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UNIVERSIDAD DEL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS


Materia: “Finanzas y Derecho Financiero”
Cátedra: Dra. Viviana Pontiggia
Estimados alumnos:

Hoy culminaremos la Unidad II y comenzaremos a desarrollar la


Unidad III.

Recuerden que el material que les remito a través del presente


correo no suplanta la clase presencial sino que constituye una guía para el estudio de
la materia. Por ello, los cuestionarios que deben contestar son para evaluar vuestro
avance en el conocimiento de los distintos temas y detectar errores conceptuales. Sí
serán tenidos en cuenta para formarme un concepto sobre la dedicación que cada uno
de ustedes ha puesto en el estudio de la asignatura.

Reitero, no dejen de consultarme ante cualquier inquietud o


duda que se les presente sobre los contenidos sometidos a vuestro estudio.

PROGRAMA:

Unidad II:

Pto. 4: Efectos económicos de los gastos públicos sobre la producción, el pleno empleo
y la redistribución del ingreso Efectos: multiplicador y acelerador.
En esta oportunidad nos referiremos a los efectos que provoca el Estado en la
economía del País mediante los gastos que realiza para satisfacer las necesidades
públicas.
Esos efectos se producen sobre cuatro áreas: a) la producción; b) la
distribución de la renta; c) el pleno empleo y d) los ciclos económicos.
Si nos interiorizamos sobre cuáles son esos efectos, entenderemos cómo puede
el Gasto Público constituirse en un instrumento eficaz del Estado para intervenir en la
economía

A) Efectos del gasto público sobre la producción.

Cómo consecuencia de que los Estados desvían los recursos de la Nación del
destino que les hubieran dado los individuos, hacia otros fines, varía también la
composición, el volumen de la producción y el monto y distribución de la renta
nacional.
Para poder discernir los efectos del Gasto Público sobre esta área tenemos que
tener en claro de que tipo de gastos se trata. Así, nos encontramos con tres
clases de gastos:

1.- Gastos productivos: Son los que le devuelven a la economía en forma


inmediata o mediata, los ingresos y utilidades al menos a aquéllos que les
fueron detraídos. Este tipo de gastos no tienen influencia sobre el nivel general
de precios porque los recursos que el Estado le sustrae a los individuos,
constituyen poder de compra y al demandar bienes y servicios, la medida de
esta demanda equivale al monto de dichos recursos. No obstante, se
producirán alteraciones en los precios según como se empleen los recursos por
el Estado. En síntesis, las variaciones parciales de los precios van a tener su
origen en el destino que el Estado dé a los recursos. Así

a) la renta nacional.

Gastos productivos: Aumentan b) el producto social.

c)mantienen inalterable el nivel


general de precios.

2.- Gastos reales: Son aquellos que provocan en forma continua disparidad
entre la renta nacional y el producto social. Si son “gastos in natura”, lo que
hacen es sustraer factores de la producción al producto social disponible para la
economía privada y los destina a prestaciones que son desde el punto de vista
económico estériles (ej. gastos bélicos). Así, frente a una renta invariable
emerge un producto social disminuido. Esto provoca el alza espontánea de los
precios. Si el gasto es en dinero, la consecuencia es que disminuye la renta
nacional y en principio se debiera producir una disminución en los precios pero
este efecto deflacionista se atenúa por el hecho de que el deudor, en algún
momento, exportará bienes y prestaciones de servicios para obtener medios
extranjeros de pago. Así

Mantienen igual la renta nacional.


a) In natura:
Disminuyen el producto social.

Aumentan el nivel de precios

Gastos reales
Disminuyen la renta nacional.
b) En dinero:
Disminuyen el nivel de precios Se denominan Gastos Consecutivos

Mantienen igual el producto.

3.- Gastos de distribución: Son los que transfieren una parte de la renta
nacional y del producto social dentro de la economía nacional, pero no alteran
el monto de la renta ni el volumen de los precios.

Mantienen
invariable la renta nacional.

Gastos de distribución Mantienen


invariable el producto social.

Mantienen el
nivel de precios.

