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El derecho civil ha sido desde la época del derecho romano el conjunto de normas que constituyen
el derecho privado, entendiendo por tal a aquel que regula las relaciones entre las personas. Se
oponía, por tanto, al derecho público, que regula las relaciones de las personas con
los poderes del estado y de los poderes públicos entre sí.
Actualmente, por un lado, el derecho público que contenía la compilación justiniana cayó en
progresivo desuso (por la evolución de las organizaciones políticas), aplicándose solo el derecho
privado de tal compendio, de modo que lo que se había denominado derecho civil quedó reducido
en la práctica al derecho privado; por otro lado, el advenimiento de los derechos nacionales
surgieron denominaciones como derecho civil francés, italiano, etcétera, para referirse a los
respectivos derechos privados. De ahí la confluencia de la denominación derecho civil para referirse
exclusivamente el derecho privado.
Por ello, actualmente el derecho civil es el llamado a juzgar de todos los actos o hechos de la vida
privada social y privadamente privada.
Las normas del derecho civil se aplican a todas las materias de derecho privado que no tengan una
regulación especial de carácter legal. La evolución del derecho, y su especialización, hicieron nacer
ramas específicas del derecho privado como el derecho mercantil o el derecho laboral. Estas ramas
tienen en común el hecho de mantener como derecho supletorio al derecho civil, que se instituye
así como derecho común.
Desde la perspectiva territorial (de aplicación en el territorio), el derecho civil puede no ser uno solo
para todo el territorio nacional, sino que varios sistemas civiles pueden coexistir. De ellos, uno
llamado común, nacional o federal, es aplicable directamente en unos casos y supletoriamente en
otros a todo el país; y otros llamados provinciales, autonómicos o forales lo son solo a determinados
estados, regiones o territorios.
El código civil francés consta de 2.281 artículos y está dividido en un título preliminar y tres libros. El libro
primero trata de las personas: del goce y privación de los derechos civiles; de los actos del estado civil;
del domicilio; de los ausentes; del matrimonio; del divorcio; de la paternidad y filiación; de la adopción y
de la tutela oficiosa; de la patria potestad; de la menor edad; tutela y emancipación y de la mayor edad,
de la interdicción y del consejo judicial.
En la regulación de las personas, las instituciones fundamentales del código de Napoleón son las
siguientes: en cuanto al estado civil, existe una reglamentación detallada de las actas, cuya tenencia y
conservación les son confiadas a los notarios. Respecto a la familia, mantiene la reglamentación civil del
matrimonio y del divorcio. En las relaciones entre cónyuges, se afirma la superioridad del marido
(potestad marital): la mujer debe obediencia al marido y el marido protección a su mujer. En lo relativo al
régimen matrimonial se adopto el régimen matrimonial se adopto el régimen del derecho común, es
decir, la comunidad con las mismas características del antiguo derecho. Se acepta, sin embargo, la
posibilidad de pactar un diferente sistema patrimonial entre los esposos mediante un contrato. En las
relaciones entre padres e hijos se reglamenta la filiación legitima sobre el matrimonio; al marido se le
presume padre de sus hijos; y la filiación natural se acepta por reconocimiento, ya que se rechaza la
indagación de la paternidad natural. La patria potestad sobre los hijos existe hasta 21 años y comprende
los derechos de guarda sobre su persona y de administración y usufructo legal de sus bienes. Así
mismo se reglamenta la tutela para el caso de muerte del padre y de la madre y se crea un sistema de
protección del patrimonio, sobre todo en cuanto a los bienes inmobiliarios: consejo de familia, tutor.
Su desaparición puede explicarse por el saqueo que sufrió Roma hacia el año 410 d. C. por parte de los
galos. Se cree que se destruyeron y, por algún motivo, no se reprodujeron con posterioridad. Esta última
teoría parece estar apoyada por las abundantes referencias que de ellas hacen los autores antiguos.
El historiador Tito Livio dijo de ellas que eran la fuente de todo el derecho romano, tanto público como
privado. Por su parte, el orador y abogado Cicerón afirmó que los niños aprendían su contenido de
memoria.
