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PERIODO: 2020
1. INDICADORES CLAVES DE RIESGO
Son métricas que miden la probabilidad de que ocurra un riesgo, sirven como herramienta de
monitoreo y mitigación de los riesgos, avisan cuando algo no funciona como debería. Dan una
alerta temprana a los gestores para que tomen acciones oportunas. Son una disminución en la
demanda que impacta las ventas.
Un buen indicador clave de riesgo debe tener 3 características esenciales para cumplir con su
objetivo: ser medible, cuantificable y preciso.
✓ Esto quiere decir, en primer lugar, que debe ser cuantificado como un monto o porcentaje, o
que tenga valores que muestren una evolución en el tiempo.
✓ En segundo lugar, deben ser fáciles de entender por el equipo. Cada miembro que trabaja en
el proyecto debe conocerlos para que se disminuya las posibilidades de interpretaciones
erróneas.
✓ Finalmente, un indicador también debe ser efectivo o preciso. Esto significa que debe ser
aplicable a riesgos específicos o a controles que sean deficientes.
Las elecciones de muchos KRI pueden dificultar la recopilación, el análisis y el procesamiento de
la información. Por eso deben escogerse con cuidado.
En este sentido, los indicadores de riesgo dan informaciones que son vitales para alcanzar las
metas estratégicas. Por esa razón, el diseño de un buen indicador de riesgo comienza por los
objetivos organizacionales.
Esa relación entre objetivos y estrategias centrales ayuda a identificar las informaciones más
relevantes que puedan servir para reconocer riesgos emergentes.
Un método útil para desarrollar un KRI consiste en analizar un evento de riesgo que haya
afectado a la organización en el pasado o incluso en el presente. Después, observando de
adelante hacia atrás, se identifican los eventos intermedios hasta llegar a la causa raíz que
originó una pérdida.
Cuanto más cerca esté el KRI de la causa final de un evento de riesgo, más fácil será tomar
acciones oportunas. Por tanto, forman parte integral del proceso de monitoreo de riesgos.
En el esquema anterior, el paso del tiempo parte de una causa raíz. Luego, se llega a un evento
intermedio que puede servir como indicador clave de riesgo. Esto funciona como una especie de
cadena de eventos que conduce al principio.
El gestor de riesgo puede usar ese análisis para monitorear y plantear estrategias de mitigación.
De esa manera se comienza a reducir el impacto de un riesgo, incluso antes de que este ocurra.
Por eso, lo ideal es tener un indicador clave de riesgo que se relacione con eventos anteriores, es
decir, causas raíz que precedan a los eventos intermediarios, pues estos últimos no dan el tiempo
suficiente para tomar acciones de forma oportuna.
Son diversas las fuentes de las cuales se pueden extraer los KRI. Por un lado, están los datos
externos, como informes financieros de los clientes o de la industria, así como indicadores
económicos.
Por otro lado, se encuentran los datos internos, como tendencias de precios, asuntos laborales,
capacidad de la empresa, y otros KRI que puedan proporcionar datos útiles para anticipar
eventos potencialmente lesivos.
En el proceso de recolección de datos internos para elaborar KRI, se deben involucrar personas
claves de la organización, pues son estas las que tienen la capacidad de determinar cuáles son
los eventos intermedios y las causas raíz que existen en cada unidad o proceso de la empresa.
De esa forma, se garantiza que los principales riesgos no sean ignorados.
Para la elaboración de KRI eficaces, es importante que estén alineadas las personas
involucradas. Por eso, es fundamental que haya un criterio único acerca de la definición de los
datos individuales que deben ser recolectados. Si no hay esa integración, es probable que falten
elementos para tomar decisiones.
Como un punto de partida, puede ser útil formularse preguntas como las siguientes: ¿qué y cómo
será medido?, ¿cómo se ponderará cada cliente?, ¿el tamaño del cliente deberá considerarse?,
¿la situación de riesgo puede ocurrir en más de una unidad de negocio?