Por su parte Dalton expresa que la política financiera debe fijar criterios
exactos que se deben originar en las repercusiones de los gastos sociales sobre el
producto social, conformado por la población, y el espíritu de trabajo y de ahorro de
ésta, para así facilitar la evaluación sobre la utilidad de los gastos, que permita fijar su
volumen y regular sus modalidades. Desde este punto de vista clasifica los gastos en
tres grupos:

a) Gastos que contrarrestan la desidia y los gastos de consumo: son


aquellas erogaciones para las cuales los beneficiarios de las mismas efectuaron una
contribución, ya sea mediante su trabajo o su ahorro (Ej.: seguros contra la
desocupación)

b) Gastos neutrales: Dependen de condiciones o circunstancias que no


revisten importanparcia para los que son beneficiados con ellos, aunque expresa el
autor citado por el Dr. Damarco en el “Manuel de Finanzas Públicas”, el modo en que
se otorguen puede ejercer alguna influencia, por lo que no sería conveniente
efectuarlos en dinero, ya que ello influiría desfavorablemente en la voluntad de
trabajo y el ahorro de los que fueran beneficiado por la erogación (Ej: subsidios
familiares).
c) Gastos que favorecen la desidia y el consumo: Están conformados por
los subsidios que aumentan cuanto menor es el trabajo y el ahorro de aquellos a
quienes se les otorgan, teniendo un efecto negativo sobre el producto social.
Sostiene que para decidir un gasto el Estado debe tener en cuenta en
cada caso, si el objetivo se logrará mas eficientemente si la actividad que lo general lo
realiza el Estado u otorgando subsidios, exenciones impositivas a las empresas
privadas (Ej: ferrocarriles)

Maison sienta un criterio importante pues sostiene que los gastos que realice el
Estado en dinero no deben tener como consecuencia el detrimento de la voluntad de
ahorro y de trabajo de quienes sean sus beneficiarios, por lo que propicia que el
subsidio por desempleo se mantenga en un nivel en relación a los salarios que lo
constituya para quien lo recibe en un incentivo para encontrar un nuevo trabajo.

B) Efectos del Gasto Público sobre la distribución de la renta:


Como hemos comentado ya, el Gasto Público para las doctrinas modernas, es
un instrumento financiero utilizado por el Estado para redistribuir la renta
nacional.
Rememorando la clasificación efectuada por Dalton de los Gastos Públicos en,
“Gastos de Asignación” y “Precios de compra”, vimos que los primeros son aquellos en
los que el particular beneficiario de la erogación del Estado no realiza una
contraprestación pero no todos los Gastos de Asignación son redistributivos de la
renta nacional, porque no todos ellos conducen a reducir las desigualdades en las
rentas (Ej.: si se rebaja el precio del trigo mediante un subsidio a las industrias
panificadoras, ello beneficiará en forma inmediata al empresario y de forma mediata al
consumidor por efecto de la traslación (efecto económico de los impuestos) que dará
como resultado una disminución del precio al bajar con dicho subsidio el costo del
producto (por ej. pan) elaborado por el empresario, lo que permitirá que el beneficio
otorgado al empresario se traslade al consumidor, siempre que lo permita la
elasticidad de la demanda).

C) Efectos del Gasto Público sobre el Pleno Empleo:


Los gastos del Estado que aumentan la demanda de bienes de consumo y
bienes instrumentales, facilitan el pleno empleo, debido que ante una mayor demanda
el productor de dichos bienes incorpora nuevos factores de producción.
Se relaciona con el la búsqueda de la plena ocupación la teoría elaborada por
Keynes sobre el efecto “Multiplicador” que explicaremos en el próximo acápite.
Debido a éste en momentos de depresión económica el Estado tiene que implementar
una política de pleno empleo, para ello intensifica la realización o culminación de obras
públicas que proveerán de empleo a los desocupados. Contrariamente, en los períodos
de plenitud económica es conveniente que el Estado no tenga injerencia en el
desarrollo de las actividades privadas y no ocupe a los trabajadores en aquellas áreas
que puede hacerlo el sector privado.

