Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
S UM AR IO :
1. Introducción. 1. 1. Planteamiento de la cuestión. 1. 2 . Nociones
preliminares y delimitación del concepto de sanción administrativa
a los fines del presente trabajo. 2. Naturaleza jurídica de la activi
dad sancionatoria y origen de la potestad sancionadora de la Ad
ministración. 2 . 1. La actividad sancionadora como acto adminis
trativo. 2 . 1. 1. Críticas. 2.2. La actividad sancionadora como acto
jurisdiccional. 2 . 2 . 1. Críticas. 2 . 3 . Nuestra opinión. El fundamento
de la potestad sancionadora desde una perspectiva axiológica.
3 . M onopolio punitivo del P oder Judicial. 3 . 1. Evolución históri
ca en el derecho com parado. 3 . 1. 1. Francia. 3 . 1. 2 . Inglaterra.
3 . 1. 3 . Estados Unidos. 3 .1 4 . Austria. 3 . 1. 5 . Italia. 3 . 1. 6. Alemania.
3 . 1. 7. España. 3.2. La despenalización. Razones que le dieron ori
gen. Ventajas e inconvenientes. 3 . 3 . La situación en la Argentina.
3 . 3 . 1. Breve síntesis histórica de la despenalización en nuestro
país. 3.3.2. Fundamento constitucional de la potestad sancionado
ra originaria de la justicia. 4 . El control judicial de las sanciones
administrativas. 4 . 1. Recaudos para la constitucionalidad de la ac
tividad sancionadora de la Adm inistración: el control judicial sufi
ciente. 4 . 1. 1. Concepto. Pautas para determ inar su extensión.
4 . 1. 2 . Alcance en materia de sanciones administrativas. 4 . 2 . El
supuesto de las sanciones desproporcionadas. 5 . Conclusiones.
I . Introducción
I . I . P la n te a m ie n to d e la c u e s tió n
9 Reténgase el concepto ya nom brado en la nota 5, toda vez que será tratado,
sucintamente in fra , por presentar ciertos inconvenientes de relevancia.
10 P a r a d a V á z q u e z : ob. cit., p. 554.
11 G o a n e , René M.: “El poder disciplinario de la Administración pública (algu
nos aspectos controvertidos en la doctrina nacional)”, en D e re c h o a d m i
n is tra tiv o , o b ra c o le c tiv a e n h o m e n a je a l p ro fe s o r M ig u e l S. M a rie n h o ff,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998, pp. 1020 y 1023. En sentido similar.
G a r r id o F a l l a , Fernando: T ra ta d o d e d e re ch o a d m in is tra tiv o . P a rte G e n e
ra l, vol. II, 10a ed., Tecnos, M adrid, 1992, p. 151.
12 G o a n e : ob. cit., p. 1020.
13 ídem, p. 1022.
14 En efecto, se ha puesto de resalto que la facultad disciplinaria de la A dm i
nistración no deviene del poder público sino de su calidad de empleador, lo
que torna razonable que sólo pueda ejercerse mientras dure la designación
del agente. Si esto no fuera así, sostiene criteriosamente Halaman, no p o
dría existir prerrogativa sim ilar en el campo privado, y sin embargo, el
derecho lab o ral c o m ú n prevé análogo régimen disciplinario ( H a l a m a n ,
Gregorio: “Naturaleza ju ríd ica de la responsabilidad disciplinaria y patri
monial del agente público”, E D , 154-825).
A este respecto también cabe recordar que “aún en los países que mantiene
con mayor vigor el m onopolio sancionatorio de los jueces, la Adm inistra
ción, para mantener la disciplina interna de su organización, ha dispuesto
siempre de un poder disciplinario correlativo en virtud del cual puede im
poner sanciones a sus agentes, sanciones atañentes normalmente al régi
men funcionarial de los sancionados ( G a r c ía d e E n t e r r í a - F e r n á n d e z : ob. cit.,
p. 169).
S e c c i ó n Estu d io s -V ilia rru e l 115
Adolfo, y C a r r e t e r o S á n c h e z , Adolfo: D e re c h o a d m in is
36 C a r r e t e r o P é r e z ,
tra tiv o s a n cio n a d o r, Edersa, M adrid, 1992, pp. 71-72.
