño, como si todavía sintiera algo por él ".

"¿Y lo sientes?", preguntó Barrett, aunque en el fondo de su estómago ella


no quería saber la respuesta.

"No, no en lo más mínimo. Somos mejores amigos de lo que fuimos

amantes”.

Barrett definitivamente no quería ni siquiera pensar en Kelly haciendo el


amor, incluso si fuera con su marido. "Él no estaba en tu bienvenida a casa ".

"Tiene más sentido que eso," respondió Kelly, con verdadero afecto en su
voz.

"Creo que él me cae bien ya." Pequeña mentira número cuatro.

"Oh, no". Kelly se detuvo abr uptamente.

"¿Qué?", Preguntó Barr ett, mirando alr ededor para ver si podía localizar la fuente del ceño que había
reemplazado la sonrisa de Kelly. Nada parecía fuera de
lugar, pero entonces, de nuevo, ¿cómo iba a saberlo? Ella nunca había estado en

este lugar en su vida.


"Ya no está." Kelly sonaba con el corazón roto.

"¿Qué no está?"

"El restaurante al que te traía." Sus hombros se hundieron. "Creo que


muchas cosas cambiaron mientras yo no estaba".

Barrett no sabía qué hacer. Y no tenía absolutamente ni idea de qué decir,


pero algo tenía que decir. "Tal vez se cambiaron. "Dios, eso sonó poco

convincente.
"Tal vez", respondió Kelly, pero no muy segura.

"Podemos entrar y preguntar." Barrett tenía que hacer lo correcto para

Kelly. "Pueden saber a dónde han ido ". Ella todavía no sabía cuál er a la tienda en cuestión. Kelly
tendría que dirigirla.

El ger ente de la nueva tienda de delicatessen no tenía idea de dónde

estaba la otra tienda ahora, y no estaba enlistada en ninguna aplicación en su


teléfono.

"Olvídalo," dijo Kelly, obviamente, tratando de no mostrar su decepción.

"conozco una docena de otros lugares donde podemos ir. Esto es, si están todavía aquí ", añadió.
"Vamos." Tomó de la mano de Barrett y tiró de ella a través de la calle.

"Entonces, ¿qué piensas acerca de mi incursión en la vida casada?",

preguntó Kelly, después de que el camarero tomó su orden. Habían terminado

en un restaurante no muy lejos de su destino original.

"No es lo que yo soñaba cuando era una niña. "Los ojos de Kelly se
iluminaron, y Barrett supo que no debería haber dicho eso. No estaba segura de

querer tener esta conversación.

"¿Qué sueñan las chicas lesbianas cuando son jóvenes? "


Barrett se quedó sin habla. Era la primera vez que Kelly hacía referencia al

hecho que ella era lesbiana. Lo sabía, por supuesto, pero nunca había sido un
tema de conversación. Pero, de nuevo, ¿cuando lo habría sido?

"Bueno, yo no puedo hablar por todos las chicas lesbianas ", respondió ella, incómo da. "Supongo que
algunas lo hacen, pero creo que para la mayor ía de ellas

no piensan incluso en la posibilidad de caminar por el pasillo y casase con la Sra.


Correcta".
"Qué triste."
"Tal vez. Algunas probablemente sueñan con ser fuertes y exitosas".

"¿Cómo tú?" Barrett le había contado a Kelly la historia de la pregunta de


prueba de vida que el negociador le había hecho acerca de que cuando simulaba

que era una ejecutiva.

"Tal vez", repitió.

"Tú y tus amigas nunca hablan de ese tipo de cosas, ¿o es que


simplemente está reservado para las mujeres heterosexuales?”

Barrett no estaba segura de si la pregunta de Kelly era en serio o en too de

burla. "Yo no suelo hablar de ese tipo de cosas " respondió con cuidado. Esto estaba empezando a ir a
un lugar al que Barrett no quería que fuera, pero ella no

sabía cómo detenerlo.

"¿Por qué no? ¿De qué hablan las amigas o novias lesbianas? Espera un
minuto " dijo Kelly, obviamente dándose cuenta de algo. "Incluso puedo utilizar ese término, novia?
Tiene más de un significado. Me refiero a que cuando digo novia

significa mi novia, pero cuando las lesbianas lo dicen quiere decir el equivalente a novio? "Kelly se
recostó en su silla. "Dios, esto es confuso."

Barrett tuvo que carcajearse, algo de la tensión remitió. "Puede ser", dijo, asintiendo con la cabeza.
"Supongo que cuando las amigas lesbianas se reúnen

hablan de las mismas cosas que hacen las no-lesbianas, por lo menos hasta cierto
sentido".

"¿Qué sentido?"

"Bueno, supongo que algunas lesbianas se preocupan por su pelo y su

próxima cita y si con este traje se ven gor das-"

"Hey. ¿Ése no es el estereotipo de las mujeres hetero? "Kelly fingió etar


molesta, pero estaba teniendo dificultades para mantener la sonrisa en la cara.

"Supongo. No es diferente de cada mujer hetero que piensa que cada


lesbiana quiere desnudarla ".
"¿Tú quieres desnudarme?"

El agua brotó de la boca de Barrett hasta el otro lado de la mesa, casi


tocando a Kelly.¿ Qué carajo? No, no, no!

"Y bien, ¿lo quieres?" preguntó Kelly después de que Barrett finalmente fue capaz de no dejarse
asfixiar con el agua que se había ido por el conducto

equivocado.

Barrett se sentía como un pez tratando de conseguir aire. Su boca se abría

y cerraba, pero las palabras no podían salir. Su cerebro estaba completamente


apagado. Miró alrededor por un escape.

Barrett se echó a reír. "Esa es una pregunta imposible. Si digo que sí,

entonces yo soy una pervertida. Si digo que no, entonces podría ser aún peor.

Digamos que yo no pienso de esa manera. Como lo veo, creo que ambas no
cabemos en nuestros respectivos estereotipos".

Afortunadamente Barrett se libró de cualquier otra conversación sobre este


tema cuando el camarero sirvió el almuerzo.

"Te ves un poco cansada", dijo Kelly unos minutos más tarde.

No había dormido bien la noche anterior, sobre todo después de

preguntarse quién había estado en la cama de Kelly. Y entre su conversación pre-


almuerzo y viendo la lengua de Kelly como dardo justo antes de que la cuchara

desapareciera en la boca de Kelly, ella era un caso completamente perdido.

"Sólo un poco, supongo", respondió ella vagamente.

"¿Qué hiciste anoche?"


"Un poco de trabajo." La mentira número cinco estaba bien. De ninguna

manera iba a decirle que estaba sentada frente a la ventana y pensando en ella.

Incluso pensando que Kelly estaba en casa, ella casi era consumida por la culpa
de que Kelly tenía que lidiar con todo. Y mi Dios, estaba embarazada también.
La Dra. Hinton había hablado con ella antes de salir de Panamá y le

adviertió a Barr ett de nuevo, que no asumiera la responsabilidad de la situación de


Kelly. Le reiteró que las circunstancias de su propio rescate estuvieron

completamente fuera de su control. Barrett veía como sus labios se movían y oía

los sonidos, pero las palabras nunca penetraron. Ella no las dejó.

"¿Qué hay de tí?"


"Fue un poco raro. Yo sabía que estaba en casa, pero realmente no me

sentía como en casa. Puse un par de cargas de ropa, tomé una ducha, y me fuí a

la cama. Ya sabes, cosas normales. Yo estaba en un entor no familiar, pero se

sentía cualquier cosa menos normal. Me sentí un poco inconexa, como si tuviera
un pie aquí y el otro allá".

Kelly no tuvo necesidad de definir "allá"." Me acuerdo de la primera noche de vuelta en mi propia
cama ", dijo Barrett. "Fue la sensación más extraña dormir en una cama de nuevo. Realmente tuve un
mal rato. No se lo digas nadie, pero

incluso pasé un par de noches en el suelo". Kelly rió, absolutamente un sonido

maravilloso.
"No voy a decirlo si tú no lo dices," dijo Kelly, su sonrisa un poco más

brillante que ayer y que el día antes de ayer. Era una pequeña señal de que se

estaba recuperando. Hizo un gesto de cremallera a través de sus labios con sus
dedos. "Tu secreto está a salvo conmigo”.

De repente Barrett quería que Kelly conociera todos sus secretos.


***

Kelly no tuvo que pedir dos veces a Barr ett para ir de compras con ella

después de la tarde. Había perdido más de treinta kilos durante su cautiverio, y no


sólo no había nada de su talla en su armario, sino que también necesitaba ropa de

maternidad.
Cuando fueron a comprar, Barrett sabía exactamente lo que ella necesitaba

y a dónde ir, y cuando lo encontraba, ella lo compraba. Es decir, si Kelly no podía


comprarlo en línea o pedirle a alguien que lo comprara para ella. Ella nunca había

comprado con las amigas cuando era una adolescente, y como ella no tenía

amigas ahor a de adulto pasaba muy poco tiempo haciendolo. Odiaba comprar

cualquier cosa, sus comestibles eran entregados por la tienda, y enviaba a Lori
por los regalos obligatorios.

Barrett sintió que la tensión de Kelly crecía mientras se acercaban al centro

comercial. Quería dar la vuelta y llevar a Kelly de regr eso a su casa, donde se

sentía segura, y nunca dejar que tuviera miedo de nuevo.


"¿Estás segura que puedes hacer esto?" preguntó cuidadosamente. No

quería que Kelly se sintiera avergonzada. "Has tenido un largo día ".

"Tengo que conseguir por lo menos un par de cosas."

Barrett oyó el temblor en la voz de Kelly. Además, hizo caso omiso de la

pregunta.

"Está bien, pero si comienzas a sentirte demasiado cansada, simplemente


lo dices y nos vamos. " Barrett estaba decidida más que nunca para mantener una

estrecha vigilancia sobre Kelly pero creía que sería un problema. Lo que fue un

problema, sin embargo, fue la mirada que recibieron del vendedor cuando ambas

entraron en el pequeño vestidor en una de las tiendas. Como si ellas fueran a

coger en el vestuario de Mamá y yo.


Kelly estaba obviamente petrificada por estar entre la multitud de un sábado

por la tarde. Se quedó tan cerca de Barrett que más de una vez ambas tropezaron

una con otra, y Kelly se apretaba de muerte de su brazo. La culpa inundó a Barrett
por ver a Kelly en tal estado, y después de sólo dos tiendas ella convenció a Kelly
para volver a su casa y comprar en línea.

****
Barrett se sobresaltó cuando Kelly dejó caer su tenedor y éste sacudió su

plato de la cena. Después de meter los paquetes, Kelly le había pedido a Barrett

quedarse a cenar. Su corazón dio un salto cuando Kelly se agarró el estómago,

sus ojos muy abiertos.


"¿Qué es? Kelly, estás bien? ¿Es el bebé? "Barrett disparó las preguntas

sin darle opor tunidad a Kelly para contestar. En su prisa por llegar a Kelly volcó su silla, que cayó en
el suelo. Ella se apresuró a Kelly y se arr odilló a su lado. Su

pulso se aceleró y estaba asustada. Kelly había pasado por muchas cosas, no

necesitaba nada más. La expresión de Kelly pasó de la conmoción y sorpresa al

asombro. "¿Kelly?" Barrett no tenía ni idea de lo que estaba pasando.


"Ella dio una patada."

"¿Qué?"
"La bebé. Dio una patada. En este momento, " dijo Kelly, mir ando sus

manos mo viendose lentamente sobre su creciente estómago. Ella se quedó sin

aliento y sus manos dejaron de moverse. "Oh, Dios mío, esto es increíble."

Ella agarr ó la mano de Barrett y la puso en su estómago, empujándo la


palma de la mano contra ella. Barrett involuntariamente sacudió su mano cuando

sintió un revolo teo bajo sus dedos. "¿Eso era ella? "Barr ett miró su mano. Ella nunca sintió algo tan
liger o pero firme al mismo tiempo. Se asustó hasta la mierda,
y ella no era quien tenía la pequeña criatura en su interior.

"Sí, lo era."

"¿Es esta la primera vez que sientes éso?"


"Sí." Su voz era tranquila, casi reverente.

Kelly levantó la cabeza, y sus ojos se encontraron. Barrett nunca había visto
tal indescriptible alegría, asombro y maravilla. Los ojos y el rostro de Kelly

brillaban. Era una combinación impresionante. Ella estaba absolutamente


preciosa. La dejó sin aliento.

"Oh, ahí está otra vez." Kelly estalló en una enorme sonrisa y deslizó la

mano de Barrett más alto en su estómago , deteniéndose justo bajo su pecho.

La parte superior de los dedos de Barrett rozaron ligeramente los pechos de


Kelly, y ella no supo si fue la experiencia del movimiento del bebé de Kelly o Kelly

misma la que la hizo sentir mareada. Ambas eran las experiencias más íntimas de

su vida.

"Allí, ¿lo sientes?", preguntó Kelly sin aliento.

Oh, lo sentí muy bien. Ella asintió, en ves de hablar.


"Es increíble. Mi bebé. En realidad voy a tener un bebé. Nunca pensé sobr e

ello antes de ahora. Sé que no tiene sentido, pero nunca fue realmente real hasta

ahora. Voy a tener un bebé ", repitió.


Sí. lo tendrás, y si yo no te hubiera dejado detrás, no lo tendrias.
"Supongo que será mejor empezar a pensar acerca de un nombre ".
"Tienes algo de tiempo. Mi administradora Lori dice que tienes que probar el

nombre durante unos meses. Ver cómo suena. Dijo que tiene que ser muy grande

-creo fue la frase que usó.Ya sabes, cómo suena cuando la estés llamando para la

cena o cuando tienes a tu mamá haciendo cosas. Ella sabrá que está en

problemas cuando tú saques la artillería pesada con el nombre, el segundo


nombre y el apellido. "

Kelly rió, sus pechos hicieron contacto con los dedos de Barrett. Entre

esa sensación, la sonrisa de Kelly, y la alegría en su risa, Barrett estaba


completamente jodida.
CAPÍT ULO DIECINUEVE

Decirle adiós a Kelly esta vez era diferente. Barrett no la dejaba para volver
más tarde o incluso mañana a comprobar como lo estaba llevando o si necesitaba

algo. Ella se estaba despidiendo aquí en el aeropuerto. Volaría de regreso a San

Francisco -a su trabajo, a sus responsabilidades, a su vida. Y eso no incluía a

Kelly.
Se había quedado en Denver, cerca de Kelly, durante tres semanas más.

Había visto mejoras en Kelly y sabía que estaba hablando con la Dra. Hinton todos

los días. Aún estaba temerosa y en guardia alrededor de la gente, cuando ellas

estaban entre multitudes, y se negó a ir al cine. Sus amigos la visitaban o la


llamaban, y Kelly había accedido a r eunirse con ellos para la cena un par de

veces.

Pero Barrett tenía que volver a la oficina. Debra estuvo llamando todos los

días, y cuando pedirle a Barrett que volviera no funcionaba, ella trataba con

amenazas e incluso una dosis completa de culpabilidad.

"Barrett, tienes que volver aquí y empezar a hacer frente a tus propias
cosas. Entiendo tu enlace con Kelly, pero tienes la responsabilidad de
miles de otras personas también. El negocio está sufriendo. Los clientes están
reguntando dónde te encuentras y están preocupados de que Digital no sea
capaz de continuar apoyandolos. Ellos ya no están creyendo en lo de 'ella está
fuera de la ciudad'. Los rumores están circulando sobre tu estado psicológico y la estabilidad
financiera de la empresa. Algunos están insinúando que si no te ven
ronto, van a llevar su negocio a otros lugares ".
"Debra-"
"No, Barrett. Junta tu mierda y trae tu culo de vuelta aquí. Espero verte el lunes por la mañana a las
ocho. Si no, iré a la Corte y tomaré el control de Digital, y no creas que no lo haré. Yo no necesito este
trabajo, pero no voy a dejar que
arruines la vida de todos los empleados de esta compañía. En serio, Barrett. El
lunes a las ocho en punto. "Barrett nunca había oído ese tono en la voz de Debra antes.
Kelly temblaba en sus brazos, un cuerno tocaba la bocina en algún lugar

alrededor de ellas, y Barrett sabía que Kelly estaba haciendo su mejor esfuerzo

por ser fuerte. Cualquiera que las mirara simplemente vería la reacción emocional

de dos amigas diciendo adiós. Pero Barr ett conocía a Kelly mejor que eso.
Todavía estaba asustada, ansiosa, y demasiado cautelosa. Pero por mucho que

ella quería permanecer a su lado para siempre, sabía que no era bueno para ella o

para Kelly. Este sería un punto de inflexión en la recuperación de Kelly.

"Vas a estar bien," dijo Barrett ante el aroma a fresa del cabello de Kelly a medida que la abrazó.
Kelly había insistido en llevarla al aeropuerto, y estaban de

pie en la acera, debajo de la señal de salida aérea para los Estados Unidos.
"Te llamaré esta noche, después de que llegue a casa ", dijo Barrett. "Tú sabes que puedes llamarme
en cualquier momento, de día o de noche. No impor ta

si quieres pedir mi opinión sobre algo de tí, o si sólo deseas parlotear. "Estaba tratando de convertir
esta escena de triste a alegre, pero cuando Kelly apretó sus

brazos supo que no tendría éxito.


Dios, quería quedarse exactamente así para siempre. Bueno, tal vez no

exactamente como esto, en el bullicio de la zona de salida del aeropuerto, pero en

la vida de Kelly, mantenerla a salvo y darle todo lo que ella necesitaba. Si ella era honesta consigo
misma, también había que añadir que permanecer en sus brazos.

Fue Kelly la que finalmente se alejó.

"Está bien, ya es suficiente. Vas a perder tu vuelo si te quedas aquí por más

tiempo".
Kelly ni siquiera trató de ocultar las lágrimas que cayeron en cascada por

sus mejillas. Barrett de repente se sintió mal.


Las manos de Kelly temblaban mientras sacaba un pañuelo de papel y se
limpió las mejillas. "sabía que esto pasaría y vine preparada".

Barrett vio el esfuerzo que le tomó a Kelly para tratar de sonreír, y si no se


iba en este mismo instante, ella nunca lo haría, los negocios y su vida se irían al

infierno. Y entonces Kelly la sor prendió por completo y la besó en los labios.

"No puedo ni siquiera expresar lo que significas para mí, así que ni siquiera

voy a tratar. Gracias y te quiero parecen ser tan inadecuadas, pero eso es todo lo que tengo. Ahora
vete antes de que te arrastre de nuevo a mi nuevo coche, y

luego vamos a lamentarlo. "


Kelly la besó una vez más, le dio la vuelta y la empujó ligeramante hacia las

puertas automáticas que conducen al aeropuerto. Barrett no mir ó hacia atrás

mientras oyó el encendido del coche de Kelly y alejarse.