D) Efectos del Gasto Público sobre los ciclos económicos:


Implica, según la doctrina moderna, que el Estado debe orientar su política
económica en las épocas de depresión aumentando sus gastos, dado que de esa forma
los efectos o consecuencias que producirá no se circunscribirán a los que
inmediatamente se presten a la economía, sino que por el Efecto Multiplicador del
gasto, influirán favorablemente en la recuperación de la economía (Ej: mediante una
política de trabajos públicos que faciliten posibilidades directas de ocupación a las
industrias de producción de bienes de inversión, afectadas por la depresión. De esa
manera el Estado restituye el equilibrio entre inversión y ahorro, ya que, es durante las
épocas de depresión que disminuye fatalmente la inversión detrás de los ahorros, en
tanto que, en los períodos de bonanza económica, las inversiones tienden a superar a
los ahorros y por lo tanto se aconseja que el Estado reduzca sus gastos.

Cuantificación de los efectos de los gastos públicos:

Los efectos que provoca la economía del sector público sobre la economía total
de un País se pueden medir a través de tres instrumentos: 1.- el Multiplicador; 2.- el
principio de aceleración y 3.- la interacción de ambos -multiplicador y acelerador-, que
se conoce como principio de amplificación.

1.- El Multiplicador:

Tengamos en cuenta que el ingreso de una economía interna es aumentado o


disminuido en un proporción ampliada de cualesquiera variaciones en el gasto total.

Expone el Prof. Jarach en su obra: “El multiplicador es el factor por el cual se


multiplica el monto de un incremento neto de inversión (o, más en general, de un
gasto) dando como resultado un incremento de la renta nacional y de la ocupación.”
(de su obra “Finanzas Públicas”).

Keynes (sin perjuicio del antecedente de Kahn), fue quien a partir a través de
su obra, desarrolló la teoría del Multiplicador de Inversión que es aquel que mide el
efecto marginal que sobre el ingreso nacional produce un cambio en la proporción de
las inversiones.

Por su parte, encontramos también el Multiplicador de Consumo que es el que


mide el efecto marginal que sobre el ingreso nacional producen las inversiones
inducidas de un cambio en la proporción del consumo. Tanto el consumidor de
inversión como el de consumo, son dos aspectos de un mismo fenómeno, sea que uno
es la contraparte simétrica del otro.
A su vez, desde un punto de vista dinámico los multiplicadores simples de
inversión y de consumo, explican el proceso de propagación del ingreso y con ellos
podemos determinar el tiempo en que se alcanza un nuevo equilibrio (“Bee de Dagum
(1963). La teoría del Multiplicador, su aplicación en las economías no desarrolladas, en
particular Argentina; Revista de Economía y Estadística, Tercera Época, Vol 7, No 3-4;
3° y 4° trimestres, pp 269-286; disponible en
http://revistas.unc.edu.ar/index.php/REyE/article/view/3561 ).

Uno de los méritos de Keynes fue elaborar este instrumento que facilita
entender y valuar cuantitativamente el efecto del Gasto Público como factor
reactivador de la economía, hasta alcanzar el objetivo de la plena ocupación y el nivel
de renta nacional que corresponda a ese nivel ocupacional. Así el Multiplicador fue
pensado por la economía teniendo en cuenta la cuantificación del efecto del gasto
público en época de depresión y desocupación. Tiene por finalidad no sólo elaborar un
principio teórico sobre las relaciones que se entablan entre un nuevo gasto que se
adiciona a la demanda global y el ingreso nacional, sino que permite conocer esos
efectos para poder emprender una acción concreta de política fiscal.

En el Estado Moderno, contrariamente a lo que propiciaba el liberal, hoy es un


Estado hacedor en el que varió la apreciación que ya no es fundamentalmente
cuantitativa sino cualitativa. Cambia el criterio y el Estado ahora pone el acento, no ya
tanto en el monto del gasto, sino en la composición y naturaleza del mismo. Es tan
importante saber cuánto se gasta como en qué se gasta. Los procedimientos de
ejecución y control de gastos tienden a ser más ágiles.

La evolución del pensamiento financiero acerca de las funciones del Estado y


sobre el gasto público, llevó a una distinta concepción de este último y así la
concepción tradicional que tenía en cuenta quien era el autor del gasto (ya que era
éste quien le otorgaba al gasto el carácter de público o privado) y para los cuales los
gastos públicos eran los efectuados por aquellos entes que tenían personalidad moral
pública, hoy es reformulada por la doctrina moderna que sin abandonar la concepción
jurídica, pone énfasis en la acción que lleva a cabo el Estado, en función de los fines
que persigue; en consecuencia el gasto público se convierte en un instrumento de
gobierno de relevancia por su efecto directo o indirecto sobre la actividad socio-
económica de la sociedad.