37 Esta posición ha sido llevada al extremo de sostener que se trata de una
“manifestación derivada de la potestad jurídica para mantener los valores
seguridad y paz que contienen cualquier clase de normas jurídicas" ( F io r i n i :
ob. cit. p. 181). y dado que toda norm a tiene vocación p ara su ejecución,
ante la antijuridicidad de su incumplimiento, debe surgir la represión; ello
sucedería, v. gr., al revocar oficiosamente por ilegitimidad un acto adm inis
trativo (p. 180).
Este último argumento por sí solo no nos satisface. Si bien reseña una
realidad, que es la necesidad de poner al alcance del regulador los instru
mentos para hacer cum plir sus mandatos, no es suficiente para justificar la
potestad sancionadora de la Administración. No nos parece adecuado para
tal fin el empleo de un argumento común a todo el ordenamiento jurídico
— esta noción es aplicable incluso en el ámbito del derecho privado— . A d e
más, se debe recordar que el concepto de sanción administrativa que utili
zamos difiere del que parece desprenderse de los párrafos transcriptos, en
tanto abarca supuestos que exceden el marco restringido dentro del que ha
sido definido. No creemos que pueda considerarse sanción administrativa
a la anulación de un acto en virtud de su ilegitimidad.
38 D i e z : ob. cit., t. I, p. 224.
39 Ibídem. En la m ism a línea, G o a n e : ob. cit., p. 1022.
S e c c i ó n Estu d io s -V illa rru e l 125
2 . 1. 1. C ríticas
53 Expresión em pleada por vez prim era en 1827 por el juez M arshall en la
causa “Brown v. M aryland" (conf. A l t a m i r a , Pedro G.: P o lic ía y p o d e r de
p o lic ía , Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1963, p. 23).
54 A l t a m i r a : ob. cit., p. 24; asimismo, CNCont. Adm. Fed., Sala V, 5/7/1996,
“Cám ara de Industrias Frigoríficas Argentinas”; PTN, D ictá m e n e s , 116:446;
159:600; 169:63; 178:182; 208:138; 224:113.
55 Conf. A l t a m i r a ; ob. cit.; tam bién PTN, D ic tá m e n e s , 159:254 y 132/93,
24/9/1993. Más sencillamente, puede sintetizarse el concepto en la acción
de la Administración por medio de la cual reglamenta la actividad de los
particulares, tratando de asegurar el orden público, sometiéndola a autori
zaciones, prescripciones o prohibiciones que la limitan desde el exterior
sin tocar su carácter fundamentalmente privado (W eil , Prosper: D e re c h o
a d m in is tra tiv o , Civitas, M adrid, 1994, p. 66).
56 N ieto : ob. cit., p. 178.
Secció n E stu d io s -V illa rru e i 129
57 ídem, p. 91.
58 Conf. R e b o l l o P u i g , Manuel: P o te s ta d s a n cio n a d o ra , a lim e n ta c ió n y s a lu d
p ú b lic a , Ministerio de Administracines Públicas, M adrid, 1989, p. 445,
quien concluye en que se debe entonces negar a la sanción el carácter de
verdadero medio policial y la idea de reconducir la potestad sancionadora
al poder de policía (citado por N i e t o : ob. cit., p. 91).
59 N i e t o : o b . c it ., p . 9 3 .
60 El sistema punitivo en el derecho español será sintetizado en el apart. 2o.
61 Concepto insinuado por Marshall y desarrollado por vez primera por Story
bajo la denominación de resu ltin g pow ers. Refiérese a las facultades propias
de la naturaleza de un órgano o institución determinada; condición sustancial,
inseparable de la esencia misma del órgano ( A j a E s p i l , Jorge A . : C on stitu ción
y poder. H is to ria y te o ría de los p o d e re s im p lícito s y los p o d e res inherentes,
TEA, Buenos Aires, 1987, p. 160), v. gr., los que dimanan de la ram ada zona
de reserva de la Administración; M a r ie n h o f f : ob. cit., pp. 522 y s.).
130 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l - 1
L a in te rv e n c ió n ..., c it ., p p . 1 1 6 / 1 1 7 .
62 C a s s a g n e :
63 S u a y R in c ó n : ob. c it ., p . 1 0 2 .
64 Iz u B e l l o s o : “Las garantías...”, cit., p. 8 8 2 .
65 Ibidem. Sobre la base de la imposibilidad de hallar una diferencia sustancial
entre sanciones y penas, también considera al acto jurisdiccional B o s c h , Jor
ge T.: T rib u n a les ju d ic ia le s o trib u n a le s a d m in is tra tiv o s p a ra ju z g a r a la
A d m in is tra ció n p ú b lica , Zavalía, Buenos Aires, 1 9 5 1 , p. 9 9 .