***
Era más tarde que de costumbre cuando Barrett entró en su plaza de

aparcamiento r eservada. La miró por un momento, realmente no lo había visto


antes. Aparcar en el el espacio se había convertido más en un hábito que

cualquier otra cosa, y por primera vez ella sentía un poco de incómodidad debido

a su privilegiada ubicación.

¿Por qué tenía que aparcar en la puerta de enfrente? ¿Significaba que ella
trabajaba más duro que cualquier otro empleado? Claramente significaba que el

rango venía con privilegios. Pero hoy parecía decirle que la gran jefa aparcaba en

la puerta delantera y todo lo s demás no.

Barrett tomó su maletín del asiento de atrás y caminó la corta distancia


hacia las puertas delanteras. El edificio no era el más ostentoso en el complejo, ni

era el más humilde. Era, sin embargo, amigable con el medio ambiente, estaba

cerca de donde ella vivía y era lo suficientemente grande como para simbolizar la
importancia de Global Digital.
Ella caminó adentro con varios otros empleados que hablaban entre sí,

oyendo por casualidad fragmentos de conversación sobre algo de un partido de


fútbol la noche pasada, el número de turistas en la playa este fin de semana, y la

boda de Susan. Barrett no tenía idea acerca de ninguno de los tres temas. No

podía esperarse que conociera la vida personal de cada empleado. Hubo un

tiempo en que lo hacía. Ahora era completamente impractico, el número de


empleados de Global Digital se aproximaba a tres mil.

No tenía idea de quién había jugado ayer en el fútbol, y aparte de la vista de

la playa desde su patio trasero, ella no podía r ecordar la última vez que había

estado en una. Eso la pr eocupaba.


Una vez había pasado mucho tiempo, como decía la canción, con el trasero

en la arena, los dedos de los pies en el agua, antes de que tuviera su propia playa

privada. Ella había ido a la playa pública en Pacific Highway con su silla de playa,

un cuaderno, dos lápices, protector solar, y un gran termo de café. Allí fue donde

ella imaginó y esbozó lo que podría ser Global Digital. Donde había trazado el plan

de trabajo, la estrategia y la línea de tiempo para llegar a donde estaba ella hoy.
De hecho lo que había escrito en ésas hojas baratas de papel en su

cuaderno de cuarente y nueve centavos, no estaba ni cerca de lo que Global

Digital había logrado realmente. ¿Cómo sucedió éso? ¿Cuando se había ido su

visión de varias docenas de empleados donde ella conocía el nombre de todo el

personal hasta los eventos del día de hoy? ¿Cuándo se conviertió en un objetivo
para los cincuenta y dos millones del rescate?

"Buenos días, Sra. Taylor," dijo la recepcionista, con una sonrisa tentativa.

Barrett la observó mientras entraba. ¿Era nueva? ¿Había estado allí antes
de que ella se fuera cinco semanas atrás por Kelly? ´Había estado allí un año?
¿Cinco años? Barrett estaba avergonzada de que ella no lo supiera.

Más personas estaban esperando el ascensor en el vestíbulo, y ellos


también charlaban acerca de su fin de semana con amigos y familia. Incluso se

habló del Día del Voluntariado que Global Digital había patrocinado el sábado. De

lo que pudo entender, los empleados habían seleccionado cuatro diferentes

escuelas primarias, y con donaciones de los ferreteros locales y la generosa


donación que hizo Glo bal Digital con equipo para el parque infantil, habían

construido nuevos parques infantiles que cientos de niños disfrutarían, a partir de

esta mañana.

"¿Sra. Taylor ? ", Dijo uno de los hombres jóvenes lo suficientemente


valiente como para hablar con ella. "Me gustaría darle las gr acias por el patrocinio del proyecto
Construye una Zona de Juegos este fin de semana. Sin la
generosidad de Global no habríamos sido capaces de hacer que sucediera".

Barrett, literalmente no sabía qué decir. Los empleados rara vez hablaban
con ella, y sin duda no de esta manera.¿ Cuando había llegado a ser ella tan

inaccesible? Sin embargo, lo que salió de su boca era el discurso muy practicado

de la corporacion. "Global tiene una obligación para nuestra comunidad. Esto es

sólo una de las muchas cosas que hacemos ", dijo ella, sin ni siquiera pensar, las palabras saliendo de
su boca en piloto automático. Esta vez, sin embargo,
sonaban superficiales.

"Bueno, gracias de nuevo," dijo el hombre joven mientras la miró


directamente a los ojos.

Él provocó algo en Barrett y ella le tendió la mano. "¿Y usted es…? "

"Jonathan Trace", dijo el hombr e un poco vacilante, pero no rompió el


contacto visual.

"Bueno, Jonathan, gracias a ti por pasar tu tiempo libre ayudando a los


niños. Que tengas un buen día. "Barrett soltó su mano mientras las puertas del

ascensor se abrían en el piso del joven.


"Sí, señora. Igualmente ".

Las puertas se cerraron detrás de él, y los empleados restantes no lo

miraron, todos estaban mirando hacia ella. Barrett no podía recordar sentirse tan

incómoda, como si estuviera bajo la lupa.


Uno a uno los empleados bajaron en sus pisos hasta que ella subía a las

dos plantas de las suites de ejecutivos. La puerta se abrió y Barrett vio, con

absoluta claridad, la forma en que estaba amueblado el vestíbulo frente a ella. En

marcado contraste con los otros pisos, que contaban con baldosas, hojas de yeso,
y colores pálidos, aquí se veían alfombras de felpa, paredes con paneles de

caoba, y moderada iluminación.

Con el ceño fruncido, caminó por el pasillo hacia la suite de oficinas donde

ella, Debra, y su equipo ejecutivo estaban ubicados y se acercó al escritorio de la

recepcionista. Sabía el nombre de la mujer y cuánto tiempo había estado aquí,

poco más. Contrariamente a la recepcionista en el primer piso, ésta la miró


directamente a los ojos mientras hablaba.

"Buenos días, Sra. Taylor. Bienvenida".

"Gracias, Caroline," le dijo a la mujer, continuando a través de las dobles puertas que la mujer había
desbloqueado con un mando a distancia bajo el

escritorio.

Un coro de "buenos días" proveniente de los otros asistentes


administrativos de su personal la saludó al pasar, y ella los reconoció de manera

similar al comentario de Caroline hacía unos momentos.

Sharon, que estaba sentada en la estación de trabajo junto a Lori, saltó


rápidamente, corriendo hacia el espacio abierto.
"Buenos días, Sra. Taylor. Lori acaba de salir a la sala de café. ¿Puedo

traerle algo? "


"No, gracias, Sharon. Estoy bien. Lori puede venir cuando esté lista

a bombardearme con la pila de papeles que ha estado apilando".

Barrett abrió la gran puerta del área con un suave metálico clic. Entró y

cerró la puerta detrás de ella. Su oficina era gr ande, medía 8 metros por 7 metros.
Recordó cuando su arquitecto le había mostrado los planos de su oficina, y

recordaba con exactitud las medidas. Obviamente había sido importante para ella

entonces.

Su gran escritorio, hechos a medida, quedaba frente a la puerta, un panel


de ventanas que abarcaban toda la lo ngitud de la habitación detrás de él. En el

aparador detrás del escritorio, había numerosos premios que varios grupos cívicos

le dieron a Global Digital, algunos donados y otros por haber patrocinado su

causa. La madera estaba pulida a un alto brillo, y con el reflejo del sol de la

mañana, no er a visible ni una mota de polvo.

A su derecha estaba un sofá de dos plazas de cuero, dos sillas laterales


isabelinas de antigüedades, y una mesa de café hecha por el mismo artesano

popular que había hecho su escritorio. Al otro lado de la cómo da área de sentar,

estaba una mesa de conferencias con asientos para seis y r eposabrazos de cuero ,

con la Insignia de Digital Global grabada or denadamente en el centro. Dios no

quisiera que nadie pudiera dañar la superficie de la mesa con el anillo de la taza
de café o el sudor del vidrio .

Las paredes estaban adornadas con fotos enmarcadas, donde ella o Digital

Global aparecían en la portada. Todo, a excepcion del firmado por Georgia


O'Keeffe que había hipotecado su primer a casa para comprar, todo era acerca de
ella. Palabras como ego, narcisista, y absorta en sí misma le vinieron a la mente.

Se sintió mal. La puerta se abrió detrás de ella, chocando contra su espalda. Dio
unos pasos hacia adelante y se dio la vuelta.

"Oh, lo siento, Barrett. No sabía que estabas parada allí. ¿Está todo bien?"

La preocupación endureció los suaves rasgos de Lori.

Lori había sido su asistente desde el día en que pudo permitirse una, y eso
fue años después de que necesitaba una. Barrett sabía más sobre Lori que de

cualquier otro empleado que se había encontrado esta mañana, y eso sólo fue

porque Lori insistió en compartir su vida con ella. Barr ett raramente preguntaba,

pero eso no impedía a Lori.


"Sí, estoy bien." Barrett no optó por responder a todas sus preguntas. Lori era lista y adivinaba su
renuencia de inmediato, pero sabía que no debía preguntar
de nuevo.

"Sharon dijo que estabas aquí. Te traje un poco de café, "


"Gracias," dijo Barrett automáticamente. Caminando por la oficina, dejó el

maletín sobre su escritorio.

"¿Cómo estuvo tu viaje? ¿Obtuviste lo que buscabas? ¿Traes nuevas

ofertas? ¿Hiciste un montón de dinero? ", Preguntó Lor i en tono de broma.


Barrett la estudió un momento, decidiendo qué postura tomar. Ella podría

decirle lo habitual, que tuvo un buen viaje, hizo buenos contactos, y vendió unas

cuantas cosas, o podría compartir su experiencia con Lor i. Barr ett nunca hablaba

de cosas personales en la oficina. Negocios eran negocios y el placer era el


placer, y los dos rar a vez se se encontraban. ¿Cómo reaccionaría Lori si lo hacía?

Y si le dijera: En realidad fueron unas cinco semanas muy estresantes.

Contraté a los mismos mercenarios que me rescataron para volver a la selva y


rescatar a los otros cautivos, uno de los cuales era un mujer que, porque yo no lo hice a tiempo, volvió
embarazada. Yo pagué la casa de la mujer para que no se
fuera a juicio hipotecario y traté de comprarle un coche. Ella se negó, pero sí me permitió comprarle
algo de ropa nueva, algunas eran de maternidad, debido a lo
que le pasó en cautiverio después de que me fui, y me dejó hacer algunas otras
cosas en mi minúsculo y patético intento de compensarla por haberla dejado. No,
no hice ningun dinero, no, y no estreché ninguna mano, pero tuve por mucho, las
más productivas y perspicaces cinco semanas de mi vida.
Pero si le dijera, luego estaría obligada a llamar al 911 porque Lori caería
muerta justo en frente de ella sobre su escritorio de diecisiete mil dólares. Por

supuesto, todos estos pensamientos llegaron a ella en un nanosegundo, junto con

la decisión que la había conducido toda su vida.

"Fue bueno. ¿Qué tienes para m? ", dijo Barrett en su lugar, cambiando a
modo jefe y zanjando con eficacia abajo cualquier conversación más. Esta vez,

sin embargo, Barr ett sintió la acuciante necesidad de decir más. Pero no lo hizo, y
eso la consoló y la perturbó a la vez.

***

Eran más de las nueve cuando Barrett se dispuso a salir del edificio. Los de

la planta ejecutiva se habían ido. Todos ellos tenían vidas a las que estaban
ansiosos por llegar a casa. Sólo Lori y Debra habían comentado que Barr ett había

reemplazado las caras ilustraciones, portadas de revistas, y premios que habían

cubierto las paredes de su oficina con impresiones enmarcadas. Estaba sola en el

ascensor, por lo que no se detuvo en ninguno de los diecisiete pisos hasta el


vestibulo. La recepcionista desconocida había sido reemplazada con un guardia

de seguridad, que apenas levantó la vista cuando ella pasó.

Salió del edificio a la fresca noche de verano. Las luces halógenas en el


estacionamiento propor cionaban suficiente luz para estar a salvo y segur a, sin
embargo estaban diseñadas para ser energía eficiente, también conocidz como

costo-efectiva. Su coche era el único que quedaba en el estacionamiento. Al mirar


esta misma escena solía pensar, Sí, soy la gran jefa . Estoy aquí más tarde que cualquiera de ustedes.
Trabajo más duro que cualquiera de ustedes. Merezco el
espacio de estacionamiento, los muebles en mi planta, y la vista por encima del
hombro. Ahora todas estas cosas la hacían sentir solitaria y superficial.
El chirrido de la alarma de seguridad en su coche sonaba tan caro como lo

era. Otros vehículos emitían un bocinazo, una serie de chirr idos, o una variedad
de otros desagradable sonidos para indicar que su coche estaba seguro de la

gentuza, como su tío Al solía llamarlos. Gentuza -la gente que prefería robar que

trabajar.

Abrió la puerta del coche, la tenue iluminación reflejó los caros asientos de
cuero suave y de su interior. Abrochó su cinturón de seguridad y una suave voz

europea la saludó. "Buena tarde, Barrett. ¿Cuál es tu destino? "


El vendedor en el concesionario estuvo muy deseoso de mostrarle el

sistema de navegación personalizado. La propietaria podía programar el saludo y

simplemente indicar una serie de instrucciones o decisiones que, a su vez,

activaban el sistema GPS para que no terminara en algún otro lugar. La empresa
de Barrett había diseñado el sistema interactivo que sabía si era de mañana, tarde

o noche, dependiendo de la hora en el r eloj digital de cuarzo en el tablero. Había

esperado a que terminara su discurso antes de pedirle hablar con su gerente.

Ella le pidió al gerente que le dijera lo que sabía sobre el sistema, y


después que él terminó, ella pidió hablar con su administrador. Finalmente llegó el

administrador de la concesionaria y le infor mó a él de su experiencia. A

continuación, pasó a decirles a todos ellos exactamente lo que hacía su sistema y


lo que no hacía y que su vicepresidente de desarrollo de productos estaría en la
oficina del dueño de la concesionaria a pr imera hora del lunes en la mañana, para

asegurarse de que sus clientes no se dejaran engañar en el futuro. Ella tomó nota
mental para enviar a algunos empleados como compradores encubiertos a los

otros concesionarios de BMW para determinar si la misma desinformación similar

estaba siendo comunicada. Ella no toleraba la incompetencia cuando se trataba

de un producto con el nombre de su compañía en él.


Barrett puso el coche en marcha, haciendo caso omiso de la pregunta.

Debió haber llegado a casa en piloto automático porque no r ecordaba nada de

eso. Por lo general, ella estaba en el teléfono con clientes en el extranjero o

proveedores o simplemente dictando una nota recordatoria, memor andum o una


carta para que Lori la recoiera por la mañana. Muchas veces ella se preguntó, si

necesitaba reaccionar para evitar un accidente, ¿podría?

Para entrar por la puerta que conducía a la casa desde el garaje, Barr ett

introdujo el código de seguridad en el teclado del sistema de alarma. El pitido

se detuvo, y el único sonido era de los tacones de sus mocasines hacendo clic en

el piso de baldosas.
El olor a limpiador de vidrio y al pulimento de los muebles no era tan fuerte

hoy como lo era ayer cuando llegó a casa desde el aeropuerto. Había llamado a

su asistente domestica unos pocos días antes de salir de Denver, y la mujer había

hecho un viaje especial a lo que ella llamaba, refr escar la casa.

Ella hurgó en el refrigerador por algo apetecible, pero realmente no tenía


hambre. No había comido nada en el desayuno y apenas había removido la

comida en su plato durante el almuerzo con un cliente. Necesitaba comer algo,

pero no se atrevía a hacer nada que no fuera abrir una botella de cerveza. Se
quitó los zapatos y se sentó en el sofá, poniendo los pies sobre la mesa de café en
frente de ella. Inclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, de repente muy

cansada.
El sueño había eludido la noche anterior y la noche antes, y su última noche

en Denver. Ella y Kelly cenaron en un pequeño restaurante italiano no muy lejos

de la casa de Kelly. Compartieron una botella de vino sin alcohol, tres palitos de

pan, y una pizza. Ambas estaban deprimidas, la conversación era tensa, no


probaron el postre y se habían ido a la cama temprano.

De alguna manera Barrett había pasado el día de hoy. Se había sentido

completamente desconectada de lo que estaba pasando y lo atribuyó al hecho de

que rara vez tomaba tiempo libre, y nunca por tanto tiempo. No podía
concentrarse o mantener la atención en el tema de conversación. Varias veces

había pedido que le repitieran lo dicho, y una vez vio a dos empleados

intercambian miradas. La frase "Ella no es la misma" sin duda fue cierta hoy. Casi se sentía como si
no perteneciera a ningún lado.
***

El timbre del teléfono sobresaltó a Barrett, despertándola. Las llamadas en

medio de la noche nunca eran buenas noticias.

"Hola," murmuró ella, no se molestó en sonar despierta.


"Oh, te desperté. Lo siento”.

La voz de Kelly al otro extremo de la línea se disculpó. "No debí haber

llamado. No sé lo que estaba pensando. Vuelve a dormir”.

Barrett se incorporó. "No, no, Kelly. No es problema. "Ella miró el reloj. Eran las 02:42 am. Pensó
que por fin se había dormido en algún momento después de

la medianoche. "¿Qué pasa?"


"Uh..."

"No podías dormir." Barr ett sospechaba lo que Kelly quería decir, pero no
podía.

"Sí."
"Lo entiendo." Ella ahuecó la almohada detrás de ella y encendió la luz

unto a la cama. "¿Recuerdas que en el hospital me preguntaste lo que me hizo

cambiar de opinión y hablar con la Dra. Hinton? ¿Recuerdas lo que te dije? "

"Um..."
Barrett imaginó la cara de Kelly arrugando el ceño, como era su costumbre

cuando estaba pensando. "Dije pesadillas, recuerdos, y que me acostaba con la

luz encendida. Me tomó un tiempo antes de que pudiera dormir toda la noche ", lo cual era una
mentira leve. Todavía no podía dormir toda la noche, pero Kelly no

necesitaba saber eso. "No esperaba tener ese problema. Yo pensaba que ahora

que estaba en casa y a salvo, dormiría como un bebé, como dice el dicho.
Conciliaba el sueño, pero me despertaba tantas veces con sueños que yo tenía

miedo de ir a dormir. Miedo de que si me fuera a dor mir yo tendría pesadillas y


despertaría pateando y gritando en la oscuridad ".