Como explica el Dr. Damarco en el capítulo de su autoría en la obra colectiva


“Manual de Finanzas Públicas”: “Los gastos que el Estado realiza constituyen para los
particulares un ingreso. Éstos a su vez vuelven a gastar el dinero que han recibido del
Estado. Esta cadena de gasto-ingreso vuelve a repetirse y describe el fenómeno de la
circulación del dinero”. A raíz de estas transferencias sucesivas de dinero el Estado
efectuó consumos y los particulares también y ello significó el aumento de la demanda
de bienes y servicios. Así el aumento de la demanda de bienes de consumo a los
comercios hace aumentar a su vez la demanda de estos a los productores, quienes
para poder cumplir con todos los pedidos deberán aumentar su producción y para
lograr esto deberán efectuar mas inversiones y emplear más trabajadores, quienes
cobrarán un salario por su trabajo, que gastarán y así aumentará la demanda global de
bienes de consumo, la producción de bienes y en consecuencia la renta nacional y el
empleo. En esta cadena, el dinero se va distribuyendo como renta a quienes participan
del proceso y ello provoca el crecimiento de la renta. A este proceso es al que se
conoce como Multiplicador.

Como expresa Somers, citado por el Dr. Damarco, “El multiplicador es un


número por el que un aumento inicial de los gastos públicos debe multiplicarse a fin de
obtener un aumento del ingreso atribuible al aumento inicial del gasto público”.

Ese mayor ingreso que obtienen los individuos a raíz del mayor gasto público, lo
ahorrarán completamente, supuesto en que el efecto de la inversión realizada sobre el
ingreso nacional, se limitará al monto efectivamente gastado, o bien, pueden no
ahorrar y gastar la totalidad de ese ingreso adicional, caso en el cual la propiedad
marginal a consumir será igual a la unidad y el aumento del ingreso como
consecuencia del gasto público será infinito.

Sin embargo, como en los hechos, no todo se gasta ni todo se ahorra, porque
una parte de ese ingreso adicional se destina al consumo y otra al ahorro;
seguramente en los sectores de ingresos menores se gaste más en consumo y de todas
maneras esa población tenga que endeudarse, así como otro universo poblacional, que
el mayor ingreso si bien lo absorba totalmente en el consumo, no obstante logre no
tener que endeudarse y finalmente, para aquellos que ese nuevo ingreso, sólo
constituya un excedente sobre sus gastos mínimos, puedan pagar los créditos que
tenían o les permita también ahorrar.

Así la porción que del aumento de ingreso se dedique al consumo, se denomina


“Propensión marginal a consumir”, en tanto que la que se destina a ahorrar, se
denomina “Propensión marginal a ahorrar”. Lo que interesa es precisar cuáles son
esas propensiones en la sociedad para obtener cuál es el incremento del ingreso como
consecuencia del gasto inicial del Estado.

Sin embargo, los hechos muestran que el Multiplicador no se mantiene


invariable, produciéndose lo que se conoce como “Filtraciones” y los “Rezagos o
demoras” que neutralizan en forma parcial el efecto o provocan un alargamiento de la
duración de proceso.

Ahora bien cuando nos encontramos en una época de bonanza y de plena


ocupación, si se aumenta el gasto total por un incremento del gasto del Estado, el
efecto se producirá sobre el ingreso nacional nominal, pero no provocará mayor
empleo porque ya existe plena ocupación, ni tampoco aumentará la producción. Así el
mayor gasto del Estado, que se adiciona al gasto total, aumentará a este último, lo que
significará que la demanda total de bienes y servicios se incrementará, en tanto que la
oferta no podrá aumentar por efecto del pleno empleo, provocándose un desfasaje
que culminará en inflación por el alza de los precios.

También el efecto multiplicador se puede obtener con un presupuesto


equilibrado (sin déficit ni superávit), a través de un cambio sólo cualitativo tanto en los
gastos como en los recursos.

Por su parte Cosciani afirma que se puede lograr el incremento de la demanda


global sin el alterar el presupuesto ni cuantitativa ni cualitativamente, a través de
incentivos a la inversión privada, como podrían ser exenciones o desgravaciones
fiscales para aquéllos que realicen nuevas inversiones o amplíen las ya efectuadas; sin
embargo siempre se tratará de variaciones cualitativas de los recursos, porque la
disminución del impuesto por la exención o la desgravación, deberá ser compensada
con otros recursos.