Secció n E stu d io s -V illa rru e l 131
2 . 2 . 1. C r ít ic a s
102 El tema, de todos modos, no es sencillo. Sin embargo, creemos que en las
ocasiones en que se reconoce la posibilidad de que un organismo suprana-
cional aplique sanciones, lo que está enjuego es el buen orden de la comu
nidad internacional, por lo que — si cabe tal denominación— hablaríam os
de una potestad sancionadora originada en un tus p u n le n d i comunitario o
internacional, según el caso.
103 CSJN, F a llos, 301:1152; también doctrina de F a llos, 290:237; 303:154;
305:1022 y 306:337. En igual sentido, V a n o s s i , Jorge R.: “Los llamados
tribunales administrativos ante el derecho constitucional argentino”, ED,
103-841 (especialmente p. 851).
104 C l a r i á O l m e d o : ob. cit., t. 1, p. 284.
S ecció n E stu d io s -V illa rru e l 141
3 . 1. 1. F r a n c i a
3 . 1.2 . I n g l a t e r r a
3.1.3. E stad o s U n id o s
123 Ibídem.
124 Se trata de ciudadanos a los que se les confiere el título de magistrados. Si
se desempeñan en poblaciones pequeñas, no se requiere que sean juristas,
supliendo esta deficiencia con la actuación asistencial de un secretario
— c le rk — , y sin recibir retribución. Por el contrario, en las grandes ciuda
des, actúan como jueces únicos y, en ese caso, son retribuidos — s tep len d a ry
m a g ls tra te s — ( D a v i d , René: L o s g ra n d e s s is te m a s ju r íd ic o s c o n te m p o rá
n eos (d e re c h o c o m p a ra d o ), trad. de la 2a ed. francesa, Aguilar, Madrid,
1969, p. 288).
125 D a v i d : o b . c i t .
126 P a r a d a V á z q u e z : ob. cit., p. 514.
S ecció n Estu d io s -V illa rru e l 147
3.1.4. A u s t r ia
3 . 1 . 5 . It a l i a
139 Entendidos como infracciones maliciosas que violaban un bien jurídico fun
damental, reveladoras de peligrosidad y penadas por todos los Estados,
que se contemplaban en el Código Penal ( C a r r e t e r o P é r e z - C a r r e t e r o S á n c h e z :
ob. cit., p. 33).
140 Concebidas como hechos que pueden ser indiferentes o inocuos, no mali
ciosos, meras desobediencias, sancionadas a título preventivo del orden
público, para impedir daños, reguladas en los reglamentos ( C a r r e t e r o P é r e z -
C a r r e t e r o S á n c h e z : ob. cit.).
141 D o m í n g u e z V i l a : o b . c it ., p . 2 2 .
142 C a r r e t e r o P é r e z - C a r r e t e r o S á n c h e z : o b . c it.
143 D o m í n g u e z V i l a : o b . c it.
144 En la que se estableció que quedaban sujetas a sanciones administrativas
las infracciones por violación a norm as relativas a circulación automóvil,
protección de carreteras y vías públicas y servicios de transporte por ca
rretera, en cuanto éstas estuvieran castigadas con m ulta ( P a r a d a V á z q u e z :
ob. cit., p. 521).
145 Por la que se despenalizaron las contravenciones de policía forestal (D o m ín
g u e z V i l a : ob. cit., p. 23).
Secció n E stu d io s -V illa rru e l 151
3 . 1.6 . A l e m a n ia
3 .1 .7 . E spaña
152 N i e t o : ob. c it ., p . 8 2 .
153 Excede los límites de este trabajo exam inar esta presunta colisión de nor
mas. N o obstante, algunas de las posturas adoptadas en el país ibérico
sobre este tema pueden verse en G a r c ía d e E n t e r r í a - F e r n á n d e z : ob. cit.,
pp. 154 y ss.
154 Véase también la síntesis efectuada por R o c h a P e r e y r a : ob. cit., p. 134.
155 Hay que reconocer que en cada caso en que se han atribuido a la A dm inis
tración facultades sancionadoras el legislador no ha procedido por puro
arbitrio, sino de acuerdo con un criterio que evidencia el nexo co m ú n qu e
154 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l -1
3 . 3 . 1. B reve s ín te s is h is t ó r ic a d e l a d e s p e n a l iz a c ió n e n n u e s t r o país
168 Todos los datos históricos relatados han sido tomados de B o s c h : ob. cit.,
pp. 88/90.