"¿Qué hiciste? Me refiero a que hizo que- "

"El tiempo". Kelly estaba teniendo dificultades para hacer las preguntas, de modo que Barrett le daba
la infor mación en su lugar. "Además de hablar con la

Dra. Hinton, píldor as para dormir y total agotamiento. No necesariamente en ese


orden. Pero se puso mejor ".

"¿Entonces por qué está pasando todo esto ahora? Quiero decir, cuando yo
estaba en la selva no tenía ningún problema para dormir. En todo caso, debía

tener, porque no sabías lo que iba a pasar al siguiente minuto".

"Porque estás a salvo aquí", Barrett respondió en voz baja, casi imitando a la Dra. Hinton cuando ella
le hizo la misma pregunta. "Estás a salvo, y lo sabes, pero tu subconsciente simplemente no ha
llegado allí todavía ".
"Supongo que sí"
"¿Qué dijo la Dra. Hinton?"

"Lo mismo que tú."


"Bueno, eso es bueno", dijo Barr ett, tratando de aliviar algo de la tensión que podía sentir incluso por
la línea telefónica."Entonces, ¿qué hiciste hoy?"

"Sé lo que estás haciendo."

"Oh, Dios mío", dijo Barr ett con falsa sorpresa. "¿Tienes una cámara en mi dormitorio? Será mejor
que me ponga algo de ropa".

"Estás tratando de cambiar de tema para que yo no piense en ello ".

"No, estoy cambiando de tema porque quiero saber lo que hiciste hoy."

Desde que Barrett había vuelto a casa, hablaban todos los días. Barrett a menudo
llamaba a Kelly mientras conducía a casa del trabajo, y en ocasiones la

conversación continuaba hasta bien entrada la noche. Ellos hablaban de todo y de

nada. Se reían de las travesuras de la infancia de ambas y se avergonzaban ante

cada historia de la "por primera vez".

"Algunos amig os vinieron hoy" dijo Kelly con voz apagada.

"¿Y cómo estuvo?"


"Fue un poco... tenso. Dieron vueltas y fingieron que nada había sucedido".

"Eso es de esperar. Sabes que puede ir de una manera o de otra, donde

ellos querrán saber todos los detalles sangrientos. Ellos, obviamente, se


preocupan por tí, Kelly. Sólo que no quieren decir nada que te moleste ".

"Bueno, ellos tienen que decir algo. Estoy embarazada. Estoy tan
malditamente flaca que parece que tengo una pelota de baloncesto bajo mi

camisa. Es un poco difícil de ignorar. "Kelly estaba riendo.

"¿Y cómo está la bebé Ryan?"


"Ella tampoco quiere dormir por la noche".

"Se está acostumbrando a estar despierta en medio de la noche ".


"Siempre he oído que se supone que debes dormir tanto como sea posible

antes de tener un bebé porque después no podrás hacerlo".


"He oído eso también."

"Bueno, alguien tiene que decirselo a ella, por que no ha tomado nota".

Era el turno de Barrett de reír. "Ella es la nueva generación, Kelly. No hacen

notas. Ellos textean, hacen Instagram, chatean y Twitean, y como último recurso,
usan Facebook. "

"Así que debo, qué, poner mi teléfono en mi estómago? "

"Esa es una idea." Barrett oyó ruidos amortiguados en el teléfono antes de

que Kelly volviera a hablar.


"Está bien, adelante."

Kelly había puesto el altavoz. "¿Qué estás haciendo? ", preguntó.

"Tengo el teléfono en mi estómago. Así que, adelante. Habla con ella,

porque estoy segura como el infierno que a mí no me escucha”.

Barrett se rió, disfrutando del sardónico sentido del humor de Kelly. "Una

vez más, ella está preparándote para la maternidad. Es una chica. Nunca te
escuchará".

"Entonces, si ella no va a escucharme a mí, necesita escuchar a la tía

Barrett”.

El pulso de Barr ett saltó varios latidos. ¿Tía Barrett?

"Sólo habla con ella."


"Um, bueno, bebé Ryan. Soy tu tía Barrett. Yo entiendo que... estás... um...

dando pataditas por allí. ¿Estás practicando para el equipo de fútbol? ¿Tal vez

fútbol americano? Sabes que cuando tengas edad suficiente ya se les estará
permitido a las mujer es jugar al fútbol. Puedo ver los titulares ahora. La bebé
Ryan, primera mariscal de campo mujer en la NFL, lleva el equipo a la victoria en

el Super Bowl. Y¿qué es lo dice directamente a la cámara después de la


anotación de la victoria? 'Voy a llevar a mi maravillosa madre a Disneyland´. "

Kelly rió, y Barrett cambió su malestar inicial hasta el punto de que comenzó

a disfrutar ella misma. Se sentía como una completa idiota, pero los hombres

adultos, más grandes y más fuertes que ella, también precisaban el lenguaje
infantil. Ella simplemente lo estaba haciendo más pronto.

"¿Y si ella quiere ser una figura del patinaje? ", preguntó Kelly, con la risa claramente en su voz.

"Entonces podrá decir que estará en el estrado de las medallas de oro en

los Juegos Olímpicos de 2030, los que se celebrarán probablemente en algún


lugar del que nadie ha oído hablar".

"¿Y qué si ella quiere seguir tus pasos?”

Eso era algo que Barr ett definitivamente no esperaba. ¿Seguir sus pasos?

Ella sabía que estaba cansada, pero el comentario que hizo dobre la tía Barret y lo

de seguir sus pasos, significaría que Kelly quería que ella fuera una parte de la

vida de la bebé? Mierda. Ella no tenía ni idea de qué hacer con los niños. Nunca
se había relacionado realmente con ellos.

"¿Barrett? ¿Te quedaste dormida encima de mí? "

"Todavía estoy aquí", dijo Barrett sobre la sensación de mariposas en su

estómago. "Sabes, si ella va a seguir mis pasos y será una ejecutiva exitosas de los negocios,
necesitas asegurarte de darle a ella un nombre apropiado ".

"¿En serio?"
"Sí, de verdad. No te puedo decir cuantas mujeres he conocido, cuyo

nombre contradice completamente su posición o la posición que está tratando de

conseguir ".
"Dame un ejemplo."
"Bueno,
"Bueno, no recue
r ecuerdo
rdo cuándo,
cuándo, pero conocí a esta mujer, la Dir
Direct
ector
oraa de una

impor tant
tantee organización,
or ganización, que hacía
hacía un millón de dólar es al año, tenía
tenía miles de
personas que trabajan para ella, y su nombre
nom bre era Ba
Bambi
mbi Anderso
Anderson.
n. ¿Ima
¿Imaginas
ginas éso

en una tarjeta
tarjeta de presentación
presentación en relieve de or o? ¿Puedes
¿Puedes imaginar cómo se

miraría
mir aría en un cuar
cuar to lleno de accionistas
accionistas o con los
lo s medios de comunicación

cuando
cuando su nombr e se cruzara por
po r una pant
pantalla
alla de quince
quince metr
metr os? Todo lo que ves
es Bambi, y quieras o no, todos tenemos una idea de lo que es un Bambi. No

quiero ser crítica, pero caray ".

"Buen
"Buen punt
punto,”
o,” r espondió Kelly,
Kelly, su risa
r isa le hizo cosquillas al oído
o ído de Barr ett.
ett.

"Entonces, qué sugieres?”


Barrett
Barr ett dudó un mo mento. "Yo
"Yo no sé. No he pensado en ello.
ello . Es
Es tu bebé ".

"Sí, pero tú tienes


tienes una perspectiva difer ente ".
".

"Bien, eh, ¿qué te parece Leigh o Dylan? Tal vez algo como Elliott o Lane.

Tú sabes,
sabes, poderoso
podero so y fuerte, o incluso algo como-
como - "

Kelly interrumpió. "Barret Elizabeth Taylor”.

Barrett no sabía qué decir. ¿Cómo había sabido Kelly su segundo nombre?
Ella nunca lo revelaba. ¿Kelly pensaba que su nombre era poderoso y fuerte? No

iba a nombrar en serio a su bebé


bebé como ella, o sí? Ó sí? "Mi
"Mi madre amaba a

Elizabeth
Elizabeth Taylor.
Taylor. Además,
Además, creo que ese nombre ya está tomado
tomado ", dijo ella con voz temblor osa.

"Buen punto",
punto", respo ndió Kelly.
Kelly.

"Y necesitas tener cuidado con las iniciales también. No querrás nombrarla
Ann Suzanne
Suzanne Stevens
Stevens o Barbar
Bar baraa Francis Davis”.

Kelly
Kelly rió
r ió y Bar
Bar rett se le unió,
unió, sintiendose
sintiendose un poco menos tembloro sa.

"Tienes que mirar hacia adelante y a la parte práctica de las cosas”.


Charlar
Charlar on durante los sig uientes
uientes diez minutos
minutos más
m ás o menos, compartien
compar tiendo
do
histor
historias
ias y riéndose
r iéndose del sentido
sentido del humor de ambas, hast
hastaa que Kelly
Kelly pregunt
preg untó,
ó,

"¿Qué estás haciendo?"


"Me
"Me estoy vistiendo".

"¿A esta hora?"


hor a?"

"A menos que quieras que me vaya en pijamas al aeropuerto, sería una

buena idea ".


"¿A dónde vas?"

"Colo
"Colorr ado", respondió Barr et vagament
vagamente.
e.

"¿A dónde en Colorado?"

Barrett
Barr ett sabía que estaba reventada. "Denver".
"Denver".
"Barrett."

"Kelly".

"Barrett
"Barr ett Elizabeth, no
no vengas
veng as aquí ".

"¿Ves lo que quiero decir, sobre esa cosa del nombre? Suenas mucho más

ater
ater radora
rado ra que si hubieras dicho Bambi Jane.
Jane. "Barr
"Barret
ettt trató
trató de dirigir
dir igir la

conversación en la dirección corr


cor r ecta,
ecta, per
per o Kelly no
no se lo permitió.
per mitió.
"Estoy
"Estoy bien.
bi en. Estoy
Estoy teniendo una noche difícil.
difícil . No
No hay necesidad de que

vengas aquí ".

"Tal vez yo quiero ir", contestó Barrett, su voz era tranquila y un poco

seductora, si se escuchaba correctamente.

"No te necesito aquí."


"Mentira." Hubo un silencio en la línea. "Puedo ir", dijo Barrett en voz baja, haciendo una mueca
como si estuviera
estuviera esperando recibir
r ecibir un golpe
go lpe en la cabeza
cabeza..

Como si alguien pudiera meter algo de sentido


sentido en ella.

"Aprecio
"Aprecio eso, pero no te necesito".
necesito".
"Tal vez yo lo necesito."
"Tengo que salir de esto. Teniendote a ti viniendo a rescatarme cada vez no

me hará ningún bien. "


"Sólo estoy tratando de ayudar."

"Sólo el hecho de que durante los últimos veinte minutos has estado

habando conmigo cuando podrías haber estado durmiendo... me dice que te

impor
impo r ta, Bar
Barrr ett.
ett. Sé
Sé que quieres ayudar. Pero estoy bien, de verdad. Hablar
Hablar
contigo me
m e ayudó
ayudó a poner las
l as cosas en perspectiva
perspectiva ".

"Muy
"Muy bien, entonces,"
entonces," dijo Barrett
Barr ett después de un pausa
pausa larga.
lar ga. "¿Qué estás planeando
planeando hacer mañana?
¿O deberí
deberíaa decir hoy? "

"Voy
"Voy a colgar,
co lgar, subiré
subir é la cubrecama hasta
hasta la barbilla,
barbill a, y volveré a dormir.
dor mir. Algo
Algo

que tú necesitas
necesitas hacer también. No sé lo
l o que voy a hacer el resto
r esto del día.
dí a. Voy
Voy a

improvisar
impr ovisar.. ¿Y tú que har
harás?
ás? "
"Bueno,
"Bueno, tant
tantoo como
co mo me gustaría no hacer
hacer nada mejor que improvisar, tengo

un barco lleno
ll eno de trabajo en mi escritori
escr itorio.
o. Y no lo digo para que te
te sientas
sientas mal por
despertarme ", añadió rápidamente. "En serio, Kelly, me puedes llamar en

cualquier momento. Yo siempre voy a responder. Siempre tendré tiempo para ti ".

"Buenas noches, Barrett," dijo Kelly justo antes de que apretara el botón de cerrar de su teléfono.
Sabía que
que Barr
Barr ett
ett no colgaría,
colg aría, así que ella lo hizo.

¿Por qué se sentía


sentía como si hubiera corta
cor tado
do algo más que la conexión
conexión
telefónica? Había estado completamente
co mpletamente presa del pánico,
pánico , y al instante en que
que

oyó la voz de Barrett a través del teléfono, empezó a calmarse. Barrett tenía una
manera de hablarle. No
No impor
im porta
taba
ba lo que dijera. Era el sonido de su voz, la

cadencia de las palabras, el mero hecho de que estuviera hablando con ella.

Barrett comprendió lo que ella estaba pasando y sabía cuándo usar su sentido del
humor para romper la tensión sin avergonzarla.

Alguna vez ferozmente independiente y emocionalmente fuerte, ahora


sospechaba
sospechaba de todo
todo y de todos
todos en tor
torno
no a ella. La
La mujer que regr
r egresó
esó de la selva

no er a la mujer que había


había sido. Alguna
Alguna vez sociable y llena de confianza, ahor
ahoraa
era ser ia y cautelosa.
cautelosa. Sus
Sus metas
metas en la vida solían ser par a proveer
pro veer cuidado para el

desafortunado,
desafortunado, pero ahora
ahor a era todo lo que podía
podía hacer para pasar cada día.

Kelly
Kelly se levantó,
levantó, se dirigió
dirig ió a la cocina, y tomó una botella
botella de agua de la

nevera.
nevera. En su camino de reg r eso, empezó a apagar las luces que había
había
encendido antes, pero se detuvo. Pensó en lo que Barrett había dicho acerca de

dormir
dor mir con las luces encendida
encendidass y decidió darse una oportunidad
opo rtunidad.. ¿Quien
¿Quien sabe?

Tal vez eso funcionaría. Barrett le dijo que no le asustaba la oscuridad. Ese día no

podía llegar lo suficientement


suficientementee pront
pro ntoo para
par a ella.
Volvió a la cama, jaló el cubrecama, y cerr ó los
l os ojos.
o jos. La sensación
sensación de temor
temor

y pánico de antes, cuando se despertó, comenzó en el fondo de su pecho y

amenazó con consumirla de nuevo. "Basta," dijo ella en voz alta. En lugar de contar ovejas para
conciliar el sueño, pensó
pensó en Barr ett.
ett.
Pensó
Pensó en lo maravillosa
maravillo sa que parecía cuando
cuando la esperó en el aeropuerto,

cuán cansada se veía después de varios días en el hospital, su aspecto agotado

de estar a su lado todo el tiempo. Cómo se veía de pie en la puerta de su

habitación del hotel y cuando la sostuvo en sus brazos después de su primer


pesadilla. La curva de su pecho estaba a centímetr
centímetros
os de su boca,
bo ca, su pezón al

alcance de su mano.

Kelly se sentó y tiró las cobijas, de repente muy caliente. "¿Qué diablos

estoy pensando? " se preguntó, abanicándose a sí misma. Jesús, Kelly, contrólate.


 No hay nada sexual en nuestra
nuest ra proximidad física,
físi ca, asi que ¿por qué estoy
e stoy
ensando que lo hay? Barrett fue siempre... ella nunca... ni siquiera intentó... se complicó para
encontrar
encontrar las palabr
palabr as correctas.
cor rectas. Se recostó ymir ó hacia el techo.
techo.

"Dios. Estoy
Estoy echa un lío,
lío , mucho más
m ás de lo que pensé".
CAPÍTULO VEINTE

"El
"El hospital llamó y me pidió que fuera a hablar de mi trabajo ".
"¿Y cómo te fue?" preguntó la Dra. Hinton, su voz aún ligeramente

alentadora. Kelly la había estado viendo dos veces por semana a través de Skype

desde que
que regresó
reg resó a casa y se sentía
sentía lista para disminuir la frecue
fr ecuencia
ncia de sus

sesiones. Esta era la primera vez que hablaba con ella en más de una semana.
"Fue bueno en realidad. Dijeron que no fue mi culpa y que podía volver a trabajar", Kelly hizo
hincapié
hincapié en la frase
fr ase haciendo
haciendo comillas
comil las en el aire, "No fue mi culpa y por eso ellos
ello s me van a
r establece
establecerr cuando
cuando yo esté
esté lista para volver ".

"¿Y cómo
cóm o te sientes acerca
acer ca de eso? '
"Aliviada".

"Pero..."

"Pero
"Pero no sé si podré.
podr é.""

"¿Cómo
"¿Cómo es eso?"

"No
"No sé cómo
cóm o explicarlo.
explicarlo ."

"Intenta. No tienes que llegar a las palabras perfectas. Sólo di lo que


piensas, lo que está en tu mente. Nos imaginaremos las frases correctas ".

"Suena un poco tonto." La Dra. Hinton la miró con una expresión que Kelly

había llegado a conocer muy bien: que nada, ningún sentimiento era tonto, ningún
comentar era estúpido
estúpido si era
er a el suyo.

"Lo
"Lo siento,"
siento," dijo ella, "mala elección de palabras.
palabras. Yo
Yo no quiero ser objeto de comentarios
comentario s de todo el
mundo, susurros,
susurr os, y señalamientos.
señalamientos. No
No quiero que la gente
me mire y diga que esa es la enfermera que estuvo secuestrada y mantenida en la

selva por dos


do s años y regresó
reg resó con un bebé.
bebé. No quiero tener que lidiar con sus

miradas
mir adas de
de conmiseración
conmiser ación y de condena
condena ".
"¿Por qué usas la palabra condena? "
"Porque fue estúpido
estúpido de mi parte haber
haber ido a un lugar donde puse
puse mi vida
en Peligr o? Quiero decir que podría haber ido y ayudado en cualquier clínica del

centro de la ciudad ".


"¿Y allí no estaría tu vida en peligro?", preguntó la Dra. Hinton.

"No tanto como en donde yo estuve".

"Y ¿qué pasa con el nivel de atención que propocionas en el centro de la

ciudad frente a lo que lo hiciste en Colombia?”


"Drásticamente difer ente."

