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Antígona
ANÁLISIS DESDE LA POÉTICA DE ARISTÓTELES
URKO GORRIÑOBEASKOA ARTOLOZAGA
Índice:
1. Introducción 2
2. La fábula de Antígona 2
3. Sobre la Poética 3
5. Conclusión 7
Bibliografía 8
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1. Introducción
2. La fábula de Antígona
La obra comienza con la narración de los últimos días de Edipo. Este, al enterarse del
incesto cometido con su madre y esposa, Yocasta, decide retirarse al exilio acompañado
de su hija Antígona, dejando en Tebas al resto de sus hijos; Eteócles, Polinices e Isméne.
Edipo muere en Ítaca, alcanzando al fin la paz, y Antígona decide volver Tebas. Al llegar,
se encuentra con que ha habido un asedio en Tebas, en el que sus dos hermanos murieron,
Eteócles del bando de los defensores y Polinices del lado de los sitiadores. Creonte, tirano
de Tebas, decide entonces desatender las leyes divinas y actuar en base a su propia
voluntad al enterrar con honores a Eteócles, como héroe de guerra, y dejar a Polinices
insepulto, como castigo por haber participado en el ataque a la ciudad, condenando su
alma a vagar eternamente sin reposo, según la tradición griega. Frente a la decisión de
Creonte, Antígona urde un plan para enterrar a su hermano, y pide ayuda a su única
hermana Isméne, la cual se niega a participar.
Antígona va en busca del cuerpo de su hermano, pero es sorprendida por los guardias de
Creonte, quienes la apresan y llevan frente al tirano. Creonte y Antígona discuten
acaloradamente, posicionándose ella a favor del dictamen de los dioses y de la ley divina,
que estipula que se debe dar ritual sepultura a todo hombre, y él del lado de su propia
voluntad y poder como soberano. El tirano, encierra a Antígona sin comida ni agua hasta
su muerte, y ésta, en consecuencia, se suicida ahorcándose. Hemón, hijo de Creonte y
prometido de Antígona, encuentra el cuerpo se suicida también. A su vez, Eurídice, madre
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3. Sobre la Poética
Las distintas artes se diferencian entre sí debido a que difieren en medios con los que
imitar la acción, en objetos a imitar y en maneras de imitarlos. Los medios con los que
llevar a cabo la imitación son el ritmo, la armonía y el lenguaje. Toda creación artística,
ya sea pictórica o musical, se atiene a al menos uno de esos modos. El arte de tocar la
cítara, por ejemplo, se limitaría al ritmo y la armonía, mientras la danza sólo
ejemplificaría el ritmo. Según Aristóteles, sólo la poesía, la tragedia y la comedia poseen
rasgos de las tres categorías de ritmo, armonía y lenguaje. El objeto a imitar será siempre
una acción, efectuada por agentes que son buenos o malos (Arist, Poética, 2, 1448a5). A
este respecto, la epopeya o la tragedia tienden a imitar acciones de personas honradas,
mientras la comedia centra su acción en hombre viles, pícaros o malvados. Finalmente,
plantea las maneras en que puede ser presentada la imitación, siendo estas, en el caso de
la poética, las distintas formas que toma, a saber, narración, drama y drama-narración.
En los dos últimos capítulos de esta sección, Aristóteles diserta acerca del origen mismo
de la poesía. Según el autor, la imitación es natural en el ser humano, aprendemos
imitando y gozamos aprendiendo. Por tanto, la imitación, en tanto nos proporciona
conocimiento, nos aporta también placer. El arte mismo puede verse desde Aristóteles, al
contrario que en Platón, como una ciencia, en el sentido que sí aporta conocimiento
mimético sobre el mundo. Tras la creación del estilo poético, motivada por esa tendencia
natural a la imitación, la poesía pasa a dividirse en dos grandes clases; la tragedia, donde
se imitan acciones propias de hombres honorables, y la comedia, donde se simulan
acciones viles. A este respecto, cabe destacar que Aristóteles no añade la epopeya a esta
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Las partes de una tragedia serían las siguiente, según la clasificación aristotélica:
La fábula debe tener una extensión fija, que no sea baladí, y conviene enmarcar la acción
en el periodo de un día con el fin de hacer la tragedia fácil de recordar. El argumento debe
atar el resto de las partes y dotarlas de un sentido mereológico. Cuando la acción de la
fábula es compleja, suele venir acompañada de un cambio de fortuna en el protagonista,
un giro argumental, en el que se dan la peripecia y el reconocimiento. La peripecia es ese
giro de 180 grados de la acción, esa acción que toma el protagonista y que determina su
funesto destino, el paso de la dicha a la desgracia. Es el momento en que Heracles se
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coloca la capa empapada del veneno de Neso en Las traquinias. Tras la peripecia, viene
el reconocimiento, cuando el protagonista asume su error y advierte su afrenta a los dioses
y la consecuencia de la misma – generalmente muerte y desgracia –. El reconocimiento
es un paso de la ignorancia al conocimiento.