169 pociem os citar a título ilustrativo las siguientes leyes en las que se prevé la
aplicación de sanciones por parte de la Administración o algún ente des
centralizado: leyes 3708 (art. 18) de Extinción de la Langosta; 3959 (modif..
por ley 15.945) (arts. 29 y 30) de Policía Sanitaria, 11.683 de Procedimien
to Tributario; 11.843 (modif. por leyes 14.156 y 22.577) (arts. 13 a 15) de
Profilaxis de la Peste; 12.565 (art. 12) de Lucha Obligatoria contra la G a
rrapata; 12.970 (modif. por ley 17.302) (arts. I o a 3o) sobre Particulares
que Publiquen Guías Telefónicas; 13.636 (arts. 8 ° y 9o) del Servicio de L u
cha Sanitaria; 15.928 (art. 6 o) sobre M arcación de Anim ales y Cueros
Lanares con Alquitrán, Petróleo, Pinturas y Substancias Insolubles al Lava
do; 17.180 (arts. 2o y 3o) de M edidas Sanitarias a Fin de Evitar la Propaga
ción de Enferm edades Esfilenciales e Infectocontagiosas; 17.259 (art. 6 o)
sobre la O bligatoriedad de Uso de Sal Enriquecida con Yodo como Profi
laxis del Bocio Endémico; 17.500 (art. 12) de Pesca; 17.557 (art. 4o) sobre
Instalación y Utilización de Equipos de Rayos X; 17.811 (modif. por ley
23.513) (art. 10) de la Comisión Nacional de Valores; 17.818 (arts. 23 a
25), Norm as para la Importación, Exportación, Fabricación, Fraccionamien
to, Circulación y Expendio de Estupefacientes; 18.073 (art. 6 o) de Prohibi
ción del Uso de Sustancias Capaces de Afectar la Salud Hum ana o Animal;
19.212 (art. 2o) de Prohibición de Comercialización, Almacenaje, Trans
porte o Tenencia de T abaco H eclad o, P o d rid o , Q uem ado , A rd id o o
Verdeoscuro; 19.303 (art. 21) Norm as p ara la Importación, Exportación,
Fabricación, Fraccionamiento, Circulación, Expendio y Uso de Drogas, Pre
parados y Especialidades Farmacéuticas Consideradas Psicotrópicas; 19.852
(art. 8 o) del Fondo Nacional de Sanidad Animal; 20.091 (art. 58), de Enti
dades de Seguros y su Control; 20.216 (arts. 33 a 50) de Correos; 20.247
(arts. 35 a 41) sobre Semillas y Creaciones Fitogenéticas; 20.309 (art. 6 o)
sobre Prohibición del Reemplazo no Declarado de los Componentes Norm a
les de la Leche; 20.337 (art. 101) Régimen de Cooperativas; 20.404 (arts. 3o
y ss.) sobre Contravenciones Policiales en el Ámbito de Actuación de la
Prefectura N aval Argentina; 20.405 (arts. I o y 2o) Infracciones a los
158 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l - 1
3 .3 .2 . F u n d a m e n t o c o n s t it u c io n a l
171 C a r r e t e r o P é r e e - C a r r e t e r o S á n c h e z : o b . c it.
172 Sim ilares garantías se prevén en la Declaración Universal de Derechos H u
manos (art. 10 ).
173 Señalam os anteriormente que desde 1978 en la Constitución española se
permite la aplicación de sanciones por parte de la Administración si no
involucran privación de la libertad. Decíamos también que conforme al prin
cipio de división de poderes, esta facultad debería recaer en los tribunales,
160 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l - 1
no obstante lo cual la Ley Fundamental puede optar por repartir las funcio
nes estatales de otro modo, tal lo que ha sucedido en España. Por ello coin
cidimos con Nieto en cuanto a que ya no es dable cuestionar la existencia ni
la justificación de la potestad sancionadora de la Administración, sino sólo
compete avocarse a su juridificación, esto es, procurar que en su ejercicio
ofrezca a los particulares las m ism as garantías que los jueces en el proceso
penal {conf. ob. cit., p. 84), m as sin extender estas conclusiones a ordena
mientos como el nuestro, en el cual no media el referido reconocimiento
constitucional, sino — por el contrario— una clara voluntad del constitu
yente en cuanto a la unidad jurisdiccional represiva.
