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"Ya dejará de sangrar

ésta puta herida..."

Y dejara de manchar,
de marcar este rastro
imborrable
que inevitable me seduce
a retomar
Gota a Gota
verso por verso
dejará de sangrar
en cada letra
Con cada frase
por bares plazas estaciones
Con cada latido en palabras
las dichas las calladas
dejará de sangrar
Se cerrará, lo se
en el momento
en que la sangre derramada
y el polvo de mis restos
fusionen
y del barro tal vez surja
como Fénix a renacer.

Carlos Norberto Carbone

La poesía sale de su oscuro rincón


me enfrenta
me mira desde sus ojos sin párpados
y me exige testimonio sobre el hambre
la persecusión
el crimen.
Me conmina
me sentencia.
Y antes de esfumarse otra vez
deja en mi mano un puñal afilado
de punta perfecta.
Glauce Baldovín - Poemas Crueles

"Soy una mujer crepúsculo / Soy una mujer trompeta / Soy la mujer de rafia / Soy
una mujer volátil / Soy la mujer azuzada / Soy la mujer vagabunda / Soy la mujer
insolente / soy la mujer enloquecida / Soy la mujer libertina / Soy la mujer
desenraizada, la mujer destruída / la mujer explosiva, la mujer demonio" (Fast
Speaking Woman, Anne Waldman)
Poems are telegrams of the human soul.
-Richard Brautigan

Escojo mis amigos por la cara lavada y por el alma expuesta.


No quiero solo el hombro o el regazo, quiero también la mayor de sus alegrías.
Amigo que no ríe con uno, no sabe sufrir con uno.
Mis amigos son todos así: mitad estupidez, mitad seriedad.
No quiero risas previsibles ni llantos piadosos.
Quiero amigos serios, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de
aprendizaje, pero luchan para que la fantasía no desaparezca.
No quiero amigos adultos ni aburridos. Los quiero mitad infancia y otra mitad
vejez.
Niños, para que no olviden el valor del viento en el rostro y viejos, para que nunca
tengan prisa.
Tengo amigos para saber quién soy yo.
Pues viéndolos locos y santos, bobos y serios, niños y viejos, nunca me olvidaré de
que NORMALIDAD es una ilusión imbécil y estéril.
Oscar Wilde.

La niña sueña que su sueño


es más rápido que la luz, porque
le hemos prometido que así es como la muerte
vendrá a llevársela. Reina del cielo,
volará en sueños con su propio impulso,
y sueña con cohetes tan grandes
que sobresalen por encima de los océanos.

Remonta el vuelo a través del universo,


dejando los riscos de donde pende su familia;
no será Andrómeda,
encadenada a una roca hasta que el príncipe
llegue, sino que vuela por su propio impulso
lejos de nuestras sofocantes cocinas.

El príncipe es una ficción


de nuestras aburridas leyendas: es
la gravedad de la que su nave de sueños
puede escapar. Vestida
de rojo cambio, ella es
un mundo por delante de su lastre.

.
.

La niña sueña (the child dreams), de Sonya Dorman.


Edición de 1977.

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