La Escuela de Bolonia o Escuela de los Glosadores:
Por ser la glosa o exégesis textual la forma en que se manifestó su actividad científica
a la hora de estudiar el derecho romano justinianeo, fue fundada en los postreros años
del siglo XI por el eminente jurista Irnerio. Las cinco generaciones de Glosadores, que
desenvolvieron su actividad desde 1090 hasta 1230, fueron los responsables directos
del abundante número de glosas que durante ese periodo surgieron, si bien un elevado
porcentaje de las mismas eran meras aclaraciones cortas o referencias a otros lugares,
complementarios del Corpus Iuris, no faltaron algunas equiparables a comentarios de
bastante amplitud, distinguibles por su originalidad y agudeza. El Corpus Iuris está
constituido por tres partes, que son la introducción (Institutiones), una antología
jurisprudencial (Digesta), así como una antología de leyes imperiales (Codex); tiempo
después fue añadida una cuarta parte (Novellae), en la que quedaron recogidas
disposiciones legales posteriores de Justiniano. Cabe destacar que éste orden en el
que han sido expuestas no se corresponde con el procedimiento seguido por los
compiladores, pues estos codificaron en un primer momento las leyes y tiempo más
tarde el ius.
Los principales representantes de la escuela de Glosadores fueron:
Pepo fue el primero en encargarse del contenido jurídico de los textos justinianeos.
Martín Gosia (también llamado Martino) fue creador de algunas glosas, aunque nunca
alcanzó la calidad científica de Búlgaro
Hugo elaboró una Distinctiones
Postglosadores:
Los Postglosadores: se les identifica también con la llamada escuela de Bolonia, la escuela de los
Postglosadores se la ubica desde el siglo XIV al XVII, sus más destacados representantes fueron Bartola
Sassoferrato y Balbo de Ubaldis.
Al intentar establecer una diferencia entre glosadores y postglosadores se piensa en el método empleado
por los representantes de esas dos escuelas, los primeros basaron sus puntos de vistas en la ley
Romana recapitulada y los segundos partieron de la propia glosa.
Bártolo de Sassoferrato o de Saxoferrato (Venatura, pueblo cercano a Saxoferrato, 1313 - Perusa, 13
de julio de 1357) es considerado como el jurista más influyente de todos los siglos, siendo el máximo
artífice de lo que es el Derecho Privado Común, que, asociado al Derecho canónico para formar
el utrumque ius, constituye el pilar clave de la cultura jurídica europea.
El iusnaturalismo:
Es un enfoque filosófico del derecho, basado en la aceptación de que existe una serie
de Derechos del Hombre, naturales y universales, superiores o independientes al
ordenamiento jurídico positivo, y que son, inclusive, la razón de que exista tal
ordenamiento. Los orígenes remotos de la idea de derecho natural se encuentran en
los filósofos griegos y claramente en Aristóteles (s. IV a. C.). En su "Ética a Nicómaco",
Aristóteles distingue entre la justicia legal o convencional y la justicia natural "que en
todo lugar tiene la misma fuerza y no existe porque la gente piense esto o aquello". Y el
ser humano tiene como rasgo fundamental la racionalidad que permite indagar en la
vida característicamente humana. Estoicismo desde otro punto de vista. . La ley
natural es así, ley de la naturaleza y ley de la naturaleza humana y esta ley es la razón.
Y esa razón ha sido implantada por la divinidad. De este modo, Cicerón (s. I a.C.)
afirmará que para el hombre culto la ley es la inteligencia, cuya función natural es
prescribir la conducta correcta y prohibir la mala conducta -es la mente y la razón del
hombre inteligente, la norma por la que se miden la justicia y la injusticia.
Tomás de Aquino partirá de la idea de Cicerón pero reformulará la idea de ley divina:
Dios ha establecido una legislación eterna para el mundo natural y el mundo humano.
Pero la plena comprensión de de esa ley divina está, con Aristóteles, en marcha, es un
proceso en movimiento y eso es lo que conocemos como ley natural.
La tutela teológica del derecho natural llegará a su fin en el siglo XVII cuando el
racionalismo se ocupe del derecho natural con autores como Hugo Grocio. En medio
de las guerras de religión europeas, estos autores intentan proporcionar un marco
moral para las naciones que garantice la paz.