"¿Y tú crees que esa gente por la que estás preocupada por tener esos

puntos de vista de ti y de tus acciones...o cualquiera de esas personas

participarían o ser ían voluntaria para tu tipo de misión médica?”


"Probablemente no."

"¿Tienen alguna idea de lo que tus pacientes necesitan y de lo que tú les

das, que nadie más lo hará?”

"No" Kelly estaba empezando a entender a dónde iba la Dra. Hinton con lo

que le estaba diciendo. "Que estas perso nas... que no han caminado una milla en

mis zapatos, asi que quienes son ellos para juzgar ".
"En realidad, yo estaba pensando más en la frase de que ni siquiera han

puesto su pie en tus zapatos ".

"Tienes razón." A ella le gustaba el punto de vista de la Dra. Hinton.

"Bueno. Podemos volver a eso. "¿Por qué crees que no estás lista?”

"Toda mi perspectiva del mundo ha cambiado. Soy una persona muy


diferente de lo que era antes ".

"¿De qué manera?"

Habían hablado sobre este particular punto de vista a menudo durante sus
discusiones, y cada vez Kelly lo veía con más claridad.
"Veo el mundo de manera diferente. Lo que creo que es importante es

diferente. Estoy lejos de ser menos tolerante de esta mierda y de las estupideces
que realmente no son gran cosa. Me temo que mi actitud se reflejará a través de

mi pacientes ".

"Podría. Pero, otra vez, piensas que te dá una perspectiva diferente sobre

su atención. ¿Por qué están pasando ellos? ¿Por lo que sus familias están
pasando? "

"Supongo."

"No pareces muy segura."

"No lo estoy. Es sólo que no sé si se traduciría en mis acciones ".


"¿Y si lo hiciera?"

"Me haría una mejor enfermera. Ser más solidaria y compasiva con todo el

mundo ".

"¿Y si no lo hiciera?"

"Me haría una terrible enfermera, porque no me impor taría. Podría tratar a

alguien que viniera a la sala de emergencia debido a que hicieron algo estúpido,
ignorar on algo de seguridas o simplemente una cosa de sentido común diferente

que si ellos hubieran vienen como víctimas".

"Posiblemente", dijo la Dra. Hinton. "Y si resultaras ser ese tipo de

enfermera, la enfermera que no quiere ser, ¿qué harías?”

"Renunciaría. Encontrar algo más ".


"¿Y si no lo encuentras?"

"Entonces continuaría haciendo lo que me gusta ".

"La elección es tuya, Kelly. Siempre hemos hablado de eso. Lo has dicho
antes, que es importante para ti retomar el control de tu vida. Si tú asumes que
serás una mala enfermera y no haces nada para demostrarlo o refutarlo, ¿eso es

tomar el control? "


"No." Eso era abdicar el control.

"Así que no estás segura de si deseas volver a trabajar debido a las

personas que no tienen ningún punto de referencia de tu vida y porque tienes

miedo de que puedas perder su compasión. ¿Qué otra cosa? "


"Voy a tener un bebé ahora, o lo tendré pronto. Creo que es importante que

yo haga vínculos con ella ".

"¿Tienes miedo de que no lo harás?" Ella levantó la mano para detener la

contestación de Kelly. "Antes de que respondas, no te mientas a ti misma".


"Sí, lo soy. Me temo que cada vez que la mire, voy a ver al Coronel, la

brutalidad, el dolor. "

"Eso es comprensible. Mírate a ti misma, justo en este instante. Mira tus

manos. "A pesar de que su sesión era a través de Skype, las cámaras se

colocaron para que pudieran verse una y otra de cuerpo completo.

Kelly bajó la mir ada y vio que sus manos estaban en su estómago, casi
formando un capullo protector alrededor de su bebé.

"Así es," dijo la Dra. Hinton. "Estás protegiendo a tu bebé en este momento.

Si no desearas este niño, si no amaras a este niño no estarías haciendo eso. Te

refieres a ella como si fuera una persona, no como un "eso" cuando hablas acerca de ella. Así que
vamos a volver a eso también. ¿Has oído algo de Barr ett? "

Sólo la mera mención de su nombre aceleraba el pulso de Kelly. "No,


nada." Habían acordado no hablar todos los días, a petición de Kelly.

"A riesgo de sonar como una psiquiatra, ¿cómo te hace sentir éso?”

Kelly se rió entre dientes. La Dra. Hinton siempre lo ponía sobre la mesa.
Ella lo llamaba por lo que era, y Kelly no tuvo que pensar en el significado
subyacente de sus palabras o preguntas.

"Creo que es un lío. La echo de menos. Extraño hablar con ella. Echo de
menos su sentido del humor, su pragmatismo. La for ma en que ella enfoca un

problema y diagrama la solución. La for ma que piensa. Extraño saber lo que está

pasando en su vida, lo que hace todos los días”.

Sus respuestas no parecieron sorprender a la Dra. Hinton. De hecho, pensó


que había detectado un ligero movimiento de cabeza. La Dra. añadió "Y..."

"Y extraño hablar con ella de lo que hice ese día. Cómo fui capaz de ir a la

tienda de comestibles y sólo asustarme tres veces en vez de cinco. Cómo casi

todas las luces en la casa están encendidas cuando me voy a la cama y no todas.
Cómo tuve una terrible ansia de helado de chocolate después del anochecer, y me

pude levantar e ir a la Quick Mart y comprar una. "Kelly recordó el incidente

claramente y estaba orgullosa de sí misma por lo que había logrado. Antes de eso

ella no iba a ninguna parte después de que el sol se ponía.

"¿Y por qué quieres compartirlo con ella?”

"Porque ella comprende. Ella sabe lo que se siente. Ella sabe que los logros
menores que otras personas pensaría que son ridículos, son los principales pasos

en mi recuperación. Ella no me juzga o me hace sentir ridícula porque fuí

finalmente capaz de hacer contacto visual con un completo extraño. Porque quiero

hacerlo ", agregó, casi con nostalgia.

"¿Qué hay de tus amigos? ¿Qué ha pasado con ellos desde que hablaste
por última vez? "

"Es lo mismo. Una de ellas incluso fue tan lejos como para preguntarme si

era demasiado tarde para tener un aborto. Dios Mío, tengo siete meses de
embarazo. Qué estúpida pregunta. Este bebé es real. Se mueve y reaccio na a lo
que yo reacciono. Me hace saber lo que le gusta y lo que no. Me hace saber

cuando está lista para levantarse y cuando no está lista para ir a dormir. Mi amiga
no puede ver más allá del hecho de que este bebé fue concebido en violación, en

una horrible, horrible manera. Sé que ella se preocupa por mí y quiere lo mejor

para mí, pero lo que ella piensa que es mejor para mí no lo es. Y yo no puedo

hacerla entender".
"Entonces, ¿qué hiciste?"

"Al final tuve que decirle que cerrara el tema. Yo no quería escuchar ningun

comentarios o sugerencias, y que se callara".

"¿Y qué te ha dicho a eso?"


"Exactamente lo que me esperaba. Se molestó. Algo me dijo acerca de que

tú quieres que yo pretenda que éste bebé no existe? Le dije que no, que no es lo

que yo quería que hiciera. Este bebé existe. Es mi hija y estamos en el mismo

paquete. Si tú no puedes aceptarla y mirarla y ser feliz por mí y tratarla como a

cualquier otro niño que se ve o como a cualquier niño que pude haber concebido

en el sentido convencional de la palabra, entonces no te quiero en mi vida. Y


ciertamente no te quiero en la vida de mi hija”.

La Dra. Hinton estaba sonriendo y asintiendo con la cabeza al tiempo que

Kelly terminó de describir su conversación con una de su ahora ex_amiga. Ella se

dió cuenta de cuán inflexible, fuerte y contundente había estado en su

conversacion con su amiga. Ella había realzado cada palabra.


"Piensa en eso, Kelly. Ésa era una amiga tuya? Alguien que era bastante

cercana? "

"Sí. Nos conocemos desde la escuela de enfermería ".


"Y voy a parafrasear aquí, así que básicamente le dijiste que tratara con ello
o que se lárgara de tu vida”.

Kelly se rió con una risa profunda y completa.


"¿Estoy en lo cier to, o malinterpreté lo que dijiste?”

"No, Dra. Hinton. Usted dio en el clavo ".

"¿Y qué le dijiste a ella -cuál es su nombre, po r cierto? "

"Suzanne".
"Entonces, qué le dijiste a Suzanne, es algo diferente a lo que le dirías a la

gente cuando regreses al trabajo, que si están pensando lo mismo? Aparte del

hecho de que no sabes lo que ellos están pensando y por lo tanto, no les puedes

decir ".
"Supongo que en realidad no es diferente."

La expresión en el rostro de la Dra. Hinton dijo claramente, BINGO, lo

tienes. Kelly asintió con la cabeza. "Lo entiendo."


La Dra. Hinton era una excelente terapeuta en eso de “no decirle” las cosas

a Kelly. Le ayudaba a sacar sus propias conclusiones.

"Volvamos a lo de Barrett. Quieres que ella comparta su vida contigo, y de


nuevo estoy parafraseando aquí. Quieres que ella comparta su vida contigo, y

quieres compartir tu vida con ella".

"Sí."

"Tú sabes que hemos hablado un poco acerca de tu sentido de obligación

hacia Barrett porque ella salvó tu vida. Y porque ella salvó tu vida, tú sientes la
necesidad de aceptar lo que ella te ofr ece. "Ella esperó a que Kelly asintiera. "A pesar de que en
nuestras últimas conversaciones llegamos a la conclusión de que

Barrett probablemente está tratando con su propia dosis de culpa y obligación,

porque ella siente que te dejó atrás ".


"¿Es eso lo que te dijo?"
"No he hablado con Barrett desde que regresaste a casa”.

Esa era la manera de la Dra. Hinton de decirle a Kelly que no iba a decirle
no aunque hubiera visto a Barrett.

"Así que ata esos cabos para mí. El hecho de que te sientas obligada a

aceptar lo que ella ofrece y tú quieres ser parte de su vida y deseas compartir su

vida con ella. ¿Cómo encaja esto para ambas? "


Kelly se sentó y pensó por varios minutos, el silencio entre ambas no era

incómodo. "No creo que haya forma".

La Dra. Hinton agitó la mano como si fuera a decir, Más...

"Si me sintiera obligada a aceptar sus acciones no me gustaría compartir mi


vida con ella. No me gustaría decirle lo que he sido capaz de hacer ".

"¿Y eso por qué?”

"Porque sólo la haría sentir más culpable. Continuaría pensando que ella es

responsable de mí, que no soy capaz de poder ir a la tienda de comestibles, o al

banco, o a cualquier lugar donde hubiera más de una persona sin mirar por

encima de mi hombro . Eso sólo haría que se sintiera más culpable e incrementar
sus acciones para tratar de mitigar la culpa. "Kelly se recostó contra el sofá y se fro tó la cara con
ambas manos. "Dios mío, qué mierda de círculo vicioso",
concluyó.

"Sí, puede ser. Las emociones como la culpa, la obligación y la

responsabilidad pueden llevarnos a conductas que pueden o no ser buenas para

nosotras. Puede o no puede ser buena para la persona con quien sientas la
necesidad de reparar el mal. Cuanto más lo hagas, más culpable te sientes porque

nunca puedes compensar lo que piensa que hiciste mal. Nunca hay suficiente. Y

hasta que te des cuenta de eso y te perdonas a tí misma... "


"Entonces continuaría con ese comportamiento" Dijo Kelly. "Entonces,
¿cómo puedo lograr que Barr ett se perdone a sí misma? "

"Tú no. No puedes. Tú no puedes hacer nada. Cualquier cosa que hagas
sería tan ineficaz como lo que ella está tratando de hacer. Ellos no funcionan. Por

el contrario, se alimentan uno del otro ".

"Entonces, ¿qué hago?"

"Yo no creo que puedas hacer nada más que aceptarlo gentilmente. Es una
línea delgada entre la efusividad sobre lo que te ha sido dado e ignorarlo,

actuando como si no tuviera importancia ".

"Y sólo yo puedo darme cuenta de eso."

"Me temo que sí."


****

"No me importa."

"¿Qué quieres decir con que no te impor ta?"

"Escúchame, Debra. Lee mis labios si tienes que hacerlo. Dije que no me

importa " Ellas estaban en su oficina y habían discutido durante los últimos diez minutos, y Barrett ni
siquiera estaba segura de saber de qué iba el tema.

Barrett estaba decidida a aparentar como si se hubiera reajustado y

estuviera de vuelta en el ritmo de su vida. En su interior, sin embargo, estaba


ansiosa e incómoda. No había hablado con Kelly en cuatro días y estaba

desesperada por escuchar su voz.

En las últimas semanas desde que Kelly había llamado en medio de la

noche, ella había ido de mal en peor. Había regañado a todo el mundo, no
devolvía las llamadas, y había cancelado varias reuniones con posibles clientes.

"¿Qué está pasando contigo, Barrett?" La voz de Debra era más calmada

de lo que había sido momento antes. "Y por favor, no me digas que nada. Te
conozco mejor que eso. De hecho, probablemente te conozco mejor de lo que te
conoces tú misma".

"No hay nada de que hablar. Quiero decir, "añadió cuando Debra la miró
con escepticismo . No quería admitir que extrañaba totalmente a Kelly. Ciertamente

no lo admitiría ante nadie más.

¿Qué estaría haciendo Kelly? ¿Habría vuelto al trabajo? ¿Se habría re-

encontrado con sus amigos? ¿Y sus padres? ¿Cómo estaba la bebé Ryan?
¿Necesitaba algo? Porque no podía dejar de pensar en Kelly, Barrett se sentía

completamente vacía, como si estuviera deambulando en un campo abierto sin

dirección ni propósito. Estaba en busca de una señal que no podía encontrar ".

“Por favor, Debra ", dijo. A Barrett no le importaba si sonaba como una
súplica. No le importaba nada más. "No quiero hablar de eso."

Debra la miró, obviamente, sin decidir presionar a Barrett o simplemente

dejarla. Cuanto más esperaba, Barret se sentía más incómoda. Esto era nuevo

para ella también. A menudo utilizaba el silencio como una táctica de negociación

efectiva, pero ahora estaba en su contra. Finalmente, Debra habló.

"Nunca pensé que diría esto, Barrett, pero estás hasta la mierda por esta
mujer ".

"¿De qué estás hablando? ¿Qué mujer? "Dios, que patética soy, pensó, y

acababa de ser una completa idiota al hacer esas preguntas. Debra la miró como

diciendo ya-sabes-exactamente-a-quién-me-refiero.

"Está bien." Ella asintió. "Admito que estoy preocupado sobre cómo lo está pasando Kelly, pero yo
no diría que estoy hasta el cuello ".
"Ajá."

"No, en serio, ella ha pasado por mucho. "Maldita sea, deseaba que Debra

dijera algo. Se sentía más y más idiota a cada segundo. "Ella es hetero, Debra."
Mierda. Paácabarla. Era una completa idiota.
CAPÍTULO VEINTIUNO

"No puedo hacer eso", dijo Kelly enfáticamente. El reposo en cama durante
las próximas seis semanas estaba fuera de discusión. Tenía cosas que hacer.

Tenía que volver a su trabajo, comprar muebles para el bebé, y al menos diez

docenas otras cosas.

"Kelly, escúchame," su obstetra, la Dra. Reed, le había dicho pacientemente durante una visita de
emergencia. Había tenido deshechos de vez en cuando por

varios días. A Kelly le agradaba la Dra. Reed. Fue recomendada por una de sus
amistades quien sutilmente o en algunos casos no tan sutilmente le comentó en

dar a su hija en adopción. Ellos, sin embargo, la llamar on su hija o la bebé . Ella imaginó que si la
llamaban éso´, no parecería como una persona real.

Ella había hablado con la Dra. Hinton sobre las reacciones de sus amigos

muchas veces. Las conversaciones sobre sus padres er an aún más numerosas.

Todo el mundo tenía su opinión y puntos de vista sobre el abor to y la adopción,

pero Kelly sabía desde el principio que ella sería quien iba a vivir con las

consecuencias. Sería su cara en el espejo cada mañana, sus esperanzas y


sueños serían afectados. Esta era la decisión posible más personal. La había

tomado y nunca miraría hacia atrás.

"Kelly, eres enfermera, y no necesito decirte, pero lo haré, "Le dijo la Dra.
Reed. "Está en peligro de entrar en parto prematuro, y tu bebé no está listo. Sus pulmones no se han
desarrollado lo suficiente y podría tener problemas al respirar.

Puede que tenga que estar en un ventilador. Ella puede tener ictericia, sangrado
en su cerebro, un fallo gastrointestinal en el tracto digestivo, y no ser capaz de

mantener su calor corporal”.

Si la Dra. Reed había estado tratando de asustarla, la misión se llevó a


cabo. Si hubiera perdido al bebé desde el principio podría haber sido lo mejor,
pero este era su bebé, su hija, y ella la amaba más de lo que nunca podría
imaginar.

Kelly recogió su ordenador portátil, su botella grande de agua, y el teléfono


antes acomodarse en el sofá. La Dra. Reed le había dado instrucciones

específicas de no hacer nada más agotador que ir al baño o hacer un sándwich.

Nada de cocinar, ni cor rer a la tienda o al buzón de corr eo. No podía estar parada

durante más de unos pocos minutos, y absolutamente ningun exceso.


Su ordenador ya no cabía en su regazo, así que puso la bandeja del

desayuno sobre sus piernas. Tenía que comprar unas cuantas cosas para la bebé

y había que ponerse a trabajar y hacerlo. Se le estaba acabando el tiempo. Sus

amigos le ofrecieron hacerle un baby shower, pero ella declinó. Lo último que
necesitaba era un grupo de mujeres trastabillando entre ellas para no decir algo

inapropiado. Sólo tenía sentido para ella, pero su bebé y todo lo que le rodeaba

era privado.

Su hija nacería en cuatro semanas, y ella no se había decidido por un

nombre, no tenía nada de muebles, y sólo había comenzado a recoger un poco de

ropa aquí y allá. Necesitaba pañales y mantas, y su bebé no podía volver a casa a
menos estuviera atada de forma segura en un asiento de seguridad.

Estaba leyendo comentarios de los consumidores sobre cochecitos cuando

sonó el teléfono. Mariposas revolotearon alrededor de su estómago cuando la foto

favorita de Barr ett apareció en el identificador de llamadas.

"Hey, extraña. ¿Cómo estuvo tu viaje? “Barr ett había estado en Hong Kong
por una semana, y con la diferencia de horas sólo habían podido hablar unas

pocas veces.