174 Conf. CSJN, doctrina de F a llo s, 304:849 y 892; 308:1224, 2043 y 2650,
entre otros. Joaquín V. González nos recuerda que este precepto halla su
origen en el derecho anglosajón, en el que se prohibían las b ilis o ja tt a in d e r
— leyes por las que el Parlamento pronunciaba sentencia de muerte— y otros
castigos — en cuyo caso se llam aban bilis o f p a in s a n d p e n a ltie s — . La Cons
titución de los Estados Unidos, cuando recoge el principio prohibitivo de
sanción de ningún b ilí o f a tta in d e r, comprende las dos categorías anterio
res. En nuestro país, también se ha receptado esta veda, sobre la base de
que “para desem peñar las funciones de juez, y solamente hacer justicia
conforme a la ley, se ha creado el Poder Judicial, y n in gú n o tro puede inva
dir su esfera” (ob. cit., pp. 180-181).
175 R u b i a n e s : ob. cit., p. 133.
176 C l a r i á O l m e d o : o b . c it ., t. I, p . 2 2 7 .
!77Bielsa: D e re c h o c o n s titu c io n a l, cit., p. 423. Con esta afirmación, Bielsa
viene a coincidir implícitamente con lo que propiciáram os en el apart. 1 del
presente trabajo, en cuanto al distinto origen de la potestad sancionadora
correctiva y la disciplinaria.
178 B id a r t C a m p o s , Germ án J.: M a n u a l d e d e re ch o c o n s titu c io n a l a rg e n tin o ,
Ediar, Buenos Aires, 1974, p. 387. Tam bién C SJN, F a llo s , 134:434;
138:395; 139:126; 245:183; 247:52; 253:229.
Sección Estu d io s -V illa rru e l 161
4 . 1. 1. C oncepto. Pa u t a s p a r a d e t e r m in a r su e x t e n s ió n
trol judicial suficiente tiene como fin im pedir que los órganos
adm inistrativos ejerzan un pod er absolutam ente discrecio
nal, sustraído de toda especie de revisión ulterior.190 Asimis
mo, importa la negación a los órganos administrativos de dic
tar resoluciones finales en cuanto a los hechos y al derecho
controvertidos, e implica el reconocimiento a los litigantes del
derecho a acceder al menos a una instancia ju d ic ia l con am
plitu d de debate y p ru eb a 191 sin que resulte satisfactorio el
art. 280, CPC CN ) por lo que el recurso extraordinario había dejado de cons
tituir un remedio eficaz para la salvaguarda de la garantía de la doble instan
cia ("Giroldi, H.D. y otro s/recurso de casación", del 7/4/1995, ED, 5/7/1995,
con comentario de B i d a r t C a m p o s , Germán: “L a doble instancia en el proce
so penal"). Idéntico criterio ha sostenido la Comisión Interamericana de
Derechos Hum anos — aunque no se trata de una instancia jurisdiccional,
como sí lo es la CIDH— . En el informe 24/92, donde se hallaba en tela de
juicio la validez de los artículos del Código de Procedimientos Penales de
Costa Rica conforme a los cuales sólo podía interponerse recurso de casa
ción contra sentencia del juez condenatoria a m ás de seis meses de prisión,
la comisión si bien declaró improcedentes las solicitudes, lo hizo en virtud
de que tales limitaciones habían sido previamente tachadas de inconstitu
cionales por la nueva Sala Constitucional de la Corte Suprem a de Costa
Rica, siguiendo las recomendaciones que la propia Comisión efectuó en el
informe 26/86 — tanto respecto de delitos como de contravenciones— . En
otro informe m ás reciente, referido a un caso argentino, la Comisión recal
có que la exigencia del art. 80, párr. 2o, apart. h) implica que el recurso
debía permitir al tribunal superior examinar la validez de la sentencia re
currida en general, así como los derechos fundamentales del imputado, en
especial el derecho de defensa y al debido proceso. Agregó que, “conside
rando que la Corte Suprem a — Argentina— sostiene que el recurso extraor
dinario no abarca la revisión del procedimiento y que la doctrina de la
arbitrariedad impone un criterio particularmente restrictivo para analizar
su procedencia, en la práctica, el recurso extraordinario no permite la revi
sión legal por un tribunal superior del fallo y de todos los autos procesales
importantes, incluso de la idoneidad y legalidad de la prueba, ni permite
examinar la validez de la sentencia apelada con relativa sencillez”. Por ello,
consideró que “en las circunstancias de este caso particular” el remedio fe
deral no era instrumento efectivo para garantizar el “derecho de recurrir del
fallo ante juez o tribunal superior” (informe 17/94 del 9/1/1994). Es intere
sante destacar que, aunque la Comisión elevó la denuncia a la Corte Intera-
mericana por haber mediado un acuerdo que acogía los intereses de las par
tes y estaba en conformidad con el espíritu de la letra de la Convención, se
tuvo por desistida la acción (caso “M aqueda”, resolución del 17/1/1995).