CONTRACTUALISMO
El contractualismo (término derivado de la palabra contrato) es una corriente de la
filosofía política y del derecho que se originó en el siglo V a. C. No es una doctrina
política única o uniforme, sino un conjunto de ideas con un nexo común, si bien
extremadamente adaptable a diferentes contextos, lo que explica su vitalidad y su
capacidad para ir evolucionando y redefiniéndose hasta la actualidad. Como teoría
política es posiblemente una de las más influyentes de los últimos trescientos años,
configurando, en mayor o menor grado, la estructura actual de los distintos estados y
naciones. No debe confundirse el contractualismo con la democracia, pues no todas las
teorías contractualistas, como veremos, defienden modelos políticos democráticos.
Tampoco debe confundirse contractualismo con nacionalismo, pues, siendo ambos
movimientos políticos nucleares y casi simultáneos de los estados modernos, expresan
concepciones distintas.
El Código de Hammurabi
creado en el año 1760 a. C. (según la cronología media), es uno de los conjuntos
de leyes más antiguos que se han encontrado y uno de los ejemplares mejor
conservados de este tipo de documento creados en la antigua Mesopotamia y en
breves términos se basa en la aplicación de la ley del Talión a casos concretos. Entre
otras recopilaciones de leyes se encuentran el Códice de Ur-Nammu, rey
de Ur (ca. 2050 a. C.), el Códice de Eshnunna (ca. 1930 a. C.) y el Códice de Lipit-
Ishtar de Isín (ca. 1870 a. C.). Ellos también crearon leyes como la 205 que se trataba
de que si el esclavo de un hombre golpea en la mejilla al hijo de un hombre, que le
corten una oreja.A menudo se lo señala como el primer ejemplo del concepto jurídico
de que algunas leyes son tan fundamentales que ni un rey tiene la capacidad de
cambiarlas. Las leyes, escritas en piedra, eran inmutables. Este concepto pervive en la
mayoría de los sistemas jurídicos modernos.
Estas leyes, al igual que sucede con casi todos los códigos en la Antigüedad, son
consideradas de origen divino, como representa la imagen tallada en lo alto de la
estela, donde el dios Shamash, el dios de la Justicia, entrega las leyes al
rey Hammurabi. De hecho, anteriormente la administración de justicia recaía en
los sacerdotes, que a partir de Hammurabi pierden este poder. Por otra parte,
conseguía unificar criterios, evitando la excesiva subjetividad de cada juez.
Código Teodosiano
El código teodosiano era una compilación de las leyes vigentes en la época del imperio
romano, Fue dictado en el año 438 d.c. por el emperador Teodosio II. Esta obra fue
iniciada bajo la dirección del prefecto del pretorio Antíoco Es una obra compuesta por
16 libros en orden cronológico. Los cinco primeros libros estaban dedicados al derecho
privado; del sexto, al octavo, al derecho administrativo; el noveno al derecho penal; el
décimo y undécimo al derecho fiscal; del duodécimo al decimoquinto, trataban del
derecho comunal; y finalmente el decimosexto y último estaba dedicado al derecho
eclesiástico. En cuanto a las personas y todo lo reglamentado con ellas reglamentaba:
Constituciones, príncipes y edictos, Jurisdicción y de cómo se debe demandar, Compra
venta, Créditos y de la bonorum possessione, Herencias legítimas, Diferentes cargos,
entendiéndose cargos públicos, Cosas militares, Notarios, escribanos y contadores,
Acusaciones e inscripción de noticias criminales, Derecho fiscal, Provisiones y tributos,
Decuriones, De las diferentes profesiones, de las corporaciones, entendidas como
aquellas reuniones entre las personas para lograr un objetivo común (como ejemplo:
trasporte del trigo y grano de Cartago o de Constantinopla),Obras públicas,
Eclesiástico. Entre sus contenidos también se encuentran normas dirigidas a la
imposición de la ortodoxia en la religión cristiana
Código de Justiniano
El Código de Justiniano (en latín, Codex Iustinianus) es una recopilación
de constituciones imperiales promulgada por el emperador Justiniano, en una primera
versión, el 7 de abril de 529, y en una segunda, el 17 de noviembre de 534. El Digesto,
es una de las cuatro colecciones en las que se contiene el Derecho Romano
justinianeo, es una compilación de la jurisprudencia contenida en las obras de los
principales jurisconsultos romanos, con predominio de textos procedentes de Paulo y
Ulpiano Esta última forma parte del denominado Corpus Iuris Civilis. Justiniano le da el
término persona una cierta connotación de carácter jurídico y en lo que respecta a la
persona jurídica de carácter colectivo desde la Jurisprudencia Clásica, sin nombrarla
como tal, ya los romanos planteaban su existencia.