"Largo y cansado," respondió Barr ett.


Dios, era bueno para escuchar su voz. "¿Estás en casa?" Kelly miró el reloj en la pared sobre el
televisor.
"No."

"Barrett, son las ocho y media. Espero que no estés aún en la oficina.
Trabajas demasiado”. Kelly sabía que Barrett a menudo se quedaba hasta tarde

en la oficina.

"No estoy en la oficina."

Algo en el tono de Barr ett le provocó un aleteo en el estómago. No era la


bebé. Ella había pasado la etapa del aleteo y estaba bien entrada en dar serias de

impresionantes patadas. "¿Dónde estás, entonces?"

"Estoy frente a tu puerta."

***
"¿Qué?" En ese momento el timbre de la puerta de Kelly sonó. Ella

comenzó a saltar, pero la bebé no se lo permitió. Ella se escabulló del cojín del

sofá y log ró levantarse sin derr ibar su agua o su por tátil. Se apresuró a la puerta y la abrió.

Barrett estaba parada allí, se mir aba incluso mejor de lo que Kelly

recordaba. Habían pasado seis semanas desde su emocional adiós en el

aeropuerto, y al verla de nuevo hizo a Kelly darse cuenta de lo mucho que la


echaba de menos.

"Hola," dijo Barr ett, su sonrisa radiante bajo la luz del por che. "Me arriesgué a pasar por aquí, pero
quería verte".

Barrett habló rápido, con palabras recortadas, y Kelly se dio cuenta de que

estaba nerviosa. Su sonrisa comenzó a desvanecerse.

"¿Es un mal momento?"


"Oh, mi Dios, Barrett. En realidad estás aquí ", dijo por fin Kelly, todavía conmocionada por su
repentina aparición. Prácticamente saltó a los brazos de
Barrett, por lo menos tanto como la bebé Ryan le permitió.

Los brazos de Barrett a su alrededor se sentían maravillosos. Eran como un


escudo protegiéndola de cualquier cosa que pudiera dañarla.

"Hey, yo también te extrañé. Tal vez será mejor entrar. ¿Qué van a pensar
tus vecinos? "

"Que regresaste a mí", dijo sin pensar. "Dios, es bueno verte. Te extrañé tanto. "Ella dio un paso atrás
y besó a Barret en la boca, luego sintió que Barrett se tensaba y soltó sus brazos. Kelly se apartó y
miró la extraña expresión de

Barrett.

"¡Vamos, entra." Kelly tomó la mano de Barrett y tiró de ella a través de la puerta. "Qué estás
haciendo aquí? No puedo creer que realmente estés aquí".

Abrazó a Barrett de nuevo. "¿Cómo llegaste aquí? Pensé que estabas en Hong

Kong " Una pregunta tras otra salieron de su boca con tanta rapidez que no le dio a Barrett la
opor tunidad de responder a ninguna de ellas.

Se sentaron en el sofá una frente a la otra, ambas sin decir nada. No podía

creer que Barrett estuviera en su sala sentada a su lado. Barrett se miraba


maravillosa y ella no podía dejar de tocarla. Ella no haía soltado la mano de

Barrett desde que tiró de ella hacia el interior. Pero su otra mano seguía
desviándose a sus manos, sus brazo, y, finalmente, a su mejilla.

Los ojos de Barrett se oscurecieron y su expresión cambió. Preocupada

porque hubiera hecho algo malo, Kelly comenzó a retirar su mano cuando Barrett
se apoyó contra su mejilla. Esta vez algo brilló en sus ojos. De repente a Kelly le

resultaba difícil respirar. Después de lo que pareció un instante y para siempre,

Barrett volvió la cabeza y le besó liger amente la palma.

Los ojos de Barrett eran más brillantes y Kelly tuvo una abrumador a

necesidad de besarla. No un casto beso de bienvenida como el que habían


compartido en la puerta, sino un auténtico beso. Un beso que le hacia temblar los

pies y apagar su cerebro. Donde ella no pudiera pensar, sólo sentir. Un beso que
la llevara a ese lugar donde nunca sería la misma otra vez. Y Kelly quería ir allí.
Necesitaba ir allí. Había pasado tanto tiempo desde que había sentido así. Había

pasado tanto tiempo desde que ella había sentido nada. Se inclinó hacia delante.
Lentamente acortó la distancia entre los labios y los de Barrett. Su mente

estaba gritando que se detuviera, pero ella no podía. No quería. Ella quería este

beso más de lo que había querido nada en su vida. Era lo correcto. Después de

tanta equivocacion en su vida, era lo correcto. Absolutamente cor recto.


Barrett se acercó a ella una fracción de pulgada y el pulso de Kelly se

disparó. Barrett también lo quería! Quería besarla. Esta era una gran opor tunidad.

Kelly le dió un beso.

Era suave y dulce al principio, a diferencia de otros que habían compartido


como saludo o despedida. Pero rápidamente se convirtió en algo más. Los labios

de Barrett eran cálidos y suaves y tentativos, pero Kelly quería más. Ella se movió

un poco, deslizando su mano detrás de la cabeza de Barrett, y Barrett respondió

de inmediato.

Kelly sintió que su alma se sacudía y perdió por completo la noción del

tiempo y el espacio. Estaba flotando en una sensación a diferencia de cualquier


cosa que jamás había experimentado, transportada a un lugar del que nunca

querría ir se. Profundizó el beso. Ya no eran simplemente compañeras en una

batalla por la supervivencia, una experiencia que las ataría para siempre. No,

habían cruzado la línea, y Kelly no quería dar marcha atrás. Barrett la alcanzó.

***
Un dolor repentino atravezó a Kelly. Se alejó, agar rándose el estómago y

respirando en cortos y agudos jadeos. El dolor era penetrante.

"Kelly! ¿Qué pasa? ¿Es la bebé? ¿Ocurre algo? "

 No, no ahora. Por favor, no ahora, que no estás lista, rogó en silencioa su
bebé. Ella levantó la mano cuando el dolor amainó. Afortunadamente Barrett dejó

de preguntar mientras trataba de recuperar el aliento. Por fin pudo hablar.


"Ella ha estado un poco temperamental estas últimas semanas ", respondió,

finalmente capaz respirar profundamente.

"¿Qué significa eso?" la voz de Barrett estaba llena de preocupación.

" Exactamente qué significa eso?”


"Ella quiere salir y unirse al mundo, pero no está lista. La Dra. Reed me

indicó reposo en cama hasta la fecha probable".

"Y no me dijiste!" exigió Barrett, el enojo reemplazando la preocupación.

"¿Cuando sucedió esto?"


"Hace dos semanas." Kelly esperaba la reacción de Barrett, pero no era en

absoluto lo que ella esperaba. Estaba enfadada, casi furiosa.

"¿Dos semanas?" Barrett levantó las cejas con escepticismo. ¿Cómo podría

el fuego en sus ojos hace un momento transfor marse en otro, significando algo

completamente diferente? Kelly asintió. Barrett apretó la mandíbula.

"¿Cuándo ibas a decírmelo?" Ella vaciló, y Barr ett no le dio oportunidad


para continuar. "No lo ibas a hacer, verdad?”

"Por supuesto que sí."

"¿Cuándo? Después de que naciera la bebé? ¿Tan siquiera me ibas a decir que ya tenías al bebé? "

El tono de Barrett era frío. A su hija tampoco le gustó y pateó en

desaprobación. "Barrett. Estabas fuera de la ciudad y no quería molestarte ".


"¿Y el que tu médico te pusiera en reposo no era lo suficientemente

importante como para llamar? “Barr ett se levantó y empezó a caminar por la

habitación. "¿No querías... crees tan poco en mí para creer que algo como esto no me molesta? Jesús,
Kelly. “Barrett se pasó las manos por el pelo, obviamente
incrédula y algo más, pero Kelly no tenía idea de qué.
"¿Qué hubieras hecho, Barrett? ¿Rentar otro jet privado y volar hasta aquí

para cuidarme? "Ahora ella estaba molesta. ¿Por qué estaba obteniendo ésta
mierda? Esta era su vida, su bebé. Ella era perfectamente capaz de cuidar de

ambas. “No puedo creer que esto esté ocurriendo," dijo ella, disgustada con toda esta escena. Ella
empezó a levantarse.

"Siéntate," gritó Barrett.

"¿Perdón?" Kelly dejó claro que nadie podría hablarle de esta manera.

Nunca más.
Barrett bajó la voz. "Por favor, siéntate. Cualquier cosa que necesites, lo

traeré. No debes enojarte".

"Deberías haber pensado en eso antes de que me reclamaras por no

haberte llamado, "replicó Kelly.


"Mira", dijo Barrett. "¿Podemos empezar? Me dejaste como piedra, y me

sorprendiste con la noticia de la bebé. Reaccioné mal. Te pido disculpas”. Barrett


de verdad parecía arrepentida, de pie en sus pantalones de color caqui arrugados.

Kelly se tragó una réplica. Últimamente, sus hormonas habían atado sus

emociones a una montaña rusa. No llegarían a ninguna parte discutiendo de ésa

manera.
"Me alegro de verte." En realidad estaba muy emocionada, pero no se fiaba

de poner sus sentimientos sobre la mesa de nuevo.

"Es bueno verte a ti también," respondió Barrett, sonando igual de serena.

"Te extrañaba, así que me las arreglé para aterrizar aquí en Denver en vez de en San Francisco.
Quería verte. "La voz de Barrett se suavizó mientras hablaba.

"Me alegro de que lo hayas hecho. Yo también te extrañé. Por favor,


siéntate. Me estás poniendo nerviosa. "Kelly palmeó el sofá al lado de ella, donde Barrett estaba
sentada cuando se besaron. Oh, Dios mío, cuando nos besamos.
Ella inhaló bruscamente, con la mano instintivamente en su boca mientras
recordaba el sabor y la sensación de los labios de Barrett. Barr ett notó su reacción

y sus ojos eran penetrantes.


"Kelly", dijo Barrett, y Kelly sabía que iba a hablar de lo que había sucedido.

Ella no quería hablar sobre ello. Quería fingir que nunca ocurrió y quería que

sucediera de nuevo. Jesús, esto era todo lo que necesitaba ahora. La niña seguía

insistiendo en nacer, ella se estaba quedando sin fundamentos, y había besado a


una mujer. No, ella había besado a Barrett. Deben ser las hormonas. Por favor,
 Dios, que sean las hormonas.
***

Kelly sin duda estaba tratando de cambiar el tema. Le preguntó acerca de


su viaje, de Hong Kong, y de cualquier otra cosa que pudiera pensar excepto en el

beso. El beso más-impactante-de-su-vida. Si Kelly no quería hablar de ello, la

dejaría. Barrett había leído que las hormonas de las mujeres a veces se volvían

completamente locas cuando estaban embarazadas. En realidad había leído todo

lo que cayera en sus manos sobre el embarazo para entender mejor lo que Kelly

estaba pasando. La mayor parte era fascinante, algunas le causaron náuseas, y


otras la asustaron hasta la muerte.

Barrett no lo imaginaba, en lo más mínimo . Había venido aquí porque no

podía esperar otro minuto para ver a Kelly. Pensaba constantemente en Kelly,

reviviendo cada conversación y los minutos que habían estado juntas. Se

preocupaba por Kelly más ahora que estaba tan avanzado lo de su embarazo y,
después de la bomba sobre el reposo en cama obligatorio, con razón.

Quería besar a Kelly, había soñado con ello . Cómo se sentirían sus labios,

moverse bajo los de ella. Cuál sería su sabor. ¿Sería agresiva o dejaría que
Barrett tomara la iniciativa? ¿Querría más? ¿La abofetearía? ¿La perdería para
siempre? Había muchas cosas que Barrett no sabía, pero no lo iba a saber nunca,

si n o hacía algún movimiento.


"Wow. BNR está cada vez más gr ande, "dijo ella, volviendo a sentarse en el

sofá y enmarcando el estómago de Kelly con sus manos. No se atrevía a tocarla.

"¿BNR?"

"Sí, BNR. Bebé Niña Ryan. A menos que hayas elegido un nombre. "La
bebé debió haber pateado, porque Kelly hizo una mueca y se agarró el estómago.

Kelly levantó su mano.

"Es sólo una patada. No sé si eso significa que le gusta o no, y no, todavía

no he decidido".
El miedo de Barrett cayó un poco. "¿Cómo está ella? ¿Qué dice el médico?

Quiero decir, además del reposo en cama ".

"Que todo se ve bien." Kelly movió sus manos por debajo de su estómago,

como si pudiera sostener a su bebé un par de semanas más.

"¿Tienes miedo?" Yo estoy petrificada, pensó.

"Un poco. Nunca he tenido un bebé antes ", dijo Kelly con ironía. "No sé lo que puedo esperar. He
visto nacer bebés y sé que hay buenos medicamentos,

pero todavía... esto tan grande de algo tan pequeño es un poco desalentador”.
El comentario de Kelly difuminó un poco la tensión, y Barr ett respiró

aliviada. "¿Estás lista? ¿Has conseguido un montón de mamelucos de colo r rosa y

mantas dobladas en su cómoda? "

"¿Mamelucos?"
"Sí. Tú sabes, ésas pequeñas cosas de una sola pieza en la que

prácticamente viven durante los primeros meses ", dijo ella, sintiéndose un poco torpe cuando lo dijo.

"Yo sé lo que es un mameluco. ¿Cómo sabes acerca de ellos? "


"¿Cómo puedo saber?" Barrett fingió indignación. "Hace falta que te
recuerde mi título en información tecnología y mi título en ingeniería eléctrica y

tengo una maestría en administración de la Wharton School Business ".


"Sí, y éres la dueña de una compañía de desarr ollo de software de gran

éxito, todo lo cual valida mi pregunta original. "Kelly estaba sonriendo ahor a,

relajada y disfrutando de la broma.

"Yo leo."
"¿Tú lees?"

"Sí." Kelly la miró, obviamente esperando a que continuara.


"Revista Padres, Maternidad, La vida del bebé." Barrett nombró algunas otras revistas a las que se
había suscrito. "No sólo sé sobre mamelucos, sino que aprendí cual es el tipo de pañal que obtuvo la
mejor calificación de las nuevas

mamás, del ungüento o crema para la dermatitis que pueda causar el pañal, de

cómo decir que no al flujo constante de visitas cuando los bebé ya están en casa,

y los pros y contras de la alimentación de pecho o con biberón ".

"Wow, estoy impresionada", dijo Kelly, sonriendo. "Y para que conste, soy de alimentar con pecho".

"Buena elección." Dijo Barrett a Kelly levantando un pulgar hacia arriba. "Un suministro ilimitado,
muy rentable, sin levantarse a mitad de la noche para calentar
un biberón, y mi favorito, no se lavan. "Barrett no quiso moverse cuando Kelly le tocó el br azo
mientras reía. No quería perder la sensación, pero aún más, no
quería que Kelly se sintiera cohibida.

"Ahora, acerca de ésos mamelucos," dijo Barr ett, regresando al tema de

nuevo. "¿Estás lista?"

"Casi".

La respuesta de Kelly era vag a. "¿Qué tanto es casi? ¿Kelly? ", dijo ella,
cuando Kelly no r espondió de inmediato. "¿Dónde está su habitación?" Se levantó y apuntó en
dirección de las recámaras.
"Al lado de la mía."
Barrett sabía que Kelly estaba escondiendo algo, y cuando dio vuelta en la
esquina y entró a la habitación del bebé, supo exactamente lo que era. Nada.

Absolutamente nada. Se dio la vuelta y volvió sobre sus pasos.


"Pensé que tenía mucho tiempo." Kelly habló antes de que pudiera decir

nada. "yo tenía mucho tiempo hasta que sucedió esta cosa del reposo en cama.

Estaba a punto de hacer compras por internet cuando llamaste. Aquí, mira, "dijo

Kelly, extendiéndole su ordenador portátil.


Barrett tocó el teclado, abriendo la página de una tienda popular de

alimentos de bebé. Así no era como ellos la llamaban, pero la tienda de bebés

simplemente no sonaba bien, como si fuera una ferretería o una tienda de

comestibles.
"Muy bien, vamos a empezar con lo básico. "Barrett se sentó a su lado y

pulsó unas cuantas teclas en la barra de búsqueda.

Una hora y diez minutos más tarde, una cuna, un cambiador, la cómoda y la

caja haciendo juego , así como ocho docenas de pañales, seis mantas, tres

sostenes maternales, y un expendedor de pañales estaban en el camino. Serían

entregados en los próximos tres a cinco días, envío libre incluído.


Barrett estaba agotada. Entre sus noches sin dormir, su preocupación por

Kelly, y un caso serio de cambio de hor ario, estaba prácticamente muerta sobre

sus pies. Kelly le ofreció la habitación de invitados, y Barrett aceptó sin objeciones.

Insistió en prepararse la cama ella misma y le informó a Kelly que prepararía el

desayuno en la mañana.
Pero la mañana estaba muy lejana mientras yacía en el dormitorio al final

del pasillo de Kelly. Le había ayudado a cerrar y acostarse en su propia cama.

Barrett quería darle un beso en la frente y desearle dulces sueños, pero no se


atrevió. En cambio, dijo que dejaría la puerta abierta para que Kelly llamara si
necesitaba algo durante la noche.

Ahor
Ahoraa era su turno
turno para
par a dormir,
dorm ir, lo cual se escapab
escapabaa como agua
ag ua fría entre
entre
sus dedos.
dedos. Cada
Cada vez
vez que cer
cer raba los
lo s ojos
ojo s miraba
mir aba a Kelly
Kelly moverse
mover se hacia ella, con
con

los labios abiertos e invitador


invitadores.
es. Cada
Cada vez que se volteaba,
volteaba, recor daba cómo sintió

la mano de Kelly
Kelly rozando
r ozando su pierna,
pier na, su brazo, acariciando
acar iciando su mejilla. Cada
Cada vez

que respiraba sentía el aliento suave de Kelly en su cara justo antes de que le
diera un beso. Seguro que no ayudaba
ayudaba a la situación
situación que cuando
cuando ella gimió,
gi mió,

sonaba igual que cuando


cuando Kelly
Kelly profundizó
pr ofundizó el beso.

Barret
Barr ettt estaba
estaba en serios
serio s problemas.
pr oblemas. No
No nabía manera de que pudiera

estropear
estro pear la
l a vida de Kelly más de lo que ya la tenía. Le debía a Kelly
Kelly mantener sus
manos quietas.
quietas. Haría
Haría todo lo posible para alejar a Kelly de ser herida
her ida de nuevo,
nuevo, e

involucrarse
involucrar se con Barrett
Bar rett definitiva
definitivament
mentee no entr
entr aba en esa categor
categor ía.