Otro punto importante de la estructura de las tragedias que analiza Aristóteles es el del
final. El desenlace de una tragedia no debe ser trivial, debe producirse un momento
trágico en esencia, un momento de catarsis. Para lograr elevar al público al estado
catártico que se pretende, se han de avivar los sentimientos de temor y de compasión del
mismo. Para esto, la peripecia, el cambio de dicha a infortunio, debe ocurrir de una
manera determinada. Un hombre malo no puede pasar de la desgracia a la felicidad, pues
esto no entrañaría ninguna moral y no motivaría los sentimientos propios del acto trágico.
La desgracia debe ocurrirle a aquel que no merece tal infortunio. Esto promueve la
compasión del espectador, en tanto quien sufre no lo merecía, así como su temor a los
posibles giros del destino. Esto ocurre con Deyanira en Las Traquinias, quien, tras
enterarse de la muerte accidental de su esposo Heracles, y sintiéndose culpable por ello,
decide quitarse la vida.
como es la comedia. El lenguaje de la tragedia debe ser claro y limpio, pero sin pecar de
complejo y adornado.
vuelve contra él, provocando la muerte de sus seres queridos, lo que lleva a la agnición.
Antígona es, además, una tragedia familiar, pues el hecho trágico le ocurre a Antígona a
causa de un familiar, su tío Creonte.
Gran parte de la obra se articula en torno a una misma idea, a saber, la tensión entre las
leyes divinas y humanas. Creonte, ingenuo y ciego de poder, cree poder hacer caso omiso
a las leyes divinas, y esa arrogancia es la que propicia su pérdida. Podemos interpretar
este choque entre la voluntad de Creonte y la voluntad de los dioses de una manera
diferente. La cuestión principal no es que Creonte no pueda sobreponerse a las leyes de
los dioses, pues, de hecho, las supera al no enterrar a Polinices. La cuestión de fondo,
considero, sigue siendo la del destino. Lo que Sófocles quiere remarcar en la figura del
tirano de Tebas es que incluso el hombre más poderoso, que domina sobre las leyes del
resto de individuos, y que puede enfrentarse a los mandatos divinos está, en última
instancia, determinado por su destino. Nadie escapa a su sino.
5. Conclusión
Es seguro que la tragedia representa una forma de arte superior en forma y esencia al resto
de artes dramáticas. Queda también por aclarado que Antígona constituye un claro
ejemplo de tragedia en su sentido absoluto. Aun así, queda abierta la cuestión acerca de
qué otras obras trágicas de Esquilo, Sófocles y Eurípides pueden ser también consideradas
tragedias en este sentido fuerte. Los requisitos que establece Aristóteles son los más
flexibles, y podrían abarcar casi todas las tragedias conocidas. Steiner considera
auténticas tragedias a Los siete contra Tebas, Edipo rey, Antígona, Hipólito y Las
bacantes, siendo estas las únicas obras que enaltecen el sentimiento de alejamiento con
el mundo propio de este estilo dramático. El problema de la clasificación de Steiner
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Bibliografía
Aristóteles, 335 a.C.. Poética. Madrid: Gredos (1974).
Nietzsche, F., 1872. El nacimiento de la tragedia. Madrid: Alianza (2012).
Sosa Azpúrua, J. C., 2016. ForoLibertad. [En línea]
Available at: http://www.forolibertad.com/antigona-la-poetica-aristoteles/
Steiner, G., 1961. Prefacio. En: La muerte de la tragedia. Madrid: Siruela (2011).