2.- El Principio Acelerador:

Este principio es un medio útil para el examen de los efectos que los gastos
públicos pueden provocar sobre la inversión privada.

Este se da por una intensificación de la demanda de bienes de consumo que


hace necesaria la utilización más amplia e intensa de bienes instrumentales que el
mercado tendrá que proveer. A su vez, el incremento de bienes instrumentales
producirá un aumento de bienes de consumo que dará lugar a la manifestación del
efecto multiplicador, como efecto de la distribución de la renta. Así se entrelazan los
efectos del multiplicador y el acelerador dando lugar al fenómeno denominado de
“Fermentación”.

UNIDAD III: Recursos Públicos.

1.- Concepto y clasificación de los recursos públicos.

Concepto y clasificación de los recursos públicos:

Los recursos Públicos o Ingresos Públicos son los medios económicos que
necesita el Estado para poder satisfacer las necesidades públicas.

Si nos atenemos a un concepto amplio de recursos, podemos decir que están


constituidos por la totalidad de ingresos que obtiene el Estado, en su carácter de
titular de dominio, por ser depositario de la fe o confianza pública o en virtud del
ejercicio de su poder de imperio. En síntesis, podemos decir que las tres ramas en que
se clasifican los Recursos Públicos son:
a) Recursos patrimoniales.
b) Empréstitos y
c) Tributos.

Cuando dijimos que el expuesto es un concepto amplio, es porque parte de la


doctrina entiende que no todos los ingresos dinerarios al Tesoro del Estado pueden
considerarse recursos del mismo (ej. Los movimientos de caja y las operaciones de
tesorería). Ello debido a que dichos recursos suponen que serán reintegrados en un
corto plazo. Duverger, por ejemplo, compartía esta posición, en el sentido de que las
operaciones de tesorería no constituyen verdaderos recursos, dado que su única
finalidad consiste en disponer en tiempo de los recursos; por el contrario a los
Empréstitos al ser medios de financiamiento de obras públicas a largo plazo, los
consideraba un auténtico recurso.

Coincido con el Prof Giuliani Fonrouge cuando expresa en su obra “Derecho


Financiero” que el Estado solventa las erogaciones que debe efectuar con recursos de
distinta naturaleza (patrimonial o de derecho privado en unos casos y de derecho
público en otros) sin excluir aquellos que son de difícil ubicación en una u otra
categoría.

Sostiene asimismo que el concepto de gasto público se ha ampliado de tal


manera que excede el cuadro restringido de la administración, lo que torna objetables
aquellas definiciones que limitan los ingresos a los gastos que se vinculan con los
servicios públicos. Por ello propicia esta definición de ingresos públicos como aquéllos
“…que obtiene el Estado preferentemente en dinero, para la atención de las
erogaciones determinadas por exigencias administrativas o de índole económico-
social.”

En cuanto a la clasificación de los ingresos públicos, hay tantas como


especialistas en la materia; sin embargo las más tradicionales son las que los clasifican
en :

1.- Recursos ordinarios y extraordinarios: Esta clasificación fue propiciada por


la Escuela clásica y hoy tiene simple valor didáctico.

Se entiende que un recurso es Ordinario cuando se percibe normalmente y


se reproduce con habitualidad a través del tiempo.

Por su parte, será Extraordinario cuando su percepción es accidental, se


percibe excepcionalmente, presentándose en situaciones anormales o excepcionales.
Dentro de estos los autores abarcaron a los empréstitos, las herencias vacantes, las
indemnizaciones, reparaciones de guerra, la venta de bienes del Estado y
determinados impuestos destinados a salvar situaciones de urgencia.
La crítica que se efectúa a esta clasificación que ha perdido actualidad, dado
que incluir un ingreso en una u otra categoría es circunstancial, tendrá que ver con la
particular situación político-financiera y la posición del estudioso; tal es así, que
ingresos que en alguna época se calificaron como extraordinarios, con el tiempo
pasaron a considerarse ordinarios, por lo que esta clasificación perdió rigor científico.