Renuncian
Renunciando
do a dor mir, Barrett
Barr ett se deslizó de la cama y agarr ó su iPad de su

maletín. Tal vez un par de capítulos de lo último del caso de Eve Dallas podrían

ser suficientes
suficientes para que pudiera conciliar el sueño. Dejó
Dejó la puerta entreabier
entreabierta
ta y

encendió la lámpara junto a la cama. La luz de la pantalla del iPad no era brillante
sino suave. Cuarenta y dos páginas más adelante, tropezó hasta su cama y se

quedó dormida.

***

El sólo hecho de que Barrett estaba acostada en una cama a tres metros

del pasillo,
pasill o, no estaba ayudando
ayudando para
par a que Kelly
Kelly pudier a descansar. Después de
que la bebé había
había interr
interrumpido
umpido el beso, tanto
tanto ella como Barret
Barr ettt evitaro
evitaronn el tema.

Ella no sabía de Barr


Barrett
ett,, pero por lo que le preocupaba se
se había convertido
convertido en

algo que realmente


realmente no podían ignor ar.
Trataron de sacarlo
sacarl o de su mente
mente mientras se habló de nombres,
nom bres, buscaban
buscaban
muebles, y seleccionaban
seleccionaban babero
babeross y mantas,
mantas, pero siempre estaba allí bajo la

superficie. Su atracción por Barrett era confusa. Había tenido muchas, muchas
amigas en su vida, algunas más cercanas que otras, pero nunca las había visto

con deseo de besarlas, incluso cuando eran adolescentes y estaban aprendiendo

sobre
sobr e los asuntos complicados de la vida, el drama de novios y el sexo. Algunas

de sus amigas habían experimentado con otras niñas, aunque Kelly nunca lo hizo.
La única cosa que había hecho era besar a Cindy Baker y a algunas otras chicas

mientr
mientr as jugaba el juego de la botella en una fiesta de cumpleaños
cumpleaños y pijamas

cuando
cuando ella tenía
tenía cator
catorce
ce años, pero nunca
nunca se sintió atraída por ella.

Sintió
Sintió maripo
m ariposas
sas pero de curio sidad cuand
cuandoo una de las chicas
chicas sugirió
sugir ió el
tradicional juego de chico-chica, pero er a más acer
acer ca de caminar por el borde
bor de que
que

la curiosidad real sobre besar a una chica. Cuando la botella se detuvo y apuntó

hacia ella, ella y su compañera


compañera se fueron
fuer on al pasillo,
pasillo , al igual que las cuatr
cuatr o niñas

antes que ellas. Estaba más incómoda que nerviosa o excitada, y tardaron varios

minutos antes de que decidieran


decidier an quién empezaba antes
antes de que lo hicier
hi cieran.
an. No fue

desagradable, per
per o ella no sintió
sintió ninguna de las campanit
campanitas,
as, mariposas
maripo sas ó el
vértigo que tenía cuando había besado a Jeff Stevens la semana anterior. Otro par

de turnos
turnos hacia el pasillo
pasillo y Kelly
Kelly supo que las chicas
chicas no er an lo suyo.

Así que ¿por qué estaba sintiendo ésto hacia Barrett? ¿Por qué la había

besado? ¿Por qué aún quería besarla? Tendría que hablar con la Dra. Hinton

sobre
sobr e esto y pensó en lo que la buena
buena Doctor
Doctoraa diría.
dir ía. Esta
Estaba
ba segura que sería,
ser ía, "¿Y
qué crees que esto
esto significa, Kelly?”
Kelly?” Ella empezaría a balbucear
balbucear y tropezar con

algunas palabras y, en definitiva


definitiva sentía
sentía que ni siquiera comenza
com enzarr ía a describir
descr ibir la

confusión sobre
so bre lo que estaba
estaba experim
experiment
entando.
ando.
¿Sentía ésto hacia Barrett por lo que habían pasado juntas? Sí, eso era un
vínculo
vínculo que nunca
nunca se rompería,
ro mpería, pero
per o ella estaba
estaba confundiendo
confundiendo la gr
g r atitud
atitud hacia
hacia

Barret
Barr ettt par
par a salir de ese infierno y salvarla
salvarl a a ella y a su bebé con
con algo
alg o más? La
grat
gr atitud
itud y la necesidad
necesidad a menudo
menudo podrían
po drían confun
co nfundirse
dirse con
co n el deseo. ¿Era
¿Era eso lo

que estaba pasando aquí?

¿Podría alguien
alg uien de r epente
epente volver
volverse
se gay? Se r ió de su propia
pro pia frase-

volverse gay. ¿Qué ridículo sonaba? La


La gente no se volvía
vol vía homosexual. O eran o
no lo eran. ¿Pero
¿Pero era así de simple? ¿Nacist
¿Nacistee gay, o te enamoraste de alguien, y

si ocurr
o curriero
ieronn que son del mismo sexo, entonces te
te convertiste
convertiste en gay? No
No había

pensado en eso. Pero sin duda estaba pensando en ello ahora, cuando debería

estar descansando.
El bebé
bebé se movió y Kelly
Kelly se dio cuenta
cuenta que era inútli
inútli tratar de dor mir porque
por que

su hija, obviamente, tenía otros planes. Barrett le había preguntado si había

r esuelto el nombr
no mbree todavía. Necesitaba
Necesitaba hacerlo.
hacerlo . La
La Dra. Reed
Reed la había asustado al

darse cuenta de que este bebé podría venir cualquier día, tanto si estuviera lista o

no. Tenía un nombre en mente y estaba tratando de convencerse pero no hasta el

punto
punto de seleccionarlo.
seleccionarl o. Quería la opinión
o pinión de Barr
Barr ett,
ett, y sonrió
sonr ió al pensar
pensar en todos
todos
los pedazos
pedazos de papel
papel que había
había tirado con
co n diferentes
diferentes nombres
nombr es en ellos, en for ma

de una tarjeta de presentación. Eso había sido a sugerencia de Barrett. Al principio

pensó que era una tonterí


tontería,
a, pero cuanto
cuanto revisab
r evisabaa los
lo s nombres,
nombr es, más cambiaba de

opinión.

La opinión de Barr ett y lo que ella pudiera


pudiera pensar
pensar de algo estaba
estaba en su
mente cada día más. Al principio le había molestado. Ella había estado sola

durante
durante tanto
tanto tiempo
tiempo y había tomado sus pro pias decisiones
decisiones a la primer
pr imera,
a, rar a vez

se pregunt
pr eguntaba
aba una segunda
segunda vez. Ahor
Ahoraa era
er a casi todo lo contrario.
contrar io. Se pregunt
preg untaba
aba
si Barret
Barr ettt pensaría
pensaría que éstos
éstos color
co lores
es combinaban,
combinaban, o si debía pinta
pintarr de rosa
ro sa la
habitación
habitación del bebé o un color
col or neutral,
neutral, o si debía contratar
contratar a una niñer
niñer a.

Al principio consideró
co nsideró que era un signo de debilidad el tener
tener miedo de tomar
tomar
una decisión. Cuando ella fue secuestrada, si no hacía nada sin preguntar o lo que

le hubieran dicho, era severamente castigada. Debido a que la mente es una cosa

maravillosa
maravillo sa y complicada, no le tomó mucho tiempo
tiempo para
par a cambiar su patr
patr ón de

compor tamiento
tamiento con el fin de sobr evivir. Cuando
Cuando fue rescatada
rescatada y regresó
reg resó a casa,
tuvo
tuvo que desaprender ese co mporta
mpor tamient
miento.
o. Lo había hecho, o al menos pensó

que lo hizo hasta que empezó a tomar en cuenta la opinión de Barrett más y más

a menudo. Ahor
Ahoraa estaba
estaba cómoda por el simple hecho de saber
saber lo que Barrett
Barr ett

pensaba. No basaba sus decisiones sobre lo que decía Barrett, pero lo


consideraba. Esta noche era un excelente ejemplo.

Cuando
Cuando estuviero
estuvieronn buscando
buscando varias
var ias opciones
opcio nes para las cunas,
cunas, las sillitas,
sill itas, y

los asientos
asientos de coche, ella escuchó
escuchó la
l a opinión de Barr et y su recomendación
recomendación sobre
so bre

el estilo o el color.
colo r. A veces
veces coincidían, per
per o otras
o tras veces ella tenía
tenía su propia opinión
o pinión y escogió lo que
quería.

Ahor
Ahoraa quería saber lo que Barr
Barr ett
ett pensó
pensó del beso, o más precisamente
precisamente

cuando ella le dio un beso. Supo que no fue sino hasta la última fracción de
segundo antes de que Barrett se diera cuenta que iba a besarla, y le había tomado
a ella varios
vario s segundos antes
antes de que le devolviera
devolviera el beso.

Pero, ¿qué pensaba Barrett de ello? Estaría acostada en su cama,

despierta, tratando de averiguar lo que había pasado y qué hacer a continuación?

Kelly no tenía ni maldita


mal dita idea.
CAPÍTULO VEINTIDÓS

Dos días más tarde,


tarde, Barret
Barr ettt abri
abrióó la
l a puerta a la chica
chica de UPS
UPS y firmó para

r ecibir ocho
o cho cajas. Al día siguiente
siguiente y el día después
después,, la mujer en unifor me marr ón
r egresó.
egr esó. Al
Al cuarto día, la mujer le había escrito su nombre y un número de teléfono
en una notita
notita de
de color
colo r amarillo
amaril lo en el centr
centr o de la caja para fir
f irmar.
mar. En su vida
vida

anterior, Barrett la habría invitado a pasar después del trabajo. Ahora Kelly y su
bebé era en lo único que se centr
centr aba. Firmó la hoja, su firm
fi rmaa audazment
audazmentee

bordean
bor deando
do la nota amarilla.
amari lla. Barr
Barr ett
ett vio la mir ada de decep
decepción
ción en los ojos
ojo s de la

mujer, pero al día siguiente cuando


cuando trajo la
l a caja que conten
contenía
ía la carr eola, su

actitud fue más seria.


Después del impacto de Kelly sobre su descanso en cama, Barrett se negó

a irse
ir se y hablitó
hablitó una recámara adicional de Kelly.
Kelly. Global Digita
Digi tall era
er a una empresa

virtual, por lo que realizar reuniones a través de Skype


Skype o conferencia
confer encia de
de llamadas

no er a nada nuevo. Lori


Lor i la contact
co ntactaba
aba continuamente, y Debr
Debraa empezaba y
terminaba casi todas las conversaciones con
co n un movimient
mo vimientoo no-tan-sut
no-tan-sutil
il de su

cabeza y acompañado con un tsk , tsk.

El mobiliar io estaba
estaba previsto
previsto que llegara
llegar a en dos días, y Barr ett
ett estaba
estaba

poniendo los toques finales en la bien arreglada habitación del bebé. Kelly estaba

en el sillón reclinable en la sala de estar, supervisando la pintura a través de la

cámara de video que Barr ett había comprado el día antes.


antes.
Barrett había vuelto a casa de la tienda de pinturas, con muestras de varios

colores
colo res en cuadros del tamaño
tamaño de la palma de su mano,
mano, así como dos libros
libr os con

muestras de papel para pared. Terminada la cena, Kelly había acordado en el

color
colo r de las par
par edes, una orilla
oril la que rodeaba la habita
habitación
ción a nivel de los ojo s, y un

marco para la ventana.


ventana. Ella se puso a trabajar al día siguient
sig uiente,
e, prohibiend
pro hibiendoo a Kelly
poner un pie en el
el cuarto, temerosa de que los vapor es de pintura
pintura dañarían a la

bebé.

"Podría acostu
aco stumbrar
mbrarme
me a tenerte cerca. "Dijo
"Dijo la voz divertida de Kelly
por el altavoz,
altavoz, lo que hizo que Barr
Barr ett
ett sonrier a. Ella ya estaba
estaba acostumbrada
acostumbrada a
estar cerca.

"Lo dices porque yo cocino para ti" dijo ella, sumergiendo el cepillo en la estrecha lata de pintura. La
risa de Kelly era cálida, y la llenó de calor. Ambas
habían evitado hablar sobre el beso que habían compartido la noche que había

llegado. El primer día fue extraño, pero rápidamente cayeron de nuevo en

el nivel de comodidad que habían compartido antes. Al menos eso era lo que

Barrett se decía a sí misma.

"Tu idea de cocinar es levantar el teléfono ".


"¿Y? Hay todo tipo de cocinas. Criolla, Cajun, mexicana, barbacoa- "

"Y para llevar", dijo Kelly.

"Sí, y para llevar. ¿Y tu observación es…? "Se limpió las manos en una

vieja camiseta que Kelly había convertidoi en un trapo de pintura.


"Mi observación es mantenerte humilde."

"¿Humilde? ¿Por qué querría ser humilde? "


"Porque te ves tan linda con pintura en la mejilla ".

Barrett dudó media atontada después de oír el comentario de Kelly. ¿Linda?

¿Realmente creía que ella era linda? No podía ser. Tenía que estar bromeando.

Ninguna de las dos se había acercado al tema de su beso de hace ocho días,
como si ambas acordaran que el acuerdo de silencio siginificar a que si no

hablaban al respecto, realmente nada había ocurrido.

Por la noche cuando estaba oscuro y en silencio, Barrett revivía cada

segundo de ello. Pero nunca hizo nada más. No quería que Kelly se sientiera
incómoda o avergonzada como si la dejara sola. Lo que la sorprendió por que ella

siempre se enfrentaba a las cosas, sobre todo si eran difíciles. Pero esto era

diferente. Esto era Kelly, y lo último que Kelly necesitaba en este momento era
otra incómoda, y extraña situación.
"¿Qué te pasa, Rembrandt? ¿El gato se comió tu lengua? ", dijo Kelly,

trayendo los pensamientos de Barrett de vuelta al presente.


Ella no pudo haber estado parada más de un momento o dos, dejando

gotear la pintura sobre la lona como tonta. De espaldas a la cámara, parpadeó un

par de veces y en voz baja aclaró su garganta.

"¿No tienes algo que hacer, como doblar las cobijitas o empatar calcetines
de bebé?”Su pincel se sacudió un poco mientras sumergía la brocha de nuevo en

el bote. Oyó la risita de Kelly y luego el sonido de las noticias de la noche se

escuchó a través del altavoz.

Barrett dio un paso atrás e inspeccionó su progreso en el alféizar de la


ventana. Tenía que volver a hacerlo porque ella había hecho un trabajo de mierda

después del comentario que hizo Kelly. Se estaba haciendo tarde y estaba

perdiendo la luz, por lo que decidió limpiar y terminar el trabajo mañana. Iba a ser

otra larga noche.

***

A la mañana siguiente Barrett entró en el cuarto del bebé, con toda la


intención de corregir el desorden que había hecho ayer. Oyó la voz de Kelly sobre

el monitor, y Barrett se dio cuenta de que había olvidado apagar el monitor cuando

salió de la habitación la noche anterior. Kelly estaba hablando con la Dra. Hinton,

era la razón por la que había elegido este momento para terminar de pintar.

Mientras caminaba por la habitación para apagarlo, Kelly volvió a hablar.


"Le dije que era linda, pero lo que realmente quería decirle er a que era la

persona más sexy que yo jamás había visto”.

Barrett se quedó inmóvil, con los dedos sobre el interruptor de apagado.


Kelly habló de nuevo. "Sí. Sí, lo hice. No, no tengo ni idea”.
Por mucho que quería seguir escuchando, Kelly merecía su privacidad, por

lo que Barrett giró la perilla a la posición de apagado. Ella habría escuchado sólo
el lado de la conversación de Kelly, lo que podría o no haberle dado ninguna

perspectiva adicional. No impor taba lo mucho quería saber, ella se negó a violar la

confianza de Kelly. Estaba doblando el paño cuando oyó el timbre de la puerta".

“Ya llegaron los muebles", dijo Kelly desde la otra habitación.


***

Barrett se inclinó más cerca. No parpadeó y ni siquiera estaba segura de

estar respirando. "¿Es ella?"

La Dra. Reed movió lel apuntador un poco y presionó un par de botones.


"Sí, es ella".

Barrett había llevado a Kelly a su chequeo, y la Dra. Reed estaba haciendo

otro sonograma. Barrett estaba de pie junto a Kelly mientras se centraba en el

bebé. "Oh, Dios mío, Kelly. Ella es hermosa ".

"Barrett, te está saludando con la mano," dijo Kelly.

"No, no lo está", dijo Barrett. ¿O sí? "Oh, caramba, se está movimiendo.


Mírala. Es como si estuviera flotando". Barrett nunca había visto algo tan

impresionante como esto. Kelly la tomó de la mano, y Barrett alejó sus ojos del

bebé y la miró. Ella no sabía que era más hermoso, la vista del Bebé de Kelly que

crecía dentro de ella o lo que que vio en los ojos de Kelly. Estaban llenos de

lágrimas que amenazaban con desbordarse.


"¿Kelly? Cariño, ¿qué pasa? "Ella se volvió a la Dra. Reed, con el corazón

atorado en su garganta. "¿Pasa algo malo con la bebé? ¿Algo malo con Kelly? "

"No, no, en absoluto", dijo Kelly rápidamente. "Estoy bien y también la bebé.
Estoy tan feliz de que estés aquí. Conmigo y con mi bebé”.
El alivio de Barrett era tan abrumador que tuvo que sentarse. En realidad

estaba temblando. Había pensado que podría perder a Kelly, y todavía estaba
tratando de respirar normalmente.

"Oh, Barrett, lo siento mucho. No lo hice para asustarte ".

"¿Asustarme? Me aterrorizó cada centímetro. Dios, Kelly si algo te

pasara..." Sus propias lágrimas la estaban ahogando.


"Nada va a pasarles a ninguna de las dos, si tengo algo que decir", dijo la Dra. Reed. Barrett se olvidó
que aún estaba en el cuarto y tuvo que
recomponerse. Se tambaleaba al bor de de –¿qué? No tenía ni idea, pero no le

gustaba.

"¿Cómo funciona esa cosa?" preguntó Barret a la Dra., tratando de

equilibrar sus piernas. Tecnología, eso era lo que ella conocía y eso la mantenía
en tierra.

"El gel es un conductor de ondas. El transductor, "el médico movió la varita en el aire, "produce las
ondas de sonido en el útero. El sonido de las ondas rebota en los huesos y los tejidos, vuelve al
transductor para generar imágenes del feto

en blanco y negro".
"Wow," dijo Barrett, más impresionada con lo que la tecnología le estaba

mostrando que la propia tecnología en sí. Eso era increíble y otra cosa acerca de

sí misma que Barr ett no reconocía.

