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Vocación profesional del hombre y de la mujer según el orden de la naturaleza y el orden de

la gracia.

El tema del que vamos a hablar es perteneciente a la segunda conferencia de Edith Stein, del
libro La Mujer.

Ella comienza su discurso teniendo en cuenta el término vocación profesional, diciendo que
este tiene un sentido más traslaticio, y que se verá si la mujer ocupará una vida profesional o si
se quedará en su casa. Una persona está vocacionalmente llamado para algo, esta llamada se
produce de alguien a alguien para una determinada acción a realizar, esto se basa en el talento
y formación de la persona, en esto han colaborado sus familiares voluntariamente e
involuntariamente.

En la naturaleza del ser humano se encuentra su vocación profesional y su vocación, es decir,


la actividad y la creatividad para la cual ha sido configurado, esto con el paso del tiempo hace
más madura a la persona y lo hace comprensible frente a los ojos de los otros. También se
puede decir que en esta búsqueda se su vocación el hombre encuentra su propio camino, y
que esto es mirado con los ojos y la fe de Dios. Esta llamada del hombre a buscar o encontrar
su propio camino se hace presente tanto en el Antiguo y Nuevo Testamento.

Parte 1: La primera palabra de la Sagrada Escritura habla de la formación del hombre y como
Dios lo formó y lo trajo al mundo, y como este estaba sólo en este lugar crea a la mujer,
tomando una costilla del hombre y le pondrá el nombre de varona ya que desciende el varón,
ambos son colocados en el paraíso. El hombre dejará la casa de sus padres al igual que la
mujer y se unirán y formaran una sola carne. Ella también hace referencia a que aunque
hombre haya sido creado primero no hace que él tenga dominio sobre ella, sino que esta será
compañera y auxiliadora. Luego viene el castigo por la desobediencia al comer el fruto
prohibido, Dios castiga al hombre con la lucha por la vida y a la mujer con dificultad para el
parto. La serpiente habla del conocimiento sobre el bien y el mal, pero esto no significa que
ambos no conocían esto, ya que Dios se los había advertido. La vocación del hombre y de la
mujer originariamente fue encomendada a ambos la triple tarea de ser imagen de Dios,
generar descendencia y el dominio sobre la tierra.

Parte 2: El cuerpo y el espíritu del hombre están dotados para la lucha y la conquista según su
misión originaria pero esto con el pecado original cae, y hay una limitación por lo que todo lo
que en esta tierra podría ser dominio del hombre, no lo es. Hay un menor campo de acción y
esto lleva a la unilateralidad y debilitamiento de otras capacidades. Para que esto sea
correctamente realizado debe haber una colaboración en las tareas comunes del hombre y la
mujer, pero en cambio hay una relación de dominio a causa del pecado original.

A partir de esta degeneración que se produce por el dominio, también se encuentra el


problema de la descendencia, y que la mujer al tener un estrecho vínculo con su hijo se le
encomienda el servicio que se ve claramente en la educación. Ambos están llamados a
complementarse, y surge la paternidad por parte del hombre.
La vocación del hombre es ser imagen de Dios y es necesario que desarrolle sus fuerzas sujeto
a la guía de Dios. En paralelo se encuentra la mujer que su tarea es estar al lado del hombre
para someter la tierra y preparar la descendencia. Todo esto se ve en la vocación primaria del
hombre que es el dominio y la vocación secundaria que es ser padre, de la mujer se da de
manera opuesta. La mujer está reservada a la unilateralidad pero si no cumple esto se
comportará como seductora del mal y debe ir en contra se este.

Parte 3: La vocación originaria puede alcanzarse solo con el retorno a la relación filial con Dios.

En la Nueva Alianza aparece que el hombre por la fe llega a partir de la obra redentora y este
camino es igual para ambos sexos, la salvación fue regalada por Cristo y debe crecer en cada
una de las almas.

El hombre como cabeza de la familia tiene que velar por la salud del organismo y fortalecer el
espirítu de su mujer y además debe mantener el orden y la armonía familiar, la mujer en
cambio debe mantener el cuidado por el orden y la belleza de la casa, además que le
corresponde la educación moral y religiosa. Algo que hace contrapeso en todo esto es la
profesión, ya que esta puede ser ejercida tanto para el hombre como para la mujer pero no
debe obstaculizar la vida doméstica. Actualmente es normal que uno trabaje para lo que no
está vocacionalmente llamado, en estos casos se tiene que dar una buena voluntad y también
nombra que trabajos que son realizados por el hombre, pueden ser realizados por la mujer, ya
que hay mujeres que pueden acercarse más al tipo masculino y viceversa.

Cuando Edith Stein toma en cuenta el sacerdocio de la mujer deja la idea muy abierta ya que
dice que es más común el sacerdocio en el hombre pero que nunca se habló del tema de la
mujer en ese puesto hasta ahora.

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