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Eneatipo 3

Conectado con la esencia

AUTENTICIDAD EMPRENDEDOR, MOTIVADOR, HONESTO, ADMIRABLE, VALIOSO, CONECTADO,


ESTIMULADOR Y COMPETENTE

Centramiento hacia la esencia:

Para desidentificarse del ego, le conviene centrarse a la esencia del eneatipo 6, asumiendo las
cualidades más positivas de ésta, como el coraje, la confianza, la solidez y el ser fiel a sí mismo.
(Véase Conectado con la esencia. CORAJE.)

Prácticas que contribuyen a reconectar con la esencia:

• Conócete a ti mismo. El mayor triunfo no lo obtendrás en el exterior. Saber quién eres


verdaderamente es la mejor victoria y recompensa que puedes cosechar. Así es como aumentará
tu seguridad personal, cultivando una sana autoestima. Eres valioso por lo que eres, no por lo que
haces, consigues o tienes. Eso sí, al principio no tengas miedo de conectar con tu vacío interior.
Aprende a estar a gusto sin hacer nada, simplemente siendo y estando.

• Date cuenta de cuándo actúas para deslumbrar a los demás. Observa la cantidad de tiempo y
energía que dedicas a ser el profesional más reconocido, así como a ganar dinero para comprar la
casa más bonita, el coche más lujoso... No te creas lo que te vende el sistema. Además, las
apariencias no son sostenibles a largo plazo: tarde o temprano tendrás que ser simplemente tú.

• Descansa más y trabaja menos. Pregúntate de tanto en tanto qué te gustaría hacer con tu
tiempo libre, y hazlo. Hay vida más allá del trabajo: ¡no te la pierdas! Cocina, pinta, haz deporte,
baila, lee, pasea, contempla: no concibas el ocio como una pérdida de tiempo. ¡Diviértete siendo
lo que eres y haciendo lo que te gusta de verdad! Al recobrar energías, tu trabajo se verá
recompensado.

• Deja de creer que los sentimientos entorpecen tus funciones profesionales. Es más,
comprométete a experimentar lo que sientas en todo momento. Sobre todo porque corres el
riesgo de desconectarte emocionalmente y convertirte en un autómata. Además, los mayores
beneficios se obtienen cuando uno trabaja con el corazón.

• En vez de competir por ser el número uno, dedícate a proyectos en los que formes parte de un
equipo. Aprende a delegar y a confiar en la competencia de los demás. No asumas toda la
responsabilidad siempre; repártela. Deja que el mérito final se lo lleve otro: entonces sentirás la
verdadera recompensa.

• Busca personas de confianza con las que puedas ser tú mismo y hablar de lo que te preocupa. No
tengas vergüenza de reconocer tus frustraciones y debilidades. Los amigos de verdad están para
eso. ¡Cultívalos!

• Recuérdate de vez en cuando que lo más importante es lo que piensas de ti mismo. Sé fiel a lo
que sientes: ponte en consonancia con tu autenticidad, con lo que te gusta, con lo que te llena de
verdad. El mayor triunfo de todos es llegar a ser tú mismo, más allá del condicionamiento
sociocultural recibido. Intenta dejar de lado las opiniones subjetivas que puedan tener los demás
sobre ti. Ya sabes que es imposible contentar a todo el mundo. Además, si vives en la falsedad, es
muy fácil que te pierdas en entornos donde se potencien las apariencias y el «escaparate».

Cambio de percepción de la realidad: Comprendes que no tienes que obsesionarte por ser eficaz
para cosechar éxitos que te garanticen la valoración, la admiración y el reconocimiento de los
demás. Al ser cada vez más consciente, interiorizas que el afán de triunfo tan sólo te acarrea
convertirte en una persona falsa, insegura y preocupada por juicios y opiniones tan ajenos como
carentes de sentido. Liberado de tu ego, abandonas tu miedo básico (ser considerado un inútil y
un fracasado) y empiezas a ser más sincero y honesto tanto contigo mismo como con los demás.

Cualidad esencial: Al recuperar el contacto con tu yo verdadero, sustituyes la pasión dominante


de tu ego (la vanidad) por tu cualidad esencial: la autenticidad. Al empezar a fluir de manera
natural y sincera, te vuelves más honesto contigo mismo y más fiel a tus valores y sentimientos.
Comprendes que el respeto y la admiración no se consiguen impresionando a los demás, sino que
son fruto de dar lo mejor de uno mismo al servicio de los demás. Así, dejas de proyectar una
imagen asociada al triunfo y el prestigio, y te centras en cuidar y percibir más tus propios
sentimientos y emociones. La gran capacidad que tienes para esforzarte en pro de objetivos
externos empiezas a emplearla en tu propio provecho, trabajando sobre tu realidad interna.
Descubres que puedes compartir con otros tus problemas y disfrutas dedicando tiempo y energía
para saber quién verdaderamente eres, cultivando tu dimensión personal y emocional. Ya no
dependes del reconocimiento de los demás para ser quien eres en realidad, y ello te permite ser
mucho más auténtico en tu toma de decisiones y forma de ser. Al abandonar conscientemente tus
estrategias egocéntricas, se cumple tu deseo básico: fruto de tu motivación y alta autoestima, te
conviertes en una persona mucho más admirable y respetada. Al ser plenamente consciente de
todo ello, recuperas la paz interior que habías perdido mientras tratabas egocéntricamente de
impresionar a los demás.

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