Código de Hermogeniano
El código Hermogeniano es la segunda complicación de carácter privado, conocido a través de la lex
romana visigothorum, de la lex romana burgundiorum y por algunos tratados de los jurisconsultos. Su
autor fue un tal Hermogenes o Hermogeniano que nos se sabe con certeza si fue aquel que redactara el
epitome juris. El código Hermogeniano presumiblemente contendría las constituciones publicadas entre
los años 293 y 294 y habría sido publicado en el año 295. Hermogeniano en Digesto señalaba: "Todo el
Derecho ha sido constituido por causa de los hombres, vale decir, que el derecho es creado por el
hombre y para regular al hombre mismo, ya que el hombre es el recipiendario del Derecho. El Derecho
necesita un sujeto, que es el hombre para aquello que tenga trascendencia socio jurídico. Le pertenece
al hombre como actor de la vida jurídica, según el papel que represente en las relaciones sociales, como
padre de familia, tutor, propietario, etc. “
Derecho canónico
Las personas en el derecho canónico, de acuerdo con la dignidad de la persona humana: todos somos
personas, por el hecho de tener la condición humana. Y nuestra dignidad sustancial es la misma, sin que
la pueda alterar ninguna condición subjetiva ni ninguna definición jurídica. Esto no va en menoscabo de
que el derecho se vea obligado a regular quién es persona, a los solos efectos jurídicos pertinentes. Lo
cual, además, no es contrario al derecho natural, incluso si restringe la cualidad jurídica de persona,
siempre que de tal restricción no sean previsibles consecuencias contrarias a la dignidad humana, y por
lo tanto al derecho natural.
Con unos ejemplos se entiende: todos los ordenamientos jurídicos distinguen entre personas físicas -los
seres humanos- y personas jurídicas. Y las personas jurídicas -como una asociación o una fundación-
tienen derechos y deberes, siendo evidente que no son personas en el sentido metafísico al que antes se
aludía. Por otro lado, es corriente en los ordenamientos civiles, siguiendo tradiciones del derecho
romano, que se defina a la persona física como el nacido que viva 24 horas fuera del seno materno. Esto
-en sí mismo- no va en detrimento de los derechos ni de la dignidad del nacido vivo en sus primeras
horas de vida, ni tampoco de la persona humana no nacida, el concebido y no nacido. Esta norma tiene
sentido en el contexto del derecho de familia, del derecho de sucesión y otros. Pero los ordenamientos
siempre han protegido la dignidad de los concebidos y no nacidos, y de los nacidos vivos en su primer
día de vida, pues son verdaderas personas en sentido metafísico. Aunque desgraciadamente en la
actualidad nos vemos obligados a precisar que deberían de protegerlos, porque en los últimos decenios
las leyes ignoran los derechos fundamentales de los no nacidos.
Una vez establecidas estas premisas, se puede indicar quiénes son persona en derecho canónico. El
canon 96 del vigente Código de Derecho Canónico nos lo dice:
Canon 96: Por el bautismo, el hombre se incorpora a la Iglesia de Cristo y se constituye persona en ella,
con los deberes y derechos que son propios de los cristianos, teniendo en cuenta la condición de cada
uno, en cuanto estén en la comunión eclesiástica y no lo impida una sanción legítimamente impuesta.
EL BREVIARIO DE ALARICO
El Breviario de Alarico (o Lex Romana Visigothorum) es un cuerpo legal visigodo, en el cual se recoge el
Derecho romano vigente en el reino visigodo de Tolosa, que fue elaborado durante el reinado de Alarico
II (487–507 d. C.), siendo promulgado el 2 de febrero de 506 en Aduris (actual Aire-sur-l'Adour, en la
región de Burdeos, Francia). También es denominado Breviarium Alarici, Breviarium Alaricianum, Código
de Alarico, Breviario de Aniano, Lex Romana Visigothorum y Liber Legum.
