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Hay tres hechos innegables que nos podrían permitir sustentar la autonomía de
dicha rama jurídica: existe una función notarial, existe el instrumento público y,
como consecuencia, hay una legislación notarial que da sentido a los dos otros
elementos y los regula.
Alguno especialistas han catalogado al derecho notarial como una actividad que
aun pertenecido al derecho público, deriva del derecho civil considerando que
dicha función se completa al legalizar actos jurídicos celebrados entre
particulares. Esta afirmación bien puede convertirse en una falacia ya que solo
se enfoca en el fin del derecho notarial y no tanto en su contenido o
funcionamiento.
Otros cuantos, por su parte, repudian dicha teoría pues aseguran que al ser el
notariado una función pública, en realidad se desprenden del derecho
administrativo, lo cual tiene sentido pues a fin de cuentas dicha rama se encarga
de regular la organización del estado y el funcionamiento de todos sus servicios.
La cuestión se complica cuando se cae en cuenta que el acto notarial como tal no
es un acto administrativo, pues si bien puede dar fe de éstos, en su más pura
esencia no lo es ya que no está sujeto a ninguna disposición o normativa
administrativa que regule su función.
La rama puede alegar aún más su autonomía si tomamos en cuenta que además
de una ley propia y un reglamento que vienen siendo sus fuentes formales por
excelencia, también se adapta a la realidad histórica, doctrina y costumbre como
fuente material (aunque probablemente en menor medida que otras ramas).
Así mismo, el derecho notarial a raíz de que su funcionamiento gira alrededor
del instrumento público, maneja documentos que en la que otras ramas del
derecho no tienen incidencia. Tal como el derecho penal trabaja con denuncias o
el derecho civil con demandas, el derecho notarial trabaja con actas, escrituras
públicas y protocolos, algo que es prácticamente exclusivo de esta área, lo cual
ya de por sí es un argumento contundente para reafirmar la autonomía de esta
área. Esto se debe a que aunque en un determinado bufete de abogados, por
ejemplo, se podrán llevar casos que van desde mercantil hasta ambiental, una
peculiaridad del notarial es que en una notaría solo se llevan asuntos referentes
a la fe pública y la gente solo acude al notario para ello, algo tan especializado
como un juez en materia fiscal o un corredor.
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Fuentes Bibliográficas