De todo lo dicho se desprende que la posibilidad de interponer recurso
extraordinario no satisface el requisito de la doble instancia judicial indis
pensable en el proceso penal. Por ello, de aplicarse estrictamente este prin
cipio a las sanciones impuestas por autoridades administrativas, resulta
ría necesario habilitar respecto de esas decisiones un recurso — o acción—
ante los jueces de prim era instancia, toda vez que el recurso directo ante la
alzada resultaría insuficiente — en tanto se trata de un remedio limitado— , y
por tanto, violatorio de la garantía constitucional.
H asta la fecha, el alto tribunal sólo parecería haber tenido ocasión de
expedirse al respecto tangencialmente en la causa “Bonanno, Raúl Eduardo
c/DGI", del 18/4/1997. Se trataba de la resolución de una m edida cautelar
en el ámbito de una acción de certeza en la que se perseguía la declaración
de inconstitucionalidad de los arts. 8o y 9o de la ley 23.473 y 15 de la
18.820. En esa oportunidad la Corte Suprem a sostuvo que “el apart. 2o del
art. 8o del Pacto de San José de Costa Rica se refiere al juzgamiento de
delitos, por lo que no se advierte — en el ámbito propio de las m edidas
cautelares— que el ‘derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal supe-
168 D e re c h o A d m in istra tivo A u stra l - 1
rio r’, establecido por su inc. h) pueda guardar relación con la materia de
batida en estos autos ni — por consiguiente— dar verosimilitud del derecho
invocado por la actora” (consid. 6 o).
192 F a llos, 247:646; 311:334 (consid. 6 o).
193 F a llo s , 244:548; 247:646 (consid. 14); 295:814; 301:287; 301:1103
(consid. 7o); 313:433; JA, 1988-IV-291 (consid. 5o); “Hussar, Otto” del
10/10/1996; y CNCont. Adm . Fed., S a la l, 7/9/1995, “Figueredo”; y 7/9/1995,
“Berhmann, Gert”, entre m uchos otros. En fecha más reciente, el alto tribu
nal calificó al control judicial necesario p ara que la actividad administrati
va jurisdiccional fuera constitucionalmente válida como de "am plio” y “su
ficiente" (conf. “Ángel E strada”, 5/4/2005, LL, 22/4/2005, n° 108.833, nota
al fallo; ED, 18/5/2005. n° 352; L L , 27/5/2005, n° 108.949, nota al fallo;
L L , 9/6/2005, n° 109.017, nota al fallo; LL, 21/7/2005, n° 109.179, nota al
fallo; JA, 3/8/2005, con nota; JA, 31/8/2005, con notas). Este pronuncia
miento reviste trascendental relevancia para el tema que nos ocupa atento
a que es el prim ero que sistemáticamente expone los requisitos necesarios
para que la actividad jurisdiccional de la Administración sea legítima, y
toma en gran parte lo oportunamente expuesto por Cassagne.
194 F a llos, 247:646.
Secció n E stu d io s -V ilía rru e l 169
ob. cit., esp., p. 1114. Señala este autor que las sentencias de
201 E k m e k d j i a n :
la CNCont. Adm . Fed. se limitan a controlar la legalidad formal del acto sin
hacer mérito de la legitimidad intrínseca, la valoración de los criterios apli
cados o la graduación de las sanciones. Si bien cita a modo de ejemplo
algunos pronunciamientos recientes a la época de su comentario pero muy
antiguos hoy, la jurisprudencia del fuero contencioso prácticamente no ha
variado en este punto. Se sigue sosteniendo, v. gr., que "la graduación de
las sanciones pertenece, en principio, al ámbito de las facultades discrecio
nales de la autoridad administrativa, y son sólo revisables por la justicia en
los supuestos de arbitrariedad o ilegitimidad manifiesta” (CNCont. Adm. Fed.,
Sala I, 3/5/1984, "Bunge Guerrico”; 2/10/1988, “Denegal S.A .”; 27/2/1997,
‘‘Lufthansa Líneas Aéreas Alem anas”; Sala V, 10/6/2002, “Guevara Lynch,
Guillerm o”).