El médico le había dado una copia de la ecografía, y Barrett aún no podía

alejar sus ojos de ella, incluso después de que llegaron a casa.


***

"Gracias por llevarme" dijo Kelly más tarde esa noche, con sus pies

apoyados sobre dos almohadas al final del sofá.


"Gracias por dejarme." Barrett todavía estaba un poco inmersa por la
experiencia, y de repente Kelly parecía a punto de llorar. "Kelly, ¿qué pasa?” Se acercó y se sentó
precariamente en el borde del sofá. Si no tenía cuidado

terminaría sobre su trasero o en el regazo de Kelly, o lo que quedaba del mismo.


Cuando Kelly trató de responder sólo su boca se movió. El pulso de Barr ett

se disparó de nuevo.

"Kelly, cariño, puedes hablar conmigo. Dime. "Barrett estaba casi

suplicando, pero tenía que averiguar lo que estaba mal.


"Tengo miedo de no amarla."
¿Qué?¿ Quien? ¿Ella no va a amar a quien? Oh mi Dios, tiene miedo de no
querer.. Amar al bebé. Barrett luchó por mantener control sobre sus expresiones faciales mientras
buscaba qué decir. "Kelly- "

"No me vengas con trivialidades. Me las he dicho a mí misma unas cien

veces. 'Por supuesto que te va a encantar ella, es tu hija,ó śólo estás temerosa,
todas las madres primerizas lo están´. "

"Yo no iba a decir eso. Iba a decir que lo que sientes probablemente es
perfectamente normal en tu situación. Yo también estaría asustada si estuviera en

tus zapatos. Pero éres una mujer llena de vida, llena de amor y de cariño, y eso lo

transmitirás a tu bebé. Serás una madre fabulosa. "De alguna manera Barrett

sabía que era verdad.


"Tengo miedo", dijo Kelly, justo antes de ponerse a llor ar.

Barrett la tomó en sus brazos. "Lo sé. Lo sé. "Ella tiró de Kelly a su regazo.

"Estoy aquí para ti."

"Éres la única." Kelly presionó su r ostro firmemente contra un espacio en su camisa.


"¿La única qué?" Dios, odiaba cuando una mujer lloraba, y era

especialmente difícil porque era Kelly.

"No hay nadie más... nadie a quien yo..." El resto se ahogó en su camisa.
Barrett finalmente lo comprendió. Ella era la única que estaba compartiendo
esto con Kelly. Sus padres, sus amigos, tal vez incluso un marido deberían estar

con ella, deleitándose en la alegr ía de Kelly por tener un bebé, convirtiéndose en


madre. Ayudándole a pasar con los temas de tobillos hinchados, cambios de

humor, e inseguridades.

"Tengo miedo de que se parezca a..."

Barrett puso su dedo bajo la barbilla de Kelly y la levantó para que sus ojos
se encontraran. Ella negó con la cabeza. "No. Ella tendrá el cabello oscuro y

grandes ojos marrones oscuros que verán el mundo con asombro y curiosidad.

Ella tendrá hoyuelos y una sonrisa que quitará el aliento. Será inteligente e

inquisitiva, fuerte y suave. Será amable y atenta, siempre pensando en los


demás." Barr ett acarició la mejilla de Kelly con el dorso de su mano. "Ella será hermosa, igual que su
madre”.
***

Kelly cayó en las profundidades de las palabras de Barrett. Conocía a


Barrett y estaba segura de que ella había querido decir cada palabra. Podía verlo

en sus ojos cuando la miraba y en su expresión cuando ella vio al bebé por

primera vez esa tarde. La forma en que la ayudó a entrar y salir del coche y del

cuarto de baño, puso de manifiesto la sinceridad de Barrett.


Tenía que encontrar una manera de decirle a Barrett cómo se sentía, lo

mucho que significaba para ella. Qué maravillosa mujer era y lo afortunada que

era de tenerla en su vida. Pero eso no era todo. Había más que eso, pero Kelly no

sabía que era o cómo transmitirlo. Ella estaba buscando las palabras cuando jaló
a Barrett y la besó.

Era suave y gentil, tímida y exploradora, y Barrett dejó que la guiara. Fue

inundada de sensaciones que nunca había exper imentado. Anhelaba que Barrett
la envolviera en sus fuertes brazos alrededor de ella. Anhelaba su toque,
necesitaba su fuerte cuerpo a su lado, junto a ella, debajo de ella, encima de ella.

Un relámpago la atravezó cuando se dio cuenta que quería a Barrett- la quería, la


necesitaba. La deseaba.

"Barrett, por favor," dijo contra la boca de Barr ett. Dios, se estaba volviendo loca, y la moderación
de Barrett no estaba ayudando. Kelly envolvió sus brazos

alrededor de Barrett, pasando las manos ar riba y abajo de su espalda. Sintió que

Barrett luchó por recuperar el control y se deleitaba con la idea de que ella pudiera hacer que ésta
fuerte y maravillosa mujer lo perdiera. Se sentía poderosa y

humilde, deseada pero insegura, imprudente pero cautelosa. Y todo por Barrett.

Ella no se había enamor ado de una mujer; ella se había enamorado de Barr ett.
Su conocimiento le dio poder, y ella lo aceptó. Tomó a Barr ett sin

vacilar, besándola más profundamente, deslizando sus manos bajo su camisa. Oh,

Dios, su piel era suave y caliente, y Kelly nunca había sentido nada tan perfecto.

Se estremeció bajo su tímido toque, bajo los dedos que exploraban, respondió a

sus movimientos audaces.

Los pechos de Barrett eran tan suaves como había imaginado que serían
hacía meses, en esa oscura habitación de hotel en Panamá. Estaba asustada

entonces, pero ahora, en los brazos de Barrett, se sentía valiente. Kelly necesitaba

más. Necesitaba saborear cada centímetro de esta maravillosa mujer, sentir su


piel desnuda contra la de ella. Levantó la camisa de Barrett y empezó a tocar la

punta del pezón que la perseguía en sueños.


Cuando lo besó suavemente se hinchó contra sus labios. Barr ett gruñó y

agarró su nuca cabeza, tirando de ella más cerca. Las palabras no podían

describir la fiebre de alegr ía que en cascada atravezó su cuerpo ante la reacción


de Barrett. Ella tenía el poder de hacerla vulnerable, y nunca, nunca abusaría de

ello.
De repente, Barrett se apartó, luchando por apartarse del abrazo de Kelly.

Estaba sonrojada, respiraba agitadamente y arrastró su mano temblorosa por el


pelo corto, tirando de su camiseta hacia abajo.

"No podemos hacer esto."

"¿Qué?", Preguntó Kelly, confundida. Esto era lo último que había

esperado.
"No podemos hacer esto, Kelly," repitió Barrett, sin hacer contacto visual

con ella.

"¿Por qué no?" Cuando Barrett no respondió, repitió la pregunta. "¿Por qué No, Barr ett?”

"Porque... porque tú... y yo..." Agitó sus manos en el aire como si tratara de encontrar las palabras y
ponerlas en su boca.

"¿Porque yo qué? ¿Soy fea? ¿Embarazada? ¿Hetero? ¿Dañada? "Ella


casi se ahogó en la última palabra.

"¿Qué? No, no ", dijo Barrett rápidamente. "No, quiero decir sí, pero no."
Si ese momento no fuera tan incómodo, sería divertido. "¿Qué es, Barr ett?"

Barr ett cerr ó los ojos y r espiró prooofundamente, luego los abrió de nuevo.

"No, no es porque estés embarazada. Yo creo que eres hermosa, y nunca, nunca

te refieras a tí misma como dañada de nuevo”. La voz de Barrett se hizo más


fuerte mientras respondió a las preguntas de Kelly. Pero ella solo había

respondido a dos de ellas.

"Entonces, ¿qué es, Barrett? No puede ser porque yo soy heterosexual.

Ninguna mujer hetero te besaría así, no importa cuán atractiva seas".


Barrett se paseó por la habitación. "Kelly, no entiendes, "dijo ella, luego pareció quedarse sin fuerza.

"Entonces explícame," replicó. Barrett era exasperante, y Kelly estaba

empezando a perder el poco control que había recuperado después de tocar el


cuerpo de Barr ett.
Barrett tropezó con sus palabras, ninguna de las cuales tenía sentido.

Finalmente Kelly dijo, "Barrett, a veces piensas demasiado. Es posible que quieras pensar que no
quieres continuar con lo que pasó aquí en este sofá, pero tu cuerpo
me dijo lo contrario. Y si yo puedo imaginarlo, tú también. No puedo esperar todo

el día para que lo resuelvas todo. Estoy a punto de ocuparme aquí, y tú puedes

desaparecer en ese pequeño autobús escolar amarillo o conseguirte tu Learjet y

volar fuera de la ciudad. Me preocupo por tí, Barrett. Más de lo que jamás pensé

que lo haría, y de una manera que nunca pensé que podía ".
"¿Crees que estás sintiendo esto por lo que pasó en Colombia?" dijo

finalmente dijo Barrett.

“¿Qué quieres decir?"

"Por lo del Coronel y lo que él- "


"¿Así que ahora fuí violada por desear a las mujeres? "

"Se ha sabido que pasa", dijo Barrett con cuidado.


"Bien, eso no es lo que me pasó”.

Barrett asintió. "Se ha sabido que pasa", dijo Barrett nuevo.

"Deja de decir eso! Claro que puede suceder, pero yo no entiendo eso. Si

yo fuera una lesbiana y fuera violada por una mujer, entonces eso me haría
hetero? Ese argumento es fundamentalmente deficiente".

"Kelly-"

"No, Barr ett, tú escúchame. ¿Por qué estás haciendo todas estas excusas

para mí? Sí, nunca he deseado a una mujer antes, pero hasta la semana pasada
nunca había comido las coles de Bruselas tampoco, y pensé que eran muy muy

buenas. Así que sólo porque nunca lo he hecho, no sig nifica que no lo sea".

Barrett se estaba quedando sin palabr as. Ella estaba tratando de encontrar
la manera de explicarle a Kelly por lo que estaba pasando. Intentó un enfoque
diferente. "¿Has oído de la transferencia?”

Kelly ladeó la cabeza, con una mirada en su cara que decía tienes que

estar jodidamente bromeando, lo que ella rápidamente verbalizó diciendo


exactamente eso. "Yo sé lo que es la transfer encia. Y si lo que estás diciendo es que por que estoy
agradecida que salvaste mi vida, estoy transfiriendo esos

sentimientos hacia tí? ¿Que voy a tener sexo contigo porque tú quieres y me

siento obligada porque me salvaste la vida? ¿Que me he enamorado de ti? ¿Qué

te deseo? ¿Yo quiero tener sexo contigo? ¿Hacer el amor contigo? ¿Poner mi
boca en ti? ¿Cómo funciona eso? Porque no cr eo que ese argumento tenga más

agua que los que tú tienes. Estás tan llena de mier da que no sabes cuánto.

"Ahora lo entiendo", dijo Kelly, de repente iluminada. "Tú no me quieres. No me quieres a mí ni a mi


bebé. Entonces, ¿por qué no acabas y lo dices ".

"Kelly, que no es-"

"Sí, lo es. Pareces pensar que sabes lo que yo estoy pensando y sintiendo.

Entonces yo reflejo éso. Déjame que te cuente algo, Barrett, que nadie

probablemente tiene las agallas para decirtelo a tí, la gr an y poderosa Barr ett
Taylor. "Kelly la señaló con el dedo. "Estás jodidamente equivocada. De plano jodidamente mal.
Necesitas abrir los ojos a lo que está justo frente a tí, porque si

no lo haces", dijo Kelly con calma, "te vas a perder lo mejor que te ha pasado."

Con eso, ella se levantó del sofá y salió de la habitación.

Barrett se quedó atónita. Si no había sabido qué decir antes,

definitivamente no sabía qué decir ahora. Ella había subestimado completamente


a Kelly. Seguía viéndola como una víctima cuando Kelly ciertamente ya no se

consideraba a sí misma de esa manera, si alg una vez lo hizo.

CAPÍTULO VEINTITRÉS
"Barrett."
El susurro de Kelly era suave y cálido, su toque en su brazo excitante.
"Barrett."

"Me encanta el sonido de tu voz diciendo mi nombre. "Ella se arqueó hacia


donde provenía el sonido, con ganas de que el sonido acariciara su cuerpo.

"Barrett, cariño, necesito que te levantes".

Barrett abrió los ojos y vio el rostro hermoso de Kelly justo frente al suyo.

Incluso en las sombras de la noche podía ver los ojos de Kelly con claridad. Eran
oscuros y ardientes. Levantó la mano y la deslizó detrás del cuello de Kelly y tiró

de ella en un beso. Rayos bailaban detrás de sus pár pados. El beso que habían

compartido ayer era casi casto en comparación con éste. Era atrevido y sensual,

con la promesa de más por venir. Las lenguas luchaban por control, ambas sin
aliento, Barrett acercó plenamente a Kelly en un abrazo, su cuerpo cálido y

obediente, De repente Kelly se separó con un jadeo que arr ojó a Barrett fuera de

su bienaventuranza.

"Ugh," dijo Kelly, agarrándose su estómago y jadeando en r ápidas

respiraciones, -obviamente por el dolor en lugar de la pasión.

"Kelly, mi Dios, ¿qué pasa?" Barrett sacudió el últim resquicio de sueño de su cerebro. No tenía idea
de lo que estaba pasando. En un minuto Kelly la estaba

despertando con besos, al siguiente... oh, mierda!


Barrett se movió para sentarse, encendió la luz al lado de la cama. Kelly

estaba doblada, con el rostro retorcido en agonía. "Dios Mío, Kelly, ¿es el bebé?”

"Sí," dijo con los dientes apretados. "Ya he llamado a la Doctora. Tenemos que irnos. Me quiere en el
el hospital”.

En ese momento la plena realidad de lo que que estaba pasando la golpeó.

Kelly estaba teniendo al bebé. Se arrastró fuera de la cama, casi llevando consigo
a Kelly, entonces la agarró con las dos manos y la acomodó suavemente en la

cama. "Jesús, Kelly, Lo siento. ¿Estás bien? "


La respiración de Kelly empezaba a volver a la nor malidad. "En este mismo

momento, sí. "Kelly la mir ó. "Pero sugiero que te vistas, ahora. "
Barrett miró hacia abajo y vio que estaba completamente desnuda. Buscó

en el montón de ropa que había apilado en el suelo, se puso lo s zapatos, agarró

su cartera y el teléfono de la mesita de noche.

Ayudó a Kelly a entrar en el coche, y se fueron a toda velocidad por la


autopista, antes de que su cerebro comenzara a funcionar de nuevo. "¿Cuándo

empezaste a tener contracciones?”

"Me desperté como a la una y media y me sentí, no sé, extraña. La primera

fue pocos minutos después de las dos. No se sentía como las primeras que había
tenido antes, así que llamé a la Dra. Reed. Mientras esperaba el servicio de

contestador, se me r ompió la fuente. Así que, lista o no, esta pequeña chica está

en camino”.

Kelly hizo una mueca de nuevo, jadeando otra vez. "Jesús", dijo Barrett, y le pisó al gas, lanzando a
ambas contra la parte trasera de los asientos. Parecía que

el agarre de las contracciones comenzaba a soltarse. "¿A qué tiempo están una

de otra?”Ella recor dó haber leído que entre más frecuentes las contracciones más

cerca estaba la cabeza del bebé. De ninguna manera iba a dejar que Kelly diera a
luz en el asiento trasero de su coche.

"¿Cómo hacen esto las mujeres?" Ella se preguntó. "Tener algo dentro de tí moviéndose, dando
patadas, haciendo difícil respirar y apoyada en tu vejiga, por lo
que tienes que orinar todo el tiempo. Y para conseguirlo a través de ... "Barrett ni siquiera podía
imaginar. "Sin ánimo de ofender, pero esto no se ve como un buen

momento. "Ella ni siquiera estaba segura de que fuera el momento adecuado para

estar haciendo estas preguntas estúpidas, pero estaba más nerviosa de lo que
había estado en toda su vida.
Kelly no tuvo que responder; la señal roja parpadeante de la sala de
emergencias apareció a la vista. Se detuvo en ecírculo y saltó casi antes de que

apagara el coche. Ella agarr ó una de las sillas de ruedas vacía, alineadas como
soldados de juguete en espera de sus asignaciones de batalla. Ayudó a Kelly a

sentarse en la amplia silla y cerró la puerta con más fuerza de lo que quería, la

adrenalina corriendo a través de ella. Se acercó a las puertas dobles y se abrieron

automáticamente.
Las luces eran brillantes, el olor idéntico a la de cualquier otro hospital en el

que había estado. Recuerdos de cuando ella fue llevada a la sala de emergencia

en Panamá hizo cosquillas en el borde de su conciencia. Los alejó. Esto no era

sobre ella; esto era sobre Kelly.


Ella giró a Kelly hacia dentro y miró a su alrededor. Las infaltables sillas

negras de plástico estaban esparcidas alrededor de la sala, dos o tres de ellas con

personas que parecían estar tomando una siesta. Se apresuró hacia la

recepcionista sentada detrás de un vidrio a prueba de balas. ¿Vidrio a prueba de

balas? Esta era una sala de urgencias, no una zona de batalla, pensó justo antes

de que la joven levantara la mirada.


"La Dra. Reed nos dijo que viniéramos, " dijo Barrett, tomando de alguna

manera el control. "Kelly Ryan, tendrá un bebé."

"Sí, Sra. Ryan, hemos estado esper ando. Felicitaciones. Síga derecho. "La

mujer le apuntó al conjunto de puertas verdes dobles que inmediatamente se

abrieron. Barr ett comenzó a entrar cuando una enfermera en bata de color púrpura
dio un paso adelante.

"Me quedo con ella ahora", dijo, alcanzando las asas de la silla. "Hay que esperar aquí hasta que
consigamos que todo esté resuelto ".

"No," dijeron Barrett y Kelly al unísono, obviamente demasiado contundente


si la reacción de la enfermera era alguna indicación.
"Por favor", dijo Kelly. "Yo la necesito conmigo”.

La enfermer a miró a Barrett como si decidiera si ella valía la pena para


romper las reglas. Antes de que tuviera oportunidad de decidir, llegó otra

enfermera cor riendo por el pasillo.

"Está bien, Tammy," le dijo a la enfermera que obviamente estaba

perturbada en la flexión de las reglas. "La Dra. Reed dejó órdenes de que la
señora Taylor puede quedarse todo el tiempo”.

