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¡EL VIOLADOR ERES TÚ!

Una de las problemáticas del país en la actualidad, sobrepasa cada vez más los límites “se
presenta la mayor tasa de violencia contra la mujer en el primer trimestre del año 2019,
reportándose 29.144 casos por concepto de feminicidios y tentativas de feminicidios”
(INMLCF, 2019) frente a esta situación enigmática, existe alguna razón que justifique un
crimen de inhumanidad como este, cuántas vidas más deben ser en realidad lo suficiente
para tomar cartas en el asunto…el silencio no debe hurtar una vida más.
La violación contra la mujer se conoce como todo acto que causa un efecto dañino por su
condición de ser mujer, perjudicando de este modo algún aspecto físico, psicológico,
financiero o sexual, estos tipos de transgresiones se dan en diversos contextos sociales,
laborales, familiares, amorosos, y demás. Estadísticas demuestran una cifra bastante
alarmante precisada en este mismo año 2019 donde la mayor parte de este porcentaje lo
representa la violencia de pareja.
Este tipo de violencia lleva consigo sometimiento, maltrato físico y verbal, concluyendo a un
fin devastador es lo que expresan algunos casos en el Valle del Cauca “mujer de 34 años y
madre de cuatro hijos. Fue reportada como desaparecida el 22 de mayo del año pasado y su
cadáver fue hallado en el río Cauca cerca de La Palestina. El agresor es expareja de la
víctima, condenado a una pena en prisión de 35 años por este feminicidio.” (El Tiempo,
2019).
Si bien, es importante identificar el comportamiento violento del agresor, su actuar es
consecuente de una mente distorsionada e irracional, observa las cosas desde un punto de
vista diferente a los demás, suele disfrazar su personalidad demostrando empatía en público,
entre otras señales específicas con su pareja, ofenderla verbalmente con el fin de hacerla
sentir menos, busca limitar la forma de vestirse y sobre sus amistades, obligarla a tener
intimidad y utilizarla como objeto, ofender y criticarla por sus ideas haciéndola sentir
analfabeta, controlar su dinero, no reconocer sus errores y culparla, es obsesionado en
especial por ejercer dominio y un maestro en manipular cualquier situación, su naturalidad es
no sentir compasión ni remordimiento por su accionar.
La dimensión del daño que este causa sin piedad alguna, genera secuelas a largo plazo
como el trastorno por estrés postraumático, depresión, tristeza, desesperanza y altibajos, que
le impiden realizar sus actividades con normalidad. La ansiedad que conlleva a sentir miedo
intenso, entre otros efectos incluye aislarse de las personas, no confiar en los demás, tener
baja autoestima y el uso excesivo de sustancias alucinógenas en otros casos.
La mente de un transgresor, desde el criterio científico basado en algunas investigaciones
realizadas muestra que existen dos factores que lo fundamentan, desde el punto de vista
biológico y ambiente, este primer factor sustenta que “en su cerebro tienen más pequeña y
menos activa la corteza pre frontal, es la parte implicada en el razonamiento y el control
emocional. Los individuos con esas alteraciones pueden perder la capacidad de frenar sus
impulsos agresivos y también la de imaginar las consecuencias de comportarse
Violentamente, a su vez, pueden fallar las sustancias químicas de las que depende el
funcionamiento del cerebro. Entre las muchas implicadas en la agresividad y la violencia,
destaca la serotonina, una sustancia que suelen poseer menos las personas con este tipo de
comportamiento” (Adrián Rain, 2015). Por otro lado, la teoría del factor ambiente expresa que
el contexto educativo puede influir en emplear este tipo de conducta, aunque no todos los
casos demuestran que crecer en un ambiente sano o no, garantice que tipo de persona
será en un futuro, es la voluntad y esencia propia del individuo.
La ley 1257 de 2008 busca trazar una política para prevenir y radicar la violencia contra la
mujer, sanciona cualquier forma o acto violento; según testimonios abarcan que los puntos
en esta ley están quedándose en papel, por este motivo le concierne al estado como parte de
la sociedad no normalizar más este crimen atroz, dar el valor que merece cada vida perdida
por falta de llevar a cabo las medidas preventivas y correctivas, “la ley no está presentando
resultados efectivos” es lo que expresan las victimas que han vivido para contarlo, pues bien,
en lugar de disminuir la cifra de casos por violencia de genero ha incrementado de manera
significativa.
No existe nada, absolutamente nada que justifique el maltrato, acoso o violencia físico verbal.
Hoy a gritos la impunidad pide justicia…el agresor no debe continuar asechando, y
cometiendo a gusto estos crímenes por doquier, su identidad debe dejar de ser un anónimo y
la mujer un blanco menos de sus actos criminales, ser mujer no es sinónimo de dolor,
humillación y denigración... la Ley y la sociedad en general debe encargarse de no pasar por
alto este hecho, se requiere de forma radical proteger los derechos de la mujer, generar esa
seguridad que tanto necesita para tomar valentía y fortaleza…ser mujer no debe arrebatar la
vida.

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