Constituye fundamentalmente una obra recopilatoria de Derecho romano postclásico y vulgar,
considerada la más importante realizada en un reino germánico. Por ello, y en atención a su forma de
elaboración e influencia posterior, ha sido calificada —guardando las debidas proporciones— como el
equivalente occidental del Corpus Iuris Civilis de Justiniano.[1]
El breviario de Alarico es un texto de carácter práctico, basado en el derecho romano vulgar, y en su
elaboración intervinieron numerosos juristas eclesiásticos y nobles. Mucho se ha discutido sobre si el
Breviario de Alarico era sólo aplicable a la población romana del reino godo o si su ámbito de vigencia se
extendía también a los germanos. Habiendo sido unánime esta opinión hasta el siglo XVIII, los
estudiosos, en gran parte por influjo de Savigny, pasaron a sostener comúnmente la teoría de la
«personalidad», o de la vigencia simultánea de un Derecho romano para galos e hispanorromanos
(Breviario de Alarico) junto a un Derecho «germánico» para los visigodos (Código de Eurico).
Hoy se ha vuelto a sostener la existencia de un Derecho común para unos y otros, opinando algunos que
habría habido una variación pendular, debida a factores preponderantemente políticos, a través de
sucesivas derogaciones y promulgaciones, entre el Derecho romano y el germánico: según ello, el
Código de Eurico habría correspondido a un momento de «germanización», y el Breviario de Alarico a un
intento de retorno al Derecho romano. Otros creen que aunque el Derecho aplicable fue único, la
vigencia del Breviario de Alarico fue simultánea a la del Código de Eurico, y que su promulgación tuvo el
único propósito de clarificar las fuentes «romanas», de donde los tribunales tomaban sus argumentos
para resolver los litigios: habría sido así el Breviario de Alarico una obra «didascálica», destinada a la
información de los jueces en lo relativo a la aplicación de las «leges» (constituciones imperiales) y
«jurisprudencia» (que desde la «Ley de Citas» se había reducido en la práctica a la invocación de
versiones vulgares sobre obras de unos pocos autores).
Hasta el renacimiento jurídico de Bolonia, el Breviario de Alarico fue tenido en Europa occidental como el
auténtico Derecho romano, y su influencia sobrevivió en mucho al reino visigodo.
Uno de los posibles objetivos del Breviario pudo haber sido la adhesión de la población galo-romana,
presentándoles una legislación muy cercana a la suya al eliminar las costumbres germánicas (rescatadas
en el Código de Eurico). Esto debido a que el avance del pueblo franco los amenazaba, y necesitaban el
apoyo de los galo-romanos (que eran mayoría en las Galias). En contraste con este avance hacia el Sur
el pueblo visigodo empieza a sufrir de manos de francos y borgoñeses la pérdida de territorio y con esta
presión del Norte pierden todas las Galias, razón por la que los visigodos para poder sobrevivir se
extendieron por la Península Ibérica.
De la persona
Cosas
Acciones.
El plan alemán sigue el siguiente orden:
Derecho familia
Naturaleza jurídica[editar]
Tradicionalmente se ha considerado que el derecho de familia es una rama del derecho civil; sin
embargo, puesto que este último se estructura sobre la base de la persona individual y dado que
habitualmente se ha estimado que las relaciones de familia no pueden quedar regidas solo por
criterios de interés individual y la autonomía de la voluntad, en la actualidad gran parte de
la doctrina considera que es una rama autónoma del derecho, con principios propios. Sin embargo,
para considerarse autónoma, es necesario que se den tres supuestos: la independencia doctrinal, la
independencia legislativa y la independencia judicial.
Varios países han recogido legislativamente este cambio doctrinario dictando un Código de
Familia (aparte de un Código Civil). Ese ha sido el caso
de Argelia, Bolivia, Canadá, Cuba, Nicaragua, Costa Rica, El
Salvador,1 Filipinas, Venezuela, Honduras, Malí, Marruecos, Panamá, Polonia y Rusia, entre otros.