172 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l - 1
205 Entendemos que en la actualidad el único ente que goza de todas las garan
tías e inmunidades propias de un tribunal judicial, con la única diferencia
de que no se encuentra dentro de la órbita del Poder Judicial de la Nación
es el Tribunal Fiscal. No obstante, cabe hacer notar dos particularidades
de interés. Por un lado, si bien le está vedado declarar la inconstitucionali-
dad de las leyes tributarias o aduaneras y sus reglamentaciones, si la ju ris
prudencia de la Corte Suprem a ya se hubiera expedido en ese sentido, p o
dría seguir esa interpretación y considerar inválida la norma (conf. art. 167,
ley 11.683). Por otra parte, este cuerpo no impone sanciones, sino que con
trola las impuestas por la Dirección General Impositiva, organismo que
carece de los recaudos de independencia e inamovilidad, que aseguran en
gran m edida su im parcialidad y objetividad.
206 C o m a d ir a : “Reflexiones...”, cit., p. 248.
207 Desafortunadamente, la jurisprudencia mayoritaria mantiene el criterio
contrario y limita el control de las causas que envuelven cuestiones técni
cas a la manifiesta arbitrariedad (conf., p. ej., CNCont. Adm. Fed., Sala III,
17/4/1997, “Centro Motor G a s ”, ED , Suplemento de Derecho Adm inistrati
vo, 15/5/1998, con comentario de A g u i l a r V a l d e z , Oscar: “Cuestiones que
suscita el control judicial de los entes reguladores de servicios públicos (a
propósito de dos fallos de la Cám ara Nacional de Apelaciones en lo Conten
cioso Administrativo Federal).
S ecció n Estu d io s -V illa rru e l 175
4 . 1.2 . A l c a n c e e n m a t e r ia d e s a n c io n e s a d m in is t r a t iv a s
221 L i n a r e s , Juan F.: R a z o n a b ilid a d d e las leyes, Astrea, Buenos Aires, 1970,
p. 159.
T ra ta d o ..., cit., t. IV, p. 675.
222 M a r i e n h o f f :
José I.: E l p r in c ip io de p ro p o rc io n a lid a d e n d e re ch o a d
223 L ó p e z G o n z á l e z ,
m in is tra tiv o , Instituto García Oviedo n° 52, Sevilla, 1988, p. 117.
224 Alguna doctrina también ha estimado que el principio de proporcionalidad
deriva de los de tipicidad y legalidad ( G a r c í a N o v o a , César: “El sistema
sancionatorio tributario y el Estado de derecho”, en Im p u e s to s , LV-B, julio
de 1997, pp. 1657 y ss. (esp. 1665).
180 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l - 1
231 C o m a d i r a : “El e x c e s o d e p u n i c i ó n . . . ” , c it ., p . 7 3 .
232 Esta alternativa está reconocida en el art. 2 2 , párr. 3 o de la ley 2 2 . 8 0 2
“...en los casos que los tribunales de alzada reduzcan el importe de las
multas aplicadas en sede administrativa, ...".
233 Acerca de la conveniencia práctica de adoptar esta postura, se ha pronun
ciado S e i j a s , Gabriela: “Control judicial y administrativo de las resolucio
nes jurisdiccionales de los entes reguladores, con especial referencia al
Enargas, al Enre, al Etoss y a la C N T ”, tesina presentada para el título de
Magíster en Derecho Administrativo de la Universidad Austral, inédita.
234 L ó p e z G o n z á l e z : o b . c it ., p . 2 4 .
235 Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Sección 4 a, sentencia del 1 8 /1 /19 9 6,
citada por A ragonés B eltrán: ob. cit., p. 514.