Sin embargo, no deja de tener importancia para nuestro derecho, ya que la


Constitución Nacional alude a ella en su art. 4° cuando se refiere a los recursos con los
que se conforma el Tesoro de la Nación e incluye “…a los empréstitos y operaciones de
crédito para urgencia de la Nación o para empresas de utilidad nacional”, y además en
su art. 75 inc. 2) expresa que es atribución del Congreso “…imponer contribuciones
directas por tiempo determinado y proporcionalmente iguales en todo el territorio de
la Nación, siempre que la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo
exijan.”

2.-Recursos originarios y derivados:

Los Ingresos originarios son los denominados recursos patrimoniales o de


derecho privado. Son aquellos que percibe el Estado por la venta o explotación de los
bienes que son de su propiedad y de los montos que voluntariamente le facilitan los
particulares en carácter de empréstito voluntario, actuando en estos casos el Estado
en un plano de igualdad con los particulares, dado que no necesita recurrir a la
coacción para obligar a los individuos a contratar con él. Ellos pueden ser convenidos
libremente con los particulares o provenir de la fijación unilateral del precio de un
servicio por el Estado cuando él actúa bajo el régimen de monopolio.

En el caso de los recursos derivados el Estado acciona en ejercicio de su poder


de imperio, exigiendo coactivamente y sin ningún tipo de contraprestación a su cargo,
la contribución a los particulares, quienes sino cumplen en legal tiempo y forma son
objeto de sanciones. Entre esta clase de ingresos encontramos: los impuestos, las tasas
y las contribuciones de mejoras, como así también las contribuciones parafiscales y los
empréstitos forzoso. Una de las características de este tipo de recursos es que por ser
exigidos coactivamente, deben ser impuestos por ley.

Coincido con el Prof. Damarco cuando en su obra “La Responsabilidad del


Estado en Materia Impositiva” (Ed. La Ley, Bs. As. 2010) expresa que el criterio que se
utilice para efectuar esta clasificación, no se puede sustentar en el patrimonio del cuál
deriven los recursos, dado que siempre provendrán de otros patrimonios. Por ello
entiende que la clasificación debiera distinguir entre “Recursos voluntarios” y
“Recursos no voluntarios”.

a)Recursos voluntarios: son los originarios, los obtenidos por el arrendamiento o venta
de bienes que pertenecen al dominio
del Estado, de contratos administrativos de concesión cuando
se refieren a bienes del dominio público
del Estado, los préstamos y donaciones que recibe y de los
recursos obtenidos por las ventas de sus
empresas.

La diferencia entre uno y otro tipo de ingresos consiste en la existencia

o no de un acto voluntario de quien entrega el dinero al Estado cuando

este último obtiene el recurso.

b)Recursos No voluntarios: son los derivados, es decir, impuestos tasas,


contribuciones, multas y moneda.

Al referirse a los recursos con los que pueden contribuir las empresas públicas,
el Prof. Damarco señala que cuando el Estado se organiza en forma de empresa, su
finalidad, contrariamente a las empresas privadas, no es la de obtener rentas, pues la
creación de las sociedades estatales se debe esencialmente a razones esencialmente
socio-económicas y tienen por finalidad ofrecer ciertos bienes y servicios que, según el
criterio del gobierno que se trate, no se podrían satisfacer sin la intervención del
Estado.

Cuasiprivado: cuando se conforma por el libre juego de la oferta y la demanda.

Cuando los bienes y servicios los vende el Estado se pueden dar las siguientes
clases de precios Político: en los supuestos en que el precio es inferior al
costo de la producción.

Propiamente dicho: si es igual al costo de la producción.

Público:

Monopolio fiscal: Se da cuando el precio de la venta de bienes producidos por

Monopolio estatal y el precio fijado por el Estado no cubre solamente el costo

de producción y una ganancia, sino también una renta que no tiene relación

con el costo y una ganancia razonable.


