Está en la página 1de 7

Oda a la cebolla tu influencia el amor de la ensalada,

Pablo Neruda y parece que el cielo contribuye


dándole fina forma de granizo
Cebolla, a celebrar tu claridad picada
luminosa redoma, sobre los hemisferios del tomate.
pétalo a pétalo Pero al alcance
se formó tu hermosura, de las manos del pueblo,
escamas de cristal te acrecentaron regada con aceite,
y en el secreto de la tierra oscura espolvoreada
se redondeó tu vientre de rocío. con un poco de sal,
Bajo la tierra matas el hambre
fue el milagro del jornalero en el duro camino.
y cuando apareció Estrella de los pobres,
tu torpe tallo verde, hada madrina
y nacieron envuelta
tus hojas como espadas en el huerto, en delicado
la tierra acumuló su poderío papel, sales del suelo,
mostrando tu desnuda transparencia, eterna, intacta, pura
y como en Afrodita el mar remoto como semilla de astro,
duplicó la magnolia y al cortarte
levantando sus senos, el cuchillo en la cocina
la tierra sube la única lágrima
así te hizo, sin pena.
cebolla, Nos hiciste llorar sin afligirnos.
clara como un planeta, Yo cuanto existe celebré, cebolla,
y destinada pero para mí eres
a relucir, más hermosa que un ave
constelación constante, de plumas cegadoras,
redonda rosa de agua, eres para mis ojos
sobre globo celeste, copa de platino,
la mesa baile inmóvil
de las pobres gentes. de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
Generosa en tu naturaleza cristalina.
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.

También recordaré cómo fecunda


el cobre y sus volcanes
Oda a la papa sumergidos,
ni la crueldad azul
Pablo Neruda
del manganeso,
sino que con su mano,
Papa como en un nido
te llamas en la humedad más suave,
papa colocó tus redomas,
y no patata, y cuando
no naciste castellana: el trueno
eres oscura de la guerra
como negra,
nuestra piel, España
somos americanos, inquisidora,
papa, negra como águila de sepultura,
somos indios. buscó el oro salvaje
en la matriz
Profunda quemante de la araucanía,
y suave eres, sus uñas
pulpa pura, purísima codiciosas
rosa blanca fueron exterminadas,
enterrada, sus capitanes
floreces muertos,
allá adentro pero cuando a las piedras de Castilla
en la tierra, regresaron
en tu lluviosa los pobres capitanes derrotados
tierra levantaron en las manos sangrientas
originaria, no una copa de oro,
en las islas mojadas sino la papa
de Chile tempestuoso, de Chiloé marino.
en Chiloé marino,
en medio de la esmeralda que abre Honrada eres
su luz verde como
sobre el austral océano. una mano
que trabaja en la tierra,
Papa, familiar
materia eres
dulce, como
almendra una gallina,
de la tierra, compacta como un queso
la madre que la tierra elabora
allí en sus ubres
no tuvo nutricias,
metal muerto, enemiga del hambre,
allí en la oscura en todas las naciones
suavidad de las islas se enterró su bandera
no dispuso vencedora
y pronto allí, Receta de cocina para los días de
en el frío o en la costa hambre
quemada,
Gloria Fuentes
apareció
tu flor Se lavan bien los pies, las mondas de
anónima patatas,
enunciando la espesa se añade media cebolla,
y suave se pone a cocer en la olla
natalidad de tus raíces. y se sirve con una rodaja de limón.
Se cena con miedo a que caiga un obús
Universal delicia, y así tres años.
no esperabas
mi canto,
porque eres sorda
y ciega
y enterrada.
Apenas
si hablas en el infierno
del aceite
o cantas
en las freiduras
de los puertos,
cerca de las guitarras,
silenciosa,
harina de la noche
subterránea,
tesoro interminable
de los pueblos.
La cebolla Soneto al vino
Wislawa Szymborska Jorge Luis Borges

La cebolla es diferente. ¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué


De vísceras, es carencia. silenciosa
Es cebolla hasta la médula, conjunción de los astros, en qué secreto
a la cebollil potencia. día
Cebolluda hasta el meollo, que el mármol no ha salvado, surgió la
acebollada por fuera, valerosa
puede calar sus adentros y singular idea de inventar la alegría?
con mirada certera.
Con otoños de oro la inventaron. El vino
Nosotros, salvajez y barbarie fluye rojo a lo largo de las generaciones
envueltas en fina piel, como el río del tiempo y en el arduo
el infierno de lo interno, camino
y anatomía ardiente. nos prodiga su música, su fuego y sus
Pero en la cebolla hay sólo cebolla, leones.
ni intestinos hay ni hiel.
Múltiples veces desnuda, En la noche del júbilo o en la jornada
nunca jamás diferente. adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
Es un ente coherente, y el ditirambo nuevo que este día le canto
es una obra maestra.
Una y luego otra dentro, otrora lo cantaron el árabe y el persa.
grande a pequeña abarca, Vino, enséñame el arte de ver mi propia
y pequeña es la grande de otra, historia
que será tercera o cuarta. como si ésta ya fuera ceniza en la
Una fuga hacia el centro. memoria.
Eco de batuta diestra.

La cebolla tiene esencia.


Su vientre es una bealdad,
que sólo nimbos reviste,
y es su mayor cualidad.
Nosotros: grasa, nervios, venas,
más mucosa y secreción.
Y nos ha sido vedada
su muy idiota perfección.
Un durazno le lavé el pesticida en la canilla,
Pedro Mairal le lavé todo el cansancio del camión, el
humo,
la noche de las manos de Pablo Luis
Morder el verano, Ojeda,
morder el sol entero le saqué la etiqueta de la marca
por 1,80 el kilo. y lo mordí con ganas de matarlo,
Este durazno recién llegado a casa lo asesiné con dientes, mandíbulas y
fue apenas sueño de árbol escondido lengua
alentado por el fertilizante, y a pesar de la química, de la distancia
después fue flor y fruto verde solo muerta,
protegido de plagas y de heladas a pesar de la larga cadena intermediaria,
por cinco pesticidas, me encontré allá en el fondo de su sueño
engordado por lluvias y riego por goteo, amarillo
cosechado por Pablo Luis Ojeda con esa flor primera que perfumaba el
oriundo de Río Negro viento.
que tumba en un colchón de gomaespuma
su cuerpo dolorido cada noche.
Cargado en un camión que avanza bajo el
cielo
maduró este durazno con el viaje,
después llegó al mercado,
atravesó las mafias,
fue a parar a una cámara de frío
que le fijó el color
y lo detuvo durante cuatro meses
cerca de San Cristóbal
hasta que lo compró Supermercados
Disco,
y lo llevó a la sucursal 14
sector verdulería de autoservice
donde yo lo elegí, lo embolsé, lo hice
pesar
lo tiré en el carrito
al lado del pan Fargo, las pechugas,
junto al Skip Intelligent y el queso,
lo llevé hasta la caja, le leyeron
su código de barras,
lo pagué, lo reembolsé con nailon,
lo traje caminando hasta mi casa
cruzando la avenida,
bordeando el hospital,
entre ciegos, cirujas, policías,
lo subí en ascensor
y llegó a la mesada de mármol sin
golpearse.
Entonces lo libré de las dos bolsas,
La luna
Jaime Sabines

La luna se puede tomar a cucharadas


o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los
ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la
luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

También podría gustarte