182 D e re c h o A d m in istra tiv o A u stra l - 1
236 e ¡ Tribunal Suprem o de ese país con relativa frecuencia ha modificado san
ciones excesivas, im poniendo las adecuadas, o bien ha declarado ajustadas
a derecho las modificaciones de ese talante efectuadas por los tribunales
inferiores, con exclusiva referencia a la aplicación del principio de p ropor
cionalidad. Pueden citarse en este sentido la STS 1370, del 19/2/1988 (en
la que el Tribunal entendió que la infracción en materia de defensa del
consum idor y de la producción agroalimentaria — por servicio de comida
en m alas condiciones e inadecuado mantenimiento de la cocina del come
d or de un h o te l— n o era m erecedora de una sanción muy grave como la
impuesta, sino de una grave, por lo que “el principio de la proporcionali
dad de la sanción determina su cuantificación en la sum a de..."); la STS
1014, del 23/2/1996 (en la que el Tribunal confirmó la disminución de la
sanción im puesta p o r el C on se ller d 'O b re s P u b liq u es, U rb a n ism e y
Transports de la Generalitat Valenciana decidida por el a q u o por la cons
trucción sin licencia de un silo metálico, y se privó de reducirla aún más
sobre la base de que n o m ediaban razones jurídicas bastantes. Estimamos
que de tal fundamento no es irrazonable concluir que — de haber existido
mayores motivos— el T ribunal podría haber atenuado nuevamente la san
ción); ST S 7979, del 14/11/1995 (en la cual se anula la resolución adopta
da por el Concejal de Urbanism o e Industrias de Alcobendas por la habili
tación de una vivienda sin licencia, sólo en cuanto al monto de la m ulta); y
la ST S 1033, del 10/12/1996 (en la cual — en el marco de la apelación de
una multa al patrón de un pesquero por tenencia de arte de arrastre de
m allas antirreglamentarias— se precisa que los tribunales de justicia no
pueden sustituir el criterio de la Administración al graduar la sanción cuando
ésta sea co n fo rm e co n la norm a aplicable, ni puede reducirse si no afecta el
principio de proporcionalidad. Lo expresado — entendemos— es absoluta
mente lógico, en tanto nunca se podría justificar una disminución de una
sanción proporcionada. Traem os a colación el caso porque de esta verdad
de Perogrullo puede inferirse que — de existir violación a ese principio— el
Tribunal estaría facultado a m odificar la multa).
El control ejercido del m odo señalado por la jurisprudencia española no
puede sino resultarnos peculiar en atención a que — como ya indicáramos
(apart. 3.1)— en ese país la potestad sancionadora corresponde a la A dm i
nistración en virtud de lo establecido en su Ley Fundamental. Por ello, el
control amplio, comprensivo, de la sustitución de la decisión inadecuada
que propiciam os p od ría válidamente configurar una intromisión ilegítima
en la esfera propia de otro poder. Sucede que en España este tipo de con
trol halla su fundamento no en el origen de la potestad — como lo p ropone
mos nosotros en este estudio— sino en la revisión que suele siempre hacer
se de toda la actividad discrecional administrativa (véase S á n c h e z M o r ó n ,
Miguel; D is c r e c io n a lid a d a d m in is tra tiv a y c o n tro l ju d ic ia l, Tecnos, M a
drid, 1995; también pone de resalto esta circunstancia M u ñ o z M a c h a d o ,
Santiago: L a re s e rv a d e ju r is d ic c ió n , La Ley, M adrid, 19819, pp. 105 y ss.).
S e c c ió n E stu d io s -V illa rru e l 183
5. Conclusiones
Lo expresado a lo largo de este estudio nos permite ex
traer las siguientes conclusiones:
- Las sanciones administrativas — entendidas como todo
mal infligido por la Administración a un administrado
como consecuencia de una conducta ilegal que puede
consistir en la privación de un bien o de un derecho,
resultante de un procedim iento y con una finalidad
puramente represora— se distinguen de las contractua
les y de las dictadas en el marco de las relaciones espe
ciales de sujeción. En consecuencia, estas dos últimas
no son alcanzadas por las conclusiones de este trabajo.
- Las sanciones administrativas así entendidas compar
ten una misma naturaleza con las penas sin que medie
entre ambas diferencia cualitativa alguna, distinguién
dose sólo por el dato formal de la autoridad que las
aplica. En ambos casos rigen los principios informan
tes del derecho penal.
- Toda vez que entre pena y sanción administrativa exis
te identidad ontològica, sencillo resulta concluir en que
comparten un mismo origen. La facultad estatal de casti-
190 D e re c h o A d m in istra tivo A u stra l - 1