Claro está que las fuentes de información interna son más fáciles de obtener, pero los
impactos más significativos pueden provenir de fuentes externas: cambio en las condiciones
económicas, modificación de las tasas de interés o nuevos requisitos legales o de
reglamentación.
Esas fuentes externas pueden ser beneficiosos para identificar riesgos potenciales que no sean
conocidos por la organización. En ese sentido, publicaciones de balance o auditorías externas,
así como las conversaciones con partes interesadas pueden proporcionar datos relevantes sobre
los problemas que ellos enfrentan y cómo los resuelven.
Aunque tanto los requisitos legales como las fuentes independientes dan cierta objetividad e
imparcialidad, es necesario establecer unos criterios específicos para seleccionar los datos más
relevantes.
En síntesis, como algunos indicadores de riesgo tienen un mayor poder predictivo, es necesario
saber el peso de cada información para evaluar el desempeño pasado y prever un evento futuro.
Es decir, que los indicadores de riesgo funcionan como una especie de mosaico de informaciones
para anticipar el riesgo.
Son métricas empresariales que se utilizan para evaluar factores cruciales para el éxito de un
negocio. Estos indicadores miden el éxito de una empresa en alcanzar objetivos predefinidos .
Los KPIs se aplican en las empresas para evaluar las tendencias e indicar un camino de acción para el
negocio. Las métricas ayudan a la organización a evaluar el progreso en relación con los objetivos
declarados.
Para las empresas, los objetivos pueden involucrar producir productos o servicios de la mayor
calidad posible o que tienen como consecuencia el lucro. En este caso, los KPIs pueden incluir resultados
de ventas, satisfacción de los clientes, porcentaje de clientes que vuelven y un porcentaje de productos
devueltos o fabricados con defectos.
Un KPI sólo tiene valor por la acción que inspira. Con frecuencia, muchas empresas adoptan
indicadores utilizados por otras organizaciones y terminan sorprendiéndose porque no
logran resultados positivos con ellos.
Para desarrollar estas métricas, la empresa comienza con la tarea básica de definir cuáles son
los objetivos de la organización, cómo pretende alcanzarlos y quién puede actuar. Este debe ser
un proceso interactivo que involucra la devolución de todo el equipo.
Para ser efectivos estos indicadores clave deben ser cuantificables. Por ejemplo, el ánimo de los
trabajadores es importante para la empresa. Sin embargo como es muy difícil medir este
elemento en cifras, no puede considerarse como KPI. De igual forma, generar más retorno con
los clientes es un indicador poco útil si tu empresa no tiene cómo distinguir entre clientes nuevos
y repetidos.
A diferencia de los KPI, que permiten medir qué tan bueno ha sido el desempeño de un proceso
en el pasado, o de los KCI, que miden la efectividad de un control particular, los KRI,
o indicadores de riesgo, son una métrica esencial para medir la posibilidad de un impacto futuro.
Una métrica se refiere a algo que podemos medir. Por ejemplo, la temperatura del horno, la
dureza de una pieza, el número de piezas producidas, el número de piezas devueltas, son todas
métricas.
Cuando las métricas proporcionan una advertencia temprana con respecto a una mayor
exposición al riesgo en ciertas áreas de operaciones, se convierten en Indicadores Clave de
Riesgo (KRI en inglés). Por ejemplo, “% de clientes utilizando garantías”, puede ser un KRI, ya
que indica qué tan grande es el riesgo de perder clientes. Un gran porcentaje de clientes
insatisfechos puede afectar el flujo de pedidos a la organización y esto es un KRI importante para
el Departamento Comercial.
En conclusión, todo lo que medimos es una métrica. Si refleja el desempeño, se convierte en
un KPI. Si refleja un riesgo, se convierte en un KRI.
CLIENTE: Decorideas
GRACIAS…