Kelly se r elajó visiblemente, y Barrett cambió el mango de la silla de r uedas

por la mano de Kelly mientras caminaban por el pasillo.

Las expertas enfermeras cambiaron a Kelly de la silla de r uedas a la cama


en la sala de partos. Un nuevo grupo de enfermeras entró, cada una repitiendo las

mismas acciones y preguntas como las dos anteriores, una puso una intravenosa

en su mano izquierda, la otra conectó un controlador fetal alrededor del estómago

de Kelly. Kelly tuvo otra contracción, y mientras le apretaba la mano, Barrett

observó el monitor en la pantalla por encima de su cabeza. Era similar al monitor

en el hospital en Panamá, excepto que en lugar de un rebote de línea amarilla, era


verde. La enfermera hizo algunas anotaciones sobre su historia clínica, y la puerta

se abrió. La Dra. Reed finalmente entró.

"Bueno, Kelly, parece que esta pequeña chica está cansada de esperar.

Barrett, es bueno verte de nuevo ", dijo ella, sacudiendo la mano de Barrett.

"Relájate". La Dra. Reed tenía una sonrisa amable. "Ella va a estar bien. Las mujeres han estado dando
a luz desde hace miles de años ".
Barrett no lo encontró muy reconfortante, porque ninguna de ellas había

sido Kelly. Ella no dijo nada, sólo le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza.

"Vamos a ver dónde viene esta niña." La Dra. Reed levantó la sábana que
cubría las rodillas de Kelly, y una mano enguantada desapareció debajo de la
sábana, la otra se movió sobre la parte superior del estómago de Kelly. La cabeza

de la Dra. Reed se pudo de lado, con una mirada de concentración en su rostro


como si estuviera imaginando la posición del bebé.

"Está bien”, dijo ella, retirándo sus manos y lanzando sus guantes en la

basura de materiales peligrosos. "Lo estás haciendo bien, Kelly. Estás de seis

centímetros, lo que significa que falta un poco más de tiempo". Barrett debió gemír porque ella
sonrió y dijo: "Tú tambien vas a estar bien." Se volvió hacia Kelly. "Sin embargo, ella está de nalgas.
Vuelvo en unos diez minutos y vamos a ver si

podemos conseguir que se vuelva hacia el sur. Si no- "

"Necesitaré una cesárea."


La Dra. Reed le dio a Kelly unas palmaditas en la pierna. "Vamos a cruzar

ese puente cuando lleguemos allí, bueno? Vuelvo en un momento".

"¿Quieres que llame a tus padres? " preguntó Barrett después que la Dra.

Reed salió de la habitación.

"No." La decisión de Kelly era firme y no estaba abierta a la discusión.

"¿Ariel?"
Kelly negó con la cabeza esta vez.

"Bueno. ¿Alguien que quieras llamar? "

"No," dijo Kelly en voz baja.


"Está bien, ¿puedo traerte algo?" Barrett no estaba segura de lo que se

suponía que debía hacer, en todo caso. Le parecía un poco extraño para ella
sentarse allí y esperar, cuando Kelly estaba haciendo todo el trabajo.

"Simplemente no me dejes."

"Nunca." Kelly tuvo otra contracción. Ella agarró la mano de Barrett e hizo una mueca de dolor, y er a
todo lo que Barr ett podía hacer para no caer de rodillas
y rogar por el perdón de Kelly.
CAPÍTULO VENTICUATRO
"Te dije que sería hermosa" dijo Barrett, entregándole la bebé a Kelly en la sala de partos. Sostener
algo tan pequeño la ponía nerviosa. No tenía sentido. Su

maletín a menudo pesaba dos veces más que estas cinco libras, fuertemente
envueltas, un paquete de cara rosada, pero Barrett tenía miedo de dejarla caer de

todos modos.

Alexandra McKayla Ryan había hecho su entrada con un grito justo antes

del almuerzo. Kelly había insistido en que Barrett cortara el cordón, y cada minuto

de la experiencia le había fascinado. Con Alexandra en el cunero y Kelly en su


habitación para un descanso muy necesario, Barr ett se desplomó en la silla de

plástico duro en la cafetería. Un plato de espaguetis estaba frente a ella, y tenía

una humeante taza de café.

No había tenido un minuto para pensar desde que Kelly la despertó hacía
menos de doce horas. Mirar a Kelly sufrir y hacer tanto esfuerzo fueron las horas

más largas de su vida. El miedo, la alegr ía, el pánico, el terro r, la ansiedad, y la


euforia luchaban por un espacio en su cerebro, en su corazón, y en su estómago.

Ella estaba alternadamente rebosante entre la alegría y las náuseas. Su cerebro

se congeló, sin embargo, ella capturó cada segundo como si se registrara en

video. El milagr o de dar a luz ni siquiera empezaba a describir lo que había


experimentado.

¿Cómo es que nunca se había puesto a pensar en lo que se necesitaba

para tener un hijo? Ella había estado enterrada en su trabajo y en su vida y había

hecho caso omiso por completo de cualquier cosa y todo lo demás. Barrett hizo el
plato a un lado y dejó caer su cabeza sobre la mesa, avergonzada de lo superficial

que había sido.

"¿Puedo sentarme contigo?"


Barrett levantó la cabeza y miró una bata blanca de laboratorio, luego una
bandeja que contenía una ensalada y un cartón de leche, y después encontró el

rostro de la Dra. Reed. Barrett se incorporó y deslizó su bandeja al otro lado de la


mesa, haciendo espacio para el plato de la Dra.

"Entonces, ¿cómo lo llevas?" Preguntó la Dra. Reed, utilizando sus dientes

para abrir el sobre de aderezo para su ensalada.

"¿Por qué me pregunta? Yo no hice todo el trabajo. Yo no hice nada, solo


estar allí y sostener su mano. "Y fue el mejor trabajo que había hecho nunca. La Dra. Reed se rió entre
dientes.
"Tienes razón en eso," dijo ella. "A veces es más difícil ser el que tiene que mirar. Es difícil observar
sufrir a alguien que amas. Incluso si ella está teniendo a tu hija. "La lechuga fresca se quebró cuando
ella metió su tenedor por un trozo.

"No es mi hija y no estoy enamorada de Kelly ", dijo Barrett, su tripa llena de nudos. En realidad,
pensó Barrett, era su hija. Era su culpa que la niña estuviera

aquí, en el primer lugar.


"Eso no es lo que veo."

"Sin ánimo de ofender, doctora, pero tal vez tenga que limpiar sus gafas.
"La Dra. Reed se rió aún más fuerte.

"Perdóname," dijo ella, entre riendo y tomando un bocado de su almuerzo,

"Si me sobrepasé, pero he encontrado que la vida es demasiado corta".


"¿Demasiado cor ta para qué?"

"Para la negación".

"¿Perdón?" Esta conversación era totalmente confuso para Barrett. "Lo

siento. Sé que estoy cansada, pero ¿de qué está hablando? "Barr ett no tenía ni

idea de por qué estaban discutiendo esto. Había visto a la Dra. Reed exactamente
tres veces desde que llevó a Kelly a sus chequeos semanales. No era como si se

tratara de los mejores amigos o incluso concoerse ligeramente. Era la doctora de


Kelly, por el amor de Dios, no la suya.
"Tú y Kelly."

"No hay un yo y Kelly." Sin embargo, el beso de anoche de Kelly -Caray, fue sólo ayer por la noche -
podría decir de lo contrario.
"Si tú lo dices." La Dra. Reed secó su boca con una servilleta y bebió unos sorbos de su leche.

"Sí, lo digo." Barrett fue inflexible en que no habría ningún ´ yo y Kelly´. Kelly recientemente había
vuelto a casa y acababa de tener un bebé, por el amor de

Dios. No necesitaba tomar una amante lesbiana como ella ni necesitaba otros seis

meses en el infierno.

La Dra. Reed terminó su breve almuerzo. "Revisé a Kelly y la bebé antes de

venir aquí".
El corazón de Barrett saltó a su garganta y se quedó allí. "¿Pasa algo

malo?"

La Dra. Reed sonrió una vez más y miró a Barrett. "No, nada en absoluto.

Sólo rutina. Alexandra es un hermoso nombre. ¿Tiene algun significado especial?"

"No que yo sepa. Yo no sabía que Kelly había escogido uno. "¿Y por qué

tendría que ser un secreto?


La Dra. Reed miró su reloj. "Lo siento, tengo que apresurarme. Kelly estará

aquí un día o dos, y si no hay complicaciones, que yo no las anticipo, entonces

ella y el bebé podrán ir a casa ".


"Gracias, Dra. Reed."

Antes de que ella se pusier a de pie, la Dra. Reed dijo, "Tienes una hermosa
mujer y una sana y hermosa niña. No dejes que se te vayan, Barrett. "
 Mierda. Era la segunda vez en menos de veinticuatro horas que había
escuchado no dejar escabullirse a Kelly. ¿Todo el mundo estaba loco? En lugar
de la gr ipe, habían contraído el insecto del amor. Dénme un respiro. La única forma en que ella estaba
manteniendo a Kelly estaba fuera del sentido de
obligación y la responsabilidad por ella. De ninguna manera iba a complicar aún
más la vida de Kelly. Y desde luego no iba a joder su vida, tampoco.

Alexandra tenía otras ideas que dormir camino a casa. Lloró todo el camino,
y Barrett tuvo que detenerse, así Kelly podía amamantarla unos pocos minutos. Se

sintió avergonzada cuando Kelly levantó su camisa y sacó su pecho para

Alexandra. Amamantar era perfectamente natural, pero se sentía como una

mojigata si se daba la vuelta y una pervertida si no quería.


El pecho de Kelly había pasado de ser sexual a ser funcional. ¿Qué pasaba

cuando las mujeres que alimentaban con leche materna tuvieran relaciones

sexuales? ¿Acaso su pareja conseguía un bocado de leche? ¿Acaso su cuerpo

sabía que era el momento de cerr ar la fábrica de leche? ¿Siquiera las nuevas
mamás tenían relaciones sexuales? Había aprendido de una de las muchas

revistas que había leído que entre la lactancia materna, la lavandería, y dormir

sólo unas pocas horas a la vez, si tenían suerte, las nuevas madres estaban

completamente agotadas. Se preguntó si no había realmente una razón física para

la regla de no-sexo-por-seis-semanas o si la nueva madre sólo necesitaba reposo.

Dios mío, ¿por qué estaba pensando acerca de estas cosas? ¿Desde
cuándo su vida pasado de fusiones y adquisiciones a pañales y toallitas para

bebé? Había ocurrido al minuto en que ella dejó atrás a Kelly.

"¿Barrett? Dijo Kelly, tocando el brazo de Barrett. "Ya llegamos".

Barrett saltó como si la mano de Kelly fuera un atizador caliente. Había

estado bastante presionada hoy. "Oh, sí, claro," dijo ella, entrando al
estacionamiento y apagando el coche. Saltó del coche y cor rió hacia el lado del

pasajero para ayudar a Kelly. Todavía estaba un poco tambaleante y con dolor.

Ella no había necesitado una cesárea, pero Alexandra había necesitado un poco
de ayuda.
Agarrando a Kelly con un brazo y a la bebé en la otra, Barrett se dirigió

hacia la puerta principal. Se sentía como si estuviera mirando hacia abajo, una
observador a de la escena, y no se reconocía a sí misma. Estaba siendo amable y

gentil sólo porque Kelly necesitaba que lo fuera, no porque quería obtener algo . Se

miraron como cualquier otra pareja joven que llegaba a casa con su bebé por

primera vez. Una nueva vida empezaba para todos. Ella podía verse a sí misma
en este papel por un momento. Estaba incómoda pero de alguna manera se sentía

bien.La vista desde arriba era ciertamente diferente a la vista desde el suelo.

CAPÍTULO VEINTICINCO

"¿Vamos a hablar de ello?"


El ello había estado rondando entre ellas durante semanas. El ello era la dirección en que iría su vida.
El ello era la dirección en que la vida de Kelly se convertiría. El ello era lo que definiría la vida. El
ello era la más grande y más importante decisión en su vida.
"Kelly, yo..." Barr ett comenzó antes de que Kelly levantara la mano. El

estómago de Barrett estaba hecho nudos y sus manos comenzaron temblar tanto

que pensó que podría dejar caer a la bebé. Si no estuviera ya sentada sobre sus
rodillas probablemente estarían temblando también. Como estaban las cosas,

temblaba un poco más rápido. No tenía idea de lo que Kelly iba a decir, y cuando

ella la observó sentarse tranquilamente en el sofá, ella se tensó.


"Si vas a seguir con tu posición de que no sé lo que estoy haciendo, de que

es la transferencia o las hormonas, eres una idiota y puedes irte. Si no deseas la


responsabilidad de esto -" Kelly hizo un gesto con las manos como rodeando la

habitación. Una pila de pañales se inclinaba encima, un montón de ro pa de bebé

en el sofá que necesitaba doblarse, y una manta con vómito puesta con otras en el
suelo, "entonces vete. Si sólo puedes verme como una víctima a quien le debes

algo, entonces simplemente vete. No quiero ni necesito tu compasión o tu ridículo


sentido de obligación.

"Sí, he pasado por muchas cosas. He pasado por un infierno y tengo una
hija. Pero voy bien a mi manera y voy a salir más fuerte por tí. Si crees que eres

culpable de todo de esto, entonces sí, lo eres. Gracias a tí fui capaz de encontrar

la fuerza para seguir adelante. Por ti encontré el valor para enfrentar el pasado y

abrazar el futuro. Por tí tengo una vida que nunca esperé. Gracias a tí, Barrett.
Pero si te vas todavía estaré igual. Todavía seré fuerte. Si te vas voy a estar bien, Alexandra y yo
estaremos bien. ¿Amaré a otra mujer? No lo sé. No me enamoré
de una mujer, Barrett. Me enamoré de tí. Es tu decisión. Ya he hecho la mía”.

Barrett sólo podía sentarse, aturdida cuando Kelly se acercó a ella. No hizo

contacto con los ojos o incluso no la tocó cuando tomó a Alexandra de sus brazos

y la llevó a la habitación. Ella no sabía qué hacer, cómo actuar, qué decir. No tenía ni un punto de
referencia para esto. Estos sentimientos, estos deseos, esto que

quería era algo que nunca había experimentado. Quería a Kelly, eso era un hecho,

pero ella la quería en su vida, no sólo en la cama, y la quería para todos los días.

¿Podría vivir de acuerdo con las expectativas de Kelly? ¿Podría vivir por su
cuenta? ¿Sería una buena madre? ¿Qué pasaría con su empresa? ¿La vendería

a Debra o trabajaría a distancia? ¿Cómo iba a dejar a Kelly y a la bebé durante

semanas a la vez como lo exigía su trabajo en la actualidad? ¿Kelly se mudaría a


San Francisco? ¿Ella se mudaría a Denver? ¿Podría ser fiel a una mujer? ¿Sabría

cómo?
Si Kelly estaba dispuesta a intentarlo, entonces ella también. Barrett se

revovió en la silla y la siguió.

Kelly estaba cubriendo a Alexandra con una manta ligera, y Barrett se


cernía justo fuera de la puerta. "¿Está dormida?" Su voz sonaba extraña, una mezcla de nervios y
vacilación.
"Sí", respondió Kelly mirando su reloj. Volteó el monitor de bebé al lado de la cama de Alexandra.
"Ella debe dormir varias horas. "Alexandra tenía en casa tres semanas y se había adaptado
rápidamente a una rutina fácil.

"Ella es un niña buena", dijo Barr ett. Kelly la miró como si ella hubiera
afirmado haber encontrado la manera de asegurar la paz mundial. "Quiero decir

que ella es buena durmiendo. "Iba de mal en peor muy rápido. Kelly dejó la puerta de la habitacion de
Alexandra casi cerr ada y se encaminó a su dormitorio. Barrett

no estaba segura de si debía seguir a Kelly pero instintivamente sabía que tenía

que hacer algo. Estaba balbuceando como si fuera primeriza. Pero, otra vez, no

era quien era, de una manera irónica. Ella nunca hizo el amor con una mujer que

amara, y la presión a favor de Kelly era desalentadora.


"¿Qué estás haciendo, Barrett?" preguntó Kelly, volviéndose a mirarla

cuando estaba en la puerta.

"¿Disculpa?"

"Te pregunté qué estabas haciendo. Te vas a quedar allí mirandome,

o ¿tienes algo qué decir? Por que tengo cosas que hacer”.

Kelly se paró al lado de la cama, con una almohada en su mano. El cálido


sol de la tarde atravesó las persianas medio-abiertas a cada lado de la cama sin

hacer.

"Kelly, yo..." Barrett se detuvo a media fr ase. No porque no supiera qué


decir, sino porque Kelly era la más hermosa mujer que había visto en su vida

y ella no podía hablar. Las palabras casi parecían inadecuadas para describir la
fuerza, la sabiduría, la bondad, y la pura belleza interior encarnada en frente de

ella.

Todas las piezas cayeron en su lugar, las piezas que ni siquiera se había
dado cuenta que habían faltado en su vida. Amaba a Kelly. No tenía nada en su

vida para comparar lo, pero sabía sin ninguna duda que la amaba.
Los ojos de Kelly se oscureciero n mientras Barrett se acercó a ella. Se

detuvo tan cerca de Kelly, que sus pechos casi se tocaron. Puntos verdes y
marr ones que ella nunca había notado antes, bailaban en los ojos de Kelly y algo

más. Algo familiar, pero muy, muy nuevo. Deseo.

Sus manos temblaban mientras ella ahuecó el rostro de Kelly y acercó

lentamente sus labios. Esos labios, los que aceleraban su pulso y detenían su

cerebro con sólo un beso. Esos labios que ella quería sentir desesperadamente en

los de ella otra vez, en su pezón, en todas partes


"Kelly..."

"No más excusas, Barrett. O me tomas ahora o te vas. "La voz de Kelly era

apenas un susurro.

"Tú no me das la opor tunidad de terminar. "Barrett trazó el contorno de


los labios de Kelly con la punta de su dedo pulgar. "Kelly, te amo, y amo a tu

hija. Nada me haría más feliz que cambiar pañales, limpiar vómito, y ver crecer a

Alexandra como nuestra para el r esto de mi vida”.

Barrett observó como la comprensión y la alegría llenaron la cara de Kelly.

Por último, después de tantas noches sola, de tantos días vacíos de lo que
verdaderamente impor taba, se sentía como si realmente hubiera llegado a casa. y
mientras Alexandra dormía toda la noche por primera vez, ellas no durmieron.

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