También entre los recursos con que cuenta el Estado tenemos los denominados
“Recursos Parafiscales”, a los que Trotabas en su clasificación de los recursos en: a)
ingresos originarios; b) ingresos del tipo impuesto y c) ingresos del tipo empréstito, los
incluye en b) junto con los impuestos, tasas y monopolios.
Esta especie de tributos, son aquellos cuya recaudación se destina
especialmente a un servicio que presta el Estado o un ente público, que beneficia
directa o indirectamente al contribuyente que lo abona. Se caracterizan porque no
figuran en el presupuesto del Estado, pero tienen naturaleza tributaria porque entre
sus elementos se encuentra la coacción estatal. Como expresa Damarco son tributos,
al margen de la actividad del Estado que se establecen en favor de ciertos entes
públicos para asegurarles su financiación autónoma.
La finalidad de los mismos es la seguridad social y la regulación económica.
La crítica que se les realiza es que su recaudación no está cargo del Fisco,
detrayéndolos de la masa general de los recursos presupuestarios del Estado.
En doctrina se discute en que especie de tributo encuadran: impuestos, tasas o
contribuciones especiales.
Para el Prof. Guillermo Galli (“Manual de Finanzas Públicas”, cap. a su cargo en
dicha obra colectiva), sin duda tienen naturaleza tributaria, porque a partir de la
ampliación por el Estado de sus objetivos, la regulación económica y la seguridad social
se han constituido en objetivos fundamentales, que incluso en las Constituciones de
algunos países figuran como exigencias ineludibles.
Por su parte el Prof. Uruguayo, Valdés Costa (citado por Galli), aludiendo a los
aportes destinados a entes u organismos públicos no estatales, expresa que se trata de
prestaciones pecuniarias que el Estado exige en ejercicio de su poder de imperio y que
nacen cuando se realiza el hecho previsto en la ley como presupuesto de la obligación,
pero como esos entes no integran la estructura del Estado, considera que no resulta
aconsejable llamarlos “tributos”; este autor circunscribe las contribuciones especiales
a los casos en los cuales el ente recaudador es el organismo estatal.
Otra parte de la doctrina, en especial de Brasil, considera que sí existe una
contraprestación efectiva por parte del Estado en forma de servicio público, como así
también cuando éste delega la dirección de ciertos organismos estatales en
particulares o grupos que se benefician con su actividad (ej: aportes de trabajadores y
profesionales para la seguridad social, sindicatos, etc.), estaremos en presencia de una
tasa.
Por su parte el Modelo del Código Tributario para América Latina estableció
que las contribuciones parafiscales son consideradas como la prestación a cargo de los
empleadores patronos y trabajadores destinada a la financiación del sistema de
prevención o seguridad social.
3.- Clasificación de los ingresos a la luz de los gastos públicos en el Presupuesto
Nacional.

La ley de Administración Financiera de la Nación -N°24156- contiene distintas


clasificaciones de los ingresos públicos. Las más trascedente, como explica el Prof.
Damarco, es la que distingue desde el punto de vista económico a los ingresos públicos
en: a) ingresos corrientes y b) ingresos de capital. Esta clasificación tiene su correlato
en la de Gastos ordinarios, corrientes u operativos y Gastos de capital o inversión.
a) Ingresos corrientes: Están conformados por las entradas de dinero que
no suponen contraprestación efectiva como los impuestos y las transferencias
recibidas; los recursos que suponen algún tipo de contraprestación, es decir, por venta
de bienes, prestación de servicios, por cobro de tasas, derechos, aportes y
contribuciones a la seguridad social y las rentas que provienen de la propiedad.
b) Ingresos de capital: Provienen de la venta de activos, la variación
positiva de la depreciación y amortización, las transferencias recibidas de otros
agentes destinados a financiar gastos de capital, la venta de participaciones accionarias
en empresas y la recuperación de préstamos en la medida de que los mismos se
realizan en cumplimiento de los objetivos que persigue la Administración Nacional.
Esta clasificación permite medir en un único esquema de “ahorro-inversión-
financiamiento” del sector público:
a) los resultados de las cuentas corrientes (ahorro o desahorro), de capital (inversión o
desinversión) y de financiamiento,
b) autoriza la vinculación de las cuentas presupuestarias con las cuentas patrimoniales
del sector público,
c) sirve como elemento de análisis de la estructura y evolución del sistema tributario y
d) se utiliza para el análisis macroeconómico; tiene elementos para evaluar el
rendimiento fiscal de una determinada actividad económica y permite analizar el grado
de afectación del sistema tributario nacional.
NOTA:

La próxima clase culminaremos el examen de la UNIDAD III y en dicha oportunidad les


remitiré un nuevo cuestionario.

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