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MUCHOS POEMAS DE MACKY

Acaricio su rostro con el pie.

Su piel es fresca,

aun cuando afuera

puede oírse el alarido del aire

incendiándose.

Ahora interpone su cuerpo

entre la lámpara

y esto que la mira,

entonces la luz es una forma,

una delicada ondulación de la carne,

un eclipse presentido

y esperado por siglos.

3er mundo

El aroma de la carne asada

socava el mediodía de

los míseros,

enloquece sus glándulas

y, como los animales de Pavlov,

se agitan por más

cuando nada ha habido.

Las moscas,
inevitables en el verano,

como el calor que sofoca

al envolvernos en su membrana

sudorosa y anodina,

los frutos henchidos y rojos,

descomponiéndose en la acera,

y —enlazados por el talle—

las parejas de enamorados

que habrán de odiarse

el próximo invierno.

El ómnibus cruza el paisaje,

como una flecha incontrolable;

en su interior,

la pasajera de arena

culmina una nota de adiós

y abre la ventanilla.

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Llámenme.

Yo estoy allí,
en la maleza oscura,

zozobrando sola,

mientras los animales orinan

mis tristezas / mis manos de paja.

De La Pasajera de Arena (Libros de Tierra Firme, 1992.)

VIII

Humanos

Leo en ellos como en páginas escritas.

Atravieso sus órganos opacos, su piel,

el susceptible hilado de los nervios.

Es lo de siempre, lo de cada época:

rencillas, acuerdos y desánimo. Una cosa

no entiendo: esa oscura,

repentina agitación

cuando recuerdan.

Algo clama por la atención del gato

que, desde su somnolencia, se yergue


y husmea el aire; como en el resto

de las cosas esenciales,

no hay nada allí que nosotros

podamos ver.

Fuera de esta habitación,

los perros inician su inacabable

perorata nocturna, los gatos se hacen

uno con el muro y crece, en el mundo,

una jerga animal que no me es extraña:

sube por tus ojos antes

de tocar mi cuerpo.

De Inferno (Libros de Tierra Firme, 1999.)

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MÍNIMA,

en el descanso de

la fe, tallé

un dios justo

a mi medida.

REGALOS

1
Te di una piedra, fantástica

combinación de brisa, sol

marino, arena y tiempo.

Y creíste que te daba el corazón.

De apuro, con las ruedas de

la bicicleta apenas detenidas,

trajiste manzanas. Y seguiste,

rauda, el camino que no has

de cambiar. Pero, pequeña,

las manzanas eran rojas, brillantes,

abrían su corazón dulce al

mordisco, al ansia, a

la sed de mi urgencia.

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LA LLAVE

La miro con detenimiento,

con fruición. Es diferente: brilla

con luz y oscuridad, su forma

quiso parecer un corazón

pero quedó a la mitad.

Sonríe y mira.

"La llave de mi corazón" decís al


ponerla sobre mi mano,

y vuelvo a mirarla por si fuera cierto,

como si sólo debiera elegir

el momento, el modo de la entrada.

Creer en las palabras, en el

latir que las empuja hasta la dicción,

que lo que dicen es cierto,

de alguna manera.

Creer en lo que se ve, en lo que el cuerpo

recibe, agradecido, y que el sudor deja

más que sal piel adentro.

Antes que la religión, el amor

es materia de fe.

De Como mil flores (Hipólita Ediciones, 2007.)

INEDITOS

Apenas vino el primer calor, los frutales

antes secos, se rodearon de un halo

verde que ahora es flor

blanca. Sin preguntas


y cuando corresponde, cada árbol

hace lo que mejor sabe.

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http://www.excentrica.com.ar/es/macky-corbalan-y-los-signos-itinerantes/

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DE EL ACUERDO 2012 INEDITO

el animal que me acompaña siempre

ahora duerme, dormiré también

para acompañarlo yo por una vez

EL POEMA DE LA MUERTE

Suenan trompetas de tren en la distancia.

No las escucha mi padre.

No las escucha mi abuela.

No las escucho yo, almacenada

y oscura como el vino

en sitio fresco,

sin aire, ni vibraciones fuertes.

(De El acuerdo, 2012).

MACKY CORBALÁN (ARGENTINA, 1963-2014)

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Crecí lacia entre mujeres


que iban muy deprisa.

Nadie acariciaba mis mechones

anudando su memoria.

Mi cabello sigue la curva

de mis orejas. Yo desenredo

las puntas, sobre mis hombros

me recuerdan otras historias:

amigas bajo los árboles

mirando a Dios extender

su red de pesca por las ramas.


Cada hebra caída

es un pensamiento en el lavabo,

la misma hebra poblando barbas,

una ceja sospechosa,

el lunar blanco en mi sien

que busca los dedos de mi madre,

una voz que me lleve a otros sitios,

gente recordando cómo era el mundo

antes que yo naciera.

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